Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)
Dice Proverbios 11:21: “Aunque llegue la mano a la mano, el malo no quedará sin castigo: Mas la simiente de los justos escapará” (VRV 1909).
Este texto es usado por algunos para “probar” que la iglesia (los justos) no sufrirá tribulación ni angustia alguna en la venidera gran tribulación, sino que escapará al cielo en un rapto violento en un abrir y cerrar de ojos.
A los fieles corintios el Apóstol Pablo les dice algo interesante: “No ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; mas fiel es Dios, el cual no permitirá que seáis tentados más allá de lo que podéis sufrir; sino que, juntamente con la tentación, proveerá de la vía de escape, para que podáis sobrellevarla” (1 Cor. 10:13, Versión Moderna).
Sin duda alguna, Pablo no pensó que la vía de escape que tendrían los corintios para contrarrestar las tentaciones sería su remoción súbita de la tierra para el cielo en una especie de rapto secreto. Lo que Pablo tenía en mente era que Dios les daría a ellos la salida al problema de las tentaciones a través de Su espíritu Santo, o a través de sus ángeles. El escape para los que son probados no es una remoción al cielo como algunos han creído erradamente, sino una salida o solución al problema sin tener que desaparecer del planeta mismo.
Proverbios 11:21 nos enseña simplemente que los impíos serán castigados, pero no así los justos. Sin embargo, éstos son odiados por los impíos o injustos y por eso los persiguen y los asesinan. Este es el problema que deben soportar los justos: el odio permanente de quienes no quieren sujetarse a Dios, porque sus obras son malas. Sin duda alguna, en la gran tribulación los justos no serán castigados por Dios, pero sí serán probados para ver si son realmente merecedores del Reino si demuestran su lealtad al Señor hasta el final.
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