Etiqueta: levitación
EL FENÓMENO DE LA LEVITACIÓN, ¿UNA SEÑAL DE SANTIDAD EN QUIÉNES LO EXPERIMENTAN?
JOSÉ CUPERTINO—El Novicio Volador
José nació en 1603 en el pequeño pueblo italiano llamado Cupertino. Sus padres eran sumamente pobres. El niño vino al mundo en un pobre cobertizo pegado a la casa, porque el papá, un humilde carpintero, no había podido pagar las cuotas que debía de su casa y se la habían embargado.
Desde el día de su ordenación sacerdotal como franciscano su vida fue una serie no interrumpida de éxtasis, curaciones milagrosas y sucesos sobrenaturales en un grado tal que no se conocen en cantidad semejante con ningún otro santo. Bastaba que le hablaran de Dios o del cielo para que se volviera insensible a lo que sucedía a su alrededor. Ahora se explicaban por que de niño andaba tan distraído y con la boca abierta. Un domingo, fiesta del Buen Pastor, se encontró un corderito, se lo echó al hombro y al pensar en Jesús, Buen Pastor, se fue elevando por los aires con cordero y todo.
Durante los 17 años que estuvo en el convento de Grotella, sus compañeros de comunidad lo observaron 70 veces en éxtasis. El más famoso sucedió cuando diez obreros deseaban llevar una pesada cruz a una alta montaña y no lo lograban. Entonces Fray José se elevó por los aires con la cruz y la llevó hasta la cima del monte.
Lo llevaron luego donde el Sumo Pontífice Urbano VIII el cual deseaba saber si era cierto o no lo que le contaban de los éxtasis y de las levitaciones del frailecito. Y estando hablando con el Papa, quedó José en éxtasis y se fue elevando por el aire.
Teresa de Ávila, que murió en 1582. Esta mística y escritora española experimentaba las mismas sensaciones que tienen muchas personas cuando sueñan que vuelan. Ella misma describió sus levitaciones en el Libro de su vida:
«Es así que me parecía, cuando quería resistir, que desde debajo de los pies me levantaban fuerzas tan grandes (¿de Dios?, ¿del diablo, ¿pura ilusión?), que no sé como compararlo… Y aún yo confieso que gran temor me hizo, al principio, grandísimo; porque verse así levantar un cuerpo de la tierra, que aunque el espíritu le lleva tras sí y es con suavidad grande, si no sé resiste, no se pierde el sentido; al menos, yo estaba en de manera en mí, que podía entender era llevada.» Tan frecuentes eran sus levitaciones que rogaba a las hermanas que la sujetaran cuando sentía que se acercaba «un ataque»
La mayor parte de quienes levitan creen en un sistema religioso particular, sea el cristianismo, el misticismo hindú, los antiguos misterios egipcios o el espiritismo. D.D. Home pertenecía a esta última categoría.
Las Levitaciones de D.D Home
Tres destacados miembros de la sociedad londinense del siglo pasado fueron testigos, el 16 de diciembre de 1868, de un incidente tan extraordinario que aún sigue provocando controversias.
El vizconde Adare, el señor Lindsay y el capitán Wynne contemplaron cómo el famoso médium Daniel Dunglas Home se elevaba en el aire, salía flotando por una ventana de la casa -se encontraban en Londres- y entraba también flotando, por otra, a unos 24 m de altura, según dijeron los testigos. D.D. Home se hizo famoso sobre todo por sus levitaciones, arte que ejercía sobre sí mismo y sobre otros objetos -en una ocasión, un piano de cola-; pero no fue el único que gozó de la «imposible» capacidad de desafiar la ley de gravedad.
Cientos de personas habían visto levitar a Home en salones de América y Europa. No tenían ninguna duda de que las levitaciones que habían observado eran totalmente genuinas, fenómenos inexplicables.
Nos preguntamos, ¿son las levitaciones realmente de Dios?¿Es este “don” una señal de santidad de vida y de consagración a Dios? Si la respuesta es así, ¿por qué ningún “Santo Papa” ha volado como José de Cupertino? ¿Por qué en la Biblia no encontramos levitaciones entre los primeros cristianos como la prueba de su santidad y sí en las sesiones espiritistas, o entre los gurús, o en los posesos?
¿Hizo el diablo levitar a Jesucristo?
«Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo» (Mateo 4:5, VRV 60).
«Entonces el diablo le llevó a la ciudad santa, y le puso sobre el pináculo del templo» (Mat. 4:5, V. La Biblia de las Américas).
Sea como se quiera interpretar esta palabras, lo cierto es que aquí parece que el diablo está detrás de toda esta fenomenología extraña de las levitaciones.
……………………………………