GENEALOGÍA DE JESUCRISTO: ¿CONTRADICTORIA?

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Esta semana al comenzar a preparar mi clase para los jóvenes de la iglesia, acerca de la “Genealogía de Jesucristo”, me encontré con una gran dificultad. Debo confesar que de tantas veces que las había leído, nunca había prestado la atención que requería. Aparentemente es un tema sin ¨importancia¨, sin complicaciones al estudiarlo y explicarlo, sin embargo, me tope con pared; no era tan fácil ni tan sencillo de entender, ya que las fuentes directas que nos hablan sobre la Genealogía de nuestro Señor parecen de entrada contradecirse, dicho sea de paso nosotros los creyentes sabemos de antemano que esto es imposible; las escrituras nunca podrán contravenirse; cuando esto sucede, lo más seguro es que nuestra mente no alcance a entender el sentido que el escritor inspirado por el Espíritu Santo quiso expresar en su contexto inmediato.

Después de leer varias veces y leer muchos comentaristas, y por supuesto con la ayuda del Espíritu de Verdad pude asimilar la enseñanza que ahora comparto con ustedes, no para decir que tengo la ¨verdad absoluta¨, sino para enriquecer lo que ustedes puedan haber aprendido, o para explicar lo que otros ya investigaron diligentemente. a existencia de una doble genealogía de Cristo es un ejemplo de aparente contradicción en las escrituras; una la encontramos en el evangelio según Mateo, y otra la en el evangelio según Lucas.

Aquí ambos textos:

 

I. Diferencias:

(a) La primera diferencia que se nota a simple vista es su longitud—siendo la de Lucas la más larga—, (b) después encontramos diferencia en el orden,  una  es descendente, mientras que la de otra es ascendiente —Mateo la primera, y Lucas la segunda—, (3) en tercer lugar tenemos que el orden del lapso entre David y Jesús discrepa casi en todos los nombres —excepto Zorobabel y Salatiel—, (4) y finalmente Mateo omite los ascendientes de Abraham, ya que este evangelio iba dirigido a los judíos especialmente; mientras que la de Lucas es universal.

II. Semejanzas:

(a) Los primero 14 de nombres de Mateo —de Abraham a David—, aparecen también en Lucas.

(b) Salatiel y Zorobabel se encuentran en ambas listas. No necesariamente son los mismos hombres, la mayoría de los comentaristas concuerda que son distintos.

La primera cuestión que surgió fue ¿Por qué dos genealogías? Como podemos observar, son genealogías distintas, que a partir del rey David aparece una clara división en ambas, una toma cauce a través del rey Salomón (Mateo) y en la otra por Natán (Lucas), uno de los hijos de David (1 Cr 3.5). [Ver gráfica al principio]

1 Cr 3. 5Estos cuatro le nacieron en Jerusalén: Simea, Sobab, Natán, y Salomón hijo de Bet-súa hija de Amiel. 6Y otros nueve: Ibhar, Elisama, Elifelet, 7Noga, Nefeg, Jafía, 8Elisama, Eliada y Elifelet. 9Todos éstos fueron los hijos de David, sin los hijos de las concubinas. Y Tamar fue hermana de ellos.

Es importante tomar en cuenta que es probable que Lucas debiera de conocer la genealogía de Mateo, y como es natural siendo él historiador, busco las mejores fuentes para conformar y completar su investigación, pero entonces ¿Por qué discrepa? Y si no lo conocía, ¿Cómo pueden ser tan diferentes? Una respuesta a la ligera, sería que al menos una es errónea. Pero conociendo la historia del canon y cómo se desarrollo la aceptación de cada libro inspirado, me surge una pregunta: ¿Por qué se aceptaron en la iglesia primitiva tales genealogías, si eran contradictorias?

Recordemos también que en el nacimiento del Mesías un empadronamiento fue ordenado por Cesar Augusto, por lo que era fácil tener en la memoria reciente los enlaces genealógicos.

Tomando en cuenta estas premisas, entonces procedemos a buscar las soluciones. Sabemos que a lo largo de la historia hay dos interpretaciones generales: [1] las que entienden que ambas genealogías lo son de José y las que entienden que la de Mateo nos ofrece la de José, [2] mientras que la de Lucas nos indica la línea genealógica de María. Con esto en mente, el presente estudio no es una nueva interpretación, sino una manera de explicar la segunda; que la línea genealógica que ofrece Lucas, pertenece a María, mientras que la de Mateo a José.

¿Por qué es importante la genealogía de Jesucristo?

Aunque Pablo exhorto en alguna ocasión a no hacer caso de genealogías interminables (1 Ti 1.4), con respecto al Mesías es diferente. El interés en las genealogías se fortaleció especialmente debido a la profecía mesiánica, según la cual el futuro Libertador sería la simiente de la mujer (Gn. 3:15), de Abraham (Gn. 22:18), de Judá (Gn. 49:10), y de David (2 S. 7:12, 13).

Para abordar el aparente problema es importante tomar en cuenta algunas consideraciones claves. En primer lugar en las series genealógicas es claro que ninguna de ellas incluye a todos los progenitores y descendientes en las respectivas genealogías. Esto resulta claro en el relato de Mateo, que presenta tres series de catorce ascendientes de Cristo, lo cual tiene un carácter simbólico. Pero también es obvio que entre Adán y Cristo no hubo sólo las generaciones sugeridas por Lucas (77). Ni Mateo ni Lucas pretendieron ser exhaustivos, ni tiene sentido alguno que lo fueran, pues lo único que querían demostrar, era el nacimiento de Cristo como descendiente de David y en cumplimiento de las promesas de Dios a Abraham, para lo cual basta con señalar algunos eslabones, los mejor conocidos, de tal genealogía. Esto podría explicar la notable diferencia que hay en la listas de los evangelistas.

Después sabemos que por lo general, se suele entender que, si bien es claro que las series tienen diferente dirección, —descendente y ascendente—, sin embargo las dos indican una secuencia paralela de padres y de hijos, y, dado que la una termina en José y la otra empieza con él, se da por sentado que ambas refieren la genealogía del mismo. Sin embargo esto trae algunas dificultades, ya que discrepan la mayoría de los nombres a partir de David, siendo imposible que de dos hijos de David —Salomón o Natán— lleguen al mismo hombre que es José; esto nos conduce a pensar que en Lucas el padre tentativo de José sería Elí, mientras que en Mateo sería Jacob.

En segundo lugar en Mateo, de cada miembro de la serie se afirma  que engendró al siguiente —sea de modo inmediato, o por medio de sus propios hijos, nietos y descendientes— hasta que se llega a José, que no engendró a Cristo. Por lo tanto, Mateo nos da la lista escalonada de algunos ascendientes biológicos de José o bien los Descendientes de Abraham, que lo son también legalmente, y sólo legalmente, de Cristo. Esto es innegable: la relación de José con Cristo en la genealogía de Mateo es sólo la de ser el esposo de María —legal y no real—, y por ese título, padre adoptivo, no padre biológico de Jesús.

En tercer lugar, en Lucas se afirma que Cristo es hijo de todos los que se relacionan, exceptuado José, que sólo era su padre adoptivo. No dice  Lucas que José fuera hijo de Elí, ni que Elí lo fuera de Matat, sino que Cristo era hijo de Elí, de Matat, de Leví, etc. Lucas nos da una lista de los ascendientes biológicos de Cristo.

Esta última consideración es la más importante para resolver el problema dado, mientras que Mateo nos da la descendencia de Abraham, que pasa por Judá, por el rey David, tomando el cauce por Salomón hasta llegar a José, con esto demostrando legalmente que el linaje de David era heredado al Mesías; ya que José siendo el padre adoptivo —no biológico— de Jesús, le transfiere los títulos ante la ley y la sociedad de “hijo de David”, toda la herencia que José recibe al ser del linaje de David, pasan a Cristo legalmente. Por otro lado Lucas enlista la ascendencia biológica o según la carne de Jesucristo. En Lucas no se afirma  que cada miembro de la cadena descienda del siguiente, sino que Cristo desciende de cada uno de ellos, exceptuado a José. Jesús, de quien se dice que es hijo de todos los que se relacionan, o sea, descendiente de ellos, menos de José, del que es hijo adoptivo.

Miremos el pasaje y notemos que es interesante como inicia Lucas este enunciado:

“Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años, hijo, según se creía, de José… hijo de Elí”.

Nos damos cuenta claramente que Lucas tiene la intención de no dejar a dudas que José no era su padre biológico, sino ¨según se creía¨. Esto es muy significativo, la implicación según se creía da una pista para entender la intención de Lucas. Si seguimos leyendo parece evidente que Lucas quiere decir que José es hijo de Elí, de Matat, de Leví, etc. Pero eh aquí el punto crucial, la indicación de que Cristo es hijo no biológico de José contiene la afirmación implícita, pero necesaria, de que los demás nombres relacionados corresponden a ascendientes biológicos de Cristo, exceptuando por supuesto a José que sólo se creía que era a su padre, es decir, sólo su padre adoptivo, pero no biológico. Si José es padre adoptivo de Cristo, no por eso todos los antepasados de José son ascendientes adoptivos suyos. La adopción de un hijo no obliga a los padres del adoptante a ser abuelos adoptivos.

Esta desigualdad nos permite entender el sentido de la genealogía de Mateo: Jesús no es hijo o descendiente natural de Jacob, padre de José, ni de ninguno de los antepasados referidos, sino sólo el propio José, pero la adopción legal hecha por éste le trasfiere todos los derechos de su línea genealógica, sin que eso signifique la recíproca, o sea, que todos los ascendientes de José sean adoptantes de Cristo,  sino que son ascendientes carnales de José, tal como indica el “engendró” tantas veces repetido en ella, menos en su propio caso, en el que no se dice que engendrara a Cristo, sino que era el esposo de su madre.

Por el otro lado es ilógico o por lo menos inusual que se elabore una genealogía por la línea no biológica. Y como hemos comprobado la genealogía que Lucas indago, es con respecto a los ascendientes de Jesucristo, no los de José. Y esto da entender la intención que Lucas quiere expresar, dar los ascendientes de Cristo según la carne. Nombra a José, primero porque legalmente José es el padre de Jesús, y además es inusual que una genealogía tenga una mujer como progenitora; asimismo tiene el cuidado de hacer evidente que José no es el padre progenitor de Jesús, sino adoptivo; esto esclarecer el panorama.

Mateo nos menciona el que engendra al siguiente, terminando su lista con José, pero tiene el cuidado para decir que José NO engendro a Jesús; mientras que Lucas da un listado iniciando por Jesús que es “hijo de”, hasta llegar a Adán y Dios, dejando claro que José no es su padre biológico, podemos ver la respuesta implícita entonces que los demás, es decir: Elí, Matat, Leví […] Adán., si son ascendientes biológicos de Él (de Jesús), esto es, según la carne. Esto deja claro que no son los ascendientes biológicos de José, sino los de Jesús.

Esto armoniza con la palabra de Dios:

Hch 2. 30Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono.

Ro 1. 3acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne.

Concluyendo, Lucas asigna a Jesús a toda la serie de los ascendientes referidos, excepto José, pues si el carácter adoptivo y no biológico afectara a toda la serie, entonces, todos los en ella relacionados serían padres biológicamente no reales, o sea, falsos ascendientes biológicos, sin ninguna vinculación con Cristo: sería una falsa genealogía de Cristo. Y, por el contrario, si Cristo es verdaderamente descendiente de Adán, que lo es, entonces no lo será por la vía de José, que sólo era su padre adoptivo, razón por la que no era conveniente que la genealogía legal de Mateo empezara por Adán, sino por Abraham.

Finalmente, si se interpretaran ambas series genealógicas como intercambiables, se generarían, al menos, dos contradicciones serias:

(a) David sería un ascendiente sólo adoptivo de Cristo, es decir, no un progenitor suyo, y (b) Cristo sería sólo hijo legal de Adán, o lo que es equivalente, no sería verdadero hombre.

Lo correcto, según los evangelios y el sentido común, es entender que Cristo, por la vía de José, es descendiente legal de David, sin que David fuera necesariamente un ascendiente adoptivo suyo; y que Cristo desciende biológicamente de Adán y es hijo adoptivo solamente de José. En resumen, no es lo mismo una genealogía legal en sentido descendente que en sentido ascendente: si la genealogía de Lucas fuera interpretada como genealogía legal, entonces Cristo habría sido sólo legal, no realmente hombre. Lo cual va en contra de la verdad central del cristianismo, a saber: que el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.

La genealogía de Lucas no puede, en consecuencia, interpretarse de modo usual, porque lo que quiere expresar no es usual, esto es: de qué varones era descendiente el que no tuvo padre biológico, es decir Jesucristo. El problema pues radica, no en la longitud de la serie, ni en la diferencia de nombres que en ella aparecen —esto es innegable—, sino en la dificultad de no poder encabezarse la genealogía por la única descendencia biológica de Cristo, a decir la de María, pues las genealogías habían de ser masculinas, según la tradición judaica.  Mateo, que describe la ascendencia de José, se encuentra con el problema al final de su listado, es decir, que José no engendro a Jesús y lo resuelve diciendo que José era el esposo de María de quien nació el Cristo. Al igual Lucas que describe la ascendencia biológica de Cristo, resuelve su problemática al exceptuar a José —tal como lo hizo Mateo al final—, diciendo que esté no era su padre biológico, sino adoptivo.

Así pues dejo a consideración suya este pequeño estudio, —que para un servidor ah resuelto inquietudes— aún así, si alguien tiene a bien aportar datos que haya pasado por alto y enriquecer este escrito, agradecería sus comentarios y sugerencias para dar más claridad al tema. Dejando para el siguiente post, las aplicaciones espirituales y teológicas que dan como resultado una descendencia legal y otra según la carne, armonizando perfectamente con la palabra de Dios.

Fuente:http://preparadelcamino.wordpress.com/2010/11/04/genealogia-de-jesucristo-%c2%bfcontradictoria/

ALGO QUE DECIR DE LA ERA DE LOS PATRIARCAS

El libro de Génesis traza la genealogía de Israel a Abraham, un nómada monoteísta a quien Dios promete será el «ancestro de una multitud de naciones» y cuyos hijos van a heredar la tierra de Canaán como «una posesión perpetua». La promesa de Dios y la identidad étnica de Israel se transmiten de generación en generación – desde Abraham a Isaac a Jacob. Entonces Jacob y sus hijos – los progenitores de las 12 tribus de Israel antiguo – se ven obligados por el hambre a abandonar Canaán y emigrar a Egipto, donde el pueblo de Israel emerge en un período de unos 400 años.

La arqueología moderna no ha encontrado pruebas directas de la Edad del Bronce Medio (2000-1500 aC) – aproximadamente el período que muchos eruditos creen que es la era patriarcal – para corroborar el relato bíblico. No hay inscripciones o artefactos relacionados con los primeros antepasados bíblicos de Israel han sido recuperados. Tampoco existen referencias en otros documentos antiguos de las primeras batallas y conflictos reportados en el Génesis.

Por otra parte, algunos expertos sostienen que las historias del patriarca contienen anacronismos que sugieren que fueron escritos muchos siglos después de los acontecimientos. Abraham, por ejemplo, se describe en los capítulos 11 y 15 de Génesis como procedente de «Ur de los caldeos» – una ciudad en el sur de Mesopotamia, o el actual Irak. Sin embargo, los caldeos se establecieron en esa zona «no antes de los siglos 9 y 8» BC, según Niels Peter Lemche, profesor de la Universidad de Copenhague y un escéptico bíblico importante. Eso, dice, es más de 1.000 años después de los tiempos de Abraham y al menos 400 años después de la época de Moisés, que según la tradición, escribió el libro del Génesis.

Sin embargo, otros eruditos, como Barry Beitzel, profesor de Antiguo Testamento y lenguas semíticas en el Trinity Evangelical Divinity School en Deerfield, Illinois, no se sorprendió ni se preocupó por la aparente falta de evidencias arqueológicas directas de la existencia de Abraham. ¿Por qué, dicen, se debe esperar encontrar los nombres de un nómada oscuro y sus descendientes en los archivos oficiales de los gobernantes de Mesopotamia? Estas son «historias de familia», dice Beitzel, no historia geopolítica del tipo que uno esperaría encontrar conservadas en los anales de los reyes.  

Si bien puede, en efecto, no haber ninguna prueba material directa en relación con los patriarcas bíblicos, la arqueología no ha sido del todo silenciosa sobre el tema. Kenneth A. Kitchen, un egiptólogo ahora retirado de la Universidad de Liverpool en Inglaterra, sostiene que la arqueología y la Biblia «encajan muy bien» para describir el contexto histórico de las narraciones del patriarca.

En Génesis 37:28, por ejemplo, José, hijo de Jacob, es vendido por sus hermanos a la esclavitud por 20 siclos de plata. Eso, observa Kitchen, encaja precisamente con el precio que tenían los esclavos en la región durante los siglos 19 y 18 a. de C., según se afirma en los documentos recuperados de la región que es la moderna Siria. En el siglo 8 aC, el precio de los esclavos, como lo demuestran los registros en la antigua Asiria, había aumentado hasta llegar al 50 o 60 shekels, y de 90 a 120 shekels durante el imperio persa en los siglos 5 º y 4 º C. Si la historia de José había sido ideada por un escriba judío en el siglo 6, como algunos escépticos han sugerido, argumenta Kitchen, “¿por qué no es el precio también en Éxodo de 90 a 100 shekels? Es más razonable suponer los datos de la Biblia reflejan la realidad«.