¿SERÁ BÍBLICA LA DOCTRINA DE LA TRINIDAD?

Por Dr. S.K. Blad

Prohibida toda reproducción lucrativa

La pluralidad de la palabra “Elohim”

En el camino de mi búsqueda de la verdad en cuanto a la doctrina de la Trinidad llegué a detenerme en la palabra hebrea “Elohim”, traducida como “Dios”. Los maestros cristianos me habían enseñando que la terminación “im” en una palabra hebrea denota pluralidad. Así que la palabra “Elohim”, es una palabra que implica un plural, la cual puede traducirse literalmente como “los Dioses”. Las persona que aboga por la doctrina de la Trinidad encuentra en esta palabra una evidencia de que el Eterno es más que uno. Sin embargo, no se sabe si se habla de dos, tres, cuatro o cincuenta mil ochocientos veintitrés. El primer versículo de la Torá ha sido traducido al castellano de la siguiente manera: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” Si transliteramos las palabras de la versión original hebrea usando letras latinas podemos leer lo siguiente: “bereshit bará elohim et ha-shamayim ve-et ha-arets”. (En la escritura hebrea no hay mayúsculas y minúsculas.) Vemos que la palabra que fue traducida como “Dios” es “Elohim”. ¿Será que la Torá está introduciendo el concepto del politeísmo en el primer párrafo de las Escrituras? ¿Fueron varios Dioses los que crearon los cielos y la tierra o fue uno solo? En el texto del Shema, que estudiamos en el capítulo anterior, encontramos la palabra “Elohim”, y allí dice que “Elohim” es “ejad”, esto es, uno. ¿Cómo vamos a entender esto? Por un lado está hablando del Eterno de forma plural –“Elohim”– pero por el otro lado está afirmando que ese “Elohim” es una unidad o, como hemos visto, más probablemente una singularidad. ¿Será que las Escrituras estén diciendo que este “Elohim”, estas “Divinidades”, constituyen una unidad? ¿Será que encontramos en estos textos una base para entender el concepto del Eterno según lo que más de 4300 años más tarde llegó a desarrollarse en la doctrina cristiana de la Trinidad? ¿Será que se trata de una unidad de varias personas en una sola Deidad? El rav principal de la comunidad judía de Madrid, Moshé ben Dahán, fue invitado a hablar en una conferencia de la organización cristiana REMAR. Tuve el privilegio de estar presente y escuchar su discurso. Él habló de la creación de los cielos y la tierra y la del hombre. Una de las cosas que dijo fue que la palabra “Elohim” no podrá ser entendida como una pluralidad de personas porque el verbo de la oración no está puesto en plural. No está escrito “En el principio crearon…” sino “En el principio creó…” En el predicado se ve si el sujeto es plural o singular. Por lo tanto, no se puede entender que fueron varios dioses los que crearon los cielos y la tierra sino uno sólo. Tampoco se puede entender que hayan sido varias personas de la deidad las que estuvieran hablando de la creación del hombre, diciendo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen…” porque luego dice que “Y Elohim creó al hombre”, en singular, no en plural “Elohim crearon…”. Las palabras del rav me hicieron pensar mucho y empecé a cuestionar el concepto que yo tenía de la pluralidad de personas dentro del término “Elohim”.

Si hacemos un estudio más profundo de la palabra “Elohim” nos damos cuenta de que es la forma plural de “Eloha”, que significa “Poderoso” y que a su vez viene de la palabra hebrea “El”, que significa “poder”, “fuerza”, “poderoso”. Estas tres palabras, “El”, “Eloha” y “Elohim”, son utilizadas en las Escrituras como sinónimas para referirse al Todopoderoso. Las tres han sido traducidas como “Dios” en las versiones castellanas. __._,_.___ La palabra hebrea “El” aparece alrededor de 200 veces en las Escrituras, prácticamente siempre en referencia al Todopoderoso. Algunas veces tiene el significado de “poder”, cf. Génesis 31:29; Proverbios 3:27; Miqueas 2:1. La forma plural de “El”, “Elim”, no se usa en referencia al Todopoderoso, sino a otros poderes, humanos o angelicales, cf. Éxodo 15:11; Job 41:25 (17 heb.); Salmo 89:6 (7 heb.). También es usado para referirse a los dioses falsos de las naciones, cf. Isaías 57:5; Daniel 11:36. La palabra “Eloha” aparece 56 veces en las Escrituras, mayormente en el libro de Job. Sólo aparece dos veces en el Jumash (Pentateuco), en Deuteronomio 32:15 y 17. Como hemos dicho antes, la forma plural de “Eloha” es “Elohim”. “Elohim” aparece alrededor de 2600 veces en las Escrituras. Esta palabra no es un nombre personal, sino un título y atributo que expresa poder, autoridad y juicio. El nombre personal del Todopoderoso está escrito con las cuatro letras hebreas Yud Hey Vav y Hey, que corresponden a las letras latinas YHVH. El significado de la palabra “Elohim” en relación con la palabra “El” y la creación En Isaías 43:10-11; 44:6; 45:5-6, 21b-22; 46:9 está escrito (LBLA revisada): “Vosotros (los hijos de Israel) sois mis testigos – declara YHVH – y mi siervo a quien he escogido, para que me conozcáis y creáis en mí, y entendáis que yo soy. Antes de mí no fue formado otro dios (“El”), ni después de mí lo habrá. Yo, yo soy YHVH; y fuera de mí no hay salvador.” “Así dice YHVH, el Rey de Israel, y su Redentor, YHVH de los ejércitos: Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí no hay Dios (“Elohim”).” “Yo soy YHVH, y no hay ningún otro; fuera de mí no hay Dios (“Elohim”). Yo te ceñiré, aunque no me has conocido, para que se sepa que desde el nacimiento del sol hasta donde se pone no hay ninguno fuera de mí. Yo soy Y Dios. “No hay más Dios (“Elohim”) que yo, un Dios (“El”) justo y salvador; no hay ninguno fuera de mí. Volveos a mí y sed salvos todos los términos de la tierra; porque yo soy Dios (“El”), y no hay ningún otro.” “Acordaos de las cosas anteriores ya pasadas, porque yo soy Dios (“El”), y no hay otro; Dios (“Elohim”), y no hay ninguno como yo.”

Vemos que tanto la palabra “Elohim” como “El” son empleadas para referirse al Todopoderoso, y son usadas como sinónimos. Por lo tanto, en el libro de Yeshayahu no vemos prácticamente ninguna diferencia entre el uso de la palabra “Elohim” y la palabra “El”. Como “Elohim” está puesto en plural y “El” en singular, encontramos una indicación de que la palabra “Elohim” no debe ser entendida como una referencia a varios dioses, o una unidad de personajes en el mismo Dios, sino como una expresión de la multiforme grandeza del Omnipotente. La palabra “El” es usada en las Escrituras para hablar tanto de “deidad” como de “poder”. En Génesis 31:29a está escrito, según una traducción literal: “Hay poder (“El”) en mi mano para haceros daño.” En proverbios 3:27 (RV) está escrito: “No te niegues a hacer el bien a quien es debido, Cuando tuvieres poder (“El”) para hacerlo.” En Miqueas 2:1b (LBLA) está escrito: “Al clarear la mañana lo ejecutan, porque está en el poder (“El”) de sus manos.” En estos textos vemos como la palabra “El” ha sido usada en el sentido de “poder”. Como la palabra “El” es la raíz de la palabra “Elohim”, podemos afirmar que el término “Elohim” tiene que ver con poder y autoridad. Elohim fue el que creó los cielos y la tierra. Esto también nos revela algo sobre el significado de la palabra “Elohim”. La palabra “Elohim” tiene que ver con todo ese poder que fue empleado para crear los cielos y la tierra, el poder creador. Por lo tanto, por medio de contemplar la creación podemos saber cómo es Elohim.

En la carta del shaliaj Shaúl (el apóstol Pablo) a los Romanos 1:20 podemos leer: “Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.” Observe las palabras “eterno poder y divinidad”. Cuando la palabra “Elohim” es usada como referencia al Creador, está expresando la totalidad de la infinidad de su poder y divinidad. Así que no podemos basarnos en el hecho de que la palabra “Elohim” está puesta en plural, para afirmar con seguridad que el Creador es más que uno. Hay otras tantas palabras hebreas que son usadas en forma plural, como “agua” – ”maim” y “vida” – “jayim”. Esto no significa que está hablando de varias aguas o varias vidas. Sólo es una forma de hablar. Tenemos ejemplos parecidos en el idioma castellano: “pantalones”, “tijeras”, “gafas” (lentes, espejuelos). Estas palabras se usan en forma plural, pero hablan de cosas singulares, “unos pantalones”, “unas tijeras” y “unas gafas”. El hecho de poner esas palabras en plural no significa que son varios, sino que hay una manifestación de algo que parece ser más que uno. Hay dos piernas en los pantalones, dos cuchillos en las tijeras y dos cristales en las gafas. Pero cada cosa es una sola, que en sí puede ser más o menos compleja. Quizás esto puede ayudarnos a obtener un entendimiento más claro del por qué se ha escrito la palabra “Elohim” en plural cuando se habla de un solo Creador. El Todopoderoso es tan inmenso que una palabra singular no podría expresar su grandeza, poder y autoridad. Por lo tanto, el hecho de que el Altísimo se presenta en las Escrituras con el título “Elohim”, en plural, no significa necesariamente que sea más que uno, sino que con ese nombre genérico está manifestando su total e infinito poder y divinidad. Además, el verbo usado en la práctica totalidad de los casos, está puesto en forma singular. Esto nos da pie para pensar que no hay más que uno implicado en la palabra “Elohim” cuando es usado para el Altísimo. Textos con la palabra “Elohim” donde el verbo aparece en plural Cuando la palabra “Elohim” es usada como sujeto en las Escrituras Sagradas, el predicado casi siempre aparece en singular, a diferencia de las palabras plurales que hemos mencionado antes. Así es tanto en el hebreo como en el castellano. Decimos por ejemplo: “Los pantalones están en tal sitio”, no: “Los pantalones está en tal sitio”. Tampoco decimos: “Las tijeras cayó de mis manos”, o “Mis gafas se rompió”. De la misma manera no se usa la forma singular del predicado cuando palabras como “mayim” –agua– y “jayim” –vida– , (que siempre aparecen en plural), son utilizadas como sujetos. Sin embargo cuando aparece “Elohim” tanto el verbo como posibles adjetivos, están en forma singular, en prácticamente todos los casos. Por ejemplo, no se escribe que “Elohim son buenos”, sino “Elohim es bueno”, en singular. No obstante, podemos encontrar algunos pocos textos donde “Elohim” aparece como sujeto y el predicado está en forma plural. Tenemos un ejemplo en Génesis 20:13a donde está escrito según una traducción literal: “Y sucedió que cuando Elohim causaron que yo saliera …” En 2 Samuel 7:23 está escrito, si se traduce literalmente: “¿Y quién es como tu (singular) pueblo, como Israel, que es un solo pueblo en la tierra, al cual Elohim caminaron (plural) para redimir para él (singular) para ser un pueblo, a fin de darle (singular) un nombre, y hacer para vosotros grandeza y cosas portentosas para tu (singular) tierra, ante tu (singular) pueblo que rescataste (singular) para ti (singular) de Mitsrayim (Egipto), naciones y sus dioses (“Elohim”)?” Vemos en este texto que cuando se está refiriendo al Altísimo se está usando las formas singulares de los pronombres, tu, él, le, y ti, y la forma singular del verbo rescataste. ¿Por qué está puesto el verbo “caminaron” –“haljú”– en plural, cuando todas las demás referencias al Altísimo están en singular?

La respuesta que se puede encontrar entre los rabinos en cuanto a textos como estos, es que la palabra “Elohim”, en estos casos, no se está refiriendo al Todopoderoso, sino a sus ángeles, enviados para cumplir sus propósitos. Hay un ejemplo de esto en Génesis 35:7 donde está escrito: “Y edificó allí un altar, y llamó al lugar El-betel, porque allí Dios (”Elohim”) se le habían manifestado cuando huía de su hermano.”(LBLA revisado) Como el verbo está escrito en plural se debe entender la palabra “Elohim” como una referencia a los ángeles. Fueron ángeles los que se le revelaron en la escalera cuando huía de su hermano. La palabra “Elohim” puede referirse a los ángeles Si comparamos dos textos de los Salmos con las traducciones griegas Septuaginta y la carta a los Hebreos, vemos que la palabra “Elohim” fue traducida como “angeloi” – ángeles–. En el Salmo 8:5 (v. 6 en heb.) está escrito: “¡Sin embargo, lo has hecho un poco menor que los ángeles (“Elohim”), y lo coronas de gloria y majestad!”(LBLA) En Hebreos 2:7a, hay una cita del mismo texto de los Salmos, dice así: “Le has hecho un poco inferior a los ángeles (”angelous”).” Vemos que la palabra hebrea “Elohim” que aparece en el Salmo 8:5 (v. 6 en heb), ha sido traducida al griego como “ángeles”. Tenemos otro ejemplo en el Salmo 97:7b donde está escrito: “Todos los poderes (“Elohim”) ¡reverenciadle!”(Traducción mía) Comparemos con la cita en Hebreos 1:6b, que fue traducida de la traducción griega de esta manera, según la Biblia de las Américas: “Y adórenle todos los ángeles de Dios.” Vemos, por tanto, que la palabra “Elohim” puede referirse a los mensajeros celestiales, que en hebreo son llamados “malajim”. En el castellano los llamamos con una palabra prestada del griego, ángeles. La palabra “Elohim” puede referirse a dioses falsos Cuando las Escrituras hablan de otros dioses, también se emplea la palabra “Elohim”. Podemos encontrar un ejemplo en Éxodo 12:12, donde está escrito: “Porque esa misma noche pasaré por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, tanto de hombre como de bestia; y ejecutaré juicios contra todos los dioses (“Elohim”) de Egipto. Yo, el SEÑOR.”(LBLA) Hay un texto parecido en Números 33:4 donde también se usa la palabra “Elohim” para referirse a los dioses de Mitsrayim, cf. Gén. 31:30. Éxodo 20:3 dice: “No tengas otros dioses delante de mí.”(Trad. mía) La palabra traducida como “dioses” es la palabra hebrea “Elohim”. Vemos, por tanto, que el término “Elohim” puede referirse a varios falsos dioses. Sin embargo, el término plural “Elohim” no se usa solamente en referencia a varios dioses falsos sino también a uno de ellos, como está escrito en Jueces 11:24: “»¿No posees tú lo que Quemos, tu dios (“Elohim”), te ha dado para poseer? De modo que todo el territorio que el SEÑOR nuestro Dios (“Elohim”) ha desposeído delante de nosotros, lo poseeremos.”(LBLA) En 1 Samuel 5:7 está escrito: “Cuando los hombres de Asdod vieron lo que les sucedía, dijeron: El arca del Dios (“Elohim”) de Israel no debe quedar con nosotros, pues su mano es dura sobre nosotros y sobre Dagón nuestro dios (“Elohim”).”(LBLA) En 1 Reyes 18:24-27 está escrito: “Entonces invocad el nombre de vuestro dios (“Elohim”), y yo invocaré el nombre del SEÑOR; y el Dios (“Elohim”) que responda por fuego, ése es Dios (“Elohim”). Y todo el pueblo respondió y dijo: La idea es buena. Y Elías dijo a los profetas de Baal: Escoged un novillo para vosotros y preparadlo primero, pues sois los más, e invocad el nombre de vuestro dios (“Elohim”), pero no le pongáis fuego. Entonces tomaron el novillo que les dieron y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: Oh Baal, respóndenos. Pero no hubo voz ni nadie respondió. Y danzaban alrededor del altar que habían hecho. Y sucedió que ya al mediodía, Elías se burlaba de ellos y decía: Clamad en voz alta, pues es un dios (“Elohim”); tal vez estará meditando o se habrá desviado, o estará de viaje, quizá esté dormido y habrá que despertarlo.”(LBLA) En 1 Reyes 11:5 se emplea el término “Elohim” también para referirse a una diosa pagana, como está escrito: “Porque Salomón siguió a Astoret, diosa (“Elohim”) de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas.”

La palabra “Elohim” puede referirse a un hombre Hay dos textos muy interesantes en la Torá en cuanto al uso de la palabra “Elohim”. El primero está en Éxodo 4:16. Podríamos traducirlo literalmente de esta manera: “Y él hablará por ti al pueblo, y será. Él será boca para ti y tú serás Elohim para él.” El segundo texto encontramos en Éxodo 7:1. Podríamos traducirlo literalmente de la siguiente manera: “Y HaShem dijo a Moshé: Mira yo te he constituido Elohim para Paró y Aharón, tu hermano, será tu profeta.” Vemos en estos textos que el Todopoderoso delega su autoridad a un hombre, a Moshé, y le llama “Elohim”. En las Biblias castellanas ha sido traducido como “Dios”. Es interesante ver en este contexto, que la forma plural “Elohim” es empleada sobre un solo hombre que representa al Todopoderoso en la tierra. Si el término “Elohim” hubiera sido usado únicamente para mostrar pluralidad, como en los casos de los ángeles y los falsos dioses, no se podría utilizar sobre un solo hombre, como en estos textos. Moshé no es más que una persona. Y cuando él recibe la autoridad de representar al Todopoderoso en la tierra no es llamado con los términos hebreos “El” o “Eloha”, que son dos formas singulares, sino con la palabra plural “Elohim”. Esto constituye una fuerte evidencia de que la palabra “Elohim”, en referencia al Todopoderoso, no necesariamente incluye varias personas, sino que tiene que ver con extrema autoridad. Por lo tanto, vemos que el término “Elohim” es usado sobre una sola persona humana, que ha recibido la autoridad plena de actuar en lugar del Todopoderoso. La palabra “Elohim” puede referirse a los jueces y los reyes En la Biblia podemos encontrar todavía otro significado de la palabra “Elohim”. En Éxodo 22:8-9 (7-8 en heb.) está escrito, según la traducción de la Biblia de las Américas: “Si no es hallado el ladrón, entonces el dueño de la casa se presentará ante los jueces, para determinar si él metió la mano en la propiedad de su vecino. En toda clase de fraude, ya se trate de buey, de asno, de oveja, de ropa, o de cualquier cosa perdida, de la cual se pueda decir: “Esto es”, la causa de ambos se llevará ante los jueces; y aquel a quien los jueces declaren culpable pagará el doble a su vecino.” Las palabras que se encuentran en el texto hebreo, que han sido traducidas al castellano como “jueces”, son precisamente “Elohim”. Vemos, por lo tanto, que aquí hay otro significado de la palabra “Elohim” – “jueces”, cf. Éx. 21:6. En el Salmo 82:1-2 está escrito: “Salmo de Asaf. Dios (“Elohim”) está en la reunión de los dioses (“El”); En medio de los dioses (“Elohim”) juzga. ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente, Y aceptaréis las personas de los impíos? Selah”(RV 1960) En este texto vemos que se usa la palabra “Elohim” dos veces con dos significados diferentes. La primera vez se está refiriendo al Todopoderoso, y la segunda vez a los jueces o posiblemente a los reyes, que son los máximos responsables de hacer justicia en la tierra. En los versículos 6-7 está escrito: “Yo dije: Vosotros sois dioses (“Elohim”), y todos sois hijos del Altísimo. Sin embargo como hombres moriréis, y caeréis como uno de los príncipes.”(LBLA) Yeshúa está citando este texto en Juan 10:34-36 que se ha traducido de esta manera: “¿No está escrito en vuestra ley: “Yo dije: sois dioses”? Si aquellos, a quienes vino la palabra de Dios, los llamó dioses (y la Escritura no se puede violar), ¿a quién el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: “Blasfemas”, porque dije: “Yo soy el Hijo de Dios”?”(LBLA) De estos textos podemos sacar dos verdades que nos interesan en cuanto a este tema. Primero, vemos que el término “Elohim”, que ha sido traducido como “dioses”, puede significar personas que han recibido la Palabra del Todopoderoso. ¿Quiénes fueron los que recibieron la Palabra del Eterno? El pueblo judío, cf. Rom. 3:1-2. Según el contexto en el Salmo 82, vemos que en primer lugar se trata de personas que han sido puestas en posiciones de autoridad sobre otras, jueces, reyes y otros príncipes. Algunos textos de la Torá muestran que las Palabras del Eterno fueron dadas, en primer lugar, a los jueces de Israel, cf. Éx. 22:8 (7 heb.); Deu. 17:18-20. Segundo, los que son llamados “Elohim” son también llamados “hijos del Altísimo”. Por lo tanto el término “Hijo de Dios” también se está refiriendo a un rey o un juez que ha recibido la delegación del Altísimo para gobernar y dictar y ejecutar sus juicios en la tierra, como también vemos en 1 Crónicas 28:6, donde está escrito: “Y El me dijo: «Tu hijo Salomón es quien edificará mi casa y mis atrios; porque lo he escogido por hijo mío, y yo le seré por padre.”(LBLA)

Conclusión El término “Elohim” tiene que ver con poder y autoridad y no solamente se refiere al Todopoderoso, sino también puede referirse a los mensajeros celestiales, a los dioses falsos, a un hombre que ha recibido la autoridad del Todopoderoso y a los jueces que están puestos en lugar del Altísimo para juzgar en la tierra. Cuando el término plural “Elohim” es usado en referencia al Todopoderoso, no significa necesariamente que tiene que ver con más de una persona, sino más bien con la infinita posesión y presencia del poder y la autoridad. El hecho de que la palabra “Elohim”, por un lado, es usada como sinónimo de “El” y, por el otro lado, es empleada sobre un solo hombre, da evidencia de que no se debe entender siempre como una pluralidad de personas. Además, cuando el verbo lo está acompañando como predicado está puesto en forma singular, no hay evidencia alguna de que se está refiriendo a más de una persona. Cuando el término “Elohim” es usado para referirse a los ángeles, los falsos dioses o los jueces, el verbo aparece en forma plural. Esto no es el caso cuando es usado para el Todopoderoso o uno de los dioses falsos. En aquellos pocos textos donde el predicado aparece en plural, el sujeto “Elohim” no debe ser entendido como una referencia a algo plural, sino se trata más bien de la actividad de los ángeles. Continuará

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LA FE DE JESÚS

LA FE DE JESÚS

Por Mario A Olcese La Fe de Jesús

Es interesante lo que Pablo les dice a los Gálatas con estas puntuales palabras: “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado” (2:16). El Apóstol Pablo es muy claro cuando dice que los creyentes son justificados porla fe de Jesucristo’. Sin embargo, la gran mayoría de cristianos dicen haber alcanzado la justificación por el solo hecho de haber creído en Jesucristo pero sin entender nada en absoluto lo que es la fe de Jesucristo o la fe que tuvo Jesucristo. Sí, Jesús fue un hombre de fe, y él tuvo una fe que debiera ser también la nuestra. Esto, desgraciadamente, no lo entienden millones de católicos y evangélicos, y la mayoría de las sectas modernas de hoy.

Aquellos hombres que creen que pueden agradar a Dios guardando todas sus leyes, pero sin la fe de Cristo, están perdidos. Muchos ciertamente tienen la fe en Cristo pero no la fe de Cristo. Y esto lo quiero nuevamente subrayar para que no lo olviden. Usted debe conocer la fe de Jesucristo para obtener la justificación de Dios. Desafortunadamente la mayoría de los cristianos profesantes no tienen la fe de Cristo sino sólo la fe en Cristo. Usted puede preguntarle a cualquier “cristiano” sobre cuál fue la fe de Cristo que nos puede salvar y se sorprenderá de encontrar que casi todos le responderán de manera distinta.

Pero antes de continuar veamos antes dos pasajes más que nos hablan de ‘la fe de Jesús’. Seguramente usted los ha leído mil veces, pero no se ha detenido a reflexionar qué quiere decir esa locución precisamente.

Romanos 3:26 “y al que justifica al que es de la fe de Jesús

Apocalipsis 14:12: Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”.

Estos dos textos, junto con el de Gálatas 2:16, son más que suficientes para demostrarnos que hay una fe de Jesús, o una fe que tuvo Jesús, y que es vital conocerla y creerla para ser verdaderamente justificados y finalmente salvos.

La Fe de Abraham

A los Romanos Pablo les dice: “Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia (Cristo) la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa. Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión. Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros… Pues bien, resulta ahora que no sólo debemos tener la fe de Jesús, sino también la fe de Abraham. ¿Es que debemos tener dos clases de fe: una Abrahámica y otra Cristiana?

¿Más de una Fe en la Biblia?

Hemos visto que Pablo habla a los Gálatas de la Fe de Cristo, y a los creyentes de Roma les habla de la fe de Abraham. ¿Será que ambas frases son equivalentes o que encierran lo mismo? ¡Pues seguro que sí! ¿Dónde está la prueba? La prueba se encuentra en Efesios 4:4-5, donde Pablo dice lo siguiente: Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, UNA FE, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos”. Así que si hay sólo UNA esperanza, y UNA sola FE, es lógico concluir que la fe que tenía Jesús es la misma fe que tenía Abraham. Por lo tanto, nosotros, los gentiles creyentes, debemos tener la misma fe que tuvo nuestro Señor Jesucristo, y que fue la misma fe que tuvo su padre ancestral Abraham, el padre de todos los creyentes. Pero, ¿sabe usted cuál fue la fe de Abraham?

¿Cuál era la fe de Abraham?

En Hebreos 11:8-10 Pablo comenta sobre la fe de Abraham con estas palabras: “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia (Ver Génesis 12:1-3); y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”

Entonces Abraham, por su fe, obedeció a Dios para salir hacia la tierra prometida, esperando la venida de la ciudad celestial. Él tuvo fe de que heredaría una tierra y una ciudad en un futuro, y salió para morar como extranjero y peregrino en ella.

En Génesis 12:3 Dios le dice a Abraham: “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra (este es el evangelio según Gálatas 3:8)”. Entonces Abraham creyó que a través de él serían benditas todas las familias de la tierra—¡El creyó en el evangelio de Dios!

En Génesis 13:15 Dios le vuelve a decir a Abraham: “Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. En este pasaje Abraham recibe la promesa de que su descendencia igualmente recibiría la tierra para siempre”.

En Génesis 15:18 Dios se le aparece nuevamente a Abraham para decirle: “En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates

Resumiendo, la fe de Abraham constaba, a). La herencia de una tierra prometida en un área geográfica bien definida, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates. b). Y sería igualmente una herencia para siempre para su simiente o descendencia. c). Y todas las familias de la tierra serían benditas a través de él. Todos estos 3 puntos integran el evangelio de Dios, que es el evangelio predicado por Cristo.

En Romanos 4:18 Pablo dice: “El (Abraham) creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia”. Así que Abraham tuvo fe en el evangelio (de que a través de él y de su descendencia —Cristo— sería el heredero del mundo).

Y en cierto modo Jesús, como Abraham, es enviado por Dios al mundo y a la tierra de promisión (eretz-Israel) para residir como extranjero y peregrino,  para proclamar y confirmar esas mismas promesas hechas a Abraham y para toda su descendencia. En Lucas 4:43, Jesús dice: “Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado”. Y Pablo dice en Romanos 15:8: “Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres.

Vemos, pues, que Jesús vino a anunciar y a confirmar las promesas hechas a los padres. Esa fue su misión en sus tres y medio años de ministerio terrenal. Y claro, si él predicó y confirmó las promesas prístinas hechas a los padres, es que todo eso era también su fe.

La Fe de Abraham, como la Fe de Jesús, estaba relacionada con una promesa, y esa era que Abraham y Cristo serán los herederos del mundo. Recuerde que a Abraham se le predicó el evangelio de antemano, y que consistía que a través de una descendencia suya vendría la bendición para el mundo. Dice Pablo: “Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva (El evangelio) a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones (Gál. 3:8).

 La fe de Abraham, como la fe de Jesús, estaba enfocada en una misma promesa o esperanza que enseguida descubriremos. Leemos en Romanos 4:13-16, lo siguiente: “Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia (Cristo) la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa. Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión. Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros… El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia. Y no se debilitó su fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia. Y no solamente a él se escribió que le fue contada, sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación”Esta es la fe de Abraham. Y esa misma fe que tuvo Abraham la tuvo Jesús, al confirmar las mismas promesas o las Buenas Nuevas a sus paisanos Judíos proclamadas de antemano a los padres. Esto lo dice claramente Pablo en Romanos 15:8, cuando les dice a los creyentes de Roma: “Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres (de una tierra y un reino)”. Esta tarea de confirmar las promesas hechas a los padres del AT era la fe de Jesús, y la razón de su venida hace dos milenios (ver Lucas 4:43).  Ahora le pregunto: ¿Es ésa la misma fe que tiene usted? ¿Tiene usted la misma fe de Jesús y de Abraham de que El Hijo de Dios y los fieles serán los herederos del mundo venidero de justicia en el reino milenario? Usted seguramente está pensando que esa promesa es sólo para los Judíos, y no para la iglesia, a quien Jesús le ha prometido el “reino de los cielos”. Pero deténgase un instante para entender que Pablo dijo que Abraham es el padre de todos nosotros”, y cuando él dijo eso, se lo dijo a la iglesia de Roma. Si Abraham es el padre de la fe, entonces nosotros somos sus hijos por la fe y herederos de la misma promesa o de la misma fe. Es decir, si tenemos la fe de Abraham, entonces también tenemos la fe de Jesús.

La fe de los héroes del Antiguo Testamento

En Hebreos 11:4-39 leemos: “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad (por venir, según Heb. 13:14). Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir. Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos. Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado,  teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.  Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos. Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados. Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas;  que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados;  de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido”. 

Todos los héroes de la fe murieron sin haber recibido la promesa, la promesa de una nueva tierra y una ciudad celestial en ella. Así que todos los hombres de la fe esperaban lo mismo, la venida de la ciudad o Nueva Jerusalén a la tierra prometida. Esto era justamente lo que el evangelio encerraba, una nueva sociedad con un gobierno celestial en la tierra, con Dios mismo morando entre los hombres para siempre (Apo. 21:1-3).

La Iglesia es Simiente de Abraham

A los Gálatas Pablo les dice: “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo”. Y si vosotros sois (de la fe—Rom. 3:26) de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa (Gál. 3:16,29). De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham”…¡y con Cristo!

Fe y obras

Jesús mostro su fe obrando en consecuencia. Por ejemplo, él inicia su ministerio hablando de la cercanía del Reino y llamando al arrepentimiento (Marcos 1:1,14,15). Y también prometida la herencia de la tierra prometida para los mansos (Eretz Israel) en Mateo 5:5, diciendo: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad”.

 Sus parábolas, llamadas “las parábolas del Reino”, nos hablan de su reino venidero y de las bendiciones que éste traerá cuando se establezca. A sus discípulos le ofrece un reino y después los manda a predicar y a anunciar el reino de Dios a todos los hombres (Lucas 8:1; Lucas 9:1,2; Mat. 24:14). A otro le dice que deje que los muertos entierren a sus muertos y que vaya y anuncie el reino de Dios (Lc. 9:60). A otros les dice que busquen primero el Reino de Dios y su justicia (Mat. 6:33) y después de resucitar, Jesús se la pasa hablándoles a sus discípulos el Reino de Dios por espacio de 40 días (Hechos 1:3,6). Es claro que el reino de Dios era el tema de toda la predicación de Cristo, y la razón de ser de su venida como mortal (Lucas 4:43). Todo esto nos hace comprender que el reino de Dios era la fe de Jesús. Recuerde que de la abundancia del corazón habla la boca.

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EL RAPTO SECRETO: ¿REALIDAD BÍBLICA O FANTASÍA HUMANA?

                                             Por Ing° Mario A Olcese (Apologista)   

 

Introducción 

Tal vez una de las enseñanzas más populares de estos tiempos en relación a la escatología bíblica se refiere al llamado “rapto secreto” de la iglesia. Los promotores de esta novedosa doctrina son los llamados “evangélicos dispensacionalistas”. Estos enseñan que el Seño Jesucristo vendrá secretamente a esta tierra para raptar a los santos cristianos a fin de protegerlos de la espantosa gran tribulación mencionada en Mateo 24:21. En este sentido creen que se producirán “desapariciones misteriosas” de hombres y mujeres en la tierra, creando desconcierto y confusión entre los hombres. Añaden que el Señor Jesucristo volverá —por tercera vez— y visiblemente con sus santos que fueron “raptados” por él de la tierra unos años antes, y entonces ejecutará juicio sobre el mundo impío y rebelde y destruirá al anticristo y a todos sus seguidores (la ira divina). Como cristianos fieles a la Biblia, nos vemos en la obligación de alertar a los hombres y prevenirlos acerca de la existencia de falsos maestros que siguen promoviendo falsas doctrinas y falsas expectativas ajenas a la Palabra y a la revelación de Dios. ¿Rapto o Arrebatamiento? El vocablo para la palabra ρπάζω (har-pad’-zo)‘arrebatados’— que aparece en 1 Tesalonicenses 4:17 insinúa que la acción es rápida o enérgica. La traducción proporciona la idea de un arrebato repentino, rápido, enérgico pero no necesariamente secreto. Los que dicen que har-pad’-zo denota un rapto secreto y una desaparición misteriosa están torciendo el verdadero sentido de la palabra Griega en cuestión.  Jesús nunca habló de una venida secreta u oculta para el mundo inconverso. Es todo lo contrario como lo veremos más adelante. ¿Cuándo se originó la doctrina del “Rapto Secreto”? La idea del “rapto secreto” de los santos fue totalmente desconocida por la iglesia Cristiana antes del siglo XVI. José Ribera, el cardenal Bellarmine y Alcázar, sacerdotes jesuitas del siglo XVI, fueron los primeros en promulgar esta extraña doctrina, y aun ellos mismos no la comprendían. Pero no fue hasta el año de 1830 que tomó el giro que tiene hoy (Cyclopedia of Biblical, Theological, and Ecclesiastical Literature, McClintock y Strong-artículo: Anticristo) (Heralds of the Dawn, John A Anderson, MD.)

En segundo lugar, es falso que Cristo regrese por segunda vez en “dos fases” como suponen los evangélicos dispensacionalistas. No encontramos en la Biblia ninguna promesa de que nuestro Señor volverá secretamente para su iglesia, y luego públicamente para volcar toda su ira sobre el anticristo y los impíos en general. Los discípulos le preguntaron a Jesús: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida (singular), y del fin del mundo? (Mateo 24:3). Jesús no dijo nada de su venida en dos fases, ¡ni sus discípulos lo supieron!

En tercer lugar, Jesús dijo que antes de su venida o regreso, se presentarían falsos cristos, guerras internacionales, hambres, pestilencias, y terremotos por doquier. También habló de que la Iglesia sufriría persecución, tribulación, y aun la muerte misma (Mateo 24:4-9). ¡Todo esto ocurre antes del regreso de Cristo! Entonces, ¿cómo puede haber predicadores que enseñen exactamente lo contrario? ¡La iglesia definitivamente experimentará la gran tribulación!

También Cristo advirtió a sus discípulos de no caer en el engaño creyendo que su venida sería diferente de cómo él la predijo. He aquí las palabras de Jesús que dicen: “Entonces, si alguno os dijere: Mirad, está aquí en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, (y podríamos añadir, ‘mirad, viene secretamente e invisiblemente’) no lo creías” (Mateo 24:26). ¡Nuestro Señor no vendrá privadamente o secretamente para algunos privilegiados, sino que vendrá visiblemente para todo ojo (Apo. 1:7).

En cuarto lugar, contrario de lo que suponen los dispensacionalistas, Cristo vendrá con gran estruendo, “como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente” (Mateo 24:27). Acá Jesús no dijo nada de una tercera venida visible para todo el mundo impío.

En quinto lugar, Jesús dijo que en su único regreso, el cual evidentemente no será en secreto, las tribus de la tierra se lamentarán al ver al Hijo del Hombre viniendo con poder y gloria (Mateo 24:30).

En sexto lugar, el mundo entero no sólo será testigo del retorno de cristo, sino que verá el arrebatamiento de la iglesia a las nubes del cielo (Mateo 24:30,31). No hay ningún pasaje en la Biblia que enseñe que dicho arrebatamiento será en secreto, ¡ni uno siquiera! Pero en cambio todo el capítulo 24 de Mateo nos indica que será todo lo contrario.

En séptimo lugar, Cristo Jesús arrebatará a su iglesia después de que haya ocurrido la gran tribulación y no antes, como mal suponen los evangélicos dispensacionalistas. Dice nuestros Señor así: “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá…entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus escogidos (los creyentes fieles) de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (Mateo 24:29-31). ¡Cuán claro es todo cuando leemos el contexto!

El octavo lugar, en cuanto a la afirmación en relación a los santos que acompañan a nuestro Señor en su venida, ciertamente no son los santos cristianos. La evidencia la encontramos en la Biblia, precisamente en las mismas palabras de nuestro Señor cuando dijo: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria” (Mateo 25:31). Son los santos ángeles que vendrán del tercer cielo con Jesús, ¡no los cristianos supuestamente “raptados” antes de la gran tribulación!

En noveno lugar, la Biblia no le promete al creyente una vida sin tribulaciones o problemas. El Apóstol Pablo dijo: “Es necesario que a través de muchas tribulaciones (incluyendo ‘la gran tribulación’) entremos en le reino de Dios”. Por ello también leemos en las Escrituras, las palabras del Apóstol Pedro, quien dijo: “Y si el justo con dificultad se salva, ¿en dónde aparecerá el impío y el pecador?” (1 pedro 4:18).

En décimo lugar, es cierto que Dios protegió a Noé, a Lot, a Daniel y a sus amigos, a los cristianos en el asedio romano en el 70 DC, etc. Sin embargo, ninguno de ellos fue retirado de la tierra al cielo para ser salvaguardados de la tribulación. Ellos tuvieron que pasar la prueba en la misma tierra, escapando a tiempo de los juicios de Dios. No obstante, así como los primeros cristianos tuvieron que padecer los más viles castigos y probar su fe hasta la muerte, del mismo modo los cristianos del tiempo final tendrán que padecer por su fe a manos del anticristo. Muchos podrán terminar hasta decapitados a causa de su fe (Apocalipsis 20:4).

Las evidencias demuestran que el mundo entero estará pasando por una gran tribulación que probará a los creyentes de manera definitiva. Tener una falsa esperanza de seguridad para escapar al cielo de los juicios divinos es peligroso. Algunos dejarían de velar, de crecer espiritualmente, de leer las profecías, y de no temerle a Dios y a su ira por una falsa seguridad de ser raptados al cielo antes del gobierno tiránico del anticristo.

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¿DEBEN SER LOS CULTOS DE ADORACIÓN CRISTIANOS ABIERTOS AL PÚBLICO EN GENERAL?

¡La Verdad bíblica Ignorada por muchos Líderes Cristianos!

Por Ing° Mario A Olcese (Apologista)

“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?” (2 Cor. 6:14,15)

Un Pueblo separado

El Dios de Israel siempre deseó que Su pueblo estuviera alejado de lo inmundo y lo profano, y para ello Él fue reiteradamente claro al mandarle a su pueblo a estar alejado de la compañía de personas que no tuvieran las mismas aspiraciones y los mismos valores que ellos habían adquirido y aprendido de Él. Dios les había dicho:

“Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” (2 Corintios 6:16-18).

El Dios de Israel no aprobaba que sus adoradores se juntaran con los incrédulos, ni que los incrédulos se juntaran con ellos bajo ninguna razón, porque sabía que podían ser contaminados y caer en desgracia y perder Su favor. Y la historia de Israel muestra que cuando Israel se relacionó con los paganos, su final fue la idolatría o la fornicación espiritual con la práctica de abominables rituales y festines. Incluso Dios les había mandado a no unirse en matrimonio con parejas personas incrédulas o paganas porque era abominación ante sus ojos (Malaquías 2:11).

Congregación Santa

La idea era que la congregación de Jehová debía ser santa (Números 16:3), y no se permitía o se esperaba que en ella hubiera algún inmundo que ofendiera a Dios con sus pecados. Así que la congregación de Yahweh era una caracterizada por estar conformada exclusivamente de hombres santos, píos, y temerosos de Dios (Salmos 89:7). Y cuando el pueblo se acercaba al templo, ellos lo hacían sabiendo que estaban frente a un Dios que no toleraría ningún pecado de parte de sus adoradores (Salmo 26:12). Y además, el mismo rey David llegó a decir:

“No me he sentado con hombres hipócritas, Ni entré con los que andan simuladamente. Aborrecí la reunión de los malignos, y con los impíos nunca me senté (Salmo 26:4,5). El concepto de santidad y rectitud para David abarcaba incluso el no sentarse junto con los impíos, y el no reunirse con los malignos por ningún motivo. Su separación con los pecadores era radical.

El santuario y el Templo Judío

Sabemos que en el santuario, como en el templo, sólo el sacerdote levita podía ingresar al santísimo, y no era cualquier sacerdote levita, sino uno que era el que era el mejor, el más idóneo y recto.

El templo tenía varias partes: consistía en el Pórti­co, el Santuario y el Santo de los Santos, circun­dado por patios espaciosos y ocupando tal estructura alrededor de me­dia milla en forma de circunferencia. Transponiendo la muralla exterior se podía entrar al primer patio, denominado “de los gentiles”, ya que aquellos eran admi­tidos allí sin permitírseles seguir más adelante. Así que vemos que los paganos incrédulos (gentiles) no podían tener acceso más allá del primer patio porque era abominación de que tuviesen acceso a la presencia de Dios y a los lugares más próximos al santísimo donde se efectuaban los sacrificios de los sacerdotes levitas. Así que sólo los sacerdotes tenían el privilegio de los sacrificios en los lugares interiores dentro del patio.

Hoy, la iglesia es el nuevo sacerdocio que ofrece alabanzas y sacrificios espirituales a Dios en Cristo, y tiene acceso libre al santísimo por mediación de Cristo, y podemos ser escuchados directamente por el Eterno como sus nuevos sacerdotes previamente purificados por la sangre de Cristo. Así que Dios se agrada de nosotros, y nos tiene como sus hijos adoptivos, hermanos de su Hijo Unigénito. No obstante, como sacerdotes de Dios, no podemos ser parte del mundo, ni podemos asociarnos con los incrédulos, porque como dijo Pablo: No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?” (2 Cor. 6:14,15)

La Fundación de la iglesia Cristiana en Pentecostés

Todos sabemos que la iglesia Cristiana tuvo su inicio o inauguración oficial en el Pentecostés del año 33 d.C. En Hechos 2 vemos que en una casa (no en el templo) estaban reunidos los discípulos listos para recibir el poder de lo alto, y luego dice la Escritura: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua” (versos 1.6)

¿Qué observamos aquí en Hechos 2:1-6?

1.- Que los que estaban dentro de la casa esperando la unción del Espíritu no eran los incrédulos judíos junto con los creyentes Judíos, sino sólo los creyentes judíos, los discípulos de Jesús. Note la frase: ‘estaban todos unánimes juntos’ lo cual sugiere que eran discípulos creyentes que estaban juntos unánimemente. Así que ningún incrédulo estaba presente en el aposento, y era de esperarse en un evento tan solemne y santo.

2.- Los Judíos no cristianos que habían llegado de visita a Jerusalén provenientes de otras ciudades, se acercaron o se juntaron (nótese que el texto dice, ‘se juntó la multitud’) sólo cuando se sorprendieron al oír al oír que los que estaban en el interior de la casa hablaban en las lenguas de los pueblos dónde ellos residían. Esto es suficiente para demostrar que en la reunión no estaban presentes los incrédulos Judíos, los cuales estaban fuera.

Así que la primera iglesia reunida en Pentecostés no congregó a los que no creían, es decir, a los judíos y gentiles no cristianos, sino sólo creyentes. Nótese que luego Pedro les predica un sermón a sus paisanos Judíos incrédulos, y nos dice la Escritura: Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas” (Hechos 2:44). Nótese que estaban juntos—¿quiénes?—¿Acaso Tiros y troyanos, montescos y capulettos, payos y gitanos, moros y cristianos? NO! Sólo Judíos que se unieron por la misma fe en Cristo. Así que la iglesia estaba unida con personas de las mismas convicciones: la misma fe, la misma esperanza, y el mismo amor en Cristo. ¡Ellos no tuvieron comunión o asociación con ningún incrédulo!

¿Pero qué vemos hoy en las iglesias? Vemos a incrédulos que se meten en las congregaciones y se juntan con los “creyentes” para hablar de todo menos de la fe. Vemos a jovencitos del mundo buscando a señoritas creyentes, o a viudos del mundo buscando a alguna hermanita soltera; o entran simplemente por curiosidad, o porque han sido traídos por otros,  o porque  son personas necesitadas que buscan dinero o algún otro favor. Incluso algunos entran simplemente a calentar el asiento y darse una siestita en un rincón mientras el pastor da su charla a la congregación. Todo esto está mal y no es bíblico permitirlo.

También nos sorprendemos al ver que abundan las súper iglesias con miles de asistentes, de los cuales un regular porcentaje ni siquiera son bautizados o miembros formales. Estas iglesias buscan atraer a las gentes por montones, y recabar ingentes sumas de dinero de todo el mundo, incluyendo de mundanos que ingresan a los cultos por otros motivos y que ni siquiera tienen la intención de hacerse cristianos sino sólo porque hay buenos conciertos de rock, perreo y reguetón cristianos. Sin duda Dios los vomitará de su boca a todos los líderes y feligreses cristianos que consienten semejante fornicación espiritual.

Los Obispos y sus funciones

Muchos obispos se olvidan que ellos han sido puestos como pastores de las iglesias con un fin específico, el cual, desafortunadamente, no están prestando la debida atención para cumplirlo a cabalidad y al pie de la letra. Dice así Pablo:

“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:11-13).

Aquí Pablo es clarísimo al decir que los funcionarios de las iglesias han sido puestos para PERFECCIONAR A LOS SANTOS, ¡NO A LOS SANTOS Y A LOS INCONVERSOS MOFADORES QUE SE METEN EN LAS IGLESIAS POR CURIOSIDAD, O PARA CRITICAR, O POR ALGÚN OTRO INTERÉS (p.e., buscar una chica bonita, pedir dinero, y cosas como éstas). Pero lo trágico es que este mandato Paulino, así como aquel que manda que el Pastor siempre deberá ser un varón, y el otro que ordena  la pluralidad de pastores en una iglesia, sigue siendo desobedecido en muchas iglesias evangélicas y protestantes en general. Pero el punto central y crucial que queremos resaltar aquí es que la tarea única de los funcionarios de la iglesia es la de perfeccionar a los santos y no a los incrédulos que son invitados a asistir por sus novias cristianas que desean convertirlos, o por esposas creyentes que buscan convertir a sus esposos a la fe, o un creyente que quiere convertir a su amigo drogadicto o alcohólico a la convicción cristiana. La iglesia es el cuerpo de Cristo, y como tal, no admite a los inconversos.

Pero alguno dirá: ¿acaso la cizaña no debe crecer junto con el trigo?¿No hay en la iglesia buenos y malos elementos? Pues claro que sí. Nuestro Señor tuvo comunión íntima con sus apóstoles, y uno resultó ser un diablo en potencia hasta que se sacó la careta. Pero Judas era un apóstol, y era parte del cuerpo de Cristo. Su corazón no era recto para con el Señor como sí lo eran los otros apóstoles. En las iglesias hay hermanos que son bautizados y miembros del cuerpo de Cristo, pero aún no dejan sus antiguas andanzas o costumbres. Son considerados miembros, son llamados hermanos, pero andan mal como si en realidad aún amasen el mundo. A éstos el apóstol Pablo llamó a la reflexión y a la corrección, es decir, al arrepentimiento, pues de lo contrario serían separados como impíos. Dice Pablo: Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano(2 Tes. 3:14,15). Sin embargo, estos casos aislados no dan licencia para admitir a los no bautizados, o a incrédulos curiosos o burlones para que sean instruidos por los funcionarios de la iglesia. La Conversión de Pablo y de los demás apóstoles

Todos sabemos que fue Jesús directamente quién escogió a sus apóstoles para que lo siguieran a todos lados en su ministerio evangelístico. Incluso después de la exclusión de Judas, el apóstol póstumo de Cristo,  Pablo (Saulo de Tarso), es convertido de manera súbita y personal por la aparición de Cristo en el camino a Damasco. Asimismo, Pablo llamaba a la conversión a los inconversos, no desde las iglesias, sino desde los anfiteatros paganos, sinagogas, y calles de pueblos lejanos. Muchos de sus conversos llegaron a ser miembros de iglesias establecidas por él debido a sus prédicas al aire libre. El nunca invitó a los infieles a reunirse en una determinada iglesia que él había ya formado para que oyeran un sermón suyo y así motivarlos a decidirse por Cristo. Las iglesias estaban exclusivamente integradas por los ya conversos y bautizados. Los incrédulos que se convertían eran AÑADIDOS a la iglesia, pero no antes. Leemos esto en Hechos 2:41 que dice: “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron (a la iglesia según el verso 47) aquel día como tres mil personas”

Así que debemos entender todos que las iglesias originales eran congregaciones exclusivas de creyentes sin a inclusión de no bautizados o incrédulos. Sólo cuando un incrédulo se convertía y se bautizaba le era permitido asistir y participar de los cultos. No antes! Hoy, desgraciadamente, las iglesias se han convertido en centros de reunión para todo tiempo de gente, y se mezclan impíos y “santos”, mundanos y conversos…¡toda una ensalada de verduras y frutas juntas!

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CREE EN EL SEÑOR JESUCRISTO—¿QUÉ SIGNIFICA REALMENTE? (JUAN 3:36)

                 Por Ing°. Mario A Olcese (Apologista)

El carcelero de Filipos y su conversión 

El Apóstol Pablo y Silas estando en prisión tuvieron una liberación milagrosa que sirvió de ocasión para la salvación del carcelero de la ciudad de Filipos que vigilaba la prisión. Tenemos su historia registrada en el libro de los Hechos. Dice así: “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios” (Hechos 16:25-34). 

Examinando esta historia de la conversión del carcelero de Filipos, se destaca la pregunta crucial que el carcelero que vigilaba la prisión hizo a los reclusos Pablo y Silas: ¿Qué debo hacer para ser salvo? Esto me hace pensar que Pablo y Silas estuvieron predicando en la misma prisión sobre la necesidad de la salvación de los pecadores, de lo contrario, ¿cómo explicar la importante pregunta de todos los tiempos formulada por el carcelero?¿O es que tal vez el carcelero ya sabía algo del mensaje apostólico por boca de otros conversos? No lo sabemos, pero todo parece indicar que este hombre ya había oído algo sobre la necesidad de ser salvo del castigo divino. Pero lo interesante es que Pablo y Silas le dijeron simplemente: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. ¿Qué podría significar creer en el Señor Jesucristo para Pablo, Silas y aún más, para el carcelero de Filipos?¿Sería simplemente por creer en que Jesús es el Hijo de Dios? Si es así, nos preguntamos: ¿Acaso no creen igualmente los demonios que Cristo es el Hijo de Dios?¿Serán salvos acaso los demonios por esa convicción? (Santiago 2:19).  

La Palabra del Señor es el Evangelio del Mensajero 

Jesucristo es el último y gran Mensajero de Dios que vino a traer el evangelio a los hombres. Dice Pablo así: Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”Aquí Pablo nos dice que Jesucristo es el vocero del Padre en estos “postreros días”. Esto coincide perfectamente con lo dicho por Pablo en Hechos: Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos” (Hechos 10:36). Debemos entender que Jesucristo es el Mensajero o vocero de Dios para estos postreros tiempos, y que el Padre espera que nosotros creamos en el mensajero y en Su mensaje para alcanzar la salvación. Dice Pablo: Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego”. (Rom. 1:16).  

Creer en Cristo tiene que ver con el creer (o recibir) Su Palabra (o mensaje) 

En Juan 3:36 Jesús dice así: El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Pero en Juan 5:24 Jesús dice lo siguiente:  De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”.  Notemos la frase  “tiene vida eterna” de los dos textos citados.  En Juan 3:36 Jesús dice que el que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero en Juan 5:24 Jesús dice que el que tiene vida eterna es el que “OYE SU PALABRA”. Entonces es claro que CREER EN CRISTO= OIR (CREER) SU PALABRA. En Juan 6:68,69 Pedro le dijo a Jesús: “¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. En resumen, la vida eterna se gana oyendo la Palabra de Cristo. Pero, ¿sólo oyendo? ¡No! En Juan 8:51 Jesús dirá que es necesario GUARDAR o RETENER en uno su Palabra cuando dice: “De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte. En Juan 14:23 añade: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. En Juan 12:48 Jesús asocia el rechazo a su persona con el rechazo a su Palabra o mensaje, cuando dice: “El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. En otra ocasión Jesús asocia el recibir su palabra con el recibirle o creerle a él y a Su Padre: Porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste(Juan 17:8). Ver también Juan 1:12 donde se habla de recibir a Cristo como sinónimo de creer en él: Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. En Juan 8:30 se lee, además: Hablando él estas cosas (la Palabra de Dios), muchos creyeron en él. Observen que los que creyeron en Jesús, primero tuvieron que oírle hablar la palabra o mensaje que portaba.  En Juan 15:3-7 Jesús asocia el permanecer en él con el permanecer en su Palabra o mensaje divino: Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.  Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.  Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.  El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.  Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”.  Acá es más claro aún que no se puede permanecer en Cristo sin permanecer en su palabra, que es la palabra del Padre, Su doctrina y evangelio completos. En Marcos 1:14, 15 leemos que Jesús predicaba el evangelio diciendo: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”. Notemos que acá Jesús no pide que creyeran en él de manera tácita, sino más bien en el evangelio que estaba anunciando. ¿Es que acaso no es necesario creer en él? ¡Claro que es necesario! pero creer en el Evangelio es creer también en él, porque el evangelio habla o trata de él. De modo que bien podemos decir que creer en Cristo es creer en su mensaje o evangelio.   

La Palabra del Reino

La parábola del sembrador ilustra la necesidad de creer y retener la palabra del Señor para ser salvo. Dice Lucas 8: 4-15: “Juntándose una gran multitud, y los que de cada ciudad venían a él, les dijo por parábola: El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo la comieron.  Otra parte cayó sobre la piedra; y nacida, se secó, porque no tenía humedad.   Otra parte cayó entre espinos, y los espinos que nacieron juntamente con ella, la ahogaron.  Y otra parte cayó en buena tierra, y nació y llevó fruto a ciento por uno. Hablando estas cosas, decía a gran voz: El que tiene oídos para oír, oiga. Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Qué significa esta parábola?  Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan. Esta es, pues, la parábola: La semilla es la palabra de Dios (la cual es la palabra del Reino, según Mateo 13:19).  Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra (del Reino, según Mateo  13:19), para que no crean y se salven. Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra (del Reino, según Mateo 13:19) con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan. La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.  Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra (del Reino, según Mateo 13:19) oída, y dan fruto con perseverancia

En esta Parábola del Sembrador el Señor Jesucristo da suprema importancia a la palabra sembrada, la cual tiene que ver con el Reino de Dios (el evangelio). De modo que la creencia en Cristo para ser salvo equivale a creer en la palabra que él sembró, que es la palabra del Reino. No se puede ser salvo en completa ignorancia del verdadero evangelio que él vino a proclamar desde el comienzo hasta el final de su ministerio en la tierra. Su insistencia fue constante en la creencia y la RETENCIÓN de SU PALABRA, que era la Palabra de Dios, la Palabra salvadora, la Palabra de vida, la Palabra del Reino.  En la gran y final comisión para sus discípulos,  Jesús les dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere (en el evangelio) y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere (en el evangelio), será condenado(Marcos 16:15,16). Pero es muy lamentable que millones de predicadores estén anunciando todo menos lo relacionado con el Reino de Cristo en la tierra. Este mensaje es tildado de Judío y carnal, y es considerado como obsoleto y abrogado por millones de Católicos y Protestantes por igual. El mensaje o palabra salvadora ha sido distorsionada nada menos que por Satanás, el enemigo de Dios y del mensaje (evangelio  o palabra) salvador. Pablo es enfático al decirnos: En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Cor. 4:4). 

Recibir la Palabra, ¿Qué Más Abarca?

En Hechos 8:5-14 leemos: “Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo… Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres… Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan…”. Aquí vemos que recibir la Palabra equivale a creer en el nombre de Jesucristo y en su evangelio del Reino.  Un ejemplo del binomio “recibir-creer” lo encontramos en estas palabras de Jesús: porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste” (Juan 17:8). Si alguno dice creer en Cristo, entonces deberá recibir su Palabra, o lo que es lo mismo decir, deberá creer en la palabra o mensaje del evangelio del Reino. Las Parábolas del Reino tienen esa finalidad, y en especial, la del sembrador. 

Jesucristo como la Verdad 

Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). ¿Qué significa que Cristo sea la verdad? Jesús responde: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”. Jesús es la verdad porque su palabra es la verdad. También él dijo: “Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios…”(Juan 8:40). Aceptar a Cristo es aceptar la verdad que él oyó de Dios, y aceptar la verdad es aceptar la Palabra de Dios. Jesús es la Palabra de Dios encarnada (Juan 1:14). En Juan 1:17 leemos: “…la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”Es decir, Jesús es la verdad, porque por medio de él vino la verdad al mundo. El era el portador de la verdad, que es la palabra de Dios o el evangelio o mensaje para los hombres. Pablo dice: para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros(Gál. 2:5). Esto se asemeja a lo dicho por Jesús en Juan 15:3-7: Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros. Acá está muy claro que “la verdad del evangelio” y “las palabras de Cristo” son equivalentes. En Efesios 1:13 Pablo dice: En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”. Acá nuevamente se percibe la asociación entre la palabra o evangelio salvador oído con la creencia en Cristo. Creer en Cristo es creer en la palabra de verdad que es el evangelio de nuestra salvación. En 2 Tes. 2:12 Pablo dice que aquellos que no creen en la verdad, o en el evangelio de Cristo, no se salvarán: “a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad (que representó Cristo y su palabra o mensaje), sino que se complacieron en la injusticia”.  En cambio, los que vienen al conocimiento de la verdad serán salvos: “el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (del evangelio o mensaje)” (1 Tim. 2:4). Realmente uno se purifica cuando obedecemos a la verdad. Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad (de Cristo y su palabra) (1 Pedro 1:22). Y para Juan su gozo fue grande al oír que los creyentes andaban firmes en la verdad, es decir, en Cristo y en su palabra: “No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad (3 Juan 4).  

Regresando al Carcelero de Filipos 

El carcelero de Filipos, era hombre que estuvo conciente de su necesidad de salvación. Su enfermedad espiritual dio como resultado una “receta” o “pócima” divina, y que consistía en aceptar o “creer” en Cristo para ser curado completamente. Pero el carcelero debía de entender las bondades del remedio llamado “Jesucristo” y para eso Pablo y Silas le hablaron LA PALABRA DEL SEÑOR: Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos”. Es decir, para que el carcelero pudiese creer en el Señor Jesucristo, él tenía primero que conocer LA PALABRA DEL SEÑOR para finalmente ser bautizado para el perdón de sus pecados, y junto con él, su casa. El punto es que no se puede creer a ciegas, pues se requiere tener un conocimiento fundamental de las bondades de los componentes del remedio. Siempre buscamos saber qué es lo que vamos a tomar para poder creer que será un remedio efectivo y no un paliativo. Así que creer en Cristo viene por medio de oír la Palabra del Señor ¡Este es el punto de partida para la creencia efectiva en Jesucristo! Desgraciadamente muchos cuando leen la historia del carcelero de Filipos se quedan en el verso 31 y no leen los siguientes versículos donde se habla de la necesidad de escuchar LA PALABRA DEL SEÑOR para creer de verdad.  Dice Romanos 10:16,17: Mas no todos obedecieron al evangelio; pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio (La Palabra)? Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios 

Así que no se puede creer sin oír y creer en la Palabra de Dios pregonada por el Mensajero. Es vital que primero prediquemos la Palabra para que los hombres puedan creer en el Hijo de Dios. En Juan 17:20 Jesús ora algo muy interesante, diciendo: “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos. Nótese que Jesús dice que los que creerán en él serán aquellos que creerán por la Palabra que prediquen sus discípulos, la cual es el mismo mensaje que el Señor trajo al mundo por encargo de Su Padre. Pablo afirmó que no había muchos evangelios o mensajes divinos, sino sólo uno, el único predicado por Cristo (Gál. 1:6-9). De modo que cuando escuchamos a los fieles discípulos predicando el evangelio del Reino de Dios es como si escuchásemos al mismo Jesús predicándonos Su mensaje. El mensajero puede no ser Cristo mismo en persona, pero sí su mensaje. 

Es imposible esperar que alguien crea a ciegas en Cristo sin el conocimiento del mensaje o Palabra de Dios. Los que dicen creer en Cristo pero no saben nada de su mensaje o enseñanza, no pueden ser verdaderos creyentes. La creencia en Cristo no sólo consiste en creer en que él fue un personaje real y que cambió la historia, sino que también es necesario creer en sus palabras. Allí reside el problema con muchos Judíos, Musulmanes, Hinduistas, ateos, etc, etc. Creen que Cristo existió y que fue un hombre real que creo una religión, pero no aceptan su mensaje o enseñanza como si viniese de Dios mismo. Creen que lo dicho por Jesús es simplemente ilusiones de un orate, sin poder entender que “agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación (de la Palabra)… y para los gentiles locura(1 Cor. 1:21,23).  

Resumen

  1. Creer en Cristo es creer a Cristo: en su mensaje (la Palabra) y en su nombre.
  2. La vida eterna se gana creyendo en Cristo, que es lo mismo que creer en su Palabra o mensaje divino.
  3. Permanecer en Cristo es permanecer en su Palabra.
  4. La semilla que crece en un buen terreno es la Palabra del Reino.
  5. Recibir la Palabra es creer en el evangelio del Reino y en el nombre de Jesús.
  6. Cristo es la verdad porque es el portador de la Palabra de verdad del Padre.
  7. La gracia como la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
  8. La Palabra de verdad es el evangelio de la salvación.
  9. Obedecer la verdad purifica nuestras almas.
  10. La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios.
  11. Somos salvos por la “locura” de la predicación.

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CONSEJOS OPORTUNOS PARA MILES DE TESTIGOS DE JEHOVÁ DESANIMADOS

http://tenerife.es.amnesty.org/humor.htm

 Por Mario A Olcese, ex Testigo de Jehová  

Estoy al tanto de los miles de «Testigos de Jehová» en todo el mundo que están decepcionados de su «organización teocrática» al ver tanta contradicción y engaño por parte del cuerpo gobernante o llamado también «esclavo fiel y discreto». Comprendo que muchos de ellos no desean abandonar aún su congregación porque no saben a dónde ir, o porque temen ser repudiados por amigos y parientes que están dentro de la organización. Incluso muchos jóvenes que son todavía dependientes de sus padres, temen salirse del culto porque estarían en juego sus tres comidas, sus estudios, y su hogar que los cobija. Realmente es traumática la situación de todos estos «Testigos» en todo el mundo, los cuales deben simular una fidelidad que no sienten hacia una organización que los ha decepcionado y que los coarta, meneando constantemente una espada de Damocles en caso de que se decidan abrir sus bocas más allá de lo permitido para exponer sus desacuerdos ante otros hermanos de la feligresía. 

No hace mucho me escribió un joven  peruano de 23 años y que es un “Testigo de Jehová” bautizado, e hijo único de padres también “Testigos de Jehová”  recalcitrantes. Él me confesó que por fin llegó a la conclusión de que Cristo volvería en persona en una fecha que nadie puede saber, sino sólo el Padre celestial. Que estaba convencido de que las dos clases de “Testigos” (terrenal y celestial) que propugna el “esclavo fiel y discreto” no tiene una base sólida en las Escrituras, y que esta doctrina nació de una pésima interpretación de las llamadas “otras ovejas” de Juan 10:16. También me dijo que habiendo escudriñado Romanos 8 con mucho cuidado, y Hechos 2, comprendió por fin que su bautismo le otorgaría el regalo del Espíritu Santo y tendría así acceso a la familia de Dios como hijo, y como hermano de Jesús, y en consecuencia, se convertiría en un miembro del cuerpo de Cristo de manera automática. Su angustia era tal porque sabía que los ancianos de su congregación jamás le aceptarían con sus “nuevas” convicciones, y al mismo tiempo temía “romper” el corazón de sus padres si tomaba la decisión de salirse, pues sabía que la organización no le aceptaría una renuncia voluntaria y procedería más bien a expulsarlo públicamente como apóstata frente toda la congregación a la cual también sus padres asistían regularmente. Este dilema lo tenía a este joven muy angustiado obviamente, y este problema continua siendo un verdadero tormento en su vida, ya que él ama a sus padres con todo su corazón y no desea herirlos. 

Mi humilde pero eficaz consejo para estos jóvenes que están convencidos de que su organización está errada en muchas doctrinas es que busquen el momento propicio para conversar con sus padres de sus profundas y verdaderas convicciones religiosas, y con la Biblia en la mano les muestren a ellos lo que han descubierto y aceptado como la verdad.

Ahora bien, los padres “Testigos de Jehová” están convencidos de que si sus hijos se apartan de la “organización de Jehová” se perderán irremediablemente en el mundo y finalmente serán destruidos por Jehová Dios en el Armagedón. Y aunque esta idea es una falacia total, y un invento maquiavélico del “cuerpo gobernante” para controlar a sus seguidores, un apartamiento de los hijos de una fe en común podría provocar una profunda angustia a los padres. Pero si el joven conversa con sus padres, no para decirles que ya no cree en la Biblia, sino para manifestarles que ya no cree en determinadas interpretaciones del “esclavo fiel y discreto”, y que más bien ahora han abrigado una nueva convicción bíblica, entonces el trauma que sentirían los padres sería probablemente menos doloroso. Debemos comprender que los padres aman a sus hijos y quieren todo lo mejor para ellos, lo cual es muy natural. Pero los padres que aman a sus hijos también sabrán escucharlos con respeto, y con amor aceptarán sus decisiones, porque finalmente nadie puede imponer a ninguno una religión y una serie de dogmas o doctrinas que no se logran entender. Si los padres pueden aceptar de buena gana la profesión que deciden seguir sus hijos, ¿por qué no podrían hacer lo mismo con la religión que decidieron seguir?  El amor genuino, según Pablo, no se irrita y se goza en la verdad. Esta definición de lo que es amor cristiano debería ser suficiente para que los padres no se irriten con sus hijos cuando ellos son sinceros o veraces al contarles lo que sienten y creen con respecto a su fe religiosa y sobre otras cosas. Al contrario, deberían gozarse por la veracidad de sus hijos, por confiar en ellos como padres para comunicarles lo que sienten y creen en su corazón. Pero desgraciadamente el malvado “cuerpo gobernante”, que es un verdadero esclavo malo, está siempre listo para golpear a sus consiervos. Ellos manipulan a las familias y lavan los cerebros de sus seguidores para mantenerlos en sus filas a base de temores a futuros castigos de parte del Altísimo si osaran salirse de la “organización de Jehová” y del “arca de salvación”. Maquiavélicamente el esclavo malo (El Cuerpo gobernante) ha dividido amigos, hermanos, padres, hijos, hermanos, tíos, abuelos, etc, con la expulsión de los desertores “apóstatas”. 

Hay también casos en que jóvenes “Testigos de Jehová” han sido expulsados de la “organización de Jehová” por el simple hecho de haberse enamorado de alguien que no es “Testigo de Jehová”. Y aunque aparentemente es mejor casarse dentro de una misma fe, ello no garantiza necesariamente un matrimonio exitoso. He sabido de muchos “Testigos de Jehová” que se han casado con su pareja dentro de la fe y finalmente han terminado divorciándose. Y no hace mucho una señora que fue expulsada por haberse casado con un señor no “Testigo”, me escribió para contarme que era muy feliz en su matrimonio, ya que ella y su esposo eran fieles a Dios y al estudio de la Biblia, y que juntos oraban siempre al Padre celestial, y se reunían regularmente con otros creyentes para alabar al Señor”. Así que, acá hay un caso—y no es el único—donde un “matrimonio mixto” resultó en una hogar cristiano donde se goza del verdadero amor y libertad que viene del Altísimo. Así que mi consejo para alguien que se enamore de uno que no es de su religión, es que converse con su pareja primero para saber qué piensa de Dios y de la Biblia, y si él (o ella) realmente siente que es importante la fe cristiana para una vida feliz, independientemente de quien la enseñe. Lo importante es que uno encuentre a alguien que también se interese por las cosas espirituales, que respete los mandatos divinos, y para eso no se requiere ser “Testigo”, “mormón”, católico” o adventista”, se requiere ser cristiano, y estar muy identificado con el Señor de un modo personal.

Y la verdad es que dentro de los “Testigos” la tasa de divorcios no es menos alta que en las otras religiones, porque sencillamente las parejas no se han preparado para afrontar los retos que este compromiso implica. El ostracismo que sufren ciento de miles de “ex Testigos” por haberse atrevido a desafiar al “esclavo fiel y discreto” es una señal clara de que los líderes de esta secta son verdaderos hijos de las tinieblas, una verdadera clase de “esclavo malo” que maltrata a sus consiervos. En cambio Jesús habló que sus verdaderos discípulos se conocerían por el amor genuino entre ellos. Desgraciadamente ese amor genuino no sólo no existe entre la cúpula y la feligresía sino entre los mismos miembros, ya que aquellos que uno supone son tus hermanos en la fe te pueden dar la espalda y denunciar ante los ancianos si muestras señales de “apartamiento de la verdad”. El temor de abrir la boca más de la cuenta está siempre latente entre los “Testigos de Jehová”.

Mi consejo para aquellos “Testigos” bautizados que no están contentos con su fe “Watchtoweriana” es que se aparten de la sociedad poco a poco, y desaparezcan de la congregación sin dar razones para ello a nadie, sino sólo a los verdaderos amigos. Con el tiempo la congregación se olvidará de usted y los ancianos no procederán a ejecutarlo con una ignominiosa expulsión, pues sepa que si usted presenta una carta de renuncia, de todos modos le echarán como un apóstata apestoso.  

Sé que muchos “Testigos” creen que yo (Apologista) soy un hombre resentido y amargado contra la “organización de Jehová”. ¡Nada más falso! Al contrario, soy un hombre muy feliz y dichoso, ya que por fin tengo la libertad que no gozan ellos para escribir y tener mi sitio web donde puedo exponer mis creencias personales y mis “descubrimientos” bíblicos según me lo revela el Espíritu de Dios. Sólo el Espíritu de Dios nos guía a la verdad, Espíritu que carecen millones de “Testigos” de la clase terrestre, y a quienes la clase celestial ha relegado a un segundo plano y les ha negado el Espíritu Santo, sin darse cuenta de que ellos mismos carecen de él. Una organización que ha convertido a millones de “Testigos” en “robots”, en repetidores paporreteros sin discernimiento propio. A toda la feligresía se le ha negado pensar por sí misma, y se le ha prohibido leer otra literatura que no sea la producida por “el cuerpito” ése de Brooklyn, NY.

Cuando ellos salen a predicar, esperan ser escuchados y que lean sus libros y revistas. Pero cuando uno quiere darles literatura que no provienen de sus imprentas, simplemente las rechazan sin titubear. Así proceden ellos. Quieren ser oídos, pero no oír. Les gusta enseñar a otros pero no que se les enseñe. ¿Es que temen acaso descubrir que están en el error? Si están en la verdad, ¿por qué se rehúsan entonces a escuchar los puntos de vista de otros con paciencia? Realmente deja mucho que desear la conducta de los “Testigos”. Pero esta conducta fanática e intolerante se repite en casi todos los movimientos religiosos: Católicos, mormones, adventistas, o evangélicos. Aunque es más marcado en los así llamados cultos, donde el líder o un grupúsculo de líderes maneja toda la organización. 

Jóvenes “Testigos” no sigan tampoco el consejo de sus líderes de no estudiar una profesión para defenderse en la vida. Ustedes tienen que prepararse para poder mantenerse, y a su futura familia, si deciden casarse. He visto cientos de jóvenes y adultos “Testigos” tener serios problemas para salir adelante sin una profesión. El fin de este mundo malo puede venir mañana, o dentro de mil años…¡eso no lo sabe nadie! Desde el siglo I los cristianos ya creían que vivían en la última generación, y Cristo no volvió a la tierra. Mientras tanto, prepárense para la vida, y no crean en las profecías fracasadas del “Cuerpo Gobernante” que anuncian el fin para dentro de unos pocos años. Ese cuento ya tiene más de ciento veinte años desde que Russell empezó con sus desdichadas profecías del fin. 

Y finalmente jóvenes “Testigos”, lean por su cuenta comentarios de la Biblia de eruditos bíblicos diplomados y con post grado, ya que de ellos pueden venir interpretaciones Escriturarias más precisas y acertadas. Recuerden que ninguno de los miembros del “Cuerpo Gobernante” tiene una educación formal en teología, y ninguno sabe ni pío de Griego y Hebreo. ¿Confiarían ustedes su salud a un enfermero, o más bien a un médico calificado con muchos años de estudio y experiencia? ¡Ustedes necesitan consultar! Y cuanto más consulten a diferentes eruditos, mejor resultado obtendrán. Es como una junta de médicos. Lo que opinen sobre una enfermedad una junta de médicos, mejor será el tratamiento a seguir, y mejor será el resultado que obtendrá el paciente. Si se encierran en los libros producidos por la WT, más limitado será su entendimiento de la Biblia. ¡Así de simple es la cosa! Su Servidor,

Apologista

Más información sobre los «Testigos de Jehová» en:

www.elevangeliodelreino.org

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¡EL CLUB 700 ES MANEJADO POR SERPIENTES CON APARIENCIA DE PIADOSOS!

Por Ing° Mario A Olcese 

«Y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme”– 2 Pedro 2:3

Dios debe detestar al 700 Club porque sacan provecho del Cristianismo para ganar dinero (y montones).  Recientemente observaba el club 700.  Me volví enojado y quise ir a vomitar mientras observaba su mercadotécnica estafa, y cómo engañan a tantas personas.  Lo que hacen es mostrar a algún humilde en un país pobre, que ayudaron económicamente, y que estoy seguro de que ellos hicieron así.  ¿Pero cuánto de esos $462,597,261 va a sus BOLSILLOS?  ¿Por qué la negativa para revelar los beneficios de los empleados, sus compensaciones, y sus sueldos?  Creo que la razón es muy obvia.  ¿Por qué será la gente tan estúpida para darle dinero a estos sinvergüenzas?  Es porque las personas no cumplen con su tarea, y se tornan emotivamente atrapadas al ver sufrir a niños pobres. Es una metodología que tantos «ministerios» ambiciosos de dinero usan hoy.  No es sorpresa que James Robison (Vida para Hoy) también se rehúse a decirle al BBB dónde va el dinero. 

El Club 700 muestra a sus espectadores a una persona que estaba en el borde de la bancarrota, pero ésta dio sus últimos $20 al Club 700, y de repente ésta obtuvo un trabajo de $100,000 al año, y compró una nueva casa grande, y ¡oh la vida es tan maravillosa ahora! 

Lo que el Club 700 está haciendo es exactamente lo que advierte Pedro en el 2 Pedro 2:3… «Y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas”Por supuesto, también le muestran fotos de la nueva casa que usted va a tener, y ese trabajo maravilloso – todo garantizado si usted sólo les envía SU DINERO.  ¡Qué manojo de charlatanes!

El Club 700 llevaría a la gente a creer que pueden fornicar, practicar la homosexualidad, asesinar a sus niños a través del aborto, ser idólatras, que pueden vivir horrendamente en el pecado, y aún le podrían garantizar el logro financiero si sólo les enviaran una donación.  Amigos, éste es un engaño de la peor forma.   Gracias a Dios por la última parte del 2 Peter 2:3, «… Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme”– Oh, escuche amigo, el día del juicio viene para Pat Robortson y su clan.  Jesús dijo que los hombres darán cuenta por CADA palabra ociosa hablada en el día del juicio (Mat. 12:36).  Usted puede descansar seguro de que estos «ministerios» codiciosos que ocultan grandes porciones de las donaciones para ellos mismos darán cuenta por CADA PENIQUE RECIBIDO.  Romanos 14:12 manifiesta que cada individuo dará CUENTA a Dios en el día de juicio.

Sin duda, el Club 700 gasta millones en ayuda al hombre pobre; ¿pero cuántos de esos  cientos de millones están siendo gastados en ellos mismos igualmente?  Si éste no es el caso, ¿entonces por qué la negativa a revelar dónde va el dinero?  Removeré cualquier duda en su mente con un informe de investigación por el periodista británico Greg Palast. La realidad es que la riqueza de Pat Robertson es estimada sobre los $200,000,000. ¿Qué les parece? Y pensar que millones de cristianos pobres en todo el mundo, pero ricos verdaderamente en fe (Santiago 2:5) viven al día con sólo un par de dólares.  ¿No da rabia ver tanta piedad hipócrita y llena de avaricia en estos afamados personajes del evangelio de la prosperidad? El que no reacciona ante estas injusticias, o es un tarado mental, o un cómplice de estos sátrapas. Así que ya saben amigos a dónde va mucho de su dinero. 

Por favor, ¡no le dé dinero a este grupo infortunado de descarados estafadores  clarividentes! Déselo a los pobres de su iglesia directamente, a los que son de la fe.

En el nombre de Jesús.    www.elevangeliodelreino.org 

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EL ENGAÑO DE LAS FECHAS DEL CUERPO GOBERNANTE DE LOS «TESTIGOS DE JEHOVÁ»


EL ENGAÑO DE FECHAS DEL CUERPO GOBERNANTE DE LOS «TESTIGOS DE JEHOVA»

Escrito por Justo José M. Méndez

LAS TRES FECHAS CLAVE DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ

 La doctrina fundamental de los “Testigos de Jehová”, es que, en el año 1914 E.C., comenzó el Reino de Dios en el cielo. Este es el “evangelio del reino” que ellos anuncian al mundo. Ahora bien, ¿en qué se basan ellos para enseñar eso?El Cuerpo Gobernante de los T.J., esgrime cuatro fechas clave para basar su doctrina del reino:

 539 a. E.C. En ese año, el rey Persa Ciro conquistó Babilonia. Esta fecha es el fundamento donde los T.J. basan toda su “cronología del reino”, por eso es que la llaman “la fecha absoluta”. 607 a. E.C. Según los T.J., en ese año el rey Nabucodonosor de Babilonia destruyó Jerusalén y comenzaron LOS TIEMPOS DE LOS GENTILES. 1914 E.C. Según los T.J., en ese año terminaron los tiempos de los gentiles, y comenzó el reino de Dios en el cielo, con la entronización celestial del Mesías Jesús.Analicemos ésta cronología de los “Testigos de Jehová”.

ENGAÑO CRONOLÓGICO

El Cuerpo Gobernante de los T.J. afirma que su cronología se basa en la BÍBLIA, sin embargo, millones de “Testigos” han sido engañados, pues ignoran que eso es FALSO.

La famosa “fecha absoluta”, es decir, el año 539 a. E.C, NO SE BASA EN LA BÍBLIA, SINO EN LA HISTORIA.LA BÍBLIA JAMÁS DICE EN QUÉ AÑO CIRO CONQUISTÓ BABILONIA.

Daniel 5:30-31 es el único texto bíblico donde se menciona la conquista de Babilonia, pero EN DICHO TEXTO NO SE DICE POR NINGUNA PARTE EN QUÉ FECHA OCURRIÓ DICHO EVENTO. El único documento NO BÍBLICO que nos habla de la conquista de Babilonia, así como de la fecha de dicho suceso, es una crónica pagana, conocida como la “CRÓNICA DE NABONIDO”. En dicha crónica pagana se dice que el rey Ciro el Persa tomó Babilonia EN EL AÑO 17 DE NABONIDO, en el mes de Tasritu, el día 16. Por consiguiente, el fundamento cronológico de los T.J. NO ES LA BÍBLIA. Esto ya desenmascara la primera MENTIRA del Cuerpo Gobernante de los T.J.

Ahora bien, ¿a qué año de nuestro calendario corresponde el año 17 DE NABONIDO?

Para conocer esto, debemos saber dos cosas fundamentales:

1º CUÁNTOS FUERON LOS REYES DEL IMPERIO BABILÓNICO.

2º CUÁNTOS AÑOS REINARON CADA UNO DE ESOS REYES

Es el famoso historiador judío del siglo 1, Flavio Josefo, quien da respuesta a esas preguntas.En el libro de Josefo “Contra Apión”, él da una cita de Beroso (historiador babilonio del siglo 3º a.E.C.), pues bien, en esa citaBeroso dice que Nabucodonosor reinó 43 AÑOS. Evilmerodac reinó 2 AÑOS. Nergalsarosor reinó 4 AÑOS. Labasi Marduk reinó 9 MESES, y Nabonido reinó 17 AÑOS. El total de años suman 66 AÑOS Y 9 MESES.

Según todos los historiadores, el reinado de Nabucodonosor comenzó en el año 605 a.E.C. (Enciclopedia Británica, vol.2,p.967,Enciclopedia Judaica, vol.12, columna 912. Enciclopedia Americana, vol.20, p.48b).Por consiguiente, el período de 66 años, comenzó en el año 605 a. E.C..Esto significa que el año 17 de Nabonido, es el año 539 a. E.C. Por consiguiente, esa fecha es correcta. En ese año, Ciro conquistó Babilonia.

Ahora bien, el Cuerpo Gobernante de los T. J. RECHAZA EL AÑO 605 A. E.C. como el comienzo del reinado de Nabucodonosor, por la sencilla razón de que ESA FECHA NO LES INTERESA PARA SU FRAUDULENTA CRONOLOGÍA. Veamos.

En 2 Re.25:8-10, y Jer.52:12-14 leemos claramente que Nabucodonosor destruyó Jerusalén EN EL AÑO 19 DE SU REINADO. Por lo tanto, si él comenzó a reinar en el año 605 a. E.C. (como nos dice la Historia), EL AÑO 19 DE SU REINADO CORRESPONDE AL AÑO 586 A. E.C.Por consiguiente, la fecha bíblica y correcta de la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor, es el año 586 a. E.C., ¡no el año 607 a. E.C.! El Cuerpo Gobernante se agarra a esa fecha falsa del 607 a. E.C.,PORQUE DESDE ESE AÑO LLEGAN AL AÑO 1914. Si el Cuerpo Gobernante aceptara las fechas del 605 y 586 a. E.C. , ENTONCES LA FECHA DEL 1914 E.C. QUEDARÍA PULVERIZADA Y NINGÚN REINO DE DIOS HABRÍA COMENZADO EN ESE FECHA.

El Cuerpo Gobernante no ha tenido más remedio que INVENTARSE otra fecha, para el comienzo del reinado de Nabucodonosor: el año 625 a.E.C., la cual NO TIENE NINGÚN FUNDAMENTO BÍBLICO NI HISTÓRICO, NO ES MÁS QUE UNA BURDA MENTIRA. Ahora bien, el Cuerpo Gobernante sabe que del año 625 a.E.C. hasta el año 539 a.E.C. NO HAY 66 AÑOS, ¡SINO 86 AÑOS!, es decir, les sobran 20 años. Ellos han tenido que inventarse esa fecha del 625 a.E.C. PARA QUE EL AÑO 19 DEL REINADO DE NABUCODONOSOR, COINCIDA CON EL AÑO 607 A.E.C.

Ahora bien, haciendo ese fraude, entonces EL AÑO 17 DE NABONIDO YA NO PUEDE SER EL 539 A. E.C., ¡SINO EL 559 A. E.C.!Por consiguiente, al hacer ellos ese fraude, ESTÁN DESTRUYENDO LA FECHA ABSOLUTA DEL 539 A.E.C la cual les sirve para llegar al año 1914 E.C.

El Cuerpo Gobernante pretende hacernos creer que los 70 años de cautividad de los judíos comenzaron en el año 607 a.E.C., cuando -según ellos- Jerusalén fue destruida por Nabucodonosor de Babilonia.

Ya hemos visto cómo ese fecha del 607 a.E.C. es totalmente falsa, ya que Nabucodonosor destruyó Babilonia en el año 586 a. E.C. Además de esto, LOS 70 AÑOS DE CAUTIVIDAD DE LOS JUDÍOS EN BABILONIA NO COMENZARON CON LA DESTRUCCIÓN DE JERUSALÉN, como veremos ahora.

La Bíblia dice que el año 4º del reinado de Joacim, rey de Judá, coincidió con el año 1º del reinado de Nabucodonosor (Jr.25:1).El año anterior, es decir, en el año 3º de Joacim, EL REY NABUCODONOSOR SE LLEVÓ LOS PRIMEROS CAUTIVOS JUDÍOS A BABILONIA (DN.1:1-6).Como ya hemos visto, Nabucodonosor comenzó a reinar en el año 605 a.E.C. Por lo tanto, los 70 años de cautividad, comenzaron en el año 605 a.E.C., y terminaron en el año 536 a.E.C…LOS TIEMPOS DE LOS GENTILES.

Los “Testigos de Jehová” enseñan que los tiempos de los gentiles comenzaron en el año 607 a. E.C., y terminaron en el año 1914 E.C.Ahora bien, al comprobar la falsedad de la fecha del 607 a.E.C., entonces la fecha del 1914 E.C. también resulta ser FALSA, ya que ÉSTA DEPENDE DE AQUELLA. Y al ser falsa esta cronología, entonces la doctrina de que el reino de Dios comenzó en el cielo en el año 1914E.C. resulta ser UN FRAUDE A NIVEL MUNDIAL.

Fue el Mesías quien mencionó los tiempos de los gentiles. El dijo lo siguiente:
“Y caerán a filo de espada, yserán llevados cautivos a todas las naciones; y
Jerusalén será hollada por losgentiles, hasta que LOS TIEMPOS DE LOS GENTILES se cumplan” (Lc.21:24).

Esta profecía del Mesías se cumplió al pie de la letra en el año 70 E.C., cuando las legiones romanas destruyeron Jerusalén y el templo. ES ABSOLUTAMENTE IMPOSIBLE QUE LOS TIEMPOS DE LOS GENTILES TERMINARAN EN EL AÑO 1914 E.C. El Mesías Jesús dijo que Jerusalén será hollada por los gentiles, HASTA QUE SE CUMPLAN LOS TIEMPOS DE LOS GENTILES. En otras palabras, los tiempos de los gentiles terminarán cuando la ciudad de Jerusalén deje de estar en poder de las naciones gentiles, ¡Y ESO AÚN NO HA OCURRIDO!

SEGÚN APOCALIPSIS 11:2, LOS GENTILES HOLLARÁN JERUSALÉN DURANTE 42 MESES. Esta profecía aún no se ha cumplido. Por lo tanto, puesto que Jerusalén será hollada por los gentiles, es imposible que esos tiempos de los gentiles terminaran en el año 1914 E.C. Cuando esos tiempos de los gentiles terminen, JERUSALÉN NO VOLVERÁ A SER HOLLADA POR LAS NACIONES. LOS TIEMPOS DE LOS GENTILES COMENZARON EN EL AÑO 586 A.E.C., CUANDO NABUCODONOSOR DESTRUYÓ JERUSALÉN, Y TERMINARÁN CON LA LLEGADA DEL REINO DE DIOS A LA TIERRA. ENTONCES EL MESÍAS JESÚS GOBERNARÁ EL MUNDO DESDE JERUSALÉN (ZAC.14:9,16).

LA SEGUNDA VENIDA DEL MESÍAS JESÚSLos “Testigos de Jehová” enseñan que el Mesías vino en gloria en el año 1914 E.C., pero de forma INVISIBLE, Según ellos, él fue entronizado en el cielo en ese año, y comenzó a reinar sobre el mundo; ¡ese es el “evangelio del reino” que ellos predican! Sin embargo, lo que ellos no saben, es que ESA DOCTRINA ES UNO DE LAS MAYORES MENTIRAS SATÁNICAS DE LA HISTORIA.

El Mesías dijo que él vendrá del cielo, con gran poder y gloria inmediatamente DESPUÉS DE LA TRIBULACIÓN (MT.24:29-30).

Ahora bien, los “Testigos de Jehová” enseñan que ESA GRAN TRIBULACIÓN AUN NO HA COMENZADO. Por lo tanto, ¿por qué enseñan ellos que ese venida del Mesías ocurrió en el año 1914 E.C.?. Si la gran tribulación AUN NO HA COMENZADO, entonces ES IMPOSIBLE QUE LA VENIDA GLORIOSA DEL SEÑOR SUCEDIERA EN 1914.

El Mesías dijo que, cuando él venga con gran poder y gloria, todas las tribus de la tierra se lamentarán al VERLE llegar en una “nube” (Lc.21:27). Por lo tanto, si todas las tribus de la tierra le VERÁN llegar, ¿como puede ser su venida invisible?

LA VENIDA O MANIFESTACIÓN GLORIOSA DEL MESÍAS JESÚS DESPUÉS DE LA TRIBULACIÓN, SERÁ COMPLETAMENTE VISIBLE. El vendrá dentro de una “nube” resplandeciente, oculto al mundo. Pero después SALDRÁ DE ESA “NUBE” Y DESCENDERÁ VISIBLEMENTE SOBRE EL MONTE DE LOS OLIVOS, “DE LA MISMA FORMA QUE SE FUE AL CIELO, ASÍ VENDRÁ” (ZAC.14:4-5,HCH.1:11).

El Mesías fue elevado al cielo VISIBLEMENTE, desde el monte de los Olivos, sus discípulos le VIERON ascender al cielo con sus ojos literales, no cono los “ojos del entendimiento”, hasta que una “nube” le recibió y se lo llevó al cielo.
Los ángeles dijeron que vendrá DE LA MISMA FORMA QUE SE FUE, es decir, de forma visible, literal, física, no de forma invisible.

El Señor Jesús APARECERÁ POR SEGUNDA VEZ, para salvar a los que le esperan (Heb.9:28), no existen “apariciones invisibles”, ¡TODA APARICIÓN ES VISIBLE!.
La primera aparición del Mesías fue VISIBLE, por lo tanto, su segunda APARICIÓN también será VISIBLE. Esta es la enseñanza clara e irrefutable de las Sagradas Escrituras.

Justo José

justojose38@hotmail.com  

LA SALVACIÓN, LA GRACIA, Y NUESTRO REINADO FUTURO EN LA TIERRA

                                                Por Ing° Mario A Olcese 

The crown of King Christian IV of Denmark, currently located in Rosenborg Castle, Copenhagen.

Texto clave:

 “Pues si por transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia REINARÁN EN VIDA por medio de un solo hombre, Jesucristo” (Rom. 5:17–NVI).

Gracia y Reinado

En el texto de arriba Pablo escribe que todos aquellos que han recibido en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en vida. Nótese que Pablo no sólo dice que los justificados tendrán la vida, sino que reinarán en vida, ¡y esta vida será vida eterna! (“…y la gracia que nos trae justificación y vida eterna por medio de Jesucristo, nuestro Señor”—Rom. 5:21. También Tito 3:7). Desgraciadamente millones de cristianos no entienden que la gracia de Dios nos conducirá a un reinado con vida eterna. Y si hablamos de un reinado, estamos implicando un reino necesariamente. De allí que el evangelio de la gracia para Pablo se equipara con la predicación del Reino de Dios. Estas son sus palabras: “…que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro” (Hechos 20:24,25).

Es imperioso entender que la gracia de Dios nos justifica para poder reinar en vida eterna. Pero este reinado no se produce inmediatamente después de nuestra conversión, ni mientras seamos mortales y corruptibles. Es imposible pensar en un actual reinado de mil años de los santos en nuestra condición de hombres mortales y corruptibles, y cuando sólo podemos vivir hasta los 70, 80 o 90 años de edad. Algunos cristianos del primer siglo parece que olvidaron esta verdad, y creyeron estar ya en una posición de reyes en ejercicio. En 1 Corintios 4:8 Pablo les dice irónicamente a los creyentes corintios que se creían reyes, lo siguiente: “Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis, ¡Y ojalá reinaseis para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!” (1 Corintios 4:8). Sin duda alguna, muchos de los creyentes primitivos habían entendido mal la doctrina de la justificación por la gracia que Pablo había estado predicando. Creyeron que su acceso a la gracia los convertía inmediatamente en hombres ricos y con poder cuando en realidad no tenían ningún poder de gobernar el mundo de entonces. Ellos no entendieron que su reinado se produciría en la transformación, cuando recibieran el cuerpo incorruptible e inmortal en la parusía de Jesús.

Gracia y Salvación

Hasta ahora hemos visto que la gracia va estrechamente ligada al reinado futuro de los santos con cuerpos inmortales. Ahora veremos que el apóstol Pablo vincula la gracia con la salvación. Esto lo descubrimos cuando Pablo le escribió a Tito, lo siguiente: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres” (Tito 2:11). Recapitulando, la gracia de Dios se traduce en nuestro reinado, y este reinado es el resultado de nuestra salvación que viene por la gracia de Dios. Esta verdad se deja ver en el diálogo del joven rico con Jesús y sus apóstoles en Mateo 19:11-25, y en donde justamente las tres frases: ‘vida eterna’, ‘el reino’ y ‘la salvación’ se hacen notorias. ¡Ustedes necesitan examinar cuidadosamente cada palabra de esos versículos de Mateo 19! Estamos viendo que la salvación por gracia y el reino de Cristo van de la mano, y ambos están estrechamente ligados como gemelos idénticos en una sola placenta. Los que sostienen que la gracia de Dios no tiene nada que ver con el reino de Dios están engañados. El evangelio del reino de Cristo es el mismo evangelio de la gracia de Pablo. Y Pablo enseñó que su evangelio era el evangelio de Cristo, el mismo inalterable evangelio del reino que él lo llamó “la gracia” (Romanos 15:19; Gál. 1:6-9, Hechos 20:24,25).

La gracia y la Gloria

El apóstol Pedro escribió lo siguiente: “Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada… Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria…  Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca… Por conducto de Silvano, a quien tengo por hermano fiel, os he escrito brevemente, amonestándoos, y testificando que ésta es la verdadera gracia de Dios, en la cual estáis”

Estas palabras de Pedro han sido pasadas por alto, o bien, incomprendidas por millones de cristianos. Y es que Pedro mismo dice que la verdadera gracia de Dios es aquella que tiene que ver con la participación de la gloria que será revelada. Esto debe grabárselo bien en su mente, pues si no lo entiende, tampoco comprenderá el mensaje y el propósito de la venida de Cristo al mundo.

Aquí está la verdadera gracia que no es predicada por los más populares evangelistas de hoy. La mayoría de ellos predican una gracia totalmente distinta y paganizada, como es la de “recibir a Cristo por la fe para obtener el perdón de los pecados y después partir a  la morada final y eterna en el cielo como almas inmortales”. Aunque es verdad que unos pocos predicadores admiten que el reino será efectivamente establecido y otorgado a los santos, éstos yerran al decir que sólo será para los santos Judíos.

Nuevamente regresemos a Pedro. El dice en 1 Pedro 5:12 que “ésta es la verdadera gracia”—¿cuál?— Según el contexto (versos 1,5,10) la gracia verdadera es la esperanza de ser parte de la gloria que será revelada en la parusía. Definitivamente también la gracia y la gloria van de la mano. ¡Esto está más claro que el agua cristalina! Y Pablo también coincide con Pedro al escribir a los Tesalonicenses: “a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio (de la gracia o del reino), para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo”. (2 Tes. 2:14).

La gloria y el Reino

Debe quedar en bien claro que la verdadera gracia es la participación de la gloria que será revelada en la parusía. La gloria, a su vez, está vinculada con el Reino. Siempre recuerde que el reino está envuelto en todos estos vocablos clave (salvación, vida eterna, gloria, gracia, etc). Por ejemplo, a los Tesalonicenses Pablo les escribe lo siguiente: “y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria (1 Tes. 2:12). En los evangelios sinópticos vemos que un evangelista usa para narrar un mismo acontecimiento el vocablo ‘reino’, mientras que otro usa la palabra ‘gloria’. Por Ejemplo: Mateo 20:21: “El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”Marcos 10:36: “El les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”. Así que el reino de Dios va siempre asociado a los términos gloria, salvación, gracia, evangelio, vida eterna.

En conclusión

Estamos, por la gracia de Dios, llamados a participar de la gloria venidera del reino de Dios con vida eterna. Este es el evangelio o buenas nuevas de la gracia de Dios. Es la Buena Nueva de salvación para la participación (por su gracia) en el reino venidero de Cristo con vida eterna. Esta es la salvación final o escatológica que nos traerá Cristo en su parusía (Heb. 9: 28). ¡Y éste es el verdadero evangelio de la gracia!

www.elevangeliodelreino.org 

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¿POR QUÉ NO SOY UN EVANGÉLICO?

Por Ing° Mario A Olcese

Hoy me siento como que Dios me estuviera mandando a escribir este tema para ustedes, pues creo que es necesario despertar las conciencias de los “evangélicos” en relación a su denominación y de sus grandes desvíos. Por mucho tiempo la iglesia evangélica ha venido criticando a la Iglesia católica por sus errores —lo cual no me parece mal—y ha sido insistente en resaltar principalmente sus crasos deslices doctrinales. Recuerdo que en los años sesenta uno podía conseguir muchos libros en las librerías evangélicas que trataban sobre el catolicismo romano, al cual le sacaban a la luz todas sus desviaciones doctrinales y sus ritos paganos. Hoy, difícilmente puede usted encontrar esa misma variedad de libros sobre el romanismo en dichas librerías. Pareciera que el ecumenismo ha hecho aflojar bastante esta tarea esclarecedora que antes llevaban a cabo los llamados evangélicos.

 ¿Cuál es el problema con los Evangélicos?

Los evangélicos se enorgullecen en llamarse precisamente cristianos “evangélicos”, como si éste fuera un nombre o título bíblico que los distinguiría como la iglesia apostólica. Sin embargo, ¿qué se quiere decir con “evangélico”? ¿Qué son estrictamente basados en los evangelios?¿Qué son predicadores del evangelio? Bueno, para esto último existe la palabra “evangelista” y este fue el vocablo que Pablo usó en Efesios 4:11 y para Timoteo en 2 Timoteo 4:5, que dice: “Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista (no, evangélico), cumple tu ministerio”. Así que Timoteo, en todo caso, era un evangelista y no un evangélico, puesto que predicaba el evangelio. Cuando uno dice ser “evangélico” no está diciendo que es un evangelista, y no creo que nadie pueda sacar esa definición de “evangélico”. En todo caso uno podría concluir que un “evangélico” es uno que se guía por los evangelios, ¡pero no necesariamente que predica el evangelio!

Pero seamos más exactos: Como cristianos, ¿somos evangélicos, o más bien bíblicos? ¿No sería más correcto decir, “yo soy un cristiano bíblico?” ¿Acaso no es toda la Escritura inspirada por Dios y útil para enseñar, corregir, etc, a fin de que el hombre sea perfecto para toda buena obra? ¿No nos estamos limitando acaso a los evangelios al decir que somos evangélicos?¿No estamos, sin darnos cuenta, rechazando toda la revelación de Dios? Pero lo cierto es que nadie en el NT se hizo llamar “Cristiano evangélico” o simplemente “evangélico”. Esta es sencillamente otra invención de los grupos denominacionales que quieren distinguirse de lo demás.  

¡Los “evangélicos” se están volviendo Mundanos!

 Viendo cómo los evangélicos se han vuelto laxos con los Católicos a los cuales antes criticaban por sus desviaciones doctrinales, me resultaría ahora incomodísimo identificarme como tal. El nombre o título “evangélico” está venido a menos cuando somos testigos presenciales de cómo este movimiento que tuvo un propósito aparentemente “restaurador” de la verdad en sus inicios, ahora se ha mezclado con la herejía y el mundo. Vemos predicadores evangélicos ecumenistas que van de la mano con los católicos, mahometanos, y hasta con los grupos místicos abiertamente paganos del oriente. Vemos cómo los evangélicos han sacrificado la calidad por la cantidad a fin de hacer de su religión una fuerza religiosa y muy preponderante en el mundo al estilo Vaticano. Hoy somos testigos de grandes “ídolos populares” convertidos al protestantismo evangélico, como Yuri, J.L. Guerra, Marcos Witt, y tantos otros, que tienen un pie en el cielo y el otro en el infierno. Nos sorprendemos al asistir a iglesias evangélicas enormes (mega o súper iglesias) dónde se predica un evangelio facilista, aguado, “light” acompañado de música rock estridente, y hasta el reguetón y el perreo. Todo con el pretexto de “ganar” a los incrédulos, haciéndose como ellos, y vistiéndose y hablando como ellos.

Realmente los evangélicos van de la mano con la cultura de esta sociedad decadente y se han olvidado de que se nos manda a no ser parte de este mundo. Grandes luminarias y modelos evangélicos como Jaci Velásquez, y otras, que se divorcian porque “no me llevo bien con él” y se vuelven a casar, cometiendo adulterio, o como Yuri, que dice ser evangélica, pero que canta para sus amiguitos gays en bares nocturnos, nos dejan perplejos sobre lo que los los evangélicos realmente entienden por cristiano y por santidad.

¿Pero Realmente predican los Evangélicos el Evangelio bíblico?

Ahora no sólo los evangélicos están transigiendo  al permitir que las mujeres sean las pastoras y co-pastoras de la iglesia, sino que el evangelio que predican no se encuentra en las Escrituras. ¿Cuántas veces ha oído usted, amigo evangélico, predicar a su pastor o “pastora” el evangelio del reino de Dios? Este Reino de Dios es llamado el Evangelio junto con la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo. Ahora encontramos un evangelio nuevo que es el de la prosperidad, por citar uno. Este indudablemente es falso y ajeno a la Escrituras, pero muchos evangélicos le han dado la bienvenida. Han claudicado del mandato o advertencia de Pablo en cuanto a tener cuidado de los falsos evangelios que reemplazarían al único y verdadero que es el que Cristo y sus apóstoles predicaron y que llamaron ‘el Reino de Dios’.

Aun los Católicos siguen cometiendo el mismo error al predicar el novedoso evangelio del sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, llamado: “El evangelio social”. También si observamos bien, los evangélicos suelen decir al potencial creyente: “cree en Cristo”, “Dale su corazón al Señor”, “pasa adelante y confiésalo”, “ríndete a sus pies”, “Confiesa tu pecado”, y locuciones como éstas que no encontramos en el Nuevo Testamento. La predicación de Cristo apelaba al buen juicio y a la razón, y para ello Jesús les predicaba a sus paisanos el evangelio o mensaje de un mundo mejor de justicia y de rectitud (El reino de Dios) para todos aquellos que se reconocieran pobres de espíritu, mansos, limpios de corazón, y hambrientos espirituales (Mateo 5). El decía: “Arrepentíos, porque el reino de Dios se ha acercado” (Ver Marcos 1:14,15). Sí, Jesús hablaba de un evangelio o mensaje fascinante concreto (la proximidad del reino de Dios) para que la gente procediera al arrepentimiento. Jesús le dijo al joven rico que para ganar la vida eterna debía guardar los mandamientos, y obrar a favor de los pobres dando todo su dinero. Si así lo hacía, él entraría en el reino de Dios (el mensaje “provocador” de Cristo). Pero los líderes evangélicos dicen que si das todo tu dinero a los pastores acomodados, tendrás bendición duplicada. ¿Dónde está eso en la Biblia? Jesús habló de compartir con los pobres, no con los pastores evangélicos o sacerdotes acomodados y vividores de las iglesias.

Lo cierto es que la forma cómo evangelizan los evangélicos difícilmente se podrá semejar al modelo de evangelización de nuestro Señor (y de sus apóstoles), el cual giraba alrededor de Su persona y de su reino venidero glorioso. Hoy, el reino de Dios sabe muy Judío para la llamada Iglesia, de quien se dice tiene una vocación celestial! Ese es el desastroso resultado del dispensacionalismo de J.N. Darby.

Los evangélicos son también culpables de esparcir la enseñanza católica del cielo para la iglesia, cuando en realidad los primeros cristianos esperaban el Reino de Dios en la tierra. En ejemplo es José de Arimatea, el discípulo cristiano que cedió su cripta para sepultar a Jesús: José de Arimatea, miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios, vino y entró osadamente a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús” (Marcos 15:43). 

Prominentes Evangélicos están añadiendo principios o elementos foráneos a la Biblia como es el caso de Tim la Haye, y su teoría de los cuatro temperamentos para entender la naturaleza humana y mejorar a las personas dividiéndolas según su temperamento básico; y el del Dr. James Dobson, y su evangelio de la alta autoestima, que es creído y seguido por millones de evangélicos en todo el mundo. Otros destacados escritores evangélicos se van enriqueciendo más y más con libros de escatología que más parecen ciencia ficción que verdades estrictamente bíblicas. Allí tenemos a Hal Lindsay  y sus libros: “La Agonía del Planeta tierra”, “La Batalla Final”, “Cuenta Regresiva al Armagedón”, y otros como “Dejados Atrás” de TimlaHaye, y J. Jenkings.

Los Evangélicos y el Comercio

Cada vez más son los evangélicos que usan la religión para obtener mucho dinero con la ventas de sus libros, como aquellos mencionados arriba, y que han hecho muy ricos a Tim LaHaye, Hal Lindsay, y a muchos otros autores,  sin contar con la venta de sus películas bíblicas; o como es el caso del predicador y cantante evangélico Pentecostal, Jimmy “Fogossy” Swaggart,  que se hace cada vez más adinerado con las ventas de sus canciones en compactos y de sus prédicas cristianas. Otros crean “ministerios” que lo único que hacen es solicitar apoyo financiero, donaciones, ofrendas, y vender novedades, que les puedan reportar buenos ingresos.

Hoy, la mayoría de las iglesias se han convertido en algo así como sociedades o empresas comerciales con logo y todo, y que compiten para captar el mercado de potenciales creyentes ofreciendo un producto atractivo pero barato y hasta carente de valor. Estos ministerios ya han estudiado las necesidades de su potencial feligresía y han empezado a acomodarse o a adaptarse a lo que la gente quiere oír y lo que le es apetecible a los oídos. Su política pareciera ser: “Sé agradable, sé amigo, sé complaciente, dales lo que quieren oír, no lo que deben saber”. Lo que se trata es tener más “ovejas en el redil para obtener más lana y en grandes cantidades”. Para estos evangélicos el lema sigue siendo: ¡hay que aplicar la mercadotecnia en la iglesia para tener éxito en número de adherentes y en dinero en caja y en los bancos! ¡Tenemos que modernizarnos y dejar atrás la iglesia tradicional, pobre y apática!Pareciera que para los evangélicos la iglesia exitosa es la iglesia rica, grande, lujosa, con una enorme feligresía, con pastores adinerados que viven en mansiones rimbombantes, y autos exclusivos.

Ahora las iglesias pequeñas son vistas con indiferencia y hasta con desdén como si estuvieran malditas y estancadas por su pobreza espiritual. Ahora resulta vergonzoso decir que uno se reúne en una iglesia de 30 miembros o de 50, cuando se las compara con las que tienen 3,000 o más. Se ha creado la impresión de que la dirigencia es inoperante, floja, incapaz, indolente, y hasta maldita. 

Hoy los estudiantes de los seminarios quieren ser parte de una iglesia enorme en donde puedan escalar posiciones y llegar a ser pastores principales bien pagados. Finalmente las iglesias pequeñas terminarán por desaparecer porque los pastores ya no querrán pastorearlas por el poco pago que reciben. Parece que finalmente el pez grande se comerá al chico. Ahora los jóvenes pastores que empiezan en su ministerio ven el evangelismo como un negocio, y como una aspiración de ser líderes de mega iglesias que les darán todo lo que necesitan para sentirse realizados.  Poco a poco va desapareciendo una verdadera vocación de servicio y sacrificio para la causa del evangelio.

Casi todas las iglesias evangélicas ahora han adoptado la práctica del diezmo, fuera de las ofrendas, para el sostenimiento de su misión. No hay iglesia evangélica que no te saque dinero en cada uno de sus cultos, sea este dominical, sabatino, o de media semana. Siempre correrá la canastilla, y de alguna manera te presionarán a dar aunque sea sólo ofrendas. Ya los templos evangélicos parecen clubes sociales donde se pide dinero para esto o para aquello, para tal obra, o tal celebración. Todos tienen que de alguna manera matricularse con dinero en efectivo. Ya no se puede ser pobre y cristiano. Todos tienen que dar, de lo contrario, serán mal vistos, o serán cuestionados. Ahora las salas de cine se han vuelto en templos de iglesias, iglesias donde se ofrecen de todo: la rosa bendita, la tierra del Sinaí, el pañuelo ungido, el aceite consagrado, o la pulsera protectora. Todo a un precio módico de doscientos dólares. Me pregunto si sólo las colectas semanales  o mensuales existían en la iglesia del primer siglo. No hay evidencia de ello en el NT. No encontraremos la imposición de los diezmos, las ofrendas públicas, o las colectas con canastillas o bolsas.    

Los evangélicos: El divorcio, las nuevas nupcias, y matrimonios Gay

Los evangélicos son laxos en el asunto del divorcio, pues algunas iglesias evangélicas no aceptan el divorcio por adulterio y otras sí. De modo que si algún evangélico quiere casarse de nuevo, y su iglesia no se lo permite, fácilmente puede ir a otra iglesia evangélica de otra localidad y conseguir que el pastor de turno lo case. Esta ambivalencia de los evangélicos es increíble, y más, cuando la Biblia es clara en cuanto al asunto del divorcio. Y lo más trágico es que hay iglesias evangélicas, como la “Metodista” (la cual olvidó el método—-“y ya no es metódica”) que acepta y bendice el matrimonio entre parejas gay.  Así que, ¿para qué identificarse como evangélico si por confesarse así le sacan a uno en cara los escandalosos matrimonios Gay de los evangélicos metodistas?

Los Evangélicos y la Guerra

Mientras que Jesús enseñó a amar a los enemigos, y le prohibió a Pedro el uso de la espada, los evangélicos no tienen ninguna posición definida y determinante en cuanto a la militancia en el ejército y a la participación en las guerras como soldados y oficiales combatientes. Recientemente, muchos evangélicos, como es el caso del hijo de Franklin Graham (nieto de Billy Graham), han combatido, y hasta matado a iraquíes en estos últimos años en Irak. Mañana, probablemente, lo tendremos a este jovencito Graham en una misión internacional, predicando el evangelio a los iraquíes, y entonces algún pariente de un soldado muerto por Graham le dirá: “¡Oye predicador, pero si tú eres un asesino que mataste a mi hijo! ¿Cómo es que me vienes predicar del amor de Cristo, el príncipe de paz, el que dio la otra mejilla? ¡Eres un hipócrita asesino…fuera de aquí! Y me supongo que este padre iraquí tendría todo el derecho de odiar el cristianismo y rechazar todo intento evangelizador por parte de los evangélicos. Al menos los “Testigos de Jehová” (secta que no comparto) tienen una posición clara en cuanto a su neutralidad en casos de guerra.

Los Evangélicos y la política

Hoy vemos a pastores evangélicos envueltos en la política de este mundo malo, y a la vez buscan la riqueza y la prosperidad con el mal llamado “Evangelio de la Prosperidad”, embaucando a sus propios feligreses con el cuento de la “casa propia” al instante. ¿Pero puede acaso el cristiano participar de la política de este mundo sin ser parte de este mundo? Me parece que no. Y es que todos somos conscientes que la política fue, es y será sucia. Y aunque el político quiera ser lo más “puro” posible, tarde o temprano se verá envuelto en escándalos, porque sus enemigos no son necesariamente cristianos y siempre correctos en sus actos o en su decisiones.

Lo cierto es que Cristo no fue un líder político que vino a tomar las riendas del poder en sus tiempos. El sabía que no había llegado su momento para ser el rey del mundo, y sólo se limitó a preparar a su iglesia para su regreso victorioso, cuando gobernaría este mundo decadente y perverso con justicia. Si él nos dio ejemplo de apartamiento o separación de los asuntos políticos de este mundo gobernado por el maligno, ¿por qué los cristianos se quieren adelantar para gobernar en un mundo impío sin posibilidades de éxito?

¿Cuál es el sentido de participar en la política?¿Acaso es para “ayudar” a preparar el camino para el reino de Cristo?¿o es acaso para establecer, por nuestros propios medios y esfuerzos, el reino de Cristo? ¿Acaso necesita nuestro Señor de nuestra ayuda para que él pueda establecer su reino? Pues, No. Ningún hombre puede deponer a las fuerzas diabólicas, sino sólo Jesucristo. Y eso se logrará cuando Cristo derroque el diablo a través de un ángel del Señor, y él se establezca como el Dios de la Era venidera, el rey del Reino venidero.

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EL NEGOCIO DEL PURGATORIO

 POR EL DR. JAVIER RIVAS MARTÍNEZ. (MD). 

Dante Alighieri

La Doctrina del Purgatorio, que trata de la purificación de las almas para que puedan ser llevadas al cielo después de la muerte, en un ignoto lugar,  no nació con la apóstata iglesia romanista. Viene de tiempo atrás, desde la cultura babilónica con Nimrod, donde nació, y de allí, pasó a las naciones y más tarde el catolicismo la apropió. Esta doctrina es una herejía en contra de Dios: es antibíblica y su fin son las riquezas frondosas. Para todo hay mañas, y aquí, no adolece la excepción. Los ritos al dios Moloch, tienen una interconexión considerable con la doctrina del Purgatorio romanista.

Los antiguos paganos, siempre creyeron en la purificación del hombre a través de fuego. Moloch, dios del fuego,   era otro  nombre con el que se conocía a Nimrod. La adoración a Moloch fue considerada y aprobada por el pueblo israelita. La influencia de las costumbres idolátricas paganas del pueblo israelita son evidentes en la Biblia. Desde su salida de la tierra de Egipto, mostraron inclinación a la adoración de imágenes de fundición como lo podemos ver en Génesis cap. 32. A pesar de que el pueblo de Israel tuvo el grande privilegio de observar la majestuosas gloria divina en el monte Santo del Dios verdadero, manifestada en su cumbre, su inclinación por la adoración de ídolos ya era un problema bien arraigado que fue tomado en la cautividad egipcia; un poco más de cuatrocientos años de esclavitud en la tierra de Cam fue  importante factor para formar una poderosa cadena religiosa tradicionalista idolátrica en los corazones del pueblo de Israel.  Israel sacrifico sus hijos a Moloch. Los sacrificios de niños eran violentos. La madre entregaba al hijo al sacerdote, arrojándolo a la figura feamente monstruosa que se encontraba con los brazos y las manos tendidas. El ídolo gigantesco era puesto a arder en fuego y la inocente criaturita era consumida por las altas temperaturas en las manos o en el vientre de  la parafernalia metálica e inmunda.

La purificación, era consumada, y todos, satisfechos de que hubiese sido así. Dios abominó está práctica demente e indolentemente satánica, como lo vemos en Lev.18:21, Jer.32:35, y en 2.de R. 23:10.El zoroastrismo persa, creía que las almas de los muertos eran llevados a doce estados diferentes para que fueran purificadas para poder entrar finalmente al cielo o paraíso.  Los estoicos también creyeron que había un lugar de purificación con fuego para las almas de las personas difuntas, y le llamaron Empurosis.

Los musulmanes aún enseñan la doctrina de un purgatorio. Dicen que el ángel Munnker y Neiker cuestionan a las personas fallecida. Se les pregunta si ellos conocieron al profeta Mahoma. Si la respuesta es no,  van al Purgatorio Purificador. Pero el consuelo para las familias de sus difuntos purgados,  es que existen sacerdotes musulmanes que cobran sumas de dinero por sus servicios  para poder sacar a sus seres queridos de pavoroso lugar nada exquisito de temperaturas ardientes.  

Los budistas también tienen su purgatorio purificador. Cuenta la historia que hubo un tiempo en que muchos budistas chinos compraron  indulgencias para escapar del Purgatorio. En la Biblia se establece que «no debe darse dinero por los muertos» (Dt.26:14). El apóstol Pedro reprendió a Simón el mago, por creer que el favor de Dios se ganaba con dinero (Hch.8:20). 

La Doctrina del Purgatorio es aceptada como dogma en el Concilio de Florencia, en el año de 1459 por la iglesia romanista. Su confirmación viene a darse noventa años después, en el Concilio de Trento, con severas maldiciones para los individuos que la refutaran. La venta de indulgencias, que no sólo «funcionaba» para la evacuación de almas penitentes del Purgatorio, sino también para el perdón de los pecados. En 1450, Gascoigne, rector de la Universidad de Oxford, «pegó el grito en el cielo» debido a los abusos de los vendedores de indulgencias. Se recibían de ellas pagos hasta de dos peniques, un vaso de cerveza, hasta el pago para complacencia sexual con prostitutas: ¡Qué descaro tan inmundo, mi fino y fiel hermano y amigos que leen cada letra del presente escrito!   Fue de esta manera que Lutero se dio el valor para escribir sus 95 declaraciones (como la 72) que denigraban justamente las indulgencias del papado. Juan Teztel, era un conocido charlatán alemán, que casi le cuesta la vida por sus vicios extremos, pero fue perdonado por la intervención del elector Federico, cuando el emperador Maximiliano lo había condenado ya a muerte segura.  Hábil en los manejos torcido, es usado por el Papa para el logro de riquezas a expensas del pueblo ignorante y temeroso. La historia comenta que Teztel, al llegar a un lugar determinado, exclamaba así: «Tan pronto como su dinero canta, el alma del purgatorio, salta». Se cuenta que para infundir miedo, llevaba una pintura donde el diablo martirizaba con tormentos a las almas penitentes en el Purgatorio.

Hoy en día, se cobran altas sumas por misas católicas para que las almas que «sufren» en el Purgatorio puedan ir al cielo.  Una misa mayor cuesta mil dólares, o un poco más. Una misa menor, tiene un precio menos caro. En Irlanda tienen un famoso dicho que dice: «Dinero mayor, misa mayor, dinero menor, misa menor, no dinero, no misa». Hasta hay una «Sociedad Purgatoria», que surgió en 1856, donde se exige una cantidad monetaria cada año para asegurar la salida de los seres queridos del «quemante e infame Purgatorio».  La Biblia nunca refiere que el dinero sea un medio para ser rescatados de un lugar ardiente determinado, pero si dice que la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado para ser perdonados y salvados del la Muerte Segunda (1 Jn.1:7; Ap.20:6). La Biblia nunca menciona, absolutamente, la existencia de un «Purgatorio», pero si dice que un «Lago de Fuego que arde con Azufre» recibirá a los que habrán de ser juzgados delante del Gran Trono Blanco para ser destruidos para siempre (Ap. 20:14, 15). Cristo pagó una vez por los pecados; otra cosa que lo intente con similitud, sale sobrando indiscutiblemente. La venta de indulgencias condenan porque las personas han depositado en ellas la confianza para salvación, y no en el Hijo del Altísimo, que es el factible Salvador del Mundo, el logos de Dios (Jn. 1:1, 2; Jn.3:16). Por último, la salvación no es por obras de ninguna índole. No es por negocios financieros, ni por esfuerzos humanos, ni por sacrificios paganos, ni por ritos pomposos, ni con promesas condicionantes del hombre para con Dios. Las obras terrenales son inútiles para este caso.  

A Dios, es imposible sobornarlo. Él ha establecido todas las cosas, que se cumplirán a su debido tiempo. No necesita de nada, ni de nadie para cumplir los propósitos que han salido de su soberana voluntad, que es irresistible (Ro.9:19).  Amigo que lees el escrito: si eres romanista católico, medita en lo escrito, ya que su verdad suena fuertemente, como «moneda arrojada en cofre de hierro con violencia». La gracia, es un don de Dios. Y sin ella, la salvación no dejará de ser sólo un cuento de hadas inventado por la mente perversa que caracteriza a los seres humanos que son caídos. «Porque por gracia sois salvos por la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe» (Ef.2:8-9).  

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