UNA DISTORSIÓN CON RESPECTO A LA CENA DEL SEÑOR

    Muchos creyentes piensan que la última cena que Jesús y los apóstoles comieron era la Pascua y panes sin levadura; pero este no fue el caso. Debido a este error hoy en día utilizan el pan sin levadura durante la Comunión, la Cena del Señor. En Mateo 27:15; Marcos 15:6; Lucas 23, 14-17 y Juan 18: 39 podemos ver que después de la última cena, estando Jesús ante Pilato, los Judios llegaron a pedir al gobernador romano hacer lo que siempre había hecho durante la Fiesta de la Pascua, liberar a un prisionero. Este es un indicio claro de que después de la última cena, la Pascua se encontraba todavía en el futuro. Por lo tanto, Jesús y sus apóstoles aún no habían comido el cordero, ni el pan sin levadura.

    «Ahora, en esa fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, el que quisiesen.» (Mateo 27:15)

    «Ahora, en esa fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidiesen.» (Marcos 15: 6)

    «Les dijo:. Vosotros habéis traído a este hombre a mí, que desvía al pueblo: y he aquí, yo, que lo examinó antes, no he hallado culpa alguna en este hombre de aquéllas cosas de que os lo acusan No, ni sin embargo, Herodes; porque os remití a él;… y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre me Así que le castigaré y liberar lo Para tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta » (Lc 23: 14-17)

    «Pero vosotros tenéis la costumbre de que os suelte uno en la Pascua; queréis, pues, que os suelte al Rey de los Judios?» (Jn 18:39)

    Mateo, Marcos, Lucas y Juan fueron testimoniaron en los cuatro pasajes mencionados, que la última cena había tenido lugar, pero la Pascua aún no había ocurrido.

    Jesucristo fue crucificado el mismo día en que el cordero de Pascua iba a ser sacrificado, en la medida en que él era el verdadero Cordero Pascual, del cual el pequeño cordero era sólo un símbolo, como nos dice San Pablo en Primera de Corintios 5: 7.

    «Limpiad pues la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois. Porque ni aun Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado.» (I Cor 5: 7)

    Pablo dice claramente que Cristo es nuestra Pascua, es decir, el que estuvo representada por la muerte del cordero, que iba a ser sacrificado por la tarde antes de la noche en la que el cordero pascual y el pan sin levadura eran para ser comidos.

    Para entender mejor si Cristo y los apóstoles comieron pan común o sin levadura, es necesario ir al Antiguo Testamento, para darse cuenta de cómo se llevó a cabo el rito de la Pascua. Allí podemos aprender cuándo el cordero debía ser asesinado, cuándo su carne se debía comer, y cuándo el pan sin levadura comenzó a ser comido.

    El cordero pascual fue asesinado durante la tarde del día 14; pero la carne del cordero y el pan sin levadura se comían la noche siguiente a la tarde, cuando se sacrificaba el cordero, cuando para los hebreos ya era el día 15. Tenemos que recordar que los hebreos comenzaron sus días en la puesta del sol (sol abajo).

    Si durante la Pascua el pan sin levadura era comido la noche siguiente por la tarde, cuando fue asesinado el cordero, entonces sin lugar a dudas, el pan que Jesús y los apóstoles comieron durante la última cena, no era pan sin levadura, sino pan normal, porque Cristo, el verdadero Cordero de la Pascua no había sido aún sacrificado, ni el pequeño cordero de la pascua.

    «Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y toda la asamblea de la congregación de Israel lo inmolará en la noche Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en. el dintel de las casas en que lo comerá Y comerán la carne esa misma noche, asada al fuego, y panes sin levadura;. y con hierbas amargas lo comerán «. (Éxodo 12: 6-8)

    Puesto que el cordero de sacrificio o el cordero de la Pascua representaba el sacrificio de Cristo, es evidente que Jesús tuvo que morir ese mismo día y la hora en la que, debido a la ley ritual, el cordero de Pascua tuvo que ser sacrificado. Efectivamente, así fue, Jesús murió por la tarde antes de la noche en la que la Pascua se comía. Recuerde que los Hebreos comenzaron sus días con el sol abajo (puesta de sol). Esa tarde fue posterior a la noche en la que comieron la última cena, pero anterior a la noche en que se comía el cordero. Podemos confirmar esto leyendo Juan 13: 1-2; 18:28; 19:14; 19:31 y 19:42.

    «Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Y cuando cenaban, el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase … «(Jn 13, 1-2)

    Como acabamos de leer, la última cena se terminó antes de que la fiesta de la Pascua hubiese llegado. Si leemos Jn 18, 28 verá que cuando el Señor fue llevado a la sala de juicio, que tuvo lugar después de la última cena, los Judios no querían entrar en la sala del juicio, para evitar la contaminación, para que pudieran comer la Pascua. Por lo tanto, la Pascua no había llegado todavía. Esto confirma una vez más, que la última cena no era la Pascua.

    «Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era de mañana, y ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse, y así poder comer la pascua.» (Jn 18:28)

    También en Juan 19:24 vemos que cuando Jesús estaba siendo juzgado por Pilato y los sacerdotes, la Pascua no se había comido todavía.

«Y era la víspera de la Pascua, y como la hora sexta; él dijo a los Judios: He aquí vuestro Rey!» (Jn 19:14)

    Un poco más adelante, en Juan 19:31, nos enteramos de que incluso después de la crucifixión y muerte del Señor, no habían comido la Pascua todavía, porque todavía era la víspera de la fiesta.

    » Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo[a] (pues aquel día de reposo[b] era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebrasen las piernas, y fuesen quitados de allí. «. (Jn 19, 31)

    De nuevo, en Juan 19:42, cuando iban a enterrar el Señor, vemos que era la víspera de la Pascua.

    «Allí, pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús» (Jn 19:42).

    Hasta ahora hemos demostrado que Jesucristo no comió la última Pascua, porque murió la tarde anterior. Murió el mismo día en que el cordero pascual había que matarlo. Vayamos ahora al origen del rito de la Pascua, con el fin de aprender cuándo fue asesinado el cordero, y cuándo el pan sin levadura comenzó a ser comido. En el versículo siguiente vamos a demostrar que el pan sin levadura comenzó la noche del día 15, que siguió a la tarde del día 14, en el que murió el cordero. (Esta fue la misma tarde en que Jesús fue asesinado.)

    «Y comerán la carne esa misma noche, asada al fuego, y panes sin levadura: con hierbas amargas lo comerán.» (Éxodo 12: 8)

    En Levítico 23: 6 vemos de manera clara y específica que el pan sin levadura comenzó el día 15 y no el día 14. Lo mismo se dice en Números 28: 16-17.

    «Y el día quince del mismo mes es la fiesta de los panes sin levadura a Jehová: siete días comeréis panes sin levadura.» (Lev 23: 6)

    «Y en el día catorce del primer mes es la Pascua del Señor, y en los quince días de este mes es la fiesta; Por siete días pueden comer pan sin levadura.» (Números 28: 16-17)

    Jesucristo es el verdadero Cordero Pascual, es por eso que su sacrificio en la cruz coincidió con el sacrificio del cordero que iba a ser asado y comido la noche siguiente. Si el pan sin levadura era comido después de que el cordero fuera asado, y si Jesús comió la última cena con sus apóstoles antes de ser crucificado, es obvio que el pan utilizado en la última cena tenía que ser el pan común, no el pan sin levadura. Por lo tanto, en nuestra celebración de la Cena del Señor, debemos utilizar el pan común, pan de trigo entero, preferiblemente, que es la que se utiliza en ese momento.

    El siguiente pasaje hace que sea evidente que Jesús ya estaba muerto, cuando la Pascua no había llegado todavía.

«Y he aquí, había un hombre llamado José, un consejero, y él era un hombre bueno y justo, y lo mismo no había consentido en el consejo y los hechos de ellos, de Arimatea, ciudad de los Judios; que también esperaba el reino de Dios. Este hombre fue a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. Y él lo tomó, lo envolvió en una sábana, y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, el cual aún no se había puesto. Y ese día fue la preparación, y para comenzar el sábado». (Lucas 23: 50-54)

    Como vemos, en ambos pasajes, ahora en Lucas y antes en Juan, se dice que la Pascua no había tenido lugar en el momento del juicio, la crucifixión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Así es evidente que la última cena que tuvieron la noche anterior, no era seguramente la Pascua. Ese año, Jesús no comió la Pascua, fue crucificado por la tarde antes de ella. Era simplemente lógico que esto era lo que sucedió, porque Jesucristo fue la verdadera Pascua, de la cual el cordero era sólo un símbolo. Esto viene con la idea de que Jesús tuvo que morir la misma tarde que mataron el cordero de Pascua; por lo tanto, no podía estar vivo cuando en ese año el cordero asado fue comido.

    En Juan 13: 27-29, vemos que en la mitad de la última cena, cuando Jesús dijo a Judas Iscariote: «. Lo que vas a hacer, hazlo pronto», los apóstoles pensaron que lo que Jesús le estaba pidiendo a Judas fue que comprara lo necesario para la Pascua. En consecuencia, la Pascua no había llegado aún.

    . «Y después del bocado, Satanás entró en él Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo pronto Ahora no estaban a la mesa entendió por qué, dijo también esta a él Para algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa.. , que Jesús le decía: Compra lo que tenemos necesidad para la fiesta: ó, que diese algo a los pobres «. (Jn 13: 27-29)

    En resumen, se utilizó pan con levadura en la última cena, es decir pan común, y el vino tinto. Ese fue el rito de la Cena del Señor, que Jesucristo estableció para todos los cristianos. Es por eso que los cristianos deben usar en nuestra cena del Señor pan común y vino tinto.

Satanás ha logrado distorsionar la Cena del Señor entre casi todas las religiones cristianas. Algunos dan a sus feligreses una oblea, pero sólo los sacerdotes beben el vino. A otros no les dan a sus seguidores ni el pan ni el vino tinto, estos elementos son tomados solamente por algunos miembros «especiales» que según su religión pertenecen a los 144.000 ungidos. Y otros dan incorrectamente a los asistentes el pan sin levadura, no dándoles vino tinto, sino que en su lugar un poco de zumo de uva o refresco de color Rojo. Algunos otros utilizan correctamente el vino tinto, pero usan pan sin levadura. Aquellos que usan en la Cena del Señor el pan regular más el vino tinto son muy pocos.

    Como es evidente, Satanás ha logrado distorsionar el verdadero rito de la Cena del Señor, en la casi totalidad de los cristianos, sin ser notado por ellos.

http://www.bibleserralta.com/LordsSupper.html

¿PROHÍBE LA BIBLIA TOMAR VINO?

Hay una larga cola de personas que están ansiosas por demostrar que el vino en la era del Nuevo Testamento no contenía alcohol, y que sólo era jugo de uva. Por lo tanto, Jesús no convertió el agua en vino en Caná, ni sirvió vino en la Última Cena.

Sin embargo: ¿cómo es posible que el vino (oinos / οἰνος) no contenga alcohol si se trata de un producto de la fermentación (Marcos 2:22) y, si se usa en exceso, provoca la embriaguez (Efesios 5:18; también Prov. 20:1, que en la Septuaginta utiliza la palabra oinos), mientras que al mismo tiempo oinos no contiene alcohol? De hecho, los griegos tenían una palabra para el jugo de uva sin fermentar, o «mosto» – era Trux / τρυξ.

Los diáconos y las viudas no deben ser dados al vino (1 Timoteo 3:8, Tito 2:3), y ese es el vino con alcohol, no jugo de uva. No prohíbe beber vino, sólo su abuso.

De hecho, los consejos prácticos de Pablo a Timoteo «un poco de vino (de nuevo, oinos)» (1 Timoteo 5:23) sólo tiene sentido si el vino contiene alcohol: las enfermedades del estómago de Timoteo se debían por beber agua contaminada, que el alcohol en el vino mataría. Del mismo modo, el buen samaritano trató las heridas abiertas con vino y aceite, ya que el alcohol es un desinfectante natural.

Si Jesús y sus discípulos celebraron la Pascua, entonces se bebía vino, y punto (Mateo 26:27).

Los que aman la Palabra de Dios deben mostrar un cuidado extraordinario, para no decir nada más ni nada menos de lo que dice.

 http://justinofnablus.com/2012/05/29/is-wine-forbidden-in-the-bible/

EL VINO—HISTORIA DE ESTA BEBIDA ÚTIL

Por Israel Gonzáles

La historia registrada de la elaboración del vino tiene más de cuatro mil trescientos años, y el relato más antiguo nos dice que Noé plantó una viña después del Diluvio e hizo vino de sus uvas. (Gén. 9:20, 21) Desde los tiempos más tempranos esta bebida se ha usado a la hora de las comidas. (Gén. 27:25; Ecl. 9:7) El vino, el pan y otros alimentos a menudo se mencionan juntos. (1 Sam. 16:20; Cant. de Cant. 5:1; Isa. 22:13; 55:1) Melquisedec puso “pan y vino” delante de Abrahán. (Gén. 14:18-20) Jesús bebió vino con sus comidas cuando estaba disponible.—Mat. 11:19; Luc. 7:34.

El vino constituía una parte muy importante de las celebraciones especiales… banquetes (Est. 1:7; 5:6; 7:2, 7, 8; Dan. 5:1, 2, 4), banquetes de bodas (Juan 2:3, 9, 10; 4:46), y otras festividades. (1 Cró. 12:39, 40; Job 1:13, 18) Las proveedurías reales estaban abastecidas de vinos (1 Cró. 27:27; 2 Cró. 11:11); el rey Salomón tenía su “casa del vino” (Cant. de Cant. 2:4); era la bebida que acostumbraban tener reyes y gobernadores. (Neh. 2:1; 5:15, 18; Dan. 1:5, 8, 16) Los viajeros lo incluían a menudo en sus provisiones para el viaje.—Jos. 9:4, 13; Jue. 19:19.

Esta es una bebida que se puede guardar por años, que hasta mejora en calidad con los años, haciéndose más suave, más doncel. En realidad, es la única bebida que mejora después de ser embotellada. Por esta razón, y debido a su uso extenso, el vino llegó a ser un artículo de comercio (Neh. 13:15), y el “vino de Helbón” (preferido por los reyes de Persia) y el “vino del Líbano” fueron particularmente famosos.—Eze. 27:18; Ose. 14:7.

Salomón usó vino como medio de paga por materiales que se usaron en la construcción del templo. (2 Cró. 2:8-10, 15) Se consideraba un excelente regalo para los superiores de uno (1 Sam. 25:18; 2 Sam. 16:1, 2), y se incluía en la contribución del décimo que se daba para sostener a los sacerdotes y levitas. (Deu. 18:3, 4; 2 Cró. 31:4, 5; Neh. 10:37, 39; 13:5, 12) Adecuadamente, el vino estaba entre las cosas selectas que se le ofrecían a Jehová cuando se le hacían sacrificios en adoración. (Éxo. 29:38, 40; Lev. 23:13; Núm. 15:5, 7, 10; 28:14; 1 Sam. 1:24; 10:3; Ose. 9:4) Sin embargo, al ofrecerlo no se imitaba la adoración pagana de Dionisos (Baco) y el derrame de libaciones a otros dioses.—Deu. 32:37, 38; Isa. 57:6; 65:11; Jer. 7:18; 19:13.

El vino al principio no era parte de la cena de la Pascua, sino que se agregó después, quizás después que los israelitas regresaron del destierro en Babilonia. Por lo tanto estaba en la mesa cuando Jesús celebró por última vez la Pascua con los doce apóstoles, y a él le fue conveniente usarlo al instituir el memorial de su muerte. La roja “sangre de uvas” fue una representación adecuada de la propia sangre de sacrificio de Jesús derramada a favor de la humanidad. En aquella ocasión Jesús se refirió al vino como “este producto de la vid,” y dado que esto era posiblemente siete meses después de la cosecha de las uvas, no puede haber duda de que era zumo fermentado de la vid.—Gén. 49:11; Mat. 26:18, 27-29.

Como informó el médico Lucas, el vino tenía cierto valor medicinal como antiséptico y desinfectante ligero. (Luc. 10:34) De modo que ésta es una bebida que tiene valor medicinal y también sabor agradable. La Biblia lo recomienda como remedio curativo en casos de ciertos trastornos intestinales ocasionados por beber agua mala. Se observaba que la gente que bebía vino no padecía de enfermedades asociadas con el agua contaminada. Por consiguiente, Pablo aconsejó a Timoteo: “Ya no bebas agua, sino usa un poco de vino a causa de tu estómago y de tus frecuentes casos de enfermedad.” (1 Tim. 5:23) El hecho de que éste fue consejo médico sano lo apoya esto que escribió el Dr. Salvatore P. Lucia, profesor de medicina de la Escuela de Medicina de la Universidad de California:

“El vino es la más antigua bebida dietética y el más importante agente medicinal en uso continuo a través de la historia de la humanidad. . . . En realidad, pocas otras sustancias disponibles al hombre se han recomendado tan extensamente por sus facultades curativas como los vinos.”

Respecto a su eficacia para combatir diversos males intestinales esta misma autoridad dice:

“El vino se usa extensamente en el tratamiento de las enfermedades del sistema digestivo. Se ha descubierto que es particularmente provechoso en la anorexia, la hipoclorhidria sin gastritis y la dispepsia hiposténica. La insuficiencia hepática secundaria responde favorablemente al vino blanco de mesa seco no adulterado. El contenido de tanino y las propiedades antisépticas ligeras del vino lo hacen valioso en el tratamiento del cólico intestinal, la colitis mucosa, el estreñimiento espasmódico, la diarrea y muchas enfermedades infecciosas del sistema gastrointestinal.”—Wine as Food and Medicine, págs. 5, 58.

Por lo antedicho es evidente que el vino realmente es uno de los dones maravillosos que están incluidos entre las otras bendiciones terrestres de Jehová para la humanidad. El vino “regocija a Dios y a hombres”; “regocija el corazón del hombre mortal”; pone el corazón en “humor alegre.” (Jue. 9:13; Sal. 104:15; Est. 1:10; 2 Sam. 13:28; Ecl. 2:3; 10:19; Zac. 10:7) Por consiguiente, Daniel cuando estuvo de duelo no bebió vino. (Dan. 10:2, 3) Un abastecimiento abundante de vino, simbolizado por la “vid” en la expresión que se repite tan a menudo ‘sentados bajo su propia vid y su propia higuera,’ denota prosperidad y seguridad bajo la administración justa de Jehová. (1 Rey. 4:25; 2 Rey. 18:31; Isa. 36:16; Miq. 4:4; Zac. 3:10) El vino también se incluye en las ‘bendiciones de la restauración’ prometidas por Jehová. (Joel 3:18; Amós 9:13, 14; Zac. 9:17) Sin embargo, dichas bendiciones dependen de la fidelidad a Jehová y de la obediencia estricta a sus requisitos justos. La desobediencia significa lo contrario: calamidad y desolación con poco o ningún vino.—Deu. 28:39; Isa. 24:7-11; Amós 5:11; Miq. 6:15; Sof. 1:13; Ageo 1:11.

GUÁRDESE DE LA BORRACHERA

La moderación en todo es un principio bíblico. Ni siquiera la miel está exceptuada… en moderación es buena; el comer demasiado de ella es perjudicial. (Pro. 25:27) Lo mismo aplica a los dones de Jehová de vino y otras bebidas alcohólicas. Estos también tienen que usarse como él lo manda. El beber en demasía y el desatender los principios bíblicos al usar estas provisiones trae la desaprobación de Jehová y lleva a libertinaje y muerte. La Biblia se expresa muy enfáticamente sobre este asunto, tanto en sus preceptos como en sus ejemplos.—Pro. 23:29-31.

El vino y el uso apropiado de él no se censuran, pero la Biblia prohíbe la borrachera y condena la falta de gobierno de uno mismo. “¡Ay de los que están levantándose muy de mañana para buscar solo licor embriagante, que van quedándose hasta tarde en la oscuridad nocturna de modo que el vino mismo los inflama!” (Isa. 5:11) “¿Quién tiene el ¡ay!? ¿Quién tiene desasosiego? ¿Quién tiene contiendas? ¿Quién tiene preocupación? ¿Quién tiene heridas sin causa? ¿Quién tiene deslustre de ojos? Los que se quedan largo tiempo con el vino, los que entran en busca de vino mezclado.” (Pro. 23:29, 30) “No llegues a estar entre los que beben vino en exceso,” pues un exceso de alcohol causa “pobreza,” “adormecimiento,” ‘quita el buen motivo,’ causa “furia,” hace que uno ‘holgazanee,’ o que cause ‘alboroto.’—Pro. 23:20, 21; Ose. 4:11; 7:5, 14; Zac. 9:15.

Aunque cantidades moderadas de vino son provechosas como alimento y medicina, cantidades excesivas producen una condición de borrachera en la que uno queda vencido y pierde el control de la mente y el cuerpo. (Sal. 60:3; 78:65; Jer. 23:9; Joel 1:5) Los excesos, escribió el sabio, son ‘justamente como mordida de serpiente, justamente como veneno de víbora,’ y causan cirrosis del hígado y delírium tremens mental, aun hasta el grado de matar al borracho. (Pro. 23:32) La persona que le tiene un amor insaciable al vino de seguro también viene a parar en pobreza, pues no puede trabajar, al no ser confiable.—Pro. 21:17.

La Biblia también nos provee ejemplos que nos advierten contra el uso incorrecto del vino y otras bebidas alcohólicas. Parece que Noé inadvertidamente se embriagó, lo cual a su vez llevó a que tuvieran lugar graves actos indecorosos. (Gén. 9:20-27) Habiéndosele emborrachado con vino, Lot no supo, cuando ello aconteció, que había engendrado los hijos de sus dos hijas. (Gén. 19:32-38) De los “borrachos de Efraín” se dice que “se han extraviado en su ver, han trastabillado en cuanto a decisión.” (Isa. 28:1, 7) Nabal fue un ejemplo de un borrachín que ‘no servía para nada’ con poco o nada de gobierno de sí mismo.—1 Sam. 25:25, 36.

El borracho se inclina a ser alborotador, desenfrenado, ruidoso y ridículo en sus acciones. (Sal. 107:27; Pro. 20:1; Isa. 19:14) “Porque basta el tiempo que ha pasado,” escribe el apóstol Pedro a los cristianos, “para que ustedes hayan obrado la voluntad de las naciones cuando procedían en hechos de conducta relajada, lujurias, excesos con vino, diversiones estrepitosas, partidas de beber.” (1 Ped. 4:3) “No anden emborrachándose con vino, en lo cual hay disolución,” es el mandato. (Efe. 5:18)

Contrario a las opiniones erróneas de algunos, los licores alcohólicos no son estimulantes para la mente, sino que en realidad son sedantes y deprimentes del sistema nervioso central. “Den ustedes licor embriagante al que está a punto de perecer y vino a los que están amargados de alma,” no como un estimulante de la mente para hacerlos más conscientes de su dolor, sino más bien, para que olviden sus dificultades. (Pro. 31:6, 7) La antigua costumbre de dar a los criminales vino con narcótico para embotar el dolor de la ejecución quizás explique por qué los soldados romanos le ofrecieron vino con narcótico a Jesús cuando lo iban a fijar en el madero.—Mar. 15:23.

Debido a que las bebidas alcohólicas son deprimentes Jehová les prohibió a los sacerdotes y levitas tomarlas, cuando estuvieran en servicio en el tabernáculo o templo, aun en pequeñas cantidades, bajo pena de muerte. (Lev. 10:9; Eze. 44:21) Cuando no estaban en servicio podían beber con moderación. (1 Cró. 9:29) También era disposición reglamentaria divina que los nazareos que estaban bajo voto no bebieran alcohol. (Núm. 6:2-4, 13-20; Amós 2:12) Debido a que Sansón habría de ser nazareo desde que naciera, a su madre ni siquiera se le permitió beber vino o licor durante su preñez. (Jue. 13:4, 5, 7, 14) Cuando desempeñan su cargo, “no es para los reyes beber vino ni para los funcionarios encumbrados decir: ‘¿Dónde hay licor embriagante?’” para que no ‘se olviden de lo que está decretado y perviertan la causa de cualquiera de los hijos de la aflicción.’ (Pro. 31:4, 5)

¿HAY QUE ABSTENERSE POR COMPLETO?

Sí, a veces. Se dice que el alcoholismo es una enfermedad en la que la víctima siente un constante apremio por tomar bebidas alcohólicas y que éste es más fuerte que su fuerza de voluntad para desistir de ello. Las personas que son afectadas así deben abstenerse por completo para que el impulso a los excesos no las venza. Hay otros casos en que el beber alcohol, aun en cantidades pequeñas, es desacertado y perjudicial para la salud de uno. También hay ocasiones en que uno debe abstenerse de beber licores embriagantes para no ser causa de tropiezo para otros, por amor y consideración a la conciencia de otros, como declaró el apóstol Pablo (Rom. 14:21) Recuerde, las “expresiones de cariño son mejores que el vino.” (Cant. de Cant. 1:2, 4; 4:10) Después de todo, las bebidas alcohólicas no son una necesidad. Durante cuarenta años los israelitas no bebieron vino ni bebida espirituosa. (Deu. 29:5, 6) Después de haberse abstenido de beber vino durante casi 300 años los recabitas fueron elogiados por su fidelidad. (Jer. 35:2-19) La abstinencia mientras llevaron la vida de nazareos no restó de la salud y fuerza ya fuera del hombre fuerte Sansón ni del robusto Juan el Bautista.—Núm. 6:1-4; Jue. 16:17; Mat. 11:18; Luc. 1:15; 7:33.

De modo que si a usted le es mejor abstenerse, enhorabuena. Pero si usted puede disfrutar de este don bueno procedente de Jehová, hágalo en ocasiones y lugares apropiados y de acuerdo con las leyes divinas de moderación.

Israel González

TOMANDO LA CENA INDIGNAMENTE

Estudio Biblico 1 Corintios 11:27-34

Tomando la cena indignamente

Por Carlos Mario Vergara

 ¿Qué significa tomar la cena indignamente? Probablemente si eres un estudioso serio de la escritura te hagas esta interrogante, quizás también hayas escuchado muchas interpretaciones con respecto a este punto generando más dudas y sientas tu espíritu intranquilo en cuanto a lo que se enseña de manera común, puede tambien que el modo de interpretación de este punto de la escritura no te haya satisfecho. Suele sucederme que al inquirir e indagar sobre algunos temas biblicos me encuentre con demasiadas inconsistencias, esto es muy común por el sencillo hecho de la práctica y observancia de las comunidades cristianas a las que pertenecen mis hermanos, pastores y amigos consultados.

Pero como amante de la escritura trataré de hayar soportes biblicos que no compromentan la observancia de este sacramento que junto con el bautismo unifican al cuerpo de Cristo (Observancia del autor), entendiendo de antemano que el mismo no es esencial en materia de salvación. Quisiera pues compartir con todos los interesados en este tema, unos cuantos aportes que nos pueden ayudar a obtener más luz, en cuanto a lo que significa tomar la cena indignamente.

Me hago consciente de que la siguiente interpretación no expresa el pensamiento general cristiano evangelico, pero mi conciencia apela a la plena coherencia de la palabra de Dios para no dar explicaciones amañadas y que no hagan justicia al texto en cuestión.

“De manera que cualquiera que comiere de este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor”.                                                               

“Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.”

                                               1Corintios 11:27,29

Notemos que si se toma la cena de manera indigna, habrá inculpación del cuerpo y la sangre del Señor. Además la indignidad radica alli mismo, en no discernir (Comprender-entender-juzgar-aclarar-apreciar-distinguir) el cuerpo del Señor.

Son demasiados los creyentes, que por enseñanza de sus congregaciones, o apreciaciones propias, llegan a la conclusión de que, tomar la cena indignamente, no es otra cosa que hacerlo en estado de pecado. Ya sea que se autoinculpen por una conducta pecaminosa y se sientan indignos de participar de las especies que tipifican el cuerpo molido y la sangre del Señor, o sus temores sean infundados al temer un juicio por no sentirsen plenamente aptos para participar de este sacramento.

Pareciera que la palabra indignamente recayese en sus malos actos, pensamientos y conductas, haciendoles pensar que al tener intranquilidad en sus conciencias de las conductas pecaminosas hechas, les convierten en indignos para participar de la mesa del Señor.

Lo que primero debemos comprender es que la indignidad no esta en pecar, sino en no discernir. El juicio que se come y bebe para sí, no viene por una conducta inmoral o por el pecado que se nos ocurra, sino que este juicio viene cuando no se discierne el cuerpo.

Sí el juicio o consecuencia viniese por un pecado o falta moral, entonces donde quedaria el juicio que llevo el Señor Jesucristo sobre la cruz llevado a cabo en nuestro favor, juicio que tomó en nuestro lugar para redención, para hacernos justos ante Él, otorgandonos vivir en plena justicia quitando de en medio (Entre Dios y los hombres) el pecado Ver Efesios 1:7   2 Corintios 5:21   1 Pedro 2:24   Hebreos 9:26

El apóstol Pablo no estaba escribiendo a personas naturales sin discernimiento espiritual confinadas al pecado, le escribia a la iglesia, a personas cuyo asunto pecaminoso habia sido yá saldado en la cruz de Cristo. Y aunque tengamos que reconocer que la iglesia de Corinto tenia notables deficiencias de conducta, es la misma a la que se le dice que está firme por la fe, la misma a la que se le dice que las consecuencias son en la carne, jamás en el espíritu Ver 1Corintios 3:1-3   2Corintios 1:24   1Corintios 5:5

No se trata de creer  que una falta moral, o un acto pecaminoso o de inperfección presente, tiene poder de privarnos de la mesa del Señor o la cena. El peligro está en creer que si no hemos hecho meritos para participar del pan y la copa simbolo del cuerpo y la sangre del Señor, entonces somos indignos, lo cual podría entenderce entonces que participar de las especies de la cena requieren un merito, mi bondad, y no es nuestra bondad (Mi buen comportar) la que nos hace merecedores del cuerpo y la sangre de nuestro Salvador, sino su bondad, que aún siendo nosotros inmerecedores ofrendó, dió su carne (Cuerpo) y su sangre a favor de quien cree Ver Juan 6:51   Efesios 1:7   Hebreos 10:19-20

La autora Nancy Mairs expresa lo siguiente “No participo de la cena porque sea una buena cristiana, santa, piadosa y acicalada. Ceno porque soy una mala  cristiana, repleta de dudas, de ansiedad y de ira; a punto de desmayarme por una fuerte hipoglicemia del alma” Tomado de Gracia Divina vs Condena Humana de Philip Yancey de editorial Vida

Sería ilógico pretender que se requiera un comportamiento inmaculado, o intachabilidad, buen testimonio o todas estas cosas, como requerimiento para tener acceso a la participación de la cena del Señor. La tradición  ha sido tan miope que demanda todas estas cosas, fijandose en lo externo y visible de estas, sin entender verdaderamente las motivaciones internas; ¿ acaso no era la misma religión judia en tiempos de Jesús la que se mostraba externamente santa, pero por dentro era similar a la corrupción de la muerte? Ver Mateo 23:27

Entendamos amados hermanos, que no somos pecadores por pecar, sino que pecamos porque somos pecadores, en nuestro ser convergen dos naturalezas, una que se opone a Dios y otra que halla deleite en Dios. El mismo apóstol Pablo nos ofrece esperanza al compartirnos esto, un hombre de Dios escogido y apartado para un gran ministerio, predestinado, llamado, justificado y sin embargo consciente y lúcido de su humanidad, y fue este mismo Pablo el que no se sintio menos amado ni indigno por luchar con su naturaleza de pecado, sino dando reconocimiento a nuestro Salvador por darle la victoria plena sobre esta, no deteniendose a contemplar la imperfección de su carne, sino el gozo por la justificación de su espíritu.

En palabras del autor Max Lucado: “El problema no es que no podamos hacer lo bueno ¡ lo hacemos ¡ el problema es que no podemos dejar de hacer  lo malo”Tomado de En manos de la Gracia de editorial Caribe Betania

El dramaturgo ruso Iván turgienev afirma lo siguiente: “No sé como es el corazón de un hombre malo, pero si sé como es el corazón de un hombre bueno, y es terrible” Tomado de Capturados por la Gracia de David Jeremiah de editorial Unilit.

Ver Romanos 7:21-25   Romanos 8:30   Romanos 8:10   1Corintios 15:50   2Corintios 5:16

Entendiendo esto, que  la indignidad de cenar no es estar en pecado, sino en no discernir el cuerpo, qué es entonces no hacerlo.

¿Qué significa la expresión sin discernir el Cuerpo?

Si decimos que el Cuerpo es el trozo de pan y la sangre el vino que recibimos en la ceremonia, servicio o culto, estaríamos afirmando lo expuesto por el catolicismo romano, que afirma que las especies (Pan y vino) son literalmente el cuerpo y la sangre del Señor(Transubstanciación) argumento que los protestantes no compartimos, solo por el hecho de que lo que hacemos al participar de la cena, es conmemorar, en memoria de Él, su sacrificio expiatorio a favor de nuestro pecados Ver Lucas 22:19-20

Comprendiendo esto entenderemos entonces que discernir, comprender, entender o distinguir el cuerpo no es tratar de darle un significado mistico a una hogaza de pan o a un caliz con vino, sino que es un profundo llamado a entender el verdadero propósito de tal acto de gracia sublime y sus implicaciones , es decir, no tratar de interpretar esto como algo de mi para con Dios, sino de Dios para conmigo, no es una competencia moral para lograr tal premio, sino que es un reposar pleno en su obra perfecta, haciendo memoria y recordando la entrega de Cristo por su iglesia. La cena no será un rito vacio, si entendemos la magnitud del sacrificio de nuestro Señor en amor extremo por su iglesia.

Discernir su cuerpo, no es otra cosa que discernir su iglesia, apreciarla, distinguirla, conocerla, al punto como es conocida por el propio Jesucristo. Cuerpo en el lenguaje neotestamentario es iglesia, mi compromiso con Cristo es no llamar a la iglesia como Él no la llama, en cambio llamarla como el la llama, y aunque no se vea como tal, llamar lo que no es como si fuese, no es conciderarla imperfecta, incompleta e impura, como podré pues yo en mi necedad llamar al cuerpo de Cristo impuro e imperfecto. Da lástima entender que algunos ignorantes obreros no hacen otra cosa que recalcar imperfección en la pura iglesia y sus mensajes llevan explicitamente la intención de tratar de evitar que su feligresia peque, tratando de motivar santificación en la carne por actos conductas o una expresión que ya se ha vuelto carta del legalismo “Cuidar el buen testimonio” es decir ¿de verdad estamos tan empeñados en que todo sea tan externo y superfluo, que pretendamos basar la espiritualidad en cosechas buscadas en la carne en vez de el regocijo por lo que somos en el espiritu?

-Escogidos en Él, sin mancha y santos   Ver Efesios 1:4

-Predestinado, llamado, justificado y glorificado   Ver Romanos 8:30

-Somos la virgen pura de Cristo   Ver 2 Corintios 11:2

-Gloriosa, no arrugada por la obra de Él mismo   Ver Efesios 5:27

-Perfectos para siempre y santificado   Ver Hebreos 10:14

La iglesia compuesta por todos los creyentes de toda lengua, tribu y nación, escogida por  Dios según su previo conocimiento para ser redimida, debe ser discernida y distinguida, como precisamente su esposo la ve a pesar de su imperfección presente, el cuerpo de Cristo es un cuerpo compuesto de muchos miembros, el cual no está dividido en más y menos pecadores, sino que todos habiendo sido igualmente transgresores, hemos venido a ser igualmente justos y santos.

Y esa iglesia a la que el Señor la llama con todas estas virtudes, también se le llama cuerpo, por ello en la cena debemos conciderarnos lo que Dios mismo nos concidera, su iglesia (Su cuerpo). Yno ser juzgados por juzgarnos unos a otros tratando de ver quién la puede comer y quién no la puede comer   Ver   Mateo 7:1  1 Corintios 11:31-32   Romanos 2:1 

La iglesia como cuerpo: “Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.” Efesios 5:29-30 

“Siendo uno solo el pan,nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo…” 1 Corintios 10:17

“Vosotros,  pues,  sois el cuerpo de Cristo…” 1 Corintios 12:27

“…y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel todo lo llena en todo” Efesios 1:22b-23

Conclusión: Dejar de cenar por  creer que un pecado me lo impide, no es discernir adecuadamente el cuerpo al cual pertenezco, pues de tratarse de estar sin pecado para hacerlo entonces ninguno podría hacerlo, el apóstol Juan dice que si digo que no tengo pecado me engaño a mi mismo, y si digo que no hago pecado le digo a Dios mentiroso, el asunto es que tengo pecado (Naturaleza carnal) y hago pecado, pero no soy visto por Cristo como tal, discernir el cuerpo es alegrarnos en la congregación de los justos como lo dice David y dar gracias al Señor por la gracia de su sacrificio para con su iglesia y cuerpo.

Todos los textos son tomados de la versión Reina Valera 1960

Sobre el autor: Carlos Mario Vergara es graduado en ciencias religiosas del ABS, y también del Blaze Outreach International, colabora en capacitación y enseñanza biblica en la comunidad cristiana bautista el redil en Pereira Colombia, es casado con Lorena y tiene 3 hijos, Ana Maria, Samuel y David.