LA PARÁBOLA DE LA DIEZ MINAS Y LA VENIDA FUTURA DEL REINO DE DIOS (LUCAS 19:11-27)

Por el Dr. Michael Vlach, Ph.D

La parábola de Jesús de las 10 Minas revela información importante sobre el programa de reino y es evidencia de que el reino de Cristo fue visto como siendo algo para el futuro, incluso a finales del ministerio terrenal de Jesús.

Lucas 19:11 dice:

Mientras ellos estaban escuchando estas cosas, Jesús se fue a contar una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios iba a aparecer de inmediato.

El público («ellos») fueron los que escucharon las palabras de Jesús sobre la salvación de Zaqueo, que incluía a ambos, la multitud y los discípulos de Jesús (Lucas 19:1-10). Varios puntos teológicos importantes cabe destacar de este versículo.

En primer lugar, Lucas nos dice que la parábola de Jesús fue ocasionada por la creencia de que «el reino de Dios iba a aparecer de inmediato.» Había una expectativa pesada de que Jesús pronto establecería el reino cuando se acercaba a Jerusalén. Esto ciertamente incluye la expectativa de la liberación de Israel de la opresión y la restauración de la nación.

En segundo lugar, no parece que Jesús o su audiencia vieran el reino de Dios como ya establecido o inaugurado. Jesús y sus discípulos habían antes anunciado que el reino estaba cerca (Mateo 4:17 y Mat. 10:5-7), pero Lucas 19:11 indica que Jesús y sus oyentes veían el reino como futuro de sus puntos de vista inmediatos. Esto apoya la opinión de que el reino estaba cerca, ya que era inminente, pero aún no se había inaugurado. No hay indicación en Lucas 19:11 de que el reino ya había llegado oficialmente.

En tercer lugar, el propósito de la parábola es para corregir la idea de que el reino sería establecido inmediatamente. No era para corregir la creencia de que el reino vendría a la tierra o que se refiere a la restauración de Israel. En otras palabras, la parábola es acerca de la temporización  del reino, no sobre su  naturaleza.

McClain está en lo cierto cuando dice que «la gente no se equivocó en la búsqueda de una verdadera aparición o manifestación del Reino Mesiánico, pero el error de los que necesitaban ser curados fue la suposición de que el reino podría venir de inmediato sin antes una salida y un regreso por parte del Rey «.[1]

Cambiando de tema, Lucas 19:12 dice: «Entonces [Jesús] dijo: ‘Un hombre noble se fue a un país lejano para recibir un reino para sí mismo y,  a continuación,  volver.'»

Los antecedentes históricos de esta parábola como McClain ha dicho, «ha sido, sin duda, extraído de los acontecimientos reales de la historia política de la época. Era un procedimiento normal de príncipes nativos viajar a Roma para recibir su derecho a gobernar «.[2] El caso de Herodes Arquelao, con el que los oyentes de Jesús habrían sido familiares, fue probablemente el incidente más en sus mentes. Arquelao fue proclamado líder por su padre Herodes el Grande y el ejército. Pero Arquelao no reclamó el derecho a gobernar hasta que recibió autorización oficial de César Augusto, en Roma. Se trataba de viajar por muchos meses. Durante este proceso, él fue rechazado por varios Judíos que lo siguieron a Roma para disputar su petición para gobernar sobre ellos. En el año 4 aC César Augusto concedió autoridad a Arquelao sobre Samaria, Judea e Idumea, para consternación de los oponentes de Arquelao.

El «noble» de Lucas 19:12 es claramente Jesús. Este «hombre noble» viaja a un «país lejano» para «recibir un reino», y luego volver a empezar su dominio sobre su reino. El noble no está reinando antes de que él viaje para recibir su reino. Viaja con el fin de que pueda recibir aprobación oficial para gobernar.

La razón por la que el reino de Dios no va a aparecer de inmediato es porque Jesús necesita recibir oficialmente su reino antes de que pueda comenzar. Para Jesús, este «país lejano» para ser el cielo, al cual él viajará a en su ascensión. Poco antes de su ascensión, después de su resurrección, Jesús dijo a sus discípulos: «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra» (Mateo 28:18). En el momento de su ascensión, Jesús recibe toda la autoridad, pero el ejercicio de esa autoridad espera para su segunda venida. Un reino implica tanto el derecho y el poder para gobernar junto con el ejercicio efectivo de dicho reinado.

Para hacer la comparación, Arquelao fue a Roma para recibir el reino de César, pero el ejercicio de su reinado no comenzó hasta que regresó a Judea cuando recompensó a sus siervos y se ocupó de sus enemigos que no querían que él gobernara. Del mismo modo, Jesús debe viajar al cielo para recibir el reino del Padre. Recibe el derecho a gobernar allí, pero el ejercicio de su reinado comienza a Su regreso.

Lucas 19:13-15 continúa la parábola:

Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: «Hagan negocio  con éstos  hasta que venga  de nuevo. «Pero sus ciudadanos lo odiaban, y enviaron tras él una embajada, diciendo:» No queremos que este hombre reine sobre nosotros. «Cuando regresó, después de recibir el reino, mandó llamar a los siervos, a los cuales les había dado el dinero, para que pudiera saber lo que habían con sus minas.

A los siervos que pertenecen al noble se les dio a cada uno una mina que es el equivalente a 100 días de trabajo. Ellos debían «hacer negocios» y tratar de obtener algún beneficio en nombre del noble. Estos siervos parecen representar siervos y creyentes en Cristo. Los cristianos deben usar sus dones y talentos para Jesús en este período entre la ida del Señor al Cielo y su segunda venida. Los «ciudadanos» que odian al noble parecen ser la mayoría de los Judíos que no quieren que Jesús reine sobre ellos.

Los versículos 16-26 discuten cómo tres de los funcionarios utilizaron sus minas. El primero tuvo su mina y lo convirtió en diez minas. El segundo hizo de su mina cinco minas. Pero el tercero no hizo nada con la mina. Él recibió una fuerte reprimenda y su mina le fue quitada y dada al que tiene diez. Los ciudadanos, sin embargo, que se oponían a él fueron muertos (v. 27).

También es significativo las posiciones de autoridad gobernante dados a los siervos fieles. Para el primer siervo que ganó diez minas, se le dio «autoridad sobre diez ciudades» (v. 17). Al segundo siervo le dio autoridad sobre cinco ciudades (v. 18). Cuando el noble comience a gobernar en su reino sus siervos fieles participarán en ese reino mediante la existencia de posiciones de autoridad.

El Servicio fiel ahora se traduce en posteriores posiciones de autoridad. Ni la nobleza ni los sirvientes estaban reinando mientras el noble viajaba al país lejano, pero ambos comenzaron a reinar con el regreso del hombre noble. Estas verdades se ajustan con otros pasajes en los que el reino de los santos coincide con el reinado del Mesías (ver Apocalipsis 2:26-27). En ninguna parte de la Escritura dice que los santos están reinando con Cristo ahora, pero lo harán en el futuro cuando él regrese.

Resumen de la parábola de las minas:

Ocasión:

La gente pensaba que el reino de Dios iba a ser establecido inmediatamente mientras Jesús se acercaba a Jerusalén.

Dato:

El reino no se establecerá hasta que Cristo regrese del cielo después de haber recibido la autoridad del Padre para establecer Su reino. Después de que Él venga y recompense a sus siervos abundantemente dará más a los que eran fieles y tomará distancia de aquellos que no le fueron fieles.

Aplicación práctica para los cristianos:

Los siervos de Cristo deben ser fieles con sus dones y talentos durante este período entre las dos venidas de Cristo. Cuando Jesús regrese y establezca su reino pagará a aquellos que han sido fieles y les concedará posiciones de autoridad como gobernantes. Las recompensas no serán iguales. A los más fieles le brindará mayores recompensas.

Aplicación Práctica para los no creyentes:

Los que se oponen a Jesús serán destruidos cuando Jesús regrese a su reino.

FUENTE:

http://theologicalstudies.org/blog/415-the-parable-of-the-minas-and-the-future-coming-of-the-kingdom-of-god-luke-1911-27

LO QUE LA WATCHTOWER NO DICE DE LA VENIDA FUTURA DE JESÚS

 

“La terrible situación que atraviesa el mundo demuestra, sin lugar a dudas, que el malvado sistema de Satanás está viviendo sus últimos días desde 1914. Los negros nubarrones del Armagedón no están muy lejos. Pronto vendrá el Hijo del hombre a ejecutar la sentencia de Jehová contra los pecadores (Pro. 2:21, 22). Estar al tanto de ese hecho debe influir en nosotros y en nuestras familias. ¿Está usted siguiendo el consejo de Jesús de mantener el ojo “sencillo”? (Mat. 6:22.)…seguro su familia se mantendrá lista para la llegada del Hijo del hombre (Luc. 12:40)”— La Atalaya del 15 de mayo 2011

En este texto diario de hoy Domingo 10 de Febrero del 2013, la Watchtower dice que los siervos de Jehová deben estar preparándose para la venida o llegada del Señor que traerá el juicio de los impíos. Sin embargo, lo que la WT no dice es que Cristo vendrá por segunda vez, no sólo para traer el juicio de Dios, sino también para sentarse en su trono davídico para comenzar su reinado de 1000 años desde Jerusalén (ver Mt. 25:31,34; Jer. 3:17, Sal 122:2-4; Mateo 5:33-35). Esto haría imposible la fecha de 1914 como el año de su entronización, puesto que sabemos que su regreso aún sigue siendo un evento futuro, una verdad irrefutable que afortunadamente ya es reconocida por “el esclavo” pero que le ha ocasionado inevitablemente serios problemas a su torcida e intrincada escatología.

LA WATCHTOWER ENGAÑA A SUS SEGUIDORES ESPECIALMENTE EN EL ASUNTO DEL AÑO 607 AC


La Sociedad WT publicó un libro en el 2010, titulado: Dios nos habla a través de Jeremias donde se hace mención a una arqueóloga de nombre Eilat Mazar que supuestamente halló en Jersusalén un par de sellos reales de la época del Rey Sedequias, rey de Israel, que correspondía al año 607AC. Pero resulta muy extraño ver en la página WEB de la Dra Eilat Mazar, cómo esos sellos hallados por ella se refieren a los años 586-587AC y no al 607AC como dice mentirosamente la sociedad WT en este libro engañoso como la fecha en que se estuvieron usando dichos sellos que corresponden con la época de la destrucción de Jerusalén y de su primer templo.

LA ENTRONIZACIÓN DE CRISTO NO ES EN EL CIELO SINO EN LA TIERRA A SU REGRESO

Los Testigos de Jehová sostienen que Jesús se fue al cielo para ser entronizado como rey, y que su reinado comenzó en 1914 DC. Pero esta enseñanza se encuentra con un obstáculo serio en las palabras del mismo Jesucristo, quien dijo: “Cuando el Hijo del Hombre, VENGA en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria” (Mateo 25:31). Por tanto es claro que Jesús tomará su trono de gloria sólo, y sólo cuando, él vuelva o regrese del cielo en gloria, evento que aún es una bendita esperanza para la iglesia.

Por otro lado, Jesús dijo en Mateo 24:29,30 que su regreso o vuelta ocurriría DESPUÉS de la gran tribulación, un terrible tiempo breve de prueba que  los Testigos de Jehová admiten que es aún para el futuro. Si éste es un evento aún incumplido, entonces Jesús no pudo, bajo ningún motivo, haber sido entronizado en 1914, y menos aún, haber empezado a reinar en ese año. 

SÓRPRENDASE: EL PROFETA DANIEL DESACREDITA EL SUPUESTO REINADO CELESTIAL DE CRISTO DESDE 1914 DC

Si los Testigos de Jehová se tomaran la molestia y el tiempo para examinar lo que dice Daniel sobre el reino de Cristo en el capítulo 7 de su libro, se quedarían boquiabiertos al comprobar que lo que enseña el esclavo de la Watchtower sobre el asunto no tiene ni pies ni cabeza.

Los invito a ver mi presente video para que se enteren sobre los detalles cruciales del reino de Dios que le fueron revelados a Daniel mismo, y que millones de Testigos de Jehova han omitido o pasado por alto de manera irresponsable… 

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DOS BARBARIDADES MÁS DEL ADVENTISMO DEL SÉPTIMO DÍA CON RESPECTO AL MILENIO

Una de las barbaridades del adventismo es que la iglesia remanente será trasladada al cielo cuando Cristo regrese, y la segunda es que durante el milenio la tierra quedará desolada, quedando solamente el diablo y sus ángeles para contemplar los resultados de su perverso proceder. Sin duda alguna los adventistas no creen en la restauración del reino davídico en la tierra, con Cristo a la cabeza y secudando por sus santos glorificados que reinan con él desde la antigua Jerusalén, la ciudad de David.

Pero los adventistas se encuentran con una serie de pasajes de la Biblia que los ponen en apuros y que contradicen su peculiar enseñanza del reino milenial, y de la «iglesia remanente» que partirá al cielo para reinar con Cristo por mil años.

SÓLO ENTRAN AL REINO DE DIOS LOS HIJOS DE DIOS, LOS “RENACIDOS POR AGUA Y ESPÍRITU”

 

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

LA BIBLIA DICE QUE SÓLO LOS CREYENTES ENTRAN EN EL REINO DE CRISTO, NO LOS SÚBDITOS:

1.- Entran los que soportan las tribulaciones y permanecen en la fe:

Hechos 14:22: confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones ENTREMOS en el reino de Dios

2.- Entran los que hacen la voluntad de Dios 

Mateo 7:21: No todo el que me dice: Señor, Señor, ENTRARÁ EN EL REINO DE LOS CIELOS, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 

3.- Entran los que nacen de nuevo de agua y Espíritu 

Juan 3:5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, NO PUEDE ENTRAR EN EL REINO DE DIOS. 

4.- Entran los que reciben el reino de Dios como niños 

Lucas 18:17: De cierto os digo, que el que no recibe el REINO DE DIOS como un niño, NO ENTRARÁ EN ÉL. 

5.- Entran al reino de Dios los que son dignos de él  

2 Tesalonicenses 1:5: Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del REINO DE DIOS, por el cual asimismo padecéis. 

Pues bien, las Escrituras también nos hablan de que Jesucristo reinará con sus santos sobre las naciones, y sobre aquellos sobrevivientes de las naciones que vinieron contra Jerusalén (Ver Zacarías 14:16-19; Sal. 47:3; Apo. 2:26,27; Daniel 7:22,27)). Todos estos serán los súbditos sobre los cuales reinarán los reyes y sacerdotes que entraran en el reino de Dios cuando Cristo vuelva por segunda vez. Estos súbditos no conversos entrarán bajo el dominio del reino de Dios, ya que como hemos visto, sólo los conversos entran en él y no los impíos. Estos súbditos de las naciones serán individuos incrédulos a quienes se les dará una oportunidad para aceptar a Cristo mientras dure su reinado con los santos. En otras palabras, los que entren al reino serán los reyes y sacerdotes, y su función será regir a los individuos no conversos de las naciones y enseñarles la palabra de Dios (Isaías 2:3; Miqueas 4:2).Al final del milenio, éstos serán probados para ver si son dignos de entrar en el reino como seres inmortales como los otros hijos de Dios (Apo. 20:3). Por estas razones  ningún converso de hoy será un súbdito del reino de Dios. 

Paradoja por resolver 

Si alguno dice que será súbdito del reino de Cristo, lo que está afirmando es que aún no es un cristiano converso. Sabiendo esto, ¿seguirán los Testigos de Jehová afirmando que la grande muchedumbre de salvos del siglo presente serán los súbditos del reino del mañana?

¡EL REINO Y EL REINADO DE CRISTO VIENEN SIMULTÁNEAMENTE!

Por Ingº Mario A Olcese

Juan Recibe una Visión

Apocalipsis 12:10 dice:

Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche”. 

Algunos maestros de la Palabra vienen sosteniendo que Cristo y Su Reino vinieron en el Primer siglo de la Era Cristiana, pero que Su reinado con poder sólo se cristalizará en la parusía o Segunda venida de Cristo, la cual aún sigue siendo futura. Sin embargo, lo que Cristo le revela a Juan a través de Su ángel es otra cosa muy diferente, según lo leemos en el pasaje de arriba escrito con letras azules. Es necesario leer este pasaje con atención, pues a Juan se le dijo que “ahora” (Es decir, en un determinado momento) ha venido EL PODER, LA AUTORIDAD Y EL REINO DE CRISTO. Esto está más claro que el agua cristalina, claridad que la puede percibir hasta un niño de 5 años. Si el Reino vino hace dos milenios, y el reinado (es decir, la autoridad y el poder que ejerce el rey en su reino) es aún futuro, entonces este texto tendría que ser declarado espurio o una interpolación mal intencionada.

Definitivamente a Juan no se le dijo que el Reino ya había venido y que la autoridad y el poder de éste serían aún futuros. Sólo en las mentes encaprichadas existe esa tesis del “paréntesis” entre el Reino y el reinado de Cristo.

El Reino bajo Cristo viene con Poder

Lo cierto es que Cristo no ha establecido su reino aún, porque si lo hubiera establecido, él debería haber mostrado Su poder y autoridad sobre las naciones. ¿Pero pueden las naciones estar ahora sometidas bajo la autoridad de Cristo? ¿Será nuestro Señor un Rey incompetente que no logra poner en orden el caos existente en los pueblos? Definitivamente hay algo que no funciona bien en la tesis de un reino presente sin autoridad y poder entre las naciones. Los Testigos de Jehová tienen ese problema con su tesis del año 1914. Y aunque ellos creen que el reino y reinado llegaron juntos, no saben explicar porqué Cristo no logra poner orden y autoridad en el caos existente. El amilenialismo, con su tesis de un reino eclesiástico, donde Cristo reina sobre su iglesia, tampoco satisface las demandas Escriturarias de un reinado Mesiánico sobre las naciones, trayendo la justicia y la paz mundiales. Definitivamente la iglesia tampoco es un reino que reina con autoridad y poder sobre las naciones.

Los Santos que reciben el Reino

En Daniel 7:27 leemos algo semejante a lo revelado a Juan, es decir, que los santos, los Cristianos, los verdaderos hijos de Abraham, recibirán en un momento dado el Reino y el reinado (dominio) a lado de Cristo. Este hecho coincide con lo revelado a Juan en Apocalipsis 12:10 claramente. Dice Daniel 7:27 así: “y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán”. En este pasaje daniélico vemos muy claramente que el Reino y el dominio de los santos aparecen simultáneamente. Daniel no dice que el Reino ya les fue dado a los santos, pero que el dominio de éstos sobre los pueblos será cumplido aún en un futuro indeterminado. No señor, el texto dice muy simplemente que a los santos se les da el reino y el dominio y la majestad de los reinos de manera simultánea. Aquí no hay ninguna declaración que nos haga suponer que el Reino y el reinado de los santos están separados por milenios de distancia.

¿Cristianos reinantes?

En 1 Corintios 4:8, 20 el Apóstol Pablo se mofó de algunos Cristianos de Corinto porque suponían que estaban en el mejor de los mundos, y que ya reinaban. Pero Pablo se mofa irónicamente de ellos y les dice: Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!”. ¿Y porqué Pablo se burló de ellos? La respuesta es simple. Para Pablo, el verdadero reino del Mesías no consistía en palabras, sino en poder o autoridad o dominio. En el verso 20 él les dice muy enfáticamente: Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en PODER. Es decir, para el apóstol Pablo, el reino va de la mano con el poder, y si no hay poder, no hay reino. Es por eso que él se mofaba de ellos, porque ¿qué poder tenían ellos sobre toda autoridad y dominio imperantes? ¿Acaso ellos podían deponer al Imperio Romano y establecerse como un nuevo reino sobre la tierra? De ningún modo, pues ya sabemos cómo la iglesia fue perseguida y diezmada por el Imperio pagano durante aproximadamente tres siglos después de la muerte de Cristo.

El Ejemplo de Nabucodonosor

En el sueño del rey babilónico se revela una imagen colosal de distintos metales (Daniel 2) y que representan a los distintos imperios que aparecerían hasta la llegada del Reino mundial de Cristo. La cabeza era de oro, y ésta representaba al imperio vigente que dominaba el mundo de entonces, el imperio Asirio-Babilónico. El profeta Daniel le revela a Nabucodonosor que la cabeza de oro era él. Estas son sus palabras: “Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Y donde quiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro” (Daniel 2:37,38). Observemos que este primer rey le fue dado su reino, su poder, su fuerza, y su majestad de manera simultánea. Nótese que Nabuconodosor no fue un rey que recibió un reino un día “X”, pero su poder y autoridad los recibió muchos años después. Más bien la Escritura nos dice que él recibió un reino y reinado con poder y autoridad de manera simultánea.  Ahora bien, si esto fue así con el primer Imperio o reino mundial, ¿no es lógico esperar que ocurra lo mismo con el último gran imperio o reino que se establecerá en la tierra? ¿No es lógico concluir que el Mesías recibirá de Dios el reino y el reinado con autoridad y poder sobre todo lo existente de manera simultánea?

Lucas 19 registra que Cristo ha ido al cielo para recibir un reino y volver (Lucas 19:11,12). Sin embargo, esto no quiere decir que nuestro Señor ya ha recibido el Reino y su reinado con poder, sino que está esperando que Dios se lo adjudique para luego volver inmediatamente a la tierra para ejercer su reinado…¡cuando sea el tiempo propicio para la restauración de todas las cosas! (Hechos 3:19-21, Lucas 19:15).

Una promesa por Cumplirse

La única posibilidad que tenemos para interpretar las palabras del ángel a Juan en Apocalipsis 12:10 es que esa visión tiene que ver con el fin de los tiempos, cuando Cristo, al volver, establezca su reino en la tierra, y deponga a los poderes temporales del mundo para traer la paz y la justicia perdurables con vara de hierro. En Mateo 25:31,34 Jesús declara que cuando venga (Su parusía) en gloria, ENTONCES, se sentará en su trono de gloria…y entonces los Cristianos fieles heredarán el Reino y el reinado (Apo. 20:4,5).

…………………….

KINGDOM STUDIES (ESTUDIOS SOBRE EL REINO)

Kingdom Studies

 

Entering and Reigning in the Kingdom — Our ONLY Focus (Part 2)
«What’s Involved In Entering?»
July 12, 2009

 

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Notes for «What’s Involved In Entering?»

Speaker is Iain MacMillan of The Grove Bible Fellowship.

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More Lessons from the series Entering and Reigning in the Kingdom–Our ONLY Focus

Introduction to Entering and Reigning in the Kingdom–Our ONLY Focus
Part 1: July 5, 2009 Watch Out Notes
Part 2: July 12, 2009 What’s Involved In Entering? Notes
Part 3: July 19, 2009 Inhibitors to the Kingdom (Part A) Notes
Part 4: July 26, 2009 Inhibitors to the Kingdom (Part B) Notes
Part 5: August 2, 2009 Inhibitors to the Kingdom (Part C) Notes
Part 6: August 9, 2009 What Is It To Be Saved? Notes
Part 7: August 16, 2009 It Is ALL By Grace Notes
Part 8: August 23, 2009 The Incomparable Gospel of Jesus Christ Notes
Part 9: August 30, 2009 Entering THE Rest Notes
Part 10: September 6, 2009 What Is Jesus Talking About? — The Parables Notes
Part 11: September 13, 2009 The Parables — Unlocked Notes
Part 12: September 20, 2009 The  Sower And THE SOILS Notes
Part 13: September 27, 2009 The Weeds Notes
Part 14: October 4, 2009 The Mustard Seed, The Yeast and The Net Notes
Part 15: October 11, 2009 The «Lost»?? Notes
Part 16: October 18, 2009 The Forgiving Father Notes
Part 17: October 25, 2009 The Banquet Parable Notes
Part 18: November 22, 2009 What Must We Do? The Process of Obtaining Age Lasting Life Notes
Part 19: November 29, 2009 What Does Romans 10:9-10 Actually Mean? (Part 1) Notes
Part 20: December 20, 2009 What Does Romans 10:9-10 Actually Mean? (Part 2) Notes
Part 21: December 27, 2009 What Does Romans 10:9-10 Actually Mean? (Part 3) Notes

Other message series by Iain MacMillan

¿FUÉ JUAN EL BAUTISTA EXCLUIDO DEL PODER DEL REINO VENIDERO SEGÚN MATEO 11:11?

 

LA VERDAD QUE MUCHOS AÚN NO LOGRAN COMPRENDER POR SU TERQUEDAD IRRACIONAL

En verdad les digo: Entre los nacidos de mujer no ha sido levantado uno mayor que Juan el Bautista; mas el que sea de los menores en el reino de los cielos es mayor que él.” (Mat. 11:11).

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Algunos predicadores se remontan a los dicho por Jesús en Mateo 11:11 para afirmar que los profetas Judíos que vivieron en el Antiguo Pacto no tendrán una participación ejecutiva o de gobernantes en el reino de Cristo, sino sólo como súbditos o vasallos. 

 Y es que en este verso en cuestión Jesús dice algo tan misterioso  sobre su precursor que a muchos estudiosos aún se les hace muy difícil interpretar con lucidez la enseñanza que se esconde en éste . Estos intérpretes sólo pueden concluir que Juan el Bautista, el más grande de todos los profetas que han existido, y que anunció al Mesías y su inminente venida y que lo vio personalmente, quedará fuera del reino, porque sencillamente el menor en el reino es mayor que él. Pero si somos realmente justos en nuestra exegesis bíblica, tendríamos que concluir que Juan el Bautista no sólo NO sería un ejecutivo o un gobernante del reino mesiánico, sino que tampoco sería un súbdito, ya que el menor en el reino es mayor que él. ¿Pero podría alguno pensar que Juan el Bautista quedaría fuera del reino, como ciertamente quedarán los impíos, porque supuestamente es menor o menos que el menos regio de los que heredan el reino? No me parece!

 Si tomamos literalmente lo dicho por Jesús de que Juan el Bautista es menor que el último de los que heredan el reino, entonces Juan el Bautista quedará excluido del reino de Cristo indefectiblemente. No podrá ser ni gobernante ni súbdito, pues aquí Jesús no está diciendo que Juan es menor de los menores que gobiernan el reino, sino que claramente dice que es menor o menos de los menores en el reino. Si Jesús hubiera dicho con claridad que Juan el Bautista es menor o más pequeño de los que gobiernan, entonces él no podría ser gobernante, pero sí súbdito. Pero acá Jesús no habla de gobernantes, sino del reino en su conjunto. El menor de los que están en el reino es más que Juan el Bautista, lo que dejaría a Juan el Bautista fuera del reino como un impío. ¡Y esto no lo veo razonable!

 El profeta David: ¿Rey o súbdito del reino mesiánico?

 Las Escrituras nos presentan a Juan el Bautista como el más grande profeta nacido de mujer. Esto quiere decir que Juan el Bautista fue, a la vista de Cristo, el más grande profeta, y más aún que el mismo rey David, quien también era profeta de Dios. Dice así Pedro: Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca DAVID, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero SIENDO PROFETA, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono”. Así que David era profeta, ¡pero menor que Juan el Bautista!…¡y esto no lo digo yo, sino el propio Jesucristo!

 Pues bien, ¿creerá alguno que David, que por ser un profeta nacido de mujer, y muy anterior a Juan, y menor que éste, es indigno de ser co-gobernante con su hijo (el Mesías Cristo) en su propio reino davídico restaurado? Es decir, ¿estará David en su reino restaurado simplemente como un vasallo, o en el peor de los casos,  totalmente excluido de él porque es menor que el mismo profeta Juan el Bautista, que a su vez es menor de los menores de los que entran en el reino?¿Realmente cree usted que el reino davídico será restaurado con más gloria aún, pero teniendo a su primer rey ungido como un mero súbdito del mismo? ¡Vamos, amigos, debemos ser consecuentes con todas las promesas bíblicas, y no ser parciales! Sinceramente no creo que al propio rey Jesús le gustaría ver a su propio noble padre como un vasallo de su propio reino, como si estuviera derrocado por su hijo. Definitivamente algo distinto tuvo que significar lo dicho por Jesús en Mateo 11:11.

 Los profetas sentados en la mesa mesiánica con Cristo

 Jesús se sintió orgulloso de su linaje davídico, cuando dijo: Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de DAVID, la estrella resplandeciente de la mañana” (Apo. 22:16). Con esto Jesús da importancia al hecho de que su padre es el otrora rey David, y así lo recalca Mateo al empezar su evangelio (Mateo 1:1). El rey y profeta David es el padre de Jesús, una declaración solemne y crucial que hace de David un personaje de primera importancia que nos recuerda la realeza de su hijo, Jesucristo. Jesús es el Rey del reino, y David, su padre, es parte de esa nobleza que regirá el mundo venidero de justicia. Dicen Oseas y Jeremías, así: “Sino que servirán a Jehová su Dios y a DAVID SU REY, a quien yo les levantaré” (Jer. 30:9). Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a DAVID SU REY; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días (Oseas 3:5). Si bien este “David su rey” es una referencia a Jesús, el Cristo, también incluye al mismo antiguo rey David, quien estará en el reino como monarca coregente.

 Jesús anunció que los profetas, incluyendo a su padre en la carne, el legendario rey David, estarán en su mesa en el reino, cuando dijo: Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a TODOS LOS PROFETAS (¡David era profeta!) en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos” (Lucas 13:28). Nótese que aquí se habla de TODOS los profetas, y no sólo de algunos, los cuales estarán en el reino de Dios, y entre ellos David y Juan el Bautista, de quien se dice es el menor de los menores que entran en el reino. Estos se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac, Jacob, y los demás profetas. En Lucas 13:29 se dice que los que vengan del oriente y del occidente se sentarán en la mesa en el reino de Dios. “Y vendrán del Oriente y del Occidente, del Norte y del Mediodía, y se sentarán A LA MESA en el reino de Dios”. En Mateo 8:11 Jesús dice: “Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, é Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos”. De modo que si comparamos ambos textos con la debida atención, veremos que Abraham, Isaac, y Jacob estarán sentados a la mesa mesiánica, y no sólo ellos, sino también TODOS los profetas (ver Lucas 13:28).

 Así que David, Juan el bautista, y los demás profetas y patriarcas estarán sentados a la mesa con el Rey, y esto tiene un significado singular: el de gozar de un status de privilegio y honor con Su Majestad, el rey. Recordemos que la madre de los hijos de Zebedeo buscaba para sus hijos un lugar de honor en la mesa del reino mesiánico, al pedirle a Jesús que uno de sus hijos se siente con él a su derecha y el otro a su izquierda (Mateo 20:20,21).

Pero hay algunos hermanitos tercos y recalcitrantes detractores que creen que sentarse a la mesa mesiánica tiene un significado general de ingresar al reino, ya sea como gobernante o como vasallo. Pero amigos, ¿a qué necio se le ocurriría afirmar tal cosa? ¡Pues sólo a los tercos y fanáticos que no quieren entrar en razón! ¡…y yo conozco a algunos que se creen iluminados y no quieren entender esta simple verdad!

 ¿Qué puede significar entonces Mateo 11:11?

El evangelista Michael Pedrin comenta este pasaje, así: 

El propio Señor Jesús declara que Juan el Bautista era la persona más grande de nacer de mujer hasta ese período de tiempo. No sólo era un profeta importante, sino, “Más que un profeta” (Mateo 11:9).  

Todos los profetas del Antiguo Testamento profetizaron sobre la futura venida del Mesías. Jesús mismo declaró: Escudriñad las Escrituras, porque en ellas tenéis que tenéis vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí. (Juan 5:39) Y comenzando desde Moisés y siguiendo por los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de sí mismo (Lucas 24:27).  

Jesús compara a Juan el Bautista con los otros profetas del Antiguo Testamento, y dice: “Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan” (Mateo 11:13). Juan fue el último de los profetas antes de la venida del Mesías, y fue mayor que los otros profetas en el sentido de que no sólo profetizó la venida del Mesías, sino que también lo introdujo en el mundo!  

Juan le dijo al público acerca de la pronta venida de Cristo: “Respondió Juan, diciendo a todos, Yo os bautizo con agua, pero el que viene es más poderoso yo, cuya correa de sus zapatos no soy digno de desatar: él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Lucas 3:16).

Sólo un poco más tarde, el Mesías vino! Y Juan no profetizó más, sino que lo presenta a la multitud que contemplaba: “El siguiente día ve Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un hombre que es antes de mí: porque era primero que yo” (Juan 1:29, 30).

Aunque Juan era el más grande de todos los que vivieron antes de la venida de Jesús, él no llegó a ver la obra, la vida, la muerte y la resurrección del Cordero de Dios. La gente común pudo ver todo esto, y por lo tanto eran más privilegiados que Juan el Bautista. Jesús claramente dijo a sus discípulos humildes y seguidores: “¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron, y oír lo que oís, y no lo oyeron” (Mateo 13:16, 17).

Por lo tanto, sólo esa generación de gente que vio a Jesús personalmente en carne de hombre fue la más privilegiada de todas antes de su venida y después de la ascensión.

Aunque la mayoría de ellos eran simples pescadores de origen humilde, ellos fueron los más especiales de todos los que vieron lo que todos los profetas y justos desearon ver, pero no lo lograron. Estos eran más grandes que Juan el Bautista, el profeta más grande, porque vieron poderosos actos de Jesús, de primera mano, y le oyeron pronunciar las palabras de vida, y se asociaron a él. Esa es la razón Jesús dijo:

“De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista: a pesar de que el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él” (Mateo 11:11).

En resumen:

Esos primeros cristianos que fueron testigos oculares o presenciales del Cristo, y que dieron testimonio de lo que vieron y oyeron por todos lados del mundo de entonces, degustaron algunas de las futuras bondades del reino venidero en sus tiempos, específicamente en sus obras de liberación demoníaca, sanación de enfermos, y resurrección de muertos. Estos habían sido trasladados por fe al reino del amado Hijo y eran obviamente más grandes que los profetas de antaño que no llegaron a ver lo que ellos vieron del Mesías durante sus 3 y medio año de ministerio público entre los suyos. Esto, sin embargo, no significa que los fieles del Antiguo Testamento no tendrán el privilegio de reinar con Cristo, pues ya hemos visto que los profetas del AT se sentarán en la mesa mesiánica con Cristo y todos los patriarcas reverenciados por Israel. Pero desafortunadamente, nuestro amigo A.L.G no quiere creer lo que dice la Biblia. Bueno, ¡allá él!

¿EL SIGUIENTE DOMINÓ ISLAMISTA EN EL MEDIO ORIENTE?

JERUSALEN – El gobierno israelí está preocupado por la inestabilidad que puede poner en peligro el reinado del rey Abdalá II de Jordania, y se compromete a trabajar en silencio con el rey en materia de seguridad, según  un funcionario importante de la Autoridad Palestina.

Abdullah  teme por su futuro gobierno, dijo el funcionario de la AP, que cita la posibilidad de que Hermandad Musulmana inspire una revolución destinada a derrocar el régimen jordano.

Abdullah es en gran medida considerado como un líder árabe moderado. Él es un firme aliado de EE.UU., cuyo país mantiene un tratado de paz con Israel.

Ayer, Abdullah realizó una inusual visita a Ramallah para reunirse con el presidente de la AP el presidente Mahmoud Abbas antes de la reunión prevista del líder palestino a finales de esta semana con el jefe de Hamas Khaled Meshal para discutir un futuro gobierno palestino de unidad nacional.

El rey de Jordania no ha visitado la Ribera Occidental en más de cinco años – durante la presidencia de Abbas.

Según el alto funcionario de seguridad PA, Abdullah expresó su preocupación por la posibilidad de que Hamas asuma el control de Cisjordania, que limita con Jordania.

Abdullah dijo a Abbas que él estaba preocupado que el impulso del líder palestino para el reconocimiento unilateral de un Estado en las Naciones Unidas fallara, precipitando disturbios en la Ribera Occidental, que podría extenderse a Jordania, dijo el funcionario.

El funcionario de seguridad palestino dijo que las agencias de seguridad israelíes han estado trabajando en silencio con Jordania para ayudar a fortalecer el régimen de Abdullah,  incluyendo las amenazas a la supresión del reino de Jordania.

El funcionario dijo que la monarquía de Jordania ha identificado tres principales amenazas:

  • Los Hermanos Musulmanes, que actúan dentro de Jordania.

  • Beduinos tribus en el este del país, que pretenden derrocar a Abdullah.

  • Los restos de un grupo de oficiales de inteligencia jordanos expulsados después de intentar trazar un golpe de Estado contra Abdullah.

El funcionario dijo que el gobierno jordano no tiene información específica de que los tres elementos estén trabajando juntos.

UNA PROFECÍA JUDÍA SUGIERE QUE EL MESÍAS PODRÍA REGRESAR PRONTO

La profecía judía sugiere Mesías puede ser muy pronto

Una profecía medieval judía con respecto a la venida del Mesías de Israel parece corresponder a la situación actual en el Medio Oriente, Israel National News informó el fin de semana.

Una pieza de la literatura rabínica se conoce como los toques Yalkut Shimoni en muchos escenarios de futuro, tanto para la nación de Israel y para el mundo. En su sección sobre el libro bíblico de Isaías y de las profecías contenidas en él, un rabino citado por los Estados Yalkut Shimoni:

«En el año en el que el Rey-Mesías aparece, todas las naciones del mundo están provocando unos a otros. El rey de Persia provoca un rey árabe y el árabe se convierte en rey de Aram para el consejo.»

Que la descripción que sigue de cerca desafiante programa nuclear de Irán y la tensión que está creando con los estados árabes, especialmente Arabia Saudita. Pero, ¿qué pasa después? De acuerdo con el Yalkut Shimoni:

«El rey de Persia regresa y destruye todo el mundo. Y todas las naciones del mundo son presa del pánico y la angustia y caen sobre sus rostros y son presa de los dolores como los de una mujer dando a luz …»

Un reciente informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó que Irán está trabajando en armas nucleares y que probablemente podría esfera de las armas como en no más de un año. Esto significa que los esfuerzos diplomáticos han fracasado, y salvo una huelga preventiva peligrosos por parte de Israel y / o Estados Unidos, Irán obtenga armas nucleares.

Muchos en Occidente se centra ahora sus esfuerzos en minimizar los peligros de un Irán nuclear. Ellos argumentan que al igual que la Unión Soviética no hizo uso de sus armas nucleares contra Occidente, por lo que, también, Irán moderación. Sin embargo, tales comentarios no toman en cuenta la ideología religiosa profundamente arraigada de los que gobiernan Irán, que se ven como los instrumentos de Dios en el alumbramiento de una nueva edad de oro para el Islam.

¿Qué significa todo esto para Israel, suponiendo que el Yalkut Shimoni es exacta? El texto dice:

«… E Israel están en el pánico y la angustia y pregunta:» ¿A dónde iremos A dónde iremos,?? Y les dice: «Hijos míos, no temáis, todo lo que he hecho, he hecho sólo para usted. ¿Por qué tienes miedo? No tengas miedo, el tiempo de la redención ha llegado, y la redención final no es como la primera redención, la redención, porque primero fue seguido por el dolor y la servidumbre en otros reinos, pero la redención final no se sigue por el dolor y la servidumbre en otros reinos. «

Israel es de hecho ya muestran signos de que el pánico y la angustia . Durante el mes pasado, Israel ha participado en el debate público sobre si el tiempo o no para atacar las instalaciones nucleares de Irán, y se extiende periódico hemos detallado lo que puede pasar al estado judío, tanto si los ataques y si no lo hace. Mientras tanto, el Comando de Israel Home Front ha estado practicando por una andanada de misiles masivo no convencional en Tel Aviv.

No se sabe exactamente quién compiló el Yalkut Shimoni, pero la copia más antigua se remonta a alrededor de 1310 AD. Muchos de los rabinos citados en el Yalkut Shimoni vivió mucho antes, en la época talmúdica en los siglos primero y segundo.

Fuente:

Israel Today Magazine

 

EL EVANGELIO O BUENAS NOTICIAS DEL REINO VENIDERO DE DIOS

¿Qué es el Reino de Dios?

Preguntas urgentes

Muchas personas han escuchado el término «Reino de Dios», pero pocos realmente entienden lo que es. A lo largo de toda la Biblia, este fue el mensaje central! Juan el Bautista predicó el reino de Dios, Jesús lo predicó, y los apóstoles lo predicaron. La última pregunta que le preguntaron a Jesús antes de irse de la tierra fue: «Señor, ¿restaurarás en este tiempo el reino a Israel?» La venida del reino de Dios es el mensaje que Dios quiere transmitir a cada persona en la tierra. La pregunta crucial es, va a ser una parte de ella?

Rey sobre toda la Tierra

Queremos que todo el mundo entienda, directamente de las Escrituras, lo que se trata el reino de Dios. Vamos a empezar en el Antiguo Testamento.

Y Jehová será Rey sobre toda la tierra. En ese día será – «El Señor es uno», y uno su nombre. (Zacarías 14:9) [NVI]

Ahora bien, esta es la profecía de Zacarías 14, que es el capítulo del Armagedón. Aquí es donde todas las naciones del mundo venir a Israel, para combatir contra Jerusalén. Es en ese momento que Jesucristo regresa, que lucha por la nación de Israel, y se apodera del mundo. Este pasaje dice que el Señor será Rey sobre toda la tierra. Ese es el Reino de Dios. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre. Ahora bien, esto es tan importante, que queremos mostrarle varias otras escrituras que tanto dicen de lo mismo. En Daniel vemos una descripción de la época en que los gobiernos humanos serán destruidos y el reino de Dios será establecido.

Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, y el reino no será dejado a otro pueblo, sino que desmenuzará y consumirá todos estos reinos, y él permanecerá para siempre. (Daniel 2:44) [NVI]

Simplemente dice, en los días de estos diez reyes, simbolizados por los diez dedos de los pies, el Dios del cielo levantará un reino que nunca pasará. Que no será jamás destruido. Él permanecerá para siempre. Otra profecía de la venida del Reino de Dios, esto es, cuando Dios Todopoderoso gobierna este mundoa través de su ungido, está en el Apocalipsis, capítulo 11. Esta es en realidad la profecía de la séptima trompeta.

El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, diciendo: «Los reinos de este mundo se han convertido en los reinos de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos» (Apocalipsis 11:15) [ NKJV]

¿Cómo llego a ser parte del Reino?

La siguiente gran pregunta que tenemos es: «Si va a existir este reino maravilloso, donde va a haber paz en la tierra, y buena voluntad para con todos los hombres, ¿cómo convertirse en una parte de éste y que se necesita para entrar en el reino de Dios? En la Biblia hay una frase, «El evangelio del reino. «Ahora, todos los que Dios envió a esta tierra siempre predicaron «el evangelio del reino”. Incluso en el Antiguo Testamento, el reino ocupa un lugar central. Esto es muy importante porque hay mucho en la Biblia que habla del reino, que resulta raro salirse de la pista, y olvidarse de lo que es el corazón y el alma del Evangelio—-el Evangelio del Reino. Vamos a ver aquí que lo que Juan Bautista predicaba, Jesús lo predicó. Los Apóstoles predicaron el evangelio del reino. Y eso es lo que estamos haciendo en esta serie de la profecía, estamos predicando el evangelio del reino. Y eso es lo que cada persona debe predicar. He aquí otros textos importantes que debe grabárselos en su mente:

En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: «Arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca» (Mateo 3:1-2) [NVI]

Por lo tanto, Juan predicó el reino de los cielos, el reino de Dios. Si se hace una cruza de referencias, estamos hablando de exactamente lo mismo. El reino de los cielos y el reino de Dios son sinónimos. Para demostrarse a sí mismo, en caso de estar interesado, por referencias cruzadas, vea Mateo y Lucas. A veces, Lucas llama el reino de Dios. Y Mateo muchas veces llama al reino, el reino de los cielos. Pero es el mismo término exacto. Usted verá las parábolas esta verdad. Pero estamos hablando de la predicación del reino de Dios. Jesucristo predicó también la misma cosa:

Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. (Mateo 4:23) [NVI]

Así que Juan predicaba el reino de Dios. Además, nosotros sabemos que este reino fue anunciado por Daniel, cuando dijo: «… en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino.» Eso fue el reino de Dios. Jesús lo predicó. Y lo más importante aún, nos envió a predicarlo. Se comisionó a sus discípulos en Lucas, capítulo 9, donde Jesús ordena a sus discípulos a predicar el evangelio del reino.

Los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. (Lucas 9:2) [RV]

¿Qué se necesita para entrar en el reino de Dios?

Por lo tanto, hemos resuelto la cuestión. Debemos estar predicando el reino de Dios, incluso en este caso, ahora que hemos entrado en el siglo 21. La gran pregunta es, cuando predicamos el reino de Dios, ¿qué decimos? Describimos el reino de Dios como cuando los gobiernos humanos son destruidos y luego Jesús, el Cristo, reinará como Rey de reyes y Señor de señores? Ahora, esa es nuestra esperanza. Si no te gusta la manera cómo van las cosas en el mundo ahora mismo, simplemente espera un tiempo, y en poco tiempo todos estos gobiernos serán puestos a un lado. Hoy sucede una y otra vez, que los gobiernos  son derribados, que los gobiernos se están viniendo abajo, y estos serán reemplazados finalmente por el gobierno de Dios Todopoderoso, con Jesucristo como Rey de reyes y Señor de señores. Pero la pregunta más importante es, ¿cómo puedo participar? ¿Cómo se puede participar.? ¿Qué se necesita para entrar en el reino como autoridad? Para la respuesta a eso, vamos a recurrir a las palabras de Jesucristo mismo.

Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los Judios. Este vino a Jesús de noche y le dijo: «Rabí, sabemos que eres un maestro venido de Dios;. Porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si Dios está con él» Respondió Jesús y le dijo: «De cierto, os digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.» Nicodemo le dijo: «¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? «Respondió Jesús:« En verdad, os digo, que el que no naciere de agua y el Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. (Juan 3:1-5) [NVI]

Tienes que nacer de nuevo

Nicodemo fue a Jesús y le halaga. Sabemos que tú eres un maestro venido de Dios. Estaba diciendo estas cosas bonitas. Jesús dijo a Nicodemo, tienes que nacer de nuevo o no se puede entrar en el reino de Dios. Él sólo fue a la derecha de la emisión. Y creo que esto es algo muy importante en estos momentos. Estamos viviendo en un momento en que los predicadores tratan de ser discretos y cuidadosos de no ofender a la gente. Pero Jesús estaba en una misión. Y él quería difundir la verdad. Y vino derecho al quid de la cuestión. Él le dijo a Nicodemo, tienes que nacer de nuevo, o no se puede entrar en el reino de Dios. Pero este término, «nacido de nuevo», se ha bromeado hasta que casi ha perdido su significado. Puede preguntar a todos, «¿Qué quiere decir «nacer de nuevo?'» Y ellos dicen:» Bueno, si usted cree en Jesucristo, ha nacido de nuevo. «Pero tenemos que asegurarnos de que realmente lo entendimos, porque Jesús dijo, excepto que hayáis nacido de nuevo, no entraréis en el reino de Dios. Por lo tanto, no estamos tratando aquí con el equipo opcional. Se trata de un asunto de salvación. Este es un tema vital. Esta es la vida eterna o la condenación eterna. Por lo tanto, no puede ser descuidado con ella. No podemos ser triviales o banales con ella. Tenemos que asegurarnos de que entendemos realmente lo que esta locución «nacer de nuevo» significa.

Ahora bien, para entenderlo hay que echar un vistazo a la salvación, donde fue escrito. Nos dio un rodillazo a echar un vistazo en el Calvario. Todos sabemos que Jesús vino a esta tierra para comprar la salvación para todos nosotros. Entonces la gran pregunta es, ¿qué pasó en la cruz. ¿Cómo esta transformación de la raza humana. ¿Cómo nos saque de la condición perdida y nos lleve a un estado de salvación. Lo que realmente sucedió allí.

Los tres pasos del Calvario

La Biblia enseña que hay tres pasos a la obra de Jesucristo en el Calvario, la muerte, sepultura y la resurrección. Estos son los tres pasos del Calvario. Ahora bien, si vamos a aceptar lo que pasó en la cruz, esto es lo que muchas veces es llamado «aceptar a Cristo.» Nos referimos a «aceptar a Cristo como a su Salvador personal.» Bueno, ¿cómo puedo hacer eso. ¿Cómo puedo saber si lo he hecho bíblicamente.. Todas las profecías de la Biblia señalan directamente a la creación del reino de Dios. Y la piedra angular de la comprensión de la Biblia es saber cómo entrar en el reino de Dios. Eso es lo que tenemos que hablar.

Por lo tanto, la Biblia nos enseña que el plan de salvación fue cumplida por Jesucristo en el Calvario, y tenemos que aceptar lo que hizo allí. Nosotros aceptamos la obra de Jesucristo por obedecer el evangelio del reino. Ahora, el evangelio del reino es el evangelio de la salvación por medio de Jesucristo, lo que resulta en entrar en el reino de Dios. Pero, ¿cómo podemos obedecer el evangelio? Vamos ahora a 2 Tesalonicenses, porque allí se nos dice que las consecuencias de no obedecer el evangelio.

.. Y para dar a ustedes que están atribulados, dar reposo con nosotros cuando el Señor Jesús se revela desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocen a Dios, y en aquellos que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo Cristo. (2 Tesalonicenses 1:7-8) [NVI]

No conocer a Dios equivale a no obedecer el evangelio. Entonces, ¿cómo podemos obedecer el evangelio, si no sabemos cómo obedecer al evangelio. Se nos dice que el evangelio es «la buena noticia.» La Biblia describe esto por nosotros. El apóstol Pablo escribió, en relación con el evangelio:

Por otra parte, hermanos, os declaro el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis y en el que está de pie, por lo que también se ha guardado, si retenéis la palabra que os he predicado – si no creísteis en vano . Porque yo os entregué en primer lugar de todo lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, y que fue sepultado y que resucitó al tercer día según las Escrituras, … (1 Corintios 15:01 -4) [NVI]

Por lo tanto, el evangelio no es sólo «la buena noticia.» La buena noticia es más que eso. La buena noticia es el reino de Dios y la manera cómo podemos entrar en éste, que es a través de la fe en la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. La buena noticia es que podemos tener la vida eterna por Cristo en su reino, creyendo en su sacrificio vicario. El Evangelio no sólo nos dice que podemos tener vida eterna, sino la manera de tener la vida eterna, es decir, entrando en el reino de Dios. Y que el evangelio es que hemos sido redimidos y podemos nacer de nuevo a través de la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo para heredar el reino de Dios.

LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS (HECHOS 3:19-21)

El apóstol Pedro explicó en su gran discurso ante sus paisanos que Cristo debe permanecer en el cielo hasTa los tiempos de la restauración de todas las cosas de que hablaron los santos profetas de tiempo antiguo. Sin embargo, muchos aún no entienden, y entre ellos, los Testigos de Jehová, que esta restauración implica el restablecimiento del antiguo reino davídico en la tierra de Israel en la persona de su heredero legítimo, el Señor Jesucristo, cuando regrese por segunda vez a la tierra. Esto implicará la restauración de Sión y de los israelitas fieles a su tierra junto con los gentiles conversos, los cuales serán un solo pueblo que sólo adorará a Yahweh y que reinarán con su Hijo el mundo entero.

7 PODEROSAS RAZONES POR LAS CUALES CREEMOS QUE JESUCRISTO AÚN NO REINA EN EL MUNDO

 

                                Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

 

 Texto clave

“ENTONCES EL ÁNGEL LE DIJO: MARÍA, NO TEMAS, PORQUE HAS HALLADO GRACIA DELANTE DE DIOS. Y AHORA, CONCEBIRÁS EN TU VIENTRE, Y DARÁS A LUZ UN HIJO, Y LLAMARÁS SU NOMBRE JESÚS. ESTE SERÁ GRANDE, Y SERÁ LLAMADO HIJO DEL ALTÍSIMO; Y EL SEÑOR DIOS LE DARÁ EL TRONO DE DAVID SU PADRE; Y REINARÁ SOBRE LA CASA DE JACOB PARA SIEMPRE, Y SU REINO NO TENDRÁ FIN” (LUCAS 1:31-33).

La mayoría de cristianos ha oído el anuncio del ángel Gabriel acerca de la concepción milagrosa del Salvador Jesucristo en el vientre de María virgen, su madre. Pero estos cristianos no se han percatado de que el anuncio del ángel Gabriel incluía el hecho de que este Salvador se sentaría sobre el trono de David su padre, y que reinaría sobre la casa de Jacob para siempre. Sorprendentemente, son pocos los cristianos que saben esto último, y los que lo saben, no lo entienden.

También es bien sabido que Jesucristo habló de reinar en este mundo con su iglesia gloriosa y triunfante por un milenio (Apocalipsis 3:21; 5:10). Los estudiantes de la Biblia aún disputan si Cristo está ahora reinando o no del modo como estaba profetizado, o sea, en el trono de David y sobre la casa de Jacob.

Ciertos cristianos afirman que Cristo ya está gobernando sobre su iglesia (supuestamente «el reino») desde el trono de Dios, el cual, según su interpretación, es el trono de David.  Es decir: a).- Cristo es el rey, b).- El trono de Dios es el trono de David, y 3).- La iglesia es su reino.

Esta escuela de interpretación a-milenaria o a-milenarista no admite un milenio venidero de justicia, y tampoco un reino davídico en la tierra de Israel. En otras palabras, para los oponentes al milenarismo, Cristo ya reina milenariamente entre sus seguidores fieles y consagrados (o iglesia) desde su trono celestial (“el trono de David”). Además, para los a-milenaristas, Jesús cumplió todas las profecías mesiánicas concernientes a su reinado cuando se estableció o se fundó su iglesia en Pentecostés. Se puede decir, por ejemplo, que la iglesia católica es a-milenarista y contraria a la creencia del restablecimiento de un reino judío nacional (el verdadero trono de David) en la tierra de Israel (o “casa de Jacob”). Los católicos creen que su iglesia es el reino de Cristo, y que ella ya está disfrutando de su “descanso milenario” con Cristo.

Pero los a-milenaristas católicos y protestantes debieran recordar que hay muchos pasajes indiscutibles que prueban que Cristo aún no reina sobre la iglesia, y menos aún, sobre las naciones. Recordemos que el reino de Cristo involucra a todas las naciones bajo su dominio (Daniel 2:44, Salmos 72:8,11). En seguida examinaremos 5 pasajes claves:

1.- En Mateo 25:31,34 Jesús dice: Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria….entonces el rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.

Comentario:

Este pasaje es claro y contundente. Aquí está diciendo Jesús mismo que él se sentará en su trono de gloria— ¡no para cuando resucite y sea llevado al cielo!— sino más bien para cuando él regrese al mundo por segunda vez en poder. Si los a-milenaristas persisten tercamente en afirmar que Cristo ya está sentado en su trono de gloria, entonces necesariamente la segunda venida de Cristo ya se produjo hace dos mil años, en Pentecostés; ocasión que, según su creencia,  se estableció o fundó el reino de Cristo.

Por cierto que de estos dos versículos se extrae la enseñanza de que la iglesia, o los benditos de Dios, heredarán el reino para esa ocasión. Pero, ¿creyó Pablo, el apóstol póstumo de Cristo, que Jesús ya había vuelto en el 33 E.C? Nótese que Pablo, allá por el año 65 dC, le dice a Tito que la venida de Cristo es aún la bendita esperanza de los creyentes (Tito 2:13). Esto refutaría cualquier afirmación de una segunda venida de Cristo en Pentecostés.

2.- Mateo 19:28:  “Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel”.

Comentario:

Este segundo pasaje tiene relación con el primero. Ambos hablan que Cristo se sentará en su trono de gloria: El primero, en su parusía o segunda venida; y el segundo, en la regeneración. Y es que en la segunda venida de Cristo se producirá la re-generación de todas las cosas. Esto tiene relación con su reino o la toma de su trono. Y también Pedro afirma en Hechos 3:21: “A quien (Jesucristo) de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo”. Aquí Pedro habla de la restauración (=regeneración) de todas las cosas. Pero Jesús está aún en el cielo esperando el tiempo de la regeneración o restauración de todas las cosas. Todo se regenerará con la presencia benefactora del rey Jesucristo en la tierra. Entoinces él será el rey universal que tomará el trono de David, su padre, en Jerusalén, la ciudad del gran rey (Mateo 5:33-35). Véase en el diccionario la definición de la palabra restauración.

Si Cristo está ahora sentado en el trono de David, entonces eso significaría que todo ha sido ya regenerado o restaurado en la tierra. Sin embargo, vemos que en la tierra todo sigue igual o peor. Hay más corrupción, violencia, impiedad, ateísmo, indiferencia, insensibilidad, falta de respeto, falta de amor, divorcios, abusos infantiles, depravación sexual, satanismo u ocultismo, etc. Sin duda Cristo aún no ha tomado el trono de David su padre para regenerar el mundo de hoy que está en caos y desorden.

3.- Apocalipsis 20:1-5: “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo. Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar, y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años”.

Comentario:

Este pasaje describe los sucesos previos al reinado de Cristo. Primero, el diablo y sus ángeles deben ser atados en el abismo por diez siglos. Luego Juan recibe la revelación de que Cristo y sus mártires procedieron a reinar durante ese lapso de diez siglos sin la presencia del diablo y sus demonios. Ahora bien, si decimos que Cristo ya está reinando desde que ascendió a los cielos hace dos milenios, entonces el diablo ya fue atado en el abismo para que no engañe más a las naciones. Pero, ¿creerá alguno que este mundo no está engañado por el diablo?¿De dónde se genera tanto crimen, perversión, violencia, materialismo, ateísmo, brujería, ocultismo, satanismo, etc, etc?¿No es acaso del diablo? (véase Juan 8:44). Y Juan, 60 años después de Pentecostés del 33 d.C, afirmó que el mundo entero aún yacía bajo el poder del  diablo (1 Juan 5:19). Esto prueba que Cristo no pudo empezar a reinar desde el cielo un poco después de su ascensión al Padre, en Pentecostés, como afirman los a-milenaristas .

4.- Hechos 1:6,7: “Entonces los que se habían reunido le preguntaron (a Jesús), diciendo: Señor, restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”.

Comentario:

Estos versículos son interesantes, pues hay quienes creen que Cristo ya nunca más restaurará el reino davídico en Israel, y que más bien él ya está reinando hoy desde el cielo sobre su iglesia. Si esto es verdad, Jesús llevaría dos mil años reinando, o sea, mil años más de lo profetizado. Pero Jesús jamás dijo que iría al cielo para tomar el trono de David su padre, y reinar desde los cielos. Más bien en Hechos 1:6,7 Jesús tácitamente confirma la verdad de la restauración del reino davídico en Israel por medio de darles una respuesta sugestiva en el verso 7. Nótese que Jesús no los corrigió por suponer la posibilidad de la restauración del reino a Israel. Él no dijo algo así como: “Están errados, pues nunca más le será restaurado el reino a Israel”. Lo que verdaderamente les dijo Jesús es que ellos no deben estar averiguando el tiempo exacto para esa tan anhelada y justa esperanza mesiánica.

Estos versículos de Hechos de los apóstoles confirma que Cristo vendrá a restaurar el trono de David su padre a fin de retomar su trono y cetro prometidos. Eso ya lo había él expresado en Mateo 25:31,34 y Mateo 19:28.

Pero hay aún cristianos que creen que la pregunta de los discípulos en Hechos 1:6 fue producto de su ignorancia y mal entendimiento del reino de Dios. Pero como dije antes, Jesús no los reprendió o corrigió por ese supuesto mal entendido. Y además, resulta extraño que todos los discípulos, al parecer, hayan preguntado lo mismo. ¿Fueron todos “torpes”? Imposible!

5.- Apocalipsis 11:15-18: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos… diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. Y se airaron las naciones…”.   

Comentario:

Nótese que el séptimo ángel anuncia el reinado de Jesucristo, el cual hace que los reinos de este mundo sean suyos, y estén bajo su dominio. Pero las naciones no se van a quedar con los brazos cruzados esperando ser dominadas por el Mesías. Ellas se airarán por causa del establecimiento del reino mesiánico y opondrán resistencia feroz pero serán neutralizadas y sometidas. ¿Se puede decir que esto ya ha ocurrido en la tierra?¿Se puede decir que las naciones se han airado por el supuesto establecimiento del reino de Cristo en la tierra? ¡No! La iglesia, salvo pocas excepciones, vive en relativa paz y sin persecuciones. Incluso en Rusia hay mayor apertura a la religión cristiana y los feligreses pueden reunirse sin temor a ser perseguidos como ocurría bajo el marxismo.

También es interesante notar que el reino de Cristo se hará evidente cuando se hayan cumplido las otras seis trompetas precedentes que anuncian: granizo y fuego mezclados con sangre en la tierra que quemó a la tercera parte de la hierba verde,  y también la tercera parte del mar se convirtió en sangre, muriendo la tercera parte de los seres marítimos, y la tercera parte de los buques. El tercer ángel anuncia la destrucción de la tercera parte de los ríos y fuentes de agua, ocasionando la muerte de mucha gente. La cuarta trompeta anuncia la herida de la tercera parte del sol, la luna y las estrellas, para reducir la luz del día en un tercio. El quinto ángel trompetero anuncia una plaga de langostas con poder de escorpiones para herir a los impíos. El sexto ángel trompetero anuncia la muerte de la tercera parte de los hombres por fuego, humo y azufre. Y el séptimo ángel, como dijimos, anuncia el establecimiento del reino de Cristo y su dominio mundial. ¿Acaso los a-milenaristas pueden decirnos que todas las seis trompetas ya se han cumplido antes del supuesto establecimiento del reino de Cristo hace dos milenios?

6.- Salmos 72:7,8:Florecerá en sus días justicia, y muchedumbre de paz, hasta

que no haya luna, dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra”.

Comentario:  Aquí hay una profecía concerniente al reinado de Cristo. Se anuncia que florecerá en su reinado la justicia y la muchedumbre de paz hasta que no haya luna, y que dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra. Pero es difícil que esta predicción ya se haya cumplido, pues no hay ni justicia ni paz en el mundo entero. Aún la China, un país que alberga el 20% de la población mundial, no conoce a Cristo, y menos aún, pertenece a su iglesia.  Se sabe que sólo un 0.5% de los chinos ha oído el evangelio del reino debido al comunismo imperante. Obviamente Cristo no “reina” en China aún. Y si no reina en China, y en los países Islámicos y Budistas, ¿cómo es que hay cristianos que piensan que Jesús ya reina en el mundo entero?

Pero ¿por qué no hay paz y justicia en el mundo? Sencillamente porque Cristo aún no ha tomado el trono de David su padre en Jerusalén, la capital de Israel. Sólo cuando él regrese glorioso y poderoso desde los cielos se hará realidad la transformación de la sociedad humana. Eso ya lo dijo San Pedro en Hechos 3:19-21, y el mismo Señor Jesús en Mateo 25:31,34.

7.- 2 Samuel 23:3: “El Dios de Israel ha dicho, me habló la Roca de Israel; habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Dios”.

Comentario:

Esta es una profecía mesiánica que predice el gobierno de un justo ENTRE los hombres. Nótese que la predicción no dice que un justo reinará sobre los hombres, o desde las alturas, o desde los cielos. Lo que dice claramente es que un justo gobernará entre los hombres, lo que implica que su trono de gobierno se localizará en la tierra.

Los campbelitas nos deben una explicación, pues ellos insisten en que el trono de David está en el cielo, y no en Jerusalén. Además, la interpretación a-milenarista tuerce la predicción llevando el reinado del justo a una esfera cósmica y no terrena.

 

¡USTED ESTÁ LLAMADO PARA SER UN CRISTO (Χριστός), UN HIJO DE DIOS!

 

 apologista34

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista) 

Una de las verdades fundamentales que los más de los llamados “cristianos” es que ellos han sido llamados para ser Cristos e Hijos de Dios. Y es que la mayoría supone que Cristo es un nombre y no un título de majestad real. Un Cristo o Ungido en el Antiguo Testamento podía ser un rey, un sacerdote, y un profeta. Así, David fue ungido para ser rey de Israel, y Samuel lo fue para ser profeta de Dios. 

La Enciclopedia Wikepedia nos dice sobre los ungidos, así: 

En la Biblia Hebraica, el Sumo Sacerdote y el rey eran a veces llamados «el ungido». Los profetas también eran ungidos. Ungir a un rey era equivalente a coronarlo: de hecho, en Israel no se exigía la corona De esta forma, David fue ungido rey por el profeta Samuel. Samuel tomó el cuerno del aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. A partir de aquel día vino sobre David el espíritu de Jehová. Se levantó luego Samuel y regresó a Ramá. 

La palabra “Cristo” que se usa actualmente como si fuese un apellido es en realidad un título procedente del Christos, (Gr. Χριστός)  que significa aproximadamente ‘ungido’. Otra palabra equivalente a “Cristo” es “Mesías”, esta última es de origen hebreo.

Jesús, el Cristo 

La Biblia nos presenta a Jesús como el Cristo de Dios, el ungido para ser el rey de Israel. Su ungimiento se produjo cuando fue bautizado por Juan en el Jordán, y el Espíritu Santo bajó sobre él (representado en el AT por el aceite del ungimiento) nombrándolo el Hijo amado de Dios (Mateo 3:16,17). 

Al ser ungido por Dios, Jesús comenzó a predicar el evangelio del reino de Dios. Su misión como ungido en la tierra era proclamar las buenas noticias o evangelio del reino. Dice Lucas, así: 

Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha UNGIDO para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. Lucas 4:17-21. 

En Marcos 1:1,14,15 vemos que Jesucristo efectivamente predicaba esas buenas noticias del Reino: Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”. 

Ciertamente Jesús fue enviado por Dios para predicar el evangelio, que fue la razón para la cual fue ungido; pero tenía una misión importante que era el morir por nosotros. Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado (Luc. 4:43). 

Los otros Cristos 

La Biblia nos dice que los cristianos, los que hemos sido bautizados para el perdón de los pecados, hemos sido automáticamente ungidos por Dios para ser ‘Cristos’, y por lo tanto, coherederos con él del reino de Dios. En 2 Corintios 1:21, Pablo les dice a la hermandad corintia, lo siguiente: “Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió (Gr.Χρισ), es Dios”. Así que si bien se nos amonesta contra los falsos cristos, también los hay de los genuinos, de aquellos que viven como Cristo vivió, soportando penurias y aflicciones por causa de Jesucristo y el evangelio del reino. Los falsos cristos no solamente viven del evangelio como reyes coronados, sino que predican un evangelio trucado, diabólico, y por lo tanto, engañoso. 

También en 1 Juan 2:20,27, leemos: “vosotros TENÉIS la UNCIÓN del Santo”… “la UNCIÓN que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros“. En el capítulo 3:2 se nos revela que se los está diciendo a todos los que somos “hijos de Dios”, los que seremos semejantes al Señor. Aquí aclara en el capítulo 3:2 que se lo está diciendo a todos los que “ahora somos hijos de Dios”, a los que seremos semejantes a él. 

Ahora bien, “Ungidos con el Espíritu Santo” resalta otras bendiciones colaterales que Dios nos añade cuando nos entrega el Espíritu Santo. Todos los cristianos fuimos ciertamente “ungidos por Dios”, pues sin este ungimiento no podríamos ser cristianos (Rom. 8:9). Y al tener el Espíritu Santo nos constituimos en hijos y herederos de Dios, así como coherederos con Jesús (Rom 8:17). 

En 1 Cor. 12:13 dice: “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a TODOS se nos dio a beber de un mismo Espíritu”. En este pasaje el bautismo con el Espíritu Santo tiene relación directa con nuestro ingreso al cuerpo de Cristo, el cual es su iglesia. Cada uno de nosotros pasamos a ser miembros con diferentes funciones, pero el cuerpo y la cabeza no se desunen, de lo contrario moriríamos todos. La cabeza es la que dirige, y el cuerpo obedece las órdenes. Por lo tanto, el Cristo completo es cabeza y cuerpo, y cuando Cristo se siente en su trono, se sentará él con su cuerpo completo. La cabeza y el cuerpo estarán juntos, y donde quiera que vaya la cabeza, allí estará su cuerpo. De modo que ambos: cabeza y cuerpo disfrutarán de todas las bendiciones de Dios Padre. Es por eso que Jesús promete a su iglesia participar de su propio trono, para que se sienten con él como sus cristos menores (Apo. 3:21). El desea que su cuerpo sea tan ungido como él lo es a través del Espíritu  Santo. La cabeza no puede ser ungida con un cuerpo carente de ungimiento, pues el Espíritu es lo que da vida al cuerpo entero (Gál. 5.25). Tanto cabeza y cuerpo son santos y puros, y deben trabajar armoniosamente hacia una misma meta, pues respondemos al mismo llamamiento del cielo (Heb. 3:1). En consecuencia, debe existir una comunión total, la unidad que Cristo pidió al Padre para su iglesia (Juan 17:21). Los llamados preteristas extremos, y los amilenialistas en general, sostienen que Cristo empezó a reinar en el primer siglo al poco tiempo que se fue al cielo. Pero esto no es del todo cierto, ya que Cristo no puede reinar sin sus otros cristos menores que se van uniendo a su cuerpo progresivamente. Jesús prometió que nos sentaríamos con él en su trono, y que juntos con él reinaríamos el mundo (Apo. 2:26,27; 3:21; 20:4,5, Isa. 32:1). 

Los Testigos de Jehová sostienen que la iglesia está compuesta únicamente por Cristo y 144,000 personas de su organización. El resto de sus miembros son las “otras ovejas”, o una “grande muchedumbre” sujeta a Cristo y su iglesia. Ellos enseñan que Cristo y su minúscula iglesia de 144,000 personas vivirán en el cielo, en tanto que el resto de los conversos de su culto se quedarán en la tierra.  Esta es una blasfemia y una vulgar distorsión de la verdad bíblica. Jesucristo estará con sus seguidores a donde quiera que él vaya. Sus seguidores (los miembros) no pueden estar separados de la cabeza, pues eso los aniquilaría por completo. Desgraciadamente millones de Testigos de Jehová permanecen decapitados, ya que  se les ha enseñado que no tienen ninguna posibilidad de pertenecer al cuerpo del Señor. 

LOS CRISTOS SON HIJOS DE DIOS 

Cuando Jesús preguntó qué pensaban los hombres de él, Pedro le respondió correctamente, y dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” (Mateo 16:16). Y  en otra oportunidad Pedro le dice a Jesús: “Y  nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Juan 6:69). Por tanto, se hace evidente que tanto los títulos “Cristo” e “Hijo de Dios” van de la mano. Ser Hijo de Dios es ser un Cristo.

Ahora bien, el propósito de Dios es tener una familia grande, y para ello Él adoptó más hijos para llevarlos a su gloria, gloria que recibió Jesucristo primeramente de parte de Dios y luego nosotros. En Hebreos 2:10 leemos: “Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que HABIENDO DE LLEVAR A MUCHOS HIJOS A LA GLORIA, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.” Entonces se hace muy claro que Dios tuvo en mente llevar a más hijos a su gloria por su medio de la adopción. Dice Pablo: “Porque todos los que sois guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el Espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de ADOPCIÓN, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Rom. 8:14,15). Esto significa que al convertirnos en hijos de Dios (cristos), nos hacemos acreedores de los bienes del Padre, los cuales Jesús compartirá con nosotros. Dice Pablo nuevamente: “Y si hijos (cristos), también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, PARA QUE JUNTAMENTE CON ÉL SEAMOS GLORIFICADOS” (Rom. 8:17). Tome nota que juntamente con Jesús seremos glorificados, es decir que ambos: cabeza y cuerpo recibiremos una gloria semejante. Por eso también Jesús dijo: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno” (Juan 17:22,23). Por tanto, es claro que los cristianos están llamados a ser como el Cristo Mayor, el Señor Jesucristo. Dios desea tener más cristos-hijos dentro de Su familia a fin de que ellos hereden el mundo venidero (Romanos 4:13).

LOS CRISTOS SON LOS ELEGIDOS DE DIOS 

En Lucas 23:35 leemos: “…a otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, EL ESCOGIDO de Dios”. De modo que el Cristo era reconocido como alguien que era escogido de Dios. No obstante, las Escrituras nos dicen que Dios también escogió o otros hombres para que fueran sus ungidos o cristos menores al servicio del Cristo Mayor, Jesucristo. Dice Pablo en Efesios 1:4,5,11-13, así: “Según NOS ESCOGIÓ en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser ADOPTADOS hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad…en él asimismo tuvimos HERENCIA, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, FUISTEIS SELLADOS CON EL ESPÍRITU SANTO DE LA PROMESA.”  Por su parte el apóstol Pedro dice sobre los escogidos lo siguiente: “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo…mas vosotros sois linaje ESCOGIDO, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios…” (1 Pedro 2:4,5,9). ¿nos damos cuenta que Jesucristo y nosotros somos “piedras vivas”, y linaje escogido, para ser parte de la casa o templo espiritual de Dios, para ofrecer sacrificios de alabanza? Entonces es evidente que tanto Jesucristo, el escogido de Dios, y nosotros, los otros escogidos deL Padre, somos cristos de Dios para participar dentro de la familia divina. Por eso Pablo tiene razón cuando escribió en 2 Tes. 2:13,14, lo siguiente: “Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que os haya ESCOGIDO desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar LA GLORIA de nuestro Señor Jesucristo”. 

LOS CRISTOS SON REYES Y SACERDOTES

En Lucas 23:2 la muchedumbre acusa a Jesús de estar propagando la idea de que él era el Cristo, un rey. Dice el pasaje, así: “Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte a la nación, y que prohíbe dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey”. Esto es interesante, pues aquí vemos que hay una asociación del título ‘Cristo’ con el cargo de ‘un Rey’. De igual modo, los Cristianos, o los otros cristos, están llamados a ser reyes asociados con el Rey mayor, Jesucristo.  Dice Apo 5:10: “y nos has hecho para nuestro Dios REYES y SACERDOTES, y reinaremos sobre la tierra”. Como vemos, Jesucristo nos ha hecho reyes para Dios a través de su sacrificio expiatorio, al redimirnos de la condenación y la muerte eternas. Estamos llamados a ser como Su Hijo Unigénito, y coparticipar con él de sus riquezas como parte de Su familia. Esta era dorada fue vislumbrada por los profetas del Antiguo Testamento. Por ejemplo, Isaías dice: “He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio” (Isa. 32:1). “Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isa. 2:4). El profeta Daniel escribe sobre esa era del reino de Cristo y de sus santos, diciendo: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de Hombre, que vino hasta el Anciano de Días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido…y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán” (Daniel 7:13,14,27). De modo que todos los cristos tendrán dominio y gloria en el reino milenario de Dios. 

LOS CRISTOS TIENEN SUS  TRONOS 

San Juan dice: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad para juzgar…y vivieron y reinaron con Cristo mil años.” (Apo. 20:4). Y en el Salmo 122:3-5 dice: “Jerusalén, que se ha edificado como una ciudad que está bien unida entre sí. Y allá subieron las tribus, las tribus de Yah, conforme al testimonio dado a Israel, para alabar el nombre de Jehová. Porque allá están las sillas del juicio, los tronos de la casa de David.” No es sorpresa,  entonces, que Jesucristo les haya ofrecido a sus apóstoles tronos para que se sienten sobre ellos para que sean co-gobernantes con él en su reino venidero. Pero esos tronos serán ocupados cuando Jesucristo regrese en toda su gloria divina, pues así lo dijo el Señor en Mateo 25:31,34. Por tanto, ningún cristiano está reinando en estos momentos sobre las naciones (Apo. 2:26). Los que dicen que ya están reinando en el reino de Cristo están errados porque ignoran las dispensaciones de Dios.  Recordemos que Pablo les había escrito irónicamente a los creyentes de Corinto para burlarse de sus creencias erradas sobre un supuesto “reinado” ya consumado sobre la tierra (1 Cor. 4:8). 

LOS CRISTOS (UNGIDOS) TIENEN LA MISIÓN DE SALVAR A OTROS 

El Señor Jesús es nuestro Salvador, ya que con su sangre nos redimió de la condenación eterna, y nos introdujo en su familia a fin de participar de los bienes de Su Padre. Es por eso que él es nuestro querido Salvador, porque nos dio vida estando muertos; nos abrió el camino para ser hijos y herederos de Su Padre, y coherederos con él del mundo de la era venidera (Romanos 8:17). Estamos llamados, pues, a recibir todo lo que Jesucristo recibió en su resurrección, sin excepción alguna. La gloria que Cristo recibió la recibimos nosotros también por la fe. Por eso Jesús pidió al Padre para que los suyos estuviesen con él en el mismo lugar en dónde él iba a estar. Sus palabras son como siguen: “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde la fundación del mundo” (Juan 17:24). Y en Apocalipsis 3:21 Jesús dice: “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.

De igual modo, todos los Cristianos deben hacer su parte como administradores de esa salvación, llevando el evangelio salvador a todo el mundo habitado. En buena cuenta, el Cristiano está llamado a salvar a otros con el evangelio de Cristo. Dice Judas 23 dice: “A otros salvad, arrebatándolos del fuego…” Y Pablo dice: “Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos” (1 Cor. 9:22). A Timoteo le dice: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren” ( 1 Tim. 4:16). De modo que los Cristianos salvan a otros a través de la administración del evangelio de Cristo, poniendo sus vidas al servicio y en sacrificio de los que son predestinados para la salvación. Por tanto, no es de extrañarse que Pablo dijera: “…fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio…” (1 Tes. 2:4)–¿y cuál es la razón para esto? Pues Jesús “sacó a la luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” (2 Tim. 1:10).

TESTIMONIO DE AGUSTÍN DE HIPONA

Es muy interesante la explicación que nos ofrece San Agustín del Salmo 26. Escribe así: «David fué ungido rey. En aquel tiempo, se ungía sólo al rey y al sacerdote. En estas dos personas se encontraba prefigurado el futuro único rey y sacerdote, Cristo (y por esto “Cristo” viene de “crisma”). Pero no sólo ha sido ungida nuestra Cabeza, sino que también hemos sido ungidos nosotros, su Cuerpo (…). Por ello, la unción es propia de todos los cristianos; mientras que en el tiempo del Antiguo Testamento pertenecía sólo a dos personas. Está claro que somos el Cuerpo de Cristo, ya que todos hemos sido ungidos, y en Él somos cristos y Cristo, porque en cierta manera la cabeza y el cuerpo forman el Cristo en su integridad».

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TESTIGOS DE JEHOVÁ:¿REALMENTE SERÁ EL LEGENDARIO REY DAVID UN MERO SÚBDITO DE SU PROPIO REINO?

 

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

 

Estimados amigos,

Es increíble escuchar a los Testigos de Jehová enseñando tantas sandeces  en lo que respecta al reino de Dios, que realmente me quedo pasmado o aturdido. Resulta que la Watchtower ha venido enseñando que el reino de Dios está compuesto por dos tipos de fieles: los reyes y sacerdotes, y los súbditos, todos los cuales son “Testigos de Jehová”. Es decir, gobernantes y súbditos conforman dos clases de Testigos de Jehová,  quienes tienen diferentes destinos o diferentes esperanzas. Una clase, la gobernante, que regirá desde los cielos, y que suman 144,000 personas,  y otra clase (segunda clase), llamada  “la grande muchedumbre”, que vivirán en la tierra.

Para los Testigos de Jehová, Jesús vino a llamar a su iglesia, la cual está compuesta, según ellos, por tan sólo de 144,000 TJ.  Esta, su supuesta iglesia, heredaría el reino celestial para regir con él desde los cielos a “la grande muchedumbre” de TJ que no llegaron a conformar su iglesia o cuerpo, y que por esta razón están destinados a vivir en la tierra como vasallos. En buena cuenta, para los TJ, todos aquellos héroes de la fe del Antiguo Testamento, tanto reyes, profetas, y otros justos, permanecerán en la tierra sólo en calidad de vasallos o súbditos, lejos de la mesa mesiánica, y lejos de cualquier responsabilidad gubernamental, dado que al haber vivido antes de Cristo, no pudieron responder a su llamado para ser parte de su iglesia o cuerpo gobernante.

El problema con esta enseñanza es que las Escrituras nos hablan de la restauración del reino Davídico (Hechos 1:3,6,7), y también nos Enseñan que David, el rey y fundador del reino de Dios, se le prometió que no le faltaría varón que se siente sobre su trono. Sí, David sabía, por boca de Dios mismo, que su reino no desaparecería para siempre, y que sería restaurado por un descendiente suyo, el Señor Jesús. Es decir, la línea real de David nunca se perdería (Jer 33:17; Sal. 89:3,4). David sería resucitado para ver la promesa cumplida. El vería nuevamente su reino en todo su esplendor en la persona de “aquel varón”, el Señor Mesías, Jesús.

Sin embargo, los Testigos de Jehová, como dijimos, enseñan que David, así como los otros reyes justos, los profetas, y otros santos y justos del AT, sólo resucitarán para ser súbditos del reino. ¿Se imaginan ustedes lo que esto significa? Significa que el legendario rey David, el fundador del reino de Israel, pasará a ser, de un hombre noble, a un vasallo de su propio reino, lejos de su hijo, el Cristo, y sin ningún poder sobre las naciones. Una especie de rey degradado a la condición de vasallo, como si hubiera sido un hombre de poca monta a los ojos de Dios. ¿Pero acaso nos hemos olvidado que David fue un ungido de Dios, un hijo de Dios, y un rey destacable en Su reino (Sal.89:20)? Realmente nos parece perversa y torcida la enseñanza de los Testigos de Jehová.

Es interesante ver cómo Pablo finalmente menciona a los héroes de la fe del AT diciendo que eran peregrinos en esta tierra, y que ellos anhelaban una ciudad celestial y agregó que ellos serán PERFECCIONADOS JUNTO CON NOSOTROS (incluyéndose Pablo mismo). Veamos lo que dicen los siguientes versos de Hebreos 11:1-40: 1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. 11:2 Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. 11:3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. 11:4 Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. 11:5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. 11:6 Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan. 11:7 Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. 11:8 Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. 11:9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; 11:10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.11:11 Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. 11:12 Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.11:13 Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. 11:14 Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; 11:15 pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. 11:16 Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. 11:17 Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, 11:18 habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; 11:19 pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir. 11:20 Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. 11:21 Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. 11:22 Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos. 11:23 Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey. 11:24 Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, 11:25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, 11:26 teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. 11:27 Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. 11:28 Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos.11:29 Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados. 11:30 Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días. 11:31 Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. 11:32 ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; 11:33 que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, 11:34 apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. 11:35 Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. 11:36 Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. 11:37 Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; 11:38 de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. 11:39 Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; 11:40 proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.

La idea es que tanto los fieles del AT, como los fieles del NT, y todos los demás que se convirtieron de todas los siglos subsiguientes, tendrán una misma esperanza, habiendo sido todos peregrinos en esta tierra y herederos de la ciudad celestial que está por venir a la nueva tierra (Apo. 21:3,4). Estos versos de Hebreos 11 fulminan la tesis jehovísta de que sólo 144,000 TJ son peregrinos en esta tierra, y que sólo 144,000 tendrán la esperanza de entrar a la ciudad celestial.

LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ Y EL SUPUESTO “LLAMADO CELESTIAL” DE LOS UNGIDOS

Esto dice la Watchtower (WT 09 15/6 4:13, 14) con respecto al llamado de los ungidos:

Hermanos, todavía no me considero como si lo hubiera asido; pero […] prosigo hacia la meta para el premio de la llamada hacia arriba por Dios mediante Cristo Jesús (Fili. 3:13, 14). 

Los individuos que han sido ungidos por el espíritu santo reciben un “llamamiento” o “invitación” celestial (Heb. 3:1; nota). Se trata de una invitación personal que les hace Jehová. Ellos no eligen su esperanza; es Jehová quien los sella con su espíritu santo (2 Cor. 1:21, 22; 1 Ped. 1:3, 4). Ellos son muy conscientes de que aunque han recibido una maravillosa invitación, solo se trata de eso, de una invitación. Saben que para obtener el premio deben permanecer fieles hasta la muerte. Los miembros del resto ungido deben hacer todo lo posible por andar “de una manera digna del llamamiento con el cual fueron llamados, con completa humildad” y “con temor y temblor” (Efe. 4:1, 2; Fili. 2:12; 1 Tes. 2:12). WT 09 15/6 4:13, 14.

Comentario:

Los Testigos de Jehová dicen que los que reciben el ungimiento del Espíritu Santo reciben un “llamamiento o invitación celestial”  de Dios. Se trata, dice la WT, de una invitación personal que les hace Jehová para ir a reinar en los cielos. Luego dicen que ellos no eligen su esperanza. Pues bien, aquí se sugiere la posibilidad de que exista más de una esperanza, puesto que los TJ dicen que ellos no eligen su esperanza. ¿Acaso hay más de una esperanza a las que ellos pueden optar? Pero los Testigos presuponen que hay dos esperanzas: celestial y terrenal, y eso es falso. Pablo dice que sólo hay un Señor, una fe, y UNA ESPERANZA de nuestra vocación (Efe. 4:3-5).  Así que si hay sólo una sola esperanza de nuestra vocación, y ninguna más, entonces está demás hablar de dos clases de esperanzas para la iglesia (una celestial y otra terrenal).

¿Pero qué se entiende, entonces, por el “llamamiento celestial”? La respuesta es simple: El “llamado celestial” quiere decir que nuestro llamado proviene del cielo, o que es un llamado de Dios, o un llamado divino. Así de sencilla es la cosa! 

Los TJ dicen que estos pocos que reciben la invitación celestial (aquellos que los que los TJ llaman “la manada pequeña”) han sido ungidos por el Espíritu Santo, aunque no así la gran masa de Testigos de Jehová que tienen esperanza terrenal y que se caracterizan por la mansedumbre de su carácter. Pero me pregunto, lo siguiente: ¿Es que acaso los MANSOS Testigos de Jehová que vivirán en la tierra (Los que los Testigos de Jehová llaman “las otras ovejas”), no han sido ungidas por el Espíritu Santo también? Pues tienen que haberlo sido, ¿pues cómo entonces podrían estas personas caracterizarse por la MANSEDUMBRE de su carácter? ¿No es, acaso, la mansedumbre un fruto justamente del Espíritu Santo? (ver Gál. 5:22,23). ¿Y cómo podrían éstos, los de la grande muchedumbre (“otras ovejas”) entender las cosas espirituales a menos que tuviesen primero el ungimiento del Espíritu Santo en ellos? (1 Cor. 2:13-14). Si estas “otras ovejas” no estuvieran ungidas del Espíritu Santo, jamás podrían entender las enseñanzas “espirituales” del supuesto “esclavo” ungido que da el alimento espiritual a su debido momento a los domésticos. Así que no queda otra alternativa que aceptar que TODOS debemos ser ungidos del Espíritu Santo si es que en verdad queremos entender las cosas espirituales de Dios. No hay otra forma! Es por eso que a los incrédulos se les hace difícil entender las cosas profundas de Dios, porque se han de discernir espiritualmente a través del Espíritu Santo.

Y para finalizar, los Testigos de Jehová dicen que los Ungidos deben permanecer fieles a Dios, y andar siempre de manera digna del llamamiento con el cual fueron llamados, aun hasta la muerte. Pero aquí me viene otra pregunta importante: ¿Es que acaso a los miembros de las “otras ovejas” (no ungidas) no han sido llamados también para que también sean FIELES y para que anden DIGNAMENTE en este mundo hasta el final de sus vidas? ¿Qué más se les puede exigir a los llamados “ungidos” para que ellos merezcan el cielo y no la tierra? ¿Y qué menos se les puede exigir a los de la “grande muchedumbre” no ungida para que puedan heredar la tierra y no el cielo? Seamos realistas, si ambos grupos tienen los mismos deberes u obligaciones que cumplir, ¿cuál sería el sentido de que existan dos premios o galardones tan disímiles uno del otro, si todos han trabajado prácticamente igual?¿Acaso Dios hace acepción de personas dentro de sus fieles?

Apologista

¿CREYERON REALMENTE LOS DISCÍPULOS CRISTIANOS DEL PRIMER SIGLO QUE REINARÍAN CON CRISTO DESDE LOS CIELOS?

¿VERDADERAMENTE FUE RECIÉN EN PENTECOSTÉS DEL 33 DC QUE LOS DISCÍPULOS DE JESÚS ENTENDIERON QUE SUS TRONOS ESTARÍAN EN LOS CIELOS Y NO EN LA TIERRA, SEGÚN SOSTIENEN LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ?

 

Esto dice la Revista Watchtower (w09 15/8 2:13, 14):

Estarás conmigo en el Paraíso (Luc. 23:43).

El delincuente con quien Jesús habló no necesitaba que le explicaran qué era el Paraíso. Él ya conocía la esperanza de la vida eterna en un nuevo mundo en la Tierra. En cambio, lo que sí hacía falta explicar era la esperanza celestial. Cuando Jesús les dijo a sus discípulos que iría al cielo y les prepararía un lugar, ellos no le entendieron (Juan 14:2-5). Más tarde señaló: “Cuando llegue aquel, el espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad” (Juan 16:13). Los discípulos no lograron entender que sus tronos estarían en el cielo sino hasta después del Pentecostés del año 33, cuando fueron ungidos por espíritu santo para llegar a ser reyes (1 Cor. 15:49; Col. 1:5; 1 Ped. 1:3, 4). WT09 15/8 2:13, 14

COMENTARIO:

Lo que en realidad el delincuente le pidió a Jesús era que se acordara de él cuando viniera en su reino, y obviamente su interés era estar con Jesús en ese reino milenial tan esperado por los judíos. Recordemos la clara petición del delincuente: “Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (venir a dónde?) (Lc 23:42). Y el delincuente no necesitaba que le explicaran qué era el reino, porque él obviamente ya lo sabía, de lo contrario no se lo hubiera pedido a Jesús.

Además, este número de la revista La Atalaya dice lo siguiente: “en cambio, lo que sí faltaba era explicar la esperanza celestial”. ¡Pero esta es una idea prejuiciada de los TJ que no puede desprenderse del texto de Lc. 23:42,43! Es simplemente una idea preconcebida de los que quieren defender las supuestas dos clases o esperanzas de los cristianos.

Luego la revista sigue diciendo: “Cuando Jesús les dijo a sus discípulos que iría al cielo y les prepararía un lugar, ellos no le entendieron” (Juan 14:2-5). Puede ser que no le entendieran a dónde iba en ese momento, según se deduce de la pregunta de Tomás (Jn. 14:5), pero una cosa es cierta, cuando Jesús estaba a punto de partir al cielo, los discípulos le preguntaron a Jesús si él iba a restaurar el reino a Israel en breve (Hechos 1:3), y Jesús pudo aprovechar la pregunta para revelarles que su reino ya no sería terrenal, y menos aún,  relacionado con Jerusalén y los Judíos, sino uno de naturaleza celestial. ¡Pero nunca se los dijo! En realidad Jesús no los corrigió porque la pregunta era válida y oportuna, y más bien les ayudó a despejar sus dudas, confirmando sus esperanzas mesiánicas, al decir simplemente: “No os toca a vosotros saber los tiempos y las sazones que Dios puso en su sola potestad” (Hechos 1:7). Es decir, la pregunta era correcta, pero él tiempo para su restauración sólo lo sabía el Padre. Así que los discípulos ya no tuvieron más dudas de que algún día el trono de David sería restaurado en Jerusalén, como los profetas lo habían predicho siglos antes. Ahora sabían que ellos ocuparían sus tronos de gloria en la tierra prometida a Abraham y a su simiente. Si el Trono de David y el de ellos sería establecido en el cielo, y ya no en Jerusalén, ¿podríamos realmente concluir que habría una verdadera restauración del reino de David a los Israelitas? Si yo le doy a un ceramista un jarrón de cristal roto para que me lo restaure, y me devuelve otro parecido (no igual) y de barro, ¿creería alguno que el ceramista restauró mi jarrón? Por supuesto que no! 

Pero aquí vemos aún más la crasa mentira, o el engaño descarado de la WT, cuando dice lo siguiente: Los discípulos no lograron entender que sus tronos estarían en el cielo sino hasta después del Pentecostés del año 33, cuando fueron ungidos por espíritu santo para llegar a ser reyes. Esto definitivamente no es verdad, porque los discípulos ya habían entendido que el reino de David sería restaurado a Israel como en los tiempos antiguos, aunque Jesús no les reveló el tiempo para que ello ocurriera, pues ni él mismo lo sabía. La respuesta de Jesús en vísperas de su ascenso al Padre implicaba que el trono de David sería restablecido en Jerusalén, como lo estuvo en los tiempos de David y de sus sucesores— ¡no en el cielo! Este convencimiento de los discípulos no ocurrió en Pentecostés del 33 DC, como dicen los TJ, sino en vísperas de su partida al cielo.

Los discípulos conocían las Escrituras, y para ellos no había dudas de que esos tronos ofrecidos a ellos por Jesús estarían en JERUSALÉN, y no en el cielo, como mal lo han venido sosteniendo los así llamados “Testigos de Jehová”. Veamos un par de textos que así lo demuestran:

Jerusalén, que se ha edificado Como una ciudad que está bien unida entre sí. Y allá subieron las tribus, las tribus de JAH, Conforme al testimonio dado a Israel, Para alabar el nombre de Jehová. PORQUE ALLÁ (Jerusalén) ESTÁN LAS SILLAS DEL JUICIO, LOS TRONOS DE LA CASA DE DAVID. Pedid por la paz de Jerusalén, sean prosperados los que te aman” (Sal. 122:3-5). Y ni que decir de Jeremías 3:17, que dice: “En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: TRONO DE JEHOVÁ, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón”.

Finalmente, en el milenio las instrucciones y dictados del Mesías saldrán de Jerusalén… ¡no del cielo! Dice los profetas: “Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová” (Miqueas 4:2; Isa.2:3). Si esto es verdad, y no hay razón porqué dudarlo, entonces los tronos de los discípulos leales de Cristo estarán también en Jerusalén, y no en el cielo. Además, el llamado Antiguo Testamento profetiza claramente que: El Dios de Israel ha dicho, me habló la Roca de Israel: Habrá un JUSTO QUE GOBIERNE ENTRE (no “SOBRE”) LOS HOMBRES, que gobierne en el temor de Dios” (2 Samuel 23:3). Pues bien, si alguien entiende que GOBERNAR ENTRE LOS HOMBRES es REINAR DESDE LO CIELOS, debería ir al sicólogo, ¿pues cómo podría Jesús gobernar  ENTRE los hombres, y morar EN LOS CIELOS, al mismo tiempo?

Creo que el “esclavo” nos debe muchas respuestas…

Apologista

PRESTE MUCHA ATENCIÓN A ESTO:¡USTED ESTÁ LLAMADO PARA SER UN CRISTO (Χριστός), UN HIJO DE DIOS!

 

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista) 

Una de las verdades fundamentales que los más de los llamados “cristianos” es que ellos han sido llamados para ser Cristos e Hijos de Dios. Y es que la mayoría supone que Cristo es un nombre y no un título de majestad real. Un Cristo o Ungido en el Antiguo Testamento podía ser un rey, un sacerdote, y un profeta. Así, David fue ungido para ser rey de Israel, y Samuel lo fue para ser profeta de Dios. 

La Enciclopedia Wikepedia nos dice sobre los ungidos, así: 

En la Biblia Hebraica, el Sumo Sacerdote y el rey eran a veces llamados «el ungido». Los profetas también eran ungidos. Ungir a un rey era equivalente a coronarlo: de hecho, en Israel no se exigía la corona De esta forma, David fue ungido rey por el profeta Samuel. Samuel tomó el cuerno del aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. A partir de aquel día vino sobre David el espíritu de Jehová. Se levantó luego Samuel y regresó a Ramá. 

La palabra “Cristo” que se usa actualmente como si fuese un apellido es en realidad un título procedente del Christos, (Gr. Χριστός)  que significa aproximadamente ‘ungido’. Otra palabra equivalente a “Cristo” es “Mesías”, esta última es de origen hebreo.

Jesús, el Cristo 

La Biblia nos presenta a Jesús como el Cristo de Dios, el ungido para ser el rey de Israel. Su ungimiento se produjo cuando fue bautizado por Juan en el Jordán, y el Espíritu Santo bajó sobre él (representado en el AT por el aceite del ungimiento) nombrándolo el Hijo amado de Dios (Mateo 3:16,17). 

Al ser ungido por Dios, Jesús comenzó a predicar el evangelio del reino de Dios. Su misión como ungido en la tierra era proclamar las buenas noticias o evangelio del reino. Dice Lucas, así: 

Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha UNGIDO para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. Lucas 4:17-21. 

En Marcos 1:1,14,15 vemos que Jesucristo efectivamente predicaba esas buenas noticias del Reino: Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”. 

Ciertamente Jesús fue enviado por Dios para predicar el evangelio, que fue la razón para la cual fue ungido; pero tenía una misión importante que era el morir por nosotros. Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado (Luc. 4:43). 

Los otros Cristos 

La Biblia nos dice que los cristianos, los que hemos sido bautizados para el perdón de los pecados, hemos sido automáticamente ungidos por Dios para ser ‘Cristos’, y por lo tanto, coherederos con él del reino de Dios. En 2 Corintios 1:21, Pablo les dice a la hermandad corintia, lo siguiente: “Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió (Gr.Χρισ), es Dios”. Así que si bien se nos amonesta contra los falsos cristos, también los hay de los genuinos, de aquellos que viven como Cristo vivió, soportando penurias y aflicciones por causa de Jesucristo y el evangelio del reino. Los falsos cristos no solamente viven del evangelio como reyes coronados, sino que predican un evangelio trucado, diabólico, y por lo tanto, engañoso. 

También en 1 Juan 2:20,27, leemos: “vosotros TENÉIS la UNCIÓN del Santo”… “la UNCIÓN que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros“. En el capítulo 3:2 se nos revela que se los está diciendo a todos los que somos “hijos de Dios”, los que seremos semejantes al Señor. Aquí aclara en el capítulo 3:2 que se lo está diciendo a todos los que “ahora somos hijos de Dios”, a los que seremos semejantes a él. 

Ahora bien, “Ungidos con el Espíritu Santo” resalta otras bendiciones colaterales que Dios nos añade cuando nos entrega el Espíritu Santo. Todos los cristianos fuimos ciertamente “ungidos por Dios”, pues sin este ungimiento no podríamos ser cristianos (Rom. 8:9). Y al tener el Espíritu Santo nos constituimos en hijos y herederos de Dios, así como coherederos con Jesús (Rom 8:17). 

En 1 Cor. 12:13 dice: “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a TODOS se nos dio a beber de un mismo Espíritu”. En este pasaje el bautismo con el Espíritu Santo tiene relación directa con nuestro ingreso al cuerpo de Cristo, el cual es su iglesia. Cada uno de nosotros pasamos a ser miembros con diferentes funciones, pero el cuerpo y la cabeza no se desunen, de lo contrario moriríamos todos. La cabeza es la que dirige, y el cuerpo obedece las órdenes. Por lo tanto, el Cristo completo es cabeza y cuerpo, y cuando Cristo se siente en su trono, se sentará él con su cuerpo completo. La cabeza y el cuerpo estarán juntos, y donde quiera que vaya la cabeza, allí estará su cuerpo. De modo que ambos: cabeza y cuerpo disfrutarán de todas las bendiciones de Dios Padre. Es por eso que Jesús promete a su iglesia participar de su propio trono, para que se sienten con él como sus cristos menores (Apo. 3:21). El desea que su cuerpo sea tan ungido como él lo es a través del Espíritu  Santo. La cabeza no puede ser ungida con un cuerpo carente de ungimiento, pues el Espíritu es lo que da vida al cuerpo entero (Gál. 5.25). Tanto cabeza y cuerpo son santos y puros, y deben trabajar armoniosamente hacia una misma meta, pues respondemos al mismo llamamiento del cielo (Heb. 3:1). En consecuencia, debe existir una comunión total, la unidad que Cristo pidió al Padre para su iglesia (Juan 17:21). Los llamados preteristas extremos, y los amilenialistas en general, sostienen que Cristo empezó a reinar en el primer siglo al poco tiempo que se fue al cielo. Pero esto no es del todo cierto, ya que Cristo no puede reinar sin sus otros cristos menores que se van uniendo a su cuerpo progresivamente. Jesús prometió que nos sentaríamos con él en su trono, y que juntos con él reinaríamos el mundo (Apo. 2:26,27; 3:21; 20:4,5, Isa. 32:1). 

Los Testigos de Jehová sostienen que la iglesia está compuesta únicamente por Cristo y 144,000 personas de su organización. El resto de sus miembros son las “otras ovejas”, o una “grande muchedumbre” sujeta a Cristo y su iglesia. Ellos enseñan que Cristo y su minúscula iglesia de 144,000 personas vivirán en el cielo, en tanto que el resto de los conversos de su culto se quedarán en la tierra.  Esta es una blasfemia y una vulgar distorsión de la verdad bíblica. Jesucristo estará con sus seguidores a donde quiera que él vaya. Sus seguidores (los miembros) no pueden estar separados de la cabeza, pues eso los aniquilaría por completo. Desgraciadamente millones de Testigos de Jehová permanecen decapitados, ya que  se les ha enseñado que no tienen ninguna posibilidad de pertenecer al cuerpo del Señor. 

LOS CRISTOS SON HIJOS DE DIOS 

Cuando Jesús preguntó qué pensaban los hombres de él, Pedro le respondió correctamente, y dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” (Mateo 16:16). Y  en otra oportunidad Pedro le dice a Jesús: “Y  nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Juan 6:69). Por tanto, se hace evidente que tanto los títulos “Cristo” e “Hijo de Dios” van de la mano. Ser Hijo de Dios es ser un Cristo.

Ahora bien, el propósito de Dios es tener una familia grande, y para ello Él adoptó más hijos para llevarlos a su gloria, gloria que recibió Jesucristo primeramente de parte de Dios y luego nosotros. En Hebreos 2:10 leemos: “Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que HABIENDO DE LLEVAR A MUCHOS HIJOS A LA GLORIA, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.” Entonces se hace muy claro que Dios tuvo en mente llevar a más hijos a su gloria por su medio de la adopción. Dice Pablo: “Porque todos los que sois guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el Espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de ADOPCIÓN, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Rom. 8:14,15). Esto significa que al convertirnos en hijos de Dios (cristos), nos hacemos acreedores de los bienes del Padre, los cuales Jesús compartirá con nosotros. Dice Pablo nuevamente: “Y si hijos (cristos), también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, PARA QUE JUNTAMENTE CON ÉL SEAMOS GLORIFICADOS” (Rom. 8:17). Tome nota que juntamente con Jesús seremos glorificados, es decir que ambos: cabeza y cuerpo recibiremos una gloria semejante. Por eso también Jesús dijo: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno” (Juan 17:22,23). Por tanto, es claro que los cristianos están llamados a ser como el Cristo Mayor, el Señor Jesucristo. Dios desea tener más cristos-hijos dentro de Su familia a fin de que ellos hereden el mundo venidero (Romanos 4:13).

LOS CRISTOS SON LOS ELEGIDOS DE DIOS 

En Lucas 23:35 leemos: “…a otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, EL ESCOGIDO de Dios”. De modo que el Cristo era reconocido como alguien que era escogido de Dios. No obstante, las Escrituras nos dicen que Dios también escogió o otros hombres para que fueran sus ungidos o cristos menores al servicio del Cristo Mayor, Jesucristo. Dice Pablo en Efesios 1:4,5,11-13, así: “Según NOS ESCOGIÓ en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser ADOPTADOS hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad…en él asimismo tuvimos HERENCIA, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, FUISTEIS SELLADOS CON EL ESPÍRITU SANTO DE LA PROMESA.”  Por su parte el apóstol Pedro dice sobre los escogidos lo siguiente: “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo…mas vosotros sois linaje ESCOGIDO, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios…” (1 Pedro 2:4,5,9). ¿nos damos cuenta que Jesucristo y nosotros somos “piedras vivas”, y linaje escogido, para ser parte de la casa o templo espiritual de Dios, para ofrecer sacrificios de alabanza? Entonces es evidente que tanto Jesucristo, el escogido de Dios, y nosotros, los otros escogidos deL Padre, somos cristos de Dios para participar dentro de la familia divina. Por eso Pablo tiene razón cuando escribió en 2 Tes. 2:13,14, lo siguiente: “Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que os haya ESCOGIDO desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar LA GLORIA de nuestro Señor Jesucristo”. 

LOS CRISTOS SON REYES Y SACERDOTES

En Lucas 23:2 la muchedumbre acusa a Jesús de estar propagando la idea de que él era el Cristo, un rey. Dice el pasaje, así: “Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte a la nación, y que prohíbe dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey”. Esto es interesante, pues aquí vemos que hay una asociación del título ‘Cristo’ con el cargo de ‘un Rey’. De igual modo, los Cristianos, o los otros cristos, están llamados a ser reyes asociados con el Rey mayor, Jesucristo.  Dice Apo 5:10: “y nos has hecho para nuestro Dios REYES y SACERDOTES, y reinaremos sobre la tierra”. Como vemos, Jesucristo nos ha hecho reyes para Dios a través de su sacrificio expiatorio, al redimirnos de la condenación y la muerte eternas. Estamos llamados a ser como Su Hijo Unigénito, y coparticipar con él de sus riquezas como parte de Su familia. Esta era dorada fue vislumbrada por los profetas del Antiguo Testamento. Por ejemplo, Isaías dice: “He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio” (Isa. 32:1). “Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isa. 2:4). El profeta Daniel escribe sobre esa era del reino de Cristo y de sus santos, diciendo: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de Hombre, que vino hasta el Anciano de Días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido…y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán” (Daniel 7:13,14,27). De modo que todos los cristos tendrán dominio y gloria en el reino milenario de Dios. 

LOS CRISTOS TIENEN SUS  TRONOS 

San Juan dice: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad para juzgar…y vivieron y reinaron con Cristo mil años.” (Apo. 20:4). Y en el Salmo 122:3-5 dice: “Jerusalén, que se ha edificado como una ciudad que está bien unida entre sí. Y allá subieron las tribus, las tribus de Yah, conforme al testimonio dado a Israel, para alabar el nombre de Jehová. Porque allá están las sillas del juicio, los tronos de la casa de David.” No es sorpresa,  entonces, que Jesucristo les haya ofrecido a sus apóstoles tronos para que se sienten sobre ellos para que sean co-gobernantes con él en su reino venidero. Pero esos tronos serán ocupados cuando Jesucristo regrese en toda su gloria divina, pues así lo dijo el Señor en Mateo 25:31,34. Por tanto, ningún cristiano está reinando en estos momentos sobre las naciones (Apo. 2:26). Los que dicen que ya están reinando en el reino de Cristo están errados porque ignoran las dispensaciones de Dios.  Recordemos que Pablo les había escrito irónicamente a los creyentes de Corinto para burlarse de sus creencias erradas sobre un supuesto “reinado” ya consumado sobre la tierra (1 Cor. 4:8). 

LOS CRISTOS (UNGIDOS) TIENEN LA MISIÓN DE SALVAR A OTROS 

El Señor Jesús es nuestro Salvador, ya que con su sangre nos redimió de la condenación eterna, y nos introdujo en su familia a fin de participar de los bienes de Su Padre. Es por eso que él es nuestro querido Salvador, porque nos dio vida estando muertos; nos abrió el camino para ser hijos y herederos de Su Padre, y coherederos con él del mundo de la era venidera (Romanos 8:17). Estamos llamados, pues, a recibir todo lo que Jesucristo recibió en su resurrección, sin excepción alguna. La gloria que Cristo recibió la recibimos nosotros también por la fe. Por eso Jesús pidió al Padre para que los suyos estuviesen con él en el mismo lugar en dónde él iba a estar. Sus palabras son como siguen: “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde la fundación del mundo” (Juan 17:24). Y en Apocalipsis 3:21 Jesús dice: “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.

De igual modo, todos los Cristianos deben hacer su parte como administradores de esa salvación, llevando el evangelio salvador a todo el mundo habitado. En buena cuenta, el Cristiano está llamado a salvar a otros con el evangelio de Cristo. Dice Judas 23 dice: “A otros salvad, arrebatándolos del fuego…” Y Pablo dice: “Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos” (1 Cor. 9:22). A Timoteo le dice: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren” ( 1 Tim. 4:16). De modo que los Cristianos salvan a otros a través de la administración del evangelio de Cristo, poniendo sus vidas al servicio y en sacrificio de los que son predestinados para la salvación. Por tanto, no es de extrañarse que Pablo dijera: “…fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio…” (1 Tes. 2:4)–¿y cuál es la razón para esto? Pues Jesús “sacó a la luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” (2 Tim. 1:10).

TESTIMONIO DE AGUSTÍN DE HIPONA

Es muy interesante la explicación que nos ofrece San Agustín del Salmo 26. Escribe así: «David fué ungido rey. En aquel tiempo, se ungía sólo al rey y al sacerdote. En estas dos personas se encontraba prefigurado el futuro único rey y sacerdote, Cristo (y por esto “Cristo” viene de “crisma”). Pero no sólo ha sido ungida nuestra Cabeza, sino que también hemos sido ungidos nosotros, su Cuerpo (…). Por ello, la unción es propia de todos los cristianos; mientras que en el tiempo del Antiguo Testamento pertenecía sólo a dos personas. Está claro que somos el Cuerpo de Cristo, ya que todos hemos sido ungidos, y en Él somos cristos y Cristo, porque en cierta manera la cabeza y el cuerpo forman el Cristo en su integridad».

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EL REINO MILENARIO DE CRISTO EN EL PENSAMIENTO CRISTIANO

Este trabajo pretende, en pocas palabras, relatar la historia de la interpretación milenarista del Reino de Dios, y mostrar cómo esta fue eclipsada por interpretaciones posteriores.

EL REINO MILENARIO EN LA BIBLIA

La biblia habla claramente de un reinado milenario de Cristo en el cual se restaurarán todas las cosas. Este Reino de Cristo es compartido con los santos o, aquellos que han hecho méritos suficientes en esta vida para que se les conceda “una ciudad”, de acuerdo con la promesa de Cristo en la parábola de los talentos. El libro Apocalipsis muestra que los santos resucitan primero, y reinan con Cristo sobre la Tierra por un período de mil años. (Véase el artículo: “El Reino de Dios”)

Revelación 20 nos muestra una tierra gobernada por Cristo y los santos, libre del Diablo y de su influencia perniciosa.  Durante este tiempo ocurre la resurrección de los injustos, los cuales son juzgados por Cristo y sus santos, y, luego de terminados los mil años, Satanás es soltado, las huestes de Gog de Magog rodean la ciudad amada (Jerusalén terrestre), pero Dios los destruye mediante fuego del cielo. Se prende al Diablo, a la bestia, al profeta falso, y a la muerte misma, y se los arroja al lago de fuego, donde se los atormenta (aprisiona) para siempre jamás.  Esto da paso al descanso de Dios, el nuevo milenio donde existen ya solamente el nuevo cielo y la nueva tierra. En Revelación 21 se describen las condiciones maravillosas de este nuevo Día de Descanso de Dios.

Esta doctrina cristiana es complementaria a todo que Jesucristo prometió a sus discípulos: la restauración del reino de Israel, donde los apóstoles se sentarían para juzgar a las doce tribus de Israel, y la resurrección general.

Este hecho estaba tan presente en la mente de los discípulos, que cuando Jesús resucitó, esto fue lo primero que se les ocurrió preguntar.

Compruébelo usted mismo, la resurrección de los muertos, el re-establecimiento del reino de Israel durante los últimos mil años, la restauración  de todas las cosas o la recreación, la inconsciencia de los muertos, la resurrección terrenal y la vida eterna  en la tierra son doctrinas que el propio Jesús enseñó.  (Juan 5: 28,59; Juan 11:23,24; Lucas 20:34-38; Mateo 5:5; 22:28-30; Hechos 1:6-8)

¿Por qué y cómo sucedió que llegó a enseñarse una doctrina tan diferente dentro de la Iglesia Cristiana?

LOS PADRES DE LA IGLESIA

Justino Martir, un apologista (defensor del cristianismo ortodoxo ante la amenaza de los gnósticos y otras tendencias heréticas, reconocido tanto por católicos como por protestantes) del siglo segundo (110 E.C.), era milenarista ortodoxo tal como lo eran la mayoría de sus contemporáneos.

En su libro «Diálogo con el Judío Trifón» declaró:

“Además hubo entre nosotros un varón por nombre Juan, uno de los apóstoles de Cristo, el cual, en revelación que le fue hecha, profetizó que los que hubieren creído en nuestro Cristo, pasarán mil años en Jerusalén; y que después de esto vendría la resurrección universal y, para decirlo brevemente, la eterna resurrección y juicio de todos unánimemente. Lo mismo vino a decir también nuestro Señor: ‘No se casarán ni serán dadas en matrimonio, sino que serán semejantes a los ángeles, hijos que son del Dios de la resurrección’ (Lucas 20:35-36)» (‘Diálogo con Trifón’ 80-81)

Justino en este documento relacionó Isaías 65 con Revelación 20, lo cual muestra que los primeros cristianos tenían conciencia del cumplimiento literal de las promesas de Dios a los israelitas, y por extensión a todas las naciones.

Otro ejemplo sobresaliente, entre muchísimos otros de este período temprano, es el del Ireneo,  veamos cómo se expresó:

Adversus Haereses V, 32, 1: «El pensamiento de algunos es inducido a error por discursos de herejes, a punto tal que ignoran los designios de la salvación de Dios y el misterio de la resurrección de los justos y del reino que es el principio de la incorrupción. Este reino es el medio por el cual los que habrán sido estimados dignos, poco a poco se acostumbrarán a acoger a Dios. En consecuencia, a propósito de ellos hay que decir que los justos, resucitando los primeros en esta creación que se renueva por la manifestación del Señor, recibirán la herencia prometida por Dios a los padres y reinarán. Sucesivamente habrá el juicio. Tal como es justo, ellos recogen los frutos de su paciencia justamente en la creación en la cual sufrieron o fueron atormentados y puestos a prueba en todas las maneras en su paciencia; reciben la vida justamente en aquella creación en la que fueron muertos por motivo del amor de Dios, y reinan justamente en aquella creación en la que soportaron la esclavitud. Dios efectivamente es rico en todo y todo le pertenece. También la Creación, por lo tanto, restaurada en su condición original, debe ser puesta a servicio de los justos sin ningún obstáculo. El Apóstol Pablo lo declaró en la carta a los Romanos: La Creación fue sometida a la caducidad, no por su voluntad, sino por la voluntad del que la sometió, porque también la Creación será liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios (Rom. 8: 19-21). Así también la promesa que Dios hizo a Abraham dura de manera irrevocable. Dios dijo efectivamente: Mira hacia arriba con tus ojos, y mira desde donde estás ahora hasta el norte, el sur, el oriente y el poniente y el mar: porque toda la tierra que ahora ves, te la daré a ti y a tu descendencia para siempre (Gen 13, 14-15)».

Si usted es lector de este sitio, notará el gran parecido entre lo que escribimos y lo que estos primeros cristianos pensaban. De hecho la lectura de la literatura cristiana de los primeros tres siglos, nos lleva a concluir que esta era la doctrina original que los apóstoles enseñaron de parte de Jesús, y que corresponde a la lectura e interpretación llanas de las palabras de Jesús y sus apóstoles.

El mismo Agustín de Hipona (San Agustín: quien es quien definió lo que es la enseñanza católica actual ), fue milenarista en sus comienzos, leamos:

Sermón pronunciado en ocasión de la octava de Pascua (años 393-395): Sermón259, 2:

«Este día octavo representa la vida nueva en el fin del mundo; el séptimo, representa el futuro reposo de los santos en esta tierra (Apoc 20, 4). Efectivamente, reinará el Señor en la tierra con sus santos, como dicen las Escrituras, y tendrá aquí una iglesia a la que ningún inicuo entrará, separada y purificada de todo contagio de iniquidad (Apoc 21, 27).»

Notemos el parecido, o mejor dicho, la armonía del pensamiento agustino temprano, con la doctrina ortodoxa de la iglesia.

No obstante, es el mismo Agustín quien, influenciado por los escritos de Ticonio, cambia su postura ortodoxa y adopta una interpretación alegórica preterista del texto de Revelación. Notemos el cambio de posición de Agustín:

‘De Civitate Dei’, 9:

«El milenio habría comenzado como un estado espiritual que la Iglesia recibió en Pentecostés, y que individualmente cada cristiano disfruta continuamente como una comunión mística con Dios. No espera una intervención directa en la historia que la vuelque de sentido. Su escatología ya está realizada. Dios ya ha triunfado».

«La Iglesia ya es ahora el reino de Cristo y el reino de los cielos. También ahora reinan con él sus santos, ciertamente de otro modo del que reinarán después; pero no reina con él la cizaña, aunque en la Iglesia crezca como el trigo».

Agustín se inclinó después por la explicación más “espiritual” de Ticonio y abandonó la enseñanza original.

La iglesia acogió la explicación de Agustín con beneplácito, porque iba más en armonía con los hechos presentes, después de todo, de ser un oscuro movimiento perseguido por los emperadores romanos, el cristianismo era ahora la religión oficial del imperio. De modo que el decir que el milenio había empezado en pentecostés y resultaría en el triunfo de la Iglesia sobre el mal, era muy tentador y conveniente, ya que promovía el prestigio y poder de la Iglesia. Desde aquel momento  los milenaristas  son tratados con desdén dentro de la Iglesia católica, aunque no se los condena definitivamente.

Ahora bien, cuando hubieron pasado mil años desde pentecostés y el mundo continuó sin cambios, entonces los mil años también pasaron a ser simbólicos y a representar una ‘era’ indeterminada.

Además, la explicación de Agustín, iba más en armonía con la noción de que los buenos ya estaban en el cielo con Cristo, una doctrina que tampoco formaba parte de las enseñanzas apostólicas originales; así, se explicaba mejor que el reino de los santos ya había comenzado. A su vez, esto armoniza con la noción griega de que el alma sobrevive al cuerpo después de la muerte.

La resurrección del cuerpo es una doctrina básica del catolicismo y del protestantismo, sin embargo, carece de sentido y es cuasi ignorada por la mayoría de los feligreses, por cuanto no armoniza con la noción de que, despues de morir el cuerpo, un alma inmortal inmediatamente asciende al cielo o baja al infierno. Todas estas doctrinas son corrupciones de la enseñanza sana del catolicismo original, que puede encontrarse en los escritos de los padres de la Iglesia, y, por supuesto en las escrituras; esto es, que los muertos están inconscientes a la espera de la resurrección en el último día, que es cuando Cristo regresa a reinar con sus santos y a restaurar la tierra. (Juan 11:11; 23-26)

 Y, por cierto, el creer que los santos ya gobiernan, ha llevado a su veneración idolátrica mediante el uso de imágenes, lo cual está expresamente prohibido por los apóstoles. (1 Juan 5:21)

Los católicos (y protestantes) harían bien en referirse al credo apostólico  y a los escritos de los primeros obispos, para entender lo que es la verdadera enseñanza católica, pura y simple, libre de interpretaciones posteriores e influencias externas al cristianismo ortodoxo. Investigar la enciclopedia católica y leer el catecismo me ha llevado a concluir que gran parte de la verdadera enseñanza apostólica está aún disponible para el católico sincero.

Los líderes católicos y protestantes harían bien en leer la advertencia de Jesús en Lucas 12: 45-48 y Santiago 3:1.

Este no es un sitio anti-católico, ni anti-protestante, de hecho, no repudiamos ninguna religión cristiana a la luz de lo que dijo Pablo en Filipenses 1:15-20 y las palabras de Jesús en Marcos 9:38-40. Lo que si hacemos es conminar a los cristianos a retomar la doctrina sana del cristianismo original y a predicarla dentro de su misma iglesia o congregacion. Influyamos positivamente en el pensamiento cristiano, porque ha llegado el tiempo de «restaurar todas las cosas». (Marcos 17:11,12)

(Para una consideración más extensa lea el artículo contribuido por David Melon, que ha servido de base para esta consideración.)

FIN DEL ARTICULO 

LECTURA RECOMENDADA

EL JUICIO Y LA RESURRECCION SEGUN CRISTO

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EL REINO DE DIOS

EL MILENARISMO O QUILIANISMO EN EL PENSAMIENTO JUDEO-CRISTIANO

MIS SITIOS WEB EXCLUSIVOS SOBRE EL TEMA DEL REINO DE DIOS

¡Wou, mami!…¡qué lindo etán etos blos de Apologita!

…no hay duda alguna de que todos aquellos que son como niños entrarán en el reino de Dios!

Estimados amigos que nos visitan asiduamente:

 Les informo que mi sitio web pagado www.elevangeliodelreino.org, ahora finalizará con “com»  www.elevangeliodelreino.com. Así que pueden acceder ahora a este nuevo enlace, y tenerlo entre sus favoritos, si así lo creen conveniente. 

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Así que ya cuentan ustedes con estos dos nuevos sitios para que los den a conocer a sus amigos y conocidos, para que también ellos puedan conocer el mensaje central de Cristo que es el reino de Dios, el evangelio salvador que debe ser proclamado a todas las naciones como testimonio antes de que Su Majestad, el Señor Jesucristo, regrese a este mundo en persona para regirlo con vara de hierro (Mateo 24:14; Lucas 9:60-62; Romanos 1:16). 

Finalmente,  ustedes también pueden visitar mi otro blog exclusivo sobre la doctrina de la Trinidad en el siguiente enlace:

www.detrinitatiserroribus.over-blog.es

Su servidor,

Apologista

LA SOLUCIÓN FINAL: EL REINADO DE JESUCRISTO

Juan 14:3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. 

Jesús ascendió al cielo desde el Monte de los Olivos y regresará al Monte de los Olivos y liberará a Jerusalén y el reinado será desde allí con sus santos glorificados! 

Hechos 1:9-12 

Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y una nube lo ocultó de su vista. 10 Y estando con los ojos puestos en el cielo mientras se iba, he aquí dos varones se pusieron junto á ellos en vestidos blancos, 11 que también dijo: «Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que fue llevado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. » 12 Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que está cerca de Jerusalén, el viaje de un día de reposo. 

Esto está de acuerdo con Zacarías 14:3-4 

3 Entonces el Señor saldrá Y luchará contra esas naciones, Como peleó en el día de la batalla. 4 Y en aquel día sus pies se asentarán sobre el monte de los Olivos…. 

Jesús ha ido al cielo y volverá para restaurar el reino de Dios en la tierra, y para otorgarnos autoridad (a los cristianos convertidos) en su administración, y posiciones gubernamentales en su reino, compartiendo su gloria, poder y honor con nosotros desde Jerusalén, la sede del gobierno de Dios, el trono de David, el Trono del Señor: 

Juan 17:24 

Padre, quiero que también aquellos que me diste estén conmigo donde yo estoy, para que vean mi gloria que me has dado, porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.

Jesús volverá y reinará en Jerusalén, ¡pero el Rey de Reyes y Señor de Señores no reinará solo! A los apóstoles se les ha prometido una posición de liderazgo en el Reino de Dios sobre las doce tribus de Israel:

Mateo 19:28

Entonces Jesús les dijo: «De cierto os digo, que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria [en Jerusalén], vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.

Pero Cristo también con alegría compartirá con nosotros en el Reino de Dios, para que podamos gobernar con él. 

2 Timoteo 2:12 

Si sufrimos, también reinaremos con él. 

Apocalipsis 3:21 

Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono. 

Apocalipsis 5:10 

Y los has hecho reyes y sacerdotes para nuestro Dios; Y reinaremos sobre la tierra.» 

Apocalipsis 20:4-6 

… Y vivieron y reinaron con Cristo mil años. 5 Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. 6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección. La segunda muerte no tiene poder, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años. 

Los hijos de la familia real de Dios pronto administrarán el gobierno de Dios sobre toda la Tierra! 

Daniel 7:27

Entonces el reino y señorío, Y la grandeza de los reinos debajo de todo el cielo,
Se dará a la gente, los santos del Altísimo. Su reino es un reino eterno, Y todos los dominios le servirán y obedecerán.»

El Futuro Papel de Jerusalén

1. Jerusalén será la sede del gobierno cuando Jesucristo vuelva a establecer el Reino de Dios.

«En ese momento Jerusalén se llamará El trono del Señor, y todas las naciones acudirán a ella, el nombre del Señor, a Jerusalén. Ya no tendrán que seguir los dictados de su malvado corazón «(Jeremías 3:17).

2. Todas las naciones (eventualmente) vendrán para adorar en Jerusalén.

«Y será que cualquiera de las familias de la tierra no suba a Jerusalén para adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, en ellos no habrá lluvia» (Zacarías 14:17).

3. La forma de vida de Dios y la paz se extenderán en todo el mundo desde Jerusalén.

«Muchas naciones vendrán y dirán: Venid, y subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Él nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. «Porque de Sión, la ley saldrá, y la palabra del Señor de Jerusalén. Él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; volverán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces; nación no alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra «(Miqueas 4:2 -3).

 

EL REINO DE DIOS Y SU DOMINIO MUNDIAL ESTARÁN EN MANOS DE CRISTO Y DE TODOS LOS SANTOS—¿PERO QUIÉNES SON LOS SANTOS?

El reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, serán dados al pueblo de los santos del Altísimo (Daniel 7:22,27)

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

El profeta Daniel nos habla que llegará el tiempo en que los santos del Altísimo recibirán el reino, el dominio y la majestad de los reinos que están debajo de todo el cielo. Es decir, que los santos serán los gobernantes de todos los reinos de la tierra junto con Su Majestad, el Señor Jesucristo.

Ahora bien, si descubrimos quiénes son los santos, sabremos quiénes gobernarán con Cristo en su reino. Analicemos esto con cuidado, porque de esto depende una sana interpretación de la Biblia.

¿Qué es santidad?

Wikipedia nos dice:

Para el Judaísmo el término hebreo para la santidad («kedushah» en hebreo: קדושה‎) significa «apartamiento» o «separación». En la religión hebrea, lo «santo» es lo «diferente» o «apartado», y en ese sentido Yahvé es «santo», distinto del mundo profano. Los objetos y las personas se «santifican» por su relación con Dios, habitualmente a causa de la elección divina, o por una ofrenda especial hecha a la divinidad. Así, por ejemplo, el «santo de los santos» del Templo de Jerusalén era el santuario reservado para el culto especial, separado especialmente del resto de los atrios, para significar su propiedad especial por parte de Dios, y esta «santidad» se extendía a Jerusalén, la «ciudad santa», los «días santos» reservados para el culto por Yahvé, y al pueblo hebreo, elegido por Dios. Buena parte del sentido de «santo» de la religión hebrea permea en toda la tradición cristiana.

La raíz de la palabra «santo» es apartado, separado. ¿En qué sentido está separado Dios? Está separado del hombre en lo que respecta a espacio. Él está en los cielos (Mt6.9b), el hombre, en la tierra. Él está separado en lo que respecta a la naturaleza, al carácter. Dios es perfecto, el hombre imperfecto; Dios es divino, el hombre humano y pecaminoso. Vemos, pues, que la santidad es el atributo que establece y preserva la distinción entre Dios y las criaturas. Denota no sólo un atributo de Dios, sino su naturaleza misma. Sólo Dios es santo en sí mismo. Se habla de gente santa, de edificio y objetos santos, porque Dios los ha santificado. La palabra «santo» aplicado a personas u objetos es un término que expresa una relación con Dios, o sea, que estos han sido separados para el servicio de Dios.

Así que para resumirlo muy escuetamente, un santo es una persona que está separada del mundo para servir a Dios. Esto no significa, sin embargo, que la persona deba recluirse en un claustro o monasterio para evitar todo contacto con el mundo exterior, porque ¿cómo podría ser esta persona “luz del mundo” si está escondida en cuatro paredes lúgubres y frías? Por lo tanto, el santo debe alumbrar con sus hechos y con su fe  al mundo que está en tinieblas espirituales, sin hacerse parte de él. Simplemente el santo no se inmiscuye en los asuntos temporales de este mundo, y no hace lo que comúnmente hacen los inconversos que viven sin Dios.

Los santos de la Biblia eran personas comunes y corrientes que se distinguían por su conducta impecable, es decir, por su vida pura, honesta, y sencilla. Estos santos vivían confiados y observando las leyes de Dios con fiel devoción.

Sólo frío o Caliente: No hay término medio

Así como sólo hay justos e injustos (Véase Hechos 24:15), así también sólo hay santos e inmundos (Véase 1 Corintios 7:14). En ninguno de los dos casos hay términos medios. También hay “Hijos de Dios” e “hijos de diablo”, y aquí tampoco hay términos medios. O se es hijo de Dios, o se es hijo del diablo, pero no hay términos medios. Sencillamente los tibios serán vomitados de la boca de Dios.

Cuando los católicos romanos eneseñan que los santos son una clase especial de cristianos de entre un grupo más numeroso de fieles, simplemente están  inculcando un craso error. Porque si sólo una minoría de creyentes católicos puede ser considerada “santa”, entonces la gran mayoría de los católicos sólo podría ser considerada como INMUNDA (véase 1 Cor. 7:14)— ¡No hay términos medios!

El Catolicismo ha torcido el concepto bíblico de la santidad

Recordemos que la santidad no es como lo predica la Iglesia católica, en donde ésta va asociada con la vida monástica, con la separación radical y total del mundo, con la opción por la pobreza y el celibato, con la ejecución de milagros, con la levitación, con la bilocación, con los estigmas, y finalmente, con la incorrupción.

¿Qué nos dice la Biblia sobre la Santidad?

Pablo nos dice:

1.- Hebreos 12:14: “Seguid la paz con todos, y la SANTIDAD, sin la cual nadie verá al Señor”.

Aquí Pablo dice que si queremos ver al Señor  Dios, será necesario que seamos santos y sigamos la paz. Si la gran mayoría de católicos no son santos, entonces esta gran mayoría nunca verá a Dios.

2.- Efesios 4:24: “y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y SANTIDAD de la verdad.

Aquí el “nuevo hombre” a diferencia del “viejo hombre” se caracteriza por la justicia y la santidad. Si alguno no se caracteriza por la justicia y la santidad, es aún un “viejo hombre”. Y ya sabemos cómo se comportan los viejos hombres y a dónde acabarán finalmente. Dice Pablo de estos «viejos hombres, así; Efesios 4:22: «En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del VIEJO HOMBRE, que está viciado conforme a los deseos engañosos”.

3.- 1 Tesalonicenses 3:13: “Para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en SANTIDAD delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos”.

Este pasaje nos dice que los santos serán irreprensibles cuando vuelva el Señor Jesús. Pero si alguno no es santo, ciertamente será censurado por ser un mal siervo de Cristo, cuando él regrese del cielo en gloria.

4.- Salmos 34:9: “Temed a Jehová, vosotros sus SANTOS, Pues nada falta a los que le temen”.

En este pasaje, los que «temen a Jehová», que por cierto se refiere a individuos que buscan al Señor (v.10), y que ahora son sus hijos (v.11), son llamados «SANTOS».

5.- Salmos 116:15: “Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus SANTOS”.

La muerte de los santos es estimada a los ojos de Dios, pero si alguno no es un santo, ¿Cómo podría la muerte del tal persona ser estimada por Dios?  Recordemos que los católicos dicen que los santos son sólo algunos privilegiados, hombres especiales, y fuera de serie, de entre una gran masa de creyentes que no lograron ese nivel. Pero si fuera verdad lo que sostiene el romanismo sobre los santos, ¿podría la muerte de cualquier católico devoto que no alcanzó la santidad ser estimada a los ojos de Dios? Por otro lado, ¿fue la muerte del escritor de este salmo, el Rey David, estimada a los ojos de Dios? Si la respuesta es que sí, entonces David fue un santo, y por tanto, un futuro gobernante en el reino del Mesías. Recuerden que: “Después recibirán el reino los SANTOS del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre… y llegó el tiempo, y los SANTOS recibieron el reino. El reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, serán dados al pueblo de los santos del Altísimo” (Daniel 7: 18,22,27).

La Evidencia de que los santos en la Biblia podían ser muy imperfectos y sujetos al perfeccionamiento

1 Corintios

6:1 ¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos? 6:2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? 6:3 ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? 6:4 Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia? 6:5 Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos, 6:6 sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos? 6:7 Así que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados? 6:8 Pero vosotros cometéis el agravio, y defraudáis, y esto a los hermanos. 6:9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 6:10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 6:11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.

Si examinamos bien estos versos de arriba, veremos que Pablo reprocha a santos, a creyentes que juzgarían y gobernarían el mundo venidero, pero que aún les faltaba sabiduría para juzgar cosas insignificantes, y por eso peleaban y discutían airadamente entre sí, cometiendo agravios y defraudando a sus otros hermanos santos. Finalmente Pablo les dice a estos santos conflictivos que ellos ya han sido santificados y justificados (hechos justos) en el nombre de Jesús, y por el Espíritu de Dios.

Otro pasaje que nos habla de los santos como si fueran la grey o los feligreses del Señor en su conjunto, es Efesios 4:11, que dice: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.

Noten ustedes ahora que los líderes cristianos, entre los cuales están los pastores (también llamados “ancianos” u obispos), fueron establecidos por el Señor para PERFECCIONAR a los santos, y edificarlos como lo que son, el cuerpo de Cristo (La iglesia). Es decir, el pastor tiene la función, junto con los otros líderes, de perfeccionar a personas que ya son santas, y que son parte del cuerpo de Cristo. Aquí no se dice que los líderes perfeccionarían a los fieles para ver así algunos lograrían la tan anhelada posición de «santos de la iglesia». Realmente lo que se dice es que los santos serían perfeccionados, porque estaban aún «creciendo en la fe». Ah, y en este grupo seguramente habría un regular número de jóvenes como Timoteo.

Conclusión:

El remanente fiel del AT, así como todos aquellos fieles que en esta “era cristiana” han respondido al llamado del Señor (tanto Judíos como gentiles), y que han recibido la santificación y la justificación por la fe en el evangelio de Cristo, y en su sangre preciosa derramada en la cruz para el perdón de los pecados, son los llamados ‘santos’. A estos santos se les ha asignado un reino, y serán reyes en el reino de Cristo (Lucas 13:32).

Ahora sólo me cabe preguntarle:

¿Es usted un santo del Señor o no? Recuerde: ¡No hay término medio! O es usted un santo, o es usted un inmundo (1 Cor. 7:14)…¡Y ya sabe usted qué les pasará a los inmundos! (Ver Efesios 5:5: “Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o INMUNDO, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios”).

¿QUIÉNES SON LOS JUSTOS?

Jesús hace una distinción entre justos e injustos, y dice que los primeros irán a la vida eterna y los segundos a la condenación (Juan 5:28,29, Mateo 25:46). Así que, o se es justo, o se es injusto, ¡no hay término medio!

¿Y quiénes son los justos?

a).- Todos los redimidos por la fe en Cristo y en su sangre derramada para el perdón de los pecados

Romanos 3:24: siendo JUSTIFICADOS gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

Romanos 5:1: JUSTIFICADOS, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Romanos 5:9: Pues mucho más, estando ya JUSTIFICADOS en su sangre…

b).- Los que serán salvos de la Ira de Dios:

Romanos 5:9: Pues mucho más, estando ya JUSTIFICADOS en su sangre, por él seremos salvos de la ira.

1 Corintios 6:11: Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido JUSTIFICADOS en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.

c).- Los que serán glorificados

Romanos 8:30: Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también JUSTIFICÓ; y a los que JUSTIFICÓ, a éstos también glorificó.

d).- Los que morarán en la presencia de Dios e intimarán con él

Salmos 140:13: Ciertamente los JUSTOS alabarán tu nombre; Los rectos morarán en tu presencia.

Proverbios 3:32: Porque Jehová abomina al perverso; Mas su comunión íntima es con los JUSTOS.

Salmos 68:3: Mas los JUSTOS se alegrarán; se gozarán delante de Dios, Y saltarán de alegría.

e).- Los que brillarán o resplandecerán como el sol

Mateo 13:43: Entonces los justos RESPLANDECERÁN como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga

f).- Son los entendidos de Dios

Daniel 12:3: Los ENTENDIDOS resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.

Ahora le pregunto esto: ¿Ha sido usted justificado (lavado de sus pecados) por la sangre preciosa de Cristo? Si su respuesta es sí, entonces usted será glorificado y resplandecerá  en el reino de Cristo y terminará viviendo para siempre en la presencia de Dios e intimará con Él como hace un Padre amoroso con un hijo fiel.

Desafortunadamente, los Testigos de Jehová y sus simpatizantes creen que sólo 144,000 TDJ estarán en el cielo, e intimarán con Cristo y con Dios, en tanto que una gran multitud de sus feligreses (la grande muchedumbre) se quedará en la tierra, lejos de la Majestad  y de la intimidad del Señor. Esto querría decir que sólo un grupo pequeño de 144,000 Testigos de Jehová habrían alcanzado la justificación y el resto no, pues si todos la hubieran alcanzado, entonces todos los TDJ deberían terminar en la misma presencia del rey e intimando con el Señor.

Pero los TDJ deberían recordar que si sólo ellos (cerca de 7 millones de miembros) serán salvos de la ira de Dios es porque TODOS ellos debieron haber sido justificados por la sangre de Cristo,  y consecuentemente es de esperarse que TODOS ellos terminarán brillando y resplandeciendo como el sol al medio día en el reino del Padre. ¿Pero cómo la llamada «grande multitud» de Testigos de Jehová podrían brillar en el reino de Dios si ellos supuestamente no reinarán con Cristo y tampoco compartirán de su gloria en su «trono celestial», sino sólo como vasallos?

USTED RESPLANDECERÁ EN EL REINO DE CRISTO SI ES UNO DE LOS JUSTOS DE DIOS (MATEO 13:43)

  Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

“Y los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan á justicia la multitud, como las estrellas á perpetua eternidad”  (Daniel 12:3) 

El Resplandor del Hijo de Dios 

La Biblia nos dice que Jesús tenía su resplandor: “El cual (Jesús), siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder” (Heb. 1:3). Así que Jesús es el resplandor de la gloria del Padre, y con ese resplandor regresará a la tierra para destruir a sus enemigos. Dice Pablo: “Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida (2 Tim. 2:8). Este resplandor de Jesús que excede a la del sol, fue visto por Pablo en el camino a Damasco.  Dice Hechos 9:3,4, así: “Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; 4 y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. Y en el relato de su conversión, Pablo le dijo al rey Agripa exactamente lo mismo: “cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 15 Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues(Hechos 26: 14,15).

La Transfiguración de Jesús y su resplandor

En Mateo 16:28, Jesús había anunciado la venida de su reino, y que algunos de sus discípulos no morirían hasta que lo hayan visto venir. Estas son sus palabras: “De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino”. En los siguientes versículos (Mateo 17:1,2) leemos: “Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; 2 y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz”. Jesús efectivamente cumplió su predicción 6 días después cuando separó a Pedro, Santiago y Juan para que subieran al monte y vieran su “venida” en su reino, en todo su resplandor.Esta maravillosa transfiguración de Jesús que lo hizo resplandeciente fue una visión temporal de su gloria en su futuro reino.

El futuro resplandor de los salvos

Jesús confirma lo que dijo Daniel, (“Y los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan á justicia la multitud, como las estrellas á perpetua eternidad”, Daniel 12:3), cuando escribió: “Entonces “Los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre: el que tiene oídos para oír, oiga” (Mateo 13:43). Entonces el reino de Dios hará posible que los salvos resplandezcan como el sol, que brillen y sean gloriosos a la vista de todos. El reino de Dios es la clave para tener una presencia resplandeciente como la que tiene Jesús actualmente. Pero para entrar al reino uno debe primero ser transformado o “transfigurado”. Un buen número lo alcanzarán en la resurrección de los justos, y otros, cuando sean transformados en vida en la parusía o la segunda venida de Cristo. Recuerde, sólo aquellos que son justos resplanderán como Cristo resplandeció como rey, al aparecerse en su transfiguración y en su «reino» en la visión en el monte santo.

¿Y Quiénes son los justos?

a).- Todos los redimidos por la fe en Cristo y en su sangre derramada por nuestros pecados

Romanos 3:24: siendo JUSTIFICADOS gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,

Romanos 5:1: JUSTIFICADOS, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Romanos 5:9: Pues mucho más, estando ya JUSTIFICADOS en su sangre, por él seremos salvos de la ira.

b).- Los que serán salvos de la Ira de Dios:

Romanos 5:9: Pues mucho más, estando ya JUSTIFICADOS en su sangre, por él seremos salvos de la ira.

1 Corintios 6:11: Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido JUSTIFICADOS en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.

c).- Los que serán glorificados y exaltados en trono con los reyes

Romanos 8:30: Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también JUSTIFICÓ; y a los que JUSTIFICÓ, a éstos también glorificó.

Job 36:7: No apartará de los JUSTOS sus ojos; Antes bien con los reyes los pondrá en trono para siempre, Y serán exaltados.

d).- Los que morarán en la presencia de Dios e intimarán con él

Salmos 140:13: Ciertamente los JUSTOS alabarán tu nombre; Los rectos morarán en tu presencia.

Proverbios 3:32: Porque Jehová abomina al perverso; Mas su comunión íntima es con los JUSTOS.

Ahora le pregunto esto: ¿Ha sido usted justificado (lavado de sus pecados) por la sangre preciosa de Cristo? Si su respuesta es sí, entonces usted será glorificado y estará en la presencia de Dios e intimará con Él.

Desafortunadamente, los Testigos de Jehová y sus simpatizantes creen que sólo 144,000 TDJ estarán en el cielo con Cristo y con Dios, en tanto que una gran multitud de sus feligreses (la grande muchedumbre) se quedarán en la tierra, lejos de la majestad e intimidad del Señor y de su trono. Esto querría decir que sólo un grupo pequeño de 144,000 Testigos de Jehová han alcanzado la justificación y el resto no, pues si todos fueran justos, entonces todos los TDJ deberían terminar en la misma presencia del rey e intimando con Dios. Pero los TDJ deberían recordar que si sólo ellos serán salvos de la ira es porque todos ellos son justos o han sido justificados y entonces TODOS ellos brillarán o resplanderán como el sol en el reino del Padre. 

Jerusalén: la Resplandeciente

Tanto Jesús y su iglesia resplandecerán y harán de Jerusalén (la sede el trono de Cristo y de su iglesia, Mateo 5: 33-35). una ciudad igualmente resplandeciente: “Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos con ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella; 11 para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis con el resplandor de su gloria(Isa. 66:10,11). ¡Sí, algún día Jerusalén resplandecerá con la presencia de los justos!

Los impíos, en cambio,  perecen en tinieblas:

“El guarda los pies de sus santos, Mas los impíos perecen en tinieblas; Porque nadie será fuerte por su fuerza” (1 Sam. 2:9)

“Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mat. 25:30).

“¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré. 12 Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; 13 fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas“(Judas 1:11-13).

Hermano, ¿te estás “transfigurando” todos los días para mostrar tu luz resplandeciente a los hombres que andan en tinieblas espirituales a través de tu fe y conducta? Dice Jesús: “Porque en otro tiempo erais tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor: andad como hijos de luz(Efesios 5:8).

Sí, aunque tu resplandor será total como el sol en el reino de Dios, ahora puedes brillar con esa luz maravillosa para alumbrar a todos los hombres que andan en tinieblas. Si tú andas en tinieblas, entonces no tienes luz que proyectar, y simplemente te has convertido en un siervo inútil e incompetente. Debes vivir para iluminar a otros y no ser como los demás que andan en oscuridad o penumbras de muerte.

EL REINO DE DIOS: EL FIN DEL DOMINIO GENTIL

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Un gobierno Justo

Por muchos milenios los hombres han buscado ser regidos con equidad y justicia, y pocas veces han encontrado en sus líderes el carácter moral ideal que se esperaría de ellos como dirigentes o jueces. Las más de las veces los líderes de las naciones han gobernado a espaldas de su pueblo y se han vuelto tiranos o déspotas, individuos que sólo han buscado enriquecerse y hacerse poderosos y temidos. Y este vicio no ha disminuido con el correr de los siglos, sino que se ha mantenido igual y en muchos casos se ha agravado más aún. Muchos regímenes han sido más crueles e injustos que otros, y son pocos los que han sabido administrarlos con equidad y sabiduría, especialmente a favor de los pobres y desposeídos.

Definitivamente todo hombre se ve involucrado en la política de su país o de su pueblo, ya sea activamente como postulantes a líderes, o de una manera menos directa a través de su  voto en las urnas, para apoyar a los candidatos más idóneos y carismáticos que ofrecen con seriedad y honradez hacer cambios o correcciones administrativos que son necesarios para el bien del pueblo o de la comunidad. Perentoriamente el ser humano no puede vivir sin un liderazgo en la política y también en la religión. Uno no puede prescindir de jueces sabios y rectos que administren justicia, de alcaldes que se preocupen de hacer obras y de ordenar sus ciudades, o de las fuerzas del orden para que apliquen la ley y detengan a los que desobedecen las ordenanzas, cuando cometen delitos flagrantes. Sin embargo, por más esfuerzos que se hagan para tener autoridades ejemplares, éstas no han sido siempre impecables y justicieras del todo.

El reino de Dios es el fin de los tiempos de los gobiernos gentiles

Hace casi veinte siglos, Su Majestad, el Señor Jesús, el rey del reino de Dios, profetizó que antes de su regreso en gloria para tomar su trono y su cetro en Jerusalén, sus embajadores escogidos estarían anunciando al mundo entero las buenas noticias de la restauración del reino venidero del Cristo en la tierra. Es decir, ellos estarían ejerciendo la función de pregoneros de ese añorado y estupendo gobierno utópico que la Biblia llama el reino o gobierno de Dios, el cual traerá, por fin, la tan anhelada paz y justicia a las personas de buena voluntad (Mateo 24:14).

Mientras esto viniese a hacerse una realidad, Jerusalén sería hollada por los gentiles. “Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”. (Lc. 21:24). Y así fue. A partir de la destrucción del segundo templo Israel pasa a manos de poderes gentiles. De los Romanos a los Bizantinos a Musulmanes a los Cristianos (Roma) de regreso a los Musulmanes hasta Gran Bretaña. Judea entonces estaba bajo el control y el dominio férreo de Roma, y Jerusalén, la ciudad capital de los reyes judíos, fue pisoteada por el imperio romano cuando cayó bajo Tito en el año 70 DC. Así que la dominación gentil sobre la tierra santa se extendió por mucho tiempo, y muchos cristianos creen que la profecía de Jesucristo sobre la profanación o pisoteo de Jerusalén por parte de los gentiles terminó en 1948 DC cuando se funda el Estado de Israel. Sin embargo, si aún pensamos que habrá un segundo templo antes de que Cristo regrese, y que éste será profanado por los gentiles, entonces la profecía del fin de los tiempos de los gentiles aún no ha llegado. Esta profecía de Lc 21:24 aún esperaría su cumplimiento con el regreso de Cristo, cuando el Asirio, la figura del Anticristo, sea destruido en los montes de Israel para luego restablecer el reino mesiánico o davídico  mundial y milenial.

La restauración de todas las cosas

Por lo tanto es más que seguro que dominio gentil se extenderá hasta que el pueblo del pacto y su reino de antaño sean completamente restaurados con la presencia de Su Mesías victorioso. La historia jamás contada es aquella del final de la opresión de los paganos y de los infieles, y la regeneración o restauración de todas las cosas, principalmente,  el reino de Dios. Dice Hechos 3:19-21: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, 20 y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; 21 a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo”.

Sin duda la visión de Daniel 2 nos predice  una sucesión de los imperios mundiales que vendrían en el mundo y que finalmente serán destruidos y hechos polvo por el golpe furibundo de una roca no cortada con mano humana la cual finalmente crecerá hasta cubrir toda la tierra (Daniel 2:44). La última bestia compuesta de diez cabezas o reyes gentiles, también será finalmente destruida por la roca, que es Cristo, el Señor, en su parusía. Definitivamente el fin del dominio gentil habrá llegado con la venida del Rey, quien los destruirá para inaugurar luego su gobierno mundial con los verdaderos israelitas, con los que son hijos de Abraham por la fe, tanto los naturales, como los adoptivos de entre los gentiles.

Así que mientras su Majestad no vuelva, el mundo tendrá que soportar las injusticias, las guerras, y los sufrimientos que nos aquejan a todos en diferentes medidas, así como también a gobernantes indolentes e impíos que no se conmueven por los pobres de la tierra y que gobiernan de espaldas al Creador.

Oremos constantemente para que el reino de Dios venga, y se haga, por fin, la voluntad de Dios en la tierra como se hace en el cielo (Mateo 6:10,33).

LOS SÚBDITOS DEL REINO QUE SERÁN REGIDOS CON VARA DE HIERRO

La Biblia aclara que habrá sobrevivientes después de la Tribulación y la batalla de Armagedón, y algunos serán juzgados justos y se les permitirá entrar en el Reino de Cristo. Este punto debe ser comprendido porque algunos cristianos enseñan que después de la batalla de Armagedón no quedará nadie vivo sobre la Tierra. Esto no es así. Sí, la mayoría de la gente sobre la Tierra morirá, pero como dicen Isaías 13:12 y 24:6, habrá sobrevivientes, “muy pocos,” pero habrá sobrevivientes. Habrá más de seis mil millones de personas en la Tierra en este tiempo, así que “muy pocos” podría significar fácilmente algunos millones más. Mateo 25:31–46 sugiere que habrá un número significativo porque las “naciones” serán traídas ante Cristo a principios de su reinado de 1.000 años.

Debido a que no habrá guerras y a que habrá abundancia de alimentos, estos sobrevivientes se multiplicarán rápidamente y repoblarán la Tierra. De hecho, se multiplicarán a tal grado que para fin de los 1.000 años serán tan numerosos “como las arenas del mar” (Ap. 20:7-8). Este crecimiento en la población no debería sorprendernos. En el Antiguo Testamento, Israel llegó a Egipto en número de setenta personas (Genesis 46:27). Para cuando salieron, ya eran cerca de tres millones. Este aumento significativo en la población ocurrió bajo condiciones horribles. ¡Si algunos millones estarán presentes al principio del Reino Milenario, imagine el potencial de crecimiento cuando las condiciones que prevalezcan sean paz y prosperidad!

Según lo mencionado anteriormente, será la gente “natural” la que conformará las naciones. Debido a que todavía serán “naturales,” estas personas estarán sujetas a las debilidades de un cuerpo mortal, y seguirán siendo propensas al pecado. Por lo tanto, aun cuando estén viviendo en el Paraíso, necesitarán ser gobernadas “con un puño de hierro.” Cristo no será cruel o malvado, sino que “gobernará con vara de hierro” haciendo cumplir las leyes de modo que no se cometan delitos, y que la gente pueda vivir confiadamente y segura. En la Versión Reina Valera estas palabras se traducen, de manera familiar, como “vara de hierro.” Esta frase ocurre en cuatro versículos: Sal. 2:9; Ap. 2:27; 12:5; 19:15. El modo en que se aplicará la vara puede verse en los versículos siguientes: Isaías 11:4; 14:2; 49:22,23; 60:10–14; 61:5,6; 66:12; Miqueas 7:14–17; y Zacarías 14:16 –19.

Las profecías acerca de Cristo gobernando con vara de hierro son fuerte evidencia de que habrá un Reino Milenario poblado por lo menos en parte por gente mortal no salva. Además, es obvio que estas profecías deben referirse al futuro, porque durante la primera venida de Cristo no se cumplieron. A pesar de los muchos versículos claros sobre este tema, hay algunas personas que no creen que el reino de 1.000 años de Cristo en la tierra es literal, y otros no creen que el reino vendrá en el futuro. Si cualquiera de estas creencias fuera correcta, entonces las únicas personas disponibles para que Cristo gobierne con vara de hierro serían los creyentes salvos, en el Reino Eterno. Ser gobernado con vara de hierro no es la manera en que la mayoría de los cristianos visionan la vida eterna. Damos gracias de que no es así cómo la Biblia lo describe. Son las personas impías, y “naturales” que vivan durante el Reino Milenario quienes necesitarán ser gobernadas con vara de hierro.

La necesidad de la vara de hierro es debido al hecho de que esta “gente natural” todavía tendrá naturaleza de pecado, lo cual la hace ser egoísta y pecaminosa. Aunque vivirán en el Paraíso, rodeados de abundancia, muchos de ellos igualmente encontrarán razones para quejarse. Eso no es atípico. Tanto la historia como la Biblia enseñan que con frecuencia las personas que deberían ser felices porque están sanas, bien alimentadas, y financieramente seguras siguen siendo infelices y encuentran razones para quejarse constantemente. La presencia de esta gente “natural” en el Reino Milenario explica en gran parte por qué habrá disputas en él (Is. 2:4; Miqueas 4:3). El Libro de Zacarías dice que si cualquier nación egoístamente decide no ir y adorar en Jerusalén, entonces esa nación no tendrá lluvia (Zacarías. 14:17). Éste es un ejemplo del egoísmo natural y la actitud prevalente entre la gente “natural” de “no me interesa”. Es también un ejemplo de cómo Cristo utilizará la vara de hierro. Al finalizar los 1.000 años Satanás será soltado, y él engañará a mucha de esta gente “natural” y la incitará a rebelarse contra Dios y Su pueblo. Su rebelión fallará cuando ellos sean destruidos por fuego del cielo (Ap. 20:7– 9).

La presencia de esta gente natural en el Reino Milenario también ayuda a explicar por qué habrá sacerdotes (Ezequiel 42:13 y14; 44:15–31; Ap. 5:10). Un sacerdote, por definición, es alguien que intercede o media entre Dios y otra persona. Aarón era sacerdote porque él mediaba entre Dios e Israel. Si todos en el Reino Milenario tuvieran un cuerpo nuevo, eterno, regenerado, y una íntima relación con Dios, no habría necesidad de sacerdotes. Puesto que habrá mucha gente “natural” en el Reino Milenario, los sacerdotes serán importantes.

¡HAY OTRO REY, JESÚS!

«A los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que HAY OTRO REY, Jesús» (Hechos 17:7).

Por Ingª Mario A Olcese (Apologista)

Aquí tenemos un suceso interesante registrado en Hechos 17: 1-8, donde leemos:

«Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo.  Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas. Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.  Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas».

En esta historia vemos que Pablo y Silas fueron a Tesalónica, donde había un grupo de judíos, y por 3 días Pablo discutió con ellos, hablándoles por medio de las Escrituras que era necesario que Cristo padeciese, y resucitase de los muertos, y que Jesús, a quien él anunciaba es el Cristo. Aquí tenemos el resumen del evangelio bíblico completo que hemos venido predicando regularmente en este blog y que Pablo lo presenta claramente, así: “que Cristo padeció, y resucitó de los muertos (a esta parte Pablo la llamó en 1 Cor. 15:3, lo “primero” de su evangelio) y enseguida pasa a demostrar que Jesús es el Cristo. ¿Pero qué entendemos por la frase «es el Cristo»? Sin duda alguna era un sinónimo para el vocablo «REY», el ungido de Dios para reinar el reino de Dios. Y esta verdad se deja ver en la imputación hecha por los incrédulos judíos, quienes acusan a los cristianos (entre ellos está Pablo) de alborotar al pueblo y provocar una sedición contra el imperio diciendo que hay otro Rey. Es decir, Pablo predicaba a otro Rey, un anuncio que que provocó conmoción, pues eso era predicar a otro gobernante que eventualmente derrocaría al emperador romano de turno, y eso era un asunto muy serio.

Sin duda alguna Pablo y los otros fieles no anunciaron a un nuevo rey que regiría en los “corazones de sus fieles”, pues si éste hubiera sido el caso, no hubiera producido una conmoción en el pueblo, y no habría por qué acusar a Pablo y a los demás cristianos de sediciosos o de agitadores políticos. Pero lo cierto era que Pablo y sus correligionarios hablaron de un rey que regiría el mundo, y que sería el personaje insigne que los profetas anunciaron de antemano que liberaría a su pueblo de los opresores malvados, y que tomaría las riendas del poder desde Jerusalén  y del mundo entero con justicia y rectitud. El mismo Pablo afirmó que sufría sus cadenas por causa de la esperanza de Israel (Hechos 28:20). Si esa esperanza mesiánica de los cristianos primitivos era una meramente «espiritual» y no terrenal, poco les hubiera importado a los romanos la predicación de Pablo o de cualquiera de sus seguidores, pues tendría de todo, menos de sediciosa. Total, un reinado en el “corazón de los creyentes”, ¿cómo podría afectar la estabilidad política y social del imperio dominante?

La Pregunta de Pilato a Jesús

Cuando Pilato le preguntó a Jesús: “¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz” (Juan 18:37). Aquí Jesús NO hizo ninguna acotación en el sentido de que él efectivamente era rey, pero sólo de los cristianos, y que su reinado era sólo en “el corazón de sus seguidores”. No!!! Jesús estaba hablando de un rey en el mismo sentido  en que Pilato entendía por  el vocablo “rey”, es decir, como alguien que tiene poder y autoridad sobre súbditos, en este caso, sobre sus paisanos (v.39). Simplemente el Señor le aclara que su reino no es de este mundo o siglo malo, sino del venidero (v.36), pues si no fuera así sus seguidores ya hubieran tomado las armas para que no fuera entregado a los Judíos incrédulos. Ciertamente Jesús estaba hablando de un Rey y de un reinado tal como lo entendía Pilato, y no como lo entienden muchos cristianos hoy, es decir, como un “reinado en el corazón de cada creyente”. Finalmente la declaración “no tenemos más rey que César”(Juan 19:15) nos dice que aquí había una pugna entre un Rey presente, en este caso, el César de Roma, y un Rey que confiesa serlo, pero no del presente siglo o mundo malo sino del venidero. Esto, ciertamente, no lo creían los judíos impíos, y menos, los romanos.

El ladrón de la Cruz

Finalmente el ladrón de la cruz entendió el reinado de Cristo de una realidad literal y no meramente espiritual, como si estuviese establecido en el “corazón de los creyentes”. Este hombre moribundo de la cruz no le dijo a Jesús, algo así como: “Quiero que seas mi rey, y que reines en mi corazón ahora mismo”. ¡No!, Lo que le dijo fue: “Acuérdate de mí cuando VENGAS en tu reino” (Lucas 23:42). Es decir, el “buena ladrón” sabía que para que Jesús pudiera ser rey en funciones, y él ser parte del reino, Jesús tenía que volver primero a la tierra. Su idea del reino fue algo muy literal, tal como lo entiende cualquiera que conoce las profecías mesiánicas del “Antiguo Testamento”.

El Padre Nuestro

En la oración del Padre nuestro, Jesús les enseña a sus discípulos a pedir y a buscar el reino de Dios (Mateo 6:10,33). Sería absurdo que los cristianos estuviesen pidiendo y buscando el reino de Dios, si de hecho ya Cristo está reinando en sus corazones desde el día que se convirtieron.

Realmente es muy “romántico” afirmar que “Cristo reina en nuestros corazones”…¡y de hecho suena hermoso!…¡pero no es bíblico!. Estos tipos de declaraciones lo único que hacen es confundir a los creyentes, haciéndoles pensar que el reino de Cristo es uno de carácter espiritual y celestial, sin ninguna relación con lo terrenal y lo teocrático. Pero tal pensamiento es peligroso y es una verdadera distorsión del verdadero evangelio del reino de Cristo. Debemos ser honestos en nuestras interpretaciones y no dejar que nuestros prejuicios nos lleven a sacar conclusiones que son falsas y diabólicas aunque parezcan muy hermosas y espirituales.

¡CONOZCA POR FIN LO QUE ES EL REINO DE DIOS!

Ingº Mario A Olcese (Apologista)
 
   Un estudio concienzudo acerca de la predicación de Jesucristo y sus apóstoles    referente a un nuevo orden mundial que Dios inaugurará en la  nueva tierra.  

 

La Predicación de Jesucristo y sus Apóstoles

En el libro del evangelista Marcos (1:1,14,15), y en el de Mateo (4:17) leemos que Jesús comenzó su ministerio en Galilea, predicando “El Evangelio del Reino”, y diciendo: “el tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado: arrepentios y creed en el evangelio.” Este evangelio del reino era el CENTRO  de su mensaje y la razón de su venida. En Lucas 4:43 Jesús revela que le era necesario anunciar a otras ciudades el evangelio del reino de Dios, porque para esto fue enviado. Los cuatro evangelistas incluyen en sus escritos o evangelios, más de 60 ocasiones diferentes en las que Jesús se refirió al reino de Dios. Incluso en los Hechos de los Apóstoles, la frase “el Reino de Dios” aparece 6 veces. El apóstol Pablo se refiere 9 veces al reino de Dios. Por tanto, el reino de Dios merece una especial consideración y estudio bíblico profundo, pues es profusamente mentado en toda la Biblia, y en particular, en el Nuevo Testamento.

El Reino de los Cielos

El evangelista y apóstol Mateo, opta por hablar de: “El Reino de los Cielos”, cuando los otros tres evangelistas hablan de: “El Reino de Dios”. Solamente en 4 ocasiones Mateo usa la frase “El Reino de Dios” (6:33; 12:21,28,31,43), en tanto que la frase “el Reino de los Cielos” aparece 32 veces en su evangelio. Generalmente se explica la preferencia de Mateo por esta última frase para denotar el carácter CELESTIAL del reino, vale decir, que proviene de ARRIBA, como un DON DE DIOS  y no como una creación meramente humana y perecible.

La lengua nativa de los judíos, en los tiempos de Cristo, era el arameo, un dialecto semítico muy cercano al Hebreo. Jesús habló este dialecto en toda su predicación y enseñanza doctrinal. Sus dichos, tal como están registrados en los evangelios, fueron vertidos del vernáculo al griego, que era el idioma literario de la época. El respeto que tenían los judíos hacia el nombre de Dios hacía que evitaran pronunciarlo. Temían incurrir en alguna frase que pudiera considerarse uso vano del nombre de Dios, y en consecuencia recurrían a substitutos: “Los cielos” era uno de los más empleados. Y es casi seguro que el mismo Señor lo haya usado también para evitar herir las susceptibilidades de sus paisanos. De este modo el evangelista se adapta a la peculiaridad de su público, y así hacer accesible el mensaje entre su propio pueblo.

El Significado de “Basileia

En su expresión concreta, “basileia” quiere decir “domino”, “territorio”, “reino”, o “el pueblo sobre el cual gobierna el rey.” En su expresión abstracta denota “soberanía” y “poder real”. En términos concretos “baseileia” denota un nuevo orden, material y social, que será establecido mediante Cristo. Abstractamente podría denotar el reino de Cristo “en el corazón de los creyentes” mediante la vida, muerte y resurrección de su rey Jesucristo.

El Reino de Dios en el Antiguo Testamento  

La expresión “el Reino de Dios” no aparece en el Antiguo Testamento aunque sí “El Reino de Jehová”, que es lo mismo, pues Jehová es Dios (ver 1 Crónicas 28:5). Y el salmista David habla de Jehová como un rey que tiene un trono y un reino (103:19). También en el Antiguo Testamento el significado del reino de Jehová se puede entender de dos maneras: Que Dios ya es un rey, y que reina sobre toda la tierra habitada y sus naciones que de alguna manera hacen su voluntad. Segundo: como un gobierno de Dios futuro en donde el mal será totalmente erradicado junto con los enemigos de Dios. Los profetas vislumbraron esa era maravillosa cuando Dios ejecute juicio en la tierra y por fin establezca la paz y la justicia eternas. El mundo, finalmente, será hermoso como en el paraíso edénico, antes de la caída de los primeros padres humanos. Para ese entonces, Israel vivirá en paz con sus vecinos, y las guerras y miserias en la tierra quedarán en el olvido. Jerusalén será el centro del reinado del Mesías, el representante legal de Dios, que educará a las naciones en el conocimiento de Jehová (Isaías 9:6,7; 11:1-12; 24.23; 65:17-25; Miqueas 4:1-5). 

Los Judíos de la época de Jesús esperaban la venida del reino de Jehová (Dios). Muchos de los escritores apocalípticos esperaban que Dios estableciera su reino de manera espectacular con demostraciones de poder, trayendo la salvación a su pueblo y el castigo de sus enemigos. Los llamados CELOTES pensaban que el reino vendría más rápidamente si ellos lo precipitaban por acciones políticas violentas. Los FARISEOS, en cambio, creían que el reino vendría cuando el pueblo elegido de Dios obedeciera la ley de Dios fielmente. Todas estas expectativas prepararon la escena para la aparición de Juan el Bautista en el desierto proclamando que el Señor había llegado, y que “el reino de los cielos se había acercado” (Mateo 3:1-6). 

 La Historia de la Interpretación 

La Iglesia Cristiana, a lo largo de su historia, ha interpretado el Reino de Dios de dos maneras: Una es la que tiene un carácter escatológico o futurista, y el otro que recalca su naturaleza presente o consumada. Por cierto que en la Iglesia primitiva el concepto futurista fue el que predominó. Los llamados “Padres Apostólicos” contemplaron el reino como un asunto FUTURO de dicha que se consumaría con la segunda venida de Cristo al mundo. Además, algunos de esos “padres” sostuvieron, incluso, que sería un dominio terrestre, aunque otros no se atrevieron a mencionar lugares concretos. El único que no aceptó la interpretación escatológica fue Orígenes. Él creyó que el reino tenía un significado espiritual o simbólico y no literal. 

Agustín de Hipona escribió en su obra De Civitate Dei’ (La Ciudad de Dios) que la Civitate terrena (La Ciudad del Mundo), la cual se compone de todas las fuerzas y personas malas, encuentra su expresión histórica en la iglesia. En realidad, al identificar Agustín el reino con la iglesia militante, lo que estaba diciendo es que el reino milenario de Dios había sido inaugurado con la primera venida de Cristo, hace dos milenios. 

Los reformadores hicieron suyo el énfasis espiritual del reino de Agustín llevándolo al “corazón” del creyente. No obstante, los reformadores esperaban igualmente la manifestación visible de dicho reino con la segunda venida de Cristo al mundo.      

En el llamado periodo moderno de la historia de la Iglesia, se han producido una serie variada de ideas que desarrollan las diversas líneas anteriormente mencionadas. Johannes Weiss y Albert Schweitzer hicieron frente a un fuerte liberalismo que intentó eliminar el elemento escatológico del reino predicado por Jesús, y el cual era su mero núcleo vital. Según Weiss y Schweitzer, el reino, para Jesús, era una realidad totalmente FUTURA, apocalíptica, que aparecería al final de la historia humana, mediante la acción poderosa y sobrenatural de Dios. Afirmaron que la idea de una presencia actual del reino era un invento de los autores de los evangelios y que no debía considerarse como auténtica enseñanza de Jesús. Su interpretación del reino es conocida como “escatología consistente” o “coherente”

Para Harnack, el reino de Dios era el gobierno divino en “el corazón de los santos”. Para él, el reino es el poder que obra en el interior de la vida humana. Dobschütz, Muirhead, Wellhausen, y Sharman han insistido, del mismo modo, en sostener que la dimensión escatológica NO era esencial en la enseñanza de Jesús, o que francamente se trata de un agregado que sus primeros discípulos o la iglesia primitiva creyeron necesario hacer al mensaje. F.C.Grant también rechazó el factor futurista del reino, afirmando que éste debía entenderse solamente en términos de una “redención social”. A.B. Bruce y James Orr no toman en cuenta el factor futurista del reino, considerándolo más bien sólo simbólico, o “en el corazón de los hombres”, el cual produciría una transformación social radical a medida que aumentara el número de creyentes. Cuando todas las áreas de la vida y el pensamiento hayan sido penetradas y regeneradas mediante el poder del reino, entonces “éste habrá llegado”

Rudolf Otto, en su libro ‘El Reino de Dios y el Hijo del Hombre’, ve el reino como una esperanza futura, pero que de alguna manera ya se ha presentado en la persona y ministerio de Jesús. W.G. Kümmel, igualmente opina que el reino de Dios es presente y también futuro. Emil Brunner sostiene que el fin último de la historia ya comenzó con la iglesia, pero que todavía tenemos que esperar su cumplimiento final en el futuro. R. N. Flew habla del reino como presente y futuro, así: “El reino ha venido en la persona de Jesús, sus bendiciones pueden gozarse ahora mediante a fe. Pero no ha venido del todo. La consumación final aún se tarda.” (Jesús y Su Iglesia, pág.32). 

Ahora bien, la interpretación contemporánea más discutida es aquella del eminente teólogo inglés C.H.Dodd, y que se conoce como “escatología realizada”. Él la desarrolló en su libro “Las Parábolas del Reino”. El estudio hecho por Dodd de las parábolas de Jesús, y otros dichos colaterales, lo llevó a creer que, para nuestro Señor, el reino ya había venido. El futuro formaba parte, ahora, de la experiencia actual de los hombres. El absoluto ha penetrado la arena histórica. El supuesto Cristo Eterno ha entrado en el tiempo. Él mismo sería el cumplimiento de la esperanza escatológica. Su venida es la venida del reino de Dios. Su reino vino con él y, por tanto, no hay que esperarlo para mañana. El futuro se está realizando en la vida de Cristo y en la vida de su iglesia. Pero para ser justos, Dodd no presta mucha atención a los dichos de Jesús en cuanto a la venida aún futura del reino, y sólo se limita a darles a éstos un sentido meramente simbólico. 

 El Reino: Presente y Futuro 

El aspecto del reino presente se encuentra en los textos de Marcos 4:3 ss. En donde el reino presente se compara con una semilla que se siembra en los corazones de los hombres en esta vida. En Marcos 12:34 Jesús le dice a un escriba: “no estás lejos del reino de Dios”. En Mateo 12:28 Jesús dice que: “El reino ciertamente ha llegado a vosotros” por el hecho de expulsar a los demonios de un ciego y sordo. En Mateo 13:44-46 Jesús habla del reino como un tesoro escondido en la tierra, que los hombres pueden descubrir ahora. En Lucas 17:20-21 Jesús declara que “el reino está entre vosotros”.  Es decir, su presencia en la tierra es la presencia del reino de Dios. 

Si bien es verdad que algunas declaraciones de Jesús muestran un reino presente en su ministerio, también es cierto que hay una dimensión futurista del mismo en otras de sus declaraciones. En primer término, 6 de las Bienaventuranzas sólo podrán cumplirse en el FUTURO (Mateo 5:4-9). En Mateo 25:31,34 Jesús habla de un reino que sólo se podrá heredar cuando él vuelva por segunda vez. En Mateo 26:29, durante la última cena, Jesús les dice a sus discípulos que anticipa el día cuando beberá con sus discípulos del fruto de la vid, en el reino de su Padre. 

Aunque el apóstol Pablo no suele usar muy a menudo la palabra reino, las veces que lo hace lo hace dando a entender su carácter presente como futuro. En Romanos 4:17 el apóstol Pablo parece indicar que el reino puede ser vivido ahora entre los creyentes. En Colosenses 1:13 él igualmente parece indicar que de alguna manera el creyente está “ahora” trasladado al reino de Cristo. Pero Pablo no pasa por alto el aspecto futuro del reino, porque en 1 Corintios 6:9, 15:50; Gálatas 5:21; y 2 Timoteo 4:1,18; lo que tiene en mente es un reino en la tierra eminentemente FUTURISTA, que exige nuestra previa conversión y transformación física por la resurrección venidera. Estos textos tienen estrecha relación con la PARUSÍA o segunda venida de Cristo. En Hechos 14:22, Pablo recalca el hecho de que para entrar reino se requiere pasar por muchas tribulaciones

El Reino y La Iglesia de Jesucristo

Agustín de Hipona creía que el reino de Dios era la iglesia militante. La tardanza de un reino literal hizo que ese ideal se viera reflejado en una sociedad, que llegó a conocerse con el nombre de “iglesia”. E. F. Scott , en su obra “El Reino de Dios en el nuevo Testamento”, página 170 dice: “Jesús había proclamado el reino, pero en su lugar se levantó la iglesia”. Lo que Jesús realmente hacía era buscar un nuevo pueblo a quien se le daría el reino.

El Reino de Dios y la iglesia son inseparables, pues a ésta Dios le ha prometido darle su reino (Lucas 12:32). La iglesia es la que recibirá el reino de Dios. Es el pueblo escogido que restaurará el reino davídico en la tierra. El reino está conformado por hombres santos (Judíos y Gentiles) convertidos por el evangelio de Cristo. A estos santos, de todas las épocas, podemos llamarlos como: “La Iglesia de Dios”, “El Cuerpo de Cristo”, “La Novia”, “Los Elegidos”, etc. La iglesia es la heredera del reino (Mateo 25:31,34). Jesús afirmó que el reino es algo que se puede VER y ENTRAR (Juan 3:3,5), y Pablo también dijo que “carne y sangre” (los mortales) no lo pueden heredar (1 Corintios 15:50). En cambio, uno puede ser parte de la iglesia siendo mortal. Esta es la gran diferencia sustancial entre el reino y la iglesia. Por otro lado, uno puede ser parte de la iglesia inmediatamente después del bautismo (Hechos 2:38,41); en cambio, para heredar el reino uno tiene que haber sufrido por Cristo y también haber crecido en la fe y el conocimiento del Señor. Y lo más importante aún es haber recibido la transformación física cuando Cristo regrese nuevamente a este mundo (ver 2 Pedro 1:8-11; Hechos 14:22; 1 Corintios 15:45-50). Aunque en la iglesia se admiten “niños espirituales” ( 1 Corintios 3:1-2) que deben crecer a la estatura de Cristo, en el reino sólo ingresan los “maduros espirituales”, aquellos que han llegado a la “perfección espiritual” (Efesios 4:12,13,15) (2 Pedro 1:3-11). Por otro lado, parece evidente que nuestro Señor consideraba que alguna forma de asociación y organización de carácter comunitario era esencial para a mejor promoción del reino. A lo largo de la historia de la Iglesia Cristiana, los teólogos de la iglesia han insistido en la íntima relación entre la iglesia y el reino. Pero hay, evidentemente, diferencias entre ellos con respecto a la naturaleza y a los alcances de esta relación. Pero en la medida que la iglesia está verdaderamente sometida al gobierno divino, puede decirse que es el reino de Dios. Pero el orden divino nunca logra realizarse del todo en este orden humano finito; por eso la Iglesia Cristiana espera la consumación final, cuando Dios perfeccione esa fraternidad humana centrada en Cristo. Entonces se podrá decir con plena seguridad que el reino de Dios habrá venido plenamente.

 El Reino Futuro y Su Naturaleza Real

La Biblia nos habla del reino venidero, pero: ¿Cómo es su naturaleza? No se nos dice si habrá de presentarse como un reino terrenal, que será seguido por un reino celestial, o si hemos de esperar una acción decisiva y final, mediante el cual “cielo y tierra” serán cambiados según los propósitos de Dios. No obstante, sería necio negar que la Biblia sí presenta una naturaleza política y terrena del reino de Dios. El Antiguo Testamento está repleto de profecías que hablan de un reino que se establecerá en esta misma tierra. En la literatura judía, el reino se presenta de 3 formas posibles: 1). El reino producirá una transformación de los cielos y la tierra. 2). El reino será eterno en la tierra. 3). El reino es un orden temporal y terreno, que será seguido por un reino celestial y eterno.

En el Nuevo Testamento existen pasajes clarísimos que hablan de un reino terrenal. Jesús, por ejemplo, dijo: “Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán a tierra” (Mateo 5:5, con referencia al Salmo 37:11). En otra ocasión les enseñó a sus discípulos a que oraran por la venida del reino a la tierra (Mateo 6:10).  Ahora bien, de la Biblia entera se desprende que el reino tiene estos aspectos básicos y muy claros:

1.- Dado que el reino futuro tiene relación con la segunda venida de Cristo, su implantación estará acompañado por eventos visibles, sobrenaturales, y catastróficos (1 Tesalonicenses 4:15-17; Marcos 13:24-27). 

2.- El actual orden de cosas será juzgado (2 Tesalonicenses 1:5-12; 2 pedro 3:4-10; Apocalipsis 19:11-16). 

3.- Todos los que se oponen serán sometidos a Dios (Filipenses 2:9-10; 1 Corintios 15:20-23). 

4.- Se cristalizarán todas las promesas hechas a los fieles de todos las épocas (Apocalipsis 21:3,4), las cuales incluyen: 

a-     El reino se establecerá en Jerusalén.

b-    El Mesías tendrá su trono con sus apóstoles en Jerusalén

c-     El reino será mundial y todos pueblos se someterán a Cristo y a su autoridad: Un solo gobierno.

d-    Habrá paz, justicia, y desarme mundiales.

e-     Los rebeldes e impíos serán destruidos.

f-      Los elegidos recibirán el reino en la segunda venida de Cristo, cuando obtengan su inmortalidad.

g-     El reino durará mil años.

h-    No existirán pobres ni desamparados.

i-       El diablo será atado junto con sus demonios para que no engañen a los pueblos.

j-       Habrá sólo una religión y un solo gobernante mundial con la autoridad de Dios.

k-    La vida será más larga y saludable.

l-       No habrá explotadores ni explotados.

m-  No habrá revueltas, ni protestas, ni descontentos populares.

n-    Los que no quieran servir al Rey Cristo no les irá nada bien, y por tanto, optarán por él de buena gana. Preferirán las bendiciones que las maldiciones de Dios Padre. 

Por tanto, sostener que el reino es sólo presente o futuro, es ignorar las mismísimas palabras de Jesucristo. Los eruditos, en su mayoría hoy, creen en un cumplimiento futuro del reino. No obstante, los amilenialistas (los que no creen en un reino personal y futuro de Cristo en la tierra por mil años), sean católicos o protestantes, sólo ven un reino presente en la iglesia militante. 

Jean Hearing, en su estudio escatológico sobre “El Reino de Dios y su Venida”, escribe: “Jesús enseñaba que un germen invisible del reino de Dios existía desde el comienzo de su predicación; pero tal es su noción del reino, que ella exige una realización completa visible en el futuro mediante una transformación del orden cósmico.

El teólogo católico Karl Adam reconoce que: “Restringir lo fundamental de su mensaje a esta predicación moral, sería desconocer el contenido religioso, más precisamente, el carácter sobrenatural y escatológico del nuevo reino” (…) su venida está todavía en el futuro, y es preciso decir: Que tu reino venga.”                                                                                                                                                               

El Reino de Dios e Israel

El reino de Dios es un mensaje que todavía debe ser anunciado al mundo habitado. Jesús dijo que antes que el fin venga, el reino de Dios se habrá anunciado como testimonio a todas las naciones (Mateo 24:14). Este es un mensaje vivo y actual que el mundo debe oír. Cuando Cristo murió y resucitó al tercer día, todavía permaneció 40 días más entre sus discípulos, predicándoles más sobre la restauración del reino  Israel (Hechos 1:3,6). Tómese nota de la pregunta de los apóstoles en el verso 6. Es obvio que esta pregunta apostólica se hizo como corolario a toda la enseñanza de Jesús. Aquí se deja notar que aún hay un reino judío por establecerse en la tierra. Es un reino eminentemente futuro, para la segunda venida de Cristo. Ahora bien, algunos teólogos amileanilistas sostienen que los discípulos no sabían lo que preguntaban, de que estaban errados y confundidos, y que no habían captado el mensaje de su Maestro correctamente. Pero me pregunto: ¿Fueron todos los discípulos de Jesús torpes para no entender el claro mensaje que Cristo les estaba inculcando? O, ¿Fue Jesús un mal maestro que no se sabía explicar? Pero lo cierto y curioso es que todos los discípulos le preguntaron lo mismo: “¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?”. Por otro lado, Jesús no los corrige o reprende por semejante pregunta “inoportuna”. Él sólo les dice: “No os toca a vosotros saber os tiempos olas sazones que el Padre puso en su sola potestad.” En buena cuenta, la pregunta era válida y oportuna, pero la respuesta a dicha pregunta sólo el Padre la podía contestar. Está claro que aquí hay un reino que tiene que ver con Israel. Pero los amilenialistas dicen que éste es espiritual, es decir: el cuerpo místico de Cristo, su iglesia. Pero me pregunto nuevamente: ¿Tiene sentido que se le restaure a la iglesia, el reino? ¿Acaso alguna vez la Iglesia de Cristo perdió su reino? La iglesia pura y sin mácula NUNCA ha reinado en este mundo— ¡sólo la Iglesia falsa y apóstata!.

Aunque en cierto modo el reino vino con Cristo y sus exorcismos y curaciones milagrosas, lo cierto es que el reino se establecerá plenamente sólo cuando Cristo ate a Satanás y a sus demonios y los lance al abismo (Apocalipsis 20:1-4). Es por eso que es difícil pensar que el reino ya se estableció plenamente hace dos mil años, pues ello implicaría que Satanás ya estuvo encadenado en el abismo sin poder engañar a nadie (Apocalipsis 20:3). Pero: ¿Podría alguno pensar que este mundo es un mundo ideal reinado sólo y únicamente por el buen Cristo y su iglesia? Pero la verdad es que la drogadicción, las pestes, los hogares destruidos, los crímenes, las miserias, y mil males más, son señales de que aún Satanás reina libremente y tiene su maléfico accionar entre los hombres. O ¿Es que Jesús es un mal gobernante? ¡De ningún modo! Cuando Cristo reine, ¡el mundo gozará de justicia, paz, y amor verdaderos! (Isaías 9:6,7). Finalmente, si el reino se estableció en el 33 D.C como dicen los amilenialistas, ¿por qué Juan dice en el año 90 D.C, que “todo el mundo yace bajo el poder el maligno” (no “bajo el poder de Cristo”)? (1 Juan 5:19) ¿no debió estar atado el Diablo y sus demonios para ese entonces? Recuérdese que el reino se establece después de la atadura del Diablo (Apocalipsis 20:1-3). Es evidente que el Diablo no fue atado en el año 33 D.C ni en el 90 D.C, ni tampoco en este siglo XXI. Hay un reino que se establecerá aún en el futuro, y que conlleva la neutralización total del Diablo y sus demonios por un milenio, y el florecimiento de la paz y la justicia por todo el mundo habitado. Estos son algunos puntos que no se pueden pasar por alto obviamente. Desgraciadamente los llamados “Testigos de Jehová” si han pasado por alto estos aspectos señalados anteriormente.

 Algunos Testimonios Interesantes

 El carácter futurista el reino fue expresado por Padres y Apologistas de la fe. Ireneo (185 D.C, Obispo de Lyon), escribió: “…en su segunda venida les dará a los suyos un lugar en su reino.” (Contra las herejías). Clemente Romano (96 D.C, Segundo obispo de Roma) escribió en su segunda epístola, lo siguiente: “Si entonces hacemos lo que es justo a la vista de Dios, entraremos al reino, y recibiremos las promesas…esperemos cada día y cada hora el reino de Dios en amor y rectitud”. Ignacio (Obispo de Antioquia, siglo II) creyó que el viejo reino del mal sería destruido en la segunda venida de Cristo (Ign. Eph. 16:1). Hermas, un profeta de Roma (siglo II), tenía una clara visión futurista del reino y enfatizó en la conducta moral para entrar en él. (Herm. Sim. 9:16.2-4). Papías de Hierápolis (Siglo II) creyó que la esperanza para un reino milenario en la tierra era real. También Cerinto dice que después de la resurrección la casa real de Cristo estará en la tierra (Gayo de Roma, de la Historia de la Iglesia de Eusebio 3.28.2).

Por otro lado, es interesantísimo el testimonio del Apologista Justino Mártir (Siglo II). Él hace uso de la palabra reino frecuentemente en su Diálogo con el Judío Trypo, y en donde se registran los debates más frecuentes entre cristianos y judíos. Justino le asegura al judío Trypo que Cristo volverá al mundo para recompensar a sus seguidores, dándoles entrada en su reino milenario que se establecerá en Jerusalén (Diálogo 80). Además Justino le dijo a Trypo, que aquellos que enseñan sobre la supuesta partida al cielo de las supuestas “almas inmortales”, NO SON CRISTIANOS. Finalmente el movimiento Montanista tenía como una de sus características, la expectación de la inminente aparición del reino

Resumen

El Reino de Dios fue y es aún interpretado como un asunto presente y futuro. Desde el siglo II el reino tiene un carácter escatológico. Los autores cristianos del segundo Siglo son uniformemente FUTURISTAS. Y para algunos de ellos, dicho reino sería, además, TERRESTRE Y MILENIAL. Tal es el caso de Cerinto, Papías, Justino Mártir, Ireneo, y otros.

Es con Orígenes (185-254) que viene el cambio del uso común de la palabra reino por otro “espiritualy “en el corazón de los hombres”. En cierto modo Orígenes fue influenciado por el pensamiento Gnóstico de la época que sostenía un reino en el alma. Se puede decir que él sentó las bases del pensamiento Agustiniano y de otros filósofos cristianos protestantes de los siglos venideros. Orígenes se alejó del pensamiento cristiano post apostólico del siglo II.

Ver también: www.elevangeliodelreino.org