por: Leonardo Betetto
1. Introducción
Analizar este tema se hace difícil, dado el concepto que imperó desde el siglo IV en el Cristianismo, donde se estableció que existe una Santísima Trinidad, donde tres personas divinas son el mismo Dios. Naturalmente, estas tres personas, al ser iguales, son igualmente eternas; solo difieren en la forma de manifestarse, y tendrían una sustancia en común (gr. homouseos). Esta doctrina no fue conocida por los hombres de ‘Ĕlohîm que escribieron las escrituras qôdashîm; tal doctrina y principio no fue establecido por ellos; no se trata del ‘Ĕlohîm de ‘Ābrâhâm, Yitzjâk y Ya’aqôb. De allí que la noción de un Cristo eternamente pre existente como una persona divina, se hace un dogma de fe; de dogma pasan sus consecuencias a prejuicios; allí radica la dificultad que uno encuentra a declarar que el Mesías no necesariamente pre existió como una “persona divina” un ser en estado de conciencia que interactuaba como tal con la creación. Esto hace que el hablar de Mâshîāj como el Rêshîth (Principio) de la creación, pero no como una persona divina (antes del vientre materno), se considere la idea como ofensiva y herética. En el paganismo y la filosofía, no existe la noción de Mâshîāj como en la perspectiva hebrea de las cosas del Creador, a quienes se manifestó para que fueran por luz para las naciones.
Para el paganismo, el Cristo es la deidad misma que se convierte en hombre, donde coexisten simultáneamente una sustancia divina y una sustancia humana, o bien se trata de una segunda deidad subordinada, preexistente como tal que pasa a ser hombre. Inclusive tampoco existe el concepto de Mâshîāj, en el estricto sentido. El Cristianismo tomó la imagen de Zeus, y la usó como la del Cristo en su iconografía y esculturas de talla. Para la visión hebrea, Mâshîāj es enteramente un hombre, ungido con la rûaj (el aliento/espíritu) del Creador, y que de ninguna manera pretendió él, ni ordeno el Creador adorarle, y darle culto como al Creador mismo. Son principios totalmente diferentes: El de la perspectiva hebrea, al concepto teológico Cristiano, basado en la filosofía griega y el paganismo.
Aún en el hinduismo, existe la llamada Trimurti (de: Triple forma ¿Suena familiar a la Trinidad del Cristianismo?) Donde Vishnú es una componente de dicha “triple forma”, la Suprema Conciencia Universal de Dios, el Avatara, que se encarna como un Hombre Dios; de hecho la creencia oriental dice que éste es Dios mismo. También se lo conoce como: el Señor Krishna, y se dice que “Krishna es Dios”: ¿Conoce usted alguna religión que diga que “Cristo es Dios mismo”?
Por tanto, todo creyente debiera ante todo entender que las doctrinas que ve hoy en día en torno al Cristo, son de formación paulatina, bajo la influencia de teólogos que vivieron luego, desde el siglo II, y que trajeron modelos filosóficos y paganos para definir los conceptos teológicos básicos, que formaron la Iglesia Cristiana siglos luego. Muchas personas ignoran esto: Que los conceptos teológicos que imperan en las religiones, surgieron luego de los hombres que nos legaron las escrituras, y van a las escrituras (a veces tendenciosamente traducidas) con la lente que les dan en dichas religiones, para interpretar.
En la filosofía griega existe el Logos, aquel que se encarga de dar forma e intercede por la creación. Si bien no se habla de parte de muchos de una Trinidad, se denota que considera la existencia de otra persona dependiente del Creador. Y esta controversia imperó por muchos siglos en la Religión Cristiana, ya desligada de sus aspectos hebreos.
Los Padres del Cristianismo eran maestros cuya base era la filosofía griega, no la perspectiva hebrea de la Tôrâh (de hecho odiaban todo lo hebreo); y así introdujeron nuevos conceptos teológicos en cuanto al Creador y Su Mesías, los cuales fuero los pilares de la Religión Cristiana. La asamblea natzrati (nazarena) de siglo I nunca se edificó sobre la filosofía griega, sino sobre la Tôrâh. Nosotros no podemos cambiar las doctrinas, y considerar que estamos en los mismos caminos, pues nadie está autorizado a cambiar las cosas. En otras palabras, cuando el Cristianismo nos dice que la base de fe de ellos es la escritura hebrea, es un error. Los mismos hombres de ‘Ĕlohîm nos advierten sobre esta realidad, que ciertos hombres introducirían herejías destructoras; que apartarían de la verdad el oído y se volverían a las fábulas (para la Tôrâh, las filosofías son fábulas). Jânôk (Enoc) habla sobre una generación cuya base de fe sería el error, y esto comenzaría a partir de siglo II. Todas estas palabras inspiradas de estos hombres, coinciden absolutamente en la idea de una deformación doctrinal muy grande, tal es así que toda la fe de ellos sería apóstata, edificada sobre el error. La misma Iglesia Cristiana lo muestra a decir que dicho Cristo nace el 25 de Diciembre ¡Cuando nace la Deidad Solar! Es evidente ante tal acto, de esperarse que profesen un “Mesías” totalmente deformado, por la ya mencionada influencia de la filosofía y el paganismo.
La Iglesia Católica afirma que su terminología se basa en la filosofía:
(CIC 251): “Para la formulación del dogma de la Trinidad, la Iglesia debió crear una terminología propia con ayuda de nociones de origen filosófico: «substancia«, «persona» o «hipóstasis», «relación», etc. Al hacer esto, no sometía la fe a una sabiduría humana, sino que daba un sentido nuevo, sorprendente, a estos términos destinados también a significar en adelante un Misterio inefable, «infinitamente más allá de todo lo que podemos concebir según la medida humana» (Pablo VI, SPF 2).”
Esta recurrencia técnica a la filosofía, no es solo una cuestión de terminología, sino un cambio de base en relación a la Tôrâh. Por si usted lector pudiera ya estar pensando que se hizo a imagen humana, un concepto que es imagen del Creador, el Catecismo como quién dice “se ataja”, aclarando: “No sometía a la fe a una sabiduría humana”; pero nosotros sabemos por la Tôrâh que la filosofía es absolutamente sabiduría terrenal, humana, no celestial.
Hacia el siglo IV se presentaban dos corrientes teológicas en cuanto al Cristo, o cristología, en el mundo gentil, recordemos, afanado de desligarse de todo lo hebreo: El adopcionismo y el encarnacionismo. El encarnacionismo precisamente fue mayoritario en un sector del Imperio Romano, defendido por el Padre de la Iglesia Atanasio, e impuesto en el Concilio de Nicea en el año 325 D.M. Donde se sostuvo que el Hijo es consubstancial al Padre, Dios, y encarnado luego. La corriente opuesta era la de Arrio, quien fue excomulgado, y a partir de allí surgió una tilde muy usada por el oficialismo religioso cristiano, llamada: “Herejía Arriana”. Ellos habían negado las verdades básicas de la fe (como Pêsaj), sin embargo todo aquel que sostuviera una idea similar a Arrio, era tildado de hereje, de hecho, el mismo Arrio fue excomulgado y sujeto a controversia por mucho tiempo.
A partir de allí se inicia un conflicto sectario entre ideologías religiosas, tildes denominacionales, persecuciones, sellos heréticos, contiendas, etc. Todas diciendo basarse en la Biblia, y sin embargo todos negando al unísono la Tôrâh del Creador. La Tôrâh nos dice que quién aparta su oído de ésta, hasta su oración es abominación ante ‘Ĕlohîm (Mishley/Pr. 28:9). Colosenses comenta que nadie nos engañe por la filosofía, y no nos hable acorde a Mâshîāj (Col. 2:8). La Tôrâh y Mâshîāj son lo mismo, pues Mâshîāj es la debâr (la verdad) y la Tôrâh es debâr.
Otro concepto erróneo, es pensar que la obra del Mesías es válida en tanto que es el mismo Creador, y eternamente existente ‘Ĕlohîm único. Esto es desmentido por él mismo, cuando nos dice que el único ‘Ĕlohîm verdadero es su Padre (Yôjânân/Jn. 17:3) ¡Él jamás dijo que era el único ‘Ĕlohîm verdadero, sino que nos mostró quién es este único (‘êjâd)! La obra del Mesías es válida porque el es descendiente de Dâvid, y fue preservado sin mancha de pecado, constituyéndose así el Cordero sin defecto para expiar los pecados de su pueblo; el último ‘Âdâm, espíritu que da vida. La noción que él es idóneo para esto porque es el mismo Creador, o la segunda persona de una trinidad, es absolutamente vana. Precisamente este razonamiento inicuo anula la promesa, pues la promesa fue que así como ‘Âdâm pecó y todos mueren en él, un ben ‘Âdâm restituiría la vida, y todos vivirían en él; y un ben ‘Âdâm es totalmente un ser humano, no el Creador con apariencia humana, o de una substancia celestial y humana. Curiosamente, unos de los títulos de los falsos mesías paganos son “Hombre Divino, u Hombre Dios”. La expresión Hijo de ‘Ĕlohîm no denota una temática de sustancia, sino filiación con, y procedencia del Padre, aunque esto no quita que sea su nacimiento por obra de la rûaj del Creador, en Miryâm. El Creador no se reproduce como un ser viviente de Su creación, de ninguna manera. De hecho, uno de los títulos del Rey al ser entronizado era: “Hijo de ‘Ĕlohîm”, como dice Tehillîm: “Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy”.
Quisiera hacer un análisis de la preexistencia, no partiendo de los Padres de la Iglesia, sino basado en un análisis de la Tôrâh y de los demás escritos, más bien desde una perspectiva hebrea, lo cual les ofrezco a continuación; tenedlo a bien:
2. Yâhûshu`a: el Rêshîth de la creación de ‘Ĕlohîm
2.a: En y por el principio y principal:
Lo primero que dice la Tôrâh es:
(Berêshîth/Gn. 1:1): «Berêshîth bârâ` ‘Ĕlohîm […]»
En [el] Principio creó ‘Ĕlohîm […]
Rêshîth es principio, principal, y viene de rôsh, que es también cabecera, inicio, comienzo, cumbre. La expresión «be» se puede traducir también como «por».
Por tanto es:
Por [el] Principio creó ‘Ĕlohîm […]
La escritura nos dice que el Creador hizo los cielos y la tierra por Su palabra:
(Tehillîm/Sal. 33:6): «Por la palabra (beDebâr) de Yāhwêh fueron hechos los cielos y todo el ejército de ellos, por la rûaj de Su boca.»
(‘Iyôb 33:4): «Rûaj de ‘Ël me hizo, y soplo del Shādāy me dio vida.»
La palabra es la expresión de la voluntad del Creador, la cual actúa por Su rûaj (hálito, aliento, espíritu); por eso se dice por la rûaj de Su boca. Esta palabra estaba en el principio con el Creador llevando adelante Sus propósitos. ‘Ĕlohîm dijo (palabra) y así se hizo, así se hace y así se hará (Berêshîth/Gn. 1): «Y dijo ‘Ĕlohîm […]«.
(Yôjânân/Jn. 1:1): «En el principio (berêshîth) era la palabra y la palabra era con el ‘Ĕlohîm, y ‘Ĕlohîm era la palabra.»
La palabra hebrea ‘Ĕlohîm, es una palabra en plural aplicada al Creador como el ‘Ĕlohîm, el único; y también a hombres, tal cual Môshêh (Shemôt/Éx. 7:1) que fue constituido ‘Ĕlohîm para faraón. También la vemos aplicada a la ciudad de Nínive (Yônâh/Jonás 3:3), como ciudad grandiosa o muy grande, a los ídolos, y también a los jueces de Yiśrâ’ël; ellos eran los ‘ĕlohîm, pues juzgaban en nombre del Ĕlohîm único. En general se acentúa la condición de poderosos, o plenitud de poderes actuando. En el caso de la palabra, ésta era Ĕlohîm, pues es la expresión de la voluntad del Creador. Esta expresión de su voluntad es poderosa y además es Él mismo manifestándose en Su creación, a tal punto que en general, él mismo llama ‘ĕlohîm a quienes vino la palabra, tal como comenta Yâhûshu`a, según Yôjanân/Jn. 10:34-35.
Esto en ninguna manera debe ser confundido con el ser llamado «dioses» en un sentido pagano, ni mucho menos ser EL ‘Ĕlohîm, el cual es UNO solo (‘êjâd <Debârîm/Dt. 6:4>), sino que se destaca la condición de plenitud de poderes actuando en delegación de aquel ÚNICO ‘Ĕlohîm VERDADERO. En el caso de los ídolos, si serían falsos ‘ĕlohîm, o poderosos de las naciones, pues sus adoradores los ubican en un lugar que solo pertenece al Creador, recibiendo culto, oraciones, etc.
El concepto de Mâshîāj está ligado al de palabra: Mâshîāj es Ungido (Mesías en español), y es ungido con la rûaj qôdesh, la cual es el hálito/viento de ‘Ĕlohîm (Yesh’ayâhû/Is. 11:2), y es la verdad (I Yôjânân/Jn. 5:6). Así Mâshîāj (ungido con la rûaj qôdesh), verdad y palabra son el mismo actuando, esto es: El Creador. La escritura dice que la rûaj del Mâshîāj habló por los profetas (Këfa ‘Âlêf/I P. 1:11), que el Mâshîāj predicó en rûaj a los espíritus de la época de Noāj (Noe) (Këfa ‘Âlêf/I P. 3:20). Esa rûaj actuando es el Mâshîāj actuando, es la verdad y es la palabra de ‘Ĕlohîm; por tanto es lo que quiere expresar el Creador, es Su voluntad. Por ello en el Mâshîāj se centra toda la sabiduría y riqueza del Creador (I Cor. 1:24; Jânôk/Enoc 49:3).
2.b: El Mâshîāj, la Debâr (Palabra), el Rêshîth (Principio-Cabeza) de la creación de ‘Ĕlohîm:
Por la palabra todo fue hecho, y sin ella no llegó a ser nada de lo que es (Tehillîm/Sal. 33:6; Yôjânân/Jn. 1:3). Por tanto todo fue hecho por el Mâshîāj, y en miras a manifestar al Mâshîāj en la carne, y entregarle todo a él. No que esta Palabra o Mâshîāj hubiera sido una persona consciente antes del vientre materno (dicho concepto es ajeno a la Tôrâh), sino como la expresión de la voluntad de Aquel que es por si mismo. Por tanto la palabra es anterior a todo lo creado, es decir, antecede a cada cosa que vino a ser por ella. Por esta palabra se sostiene todo, y así también el Mâshîāj en la carne está en el propósito del Creador desde antes que todo fuera hecho. Se dice que el Cordero fue sacrificado y tiene la grandeza desde antes de la fundación del mundo. No porque el Mâshîāj fuera sacrificado antes de los tiempos y hubiera recibido todo poder, sino que en la voluntad del Creador él ya fue la propiciación por los pecados de Yiśrâ’ël y le fue otorgado el sentarse a la diestra de ‘Ĕlohîm. La palabra (Mâshîāj, Verdad) del Creador es atemporal, él no está sujeto al tiempo como nosotros.
El Mâshîāj (la Palabra, la Verdad) es por lo tanto el Rêshît (Principio) de la creación de ‘Ĕlohîm, y como tal es también la cabeza (Principal) de todo. La Palabra/Verdad está desde el principio sosteniendo todo, entonces el Mâshîāj es por quién sostiene todo el Creador.
(Col. 1:17): «Él está ante todo, y todo subsiste por él.»
De hecho por él fue hecho todo, y para darle todo a él:
(Col. 1:16): «[…] Todo fue hecho por él y para él.»
Lo que ha cambiado en este tiempo es la forma en que el Creador manifestó Su Mâshîāj: ‘Ivrîm (Hebreos) dice que en otra época el Padre habló de muchas maneras por los profetas; que no obstante ahora (esta era) ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quién hizo las edades. El Mâshîāj/Palabra/Verdad vino a ser el Hijo luego de nacer de vientre humano.
Por ello también se nos dice que el Mâshîāj guiaba a Yiśrâ’ël en el desierto, como la bebida espiritual que bebían, la cual es la palabra de ‘Ĕlohîm, sus promesas, y también se nos dice que nadie engañe a Yiśrâ’ël según los principios de este mundo (la filosofía) y no según el Mâshîāj. El Mâshîāj es la verdad, por tanto hablar verdad es hablar según el Mâshîāj, no necesariamente porque el Mâshîāj lo haya dicho expresamente por su boca estando en la carne, sino, como dijimos, porque Palabra y Mâshîāj son la expresión de la voluntad de ‘Ĕlohîm; solo que debió cumplirse el tiempo para que se manifestara en carne, y recibiera todo lo previsto para él y por él. Nos dice Revelación 3:14:
«[…] El principio (gr. Arjé: he. Rêshîth) de la creación de ‘Ĕlohîm […]»
El Mâshîāj se presenta en el mensaje a las congregaciones como el Principio y Principal de la creación del Padre, lo cual concuerda con lo que hemos ya visto. Por ello él es la ‘Âlêf y la Tâv; el primero y el último.
2.c: La debâr/palabra se hace carne:
Ésta palabra se hace carne en Yâhûshu`a, «hombre». Se nos dice que antes que los cielos y la tierra fueran hechos, su nombre ya fue pronunciado como el Elegido y Soberano sobre toda la tierra. Esta es la visión que tuvo el profeta Jânôk (Enoc), séptimo desde ‘Âdâm, diciendo:
(Jânôk/Enoc 48:2-4): «En ese momento ese Hijo de Hombre fue nombrado en presencia del Soberano de los espíritus, y su nombre ante la Cabeza de los Días. Ya antes de que el sol y los signos fueran creados, antes de que las estrellas del cielo fueran hechas, su nombre fue pronunciado ante el Soberano de los espíritus. Él será para los justos un bastón en el que puedan apoyarse y no caer; será luz para las naciones y esperanza para los que sufren.»
También se dice el bêkôr (primogénito) de toda creación, así como el primogénito de una familia es el hijo mayor (el primero nacido). Así como la palabra actuaba en el principio por la rûaj, Yâhûshu`a que es la palabra en la carne, tiene morando con él las siete rûjôt (los siete espíritus) del Creador.
(Revelación/Ap. 3:1): «Escribe al mensajero de la congregación en Sardis: El que tiene las siete rûjôt de ‘Ĕlohîm […]»
(Col. 2:9): «Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de ‘Ĕlohîm.»
(Yesh’ayâhû/Is. 61:1): «Rûaj de ‘Ădônây Yāhwêh [está] sobre mí, por lo cual me ungió Yāhwêh para anunciar buenas nuevas a los abatidos […]»
Y es la razón por la cual toda cualidad de ‘Ĕlohîm está puesta en Yâhûshu`a, y él es la imagen del ‘Ĕlohîm invisible. Si bien al Padre nadie lo ha visto ni puede verlo, Yâhûshu`a es la imagen de ese ‘Ĕlohîm UNICO (‘êjâd) que nadie puede ver. Nosotros podemos conocer al Padre mediante el Hijo (por la palabra por la rûaj); si no es por el Hijo, nadie puede conocer ni llegar al Padre:
(Yôjânân/Jn. 14:6): «Yo soy el camino, la verdad (la debâr) y la vida, nadie viene al Padre sino por mí.»
Conocer la verdad es conocer a Yâhûshu`a, es conocer la palabra. La rûaj y la palabra vimos que están juntas, por eso nadie puede conocer la verdad si no es por la rûaj qôdesh. A su vez conocer a Yâhûshu`a y creer en él, da la rûaj qôdesh del Creador. Yâhûshu`a envío la rûaj prometida, de manera que el remanente de Yiśrâ’ël fuera conducido a toda la verdad. Ser conducidos a toda la verdad, es que el Mâshîāj se nos revela, pues él es la misma verdad.
3. Análisis de pasajes de las escrituras:
3.a: La traducción en general de Yôjânân 1:1 suele ser:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.”
Al identificarse al Verbo a la manera filosófica, entienden que el mismo estaba con Dios y era también Dios, por tanto sería la segunda persona de la Trinidad Divina; o al menos, Dios en si, que estaba junto con la Primera Persona o el Supremo, actuando para crear.
La versión del Código Real, aunque no traduce literalmente el texto griego al final del versículo, ha dado una traducción que explica de qué se trata esto, muy criticada por el Cristianismo en general:
“Desde un principio era dabar de ‘Ĕlohîm y aquel dabar estaba siempre ante ‘Ĕlohîm y el dabar que ya existía era la expresión misma de ‘Ĕlohîm”.
La palabra debâr designa palabra de ‘Ĕlohîm, por tanto no debiera ser con mayúsculas, a no ser al referirnos a Yâhûshu`a, en su título como “la Debâr”, pues él es la misma en la carne. Pero esto no es lo que nos dice Yn. 1:1. El Código Real dice: “…era la expresión misma de ‘Ĕlohîm.”
Si bien el texto griego dice literalmente: “kai theos en ho logos”, es decir: “…y ‘Ĕlohîm era la debâr”.
La debâr es el Creador mismo manifestándose en Su creación, es la expresión de Su voluntad, que actúa por la rûaj qôdesh. No se trata de una segunda persona el Verbo (tendenciosamente escrito con mayúsculas) ni otra persona divina en la rûaj (llamado de allí: EL ESPÍRITU SANTO), pues ésta es la fuerza que emana del Creador, no una tercera persona divina que es el mismo Creador. Tales nociones no son de la Tôrâh en lo absoluto, de hecho, ya vimos cual es el origen de estas creencias, y sus equivalentes paganos (paganos explícitos).
Para ello también, el trinitarismo interpreta la palabra hebrea plural ‘Ĕlohîm como una Trinidad Divina. Esta es una de las principales falsificaciones religiosas, pues dicho plural es de pluralidad de poderes, no necesariamente de pluralidad de personas. Lo vemos claramente cuando ‘Ĕlohîm constituye ‘ĕlohîm a Môshêh; sin embargo Môshêh no pasó a ser una persona integrante de “Dios”, ni tampoco es muchas personas en uno; dicha noción trinitaria es vana, sin fundamento en la Tôrâh.
Inclusive el texto griego, cuando nombra al Creador dice: “Ton Theon”, es decir usa la forma acusativa; se refiere al ‘Ĕlohîm, y luego usa ‘Ĕlohîm para la debâr. Esta noción de acuerdo a la interpretación de las escrituras, es como dijimos, la condición de la debâr de ser la expresión exacta de la voluntad del ‘Ĕlohîm, del Creador. No debemos ir muy lejos para constatarlo, para ello tenemos la Tôrâh; ella dice que ‘Ĕlohîm creó los cielos y la tierra: Nótese que usa bârâ’ (singular: creó). Vemos luego que dice: “Y dijo ‘Ĕlohîm…”. La debâr está siendo expresada por el Creador, pero de ninguna manera la Tôrâh sugiere que el Creador se esté dirigiendo a una Dabâr que es Yâhûshu`a, como una persona divina pre existente como tal. ‘Ĕlohîm está expresando, no está hablando con lo que expresa (la debâr).
La expresión llevada a interpretar la pre existencia de Yâhûshu`a como una persona de una trinidad, o bien otras variantes similares, está también fundamentada cuando dice ‘Ĕlohîm: “Hagamos al hombre…”. Según cierta perspectiva, cuando ‘Ĕlohîm dice “hagamos”, esta pluralidad estaría indicando que el Padre se dirige al Hijo, quién es el ejecutor de la obra creadora, por tanto le da la orden de hacer al hombre a imagen de ellos. Algunos llevan esta idea más allá, y afirman que el Creador tiene forma antropomórfica, pues al decir “a nuestra imagen”, “según nuestra semejanza”, se estaría refiriendo a una forma en común mantenida por el Padre y Sus hijos, que es la antropomórfica. La Tôrâh no nos enseña que la forma antropomórfica sea un patrón para el Creador y Sus hijos, no podemos dar al Creador una forma humana, aunque en las revelaciones se lo suele representar así, pero como un antropomorfismo figurado, para ser inteligible por el hombre. La escritura nos dice que nadie ha visto jamás a ‘Ĕlohîm (I Yôjânân/Jn. 4:12), por tanto las visiones que nos hablan las escrituras no son literales, en el sentido de verle tal cual es. La escritura nos muestra que ‘Ĕlohîm ha creado también seres de puro rûaj (espíritu) que le rodean en el Trono (Yejêzq’ël/Ez. 1:5; Rev. 4 y 5). ‘Iyôb 38 nos habla como los hijos de ‘Ĕlohîm se regocijaban cuando Él sentaba las bases de la creación, y se refiere a estos seres como “estrellas”; figura simbólica para representar seres celestiales (Jânôk/Enoc 19:15, 21:3; Rev. 9:1).
La expresión hebrea en Berêshîth 1:26 dice: “BeTsêlmênû (por/en nuestra imagen) kidmûtenû (como/de acuerdo a nuestra semejanza). Esta imagen implica una figura por la cual ‘Ĕlohîm crea al hombre, en la cual da participación a los demás seres celestiales. La expresión plural indica participación de quienes le rodean, por ejemplo cuando dice “Descendamos y confundamos…”. Él envía a Sus mensajeros, pero el que actúa es Él mismo; así en el pasuk 27 de Berêshîth 1 dice: “Creó” (bârâ’) en singular, tal cual el pasuk 1.
Es curioso que luego en Berêshîth 5:3, cuando ‘Âdâm engendra a Shêt, se dice: bidmûtôv (Por/en su semejanza) katzalmô (como/semejante a su imagen). Es decir, cuando ‘Ĕlohîm crea lo hace por la forma ideada por ellos (con la estrellas/seres celestiales), semejante a las cualidades de ellos (espirituales y operativas). Sin embargo cuando ‘Âdâm engendra a su hijo, lo hace por su cualidad (capacidad o potencial de engendrar), semejante, o como la figura o imagen de él (imagen humana, externa, física), pues el caso de tzêlêm denota básicamente figura, parecido, aspecto, imagen.
La noción errónea de una semejanza física entre el Creador y ‘Âdâm, ha llevado a muchos a especular con una imagen femenina y masculina para el Creador, y para tal fin involucran a un aspecto femenino, que sería supuestamente la rûaj qôdesh. La rûaj es femenino porque así se designa el viento, el hálito, en lengua hebrea; así como también para nosotros es “la” verdad. Esto no significa ni remotamente que la verdad sea un ser femenino, sino que es un sustantivo femenino, que no es lo mismo; por eso la rûaj es algo, no alguien; aunque operativamente manifiesta a Alguien, pues es la presencia misma del Creador.
La confirmación de estas cosas de la Tôrâh la vemos en las palabras plasmadas en ‘Ivrîm/Hebreos 1, cuando el autor dice que ‘Ĕlohîm habló a los padres de muchas maneras, y que ahora (en esta era mesiánica) nos ha hablado por el Hijo. Resulta extraño pensar que siendo el Hijo el que estaba ejecutando la obra del Creador, y manifestando Su expresión desde el principio, ahora lo ha hecho por ese Hijo ¿Por qué no nos dice: “Habiendo hablado por el Hijo desde siempre, ahora lo ha hecho por él en forma humana…”, por ejemplo?
3.b: La expresión de Mikâh/Miqueas 5:2:
Está tendenciosamente traducida en muchas versiones, tales como:
(RV60): “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.”
(NVI): “Pero de ti, Belén Efrata, pequeña entre los clanes de Judá, saldrá el que gobernará a Israel; sus orígenes se remontan hasta la antigüedad, hasta tiempos inmemoriales.”
(VNM): “Y tú, oh Belén Efrata, el demasiado pequeño para llegar a estar entre los miles de Judá, de ti me saldrá aquel que ha de llegar a ser gobernante en Israel, cuyo origen es de tiempos tempranos, desde los días de tiempo indefinido.”
La versión DHH ha escrito:
“En cuanto a ti, Belén Efrata, pequeña entre los clanes de Judá, de ti saldrá un gobernante de Israel que desciende de una antigua familia.»
Los primeros usos que se le da en hebreo al verbo yâtzâ’ es brotar, nacer, descender, es decir, Mâshîāj desciende de antiguo, desde tiempos inmemoriales. La palabra hebrea `Olâm no necesariamente denota eternidad, sino mucho tiempo, tiempos indefinidos, hace mucho. También qêdêm denota antiguo, desde el principio.
3.c: Las menciones al Hijo en los profetas y escritos:
Los profetas mencionan al Hijo, de hecho, ellos vieron (tuvieron visión anticipada) de este Bên ‘Âdâm (hijo de Hombre), cuyo advenimiento estaba ya determinado desde antes de crearse todas las cosas. Jânôk nos dice que desde antes que todo fuera hecho, su nombre fue pronunciado ante el Creador. Jânôk tuvo una visión de este Ben ‘Âdâm en el reino, comiendo y bebiendo con su pueblo, y Jânôk agradeció al Creador por este hecho. También se nos dice que el Cordero fue sacrificado y tiene toda la grandeza desde antes de la fundación del mundo. El Mishley (Proverbio) nos pregunta por el nombre del Creador y el de Su Hijo: Naturalmente, si antes que todo fuera hecho su nombre ya fue pronunciado, se hace evidente que dicho nombre era conocido, de hecho Zekaryâhû (Zacarías) 6:11 nos dice que el nombre de Yâhûshu`a, hijo de Yâhûztêdêq, su nombre significa Retoño/Brote, es decir, aquel Brote que vendría de Yishāy, el cual sería Mâshîāj.
(Yesh’ayâhû/Is. 11:1): “Saldrá (yâtzâ’: igual a Mikâh) una vara del tronco de Yishāy, y un brote retoñará de sus raíces.”
(Jânôk/Enoc 10:16) «Destruye la opresión de la faz de la tierra, haz perecer toda obra de impiedad y haz que aparezca la planta de justicia (Brote, Retoño); ella será una dicha y las obras de los justos serán plantadas en alegría para siempre.”
Tehillîm/Sal. 2:12 nos habla sobre honrar al Hijo, cuando viene hablando de poner en Tzyôn al Rey, y que dichosos los que en él confían. Esto también es profético; es ridículo pensar que esto sucedía en ese momento; no olvidemos que las profecías y la debâr son atemporales: Se afirma como si ya sucede o hubiera sucedido, pero es a futuro; también se le suele llamar pretérito profético. El Creador, diseñador y dueño de todo, llama a las cosas que no son como si ya fueran (Romanos 4:17).
Nos dice lo que nos comenta Mikâh 5:2, sobre el surgimiento de este Bên ‘Âdâm, cuya ascendencia se remonta a tiempos antiguos, desde el principio; este es el linaje escogido para manifestar a Yâhûshu`a.
La profecía habla del advenimiento del Hijo, no que ese Hijo estuviera andando por los cielos y la tierra como una “persona divina”, desde antes del vientre materno. Veremos luego que esta afirmación, involucra algunas cosas que alteran el plan de la redención substancialmente, y trataremos algo sobre el tema de la humanidad de Mâshîāj, y lo importante que él sea enteramente un hombre, a pesar de lo insuficiente que para muchos acostumbrados a verlo como “el Hombre Dios” pueda llegar a ser dicho concepto esencial.
3.d: Yôjânân que da tevilâh en agua, afirma que el Mâshîāj existe antes que él (Yôjânân/Jn. 1:30):
Por ejemplo, la Biblia de Jerusalén dice:
“Este es por quien yo dije: Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.”
La expresión en griego dice:
“εμπροσθεν μου γεγονεν οτι πρωτος μου ην”
“…en frente mío es constituido, porque primero a mí es.”
Es decir, Yâhûshu`a es puesto delante de Yôjânân porque está primero a él: La palabra griega protos designa también primero en influencia, en rango, el mayor. Y es por eso que aclara Yôjânân que es puesto delante de él, pues es claramente mayor que él; como lo dice en otro lugar: “No soy digno de atar la correa de su calzado”.
3.e: La grandeza que tuve contigo desde antes que el mundo fuera:
Cuando Mâshîāj hace la oración con motivo de Pêsaj, antes de ser sacrificado, dice:
(Yôjânân/Jn. 17:5): “Ahora pues, Padre, engrandéceme tú al lado tuyo, con aquella grandeza que tuve contigo antes que el mundo fuese.”
Al leer estas palabras, muchos exégetas toman literalmente – en cierto modo especial – lo que aquí se dice, y entienden que Mâshîāj está pidiendo al Padre que le de de nuevo aquella grandeza que tuvo en una supuesta existencia antes del vientre, antes de crearse todas las cosas; donde habría existido como una “persona divina”, por tanto tenía toda esa grandeza antes de que todo fuera hecho.
Existe esta otra expresión en al escritura:
(Rev. 13:8): “Y le hicieron reverencia todos los habitantes de la tierra, cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero, que fue sacrificado desde el principio del mundo.”
Si tener la grandeza y ser sacrificado, hemos de entenderlo como que estos dos hechos se dieron desde antes y/o durante el principio de todas las cosas, entonces Yâhûshu`a fue inmolado también en el principio, lo cual evidentemente es falso.
En Yôjânân 17:5, evidentemente Mâshîāj usa la misma forma de hablar que los profetas, dando por consumado los hechos desde que fueron predeterminados por el Creador, pues Él puede llamar a las cosas que no son como si ya fueran, como vimos.
3.f: El pasaje de Filipenses 2:5-8:
El pasaje, según por ejemplo: La Versión Ortodoxa, dice:
(Fil. 2:5-8): “Haya pues en vosotros este sentir que [hubo] también en Mashíax Rabinu Melekh jaMashíax; El cual, siendo en forma de Elojim, no tuvo por usurpacion ser igual a Elojim: Sin embargo se anonadó a sí mismo, tomando forma de eved, hecho semejante a bené adam; Y hallado en la condicion como hombre, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la mavet, y mavet de cruz.”
Las versiones cristianas, como se sabe, usan “Dios”. Sabemos lo que significa en griego Dios, que es genitivo de Zeus, siendo Dia su acusativo (Ver Hch. 14:13 en el texto griego griego).
Que Mâshîāj es ‘Ĕlohîm ya lo explicamos más arriba; el es la debâr, y ésta es la expresión exacta de la voluntad del Creador, es lo que él quiere expresarnos. Él mismo nos explica en Yôjânân 10, que el Padre llamó ‘Ĕlohîm a quienes vino la palabra ¿Ustedes dicen que blasfemo porque he dicho: “Hijo de ‘Ĕlohîm soy”. Nótese que él no dijo que era el Creador y único ‘Ĕlohîm verdadero, dice otra cosa en Yôjânân 17:3, como ya vimos. Él se está refiriendo a la prominencia y poder que adquiere un ser por serle constituido por el Padre. Si aquellos como Môshêh a quienes vino la debâr fueron ‘Ĕlohîm ¿Cuánto más el Hijo, a quien purificó y envió al mundo? El pasaje no da a entender ni remotamente que el Hijo sea un aspecto de una Trinidad Divina, o que sea el mismo ‘Ĕlohîm que se hizo hombre.
Sabiendo que es ‘Ĕlohîm desde la perspectiva hebrea, no debe resultar confuso entender que nos dice Shâ’ûl en Filipenses, ni tampoco volcarnos por una perspectiva helénica. El Mâshîāj es ‘Ĕlohîm, sino miren los prodigios; claramente así como fue constituido por el Creador Môshêh, quien hizo milagros, con más razón lo fue Yâhûshu`a, ungido con la rûaj qôdesh para hacer prodigios de parte de su Padre y su ‘Ĕlohîm, ungido más que a cualquier otro.
Inclusive la escritura dice que Mâshîāj tiene un ‘Ĕlohîm sobre él, que es el Padre (Yôjânân 20:17; Rev. 3:12), y también Tehillîm.
(Tehillîm/Sal. 45:7): “Has amado la justicia y aborrecido la maldad; por tanto, te ungió ‘Ĕlohîm, el ‘Ĕlohîm tuyo, con aceite de goce más que a tus compañeros.”
La condición de ‘Ĕlohîm intrínseco le corresponde solo al Padre, no a una Trinidad o similar; por tanto Yâhûshu`a es menor al Padre, y Éste es su ‘Ĕlohîm, a quién inclusive ora y le es obediente. Yâhûshu`a tuvo un sentir que fue de anonadarse a si mismo, a pesar de ser el Mêlêk Yiśrâ’ël. Él se entregó a muerte en un madero, no tomando como algo que debía arrebatar el ser igual a ‘Ĕlohîm. Él siguió un camino opuesto al tratar de hacer como el ‘Ĕlohîm, tal cual la soberbia de los reyes y del mismo adversario espiritual, y ésta fue la actitud de un hombre que fue constituido ‘Ĕlohîm, no la actitud previa de un ser celestial, o de un aspecto de una trinidad divina de personas. Por eso dice el pasaje: “Haya en ustedes ese sentir que hubo en Mâshîāj…” Se refiere a la actitud de humildad y de entrega por el otro; y para tener este sentir, primero debió llegar a ser hombre, de manera de poder experimentar dicho sentir.
El error está en considerar la expresión “siendo en forma de ‘Ĕlohîm” (que usan Dios) desde una perspectiva helénica, filosófica, donde el Cristo es una persona divina, parte de una Santísima Trinidad, o teología similar. Si dejamos de ver estos temas con la perspectiva de quienes escribieron la Tôrâh, para pasar a usar la perspectiva filosófica de los “Padre de la Iglesia”, terminaremos mal entendiendo las palabras de los profetas, de los emisarios, y del mismo Mâshîāj, y cayendo en contradicciones en la debâr.
3.g: Yo soy el primero y el último, dice Yâhûshu`a:
Este pasaje de la Revelación también se interpreta que Yâhûshu`a habla sobre ser el Creador mismo, pues el Creador usa esta expresión para si en el capítulo 1 de la misma, también en Yesh’ayâhû/Is. 44:6. Que a Mâshîāj le corresponda ser la ‘Âlêf y la Tâv es comprensible, desde la misma debâr que nos dice que él es el Rêshîth (gr. Arjé: Inicio y Cabeza <Rev. 3:14>) de la obra del Creador. De hecho, para ser el Rêshîth de todo, Mâshîāj también es el primero en resucitar, para que tenga pre eminencia en todo, como ya vimos. La debâr está en el principio y está al final, cuando entregue todo al ‘Ĕlohîm y Padre. Mâshîāj es la debâr, por tanto es el plan que involucra desde el inicio y hasta el mismo fin: Es un título en común con el Padre. La debâr está en el principio y en el fin, y el Creador es quien está expresando esa debâr, por tanto el Creador y Su debâr comparten dicha condición. En a debâr (beDebâr) el Pardre hizo todo, por tanto es evidente que dicha debâr está al comienzo, es cabeza de todo. Él nos dice que es la ‘Âlêf y la Tâb: Comienzo y fin de la palabra ‘Êmêth, la letra del medio es Mêm de Mâshîāj. Él es el principio, el recorrido hasta el final, y el mismo final. Él declara ser también por tanto el camino. La verdad es el único camino, y este es Mâshîāj (Yôjânân/Jn. 16:6).
3.h: Antes que ‘Ābrâhâm fuera, yo soy:
Esta frase registrada en la Besorôth de Yôjânân es interpretada en dos sentidos, relacionados uno con el otro: Primero, que dado que antes que el padre fuera, él es, implica que Yâhûshu`a tuvo una vida consciente como una persona divina antes del vientre materno, y además, hay quienes sostienen que “yo soy” es debido a lo que se registra en la Tôrâh, en Shemôt/Éx. 3:14, cuando ‘Ĕlohîm le declara a Môshêh que: “Él es el que Es”, es decir, El Que Existe, el Existente, el Eterno (gr. O on). Lo que no explican los que sostienen esta doctrina, es que así como ellos mismos suelen afirmar que la frase “Hagamos al hombre…” es debido supuestamente a que el Padre le habla al Hijo ¿Por qué no dice cuando el Creador se identifica a si mismo: Nosotros somos los que somos/Los Existentes, Los Eternos, etc.? Se dirá: También se habla un ser que es tres. Según Berêshîth pasuk 1, se nos está hablando de la participación de los seres celestiales en la creación, sin embargo Shemôt 3:14 nos habla el Creador, sobre Su identidad, “quién es Él”, cuál es Su Nombre. Lo confirmamos cuando dice Su Nombre Propio: Yāhwêh (El Causa/Causará Ser). Se nos dice “El” no “Ellos”, por tanto uno solo habla (‘êjâd), lo cual coincide con los profetas, cuando dicen “No hay ‘Ĕlôahh aparte de Mi…” (Yesh’ayâhû/Is. 44:8), y desde luego, el versículo que citamos donde el mismo Yâhûshu`a declara quién es el único ‘Ĕlohîm verdadero: Su Padre.
Por tanto el que haya dicho: “yo soy”, se refiere a que él es/existe desde antes de ‘Ābrâhâm, de hecho por ello es la ‘Âlêf, el Rêshîth de la creación de ‘Ĕlohîm. En y por el Hijo, el Creador procedió a estructurar el resto de las cosas; por tanto es concordante con que él mismo declare que antes que el patriarca él es, a pesar de ser manifestado en la carne, mediante su descendencia y un tiempo más reciente. Que fuera no significa que sea manifestado aún. Como dice una expresión hebrea: “He aquí hoy, pero no aún”.
Es de una importancia muy grande entender este principio en las escrituras, de modo de interpretarla en el contexto: ‘Ĕlohîm llama a las cosas que no son como si ya fueran (Romanos 4:17); por ello también Mâshîāj dice que para Él todos viven (Lucás 20:38); no está sujeto al tiempo como nosotros. Entonces que algo SEA no significa que haya sido manifestado aún.
Por ejemplo: La grandeza que tiene Mâshîāj ES desde antes de la fundación del mundo, sin embargo se manifestó en tiempos ya también pre establecidos por el Creador, y fue después, por así decirlo, para aquellos que estamos sujetos al tiempo, a las edades establecidas por el Creador. No olvidemos que el tiempo también es “algo”, una sustancia creada.
Así Mâshîāj es los primero que tuvo (que ES) el Creador en Su propósito, es anterior a todo y está ante todo, pues es el Rêshîth (Principio y Cabeza) de todas las cosas. A partir y por Mâshîāj el Padre estructuró todas las cosas de Su obra.
Los que hablaban con Mâshîāj no entendieron sus palabras, cuando les dice que ‘Ābrâhâm se gozó al ver su día (su manifestación). Recordemos que ‘Ābrâhâm tuvo una visión anticipada de dicho día, y este patrón profético se repite en toda la escritura de antes de Yâhûshu`a. Mâshîāj estaba destinado a ser manifestado desde el principio.
Otra idea que no es comprendida desde la filosofía griega, base de la teología cristiana, es que la expresión hebrea de “ser” denota también manifestar, expresar, o ser agente de. Por ejemplo: Mâshîāj nos dice que el es la vida; obviamente su identidad no es “ser la vida”, sino que manifiesta la vida eterna. Ser agente de, se interpreta como ser el delegado o portador. Este principio lo vemos en el Mâlâk de YHWH, que era YHWH mismo, pues llevaba Su presencia, Su nombre estaba en él. Estar ante este mensajero era estar ante el mismo Creador, pero no porque el mensajero fuera un aspecto de una Trinidad, o que fuera el mismo Padre, literalmente hablando, sino porque Le manifestaba, llevaba Su presencia ante el pueblo. Cuando el Creador envía a este mensajero lo identifica como tal: Un mensajero, y aclara que Su Nombre estaba en él, no que dicho mensajero fuera literalmente Él. No es lo mismo que el Creador ponga Su nombre en un mensajero para que lleve Su presencia, a que el mismo Creador aparezca bajo la forma de mensajero para manifestarse; son cosas diferentes. Muchas teologías, aunque no se identifiquen como trinitarias, binitarias o biteístas, declaran que existió el Mesías como este mensajero, el cual era un ser celestial existente con el Padre, el cual le manifestaba. Ni aún sabemos si este mensajero era uno solo, pues pudieron ser muchos mensajeros que uso el Creador para manifestarse. El Creador no dijo que enviaba a Su Hijo delante de Su pueblo, sino que enviaba a Su mâlâk (mensajero o ángel). Para la filosofía, el ser es sinónimo de ser de la misa sustancia; de allí el concepto de Trinidad Divina: Que existe una sustancia divina, de la cual SON tres personas, que son Dios, este concepto fue introducido oficialmente en el Concilio de Nicea, y no es de la Tôrâh.
3.i: La roca que guiaba al pueblo en el desierto era Mâshîāj:
En las cartas de Shâ’ûl se registra:
(I Cor. 10:4; RV60): “y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.”
Se interpreta que dada la asistencia al pueblo de parte de ‘Ĕlohîm mediante Su mensajero, aquel que los guiaba por el desierto, y decir el emisario que la Roca que los seguía era Mâshîāj, llegan a decir que ese mensajero era el mismo Mâshîāj en persona, en una pre existencia al vientre, como tal.
Recordemos que el pueblo salió de Mitzrāyim por la promesa de ‘Ĕlohîm, tal cual declara que no solo de pan vive el hombre, sino de Su palabra, de Su promesa. Su promesa sustenta todas las cosas, es la que guía a Su pueblo; pero ya sabemos que esa misma promesa es el mismo Mâshîāj. Ya vimos el recorrido desde el principio hasta el fin, que lo describe el mismo ser del Mâshîāj. Él es la promesa misma, la verdad.
También se dice que la rûaj del Mâshîāj habló por los profetas: Es la debâr que se manifiesta, y lo hace por su espíritu. La debâr es Mâshîāj, por tanto ese espíritu es el mismo Mâshîāj. Recordemos que este concepto es atemporal, es el Rêshîth de la creación, y manifiesta enteramente al Creador.
Por tanto sin duda Mâshîāj (la promesa, la debâr) guiaba a Yiśrâ’ël en el desierto, y esa debâr es la Roca, la principal piedra con la cual se edifica la obra de ‘Ĕlohîm.
También dice Shâ’ûl en otro pasaje, que nadie nos engañe por la filosofía y sutilezas sin sentido, vanas, huecas, y no según Mâshîāj (Col. 2:8). El emisario vuelve a usar la noción de Mâshîāj como sinónimo de la debâr de verdad, así como la promesa lo es.
3.j: El Padre que le envió:
Se dice que al enviar el Padre a Mâshîāj, entonces se trataría de una persona divina que existió con el Padre antes de nacer de vientre humano, entonces el Padre habría enviado al Hijo a la tierra, y el Hijo en una actitud de obediencia al Padre, abandona su existencia como una persona divina en los cielos, y se encarna como un hombre en vientre humano. Hay disparidad de criterios al respecto, a tal punto de sugerirse que una miniatura o especie de cigoto fue introducido en el vientre de Miryâm.
(Yôjânân/Jn. 5:30): “No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.”
Sucede que Yôjânân que da la tevilâh también fue enviado por ‘Ĕlohîm, sin embargo nada sugiere una pre existencia del mismo como una persona en los cielos:
(Yôjânân/Jn. 1:6): “Hubo un hombre enviado por ‘Ĕlohîm, el cual se llamaba Yôjânân.”
La escritura también dice que venimos a este mundo:
(I Tim. 6:7): «Porque nada trajimos a este mundo y es evidente que nada podremos sacar.»
Sin embargo esto no significa que hayamos salido del cielo, o de otro lugar donde pre existíamos, y luego nos encarnemos en vientre humano para nacer. Dicho sea de paso, eso es precisamente lo que se suele creer en el paganismo, por ejemplo, mediante la idea de la reencarnación. Es más, ya comentamos como la Suprema Conciencia Universal, el Avatara, Cristo, o un Aspecto de la Trimurti o Triple Forma (Braham <Creador>, Shiva <Destructor>, Vishnú <Preservador>), se encarna para ayudar a los hombres para avanzar más hacia lo divino; este es el caso de Kalki Deva, el Hombre Dios, a quién esperan en oriente para que los libre de las fuerzas del mal.
3.k: El pan que bajó del cielo:
La noción de descender también es usada en la escritura, donde Yâhûshu`a la usa, haciendo referencia al descenso del pan en el desierto para que sus padres comieran. Esta es la situación, y afirma que él es el pan que descendió del cielo, y que el que coma de este pan tendrá vida eterna, es decir, quién cree en él vivirá por siempre.
(Yôjânân 3:13): “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo de ‘Âdâm.”
En la mentalidad hebrea, un hijo “sale”, “viene”, de los lomos de su padre, tal cual vemos en ‘Ivrîm/He. 7:5, donde el autor nos comenta como los hermanos de Levî también proceden de los lomos, del poder procreativo de ‘Ābrâhâm. Sin embargo estos no estaban como seres pre existentes con nuestro padre ‘Ābrâhâm desde antes del vientre. Por así decirlo, Yâhûshu`a procede también del poder procreativo del Padre: Desde luego, entenderlo como capacidad para producir el nacimiento, no porque sea Yâhûshu`a resultado de una unión del tipo sexual o similar, tal cual el caso de los ben ‘Âdâm. Así la rûaj qôdesh, o fuerza de ‘Ĕlohîm, se aproximó a Miryâm, de modo que se produjera el nacimiento prodigioso. El Hijo sin duda tiene un origen en ‘Ĕlohîm, ha descendido del cielo. Así Mâshîāj tiene un origen celestial, procede del Padre, descendió del cielo y ha sido enviado de ‘Ĕlohîm, pero ya explicamos esto desde la perspectiva hebrea, y en el contexto.
Este versículo, lo hemos tomado según el texto Alejandrino, no según el Bizantino, Textus Receptus y Scrivener. Estas versiones en griego agregan “o on en to ourano”: “Que está en el cielo”.
Lo mismo nos está diciendo Mâshîāj cuando les dice a sus discípulos:
(Yôjânân 6:62): “¿Y si vieran al Hijo de ‘Âdâm subir a donde estaba antes?”
Él les estaba hablando sobre su ascensión a los cielos luego de su resurrección ¿Qué tal si vieran subir desde donde descendió al Hijo de ‘Âdâm? ¿Así creerían?
3.l: El que está en el seno del Padre:
En las Besorôth de Yôjânân, capítulo I v18, se registra la siguiente expresión inspirada:
(Traducido del griego): “Theon nadie ha visto jamás; el monógenes Theos/Hijo el que es dentro al seno del Padre, aquel ha declarado.”
Vemos variantes en el texto en griego, unos manuscritos dicen el unigénito Theos, otros dicen el unigénito Hijo. La Peshitta dice el unigénito [de] ‘Ĕlohîm, que algunas traducciones han vertido: Unigénito ‘Ĕlohîm, y así lo dicen algunos manuscritos griegos: “Monógenes Theos”. La traducción al inglés de George M. Lamsa está entre las que han vertido “The Only Beggoten (El único nacido) of (de)…”. El contexto indica que la traducción correcta es: Unigénito de ‘Ĕlohîm, pues claramente el Hijo es el único nacido de ‘Ĕlohîm, el Hijo Unigénito. Mâshîāj es [Único] Nacido de ‘Ĕlohîm. Él es el Hijo, mediante el cual tiene filiación todo aquel que es nacido según este Hijo único (Romanos 8:29).
¿Qué significa: “en el seno”?
En la Tôrâh (nuestra instrucción qôdesh) vemos el uso del término, cuando se le dice a Ya’aqôb que en su seno (he. bêtên) hay dos naciones (Berêshîth/Gn. 25:23). Estas naciones aún no habían sido formadas, pero ya vimos como en la forma expresiva hebrea se usa esta forma de dar a conocer hechos a ser consumados, en cuanto a actividades generativas. Así dos naciones están en el seno de Ya’aqôb; Mâshîāj está en el seno del Padre y Creador, manifestado a su debido tiempo, quién da a conocer a su vez al Padre, pues como dice Yôjânân inmediatamente antes: “La bondad inmerecida y la verdad vinieron mediante Yâhùshu`a hāMâshîāj”. No que antes no hayan sido expresadas verdad y bondad del Creador, sino que hāMâshîāj es todo esto puesto en la carne, manifestado en ella (Jânôk/Enoc 1:4; Zekaryâhû/Zc. 14:5; Yôjânân 1:14; I Tim. 3:16; I Kefa/P. 1:20).
3.m: Éste ha visto al Padre:
En las Besorôth de Yôjânân también vemos como nuestro Redentor nos dice:
(Yôjânân 6:46): “No porque alguno ha visto al Padre, sino el que es de ‘Ĕlohîm, éste ha visto al Padre.”
Pero el mismo Mâshîāj nos comenta que significa esto más adelante en 14:7-9:
(Yôjânân 14:7-10): “Si me conocieran, también a mi Padre conocerían; y desde ahora Le conocen, y Le han visto. Felipe le dijo: ‘Ădôn, muéstranos al Padre, y nos basta. Yâhûshu`a le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con ustedes, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿Cómo dices tú, pues: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo les hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que habita en mí, él hace las obras.”
Yâhûshu`a explica que quien le ha visto, ha visto al Padre, es decir, ver al Padre denota ver Su expresión, la cual es la debâr y es el mismo Mâshîāj, como ya vimos en apartados anteriores; la palabra de verdad. Mâshîāj y su Padre son uno, es decir, son de la misma rûaj, pues la debâr actúa por la rûaj de la boca del Creador. Así entonces las obras del Mâshîāj son las obras del Padre.
El término griego joráo, no necesariamente es ver física o mentalmente, sino también “discernir claramente”. Por el Mâshîāj podemos discernir claramente al Padre, pues como explicamos, él es la debâr en la carne.
4. La doctrina de la dualidad de ‘Ĕlohîm, y el Mâl’âk de YHWH:
Hay una corriente mesiánica que sostiene como doctrina, que el Hijo es el mensajero que aparece en los escritos de la Tôrâh, que luego se hizo hombre en vientre materno, siendo luego así Yâhûshu`a hāMâshîāj: Esta doctrina es absolutamente especulativa, y sin sustento en las escrituras.
A partir de allí surge la afirmación, con la cual también han impregnado sus versiones de las escrituras, donde identifican a Mâshîāj con el mismo nombre del Creador. Hay profecías donde se identifica la venida de Mâshîāj como la venida de YHWH (Zekaryâhû/Zc. 14:5; Jânôk/Enoc 1:4), pero esto no sugiere que Mâshîāj sea un YHWH Menor, o una parte constituyente del Creador, o un mensajero hecho carne y manifestado como Mâshîāj, ni la segunda persona de la Trinidad, o que haya una binidad en ‘Ĕlohîm, etc. Se nos está describiendo la noción de delegación y representatividad que vimos en este estudio. Cuando veían al mensajero de ‘Ĕlohîm veían a ‘Ĕlohîm; pero esto no significa que vieran literalmente al Padre o único ‘Ĕlohîm verdadero, o signifique lo que ya detallamos en cuanto a ‘Ĕlohîm. Es que el mensajero llevaba el nombre del Creador, portaba Su presencia, era un espíritu ministrador de los que nos habla ‘Ivrîm/He. 1:14. La Tôrâh dice que Môshêh hablaba con ‘Ĕlohîm cara a cara (Shemôt/Éx. 33:11); sin embargo la escritura también nos dice que nadie ha visto jamás a ‘Ĕlohîm (I Tim. 6:16). Si viene Mâshîāj viene YHWH nuestro ‘Ĕlohîm, pero como dijimos, no porque se trate de una persona constituyente de una binidad, trinidad, o similar, sino porque lleva al presencia del Creador, él es Su expresión misma, Su debâr (palabra). Asociémoslo con lo que dice la escritura, en cuando a ser la debâr: ‘Ĕlohîm. El Mâshîāj es la expresión de ‘Ĕlohîm, y tiene con él las siete rûjôt del Padre. Estar ante Mâshîāj es estar ante la presencia misma del Creador. La Revelación dice que el esplendor de ‘Ĕlohîm ilumina, y el Cordero es la lumbrera (la Menorâh: El calor es la rûaj qôdesh, o fuerza de ‘Ĕlohîm).
4.a: El término ‘êjâd: ¿Define lo que tú quieras?
Una de las palabras en hebreo mas usadas para fundamentar las doctrinas del trinitarismo, biteísmo, binitarianismo, la dualidad o trinidad en general en LOS PODERES (‘Ĕlohîm), etc. es ‘êjâd; cuyo significado es uno, único. En este caso se suele sostener que “uno” está denotando un uno compuesto, dando lugar así a cualquier concepción de composición para el Creador. Todas estas concepciones son enteramente blasfemias, y destruyen la comprensión del concepto de ‘êjâd. El shema’ lo que nos está diciendo es que Él es uno y único, es decir, no hay más de un Ĕlohîm que es el Padre, pues lo declara explícitamente Su Mâshîāj, cuando dice:
(Yôjânân/Jn. 17:3): «Y esta es la vida eterna: Que te conozcan a ti, el único ‘Ĕlohîm verdadero, y a Yâhûshu`a el Mâshîāj, a quien enviaste.»
Algunos textos en griego agregaron, ilegítimamente desde luego, una porción a la escritura, el caso de I Yôjânân/Jn. 5:7, una frase que jamás fue escrita por el emisario, diciendo:
“Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.”
A todas luces es para apoyar el fraude trinitario, donde definen este ‘êjâd como los tres que son el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo. Este texto griego data de la edad media, no está en la Peshitta ni en los manuscritos griegos más antiguos.
La palabra ‘êjâd la vemos claramente usada para caracterizar al Padre y único ‘Ĕlohîm verdadero, por ejemplo en I Cor. 8:6:
“Empero nosotros no tenemos más que un (jeis) Theos, el Padre…”
La palabra griega denota uno en número y singularidad. Así es usada cuando Mâshîāj dice que ni una yôd de la Tôrâh pasará.
La Versión Ortodoxa en inglés dice:
“yet we have da’as that there is ADONOI ECHAD (DEVARIM 6:4),… AV (Padre)…”
Y cita el Shema’, precisamente porque Shâ’ûl está declarando a los corintios lo mismo que Debârim 6:4; ni el Mâshîāj, ni ningún emisario o profeta nos hablan en contradicción, y coinciden que hay un ‘Ĕlohîm único (‘êjâd), que es el Padre. También dice la cita de la carta a los corintios que tenemos ‘Ădôn ‘êjâd (un Soberano), que es Yâhûshu`a hāMâshîāj. Es decir, no tenemos más que un ‘Ĕlohîm único y un Soberano único, dos identidades separadas, que son uno en rûaj (espíritu), lo cual conlleva a interpretar también incorrectamente la palabra en cuestión.
4.b: YHWH de parte de YHWH:
En múltiples pasajes de la Tôrâh vemos como este mensajero del cual hablamos, quien llevaba el nombre del Padre, hace llover fuego y azufre, anuncia al Creador, y ejecuta de parte del Creador:
Hacer llover fuego (Berêshîth/Gn. 19:24).
Dice a hāŚâtân: ¡Que YHWH te amoneste! (Zc. 3:2).
YHWH proclama en nombre de YHWH (Shemôt/Éx. 33:9).
YHWH dice que suba para inclinarse ante YHWH (Shemôt/Éx. 24:1).
Inclusive vemos como cuando le habla a ‘Ābrâhâm, le dice que Él es: ‘Ël Shāddāy (Poderoso Omnipotente) (Berêshîth/Gn. 17:1).
Esta última evidencia, denota como el mensajero tenía puesto el nombre del Creador, y le porta la presencia, al punto de identificarse a si mismo como ‘Ël Shāddāy.
Aquí vemos una faceta de este mensajero que no vemos en Mâshîāj, y esto se debe a que dicho mensajero es un espíritu que ministra para el Creador. ‘Ivrîm se refiere a estos espíritus, como ministradores para aquellos que han de heredar al salvación. El Hijo tiene una posición de prominencia por encima de los seres celestiales. Cuando introduce a Su primogénito en el mundo, le dice a los mensajeros (ángeles): “Inclínense ante él todos los mensajeros…” (‘Ivrîm/He. 1:6).
El mensajero que enviaba el Creador, de ninguna manera indica que hay un YHWH el Padre y un YHWH el Hijo, como sugieren algunas posturas al respecto; ni tampoco que ese YHWH el Hijo se hizo hombre en Mâshîāj.
Otro pasaje citado para dar a conocer esta postura, es el de la zarza, cuando el mensajero llama a Môshêh, y le dice que Él es el ‘Ĕlohîm de ‘Ābrâhâm, de Yitzjâq y de Ya’aqôb. Vemos una vez más el carácter de “Portador de Su Presencia” de este mensajero. Cuando Yâhûshu`a alude al pasaje dice:
(Mr. 12:26): “Pero respecto a que los muertos resucitan: ¿No han leído en el libro de Môshêh cómo le habló ‘Ĕlohîm en la zarza, diciendo: Yo soy el ‘Ĕlohîm de ‘Ābrâhâm, el ‘Ĕlohîm de Yitzjâq y el ‘Ĕlohîm de Ya’aqôb? […]”
Yâhûshu`a se refiere a: “Como ‘Ĕlohîm mismo le habla a Môshêh en la zarza”; pero en ningún momento siquiera sugiere, que ese haya sido él mismo en una “existencia divina pre humana”. En ningún momento dijo: “Cuando yo le dije en la zarza…”. Esta noción nunca la transmite Mâshîāj.
Por su parte, cuando ‘Ĕlohîm mismo habla sobre en envío del mensajero dice: “He aquí yo envío mi mensajero… Mi Nombre está en él…” (Shemôt/Éx. 23:21). En ningún momento dijo ‘Ĕlohîm: “He aquí envío mi Hijo…”.
Yôjânân/Jn. 1:14 dice que la debâr/palabra se hizo carne, no dice que el mensajero de ‘Ĕlohîm se hizo carne, o que YHWH el Hijo se hiciera carne. La que se hizo carne fue la debâr de ‘Ĕlohîm, no ‘Ĕlohîm, ni el mensajero de ‘Ĕlohîm.
Se dice también que YHWH es un nombre compartido, ¿Por qué entonces el Mishley/Proverbio habla del Nombre del Creador y el nombre de Su Hijo? Las profecías dicen que el Māshîāj fue nombrado antes que los cielos fueran creados ¿Cual es su nombre? Yâhûshu`a ¿Por qué entonces no se llamó YHWH el Hijo al Māshîāj? No debemos confundir a ‘Ĕlohîm ,y a Él poniendo Su nombre en un mensajero, a “compartir” un nombre entre dos seres, como dice esta doctrina especulativa que estamos analizando.
5: La Revelación de Yâhûshu`a y su supuesta pre existencia interactiva:
Si hay un rollo inspirado que nos muestra a todas luces, que no hubo tal existencia previa al vientre como un ser celestial para Mâshîāj, ese es la Revelación (Apocalipsis): Los capítulos 4 y 5 nos describen la adoración celestial, y el suceso de la redención, y se nos dice lo siguiente, de modo que haremos la cita de ambos capítulos:
La Revelación de Yâhûshu`a IV
“1 Después de esto miré, y he aquí, en el cielo, había una puerta abierta. Y la voz que había hablado conmigo, con sonido como de una trompeta me dijo: Sube acá, voy a mostrarte lo que tiene que suceder.
2 Inmediatamente quedé en la rûaj; y he aquí de pronto un trono establecido en el cielo, y uno sentado en él.
3 El que estaba sentado, tenía aspecto semejante a piedra de jaspe, y de cornalina. Alrededor del trono había un arco iris, que se asemejaba a la esmeralda. 4 También alrededor del trono había otros veinticuatro tronos, en los que estaban sentados veinticuatro mayores, vestidos de blanco, y con una corona de oro en la cabeza. 5 Del trono salían relámpagos, truenos y voces, delante del cual habían siete lámparas de fuego ardiendo, que son las siete rûjôt de ‘Ĕlohîm.
6 Y delante del trono había como un mar vítreo semejante al cristal; y en el centro y alrededor del trono, había cuatro seres vivientes, cubiertas de ojos delante y detrás. 7 El primero de los seres vivientes era semejante a un león, el segundo a un becerro, el tercero tenía rostro como de hombre, el cuarto era semejante a un águila volando. 8 Cada uno tenía seis alas, y por arriba y abajo estaban cubiertos de ojos. Sin parar decían día y noche: Qâddôsh, Qâddôsh, Qâddôsh es Yāhwêh, ‘Ël Shāddāy; el que era, el que es, y el que ha de venir.
9 Cada vez que estos seres vivientes daban magnificencia, honra y reconocimiento al que está sentado en el trono, al que vive por siempre, 10 los veinticuatro mayores se arrodillaban delante de él, y adoraban al que vive por siempre, tirando sus coronas delante del trono, y diciendo: 11 Digno eres, Yāhwêh, nuestro ‘Ĕlohîm, de recibir la grandeza, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.”
La Revelación de Yâhûshu`a V
“1 También vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono, un rollo escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos.
2 Luego vi un mensajero poderoso proclamando a gran voz: ¿Quién es merecedor de abrir el rollo, y romper sus sellos? 3 Pero nadie, ni en el cielo, ni en la tierra, ni debajo de la tierra, podía abrirlo, ni mirar en él. 4 Y yo lloraba mucho, porque no se había encontrado a nadie merecedor de abrir el rollo, ni de leerlo, ni de mirar en él.
5 Uno de los mayores me dijo: No llores, porque ha triunfado el León de la tribu de Yahûdâh, la raíz de David. Él podrá abrir el rollo, y romper sus siete sellos.
6 Luego vi en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y de los mayores, un Cordero de pie, como sacrificado. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son las siete rûjôt de ‘Ĕlohîm enviadas a toda la tierra.
7 Se acercó, y tomó el rollo de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. 8 Y cuando tomó el rollo, los cuatro seres vivientes, y los veinticuatro mayores, se arrodillaron delante del Cordero. Cada uno tenía un arpa, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los qâddôshîm.
9 Entonaban una canción nueva: Digno eres de tomar el rollo y de abrir sus sellos, porque tú fuiste sacrificado, y compraste para ‘Ĕlohîm, con tu sangre, gente de todo linaje, lengua, pueblo y nación. 10 Y los hiciste para nuestro ‘Ĕlohîm, reyes y kôhânîm, y reinarán sobre la tierra.
11 Luego miré, y oí la voz de muchos mensajeros que estaban alrededor del trono, de los seres vivientes, y de los mayores. Eran miríadas de miríadas, y millares de millares, 12 que decían a gran voz: El Cordero que fue sacrificado, es digno de tomar el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la grandeza y la dicha.
13 Y a cuanta criatura hay en el cielo, la tierra, debajo de la tierra, en el mar, todo lo que en ellos hay exclamaban: Al que está sentado en el trono y al Cordero: La dicha, el honor, la grandeza y el poder para siempre. 14 Los cuatro seres vivientes decían: ‘Âmên. Y los mayores cayeron, y adoraron.”
Estos dos capítulos nos sintetizan quienes están en el cielo, y en qué momento es llevado a los mismos el Cordero, que este hecho tiene lugar después de la resurrección, tal cual comenta el profeta Jânôk y la misma Revelación:
“…Un hombre ascenderá al cielo” (Jânôk 93:8)
“…su hijo fue arrebatado hasta ‘Ĕlohîm y Su trono” (Rev. 12:5)
Veamos que ve Yôjânân en la visión celestial:
Un trono donde hay Uno sentado: El único ‘Ĕlohîm verdadero; y siete lámparas de fuego delante de dicho trono, que son las siete rûjôt de Él.
Veinticuatro mayores.
Cuatro seres vivientes.
Luego todos éstos últimos (los mayores y seres vivientes) dan adoración al que está sentado en el trono.
No se denota ningún “Verbo que es Dios” como un ser celestial, ni en el trono, ni fuera del trono. Es más, cuando se hace referencia al único Soberano, se habla DEL que está sentado (no de los que están sentados) en el trono. La visión no describe a una misteriosa trinidad en el trono, ni una dualidad de poderes celestiales, sino que se distingue muy claro, que hay un único ‘Ĕlohîm verdadero que está sentado en el trono, y todos le adoran.
¿Dónde se menciona la debâr en este capítulo? Cuando dice al final del Cap. 4:
“Digno eres, Yāhwêh, nuestro ‘Ĕlohîm, de recibir la grandeza, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas (Por la debâr: Tehillîm 33:6, Yôjânân 1:1-14), y por tu voluntad (cuya expresión es la debâr: Yôjânân 1:1) existen y fueron creadas (Vinieron a ser por dicha debâr, luego que fue expresada: Berêshîth I).”
Luego, en el Cap. V, vemos como se cuestiona quién es digno de abrir el rollo y romper sus sellos, y es cuando uno de los mayores dice que el León de la tribu de Yahûdâh, la raíz de Dâvid ha vencido. Nótese por favor que define al Cordero (al Mâshîāj) como la raíz de Dâvid; es decir, él es un hombre que ha salido, que desciende de un linaje escogido, de la tribu de Yahûdâh, quien es el Elegido para hacer la expiación por los pecados, triunfar sobre la muerte, y llevar consigo a los redimidos ante el Padre. La raíz de Dâvid, no es un ser celestial, ni menos aún la segunda persona de una misteriosa trinidad, sino que la promesa se cumple, al ser de dicho linaje de ‘Âdâm, tal cual la promesa hecha desde el principio. No existe mención alguna en la debâr que un ser celestial o una persona divina tenía que hacerse hombre, sino que vemos como la promesa es fuerte en que Mâshîāj debe ser un hombre de un linaje escogido. Es notorio como se ha desviado el foco, haciendo creer a millones que la riqueza de al promesa es que “Dios se hace hombre”, cuando la promesa es que debe ser un hombre de un linaje, como detallamos.
Este Cordero tiene en él las siete rûjôt de ‘Ĕlohîm, estas siete que están delante del trono, y luego de inmolado aparece en el trono, tal cual nos describe la Revelación, denotando la presencia en los cielos de este hombre ya resucitado triunfando sobre la muerte. Una vez más se describen los seres celestiales, y no vemos que ninguno de los que había se hubiera “convertido” en el Cordero, sino que se agrega uno más, el Cordero (Yâhûshu`a) quién ha vencido para dar vida eterna a su pueblo ¡Allí está la riqueza de todo esto! Que siendo un hombre, o el postrer ‘Âdâm, es el espíritu que da vida, así como en ‘Âdâm todos muren. Esto no tiene nada que ver con la encarnación de un ser celestial o de “Dios que se hace hombre”.
Se cumple así lo que ve precisamente el que es anterior en su linaje, Dâvid, cando le dice YHWH a hā’Ădôn: “Siéntate a mi derecha (en el trono)…” (Tehillîm 110:1).
6. Implicancia del concepto de pre existencia como persona divina consciente:
Ya vimos como por la obediencia de un hombre todos serán justificados (Romanos 5:19).
La escritura nos dice que todo lo que tiene Mâshîāj le fue dado desde antes de crear las cosas. Por su causa y para él fue todo hecho. Pero esto no implica que haya sido la segunda persona de una Trinidad Divina, ni aún un ser celestial subordinado.
Como vimos, existe una doctrina que afirma que el Mesías era un ser celestial antes de nacer de vientre humano. Que por una actitud de amor y obediencia (de dicho ser celestial) se hace hombre, abandonando su condición existencial previa de incorruptibilidad, y vino a ser hombre y así ser el Redentor. Esta doctrina tampoco está enseñada en las escrituras, sino que son deducciones que se hacen respecto de la misma. Según ésta, entonces la redención involucra la participación y obediencia de un ser celestial y de un hijo de hombre; pero esto también invalida la promesa, pues jamás la promesa fue de salvar al hombre por un ser celestial. Se dice que así como el adversario asumió una actitud usurpadora, entonces un ser celestial que es el Hijo, en una existencia previa a la de ser humano, optó por el camino contrario, haciéndose obediente y encarnándose como hombre. Para tal fin toman en parte como base Filipenses 2:6-8, donde dice que el Mesías siendo en forma “divina” no tuvo en estima esta condición, de aferrarse al ser igual a ‘Ĕlohîm, sino que se humilló tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en condición de hombre se humilló hasta la muerte. El pasaje precisamente nos explica la condición de hombre del Mâshîāj, pues eso era necesario y correcto.
No habla de ninguna preexistencia como ser celestial. Dice que siendo en forma de ‘Ĕlohîm, no consideró esto como algo a lo cual debía aferrarse y procurarse una condición de prominencia por si mismo como poderoso. Recordemos que él es el Ungido y Rey de su pueblo, lo cual evidentemente lo hace poderoso (‘Ĕlohîm); y bajo esa condición fue Cordero sin mancha para el sacrificio. Él no considero su condición de ‘Ĕlohîm, sino que se humilló hasta morir como el peor de los pecadores, y el que hizo esto fue enteramente un hombre, no un Dios Hombre, Dios mismo, o un ser celestial, o un ser celestial unido en esencia a un hombre. Dice que tomó forma de siervo, hecho semejante a los hombres. No tendría sentido decir que tomó forma de siervo aludiendo a una condición de ser celestial previo al vientre humano, pues si antes de nacer del vientre no era siervo ¿Qué era entonces? Llega a decirse que ‘Ĕlohîm mismo decidió anonadarse para darse por los hombres, pero entonces en este caso volvemos al problema inicial, donde la promesa es de rescatar al hombre por la obediencia de un hombre. Si la redención implica el acto de sometimiento del mismo ‘Ĕlohîm, esto invalida todo también, pues estaría el mismo ‘Ĕlohîm siendo el obediente, y no un hombre. En otras palabras, ya sea como ‘Ĕlohîm mismo o como un ser celestial subordinado, ello implica que el acto de la redención iría más allá de la obediencia de un hombre, lo cual invalida la promesa, la cual dice que por la obediencia de un hombre viene la redención de los hombres.
Por otro lado si el único ‘Ĕlohîm verdadero se hizo hombre, entonces el universo quedó sin ‘Ĕlohîm por treinta y tres años y medio, lo cual es blasfemo y ridículo. Además en ese caso, el Mesías seria un demente que se ora a si mismo como Padre Celestial y Mesías al mismo tiempo. Y si por otro lado (como muchos afirman) él era simultáneamente hombre y el Todopoderoso a la vez, entonces una vez más se invalida la promesa de salvar al hombre por un hombre, pues evidentemente el Todopoderoso siempre va a vencer sobre el enemigo, y resulta hasta burlesco el pensar que fue tentado.
Volviendo al caso del ser celestial que no es el mismo ‘Ĕlohîm único: ¿Qué hubiera pasado si ese ser celestial no hubiera sido obediente de hacerse hombre? ¿Dónde dice la escritura que para redimir al hombre se debe involucrar la voluntad de un ángel o ser celestial superior? ¿Por qué agregan a la promesa algo que no dice nunca?
El enemigo a toda costa quiere distorsionar la idea que fue un hombre y solo un hombre es el que redimió al género humano ¿Por qué lo hace? Porque es mentiroso y padre de mentiras (I Yôjânân/Jn. 8:44), y no quiere que usted se salve creyendo en lo correcto. No olvidemos que él es desobediente al Creador y es enemigo total del género humano (aunque la lucha la sostiene con el pueblo qâddôsh), por tanto la falsa religión, como ya dijimos, es uno de sus puntos principales.
7: conclusiones:
Existe una necesidad de parte de muchos de considerar al Mesías como preexistente, que en una actitud de obediencia se encarnó para ser un hombre, y así llevar adelante la redención. Esta idea les seduce enormemente, el hecho de pensar que el anonadarse de parte del Mesías, lo involucran ante todo como un ser celestial. Esa no fue la confesión de fe que hicieron los discípulos en el siglo I, a pesar que vemos a muchos decir que creen en lo mismo que los discípulos de aquella época y en las escrituras. Ellos dijeron:
“Creemos que saliste de ‘Ĕlohîm…” (Yôjânân/Jn. 16:30)
Këfa confesó lo siguiente por revelación:
(Mt. 16:15-17): “El les dijo: Y ustedes, ¿Quién dicen que soy yo? Respondiendo Shimôn Këfa, dijo: Tú eres el Mâshîāj, el Hijo del ‘Ĕlohîm viviente. Entonces le respondió Yâhûshu`a: Dichoso eres, Shimôn, hijo de Yônâh, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.”
Këfa no dijo que Mâshîāj fuera el ‘Ĕlohîm viviente, ni el mensajero de ‘Ĕlohîm encarnado, ni similar, sino que es Mâshîāj y el Hijo del ‘Ĕlohîm viviente, y lo hizo por revelación de dicho ‘Ĕlohîm viviente, esto es, el Padre.
Ya vimos que este concepto expuesto, darían participación a una conciencia que existe antes de ser humano, y que la redención de los hijos de hombre estaría sujeta a la obediencia de muchos más que un hombre. Ya vimos que la escritura nos muestra como los hombres son redimidos por la obediencia de un hombre, no de un Hombre Dios, o de un ser celestial. Si agregamos o quitamos condiciones a este principio y promesa del Creador, estamos distorsionando la verdad, y poniendo requisitos para la salvación que nunca fueron mencionados de parte de los hombres de ‘Ĕlohîm.
Se predica así un evangelio que es: “El evangelio de la Deidad/Divinidad de Cristo”: En primer lugar entendamos que deidad y divinidad son términos helénicos. La forma hebrea para expresar esto es “que salió de ‘Ĕlohîm”, que algo o alguien procede del Creador, pero no existe tal doctrina en la escritura, que diga que hay que creer en una Deidad o Divinidad de Cristo. Cuando algunas creencias nos dicen que creen en la Deidad de Cristo, nos están diciendo que creen que “Jesucristo es Dios”. Usted no va a encontrar esta creencia en las escrituras, en el sentido que deba creerse que el Mesías sea el mismo Poderoso viviente, o el mismo Creador. Vimos que esto es con base en la filosofía griega, no en la Tôrâh. La confesión de fe es que el Mesías: PROCEDE DEL CREADOR, más no por ello debe ser el Creador mismo. Como explicamos, los hombres sacan y ponen creencias en sus credos, diciendo que se basan en las escrituras, pero esto no necesariamente es así. Cuando decimos que algo es marino, no es porque sea el mismo mar, sin porque de allí viene, tiene su origen. Lo mismo debiera entenderse- de última – del término griego deidad o divinidad; pero se ha distorsionado el concepto. La herejía destructora que lleva a esto es la incorporación – como dijimos – de conceptos helénicos, donde existe una substancia divina, de la cual son tres personas diferentes, pero uno. Esto es pura filosofía y paganismo, no existe tal noción en al Tôrâh. Mâshiāj es enteramente un hombre, y allí radica la riqueza de la promesa del Creador.
Y esta es la verdad: Muchas creencias fijan como requisito para ser salvo el creer que un tal “Jesucristo es Dios”, o que el mismo Dios se encarnó para salvar a los hombres, o que una componente de la Deidad se hizo hombre para salvar a los hombres, o que un Ángel se manifestó como hombre para salvar a los hombres. Ya tiene usted evidencia que muestra que esto no es así, y que tampoco usted tiene que creer en ello para ser salvo.
Gracias por leer.
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