LA GRAN «ESTAFA FINANCIERA» DE EE.UU PARA SER EL DUEÑO DEL MUNDO

RT
2012-03-11 13:36:00

Todas las teclas son buenas para EE. UU. a la hora de consolidar la gobernanza global. La Reserva Federal (Fed) recurre a «prácticas ilegales» de impresión de dinero y trasferencias de «bonos falsificados», lo que evidencia que la «mafia financiera internacional» nunca cesa de manipular las monedas mundiales para conseguir sus objetivos geopolíticos, según expertos y fuentes cercanas a las agencias de inteligencia citados por el portal ruso tpp-inform.ru.

El volumen de lavado de dinero alcanza los 15 billones de dólares, según lo reveló el empresario británico James de Blackheath, quien hizo pública la historia. Esas transacciones financieras fraudulentas, afirma el citado portal ruso, están dirigidas a cambiar radicalmente el orden mundial y a preservar una posición dominante de las empresas transnacionales en las nuevas condiciones históricas.

Millones de razones para emitir dólares sin respaldo

Los analistas destacan que las operaciones de emisión de billetes sin respaldo en la debilitada economía de EE. UU. no son un fenómeno nuevo. Estas medidas «son dictadas por la mafia financiera global» por una serie de razones objetivas.

En primer lugar, en el planeta se reduce el número de compradores de bonos del Tesoro estadounidense. En segundo lugar; incluso si hubiera compradores interesados, no existen fuentes de capital disponibles para absorber miles de millones de dólares emitidos anualmente. En tercer lugar, las transacciones de esta índole contradicen el principio general de la oferta y la demanda y, en cuarto lugar, la economía de EE.UU. se encuentra en el momento de mayor insolvencia de su historia.

A la luz de estos factores, el único método de mantener el mercado de bonos del Tesoro de EE. UU., y así sostener sus precios en máximos históricos, fue la emisión de grandes cantidades de dinero sin respaldo y luego usar la moneda oficial para la compra de los títulos.

LAS COSAS QUE TIENEN UN VERDADERO VALOR TRASCENDENTE

Con frecuencia hemos visto a un niño que anda contoneándose para lucir, ante quienes lo ven, su ropa nueva; y al tropezar y caer llora lo más fuerte que puede al ver su vestido sucio por la tierra o por el lodo del piso.

De parecida manera, Dios ha puesto en ti mucha gracia, muchas cualidades y virtudes. Puede ser que al pensar en estas cosas te jactes por ellas y desdeñes a los demás, y no le des la honra al que te doto de todo esos dones, como lo hicieron Roboam y Nabucodonosor al pensar en su respectiva grandeza, y como ellos cayeron así también tú caigas. Y puede ser que cuando estés caído, en lugar de hacer alarde de lo que tenías y en lugar de jactarte por ello, te pongas a llorar como aquel niño imprudente: porque tu traje de muchos colores se ha ensuciado y se ha manchado en la caída.
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HAY MUCHAS COSAS POR LAS CUALES EL SER HUMANO SE PUEDA VOLVER JACTANCIOSO Y NO ESTRICTAMENTE SOLO POR TENER DINERO.

DIOS A DADO MUCHAS BENDICIONES A SUS CRIATURAS Y MUCHAS CUALIDADES Y VIRTUDES, PARA AYUDAR A LOS DEMÁS.

1 DE CORINTIOS 5:
6 La jactancia de ustedes no es buena. ¿No saben que un poco de levadura fermenta toda la masa? 7 Limpien la levadura vieja para que sean masa nueva, así como lo son en realidad sin levadura.

1 DE TIMOTEO 6:
17 A los ricos en este mundo, enséñales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las  iquezas, sino en Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos. 18 Enséñales que hagan bien, que sean ricos en buenas obras,generosos y prontos a compartir, 19 acumulando para sí el tesoro de un buen fundamento para el futuro, para que puedan echar mano de lo que en verdad es vida.

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DONDE ESTÁ TU TESORO ALLÍ ESTÁ TAMBIÉN TU CORAZÓN

 

La Meditación del día:

Por Mario A Olcese (Apologista)

El Señor Jesucristo declaró en una ocasión, lo siguiente: “Porque donde está vuestro TESORO, allí está también vuestro corazón” (Lc. 12:34). Es decir, lo que Jesús nos quiso enseñar es que si tu tesoro está en la tierra, entonces tu corazón también está en la tierra. Hay gente que tienen su tesoro más preciado en los bancos, entonces los corazones de esa gente están puestos en sus cuentas bancarias; si nuestros tesoros están en nuestras joyas de oro y diamantes, entonces nuestros corazones están puestos en nuestras joyas de oro y diamantes; si nuestro tesoro está en una bella y seductora mujer que nos quita el sueño, entonces nuestro corazón  está puesto en esa mujer bella y seductora.

Hay gente que atesora bienes en la tierra donde el orín corrompe, y ladrones hurtan. A estas personas, Jesús les aconseja: «Sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan» (Mateo 6:19,20). Desafortunadamente muchos ricos no toman en cuenta este consejo, y han terminado perdiendo sus riquezas o tesoros materiales en un santiamén, ya sea por los súbitos e imprevistos fracasos financieros, o por el hurto, y han terminado en la completa miseria, y en una angustiante desesperación. Algunos, incluso, hasta optan por suicidarse, porque pusieron toda su esperanza o confianza en sus tesoros terrenales, y no en los celestiales, que son los únicos que nos pueden dar réditos de vida eterna en el reino de Dios.

Hay, sin embargo, algunos ricos indolentes y afortunados que llegan a acumular más tesoros en la tierra sin que les haya sobrevenido el infortunio por los fracasos financieros o los hurtos. Pero Dios les da a éstos una advertencia de que finalmente terminarán en la miseria y en la condenación porque la mayoría de ellos acumularon bienes a costa de explotar al humilde.

Dice Santiago:

¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado TESOROS para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia” (Santiago 5:1-6).

Proverbios 10:2: Los TESOROS de maldad no serán de provecho; Mas la justicia libra de muerte.

¿Por qué no se anima a acumular tesoros en el cielo y no en la tierra? El sabio hace elecciones con sabiduría, pero los necios insisten en su loca terquedad.

LA ENSEÑANZA BÁSICA DE LA PARÁBOLA DEL TESORO ESCONDIDO

tesoro«Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró. (44-46).

La interpretación tradicional de esta parábola es que cuando oímos el mensaje del reino, deberíamos estar tan llenos de alegría o de gozo a tal punto de que quisiéramos dejar todo lo demás a fin de obtener la salvación. Es decir, somos capaces de renunciar a nuestras riquezas mundanas para adquirir las riquezas eternas que representa el reino de los cielos.

Pues bien, ¿cuántos de mis amigos y detractores que visitan este blog, y que se precian de cristianos convertidos, sienten esta pasión por el reino venidero de Cristo, y sienten verdadero gozo o felicidad de haber abrigado esta esperanza de salvación y vida eterna?¿Cuántos están dispuestos a dejarlo todo por el reino de Cristo?¿y cuántos hoy están buscando y pidiendo por su venida y por su establecimiento en esta tierra que no da para más? ¡He aquí la cuestión central!

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“No Atesoren Ustedes Tesoros en la Tierra”

 

 

 Filibusteros que acumulan tesoros en la tierra

 

Cpd. Apologista

 

 

Jesús dijo en Lucas 9:23, 24, “Si alguno quiere venir en pos mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz diariamente, y sígame.” Sí, las Escrituras declaran que “si sufrimos, también reinaremos con él…” (2 Timoteo 2:12). Como Cristianos debemos cambiar nuestras esperanzas y amores de esta vida terrenal y sus riquezas por una esperanza celestial de vida eterna. Este gran privilegio y recompensa nos costará algo; de hecho, esto nos costará a todos nosotros nuestros bienes terrenales y hasta  la vida misma.

 

Y, aunque no estamos obligados a ser pobres, la ambición principal en la vida Cristiana es acumular tesoros en el cielo. Jesús reprendió, “No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y el herrín corroen, y donde los ladrones entran y roban: sino guardaos para ustedes tesoros en el cielo … porque donde está su tesoro, allí está su corazón también …” (Mateo 6:19-21)

 

Además, Jesús dijo a sus discípulos, “Verdaderamente os digo, que un hombre rico difícilmente entrará en el reino de los cielos.” (Mateo 19:23) Los ricos a menudo están satisfechos por la tierra y encuentran difícil dejar su riqueza terrenal. La trampa de la riqueza es que nunca puede haber bastante. No hay un contentamiento o saturación en el corazón y en el deseo cuando se trata de dinero. Se desea siempre más y más. Así, usar la oración como un medio para pedir ganancias mundanas es pedir mal, salvo que sea para el pan de cada día, o para cumplir con las deudas con terceros. “Vosotros pedís y no recibís, porque pedís con motivos incorrectos, de modo que vosotros podáis gastarlo para vuestros placeres.” (Santiago 4:3 NAS). En vez de tales cosas, deberíamos pedir dones espirituales como sabiduría, paz, paciencia y el Espíritu santo. Santiago 1:5; Lucas 11:13

 

Jesús dijo, “cualquiera que haya dejado casas … o tierras, por causa de mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.” (Mateo 19:29). Aquí Jesús claramente declara que a fin de ganar la recompensa celestial, debemos dejar todo. Jesús no quiso decir que deberíamos vender literalmente todo que poseemos, pero que querríamos de buena gana sacrificar tesoros terrenales, ambiciones, y reputación si la providencia de Dios nos ordena, de  modo que Él pudiera ser glorificado en nuestras vidas.

 

Debemos preguntarnos: ¿estamos listos a sacrificar nuestro tiempo personal para servir al Señor? ¿Estamos listos a cambiar nuestros objetivos en la vida para satisfacer mejor el servicio del Señor? ¿Estamos dispuestos a ponernos de pie por la justicia aun si esto significa la pérdida de amistades? Si contestamos sí, y nos encontramos deleitándonos haciendo puramente lo bueno con el propósito de agradar a Dios, entonces estamos desarrollando en la semejanza de Dios—volviéndonos Sus agentes en la distribución de las generosidades celestiales que Él ha asegurado para todos que andan de acuerdo con Él. 

 

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