ALGUNAS COSAS DIFÍCILES DE ENTENDER

 

 

 

Por Mario A Olcese (Apologista)

 

“Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición. Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén”. (2 Pedro 3:16-18).

 

Es importante reconocer que en la Biblia se encuentran algunas cosas difíciles de entender que requieren un estudio paciente y ordenado. El Apóstol Pedro en los versículos de arriba hace mención de las epístolas de Pablo, y admite que en ellas hay algunas cosas difíciles de entender que los indoctos e inconstantes tuercen. Ahora bien, el punto es que hay cosas que son difíciles de entender, y así lo reconoció el propio apóstol Pedro. Sin embargo, no sabemos si para Pedro dichas “cosas” continuaban siendo incompresibles aun para él mismo, y tampoco hay forma de saberlo.

 

Creo que en estas cosas difíciles de entender y explicar es dónde emergen las divisiones entre los cristianos. Si los doctos no se ponen de acuerdo, ¿cómo podrían ponerse de acuerdo los indoctos? Desafortunadamente Pedro no nos da mayor información sobre qué cosas enseñadas por Pablo eran difíciles de entender. Tal vez tengan que ver con la misma persona de Jesucristo. No es de extrañar entonces  que el estudio de la Cristología ha generado una serie de debates y disputas entre los cristianos desde los albores del cristianismo mismo. Ya sabemos cómo se fue desarrollando la doctrina de la Trinidad con disputas por tratar de interpretar ciertas expresiones del mismo Pablo como cuando dice de Jesús “el cual, existiendo en la forma de Dios” o “en Cristo mora toda la plenitud de la deidad corporalmente”, y que probarían que Pablo creía que Cristo era Dios, contradiciendo al mismo tiempo otras de sus declaraciones en las cuales presenta a un Dios único que es el Padre (1 Cor. 8:4-6).

 

Y referente al alma, Pablo aparentemente también confunde a muchos indoctos y doctos cuando por una lado nos dice que estamos en la búsqueda de la inmortalidad  (Rom. 2:6,7) y por otro lado nos habla del “hombre interior (¿el alma inmortal?)”, o cuando manifiesta su deseo de “partir y estar con el Señor”, expresiones éstas que saben a filosofía platónica y que generan mucha controversia aun hoy.

 

Tal vez el problema sea menos dramático de lo que pensamos y que sólo somos nosotros quienes no le hemos entendido adecuadamente debido a nuestros prejuicios doctrinales heredados de nuestros padres o al conocimiento “en parte” que hemos recibido. Tal vez no exista ningún misterio en sus palabras, sino que simplemente no es el momento para que entendamos todo lo que él quiso decirnos. Hubo muchas cosas “de avanzada” que enseñó nuestro Señor a sus discípulos y que no pudieron entenderlas con exactitud en el momento que las recibieron, pero que en su debido momento sus mentes fueron iluminadas para comprenderlas.

  

De hecho que hay cosas difíciles de entender en Pablo, incluso cuando trata sobre la ley y la gracia. Tenemos que hacer esfuerzos para entenderlo cuando dice: “Nos estamos bajo la ley sino bajo la gracia”, pero por otro lado él aparentemente se desdice cuando declara: “confirmamos la ley” (Rom. 3:31). Estas expresiones, diametralmente opuestas, generan desconcierto para quienes quieren entender la vigencia o no de la ley. Pablo es realmente un apóstol complejo, profundo, e incomprendido. Por eso tenemos miles de iglesias repartidas entre sabatistas y dominicales, entre Mesiánicos, Judíos ortodoxos y cristianos. Creyentes Trinitarios, binitarios y unitarios. Creyentes en la inmortalidad condicional y creyentes en la inmortalidad incondicional. Unos tienen sus argumentos para sostener sus puntos de vista sobre una doctrina, los cuales son totalmente inadmisibles para otros. Así que para ser cortés con Pablo, creo que él sigue siendo “mal interpretado” por muchos de sus lectores y seguidores, ya que no todos pueden tener la razón. Estoy seguro de que si Pablo volviese a la vida hoy, se quedaría de espaldas al ver a la iglesia que él ayudó a fundar, dividida en tantos miles de grupos sólo por el hecho de que él fue mal interpretado.  

Tal vez el secreto para entender mejor a Pablo y reducir el número de iglesias divergentes sea escuchando su consejo, que dice: “…acomodando lo espiritual a lo espiritualPorque el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.  En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas  nosotros tenemos la mente de Cristo” (1 Cor. 2:13-16).

 

Es nuestra responsabilidad estar siempre orando al Señor para que nos dé de su Espíritu para que nos pueda ayudar a entender cabalmente la verdad que él nos reveló a través de su Hijo y sus apóstoles. Tenemos que dejar de lado nuestras ideas preconcebidas y someternos a la autoridad de la Biblia. No hay otra forma.    

 

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