LA ÚLTIMA PREGUNTA QUE LE HICIERON A JESÚS SUS DISCÍPULOS

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Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Es interesante lo que los discípulos le preguntaron a su Maestro poco antes de su ascenso al Padre, pues—¡fue la última pregunta que le hicieron! Y es que la mayoría de estudiantes bíblicos no comprenden que esta última pregunta encierra toda la esperanza apostólica y cristiana. Por tanto, es muy importante destacarla y entenderla para ser auténticos discípulos de Cristo. 

La última pregunta de los discípulos se halla en el libro de los Hechos de los Apóstoles, capítulo 1 y verso 6, y que dice: “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿RESTAURARÁS EL REINO A ISRAEL EN ESTE TIEMPO?”. Nótese que los discípulos que se habían reunido le preguntaron LO MISMO, al UNÍSONO: “Señor, ¿RESTAURARÁS EL REINO A ISRAEL EN ESTE TIEMPO?”.  Y, ¿por qué le preguntaron eso exactamente? La razón se encuentra en el verso 3, donde dice: “a quienes también, después de haber padecido, se presentó (Jesús) vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles ( a sus discípulos) durante cuarenta días y HABLÁNDOLES ACERCA EL REINO DE DIOS” (el evangelio).

Jesús había resucitado, y por cuarenta días (mes y medio aproximadamente) se les había estado apareciendo a sus seguidores, para hablarles más sobre el REINO DE DIOS. Sí, durante ese periodo de tiempo, Jesús aleccionaba a sus discípulos sobre el tema del Reino de Dios, y de este punto no se movió para nada durante ese mes y medio. De modo que este asunto del Reino de Dios fue algo crucial e importantísimo para Jesús, pues lo motivó a hablarlo durante sus días finales en esta tierra. Debemos entonces tomar conciencia de lo crucial de este tema del Reino de Dios, ya que si no lo comprendemos en su real dimensión, no captaremos la entera misión de Jesucristo como Salvador, Señor, y Mesías. Recuerde que él mismo confesó: “…es necesario que también a otras ciudades anuncie EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS, PORQUE PARA ESTO HE SIDO ENVIADO” (Lucas 4:43).  Entonces está claro que Jesús comenzó (Marcos 1:1,14,15) y finalizó (Hechos 1:3) su ministerio hablando sobre el evangelio del Reino de Dios. ¡Esta fue la verdadera razón por la cual Su Padre lo envió a este mundo hace dos milenios! Ahora es menester que entendamos qué es ese Reino de Dios en su real dimensión.

La Pregunta Oportuna de los Discípulos: 

Hemos visto que la pregunta de los discípulos se produjo justamente porque Jesús se la había pasado hablando con ellos sobre la restauración del Reino de Dios a los ISRAELITAS, durante su seminario intensivo de cuarenta días. Seguramente que el tema de ese seminario debió titularse: “El Evangelio de la Restauración del Reino De David a Israel”,  Lo interesante e importante es que finalmente  los discípulos le hicieron una pregunta oportuna y muy sugestiva a su Maestro, la cual  encerraba y resumía toda la misión de Jesús en la tierra. Para entender lo que Jesús quiso decir por el Reino de Dios, debemos fijarnos en el contenido de la pregunta que le hicieron todos los discípulos reunidos en ese seminario intensivo de cuarenta días. Obviamente aquella última pregunta de los discípulos encerraba todo lo enseñado por Jesús sobre su reino venidero en la tierra, y que involucraba e incumbía a los ISRAELITAS. Ahora bien, dicha pregunta NO fue—como sostienen algunos— inoportuna, torpe, aislada, y errada de un discípulo lento en entendimiento—¡Fue, más bien, la pregunta de TODOS los discípulos al unísono! Entonces: ¿fueron todos los discípulos torpes para no entender lo enseñado por Jesús durante esos cuarenta días?¿Fue acaso Jesús un pésimo Maestro? ¡No lo creo! Jesús no hablaba oscuramente a sus seguidores, sino sólo a sus detractores (Marcos 4:11.12).

Pues bien, si ellos— como discípulos— pudieron entender el tema del Reino de Dios, es obvio que usted—como discípulo de Jesús—puede igualmente entenderlo si dispone su mente y corazón, y extirpa sus prejuicios o ideas preconcebidas que sobre este tema ha recibido de personas indoctas.

¿Qué es el Reino de Dios Exactamente?

El tema central de Cristo fue, sin duda alguna, las buenas nuevas (=evangelio) del Reino de Dios (Lucas 4:43). Como vimos, Jesús comenzó y finalizó su ministerio hablando precisamente de ese reino que se restablecería en la tierra prometida, en ocasión de su segunda venida. Sus discípulos igualmente difundieron este mismísimo evangelio del Reino de Dios por todos lados a donde iban (Lucas 9:1,2).

El Reino de Dios se inaugura en el Antiguo Testamento cuando los israelitas le pidieron a Samuel que constituyera en Israel un rey y un reino como las demás naciones alrededor de ellos. En 1 Samuel 8:5 leemos: “Y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones”.

El reino hebreo comenzó con Saúl, quien vino a ser un hombre rebelde o desobediente a los ojos de Dios. Finalmente este rey fue destituido y reemplazado por un pastor de ovejas llamado David. Con David Dios hace un pacto solemne que decía: “…Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente” (2 Samuel 7:16). Además le prometió Dios: “Para que conforme Jehová la palabra que me habló, diciendo: Si tus hijos guardaren mi camino, andando delante de mi con verdad, de todo su corazón y de toda su alma, jamás, dice, faltará varón en el trono de Israel” (1 Reyes 2:4).                  

El último rey que tuvo la dinastía del rey David fue Sedequías, quien en 586 AC fue destituido del trono de David a manos de Nabuconodosor, rey de Babilonia. Desde esa fecha Israel se quedó temporalmente sin rey y sin reino debido  la infidelidad de muchos de sus reyes. Pero en Ezequiel 21:25-27 veremos que el reino sería finalmente estable eternamente con un príncipe o varón Judío, quien sería justo y recto. Este príncipe aparecería todavía en el futuro, pero cuando lo hiciera, traería—por fin— la justicia y la paz verdaderas al mundo. Sí, Ezequiel, el profeta, anunció que por muchos días Israel estaría sin un rey y reino, hasta que “viniera aquel cuyo es el derecho y a él se lo daría Dios”.

Jesucristo es aquel personaje que tiene el derecho de heredar el reino davídico, puesto que él es el descendiente directo del rey David (Mateo 1:1). Por eso, cuando él vino a la tierra, confesó que había nacido para ser rey. Así se lo manifestó a Pilatos mismo cuando era juzgado por él (Juan 18:37).

Ahora entendemos porqué los discípulos le preguntaron a Jesús si en verdad él iba a restaurar el reino inmediatamente a Israel. Ellos sabían, por los pactos y promesas revelados a los profetas, y a los padres, que un Ungido—el Cristo—reanudaría el reino suspendido de David en Israel. Ellos estaban seguros que Israel sería una monarquía nuevamente, con un rey poderoso y glorioso—¡y lo creyeron inminente!

Dios No ha Rechazado a Su Pueblo Ni a Su Tierra

Millones de Cristianos suponen que el Reino de Dios no es otra cosa que “el reinado de Cristo en nuestros corazones”. Suponen, estos “Cristianos”, que Israel perdió el favor de Dios, y por tanto Dios ya no trata más con su pueblo de antaño porque suponen que “mataron a su Mesías”. Por tanto, los tales llamados “cristianos” enseñan ahora que el reino de Dios es uno de naturaleza “espiritual”, implantado en “el corazón de los hombres”. Otros “cristianos” sostienen que el reino prometido por Cristo es “su iglesia”.  Estas ideas preconcebidas son falacias que deben ser extirpadas de nuestras mentes, pues Pablo fue claro cuando dijo que Dios no ha desechado a Israel al cual desde antes conoció: “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera, porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo (Israel), al cual desde antes conoció…” (Romanos 11:1,2).

Estamos viendo que Pablo afirma que Dios NO ha desechado a Su pueblo Israel al cual desde antes conoció. Esta enseñanza paulina desecha la idea preconcebida de que los Judíos han sido desechados para siempre por Dios “porque supuestamente mataron a su Mesías”. ¿Acaso los apóstoles Judíos mataron a Su Mesías? ¡Absurdo! ¿Acaso no fue la primera iglesia, Judía?

También el apóstol Pablo, como Judío creyente, dice: “Que son israelitas, de los cuales SON la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas” (Romanos 9:4). Nótese que San Pablo dice que de los israelitas SON (no “ERAN”)—entre otras cosas—las promesas. Las promesas que Dios les hizo a los padres (Abraham, Isaac, Jacob, y David), son para los israelitas primeramente, y luego también para los no israelitas convertidos (Gálatas 3:16,29). Entre las promesas que Dios hizo a los padres están la posesión de una “tierra prometida” (Génesis 12:1,2; 13:15, 15:18), y la perpetuidad del Reino de David —llamado igualmente: “El Reino de Dios” (ver 1 Crónicas 28:5)—Ver también: Salmo 132:11, y 2 Samuel 7:12,13. En estos versículos Ud. verá que Dios prometió perpetuar el trono de David, o también llamado: “El Reino de Dios”. Dios le dice a David esto:”Para siempre confirmaré tu descendencia, y edificaré tu trono por todas las generaciones. Él me clamará: Mi padres eres tú, Mi Dios, y la roca de mi salvación” “Yo también lo pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra. Para siempre le conservaré mi misericordia y mi pacto será firme con él. Pondré su descendencia para siempre, y su trono como los días de los cielos. Una vez he jurado por mi santidad, y no mentiré a David. Su descendencia será para siempre, y su trono como el sol delante de mí” (Salmo 89:4,26-30,35,36). En otras palabras, Dios le prometió A David que su reino se extendería hacia el futuro, y que sería para el beneficio de todas las naciones de la tierra, Además, Dios le dijo a él que tendría un descendiente justo que se convertiría en rey, y que sería el Hijo de Dios predilecto, obediente, sabio, y perfecto (véase Hechos 2:29,30; Isaías 9:6,7). Por esta razón David habló de su descendiente, así: “Todos los reyes se postrarán delante de él; todas las naciones le servirán. Será su nombre para siempre. Se perpetuará su nombre mientras dure el sol. Benditas serán en él todas las naciones” (Salmo 72:11,17). Es por eso que la última pregunta de los discípulos concuerda perfectamente con esta promesa divina de un Reino de Dios restaurado en Israel. ¿Acaso no Recordamos que David reinó sobre Israel por cuarenta años, siendo su capital final, Jerusalén?¿acaso no recordamos que Jesús mismo afirmó que Jerusalén sigue siendo la ciudad capital del “gran rey” venidero? (Mateo 5:33-35). Este es precisamente el Reino que Cristo predicó y prometió restaurar. Ahora los discípulos, viendo que Jesús se iría en breve al cielo, le preguntaron si ya era inminente el establecimiento del reino davídico en Israel, pues él lo había estado predicando,  anunciando, y también confirmando, por más de tres años y medio (Lucas 8:1; Romanos 15:8).

El Tiempo de la Restauración Sólo lo Sabe el Padre

La pregunta de los discípulos a Jesús era obviamente justa, correcta, e inevitable, pues estaban finalmente muy interesados en saber el tiempo exacto para la cristalización de la prometida restauración del reino del padre David. En una ocasión anterior—recordemos— cuando Jesús estaba por entrar en Jerusalén —la capital del Reino Davídico— los discípulos pensaron que el Reino prometido sería inmediatamente restaurado con Cristo a la cabeza (Marcos 11:10). En Lucas 19:11 vemos que Jesús se ve precisado a pronunciar una Parábola, con el propósito de hacerles entender que aún no era el tiempo señalado para la tan anhelada restauración del reino davídico. Explicó en su “Parábola de Las Diez Minas”  que “un hombre noble”—él mismo—tenía que ir primero al cielo para recibir la corona de Rey y el reino, y luego volver para tomar su trono en la tierra (v.12). Pero ahora, estando él ya próximo para regresar al cielo, sus discípulos le preguntaron finalmente si su reino se establecería próximamente en Israel  o todavía no. Entonces Jesús sólo se limitó a decirles que el tiempo de la tan anhelada restauración del reino a los israelitas, sólo lo sabe Dios Hechos 1:7). Sin embargo, recordemos que ya antes Jesús había afirmado que “de aquel día y la hora” de su regreso como Rey, nadie lo sabía, ni él ni los ángeles del cielo, sino sólo Su Padre (Marcos 13:32).

Aquí vemos nuevamente que Cristo NO reprende a sus discípulos por aquella inevitable pregunta, diciéndoles algo así como: “Están errados, pues ya nunca más será restaurado el Reino a Israel debido a que me rechazaron mis paisanos”. NO!— Él no les dice eso, ni nada parecido. Simplemente les dice que sólo Dios sabe el tiempo exacto para la tan anhela restauración del reino a Israel. Es decir, Jesús valida la pregunta como correcta y oportuna, pero afirma no saber el tiempo exacto para dicho evento glorioso. Es, pues, más que evidente que durante esos cuarenta días que duró el seminario intensivo de Cristo, él se la pasó explicándoles a sus discípulos acerca de cómo sería su reino milenario en Israel, y qué benéficos le traería al mundo entero.

 ¿Es el Reino sólo para los Judíos?

En Lucas 12:32 Jesús se dirige a sus discípulos como su “manada pequeña”, y a éstos les ofrece su reino. Les dice textualmente así: “No temáis manada pequeña, porque a vuestro Padre os ha placido daros el reino”. Aquí Jesús les habla a Judíos que son sus seguidores. Esta promesa es dada esencialmente a los que le siguen, a los que le sirven y creen, aunque es verdad que éstos eran Judíos de raza. ¿Es entonces el reino para los Judíos de raza únicamente? ¿Qué hay de nosotros, que somos creyentes, y no somos Judíos? ¿Hace Dios distinción entre los creyentes en función a sus razas?¿Heredan los creyentes gentiles (no Judíos) el cielo, mientras que los creyentes Judíos se quedan en la tierra para heredar y restaurar el reino de David? Hay iglesias cristianas que dicen que el reino de David— en Israel— será sólo para los Judíos conversos y no para los creyentes gentiles. ¿Qué dice la Biblia al respecto?

En primer lugar leamos lo que dice Pablo en Gálatas 3:16,29: “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice a sus simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. Y si vosotros (Creyentes Gálatas gentiles) sois de Cristo (cristianos), ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa” . En los versos anteriores (7,9,14) leemos: “Sabed, por tanto, que los que son de fe (no Judíos de raza necesariamente), éstos son hijos de Abraham…de modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham…para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles…”. También es interesante lo que dice Pablo a los creyentes de Efeso (gentiles), lo siguiente: “Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos (a la ciudadanía de Israel) por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación…porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:11-14,18,19). “Que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del Evangelio” (Efesios 3:6).

Entonces la promesa del Reino de Dios recae también sobre todos aquellos creyentes gentiles (no Judíos) que han creído en Cristo. Peruanos, Argentinos, Bolivianos, Canadienses, Italianos, Franceses, Ingleses, Senegaleses, Congoleses, Tibetanos, chinos, Coreanos, Japoneses, etc, pueden heredar el reino de David si creen en Cristo. Dios no hace acepción de personas, pues dice Pablo: ”Porque no hay acepción de personas para con Dios” (Romanos 2:11),

Jesucristo Volverá Para Restaurar el Reino de David en Israel

El Apóstol Pedro dijo: “y él (Dios) envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado: a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas” (Hechos 3:20,21). Compárese esta palabra “restauración” con la de la última pregunta de los discípulos en Hechos 1:3. Es claro, entonces, que el reino israelita lo restaurará Jesucristo cuando regrese por segunda vez al mundo. Así lo afirmó Jesús mismo cuando dijo: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él entonces se sentará en su trono de gloria…entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:31,34). Aquí es importante la segunda venida de Cristo como Rey, ya que ello significará la transformación física de los herederos del reino, pues como Pablo había dicho correctamente: “Pero esto digo, hermanos, que la carne y la sangre (los mortales) no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, En un momento, en un abrir y cerrar de ojos; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (1 Corintios 15:50-52). Entonces, cuando los cristianos logren o ganen su transformación física, recién entonces podrán ver y entrar en el reino glorioso de Cristo—¡No antes! La iglesia de Jesucristo está llamada a participar del reino  de Dios (Santiago 2:5), pero debe antes crecer en el conocimiento de Dios y de Cristo (Juan 17:3) y en los atributos cristianas (2 Pedro 1.5-11). Hoy los incrédulos y los pecadores pueden ver y entrar en la iglesia de Señor sin ser bautizados o convertidos, pero para ver y entrar en el reino de Dios, hay que ser hombres “perfectos”, hombres de Dios, probos, santos, fieles, e inmortales. Esta es la gran diferencia entre la iglesia del Señor y el Reino de Dios. Al Reino de Dios sólo lo podrán ver e ingresar los que son “santos y perfectos” y que han merecido su transformación física— o su inmortalización—- que es lo mismo (1 Corintios 15:53,54). En buena cuenta, los que hereden y sean parte del reino de Dios, gozarán de la vida eterna con todos los salvos de todas las naciones y épocas.

Recordemos que Jesús volverá a esta tierra, no sólo para transformar o inmortalizar a sus seguidores, sino también para sentarse en su trono de gloria, lo cual indica que él se  posará en un trono en la tierra. Este trono será el de David su padre, según está especificado en Lucas 1:31-33, y que dice: “Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús (La Anunciación del ángel). Este (Jesús) será grande y será llamado Hijo del Altísimo: y el Señor Dios le dará el trono de David su padre, y reinará sobre la casa (país) de Jacob (Israel) para siempre, y su reino no tendrá fin”. Por cierto que los cristianos también se sentarán en sus respectivos tronos de gloria en el reino de Dios, pues Jesús les dijo a sus apóstoles: “Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mi, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel” (Lucas 22:29,30), Obsérvese que siempre el reino tiene que ver con Israel. Pero lo trágico es que millones de “cristianos” no quieren tomar literalmente estas profecías, y más bien prefieren darles una explicación “alegórica” o “espiritual”. Pero si quieren hacer esto, entonces la Anunciación deberá ser igualmente interpretada “alegóricamente” o ”espiritualmente”.  Pregunto: ¿nació realmente y literalmente Jesús de una mujer joven y virgen? ¿estuvo literalmente embarazada María? o, ¿entenderemos la anunciación como algo “simbólico” también?

 El Reino es la Esperanza de la Iglesia

Jesucristo enseñó que “busquemos primero el reino de Dios y su justicia” (Mateo 6:33). También enseñó a que orásemos por su venida para que se haga— por fin— la voluntad de Dios en la tierra como se hace en el cielo (Mateo 6:10). Del mismo modo, Jesús afirmó que aquellos que “miran hacia atrás” no son dignos de su reino (Lucas 9:62). También aseveró que “difícilmente un rico puede entrar en él” (Mateo 19:23). A Nicodemo Jesús le dijo que “tenía que nacer de nuevo” para ver y entrar en su reino (Juan 3:3,5). De modo que el Reino es algo que se puede ver y entrar si se “renace” en Cristo.

Aun los apóstoles creyeron en el reino venidero de Jesús. Por ejemplo, el apóstol Pablo afirmó “que es a través de muchas tribulaciones que entraremos en el reino de Dios” (Hechos 14:22). Por su parte Pedro dijo en 2 Pedro 1:5-11, y en especial en el versículo 11, lo siguiente: “Porque de esta manera (madurez espiritual) os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y salvador Jesucristo”. También Pablo dijo que los pecadores incorregibles no podrían de ningún modo entrar en él, salvo que se arrepintieran a tiempo (Gálatas 5:19-21). Santiago afirma que sólo los “ricos en fe”, serán los herederos de ese magnífico reino en la tierra (Santiago 2:5).

Entrar, pues, en el reino, es obtener la vida eterna y la salvación, según se desprende del diálogo del joven rico con Jesucristo de Mateo 19:16-23. En estos versos aparecen las frases “vida eterna”, “reino de Dios”, y “ser salvo”, Aquellos que no logren entrar en el reino de Dios, se deberá únicamente al hecho que no fueron dignos de él (2 Tesalonicenses 1:5). Es por esto que es muy importante buscar el reino de Dios y su justicia, porque ello significa ganar la salvación —¡Esto no lo comprenden millones de Cristianos!

Es verdad que el Reino de Dios es un “reino celestial”, porque precisamente es “de Dios”. Por tanto, las frases: “Reino de Dios” y “Reino de los cielos” son equivalentes. Nótese que nunca aparece en la Biblia la frase: “Reino EN los Cielos” sino “Reino DE los cielos”. Es decir, que procede de los cielos—¡De Dios! Es trágico que millones confundan el reino de los cielos con el mismo CIELO. Sí, hay millones de “cristianos” que sostienen que heredar el “reino de los cielos” significa heredar el mismo cielo—¡Craso error! Definitivamente ni Jesús, ni sus apóstoles, enseñaron que iríamos al cielo para vivir con Dios y los ángeles (Juan 13:33) (Véase también Mateo 5:5; Salmo 37:9,11,22,29,34, Proverbios 2:21,22—nótese que dice: “los perfectos permanecerán en la tierra”).

El Reino de Dios Significará La Justicia y la Paz Mundiales

El Reino de Dios significará la justicia y la paz en la tierra, pues recordemos que Jesús nos mandó a “buscar el reino de Dios y su justicia” (Mateo 6:33). Y el profeta Isaías claramente anuncia: “He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en Juicio” (Isaías 32:1). Y también Isaías predijo: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto” (9:6,7). Y en 2 Samuel 23:3,4 se nos anuncia lo siguiente: “El Dios de Israel ha dicho, me habló la Roca de Israel: Habrá un justo que gobierne ENTRE los hombres, que gobierne en el temor de Dios. Será como la luz de la mañana, como el resplandor del sol en una mañana sin nubes, como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra”

Por otro lado, la influencia mundial del reino de Cristo se deja ver en los siguientes pasajes de la Escritura: Daniel 2:44, que dice: “Y  en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre”. También el salmista David (72:7-9,11) lo anuncia diciendo: “Florecerá en sus días justicia, y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna. Dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra. Ante él se postrarán los moradores del desierto, y sus enemigos lamerán el polvo…todos los reyes se postrarán delante de él; todas las naciones le servirán”. Leer todo el Salmo 72, También Daniel 7:13,14 y Miqueas 4:1-4. Todas estas profecías aseguran que sólo habrá un solo gobernante mundial que domine con autoridad de Dios, y con vara de hierro. ¿Se imagina usted un mundo con un solo gobernante mundial?¿Se imagina usted que las naciones del mundo se sujetarán de buena gana a este magnífico líder mundial que está por venir desde los cielos? Será ciertamente: “¡El deseado de todas las naciones!” (Hageo 2:7). Sí, será el gobernante ideal que todo pueblo ha anhelado tener en el poder.

¿Está Ud. buscando y pidiendo este estupendo reino de Dios y su justicia? (Juan 6:10,33). ¡Es un mandamiento de Jesucristo! Sin embargo, cuántos aún ignoran que este reino milenario es la única esperanza que tiene la humanidad para tener paz y justicia verdaderas. No es “escapando al cielo” como vamos a lograr obtener la felicidad, la justicia, y la paz que anhelamos. Eso querría decir que el diablo triunfó al lograr la destrucción de la tierra, y arrojar a los hombres al cielo. ¿acaso no recordamos que Dios creó la tierra para que fuese habitada por los hombres? (Salmos 115:16). ¿Trastocará el diablo los propósitos de Dios para con la tierra? ¡De ningún modo! Pero los que afirman que iremos a vivir en el cielo, están desvirtuando todo el propósito de Dios de restaurar todas las cosas como eran al principio. Es obvio que la palabra restaurar quiere decir “reponer, recuperar, recobrar, reparar, renovar o devolver a una cosa su estado o estima original”. En buena cuenta, Dios pondrá todas las cosas como él se lo propuso en un principio. La restauración de un mundo paradisíaco significará el fin de la violencia humana y animal, y también el final de  la depredación de la flora y fauna, y de la contaminación ambiental. Además significará la destrucción de todos los perversos e incorregibles del planeta (Salmo 37:9). Será el fin del dominio de los hombres para dar paso a la gobernación de Dios en la tierra como se efectúa en el cielo. 

Desgraciadamente, La gran mayoría de los hombres están buscando solucionar sus problemas a espaldas de Dios, como si Él no existiera. La ONU, por ejemplo, fue creada para traer la paz en el mundo, y ya vemos cómo ésta no ha podido lograr la tan anhelada paz mundial. Hoy más que nunca, el mundo está envuelto en guerras interminables que aniquilan a miles y miles de hombres inocentes. El hombre no sabe que el problema del mal está en el hombre mismo, en su naturaleza pecaminosa y egoísta. Los hombres no entienden que ellos no pueden corregir los males del mundo por sí mismos, pues se encuentran lejos de su Hacedor.  La mayoría de ellos únicamente viven sólo para satisfacer sus deseos egoístas, sin importarles sus semejantes. Sólo un necio corrupto puede decir que no hay Dios (Salmo 14:1). 

Jerusalén, La Ciudad Capital del Reino

La Biblia es clara cuando dice que Jerusalén será la ciudad capital del reino venidero de Dios. Dice el profeta Jeremías así: “En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón” (3:17). Hay infinidad de pasajes en la Biblia donde se menciona a Jerusalén como una ciudad superimportante del futuro, y en donde confluirán todos los pueblos de la tierra. Será la capital mundial y el centro del mundo—el lugar donde estarán los tronos de los futuros gobernantes inmortales. Dice también el salmista David sobre Jerusalén, así: “Porque Jehová ha elegido a Sión; la quiso por habitación para si. Este es para siempre el lugar de mi reposo; aquí habitaré, porque la he querido…allí haré retoñar el poder de David; he dispuesto lámpara a mi ungido. A sus enemigos vestiré de confusión, más sobre él florecerá su corona” (132:13,14,17,18). También dice el salmista, de este modo: “Jerusalén, que se ha edificado como una ciudad que está bien unida entre sí. Y allá están las sillas del juicio, los tronos de la casa de David. Pedid por la paz de Jerusalén: Sean prosperados los que te aman” (122:3-6). Nótese que se habla de “los tronos” de la casa de David (en plural). Esto concuerda con lo prometido por Jesucristo a sus apóstoles, en el sentido que ellos también se sentarían en sus propios tronos, en el reino restaurado de David en Jerusalén (Mateo 19:28). Ahora bien, Jesús extiende su invitación para que todos sus seguidores permanezcan fieles para que puedan participar en su trono y reino. Dice él, así: “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono” (Apocalipsis 3:21). Además él prometió también: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones” (Apocalipsis 2:26). Y para terminar este acápite sobre Jerusalén, sería bueno recordar Miqueas 4:1-3, que dice: “Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos. Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra”. 

El Reino de Dios es el Evangelio Verdadero

Sí, el Reino de Dios es el evangelio de Cristo. En diferentes pasajes de la Escritura veremos que el Reino de Dios y el evangelio, son sinónimos. En Marcos 1:1,14,15 encontramos un excelente ejemplo de esto. Dicen estos versículos de este modo: “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios…después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado, arrepentios, y creed en el evangelio”. En la cita bíblica mostrada arriba, es obvio que cuando se habla de creer en el evangelio, lo que se quiere decir es que creamos en el Reino de Dios, y en su Rey, Jesucristo.  Además, Pablo dice que el evangelio es poder de Dios para SALVACIÓN para todos los que lo creen de todo corazón (Romanos 1:16). Y cuando Jesús dejó señales concernientes a los últimos días, él dijo que antes de su regreso en gloria para establecer su reino, sus verdaderos discípulos estarían proclamando dicho reino por todo el mundo para testimonio a todas las naciones. Dice así en Mateo 24:14: “Y será predicado este evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin”.  Entonces,  ¿qué más pruebas podemos pedir para saber y entender lo que es verdaderamente el evangelio de Cristo?

Finalmente veremos a Pablo predicando este mismo evangelio del Reino en diferentes partes del mundo, según lo podemos constatar en Hechos 19:8;20:25;28:23,30,31. Es claro que el asunto del reino de Dios era de primera importancia para Cristo y sus apóstoles (Lucas 9:1,2), ¿Lo es para Ud., estimado hermano? Pablo dijo que seamos sus imitadores, así como él lo era de Cristo mismo (1 Corintios 11:1). ¿Lo está Ud. imitando a él en este quehacer evangélico? Muchos—desgraciadamente—no lo están haciendo, pues han pensando que el evangelio es solamente Cristo mismo, es decir: Su Muerte, su sepultura, y su resurrección al tercer día (1 Corintios 15:1-6). Esta creencia es media verdad, pues ya hemos visto que Jesús mismo tilda al Reino de Dios con el título de: “el evangelio” (Lucas 4:43, Mateo 24:14)—¡Y fue el principio de su evangelio! (Marcos 1:1,14,15). Por eso, predicar el evangelio es predicar el reino de Dios, como también lo es sobre la muerte, sepultura y resurrección de Jesús—¡Todo junto!

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AVISO PARA MIS QUERIDOS DETRACTORES «TRINITERCOS» y «BINITERCOS»

Marito_IIEstimados amigos «unifóbos» (los que odian a los unitarios) que visitan mi blog Unitario Sociniano regularmente:

Con mucha Frecuencia recibo correspondencia de personas que me piden mi opinión sobre determinados pasajes bíblicos supuestamente «trinitarianos» o «binitarianos», y la verdad es que muchos de esos versículos que me presentan ya están comentados en mis diferentes posts que aparecen en mis blogs. Así que lo único que ustedes tienen que hacer es ir a los tags y buscar la palabra «Trinidad» y hacer clic en ella  y entonces aparecerán todos los artículos que tratan sobre este tema controversial y con seguridad encontrarán las respuestas a sus preguntas. Haciéndolo así, ustedes me ahorrarán tiempo y energía para dedicarlos a escribir más diálogos de Jaimito Nerd  con su papi Trinitario, y muchos otros temas que serán del deleite de todos ustedes.

Espero su comprensión cristiana.

Vuestro muy amado servidor,

Ingº Mario A. Olcese (Apologista)

LAS BUENAS NOTICIAS DE JESUCRISTO

 

 sagradafamilianeixementbx8Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

 

Jesús es el Mensajero de Dios:

        En Lucas 4:43 Jesús revela a sus seguidores la razón por la cual él fue enviado por Su Padre al mundo. Millones de cristianos han pasado por alto o ignorado este pasaje lucano. Son las mismísimas palabras de Jesucristo, quien dice: “…es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado”. ¿Notó lo que dijo Jesús? Él dijo que fue enviado para anunciar el reino de Dios. Él vino a proclamar un mensaje glorioso para todos los pueblos y naciones de la tierra, nunca antes predicado por hombre alguno. (Ver Hechos 10:36). A este reino de Dios Jesús lo llamó: “El evangelio”. Jesús luego dirá que el mensaje que predicarán sus verdaderos seguidores será: El Evangelio del Reino de Dios. Veamos lo que Jesús dice en Mateo 24:14: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”.

        Ahora bien, la pregunta más común que cualquier estudioso de la Biblia se hace es ésta: ¿Qué quiere decir la Biblia con la palabra “evangelio”? Y es que esta palabra es muy común en todo el Nuevo Testamento, pues ella aparece más de cien veces. En Marcos 1:1 el evangelista Marcos comienza diciendo: “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”. En el versículo 15 Marcos informa que Cristo exigía a sus oyentes a que se arrepintieran y creyeran en el evangelio. Pero antes de responder qué es el evangelio, examinemos primero la importancia que tiene dicho evangelio para el hombre.

La Importancia del Evangelio de Jesús:

        Es hora que los cristianos conozcan el verdadero evangelio de Cristo—¿por qué? ¡Porque trae salvación! Leamos lo que dice Pablo en Romanos 1:16: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente y también al griego”. También leemos algo similar en Efesios 1:13, donde el apóstol Pablo dice: “…el evangelio de vuestra salvación y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu de la promesa.” Jesús vino a dar sentido y propósito a nuestra efímera existencia. Lo sorprendente es que millones de cristianos nominales no tienen ni la más mínima idea de lo que es el evangelio de Cristo. San Pablo dice que el evangelio tiene poder para salvar si lo creemos de verdad. Pero nadie puede creer o aceptar algo que no comprende, por tanto, nuestra misión será hacerle entender de qué se trata ese singular evangelio (=buenas noticias) de Jesucristo. Vea también Apocalipsis 12:10, en donde descubrirá que la salvación, el poder, y el reino, vienen juntos. Es evidente que la salvación es entrar al reino, y entrar al reino es ganar la vida eterna (Escudriñar Mateo 19:16-25). Concluimos entonces que la salvación, el reino, y la vida eterna, caminan de la mano.

Entendiendo el Evangelio de Jesucristo:

        Pues bien, siendo que evangelio significa literalmente “buenas noticias” o “buenas nuevas”, pregunto: ¿De qué se tratan esas buenas noticias? Si yo le digo a usted que le traigo buenas noticias y no le revelo de qué se tratan, ¿valdrá de algo? De igual manera, si yo le digo que le traigo el evangelio (=‘buena noticia’) y no le explico de qué se trata, ¿tendrá sentido para usted? ¡De ningún modo! Usted necesita entender con su mente e inteligencia lo que Cristo vino a anunciar hace dos milenios (Efesios 5:17; Romanos 12:2; Efesios 1:17,18; Colosenses 2.2). Millones están ciegos porque Satanás es experto obscureciendo el evangelio salvador de Cristo. Este adversario del hombre no quiere que el mundo perdido vea la luz del evangelio de la gloria de Cristo. Él quiere mantenerlo ciego y en tinieblas espirituales para que usted no se salve. Pablo es claro cuando les dice a los creyentes de Corinto: “En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4). Aunque le parezca duro lo que le voy a decir, lo cierto es que si usted no quiere creer o entender el evangelio de Cristo, es porque usted está cegado por el dios de este mundo—El diablo. El enemigo le hará creer o entender que usted está oyendo una locura de fanáticos religiosos. Nuevamente Pablo les dice  los corintios: “Porque el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura…” (1 Corintios 2:14). Para los creyentes la “locura del evangelio” significa salvación eterna. Dice Pablo nuevamente: “…agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1 Corintios 1:21). Y también añade él: “Porque la palabra de la cruz es locura para los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.” ( 1 Corintios 1:18).

El Evangelio del Reino de Dios:

        Es claro que el evangelio que debe ser predicado a todas las naciones es “el Reino de Dios”. Jesús vino a proclamar un mensaje glorioso para todos los pueblos y naciones de la tierra, nunca antes predicado por hombre alguno. Jesús fue un mensajero de buenas noticias de esperanza y salvación (Ver Hechos 10:36). En Lucas 8:1 se lee lo siguiente: “Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él.” Es evidente que Cristo y sus apóstoles estaban de acuerdo predicando el evangelio del reino de Dios. Pues bien, ¿están las iglesias de hoy predicando este mismo evangelio?¿Su iglesia lo predica?¿Lo ha oído usted antes? Probablemente nunca. Esta es la tragedia de las iglesias—¡Han perdido el singular evangelio llamado el reino de Dios!

        En Hechos 8:12 leemos del evangelismo de un prominente cristiano llamado Felipe. Según este registro Neo-Testamentario: ¿Qué predicaba Felipe? El texto dice claramente como sigue: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del Reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.” Aquí tenemos a Felipe, un cristiano prominente, predicando a Jesús y su Reino (el evangelio). Hoy los líderes de la iglesias predican a Jesús, pero nunca, o casi nunca, ellos predican sobre su reino. Nótese además que Felipe bautizaba a los que habían creído en Cristo y en su evangelio del reino. Le pregunto: ¿Se bautizó usted habiendo creído en el nombre de Jesús y en el evangelio del reino de Dios? Millones de infantes o bebés han sido bautizados en la pila bautismal sin haber creído en Cristo ni en su evangelio del reino. ¿Valdrá tal bautismo? Según las Escrituras: NO!

        Y para terminar este acápite, leeremos una última referencia del reino en el libro de los Hechos 28:23,30, y 31. En estos versículos veremos que Pablo (en Roma), predicaba lo mismo que Felipe: el Reino de Dios y el nombre de Jesucristo.  Por cierto que Pablo esperó que los creyentes le imitaran en este mismo quehacer evangélico, predicando igualmente el reino de Dios y el nombre de Jesucristo (1 Corintios 11:1).

Falsos Evangelistas y Evangelios Incompletos:

        El apóstol Pablo advirtió a los cristianos a no sucumbir en el engaño de los falsos evangelios promovidos por falsos maestros. Ya en su época él había previsto la infiltración de falsos mensajes con la etiqueta de “apostólicos”. En Gálatas 1:6-10 podemos leer esta importante exhortación paulina, con estas tajantes palabras: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema., como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguien os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.”  

        El catolicismo romano elaboró su propio evangelio que ha sido llamado: El evangelio Social. Pero este evangelio es totalmente diferente al evangelio del reino predicado por Jesús y sus seguidores. Dicho Evangelio Social promueve el cambio del mundo por los esfuerzos humanos o acciones humanitarias. En cambio, el evangelio de Cristo es la renovación de nuestro mundo a través de la intervención Divina, al instaurarse un régimen divino y teocrático en la tierra en la persona del Mesías elegido: El Señor Jesucristo.

El Significado de la Palabra Reino:

        La palabra reino es muy conocida por todos nosotros. Hemos oído del reino de Inglaterra, de España, de Italia, de Jordania, etc. Un reino es una forma de gobierno. Es una monarquía real con un rey, territorio, súbditos, y leyes. Ahora bien, la Biblia habla de reinos. Tenemos un ejemplo en Daniel 2:37-39, donde el profeta Daniel registra que Nabuconodosor era rey de reyes, el monarca del reino babilónico. Aquí tenemos la evidencia de que un reino es una monarquía real, con un soberano autoritario y poderoso. También Daniel revela que los reyes de Medo-Persia, Grecia, y Roma gobernarían sus respectivos reinos en el futuro. Daniel profetizó que en los días de diez reyes o líderes mundiales venideros (representados por los diez dedos de una colosal imagen), el Dios del cielo levantaría un reino (Gobierno) mundial que desplazaría y destruiría precisamente a estos diez países confederados (¿El Mercado Común Europeo?). Luego el profeta ve que dicho reino divino (representado por una roca—la cual simboliza al Mesías y su reino) cubre todo el planeta tierra. Aquí el profeta está viendo el reinado milenario y mundial del Mesías, con todo su poder y gloria, inmediatamente después de su Parusía o Segunda Venida personal a la tierra.

        El Reino de Dios es un GOBIERNO político y teocrático, el cual traerá la paz y la justicia verdaderas a la tierra. El profeta Isaías dice del reino de Dios lo siguiente: “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite” (9:7). ¡Cuántos no anhelamos una paz y justicia duraderas para todos los pueblos de la tierra! El mundo ha vivido en guerras siempre y los hombres nunca han vivido en una paz verdadera y global. Hoy hay prácticamente paz en nuestro continente americano, pero en otros lugares, y en otros continentes, existen guerras étnicas, y conflictos entre naciones. La Biblia nos dice que un rey gobernará con VARA DE HIERRO. En Apocalipsis 12:5 leemos: “Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones…” También el profeta Isaías predice: “He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio”(32:1).

Jesucristo, el Rey de Israel:

        Hemos visto que Cristo será Rey pero, ¿desde dónde gobernará?¿Quiénes serán sus súbditos? ¿Y con quién gobernará? Pues bien, estudiemos lo que el ángel Gabriel le dijo a María, cuando iba a concebir a su hijo Jesucristo: “Y ahora concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.” (Lucas 1:31-33). Esta promesa angelical ha sido pasada por alto por millones de llamados “cristianos”. Pero es importante que entendamos que aquí hay una promesa concreta aún no cumplida. Aquí se habla del ‘trono de David’ y de ‘la casa de Jacob’: ¡Sobre éstos reinará Jesús! Cuando Pilato interroga a Jesús : “¿Luego, eres tu Rey? Jesús le responde: Tu dices que yo soy Rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad…” (Juan 18:37). Aquí vemos que Jesús admite abiertamente que el nació para ser Rey, y para eso vino al mundo, para dar a conocer esta verdad. Sí, Jesús tendrá un trono—el de David su padre— y tendrá un territorio, la casa o el país de Jacob (=Israel). Esto quiere decir que Jesús es de “sangre azul o real”, pues desciende de un rey y de un reino israelita (Mateo 1:1). Efectivamente, Israel fue gobernado por reyes judíos, comenzando con Saúl, luego David, después su hijo Salomón, etc., hasta que en el año 586 A.C, el último rey judío Sedequías fue destronado por Nabuconodosor, rey de Babilonia. Es decir, hace más de 2,500 años que Israel dejó de tener una monarquía para convertirse en un país democrático a partir de 1948. No obstante, Dios le prometió a David que no le faltaría un descendiente en su trono (2 Samuel 7:12-17; 1 Crónicas 17:11-14; 2 Crónicas 7:18). En buena cuenta, Israel volverá a ser una monarquía como lo es su actual vecino, el reino de Jordania.       

         En Apocalipsis 12:5 hemos visto que un varón regirá el mundo con mano firme y sólida como el hierro. Pero: ¿Quién es ese misterioso varón? La respuesta la da el apóstol Pedro cuando dice: “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesucristo, varón aprobado por Dios…” (Hechos 2:22). Aquí se le llama a Jesucristo: varón de Dios. Y en Hechos 17:31 Pablo dice: “Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”. Notemos que aquel varón designado por Dios para ser juez y rey, fue resucitado de entre los muertos. ¡Esta es una clarísima alusión a Jesucristo! (Leer también 2 Samuel 23:3).

        Sabiendo que Jesucristo es el Rey del reino o gobierno venidero de Dios, ¿qué más detalles tenemos de su gobierno? En el Salmo 72:7,8 encontramos más detalles del mismo con estas palabras proféticas: “Florecerá en sus días justicia, y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna. Dominará de mar a mar y desde el río hasta los confines de la tierra”. Aquí vemos que Dios promete un gobierno mundial de paz y justicia duraderas, y las naciones del mundo estarán bajo su control y dominio. En un mundo donde no hay justicia, no puede haber paz. Las injusticias sociales y económicas necesariamente se traducen en descontento y violencia. Los hogares están destruidos y violentados por las injusticias. Toda injusticia es pecado (1 Juan 5:17). Hay injusticia en los robos, adulterios, mentiras, en la explotación del hombre por el hombre, en las desigualdades educativas, en la discriminación racial, etc. Se necesita urgentemente un nuevo orden social, político y económico ideal y perfecto. Pero lo ideal y perfecto no puede venir de hombres imperfectos. Mientras existan el egoísmo y el afán de lucro desmedidos, no se podrá alcanzar la justicia y la paz verdaderas. El pecado acarrea la injusticia necesariamente. Y pecado es trasgresión o violación de las leyes de Dios que se resumen en el amor (1 Juan 3:4; Romanos 13:10).        

          Jesucristo es también llamado “El deseado de todas las naciones” (Hageo 2:7), pues es el único que, siendo hombre, es también el Hijo de Dios. Jesús afirmó que mantiene una unidad perfecta con Su Padre (Juan 10:30). Su enseñanza y educación no provienen de una excelente universidad americana o europea, sino de Dios. Dios es su Maestro (Juan 8:28). Él recibió de Su Padre la mejor instrucción para solucionar los problemas humanos. ¡Las enseñanzas de Jesús son las mismas enseñanzas de Dios! (Juan 14:10,24).

Jesucristo Sabrá Cómo Reinar bien:

         El apóstol Pablo reconoció que la Palabra de Dios instruye y hace perfecto al hombre (2 Timoteo 3:16). Dios ha perfeccionado a Su Hijo Unigénito Jesucristo a través de la obediencia a Su palabra (2 Timoteo 3:15-17). Sí, Jesús desde niño se iba perfeccionando con la palabra de Dios. Él discutía con los sabios de la época sobre lo escrito en los rollos del Antiguo Testamento, y se hacía cada vez más sabio y entendido. Sí, Jesucristo es la sabiduría de Dios (1 Corintios 1:24). Cuando Jesús gobierne este mundo desde Jerusalén, él emitirá decretos efectivos que traerán resultados positivos para todos los pueblos y naciones (Miqueas 4:1,2). En Isaías 55:11 Dios dice de Su Palabra lo siguiente: “Así será la palabra que sale de mi boca; no volverá a mi vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”. Sus leyes para la reestructuración de nuestra sociedad tendrán resultados beneficiosos (Hechos 3:19-21). Con él no habrá derroche de riquezas, ni políticas equivocadas. La improvisación no existirá en su gobierno. Cristo regirá con sabiduría de Dios ( 1 Corintios 1:24). El sabio Salomón dijo: “Pero la sabiduría es provechosa para dirigir (Eclesiastés 10:10). Sí, para dirigir una nación o todas las naciones en su conjunto se requiere de verdadera sabiduría—la sabiduría de Dios! Los gobernantes han fracasado en sus planes y objetivos trazados para un buen gobierno porque les ha faltado la sabiduría de Dios. Los gobernantes de hoy y de antes han gobernado a espaldas del pueblo y trágicamente también sin tener en cuenta a Dios. La Biblia dice que “el principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza” (Proverbios 17:1). Pero Cristo sí sabrá gobernar el mundo, porque él es la sabiduría de Dios, y sus súbditos serán hombres mansos y deseosos de obedecer sus leyes. Los malos e incorregibles habrán sido destruidos por Cristo en su segunda venida.

La Iglesia Será coheredera del Reino de Cristo:

        La iglesia de Jesús, compuesta por todos sus santos seguidores, tendrá la herencia del reino de Cristo. El apóstol Pablo escribió esto a los cristianos de Roma: “Porque a los que antes predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos llamó; y a los que llamó, a éstos también glorificó.” (8:29,30). Notemos que Dios predestinó a hombres y a mujeres para glorificarlos, pero: ¿Qué significa eso? Pablo vuelve  decir: “Pero nosotros debemos siempre dar gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo”(2 Tesalonicenses 2:13,14). Nótese que los creyentes van a recibir la misma gloria de Jesucristo. ¡Esto es muy claro! Ahora bien, Pablo dice: “Y si hijos también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.” (Romanos 8:17). Observe ahora que nuestra glorificación tiene que ver con heredar de Dios y coheredar con Cristo, si es que padecemos juntamente con él. Ahora viene otra pregunta: ¿Qué heredaremos de Dios y qué coheredaremos con Cristo? La respuesta la da Jesús en Mateo 25:31,34, cuando dice: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria…entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Cuando Cristo vuelva nuevamente, su iglesia heredará el reino de Dios con Cristo. Sí, la iglesia está llamada a reinar con Cristo en el reino de Dios, pues Pablo también dice: “Si sufrimos, también reinaremos con él…” (2 Timoteo 2:12). Y en Apocalipsis 5:10 Juan escribe: “Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes y reinaremos sobre la tierra” (Apocalipsis 5:10). La glorificación implica entonces nuestra coronación para ser reyes en el reino de Cristo que se establecerá en esta tierra.

La Sede del Reino de Dios:

        Como el reino de Dios le será restaurado a Israel (Hechos 1:6), debemos averiguar dónde se asentó el trono del reino israelita hasta los tiempos de Sedequías, su último rey, destituido en 586 A.C. En primer lugar, la Biblia nos dice que desde Saúl hasta Sedequías, el trono se estableció en Jerusalén. Por ejemplo, David reinó 33 años en Jerusalén (1 Reyes 2:11). Luego Salomón, su hijo, se sentó en su trono (el de David) en Jerusalén por 40 años, y luego murió ( 1 Reyes 11:42). Y así se sucedieron los reyes judíos hasta Sedequías. De modo que Jerusalén fue la sede del trono del reino de Dios. Recordemos que el reino israelita era el reino de Dios (1 Crónicas 28:5), y este reino de Dios “finalizó” con Sedequías en 586 A.C. Pero Jesús habló de la restauración del reino de Dios en su persona (Hechos 1:3,6,7). Entonces, si el reino de Dios va a ser restaurado, tiene que ser en el mismo lugar donde estuvo antes, es decir, en Jerusalén. Efectivamente, Jesús afirma que Jerusalén en la ciudad del gran rey (Ver Mateo 5:33-35). Pero para que Dios le restaure al pueblo hebreo el reino de Dios, Jerusalén tiene que estar bajo el control judío. Pero por espacio de dos milenios Jerusalén estuvo en manos de los no judíos, en tanto que el pueblo hebreo estaba en la diáspora o dispersión mundial. La profecía parecía imposible de cumplirse hasta la formación del estado judío el 12 de Mayo de l948. Desde esa fecha los judíos regresaron a su tierra, y 19 años después recuperan la capital Jerusalén. 

El Renacimiento del Estado de Israel El 12 de Mayo de 1948:

        Muy pocas personas comprenden la importancia que tiene Israel en el escenario mundial. Las mayorías ignoran que la restauración del estado de Israel en 1948 tiene un propósito divino. Sí, millones de personas desconocen que esta es una generación única que ha visto una revolución en la política, en la economía, y en las ciencias. Esta generación ha tenido el privilegio de ver renacer el moderno estado judío tal como lo predijo Dios en Deuteronomio 30:3-5. Este pasaje debe ser leído con atención, pues habla del retorno final de los judíos de la diáspora mundial a su tierra, Israel. En Ezequiel 11:17 leemos además: “Di, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Yo os recogeré de los pueblos, y os congregaré de las tierras en las cuales estáis esparcidos, y os daré la tierra de Israel”. En Lucas 21:24 Jesús predijo la dispersión mundial de los judíos (la cual ocurrió en el año 70 d.C), y la consecuente dominación de Jerusalén por las naciones gentiles hasta los tiempos postreros. Finalmente el pueblo judío recuperaría su capital, y recibiría a su Mesías esperado. Esta restauración del pueblo judío en su tierra ocurriría en la última generación de este mundo caótico (Mateo 24:34).

El Rito de Iniciación Para Heredar el Reino:

          Para tener parte en el glorioso reino de Cristo como “reyes y sacerdotes”, hay que seguir algunos pasos de iniciación. Recordemos por un instante la entrevista privada que tuvieron Jesús y el fariseo Nicodemo, registrada en el evangelio de Juan: “Respondió Jesús (a Nicodemo) y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de AGUA  y del ESPÍRITU, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”. (3:3-8).

          Aquí encontramos la “fórmula” para poder ver y entrar en el Reino de Dios. Primero, usted tiene que “nacer de agua”. Agua es sinónimo de purificación y representa el bautismo por inmersión. En Hechos 2:38 Pedro les dice a sus paisanos judíos: “Arrepentios, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. Nótese que después del bautismo se recibe el Espíritu de Dios. Los nuevos creyentes bautizados eran añadidos a la iglesia de Cristo (Hechos 2:41). La palabra del evangelio del reino convierte al pecador, y lo impele a tomar la decisión de bautizarse para recibir el perdón de sus pecados pasados, y tener el camino despejado para entrar en el reino venidero (Efesios 5:26). Aquel hombre nuevo “renacido” recibe el sellamiento del Espíritu Santo, a fin de dar frutos espirituales. ¡Vivirá para el Espíritu y no más para la carne! Pedro además añadirá: “Siendo renacidos no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”. Pero recuerde bien, el bautismo viene como consecuencia de haber creído en el evangelio del reino de Dios y en el nombre de Jesucristo (Hechos 8:12). Además, tome nota sobre la importancia del bautismo en el siguiente texto: “El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias d la carne, sino como una aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo. (1 Pedro 3:21)”.

Invitación del Señor Jesucristo:

        Dice Jesús: “¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.” “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas de la ciudad.” “He aquí que yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” “Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Apocalipsis 22:7,12, 14,17).

 

ENTREVISTA PRIVADA CON EL SEÑOR JESUCRISTO

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“Esta es una entrevista ficticia realizada en algún lugar del más allá, pero que trata un tema bíblico central y real que pocos conocen”.

(TEMA TRATADO:  EL REINO DE DIOS)

Pregunta # 1: 

Entrevistador:  Señor Jesús: ¿me podrías decir para qué te envió Dios al mundo? 

Jesucristo:  Yo dije claramente que era necesario que yo anunciase el evangelio del reino de Dios; porque para esto fui enviado por mi Padre al mundo (Lucas 4:43). Esta verdad es ignorada hoy por millones de llamados cristianos, quienes sólo tienen ideas vagas acerca de la razón de mi venida al mundo hace dos milenios. La mayoría de ellos creen que yo vine a salvarlos, pero que en realidad no saben qué significa esa palabra exactamente. 

Pregunta # 2: 

Entrevistador:  Señor Jesús, ¿Estás diciendo que el reino de Dios es tu evangelio? 

Jesucristo:  Claramente dije hace dos milenios que fui enviado a predicar el evangelio del reino de Dios (Lucas 4:43). Además, ¿no has leído el libro del evangelista San Marcos? Él escribió sobre mi ministerio, como sigue: “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios…después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios” (Marcos 1:1,14). Es obvio que el reino de Dios es mi evangelio para el mundo. Ah, y entiéndase por “evangelio” como ‘buenas noticias’ o ‘buenas nuevas’. Esto quiere decir que yo fui enviado al mundo para predicar buenas noticias a todos los hombres de buena voluntad, y esas buenas noticias tienen que ver con mi reino mesiánico en la tierra en un futuro próximo. Además, el evangelio comprende mi obra redentora en la cruz y mi gloriosa resurrección, como claramente lo expresó mi apóstol Pablo en su carta a los corintios. Pero lo primero de mi evangelio, o buenas noticias, fue mi anuncio sobre el reino o gobierno venidero de Dios en la tierra.

Pregunta # 3:

Entrevistador:  Señor Jesús, hay iglesias que predican otros evangelios supuestamente cristianos como el llamado “evangelio social” del catolicismo. ¿Qué nos puedes decir con respecto a estos evangelios, supuestamente bíblicos o cristianos? 

Jesucristo:  Ya lo dijo muy claramente mi apóstol Pablo, en su carta a los Gálatas. Sus palabras son como siguen: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema”(Gálatas 1:6-9). Claramente te digo que los otros evangelios son falsos. Ah, y ‘anatema’ significa: ¡ “maldito”!. 

Pregunta # 4: 

Entrevistador:   Señor Jesús, ¿Qué es eso que tú llamas “reino”? 

Jesucristo: Yo dije en una ocasión: “Se levantará nación contra nación y reino contra reino” (Lucas 21:10). Ahora bien: ¿Qué entiendes por reino en este caso? ¿Acaso no es una forma de gobierno llamada monarquía? Sí, un reino es una forma de gobierno o monarquía. 

Pregunta # 5: 

Entrevistador:   ¿Qué decías sobre el reino de Dios básicamente? 

Jesucristo:  Yo dije: “El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentios, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15). Nota que dije que el reino de Dios se había acercado por medio de mi ministerio entre mis paisanos. Además observa que creer en el evangelio es creer en la cercanía del reino de Dios. 

Pregunta # 6: 

Entrevistador:   Señor Jesús:  ¿para quiénes es el reino de Dios? 

Jesucristo:    “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos…Bienaventurados los mansos, por ellos recibirán la tierra por heredad” (Mateo 5:3). “Y os digo que vendrán muchos del oriente, y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos” (Mateo 8:11). Como ven, mi reino es para la gente que ama la verdad y la justicia sin importar su raza o nacionalidad. 

Pregunta # 7: 

Entrevistador:   Señor Jesús: ¿qué les mandaste a predicar a tus discípulos? 

Jesucristo:   Los envié a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos (Lucas 9:2). 

Pregunta # 8: 

Entrevistador: Señor Jesús, un día un hombre vino a ti y te dijo que quería seguirte a todas partes, pero antes quería enterrar a su difunto padre: ¿Qué fue lo que le respondiste tú? 

Jesucristo:  Le dije: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú vé, y anuncia el reino de Dios” (Lucas 9:60). Claramente di a entender que es más urgente e importante  anunciar el reino de Dios que cualquier otra cosa que tengamos que hacer. Así de radical es la responsabilidad que tienen para con mi evangelio aquellos que son verdaderamente mis seguidores. 

Pregunta # 9: 

Entrevistador:  Señor Jesús, un día cuando estabas predicando tu evangelio, se te acercó un escriba, a quien le dijiste: “No estás lejos del reino de Dios”. Pregunto: ¿Qué hizo o dijo el escriba para que tú le dijeras que estaba cerca para entrar en tu reino? 

Jesucristo:  Pues, el escriba me dio una respuesta sabia. Él reconoció que el primer mandamiento de todos es: “Oye, Israel; el Señor nuestro Dios uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Luego admitió que el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:28-34). Como ves, el escriba tenía en su corazón los mandamientos de mi Padre. 

Pregunta # 10: 

Entrevistador:   Señor Jesús, en esencia: ¿qué deben buscar y pedir tus seguidores? 

Jesucristo: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia…”(Mateo 6:33), y pedid: “Venga tu reino” (Mateo 6:10). Lamentablemente pocos de mis seguidores de este siglo están buscando mi reino primeramente. Sólo haz una encuesta entre los que dicen ser mis seguidores, y verás que la gran mayoría de ellos no esperan el reino de Dios. Pregúntaselo a cualquiera que dice creer en mi, y te sorprenderás de su respuesta. Millones incluso no saben qué es eso que llamé: El Reino de Dios. 

Pregunta # 11: 

Entrevistador:   Señor Jesús: ¿qué deberán predicar también tus seguidores en este siglo XXI? 

Jesucristo:  “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14). Sí, mis seguidores deberán proclamar a todo el mundo mi evangelio o buenas noticias de mi futuro reino o gobierno en la tierra. Ellos deberán promover mi gobernación mundial y ganar adeptos para mi causa.  

Pregunta # 12: 

Entrevistador:   Señor Jesús: ¿qué debemos hacer para entrar en tu reino? 

Jesucristo:   “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). Como puedes ver, para entrar en mi reino uno debe ser puro como un niño, y hacer la voluntad de mi padre así como yo lo estoy haciendo siempre. 

Pregunta # 13: 

Entrevistador:   Señor Jesús: ¿quiénes no son aptos para tu reino? 

Jesucristo:   “Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:62). Es decir, aquellos que aún aman el mundo y las cosas que en él hay, no son aptos para mi reino. Mis partidarios deben desligarse de los intereses temporales y abocarse a los intereses eternos. No pueden amar a este mundo pecador y al venidero de justicia al mismo tiempo. No pueden servir a dos señores. 

Pregunta # 14: 

Entrevistador:   Señor Jesús: ¿Cuándo entrarán en tu reino tus seguidores leales? 

Jesucristo:   “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él…entonces dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:31,34). Mi respuesta es clara, mis seguidores entrarán en mi reino cuando yo regrese a este mundo desde los cielos en gloria. Aquí estoy hablando de mi segunda venida personal y visible a la tierra. 

Pregunta # 15: 

Entrevistador:   Señor Jesús: ¿Por qué regresaste al cielo si tu reino será en la tierra? 

Jesucristo:   Soy el hombre noble que se fue a un país lejano (el cielo) para recibir un reino y volver (Lucas 19:12). Yo fui al cielo para ser coronado como rey, y más adelante regresar como tal para tomar mi trono en Jerusalén. 

Pregunta # 16: 

Entrevistador:   Señor Jesús: ¿Por qué hablaste la ‘parábola de la diez minas’ de Lucas 19:11-27? 

Jesucristo: Porque mis seguidores pensaban que mi reino se manifestaría inmediatamente, cuando yo estaba entrando en Jerusalén (Lucas 19:11). Yo quería enseñarles a mis discípulos que mi reinado demoraría en establecerse, y que ellos debían de cumplir antes mi tarea de captación de adherentes leales a mi causa. Ellos primero debían de dar frutos sembrando mi mensaje o evangelio de mi próximo gobierno mundial y ganar adeptos. Ellos debían de preparar primero a mis nuevos líderes mundiales por medio de convertirlos de sus pecados a la santidad. Yo deseo que mis partidarios sean hombres de honor, y de absoluta probidad para que puedan gobernar conmigo la nueva sociedad mundial que yo inauguraré en mi segunda venida personal con mis ángeles. 

Pregunta # 17 

Entrevistador:  Pero Señor Jesús: ¿Qué les hizo pensar a tus seguidores que el reino vendría pronto cuando entrabas en Jerusalén? 

Jesucristo: Es que Jerusalén es la ciudad del gran rey, la sede de mi trono (Mateo 5:33-35). No olvides que mi ancestro, el Rey David, reinó allí por 33 años, y también todos los que le sucedieron hasta Sedequías, el último rey davídico que fue depuesto por Nabuconodosor en 586 AC. 

Pregunta # 18: 

Entrevistador:   Señor Jesús: ¿tus apóstoles también se sentarán en tronos en tu reino? 

Jesucristo:   Mis apóstoles se sentarán en sus tronos Juzgando (gobernando) a las doce tribus de Israel (Lucas 22:30). Es decir, ellos y yo seremos los supremos gobernantes del estado de Israel, el cual ahora está convulsionado por la tenencia de la tierra con los árabes. Yo traeré por fin la paz a Jerusalén y mis paisanos poseerán toda la tierra prometida a Abraham, y a Isaac, y a Jacob, los padres de los Hebreos. 

Pregunta # 19: 

Entrevistador:  Señor Jesús: Los cristianos en general, ¿qué recibirán o ganarán? 

Jesucristo:   “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi padre en su trono” (Apocalipsis 3:21). Recordemos que los de la fe—mis seguidores—son también hijos de Abraham, y por tanto, se constituyen en herederos de la tierra prometida (Ver Génesis 13:15;15:18; Gálatas 3:6-9,16,25,29). Mis seguidores, que son el verdadero Israel de Dios, poseerán la tierra de Israel, teniéndome a mi como el Rey mundial del reino davídico restaurado en Jerusalén. 

Pregunta # 20:  

Entrevistador:   Señor Jesús: ¿para qué nos sentaremos nosotros en el trono del reino de Dios? 

Jesucristo:   “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones” (Apocalipsis 2:26). Observa que dije que mis discípulos tendrán autoridad sobre las naciones de la tierra. Es decir, el mundo entero estará regido por mi y mi iglesia. Entonces habrá un solo gobernante que decida el destino de los hombres, y yo tendré la tarea de restaurar todas las cosas como eran al comienzo de la creación (Ver Hechos 3:19-21). 

Pregunta # 21:   

Entrevistador:   Señor Jesús: ¿significa esto entonces que reinaremos en la tierra y no en el cielo? 

Jesucristo: Ciertamente. “Los mansos heredarán la tierra” (Mateo 5:5). Recuerda que mi oración modelo dice: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10). Recordemos que Dios puso al hombre en la tierra para que la cuidara y la sembrara. Dios no lo puso en el cielo para tocar un arpa y volar como un angelito con alas hermosas por una eternidad; ni menos, que éste descendiera a la tierra desde otra dimensión. El hombre fue creado en la tierra para que la hiciera su habitat para siempre, y viviera feliz y en paz con Dios y sus congéneres. El diablo quiso destruir este propósito divino incitando a Adán y Eva a la rebelión y la desobediencia. Felizmente Cristo destruyó los planes del diablo, y el hombre tiene nuevamente la oportunidad de gozar del mundo tal como Dios se lo propuso en un comienzo, y vivir para siempre disfrutando de las buenas dádivas de esta hermosa tierra. 

Pregunta # 22: 

Entrevistador:   Pero Señor Jesús: ¿Acaso no has prometido el cielo para tus seguidores fieles? 

Jesucristo:  Yo dije claramente: “A donde yo voy, vosotros no podéis ir” (Juan 13:33). Yo dije: “Los mansos heredarán la tierra” (Mateo 5:5). Además hay otra razón adicional: Y es que Dios ha creado la tierra exclusivamente para los hombres (Salmos 115:16). Definitivamente no hay ningún texto bíblico que diga que los cristianos vivirán para siempre en el

Cielo o en algún otro  lugar extramundano.

Pregunta # 23: 

Entrevistador:   ¿Qué fue, Señor Jesús, lo último que te preguntaron tus discípulos con respecto a tu reino? 

Jesucristo:   Mis discípulos me preguntaron: “Señor, restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6). Obviamente mis discípulos tenían un ardiente deseo de que mi reino mundial se inaugurara inmediatamente, lo más pronto posible en la tierra. Y es que ellos sabían que mi reino traería, no sólo su liberación de los romanos, sino la vida eterna al lado mío y de todos los fieles de antaño. También significaría la resurrección de todos los muertos, parientes y amigos que habían perdido, incluyendo a los profetas y otros siervos del Señor que ellos veneraban. 

Pregunta # 24: 

Entrevistador:   Por lo visto, Señor Jesús, tus discípulos creyeron en un reino que se le restauraría a Israel. Pero, ¿estaban ellos errados?¿Qué les respondiste tú? 

Jesucristo:   No estaban errados, y esa pregunta era justa y correcta. Yo sólo les respondí con claridad: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que Dios puso en su sola potestad” (Hechos 1:7). Es decir, yo les dije claramente a mis discípulos que sólo Dios sabe el tiempo exacto de la restauración del reino davídico a los judíos. 

Pregunta # 25: 

Entrevistador:  Entonces, Señor Jesús: ¿volverás entonces a la tierra para restaurar el reino de David a Israel?   

Jesucristo:  Si!, pues ya lo dijo mi apóstol Pedro, cuando habló de mí: “Es necesario que el cielo me reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo” (Hechos 3:19-21). Nota que volveré cuando llegue el tiempo de la restauración de todas las cosas. ¡Y esta restauración general incluye el reino davídico en Jerusalén suspendido en 586AC! Hoy la ciudad de Jerusalén está convulsionada con los conflictos entre los judíos y árabes. Pero cuando yo regrese a mi tierra, y tome posesión de mi trono en Jerusalén, las cosas cambiarán, y habrá por fin paz en mi país Israel. Yo reinaré en Jerusalén con mis hermanos judíos naturales y adoptivos (mi iglesia), y con ellos, a todas las naciones del mundo. 

Pregunta # 26: 

Entrevistador:   Señor Jesús, es obvio que si a Israel se le restaurará un reino, es porque antes existió en esa nación una monarquía, la cual desapareció por alguna causa, y finalmente volverá a existir en el futuro. ¿Nos puedes explicar este asunto con más precisión?¿Habrá nuevamente una monarquía en Israel como en los tiempos del rey David, Salomón, etc.? 

Jesucristo:  En primer lugar, debemos recordar que el reino de David, era el reino de Dios. Acuérdate bien que en 1 Crónicas 28:5 se dice que Salomón se sentó en el trono del reino de Dios. De modo que el reino de Dios, era el reino de mi padre David. También recuerda que el último rey de Israel fue Sedequías. Aproximadamente allá por el año 586 antes de mi nacimiento como hombre, Nabuconodosor invadió el reino del Sur (Judá y Benjamín) y se llevó preso a mi pueblo y a su rey Sedequías, y desde esa fecha Israel dejó de tener un rey, una monarquía o un reino de Dios. 

Ahora bien, recuerda lo dicho por el profeta Ezequiel, en el capítulo 21, y versos 25 al 27. Allí leerás que Ezequiel profetiza que la suspensión del reino de David, o también llamado ‘El Reino de Dios’, sería temporal, hasta que viniera aquel que tiene el derecho legal y a él se lo dará mi Padre, y lo coronará. Lee pues cuidadosamente al profeta Ezequiel. 

Pregunta # 27: 

Entrevistador:   Señor Jesús, tú dices que el profeta Ezequiel habló de un heredero del trono davídico a quien Dios le entregaría la corona de rey. ¿Nos puedes decir quién puede ser esa persona? 

Jesucristo:   Abre el libro de Mateo capítulo 1 y verso 1. ¿Qué dice allí? Yo te lo diré: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham”. Es decir, yo soy el hijo de David, su descendiente, y por tanto, soy de linaje real. También lo dijo mi apóstol Pedro en su sermón apologético en Jerusalén, registrado en Hechos 2:29,30. 

Pregunta # 28: 

Entrevistador:   ¿Me estás diciendo, Señor Jesús, que tú eres esa persona que cumplirá la profecía de Ezequiel, y por tanto serás tú quien restaurará el reino de David suspendido en el tiempo? 

Jesucristo:   El que tiene oídos para oír, que oiga. Ya lo dijo bien mi apóstol Pedro, en su sermón apologético en Jerusalén: “que Dios levantaría al Cristo para que se sentase en el trono de David” (Hechos 2:30). También profetizó sobre mi, el ángel Gabriel, cuando le dijo a María, mi madre: “Y será llamado, Hijo del Altísimo, y el señor Dios le dará el trono de David su padre” (Lucas 1:32). Obviamente estas profecías conciernen a mi reinado, y las cumpliré en mi segunda venida. Nota que el anuncio del ángel Gabriel decía que recibiré el trono de David, mi padre. ¿Qué entiendes por esto? Sobran las palabras, ¿no te parece? Desgraciadamente muchos de los que se dicen ser mis seguidores no han prestado atención integral al anuncio del ángel, y no se han puesto a meditar sobre el significado de esa parte del anuncio que habla sobre mi herencia del trono de David, mi padre”. 

Pregunta # 29: 

Entrevistador:   Señor Jesús, algunos cristianos hoy creen que tú estableciste un “reino espiritual” como rey de tu iglesia. Es decir, que tú eres el rey, y tu reino es la iglesia. ¿Es eso verdad? 

Jesucristo:   Yo dije claramente en Mateo 25:31: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria”. Nuevamente, el que tiene oídos para oír, que oiga. Fui claro al decir que cuando yo regrese a la tierra en gloria, entonces, y sólo entonces, me sentaré en mi trono de gloria. También fui claro al decir: “Mi reino no es de este mundo o edad maligna”(Juan 18:36). Por otro lado, yo les dije a mis discípulos que ellos recibirán el reino sólo en mi segunda venida, con estas palabras: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria… Entonces dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. (Mateo 25:31,34). Además, yo les dije a mis discípulos claramente: “No temáis manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino” (Lucas 12:32). Entonces, si a mi manada pequeña le daré el reino, ello quiere decir que el reino no es la misma manada pequeña de mis seguidores. El reino es un gobierno que mis seguidores (mi iglesia)recibirán. 

Pregunta # 30: 

Entrevistador:   Señor Jesús, Pilatos te preguntó si tú eras rey. ¿Qué le respondiste? 

Jesucristo:  Yo le respondí: “Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad.” (Juan 18:37). Yo admití ser rey abiertamente. 

Pregunta # 31: 

Entrevistador:  Señor Jesús, tú dices que de los pobres en espíritu es el reino de los cielos. Pregunto: ¿No significa eso que les estabas ofreciendo a los pobres— el cielo— como recompensa?¿No es el reino de los cielos un sinónimo del cielo mismo?¿Por qué decías: “ reino de los cielos”? 

Jesucristo:  Yo dije claramente: “El reino de los cielos”, y no: “El Reino en los cielos”. El reino es de los cielos porque es de Dios quien está en los cielos. Mi reino no se establecerá en la tierra  por la voluntad de los hombres, sino por la decisión exclusiva de mi Padre celestial— ¿Me comprendes ahora? Cuando dije que mi reino es de los cielos, yo quise decir que mi reino no es de inspiración humana sino divina. Es un reino que pertenece a Dios, y que será dirigido por Él a través de mi persona. Repito, yo dije: “Reino DE los cielos”, y no, “Reino EN los cielos”. ¿Ves la diferencia? 

Pregunta # 32: 

Entrevistador:   Señor Jesús, ¿No dijiste tú que nuestro “galardón es grande en los cielos”? (Mateo 5:12). ¿No le estabas ofreciendo el cielo a tus seguidores?

 

Jesucristo:   ¿Acaso yo les dije a mis seguidores en Mateo 5:12 que irán al cielo para recibir su galardón? No. Lo que más bien dije después es: “He aquí que vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra” (Apocalipsis 22:12). Esto quiere decir que yo volveré a la tierra trayendo mi galardón del cielo, para recompensar a mis seguidores en la tierra. Por otro lado, no olvidemos lo que dijo Salomón sobre el destino de los justos: “El justo no será removido jamás; pero los impíos no habitarán la tierra” (Proverbios 10:30). Es lógico suponer que si algún hombre es removido de la tierra, es porque no es justo. De modo que si decimos que los creyentes irán a vivir eternamente en el cielo, lejos de la tierra, lo que estamos afirmando es que los cristianos no son justos…¡Y eso es imposible! Ah, ¡y Salomón se escandalizaría! 

Pregunta # 33: 

Entrevistador:  Señor Jesús, regresemos al tema el reino: ¿Cuánto tiempo durará tu reino? ¿Seguiremos siendo aún mortales en tu reino en la tierra? 

Jesucristo:  Ya escribió Juan de mi y mi reino diciendo: “…y reinaron con Cristo mil años” (Apocalipsis 20:4). La segunda pregunta ya la respondió mi apóstol Pablo, cuando dijo con toda verdad: “carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción…porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad” (1 Corintios 15:50,53). Mi respuesta, entonces, es que mis seguidores serán inmortales en mi reino. Imagínate que reinarán conmigo mil años, lo cual supone una longevidad increíble.

 Pregunta # 34: 

Entrevistador:  Señor Jesús, ¿tu gobierno será sólo para los israelitas?¿Qué hay de los otros pueblos? 

Jesucristo:  En mi parábola de las “Diez Minas”, de Lucas 19:11-27, claramente expliqué que a mis fieles discípulos les daré autoridad sobre ciudades enteras del mundo (versos 17 y 19). Además, yo quiero recordarte lo dicho por el profeta David sobre mi futuro reino, cuando dijo: “Florecerá en sus días justicia, y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna. Dominará de mar a mar, Y desde el río hasta los confines de la tierra” (Salmo 72: 7,8). Como puede verse, mi reino tendrá un efecto beneficioso para el mundo entero. Y finalmente, Pablo dijo con verdad también que yo soy “el heredero del mundo” (Romanos 4:13). También Isaías habló de mi, y mi gobierno, con estas palabras: “Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos” (Isaías 2:4). 

Pregunta # 35: 

Entrevistador:   Señor Jesús, ¿Qué diferenciará tu reino o gobierno de los demás gobiernos del mundo del pasado y del presente?

 Jesucristo:  Primero, habrá justicia (Isaías 9:7). Como consecuencia de la justicia, habrá paz duradera (Isaías 9:6,7). También las armas de guerra serán convertidas en herramientas agrícolas (Isaías 2:4, Miqueas 4:3). No habrá explotación del hombre por el hombre, ni maldad alguna (Salmo 37:9,20,34). Los cojos, mancos, ciegos, paralíticos, etc, serán curados (Isaías 35:6). Habrá longevidad, y las fieras salvajes serán mansas (Isaías 11:6). En definitiva, mi reino estará inspirado por Dios. También dijo Isaías: “Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundancia de salvación” (Isaías 33:6). 

Pregunta # 36: 

Entrevistador:   Señor Jesús, ¿Con qué clase de gente  estará conformado tu reino?

 Jesucristo:   Mi discípulo Santiago ya lo dijo muy claramente, al escribir: “¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha preparado a los que le aman?” (Santiago 2:5). Entonces mi reino no es para los ricos de este mundo malo, sino para los desposeídos mayormente, pero que son ricos en fe. Claro que habrá ricos materialmente en mi reino, pero serán la minoría.

 Pregunta # 37:

 Entrevistador:   Señor Jesús, ¿Qué es lo que se debe hacer primero para ver y entrar en tu reino?

 Jesucristo:   “El que no naciere de nuevo— de agua y del espíritu— no puede ver ni entrar en mi reino” (Juan 3:3,5). Aquí yo hablo de un nuevo nacimiento espiritual llamado bautismo, previa fe en mi reino (Ver Hechos 8:12).

 Pregunta # 38:

 Entrevistador:   Señor Jesús: ¿Puede alguno saber cuándo se establecerá tu reino en la tierra?

 Jesucristo:  “En cuanto a aquel día y a aquella hora, nadie lo sabe, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre” (Marcos 13:32). Yo vendré como ladrón en la noche, es decir, sin aviso y de sorpresa. Entonces, los que no estén apercibidos pagarán por su descuido y perderán todo.

 Pregunta # 39: 

Entrevistador:   Señor Jesús, ¿es fácil entrar en tu reino? 

Jesucristo:   “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto es el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13,14). Y como dijo también mi apóstol Pablo:  “…Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hechos 14:22). 

Pregunta # 40: 

Entrevistador:  Señor Jesús, ¿Qué quisiste decir cuando dijiste: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo”? (Juan 14:3). Pregunto además: ¿Has prometido tomarnos— cuando vuelvas— para llevarnos a la casa de tu Padre en el cielo, según el verso dos? 

Jesucristo:   Textualmente dije: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” Tome nota que dije: “para que donde yo estoy” (tiempo presente) vosotros también estéis”. Cuando dije eso, todavía yo no había subido al cielo, pues aún no había muerto, y menos aún, resucitado. De modo que cuando dije: “para que donde yo estoy, vosotros también estéis” en verdad quise decir: “para que en la tierra, donde estoy, vosotros también estéis”. 

Pregunta # 41: 

Entrevistador:  Señor Jesús, es obvio que tú estás hablando del lugar desde donde estás pronunciando la promesa, y ése es la tierra, y no el cielo—¿Estoy en lo correcto? 

Jesucristo:  Correcto. Recordemos lo que dice Salmos 37:22 dice: “Porque los benditos de él heredarán la tierra; y los malditos de él serán destruidos”. 

Pregunta # 42:

 Entrevistador:   Señor Jesús. ¿Estarás tú mismo en la tierra en persona como el Rey de  reyes, o regirás desde los cielos? 

Jesucristo:   ¿No has leído lo que Dios le dijo a mi padre David, muchos siglos antes que yo naciera? Pues está escrito: “El Dios de Israel ha dicho, me habló la roca de Israel: Habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Dios” (2 Samuel 23:3). Ciertamente ese justo soy yo, el Hijo de Dios, quien gobernará ENTRE (no “sobre”)los hombres. En el Salmo 67:4 leemos algo similar sobre mi reinado mundial: “Alégrense y gócense las naciones, porque juzgarás los pueblos con equidad, y pastorearás las naciones EN la tierra”. 

Pregunta # 43: 

Entrevistador:   Señor Jesús, ¿Qué es lo primero que se hará inmediatamente antes de que tú rijas el mundo? 

Jesucristo:  ¿No has leído en Apocalipsis 20:2, que primero se apresará al dragón (Satanás) por mil años, para que no engañe más a las naciones, a fin de dar paso a mi reino? Además, “no os maravilléis de esto; porque vendrá a hora cuando todos os que están en los sepulcros oirán mi voz, y los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida…” (Juan 5:28,29) Definitivamente comenzaré mi reino también con mis santos seguidores resucitados y glorificados. 

Pregunta # 44: 

Entrevistador: Dime: ¿Quiénes te verán venir por segunda vez? y ¿Será secreta tu venida? 

Jesucristo:  “Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta en occidente, así también será la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:27). Y Juan escribió de mi retorno, así: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él” (Apocalipsis 1:7). ¿He contestado a tus dos preguntas? 

 Pregunta # 45: 

Entrevistador:   ¡Por cierto que sí!  Pero tengo más preguntas aún, Señor Jesús. Si tu reino está bien explicado y revelado en los evangelios, ¿por qué millones de cristianos lo ignoran o no lo entienden como tú lo enseñaste? 

Jesucristo:   ¿Recuerdas mi Parábola del Buen Sembrador de Lucas 8:4-12? En el verso 12 dije: “Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra para que no crean y se salven”. Aquí hay, pues, un enemigo del evangelio y de los hombres, el diablo. Por otro lado, ¿Acaso no nos acordamos lo dicho por mi apóstol Pablo? El escribió: “el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos para que nos les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4). Nota que es el diablo el responsable de cegar el entendimiento de los incrédulos para que no crean en mi reino glorioso. Además, mi apóstol Pablo predijo que poco después de su muerte entraría la apostasía en la iglesia, con doctrinas de demonios. Esta profecía se cumplió, y ahora vemos que mi verdadero evangelio ha sido olvidado y sustituido por otros falsos evangelios. Eso lo puedes leer en Hechos 20:29. 

Pregunta # 46: 

Entrevistador:  ¿Qué les ocurrirá a aquellos que no han creído en ti y en tu promesa de un reino universal de paz y justicia bajo tu mando?

 Jesucristo:  Yo les dije a mis discípulos lo siguiente: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura, el que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:15,16).

 Pregunta # 47:

 Entrevistador:   Señor Jesús, ¿será fácil para los ricos entrar en tu reino?

Jesucristo:   “¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!” (Lucas 18:24). Y es que los afanes, las riquezas, y los placeres de la vida les impiden a la mayoría de los ricos a rendirse a Cristo y vivir para él y su causa. 

Pregunta # 48: 

Entrevistador:   Señor Jesús, ¿Qué te pidió el llamado “buen ladrón” que estuvo crucificado contigo en el Gólgata? 

Jesucristo:   El llamado “buen ladrón” me pidió lo siguiente: “Señor, acuérdate de mi cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:42). Toma nota que él me dijo “vengas”, y no: “estés”. 

Pregunta # 49: 

Entrevistador: Señor Jesús, según tengo entendido, un día se te acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos. Pues bien, ¿me podrías decir que te pidió ella? 

Jesucristo: Bueno, ella me dijo lo siguiente: “Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda” (Mateo 20:21). Ella definitivamente quería los mejores puestos de autoridad en mi reino para sus hijos. Pero ella, como toda buena madre, quería lo mejor para sus hijos. No obstante, ella no sabía lo que estaba pidiendo, pues no dependía de mi el darle lugares de honor para sus hijos, sino de mi Padre. 

Pregunta # 50: 

Entrevistador:   Señor Jesús, José de Arimatea, quien fuera el discípulo que pidió tu cuerpo para sepultarlo en una de sus tumbas, ¿qué esperaba él para el futuro como creyente tuyo? 

Jesucristo:   El esperaba el Reino de Dios (Marcos 15:43). 

Pregunta # 51: 

Entrevistador:   Señor Jesús: ¿Tu gobierno será suave, sin rigor, sin mano fuerte? 

Jesucristo:  Ya está escrito de mí en el Salmo 2:9: “Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás”. También en Apocalipsis 12:5 donde se lee: “Y ella dio a luz un hijo varón que regirá con vara de hierro a todas las naciones…” Creo que los comentarios son innecesarios, pues es claro que regiré con mano firme al mundo entero. 

Pregunta # 52: 

Entrevistador:   Señor Jesús: ¿Entonces qué les pasará a las naciones que se rehúsen a alabarte? 

Jesucristo:  Ya está señalado en el libro del profeta Zacarías 14:17, donde se lee: “Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al rey, Jehová de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia”. 

Pregunta # 53: 

Entrevistador:   Señor Jesús, siendo que tu reino o gobierno en la tierra durará mil años o diez siglos. Te pregunto: ¿Qué sucederá después de ese tiempo? 

Jesucristo:  Ya lo dijo mi apóstol Pablo, cuando habló y escribió sobre mi reino a los creyentes de Corinto. Él les dijo: “Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.. Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos bajo sus pies” (1 Corintios 15:24,25). Resumiendo: Después de los mil años de mi reinado universal será mi Padre quien reine por la eternidad sobre todos sus hijos, y por cierto, yo estoy incluido dentro de ellos como el mayor de todos. 

Pregunta # 54: 

Entrevistador:  Señor Jesús, según el libro de Apocalipsis, se revela que justo al final de tu reino milenario, el diablo, que había sido atado al comienzo de tu reino, será desatado por un breve tiempo en la tierra. Te pregunto: ¿Cuál es el propósito de esta peligrosa liberación satánica? 

Jesucristo: Ya lo dijo mi apóstol Juan, cuando escribió en su libro de Apocalipsis: “Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla” (20:7,8) 

Pregunta # 55: 

Entrevistador: Si este es el caso, Señor Jesús, dinos:  ¿De qué se trata esta batalla final, y contra quién o quiénes será? 

Jesucristo: Esto lo respondió también mi siervo San Juan, cuando escribió en el libro de Apocalipsis 20:9: “Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió”. Es claro, entonces, que habrá una batalla final, o una sublevación de las naciones engañadas por el diablo contra mi autoridad y mi reino situado en Jerusalén. 

Pregunta # 56: 

Entrevistador: Finalmente Señor Jesús, ¿Qué pasará con el diablo y los combatientes engañados por él? 

Jesucristo:  Esto también ya lo dijo mi siervo Juan. Los combatientes que fueron a combatir contra mi, “fueron consumidos por el  fuego que cayó del cielo. Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre…” (Apocalipsis 20:9b,10). 

Entrevistador:  Gracias Señor Jesús por haberme permitido interrogarte desde este lugar tan sublime y hermoso, nunca antes visto. Espero poder verte nuevamente con toda tu gloria y autoridad, cuando regreses a la tierra para estar con tu pueblo. “Ciertamente vengo en breve” (Apocalipsis 22:20). “Velad y orad para que no entréis en tentación” (Marcos 14:38). “Se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2:10). Nuevamente les recuerdo a todos mis discípulos que: “el que creyere en éste, mi evangelio, y fuere bautizado, será salvo”(Marcos 16:15,16).   

                    

Otras entrevistas:

 -Segunda Entrevista con el Señor Jesucristo

-Entrevista con los Apóstoles Pedro y Pablo

-Entrevista con el Patriarca Abraham

-Entrevista con el Rey David

-Entrevista con el Profeta Daniel

-Entrevista con el Profeta Isaías

-Entrevista con los profetas Isaías, Ezequiel, y Zacarías

 

Otros de mis artículos que aparecen en mis blogs:  

 -El Reino del Mesías

-El Reino de Dios

-La Caída de los Primeros Padres

-La Señal de la Venida de Cristo

-La Existencia de Dios

-¿Es la Biblia la Auténtica Palabra de Dios?

-Jesucristo: ¿Existió Realmente?

-El Plan de Dios Para el Mundo.

-Jesucristo: El Salvador Universal.

-Las Buenas Noticias de Jesucristo.

-Preguntas Más frecuentes sobre el Reino de Dios.

-El Reino: El Futuro Super gobierno en la Tierra.

-La Restauración de Todas las Cosas.

-¿Cuál es el lugar que Jesús está preparando?

-Jesús Nunca prometió el Cielo a su Iglesia.

-Israel en la Profecía—¿Por qué está convulsionado?

-El Fin del Mundo: ¿Qué Significa?

-La Segunda Venida de Cristo.

-¿Qué es la Iglesia de Cristo?

-La Madre de las Rameras.

-La Virgen María a la luz de la Biblia.

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-Yo fui un Testigo de Jehová.

-Jesucristo: ¿Resucitó Realmente de la tumba?

-La FE: ¿Qué Es?

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-“El Primogénito y el Unigénito”: ¿Qué Significan en el caso de Jesucristo?

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-El Fin del Mundo:¿Qué Significa?

-El Dispensacionalismo: ¿Es Bíblico?

-El Juicio Final.

-Jesús: ¿Fue él acaso un Arcángel antes de su Encarnación?  

-La Trinidad: Verdad Bíblica o Invención Humana? 

LA ÚNICA ESPERANZA QUE TIENE LA HUMANIDAD PARA SOBREVIVIR: EL REINO DE DIOS

Corona_imperialPor Ingº Mario A Olcese (Apologista)

                                                        

                                              Una Sociedad Moribunda

¿Qué nos depara el futuro? Esta pregunta es formulada por los adultos y jóvenes de hoy y de siempre. Querer saber qué y cómo será el mañana es algo natural, y más, cuando se vive en medio de incertidumbres, pobrezas, enfermedades, hambres, guerras, inmoralidades y delincuencias galopantes. Los padres quieren brindarles a sus hijos un futuro más prometedor y con menos carencias. En otras palabras, todos los seres humanos deseamos ver un mundo más justo y solidario, donde los hombres puedan vivir en armonía y en paz unos con otros. ¿Quién no sueña con una sociedad más justa en donde todos los hombres vivan contentos y sin temores? ¿Quién no anhela vivir en un mundo donde las enfermedades hayan sido vencidas, y la muerte haya sido conquistada por la inmortalidad? No creo que a nadie le plazca pensar en que la muerte algún día le alcanzará, y que lo separará de sus seres queridos. Todos los hombres tienen el deseo de vivir con salud y eternamente. Esto lo dice claramente la Biblia con estas palabras: “…y ha puesto (Dios) la eternidad en el corazón de ellos (los hijos de los hombres)” (Eclesiastés 3:11).

Ahora bien, ¿acaso Dios ha puesto en el corazón de los hombres el deseo por la eternidad, para luego hacerlos mortales? No lo creo. Dios ha puesto el deseo de la eternidad en el corazón de los hombres con el propósito de que ellos lo busquen a Él como la verdadera fuente de la  eternidad. Sólo el Dios vivo y Eterno puede ofrecer la eternidad, no los mortales. Pero los hombres no comprenden que sin Dios ellos jamás podrán vivir para siempre, y que la ciencia jamás será un sustituto del único y sabio Dios, quien es la fuente de la vida.  Dice la Biblia así: “Jehová mata, y él da vida; él hace descender al Seol (sepulcro), y hace subir. Jehová empobrece, y él enriquece; abate y enaltece. Él levanta del polvo al pobre, y del muladar exalta al menesteroso, para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor. Porque de Jehová son las columnas de la tierra” (1 Samuel 2:6-8).

                       La Fórmula Secreta Para Vivir Eternamente

Los alquimistas indagaban sobre los misterios de la vida y la materia. Y los científicos de hoy pretenden ser dioses manipulando la genética de los seres vivos para “crear” vida. También hay doctores, bioquímicos, patólogos, microbiólogos y farmacéuticos que crean nuevos y revolucionarios medicamentos para combatir mortales enfermedades y así prolongar la existencia animal y humana. Hoy, en los albores del siglo XXI, la esperanza de vida es mucho mayor que hace cien años atrás. Antes, la gente moría debido a simples infecciones que hoy son fácilmente combatibles con antibióticos específicos. También hoy se habla de los avances médicos contra el flagelo del cáncer, y ya hay esperanzas de eliminar las células cancerígenas que hace diez años atrás gracias a la genética. La ciencia verdaderamente ha traído un mayor bienestar a la humanidad. No obstante, la ciencia misma ha descubierto la desintegración del átomo, y como resultado, los científicos han podido fabricar las bombas atómicas que hoy pueden barrer del planeta a todo género de vida existente en pocos minutos. Las avances científicos tienen dos caras opuestas: la prolongación y la destrucción de la vida. En realidad, se puede confiar en los avances científicos, pero también se les puede temer. Ya vemos cómo los científicos están creando nuevas armas químicas y biológicas que podrían destruir a millones de seres humanos y animales, rápida y cruelmente. También la ciencia de las comunicaciones ha avanzado tremendamente en estos últimos años, que fácilmente podemos enteramos de las noticias mundiales con sólo apretar un botón. Sin embargo, este progreso increíble de la información a través de la radio, la televisión y la computadora tiene su lado oscuro, pues también sirven para propalar veneno, violencia, corrupción y mentiras. La ciencia tiene obviamente su lado oscuro que nos preocupa mucho, y ella, definitivamente, no es la respuesta para una vida de paz segura y duradera. Pero como dice la Biblia en Eclesiastés 1:18: “Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor”.  ¡Cuán ciertas son estas palabras del rey Salomón en estos días!

Ahora bien, ¿cuál es la fórmula secreta para obtener la vida feliz y eterna? La Biblia tiene la respuesta concreta y directa a esta crucial interrogante. En primer término, la vida eterna es un regalo de Dios para los que creen en él. Jesús lo dijo claramente, cuando al orar al Padre dice: “Y esta es la vida eterna; que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien ha enviado”  (Juan 17:3). Aquí Jesús habla de un conocimiento o ciencia verdadera que conduce a la vida eterna—¡el conocimiento de Dios y Su Hijo! Quien conoce a Dios puede obtener la vida eterna. No es el conocimiento de la ciencia mundana sino la ciencia o gnosis (conocimiento) de Dios. Pero, ¿cuántos conocen a Jesús y a Su Padre? ¡Muy pocos!

                       Conociendo al Padre y al Hijo

En colosenses 1:9 descubrimos que Pablo oraba con Timoteo para que la iglesia en Colosas fuese llena del conocimiento de la voluntad de Dios. Notoriamente para Pablo, conocer a Dios era conocer Su voluntad. No es una cuestión de conocer la apariencia de Dios, sino más bien, Su carácter y voluntad. Conocer a Dios es saber qué piensa y exige Él de sus criaturas humanas. Millones andan a ciegas porque no conocen a Dios, y no entienden el porqué de su existencia en esta tierra. Es por esta infausta situación que Cristo vino a dar a conocer a Su Padre a los hombres, a través de sus hechos y enseñanzas (Juan 1:18, Juan 14:6-10). Él vino a liberarnos del diablo y de sus mentiras, pues recordemos que Jesús y Pablo señalaron a Satanás como el Padre de la mentira, y el obstructor de la verdad (Juan 8:44; 2 Corintios 4:4).

Jesús, por tanto, dio mucha importancia al conocimiento o ciencia que lleva a la inmortalidad. Es una ciencia o conocimiento espiritual que debe ser aceptado con fe y humildad; sin objeciones ni burlas. Y en 1 Timoteo 2:4, Pablo le escribe a Timoteo lo siguiente: “el cual (Dios) quiere que todos los hombres vengan al conocimiento de la verdad”. Aquí Pablo habla del conocimiento de la verdad, verdad ésta que se encuentra en Jesucristo mismo (Juan 14:6). El conocimiento de Dios y de Cristo equivale al conocimiento de la verdad. Conocer a Dios y a Su Hijo es conocer la luz, la verdad, la salvación, y la vida eterna. Todos estos puntos se concentran en el Padre y Su Hijo. Jesús y el Padre son UNO (Juan 10:30), pues ambos están unidos en voluntad y propósito. Esto significa que ambos concuerdan perfectamente y no se contradicen. Si dos no estuvieran de acuerdo, no podrían andar juntos. Lo que Jesús enseñó era la doctrina de Su Padre, y él la enseñó con mucha fe y seguridad a mucha gente.

Si uno se pregunta cuál es la voluntad de Dios para con nosotros, diríamos dos cosas básicas: 1).- Nuestra santidad de vida (1 Tesalonicenses 4:3), y 2).- Que creamos en su Hijo (Juan 6:40, Juan 1:12). El primer aspecto se refiere a nuestra vida limpia y consagrada a Dios,  y el segundo se refiere a nuestra creencia en el nombre del Hijo de Dios. Pero: ¿Qué significa exactamente creer en el Hijo de Dios? Este es un punto crucial que muchos no entienden. ¿Acaso es creer que él es la Segunda Persona de la Trinidad?¿O acaso que él fue un “buen hombre” o un “Abatar”?

                             Creyendo en Su Nombre—Jesucristo

La Biblia dice que debemos creer en el nombre del Hijo. Se lee en el evangelio de San Juan con respecto a Jesucristo, así: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron, mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. ( Juan 1:11,12 –Ver También; Hechos 3:15,16; 1 Juan 5:13). Creer en su nombre es creer en su persona mesiánica, pues su nombre es Jesús, el Cristo (o Jesucristo). Cristo significa en hebreo Mesías (=el rey de Israel), o sea; Jesús, el Mesías o Jesús el Rey. Algunos, no obstante, creen que Jesucristo es sólo un nombre personal, y punto. Pero la verdad es que Jesu-Cristo es un nombre + un cargo o rango. El punto es éste: ¿Creemos que Jesús es el Mesías o rey de Israel prometido? En Mateo 16:15,16 vamos a encontrar a Pedro reconociendo a Jesús como el Cristo ( ó Jesu-Cristo). Dicen así los versículos bíblicos: “El (Jesús) les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: TÚ (Jesús) ERES EL CRISTO, EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE”. En otras palabras, Pedro creyó que Jesús era el Cristo ó Jesu-Cristo. Él había creído en el nombre de Jesús, es decir, que Jesús era el Mesías de Dios. En otra ocasión Jesús tuvo que soportar la deserción de muchos de sus seguidores porque dejaron de creer en él debido a sus duras declaraciones. Entonces Jesús les dice a sus apóstoles: “¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios viviente” (Juan 6:66-69). Nuevamente nótese que los apóstoles habían creído que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios. O sea, habían creído que Jesús era el Cristo, o Jesu-Cristo. Habían creído en su nombre completo: JESUCRISTO (o Jesús el Cristo), EL HIJO DE DIOS. Esto significa, en buena cuenta, que Cristo es el REY DE ISRAEL, el Mesías o Cristo esperado. Desgraciadamente, millones de cristianos nominales no saben realmente qué significa el nombre y título: Jesucristo— ¡Pero Ud. ya lo está comprendiendo!

                                        El Significado de “Hijo de Dios”

Vimos arriba que Jesús es el Cristo o Mesías. Esto equivale al nombre y al título: Jesu-Cristo. Los discípulos habían creído en el nombre y título ‘Jesucristo’ en todo su  alcance o extensión. Ahora bien, el título Hijo de Dios equivale igualmente a su rango de Cristo o Mesías. Esto quiere decir que la frase “Hijo de Dios” corresponde al título de Rey de Israel. Veamos algunas citas bíblicas:

1.- En Mateo 16:15,16 leemos que Pedro admite que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Es decir que el título Hijo de Dios tiene correspondencia con el título Mesías o Cristo,  el futuro rey de Israel. No olvidemos que Dios le promete a David, que su hijo Salomón será su sucesor en el trono, y que se convertirá, al mismo tiempo, en Su hijo (de Dios) (1 Crónicas 28:5,6). De modo que un hijo de Dios tenía el rango de rey de la dinastía de David. El Hecho de que Cristo sea el Hijo de Dios tiene ese mismo parentesco dinástico ciertamente. Es decir, que Cristo tendrá, como Hijo de Dios, y de David, el derecho de heredar su trono y reino (de David) en un futuro. En Mateo 1:1 encontramos la verdad inobjetable de que Jesucristo desciende del rey David, su padre ancestral.

2.- La relación Hijo de Dios y Rey de Israel se deja ver en las siguientes palabras de Natanael a Jesús: “Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel” (Juan 1:49). Creer, por tanto, en el Hijo de Dios, es creer en que él es el futuro Rey de Israel. Desafortunadamente, son pocos los cristianos hoy que creen realmente que Jesús será el futuro rey del reino de David, en Israel. Aquí hay definitivamente un asunto que los cristianos de hoy deben meditar seriamente. Y es que creer en el Hijo de Dios, llamado Jesucristo ( o Jesús el Cristo), es creer que él, como Mesías, volverá en persona a Israel para restaurar el reino de rey David, el cual está temporalmente suspendido todavía desde 586 a.C. (Leer Lucas 1:31-33).  Esto significa que Israel será una monarquía como la Jordana (su vecina), pero además, será teocrática.

3.- En Marcos 15:32 encontramos nuevamente la relación Cristo/ Rey de Israel en las palabras de los escribas y sacerdotes. Dice así el versículo en cuestión: “El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos…”.  Es claro, entonces, que cuando Pedro admitió primero que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios, lo que estaba aceptando era que Cristo es el Rey de Israel, el prometido Mesías esperado. En buena cuenta, Pedro había mostrado su fe en el rey de Israel, Jesucristo, a pesar de que éste no vino con ejércitos o con un poder militar bien armado. Su fe fue grande en realidad, porque aceptar a Jesús como el Rey esperado, siendo pobre, y sin poder militar, sería muy difícil en circunstancias tan especiales. Pero hoy, los que niegan esta verdad de un Cristo que reinará en Jerusalén, no se dan cuenta que están torciendo el correcto sentido hebreo-cristiano de la palabra Mesías o Cristo, y no comprenden la confesión de fe de Pedro registrada en Mateo 16:16.

                                           El Significado de “Señor”

Nosotros usamos frecuentemente el titulo “Señor” para los hombres. Decimos: “el Señor Juan”, “El Señor Pérez”, “el Señor Presidente”, “el Señor Alcalde”, “Su Señoría”, etc. Pero en el caso de Jesús, el título “Señor” tiene una connotación hebrea muy particular. San Pablo dice que hay efectivamente muchos señores, así como hay muchos dioses. No obstante, Pablo concluye que sólo hay UN SEÑOR y UN DIOS  VERDADEROS (Véase 1 Corintios 8:5-6). Preguntémonos, ¿en que sentido Jesús es el único Señor?¿Qué significa “Señor” en su caso? Necesitamos saber de qué se trata su señorío en el sentido hebreo.  Felizmente la Biblia nos da mucha luz al respecto. En Lucas 2:11 se nos habla del nacimiento de Cristo, de este modo: “que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor”. Aquí hay un anuncio celestial del nacimiento de un bebé que es Salvador, Cristo y Señor. Acá el señorío de Jesús está relacionado con su mesianismo. Es decir, Cristo es el Señor porque es el príncipe que está llamado a ser el rey de Israel. Señor, en su caso, implica más que Amo, implica Majestad y Soberanía. Él es el Rey esperado para tomar el trono de David, su ancestro, en Jerusalén. Nótese que el profeta Zacarías, hablando sobre la futura gloria de Sión, dice: “Alégrate mucho, hija de Sión; da voces de jubilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna…y hablará paz a las naciones, y su SEÑORÍO será de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra” (9:9,10). Observemos que el Señorío de Cristo tiene que ver con su poder y autoridad sobre el mundo entero. Acá se habla del futuro reino de Cristo, cuyo poder y dominio será mundial, y él será el Soberano sobre los reyes de la tierra ( Ver Apocalipsis 1:5).

Además, es interesante lo que dice el profeta Miqueas sobre el nacimiento de Cristo, y su posterior señorío sobre Israel, con estas interesantes palabras: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será SEÑOR EN ISRAEL, y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad” (5:2). Nótese que el profeta Miqueas habla de “UN SEÑOR EN ISRAEL”. Esta es una profecía que no sólo anuncia el nacimiento de Jesús en Belén, sino su futuro reinado sobre la nación de Israel. El evangelista y apóstol Mateo se refiere a la misma profecía de Miqueas de arriba, y la cita en su evangelio, así (compárelo por favor): “Y Tu Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un GUIADOR (ó REGIDOR) que apacentará a mi pueblo Israel” (Mateo 2:6).  Entonces: ¡Señor es igual a Guiador o Regidor de Israel!

Evidentemente, Jesús no ejerció su función de regidor del pueblo de Israel, ya que los suyos (los judíos) no le recibieron cuando se presentó ante ellos personalmente hace dos milenios (Juan 1:12). Sin embargo, esta función la tendrá que cumplir cuando regrese nuevamente a la tierra, con sus ángeles de su poder (Mateo 25:31,34). Pablo dice que el reino de Jesucristo está indefectiblemente asociado con su manifestación en gloria ( Ver 2 Timoteo 4:1).

                 El Reinado de Jesucristo en Israel: Su Trascendencia

¿Qué importancia tiene el hecho de que Cristo será el regidor de Israel?¿Afectará este gobierno de Cristo sobre su pueblo, el mundo entero? La Respuesta la encontraremos en la misma Palabra de Dios, la Biblia. El profeta Daniel vislumbró una Era o Edad gloriosa en la cual un Rey y su reino cambiarían el mundo, y traerían la paz y la justicia a los pueblos. Es necesario leer todo el capítulo dos de Daniel, y en especial, el verso 44, que dice: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre”. Sí, Dios levantará un gobierno monárquico y teocrático que dominará sobre los demás reinos o gobiernos de la tierra, y que se hará prominente y duradero por mil años. Está es la última escena del drama de la historia de la raza humana. Un solo gobierno mundial dominante en la persona del Hijo de Dios… ¡y la destrucción de los malvados e incorregibles! (Salmo 37).

Es indiscutible que el hombre es esencialmente político; pues éste ha buscado siempre el bienestar para él y los suyos. Sí, por milenios los hombres han luchado por su supervivencia, y han anhelado una justicia social para todos. Otros han buscado hacerse poderosos, y dominar sobre los débiles; erigiendo pueblos y naciones prósperas que dominan sobre otros pueblos más débiles para explotarlos. Los resultados han sido las revueltas, los descontentos, los derramamientos de sangre, y mil males más. Aún hoy, los pueblos más oprimidos buscan que no se les explote más, y desean el cambio radical del orden de cosas imperante, y una justicia social auténtica. Los bancos y grupos económicos poderosos se enriquecen más y más a costa de los más pobres de las naciones más endeudadas del planeta. Desgraciadamente, las deudas de los países más pobres se hacen impagables, y año a año se acrecientan más y más hasta oprimirlos demasiado. Los políticos ya no saben cómo salir de este problema, y los pueblos ya no pueden soportar las cargas fiscales que pesan sobre ellos. Los pobres exigen un cambio, y por eso el reino de Dios es para ellos (Santiago 2:5).

Sin una justicia real y global, jamás podremos esperar que haya una paz verdadera en la tierra. Parece que esta justicia social jamás se producirá, porque los ricos son cada vez más codiciosos de dinero y poder, y no les interesa para nada el sufrimiento de los desposeídos. Estos ya están de antemano condenados por Dios, a menos, claro, que se arrepientan a tiempo. Dice Santiago 5:1-6 de los ricos: “¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla, vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia”. Lo que se condenó hace dos milenios, se condena aún hoy. Además, el socialismo también fracasó en sus intentos de cambiar esta injusta situación social, porque el problema está en el hombre mismo, quien desgraciadamente se encuentra alejado de Dios y de Su voluntad, y además, está sumido en sus bajas pasiones. Así lo revela Santiago 4:1 con estas palabras: “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?¿No es de vuestras pasiones, los cuales combaten en vuestros miembros?”. Entonces, La tarea consiste en cambiar al hombre para que se rinda a Dios y le obedezca. La separación del hombre de su Dios lo ha llevado a la ruina y al fracaso. Jesús dijo que apartado de él el hombre nada podía hacer (Juan 15:5).

En la profecía de Isaías, el profeta nos anuncia una era maravillosa en donde todos los males e injusticias de la tierra desaparecerán, cuando Dios mismo tome las riendas del poder de este mundo a través de su Cristo. Dice así el profeta Isaías: “Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén. Acontecerá que en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y  juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (2:1-4).

Aquí el profeta nos habla de una era maravillosa en donde los conflictos bélicos desaparecerán por completo. Será una edad en donde Dios dominará sobre los pueblos a través de su Cristo, el futuro rey de Israel. Sobre este Cristo venidero, el profeta Hageo nos dice lo siguiente: “Y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos” (2:7). Efectivamente, vendrá el Deseado de todas las naciones, el hombre ideal para gobernar a los pueblos con equidad. Además, véase que Dios llenará de gloria su casa, o sea, el nuevo templo que habrá en la ciudad de Jerusalén.

                             Jesús Vino a Anunciar su Reinado Milenario

El propósito de la primera venida de Jesucristo fue precisamente el de anunciar la cercanía de su reinado milenario en Jerusalén. En Lucas 4:43 él reveló la razón por la cual Dios lo envió al mundo hace dos milenios: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado”. Esta verdad es trágicamente ignorada por millones de “cristianos”— Imagínese amigo lector: ¡Millones de cristianos no saben para qué vino Cristo al mundo hace dos milenios! Pruébeselo usted mismo, preguntándoles sobre el motivo de su venida al mundo, a los que se enorgullecen de ser cristianos, ¡y usted se sorprenderá de escuchar diferentes respuestas! Ahora para usted, lector, queda claro que Jesucristo vino con un propósito definido—el de anunciar su reinado milenario en Israel. A este anuncio de su reino milenario judío, Jesús lo llamó: “El Evangelio del Reino”. Es por eso que Jesús comienza su ministerio predicando ese reino (Marcos 1:1,14,15) y también lo finaliza dando más detalles del mismo a sus discípulos más íntimos (Hechos 1:3).

El Reino de Dios es el mensaje que trajo Cristo al mundo, el cual se encuentra delineado en toda la Biblia, tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamentos. Es por eso que los eruditos en Biblia reconocen que el Reino de Dios es el tema central de la Biblia, y es el mensaje central de Cristo y sus apóstoles. En Lucas 8:1 leemos de la predicación apostólica, así: “Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él”. En el capítulo 9 de Lucas, y verso 2, leemos además: “Y los envió (Jesús) a predicar (a sus apóstoles) el reino de Dios, y a sanar a los enfermos”.

El Reino de Dios significará la solución de todos los males de nuestra sociedad, pues Jesucristo regirá con equidad el mundo con su iglesia leal, desde la ciudad de Jerusalén. En la Parábola de la Diez Minas de Lucas 19:11-27, leemos que los discípulos creyeron, por un momento, que el reino  de David era inminente cuando vieron a Cristo entrar en Jerusalén, la ciudad del Rey. Pero Jesús, en el verso 12, les explicó que él primero tenía que regresar al cielo para recibir un reino y luego volver para restaurarlo.

En otra oportunidad, cuando Cristo aparece ya resucitado, los discípulos siguen conversando con él sobre su reino por espacio de cuarenta días (Hechos 1:3). De ese “seminario intensivo” acerca de su reino milenario, surgió una pregunta de los discípulos: “¿Señor, restaurarás el reino a Israel en este tiempo”? (Hechos 1:6), y Jesús sólo se limita a responderles que el tiempo sólo lo sabe Dios (v.7).

Entonces el tiempo de la restauración del reino de David sólo lo sabe Dios, y esto significa que es imposible dar una fecha exacta o aproximada de este magno suceso que conmocionará el mundo. Lo cierto es que ese reino o gobierno de Cristo se inaugurará cuando, y sólo cuando, él regrese por segunda vez a la tierra desde los cielos. En Mateo 25:31,34 Jesús explica este asunto del reino, y revela lo siguiente: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria…entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”.

                     Buscando el Reino de Dios y Su Justicia

¿Qué debe estar buscando un verdadero cristiano?¿el cielo? o ¿qué? El Señor Jesucristo responde esta pregunta de la siguiente manera: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).  Y también dijo que pidiéramos, en la “oración modelo del Padre Nuestro”: “Venga tu reino”, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10). En esta parte de la oración del “Padre Nuestro” Jesús enseña que pidamos por la venida del reino de Dios—¿para qué? ¡Para que se haga la voluntad de Dios en la tierra, así como se hace en el cielo! Pero definitivamente la voluntad de Dios no se está haciendo cabalmente en la tierra como se hace en el cielo. En el cielo no hay rebeliones, guerras, hambres, injusticias, pecados, contaminaciones, y cosas como éstas; de modo que vendrá el día en que la voluntad de Dios sí se hará completamente en la tierra como se hace en el cielo. La tierra será un pedacito de cielo. No obstante, millones que rezan el “Padre Nuestro”, no saben lo que están pidiendo cuando repiten aquella parte de la oración que habla de la venida del reino, y desafortunadamente se han convertido en repetidores autómatas. Insistimos nuevamente que tales orantes no saben qué es eso que Jesús nos mandó a pedir: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”.

En la Biblia siempre encontraremos un interés profundo por la venida del reino de Dios. Por ejemplo, José de Arimatea, un discípulo de Jesús, quien cedió un pedazo de su tierra para sepultar a Jesús, también esperaba el reino de Dios (Marcos 15:43). Y aquel joven que fue invitado por Jesús a seguirle, y que le pidiera permiso para sepultar primero a su difunto padre, Jesús le dijo: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tu vé, y anuncia el reino de Dios” (Lucas 9:59,60). Y otro le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia tras, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:61,62). Y a un joven rico, Jesús le exigió que repartiera sus riquezas a los pobres, y que una vez hecho eso, le siguiera para ganar la vida eterna (Mateo 19:16-25). Cuán evidente es el hecho de que la anunciación del reino de Dios era—y es— algo de suma importancia que supera a todos los intereses temporales de esta vida.

Los judíos, contemporáneos de Jesús, estaban a la espera del reino de Dios, o de la restauración del reino de David, a través del Mesías esperado. En esos tiempos los romanos habían subyugado al pueblo judío, y los tenían oprimidos y explotados. Antes de la venida de Jesús, hubo cierto grupo de judíos llamados: “los zelotes”, que habían provocado revueltas con el propósito de liberarse del opresor extranjero, pero fueron aplastados. En Masada, cientos de revolucionarios judíos prefirieron suicidarse antes de caer en manos de sus enemigos. Pero el fracaso de los zelotes no desanimó a los judíos patriotas, pues siguieron esperando por la aparición del Mesías con su fuerza armada poderosa que le pudiera hacer frente al invasor europeo. Sin embargo, cuando apareció Jesús como el Mesías, sus paisanos judíos no podían aceptarlo, puesto que su manifestación como un hombre humilde, no podía ser la de un rey libertador. Les era imposible creer en ese pretendido Mesías que  venía a su tierra sin un ejército poderoso y victorioso. Su rechazo fue automático, implacable, y sin meditación de las profecías de las Escrituras.

Jesús les había explicado a sus paisanos judíos que todo lo escrito en las Escrituras tendría que cumplirse en él(Lucas 24:44). En la sinagoga de Nazaret, Jesús hizo mención de la profecía de Isaías —en el capítulo 61— que hablaba de su misión para su primera venida. Pero Jesús sólo leyó el primer verso, y parte del segundo, y luego cerró el libro, a pesar de que éste contenía once versículos. ¿Por qué no leyó Jesús todo el capítulo 61 de Isaías? Es claro que Jesús sólo vino a cumplir una pequeña parte de esa profecía Mesiánica en su primera venida, la cual no decía nada de una revolución militar para derrocar al invasor de ese entonces. Su misión sería más bien la de ser ungido para proclamar el evangelio a los pobres; a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos (por el diablo, Col.1:13), y vista a los ciegos (físicos y espirituales), a poner en libertad a los oprimidos (por el diablo), y a predicar el año agradable del Señor. No obstante, los judíos entendieron que esto tenía que ver con su liberación del yugo romano, la cual, de hecho, no ocurrió en su primera venida. Entonces esa liberación fue una de carácter espiritual y moral, y no de una potencia extranjera dominante. Ya en su segunda venida, o segunda presentación personal, él cumplirá con el resto de las profecías concernientes a su misión en la tierra. Estas profecías por cumplirse incluirán la verdadera liberación del yugo opresor que tendrá Israel nuevamente en el fin de los tiempos de los gentiles, y el consiguiente reestablecimiento del antiguo reino monárquico-teocrático de David en ese país de Dios.

                        Jerusalén—la Ciudad del Gran Rey Davídico

Hoy en día los judíos ortodoxos están esperando aún la primera venida de Cristo—la cual es la Segunda para los cristianos. Cuando Jesús venga con todo su poder, entonces los judíos por fin creerán en él (Romanos 11:25-28). Para ese entonces, Jesús volverá a su país Israel para liberar a su pueblo de sus enemigos árabes, camitas (los asiáticos), y Jafetitas (los europeos) que se habrán reunido para combatir contra el Mesías que ha regresado. Jesús regresará justo a tiempo cuando, los poderes de occidente y del oriente se hayan congregado para luchar contra el pueblo hebreo, con la finalidad de borrarlos del mapa. Esto lo predijo David en el Salmo 83:1-18, Zacarías 14:11,12, Ezequiel 38, etc. Hoy vemos cómo la nueva nación de Israel está constantemente amenazada por sus vecinos enemigos, sufriendo intimidaciones y atentados terroristas por parte de los palestinos principalmente. La iglesia católica, encabezada por el Papa Juan Pablo II, está promoviendo la internacionalización de Jerusalén, en vez de que siga siendo una ciudad soberana de los judíos, desconociendo así flagrantemente lo profetizado por Dios, en el sentido de que Jerusalén es la ciudad de del Dios bíblico, y de su Cristo (Mateo 5:33-35). Jamás Dios la prometió para los iraquíes, griegos, iraníes, romanos, sirios, libios, turcos, palestinos o alemanes inconversos. Jerusalén es la ciudad de YHWH y él la prometió a Abraham y a su simiente (singular)(Génesis 13:15; 15:18, Gálatas 3:16,29).

También Jesús predijo que Jerusalén sería pisoteada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan (Leer en seguida Lucas 21:24). No es de extrañar lo que ha venido ocurriendo con Jerusalén en los últimos 2,500 años. Todo lo que le ocurre ahora estaba profetizado por los profetas y por Cristo mismo. Pero llegará el día en que “Los tiempos de los gentiles” se cumplan para dar paso a los tiempos de los judíos. En esta oportunidad, la bendición del mundo vendrá de los judíos (Juan 4:22), de aquellos verdaderos hijos de Abraham, los hijos de la fe. El Señor Jesús, el judío por excelencia, será el líder de la nueva Era Venidera de justicia, la cual él inaugurará con sus elegidos de todos los tiempos: los que esperaron en él y creyeron en su nombre.

Israel es el “reloj de Dios”, pues lo que ocurre en esa pequeña nación hoy nos orienta y nos da más luz de lo que está por acontecer en el mundo entero. Desde el renacimiento del estado judío el 12 de Mayo de 1948, los estudiantes de la Biblia están conscientes de que el regreso de Jesús en gloria no se tarda, pues Jesús explicó en Mateo 24 que la generación final que viera cumplirse todo lo profetizado por él en ese capítulo de Mateo, le vería venir también a él en gloria, y serían testigos del reestablecimiento de su reino en Jerusalén (Mateo 24:34).

           Es Necesario Nacer de Nuevo para Ver y Entrar en el Reino

Jesús le dijo al Fariseo Nicodemo que era necesario que él “naciera de nuevo” para ver y entrar en su reino (Juan 3:3-5). Sin duda, Nicodemo se quedó perplejo con tal exigencia del Maestro, y le volvió a preguntar: ¿cómo podría nuevamente entrar en el vientre de su madre y nacer siendo viejo? A lo que Jesús le contestó que debía más bien nacer de otra forma: de agua y del Espíritu.

El agua, si bien se refiere muchas veces a la Palabra de Dios, pues ella lava como el agua (Juan 15:3, Efesios 5;26), no obstante, en este caso, Jesús se refería al bautismo por inmersión para recibir el Espíritu Santo (Véase Hechos 2:38). Vemos, por ejemplo, a Felipe, un discípulo prominente de Jesús, predicando el evangelio del Reino y el nombre de Jesucristo, y bautizando a sus creyentes (Hechos 8:12). El bautismo era una práctica común para ser parte de la iglesia de Cristo, y en consecuencia, para ingresar en el reino de Dios (Hechos 2:38-47). Y finalmente, la gran comisión de Cristo dada por él mismo, poco antes de su partida al cielo, fue: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:15,16). ¡El bautismo sigue siendo una exigencia para ser salvo aun hoy! (Ver también 1 Pedro 3:21).

                                          Reyes en el Reino de Cristo

Una vez que los creyentes se bautizan, son ungidos por el Espíritu Santo para ser reyes en el reino de Cristo. Así como Jesús fue ungido por el Espíritu Santo para ser el Rey del reino venidero de justicia, los creyentes son igualmente ungidos (=cristos) como Jesu-Cristo para también regir como reyes en el mundo de mañana (Véase 2 Corintios 1:21). Los creyentes de todas las épocas, en el reino milenario de Cristo, tendrán una responsabilidad importante en el gobierno de las naciones de esta tierra. Veamos algunos  pasajes de la Biblia:

Apocalipsis 5:10: “Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”. Apocalipsis 2:26: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones”. Mateo 19:28: “Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a  las doce tribus de Israel”.  Isaías 32:1: “He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio”. Salmos 122:5: “Porque allá (en Jerusalén) están las sillas del juicio, los tronos de la casa de David”.

Todos estos pasajes nos muestran que los cristianos están llamados a conformar un nuevo gobierno mundial divino que traerá la paz y la justicia verdaderas a la tierra. Nosotros, como Jesús, hemos nacido para tener la oportunidad de cambiar los destinos de este mundo malo, si creemos en Cristo y en su evangelio del reino de Dios. Jesús quiere que hoy los hombres se identifiquen con él y su causa, y se hagan miembros de su “partido” por llamarlo mundanamente. Este partido es su iglesia verdadera y mesiánica. El desea formar hombres probos y limpios que hayan vencidos las tentaciones mundanales, tal como lo hizo Jesús en su vida terrena para hacerlos reyes de su reino milenario (p.e Mateo 4). Él está llamando a los nuevos dirigentes de la nueva sociedad que inaugurará al volver con sus ángeles a la tierra. Hoy debemos mostrar si somos idóneos para el reino, por medio de “no mirar hacia atrás”. Recordemos a la mujer de Lot (Lucas 9:62; 17:32). Hoy es el día de la salvación (Ver 2 Corintios 6:2). Hoy es el día en que tu vida puede tener futuro. Hoy es el día en que puedes construir tu inmortalidad. Decídete por Cristo y su reino y serás dichoso para siempre.

EL REINO DE DIOS: EL FUTURO SUPER GOBIERNO MUNDIAL EN LA NUEVA TIERRA

¡Honrando al rey, Jesucristo!

 Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Un Solo gobierno Mundial 

Un prominente político mundial dijo que la única solución para los problemas de este mundo caótico vendría de un solo gobierno mundial. Estas palabras parecieran haber sido inspiradas por la Biblia, la cual profetiza un futuro gobierno mundial en la tierra en la persona del Mesías escogido de Dios. 

En el Salmo 72:7,8,11 encontramos estas solemnes palabras proféticas: «Florecerá en sus días (del gobernante divino) justicia, y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna. Dominará de mar a mar y desde el río hasta los confines de la tierra. Todos los reyes (gobernantes) se postrarán delante de él; todas las naciones le servirán.» 

Estas son buenas noticias de verdad, porque por fin los presidentes y reyes del mundo reconocerán la soberanía de un extraordinario gobernante divino venido desde los cielos de Dios. Será un ser inmortal, poderoso, glorioso, sabio, justo, bondadoso, pacífico, recto, e iluminado por Dios mismo. El profeta Isaías estaba hablando de un hombre especial cuando profetizó: «Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite…» (Isaías 9:6,7). 

El profeta Daniel, otro de los profetas de la Biblia, dice: «Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; y su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.» (Daniel 7:13,14).  Aquí se predice que el reino o gobierno del «hijo del hombre» será indestructible, es decir; no será depuesto o tomado por ningún otro imperio. Será un gobierno feliz, estable, sólido, próspero, justo, pacífico, y con autoridad divina. Esta utopía de un mundo justo y pacífico se hará por fin realidad en un futuro cercano. ¡Estas son increíbles noticias ciertamente! 

También el profeta Daniel nos da detalles interesantes del gobierno que se establecerá en la tierra, y que desplazará a todos los gobiernos humanos imperfectos. «Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.» (Daniel 2:44). Es obvio que este futuro gobernante no tendrá oposición ni amenazas de las naciones porque sencillamente él las habrá desmenuzado y consumido con su poder. 

El Deseado de Todas las Naciones 

Al futuro rey de los pueblos se le llama: «El Deseado de Todas las naciones» (Hageo 2:7). Sí, el Mesías vendrá como el gobernante que todas las naciones han anhelado tener. «Y haré temblar a todas las naciones, dice Jehová, y vendrá el Deseado de todas las naciones…dijo Jehová.» Además dice de él la Biblia: «El Dios de Israel ha dicho, me habló la Roca de Israel. Habrá un justo que gobierne entre (no «sobre») los hombres, que gobierne en el temor de Dios. Será como la luz de la mañana sin nubes, como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra.» (2 Samuel 23:3,4). Según las últimas palabras del rey David, este gobernante mundial respetará a Dios y guardará su ley con justicia.                

Las naciones comprenderán que el Deseado de todas las naciones es el Mesías escogido de Dios, venido de arriba, de los cielos. Ahora bien, el Diablo también quiere desviar la atención de los hombres hacia «salvadores estelares» que viajan en naves velocísimas por todo el universo. El enemigo, Satanás, ha engañado a las gentes haciéndoles creer que efectivamente seremos enseñados por los «hermanos mayores», pero no por el «hijo de Dios». No obstante, el verdadero guía, maestro, y gobernante, vendrá del trono de Dios en dirección a la tierra en compañía de sus ángeles.                                

Este «Deseado de los pueblos» será un descendiente del famoso rey David. El profeta Isaías profetizó sobre este magnifico e ideal Soberano de este modo: «Saldrá una vara del trono de Isaí (padre de David), y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre  él el Espíritu de Jehová; Espíritu de sabiduría y de inteligencia, Espíritu de consejo y de poder, Espíritu de conocimiento y de temor a Jehová. Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra… Y Será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura…Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón (bandera o estandarte) a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa.» ( Ver Isaías 11:1-5,10). Vemos que el Gobernante ideal será sabio, inteligente, consejero, poderoso, conocedor, temeroso de Dios, justo y equitativo. Y todo esto porque en él reposará el Espíritu de Dios.

¿Quién este descendiente de David que inaugurará un gobierno mundial ideal? La Biblia lo revela en muchos pasajes de las Escrituras. En Mateo 1:1 se lee que Jesucristo es Hijo de Abraham e hijo de David. ¡Así comienza Mateo su Evangelio! Y esto no es gratuito, pues por algo el evangelista lo recalca como de primera importancia. También Pedro lo dice en su gran discurso ante los judíos del primer concilio en Jerusalén. Léalo usted mismo en Hechos 2:29,30.

Un Gobierno sin Ejército

«Y el juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra.» (Miqueas 4:3). Además, el profeta  Zacarías profetiza sobre aquella edad gloriosa, así: «Y   de Efraín destruiré los carros, y los caballos de Jerusalén, y los arcos de guerra serán quebrados; y hablará paz a las naciones, y su señorío será de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra» (Zacarías 9:10).

Notemos que las armas de guerra se convertirán en implementos agrícolas. Además, los tanques de guerra («carros y caballos»), y los misiles («arcos de guerra») serán destruidos   Notemos que habrá un desarme mundial. ¿No es lógico concluir que el gobierno de Cristo no requerirá de armas bélicas, al no haber amenazas ni conflictos de naciones? Es mucho el dinero que se gasta en armas bélicas. Miles de millones de dólares  gastan al año las naciones para armarse, cuando en realidad todo ese dinero podría usarse en la salud, educación, alimentación, vivienda,  etc. En los Estados Unidos, casi todas las familias tienen un arma en su casa. Los crímenes y asesinatos son cosa de todos los días en ese país, y en muchos otros. Las pandillas juveniles, los terroristas, los guerrilleros, los matones, etc, usan armas para matar. Pero en el gobierno de Cristo habrá seguridad total, pues no habrá armas para matar o asaltar.

Ni Explotadores ni Explotados

En relación a la super gobernación mundial venidera, la Biblia revela el fin de las clases sociales, y el fin de la pobreza y de las injusticias. Dice el profeta Isaías, así: «Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente…» (ver Proverbios 14:31). Y en Santiago leemos: «…vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán…» (5:1-6).

Sin duda, los más pobres serán los más beneficiados en el super gobierno de Cristo. Dice la Biblia: «Entonces los humildes crecerán en alegría en Jehová, y aun los más pobres de los hombres se gozarán del santo de Israel.» (Isaías 29:19). «Hermanos míos, amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?» (Santiago 2:5). «Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico al reino de los cielos» (Mateo 19:23). Es claro que los ricos explotadores y carentes de amor serán excluidos del reino o gobierno de Cristo, salvo  que se arrepientan a tiempo (2 Tesalonisenses 1:5-12). Es interesante oír lo que dijo María de Dios: «Hizo proezas con su brazo: Esparció a los soberbios…quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos.» (Lucas 1:51-53). 

Los Defectos Físicos Desaparecerán                   

Cuánto sufrimiento hay en el mundo hoy. Hay millones de personas que sufren de graves males sin que la ciencia médica puede hacer algo al respecto. Hay personas que han perdido un brazo, una pierna, la vista, el habla, el movimiento corporal; otros están enfermos física y espiritualmente; y otros están sufriendo por la pérdida de un hijo(a), esposo(a), amigo(a), hermano(a), y así por el estilo. Este es un valle de lágrimas, sin duda. Pero el profeta bíblico Isaías predice una época en la cual las enfermedades, las taras, y los defectos desaparecerán para siempre. «Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un siervo, y cantará la lengua del mudo.» (Isaías 35:5,6).    

Las Tierras Áridas y los Desiertos desaparecerán 

Muchos lugares del mundo son grandes desiertos que siguen aumentando por la falta de agua o por el exceso de la tala de árboles. Este problema aumenta el hambre y la pobreza en el mundo en gran parte por culpa del mismo hombre irresponsable. Pero este problema será revertido por el gobierno de Cristo. Dice el profeta Isaías nuevamente: «En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de agua, y manantiales de agua en la tierra seca. Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente.» (Isaías 41:18,19). «El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de agua; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos.» (Isaías 35:7). Esto significará más agua y más cosechas para alimentar a toda la humanidad hambrienta de los países más pobres y olvidados. «No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá.» (Isaías 49:10). «Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno» (Apocalipsis 7:16). 

Niños y Bestias Salvajes Convivirán Juntos

 ¿Qué niño tendría como mascota suelta a un león? ¡Ninguno! Claro que muchos pueden tener un felino enjaulado, pero no deja de ser peligroso. En la nueva gobernación del Mesías Jesús, el mundo experimentará la paz total, incluso con las bestias más peligrosas de los bosques y selvas. Dice el profeta Isaías: «Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán…» (Isaías 11:6-9).

Los cazadores matan a los animales para comercializar sus pieles, cabezas, colmillos, cuernos, y su carne, sin prestar atención a las leyes que rigen su caza. Muchas veces las bestias se vuelvan más feroces por la crueldad humana. El rey Salomón dijo: «El justo cuida de la vida de su bestia; mas el corazón de los impíos es cruel.» (Proverbios 12:10). En el nuevo gobierno mundial, los justos cuidarán de las bestias con el mismo amor que se siente por cualquier otra criatura de Dios.                      

Los Delincuentes Desaparecerán 

Hoy la sociedad humana está plagada de delincuentes de toda índole. Las gentes temen salir a las calles solitarias, y aun, a las concurridas. En los países donde impera el terrorismo, la gente teme sufrir por algún atentado, y hasta morir sin culpa alguna. Pero los asaltos, la drogadicción, las violaciones, etc, están a la orden del día. Pero en el gobierno de Dios, la tierra será limpiada de todos los malvados. Dios dice: «No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.» (Isaías 11:9). «Porque los malignos serán destruidos, pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra. Pues de aquí a poco no existirá el malo; observarás su lugar, y no estará allí… porque los benditos de él heredarán la tierra; y los malditos de él serán destruidos.» (Salmo 37:9,10,22). En el Nuevo Orden Mundial, el mal será finalmente extirpado, y no quedará impío alguno que haga de las suyas. De este Soberano que traerá la ley y el orden, dice el profeta Jeremías: «He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.» (Jeremías 23:5). El profeta Isaías también profetizó: «He aquí que para justicia reinará un rey…» (Isaías 32:1). Este justo hará justicia en la tierra, y no tolerará el malo dentro de su gobernación mundial (Ver Isaías 60:18)-   

El Ateísmo y las Falsas Filosofías Desaparecerán

 Dice el profeta Isaías: «…porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.» (Isaías 11:9). «Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas…» (Isaías 2:3). Sólo habrá un filosofía de vida—¡la de Dios! 

Sólo el Dios de la Biblia será Exaltado                       

Jehová es y será el único Dios vivo en toda la tierra. El rey David dijo: «Y conozcan que tu nombre es Jehová; Tú solo Altísimo sobre toda la tierra» (Salmo 83:18). También dice: «Entonces las naciones temerán el nombre de Jehová, y todos los reyes  de la tierra tu gloria; por cuanto Jehová habrá edificado a Sión, y en su gloria será visto.» (Salmo 102:15,16). Dios dice: «Y santificaré mi grande nombre, profanado sobre las naciones;… y sabrán las naciones que yo soy Jehová, dice Jehová el Señor, cuando sea santificado en vosotros delante de sus ojos.» (Ezequiel 36:23). 

La Humanidad Será Longev 

¡Cuánto deseamos todos vivir más y mejores años!. Muchos han buscado el «elixir de la eterna juventud» y no la han encontrado. Hoy la gente practica deportes para estar en forma, hacen dietas, consumen vitaminas sintéticas, minerales, y tónicos naturistas para estar más sanos. Otros buscan vivir en el campo y con los animales para evitar la contaminación ambiental, y para alimentarse sólo de frutas y verduras. De este modo la gente busca vivir más y con una mejor calidad de vida. En Isaías 65:20 leemos: «No habrá más allí niño que muera de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla; porque el niño morirá de cien años, y el pecador de cien años será maldito». 

¡Notemos que dice que un niño morirá de cien años! Esto significa que el adulto podrá vivir cientos de años para luego morir. Sin duda, al eliminar el stress, la contaminación, la desnutrición, los vicios, etc, de la tierra, la vida se prolongará increíblemente. 

Por cierto que la mortalidad infantil habrá bajo a cero. Hoy la mortalidad infantil en los países pobres es alarmante, y esto, producto de la misma pobreza e ignorancia. Al eliminar la pobreza y la ignorancia, los hombres vivirán muchísimo mejor en todo sentido. 

Las Familias tendrán su Casa Propia                        

La casa propia ha sido el sueño de millones de familias en la tierra. Sí, una casa no es un lujo, sino una imperiosa necesidad de los esposos y de cualquier persona que aspira a su independencia. No obstante, no todos pueden acceder a ella por carecer de suficientes recursos económicos. Muchas familias tienen que conformarse en vivir en tugurios, o en casas alquiladas, en el mejor de los casos. Pero en la nueva administración del super gobernante Jesucristo, todas las familias podrán edificar sus casas en terrenos propios. El profeta Isaías lo predice con estas palabras: «Edificarán casas, y morarán en ellas…no edificarán para que otro habite…y mis escogidos disfrutarán de las obras de sus manos.» (Isaías 65:21,22). 

El Gobierno Mundial de Jesucristo Durará Mil Años 

El poseso Adolfo Hitler quiso inaugurar su reino («Reich») de mil años y sólo duró 12 años. ¡Una burda imitación del reino milenario de Cristo!. Hitler quiso ser «el Mesías» o salvador  del mundo, con sus ideas racistas de la superioridad de la raza Aria. Sin duda el Diablo es el gran imitador de Jesucristo. Pero la Biblia afirma que el «reich» o reino de Cristo sí va a durar mil años ininterrumpidos, cuando someta a todos sus enemigos y los tenga bajo sus pies. Dice en Apocalipsis 20:4 «…Y reinaron con Cristo MIL AÑOS.» Y es que el reino de mil años de Cristo es el reino de alguien Mayor y Único, el Dios del Universo. Ese reino estará basado en la equidad, y en el amor. Claro que será un gobierno con autoridad divina, por tanto, aplastaría cualquier rebelión si hubiera alguna (Zacarías 14:18,19).

7 PODEROSAS RAZONES POR LAS CUALES CREEMOS QUE JESUCRISTO AÚN NO REINA EN EL MUNDO

sietePor Ingº Mario A Olcese (Apologista)

                                                                      Texto clave

 

“ENTONCES EL ÁNGEL LE DIJO: MARÍA, NO TEMAS, PORQUE HAS HALLADO GRACIA DELANTE DE DIOS. Y AHORA, CONCEBIRÁS EN TU VIENTRE, Y DARÁS A LUZ UN HIJO, Y LLAMARÁS SU NOMBRE JESÚS. ESTE SERÁ GRANDE, Y SERÁ LLAMADO HIJO DEL ALTÍSIMO; Y EL SEÑOR DIOS LE DARÁ EL TRONO DE DAVID SU PADRE; Y REINARÁ SOBRE LA CASA DE JACOB PARA SIEMPRE, Y SU REINO NO TENDRÁ FIN” (LUCAS 1:31-33).

La mayoría de Cristianos ha oído el anuncio del ángel Gabriel acerca de la concepción milagrosa del Salvador Jesucristo en el vientre de María virgen, su madre. Pero estos cristianos no se han percatado de que el anuncio del ángel Gabriel incluía el hecho de que este Salvador se sentaría sobre el trono de David su padre, y que reinaría sobre la casa de Jacob para siempre. Sorprendentemente, son pocos los cristianos que saben esto último, y los que lo saben, no lo entienden.

También es bien sabido que Jesucristo habló de reinar en este mundo con su iglesia gloriosa y triunfante por un milenio (Apocalipsis 3:21; 5:10). Los estudiantes de la Biblia aún disputan si Cristo está ahora reinando o no del modo como estaba profetizado, o sea, en el trono de David y sobre la casa de Jacob. Ciertos cristianos afirman que Cristo ya está gobernando sobre su iglesia (=reino) desde el trono de Dios, el cual, según su interpretación, es el trono de David.  Es decir: a).- Cristo es el rey, b).- El trono de Dios es el trono de David, y 3).- La iglesia es su reino.

Esta escuela de interpretación a-milenaria o a-milenarista no admite un milenio venidero de justicia, y tampoco un reino davídico en la tierra de Israel. En otras palabras, para los oponentes al milenarismo, Cristo ya reina milenariamente entre sus seguidores fieles y consagrados (o iglesia) desde su trono celestial (“el trono de David”). Además, para los a-milenaristas, Jesús cumplió todas las profecías mesiánicas concernientes a su reinado cuando se estableció o se fundó su iglesia en Pentecostés. Se puede decir, por ejemplo, que la iglesia católica es a-milenarista y contraria a la creencia del restablecimiento de un reino judío nacional (el verdadero trono de David) en la tierra de Israel (o “casa de Jacob”). Los católicos creen que su iglesia es el reino de Cristo, y que ella ya está disfrutando de su “descanso milenario” con Cristo.

Pero los a-milenaristas católicos y protestantes debieran recordar que hay muchos pasajes indiscutibles que prueban que Cristo aún no reina sobre la iglesia, y menos aún, sobre las naciones. Recordemos que el reino de Cristo involucra a todas las naciones bajo su dominio (Daniel 2:44, Salmos 72:8,11). En seguida examinaremos 5 pasajes claves:

1.- En Mateo 25:31,34 Jesús dice: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria….entonces el rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”.

Comentario: Este pasaje es claro y contundente. Aquí está diciendo Jesús mismo que él se sentará en su trono de gloria —no para cuando resucite y sea llevado al cielo— sino más bien para cuando él regrese al mundo por segunda vez. Si los a-milenaristas afirman que Cristo ya está sentado en su trono de gloria, entonces necesariamente la segunda venida de Cristo ya se produjo hace dos mil años, en Pentecostés; ocasión según ellos, que se estableció o fundó el reino de Cristo.

Por cierto que de estos dos versículos se extrae la enseñanza de que la iglesia, o los benditos de Dios, heredarán el reino para esa oportunidad u ocasión. Pero, ¿creyó Pablo—el apóstol póstumo de Cristo—que Jesús ya había vuelto en el 33 E.C? Nótese que Pablo, allá por el año 65 dC, le dice a Tito que la venida de Cristo es aún la bendita esperanza de los creyentes (Tito 2:13). Esto refutaría cualquier afirmación de una segunda venida de Cristo en Pentecostés.

2.- Mateo 19:28:  “Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel”.

Comentario:

Este segundo pasaje tiene relación con el primero. Ambos hablan de que Cristo se sentará en su trono de gloria: El primero, en su parusía o segunda venida; y el segundo, en la regeneración. Y es que en la segunda venida de Cristo se producirá la re-generación de todas las cosas. Esto tiene relación con su reino o la toma de su trono. Y también Pedro afirma en Hechos 3:21: “A quien (Jesucristo) de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo”. Aquí Pedro habla de la restauración (=regeneración) de todas las cosas. Jesús está en el cielo esperando el tiempo de la regeneración o restauración de todas las cosas. Todo se regenerará con la presencia benefactora del rey Jesucristo en la tierra. Él será el rey universal que tomará el trono de David su padre en Jerusalén, la ciudad del gran rey (Mateo 5:33-35). Véase en el diccionario la definición de la palabra restauración.

Si Cristo está ahora sentado en el trono de David, entonces eso significaría que todo ha sido ya regenerado o restaurado en la tierra. Sin embargo, vemos que en la tierra todo sigue igual o peor. Hay más corrupción, violencia, impiedad, ateísmo, indiferencia, insensibilidad, falta de respeto, falta de amor, divorcios, abusos infantiles, depravación sexual, satanismo y ocultismo, etc. Sin duda Cristo aún no ha tomado el trono de David su padre para regenerar el mundo de hoy que está en caos y desorden.

3.- Apocalipsis 20:1-5: “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo. Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar, y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años”.

Comentario:

Este pasaje describe los sucesos previos al reinado de Cristo. Primero, el diablo y sus ángeles deben ser atados en el abismo por diez siglos. Luego Juan recibe la revelación de que Cristo y sus mártires procedieron a reinar durante ese lapso de diez siglos sin la presencia del diablo y sus demonios. Ahora bien, si decimos que Cristo ya está reinando desde que ascendió a los cielos hace dos milenios, entonces el diablo ya fue atado en el abismo para que no engañe más a las naciones. Pero, ¿creerá alguno que este mundo no está engañado por el diablo?¿De dónde se genera tanto crimen, perversión, violencia, materialismo, ateísmo, brujería, ocultismo, satanismo, etc, etc?¿No es acaso del diablo? (véase Juan 8:44). Y Juan, 60 años después de Pentecostés del 33 d.C, afirmó que el mundo entero aún yacía bajo el poder del  diablo (1 Juan 5:19). Esto prueba que Cristo no pudo empezar a reinar desde el cielo un poco después de su ascensión al Padre, en Pentecostés, como afirman los a-milenaristas .

4.- Hechos 1:6,7: “Entonces los que se habían reunido le preguntaron (a Jesús), diciendo: Señor, restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”.

Comentario:

Estos versículos son interesantes, pues hay quienes creen que Cristo ya nunca más restaurará el reino davídico en Israel, y que más bien él ya está reinando hoy desde el cielo sobre su iglesia. Si esto es verdad, Jesús llevaría dos mil años reinando, o sea, mil años más de lo profetizado. Pero Jesús jamás dijo que iría al cielo para tomar el trono de David su padre, y reinar desde los cielos. Más bien en Hechos 1:6,7 Jesús tácitamente confirma la verdad de la restauración del reino davídico en Israel por medio de darles una respuesta sugestiva en el verso 7. Nótese que Jesús no los corrigió por suponer la posibilidad de la restauración del reino a Israel. Él no dijo algo así como: “Están errados, pues nunca más le será restaurado el reino a Israel”. Lo que verdaderamente les dijo Jesús es que ellos no deben estar averiguando el tiempo exacto para esa tan anhelada y justa esperanza mesiánica.

Estos versículos de Hechos de los apóstoles confirma que Cristo vendrá a restaurar el trono de David su padre a fin de retomar su trono y cetro prometidos. Eso ya lo había él expresado en Mateo 25:31,34 y Mateo 19:28.

Pero hay aún cristianos que creen que la pregunta de los discípulos en Hechos 1:6 fue producto de su ignorancia y mal entendimiento del reino de Dios. Pero como dije antes, Jesús no los reprendió o corrigió por ese supuesto mal entendido. Y además, resulta extraño que todos los discípulos, al parecer, hayan preguntado lo mismo. ¿Fueron todos “torpes”? Imposible!

5.- Apocalipsis 11:15-18: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos… diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. Y se airaron las naciones…”.   

Comentario:

Nótese que el séptimo ángel anuncia el reinado de Jesucristo, el cual hace que los reinos de este mundo sean suyos, y estén bajo su dominio. Pero las naciones no se van a quedar con los brazos cruzados esperando ser dominadas por el Mesías. Ellas se airarán por causa del establecimiento del reino mesiánico y opondrán resistencia feroz pero serán neutralizadas y sometidas. ¿Se puede decir que esto ya ha ocurrido en la tierra?¿Se puede decir que las naciones se han airado por el supuesto establecimiento del reino de Cristo en la tierra? ¡No! La iglesia, salvo pocas excepciones, vive en relativa paz y sin persecuciones. Incluso en Rusia hay mayor apertura a la religión cristiana y los feligreses pueden reunirse sin temor a ser perseguidos como ocurría bajo el marxismo.

También es interesante notar que el reino de Cristo se hará evidente cuando se hayan cumplido las otras seis trompetas precedentes que anuncian: granizo y fuego mezclados con sangre en la tierra que quemó a la tercera parte de la hierba verde,  y también la tercera parte del mar se convirtió en sangre, muriendo la tercera parte de los seres marítimos, y la tercera parte de los buques. El tercer ángel anuncia la destrucción de la tercera parte de los ríos y fuentes de agua, ocasionando la muerte de mucha gente. La cuarta trompeta anuncia la herida de la tercera parte del sol, la luna y las estrellas, para reducir la luz del día en un tercio. El quinto ángel trompetero anuncia una plaga de langostas con poder de escorpiones para herir a los impíos. El sexto ángel trompetero anuncia la muerte de la tercera parte de los hombres por fuego, humo y azufre. Y el séptimo ángel, como dijimos, anuncia el establecimiento del reino de Cristo y su dominio mundial. ¿Acaso los a-milenaristas pueden decirnos que todas las seis trompetas ya se han cumplido antes del supuesto establecimiento del reino de Cristo hace dos milenios?

6.- Salmos 72:7,8: “Florecerá en sus días justicia, y muchedumbre de paz, hasta

que no haya luna, dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra”.

Comentario:  Aquí hay una profecía concerniente al reinado de Cristo. Se anuncia que florecerá en su reinado la justicia y la muchedumbre de paz hasta que no haya luna, y que dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra. Pero es difícil que esta predicción ya se haya cumplido, pues no hay ni justicia ni paz en el mundo entero. Aún la China, un país que alberga el 20% de la población mundial, no conoce a Cristo, y menos aún, pertenece a su iglesia.  Se sabe que sólo un 0.5% de los chinos ha oído el evangelio del reino debido al comunismo imperante. Obviamente Cristo no “reina” en China aún. Y si no reina en China, y en los países Islámicos y Budistas, ¿cómo es que hay cristianos que piensan que Jesús ya reina en el mundo entero?

Pero ¿por qué no hay paz y justicia en el mundo? Sencillamente porque Cristo aún no ha tomado el trono de David su padre en Jerusalén, la capital de Israel. Sólo cuando él regrese glorioso y poderoso desde los cielos se hará realidad la transformación de la sociedad humana. Eso ya lo dijo San Pedro en Hechos 3:19-21, y el mismo Señor Jesús en Mateo 25:31,34.

7.- 2 Samuel 23:3: “El Dios de Israel ha dicho, me habló la Roca de Israel; habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Dios”.

Comentario:

Esta es una profecía mesiánica que predice el gobierno de un justo ENTRE los hombres. Nótese que la predicción no dice que un justo reinará sobre los hombres, o desde las alturas, o desde los cielos. Lo que dice claramente es que un justo gobernará entre los hombres, lo que implica que su trono de gobierno se localizará en la tierra.

Los campbelitas nos deben una explicación, pues ellos insisten en que el trono de David está en el cielo, y no en Jerusalén. Además, la interpretación a-milenarista tuerce la predicción llevando el reinado del justo a una esfera cósmica y no terrena.

Para Mayor Información Dirigirse a:

Ing.° Mario A Olcese (APOLOGISTA)

¿ES JESÚS EL GRAN “YO SOY” DE ÉXODO 3:13,14?

Estas palabras, pronunciadas por nuestro Salvador en Jn.8: 58, han dado lugar a mucha controversia y confusión. Algunos usan este versículo para probar la pre-existencia del Mesías. Otros lo utilizan para probar la doctrina de la Trinidad. Y luego están los que lo utilizan para demostrar que Yeshua es el gran «YO SOY» de Ex.3: 14.

La frase «Yo soy» es «ego Eimi» en Griego. Dado que el Nuevo Testamento Griego registra a Jesús usando «ego Eimi» muchas veces, los teólogos cristianos llaman el uso de “ego eimi” de Jesús como los «Yo Soy de Jesús”. «Se cree que cada una de estas ocureencias implica la identidad de Yeshua como el» YO SOY «de Ex.3: 14. ¿Puede ser verdad? ¿Puede nuestro Salvador, el Hijo de Yahvé, ser el famoso “YO SOY”?

Ex.3 :14-15 dice así: «Y Elohim dijo a Moisés, YO SOY EL QUE SOY: y él dijo: Así tú podrás decir a los hijos de Israel, YO SOY me ha enviado a vosotros. Y Elohim dijo además a Moisés, Así tú podrás decir a los hijos de Israel, Yahvé, Elohim de vuestros padres, el Elohim de Abraham, el Elohim de Isaac y el Elohim de Jacob, me ha enviado a vosotros: es mi nombre para siempre, y esto es hasta mi memoria para todas las generaciones. » Por lo tanto, el «YO SOY» es identificado como «Yahvé».

¿Y qué es lo que Yahvé dice en el Salmo.2: 7? «Voy a declarar el decreto: Jehová me ha dicho a mí, Tú eres mi Hijo, hoy te he engendrado». Yahvé es el Padre de Yeshua. Yeshua es el Hijo de Yahvé. Yeshua no es el Señor y el Hijo no es el Padre. Por lo tanto, Yeshua (el Hijo del Señor) no puede ser el YO SOY (Yahvé). Esto solo debe ser suficiente para desacreditar la creencia de que Yeshua reclamaba ser el «YO SOY». Pero vamos a ver en el asunto un poco más lejos. En la Septuaginta Griego (LXX), Ex 3:14 lee,

En la Septuaginta en Español este pasaje lee: Y Dios habló a Moisés, diciendo, Yo soy el Ser; y él dijo: Esto deben decir a los hijos de Israel, el Ser me ha enviado a vosotros”

En la Versión del Rey Jaime éste lee: “Y Dios dijo a Moisés, YO SOY EL QUE SOY: Y el dijo, Aí dirás tú a los hijos de Israel, YO SOY me ha enviado a vosotros”.

En Juan 8:58, «YO SOY» está en Griego. Como puede ver,  en Ex 3:14 es sólo el preludio de lo que el Todopoderoso realmente quiso que supieran los Israelitas, esto es, que Él era el «El Ser» o «el que existe».

Si Jesús realmente quiso decir a los Judíos que él era el gran “YO SOY” de Exodo 3:14, él hubiera dicho, “Antes de que Abraham fuese yo soy el Ser” o “Yo soy el que Existe».

Se cree que Jn.8: 59 apoya más la posición de que Yeshua es el «YO SOY». ¿Por qué otro motivo sería que los Judios trataran de apedrearlo a él? Obviamente él supuestamente blasfemó a los ojos de los Judios, una ofensa que merecía la lapidación. Pero blasfemó en verdad? Es la mera expresión de «ego Eimi» una blasfemia? Identifica el uso de»ego Eimi» automáticamente al vocero como Yahvé, el YO SOY?

Varias personas, además de Yeshua, usaron «ego Eimi» también. En Luc.1: 19, el ángel Gabriel dijo:»Ego Eimi Gabriel». En Jn.9: 9, el ciego cuya vista fue restaurada por Yeshua dijo:»Ego Eimi». En Hechos 10:21, Pedro dijo,» He aquí, ego Eimi  (Yo soy) aquel a quien buscáis”. «Obviamente, el mero uso de»ego Eimi» no equivale a un «YO SOY «de Ex.3: 14. Pero tal vez el uso del Salvador del mismo fue algo diferente. Después de todo, bajó del cielo.

Si, de hecho, Yeshua habló Griego a la Judios (que lo dudo), él utilizó la frase «ego Eimi» por lo menos veinte veces y, sin embargo, en sólo un ejemplo o caso los Judios trataron de apedrearlo (Jn.8: 58). Yeshua dijo:» Yo soy el pan de vida «a una gran multitud en Jn.6: 35 & 48, pero nadie se opuso a él. En el versículo 41, los Judios murmuraban porque él dijo: «Yo soy (ego Eimi), el pan que descendió del cielo. «Pero en el versículo 42, los Judios sólo pusieron en tela de juicio la frase,»Yo he bajado del cielo «y hacen caso omiso a «ego Eimi». Lo mismo cabe decir de los versos 51 y 52.

En Jn.8: 12, 18, 24, y 28, Yeshua usó «ego Eimi» con los fariseos presentes (vs.13) y, sin embargo, no hubo intento de lapidación. Él, de nuevo, en cuatro ocasiones lo usa en Jn.10: 7, 9, 11, y 14 y no hubo lapidación. Yeshua dijo a sus discípulos,» … … para que pueden creer que soy (ego Eimi) » en Jn.13: 19 y sin un ojo de bateo.

Una cuenta interesante ocurre cuando en Jn.18 los Judios llegaron a detener a Yeshua en el Jardín de Getsemaní. Cuando los sumos sacerdotes y los fariseos dijeron que estaban buscando a Yeshua de Nazaret, Yeshua les dijo: Ego Eimi», y que cayeron hacia atrás a la tierra. No es claro por qué cayeron al suelo, pero lo que sigue deja claro que Yeshua no dice ser el YO SOY».

Después de la detención de Yeshua, los Judíos lo llevaron primero a Anás (vs.13). Luego lo llevaron a Caifás (vs.24) y, finalmente, a Pilato (vss.28, 29). Un registro paralelo se encuentra Mt.26 :57-68. Note, en particular, el versículo 59. Los mismos hombres que habían caído hacia atrás al suelo estuvieron presentes cuando el consejo buscó testigos falsos contra Yeshua para ponerlo a muerte. El versículo 60 dice que ellos no pudieron encontrar a ninguno. Finalmente se presentaron dos. Curiosamente, no levantaron falso testimonio acerca de lo que Yeshua dijo en Jn.8: 58, sino de su referencia a la destrucción del templo y la construcción de nuevo en tres días. ¿Dónde estaban todos los testigos de Jn.8: 58?

El punto sobre Mt.26 es, ¿por qué tendría que buscarse testigos falsos si hubo verdaderos testigos de la asistencia? Los oficiales de la detención escucharon decir a Yeshua «Ego Eimi. «Podrían haberlo apedreado a él allí, en el jardín de la blasfemia, pero no. Se podría haber informado sobre la supuesta blasfemia ante el consejo, pero no. ¿Por qué no? Porque no era la blasfemia, ni era una ofensa que mereciera la lapidación. El estaba sólo identificándose como Yeshua de Nazaret.

Esto nos lleva de vuelta a Jn.8: 58. ¿Por qué los Judios trataron de apedrearlo en esa ocasión? El contexto de Jn.8  muestra que Yeshua;

1) Acusó a los Judios de «juzgar según la carne» (vs.15).
2) Dijo que ellos morirán en sus pecados (vss.21, 24).
3) Implicó que ellos estaban en servidumbre (vss.32, 33).
4) Le dice que eran siervos del pecado (vs.34).
5) dijeron que fueron a matarlo (vss. 37,40).
6) Implicó que estaban espiritualmente sordos (vs.43, 47).
7) Les dijo que su padre era el diablo (vs.44).
8) Les dijo que no eran de Elohim (vs.47).
9) Los acusó de deshonrarlo a Él (vs.49).
10) Los acusó de no conocer a Yahvé (vs.55).
11) Los acusó de mentirosos (vs.55).

Aparte de eso, los Judios malinterpretaron las palabras de Yeshua llevándolos a creer:

1) que los acusó de haber nacido de la fornicación (vs.41).
2) Yeshua tenía un diablo (vs.52).
3) que se exaltaba a sí mismo por encima de Abraham (vs.53).
4) que vio a Abraham (vs.56).

Las palabras de Yeshua en el versículo 58 fueron la culminación de un encuentro que fue tan ofensivo para la Judios que no podían detenerlo más. Simplemente no podrían detenerlo más, así que buscaron apedrearlo, no a causa de dos sencillas palabras, «ego Eimi», sino porque él está haciéndose a sí mismo superior a su amado padre Abraham. Ellos trataron de apedrearlo ilegalmente.

¿Qué es lo que Jn.8: 58 significa realmente? Aunque no creo que podemos estar seguros de lo que Yeshua quiso decir debido a una variedad de razones, de las cuales una es la ausencia de este pasaje, tal como figuraba en el escrito original de Juan, me ofrecen la siguiente explicación.

Veamos el contexto de la declaración de Yeshua. Comienza en el versículo 51 con el pensamiento de la vida eterna; «Si un hombre guarda mis dichos, nunca verá la muerte.» Los Judios pensaron, ya que Abraham y los profetas estaban muertos, que Yeshua debió tener un demonio. El contexto es la vida eterna. Luego en el versículo 56 dice Yeshua: Abraham «se alegró de ver mi día». No dijo que vio a Abraham como los Judios han malinterpretado. ¿Cómo podría Abrahan ver el día de Yeshua? Heb.11: 13 dice: «Todos estos murieron en la fe, sin haber recibido las promesas, pero después de verlas de lejos, se convencieron de ellas, y las abrazaron y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra.» Él vio el día de Yeshua por la fe.

Yeshua entonces reanuda el contexto de su primera conversación diciendo, «Antes que Abraham fuese, yo soy». «Era» se deriva del griego «ginomai» que significa, “entrar en vigor, … surgir. » Lo que realmente quiso decir Yeshua, era «Antes de que Abraham venga a existir (en su resurrección para la vida eterna), yo lo haré. «La confirmación de este acuerdo viene a nosotros a partir de las figuras de expresión utilizadas en la Biblia por EW Bullinger, pgs. 521.522. Bajo el título «Heterosis (de los tiempos)», subtítulo «El Presente para el Futuro», él escribe, «Esto se pone cuando el diseño es para demostrar que algún evento sin duda vendrá a ocurrir, y se habla de él como si ya estuviese presente». A continuación se citan algunos ejemplos tales como Mt.3: 10b», por lo tanto, todo árbol que no da buen fruto se expone [se]  a ser tallado», y Mar.9: 31 b,» Porque él enseñó a sus discípulos , y les dijo: El Hijo del hombre es [será] entregado en manos de los hombres, y será matado, y después de que él esté muerto, se levantará al tercer día. «Entre esta lista de ejemplos de Heterosis está Jn.8: 58. En otras palabras, aunque bien escrito, «Antes de Abraham venga a ser, yo soy», con «Yo soy» en tiempo presente simple, el significado apunta para el futuro, «Antes de Abraham llegue a ser, lo haré yo. «

Algunas personas creen que este verso debería ser traducido, «Antes de Abraham existiera, yo existía». Sin embargo, ni  el verbo Griego está en el tiempo perfecto (tiempo pasado).  «Era» está en el tiempo aoristo  y «soy» está en el tiempo presente. Vamos a ver un poco más en  «Era». En cuanto al tiempo aoristo, un Manual de Gramática del Nuevo Testamento Griego de Dana y Mantey dice, «Tiene sólo relaciones de tiempo en el indicativo, donde es pasado y por lo tanto, aumentado». El verbo ginomai  (Era) está en el infinitivo, y no en el indicativo. Por lo tanto, no debe traducirse en el pasado.  Esta misma referencia dice del infinitivo, «El infinitivo aoristo denota lo que es posible o particular…» Abraham resucitará eventualmente por lo que el aoristo griego utiliza el infinitivo. El significado es: «Antes de que Abraham viene a ser» no «Antes que Abraham fuese (o existió).»

En conclusión, Yeshua no se declara que él es el gran «YO SOY» de Ex.3: 14. Yeshua no se declara a sí mismo Yahvé. Y Yeshua no declara su preexistencia. Él es el Hijo del Señor y el Hijo de la gran «Yo Soy».

 

LA LUZ ARTIFICIAL AUMENTA EL RIESGO DE CONTRAER CÁNCER

Lamparita
 
 

En la Universidad de Haifa se realizó un nuevo estudio estableciendo que los habitantes con el más alto nivel de luz artificial durante la noche, tienen una altísima posibilidad de contraer cáncer de próstata.

 

 

Este descubrimiento se une a los anteriores estudios realizados por los mismos investigadores, que encontraron una conexión entre la exposición a la luz artificial durante la noche y la incidencia en el cáncer de seno.Los países cuyos habitantes usan frecuentemente la luz artificial durante la noche tienen más riesgos de contraer cáncer de próstata, concluye un nuevo estudio llevado a cabo en la universidad de Haifa. Este estudio se adhiere a otro publicado en Chronobiology International 2008, en el que se determinó que la exposición a la luz artificial aumenta el riesgo de contraer cáncer de mama.El estudio fue llevado a cabo por los profesores Abraham Haim, Prof. Boris A. Portnov e Itai Kloog de la Universidad de Haifa conjuntamente con el Prof. Richard Stevens de la Universidad de Connecticut, en Estados Unidos y tuvo la intención de examinar la influencia de varios factores, incluyendo la cantidad de luz artificial durante la noche, en la incidencia de tres tipos de cáncer muy frecuentes en los hombres alrededor del mundo: próstata, pulmones y el intestino grueso.Los datos sobre la incidencia de estos tipos de cáncer en hombres de 164 países fueron obtenidos de una base de datos de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer. Los datos en los niveles de iluminación por la noche fueron obtenidos por DMSP (Defense Meteorological Satellite Program) por medio de imágenes de satélites. Los datos de iluminación nocturna fueron ajustados a la distribución geográfica de la población del país, a fin de alcanzar una medida exacta «de la cantidad de la luz artificial por la noche por persona».

Los investigadores también examinaron factores adicionales como por ejemplo el consumo de electricidad, el porcentaje del estado demográfico y socioeconómico urbano y otras variables.

En la primera etapa del estudio, ya se observó que existe un eslabón marcado entre la frecuencia del cáncer de próstata con los niveles de iluminación artificial nocturna y el consumo de la electricidad. Varios y diferentes métodos del análisis estadístico fueron usados para llegar a esta conclusión.

Acto seguido, los investigadores aislaron «la cantidad de luz artificial por persona por la noche «, a fin de examinar su efecto particular. Los países fueron divididos en tres grupos para esta etapa de estudio: aquellos con poca exposición de luz durante la noche; aquellos con exposición media y aquellos con exposición alta. Los resultados demostraron que la frecuencia del cáncer de próstata en aquellos países con la exposición de luz baja tuvieron un 66.77 pacientes aquejados de cáncer de próstata en 100.000 habitantes. Un aumento del 30% de personas afectadas por el cáncer en países con una exposición media de luz: 87.11 pacientes por 100.000 habitantes. Los países con el nivel más alto de exposición a la luz artificial por la noche demostraron un salto del 80% con 157 pacientes por cada 100.000 habitantes.

Según los investigadores, hay varias teorías que podrían explicar el aumento del cáncer de próstata debido a la exposición de la iluminación por la noche, como la supresión de la producción de la melatonina, la supresión del sistema inmunológico y un efecto causado en el reloj biológico del cuerpo debido a la confusión entre la noche y el día. Independientemente de la causa, existe un eslabón definido entre ambos. «Esto no significa que nosotros tenemos que volver a la Edad Media y apagar las luces en el país. Lo que ello significa es que este eslabón debería ser considerado en la planificación de la energía del país» indicaron los investigadores.

Los científicos implicados en el estudio añadieron que un aumento en el uso de luz artificial es considerado como una fuente de contaminación del medio ambiente por la Organización Mundial de la Salud. Por ello, la petición que hizo el Ministerio de la Protección del Medio Ambiente israelí para usar una iluminación eficiente de energía es problemática, debido a que este tipo de iluminación es mucho más brillante. Hay algo muy cierto: el país debería alentar ahorrar energía en la iluminación y así también limitar los niveles de contaminación.

Estimados amigos, creo que será mejor volver a nuestras cavernas prehistóricas… 


 

 

IRÁN: BOMBA ATÓMICA A MESES DE DISTANCIA

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El Jefe de Inteligencia militar, el General Yossi Badatz, advirtió que para finales de 2009 Irán tendrá la habilidad tecnológica para construir una bomba atómica.Por la redacción de Radio Jai

El Jefe de Inteligencia militar, el General Yossi Badatz, advirtió que para finales de 2009 Irán tendrá la habilidad tecnológica para construir una bomba atómica.El marco en el que ocurre esta previsión es uno de gran preocupación a nivel mundial, en el cual se teme Irán ingrese al selecto club de los poseedores de bombas atómicas.

En el mismo tono, Baidatz, cabeza de la división de investigaciones, señaló que sobre el final de año, una bomba nuclear por parte de Irán será una cuestión de tomar la decisión; no un problema de disponibilidad tecnológica.

En el día de ayer, el diario The Times citó fuentes de inteligencia que señalaban un pronóstico similar, donde sólo sería cuestión de que el líder religioso de Irán, el Ayatola Khamenei, diera el aval para que se concretara lo que, de momento, es uno de los mayores temores por parte de occidente.

En este ambiente de especulaciones y pronósticos, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, visitó en el día de hoy el reactor nuclear de Dimona.

En su recorrido, Netanyahu aprovechó para hablar con los encargados del lugar sobre asuntos que preocupan en gran medida a Israel, esto es, los desafíos políticos y de seguridad que enfrentará el país.

Baidatz también advirtió que en la atmósfera internacional, la eventual concreción de la bomba atómica en la República Islámica es cada vez más aceptada.

Y Baidatz señaló, en un reportaje en la Radio de Israel, que Irán está siendo cauto. Y que mientras tanto, continúa afianzándose en su progresivo poder nuclear.

 

¿ESTÁ USTED LLAMADO A PERTENECER A UNA RELIGIÓN EN PARTICULAR PARA SER SALVO?

Fieles_autoridades_despiden_Papa_plaza_San_PedroLa palabra “religión” aparece en la Biblia 2 veces. Primeramente este vocablo Religión, según el diccionario teológico ilustrado de Francisco Lacueva: “es de etimología incierta pues se discute si es re-ligare = volver o unir algo, o si es re-légere = volver a leer. Sin embargo, estos conceptos no estaban en la mente de los Apóstoles, porque era un término que se usaba en naciones paganas en relación a su vida ritual y en base a su praxis, por ende la toman prestada para enseñar algo que pudieran entender en su cultura. Dios a través de su Hijo nos invita a una relación intima y nada tiene que ver con la religión; pero en nuestra sociedad es común oír cuando nos preguntan ¿de qué religión es usted? Dando a entender a cuál grupo de doctrina usted sigue o cree. No obstante, veamos lo que dice la Biblia en Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. En ninguna parte dice que les dio potestad de ser de tal o cual religión, sino, más bien, ser hijos de Dios; por ende nuestra relación es padre-hijo.

Ahora bien, la religión es un sistema basado en ciertas reglas o normas que ejercen cierta potestad sobre alguien y nosotros no tenemos un sistema, tenemos una relación intima, familiar con Dios. El mundo no necesita un sistema religioso, necesita a Dios y la vida que otorga Él a todos lo que creen y le siguen; la religión no nos ministra vida sino muerte; la religión y los religiosos son complicados por sus ideas perfeccionistas y poco realistas; la religión está basada en su sistema al cual debemos aceptar y vivir para agradar a Dios. La Biblia enseña que nada podemos hacer para ganar Su favor, por eso nos dio a Su Hijo sin nada a cambio cuando menos lo merecíamos. Por lo tanto, la religión es el sistema creado por hombres acerca de la expectativa de Dios. Es por ello que hay tantas religiones porque cada quien tiene un concepto diferente de Dios. Toda religión esta llena de legalismos los cuales son posiciones extremas y que ahogan a sus miembros. El legalismo endurece el corazón del hombre que no acepta los errores de los demás porque deben ser perfectos, siendo ellos mismos imperfectos. El mismo Mesías dijo que solo hay uno bueno y ése es Dios. Dice Mateo 19:17: “El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios”.

Yo no trato de agradar a Dios para ganar su aprobación y así obtener su amor; yo he recibido su amor incondicional y le agrado por lo que ya ha hecho en mí. A veces siento que la religión mata a la gente poco a poco, y hay tanta gente preciada que desea tener una relación con Dios pero no quieren una religión. Pero la comunidad religiosa indistintamente, cualquiera que sea su denominación, sigue diciéndole a la gente otra cosa, exigiéndole hacer mucho para ganar a Dios. Por ello Iehoshúa hablo de su relación con el Padre como algo único, pero los religiosos de su época no lo aceptaron y lo perseguían.

En ciertos círculos religiosos, nos juzgan o critican por la forma de ver y enseñar a Dios conforme a la Biblia, pero ellos no aceptan eso porque tienen un sistema ya establecido de quien es Dios, sin darse cuenta de que son unos tontos útiles, y espero que nadie se ofenda por ello, pero no se han dado cuenta que caen en el juego de Satanás que desea que pensemos de Dios algo diferente a lo bíblico.

La religión siempre crea la imagen de que Dios está lejano y ninguno merece su favor, por ello mucha gente no disfruta una relación con Dios porque su idea es religiosa y legalista, nunca familiar. La relación con Dios esta basada en algo que ya hizo (pasado), no en lo que va hacer (futuro) en base a nuestras acciones. Consecuentemente, los religiosos cuando logran alcanzar algo se sienten orgullosos pero cuando fracasan en algo se sienten condenados porque fallaron, y esto sucede porque sus vidas están basadas en sus obras y no en el favor de Dios. La Biblia dice claramente en Efesios 2:9 “no por obras para que nadie se glorié”. La religión dice: “tu tienes que hallar la forma de seguir las reglas, no importa cuán imposible pueda parecer, es mejor que lo hagas o recibirás el castigo”. La relación con Dios dice: “haz lo mejor que puedas porque me amas. Yo conozco tu corazón y sé que vas a fallar porque es parte de la vida y del proceso de cambio y crecimiento, pero a pesar de ello yo te amo porque eres mi hijo. Confiesa tus faltas, arrepiéntete y sigue adelante, amándome como yo te amo a ti”. ¡Qué hermoso sería que se enseñara la relación con Dios conforme a la Biblia y no según la religión de los hombres, que ha creado un acercamiento legalista que nos roba la vida!

Y es por esta forma incorrecta de acercarse a Dios, mostrando más un compromiso con los hombres que con Dios al cual dicen llamar “Señor”, aunque sólo de labios, y teniendo sus corazones muy lejos de Él, que realmente creemos que no le aman de verdad, y menos, le temen. Debemos aprender como hijos a SER y no vivir siempre basados en el HACER. La gracia no es vivir libre del pecado sino vivir una vida en santidad el cual es un proceso progresivo y en el cual muchas veces vamos a fallar pero sin decaer y siguiendo adelante. Por ello la gracia nos libera y elimina toda condenación. Viviendo para servirle por amor y sin presiones y no viviendo una lucha contra la condenación. Los invito a tener una relación con Dios como hijo e hija, la cual traerá bendición a su vida y a su hogar.

Shalom

Gustavo Rivas

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