EL REINO DE DIOS EN EL EJEMPLO DEL HOMBRE FUERTE

ladrones%201El Hombre Fuerte (Mateo 12:29; Marcos 3:27; Lucas 11:21-22)

Mateo 12:29

¿29 o cómo puede alguien entrar en la casa del hombre fuerte y llevarse su propiedad, a menos que él primero ate al hombre fuerte? Y luego él pillará su casa.

 Marcos 3:27

27 Pero nadie puede entrar en la casa del hombre fuerte y pillar su propiedad a menos que él primero ate al hombre fuerte, y luego él pillará su casa.

Lucas 11:21-22

21 Cuando un hombre fuerte, totalmente armado, guarda su propia casa, sus posesiones están tranquilas. 22 Pero cuando alguien más fuerte que él lo ataca y lo domina, él se lleva de él toda su armadura en la cual él había confiado y distribuye su pillaje.

En el contexto de la autodefensa de Jesús contra la acusación de que él expulsa a demonios por el poder de Beelzebub, uno encuentra un refrán sobre el saqueo del hombre fuerte. Hay dos versiones diferentes de la misma tradición, completamente distinta el uno al otro: Marcos 3:27 = Mateo 12:29; Lucas 11:21-22. (Mateo parece dar la preferencia a la versión Marcana, es decir, asumiendo que él tenía acceso a la versión representada por Lucas.) Ambas versiones, sin embargo, hacen el mismo punto: a fin de pillar la casa de un hombre fuerte hay que ser más fuerte que lo que él es; sólo entonces puede uno llevarse sus bienes. Jesús, por supuesto, habla metafóricamente: el hombre fuerte es Satanás y la casa es su reino o esfera de influencia. Jesús afirma que aquí ha venido el que es más fuerte que Satanás y está en proceso de pillar su reino; esta es una referencia oblicua a sí mismo. El reino o el reinado del Satanás, en otras palabras, está en proceso de ser sustituido por el Reino de Dios. La prueba de esto es el poder de Jesús sobre demonios.

 

2 comentarios sobre “EL REINO DE DIOS EN EL EJEMPLO DEL HOMBRE FUERTE

  1. Entiendo que la parábola se refiere al establecimiento del reino de Dios por el más fuerte (Jesús) y el despojo de lo que Satanás poseía, que le había hurtado a Adán, en el huerto de Edén. Ahora comprendo que aquí no se debe torcer la escritura para atar demonios o para liberar al hombre de la opresión del maligno, pues se refiere a otra cosa distinta.

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