JESUS, PRINCIPE DEL INFIERNO: LOS BLASFEMOS POSTULADOS DE LOS ILLUMINATI

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Las mentiras blasfemas de los Illuminati:

1) La promesa central del cristianismo – la resurrección de los muertos – es completamente errónea. Como veremos, los evangelios cristianos demuestran de manera concluyente que Jesús Cristo fue reencarnado, no resucitado.

2) Jesucristo es la figura central en una de las parcelas más audaces de la historia.

3) Él era el jefe de una familia de élite que deseaba dominar el mundo. La familia existe para este día, y su conspiración no ha cambiado.

4) Jesús Cristo fue el líder de un ejército que buscaba derrocar la dominación romana en Judea. Fue ejecutado como un revolucionario violento tratando de erigirse como un rey.

5) Judas, el traidor infame, era el hermano de Jesucristo.

La mayor mentira y fraude en la historia ha sufrido demasiado tiempo.

Al contrario, la mayor mentira viene del padre de la mentira, Satanás, el cual ha engañado a todo el mundo  y cuyos hijos son los illuminati y todos los satanistas e impíos del mundo (1 Juan 5:19, Juan 8:58). 

Se trata de un libro de los Illuminati Pitágoreanos, la sociedad secreta más antigua del mundo. La religión de los Illuminati es la «iluminación», una versión matemática, científica y filosófica del gnosticismo.

Comentario de Apologista:

Nuestro Señor mismo habló de que resucitaría…¡no que se reencarnaría nuevamente en otro cuerpo! (Marcos 8:31).

El apóstol Pablo creyó en la resurrección de Cristo, y dijo que si el Señor no hubiera resucitado vana sería nuestra fe cristiana (1 Corintios 15:14). Sin duda alguna, Pablo jamás creyó en la reencarnación, ya que también dijo en Hebreos 9:27: «Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto EL JUICIO». La reencarnación supone muchas muertes y muchas reencarnaciones. Pero sólo se muere una vez y luego el juicio. Jesús ciertamente es el jefe o cabeza de su iglesia, una familia espiritual  que esperaba reinar con Su Señor en su reino que se establecería sólo en su segunda venida en gloria (Hechos 1:3,6,7; Mateo 25:31,34). Ellos no buscaron derrocar a nadie y más bien se dedicaron a proclamar la sobrenatural venida del reino de Dios por todas partes a donde iban (Mt. 28:19,20; Mateo 24:14).

Jesús dijo que su reino sería establecido portentosamente en su segunda venida, y él rehusó ser coronodo como rey en sus días. Por otro lado, él no buscó destronar al emperador de turno, sino que mandó a sus seguidores a dar al César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios. Cuando estuvo en una sinagoga, y leyó del rollo de Isaías 61, él sólo citó los versículos 1 y 2 donde se dice que él vendría a predicar buenas nuevas a los abatidos, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel, espiritualmente hablando  Los siguientes versículos que hablan de su domino mundial y de la restauración de la nación y del reino no los leyó porque tenían que ver con su segunda venida en gloria y poder. Así que él no apareció en aquel entonces para crear una revuelta popular y tomar el poder  para inmediatamente restaurar su esperado reino Mesiánico, sino para morir por los pecados del mundo y anunciar la vida eterna para la era venidera, la era del reino. El mismo habló de la Parábola de la Diez Minas, en donde él corrije la falsa idea de sus paisanos de un reino inminente. Jesús explicó que un hombre noble debía irse primero a un país lejano (el cielo) para recibir la autoridad del reino y luego volver (Lucas 19:11).