COLOMBIA SUFRE LA PEOR TEMPORADA DE LLUVIAS

Una persona camina por las calles inundadas  del departamento de Sucre, en el norte de Colombia, afectado desde hace cinco meses por las fuertes precipitaciones.  | FOTO: EFE

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Una persona camina por las calles inundadas del departamento de Sucre, en el norte de Colombia, afectado desde hace cinco meses por las fuertes precipitaciones.

El saldo es de 136 muertos y 1,3 millones de afectados. En Bogotá se declaró la alerta amarilla.

EFE
SUCRE/BOGOTÁ

Al menos 136 muertos, 1,3 millones de afectados, pueblos  inundados y una alerta amarilla en Bogotá es el último balance oficial de la peor temporada de lluvias en Colombia, en las tres últimas décadas.

Tras más de 48 horas de intensas precipitaciones, el alcalde de Bogotá, Samuel Moreno, decretó, la noche del miércoles, la alerta amarilla  al activar 20 comités locales de emergencia y reforzar la vigilancia en los 84 puntos considerados críticos.

Y es que desde noviembre de 1973 la capital colombiana no registraba unas lluvias tan intensas como las de los últimos días, las cuales está previsto que prosigan hasta finales de diciembre, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam).

Así, mientras el río Bogotá alcanzaba el martes los 195 centímetros, el máximo registrado en los últimos 30 años,  la Dirección de Gestión de Riesgo hacía una llamada a los habitantes de las zonas ribereñas ante una eventual crecida que podría llevar a serias inundaciones.

Las lluvias torrenciales que registra Colombia desde inicios del 2010, como consecuencia del fenómeno meteorológico de La Niña (enfriamiento de las aguas del océano Pacífico), han dejado  136 muertos y 1,3 millones de afectados. De acuerdo con  la Cruz Roja Colombiana (CRC), las lluvias han anegado pueblos enteros y provocado deslizamientos y emergencias en 552 de los 1.100 municipios del país. También han destruido 1.700 viviendas, causado daños a otras 200.000 y han acabado con más de 120.000 hectáreas de cultivos.

Una de las regiones más afectadas es la conocida como la “mojana sucreña”, en el norteño departamento de Sucre, donde sus   250.000 habitantes viven en medio de una inundación.

Gilma Martínez, una anciana de 65 años,  enferma de los riñones, es una de las afectadas: vive sobre unas tablas que la separan del agua que mantiene inundada desde hace cinco meses su humilde casa junto al cementerio de Sucre, un pintoresco poblado ubicado entre los ríos Magdalena, Cauca y San Jorge, rodeado por caños y ciénagas. Esta zona está literalmente inundada y sus habitantes sobreviven con los pocos enseres que les quedan, ya que la mayoría han sido corroídos por la humedad.

En este pueblo no hay un milímetro de tierra seca, sólo se está a salvo del agua en los segundos pisos de las viviendas o bien en las casas de los menos pobres que han levantado un muro de contención.

El párroco de Sucre, Eduardo Arce, quien celebra la eucaristía en un comedor comunitario donde adecuó en una parte seca un improvisado altar, manifestó  que solo les queda organizarse y viajar hasta Bogotá para pedir una audiencia con el presidente Juan Manuel Santos para que les ayuden a salir de esa situación tan dramática.

Al igual que el casco urbano de Sucre, su parte rural también está anegada, en una región donde sus habitantes se dedican a la agricultura y la ganadería.

Muchos lugareños están enfermos de diarrea y fiebre tifoidea, y tan sólo cuentan con un hospital de primer nivel que también está inundado. Ello opinan que  la llegada de las fuertes  precipitaciones a Bogotá, la capital colombiana, han puesto en alerta un problema que viene sufriendo el país desde hace meses y que en las últimas semanas se ha agravado.

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