Día: 11 de abril de 2013
MOMENTOS DE LA CREACIÓN: LA PREDICCIÓN EVOLUCIONISTA FRACASA
Deuteronomio 18:22
“Si el profeta habla en nombre de Jehová, y no se cumple ni acontece lo que dijo, esa palabra no es de Jehová. Por presunción habló el tal profeta; no tengas temor de él”.
Si el hombre es el resultado de billones de años de evolución desde las criaturas más simples, la evolución predice que el hombre debe haber retenido, la mayoría, si no todas, las mejores habilidades de aquellas otras criaturas en su herencia.
De acuerdo a la evolución, nuestros ancestros parecidos a los monos tenían dedos de los pies opuestos, así como nuestros dedos de los pies son opuestos. Si nosotros hubiéramos retenido aquellos dedos opuestos, podríamos levantar cosas sin inclinarnos. La mona hembra puede jalar 1.260 libras con un brazo. Eso sería una facilidad bastante conveniente. ¡También está el héroe musaraña de Uganda, con tan sólo seis pulgadas (15 centímetros) de largo, pero puede sostener el peso de un hombre de ciento sesenta libras en su espalda!
Inclusive el simple caracol puede jalar hasta 200 veces su propio peso, y levantar 10 veces su propio peso. Además ¿qué del tribolita que se encuentra en el fondo de la escalera evolucionista y supuestamente extinto por 300 millones de años? ¡Esta pequeña criatura tenía los lentes del ojo, en realidad doble lentes, más sofisticados alguna vez encontrado en la naturaleza!
Ya que todas estas habilidades serían de gran beneficio para nosotros, ¿por qué la evolución no nos dejó mantener o desarrollar estas habilidades al evolucionarnos? La respuesta es simple. Nosotros no hemos evolucionado. Más bien, hemos sido hechos por un Creador Quien nos hizo para el propósito de una relación con Sí mismo a través de Su Hijo, Cristo Jesús.
Oración:
Amado Padre celestial, Te agradezco que aunque no puedo saltar sobre edificios altos ni puedo levantarlos, Tú me has hecho para un propósito más alto establecer una relación contigo. Incrementa mi confianza en la obra expiatoria de Tu Hijo por mí para que pueda acercarme más a Ti. En Su Nombre. Amén.
Notas:
R.L. Wysong, D.V.M., The Creation – Evolution Controversy, (Inquiry Press, Midland Michigan), pp. 345-346.
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MOMENTOS DE LA CREACIÓN: ÉL CAMINA SOBRE EL AGUA
Isaías 55:
“‘Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos ni vuestros caminos mis caminos’, dice Jehová”.
En cualquier momento que el agua está en contacto con el aire, una de las estructuras más delicadas en el universo es creada. Esa estructura se llama tensión superficial. La tensión superficial se crea debido a que las moléculas de agua que tocan el aire se mueven un tanto más cerca el uno del otro, formando una “piel” delicada sobre el agua.
El patinador de agua es uno de los pocos insectos que en realidad pueden caminar sobre esta “piel” delicada y extremadamente delgada formada por la tensión superficial. Sin embargo, si tuviera la necesidad, puede zambullirse a través de ella. Cada una de sus seis patas termina en un pie que parece como un zapato de nieve que esparce su peso sobre la superficie del agua. La base de cada pie está cubierto de pelos sensibles y una diminuta glándula de aceite para prevenir que los pelos se mojen. Estos pelos también son muy sensibles a las vibraciones para que el patinador de agua sepa quien está debajo de él mientras patina a lo largo de la superficie. A diferencia de la mayoría de otros insectos, el patinador en realidad está cubierto de pelos y éstos le ayudan a flotar cuando se zambulle por alimento.
Solo el Creador de todas las cosas pudo haber sabido sobre la tensión superficial y pudo diseñar una criatura que literalmente puede caminar sobre el agua. ¿Acaso no merece Él nuestra adoración y alabanza, especialmente ya que Él ni siquiera escatimó la vida de Su único Hijo para salvarnos cuando estábamos perdidos sin Él?
Oración:
Amado Padre celestial, Tú puedes hacer todo y contigo nada en o fuera de este mundo es imposible. Ayúdame a recordar que Tus pensamientos están muy por encima de los nuestros, Y que con Tu ilimitada creatividad, poder y sabiduría, Tu también me amas y me cuidas, en nombre de mi Salvador. Amén.
Notas:
Bob Devine, Uncle Bob’s Animal Stories, (Moody Press, Chicago, IL, 1986), pp.31-34.