COLOSENSES 2:16,17 Y LA LEY COMO SOMBRA

           

Debemos tratar como de mayor importancia la única referencia de Pablo a las palabras Sábado y días santos en la totalidad de sus escritos preservados. Esto ocurre en Colosenses 2:16. En este verso Pablo describe a los días santos (observancia anual), nuevas lunas (observancia mensual) y el Sábado (observancia semanal) como una “sombra”. Haciéndolo así él revela la idea apostólica de este asunto crucial.

            Parecería muy sorprendente que si Pablo pensó que la observancia del Sábado era un requerimiento absoluto para la salvación él pudiera describir el Sábado semanal y los días santos como un sombra! Esto pudiera conducir a peligrosos malos entendidos. No obstante el hecho es claro más allá de toda duda. Pablo realmente sí llama al Sábado, los días santos, y las nuevas lunas, como una sombra. La sombra cesa de ser significativa cuando la realidad, Cristo, aparece. Pablo usa exactamente el mismo lenguaje de sombra y realidad que encontramos en Hebreos 10:1 donde los sacrificios “sombra” del Antiguo Testamento están ahora convertidos en obsoletos por el sacrificio “corporal” de Cristo (Hebreos 10:10):

            “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros…” (Heb. 10:1)

            Aquí la ley de los sacrificios fue provisional y convertido en innecesarios por la aparición de Cristo. Pero Pablo dice exactamente lo mismo de la observancia de días especiales en Col. 2:16,17. La ley que prescribe la observancia de días santos, nuevas lunas y Sábados prefiguraron la realidad de Cristo y de su Reino—los bienes venideros.

            El punto sobre el Sábado como siendo una sombra es tan importante (en vista del inmenso valor adjudicado al Sábado por algunos) que deberíamos ver nuevamente Col. 2:16:

             “Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros… v.14), por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nue-va o días de reposo, todo lo cual ES SOMBRA DE LO QUE HA DE VENIR, pero el cuerpo (sustancia anticipada por la sombra) es de Cristo.”

            Allí está en blanco y negro. Esta es la otorgada información final del Nuevo Testamento acerca de la observancia así como los días santos y nuevas lunas, es comparable con una sombra. En estos días ya no tienen alguna sustancia y por tanto no beneficia a aquellos que tratan de observarlos. (Realmente los guardadores guardan apropiadamente el Sábado? Acaso, por ejemplo, obedecen el mandamiento del Sábado por medio de observar las reglas para el viaje limitado en Sábado? (Hechos 1:12). Lo que cuenta ahora es Cristo y sus mandamientos. Él y su nueva ley son el cumplimiento de aquella sombra. En él nosotros deberíamos esforzarnos por un “Sábado” permanente, cada día de la semana, No es maravilla, entonces, que Mateo incluya el dicho famoso de Jesús de venir a él para hallar DESCANSO en el mismo contexto sobre una disputa acerca de coger espigas de maíz en el Sábado (Mat. 11:29-12:6).

            Mateo también anota que los sacerdotes que trabajan en el templo NO ESTABAN SUJETOS POR LA LEY DEL SÁBADO (Mat. 12:5). No era un pecado para aquellos sacerdotes quebrantar el Sábado. Como Jesús señala, él y sus seguidores representan el nuevo templo espiritual (Mat. 12:4,5) y él mismo es el nuevo Sumo Sacerdote. Hay más que una insinuación aquí que la guarda del Sábado es parte del viejo orden. Podemos decir correctamente que la ley, por medio de exceptuar a los sacerdotes del mandamiento del Sábado cuando trabajan en el templo, prefiguró la libertad Cristiana de la ley del Sábado mientras ellos llevan adelante el trabajo de Dios cada día de la semana. Justo como el Sábado del Antiguo Testamento fue una sombra de Cristo (Col. 2:17), así fueron los sacrificios (Heb. 10:1). Y la Excepción de los sacerdotes a la observancia del Sábado señala a un tiempo cuando aquellos que obedecen a Dios lo harán así por medio de someterse a principios diferentes que aquellos dados a Israel.

            Los intentos de los guardadores del Sábado para retraducir Col. 2:16,17 no son convincentes. Algunos sostienen que el Sábado semanal está excluido del “trío” de las observancias de Pablo. Otros sostienen que no se quiso decir todos los tres tipos de observancias. Luego sostienen que Pablo no llama a los días mismos una sombra sino que se añadieron cosas equivocadamente a los días. Un exponente del Sábado cree que los Colosenses estaban siendo obligados a ofrecer sacrificios en los días especiales. Pero pudo un Gentil en Colosas ofrecer un sacrificio de acuerdo a la ley? Esto sólo puede ser hecho en el templo de Jerusalén.

            Una clara lectura de Col. 2:16,17 revela que Pablo amontonó juntos tres tipos de observancias especiales y los declaró una sombra. Esta lectura difícilmente convierte la observancia del Sábado en el tema de la salvación como algunos lo presentan.

            Puede ser que profundamente muchos Sabatarios sientan como un Adventista del Séptimo Día, quien renunció a la observancia del Sábado después de veintiocho años: “Yo he deseado frecuentemente que Col. 2:16,17 no esté en la Biblia, y este texto ha perturbado a mis amigos Adventistas del Séptimo Día tanto como a mí…(citado por Logan, Teología Sabática, p. 269).

            Aquellos que se asombran sobre este pasaje deberían reflexionar en las claras palabras de Dean Alford en su celebrado COMENTARIO EN EL TESTAMENTO GRIEGO:

            “Podemos observar que si la ordenanza del Sábado ha sido, EN ALGUNA FORMA, de obligación perpetua en la iglesia Cristiana, hubiera sido com-pletamente imposible para el Apóstol haber hablado así (Col. 2:16,17). El hecho de un descanso obligatorio de un día, si el séptimo o el primero, hu-biera sido directamente en las muelas del juicio de su afirmación aquí: el sostenimiento de tal hubiera aún retenido la sombra, mientras poseemos la sustancia. Y ninguna respuesta puede ser dada a esto por la alegación especial transparente, de que él estaba hablando sólo de aquello que era Judío en tales observancias: todo el argumento en general y la axioma del Verso 17 aplicable universalmente.”

           

1 Corinitos 5:7,8

            En otro pasaje (1 Cor.5:7,8) Pablo aplica el mismo principio “espiritualista” a una Pascua anual y Días de los Panes sin Levadura”. “Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado.” Nuestra Pascua Cristiana no es más un cordero sacrificado anualmente sino un Salvador sacrificado una vez para todos, con el poder de libertarnos diariamente, no una vez al año. “Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad”. (1 Cor. 5:8).

            Notamos que el “pan sin levadura” que ha reemplazado el pan sin levadura literal es “el pan sin levadura de sinceridad y de verdad”. Estos son los reales asuntos espirituales. No el tema de la limpieza del fermento de nuestros autos y casas por una semana en el año. Los Cristianos, dice Pablo, “guardarán los festivales” permanentemente. La traducción en la VRJ es errada, dando la impresión que debemos “guardar la fiesta”. El comentario de la Biblia Cambridge para Colegios y Universidades es apropiado:

             “GUARDEMOS EL FESTIVAL (tiempo presente progresivo en Griego), refiriéndose a una FIESTA PERPETUA que la Iglesia Cristiana guarda…, no LA fiesta, como en la VRJ, que implicaría algún festival particular” (Comentario de 1 Corintios, p.61).

            El sistema Mosaico de ley como un conjunto de estatutos ha sido reemplazado por la ley de la libertad en el espíritu, resumido en el mandamiento de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Gál. 5:14). En contraste, Pablo se refiere al pacto del Sinaí, en cuyo tiempo los diez mandamientos fueron dados, como conduciendo a la esclavitud (Gál. 4:24):

             “El uno proviene del Monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud.”

            En otro pasaje Pablo describe las dos tablas de piedra, que fueron probablemente dos copias de los diez mandamientos, como el “ministerio de condenación y muerte” (2 Cor. 3:9,7). Los diez mandamientos no son definitivamente la palabra final de Dios para el hombre. Ellos fueron un código provisional de ley para ser reemplazados por un conjunto mayor de mandamientos hoy centralizados en las palabras de Jesús y los Apóstoles (2 Ped. 3:2). Debemos prestar atención a “las palabras que fueron habladas antes por los santos profetas, y DEL MANDAMIENTO DEL SEÑOR (no Moisés) dado por vuestros apóstoles”.

           

Las Sombras del Antiguo Testamento en el Nuevo

            Hablando de los eventos del Antiguo Testamento en la vida de Israel Pablo dice que: “Y estas cosas les sucedieron como ejemplo (‘típicamente’=…” (1 Cor. 10:11). No tenemos dificultad de ver que el “bautismo” de los Israelitas en la nube y el Mar Rojo ( 1 Cor. 10:3) fue reemplazado por el bautismo Cristiano en agua y espíritu. Similarmente su obligación de descansar en el día séptimo tipificó nuestro descanso en Cristo (Col. 2:16,17). El Sábado del séptimo día fue una sombra de un continuo descanso Cristiano. El escritor a los Hebreos pasa sobre el Sábado semanal observado por Israel y ve el descanso de Dios del Séptimo día en la creación como un tipo de nuestro “descanso” del pecado ahora y nuestro descanso final en el reino venidero. Ese “sabatismo” ( no el día Sábado) permanece para el pueblo de Dios (Heb. 4:9). El día Sábado del Antiguo Testamento ha pasado como una sombra de mejores cosas por venir (Col. 2:16,17). La luz verdadera de la creación del Génesis se encuentra en la faz de Cristo Jesús quien representa la Nueva Creación ( 2 Cor. 4:6):

            “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz (Gén. 1:3), es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.”

            Para los largamente observadores del Sábado tendrán que estudiar seriamente el tema del contraste entre la sombra y cuerpo de Col. 2:16,17 y Hebreos 10:1, libertad de la ley de Moisés, el “cumplimiento” de la ley introducido por Jesús a las iglesias. Col. 2:16,17 debería ser leído con oración y con mucha atención en cada palabra, y no debe hacerse ningún intento para eludir lo que dice Pablo: El Sábado y los días santos y nuevas lunas, son sombras. Como tales son difícilmente un asunto de vida o muerte para los creyentes.

            Jesús hablando a sus paisanos antes de su muerte que inauguró el Nuevo Pacto, puede aún referirse a algunos de los diez mandamientos (el cuarto nunca es citado) como un punto de inicio para la fe, aunque debe ser recordado que para su círculo íntimo de discípulos él va más allá de la letra de la ley de los diez mandamientos (Mat. 5-7). Jesús también les dijo a algunos que ofrecieran sacrificios de acuerdo a la ley de Moisés (Mar. 1:44), pero ninguno ahora se sentiría obligado a seguir esa instrucción. Cuando Cristo habló a los Fariseos de diezmar en hierbas separadas él estaba hablando a hombres aún bajo la ley (Mat. 23:23). A los cristianos les habló por medio de sus Apóstoles, declarando de que todo el sistema Sabático ( del cual una parte, el Sábado semanal, apareció en los diez mandamientos) era un “bosquejo” o sombra de la realidad presente de Cristo (Col. 2:16,17). Fue en la cruz que este Nuevo Pacto fue inaugurado. Hasta ese tiempo los seguidores de Jesús continuaron observando el Sábado (Luc.23:56). Y sin duda circuncidaron a sus hijos. La situación es muy diferente cuando Pablo escribe a los Colosenses para advertirles en contra de hacer cumplir la observancia del Sábado (Col. 2:16,17). Para Pablo los diez mandamientos están ahora resumidos en una ley mayor del amor en el espíritu (Rom. 13:9,10).

            Hay que permitir que el hombre esté persuadido en su propio corazón después de un estudio cuidadoso (Rom. 14:5), pero no rechacemos las claras palabras de Col. 2:16,17 que describen el status del Sábado y los días santos como sombras. Si insistimos en el Sábado semanal, debemos, para ser consecuentes, insistir también en los días santos y LAS LUNAS NUEVAS. Ellos permanecen o caen juntos como parte de todo el sistema Sabático dado a Israel bajo el Antiguo Pacto.

            Intentos de retraducir Colosenses 2:16,17 resulta infructuoso—por ejemplo la sugerencia de que Pablo desea que “el cuerpo de Cristo”, la iglesia, juzgue en materia de días. Esta es una traducción forzada y antinatural. Las palabras de Pablo son: No permitir que NADIE, en o fuera de la iglesia, os juzgue en cuanto a comida o bebida u observancias anuales, mensuales y semanales.

            Es erróneo afirmar con LA PURA VERDAD (Set. 1991., p.18) que los Sábados anuales están vigentes porque fueron instituidos “para siempre” (Lev. 23:41, “un estatuto perpetuo por todas tus generaciones”). Sólo un versículo antes a Israel le fue dado un estatuto igualmente perpetuo acerca de no comer pan o grano tostado o nuevo brote antes de ofrecer las primicias. ¿Acaso alguien considera que ésta es una ley obligatoria hoy? ¿Qué acerca del “estatuto perpetuo” de que aquellos que entran en contacto con una persona muerta serán inmundos por siete días? (Núm. 19:4).

            A través de libro de Juan las fiestas son descritas como Judías—Juan 7:2 (Tabernáculos), 6:4 (Pascua), 5:1 (Pascua). El día de la preparación para el Sábado es llamado “El día Judío de preparación” (19:42). Juan piensa del Sábado como Judío, con un día de preparación Judío precediéndolo. Estos términos son escasamente compatibles con la convicción de que las observancias del Antiguo Testamento están ahora vigentes en la comunidad cristiana. Con Pablo, Juan ve los días como sombras de la más grande realidad de Cristo.

            La materia de la observancia de días debiera ser establecida por cada individuo en tanto llega a aprender el verdadero cristianismo. La gente con escrúpulos acerca de comidas y días debieran ser tratada con paciencia hasta que nosotros todos lleguemos a la unidad del espíritu (Rom. 14:1-6):

             “Uno hace diferencia entre un día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente” (Rom. 14:5).

            Debería alguno tomarlo sobre sí para interferir con esta preciosa libertad concedida a los creyentes, ellos debieran considerar el Sábado, días santos, y nuevas lunas, como tipos del Antiguo Testamento de realidades del Nuevo Pacto en Cristo. El peligro del legalismo consiste en que puede promover la justificación en base de la estricta observancia de la ley del Antiguo Pacto. Aquel que recibe la señal del Pacto del Antiguo Testamento—circuncisión—está “bajo la obligación de guardar toda la ley” (Gál. 5:3).

            Esta declaración de Pablo claramente implica que los Cristianos no están sujetos “por toda la ley”. Aquellos que insisten en la ley, en el sentido del Antiguo Testamento como un código de regulaciones, “de Cristo os desligasteis: de la gracia habéis caído.” (Gál. 5:4). Estas son las advertencias severas de Pablo a alguno que impone sobre los creyentes obligaciones legales que Cristo no exige de sus seguidores. Es sabio recordar que fueron los Judíos hostiles quienes persiguieron a Jesús “porque estaba quebrantando el Sábado” (Juan 5:18). La afirmación de Jesús era de que él había estado trabajando ininterrumpidamente con la completa autoridad de su Padre (Juan 5:18). Esto no es afirmar, sin embargo, que Jesús, durante su ministerio en la tierra, desatendió la costumbre de la observancia del Sábado.