Por Ingº Alfonso Orellana
El rebelde no busca sino el mal, Y mensajero cruel será enviado contra él. – Prob. 17:11
¡Rebelión! El sonido mismo de esta palabra puede traer a la mente cualidades negativas tales como el orgullo, la desobediencia, la arrogancia, violencia, agresión, etc. Remontándonos a Génesis, tenemos la caída del ángel que llego a ser Satanás. Adán y Eva se rebelaron y vino el pecado al mundo. Más tarde Coré y otros se rebelaron contra Moisés. El hijo del Rey David, Absalón, se rebeló contra su padre.
Son muchos los ejemplos de los resultados desastrosos que ha traído la rebelión y quizás por eso, generalmente, la asociemos con lo malo. La Biblia misma habla de lo incorrecto de la rebelión y con buena razón. ¿Pero, será posible hallar algún valor positivo en esta cualidad?
Si hacemos memoria, podemos también darnos cuenta que no todas las rebeliones han sido el fruto de cualidades negativas sembradas en corazones inicuos. Tome, por ejemplo, la Reforma Protestante. Si Martín Lutero se hubiera sometido mansamente al papado y suprimido sus sentimientos ‘rebeldes’, la reforma se habría, por lo menos, demorado en llegar. Si el monje Católico Casiodoro de Reina no se rebela y a riesgo de su vida traduce la Biblia al español, el mundo hispano parlante no habría tenido una traducción tan trascendental de la Palabra de Dios a su disposición. Si las colonias americanas no se hubieran rebelado, los Estados Unidos de América no existirían. Si los esclavos africanos a bordo del barco «La Amistad» no se sublevan, nunca habrían adquirido su libertad.
Las organizaciones humanas, por regla general, son enemigas acérrimas de la ‘rebelión’. Dado al hecho de que su propia supervivencia llega a ser su mayor preocupación, la rebelión, en cualquiera de sus formas, tiene que ser suprimida ya sea por legislación o por la fuerza. Cuando estas armas no funcionan o son poco efectivas, apelan a la “lealtad”, cualidad (virtud) que contrastan con la “baja moral” de la rebelión. Las organizaciones religiosas son especialmente hábiles en el uso de este recurso.
La Palabra de Dios se puede usar como un instrumento de bendición, pero también, en las manos de aquellos que aman el poder y el control sobre otros, puede llegar a ser un instrumento de opresión y maltrato espiritual, mental y físico.
Lo triste es que muchos de estos últimos ni siquiera se dan cuenta del efecto dañino que están teniendo en otros. Están tan ensimismados en sus agendas que los miembros de sus rebaños caen a su lado exhaustos del cansancio y enfermedad espiritual y ellos ni siquiera se percatan. Otros saben lo que están haciendo y todavía disfrutan de la gloria que proviene de tener “la sartén por el mango” al abusar de su autoridad, la cual excusan detrás de un “llamado” que convenientemente solo ellos escucharon.
El daño causado por estas dos clases de individuos es el mismo. Conozco los resultados de manera personal. He visto a personas inteligentes sufrir depresión, al punto de considerar el suicidio como una alternativa para escapar la montaña de culpabilidad que ha sido acumulada sobre ellas. También conozco de personas que en efecto se han suicidado. Otras, más afortunadas, han buscado ayuda profesional y aun otras han “escapado” más o menos ilesos.
El hablar en el nombre de Dios es cosa seria. Por eso cuando tenemos el privilegio de hablar de la Palabra, debemos medir y pesar toda expresión que sale de nuestra boca de tal forma que nuestras opiniones o interpretaciones vayan acompañadas de un paréntesis en el cual el oyente más humilde sepa, sin lugar a dudas, que lo expresado no es la Palabra de Dios sino un punto de vista privado.
Un ejemplo sobresaliente del día moderno es la Watchtower Bible and Tract Society. Ésta altamente organizada institución no tolera la más pequeña divergencia de opinión y mucho menos interpretaciones privadas de la Biblia y las doctrinas peculiares que ellos han desarrollado son equiparadas a la legítima Palabra de Dios. Ellos aseguran tener un conocimiento exclusivo de la verdad Bíblica y ser el único “canal” de comunicación que Dios usa en este tiempo. (Vea La Atalaya 1/4/86). Al principio de los años ochenta del pasado siglo, hubo una ola de disensión entre sus adeptos, especialmente en el área de N.Y. y en ella estuvieron envueltos miembros prominentes de las oficinas centrales, incluyendo a un miembro del mismísimo cuerpo gobernante, Raymond Franz.
El asunto fue manejado con mano de hierro y la maquinaria inquisitiva se movió con la destreza de la GESTAPO nazi. Esta rebelión sacudió los mismos cimientos de la organización. Expulsiones o excomunicaciones abundaron. Cartas fueron enviadas a las congregaciones y artículos escritos en las revistas desacreditaban a los ‘rebeldes’ tildándolos de ‘mal agradecidos’, ‘desleales’ y “apostatas”. Entonces, durante el verano de 1981 el arma secreta, “la lealtad”, fue usada como el tema de las Asambleas de Distrito por todo el mundo como un método idóneo de adoctrinar en masa. Lo efectivo de la “lealtad”, tal como el nacionalismo, es que se puede demandar sin necesariamente presentar explicaciones, pues ambas pueden apelar a los sentimientos y emociones sin que el intelecto y la razón entren en el cuadro.
Lo que sigue, son porciones del resumen que presento la revista la Atalaya del material contenido en la asamblea mencionada arriba. Noten especialmente las porciones que he señalado en negritas e itálicas.
*** w82 1/3 9-14 «Lealtad al Reino»… ¿qué significa para usted? ***
¿Qué es lealtad?
La palabra “lealtad” se traduce del nombre hebreo hhesedh. Este se refiere a una bondad que se adhiere amorosamente a un objeto y nunca se aparta hasta que el propósito que tiene que ver con ese objeto se realiza. Esta es la maravillosa cualidad que Dios siempre expresa para con sus propósitos y a sus siervos. Sobre todas las cosas, Jehová es leal a la soberanía que él legítima y propiamente ejerce. Ha llegado el tiempo para que la soberanía de Dios se exprese respecto a esta Tierra mediante el reino mesiánico colocado en las manos del Hijo de Dios, Jesucristo, y de los 144.000 gobernantes y sacerdotes que se asocian con él en los cielos. Este reino es algo a lo cual Jehová está especialmente adherido y lo cual él nunca abandona hasta ‘que todas las naciones vengan y adoren delante de él.’—Revelación 15:4.
No extraña, pues, el que la lealtad de Jehová esté especialmente dirigida hacia todos los que intensa y sinceramente siguen orando: “Venga tu reino.” (Mateo 6:10) Este fue el campo de la lealtad cristiana que recibió atención particular en las asambleas. ¿Puede usted verse como súbdito del reino de Dios? ¿un súbdito leal? ¿Uno que siempre se adherirá a Jehová, a su Hijo y a otros súbditos y proclamadores leales del Reino? (Mateo 22:37; 1 Pedro 4:8) Si ése es su pensar y sentir, si eso es lo que usted está resuelto a hacer, entonces ha captado el espíritu y el significado del término Lealtad al Reino. Puede alegrarle el saber que ‘con alguien leal, Jehová actuará en lealtad.’—2 Samuel 22:26.
Puesto que usted ahora es súbdito de un gobierno cuya existencia es muy real, el reino de Dios, entonces usted debe estar presto a someterse lealmente a todas las leyes y los principios de ese gobierno celestial y ser obediente a ellos. Estas leyes y principios se nos dan en la Palabra de Dios, la Biblia. Aplican a todo aspecto de la vida cristiana: dentro del círculo de la familia, en la actividad personal de predicar como ministro de las buenas nuevas del reino de Dios, dentro de la congregación cristiana y en la actitud general de uno para con el arreglo teocrático mundial que Jehová ahora está utilizando en esta Tierra. ¿Es usted superintendente? Entonces siga el ejemplo de Jesús. El dio de sí mismo en un proceder de autosacrificio. El hacer la obra de Jehová era lo principal en su vida. Su celo también se demostró en su amor a lo bueno y su odio a lo malo.—1 Pedro 2:21; Hebreos 1:9. ¿Qué actitud despliega usted para con las instrucciones procedentes del “esclavo fiel y discreto”? La lealtad debería moverlo a estar ‘listo para obedecer.’ (Santiago 3:17) Siempre trate de captar el espíritu de la información publicada por la clase del “esclavo.” Entonces comunique esto a la congregación. Los hermanos necesitan su ejemplo de lealtad a medida que usted coopera con los demás miembros del cuerpo de ancianos de la congregación. Necesitan su apoyo en el ministerio y en todos los arreglos de la congregación. Su lealtad será recompensada, tan de seguro como lo fue la de David. (Salmo 18:1-3, 25) Ustedes los superintendentes tendrán una conciencia limpia, paz mental y una congregación vigorosa y unida en la lealtad. … En vez de pasar adelante con nuestras propias ideas y métodos, sometámonos de buena gana al arreglo teocrático, reconociendo el conducto mediante el cual Jehová dirige a su pueblo.
Jehová guarda a sus leales
El primer rey de Israel, Saúl, se hizo desobediente. . . no esperó en Jehová, sino que obró a su manera. De modo que Jehová ungió a David por rey, pero dejó a Saúl en el trono. (1 Samuel 13:914; 15:13-23; 16:11-23) Saúl envidió a David y trató de matarlo.
¿Pudiera haber resistido la lealtad de usted a Jehová bajo condiciones tan difíciles? ¿Habría esperado usted en Jehová, o habría tratado de corregir los asuntos a su manera?
“Saúl procuró clavar a David a la pared con la lanza, pero él se escabulló de delante de Saúl, de modo que él dio con la lanza en la pared.”—1 Samuel 19:10.
Con 3.000 hombres, Saúl fue en busca de David. Saúl mismo entró en una cueva donde David y sus hombres estaban escondidos. Alguien instó a David a matar a Saúl, pero David dijo: “Es inconcebible, de parte mía, desde el punto de vista de Jehová, que yo haga esta cosa a . . . el ungido de Jehová.”—1 Samuel 24:4, 6.
Saúl murió en batalla contra los filisteos. Después “los ancianos de Israel . . . ungieron a David por rey sobre Israel.”—2 Samuel 5:1-3.
David fue un modelo de lealtad a su Dios, Jehová. Nunca se adelantó a Él para hacer las cosas a su manera. Jehová lo llamo “varón agradable a mi corazón, que hará todas las cosas que yo deseo.”—Hechos 13:22.
¿Dirá Jehová lo mismo de usted? ¿Esperará usted siempre hasta que él actúa? ¿Se mantendrá usted leal a Jehová, a los ungidos que él ha aprobado, a Su organización teocrática y a los arreglos de ésta? Si hace eso, entonces Jehová lo recompensará como recompensó a David.
En esto los hijos de Israel habían concordado: “Todo cuanto ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo.” Éxodo 19:1-5, 81 Sin embargo, comenzaron a murmurar contra Moisés y a quejarse de él en el campamento. Coré, Datán y Abiram tomaron la delantera en aquello. Ejercieron influencia en otros y en poco tiempo muchas personas estuvieron en franca oposición a Jehová.
¿Cómo hubiera reaccionado usted ante tal habla rebelde? ¿Hubiera permanecido firme su fe en Moisés, el siervo de Jehová, como permaneció la de Josué y Caleb?
Jehová mandó que Aarón, Coré y otras 250 personas ofrecieran incienso. Fuego bajó del cielo y consumió a los rebeldes. Además, Jehová hizo que la tierra se tragara a Datán, Abiram, sus casas y la casa de Coré. ( Números 16:32 ) Así El resolvió la cuestión de nombramiento teocrático.
La rebelión pudiera comenzar con algo pequeño. . . el criticar decisiones de los ancianos o alguna provisión del “esclavo fiel y discreto.” Pero esto pudiera llevar a oposición franca. Judas advierte: “Ay de ellos, porque . . . han perecido en el habla rebelde de Coré.” Es mucho mejor seguir este consejo adicional de Judas: “Pero ustedes, amados, . . . manténganse en el amor de Dios.”—Judas 11, 20, 21.
Todo esto se presenta como algo cabalmente apoyado por las escrituras y aplicados a ellos mismos. Es muy difícil ver la diferencia entre la parte negativa de la rebelión y la parte positiva porque toda la argumentación va enfocada en no dejar ni una pizca de posibilidad para el lado saludable de cuestionar la autoridad eclesiástica auto-instituida. El cuestionar la Organización es sinónimo de cuestionar a Dios. Cualquier argumento válido contra el establecimiento se desvanecerá ante la “lealtad” incondicional.
Este artículo de la revista la Atalaya pudiera ser utilizado por cualquier entidad religiosa cristiana con simplemente cambiar los nombres y otros detalles misceláneos. El argumento es el mismo. “Nosotros (la institución) somos los guardianes del cristianismo puro, por lo tanto, obedezcan sin protestar (rebelarse)”, en efecto esto es lo que dicen todos.
En apoyo de esto, lea lo que dice una publicación procedente del mundo evangélico:
Dios gobierna a su pueblo delegando autoridad. Toda autoridad legítima viene de Dios (véase Ro 13). Desconfiar de quienes Dios ha entregado el liderazgo es desconfiar del Señor. Dios nos llama a mantener una actitud receptiva frente a los líderes legítimos y nos advierte que hablemos de ellos comedidamente. «No hagas objeto de murmuración al liderazgo espiritual. De esa manera te rebelas contra el Señor[…] Escucha a aquellos que Dios envía para hablarnos y guiamos. No te rebeles contra ellos. Rechazar a los enviados de Dios es rechazarlo a Él».1
El problema reside en determinar quién es un líder ‘legítimo’ de Dios. Lamentablemente la gran mayoría de adeptos aceptan la afirmación de su o sus lideres sin preguntarse; ¿será o no será? La minoría, pensante, tiene dos alternativas; o se quedan callados ante las cosas que su conciencia les dice que están mal o se rebelan. Es la corroboración de esta ‘legitimidad’ lo que ha conducido muchas veces a la rebeldía en el mundo religioso.
El acudir al relato de David y Saúl como apoyo a la idea de que no importa lo que pase debemos esperar que Dios enderece los asuntos y que nosotros debemos respetar la autoridad constituida es una cortina de humo para que no veamos la realidad. Con frecuencia se hace referencia a las palabras celebres de David:
“Es inconcebible, de parte mía, desde el punto de vista de Jehová, que yo haga esta cosa a . . . el ungido de Jehová.”—1 Samuel 24:4, 6.
Pregúntese, ¿cómo sabia David que Saúl era el ungido de Dios? ¿Fue acaso porque Saúl le aseguro a David que Dios le había hablado secretamente y lo había ungido? NO, David lo sabia porque Samuel, hombre de testimonio intachable e irrefutables credenciales de profeta y juez lo había ungido. Saúl no se nombró a si mismo. Por el contrario, se escondió cuando Samuel vino a ungirlo. (Esta acción de Saúl es para algunos una muestra de modestia. Para otros, la evasión de responsabilidad.) En el caso de David, él recordaba el incidente en la casa de su padre cuando Samuel mismo le ungió para ser Rey después de Saúl. Por eso es que David trató con Saúl como lo hizo. Por respeto a Dios, en conocimiento cabal de todos los hechos, David espero y no se adelantó. Si el asunto de la ‘unción’ hubiera sido simples alegaciones de Saúl, de seguro no habría vivido tantos años.
En los días del profeta Elías la situación de quien era el Dios verdadero se resolvió de una manera similar en la que el peso de la prueba se colocó, no sobre el siervo de Dios sino sobre Dios mismo. Elías no amenazó, intimidó o abusó de cualquier poder especial que poseyera para probar sus credenciales. De hecho, ningún ungido real hizo eso a través del registro Bíblico. Por el contrario, hombres de Dios mostraron lo que hoy día cualquier humano pudiera catalogar de rebeldía al cuestionar a Dios, exigir pruebas de cual era la dirección que debían seguir. Moisés, por ejemplo, se ‘rebelo’ cuando Dios lo envió a Egipto por, entre otras cosas, el temor de no poder probar o legitimar su comisión delante del pueblo y Faraón.
Éxodo 3:13, 4:1-6
13Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? 2 … 1Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová. 2Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. 3El le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella. 4Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano. 5Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. 3
El mismo hijo de Dios, Jesús, a pesar de ser el hombre más sabio que ha pisado la tierra y poseer la oratoria, carisma y autoridad de Dios, hizo milagros y proezas que demostraron sin lugar a dudas su Santa comisión. La prueba circunstancial, junto con su testimonio personal y de otros, debió ser suficiente para que cualquiera creyera que era el Mesías. Sin embargo, El opto por hacer muchas obras poderosas e hizo alusión a estas señales como su ‘tarjeta de identificación’, por decirlo así.
Mateo 11: 2-6
2Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos, 3para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro? 4Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. 5Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; 6y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí.4
Juan 2: 11, 6: 2
11Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.5 2Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos.6
Es probable que no haya existido cristiano más “rebelde” que el apóstol Pablo. Porque digo esto? Dejemos que el registro hable por sí mismo. Note especialmente las expresiones en negritas e itálicas.
Gálatas 2: 1-14
1Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito. 2Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles. 3Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse; 4y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud, 5a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros. 6Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron. 7Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión 8(pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), 9y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión. 10Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer.
11Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. 12Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. 13Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. 14Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?
Sin duda alguna, un rebelde… ¡pero con la verdad, la razón y Cristo mismo de su lado! Imagínese; Pedro, quien había estado con Jesús, se había puesto de pie y pronunciado el famoso discurso en Jerusalén que trajo a miles a los pies del Señor y que fue columna de la primera congregación. Mas tarde fue usado para traer los primeros gentiles a la salvación. Ahora aparece un ex-fariseo en la escena y tiene el “atrevimiento” de censurarlo en público. ¿Cómo hubiera reaccionado usted? ¿Cómo hubiera reaccionado yo?
Aquí, por supuesto, entran en juego muchos factores pero creo que la imagen que Pedro tenía de sí mismo correspondía con la humildad cristiana verdadera y reconoció su error.
Este mismo hombre, Pablo, de carácter fuerte, denuedo y arrojo también era poseedor de cualidades tiernas.
Filipenses 4:1
1Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.’
Podemos razonablemente concluir que Pablo poseía un balance apropiado el cual le permitió llevar a cabo la obra de Dios sin atropellar a nadie y al mismo tiempo evitar que otros sufrieran atropelló, su propia persona inclusive.
De hecho, los apóstoles de Cristo fueron censurados y amonestados por el Señor cuando cedieron a sentimientos de superioridad y elitismo.
Marcos 9:38-41
38Juan le respondió diciendo: Maestro, hemos visto a uno que en tu nombre echaba fuera demonios, pero él no nos sigue; y se lo prohibimos, porque no nos seguía. 39Pero Jesús dijo: No se lo prohibáis; porque ninguno hay que haga milagro en mi nombre, que luego pueda decir mal de mí. 40Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es. 41Y cualquiera que os diere un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.7
Por las razones arriba expuestas, no veo justificación alguna para que un hombre o institución humana tilde de rebelde a alguien que legítimamente exija prueba contundente e inequívoca de la presunta unción, nombramiento o llamamiento de Dios sobre una persona o grupo. Si Moisés no esperaba que el pueblo le creyera “por su linda cara”, como decimos vulgarmente, ¿cómo es que hombres que “no le llegan a los tobillos” a Moisés, pretenden que se les dé la honra, respeto y obediencia que se debe a un ungido de Dios? Si usted está convencido de que alguien es efectivamente un representante Divino, sígalo, pero no juzgue al que no lo hace por razones de conciencia. El poner fe ciega en hombres puede traer malas consecuencias. Compare con Jeremías 17:5-8
5Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. 6Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada.
7Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. 8Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.8
He conocido a hombres sabios y dedicados en el servicio de Dios. Muchos me han dicho que han oído la voz de Dios, visto ángeles y tenido experiencias sobrenaturales. Yo no me atrevo a dudar de su unción, pero al mismo tiempo siento que, mientras no me demuestren sus credenciales mas allá de toda duda, no estoy obligado a rendirle obediencia ni a creer todo lo que me dicen. Mi caudillo sigue siendo Cristo resucitado y glorificado. Él me compró con su sangre y sólo a Él rendiré cuentas.
Gálatas 5:13-14
13Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. 14Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.9
rebelión (l. rebellione)
1 f. Acción de rebelarse. 2 Efecto de rebelarse. 3 DER. Delito contra el orden público, penado por la ley ordinaria y por la militar.
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