Editor William M. Wachtel
Invito a mis lectores a que me hagan sus comentarios y preguntas. Así nos ayudamos, los unos a los otros, a crecer en Cristo y a entender mejor la enseñanza bíblica y la voluntad de Dios. ¡Favor de orar por mí y por este proyecto del Mensajero!
Favor de hacer copias de Mensajero y repartirlas entre los que no puedan recibir Mensajero por Internet.
Uno de los temas más importantes de la Biblia es el Reino de Dios. Especialmente en la enseñanza del Señor Jesucristo se encuentra este tema en los libros de Mateo, Marcos, y Lucas. Si uno quiere entender bien el mensaje del Señor, es preciso que se aplique al estudio del tema del Reino de Dios. Casi todas las parábolas de Cristo tratan de este tema, y uno puede asegurarse de esto simplemente por una lectura de sus palabras.
Lo extraño, pues, es que pocos se dedican al tema del Reino, o si se dedican no lo entienden bien. Podemos averiguar que es así cuando leemos u oímos las explicaciones del Reino que parecen ser populares, pero que no están de acuerdo con el testimonio consecuente de todas las Escrituras. Es necesario que se examine la Biblia entera para saber la verdad acerca del Reino. ¡No es legítimo sacar dos o tres versículos que mencionen el Reino y basarse en una interpretación de ellos!
Si consideramos la palabra misma «Reino» es claro que trata de una forma de gobierno. Lo interesante e importante es que la Biblia contiene mucho acerca del gobierno del pueblo de Dios, es decir, de Israel. Cuando Moisés recibió la Ley de Dios, el Señor le reveló que Israel sería «un especial tesoro sobre todos los pueblos . . . un reino de sacerdotes, y gente santa» (Exodo 19:5,6). Toda la historia de la nación de Israel en el Antiguo Testamento demuestra que Dios había establecido en Israel un gobierno terrenal, con leyes, reyes, jueces, y otros gobernantes–en fin, todo lo necesario para una nación en la tierra y su gobernación.
(para continuarse en la próxima edición)
Cuando uno llega a entender el evangelio del Reino de Dios y lo acepta de todo corazón, a tal persona le llega la responsabilidad de vivir de acuerdo con ese glorioso mensaje. La voluntad de Dios, según lo que da a entender Santiago, es que nuestro modo de vivir demuestre un buen ejemplo del amor de Cristo, quien se sacrificó por el bien de todos (1 Pedro 2:24). Si nos llamamos «cristianos,» entonces ¿cómo debemos vivir? (2 Pedro 3:11,14)
Debe estar conectado para enviar un comentario.