EL HOMBRE Y LA MUERTE

Por Daniel Ubeda Portugués

¿Como nos hizo Dios?:

7 Y Dios el Señor formó al hombre  del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente (Génesis 2, 7)

3 Pero el Señor dijo: «Mi espíritu no permanecerá en el ser humano para siempre, porque no es más que un simple mortal; por eso vivirá solamente ciento veinte años.» (Génesis 6, 3)

4 Porque dentro de siete días haré que llueva sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches, y así borraré de la faz de la tierra a todo ser viviente que hice.»

21 Así murió todo ser viviente que se movía sobre la tierra: las aves, los animales salvajes y domésticos, todo tipo de animal que se arrastraba por el suelo, y todo ser humano. 22 Pereció todo ser que habitaba la tierra firme y tenía aliento de vida. 23 Dios borró de la faz de la tierra a todo ser viviente, desde los seres humanos hasta los ganados, los reptiles y las aves del cielo. Todos fueron borrados de la faz de la tierra. Sólo quedaron Noé y los que estaban con él en el arca (Génesis 7, 4, 21-23)

27 Abraham le dijo: —Reconozco que he sido muy atrevido al dirigirme a mi Señor, yo, que apenas soy polvo y ceniza (Génesis 18, 27)

21 Mataron a filo de espada a todo hombre y mujer, joven y anciano. Lo mismo hicieron con las vacas, las ovejas y los burros; destruyeron todo lo que tuviera aliento de vida. ¡La ciudad entera quedó arrasada! (Josué 6, 21)

40 Así Josué conquistó toda aquella región: la cordillera, el Néguev, los llanos y las laderas. Derrotó a todos sus reyes, sin dejar ningún sobreviviente. ¡Todo cuanto tenía aliento de vida fue destruido completamente! Esto lo hizo según el mandato del Señor, Dios de Israel (Josué 10, 40)

3 que mientras haya vida en mí y aliento divino en mi nariz, 4 mis labios no pronunciarán maldad alguna, ni mi lengua proferirá mentiras (Job 27, 3-4)

19 Me arroja con fuerza en el fango, y me reduce a polvo y ceniza (Job 30, 19)

8 Pero lo que da entendimiento al hombre es el espíritu que en él habita; ¡es el hálito del Todopoderoso! (Job 32, 8)

4 El Espíritu de Dios me ha creado; me infunde vida el hálito del Todopoderoso (Job 33, 4)

17 Tú, Señor, escuchas la petición de los indefensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor. 18 Tú defiendes al huérfano y al oprimido, para que el hombre, hecho de tierra, no siga ya sembrando el terror (Salmos 10, 17-18)

48 ¿Quién hay que viva y no muera jamás, o que pueda escapar del poder del sepulcro? (Salmos 89, 48)

14 Él conoce nuestra condición; sabe que somos de barro (Salmos 103, 14)

3 Señor, ¿qué es el mortal para que lo cuides? ¿Qué es el ser humano para que en él pienses? 4 Todo mortal es como un suspiro; sus días son fugaces como una sombra (Salmos 144, 3-4)

18 Pensé también con respecto a los hombres: «Dios los está poniendo a prueba, para que ellos mismos se den cuenta de que son como los animales. 19 Los hombres terminan igual que los animales; el destino de ambos es el mismo, pues unos y otros mueren por igual, y el aliento de vida es el mismo para todos, así que el hombre no es superior a los animales. Realmente, todo es absurdo, 20 y todo va hacia el mismo lugar. »Todo surgió del polvo, y al polvo todo volverá (Eclesiastés 3, 18-20)

5 Así dice el Señor omnipotente a estos huesos: ‘Yo les daré aliento de vida, y ustedes volverán a vivir. 6 Les pondré tendones, haré que les salga carne, y los cubriré de piel; les daré aliento de vida, y así revivirán. Entonces sabrán que yo soy el Señor.’ ” »

9 Entonces el Señor me dijo: «Profetiza, hijo de hombre; conjura al aliento de vida y dile: “Esto ordena el Señor omnipotente: ‘Ven de los cuatro vientos, y dales vida a estos huesos muertos para que revivan.’ ” » 10 Yo profeticé, tal como el Señor me lo había ordenado, y el aliento de vida entró en ellos; entonces los huesos revivieron y se pusieron de pie. ¡Era un ejército numeroso!

14 Pondré en ti mi aliento de vida, y volverás a vivir. Y te estableceré en tu propia tierra. Entonces sabrás que yo, el Señor, lo he dicho, y lo cumpliré. Lo afirma el

Señor.” » (Ezequiel 37, 5-6, 9-10, 14)

1 Esta profecía es la palabra del Señor con respecto a Israel. Afirma el Señor, que extendió los cielos, que echó los cimientos de la tierra, y que puso en el hombre aliento de vida (Zacarías 12, 1)

¿Qué pasa cuando una persona muere?:

19 Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres, y al polvo volverás.» (Génesis 3, 19)

9 Recuerda que tú me modelaste, como al barro; ¿Vas ahora a devolverme al polvo? (Job 10, 9)

14 Si pensara en retirarnos su espíritu, en quitarnos su hálito de vida, 15 todo el género humano perecería, ¡la humanidad entera volvería a ser polvo! (Job 34, 14-15)

5 En tus manos encomiendo mi espíritu; líbrame, Señor, Dios de la verdad (Salmos 31, 5)

9 Porque en ti está la fuente de la vida, y en tu luz podemos ver la luz (Salmos 36, 9)

29 Si escondes tu rostro, se aterran; si les quitas el aliento, mueren y vuelven al polvo. 30 Pero si envías tu Espíritu, son creados, y así renuevas la faz de la tierra (Salmos 104, 29-30)

4 Ya no me queda aliento; dentro de mí siento paralizado el corazón.

7 Respóndeme pronto, Señor, que el aliento se me escapa. No escondas de mí tu rostro, o seré como los que bajan a la fosa (Salmos 143, 4, 7)

3 No pongan su confianza en gente poderosa, en simples mortales, que no pueden salvar. 4 Exhalan el espíritu y vuelven al polvo, y ese mismo día se desbaratan sus planes (Salmos 146, 3-4)

8 No hay quien tenga poder sobre el aliento de vida, como para retenerlo, ni hay quien tenga poder sobre el día de su muerte. No hay licencias durante la batalla, ni la maldad deja libre al malvado (Eclesiastés 8, 8)

Al morir, tiene lugar el proceso inverso que ocurrió en la creación:

7 Volverá entonces el polvo a la tierra, como antes fue, y el espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio (Eclesiastés 12, 7)

¿Cuánto sabe una persona muerta?

 

10 El hombre, en cambio, muere y pierde su fuerza; exhala el último suspiro, y deja de existir.

12 así los mortales, cuando se acuestan, no se vuelven a levantar. Mientras exista el cielo, no se levantarán los mortales ni se despertarán de su sueño.

21 Si sus hijos reciben honores, él no lo sabe; si se les humilla, él no se da cuenta (Job 14, 10, 12, 21)

5 En la muerte nadie te recuerda; en el sepulcro, ¿quién te alabará? (Salmos 6, 5)

3 Señor y Dios mío, mírame y respóndeme; ilumina mis ojos. Así no caeré en el sueño de la muerte (Salmos 13, 3)

17 Los muertos no alaban al Señor, ninguno de los que bajan al silencio (Salmos 115, 17)

5 Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada ni esperan nada, pues su memoria cae en el olvido. 6 Sus amores, odios y pasiones llegan a su fin, y nunca más vuelven a tener parte en nada de lo que se hace en esta vida.

10 Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría  (Eclesiastés 9, 5-6, 10)

18 El sepulcro nada te agradece; la muerte no te alaba. Los que descienden a la fosa nada esperan de tu fidelidad. 19 Los que viven, y sólo los que viven, son los que te alaban, como hoy te alabo yo (Isaías 38, 18-19)

¿Se olvida Dios de los que duermen el sueño de la muerte?

1 » ”Entonces se levantará Miguel, el gran príncipe protector de tu pueblo. Habrá un período de angustia, como no lo ha habido jamás desde que las naciones existen. Serán salvados los de tu pueblo, cuyo nombre se halla anotado en el libro, 2 y del polvo de la tierra se levantarán las multitudes de los que duermen, algunos de ellos para vivir por siempre, pero otros para quedar en la vergüenza y en la confusión perpetuas

13 Pero tú, persevera hasta el fin y descansa, que al final de los tiempos te levantarás para recibir tu recompensa.” » (Daniel 12, 1-2, 13)

AVISO URGENTE

Estimados amigos:

Por motivos de salud me veo forzado a aparecer sólo por momentos en éste y otros blogs hasta lograr mi plena recuperación física, si así Dios lo quiere. Mientras tanto les pediría que me ayuden con sus oraciones, sabiendo que las plegarias de los justos pueden mucho.

Les informo que hace cuatro años casi que vengo trabajando en este blog y en otros más que ustedes ya conocen bien, y más de 30 años escribiendo artículos, muchos de los cuales ya están subidos en mis blogs para vuestra lectura, si así lo desean.

Hasta la fecha, este blog tiene más de 6,100 artículos sobre profecías, noticias mundiales, enseñanzas y comentarios bíblicos, especialmente sobre la Persona de Dios y de Su Hijo, la Parusía del Rey Jesucristo y de su reino futuro en la tierra.

Ya saben que cuentan además con mis siguientes sitios web:

www.elevangeliodelreino.com

www.eladaliddelaverdad.over-blog.es

www.detrinitatiserroribus.over-blog.es

www.apologista.blogdiario.com

www.retornoalparaiso.blogspot.com

Que el Señor les continúe bendiciendo a través de nuestros sitios web.

Muchas gracias,

Su servidor,

Apologista

CONCISO Y BREVE: DEFINIENDO LA MUERTE Y LA RESURRECCIÓN

 

Por Luciano Morales Rubio

La muerte

David dice en el Salmos 13:3: «Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte».

Cuando David murió, él se unió con sus padres al estado de muerte llamado «sueño» o «dormir» (1 Reyes 2:10). Dios describe la muerte como un descanso en total inconciencia. La mente del difunto deja de funcionar, por lo tanto, la habilidad para recordar termina. El muerto ya  no puede dar gracias a Dios, «porque en el Seol (AT) = Hades (NT) = Sepulcro o Tumba, quién te alabara? (Salmos 6:5).  

El momento en que una persona toma su último aliento, sus pensamientos perecen (Salmos 146: 4, Eclesiastés 9: 5)

Resurrección

La resurrección es sin duda la premisa principal de cristianismo. Toda nuestra esperanza apunta hacia el DIA de la resurrección, que ocurre en ocasión de la venida de Cristo. La resurrección es el momento donde todos aquellos que como vimos están durmiendo serán levantados de sus sueños para recibir la vida eterna o ser condenados a una muerte eterna (Daniel 12: 2 y Juan 5: 28 y 29).

La palabra de Dios siempre apunta a este DIA como la esperanza del cristiano, y no el momento de la muerte. La Biblia describe a la muerte como nuestro enemigo, y es lo postrero que ha de ser destruido (I Corintios 15:26.)

Pablo alentó a los cristianos de Tesalónica con la esperanza de la resurrección, no con la esperanza de morir e ir al cielo (I Tesalonicenses 4:13-18). Ese día  nuestros cuerpos serán transformados a semejanza del cuerpo de Cristo, y seremos hechos inmortales e incorruptibles (I Corintios 15:42-44, Filipenses 3:20 y 21, I Corintios 15:51-55).

¿Resurrección del cuerpo o de muertos?

El esfuerzo por reconciliar la doctrina de que los muertos están vivos ahora, con la de la resurrección, ha llevado a una doctrina equivocada. La creencia es que en la resurrección el cuerpo será levantado y se unirá al alma. Pero las Escrituras no hablan de la resurrección del cuerpo, independientemente del alma o el espíritu. Ellas sólo hablan de la resurrección de los muertos. Hechos 2: 25 al 31 nos declara que el mismo David, la persona completa, no está en el cielo, y que los muertos, no sus cuerpos solamente, están durmiendo en la tumba y esperando la resurrección.

El Nuevo Testamento predica la resurrección de personas muertas y no la resurrección de los cuerpos.

Conclusión

Lamentablemente a partir del 2do siglo la iglesia adoptó la creencia, hoy generalizada, de que los muertos han pasado a una existencia consciente en otro lugar al cual llaman cielo, infierno o purgatorio. En definitiva, lo que se enseña es que los muertos en realidad no están muertos sino que viven en otra dimensión. Los cristianos ya no esperamos la resurrección sino el día de la muerte. Es la intención de este breve  escrito demostrar que esto no es para nada bíblico y es que las escrituras enseñan desde el AT hacia el NT  que los muertos están dormidos, descansando inconscientes, sin tener noción de tiempo (metafóricamente «durmiendo») hasta que ocurra la resurrección.

Finalmente le ruego que por favor se tome el tiempo de buscar en su Biblia cada uno de los versículos aquí citados, ya que no los hemos puesto y usted debe comprobar por sí mismo si estas cosas son así (Hechos 17:11).

Dios le bendiga y espero que este estudio corto le sea de orientación.

EL REPOSO DE DIOS

descanso¿Guardar el sábado significa entrar en el reposo de Dios?

Jack Gent

Tomado de The Archives
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¿Se ha preguntado Ud. alguna vez cómo es que el sábado era una sombra de la realidad que habría de reemplazarlo, y que esa realidad era Cristo? Sé que tenía que ser así porque las Escrituras son muy claras sobre este punto. Sin embargo, a causa de la manera en que fui criado, me era difícil verlo.

Col. 2:16 — Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida o en cuanto a días de fiesta, luna nueva, o días de reposo. Estas son sombras de las cosas que habrían de venir; la realidad, sin embargo, se encuentra en Cristo.
No se podrían pronunciar palabras más claras, pero veamos si las Escrituras nos muestran cómo es esto.

Gén. 2:2,3 — Para el séptimo día, Dios había concluido la obra que había estado haciendo; así que en el séptimo día reposó de toda su obra. Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra de la creación que había hecho.

¿Ve Ud. la diferencia entre la descripción del séptimo día y la descripción de los seis días anteriores? Después de cada uno de los seis días de la creación hay siempre esta afirmación que pone fin a cada uno de ellos: «Y fue la tarde y la mañana el cuarto cuarto,» por ejemplo. Esta afirmación fue omitida después de la descripción del séptimo día. Al séptimo día no se le asignó un punto de terminación. En el séptimo día, después de los seis días de la creación concluida, Dios reposó.

Adán y Eva entraron al reposo de Dios, en el cual habrían de disfrutar de una relación personal con su Creador, una relación que no terminaría nunca. El supremo amor a su Creador y el amor del uno por el otro era su mayor deleite. Se les dio un mandamiento — no comer del árbol del conocimiento del bien y el mal. El castigo por quebrantar este mandamiento era la muerte. Si honraban este mandamiento, este reposar en la presencia de Dios continuaría por la eternidad.
 
Luego vino el pecado por comer del fruto prohibido en violación de esta orden directa de Dios. Esto produjo la separación entre ellos y Dios, como el pecado siempre lo hace. El reposo de Dios terminó para ellos y fueron expulsados del jardín.

Dios tiene sólo una manera de traer al hombre de vuelta al reposo de Dios, y es a través de Cristo. Si el sábado fuera una sombra del reposo de Dios en Cristo, el hombre no podría ser introducido a este reposo sin el derramamiento de la sangre del cordero pascual, que apuntaba al grande y sacrificial Cordero de Dios. En consecuencia,  el cordero fue muerto –la sangre de la Pascua es rociada –el Señor saca a su pueblo redimido –(puesto aparte y separado de losegipcios entre los cuales vivía) se cantó el cántico de redención (Éx. 15:1-18) –se dio el maná del cielo –(que representaba a Cristo).

Ver Juan 6:58 — «Éste [Él mismo]es el pan que bajó del cielo. Vuestros padres comieron maná y murieron, pero el que come de este pan vivirá para siempre.» Fue entonces, y sólo entonces, cuando el sábado se estableció expresamente.

«Esto es lo que el Señor ha dicho, ‘Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová.’ (Véase Éx. 16:22-30).

Como sombra del reposo en Cristo, dos cosas son absolutamente esenciales:

(1) Que sea dado consecutivo a la redención y por esa misma razón.

(2) Que sea dado solamente a aquéllos así redimidos, como marca o señal de su redención.

Éx. 19:4 — Vosotros [los israelitas] vísteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os traje a mí.

Aquí se habla de que ellos fueron redimidos de una vida de esclavitud en Egipto, para convertirse en una nación especial para Dios sobre todas las naciones. Fue a este pueblo redimido, y a él solamente, a quien se le dio la orden, «acuérdate de santificar el día sábado.»

Deut. 5:15 — Acuérdate que fuiste esclavo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido, por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo.

¿Podría haber lenguaje más claro que éste? Que la sangre vertida por el cordero pascual los había separado de su servidumbre en Egipto y los había traído a Dios por tipo. Esta era la base para esta afirmación de Dios — «Por lo tanto el Señor tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo.»

Por supuesto, tenemos prueba absoluta de que esta orden fue dada solamente a los israelitas en el tiempo de su permanencia en Sinaí, a partir de este texto:

Deut. 5:2-3 — El Señor nuestro Dios hizo pacto con nosotros en Horeb [Sinaí]. No con nuestros padres hizo el Señor este pacto, sino con nosotros todos los que estamos aquí hoy vivos.

Luego, desde los versículos 6-21, Moisés les lee los Diez Mandamientos. Nuevamente, esto es tan claro que cualquiera que dispute esto debe, por necesidad, continuar su disputa con el Señor. Si Dios hubiese anunciado, y les hubiese dado, su sábado a todos los hombres, esta maravillosa conexión con una redención plena no tendría ningún significado.

Neh. 9:9-14 — Y miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y oíste el clamor de ellos en el Mar Rojo, e hiciste señales y maravillas contra Faraón, contra todos sus siervos y contra todo el pueblo de su tierra …

Con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde habían de ir. [El los está redimiendo de su esclavitud en Egipto.]

Y les anunciaste tu santo sábado, y les diste mandamientos, decretos, y leyes por mano de tu siervo Moisés.

¡Cuán impresionante es este tipo! El verdadero «reposo de Dios» sólo puede ser conocido por aquéllos que han obtenido la redención a través de Su sangre, y el perdón de sus pecados. Estrictamente hablando, el sábado era una señal entre Dios y sus redimidos hijos de Israel.

Eze. 20:12 — Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.

Es fundamental que veamos que a ellos no se les ordenó que guardaran el sábado para ser santificados. Era una señal de que Él, por la muerte del cordero, los había santificado, es decir, los había separado de los egipcios para Sí mismo; y ellos habían de guardarlo como señal de que ellos habían sido separados para Dios. Es imposible decir que este reposo sabático fue dado a todo el mundo, y luego decir aquí, en muchos lugares, que era una señal de que ellos habrían de ser santificados del mundo para Dios. Esto produciría afirmaciones contradictorias. No se les ordenó obedecer para que fueran redimidos, sino porque habían sido redimidos.

Nótese cuán fiel a la sombra es la realidad, el tipo al antitipo. En el antitipo, nadie tiene esta señal sobre él: paz con Dios. Nadie entra en Su reposo, sino sólo los que creen, sólo los que se acercan a Dios a través de la redención que es en Cristo.

Cualquiera que intente mejorar su oportunidad de obtener la salvación obedeciendo la ley, perfeccionando su carácter, o por medio de algún otro digno proyecto, lo hace bajo la maldición de Dios.

Gál. 3:10 — Todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición.

Gál. 4:4 — Cuando tratáis de justificaros por medio de la ley, vuestra relación con Cristo queda por completo cortada.

En todas las religiones del hombre, él nunca puede entrar al reposo por sus obras. Cesar de las obras es la única base posible para entrar en el reposo. Dios cesó de sus obras en la creación y entró en aquel reposo, habiendo concluído todo. ¿Cuánto contribuyeron Adán y Eva a esta obra creadora que condujo a este reposo? Nada, por supuesto, y ninguna participación era posible o necesaria.

¿Y no concluyó Cristo su obra de redención? ¿Y no le ha levantado Dios de entre lols muertos? «El cual, habiendo expiado por sí mismo nuestros pecados, se ha sentado a la diestra de Dios.» Todo el cielo está de acuerdo en que la obra de redención está concluida. El Redentor se ha sentado, y Dios le ha coronado de gloria y honor. El cielo entero exclama: «¡Digno es el Cordero!»

Considérese el problema de cualquiera que, en presencia de esto, diga: «¡No! Esa redención concluida no es suficiente. Ella sola nunca puede darme la paz con Dios. Debo añadir mis buenas obras, mi justicia, mi perfección de carácter, etc.» ¿Nos da Dios una lección con la sombra (sábado) para informarnos de cómo Él mira nuestros esfuerzos para suplir Su obra perfecta — a la cual apuntaba la sombra?

¿Recuerda Ud. al hombre que fue sorprendido recogiendo leña en sábado — poco después de haber iniciado el peregrinaje en el desierto? (Núm. 15:32). Se preguntó qué se debía hacer con él. El Señor dijo: «Irremisiblemente muera aquel hombre.»

Los hombres pueden presuntuosamente negar el testimonio del Espíritu Santo en favor de la obra concluida por Cristo. Pueden pensar que es cosa liviana quebrantar ese sábado, ese reposo, sólo recogiendo unos pocos pedazos podridos de sus propias obras.

Piense en esto. Si la sombra fue protegida por una sentencia de muerte, ¿cuáles serán las consecuencias para el alma que se atreva a pecar contra el Espíritu Santo menospreciando la gran salvación, el sábado eterno del reposo en Cristo?

Ahora, ¿no hay algo muy peculiar en la prohibición de llevar a cabo toda suerte de trabajo en sábado? Aquí la paga de las obras es muerte; no sólo es muerte la paga del pecado, sino que, si las obras se ejecutan — sí, si se ejecutan cualesquiera obras para salvación, para el reposo, para la paz — la paga de tales obras será la muerte eterna. ¿Puede algo ser más malvado, más cruel, para nuestras propias almas, que confiar en algún otro evangelio de las obras para salvación, negando así el evangelio de la gracia de Dios? ¿Puede algo ser más insultante, más desagradable a Dios, por cualquier clase de obras, que negar el sábado del reposo de Dios en Cristo? ¡Cuán impresionante, entonces, es Cristo con el sábado en todo aspecto!

Así como la sombra del sábado no admitiría ninguna carga y ningunas obras, así también Cristo — la sustancia — el reposo de Dios — es necesario que permanezca solo.

Mat. 11: 28-30 — Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Este es «el corazón del evangelio.» Este es Jesús ofreciendo reemplazar el yugo de la ley de ellos, que representaba la justicia de ellos, por Su perfecta justicia, si sólo creyeran en Él.

Deut. 6:24, 25 –El Señor nos mandó obedecer todos estos decretos [el pacto sinaítico] y temer al Señor nuestro Dios, para que prosperemos siempre y conservemos la vida, como hasta hoy.

Y si somos cuidadosos en obedecer toda esta ley delante del Señor nuestro Dios, como él nos lo ha mandado, ésa será nuestra justicia.

La justicia de ellos se había basado en su observancia de la ley — una tarea imposible — una tarea que nadie sino Cristo pudo jamás cumplir. No creyendo que él era quien aseguraba ser, rehusaron aceptar esta maravillosa oferta. Estoy seguro de que la consideraron demasiado fácil y simple para que fuera real. Pablo dice de estos mismos israelitas:
 
Rom. 10:3,4 — Porque ignorando la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios.

Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.

La justicia que viene de Dios a consecuencia de la resurrección de Cristo es un don gratuiito a todo aquél que cree en Él. Cualquiera que trate de aumentar esta justicia para salvación, ya sea por la obediencia a la ley, la observancia del sábado, o cualquier otra causa digna, a la vista de Dios es tan culpable como el hombre que recogía leña en la época de la sombra. (Sábado).

Reconsideremos que este reposo, que se exigía en relación con el sábado, era un reposo físico y era extremadamente estricto aún en relación con actos de menor importancia (como el recoger unos pocos palos de leña). Llevar cualquier clase de carga física estaba prohibido:

Jer. 17:21,22 –Esto es lo que dice el Señor: Guardaos por vuestra vida de llevar carga en el día de reposo y de meterla por las puertas de Jerusalén. No saquéis carga de vuestras casas en el día de reposo, ni hagáis trabajo alguno…

En presencia de estas órdenes de no llevar carga alguna en sábado, es notable la acción de Jesús al sanar al que había estado inválido por 38 años. (Juan 5:1-18). Lo de este hombre era una dolencia crónica que había durado largo tiempo, no una situación de urgencia. Jesús pudo haberle dicho: «Levántate,» y el hombre habría sido sanado. Pero, para enseñar una lección, también le dijo: «Toma tu lecho y anda.» Jesús le pidió a este hombre que deliberadamente quebrantara la ley. Jesús no estaba demostrando la manera correcta de guardar la ley, sino que estaba mostrando que la ley estaba en proceso de llegar a su fin, y que Él tenía la autoridad para hacer que esto ocurriera.

Juan 5:18 — Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre..

Ésta era una acusación que él nunca negó. En otro episodio de sanamiento, el de un hombre que había sido ciego desde su nacimiento, Jesús podría haberle restaurado la vista con una sola palabra, pero nótese cómo lo hizo:

Juan 9:6 — …escupió en el suelo, hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo:»Vé a lavarte en el estanque de Siloé.»

Esta tampoco era una situación de urgencia, y se hizo en sábado, incluyendo trabajo, tanto de parte de Jesús, que hizo lodo con la saliva, como de parte del hombre, que tenía que viajar al estanque de Siloé para lavarse del lodo.
 
Nuevamente, ésta no era una lección para demostrar la correcta observancia del sábado, como lo exigía la ley, sino para mostrarles que la sombra (el sábado) estaba siendo reemplazada por la realidad (Cristo), al cual la sombra apuntaba. Este reemplazo de la sombra por la sustancia se completó en la cruz.

Col. 2:13-17 — Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra naturaleza pecaminosa, Dios os dio vida juntamente con Cristo. El nos perdonó todos nuestros pecados, habiendo cancelado el código escrito [Pacto Sinaítico] con sus regulaciones, que nos era contrario y se nos oponía; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz. Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; la realidad, sin embargo, es Cristo.

Esto debería resolver el asunto para siempre. Cuando se trata de abolir las creencias que nos son queridas, aún la Palabra de Dios a veces parece no ser suficiente — para nuestra eterna vergüenza. Note otra vez:

Rom. 14: 5 — Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.

¿Puede Ud. visualizar a Pablo predicando y usando este texto en el funeral del hombre de Núm. 15:32-36, que había sido muerto por recoger unos pocos palos de leña en sábado? No debería sernos difícil ver que ha tenido lugar un cambio drástico en las reglas que gobernaban la conducta durante la dispensación de la sombra, el sábado semanal con su descanso físico, en comparación con el reposo continuado, el reposo espiritual de Dios, la obra que Cristo completó en la cruz para nuestra salvación.

La santificación del séptimo día era la expresión del reposo de Dios en una creación completada, y era el tipo del reposo de Dios en una redención completada.

Ahora, considere esto. ¿Qué papel jugó el hombre en la creación? Exactamente el mismo que podría jugar en la redención. En el caso de Israel, la redención era la obra de Dios mismo. El enviar pan del cielo era la obra de Dios mismo; y como recipiente de la gracia de Dios, el sábado se le dio a Israel entonces. De ninguna otra manera puede Ud. entrar al reposo de Dios en Cristo, sino como deudor de la ilimitada gracia de Dios, que no perdonó a su propio Hijo unigénito.

En el libro de Hebreos tenemos importante información relativa al reposo sabático en la dispensación del Nuevo Pacto:

Heb. 3:7-15 — Hoy, si escucháis su voz, no endurezcáis vuestros corazones como lo hicísteis en la rebelión, durante el tiempo de prueba en el desierto, donde vuestros padres me probaron y vieron mis obras por 40 años.

A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, y dije: «Siempre andan vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos.» Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.

De acuerdo con estas palabras del Espíritu Santo, estos israelitas incrédulos, durante su peregrinaje en el desierto, jamás entrarían en el reposo de Dios a causa de su rebelión y su incredulidad. La Biblia no puede estar hablando aquí del reposo sabático semanal exigido por la sombra al entrar en ella fielmente cada día de sábado. Este es el Espíritu Santo hablándonos a nosotros, que vivimos en la dispensación del Nuevo Pacto. Este pasaje no puede estar hablando a aquéllos de épocas pasadas porque sólo en la cruz de Cristo alcanzaron su cumplimiento la ley y sus reglamentos, incluyendo el sábado.

Aquí se nos exhorta a entrar en el reposo de Dios, que es como era el reposo en el que Adán y Eva entraron después de la creación, un reposo espiritual cada día. Es «ese reposo» el que nos da la paz con Dios en el conocimiento de que nuestra redención por medio de Cristo se completó en la cruz. Hemos de exhortarnos los unos a los otros diariamente, entre tanto que se dice Hoy, de manera que ninguno de nosotros sea endurecido por el engaño del pecado.

Heb. 4:1-11 — Por lo tanto, puesto que la promesa de entrar en su reposo todavía permanece, tengamos cuidado no sea que alguno de nosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos [los judíos que oyeron el evangelio de la boca de Jesús]; pero no les aprovechó el oir la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. [Rehusaron aceptar a Cristo como el Mesías]. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: «Por tanto, juré en mi ira: ‘No entrarán en mi reposo.'»

De la misma manera que los israelitas que habían sido redimidos de la esclavitud en Egipto, y sus descendientes, tenían derecho al reposo físico del sábado semanal, así también el reposo espiritual (el reposo de Dios) está limitado a todos los que creen en Cristo y han lavado sus pecados en la sangre de Cristo en la cruz. Han sido redimidos y apartados del mundo, y han entrado en el reposo de Dios. Este reposo es la paz con Dios en la certeza de la vida eterna por medio de Cristo.

Heb. 4 (Cont.) — Aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: «Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día.» Y otra vez aquí: «No entrarán en mi reposo.» Falta que algunos entren en él, y aquéllos a quienes se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia.

Éstos tienen que ser aquellos judíos incrédulos del tiempo de Cristo porque el evangelio fue primero presentado por Jesús en aquel tiempo. Estaban guardando «el reposo» de la Sombra en cada día de sábado, pero no entraron al reposo de Dios, tal como es presentado en el nuevo pacto, a causa de su incredulidad. Con toda seguridad, Dios se está refiriendo a aquéllos en el tiempo presente que, mezclando buenas obras, obediencia a la ley, observancia del sábado, etc. en un esfuerzo para asegurar su salvación, caen en esta misma clasificación y no pueden entrar en este reposo.

Me gusta mucho la siguiente afirmación, pero no puedo recordar la fuente. — La religión falsa dice: «La buena conducta resulta en la salvación,» mientras la religión verdadera dice: «La salvación resulta en buena conducta.»
Heb. 4 (Cont.) — Otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo antes: «Hoy.»

Por lo tanto, Dios de nuevo establece un cierto día. ¿Qué día había establecido anteriormente? Sólo podría ser el sábado. ¿A qué día se refiere cuando dice: «Dios otra vez determina un día»? De acuerdo con el texto que mencionamos más arriba, sólo puede ser Hoy. Esta era una oportunidad perfecta para que Dios especificara si otro día había sido solemnizado para convertirse en un día sábado diferente. Él no hizo esto porque el sábado original era una sombra de Cristo, y cuando Él reemplazó el sábado en la cruz, ese día había servido su propósito, y ahora toda nuestra atención debe volverse hacia Cristo, en vez de hacia cualquier día en particular.

Se deja que la iglesia decida y elija el día en que nos reunirnos para adorar a Dios de manera regular, pero esta decisión, aunque le agrade al Señor, no convierte a este día en un día santo. Toda la santidad de ese día fue transferida a Cristo, y ninguna parte de esa santidad ha de ser compartida con otro día. El día que Él escogió es Hoy y cada día, entretanto que se llame Hoy.

Heb. 4:8 y sig. — Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus propias obras, como Dios reposó de las suyas.

¿No está resultando tan claro como el cristal que el reposo sabático bajo el nuevo pacto no puede referirse al reposo asociado con la sombra? En la cruz, Cristo pagó un precio más que suficiente por nuestra salvación. Nada más se necesita, y nada más es aceptable. Aquéllos que creen en Él son purificados de sus pecados por Su Sangre y son santificados o separados del mundo.

Así como Cristo reposa de Su obra terminada en la cruz, los redimidos también entran en ese reposo. El reposo en el que ellos entran es un reposo de las obras como medio para alcanzar cualquier parte de la salvación, porque ésta es concedida de manera completa y sin costo alguno para el pecador. El Espíritu Santo entra en la vida del redimido y hace que produzca las obras del Espíritu, no de manera alguna para que obtengamos la salvación, sino porque ésta ya ha sido obtenida por medio de Cristo.

Fil. 2:13 — Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

Para el que no ha cesado, y no quiere cesar, de sus propias obras, estos pensamientos serán verdaderamente horrorosos. Hablar del sábado como una sombra que ha pasado no puede ser soportado por nadie, excepto por aquéllos que han sido atraídos a la presencia de Dios y el reposo eterno en Cristo.

Pablo no nos deja ninguna razón para dudar de que la ley dada en Sinaí ha sido reemplazada.

2 Cor. 3:7-11 — Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras [los Diez Mandamientos] fue con gloria …¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del Espíritu? Si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación … Y si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.

Antes de que alguno se sienta tentado a pensar en cómo zafarse de la obvia conclusión que exige este texto, considere los versículos que siguen:

2 Cor. 4:2-4 — Antes bien, renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios. Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto, en los cuales el dios de este siglo [Satanás] cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo.

Confío en que estas palabras no se refieran a nadie que lea este folleto.

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