LA CUESTIÓN DEL LENGUAJE PURO DE SOFONÍAS 3 Y EL SUPUESTO IDIOMA HEBREO RESTAURADO EN EL MILENIO

El tema de hoy se titula: Es el lenguaje puro de sofonías 3 verso 9 el Hebreo, y que estará vigente en toda la tierra durante el milenio? Es hora de que las cosas se digan en su totalidad, y no a medias, y es momento que los defensores de esta enseñanza abran sus mentes para examinar todos los hechos reales y concretos sobre este tema, y no pasarlos por alto porque simplemente nos resultan ofensivos o inconvenientes a nuestra fe. Si no examinamos todo, no podremos retener lo bueno y verdadero. No se puede conocer el bosque mirándolo desde una ventana…hay que verlo entrando en él y también desde el aire, así ningún detalle del bosque pasará inadvertido..

Una vez me preguntaron si el hebreo era la «lengua pura» que se menciona en el pasaje de Sofonías 3 verso 9 y hace un par de días me preguntaron si el hebreo sería la lengua franca del Milenio, tanto como el Inglés es en nuestros días.

En primer término, la creencia de que el Hebreo es el «lenguaje celestial» también es defendido por Moshe Koniuchowsky, Ed Nydle y otros. De hecho una lectura en Internet revela que muchos sostienen esta creencia, pero ninguno de ellos pueden escrituralmente demostrar lo que no está en las Escrituras.
Dios es experto en todos los idiomas, ya que él los creó. Jesús dijo que Él iba a preparar un lugar para nosotros. Estaremos en la Nueva Jerusalén y no hay ninguna mención de ir «atrás» para nada (incluyendo algún idioma puro). La especulación y la enseñanza de los mesiánicos sobre el Hebreo como lenguaje puro es una de las cosas que no se pueden probar y que se añaden a la Palabra de Dios.
Si Adán y Eva se comunicaban con Dios en este idioma, ¿qué sucedió después de que fueron retirados del jardín? Noé lo hablaba? ¿Acaso un grupo especial de personas se les pasó el lenguaje puro a ellos en la torre de Babel? Se nos dice que Abraham habló caldeo, así que me pregunto cómo lo perdió él. Algunos estudiosos creen que Moisés, que fue nombrado y criado por una princesa egipcia, fue originalmente educado para hablar la lengua acadia. Esto también trae a la mente acerca del lenguaje que los esclavos hebreos hablaban después de cuatrocientos años en cautiverio.

Muchos estudiosos han afirmado que Jesús y los apóstoles probablemente hablaban arameo como lengua común, y el hebreo en el templo, y que Pablo y otros también hablaron griego. Registrado en la Escritura, encontramos casos de Pablo hablándole en griego al centurión [Hechos 21 verso 37] y a los estoicos Griegos que disputaban en Atenas [Hechos 17 versos 16 al 34] donde incluso se lee una inscripción sobre el «dios desconocido», que lo más probable estaba escrito en griego.

La Escritura nos dice que Pablo fue el apóstol de los gentiles, y podEmos estar bastante seguros de que él no les habló y enseñó en arameo o hebreo. Pablo fue autor de trece o catorce libros del Nuevo Testamento que eran cartas a las asambleas, muchos de los cuales estaban ubicadas en zonas compuestas por una gran población gentil, y todos eran parte del imperio romano, por lo que sería escrito en griego koiné [griego común], el lenguaje establecido por Alejandro. También es interesante observar que los arqueólogos han encontrado osarios de entierros de Judios de ese período de tiempo que tiene inscripciones griegas en ellos, así como las inscripciones griegas que se encuentran en las sinagogas judías. Me preguntaba en qué idioma se dirigieron los apóstoles a los griegos en Juan 12 versos 20 al 23.
También estoy muy curioso en cuanto a qué idioma habló Jesús a Pilato en, ya que el griego era la lengua regular en ese momento [Mateo 27 verso 11]. La Escritura no tiene ninguna mención de Pablo, que era un fariseo e hijo de fariseo, o cualquiera de estos otros grandes hombres de las Escrituras, y hasta Jesús, hablando algún especial «lenguaje celestial.»

Ahora bien, vamos a dejar claro que ninguna parte se nos ordena por Yahweh para que todos hablemos un idioma. El hecho de que todos hablábamos un idioma antes de la confusión de lenguas debido a la Torre de Babel, no significa necesariamente que el Señor quiere que todos hablemos un idioma nuevo. Y si lo desea, cuál es el idioma? Y si el hebreo, ¿cuál variante?. Como todos los idiomas, el hebreo nunca ha permanecido estático (que no cambia). El hebreo moderno de hoy es muy diferente al hebrea del Tanaj (Antiguo Testamento), tal como el Inglés moderno es muy diferente al antiguo anglosajón del cual evolucionó. Y si hay un hebreo puro, y si ese idioma isthe todos estamos llamados para hablar en el Milenio, pregunto: ¿cómo sabemos que ese lenguaje hebreo será como el hebreo que conocemos hoy en día?

Muchos afirman que Adán y Eva hablaban hebreo. Es asumido por ellos que el hebreo ha sido transmitido desde el Jardín del Edén prácticamente sin cambios, al menos, hasta los tiempos del Nuevo Testamento, si no más allá. Por lo tanto, ellos dirían, el hebreo era hablado por todo el mundo antes de la confusión de lenguas por Yahweh. Creo que la evidencia para eso es pobre en el mejor de los casos, y no existente en el peor de los casos.

La palabra hebrea Safa, que en nuestro pasaje de hoy se traduce ya sea como «lenguaje puro» o «labios puros» es una palabra difícil de traducir. Para conocer la traducción correcta debemos examinar cuidadosamente el contexto, y para ello tenemos que hacer la pregunta: ¿por qué es que Yahvé está restaurando este Safa? La respuesta es: para que su pueblo pueda invocar Su Nombre unánimes. Esto nos lleva a la pregunta: ¿el hablar una lengua pura permitirá que las personas puedan estar de común acuerdo? Y si el hebreo es tan puro, ¿por qué están los Judíos que hablan el hebreo y los mesiánicos tan divididos? Dado que la mayoría de ellos hablan hebreo, ¿por qué existe tal desunión?

Hay, en mi opinión, sólo hay una respuesta a estas preguntas, y es esta: nuestro pasaje no está hablando de un lenguaje puro, sino de la pureza de lev (corazón), es decir, «labios puros» … por lo que creo que la Nueva Versión Internacional ha conseguido esta traducción correcta:

«Entonces voy a purificar los labios de los pueblos, que todos ellos invoquen el nombre de Jehová y le sirvan hombro a hombro» (sofonías 3 verso 9, NVI).

En otras palabras, un lenguaje común (que obviamente es importante para la comunicación a todos los pueblos el singular evangelio salvador, y lo más importante, hacerlo a través de la pureza de lev (corazón). Pero hay un tercer sentido de Safa que no hay que perderse, y que es ‘límite’. Pureza resulta cuando operamos dentro de los límites de Yahweh, y esos límites son los mandamientos de Dios.

Es evidente que hay una considerable ventaja de saber al menos algo de hebreo para el mejoramiento de estudio de las Escrituras personal y congregacional. Sin embargo, no estoy convencido de que el hebreo será necesariamente la lengua franca del Milenio, aunque de alguna manera podría serlo. Cualquiera que haya sido la lengua adámica original, esa es más probable, en mi opinión, que sea el idioma elegido, aunque eso es pura especulación. ¿Era el hebreo? Es poco probable, a pesar de que probablemente estaba muy estrechamente relacionado. ¿Por qué? Debido a que el hebreo lleva el nombre de Eber, el bisnieto de Sem (Melquisedec) (Génesis 10 verso 21), quien fue padre de Peleg. El nombre significa literalmente «el que pasa por encima», lo mismo que «hebreo» o «habiru». Por el tiempo en que Eber vivió y que hablaba el idioma / dialecto que él hizo, los idiomas (incluyendo el hebreo) habían existido desde hace mucho tiempo y han tenido tiempo de cambiar y evolucionar. Curiosamente, la palabra «hebreo» en sí no aparece en ninguna literatura escrita hasta Ben-Sira, alrededor de un siglo antes del nacimiento del Mesías.

Les aconsejaré, por tanto, que tengan cuidado con cualquier reclamación chauvinista hechas por mesiánicos hebreo-parlantes. El lenguaje no es el tema principal, sino la condición de nuestro lev (corazón). Hoy tenemos una lengua comercial como el inglés que un importante número de personas del mundo hablan, y que es claramente un idioma que el Señor está utilizando hoy en día para la difusión internacional de la Davar (Palabra). Hasta que Yahshúa (Jesús) retorne, nadie podrá decir a ciencia cierta cuál es el idioma o idiomas principales que se hablarán, y por tanto que nadie les culpe y les exijan un estudio forzado de hebreo para ser «aceptables». Sólo pregúntese, ¿Por qué, en los días de Jesús, más hebreos hablaban arameo, una lengua siria relacionada y no Hebreo? La respuesta simple sería porque esa era la lengua franca local de la época!

Así que por todos los medios aprenda algo de hebreo por su propia voluntad y cuenta y también aprenda un poco de griego, que no le hará ningún daño tampoco. Si desea aprender hebreo con soltura, y tiene el tiempo para ello, vaya por él! Pero ojo, seremos juzgados al final por nuestra actitud hacia Yahweh y su pueblo, y no por nuestras habilidades lingüísticas. Este es casi seguro el «lenguaje puro» o los “labios puros» que Yahweh está hablando en Sofonías.

LOS ERRORES DE LOS EFRAIMITAS—UN RESUMEN CORTO PERO MUY SUSTANCIOSO


por: Kay Silberling, Ph.D. (Traducido por Apologista)

El error efraimita – Un movimiento alternativamente conocido como la «tribu de Efraín», «Restauración de Israel», «Israel de los Dos Pactos», o movimiento de las «Dos Casas» ha ganado terreno recientemente en algunas zonas entre los fervientes cristianos sionistas ….

Introducción

Los defensores de esta movimiento discuten que los miembros del segmento «nacidos de nuevo» de la iglesia cristiana, de hecho, son los descendientes de sangre reales de los antiguos israelitas que fueron exiliados en la invasión asiria de Israel en 722 BCE1

Los principales portavoces del movimiento son Batya Wootten y Marshall, también conocido como Moshe Koniuchowsky.

análisis

Lógica y método exegético

Batya Wootten y Koniuchowsky construyen su teología de la iglesia como el Israel físico en lecturas tipológicas y gramaticalmente sospechosos de las historias de los patriarcas bíblicos y de la caída del reino del norte de Israel en el año 722 aC

Una Multitud de Naciones

A partir de los patriarcas, Wootten sostiene que la promesa de Jacob a Efraín en Gen 48:19 predijo la transformación de Efraín / Israel en Gentiles.2 Wootten afirma que cada vez que la palabra hebrea, goy, se emplea, es una referencia a un gentil o una nación gentil.3

Esto es incorrecto. En la Biblia hebrea y en los escritos apostólicos, mientras que la palabra goy (español: pueblo, nación; griego: ethnos) puede referirse a una nación gentil, es posible que, con la misma facilidad, pueda referirse la nación de Israel. El término se utiliza para referirse a Israel o el pueblo judío en Éxodo 19: 6; Deut 32:28, cf. 32:45; Josué 10: 12-13; Isaías 1: 4; Isaías 26: 2; Jer 31:36; Sofonías 2: 9,4. Note especialmente Jeremías 31:36: «‘Si se apartan estas leyes delante de mí, dice Jehová,’ la descendencia [literalmente,» semilla»] de Israel faltará para no ser nación (goy). antes de mí para siempre'». En los Escritos Apostólicos griegos, la palabra ethnos se refiere al pueblo judío en Lucas 7: 5; 23: 2; Juan 11: 48-52; 18:35; Hechos 10:22; 24: 2,10,17; 26: 4; 28:19; 1 Cor 10:18; Filipenses 3: 5. La primera disputa, entonces, de que goy o goyim siempre se traduce como gentil o gentiles es evidentemente incorrecta.

Debido a este error, Wootten y Koniuchowsky argumentan que todas las bendiciones prometidas a Abraham y a los herederos físicos de José son de hecho bendiciones prometidas a gentiles. Pero debido a que la premisa es equivocada (que goy significa siempre gentil), la conclusión también es errónea.

El polvo de la Tierra

Otro pilar importante de esta enseñanza es que el Israel histórico-social, como es percibido tradicionalmente, no puede posiblemente cumplir las promesas de multiplicidad física que se igualaría a «la arena del mar», «el polvo de la tierra», o las «estrellas del cielo». Tal lectura hiper-literalista de estas frases, que descarta su interpretación de sentido común, no tiene en cuenta el registro de las Escrituras. Porque 2 Crónicas 1: 9 dice claramente que las personas sobre las que el rey Salomón reinó [Israel] eran «un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra.» Isa 10:22 también se refiere al pueblo de Israel siendo «como la arena del mar» en número. Reconociendo la hipérbole en la Biblia no es un asunto de «espiritualizar» las promesas como Wootten y Koniuchowsky sostienen. Es una cuestión de estar bien informado sobre las convenciones retóricas utilizadas por los escritores bíblicos.

Universos paralelos

Es fundamental para las afirmaciones de Wootten y de Koniuchowsky una visión sospechosa de la historia. Wootten sostiene que las tribus israelitas del norte llevadas cautivas por los asirios en el 722 aC nunca fueron, «ni una sola vez ,… llamados judíos” 5 Para ella, el exilio del reino del norte transformó automáticamente ese pueblo en Gentiles.6

Wootten y Koniuchowsky esperan establecer que los miembros del antiguo reino del norte no pueden haber sido llamados Judíos desde la época post-exilio en adelante. Si tienen éxito, entonces ellos esperan hacer la pregunta en cuanto a cómo Dios pudo permitir que 10 / 12avos del pueblo de Dios sean aniquilados. La respuesta obvia a esto es que Dios podía permitir tal cosa! Luego esperan demostrar que estas «tribus perdidas» son de hecho los cristianos – que ellos no están perdidos del todo, sino que han estado esperando este movimiento profético del tiempo del fin para revelar su verdadera naturaleza. Como afirma Wootten, «Dios les permitió que ellos se perdieran entre las naciones. Él les permitió para convertirse – El Israel Gentil [la cursiva suya].» 7

Wootten trata de hacer una clara distinción entre el Judá post-exilio e Israel citando a Jeremías hablando a «‘la casa de Israel y la casa de Judá» (Jeremías 11:10).»8 En base a esta frase, se afirma que las dos «casas» eran distintas. Como cuestión de hecho, mientras que de hecho hay casos en que Efraín y Judá se denominan por separado, la escritura con la misma frecuencia utiliza los términos «Efraín» y «Judá» o «Israel» y «Judá», a la par, empleando los dos términos como un paralelismo – una forma poética de hablar como sinónimos de los dos grupos. Así, cuando el Salmista afirma: «Dios es conocido en Judá; su nombre es grande en Israel,» la intención es no diferenciar Israel y Judá, sino equipararlos.9

«Todo Israel»

A pesar de sus argumentos, la Biblia nos dice que muchos de los súbditos del reino del norte se reincorporaron el reino del sur, tanto antes como después de que su gente fueran exiliados. Con base en esto, la Escritura hace la afirmación de que los Judíos hoy representan «todo Israel». .» El término «gentil Israel», utilizado por Wootten, es una contradicción en términos del mundo bíblico de las ideas.10

Jer 30:10 se dirige a los exiliados judaítas (cf. Jer 29: 1, 30-31) y los llama «Jacob» e «Israel». Jer 31: 17-20 informa que Efraín se ha arrepentido (tiempo pasado) y describe a Efraín de duelo por sus propios actos. Esdras 2:70 afirma de los exiliados que regresaron, «y todo Israel en sus ciudades.» Zacarías se dirige a los mismos repatriados de Medo-Persa como «Oh casa de Judá y casa de Israel» (8:13; cf. 8,15) y los distingue de los pueblos de las naciones (Zac 8:23). Por lo tanto, no es exacto afirmar que las referencias a la Judá post-exilio son exclusivas de Judá y que no se aplican a Israel.

Aquellos que regresaron del exilio se referían a sí mismos tanto como Judios y como el pueblo de Israel, ya que afirmaron el reinado teocrático de Dios centrado en Jerusalén, la capital de los antiguos reinos de Israel unido y, más tarde, Judá (Yehudah).

Así, la frase «el pueblo judío» se ha convertido en el título para todo Israel. El término Judío abarcaba todos aquellos que fueron llevados al cautiverio por el tiempo del exilio babilónico, ambos ex israelitas y Judahitas «, el remanente de Israel» (Jer. 31: 7 Cf. Jer 50:33; Neh 12:47; Dan 9:11; Lam 2: 5). En el momento de la redacción de Esther, el término Judío, derivado de Judá, podría referirse a alguien de la tribu de Benjamín (Est 2: 5). En el griego Tobit 11:17, en una clara referencia a los exiliados asirios, afirma, «Así que en ese día no había regocijo entre todos los Judíos que estaban en Nínive.» Esta designación se extendió tanto que para el momento de la época helenística, el término Judío identificó a todos de las antiguas tribus que habitaban en la diáspora y que afirmaron un sistema religioso particular. La afirmación de Wootten de que los israelitas del norte no fueron «ni una sola vez llamados Judíos» es falsa.11

Israel en la época apostólica

Los escritos apostólicos reflejan este uso helenístico. En Hechos, Pedro se refiere a sus miembros del público judío como «toda la casa de Israel» (Hechos 2:36; cf. 4:10; 5:21; 10:36; 21:28). En Hechos 13:24, Juan proclama su bautismo de arrepentimiento «a todo el pueblo de Israel.» Su audiencia estaba compuesta por Judíos. En Hechos 26:7, Pablo se refiere a la esperanza de «nuestras doce tribus», sin referencia alguna a Efraín. Lucas 2:36 menciona a Ana como siendo de la tribu de Aser. Pablo afirma que él mismo es de la tribu de Benjamín (Romanos 11: 1; Filipenses 3: 5). Así, algunos miembros de tribus no judaítas todavía mantenían una memoria de sus afiliaciones tribales originales. Yeshua (Jesús) afirma que sus seguidores han de sentarse en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel (Mateo 19:28; Lucas 22:30). Su función aquí es aquella de representantes de la totalidad de las doce tribus.

De hecho, los escritos apostólicos no hacen mención alguna de una reunión de los hijos de Efraín perdidos. En su lugar, retratan la reunión de los gentiles como un novum, un movimiento inesperado en la historia de la redención y una ruptura en el presente de la edad final de Dios de la redención.

En Romanos 11: 7-14, Pablo afirma que ha llegado la salvación a los gentiles, para provocarles a celos. Si los creyentes gentiles son Israel, entonces, ¿cómo puede Israel hacer celoso a Israel? Tenga en cuenta que mientras que Pablo hace una clara distinción en todos sus escritos entre los gentiles y los Judios, él se refiere a Israel y al pueblo judío indistintamente.

El mensaje efraimita socava el gran poder de las afirmaciones de los escritos apostólicos. Se trata de cambiar un mensaje de esperanza y consuelo para todos los pueblos, independientemente de su patrimonio, independientemente de su posición en la vida, en un plan racista y basado en la raza de la salvación para los que tienen las líneas de sangre adecuadas.

¿Quién es Israel?

Wootten y Koniuchowsky dan evidencia contradictoria en cuanto a cómo todos los cristianos creyentes a lo largo de la historia podrían ser descendientes físicamente de los antiguos exiliados israelitas del norte. A veces, ellos argumentan que todas las personas en la tierra descienden físicamente de Israel. En otras ocasiones, ellos admiten que ciertamente puede haber «quizás algunos gentiles verdaderos» entre los creyentes.12 O ellos llaman a los seguidores creyentes de Yeshua «otro secta del judaísmo», sin ninguna explicación en cuanto a cómo pueden ser una secta de judaísmo y no Judios! 13

Wootten confunde aún más las cosas, al declarar que los gentiles se convierten en hijos de Efraín sólo en el momento en que son «injertados» en el olivo de Israel y no más antes.14 así vemos contradicciones salvajes en el esfuerzo por explicar cómo cristianos no judíos hoy en día pueden ser descendientes naturales de los antiguos israelitas.

¿Qué pasa con la genealogía? ¿Es estadísticamente posible que cada uno en la tierra sea descendientes de un hombre? Sólo si nadie más que Abraham nunca haya producido descendencia que sobrevivieron – haciendo a Abraham el «nuevo Adán». Intuitivamente reconociendo el defecto de este argumento, Wootten intenta desesperadamente otro ángulo, argumentando que los seguidores de hoy de Yeshua, aunque considerados gentiles, son en realidad descendientes físicos de aquellos antiguos judíos y creyentes samaritanos.15 Así, descendientes de los Judios, que son no Efraín según la propia definición de Wootten, se han convertido de alguna manera Efraín. Esto no sólo es intrínsecamente contradictorio, sino que es estadísticamente e históricamente insostenible. Por último, como veremos, Wootten y Koniuchowsky afirman que estos descendientes se encuentran principalmente en el oeste. Sin embargo, si uno fuera a seguir esta lógica, si algunos cristianos de hoy pueden hacer la reclamación a la descendencia física de los primeros seguidores judíos de Yeshua, deberían ser cristianos descendientes de todos los pueblos no blancos del norte de África, egipcia, siria y palestina, . Sin embargo, veremos que Wootten y Koniuchowsky centran sus esperanzas sobre todo en personas de raza blanca, reservando sólo amenazas de aniquilación para los palestinos y otros de esta región16

Por último, Wootten y Koniuchowsky protestan repetidamente que sus reclamos a la herencia israelita son físicas y no espirituales. Sin embargo, la base de sus demandas a menudo son totalmente subjetivas.17 Ella no puede tener las dos cosas. O bien es física o es espiritual. Wootten hace dos contenciones, pero al final ella rechaza el ángulo espiritual y basa su argumento en las reclamaciones físicas, basadas en la raza.

Esta pseudo-genealogía que Wootten y Koniuchowsky han creado es una desesperada y artificiosa— una que existe si “la sabes» en tu corazón. Esto difiere drásticamente de los grupos de parentesco del Israel histórico-social que han compartido recuerdos comunes de parentesco que son compatibles con una rica historia de literatura, arqueología y evidencia epigráfica.

Paralelismos con el anglo-israelismo y la Teoría Racial

¿De dónde han venido estas ideas de Wootten y de Koniuchowsky? Las fuentes que dan son pocas. Koniuchowsky cita Yair Davidy como fuente principal, pero le atribuye pocos citas específicas.18  Ni él ni Wootten hacen ninguna mención a la suya o a la dependencia de Davidy en otra fuente probable, los escritos producidos durante y después del movimiento del siglo XVIII llamado anglo-israelismo o israelismo-británico. Y es por una buena razón por la que no se mencionan estas fuentes, ya que son populares entre algunos grupos antisemitas americanos para sus reclamaciones racistas pro-blancos, de que son Israel. Wootten y Koniuchowsky hacen las mismas afirmaciones raciales pro-blancos.

Voy a enumerar varios paralelos que son notables en su acuerdo. Ambos grupos (anglo-israelitas y Efraimitas) construyen sus teorías sobre la historia mítica de los diez «tribus perdidas» del reino del norte. Ambos grupos ponen una gran importancia a  etimologías artificiales de palabras en inglés basadas en el hebreo. Ambos grupos afirman ser preeminentes, La condición de supuestos herederos primogénitos de Efraín. Ambos comparten una hostilidad innata hacia el catolicismo y el judaísmo. Ambos proclaman que la enseñanza que propugnan es un «misterio» revelado sólo a través de sus profesores. Ambos sostienen que las tribus perdidas emigraron a zonas en las que llegaron a ser conocidas como sajones. Ambos grupos hacen mención a la nobleza de los anglosajones como evidencia de su herencia bíblica, israelita.

Supremacía Blanca

De mayor preocupación para los anglo-israelitas y la teoría de la «Casa dos» es el elemento racial que se encuentran en ambos. Ambos se centran principalmente en la raza anglo-sajona. Wootten utiliza otros términos raciales como «hijos de Israel de la línea de sangre.» Ella, es decir, Wootten) está preocupada por “diluir las líneas de sangre.» 19 Se refiere a Judios hoy como «Judios biológicos.» 20

Sin embargo, la relación de Dios con Israel no es racial. Las personas socio-históricas de Israel nunca han reivindicado la prioridad racial como base de su relación de pacto con Dios. La identidad judía se basa, no en las deliberaciones raciales, sino en una memoria común compartida y en la elección.

La misma exégesis, los mismas etimologías inventadas, las mismas historias construidas, el mismo enfoque anglosajón racial blanco, los mismos argumentos en contra de la iglesia y los Judios – los paralelos son inconfundibles e innegables. Wootten y Koniuchowsky han construido sus «Dos Casas» en la arena movediza de la teología anglo-israelita. Las preocupaciones de que esto plantea para los Judíos, si mesiánico, rabínico, o secular, y para los cristianos no judíos son evidentes.

Elementos anti-judíos en la Teología «Dos Casas»

Ciertamente Wootten y Koniuchowsky no son manifiestos antisemitas. Pero sus palabras a menudo hacen eco y tienen el mismo efecto que los de las personas que odian a los Judíos.21 Así, a pesar del hecho de que Koniuchowsky afirma ser judío (no hemos verificado esto), y a pesar de sus protestas vigorosas, en efecto, hay una gran cantidad de la retórica anti-judía en sus reclamos y las de Wootten. Después de lo que se ha convertido en un motivo típico entre los críticos cristianos de los Judios, Wootten acusa a los Judios mesiánicos de «sentimientos de superioridad» de creerse que son «‘Dos veces elegidos'», y de tener un «orgullo racial falso.» 22 El motivo de los «Judios ciegos», uno de larga data, con motivos estándar de la retórica antijudía cristiana, existe también.23 Wootten declara, «Ellos no pueden oír. Ellos no pueden ver. Hasta que el Señor levante el velo …» 24 Ella regaña a los Judios, exigiendo que «deben aceptar» su propio punto de vista.25 Wootten y Koniuchowsky demandan para que se establezca la visión para los Judios mesiánicos hoy. Wootten sostiene que es sólo cuando los Judíos sigan su enseñanza es que van a ser obedientes a Dios, «porque sólo entonces,» promete ella, «ustedes serán lo que el Padre nos llamó a ser …» 26

Con una ironía que Koniuchowsky parece desconocer, se refiere a su solución para el problema de las relaciones entre judíos y cristianos como «la solución final bíblica.» 27 No necesitamos otra «solución final». El pueblo judío apenas sobrevivió a la última. En esto, Wootten y Koniuchowsky, en sus grandes afirmaciones que han resuelto el problema de orgullo racial, simplemente reemplazaron un viejo argumento racial con uno nuevo. Para ellos, la raza y la «línea de sangre» es el factor determinante.

Peligros del Movimiento

Las palabras de Koniuchowsky Wootten suscitan la preocupación más grave en las imágenes que construyen para el futuro. Porque junto con sus pretensiones de ser el Israel físico, ellos esperan algún día ejercer el control territorial de 10/12 de las antiguas fronteras tribales de Israel. Crean un «enemigo» que incluye Judíos que ahora viven en regiones una vez ocupadas por los grupos tribales antiguos, que, según sostienen, ahora pertenecen a los hijos de Efraín. Para los palestinos ellos esperan su erradicación total.28 En las páginas de los escritos de ambos Wootten y de Koniuchowsky yace una suposición fuerte, a veces declarado implícitamente, a veces explícitamente, que la tierra les pertenece (junto con el pueblo judío, cuya parte, sostienen, debe limitarse a 2 / 12avos de territorio de Israel). Para los proponentes de las «Dos Casas», la tierra de Israel es «su tierra». 29

Una vez más, la bellota no ha caído lejos del árbol. Tradicionalmente, el pensamiento anglo-israelita ha incluido también la expectativa de que la tierra sería suya como Israel físico.30 Ella evoca para nosotros los recuerdos de los cruzados de los siglos XI al XIII, los cuales también, en base a la pretensión de ser herederos de Israel, han tratado de tener su «lugar que le corresponde», como los habitantes de la tierra a través de la conquista y la guerra.

conclusión

El movimiento efraimita, o de las «Dos Casas» es un error por las siguientes razones:

  1. interpretación errónea, injustificada y peligrosa de la escritura

  2. lógica inconsistente y contradicciones

  3. teología racista basada en la etnia.

  4. teología que funciona en la misma forma que el supersesionismo

  5. representaciones históricamente inexactas de Israel

  6. Reclamaciones peligrosas y falsas por la tierra que amenazan la estabilidad del actual Estado de Israel

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1: Moshe Koniuchowsky, en «Sus armas a Israel: Actualización Declaración Doctrinal Reflejando Unido Restauración Vistas del Ministerio de Sus armas a Israel» (www.teshuvah.com/yati/articles/full_restoration1.htm) dice: «El pueblo judío ha sido los representantes identificables e hijos de Judá. los seguidores no judíos del Mesías de todas las naciones han sido hasta ahora los representantes no identificables y la descendencia de Efraín (Zacarías 8:23) «. Cabe señalar que Koniuchowsky no usaría el término «cristiano». Ver Moshe Koniuchowsky, «la plena restauración de todo Israel: Parte 3» 8. Tenga en cuenta que para fines de investigación, imprimimos las cuatro partes de la serie, y nuestras referencias de página número son a la de la impresión final. Debido al tamaño del documento, se determinó que era importante tener una referencia más detallada de únicamente hacia el documento en su conjunto.

2: Batya Ruth Wootten, el olivo de Israel (White Stone, Virginia: Casa de David, 1992), 31. Cf. También Batya Ruth Wootten, ¿Quién es Israel? Y ¿Por qué usted necesita saber (St. Cloud, FL: Llave de David, 1998), 16-17, 28.

3: Wootten, ¿Quién es Israel ?, 82-83, reconoce que a veces se refiere a Israel, pero ella afirma que en el momento de la conquista de la tierra por parte de Israel, el nombre se refiere principalmente a las naciones extranjeras. Este no es el caso, sin embargo, por los profetas del exilio y post-exilio continuaron usando el término para referirse a Israel. Añadir a esto el uso común de la etnia griega plazo en los escritos apostólicos para referirse a Judios. Por otra parte, ella construye su doctrina precisamente en el uso del término goy en el periodo anterior a la conquista, durante la época de los patriarcas. Por lo tanto una referencia posterior al exilio no es históricamente apropiada al escribir sobre el período patriarcal.

4: Koniuchowsky, «la plena restauración de todo Israel: Parte 2», 7, sostiene que estas referencias refuerzan su idea de que Israel es gentil. El razonamiento es circular y plantea la pregunta.

5: Wootten, Olivo, de 42 años.

6: Ibid., 43.

7: Wootten, Olivo, de 43 años.

8: Batya Ruth Wootten, «Casa de David Herald: Patas arriba Doctrinas»

(http://www.mim.net/hod/hod0160/rf0160.htm, 12.

9: Ejemplos del uso de paralelismo para demostrar que Israel y Judá son sinónimos (la lista no es exhaustiva) son Salmo 114: 2; Isaías 5: 7; Jer 23: 6; 50:20; Oseas 5: 12-14; 08:14; 11:12; 12: 1-2; Mic 1: 5; Mal 2:11.

10: Wootten, ¿Quién es Israel ?, 93, exige el término «cristiano gentil» un oxímoron, pero no tiene ningún problema en utilizar el término «gentil Israel.» Cf. Olivo, de 43 años.

11: Véase más arriba.

12: Koniuchowsky, «Restauración completa: Parte 1,» 6. Pero Wootten, Olivo, 107, se mantiene firme, argumentando que «es muy probable que estos ex gentiles en realidad descienden de los hijos de Efraín dispersas que Yahveh dijo que le juntará … Aunque su fondo puede parecer la de un gentil, en realidad, son probablemente israelitas físicos «.

13: Wootten, «Patas arriba» 7.

14: Wootten, Olivo, 106.

15: Wootten, Olivo, 9, 106. Véase también «Patas arriba», 8; ¿Quién es Israel ?, 97.

16: Cf. p. 6.

17: Ibid., 119.

18: Koniuchowsky, «Restauración completa: Parte 2» 12.

19: Wootten, Olivo, de 52 años; «Patas arriba», 5; ¿Quién es Israel ?, 73.

20: Wootten, «Patas arriba» 4.

21: Cf. Lloyd Gaston, Paul y la Torá (Vancouver, Univ. De Columbia Británica, 1987).

22: Wootten, Olivo, 2. Cf. También «Patas arriba», 10; ¿Quién es Israel ?, 104-105.

23: Cf. Romero Ruether, Fe y fratricidio: las raíces teológicas de antisemitismo (Eugene, Oregón:. Wipf y Stock, reprt 1997), 121 135. En 135, ella nos recuerda que las catedrales construidas durante la época medieval a menudo incluyen imágenes de estatuas dos mujeres, que representan a la Iglesia y la Sinagoga. El uno en representación de la Iglesia parecía vivo y lleno de energía. El uno en representación de la Sinagoga se veía triste y siempre llevaba vendas sobre los ojos. Para ver un ejemplo de este motivo idéntico en el anglo-israelismo, ver John Wilson, Sesenta Dificultades anglo-Israel respondió: (http://www.abcog.org/wilson2.htm, dificultad 15, 6.

24: Ibid., 92.

25: Wootten, Olivo, 124.

26: Ibid., 125. Cf. También Koniuchowsky, «Restauración completa: Parte 3» 6.

27: Koniuchowsky, «Restauración completa: Parte 3», 4.

28: Koniuchowsky, «Restauración completa: Parte 4,» 8; Wootten, Olivo, de 36 años.

29: Koniuchowsky, «Restauración completa: Parte 2,» 5.

30: Wilson, de dificultad 3, 4, sostuvo que la tierra está mintiendo desolada con su ausencia y espera con interés el momento en que «las montañas eran para tirar adelante sus ramas, y dará sus frutos para el pueblo de Israel.» Cf. También Dificultad 20, 13.

FUENTE:

http://www.mjaa.org/site/News2?news_iv_ctrl=1022&page=NewsArticle&id=5143&security=1

EL ÁRBOL DEL OLIVO: UNA METÁFORA MAL ENTENDIDA POR LOS EFRAINITAS O LLAMADOS TAMBIÉN COMO «LOS RESTAURACIONISTAS DE LAS DOS CASAS»

El concepto del Olivo, que es presentado por el Apóstol Pablo es una metáfora que ha sido impulsada por alguno más allá de su intención, y de la que ha generado un gran dolor en el movimiento mesiánico. El error se encuentra en el intento de reunir la profecía de Ezequiel 37 (en relación con dos árboles que se convierten en uno en la mano del Altísimo) con Romanos 11 versos 17 y 18. Mientras Romanos habla de ramas procedentes de otro árbol y que son injertadas en un árbol establecido, Ezequiel está hablando de dos árboles separados pero iguales (ojo, iguales, no distintos) convirtiéndose en un árbol. En el caso de Pablo, él está hablando de personas que vienen y se unen a otras personas: los gentiles que se unen a Judíos en la ley del Mesías. Pero Ezequiel ve los reinos del norte y del sur de Israel que vienen bajo la autoridad del Mesías.

Pablo está hablando de una unión espiritual de la fe, mientras que Ezequiel está claramente hablando de una unión de reinos físicos. Pablo está diciendo que las ramas silvestres tienen que dejar su árbol y unirse al árbol donde se encuentran los naturales. Los naturales son los Judíos justos. Algunos de ellos que fueron separados del árbol natural también son capaces de ser re injertados desde fuera de la tierra donde han sido cortados. Por lo tanto, Pablo en Romanos 11 está haciendo hincapié en la importancia de la corriente espiritual de dar buenos frutos al ser injertados en el árbol espiritual que pretendió Dios, y que esto viene de la confianza en el Mesías Jesús y la obediencia a Sus mandamientos. Ese es su único significado de la metáfora.

En Ezequiel 37 los dos árboles son indicativos de Israel plenamente realizados, Efraín y Judá y sus tribus asociadas. En Romanos 11, las ramas silvestres vienen lejos de su hábitat natural y entran al natural. Se trata de los gentiles (salvajes en el pecado) tomando conciencia de lo natural (la obediente Israel) a través del conocimiento de Cristo, uniéndose así con la corriente de la vida a disposición de Israel. Esa parte de Israel (los Judios) que no toma los mandamientos de Dios a través del Mesías es repudiada, pero con la posibilidad de volver al olivo.

No hay ninguna razón para pensar que Ezequiel 37 y Romanos 11 hablan de la misma metáfora. Porque, si el olivo salvaje o silvestre son Efraín y los Judíos son los naturales, entonces Romanos 11 está diciendo que el justo Efraín debe dejar Efraín y unirse a Judá. Efraín entonces no existiría más. Bajo ese escenario Efraín es el malo y Judá es bueno, y ése, simplemente, no es el caso.

Lo que el Altísimo está diciendo simplemente en Romanos 11 es que cualquier persona, judía o no, que será salvada, debe creer en su Mesías y obedecer Sus mandamientos. Esto es lo que significa estar en el árbol de Olivo. Esta comprensión nos lleva a buscar a los judíos no creyentes y a los gentiles incrédulos, y ver a los dos que se hacen uno en el Mesías. No hay ninguna importancia dada aquí a la genealogía de nadie. Ellos son un solo cuerpo, un solo pueblo, juntos en la fe y en la práctica si entran en el Mesías.

Nuestro Mesías Jesús optó por utilizar el término «llamados fuera» para significar su pueblo en Mateo 16 versos 18. Los Apóstoles captaron este concepto y lo utilizaron con mayor frecuencia en relación con los seguidores del Mesías. Los «Llamados fuera», en hebreo mikra y en Griego ekklesia, ha sido mal traducido al español como «iglesia». Sin embargo, es el concepto de ser sus “llamados fuera” lo que el Mesías ofreció primero a Israel (el pueblo judío). Los que siguieran a este Mesías (el León de Judá) serían los «llamados fuera». En su estimación es más importante ser «llamados fuera» que ser «injertados», ya que Él nunca usó el término «injertados» o habló de «dos árboles» o «dos casas». Ser «llamados fuera» es para ser sacado de pecado a la vida de Dios. El Mesías dijo que los de Israel necesitaban ser «llamados fuera». El Apóstol Pablo se hizo eco de esto cuando él ordenó que el pueblo judío fuese «salvo de esta generación pecadora».

¿QUÉ SE ENTIENDE POR RESTAURAR EL REINO DE DIOS? (Hechos 1:3,6; 3:19-21)

Foto: Casi desde el momento en que muere Franco, empieza la transición en España, con la proclamación de Juan Carlos I de Borbón como rey por deseo de Franco.

El diccionario de la Lengua Española define la palabra restauración, así.

(Del lat. restauratĭo, -ōnis).

1. f. Acción y efecto de restaurar.

2. f. En un país, restablecimiento del régimen político que existía y que había sido sustituido por otro.

3. f. Reposición en el trono de un rey destronado o del representante de una dinastía derrocada.

4. f. Período histórico que comienza con esta reposición

Nótese que el vocablo “Restauración” significa, entre otras cosas, la reposición en el trono de un rey destronado o del representante de una dinastía derrocada.

Pues bien, en Hechos 1:6, los discípulos le preguntan a Jesús, lo siguiente: «Señor, ¿RESTAURARÁS el reino a Israel en este tiempo?”. Aquí vemos que los discípulos le preguntaron a Jesús si la restauración del reino a Israel sería inminente o no, y Jesús les responde que sólo el tiempo exacto lo sabe Dios, el Padre (v.7).

Basándonos en las promesas bíblicas, y en la definición que nos brinda el Diccionario de la Lengua Española de la palabra ‘restauración’, creemos que debe acontecer en Israel la reposición del rey destronado o de un representante legal (p.e. un descendiente real del rey destronado). De modo que si esto mismo no ocurre en el futuro en Israel, se podrá seguir afirmando que aún no ha acontecido la reposición de un representante legal y real en el trono vacante.

Sabemos que Sedequías fue el último rey Judío que gobernó en Jerusalén, el cual fue depuesto por Nabucodonosor en 586 AC por su impiedad. Desde esa fecha el trono davídico en Israel  ha quedado vacante hasta el presente y sólo será restaurado hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y a él le será entregado el poder por orden del Altísimo. Sólo cuando ocurra ese evento glorioso, la restauración esperada habrá sido plenamente cristalizada o cumplida.

Así que el Reino de Dios es algo que deberá ser restaurado a Israel en algún momento en el futuro. Y cuando se habla de un reino restaurado, lo que se quiere decir es que ese reino existió en un lugar y pueblo definidos, que desapareció por la impiedad del último rey y su pueblo, y que debe volver a aparecer en el futuro exactamente en el mismo lugar y pueblo con un rey legítimo. Así pues, si el reino fue terrenal y político, entonces deberá ser restaurado como un reino terrenal y político, porque cualquier otra forma de presentación no sería igual al original, y por tanto, no podría hablarse de una verdadera restauración del reino original. Si restauro un jarrón resquebrajado de barro y de color negro, y termino presentando un jarrón de cristal amarillo trasparente, ¿podríamos decir que dicho jarrón ha sido restaurado fielmente? Si cualquier cosa restaurada no se parece al original, entonces no se ha hecho una verdadera restauración de esa cosa. Eso es obvio para cualquiera con dos dedos de frente. Pero esto es precisamente lo que muchos teólogos cristianos han hecho  con el reino original. Sencillamente lo han cambiado por otro que no tiene las mismas características que el original. Ahora el reino es presentado en las iglesias como uno que es por naturaleza espiritual y celestial, y no teocrático y terreno como lo fue originalmente. Ahora los más de los cristianos creen que Cristo reina y reinará desde los cielos, o que Jesús gobierna en el corazón de los creyentes. Otros creen que el reino es la iglesia misma que reina en el mundo y ejerce su poder y autoridad sobre los pueblos a través de sus “ungidos”. Pero toda esta gama de creencias no se parecen en nada al reino original.

Por Apologista

HECHOS 1:3-8 Y LA RESTAURACIÓN DEL REINO A ISRAEL

Escrito por Michael Vlach en 01 de agosto 2011. 

Hechos 1:3-8 es un pasaje importante en relación con el reino de Dios que nos dice cómo los apóstoles y Jesús vieron el reino de Dios, justo antes de que Jesús ascendiera al Cielo. El pasaje dice: 

A estos [los apóstoles] Él también se presentó vivo después de haber padecido, con muchas pruebas convincentes, apareciéndoseles durante un período de cuarenta días y hablándoles de lo concerniente al reino de Dios. Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, «¿Qué,» dijo , «que oísteis de mí: porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo no muchos días. «Por eso, cuando se habían reunido, le preguntaron, diciendo:» Señor, ¿es en este momento  que restaurarás el reino a Israel?» Él les dijo: «No es para ustedes a saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo, venga sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra».

Tenga en cuenta que el Señor resucitado se apareció a sus apóstoles «durante un período de cuarenta días.» Aunque muchas cosas pueden haber sido discutidas durante este tiempo, sabemos con certeza que uno de los temas que se abordaron a fondo fue el reino de Dios. Jesús pasó «cuarenta días» hablando a sus apóstoles acerca del reino de Dios (1:3). Medio en broma me gusta referirme a esto como la mejor clase de seminario de teología nunca antes dada en la historia y sin duda el mejor de la historia en el reino. Cuarenta días de instrucción en términos modernos es más de un semestre en una clase de seminario.

Creo que es seguro decir que después de cuarenta días de instrucción por parte del Jesús resucitado, los apóstoles tendrían una buena comprensión de la naturaleza del reino de Dios. Si bien es posible que no hayan tenido una comprensión exhaustiva del reino, parece muy poco probable que su comprensión fuese equivocada, como algunos han afirmado cuando le hicieron semejante pregunta acerca del tiempo de la restauración del reino a Israel. Dudar de esto es cuestionar la inteligencia de los discípulos, y lo más importante de todo, la capacidad de enseñanza de Jesús.

En los versículos 4 y 5, Jesús dice a los apóstoles que serán «bautizados con el Espíritu Santo» en unos pocos días. El Antiguo Testamento predijo que la llegada del nuevo pacto incluiría también el Espíritu Santo que ya mora en nosotros (ver Ezequiel 36). Esta promesa de que el Espíritu Santo puede haber estimulado la pregunta de los apóstoles: «Señor, ¿es en este momento que restaurarás el reino a Israel?» (Hechos 1:6). Pensamientos de la venida del Espíritu generaron pensamientos sobre el reino.

Esta pregunta de los apóstoles en 1:6 conlleva varias implicaciones importantes y nos da una ventana de cómo veían el reino de Dios desde su punto de vista sólo unos minutos de la ascensión de Jesús al cielo. Para empezar, vamos a ver las implicaciones de la pregunta de los apóstoles.

Implicaciones de la pregunta de los Apóstoles

En primer lugar, Hechos 1:6 indica que los apóstoles esperaban una restauración del reino a Israel nacional. Muchos teólogos han afirmado que el reino que Jesús y los apóstoles predicaron era de naturaleza diferente a la expectativa del AT. Dicen que Jesús predicó un reino espiritual, no un reino terrenal de Israel. Pero Hechos 1:6 muestra que los apóstoles creían que la expectativa del AT de que el reino sería restaurado a la nación de Israel. Esto demuestra la continuidad con lo que el Antiguo Testamento predijo.

En segundo lugar, la palabra «restaurar» que los apóstoles utilizaron, indica que esperaban la continuidad del reino con Israel como fue en el AT. Israel tenía un reino en el Antiguo Testamento, pero se perdió por la desobediencia. Israel fue llevado cautivo por las naciones. Pero los discípulos creyeron que esa cautividad se podría revertir con una restauración venidera. Sólo se puede recuperar lo que alguna vez haya existido.

En tercer lugar, la cuestión de los apóstoles se refería al tiempo de cuándo vendría el reino a Israel, no su naturaleza. No están pidiendo: «Señor es el reino ahora espiritual, no físico?» En vez sus preocupaciones le hacen preguntar cuándo el reino vendría: «Señor, ¿es en este momento ¿restaurarás el reino a Israel?»

En cuarto lugar no hay indicios de aquí que los apóstoles vieron el reino como en operación o inaugurado en este punto. No hay indicios de que se veían ya a sí mismos como en el reino. En cambio, vieron el reino de Dios como algo que iba a venir, no como algo que había llegado.

Respuesta de Jesús

La respuesta de Jesús a su pregunta en los versículos 7 y 8 es significativa. El versículo 7 dice: «No es para vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad.»

Varios puntos son dignos de mención aquí. En primer lugar, Jesús aparece a asumir el entendimiento de los apóstoles. Los apóstoles están esperando la restauración del reino a Israel como nación, y Jesús no da ninguna indicación de que su entendimiento es incorrecto. Jesús no dice: «Muchachos, ¿no lo entienden? No hay restauración del reino para Israel. El reino ya no es espiritual y nacional es espiritual.» Tampoco dice:» Yo soy el verdadero Israel y de todos aquellos que creen en mí son ahora Israel. Por lo tanto, no hay restauración del reino a la nación de Israel. «Si los apóstoles estaban equivocados al esperar una restauración del reino a Israel como nación no debió Jesús corregir su malentendido? Jesús era conocido por corregir el pensamiento equivocado. ¿No sería el momento perfecto, justo antes de su ascensión, para calibrar una visión errónea? Sin embargo, no se produce ninguna corrección.

En segundo lugar, a lo que se dirige Jesús es al tema del tiempo. Cuando se trata de la restauración del reino a Israel, los apóstoles no debían saber cuándo se llevaría a cabo. Eso fue sólo para el Padre saberlo.

En tercer lugar, Jesús les dice a los apóstoles en lo que verdaderamente debían centrarse, cuando declara: «pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo más remoto parte de la tierra» (1:8). Algunos han tomado esta respuesta en el sentido de que Jesús estaba redirigiendo la expectativa de los apóstoles, pero este no es el caso. Jesús les dice que el tiempo de la restauración del reino de Israel se llevará a cabo en el horario del Padre, pero lo que los apóstoles tenían que centrarse ahora era en ser testigos de Jesús. En otras palabras, «El reino será restaurado a Israel cuando el Padre esté dispuesto a hacerlo, pero por ahora debían centrarse en ser testigos de Cristo en el mundo.»

En cuarto lugar, observe que en el versículo 5, Jesús dijo a los apóstoles que iban a ser bautizados con el Espíritu Santo dentro de pocos días, pero cuando se trata de la restauración del reino a Israel eso era algo que estaba en el futuro incognoscible (v. 7). La implicación aquí es que el bautismo con el Espíritu tendría lugar muy pronto, pero la venida del reino de Dios estaba en el futuro indefinido. Por lo tanto, no se puede decir que el derramamiento del Espíritu significa automáticamente que el reino está en funcionamiento. Al menos por ahora, no hay un lapso o paréntesis en el calendario para estos eventos.

Para concluir, Hechos 1:3-8 es importante para entender el programa reino. Tras el ministerio terrenal de Jesús, su resurrección, y los cuarenta días de instrucción, los apóstoles seguían creyendo que el reino sería restaurado a Israel. Jesús no corrige su percepción, pero les dice que el momento de esta restauración es sólo para el Padre saberlo. Esta es una evidencia significativa de que Jesús y los apóstoles no reinterpretan la expectativa del AT de un reino para Israel. En cambio, lo confirmó. El Testimonio mundial conducirá a muchas personas a llegar a ser salvas y estar calificadas para entrar en el reino cuando se restaure en el futuro.

EL REINO DE DIOS Y LA RESTAURACIÓN DE ISRAEL

Por Anthony F. Buzzard

La restauración del Reino a Israel es el tema principal del mensaje de los profetas hebreos. Con una voz que esperamos un gran día viene cuando el Mesías, el agente de Dios, gobernará la tierra desde Jerusalén. Ningún escritor del Nuevo Testamento nunca dudó de esto. No es necesario repetir todo lo que los profetas habían escrito. De vez en cuando, sin embargo, los cristianos del Nuevo Testamento se refieren al tiempo de llegada de la Restauración (Hechos 3:21). En Hechos 1:06 los discípulos de Jesús a su pregunta final de su Maestro. Ellos quieren saber si el tiempo había por fin llegado cuando Dios iba a intervenir para restaurar el Reino de Dios a Israel.

Será muy instructivo para el estudiante del cristianismo del Nuevo Testamento para examinar los comentarios sobre Hechos 1:06 (citado a continuación). Es asombroso cómo este texto ha sido mal manejado. Muchos comentaristas están extrañamente crítico de la investigación de los Apóstoles e inexplicablemente negativo acerca de un Israel restaurado. El lector puede realmente evaluar su simpatía o falta de simpatía por el cristianismo del Nuevo Testamento por su reacción a este versículo (Hechos 1:06). Después de su curso intensivo de instrucción personal en la teología Reino del Señor, incluyendo los cruciales seis semanas en su compañía después de la resurrección (Hechos 1:03), los discípulos están dispuestos a establecer un hecho sumamente importante: «Señor, tiene la hora actual llegado a restaurar el reino de Israel? «(Hechos 1:06).

La pregunta, por supuesto, implica la creencia en el futuro establecimiento del reino mesiánico en la tierra, a la que todos los profetas habían mirado hacia adelante. Era el reino para ser restaurado por la reunificación de las doce tribus de Israel. El reino iba a ser administrado por Jesús, los apóstoles y los santos resucitados. El Mesías mismo había prometido a los Apóstoles: «En la Nueva Era, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, ustedes también asumir sus posiciones sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel» (Mat. 19: 28, Lucas 22:28).

La entronización de Jesús y los discípulos se produciría en la Segunda Venida: «Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria …, entonces se sentará sobre el trono de su gloria» (Mateo 25:31).

En estos pasajes de la Escritura que nos encontramos en el corazón del mesianismo, un término que es sinónimo con el cristianismo («Cristo» es sólo la forma griega del hebreo «Mesías» – el Rey Ungido).

Trágicamente, la teología popular es más reacio a aceptar la pregunta de los discípulos en Hechos 1:6 como una válida. La opinión predominante es que los discípulos estaban todavía en la ignorancia acerca de los propósitos de su Maestro para el futuro, y esto en la víspera de que sean habilitadas como la Iglesia del Nuevo Testamento en el Pentecostés! El espíritu de error, al parecer, se ha montado una industria teológica contra la simple verdad que se nos presenta en toda la Escritura, que Jesús era el Mesías prometido por el Antiguo Testamento y que subió al cielo, sólo hasta que la «restauración de todas las cosas, que Dios ha prometido a través de la boca de los profetas «(Hechos 3:21). Esta restauración implica la re-unión del resto de la nación de Israel. La ficción de que todas las profecías del Antiguo Testamento se ha cumplido en la Iglesia, sin dejar el futuro de Israel, debe ser desterrada, si los profetas hebreos son que se le permitiera hablar con claridad a nuestra generación. Un sistema teológico que niega el futuro reino de Dios en la tierra niega prácticamente la mesianidad de Jesús, y esta negación es el espíritu del anticristo (es decir anti-Mesías) (1 Juan 2:22). «respuesta a los discípulos de Jesús pregunta sobre la Restauración de Israel (Hechos 01:06), lo que implicaría el restablecimiento de Jerusalén del trono de David, no le da el más mínimo indicio de que la cuestión se basa en una mala interpretación (como tantos comentarios nos quieren hacer creer). Que el reino será restaurado a Israel es asumido por Jesús (como también por Pablo:. Rom 11:01, 25-27). Hechos 1:07 muestra que Jesús no niega la premisa de la pregunta. Justo cuando esta restauración se llevará a cabo sigue siendo desconocido. Jesús había admitido la ignorancia acerca de la fecha de su regreso en gloria para establecer el Reino: «Pero de aquel día y hora nadie sabe» (Marcos 13:32). «No os toca a vosotros saber los tiempos y las sazones que Dios ha puesto en su sola potestad» (Hechos 1:07).

La Restauración De acuerdo con Isaías

Puesto que Jesús fue enviado para «confirmar las promesas hechas a los padres» (Rom. 15:08), debemos establecer lo que se había previsto el futuro de Israel. El gran profeta Isaías, que es citado en el Nuevo Testamento con más frecuencia que cualquier otro escritor del AT (unas 85 veces) nos ha dejado ninguna duda sobre el futuro divino para Israel. Aunque la nación estaba constantemente reprendió por no estar a la altura de su alta vocación como pueblo escogido de Dios, su restauración final estaba asegurada más allá de toda duda. La siguiente encuesta del mensaje de Isaías pondrá está en contacto con el contexto en el que Jesús predicó la Buena Nueva del Reino: «¿Cómo la ciudad fiel [Jerusalén] se ha convertido en una ramera! Estaba lleno de juicio, la justicia, una vez presentada en el mismo, pero ahora los asesinos …. Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones. Todo el mundo ama a los sobornos y va tras las recompensas: no buscan justicia al huérfano, ni consideran la causa de la viuda «(1:21, 23). Ya llegará el momento de Dios para castigar a su pueblo por su apostasía, pero con un miras a perfeccionar y rehabilitación de ellos: «Voy a vengar a todos mis enemigos … y yo restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como al principio. Después se le llamará Ciudad de justicia, Ciudad fiel. Sion será rescatada con juicio, y los que regresan a Dios con justicia «(1:26, 27). Debe quedar claro que la condición actual de Israel, que ha rechazado en gran medida su Mesías, no se ajusta a la descripción prometida de los Fieles Ciudad. Pero en los días del Reino Mesiánico todos seremos transformados:

«Va a suceder en los últimos días [Los días del Mesías] que el monte de la casa de Jehová será establecido como la montaña más alta y será exaltado sobre los collados, y confluirán todas las naciones a ella.Y muchas personas dirán: «Venid, subamos al monte del Señor, a la Casa del Dios de Jacob, para que él nos enseñe sus caminos y caminaremos por sus sendas; ‘de la instrucción de Sión Sal fuera, y el mensaje del Señor de Jerusalén, y él actuará como árbitro internacional de las naciones y reprenderá a muchos pueblos. Y convertirán sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en hoces. Una nación no levantará la espada contra otras naciones, ni nunca más que aprender a hacer la guerra «(2:1-4).

La sugerencia de que esta profecía se ha realizado en las iglesias (que en tiempo de guerra internacional no han dudado en matar a los miembros de las mismas iglesias en las tierras del enemigo) difícilmente puede ser tomado en serio. La promesa de un mundo libre de los horrores de la guerra nuclear se encuentra en el corazón de la Buena Nueva del Reino de Dios, el Evangelio proclamado por Jesús. El mensaje apunta a un tiempo no cumplido todavía en los asuntos humanos. Pero, ¿dónde vamos a encontrar la Buena Nueva del Reino siendo proclamado?

El Nuevo Testamento en todas partes asocia el «Día del Señor», con el regreso de Cristo en gloria para establecer el Reino de Dios en la tierra. Es precisamente en este contexto que se dan las promesas de paz en el mundo, sin embargo, no se conseguirá la paz hasta que se produzca un fallo en todo el mundo terrible. La condición del mundo en la segunda venida será tan ateo como en el momento de la inundación: «No sabremos hasta el diluvio viene y se lleva todo por la borda» (Mateo 24:39).

«El día del Señor vendrá sobre todo el que es soberbio y altivo … y será abatido … y el Señor solo será exaltado en aquel día … cuando se levante para sacudir terriblemente la tierra. … Jerusalén será arruinada y Judá caerá …. Una maldición sobre su alma! Porque han pagado mal a sí mismos. Pueblo mío, los líderes están causando a ir por mal camino …. Por tanto, mi pueblo ha ido en cautiverio, porque carecen de los conocimientos. Sus líderes están muriendo de hambre y su gente está reseca de sed. Ellos han rechazado la amonestación del Señor de los ejércitos, y despreciado el Mensaje de salvación del Santo de Israel «(de Isa. Ch. 3-5).

El resultado del rechazo del Dios de Israel es una ceguera judicial. El profeta se le dice que «Ve y di a este pueblo:» Oíd en efecto, pero no lo entiendo; ver de hecho, pero no perciben. Haga grasa corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, no sea que vea con sus ojos ni oiga con sus oídos, y entiendan con el corazón, y se conviertan convertidos y sanados «(6:9-10) Jesús y Pablo reconoció que esta insensibilidad al Mensaje del Evangelio del Reino sería una reacción típica a la predicación del mensaje (Mateo 13:14, 15, Marcos 04:12, Lucas 08:10, Juan 12:40, Hechos 28: 26-27) Esta ceguera durará «hasta que las ciudades están asoladas y sin habitantes, y las casas sin un hombre y la tierra se vuelve y desolación» (6:11). única esperanza de Israel es el Salvador prometido: «He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un Hijo, y llamará su nombre Emanuel: Dios con nosotros «(7:14, Mateo 1:23, véase 2 Corintios 5:19:..» Dios estaba en Cristo «). El Hijo prometido se convertirá en una organización internacional regla. Él es administrar el primer gobierno del mundo con éxito:

«Para nosotros [Israel] ha nacido un niño, se le da un hijo. Y el principado sobre su hombro. Su título será «maravilloso», «consejero», «Héroe Divino, ‘Padre de la Era Mesiánica Coming’ ‘[lo dictado por la versión griega del hebreo],’ Príncipe de Paz.» No habrá fin a lo dilatado de su imperio y la paz. Desde el trono de David reinará y ordene su reino, para establecerlo en juicio y en justicia desde aquel tiempo para siempre … El celo de Jehová de los ejércitos hará ver que esto se lleva a cabo «(9:6-7) .

Rebelde Israel debe primero sufrir la calamidad a manos de los asirios, que Dios utiliza como vara de la ira, pero «cuando el Señor se ha llevado a cabo todo su plan en el monte de Sion y en Jerusalén, castigará la jactancia arrogante del rey de Asiria y su arrogante orgullo … La luz de Israel será como un fuego y su Santo en llama, y quemará y consumirá el Rey de espinas y zarzas de Asiria en un día «(10:12, 17). La resultado será que en el futuro el día del Mesías:

«Y el remanente de Israel y los que escapan de la casa de Jacob, nunca más volverá a confiar en la persona que los atacó, pero se basará en el Señor, el Santo de Israel, en la verdad … Y el remanente volverá al Divino héroe … Líbano caerá en las manos de un héroe majestuoso y no saldrá una vara del tronco de [padre de David] Isaí y un vástago retoñará de sus raíces, y el Espíritu del Señor se posará sobre él, el Espíritu de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor «(10:20, 21, 34. 11:1-2).

La edad, el sueño de la humanidad por la paz mundial se logrará bajo su gobierno: «Con justicia juzgará a los pobres y argüirá con equidad a favor de los mansos de la tierra. Y herirá la tierra con la vara de su boca, y destruirá a los malvados que tiene el espíritu de sus labios «(11:04). (Pablo cita este pasaje se aplica a la destrucción del «hombre de pecado» en el retorno de Cristo – 2 Tesalonicenses 2:08.). La paz universal será el resultado de Gobierno del Mesías:

«El lobo habitará con el cordero, y el leopardo se echará con el cabrito, el novillo y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño pequeño los conducirá. La vaca y la osa se alimentan y sus crías se echarán juntas. El león comerá paja como el buey. El niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado será capaz de poner su mano sobre la caverna de la víbora. No harán daño ni destruirán en todo mi santo Monte, porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar. En ese día [el día del Mesías] la raíz de Jesé se levantará como un estandarte para los pueblos. Y las naciones que lo buscan, y el [milenaria] El descanso será glorioso «(11:6-10).

La restauración de Israel se llevará a cabo «en ese día» cuando:

«El Señor se impuso la tarea de recuperar por segunda vez [la primera fue en el éxodo de Egipto] Y el remanente de su pueblo, los que han quedado en Asiria y Egipto, Pathos, Cus, de Elam, de Sinar, de Hamat y las costas del mar. Él levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel y los dispersos de Judá de los cuatro confines de la tierra … Y el Señor va a destruir por completo la lengua del mar de Egipto. Agitará su mano sobre el río y su viento abrasador se dividirán en siete canales para que la gente puede cruzar pie enjuto. Y los egipcios servirán con los asirios. En aquel día Israel será el tercer país con Egipto y con Asiria, una bendición en el centro de la tierra. El Señor de los ejércitos los bendecirá y decir: «¡Bendito el pueblo mío Egipto y el asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad» (11:11, 12, 15, 19:24-25).

La liberación milagrosa de Israel hará una acción de gracias universal a ser hecha a Dios que ahora estará presente en la tierra en la persona de su Vice-regente, Jesús, el Mesías. La Restauración de Israel significará el alivio de la esclavitud que se les inflige por Babilonia, «porque el Señor tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá a Israel y colocarlos en su propia tierra … Ellos se llevará cautivos a los cautivos que habían sido recientemente. Ellos decidirán sobre sus [ex] opresores «(14:1-2). El rey de Babilonia, que antes del regreso del Mesías habrá sido «decisión de las naciones con ira, serán perseguidos y nadie va a evitar que esto «(14:06).El relieve universal se expresa en una hermosa imagen de un mundo rescatado de agitación:

«Toda la tierra está en reposo y en paz: prorrumpe en gritos de júbilo» (14:07). «En la misericordia será establecido el trono (del Mesías), y él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David gobernando y que se haga justicia y acelerar la justicia … En ese día un hombre se verá a su Creador y sus ojos se respete la Santa Una de Israel. Y Jehová será conocido por los egipcios … Egipto volverá al Señor «(16:05, 7; 19:21).

El resultado será la paz entre los que antes eran enemigos: «En aquel tiempo habrá una calzada de Egipto a Asiria, y los asirios entrarán en Egipto, y los egipcios en Asiria» (19:21-23). ​​Las profecías de Isaías (y de los otros profetas) describen con igual claridad tanto la devastación que ocurre cuando interviene el Mesías y la paz que seguirá en su Reino:

«La tierra será enteramente vaciada, y echó a perder. La tierra está de luto y desvaneciendo … Se encuentra contaminado por sus habitantes que han transgredido las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto. Por tanto, la maldición consumió la tierra. Los habitantes están desolados. La población mundial se quemó y pocos hombres sobrevivir … La tierra se tambaleará como un borracho «(24:3-6, 20).

Entonces, cuando Cristo aparece en su regreso: «Van a levantar sus voces y cantar a la majestad del Señor. Ellos gritan en voz alta desde el mar. La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, porque el Señor de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y se manifestará su gloria delante de sus ancianos «(24:14, 23).

Habrá un banquete mesiánico para celebrar el triunfo del Mesías (la visión inconformista de todo el consumo de vino como un pecado se parece extrañamente fuera de lugar!): «Y en este monte, el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos un banquete de manjares suculentos, un banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos y refinados en las heces. «(25:6) La ceguera se eliminarán de los corazones de la gente: «Y Él destruirá en este monte la cubierta que se proyecta sobre todos los pueblos y el velo que envuelve a todas las naciones. Destruirá a la muerte para siempre «(25:7-8). El mundo se ordenó la construcción de un nuevo sistema basado en la justicia, porque «Cuando tus juicios [del Mesías] están en la tierra a los habitantes del mundo aprenden justicia. «(26:9) Mientras tanto, los santos han sido resucitados a la inmortalidad en la Segunda Venida: «Tus muertos vendrán a la vida, mi cuerpo se levantará. ¡Despertad y cantad tú que moras en el polvo. Porque tu rocío es un rocío de luz y la tierra va a dar a luz a sus muertos «(26:19). Israel será rescatado de su cautiverio y restaurada como la nación líder del milenio:

«Israel florecerá y echará renuevos y llenar la faz del mundo con fruta … La maldad de Jacob serán purgados … Israel será recogido uno por uno … Esto es lo que va a pasar en ese día: un gran trompeta va a volar y los que están siendo exterminados en la tierra de Asiria y los desterrados en la tierra de Egipto, y adorarán al Señor en el monte santo, en Jerusalén «(27:6, 9, 12, 13).

Una conversión general de las naciones seguirá: «En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del libro, y de su oscuridad y la tristeza de los ojos de los ciegos verán. Y los mansos obtener nuevo gozo en el Señor y los pobres de los hombres se gozarán en el Santo de Israel «(29:18-19). [Isaías da la acusación clásica de la religión falsa, una advertencia a todos los que se acercan a Dios: «Este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, por su temor de mí no se basa en las enseñanzas de los hombres (29:13). La posibilidad real de tratar de adorar a Dios sobre la base de un sistema que no es bíblica, el hombre de fe dará cuenta de la trágica decepción de los «muchos que dirán a mí [Jesús] en aquel día: Señor, Señor , ¿no profetizamos en tu nombre echamos fuera demonios en tu nombre, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Hemos comido y bebido en tu presencia, y le hemos enseñado en nuestras plazas ‘»(Mateo 7:21, 22, Lucas 13:26). Jesús contestará diciéndoles que él nunca los reconoció como cristianos (Mateo 07:23, Lucas 13:27). En el mismo contexto, Jesús advirtió de los falsos profetas que aparecen en el disfraz de oveja (Mt. 7:15). Pablo advirtió que la técnica de Satanás sería predicar a otro Jesús, otro Evangelio y ofrecer otra Espíritu (2 Cor. 11:4). «Muchos» sería corrompiendo el evangelio (2 Cor. 2:17). No podría haber una advertencia más grave que eso. Seguridad solo puede venir de un examen personal de las creencias que uno ha aceptado a la luz de las Escrituras, con el reconocimiento de que es fatalmente posible adorar con sinceridad, pero en vano (Mateo 15:09, Marcos 07:07) . La única adoración aceptable es que ofrece «en espíritu y en verdad», es decir, basado en el sistema de la Verdad revelada por el Apocalipsis bíblico (Juan 04:23).] A principios del Reino milenario de Dios vendrán muchos de comprender la verdad por primera vez: «Y los que cometió un error al espíritu aprenderán inteligencia, y los que murmuró aceptará instrucciones … Para el pueblo morará en Sión, en Jerusalén. Ya no llorarás más. Dios se apiadará de ti a la voz de tu clamor … cuando lo escucha Él te responderá «(29:24, 30:19). El rescate de Israel a través de la intervención de su Mesías supondrá la destrucción de su enemigo, el asirio: «A través de la voz del Señor el asirio que hirió a Israel con una varilla será abatido.El Señor vendrá abajo (cf. «El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando …» 1 Tes. 4:16) y luchar por el monte de Sión y su colina … Entonces el asirio caerá «(30 : 31, 31:4). El reino de Dios será administrado por el Mesías y los santos:

«He aquí, un rey reinará con justicia, y príncipes presidirán en juicio … El Espíritu será derramado sobre nosotros desde lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil … Entonces habitará el juicio en el desierto, y la justicia se mantendrá en el campo fértil. Y el efecto de la justicia será la paz, la tranquilidad y seguridad para siempre. Y mi pueblo habitará en morada de paz, en moradas seguras y tranquilas zonas de descanso … El Señor ha llenado a Sion de juicio y de justicia. Y la sabiduría y el conocimiento proporcionarán la estabilidad en esos momentos. Tus ojos verán al Rey en su hermosura … Tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no será derribado. Ni uno solo de sus participaciones jamás ser derribados, ni ninguna de sus cuerdas será rota. Pero el Señor majestuoso será para nosotros un lugar de grandes ríos y arroyos. Porque el Señor es nuestro Legislador y legislador. El Señor es nuestro Rey, él mismo nos salvará «(de ch 32, 33.).

La alegría del Reino Mesiánico será completa:

«El desierto y la soledad se espera que Israel y el desierto se regocijará y florecerá como una rosa. Se florecerá en abundancia y se regocijan y cantará con júbilo … Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y la lengua del mudo cantará. En las aguas salvajes se soltará y torrentes en la soledad … Y los redimidos del exilio volverán y vendrán a Sión con cánticos y la alegría de la era por venir sobre sus cabezas. Tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza «(35:1, 6, 10).

La Buena Nueva (Evangelio) del Reino de Dios está estrechamente ligada a la salvación en el reino mesiánico. El Evangelio es presentado por Juan el Bautista, que cita de Isaías. Este último pone la «voz del que clama en el desierto» (40:3) en un entorno que implica el establecimiento final del Reino de Dios en la tierra. Es a ese gran evento que Juan y Jesús nos invitan a responder cuando dicen: «Convertíos y creed en la Buena Nueva del Reino» (Mateo 03:02, Marcos 1:14, 15.).

Así, el gran reino futuro se hace presente en la enseñanza de la Iglesia. Es la posibilidad de que el regreso de Cristo en gloria para inaugurar el reino en todo el mundo que proporciona el estímulo a la esperanza y la resistencia de acuerdo a los escritores del Nuevo Testamento. El anuncio y la llamada de Juan el Bautista al arrepentimiento implica una advertencia de que el gobierno del mundo tiene que pasar en última instancia, en manos de la persona a quien le pertenece por derecho, Jesús el Mesías:

«La gloria del Señor será revelada, y toda carne juntamente la verá. El Mensaje de Dios nuestro permanece para siempre. Tú, que anuncian la Buena Nueva a Sión, se levanta a un monte alto. Tú que llevar la Buena Nueva a Jerusalén, levanta su voz con fuerza. No tengas miedo. Dile a las ciudades de Judá: ¡He aquí vuestro Dios! Él vendrá con mano fuerte para gobernar, trayendo su recompensa con él «(40:10).

El profeta se dirige al tema del Siervo sufriente que finalmente triunfa como Rey. Las palabras son verdad de Jesús y de los que sufren con él (cf. «Si sufrimos con él, reinarán como reyes con él», 2 Timoteo 2:12.):

«He aquí mi siervo a quien yo sostengo, mi escogido, en quien mi alma se complace. He puesto mi Espíritu sobre él, y él traerá justicia a las naciones. No gritará ni alzará su voz, ni hará oír en la calle. Incluso una caña cascada no quebrará, y la mecha ardiendo débilmente que no apagará, sino que la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia y esperan las costas por su orden (42:1-4) «.

En los días del Mesías, se restaurará la Casa de Jacob (no la Iglesia!):

«Jacob, mi siervo, yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra seca. Yo derramaré mi Espíritu sobre tu descendencia y mi bendición sobre tus descendientes. Y brotarán como hierba en medio de las aguas, como sauces junto a corrientes de agua. Israel será salvo en Jehová con salvación eterna. Nunca más será avergonzado o confundido … Canta, oh cielo, alégrate, tierra; se cantaron alabanzas, oh montes, porque el Señor ha consolado a su pueblo y tendrá compasión de sus pobres «(44:2-4 , 45:17, 49:13).

En el calor de la aflicción premilenial, Israel va a creer que ha sido abandonado, pero:

«¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho, no compadecerse del hijo de sus entrañas. De hecho, es posible que se olvide. Sin embargo, yo no te olvidaré … Así ha dicho Jehová, levantaré mi mano a las naciones gentiles, y levantaré mi bandera a la gente, y ellos traerán a tus hijos en sus brazos, y tus hijas serán llevadas a su hombros … y toda la humanidad sabrán que yo Jehová soy tu Salvador y tu Redentor, el Poderoso de Jacob «(49:15, 22, 26).

El establecimiento del Reino de Dios, anunciado como la Buena Nueva del Reino de Dios – el Evangelio cristiano – es el gran tema del mensaje de Isaías. Israel va a sufrir una calamidad final a partir de la cual será rescatada por el regreso de su Mesías:

«Despierta, despierta! Vístete de poder, oh Sion, ponte tus ropas de hermosura, oh Jerusalén, la Ciudad Santa. A partir de ahora los incircuncisos y los impuros no volverán a entrar en la ciudad. Sacúdete el polvo. Levántate, y toma asiento, oh Jerusalén. Libérate de las bandas alrededor de tu cuello, cautiva hija de Sión … Qué hermosos son sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, que anuncian la paz, que trae buenas nuevas de cosas buenas por venir, anunciando la salvación, que dice a Sion: Tu Dios reina «(cf. el reino o reino de Dios, el contenido del Evangelio NT) (52:1, 7). «prorrumpe en júbilo.Canten juntos, lugares desolados de Jerusalén. Porque el Señor ha consolado a su pueblo y redimido a Jerusalén. El Señor ha desnudado su santo brazo a la vista de todas las naciones. Y toda la tierra verán la salvación de nuestro Dios «(52:9-10).

Israel jugará un papel decisivo en la conversión de todo el mundo, y ella será completamente vindicado:

«El Señor Dios, que reúne a los dispersos de Israel dice: Yo os recogeré a otros a él … Y vendrá el Redentor a Sión ya los que se volvieren de la iniquidad en Jacob. La abundancia del mar se convertirá a usted, las riquezas de las naciones hayan venido a ti … En mi furor te herí, pero en mi favor tuve misericordia de ti. Porque la nación o el reino que no te sirvan, perecerán, esas naciones serán arruinadas hecho … Los hijos de los que te afligieron vendrán y se postrarán ante ti. Todos los que te despreciaban se postrarán a tus pies … La violencia no será más oída en vuestra tierra, no habrá más destrucción ni quebrantamiento en tu territorio … Tu pueblo todo será justo y ellos heredarán la tierra para siempre … Los que hacéis que el SEÑOR recuerde, no os deis. Le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la convierte en una alabanza en la tierra «(55:8, 59:20, 60:5, 10, 12, 14, 18, 21, 62:6-7).

El triunfo de los justos, los elegidos fieles de todas las naciones, se expresa en términos de movimiento: «Porque ustedes con alegría saldréis, y ser guiados en * paz. Las montañas y las colinas romperán ante vosotros en gritos de júbilo, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso «(55:12). Con esta herencia de la profecía hebrea, no es de extrañar que Jesús enseñó a sus discípulos a orar, » Venga tu reino «, y la petición de Isaías se podría añadir:

«¡Oh, si rompiese los cielos y desciende, para que la montaña podría sismo en tu presencia … para hacer conocer tu nombre a tus enemigos, para que las naciones se estremezcan ante tu presencia … El Señor aparecerá con tu alegría … El Señor vendrá con fuego … y con su espada a él es el Juez de toda carne, y los muertos de Jehová serán muchos … Y esto es lo que sucederá: Cada Luna Nueva y cada sábado todos vendrán a adorar delante de mí. Y van a salir a buscar los cadáveres de los que se rebelaron contra mí. Su gusano no morirá, ni su fuego se apagará. Y serán vistos con horror por toda la humanidad «(64:1-3, 66:5, 15, 16, 23, 24).

Se trata de un fondo para el anuncio de la Buena Nueva de la venida del reino de Dios (Marcos 1:14, 15, Lucas 4:43, etc) del Nuevo Testamento. La comprensión de la profecía hebrea es esencial para la comprensión de las expectativas de Jesús y sus contemporáneos. La eliminación del Evangelio, desde su enclave hebreo conduce inevitablemente a su distorsión. Muchos estudiosos de la Biblia están leyendo el Nuevo Testamento a través del prisma de los acontecimientos posteriores influenciados por el pensamiento filosófico griego. La pregunta que debe plantearse es si se trataba de un desarrollo justo y una deserción de la verdad original.

La venida del reino en los Salmos
podemos añadir más información a los salmos, especialmente aquellos que describen la actividad del Mesías, y que el Nuevo Testamento cita con más frecuencia como profecías de la carrera de Jesús. Salmo 2 describe el clímax de la historia en que los reinos de este mundo han de ser asumidas por el Mesías y sus santos (cf. Ap. 11:15):

«¿Por qué las naciones y los pueblos conspiran trazado en vano? Los reyes de la tierra, de montaje y de la formación de un cónclave en contra el Señor y contra su Mesías. Ellos dicen: Vamos a reventar los bonos emitidos y de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá. El Señor se burlará de ellos. Luego se dirigirá a ellos en su furor, y aterrorizar a ellos en su furor, y decir: «Yo he puesto mi rey [el Mesías] en Sión, mi monte santo.» [El Mesías responder dice]: «Yo publicaré el decreto: Jehová me dijo: ‘Tú eres mi Hijo. Hoy yo te he engendrado «. Pídeme, y te daré las naciones como su herencia y los confines de la tierra como su posesión. Las quebrarás con cetro de hierro y los pedazos como a vasijas de barro. Ahora, pues, oh reyes, sed sabios. Que se le indique, que los gobernantes de la tierra. Servir al Señor con temor, con temblor besar sus pies, para que no se enoje y perezcáis cuando su ira se inflama de pronto. Bienaventurados todos los que ponen su confianza en Él «(Salmo 2).

El salmista tiene el Reino Mesiánico siempre a la vista:

«Todos los rincones del mundo se acordarán y se volverán al Señor, y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti. Por el Reino pertenece al Señor, y Él es el gobernador entre las naciones «(22:27, 18). «Él hace cesar las guerras a lo largo de toda la tierra» (46:9). «Que sepan que Dios gobierna en Jacob, hasta los confines de la tierra» (59:13). «Toda la tierra te adorará, y cantará a ti» (66:4) … para usted gobernar al pueblo con justicia y las naciones en la tierra «(67:4). «A causa de tu templo en Jerusalén, los reyes traerán regalos a vosotros» (68:29). «Dominará de mar a mar y desde el Río hasta los confines de la tierra … Sí, todos los reyes se postrarán delante de él todas las naciones le servirán» (72:8, 11). «Levántate, oh Dios, gobernará la tierra, porque tú heredarás todas las naciones» (82:8). «Porque él viene a gobernar la tierra. Él gobernará al mundo con justicia, ya los pueblos con su verdad (96:13). (Pablo cita este salmo a la gente de Atenas como una profecía del regreso de Jesús a reinar en el Reino: Hechos 17:31.) «El Señor está reinando. Que la tierra se regocijan «(97:1). «Se ha acordado de su pacto para siempre, el mensaje que mandó para mil generaciones, del pacto que concertó con Abraham, Y de su juramento a Isaac … diciendo:» A ti te daré la tierra de Canaán, la gran cantidad de tu heredad «(Salmo 105:8-11).

Está constantemente afirmado por los escritores del Nuevo Testamento que Jesús está sentado a la diestra del Padre, de la ascensión hasta la Segunda Venida. En ese momento se volverá a gobernar en su Reino. Salmo 110, que preveía este plan para exaltar el Mesías y luego enviarlo de vuelta a la tierra, es salmo favorito del NT: «El Señor [Dios el Padre – el Único Dios, 1 Cor. 08:06] dijo a mi [David] Señor [el Mesías]: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos estrado de tus pies. El Señor enviará desde Sion tu poderoso cetro. Domina en medio de tus enemigos … El Señor está a tu diestra; quebrantará a los reyes en el día de su ira «(116:1, 2, 5).

El salmista ora para la Segunda Venida, al igual que Isaías: «Inclina tu cielo, oh Señor, y desciende» (144:5). «Alégrese Israel en su Hacedor, dejar que los hijos de Sión por su Rey …. Que los santos ejecutar venganza sobre el pueblo, para aprisionar a sus reyes con grillos ya sus nobles con cadenas de hierro, para ejecutar en ellos el juicio prescrito. Este honor es dado a todos los santos «(Salmo 149). Así, el salmo segundo y el salmo segundo desde el final (149) contienen el mismo mensaje central del reino. El trono de David es la principal preocupación del Salmo 72, que cierra el segundo libro de los salmos (los salmos se dividen en la Biblia hebrea al 5 libros). Salmo 89 se cierra el tercer libro y trata principalmente con el trono de David. El Reino es el tema del Salmo 96 a 100, y 102. Salmo 2, que contiene el término Mesías (AV, «su ungido») es citado a menudo en el libro del Apocalipsis (12:05, 11:18, «se airaron las naciones,» 19:15, Cristo aplicación de la «barra mesiánica de hierro, «02:27, la promesa de gobernar para los santos).

No es sorprendente, sin embargo sorprendentemente desconocido para la mayoría de los feligreses, que el triunfo del Mesías en su Reino que viene es el tema fundamental de la proclamación NT de la Buena Nueva del Reino (el Evangelio): «[Jesús] será grande, y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David su padre, y reinará sobre la casa de Jacob [no a la Iglesia! La Iglesia reina con él, 2 Tim. . «(Lucas 01:32, 33) 2:12, Apocalipsis 5:10, 03:21, 02:26, ​​20:1-6], y su reino no tendrá fin «Jesús les dijo: «Debo anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios a otras ciudades también. Esa es la razón por la que he sido enviado «(Lucas 04:43).

Ante la mención de la palabra «salvación» (Lucas 19:09), «y porque Jesús estaba cerca de Jerusalén, que pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente» (Lucas 19:11). Entonces Jesús le dijo que debía abandonar a su padre y luego regresar investido con el poder de gobernar en el reino (Lucas 19: 11-27). Cuando él entró entonces en Jerusalén «, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a gran voz por todas las maravillas que habían visto, diciendo: ‘¡Bendito el Rey que viene …» (Lucas 19:38) . «¡Bendito el reino de nuestro padre David» (Marcos 11:10, texto Nestlé). «¡Bendito el Rey de Israel que viene en el nombre del Señor» (Juan 12:13). Entonces los fariseos dijeron a Jesús que reprende a sus discípulos (Judios no ignorantes!) Por su fervor mesiánico, que no era en absoluto fuera de lugar: «Os digo que si éstos [a mis discípulos] debían guardar silencio, las mismas piedras clamar [de alegría] «(Lucas 19:38). Estos episodios muestran la profunda mesianismo del NT y subrayan el hecho de que Jesús era el Mesías, el Hijo del Dios viviente.En esa roca sólida de la Iglesia del Nuevo Testamento se va a construir. Una iglesia que niega la Segunda Venida y el Reino del Mesías en una tierra renovada se basa en la arena.

La herencia del Reino y gobierno sobre la tierra iban a ser compartida por Jesús con sus discípulos: «En la Nueva Era que me han seguido en mis pruebas será entronizado para gobernar a las doce tribus de Israel» (Mat. 19: 28, Lucas 22:28).

Esta promesa se forma el corazón de la Nueva Alianza (cf. Lc 22, «Yo te nombro a gobernar como mi Padre me nombró. Esto es mi sangre del nuevo ‘Cita'». El verbo griego «nombrar» es la raíz de el sustantivo traducido como «pacto»).

«¿Es usted consciente del hecho de que los santos gobernarán el mundo?» (1 Cor. 06:02). «¡Cómo me gustaría que había comenzado a reinar (el aoristo, ‘reinado’ es ingresivo), por lo que podríamos puede reinar con vosotros «(1 Cor. 04:08). «Si sufrimos con él, también reinaremos como reyes juntamente con él» (2 Tim. 2:12). «Acaso Dios no hará con él nos dará todas las cosas?» (Rom. 8:32). «Los santos reinarán sobre la tierra» (Apocalipsis 5:10). Se sentarán con Cristo en su trono (Apocalipsis 3:21), recibirán autoridad sobre las naciones (Apocalipsis 02:26), y reinará como reyes con él por mil años (Apocalipsis 20:4). «Los mansos heredarán la tierra» (Mateo 5:05) (no desaparecen al cielo). La promesa a Abraham ya su descendencia era que ellos heredarían el mundo (Rom. 4:13).

En vista de estos impresionantes datos bíblicos, ¿alguien se atreve a criticar a los Apóstoles cuando preguntan: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?» (Hechos 1:06).

Light fue lanzada sobre esta cuestión por Pedro en su segundo sermón a los primeros conversos a la Iglesia cristiana. Instó arrepentimiento «, por lo que el Señor te puede enviar a Jesús el Mesías, que antes era proclamado a usted. Cielo le debe retener hasta los tiempos de la restauración de todo, de aquellos tiempos sus santos profetas que han hablado «(Hechos 03:20, 21). El destino de la Iglesia ha de reinar con el Mesías sobre Israel restaurado y el mundo. Y el remanente de Israel formará el núcleo de la población mundial destinado a vivir en la nueva era que se inaugurará con la llegada del Mesías. Habrá sobrevivientes de todas las naciones que van a vivir para ver el amanecer de una nueva era de la civilización en la que la guerra internacional será una reliquia de la historia pasada, ya no, como ahora, una amenaza siempre presente. En ese nuevo mundo habrá una Iglesia fundada en la adoración del Único Dios, el Padre (1 Cor. 08:06, Zac. 14:09), a través de Su Hijo, Jesús, el Cristo. La tierra será reorganizada bajo una teocracia administrado por el Mesías y sus seguidores, los fieles de la época del Antiguo y del Nuevo Testamento. En la resurrección, se les concederá la inmortalidad en cuerpos transformados, animada por el Espíritu (1 Cor. 15:23, 42-55). Esta transformación se producirá tanto para los muertos cristianos y los cristianos que sobreviven en la carne, en la Segunda Venida (1 Tesalonicenses 4:13 ff -.. No habrá «Rapture» 7 años antes de que finalice Todos los creyentes serán arrebatados (raptados! ) para encontrarse con Jesús y luego descender con él a la tierra en el tiempo, cuando venga en poder y gloria «para dar retribución a los que no obedecen al evangelio» (2 Tes. 2:7-9).)

Tal es el futuro divina proclamada por los profetas y por Jesús mismo. Tal es también el mensaje del Evangelio del Reino de Dios (o cielo -… Los términos son totalmente sinónimo, cp Mateo 03:02 con Marcos 1:14-15) confiado a la Iglesia. ¿Por qué las iglesias a ser tan silencioso al respecto, glorioso destino de los cristianos y la única esperanza del mundo?

LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Texto Guía: Hechos 3:19-21     

Propósito del Regreso de Jesús a la Tierra:

Pocos cristianos saben que Jesucristo volverá nuevamente a este mundo en persona y visiblemente; y los que no lo saben  creen, más bien, que “partirán” al cielo cuando mueran para encontrarse con Jesús. En nuestro estudio «La Segunda Venida de Cristo«, el cual puede ser suyo si nos lo solicita, explicamos claramente que Cristo volverá a este mundo pronto.

Lucas, el evangelista, también escribió el libro de los Hechos de los Apóstoles. En el capítulo 3 él explica para qué volverá Jesús al mundo nuevamente. Dice: «A quien (Jesucristo) de cierto es necesario que el cielo reciba HASTA LOS TIEMPOS DE LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.» (Verso 21). Sí, Jesucristo, o Jesús, el Cristo (o:«El Ungido»), volverá a este mundo para RESTAURAR TODAS LAS COSAS de que hablaron los profetas del Antiguo Testamento. Esta impresionante revelación dada por Lucas, NO es enseñada por la Iglesia Católica, y algunas iglesias protestantes amilenialistas (a:sin, Millennium: milenio). Lo cierto es que Jesús no viene a llevarnos al cielo como creen muchos, sino más bien para quedarse en la tierra a fin de restaurar todo lo resquebrajado por el pecado de los hombres. Para mayores detalles sobre este punto, solicite el artículo «Las Buenas Noticias de Jesucristo», El Reino del Mesías, El Reino de Dios: ¿Sabe Ud. qué es?. Son gratis.

Según el prestigioso Diccionario Nuevo Pequeño Larousse, la palabra «restauración» quiere decir: «reparación«, «restablecimiento«, «nueva existencia que se le da a una institución«, y lo más importante, RESTABLECIMIENTO EN EL TRONO DE UNA DINASTÍA CAÍDA.» Esta última definición del diccionario mencionado, nos interesa mucho, pues tiene relación con nuestro estudio, y con las promesas bíblicas. Ya es hora que usted descubra la verdad de lo que Jesús va a restaurar en esta tierra, en ocasión de su Segunda Venida en gloria desde los cielos. Definitivamente restaurar no es destruir, de modo que Cristo no viene a destruir el planeta tierra, sino sólo a los pecadores incorregibles que no lo esperan volver en gloria para salvarlos (Salmo 37:9,10,17,20,22,28,29,34,38,40).

El Restablecimiento de la Dinastía Davídica Caída

La Palabra restauración de Hechos 3:21 tiene que ver con el restablecimiento en su trono de un rey derrocado o el restablecimiento de una monarquía suspendida en su trono real. En este caso, la dinastía del rey hebreo, David. El profeta Amós habló de esta futura restauración, diciendo: «En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David» (9:11)

He aquí una impresionante verdad revelada desde los cielos, y esa es que al volver Jesús al mundo, levantará o restaurará el trono caído de David, el cual fue suspendido por Dios allá por el año 586 a.C. Recordemos que el rey babilónico Nabuconodosor invadió Jerusalén y depuso al rey hebreo de turno Sedequías, matando a sus hijos y desterrando al pueblo a Babilonia. Desde esa fecha, el trono de David, en la persona de su sucesor, Sedequías, se suspendió hasta el día de hoy. Ya van aproximadamente 2,500 años que Israel no tiene un rey Hebreo, ni una monarquía establecida como la de David. Pero esto ya estaba profetizado por Oseas, cuando dijo: «Porque por muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio…» (3:4). Sí, POR MUCHOS DÍAS (no, «eternamente«), los hebreos estarían sin una monarquía, y consecuentemente, sin ningún rey que los gobierne. Pero nuevamente Dios promete: “No faltará a David un renuevo de justicia…» (Jeremías 33:15,16). Esta promesa significaba que vendría un descendiente de David que tomaría su trono y corona en un futuro. Dios tenía en mente restaurar aquel reino que Él mismo había establecido con David y sus hijos (2 Crónicas 13:5,8). Definitivamente el reino Davídico era el reino de Dios. Dios había escogido a David para que lo representara ante el pueblo y los rigiera con autoridad celestial. Ahora Dios se propone restaurarlo nuevamente con un rey fiel y perfecto que desciende del rey David.

El Hombre que tiene Derecho al Trono y Reino de David

El profeta Ezequiel escribió concerniente a la caída del reino davídico con estas palabras enfáticas: «Y tú, profano e impío príncipe de Israel (Sedequías), cuyo día ha llegado ya, el tiempo de la consumación de la maldad (586 a.C), así ha dicho Jehová el Señor: Depón la tiara, quita la corona; esto no será más así; sea exaltado lo bajo, y humillado lo alto. A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, HASTA QUE VENGA AQUEL CUYO ES EL DERECHO, Y YO SE LO ENTREGARÉ.» (21:25-27). Notemos nuevamente que si bien el reino Davídico fue depuesto, no obstante vendrá un descendiente de David que tendrá el derecho de tomar su tiara, su corona, y su trono nuevamente. Y obsérvese que es Dios mismo quien se lo va a entregar y no algún hombre mortal.

Según el Evangelista Mateo, Jesucristo es el hijo de Abraham e hijo de David (Mateo 1:1). Esto significa que Jesús es el descendiente, según la carne, del rey David. Es claro que Jesucristo es de «sangre azul«, un «hombre noble«, «un Príncipe«, y finalmente, «un Rey«—¡El Rey! Recordemos que Jesús había aceptado su origen real a Pilato, cuando fue acusado por sedición. Sus palabras fueron claras y directas: «…Tú dices que yo soy rey. YO PARA ESTO HE NACIDO…» (Juan 18:37). Pero por otro lado Jesús dijo en otra ocasión que su reino no era de este mundo o era maligna (verso 36). Entonces Jesús no pretendió restaurar el reino en ese momento, sino que lo haría en otra ocasión, para su segunda venida. Su segunda venida acabaría con el presente mundo malo regido por las fuerzas diabólicas cósmicas.

El apóstol Pedro creía que un varón de Dios, descendiente del rey David, regiría  al mundo desde su trono en Israel. Sus palabras son como siguen: «Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de SU DESCENDENCIA, EN CUANTO A LA CARNE, LEVANTARÍA AL CRISTO PARA QUE SE SENTASE EN SU TRONO (Hechos 2:29,30). Nótese que acá la palabra “Cristo” no es un nombre, sino un título que denota “el ungido (escogido) de Dios” el cual va a ser el futuro rey de Israel. 

Y en la anunciación, el evangelista Lucas registra lo que le dijo el ángel Gabriel a María: «Este (Jesús) será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» (Lucas 1:32,33).   

Los Hebreos Regresarán a Israel

Si Jesús reconquistará el depuesto reino de su ancestro David, ello quiere decir que él reinará en Jerusalén, pues esa ciudad fue la capital del reino de David. Jesús afirmó que Jerusalén sigue siendo la ciudad del «gran Rey» ( Léalo en Mateo 5:33-35). También inferimos que Jerusalén estará habitada por los hebreos, pues la profecía dice que Jesús reinará en la casa de Jacob o Israel. Por eso los israelitas estarán reunidos en su tierra para cuando Cristo, su rey, regrese. El profeta Ezequiel pudo escribir con certeza: «Y yo (Jehová) os tomaré de todas las naciones, y los recogeré de todas las tierras, y os traeré A VUESTRO PAÍS (Ezequiel 36:24). Y el profeta Oseas añade lo siguiente: «Después volverán los hijos de Israel y buscarán a Jehová y a David su rey, y temerán a Jehová y a su bondad EN EL FIN DE LOS DÍAS« (3:5).

Muchas personas no entienden el significado del regreso de los hebreos desde muchas naciones a su prístina tierra prometida después de 2,500 años de destierro. Desde Mayo de 1948 d.C ya existe nuevamente el «joven» estado de Israel en su antiguo territorio. Poco a poco la nación judía se va asentando con nuevos inmigrantes hebreos, pese a sus problemas políticos internos y externos. Pero lo importante de esto es que, en el final de los días, los judíos o hebreos regresarán a su tierra desde muchos países (E.U, Rusia, Etiopía, Alemania, Polonia, Argentina, etc) para luego buscar a Dios y a su rey davídico, Jesucristo.

Para ese entonces se cumplirán los dichos de los profetas: «He aquí vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo (=hijo) justo, y reinará como rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.» (Jeremías 23:5). «He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio…y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre.» (Isaías 32:1,17). «Y dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones…» (Apocalipsis 12:5). «…habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Jehová.» (2 Samuel 32:3). «Y los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.» (Apocalipsis 11:15). «Y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa (Israel), ha dicho Jehová de los ejércitos…y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.» (Joel 2:26,27).

El apóstol Pablo nos confirma que Israel como nación finalmente será restaurada en una posición privilegiada para la bendición del mundo entero. Si el rechazo temporal de los hebreos significa la bendición de los no hebreos, ¡cuánta más bendición significará para los no hebreos la restauración de los hebreos! La restauración del país, y del reino, significará la máxima bendición de todos los pueblos de la tierra. Dice Pablo: «Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión (pecado) vino la salvación de los gentiles (no judíos), para provocarles a celos. Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración?» (Romanos 11:11,12). Sin embargo, y pese a las claras promesas de bendición de parte de Dios para los hebreos, los católicos siempre han sostenido que los hebreos han perdido los favores de Dios, por haber “crucificado” a Jesús. ¡Cuán errados están! ¡La Biblia los desmiente fácilmente!

¿Cuándo Será Restaurado el Reino o Gobierno de Dios?

La pregunta que se nos viene al pensamiento es: ¿Cuándo se restablecerá el reino de Dios? Pues esa fue la misma pregunta que los apóstoles le hicieron a Jesús hace dos milenios: «…Señor, ¿restaurarás el reino (davídico) a Israel en este tiempo (año 27 d.C)? (Hechos 1:6). En el verso siguiente (7) Jesús les dice que la fecha sólo la sabe Dios. Y en otra ocasión Jesús les dice a sus discípulos que sólo su Padre sabe cuando será «el fin del mundo o Edad Maligna» ( Para mayor información sobre el significado de este tema, solicite el artículo gratuito «El Fin del mundo» a la dirección que aparece al final del presente estudio). 

La Iglesia de Dios heredará el Reino Davídico

La Iglesia está llamada a tener un papel protagónico en la restauración del reino davídico en la tierra. Según las Escrituras, los cristianos están llamados a ser co-gobernantes con Cristo en su reino de mil años. En las Escrituras Inspiradas hallamos las siguientes promesas que las iglesias han olvidado. «Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria…Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.» (Mateo 25:31,34).

En el libro de Apocalipsis 2:26 leemos: «Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones.» Y en el 3:21 leemos: «Al que venciere, le haré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono

En Lucas 19:12 Jesús les dice a sus discípulos: «No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino (davídico)». Y en Lucas 13:28 .«Allí será el llanto y crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.» «Yo, pues, os asigno un reino (el de David), como mi Padre me lo asignó a mí.» (Lucas 22:29).

Y también Jesús pronuncia la Parábola de la Diez Minas para enseñar a sus discípulos que tendrán parte en su gobernación mundial, obteniendo el control de ciudades importantes. «Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades.» (Lucas 19:17).

Como vemos, el Señor exige que seamos fieles a su causa para tener derecho a participar en su gobernación mundial. El apóstol Pedro dirá por su parte: «Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.« (2 Pedro 1:10,11).

Y a los creyentes pobres, Santiago les dice: «Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?» (2:5).

Y Jesús dice también: «…Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.» (Lucas 6:20). «Mas buscad el reino de Dios, y estas cosas os serán añadidas.» (Lucas 12:31). Y también Jesús se dirige a los ricos diciendo: «…¡Cuán difícilmente entrarán al reino de Dios los que tienen riquezas!» (Lucas 18:24).

Y en otra ocasión Jesús se vio forzado a decir: «…Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.» (Lucas 9:62). Aquí Jesús está poniendo como condición el perseverar en la fe para ganar el reino davídico. Y Pablo, por su parte, dice: «…Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.» (Hechos 14:22).

A los efesios Pablo les dice: «Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.» (Efesios 5:5). Y el ladrón de la cruz le pide a Jesús: «Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.» (Lucas 23:42).

Al Fariseo Nicodemo, Jesús le dice: «…de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios…de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.» (Juan 3:3,5). Y también dijo el Señor: «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.» (Mateo 7:21).

Como vemos, el reino de Cristo está en todas partes de la Biblia. Es la esperanza central de la Iglesia. De hecho, los teólogos están unánimemente de acuerdo que este es el tema central de las Escrituras. Jesús habló de él desde el mismo inicio de su ministerio (Marcos 1:1,14,15) hasta en el final de él (Hechos 1:3,6,7).

Es un hecho indiscutible que Jesús vino para proclamar el establecimiento del reino. En Lucas 4:43, él había revelado a sus propios seguidores la razón por la cual su Padre le había enviado al mundo hace dos milenios. Él les dijo:

«…es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; PORQUE PARA ESTO HE SIDO ENVIADO Sí, la misión de Jesús fue la de proclamar su gobierno mundial, desde el trono del reino de David. Él vino para anunciarlo y confirmarlo. Así lo expresó Pablo cuando dijo: «Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, PARA CONFIRMAR LAS PROMESAS HECHAS A LOS PADRES.» (Romanos 15:8).

Es claro que Cristo NO vino a cambiar las promesas de Dios escritas por los profetas del Antiguo Testamento. Y aunque muchos cristianos contemporáneos pretendan decirnos que Dios tiene otro programa para sus escogidos, lo cierto es que Dios no cambia (Malaquías 3:6); y sus promesas antiguas se cumplirán tarde o temprano.

Mientras que esperamos el cumplimiento de sus promesas, la iglesia deberá estar pidiendo y buscando el reino o gobierno mundial de Jesucristo en esta tierra. Jesús mandó a que pidiéramos lo siguiente: «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra…Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia...» (Mateo 6:10,33).

LA ESPERANZA DEL EVANGELIO

TRADUCCIÓN AUTOMÁTICA, CON ALGUNOS ERRROCILLOS PERDONABLES

Por Marcos Allfree

«Buena Nueva» de la palabra «evangelio» significa – algo que es escaso en un mundo dominado por malas noticias. El «evangelio de Cristo» es la buena noticia de que Dios envió a su Hijo al mundo para salvar a la humanidad del pecado y de la muerte, y de ofrecerles la vida eterna.
Evangelio de Cristo

El apóstol Pablo dijo: «Porque no me avergüenzo del evangelio de Cristo, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree» (Romanos 1:16). No se avergonzaba de él, porque el «evangelio de Cristo» le dio una esperanza para mantener la vida, como dijo a Tito:

«Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el reconocimiento de la verdad que es según la piedad, en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes de los siglos» (Tito 1:1,2).

Este es el gran futuro para el cual los creyentes pueden esperar. Dios ha prometido la vida eterna, si tan sólo obedecen fielmente sus mandamientos. Esta es la gran esperanza del Evangelio.

Cuando Realizadas?

Pero, ¿cuándo podemos esperar que esta esperanza se haga realidad? Las Escrituras enseñan que el Señor Jesucristo regresará a la tierra, y será en ese momento que los fieles serán recompensados ​​con la vida eterna. Como Pablo explicó a Tito, que era:

«Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo» (Tito 2:13).

Esto es lo que todos los verdaderos cristianos deben estar buscando – el regreso de Jesucristo a la tierra, porque es en ese momento – no antes – que aquellos que han sido fieles a Dios recibirán la bendición de la vida eterna. Por eso, la esperanza del evangelio puede ser llamado «el evangelio de la vida eterna», pero tiene otros nombres también, y además definir la Buena Noticia de Dios tendrán efecto.

«La esperanza de Israel»

El apóstol Pablo se encontraba bajo arresto domiciliario en Roma, en espera de juicio, cuando explicó lo que le había llevado a la capital. «Por la esperanza de Israel», dijo, «estoy sujeto con esta cadena» (Hechos 28:20).

Cuando Pablo dijo esto, su vida estaba llegando a su fin, y él lo sabía, estaba frente a la perspectiva de la ejecución. Sin embargo, tenía una esperanza – la vida eterna. Además, él vio esto como esperar en torno a la nación de Israel. ¿Por qué debería ser? ¿Por qué Pablo asocia la esperanza con la nación de Israel? Lo que Israel tiene que ver con la esperanza de la vida eterna? Un poco de investigación demostrará que Israel tiene mucho que ver con esta esperanza del evangelio.

Trono de Jehová

En la época del rey David, alrededor de 1000 aC, la nación de Israel capturó la fortaleza de Jerusalén, anteriormente en manos de los jebuseos. David fue así el primer rey que reinará sobre Israel desde la ciudad de Jerusalén, de la que reinó sobre Israel durante 33 años. David fue sucedido en el trono por su hijo Salomón, y de lo que leemos algo muy importante, a saber:

«Salomón se sentó en el trono de Yahvé como rey en lugar de David su padre, y fue prosperado, y le obedeció todo Israel» (1 Crónicas 29:23).

Tenga mucho cuidado de que dice que Salomón se sentó en «el trono de Jehová [ieYAHWEH]». Cuando él, y David, su padre, reinó como rey en Jerusalén, eran en realidad sentado en el trono de Jehová.

Este es un punto importante que se repite dos veces, para dar énfasis (ver 1 Crónicas 28:5). Sacamos esta conclusión a partir de una muy importante y fundamental. Que cuando el rey David, y su hijo después de él, reinó en el reino de Israel, que el reino era en realidad el Reino de Dios en la tierra. Israel, tal como existía en la antigüedad, era el Reino de Dios.

Reino de Dios Perdido

Que feliz estado de cosas no duró para siempre. Aunque Israel fue el Reino de Dios, y Jerusalén era la capital de ese reino, llegó a su fin. Después de los días de David y Salomón, una sucesión de reyes reinó sobre Israel en Jerusalén. Algunos eran buenos reyes, como David, pero la mayoría eran hombres malos. El último rey era un hombre llamado Sedequías, que reinó alrededor del 600 aC Era un rey impío, y con respecto a él el profeta Ezequiel hizo este pronunciamiento:

«Y a ti, oh príncipe profano, impío de Israel, cuyo día ha llegado, cuya maldad terminará, así ha dicho Jehová el Señor:» Remueve el turbante, y quita la corona; nada seguirá siendo el mismo Exaltar los humildes. y abase los exaltados. Derrocado, derrocado, haré lo derrocado! Será no más, hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y yo te lo daré a él «(Ezequiel 21:25-27).

El reino de Israel iba a dejar de existir, sino que se volcó a causa de la maldad. Esto se cumplió cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió la tierra, y tomó Sedequías y los Judios cautivos a Babilonia. Desde ese día hasta hoy, no ha habido nunca un rey en Israel. El trono de David en Jerusalén permanece vacante hasta hoy. Es cierto que algunos de los Judios regresaron de su cautiverio después de setenta años, y la nación de Israel fue restablecido – Esta fue la nación a la que vino Jesús. Pero los Judios entonces en la tierra, ya no constituían un reino. Ellos no tenían rey. Eran, en efecto, un estado vasallo del Imperio romano, un pueblo ocupado.

El Reino de Dios – Restaurado

Observe cuidadosamente lo que Ezequiel dijo en su declaración contra Sedequías:

«Derrocado, derrocado, haré lo derrocado! Esto no será más, hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y yo te lo daré a él» (Ezequiel 21:27).

Aunque el reino iba a ser derrocado, esto no sería para siempre. Vendría uno quien tenía derecho al trono. El reino entonces se le daría a él. ¿Quién es esta persona de quien el profeta habla?

Ezequiel estaba hablando acerca del Señor Jesucristo. Jesús era descendiente directo del rey David, y de estar en la línea real que tenía derecho al trono. Y él era el Hijo de Dios. No es de extrañar que el ángel Gabriel le dijo a la virgen que:

«Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David su padre y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. «(Lucas 1:32,33).

Gabriel aquí predicho que un día:

• Dios le daría a Jesús el trono de David, en Jerusalén, y
• Él reinará sobre el reino de Israel para siempre.
En otras palabras, Gabriel le decía a María que Jesús restauraría el reino de Israel, que ya existía en los días de David, sino que había sido destruida en los días de Sedequías. El Reino de Dios una vez más sería establecido en la tierra.

Todavía no ha sido cumplida

Piense con cuidado acerca de esto y te darás cuenta de que estas palabras de Gabriel nunca se han cumplido. Jesús nunca ha reinado como rey en Jerusalén, porque fue rechazado y crucificado por los Judios. Cuando se levantó de entre los muertos, Jesús ascendió al cielo, donde permanece hasta hoy. ….

Lapso de Tiempo

… Los ejércitos romanos vino y sitió la ciudad de Jerusalén. Cuando cayó, lo arada como un campo, y los Judios fueron dispersados ​​de la tierra en las cuatro esquinas de la tierra.

Así es como la situación se mantuvo hasta hace unos 55 años atrás, cuando el Estado de Israel renació en 1948. Nótese que la moderna Israel es un estado – no un reino. Incluso hoy en día, Israel no tiene rey.

Entonces, ¿cuál de las palabras del ángel Gabriel en Lucas capítulo 1? ¿Cuándo el reino de Israel será restaurada, con Jesús como Rey?

Reino restaurado a Israel

Esta fue una pregunta que también confundió a los discípulos de Jesús. Algunos de ellos habían estado esperando a Jesús a tomar el trono después de haber resucitado de entre los muertos. Porque, en una conversación que tuvo con el Señor después de su resurrección, le preguntaron:

«Cuando se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás en este tiempo el reino a Israel?» (Hechos 1:6).

Ellos estaban esperando que Jesús puede restaurar el reino a Israel en ese momento. Pero esto no fue así. Para Jesús explicó que no era para ellos saber el tiempo de la restauración de Israel – sólo el Padre sabía que – y poco después de la discusión con sus discípulos, Jesús ascendió al cielo, donde permanece hasta hoy. Imagínese lo que los discípulos estaban pensando, al ver a Jesús irse.

Si Jesús estaba en el cielo, ¿cómo podría el reino nunca será restaurado a Israel?

Jesús era el Rey – el «cuyo es el derecho» – y su trono en Jerusalén, pero él no estaba allí para ocupar ese trono.

A medida que se preguntan acerca de estas cosas, dos ángeles se les apareció, y aclaró la situación:

«Mientras los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él iba, he aquí dos varones se pusieron junto á ellos en vestidos blancos, que también dijo: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá de igual manera como le habéis visto ir al cielo «(Hechos 1:10,11).

Solución Angélico

Aquí estaba la respuesta a su dilema. Jesús iba a venir de nuevo a la tierra! Iba a ser en ese momento – cuando aparece – que el reino será restaurado a Israel, y Jesús asumirá su posición que le corresponde como rey en Jerusalén. No es de extrañar que con entusiasmo predicaba el mensaje muy a la multitud en Jerusalén, que estaban deseosos de compartir la esperanza del evangelio:

«Así que, arrepentíos y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor, y que él envíe a Jesucristo, que os ha sido anunciada antes, a quien el cielo debe recibir hasta el tiempos de la restauración de todas las cosas, que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo «(Hechos 3:19-21).

Capital Mundial del Futuro

Cuando Israel se restablezca, en el Reino de Dios en la tierra, la ciudad de Jerusalén volverá a ser la capital del Reino de Dios. El profeta Jeremías vio esto:

«En aquel tiempo llamarán a Jerusalén:» El trono de Yahvé, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Yahvé, a Jerusalén, y andarán sin más tras la dureza de su malvado corazón «(Jeremías 3 : 17).

Así como el trono de David fue llamado «el trono de Jehová» … por lo que en el futuro, Jerusalén será el trono de Yahvé, cuando Jesús reina como rey de ese lugar. De hecho, Jesús mismo, en su gran Sermón de la Montaña, de Jerusalén, dijo que es «la ciudad del gran Rey» (Mateo 5:35).

Pero no debemos pensar que el dominio futuro de Jesús se limitará a Israel. Dominio del rey David era, pero este no será el caso cuando el Señor Jesús regrese, como rey. Su reino será en última instancia todo el mundo, como los profetas de Dios entendido muy claramente:

«Ahora sucederá en los últimos días que el monte de la casa de Jehová será establecido en la parte superior de las montañas, y será exaltado sobre los collados, y todas las naciones correrán a él vendrán muchos pueblos, y decir. «Venid y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob, él nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas.» Porque de Sión saldrá la ley, y la palabra del Señor de Jerusalén «(Isaías 2:2,3).

El profeta dice aquí que muchas naciones subirán a Jerusalén … para aprender las leyes de Dios, que emitirá adelante de Jerusalén. De hecho, todas las naciones de la tierra, se espera que subirán de año en año a Jerusalén, para rendir homenaje … a … el Señor Jesucristo. Si se niegan, entonces van a ser castigados, hasta que aprendan a someterse a las leyes justas de Dios. Esto es lo que Zacarías predijo:

«Es sucederá que todo el que queda de todas las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, ya celebrar la fiesta de los tabernáculos. Y será que cualquiera de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, en ellos no habrá lluvia «(Zacarías 14:16,17).

Unión universal

Poco a poco – poco a poco – el reinado de Cristo se extenderá más allá de las fronteras de la tierra de Israel, que incorpore todo el mundo. Como Zacarías dice:

«Jehová será rey sobre toda la tierra en aquel día será -. ‘Yahweh es uno’, y uno su nombre» (Zacarías 14:9).

Entonces, ¿qué acerca de nuestro papel en estos acontecimientos futuros emocionantes? Hemos visto al principio … que la esperanza de que el Evangelio se extiende a nosotros – por la esperanza de la vida eterna está muy vinculado a la nación de Israel, tanto es así que el apóstol Pablo este estilo «la esperanza de Israel». La profecía de Zacarías nos dice por qué esto es – porque cuando Jesús venga de nuevo en el nombre del Señor para establecer su trono en Jerusalén, él no estará solo:

«… Usted debe huir a medida que huyeron del terremoto en los días de Uzías rey de Judá. Así Jehová mi Dios vendrá, y todos los santos con vosotros» (Zacarías 14:5)

Jesús y sus santos

Jesús estará acompañado por «los santos» – un término bíblico para hombres y mujeres que se han separado de las cosas del mundo, y han elegido en sus vidas para seguir al Señor Jesucristo. En la venida del Reino de Dios, los santos recibirán la recompensa de la vida eterna.

En su Palabra, la Biblia, Dios nos invita a todos a estar entre estos santos – las personas que estarán con Jesús en su Venida. Para cuando establece su Reino, Jesús va a necesitar ayudantes, quienes trabajarán con él en lo que el mundo en sujeción a su reinado justo, y ayudarlo a gobernar sobre las naciones. Esta es la maravillosa esperanza que el Evangelio tiene a cada uno de nosotros – que podemos estar con Jesús cuando Él establezca Su reino en Jerusalén. Como el Señor Jesús mismo dijo:

«El que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones …» Él las regirá con vara de hierro, como los vasos del alfarero será quebrantado «… como Yo también he recibido de mi Padre, y yo le daré la estrella de la mañana «(Apocalipsis 2:26-28).

Invitación

Esto podría ser cierto de nosotros – cada uno de nosotros. Jesús invita a cada uno de nosotros para estar con él, para recibir la vida eterna, y para ayudarlo a gobernar las naciones con rectitud y justicia. A cambio, lo que quiere Jesús de nosotros?

Él nos dice aquí – tenemos que mantener sus trabajos hasta «el final» – hasta que regrese a Jerusalén como Rey. Se trata de la lectura de la Biblia por nosotros mismos para que podamos conocer sus promesas y sus mandamientos. Cuando sabemos lo que tenemos que hacer, entonces debemos caminar en obediencia día a día. …

Fuente:

http://agetocome.posterous.com/the-gospel-hope

HECHOS 3:21 Y LA RESTITUCIÓN (RESTAURACIÓN) DE TODAS LAS COSAS

 

¡La aurora de un nuevo amanecer! 

Dice Hechos 3:21 “…a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo”.

Ahora nosotros podemos preguntar,  ¿Qué “restitución” es esa que los santos profetas de Dios han estado profetizando todos aquellos años transcurridos del AT?”

Como declara Hechos 3:21, este anuncio comenzó “desde que el mundo (edad) comenzó”. ¿Qué más podría ser aparte del restablecimiento de la autoridad de Dios sobre el hombre, y en el particular Israel, que se hace posible a través de la implementación del “nuevo pacto” de Jeremías 31.

La palabra griega traducida, “restitución” (apokatastasis) conlleva una referencia para el restablecimiento de la Teocracia verdadera y original. No hay implicación de un universo “restaurado”. La “restitución de todas las cosas” no se trata del universo, sino del dominio de Dios sobre el hombre dentro del universo.

“todas las Cosas” como es usada en estos y muchos (no todos) versos del Nuevo Testamento son simplemente una referencia para la totalidad del gobierno, autoridad, y aun gobernantes, supeditándose a una autoridad como el Padre ha concedido para su hijo primogénito en la “ edad ” por venir y en Su Reino, el Reino de Dios.

Debajo hay un listado de los versículos que hablan de “todas las cosas”

Mt 11:27  Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.

Mt 17:11  Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas.

Juan 3:35  El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano.

Juan 13:3  sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba.

1Cor. 8:6  para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.

1 Cor. 15:27  Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas.

1 Cor. 15:28  Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.

2 Cor. 5:17   De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas las cosas son hechas nuevas.

 Efe 1:10  de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.

Efe 1:11  En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad.

Efe 1:22  y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia.

Efe 3:9  y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas.

Fil. 3:21  el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.

Col 1:16  Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

Col 1:17  Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.

Col 1:18  y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia,  él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todas las cosas tenga la preeminencia.

Col 1:20  y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

Heb 1:2  en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, y por quien asimismo hizo el universo;

Heb 1:3  el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,

Heb 2:8  Todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas.

Heb 2:10  Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.

1Ped 4:7  Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.

Apo. 21:5  Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.

Apo. 21:7  El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.

 

LA FARSA DEL MOVIMIENTO DE RESTAURACIÓN

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Muchos de los cultos modernos se presentan como los “restauradores” de la religión original o verdadera, la cual, según se alega, se corrompió poco tiempo después del ministerio  de los apóstoles debido a la herejía de falsos maestros que infiltraron doctrinas de demonios dentro del seno de la iglesia prístina de Cristo. Debido a este desastre, se ha venido sosteniendo que la iglesia verdadera y pura se esfumó por espacio de casi 18 siglos, y que todos los reformadores de la Edad Media no lograron su cometido de purificar la iglesia, ya que ellos mismos estaban divididos debido a sus propias opiniones doctrinales, y de alguna manera seguían manchados por las herejías que heredaron de la madre iglesia Católica.

¿Realmente la iglesia verdadera desapareció por completo por espacio de 18 siglos por culpa de los falsos maestros que salieron de la iglesia original que Cristo fundó? Si la respuesta es sí, entonces tendríamos un grave problema con la afirmación de Cristo en Mateo 16:18, y que dice:  

Y yo te digo que tú eres Pedro,[a] y sobre esta roca[b] edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no podrán vencerla. (Reina Valera Contemporánea)

18 Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muerte podrá vencerla (Biblia Dios Habla Hoy).

Es claro, entonces, que la iglesia que Cristo hace dos inició hace dos milenios jamás podría desaparecer o morir. Es decir, se podría tal vez perseguir a sus miembros, e incluso matar a un número importante de ellos, pero jamás hacerle desaparecer.

La evangelización mundial tendría que seguir adelante durante toda su ausencia hasta su venida personal en gloria. Su iglesia fiel tendría que cumplir esta tarea a pesar de la persecución profetizada contra ella. De modo que afirmar que la iglesia verdadera desapareció o murió por espacio de 18 siglos, como dicen los llamados “restauradores”, no es verdad. Siempre hubo fieles cristianos que se reunían en secreto, e incluso en los hogares, los cuales mantenían su esperanza en Cristo y en su evangelio original del reino. Otros creyentes estaban desperdigados en distintos lugares del mundo enarbolando por su cuenta la luz de verdad, aún en los tiempos más duros del llamado “oscurantismo”. De este modo la iglesia verdadera, aunque agazapada, seguía su trabajo misionero tal como Jesús lo había ordenado antes de partir al cielo.

En Mateo 28:20 Jesús dice algo que hace imposible que la iglesia original eventualmente desapareciera del mundo, y menos aún, por tantos siglos, hasta la supuesta llegada de los llamados “restauradores de la verdad”. Estos falsos restauradores del cristianismo original fueron en su momento Alexander Campbell de los llamados “Discípulos de Jesús” (iglesia de Cristo), William Miller (Adventista del segundo advenimiento), Elena G White de los Adventistas del Séptimo Día, José Smith de los mormones,  Charles Taze Russell de los Testigos de Jehová, Herbert W. Armstrong de la iglesia de Dios Universal y algunos otros más por allí de menor importancia. En este pasaje de Mateo, Jesús afirmó lo siguiente: “…y he aquí yo estoy con vosotros TODOS LOS DÍAS, hasta el fin del mundo. Amén”. Pues bien, si la iglesia verdadera realmente desapareció por completo por casi 18 siglos, ¿cómo podría estar Jesús con sus discípulos (su iglesia) todos los días hasta el fin del mundo? Además, ¿creerá alguno, acaso, que por espacio de 18 largos siglos no hubo ni un alma que se salvara de la condenación eterna puesto que supuestamente la iglesia verdadera se hizo humo durante todo ese tiempo? Imposible!

Es claro, entonces, que la iglesia del Señor siempre estuvo allí presente, aunque encubierta por causa del odio y la persecución. Sin embargo, siempre se mantuvo viva y activa, como columna y baluarte de la verdad”, incluso en los tiempos más lúgubres u oscuros de la era cristiana, cuando la iglesia católica, muy bien organizada y dirigida por el Papa desde su lujosa sede central, mandaba a la hoguera a todo aquel que no se alineara con él y sus dogmas. En esos tiempos difíciles el pueblo de Dios no necesitó de una supuesta “organización visible” para subsistir, y menos aún, de un cuerpo gobernante “inspirado” que les diera el alimento espiritual a su debido tiempo. La Biblia era su única guía, y su fuente de todo conocimiento e inspiración. La única religión organizada era la católica, con una jerarquía arrogante y diabólica que se atribuyó o se adjudicó poderes que no le correspondía, decidiendo incluso quién vivía y quién moría.

Con todo lo expuesto arriba quedan fuera de combate todos aquellos farsantes que se presentan como los “elegidos” o “ungidos” de Dios para restaurar la verdad perdida, pues el Señor mismo se ha encargado, y aún se encarga, de mantener viva su iglesia  y su mensaje salvador para que llegue a todos los rincones del mundo.

LO QUE LA WATCHTOWER OMITIÓ DECIR EN LA ATALAYA DEL 15 DE ABRIL DEL 2010

La WT dice en su revista La Atalaya del 15 de Abril del 2010, lo siguiente: “¿Alguna vez se ha imaginado lo maravilloso que hubiera sido vivir en Israel durante la época de Jesús? Quizá hubiera querido que lo sanara de una dolorosa enfermedad. O tal vez le hubiera encantado escucharlo y recibir su instrucción, o verlo realizar alguno de sus milagros (Mar. 4:1, 2; Luc. 5:3-9; 9:11). ¡Qué gran honor hubiera sido estar allí y ser testigo de sus obras!” (Luc. 19:37.). Sin embargo, lo que la WT omitió decir es que ese sueño de estar con él se hará realidad en el mismo lugar (Jerusalén), pues él también dijo: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis“, (Juan 14:3). De este modo lo acompañaremos  en la  restauración de todas las cosas en su glorioso reino venidero establecido en esa milenaria ciudad (Hechos 1:3,6, Juan 14:2,3; Mat. 25:34, Hechos 3:19-21, Mt. 5:33-35). 

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DIOS PROMETIÓ RESTAURAR EL REINO DEL ANTIGUO TESTAMENTO A ISRAEL

La Biblia habla de dos aspectos del reino de Dios. El primero es su reino eterno sobre todas las cosas. Eso nunca cambia. Pero el segundo es su gobierno a través de los hombres. Eso sí cambia. Eso es lo que la Biblia tiene que ver con el origen y la historia del reino de Dios en la tierra. Dios creó el cielo y la tierra como una etapa para el hombre para gobernar como su representante. Él eligió a Abraham y milagrosamente lo multiplica en la nación llamada Israel. Él sacó a Israel de Egipto a su montaña, donde se convirtieron en su reino. Él nos dio el resto del Antiguo Testamento como la historia de esa reino. El reino finalmente fue suspendido, al igual que los profetas de Dios habían predicho, porque Israel fue tan infiel. Pero también predijo su futura restauración bajo el dominio de un descendiente del rey David.

Una clave para el reino de Dios es la nación de Israel. Él nunca va a revocar su deseo de haberlo escogido: «Sus dones y el llamamiento son irrevocables» (Romanos 11:29). «De ellos es la adopción de hijos, porque de ellos la gloria divina, los pactos, la recepción de la ley, el culto y las promesas. Ellos son los patriarcas, y de ellos se traza la genealogía humana de Cristo … «(Romanos 9:4-5). Eran los representantes de todos los hombres ante Dios, los más preparados. Eran su reino antes y que a ellos les ofreció de nuevo.

Para entender los Evangelios, debemos prestar atención a su continuidad con el Antiguo Testamento. Primer versículo de Mateo cuenta con cinco enlaces con la historia anterior! El reino que se acercaba era a largo suspendido el reino de Dios sobre Israel. Nadie tuvo que definir, porque todos sabían que los profetas habían descrito. Israel sería restaurada, liberada, y tomó la cabeza de las naciones. El gobernante sería descendiente del rey David sentado en el trono de David. El capital sería Jerusalén. Las naciones que viven en la justicia y la paz. Incluso los desiertos que la maldición de la flor y en el olvido. Todo el mundo está de acuerdo en que era así como Israel entendió el reino volvió a ofrecer. Incluso los anuncios angelicales y llenos del Espíritu Santo Lucas discursos de los capítulos 1 y 2-refleja sus esperanzas. Lo mismo hizo Juan el Bautista. Él predijo con confianza que «el que ha de venir» destruiría la gente malvada y traer la salvación completa.

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LA PRÉDICA DE JESÚS DURANTE LOS 40 DÍAS POSTERIORES A SU RESURRECCIÓN Y LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

En la revista La Atalaya del 15 de Agosto del 2010, el llamado “Esclavo” de los Testigos de Jehová dicen lo siguiente:

Sigan obrando su propia salvación con temor y temblor (Fili. 2:12).

«Tras haber resucitado, Jesús se apareció durante cuarenta días a sus seguidores, les fortaleció la fe y los preparó para la gran campaña de evangelización que realizarían. Luego ascendió al cielo, donde ofreció a Dios el valor de su sangre derramada para que se aplicara a favor de sus verdaderos seguidores, aquellos que tienen fe en su sacrificio redentor. Jehová aceptó el rescate, y lo demostró encargando a Cristo que derramara el espíritu santo sobre los discípulos en el Pentecostés del año 33 (Hech. 2:33). Nadie merece en lo más mínimo el rescate. Pero, gracias a su fe en él, millones de hombres y mujeres gozan de la amistad de Dios y esperan vivir para siempre en una Tierra paradisíaca. No obstante, hay que aclarar que la buena relación con Jehová puede perderse. Si queremos que él nos salve cuando llegue el día de su cólera, debemos demostrar a diario cuánto apreciamos “el rescate pagado por Cristo Jesús” (Rom. 3:24). w10 15/8 2:15, 17

COMENTARIO DE APOLOGISTA:

Noten ustedes que el “Esclavo” o el «cuerpo gobernante» de los Testigos de Jehová dice que Jesús estuvo 40 días preparando a sus discípulos para la tarea de la evangelización. Veamos realmente lo que nos dice el versículo en cuestión:

Hechos 1:3: «A quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante CUARENTA DÍAS y hablándoles acerca del reino de Dios».

 Notemos que en esos 40 días de instrucción Jesús les estuvo hablando a sus seguidores acerca del Reino de Dios. ¿Pero qué cosas les estuvo enseñando Jesús a sus discípulos sobre el reino de Dios durante esos 40 días que siguieron a su resurrección?¿Acaso un reino de Dios al estilo de los Testigos de Jehová en donde Israel no tiene ni parte ni suerte, y en donde sólo 144,000 individuos estarían reinando con Cristo desde los cielos, mientras que el resto de redimidos se quedarían en la tierra como súbditos? ¡Pues no!

El reino de Dios que nuestro Señor estuvo enseñándoles a sus discípulos era y es muy distinto en muchos aspectos del reino predicado por la llamada sociedad Watchtower de los Testigos de Jehová… ¡y esto, asombrosamente, es totalmente ignorado por sus seguidores más leales!

Ahora bien, si nos fijamos en Hechos 1:6, leeremos lo siguiente:

Hechos 1:6: Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿RESTAURARÁS EL REINO a Israel en este tiempo?

¿Qué podemos concluir de la pregunta de TODOS los discípulos reunidos, habiendo terminado el “seminario intensivo” de 40 días sobre el reino de Dios? La respuesta no se deja esperar: ¡LA FUTURA RESTAURACIÓN DEL REINO A ISRAEL! Es decir, TODOS los discípulos entendieron perfectamente que lo que Jesús les estuvo enseñando duramente esos 40 días tenía que ver con la restauración del reino de Dios a Israel. ¿Pero podrían estar TODOS equivocados al creer que vendría una futura restauración del reino davídico en la tierra de Israel?¿Fueron acaso TODOS los discípulos “torpes” al creer que eventualmente habría una esperanza para Israel, el pueblo elegido que vería nuevamente restaurado el reino davídico en su tierra? No lo creo ni por un instante, pues Jesús no los reprendió por semejante pregunta, supuestamente considera «torpe» por algunos eruditos bíblicos. Al contrario, él les dijo que el tiempo para aquella futura restauración del reino a Israel sólo lo sabía Dios, Su Padre (Ver Hechos 1:7). Con esta respuesta Jesús valida la esperanza de sus discípulos, y asegura que el reino Davídico será restaurado como antaño en un futuro que sólo Dios lo sabe y que corresponde con su segunda venida (parusía–Mr. 13:32).

Ahora bien, la palabra “restaurar” significa poner algo en su estado original. Por ejemplo, si un rey fue depuesto y deportado a un país extranjero, lejos de su reino, entonces la restauración de su reino sería que este rey depuesto regrese nuevamente a su país de origen y se vuelva a sentar en su trono y en su reino para que vuelva a ejercer su poder o dominio perdidos. Si este rey ejerciera su poder en el exilio, no podría hablarse de un reino restaurado. De igual modo, Jesús restaurará en su parusía el reino a Israel, restableciendo nuevamente el trono de David en Jerusalén, y tomando el trono vacante como el descendiente legítimo del rey derrocado (Mateo 25:34; Apo. 20:1-4). Si Cristo se sentara en el trono de David en el cielo para reinar sobre Israel, entonces Jesús sería un rey en el exilio, y entonces nunca veríamos verdaderamente un reino davídico restaurado como Jesús lo enseñó en esos 40 días de instrucción intensiva.

Pero como vemos, los Testigos de Jehová no han aprendido mucho la lección de Cristo dio durante esos 40 días de entrenamiento intensivo, y más bien han entendido mal su mensaje del reino. Ellos dicen que no habrá un reino davídico restaurado en Jerusalén; dicen que Cristo reinará en el trono de David desde el cielo, cuando en realidad éste NUNCA estuvo asentado allá; enseñan que el Rey sólo reinará una minoría de sus seguidores en el cielo, mientras que la gran mayoría de sus fieles serán los vasallos del reino y de los gobernantes celestiales. En fin, todo apunta a que los Testigos de Jehová son malos alumnos, y lo más grave aún, ¡son pésimos maestros!

PRONTO VENDRÁ LA RESTAURACIÓN ESPIRITUAL DE ISRAEL

En cuanto a la restitución predestinado de Israel – como estaba previsto por Dios antes que el mundo – es totalmente claro en las Escrituras que la restauración física de Israel será seguido por la restauración espiritual. Esto es especialmente clara en uno de las páginas más dramáticas y explícitas (Ezequiel 37), donde la reconstitución corporal el profeta predice primera de Israel en una entidad física, entonces su renacimiento espiritual cuando el Espíritu Santo viene a partir de las cuatro esquinas de la tierra respirar o golpe sobre los cuerpos, que aún no muerto. Aquí está su vívida descripción:

La mano del Señor vino sobre mí y me llevó en el Espíritu del Señor, y me puso en medio del valle,. Y que estaba lleno de huesos Luego me hizo pasar por ellos en todo, y he aquí , hay muchos en el valle abierto, y de hecho estaban muy secos. Y él me dijo: «Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos?» Entonces contesté, «¡Oh Señor Dios, tú lo sabes.» Otra vez me dijo: «Profetiza sobre estos huesos, y diles:» Huesos secos, escuchen la palabra del Señor: Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: «Seguramente haré entrar espíritu en vosotros, y vivirás. Pondré tendones sobre vosotros y os llenaré de carne sobre vosotros, os cubriré de piel y pondré en vosotros, y viviréis. Y sabréis que yo soy el Señor «.»

Y profeticé como me fue mandado; y mientras yo profetizaba hubo un ruido, y de repente un traqueteo, y los huesos se juntaron cada hueso con hueso. En efecto, mientras miraba, los tendones y la carne subió sobre ellos, y la piel cubrió por encima, pero no había espíritu en ellos. También me dijo: «Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: «Ven de los cuatro vientos, oh espíritu, y sopla sobre estos muertos, para que vivir «.» » Yo profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies, un ejército grande en extremo.

Entonces me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son la casa de Israel. Ellos de hecho dicen: Nuestros huesos están secos, nuestra esperanza está perdida, y nos se cortan! Por tanto, profetiza, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: «He aquí, pueblo mío, yo abro vuestros sepulcros y os haré subir de vuestras sepulturas, y os traeré a la tierra de Israel. Entonces sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, pueblo mío, y os saque de vuestros sepulcros. Pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar en su propia de la tierra. Entonces sabréis que yo, el Señor, he hablado y lo hice, «dice el Señor. » « (Ezequiel 37:1-14)

Este predecir sorprendente aparece en otros pasajes, por ejemplo, en Zacarías 12:10-14:

» Yo derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración , y después se mirarán a mí, quien traspasaron Sí, van a llorar por él como se llora por su hijo unigénito, afligiéndose. por él como quien se aflige por el primogénito. En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el duelo de Hadad Rimón en el valle de Meguido Y la tierra llorar, cada familia por sí mismo:. la familia de la casa de David por sí mismo, y sus mujeres por sí; la familia de la casa de Natán por sí mismo, y sus mujeres por sí; la familia de la casa de Leví por sí, y sus mujeres por sí; la familia de Simei por sí mismo, y sus mujeres por sí; todos los otros linajes, cada familia por sí misma, y sus mujeres por sí mismos «.

Sorprendentemente, Zacarías 13:1 sigue esto, que nos dice que inmediatamente después de la efusión de su Espíritu de gracia y de oración, una fuente de purificación será abierto para la casa de Judá:

«En aquel día una fuente quedará abierto a la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, por el pecado y la inmundicia.»

Esta fuente también se menciona en Joel:

«Porque he aquí que en aquellos días y en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén, reuniré a todas las naciones y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, Israel mi heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron mi tierra «.

«Que las naciones se despertó, y suban al valle de Josafat, porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones circundantes Echad la hoz, porque la mies está madura Ven, baja,.. Para el lagar está lleno, rebosan las cubas – por su maldad es grande «.

Muchos pueblos en el valle de la decisión Para el día del Señor está cerca, en el valle de la decisión. El sol y la luna se oscurecen, las estrellas y disminuirá su brillo. El Señor también rugirá desde Sión, y dará su voz desde Jerusalén, los cielos y la tierra temblará, y el Señor será un refugio para su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.

«Entonces sabréis que yo soy el Señor tu Dios, que habita en Sión mi monte santo. Entonces Jerusalén será santa, y no los extranjeros siempre se pasan a través de ella.»

Y sucederá en aquel día los montes destilarán mosto, las colinas fluirán leche, y todos los arroyos de Judá será inundado con agua, una fuente serán las derivadas de la casa del Señor y el agua valle de las Acacias.

«Egipto será destruido, y Edom un desierto desolado, a causa de la violencia contra el pueblo de Judá, porque has derramado mucha sangre inocente en su tierra. Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén de generación en generación. Porque yo les absuelve de la culpa del derramamiento de sangre, a quien no había absuelto, porque el Señor habita en Sión «. (Joel 3:1-2, 12-21)

Otros pasajes hablan de lo mismo son las siguientes:

«Así pues», dice el Señor, «convertíos a mí con todo tu corazón, con ayuno, con llanto y lamento.» Así que desgarran el corazón y no vuestros vestidos; volver al Señor, tu Dios, porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del daño. Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él – una ofrenda de cereal y una libación para el Señor tu Dios?

Toquen la trompeta en Sión, consagrar una forma rápida, convocar a una asamblea sagrada; reunir al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, se reúnen los niños y bebés lactantes, que el novio salir de su cámara, y la novia de su camerino . Los sacerdotes, ministros del Señor, llorando entre el pórtico y el altar, que lo digan «, repuesto de su pueblo, oh Señor, y no dan su herencia al oprobio, de que las naciones se enseñoreen de ella ¿Por qué deberían hacerlo. decir entre los pueblos, «¿Dónde está su Dios? « (Joel 2:12-17)

Esto se parece mucho pasaje de Zacarías acerca de Dios derramando el Espíritu de gracia y de oración.

Entonces el Señor, celoso por su tierra, perdonará a su pueblo. El Señor responde y decir a su pueblo: «He aquí, yo os envío pan y vino y del aceite, y usted estará satisfecho por ellos, ya no voy a hacerte un reproche entre las naciones.» Pero voy a alejar de vosotros al del norte, y lo echaré fuera en una tierra seca y desierta, con la cara hacia el mar oriental, y su espalda hacia el mar occidental, y su hedor se van a plantear, y su olor se elevará, porque él ha hecho cosas monstruosas «.

Alegraos entonces, que los hijos de Sión, y nos regocijamos en el Señor, tu Dios, porque Él te ha dado la primera lluvia fiel, y Él hará que la lluvia descender sobre vosotros – la lluvia temprana y la lluvia tardía en el primer mes.

«Así que yo os restituiré los años que la langosta se ha comido, la langosta se arrastre, la langosta del consumo, y la langosta de mascar, mi gran ejército que envié contra vosotros. Comeréis en abundancia y satisfecho, y la alabanza . nombre del Señor tu Dios, que ha hecho maravillas con vosotros, y mi pueblo nunca jamás será avergonzado y sabréis que yo estoy en medio de Israel: Yo soy el Señor tu Dios y no hay otro. Mi pueblo nunca jamás será avergonzado.

«Y sucederá que después que yo derramaré mi Espíritu sobre toda carne , vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre mis siervos y sobre mis siervas Yo derramaré mi Espíritu en aquellos días.

«Y daré prodigios en el cielo y en la tierra:.. Sangre y fuego y columnas de humo El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes que venga el día grande y terrible del Señor y será que aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. Porque en el monte de Sión y en Jerusalén habrá salvación , como el Señor ha dicho, entre el remanente al cual el Señor llama. … « (Joel 2:18-20, 23, 25-32)

. «Sin embargo, ahora escucha, Jacob, mi siervo, Israel, y que yo escogí: Así dice el Señor que te hizo y te formó desde el vientre, que le ayudará a:

«No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien he elegido. Porque yo derramaré aguas sobre el que tiene sed, y ríos sobre la tierra seca; yo derramaré mi Espíritu sobre tu descendencia, y mi bendición sobre tus renuevos ;. que brotarán entre la hierba, como sauces junto a los cursos de agua » Uno dirá: «Yo soy el Señor ‘, y otro se llamará del nombre de Jacob, y otro escribirá con su mano,’ El Señor ‘, y el nombre del mismo por el nombre de Israel. … « (Isaías 44:1-5)

Era un hermano muy bien y siervo del Señor de los Países Bajos, que me habló de una asombrosa visión que tuvo durante una reunión de oración donde la gente se sentía guiado por el Señor para orar exactamente lo que está escrito en estos versos: para orar por la restauración espiritual de la Israel a través de la efusión del Espíritu Santo de Dios sobre ellos. Mientras estaban orando vio a Israel como un diamante en bruto y como continuó orando por la restauración espiritual de Israel el diamante comenzó a Glister y luego como con los fuegos artificiales de fiesta lo dio a hermosas chispas brillantes – y se sentía como si el Señor estaba diciendo a través de esta confirmación hermoso diamante visión que ellos tenían razón en el buen camino en la oración como lo hicieron. Que todos nosotros suite de seguir! Como está escrito en Isaías 62:1-3:

Por amor a Sión no me callaré y por amor a Jerusalén no descansaré, hasta que salga su justicia como resplandor, y su salvación como una lámpara que arde. Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria. Usted será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará. También será una corona de gloria en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios.

Hay muchas otras Escrituras que, aunque no específicamente hablando de este derramamiento del Espíritu, sin embargo, predicen una maravillosa, llena de espíritu futuro para su pueblo, después de su larga noche de dolor y rechazo!

Una cosa es evidente y seguro de estos pasajes: después de este derramamiento sustancial de que el viento del Espíritu Santo sobre el pueblo de Israel, y su consiguiente entrada en la Nueva Alianza que Dios les ha prometido – a través de Su profeta Jeremías – a esta hora de A cambio, TODO Israel será salvo , y no Israel tendrá que decirle a otro israelí a conocer al Señor. «Porque todos lo conocen.»

Escuchar a Pablo en su epístola a los Romanos:

Y luego todo Israel será salvo , como está escrito: «Vendrá de Sion, y él se apartará de Jacob la impiedad, porque este será mi pacto con ellos, Cuando yo quite sus pecados.» En cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros, pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Por los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables. Porque así como en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia, incluso así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia que ellos también alcancen misericordia. Porque Dios los ha cometido todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. (Romanos 11:26-32)

Jeremías habla de este evento:

«He aquí vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá –

«No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, Mi pacto que ellos rompieron, aunque fui yo un marido para ellos, dice el Señor.

«Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en sus corazones, y yo seré su Dios, y que se deberá mi pueblo.

«No habrá más cada enseñará a su prójimo, ni nadie a su hermano, diciendo: Conoce al Señor ‘, porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande de ellos , dice el Señor. Porque perdonaré su iniquidad y su pecado no me acordaré más. « (Jeremías 31:31-34)

Que el Señor por Su Espíritu guiar e inspirar a todos nosotros como lo hizo con el grupo holandés de intercesores para orar proféticamente para ello en la realidad!

Jan Willem van der Hoeven, Director

LA FALACIA DEL MOVIMIENTO DE RESTAURACIÓN

Los llamados «cultos» o sectas modernas sostienen que ellos han sido llamados por Dios para restaurar el verdadero evangelio predicado por Cristo, el cual  fue olvidado poco después de la muerte de los apóstoles debido a una apostasía generalizada de los primeros cristianos. ¿Pero creerá alguno que tal afirmación tiene fundamento bíblico e histórico?¿Acaso dijo Jesús que después de su partida su iglesia completa apostataría de la fe por espacio de unos 18 siglos hasta que vinieran hombres santos y próbos que se encargarían de restaurarla?¿Estuvo realmente perdida la iglesia y el evangelio original por espacio de 18 siglos, de modo que nadie pudo convertirse durante todo ese tiempo?

Lo cierto es que Cristo dijo que las puertas del  HADES no prevalecería contra su iglesia (Mt. 16:18), es decir, que su iglesia no moriría jamás una vez fundada por él.

OSEAS 3:4,5: ¡UNA PROFECÍA NOTABLE!

Por Sidney A. Hatch (Master en Teología)

Traducido por Apologista

Oseas 3:4,5 “Porque por muchos días los hijos de Israel quedarán sin rey y sin príncipe, sin sacrificio y sin pilar sagrado, y sin efod y sin ídolos domésticos. 5 Después los hijos de Israel volverán y buscarán al SEÑOR su Dios y a David su rey; y acudirán temblorosos al SEÑOR y a su bondad en los últimos días”.

Estos dos versículos resumen el presente y futuro estado de la nación de Israe.

El Presente estado de Israel

“Porque por muchos días los hijos de Israel quedarán sin rey y sin príncipe”, La palabra Hebrea yashab, significa literalmente “sentarse”, y luego, secundariamente, “permanecer”, por tanto Oseas predijo que por “muchos días” ellos permanecerían sin rey y sin príncipe”.

La profecía de que ellos permanecerían sin rey y sin príncipe destruye la teoría sostenida por algunas iglesias de Dios de que los británicos (y anglosajones en general) componen las diez tribus de Israel.

Por dos mil años, Israel, incluyendo a Judá por implicación, ha continuado sin una monarquía real, sin una adoración sagrada, y sin un sacerdocio.

El Futuro Estado de Israel

El quinto versículo de Oseas 3 provee detalles del futuro de Israel. Vamos a considerarlos uno por uno.

1.- “Después”, El versículo 4 dice que ellos permanecerían “muchos días” sin un rey. Pero el verso 5 habla de un tiempo llamado “después”. Puesto que Israel aún no reconoce a su verdadero rey, “Jesús de Nazaret, el Rey de los Judíos” (Juan 19:19), sabemos que “después” está aún en el futuro, y nosotros estamos viviendo en el tiempo llamado “muchos días” Para los ojos de la fe y el discernimiento, sin embargo, los “muchos días” están llegando a su fin.

2.-  Los hijos de Israel volverán y buscarán al SEÑOR su Dios”. Eventualmente la nación de Israel regresará a la tierra de Israel. Esta es la seguridad que nos da jeremías y Amós 9:14-15.

He aquí otra predicción de Oseas 6:1,2, que pocos han advertido: Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. 6:2 Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él. Los dos días están casi por finalizar (mil años por un día). ¿Está el “tercer día” a la mano?

3.- “Y a David su rey”. ¡Sí, ellos buscarán también a David su rey! La locución “Y a David su rey” indica buscar a ambos, a Jehová y a David su rey. La mayoría de los comentaristas identifican a este David con el hijo de David, El Señor Jesucristo. ¿Pero por qué no significaría también literalmente al mismísimo legendario rey David? Jeremías y Ezequiel predijeron que David reinaría en el reino de Cristo (Jer. 30:9; Ezequiel 34:23-24; 37:22,24). Y a Abraham, a Isaac, y a Jacob se les prometió lugares de honor en ese reino (Daniel 12:13: Mateo 8:11). Si David estuviese destinado a ser un mero vasallo de su propio reino como sostienen los Testigos de Jehová, sería extraño que el rey del reino llevase el mismo nombre de David, su padre, quien finalmente, según esta secta, será sólo un plebeyo de su reino. El mismo hecho de que se nos confunde un poco de quién se trata este David mencionado por los profetas, nos induce a pensar que la razón de esa aparente confusión es para que veamos al legendario rey David como un rey asociado en el reino, y no como un mero plebeyo. Definitivamente David no será un plebeyo en el reino de su noble Hijo.

4.- “Acudirán temerosos al Señor” Y luego se nos dice que los hijos de Israel temerán al Señor en el sentido de adorarlo y reverenciarlo a Él.

5.- y a su bondad” La palabra Hebrea para “bondad” es tob, que significa, bondad o amabilidad. Estos atributos de Dios fueron manifestados en su Hijo, Jesucristo. Por lo tanto, “bondad” en Oseas 3:5 representa al Mesías.

¿Cuándo ocurrirá todo esto?

“En los últimos días”, declara el prfoeta. Sí, aun el comentario de Oseas de Soncino, una obra judía conservadora, señala que este es una frase Hebrea usual para la “era mesiánica”, el día cuando el Señor será el gobernante supremo sobre toda la tierra.

LA HIGUERA PROFÉTICA

 

La higuera

«Ahora aprenda esta lección de la higuera: Tan pronto como sus ramitas se hacen sensibles y sus hojas salen, ustedes saben que el verano está cerca. Incluso cuando ustedes ven todas estas cosas, ustedes saben que está cerca, directamente en la puerta. Le digo la verdad; esta generación no fallecerá ciertamente hasta que todas estas cosas hayan pasado.” Mat. 24:32-34 (NIV)

Hace casi 2.000 años, como se ve en la cita de apertura anterior, Jesús predijo que de un momento en que Israel una vez más existiría como nación, en sentido figurado describiéndola como la higuera. Él nos dirige a «aprender ahora la lección» inherente a su renacimiento. A raíz de los hechos ocurridos en la guerra mundial que comenzó en 1939, incluyendo incluso una serie de miles de largos años de intentos de exterminio de los Judios, la higuera, una vez más, fue plantada en la tierra dada en la Alianza Divina a Abraham  Isaac y Jacob (Israel).

El 14 de mayo de 1948 Israel volvió a nacer, a pesar de todo, y a hablar la lengua de los antiguos hebreos. Este renacimiento se produjo debido a que fue ordenado por Dios que se produzca en un tiempo determinado. En cumplimiento continuo de la profecía de arriba cuando las ramas están tiernas y las hojas han surgido – el verano está cerca, de hecho a la puerta. Todos las señales proféticas dadas son indicadores tangibles de que la generación única de la que habla Jesús está viva hoy.

El 63o aniversario del 14 de mayo 1948 tendrá tuvo lugar hace unos meses. Más importante que el número de años que han pasado desde que Israel renació es la realidad de que los acontecimientos mundiales, ambos, actuales y futuros están orbitando alrededor de la «higuera», es decir, alrededor del «epicentro», como se le conoce por el autor Joel Rosenberg, exactamente como los antiguos profetas hebreos predijeron con respecto a Israel y Jerusalén, la «piedra pesada».

Lo que esto significa es que estamos en el camino de esa era conocida en la Biblia como los «últimos días» antes del regreso físico de nuestro Señor Jesucristo, y el establecimiento del Reino de Dios en esta tierra. De hecho, hemos viajado bastante a cierta distancia por el camino profético hacia los hechos descritos por el Padre al Hijo para que éste se lo revele a Juan de Patmos y conocido por nosotros como la revelación de Jesucristo. Los finales 7 años de esta edad se detallan en términos de días en el Libro de Daniel, y que él profetizó como la última semana 70 (de años) hasta el cumplimiento de la profecía más grande con respecto a Israel y el final de la Tribulación.

JERUSALÉN ES LA CIUDAD Y SEDE DEL GRAN REY Y DE SU REINO VENIDERO

La mayoría de iglesias cristianas tienen ideas confusas en cuanto al reino de Dios y su ubicación. Algunas iglesias, como la católica, sostienen que el reino de Dios es la iglesia, cuya santa sede está en Roma. Los evangélicos creen que el reino de Cristo es Jesús reinando en los corazones de todos los creyentes, y aun otros creen que es el cielo mismo donde mora Dios. Sin embargo, ninguna de estas ideas se puede respaldar con la Biblia. Las Escrituras nos hablan de la restauración del reino de Dios, y esto es precisamente lo que Cristo vino a enseñar y a proclamar (Lc. 4:43).

Por su parte Pedro Dijo que Jesús está ahora retenido en el cielo hasta los tiempos de la restauración de TODAS LAS COSAS, entre ellas, el reino de Dios a Israel (Ver. Hechos 1:3,5,6; 3:19-21). Y Jesús dijo que Jerusalén es (no fue) la ciudad del gran Rey (Mt. 5:33-35), y todos sabemos que David y sus sucesores reinaron en Jerusalén, la ciudad del gran Rey. De allí que el Reino de David es llamado «el reino de Dios» (1 Cró. 28:5).

LA RESTAURACIÓN LITERAL DEL REINO DE DAVID EN LA ERA VENIDERA

Muchos cristianos creen que el reino prometido por el Señor Jesucristo es el reinado de Cristo en el corazón de los creyentes, es decir, de todos aquellos que lo quieren tener como el rey y Señor de sus vidas. ¿Pero es esto lo que la Biblia realmente enseña? Y si éste fuera el caso, ¿por qué Jesús aceptó la esperanza de sus discípulos de que él restauraía el reino a los israelitas en Hechos 1:3,6,7?¿Por qué habló de tronos en su reino para sus elegidos? Necesitamos establecer la verdad de esta promesa para no vivir engañados con una falsa esperanza…

LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS (HECHOS 3:19-21)

El apóstol Pedro explicó en su gran discurso ante sus paisanos que Cristo debe permanecer en el cielo hasTa los tiempos de la restauración de todas las cosas de que hablaron los santos profetas de tiempo antiguo. Sin embargo, muchos aún no entienden, y entre ellos, los Testigos de Jehová, que esta restauración implica el restablecimiento del antiguo reino davídico en la tierra de Israel en la persona de su heredero legítimo, el Señor Jesucristo, cuando regrese por segunda vez a la tierra. Esto implicará la restauración de Sión y de los israelitas fieles a su tierra junto con los gentiles conversos, los cuales serán un solo pueblo que sólo adorará a Yahweh y que reinarán con su Hijo el mundo entero.

APOLOGISTA: ENTENDIENDO EL PACTO DAVÍDICO

Dios hizo un pacto con el rey David, prometíendole que su reino sería estable y prolongado a través de uno de sus descendientes. Este desciendente de David es Jesucristo, el heredero legítimo del reino, el cual tomará su trono cuando vuelva por segunda vez (Mt. 25:31,34).

¿RESTAURÓ DIOS EL TABERNÁCULO DE DAVID COMO DICEN ALGUNOS FALSOS APÓSTOLES Y PROFETAS DE HOY?

 

El ministerio de apostoles y profetas insisten en que ya se restauró el tabernaculo caído de David. Inclusive varios cantantes apóstatas cantan que el mencionado tabernaculo de David ha sido restaurado.

Por el hecho de que haya una iglesia con una adoracion y una alabanza extravagantes, es prueba de que ese tabernáculo ya no está caído? ¿Le tocaba a la iglesia restaurarlo?Es la alabanza moderna la restauracion del tabernaculo? La respuesta es un rotundo NO.

La restauracion del tabernaculo de David será efectuado por el Señor Jesucristo y para el verdadero Israel fiel. La iglesia no esta llamada a restaurar el tabernáculo de David, sino Jesucristo.

«En aquel día yo levantaré el Tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado».

LA RESTAURACIÓN DEL «TABERNÁCULO DE DAVID» Y EL EVANGELIO DEL REINO

Amos 9:11 *** «Después de esto volveré y reedificaré el Tabernáculo de David que ha caído y reedificaré sus ruinas y lo levantaré de nuevo. Para que el resto de los hombres busque al Señor Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos».

Hechos 15: 16-18***En el cierre del primer concilio de la iglesia – reunido en Jerusalem para discernir que actitud tomar frente a la conversión de los «gentiles» al evangelio del Mesias de Israel – Jacobo cita a Amos 9:11 como algo que estaba relacionado con la evangelización a los «gentiles». Es decir, afirma proféticamente que la restauración del «Tabernáculo caído de David» es el misterio que gravita en la apertura a los «gentiles» de la fe en el Resucitado. Por lo tanto los «cristianos» debiéramos interesarnos mucho por entender que significa esta profecía tan poderosa que fue nuestra partida de nacimiento.

La palabra «Tabernáculo» en este caso no se refiere a una tienda. Los pasajes hablan de «portillos», «ruinas» y de «edificar». Esto es propio de una construcción, no de una tienda. Otra traducción dice «habitaciones de David», y otra «choza» en este pasaje. Su significado simbólico-profético es similar al de Isaías 33:20 en que se habla de Jerusalem como una «tienda que no será desarmada», ni removidas sus «estacas», tratándose por supuesto de una ciudad.

«Tabernáculo» alude entonces a una cosa muy importante para el evangelio: la «casa de David», es decir, la dinastía o el linaje (Apocalipsis 22:16) a través de la cual vendría el anhelado Mesías/»Hijo de David». Es una referencia por lo tanto al reino davítico – un paradigma de YaHVéH – con las doce tribus de Israel unificadas bajo el reinado de la «casa de David». El pasaje menciona también a «todos los gentiles sobre los cuales se invoque mi nombre», otra expresión en que debiéramos detenernos para discernir su significado. Aquí se está aludiendo a lo que en otro lado se llama «plenitud de los gentiles» (Romanos 11:25), esto es: los israelitas «gentilizados» mezclados entre las naciones e indiferenciados de ellas (Amos 9:9, Oseas 7:8).

En Hechos 10:36 y en Mateo 10:5-7 se dice que el evangelio fue enviado a los «hijos de Israel», o «casa de Israel». ¿Y donde estaban los «hijos de Israel» / «casa de Israel» en esos días?Mezclados entre las naciones. Ellos son las «ovejas perdidas de la casa de Israel» a las que se refiere nuestro Señor en varios pasajes como el objetivo primario de la misión apostólica. De modo que para alcanzar a las «ovejas perdidas» – que sólo nuestro Señor sabe cuáles son y dónde están – los apóstoles deberían predicar a todas las naciones de la tierra, porque en todas ellas hay «ovejas perdidas» y éstas no se diferencian del entorno étnico-cultural en que se encuentran (1). De modo que la alusión de Jacobo a la profecía de Amós sobre el «Tabernáculo caído de David», debe entenderse como una referencia a la descendencia de Israel – del «Reino de Israel» del norte – mezclada entre las naciones a partir del año 722 A.C. a las cuales debía de enviarse con urgencia el anuncio de que el Mesias de Israel se había manifestado y el Reino de los Cielos se había «acercado». Esto es el evangelio del Reino.Y una vez alcanzada esta descendencia de Israel, un «remanente» de ella – (Isaías 10:21-22; Romanos 9:27-28) – esto es: aquel resto santo que acepte la Palabra del evangelio y confiese que Jesucristo/ YeshuaHamashiaj es el Hijo del Dios Viviente, que resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y prometió volver en su Reino al final de los tiempos – retornará a la tierra de donde fue «echado» (Jeremias 23:3-4).

Podemos concluír entonces que los «cristianos» somos en misterio – en su enorme mayoría (2) – «hijos de Israel» gentilizados reencontrados por la predicación del evangelio del Reino, «hijos del Dios Viviente» (Oseas 1:10), «ovejas perdidas de la casa de Israel» que volverán a su redil, «piedras preciosas» – junto con los judíos que vuelvan su corazón al Mesías – con los cuales será reedificado el «Tabernáculo caído de David» al final de los siglos. *** (1) en algunos casos, especialmente en la deriva hacia el oriente, los «hijos de Israel» / «casa de Israel» aprecen en comunidades diferenciadas de su entorno (por ej. los gitanos).(2) en Exodo 12:38 se dice que salieron con el exodo de la congregación de Israel «grande multitud de toda clase de gentes», y en Hechos 2:10 se dice que estaban entre quienes escucharon el poderoso primer mensaje del apóstol Pedro «romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos».

De modo que tanto en el primer éxodo, como desde el inicio de la evangelización hubo no-israelitas que unieron su destino a la nación de Israel (prosélitos). Asimismo habrá muchos gentiles salvos en el Reino de los Cielos, junto al remanente salvo de las doce tribus de Israel. Estos no-israelitas presumiblemente serán contados con la tribu de Israel en la que están congregados como en el caso de los «extranjeros» en el Israel bíblico. De todos modos hoy no sabemos quien es israelita y quien es gentil en las «iglesias de Cristo».

Fuente:

http://jesurun.espacioblog.com

LOS DISCÍPULOS DE CRISTO NO ESTABAN ERRADOS CON RESPECTO A LA RESTAURACIÓN DEL REINO DE DAIVD

 

 Hechos 1:6: “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿RESTAURARÁS el reino a Israel en este tiempo?”

Definición de restauración según el diccionario de la lengua castellana:

1   Reparación de una obra de arte o un objeto antiguo que está dañado o deteriorado.

2   Acción de volver a poner una cosa en el estado que antes tenía.

3   Restablecimiento en un país del régimen político que existía y que había sido sustituido por otro.

Los discípulos sabían qué era el reino de Dios

Cuando Jesús estaba ya a punto de partir al cielo, después de haber estado privadamente con sus discípulos por 40 días hablándoles exclusivamente del reino de Dios (Hechos 1:3), éstos le preguntaron a Jesús si dicho reino buscado y esperado por ellos sería restaurado a Israel en ese momento o tendrían que esperar aún más tiempo (ver Hechos 1:6), y Jesús, que los estaba escuchando atentamente, no se sorprende por lo que oye, ni les reprende por semejante interrogante, porque la pregunta, aunque a muchos no les guste, fue inteligente, oportuna y correcta. Y es que sus discípulos habían entendido perfectamente que el reino davídico tendría que ser restaurado a Israel de todos modos, ¡y cuanto más antes, mejor!

Así que el Reino de Dios es algo que deberá ser restaurado a Israel en algún momento en el futuro. Y cuando se habla de un reino restaurado, lo que se quiere decir es que ese reino existió en un lugar y pueblo definidos, que desapareció por la impiedad del último rey y su pueblo, y que debe volver a aparecer en el futuro exactamente en el mismo lugar y pueblo con un rey legítimo. Así pues, si el reino fue terrenal y político, entonces deberá ser restaurado como un reino terrenal y político, porque cualquier otra forma de presentación no sería igual al original, y por tanto, no podría hablarse de una verdadera restauración del reino original. Si restauro un jarrón resquebrajado de barro y de color negro, y termino presentando un jarrón de cristal amarillo trasparente, ¿podríamos decir que dicho jarrón ha sido restaurado fielmente? Si cualquier cosa restaurada no se parece al original, entonces a esa cosa no se le ha hecho una verdadera restauración. Eso es obvio para cualquiera que tenga dos dedos de frente. Pero esto es precisamente lo que muchos teólogos cristianos han hecho  con el reino original. Sencillamente lo han cambiado por otro que no tiene las mismas características que el original. Ahora el reino es presentado en las iglesias como uno que es por naturaleza espiritual y celestial, y no teocrático y terreno como lo fue originalmente. Ahora los más de los cristianos creen que Cristo reina y reinará desde los cielos, o que Jesús gobierna en el corazón de los creyentes. Otros creen que el reino es la iglesia misma que reina en el mundo y ejerce su poder y autoridad sobre los pueblos a través de sus “ungidos”. Pero toda esta gama de creencias respecto al reino bíblico no se parece en nada al reino original de la Biblia. Simplemente son fraudulentos.

EL REINO DE ISRAEL ERA EL REINO DE DIOS

1 Crónicas 28:5  Y de todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), que ha escogido a mi hijo Salomón para sentarse en el trono del reino de Jehová sobre Israel.

 1 Crónicas 29:23  Y se sentó Salomón en el trono de Jehová como rey en lugar de David su padre, y fue prosperado, y todo Israel le obedecieron. 

El Reino de Israel y el Reino de Dios son términos sinónimos por esta razón.   Dios escogió a la tierra, Dios escogió el rey – el rey David, Los Judios eran el pueblo de Dios, las leyes eran las leyes de Dios.   Este reino, por tanto, era el Reino de Dios.   Cuando uno entiende esto, muchas partes de la escritura que pueden ser confusas, tienen sentido.   

1 Crónicas 36:15  Y el SEÑOR Dios de sus padres que les envió a sus mensajeros, levantándose temprano, y el envío, porque tuvo compasión de su pueblo, y en su lugar de residencia: 16   Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio. 

Sucedió que el pueblo de Dios, los Judios, en general, eran desobedientes, gente terca sin fe.   Aquí vemos la visión de Dios de su pueblo en cerca de 606 a. C., cuando hizo que Nabucodonosor derrocara su reino. 

Hechos 1:6  Entonces los que se habían juntado, le preguntaron, diciendo: Señor, ¿Vas a restaurar el reino a Israel en este tiempo? 7   Y él les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que el Padre puso en su sola potestad. 

Esta pregunta de los discípulos de Cristo se produjo después de que él había resucitado de entre los muertos, y poco antes de ser llevado al cielo.

 Ellos entendieron que cuando Cristo restaurara el reino de Israel, Jesús sería el rey de este reino, y, además, que éste sería el Reino de Dios que Jesús, y ellos, habían estado predicando por cerca de tres y medio años.

 Jesús va a restaurar el reino a Israel, y este reino será el Reino de Dios.   Pero entonces no era el momento.   Cuando {el vuelva del cielo, entonces se establecerá este reino.   

SU MAJESTAD, EL SEÑOR JESUCRISTO, TIENE AÚN MUCHAS COSAS QUE HACER EN LA TIERRA

Empezaremos diciendo que el Nuevo Testamento nos exhorta a estar preparados para dar razón de nuestra esperanza (1 P 3:15). Ese imperativo presupone que las profecías bíblicas, como en este caso la venida de Cristo, tienen un sentido lógico y teológico, un porqué y un para qué. Cristo vendrá de nuevo, no simplemente porque “la Biblia lo dice” (aunque eso sea cierto), sino porque le quedan importantes tareas en esta misma tierra donde una vez vivió, murió y resucitó. Si no fuera así, no tendría por qué volver, pues Dios nunca actúa sin sentido.  

La tierra siempre ha sido central en el actuar de Dios. Apenas crea a Adán le prepara una finca, para que no sea “Adán sin tierra”. La base del pacto que Dios hizo con Abraham fue la promesa de una tierra propia para su descendencia. El castigo para el pecado de Israel fue la pérdida de su tierra, y la promesa de los profetas destacaba su recuperación. Para salvarnos, Jesucristo vino a esta tierra, y para culminar su obra, volverá otra vez. Y al final, habrá nuevos cielos y nueva tierra. El regreso de Cristo a nuestro planeta es una prueba clara de la importancia de la tierra en los planes de Dios.

El esquema general para la mayoría de los cristianos, y de los evangélicos en particular, es que se acepta a Cristo y se va al cielo. Pero el esquema bíblico tiene otra dirección: Cristo vuelve a la tierra. Para que los cristianos vayan al cielo, no es necesario que Cristo vuelva aquí. Al morir los creyentes están en presencia de Cristo, sin que él tenga que volver a este planeta. Bien podría ocurrir igual después de la resurrección del cuerpo. Podríamos ascender, con cuerpo resucitado, a la patria celestial y Cristo no tendría que volver a la tierra. Entonces, ¿cuál es la razón y la lógica del retorno de Jesús a este mundo?

Una manera muy sencilla de enfocar el propósito y la lógica de la venida de Cristo será enumerar las razones de su regreso que da el mismo Nuevo Testamento. Encontramos seis objetivos de la venida de Cristo, que son el sentido teológico de su parusía. Su regreso no es un espectáculo sin sentido, sino una acción con claros propósitos y una racionalidad totalmente coherente con toda la enseñanza bíblica y toda la historia de la salvación.

1) Cristo viene a reinar; su venida es la venida de su reino (Lc 23:42, “cuando vengas en tu reino”; cf. 1:33; 19:14,27). Su venida gloriosa será su manifestación (epifania) como “único y bendito Soberano, Rey de reyes y Señor de señores” (1 Tm 6:14-16). El Cordero ha vencido y es el Señor de la historia, digno de abrir los sellos del libro (Ap 5:5-7). Cristo ha resucitado y “es necesario que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies…cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia”(1 Co 15:24s).

En su venida, Cristo nos hará también a nosotros reinar con él (2 Tm 2:12; Ap 2:26s; 3:21). Los redimidos “reinarán sobre la tierra” (Ap 5:10). Lo mismo confirma Ap 20:6 cuando asevera que los fieles resucitados “serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años”. Según 22:5 los fieles “reinarán por los siglos de los siglos”. 

El vino la primera vez a traer el reino en su ministerio y obra. Cuando volvió al Padre, el reino ya había venido entre nosotros por medio de su vida,  muerte y resurrección. Vino humilde, doliente y aparentemente débil, como Siervo Sufriente. Su segunda venida llevará a la culminación final lo que inauguró con su primera venida. Vino la primera vez para dar a “saborear” las bondades de su reino, y a introducirnos a él a partir de su muerte en una cruz para redimirnos de los pecados. Ahora vendrá como Rey de Reyes y Señor de señores (Ap 19:11-16) para reinar en majestad y gloria. Entonces se cantará que “el reino del mundo ha pasado a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos” (Ap 11:15). 

Ahora, la pregunta importante es ¿cómo anda nuestra teología del reino? El reino es el mensaje central de la primera venida de Cristo y el secreto del sentido de su misión, según los evangelios sinópticos. Él nos exhorta a “buscar primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mt 6:33) y a orar para que el reino venga a fin de que se haga la voluntad de Dios en la tierra cuando él regrese (Mt 6:10).  

Pero muchas veces lo que fue el mensaje central de Jesús es el mensaje olvidado de su iglesia. Por eso no sabemos qué hacer con su venida, porque no tenemos una teología del reino. Entonces, para llenar ese vacío, echamos mano del rapto como propósito de la venida (“él viene a levantar a su iglesia”, dice un corito). Con eso le damos a la parusía un sentido que nunca tiene en las escrituras. Así cambiamos la enseñanza bíblica de que él viene para estar aquí y reinar en la tierra por una especulación de que viene para sacarnos a nosotros de la tierra. Pero su venida no será “Operación Rescate” sino “Operación Reinado”, el toma de poder por el Rey de reyes. 

2) En segundo lugar, Cristo viene a triunfar, viene a vencer. Según. 2 Tesalonicenses 2:7-8, el pasaje más importante sobre un anticristo personal, Cristo va a destruir al “hombre inicuo…con el esplendor de su venida” (NIV; Gr “con la epifania de su parousia”). Su venida va a ser la derrota definitiva de los enemigos de su reino, como vimos también en 1 Corintios 15:24-25. En el Apocalipsis, la primera y única venida futura de Cristo es para hacer la batalla contra todas las fuerzas de maldad y derrotarlas para siempre (19:11-21). Cuando el dragón, después del reino milenial, intenta encabezar otro asalto contra el reino del Señor, sus fuerzas son destruidas por relámpagos y no se realiza ninguna guerra (20:9s).

3) Tercero: Cristo viene a juzgar, viene como Juez (Mt 25:31, la parábola de las ovejas y cabritos). Al volver, Cristo juzgará a las naciones. El viene a iniciar un proceso de juicio ético definitivo. Tesalonicenses es especialmente claro en  relacionar el juicio de los impíos con su venida. (2 Ts 1:7ss; cf. 2 Tm 4:1). Según Hechos 17:31 Dios ha establecido “un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”.

Y aquí también Cristo nos permite a nosotros juzgar con él. 1 Corintios 6:2-3 afirma que “los santos han de juzgar al mundo” y a los ángeles. También según Apocalipsis 20:4 los fieles juzgarán juntamente con él. Cristo comparte su poder y nos deja participar con él también en el juicio. 

4) En cuarto lugar, Cristo viene a resucitar a los creyentes muertos y transformar a los que viven en la hora de su venida. Su venida traerá plenitud de vida (1 Ts 4:16s; 1 Co 15:52). “Al son de la trompeta” los muertos vivirán y todos seremos hechos “semejantes al cuerpo de la gloria suya” (Fil 3:21). Le veremos y seremos como él (1 Jn 3:3) y Cristo será glorificado y admirado en sus santos (2 Ts 1:10). Su venida será el triunfo final sobre la muerte y el pecado. 

5) Quinto, Cristo viene a reunirse con nosotros y a reunirnos a nosotros con él para siempre. Esta es la gran reunión de toda la familia del Señor. Seremos arrebatos al encuentro con él (apantesis) y “así estaremos siempre con el Señor (1 Ts 4:17). En 2 Tesalonicenses 2:1 Pablo habla de “la venida (parousia) de nuestro Señor Jesucristo y nuestra reunión (episunagôgê, cf. sinagoga) con él”. En Juan 13-14 Jesús anuncia su muerte pero, en ese contexto de separación, promete regresar para estar con los suyos, “para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Jn 14:3). Cristo vuelve porque quiere estar con nosotros; nosotros esperamos su venida, porque queremos estar con él, “que sin haberlo visto, amamos” (1 P 1:8). Lamentablemente, en mucha escatología “raptocéntrica”, el encuentro amoroso con Cristo pasa a un segundo plano o desaparece.  

Los cristianos no esperamos a “algo” sino a “Alguien”. Para nosotros el futuro tiene nombre, y se llama Jesús. 

6) Finalmente (¡que agenda más impresionante que trae nuestro Señor!) Cristo viene a culminar la historia humana y cósmica. El es el punto omega de toda la historia, como decía Teilhard de Chardin. Según Efesios 1:10 “el propósito de Dios es de reunir todas las cosas en Cristo”. La frase “todas las cosas” (ta panta, neutro plural) era una de las formas de decir el universo en griego. No tenían la palabra “universo” (que con sólo oirla se nota que es latín). En griego el neutro plural de “todo” (que no tiene equivalente en castellano) solía significar el universo, junto con el otro término, kosmos.

El verbo “reunir” aquí significa “recapitular”, encabezar todo, juntar todo en su pleno sentido, resumir todo en una síntesis final. La venida de Cristo va a culminar en su significado definitivo todo lo que ha sido el mundo y la historia. En la venida de Cristo, Dios va a recapitular todo en la persona de él. Él será Omega como ha sido Alfa. Otro pasaje con un sentido parecido es Hechos 3:19-20, después de la curación del cojo:

Así que arrepentíos y convertíos…para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.y el envía a Jesucristo…a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.

Éstas son frases de plenitud. La historia que Dios ha iniciado con la creación, en cuyo centro Dios puso a su propio Hijo, no va a terminar en un colosal fracaso. El pecado es un fracaso, pero no la creación ni la historia. Bajo Cristo la historia va a realizarse en plenitud, con ese refrigerio y esa restauración de todas las cosas que nos promete la palabra de Dios.

De este análisis queda evidente que la venida de nuestro Señor está cargada del más profundo y hermoso significado. ¡Qué diferente de los conceptos raptistas qie circulan en muchas iglesias!

LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS

Por Asher Intrater

Creemos en el principio bíblico de la restauración. Dios hizo todo “muy bueno” (Génesis 1:31). Sin embargo, el pecado de Adán y la rebelión de Satanás causo tal destrucción. El plan de redención de Dios no solamente nos salva de la condenación, sino que también restaura el daño que causó.

Esa restauración es en primera instancia personal. Nuestro ser entero son redimidos. Sin embargo, la restauración de Dios es también general, e incluye todo en este mundo. La restauración personal es en gran parte entendida por el mundo cristiano, mientras que la restauración mundial es entendida por el mundo judío. El Nuevo Pacto incluye a los dos.

Una de las oraciones tradicionales judías, “Aleinu” (la cual nos incumbe a todos) concluye cada servicio, es repetida tres veces al dia, y hace petición – לתקן עולם במלכות שדי“Para restaurar al mundo en el reino de El Shaddai.” La palabra que se utiliza como “restaurar” es תיקון “Tikkun”. (Este es el nombre que tenemos como nuestro ministerio cooperativo con Dan Juster, Don Finto, David Rudolph, Eitan Shishkoff and Paul Wilbur.)

La restauración mundial (Tikkun) es central no solamente a nuestro ministerio, sino también a la visión mundial del reino de Dios. Hay cinco pasajes en el Nuevo Pacto que hablan específicamente con respecto a la restauración mundial.

  1. Mateo 17- La Iglesia
  2. Romanos 11- El Remanente Mesiánico.
  3. Mateo 19- La Creación.
  4. Hechos 1-  El reino de Israel.
  5. Hechos 3- Todas las cosas.

Mateo 17:11

Elías vendrá primero y restaurara todas las cosas.

Yeshua profetiza que alguien, en el espíritu y poder de Elías, vendrá “primero”-esto significa que vendra antes de que Yeshua regrese. La restauración de “Los Días de Elías” se cumplirá antes de la Segunda Venida. La frase, “todas las cosas” no puede ser entendida como todas las cosas en el mundo, porque esto sólo pasara después de que Yeshua regrese. Esta restauración es paralela a la profecía de que “la Novia se ha preparado” (Apocalipsis 19:7). Los elementos del reino de Dios serán restaurados dentro de la comunidad de fe antes que Yeshua regrese. Cuando El regrese, todo aquello que esta dentro del pueblo de Dios será revelado y dado a las naciones. Un tema central al ministerio profético en nuestra generación es la restauración de la verdadera Iglesia a medida que nos acercamos a la Segunda Venida.

Romanos 11:15

¿Que será su admisión, sino vida de entre los muertos?

Así mismo también habrá una restauración del remanente mesiánico de Israel. Esta restauración dual puede ser vista en Apocalipsis 7:4 y 9. Los elementos que serán restaurados son los que se encontraban en la comunidad de fe descrita en el libro de Hechos. Ahí es donde vemos amor sacrificial, las dádivas extravagantes, el evangelismo audaz, señales y prodigios y la unidad de los santos.

El remanente de Israel de los Últimos Tiempos será aun mas fuerte que la comunidad apostólica del primer siglo (Romanos 11:12). El avivamiento de los últimos tiempos será más grande que el avivamiento que ellos experimentaron (Hechos 2:17). El remanente mesiánico será un elemento clave hacia aquella vida de entre los muertos.

Mateo 19:28

“Cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, ustedes que me han seguido se sentaran también en doce tronos para gobernar a las doce tribus de Israel.”

A medida que la Iglesia internacional y el remanente de Israel vengan a la llenura (Romanos 11:15, 25), estos dos clamaran juntos a Yeshua por su venida (Mateo 23:39, Apocalipsis 22:20). En ese tiempo el reino de Dios será establecido en la tierra por mil años. Este Reino Milenario incluirá dos elementos claves.

El primero es la “regeneración”. La traducción al hebreo dice, “renovación de la creación”. En el griego original es paliggeniesiapali significa “de nuevo” y genesia significa “génesis” como la creación en el libro de Génesis. La creación será redimida (Romanos 8:19-22). Los cielos y la tierra serán renovados como fueron antes del diluvio de Noe (2 Pedro 3:3-5). La gente empezara a vivir mas años (Isaías 65:17-20).

El segundo elemento es un reino global con Jerusalén como su capital.

Hechos 1:6

“Es ahora cuando vas a restablecer el reino a Israel?”

Los apóstoles esperaban que Yeshua restaurara el reino Davídico inmediatamente después de su resurrección de entre los muertos. Sin embargo, El les dijo que primero necesitaban recibir al Espíritu Santo y predicar el mensaje a las naciones. Su reino debería ser internacional, no solo israelita; y espiritual, no sólo gubernamental. Esta es la renovación y la expansión del reino Davídico (Is. 2:2-4). El dominio antiguo será restaurado (Miqueas 4:8).

Yeshua se sentara en el trono de Jerusalén; los apóstoles se sentaran en los doce tronos gobernando las tribus de Israel. Aquellos que lo han “seguido” se sentarán en esos tronos para gobernar el resto de las naciones-cuando Yeshua regrese en gloria (Mat. 16:27; 19:28; 24:30; 24:46-47; 25:21; 25:31; 26:64).

Hechos 3:21

“Es necesario que el permanezca en el cielo hasta que llegue el tiempo de la restauración de todas las cosas, como Dios lo ha anunciado desde hace siglos por medio de sus santos profetas”

Eventualmente, Dios restaurará todas las cosas. No hay nada que no será restaurado. Esto incluye todo lo que se planeó en la creación; todo lo que se profetizó acerca de Israel y todo lo que se profetizó de la Iglesia. Esto incluyen todas las cosas en el cielo y en la tierra (Efesios 1:10). El compromiso de Dios en restaurar todas las cosas es la fuente de gran ánimo y esperanza para todos nosotros.


 

¿ENTIENDE USTED LO QUE ES RESTAURAR EL REINO DE DIOS?

Hechos 1:6: “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿RESTAURARÁS el reino a Israel en este tiempo?”

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Quiero reflexionar con ustedes acerca de lo crucial y trascendental que es creer y buscar primeramente el reino de Cristo, y lo nefasto que puede resultar para aquellos que lo rechazan o trastocan por completo. Y es que el reino de Cristo redundará en nuestra salvación eterna, o lo que es lo mismo decir, en nuestra vida eterna. Aún hoy, los más de los cristianos siguen relegando el reino de Dios a un segundo plano, como si fuera una enseñanza de poca importancia, o como si fuese una doctrina suplementaria que no corresponde a la salvación, cuando en realidad es diametralmente lo contrario.

El Señor Jesucristo dejó entrever que el reino de Dios es su mensaje vital, la meta o el fin de su iglesia, y la única esperanza real de salvación que debe ser buscada, pedida, y esperada por todo auténtico seguidor suyo. Es, en esencia, la razón de ser de toda nuestra carrera cristiana. Jesús dijo: “Buscad PRIMERAMENTE el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás os será dado por añadidura.” (Mateo 6:33).

En una ocasión un joven rico se le acercó a Jesús para preguntarle qué es lo que debía hacer para ganar la vida eterna—un anhelo que seguramente es el de millones de hombres— y Jesús no tardó en responderle, con estas palabras:  “Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?J Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?

Pues bien, nótese las frases subrayadas del los versos de arriba, e inmediatamente usted concluirá que la vida eterna está asociada con el reino de Dios (= reino de los cielos)…¡y significa nuestra salvación! Así que el reino de Dios no es otra cosa que la salvación o la vida eterna que Jesús nos ofrece. De aquí la importancia de insistir en el mensaje del reino y darlo a conocer al mayor número de personas posible.

Ahora bien, los predicadores contemporáneos enseñan que sólo basta con creer en Jesús para ser salvo, sin explicar puntualmente lo que significa “creer en Jesús”. Lastimosamente, la gran mayoría de potenciales conversos declaran haber aceptado a Cristo, pero siguen ignorando por completo que él vino a predicar el reino de Dios como el evangelio salvador. Estos supuestos conversos siguen perdidos porque no llegaron a aceptar el mensaje salvador que Cristo vino a anunciar y que él pidió que fuese creído y abrigado con mucha fe PARA LA SALVACIÓN (Lean Marcos 1:1,14,15; 16:15,16).

Cristo proclamó el evangelio

Ahora bien, muchos cristianos creen que Cristo es el evangelio (“el evangelio de Cristo” o “el evangelio sobre Cristo”), cuando en realidad Jesús vino, no a anunciarse a sí mismo, sino para proclamar algo que él llamó “el reino de Dios”. Sin duda, ese reino involucra un rey, que es nuestro Señor Jesús. Pero Jesús, por sí solo, NO ES EL EVANGELIO. Recordemos que él enseñó que SU MENSAJE era el evangelio del reino de Dios. San Pablo lo declaró muy bien cuando escribió lo siguiente: “Dios envió MENSAJE a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz  (que trae el reino, Isa. 9:7) por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos” (Hechos 10:36).

Debemos entender que Jesús no nos mandó creer que él es el evangelio salvador,  y menos aún, que él mismo es Dios encarnado. Sin embargo, lo que él sí buscó es que la gente creyera  en SU PALABRA, enseñanza o evangelio. El sentido real de “creer EN Cristo” sería “creer A Cristo (Su Palabra)”, es decir, creer en Su Mensaje o evangelio, que es el reino de Dios. La prueba de lo que decimos está en Marcos 1:15, donde Jesús dijo: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y CREED en el evangelio”. A los judíos incrédulos, Jesús les dijo: “Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho”. Juan 10:26. Como vemos, Jesús estaba interesado en que la gente creyera en su mensaje del reino, porque este mensaje del cielo redundaría en la salvación de los potenciales conversos.

Creer en sus Palabras

He aquí una serie de pasajes en donde Jesús dice que debemos creer en su Palabra: 

Marcos 4:20: Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la PALABRA y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.

Lucas 11:28: Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la PALABRA de Dios, y la guardan.

Juan 8:51: De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi PALABRA, nunca verá muerte.

Juan 14:23: Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi PALABRA guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.

Juan 15:7: Si permanecéis en mí, y mis PALABRAs permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.

Juan 17:6: He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu PALABRA.

Juan 17:8: porque las PALABRAS que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

Sin duda alguna el Reino de Dios (el evangelio de Cristo) es la Palabra de Dios que debemos creer y guardar en nuestros corazones.  Jesús llamó a “la palabra”, “la palabra DEL REINO”. Vean el siguiente texto:

Mateo 13:19: Cuando alguno oye la PALABRA del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.

Así que cuando le presentamos al potencial creyente “la palabra de Dios”, lo que estamos presentándole es precisamente el evangelio o palabra DEL REINO. Este evangelio del reino es poderoso, pues salva a todos aquellos que lo creen de todo corazón (Romanos 1:16). Pero muchos creen que predicar la Palabra es anunciar cualquier mensaje que nosotros creamos crucial de las Escrituras. Algunos podrán predicar el evangelio del perdón, el evangelio del amor de Dios, el “evangelio social”, el evangelio de la prosperidad”, el evangelio de la segunda venida, el evangelio de la justificación, etc, pero si ellos no se enfocan en el reino de Dios, de nada vale su predicación porque no están predicando el evangelio verdadero y único (Gál. 1:6-9). Estos predicadores simplemente han permutado el verdadero mensaje de Cristo, que es único e inamovible, por otros que parecen más “sonoros” y creíbles, justo al gusto del inquiridor. Aquí lo que se trata es revelarle al potencial creyente lo que él necesita creer para ser salvo y no un mensaje manipulador cualquiera para  invitarlo a hacerse miembro de una iglesia o secta cualquiera para que luego se vuelva un fiel diezmador.

Lamentablemente, millones de “cristianos” han aceptado cualquier cosa como el evangelio salvador sin haberse tomado la molestia de averiguar si lo que han recibido como las Buenas Nuevas de salvación es la verdad o un craso error. Simplemente se confían del predicador y se dejan llevar por su carisma y locuacidad, o por su prestigio y reconocimiento “internacional”, y se olvidan de las Escrituras. Sin embargo, aunque sus “evangelios” se escuchen muy estimulantes y espirituales, éstos no tienen ninguna efectividad sanadora y salvadora a largo plazo.

El evangelio del Reino es un mensaje simple y claro

Cuando Jesús apareció en este mundo hace dos milenios, él NO vino a predicar un evangelio ininteligible u oculto a sus paisanos que los metería en un laberinto de ideas contradictorias. En realidad es todo lo contrario, pues él les habló clara y directamente sobre un tema que ellos ya conocían perfectamente. Por otro lado, no tendría sentido que Jesús pretendiese que sus paisanos creyeran en su mensaje del reino, si por otro lado él les estaba anunciando un mensaje arcano, enigmático o velado.

Como cristianos sabemos que Jesús comenzó su ministerio predicando lo siguiente: “El reino de Dios se ha acercado, arrepentíos y creed en el evangelio” (Mateo 4:17). Es decir, Jesús anunciaba algo que sus paisanos esperaban y entendían perfectamente, por lo que él no vio necesario tomarse la molestia ni el tiempo para explicarles eso que él llamaba ‘el reino de Dios’.

De modo que resulta extraño que algo que Jesús no complicó con elucubraciones complejas, sus supuestos seguidores de los últimos 17 siglos lo hayan enrevesado con especulaciones pueriles que no han hecho sino confundir más a los millones de potenciales conversos.

Desafortunadamente, hombres como Orígenes y Agustín de Hipona, por citar dos insignes teólogos, cambiaron radicalmente el sentido del reino, y trastocaron su noción primigenia con especulaciones alegóricas que no tienen un sustento bíblico sólido en absoluto.

¿Pero qué era el Reino de Dios para los paisanos de Jesús?

Esta es una pregunta necesaria e inevitable que todos los estudiantes de la Biblia deben formularse si quieren saber cuál era el concepto original del reino de Dios. Y es que el reino de Dios como mensaje del Señor no era algo nuevo para los judíos, por tanto son ellos los que deben decirnos qué era lo que ellos creían sobre el reino, y eso se consigue leyendo fundamentalmente los Escritos del Antiguo Testamento. Para cualquier Judío devoto, el reino de Dios era el reino que representó en primera instancia el rey David. En 1 Crónicas 28:5 se dice claramente que el reino de David era el reino de Dios. Dice así el verso en cuestión: “Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Jehová sobre Israel”. Nótese que David dice que su trono es el trono del reino de Jehová. Por tanto, el evangelio del reino de Dios es el evangelio del reino de David que será restaurado en la parusía  por un notable heredero del trono. Recordemos que el reino de David quedó suspendido desde el 587 AC, cuando el último rey davídico, Sedequías, fue depuesto de su trono por el rey Nabucodonosor. Desde esa fecha los Judíos no han tenido un rey judío que los gobierne, aunque ellos sabían que llegaría un día en que dicho reino davídico sería restaurado nuevamente por la fuerza de un descendiente real de David, llamado: “El Deseado de todas las Naciones”, “Aquel varón”, “El Príncipe”, “El hombre noble”, etc. Dice Ezequiel 21:25-27, así: “Y tú, profano e impío príncipe de Israel, cuyo día ha llegado ya, el tiempo de la consumación de la maldad, así ha dicho Jehová el Señor: Depón la tiara, quita la corona; esto no será más así; sea exaltado lo bajo, y humillado lo alto. A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y yo se lo entregaré”. Esta es una sentencia divina contra el rey impío Sedequías, pero es también una promesa de restauración futura por medio de un varón designado por Dios que ya tiene el derecho de tomar el trono y el reino por sus justos méritos (Hechos 2:36: “Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho SEÑOR y Cristo”), es decir, le ha hecho ‘Señor Mesías’, el varón ideal para restaurar Su reino.

Los discípulos sabían perfectamente que el reino de Dios sería restaurado

Cuando Jesús estaba ya a punto de partir al cielo, después de haber estado privadamente con sus discípulos por 40 días hablándoles exclusivamente del reino de Dios (Hechos 1:3), éstos le preguntaron si dicho reino buscado y esperado por ellos sería restaurado a Israel en ese momento o tendrían que esperar aún más tiempo (ver Hechos 1:6), y Jesús, que los estaba escuchando atentamente, no se sorprende por lo que oye, ni les reprende por semejante interrogante, porque la pregunta, aunque a muchos no les guste, fue inteligente, oportuna y correcta. Y es que sus discípulos habían entendido perfectamente que el reino davídico tendría que ser restaurado a Israel de todos modos, ¡y cuanto más antes, mejor!

Así que el Reino de Dios es algo que deberá ser restaurado a Israel en algún momento en el futuro. Y cuando se habla de un reino restaurado, lo que se quiere decir es que ese reino existió en un lugar y pueblo definidos, que desapareció por la impiedad del último rey y su pueblo, y que debe volver a aparecer en el futuro exactamente en el mismo lugar y pueblo con un rey legítimo. Así pues, si el reino fue terrenal y político, entonces deberá ser restaurado como un reino terrenal y político, porque cualquier otra forma de presentación no sería igual al original, y por tanto, no podría hablarse de una verdadera restauración del reino original. Si restauro un jarrón resquebrajado de barro y de color negro, y termino presentando un jarrón de cristal amarillo trasparente, ¿podríamos decir que dicho jarrón ha sido restaurado fielmente? Si cualquier cosa restaurada no se parece al original, entonces no se ha hecho una verdadera restauración de esa cosa. Eso es obvio para cualquiera con dos dedos de frente. Pero esto es precisamente lo que muchos teólogos cristianos han hecho  con el reino original. Sencillamente lo han cambiado por otro que no tiene las mismas características que el original. Ahora el reino es presentado en las iglesias como uno que es por naturaleza espiritual y celestial, y no teocrático y terreno como lo fue originalmente. Ahora los más de los cristianos creen que Cristo reina y reinará desde los cielos, o que Jesús gobierna en el corazón de los creyentes. Otros creen que el reino es la iglesia misma que reina en el mundo y ejerce su poder y autoridad sobre los pueblos a través de sus “ungidos”. Pero toda esta gama de creencias no se parecen en nada al reino original.

Un llamado urgente

Es hora de que todos los cristianos tomen conciencia del evangelio salvador que es el reino de Dios y lo acepten de todo corazón como el mensaje salvador que Cristo trajo por orden del Padre. Recuerden lo que Jesús dijo: “Es necesario que también a otras ciudades ANUNCIE EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS, porque PARA ESTO HE SIDO ENVIADO” (Lc. 4:43). Y también debemos predicar y bautizar a las personas sobre la base del reino de Dios ( ver Mateo 24:14; Hechos 8:12).

Es necesario conservar el significado original del reino de Dios tal como los Judíos lo creen aún hoy día. Para ellos, cualquier cosa que se predique como el reino que no se ajusta a sus expectativas mesiánicas, no es el auténtico evangelio. Recordemos que Jesús no vino a cambiar o a trastocar las prístinas promesas hechas a los padres Hebreos por Dios mismo, sino a CONFIRMARLAS (Ver Romanos 15:8). Y confirmar no es cambiar o mutar la promesa original.

En este blog encontrará todos mis escritos sobre el Reino que le podrán ayudar entender mejor el evangelio original no trastocado. Simplemente busque la palabra REINO en la columna de la izquierda…¡y listo!

Gracias por leer…. ¡y estaré a la espera de sus comentarios!

¿SON TODOS APÓSTOLES?

“¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos? Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente” (1 Corintios 12:29-31).

Hemos observado en los últimos años nacer un movimiento que se le ha dado en llamar “apostólico”; esto ha levantado algunas voces a favor y otras en contra. Cada uno de los grupos tiene argumentos escriturales donde basan su teoría. Debo confesar que después de escuchar la exposición de algunos maestros de ambos grupos, y estar por un tiempo en ambos extremos, tengo una opinión personal sobre el tema. Pero la reflexión en estas letras va enfocada al exceso que se está produciendo, y las posibles consecuencias negativas que deriven de esta desproporción.

No es mi intención en este escrito, no pretendo, ni tampoco aspiro establecer una doctrina. Hay otros con más autoridad espiritual, con mucha más capacidad intelectual y teológica que pueden hacerlo. Además, hay algunos libros escritos a los cuales consultar con el fin de ampliar los conocimientos sobre el apostolado.

Mi intención al escribir estas líneas es, ser un “liberal conservador”: “Liberal”, en el sentido de ser progresista y audaz en la manera de pensar, abierto a nuevas ideas, generoso, sin convencionalismos y con una mente amplia, capaz de respetar y evaluar en forma crítica las opiniones de otros. No liberal en el sentido de ser libertino, sin restricciones morales. Y “conservador”, en el sentido de conservar los principios fundamentales, apreciando todo el consejo de Dios y manteniendo las verdades fundamentales de la fe.

Por la gracia del Señor he visitado algunos países, y he visto algunos hombres que tienen las características, los frutos y el ministerio que podría llamarse apostólico. Los he visto y he notado estas particularidades: fueron educados y mentoreados por líderes espirituales. Comenzaron el ministerio en un lugar donde no había nada, haciendo la obra de evangelista. Bautizaron y consolidaron los primeros conversos, los cuidaron en la fe realizando la tarea de pastor, les enseñaron desde los primeros fundamentos hasta capacitarlos como maestros.

Además, son profetas a la ciudad o la nación, establecieron otras iglesias anexas, están en comunión con su denominación, con su red ministerial, y con otros pastores de la ciudad, procuran la unidad del cuerpo de Cristo y el progreso del reino de Dios, más allá de sus propias iglesias; son reconocidos por su integridad personal, intelectual, familiar y ministerial. La mayoría de ellos ha visto a Cristo de una u otra forma, pero todo esto no es lo más sorprendente.

Lo más asombroso de todo es: ¡que ninguno de ellos quiere ser llamado apóstol! Aunque en el resultado de su labor, los frutos personales y ministeriales son tan evidentes que aún los que consideran que el ministerio apostólico es cosa del pasado, no pueden dejar de reconocerlo.

Pero hoy hay otros que usan ese título tan sagrado, sin tener el ministerio y los frutos de un verdadero apóstol. Su titulo y “ungimiento” ha sido otorgado en una reunión de amigos, por alguien que no posee jurisdicción territorial espiritual. Y motivados, la mayoría de las veces, por levantar su “Babel” personal. En mi opinión, es un acto de egolatría tanto del que otorga como el que recibe ese título.Continue »

Sergio Fratti, Ha estudiado Doctorado en Psicología Clínica, es Doctor en Teología y Ministerio Pastoral. Columnista, consejero y escritor. Personalmente ha fundado cerca de una docena de Iglesias en America Latina.  Es Pastor presidente del Centro Cristiano Vida Internacional. CC Vida Internacional es un naciente Ministerio con Iglesias en varias ciudades de El Salvador, Centro América y Estados Unidos. Vive con su familia en la Ciudad de Santa Ana, El Salvador. Para saber más de Sergio Fratti puedes visitar: www.sergiofratti.com y www.viviendolavida.com.

EL PACTO HECHO CON DAVID SERÁ REALIZADO EN EL RESTABLECIMIENTO DEL REINO DE ISRAEL BAJO CRISTO

Tomado del libro La Cristiandad Extraviada, Capítulo 12

Ahora consideremos otro aspecto igualmente esencial del plan, y del cual hay similar ignorancia en todos los sistemas de la religión moderna.

Me refiero al pacto hecho con David, el cual debe ser considerado a la luz de una cláusula en el pacto más grande establecido con Abraham, Isaac y Jacob. El pacto hecho con David establece un importante detalle que está implicado, pero no expresado explícitamente, en las promesas generales más antiguas en las cuales reside todo el plan del bondadoso propósito de Dios para con la humanidad.

El hecho de que Dios hizo con David un pacto que se refiere a Cristo, es colocado fuera de toda duda por la declaración de Pedro en el día de Pentecostés:

«Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono.» (Hechos 2:30)

Antes de considerar este asunto, quisiera llamar su atención a las siguientes alusiones adicionales al juramento a que se refiere Pedro:

«Hice pacto con mi escogido; juré a David mi siervo, diciendo: Para siempre confirmaré tu descendencia, y edificaré tu trono por todas las generaciones.» (Salmos 89:3,4)

«En verdad juró Jehová a David, y no se retractará de ello: De tu descendencia pondré sobre tu trono.» (Salmos 132:11)

«No olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios. Una vez he jurado por mi santidad, y no mentiré a David. Su descendencia será para siempre, y su trono como el sol delante de mí.» (Salmos 89:34-36)

«De la descendencia de éste [David], y conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel.» (Hechos 13:23)

«Y nos levantó un poderoso Salvador en la casa de David su siervo, como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio.» (Lucas 1:69,70)

Estas citas de las Escrituras establecen primero, que Dios celebró algún trato o compromiso con David, rey de Israel, para sostener su reino en un futuro ilimitado; y segundo, que el compromiso, pacto, o juramento se refería a Jesús. Las últimas palabras de David confirman esta conclusión: «No es así mi casa para con Dios; sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo, ordenado en todas las cosas, y será guardado, aunque todavía no haga él florecer toda mi salvación y mi deseo» (2 Samuel 23:5). Este es obviamente el mismo pacto al que se refieren las Escrituras citadas arriba, como lo establece el contexto inmediato:

«El espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua. El Dios de Israel ha dicho, me habló la Roca de Israel: Habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Dios. Será como la luz de la mañana, como el resplandor del sol en una mañana sin nubes, como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra. No es así mi casa para con Dios; sin embargo…» (2 Samuel 23:2-5)

Luego sigue la declaración que fue citada anteriormente.

David era un anciano cuando escribió estas palabras por el Espíritu, y es evidente que para la mente divina, el pacto no fue realizado en el estado de cosas prevaleciente en esa época. Salomón, un joven prometedor, estaba para ascender al trono; pero aunque David mismo reconoce en esto un cumplimiento preliminar del pacto, es evidente que no era el evento contemplado. El Espíritu en David señala un período cuando el pacto sería cumplido en el gobierno de uno que se levantaría sobre el mundo como una mañana sin nubes; cuando toda la salvación de David y todo su deseo serían cumplidos en este gran evento. Esto no había de ocurrir en los días de David. Tenemos el testimonio de las palabras arriba citadas. La casa de David no estaba en aquel tiempo en la posición garantizada por la promesa: «No es así mi casa para con Dios; sin embargo, el ha hecho conmigo pacto perpetuo.»

El reino de Salomón fue indudablemente la mayor gloria de Israel; pero no fue una mañana sin nubes; no fue la realización del pacto. Salomón pecó y extravió a Israel, y últimamente trató injustamente a la nación. La salvación de David no se realizó en ningún sentido en los logros de Salomón. Al contrario, su corona fue deslustrada y su reino roto por la perversión de este hijo que se apartó de Dios, multiplicó sus esposas y se volvió a la adoración de dioses paganos. Su mismo nombre llegó a ser aborrecido por la mayoría de la nación, debido a las opresiones de uno que falsificó las expectaciones creadas por el comienzo de su reinado como el más sabio de todos los hombres.

No fue a tal figura a la que «las palabras postreras de David» hicieron referencia como la consumación del «pacto perpetuo» en toda la salvación de David y su deseo. Era visible para la mente espiritual, en la lejana distancia, muy lejos de los días de Salomón, la forma de un personaje cuyo nombre perduraría por siempre, descendiendo como la suave lluvia sobre la hierba recién cortada, difundiendo vida y fragancia, y en quien los hombres serían benditos en todo el mundo (Salmos 72:17); uno que al mismo tiempo que destructor del malo, vencedor de reyes y vengador de injusticias, sería refugio para el pobre, sombra para el calor, cubierta contra la tempestad, y ríos de agua en lugar seco (Isaías 32:2).

Examinemos ahora el pacto mismo. Nada mejor podemos hacer que citar en su totalidad el pasaje en la historia de David en el cual ocurre:

«Aconteció que cuando ya el rey habitaba en su casa, después que Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor, dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas. Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo. Aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a Natán, diciendo: Vé y dí a mi siervo David: Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more? Ciertamente no he habitado en casas desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda y en tabernáculo. Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado yo palabra a alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo de Israel, diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado casa de cedro? Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel; y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra. Además, yo fijaré lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio, desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo, Jehová te hace saber que él te hará casa. Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.» (2 Samuel 7:1-16)

El Pacto No fue Cumplido por Salomón
Antes de examinar minuciosamente el significado de estas palabras, será conveniente tomar en cuenta una objeción preliminar que algunas veces es presentada con considerable vigor, esto es, que fueron cumplidas en el reino de Salomón, y por consiguiente no pueden ser legítimamente aplicadas a Jesucristo. Que las cosas afirmadas tuvieron un paralelo en los sucesos del reino de Salomón, no puede ser negado. Tanto David como Salomón las entendieron en este sentido (1 Reyes 5:5; 8:20; 11:38; 1 Crónicas 22:7; 28:3). Salomón era hijo de David, pero en cierto sentido Dios era su padre, pues lo tomó bajo Su especial cuidado y lo dotó de un grado de sabiduría que lo hizo más famoso que todos los reyes. Se sentó en el trono de David, delante de David (es decir, en su presencia), siendo ascendido a la corona, antes que David muriese, por las propias instrucciones de David, y continuó después que David fue reunido con sus padres. Salomón construyó el templo de Dios en Jerusalén, según los planes trazados por David bajo la inspiración divina(1 Crónicas 28:12,19). Fue un hombre de paz. Cometió iniquidad y fue castigado en el desagrado divino por medio de adversarios levantados cerca del final de su reino; pero la misericordia de Dios no se apartó de él como ocurrió con Saúl, pues se le permitió reinar hasta que la muerte lo removió.

Hasta este punto, el pacto con David fue verificado en días de Salomón; pero decir que esta realización parcial fue la totalidad de las cosas prometidas es contradecir el testimonio de las Escrituras, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. David y Salomón no parecen haber previsto su alcance total. Los profetas generalmente no entendían todo el efecto de sus palabras (1 Pedro 1:10-12). Pablo aplica los términos del pacto a Cristo en Hebreos 1:5: «Yo seré a él Padre, y él me será a mí hijo.» Pedro, como ya hemos visto, expresamente dice que el pacto se refiere al Cristo (Hechos 2:30). Jesús aplica las palabras de David a sí mismo: «Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies» (Mateo 22:41-44; Salmos 110:1). También dice de sí mismo: «Yo soy la raíz y el linaje de David» (Apocalipsis 22:16); «El que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra» (Apocalipsis (3:7). En los días de su carne, Jesús fue conocido y descrito como «el hijo de David»; la entera nación judía esperaba que un hijo de David fuera el Mesías; todos los profetas hablaron de él como de un descendiente de David, señalándolo variadamente como una vara del tronco de Isaí (padre de David) (Isaías 11: 1); renuevo justo levantado a David (Jeremías 23:5); un niño nacido y un hijo dado para sentarse sobre el trono de David y sobre su reino (Isaías 9:6), y así sucesivamente.

Por consiguiente, es cosa vana negar la aplicación del «pacto perpetuo, ordenado en todas las cosas» a Jesús el Hijo y Señor de David, el «más grande que Salomón,» en virtud del punto de vista tomado por David y Salomón, el cual no excluye esta aplicación, sino solamente declara que el pacto hecho con referencia a Jesús se cumplió en forma parcial en Salomón.

Algo que debe considerarse es cómo una predicción puede tener dos cumplimientos tan separados por el tiempo y la naturaleza del suceso. Esto es evidencia de la extensión de la palabra divina; pero no refuta la realidad de que la predicción en su último y completo significado se refiere a Jesús. Esto es demostrado en tantas formas como para eliminar cualquier duda momentánea.

La Porción del Pacto Realizada por Jesús en su Primer Advenimiento
Asumiendo que esto sea correcto, veamos primero qué parte del pacto ha sido cumplida en el ministerio de Cristo hasta donde ha sido desarrollado; y segundo, qué tendrá que hacer Cristo en su futura manifestación a fin de cumplir la parte que incuestionablemente no fue realizada en su primer aparecimiento.

Los hechos relacionados con el primer punto pueden ser resumidos muy brevemente: habiéndose cumplido los días de David, y habiendo dormido con sus padres, Jesús nació en Belén, la ciudad de David. Su madre fue María, una virgen, descendiente en la línea de David y casada con un hombre llamado José, quien era de la casa y del linaje de David. El suceso fue anunciado por un ángel a los pastores del vecindario que cuidaban sus rebaños durante la noche, en el siguiente lenguaje:

«No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.» (Lucas 2:10,11)

Zacarías, el padre de Juan, habla del evento de la siguiente manera:

«Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo, y nos levantó un poderoso Salvador en la casa de David su siervo, como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio.» (Lucas 1:68-70)

Como hemos visto en un estudio anterior (capítulo VI), Jesús nació sin paternidad humana; su concepción se debió al poder del Espíritu Santo que cubrió con su sombra a María (ver Lucas 1:35). «Será llamado,» dijo el ángel, «Hijo de Dios.» De esta manera, en un sentido que va más allá del caso de Salomón, fueron realizados los términos del pacto: «Yo seré a él Padre, y él me será a mi hijo.» En realidad, el divino parentesco de Jesús es la característica principal de su posición como Mesías. Ningún hombre puede creer con criterio bíblico que Jesús es el Cristo, negando al mismo tiempo que sea el Hijo de Dios. Una confesión bíblica de su nombre envuelve el reconocimiento de los dos hechos expresados en las palabras de Natanael: «Tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel» (Juan 1:49). Juan dice: «¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?» (1 Juan 5:5). El divino testimonio pronunciado en el bautismo de Jesús, y otra vez en su transfiguración, fue formulado en estas palabras: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.» (Mateo 17:5). De aquí que la más importante característica del pacto con David brilla en Jesús, quien fue al mismo tiempo Hijo de Dios e Hijo de David. En vista de esto es fácil entender el lenguaje de David en el Salmo 110, refiriéndose al cual Jesús confundió a los fariseos de tal modo que no pudieron responderle. El Señor dijo:

«¿Que pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo? Le dijeron: De David. El les dijo: ¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo? (Mateo 22:42-45)

Esta fue una pregunta que los fariseos no pudieron contestar desde su punto de vista, porque en la suposición de que el Mesías era un hijo natural de David, bajo ningún principio admisible en la práctica judía podía David haberse dirigido a él como Señor, pues eso significaría acordarle una posición y deferencia que nunca sería reconocida como correcta de parte de un padre para su hijo. Pero desde el punto de vista de la verdad, la pregunta admite una solución fácil: Cristo es el hijo de David según la carne, por medio de María; pero es también el Señor de David a causa de un parentesco más alto que el de David. «Todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre» (Juan 5:22,23).

Hay otra característica de la historia de Cristo que tiene su contraparte en el pacto hecho con David. Jesús no cometió iniquidad, pero fue castigado «con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres.» Según el Dr. Adam Clarke, el texto hebreo original de esta parte del pacto es más correctamente traducido como sigue: «Aun en su sufrimiento por la iniquidad, lo castigaré con la vara de los hombres y con los azotes de los hijos de los hombres.» Esto es inteligible cuando se aplica a la muerte de Cristo:

«Ciertamente llevo él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados…Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.» (Isaías 53:4-6)

Pero la misericordia de Dios no lo abandonó como lo hizo con Saúl, quien fue rechazado, y tal como se presume que hizo en el caso de Salomón, cuyos últimos días, hasta donde sabemos, fueron dedicados a la desobediencia. Cristo fue abandonado en la cruz, pero sólo por un momento; el favor de Dios retornó con la mañana que vio su liberación del sepulcro de José de Arimatea y fue para él un río de eterno gozo. Su relación con la divinidad en todo el acontecimiento no podría expresarse mejor que en las palabras del Salmo 16, el cual Pedro le aplicó en el día de Pentecostés:

«A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido. Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; mi carne también reposará confiadamente; porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción. Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.» (Salmos 16:8-11)

En el Salmo 89 se repite la esencia del pacto con David, y aquí es usado el siguiente lenguaje, que no podría aplicarse a Salomón:

«Yo también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra. Para siempre le conservaré mi misericordia…Pondré su descendencia para siempre, y su trono como los días de los cielos.» (Salmos 89:27-29)

En ningún sentido fue Salomón el primogénito de Jehová; en cambio, de Jesús se han hecho las siguientes declaraciones:

«El es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia.» (Colosenses 1:18)

«Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.» (Romanos 8:29)

«Cristo, las primicias.» (1 Corintios 15:23)

En este sentido, él cumple una condición del pacto hecho con David, la cual en ningún sentido se cumplió en Salomón. El es verdaderamente «el más excelso de los reyes de la tierra,» porque Pablo dice: «Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla» (Filipenses 2:9,10).

Aspectos del Pacto que Jesús Aún No ha Cumplido
Cuando pasamos a considerar otras cosas que el pacto afirmó acerca del hijo prometido a David, encontramos que Jesús no las ha cumplido todavía. El primer punto es expresado en las palabras de Pedro en el sentido de que se sentaría en el trono de David (Hechos 2:30). En ningún sentido puede decirse que Jesús ya hizo esto. El trono de David está en ruinas. Su condición se describe en el siguiente lenguaje:

«Mas tú desechaste y menospreciaste a tu ungido, y te has airado con él. Rompiste el pacto de tu siervo; has profanado su corona hasta la tierra. Aportillaste todos sus vallados; has destruido sus fortalezas. Lo saquean todos los que pasan por el camino; es oprobio a sus vecinos. Has exaltado la diestra de sus enemigos; has alegrado a todos sus adversarios. Embotaste asimismo el filo de su espada, y no lo levantaste en batalla. Hiciste cesar su gloria, y echaste su trono por tierra.» (Salmos 89:38-44)

Este mismo estado de cosas fue predicho por Ezequiel en los términos siguientes:

«Y tú, profano e impío príncipe de Israel, cuyo día ha llegado ya, el tiempo de la consumación de la maldad, así ha dicho Jehová el Señor: Depón la tiara, quita la corona; esto no será más así; sea exaltado lo bajo, y humillado lo alto. A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y yo se lo entregaré.» (Ezequiel 21:25-27)

Esta predicción fue pronunciada en el reinado de Sedequías, el último rey israelita en la línea de David (593 A.C.); y desde ese tiempo el reino ha quedado suspendido. Fue destruido por Nabucodonosor durante la vida de Sedequías, y más tarde fue aplastado por Grecia y Roma. Desde la destrucción de Jerusalén por Tito, la nación israelita no ha tenido existencia. La tierra está en posesión del enemigo, y el pueblo está esparcido como fugitivo por toda la tierra. [Nota del traductor: Estas palabras fueron escritas en el año 1862, antes de que el pueblo judío hubiera regresado a Palestina y establecido el moderno Estado de Israel.]

En vista de esto, ¿que conclusión puede extraerse del pacto hecho con David, el cual expresamente garantiza la continuación perpetua del trono y reino de David bajo su hijo, quien había de ser el primogénito de Jehová? Las premisas admiten sólo una conclusión, y es que en algún tiempo futuro, Jesús deberá retornar y restablecer el trono de David, y presidir en él por Dios, como David lo hizo. Con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: «Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar» (Hechos 15:16). El testimonio que confirma esta conclusión es muy explícito, según las conocidas palabras de Isaías:

«Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre.» (Isaías 9:6,7)

También tenemos las palabras de los otros profetas, de los cuales las siguientes son solamente unos pocos ejemplos:

«En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra.» (Jeremías 33:15)

«He aquí vienen días, dice Jehová, en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombre y de simiente de animal. Y así como tuve cuidado de ellos para arrancar y derribar, y trastornar y perder y afligir, tendré cuidado de ellos para edificar y plantar, dice Jehová.» (Jeremías 31:27,28)

«Porque así ha dicho Jehová: Como traje sobre este pueblo todo este gran mal, así traeré sobre ellos todo el bien que acerca de ellos hablo.» (Jeremías 32:42)

«He aquí vienen días, dice Jehová, en que yo confirmaré la buena palabra que he hablado a la casa de Israel y a la casa de Judá.» (Jeremías 33:14)

«En aquel día, dice Jehová, juntaré la que cojea, y recogeré la descarriada, y a la que afligí; y pondré a la coja como remanente, y a la descarriada como nación robusta; y Jehová reinará sobre ellos en el monte de Sion desde ahora y para siempre.» (Miqueas 4:6,7)

«Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra; y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos.» (Ezequiel 37:21,22)

«Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones.» (Isaías 61:4)

Estas predicciones no serán realizadas mientras Jesucristo esté ausente de la tierra. Esto se deduce de los testimonios mismos, pero se comprueba de tal modo que excluye la posibilidad de error, por la declaración de Pedro, registrada en Hechos 3:19-21:

«…para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.»

De esto se deduce que el trabajo de restauración tan abundantemente descrito por los profetas no ocurrirá sino hasta que Jesús regrese y reaparezca en la tierra. Esto explica el hecho de que Pablo relaciona el aparecimiento de Cristo con su reino como dos sucesos simultáneos en las palabras, «Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino» (2 Timoteo 4:1). En el momento de su aparecimiento vendrá su reino; porque su regreso a la tierra dará como resultado el establecimiento de su reino del reino. Por esto podemos entender la declaración de que «cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria» (Mateo 25:31). Esta afirmación de Jesús se repite en otra forma que hace aún más segura su identificación con el restablecimiento del reino de Israel. El dijo a sus discípulos:

«De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.» (Mateo 19:28)

Cuando esto suceda, se cumplirán las palabras dirigidas a María: «Y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin» (Lucas 1:33). Cuando estas palabras se hagan realidad, el pacto hecho con David encontrará un cumplimiento sobre el cual no podrá ser arrojada oscuridad.

El pacto garantiza el establecimiento mesiánico del reino de David en presencia de David. Las palabras son: «Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro» (2 Samuel 7:16). Como hemos visto, esto fue parcialmente cumplido cuando David fue testigo, antes de su muerte, de la ascensión de Salomón al trono. Pero es fácil ver cuánto más completa y sustancialmente será cumplido en el reino de David en las manos de Jesús. El reino de Israel, gobernado por Cristo, será el reino de Dios. La promesa a todos los fieles es que ellos heredarán el reino de Dios (Lucas 22:29,30; Mateo 19:28; Santiago 2:5; Lucas 13:28,29; 12:32,36; 2 Pedro 1:11). David, quien fue un hombre conforme al corazón de Dios, estará entre aquellos de los que Jesús dice en una de las citas anteriores, que Abraham, Isaac y Jacob, y todos los profetas (uno de los cuales fue David) serán vistos en el reino de Dios.

Esto no puede ser el cielo, pues Pedro dice claramente: «David no subió a los cielos» (Hechos 2:34). Es el reino que será asentado en el territorio de la Tierra Prometida, cuando la piedra descienda de los cielos para romper en pedazos a los otros reinos. David, mirando hacia este tiempo, dice en oración inmediatamente después de oír las palabras del pacto: «También has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir…Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti» (2 Samuel 7:19,29). Esta oración es contestada en las palabras de Jeremías 33: 17,25,26:

«Porque así ha dicho Jehová: No faltará a David varón que se siente sobre el trono de la casa de Israel…Si no permanece mi pacto con el día y la noche, si yo no he puesto las leyes del cielo y la tierra, también desecharé la descendencia de Jacob, y de David mi siervo, para no tomar de su descendencia quien sea señor sobre la posteridad de Abraham, de Isaac y de Jacob. Porque haré volver sus cautivos, y tendré de ellos misericordia.»

El tiempo de esto no está lejano, y el mismo David estará en la tierra, gozándose en la magnificencia de su Hijo, quien será un triunfante testigo de la fidelidad de la palabra de Jehová. Todas las naciones llegarán a su fin, excepto la nación de Israel (Jeremías 30:11), y todos los reyes y sus familias desaparecerán y serán olvidados, excepto la familia de David que estará en eterno recordatorio entre los redimidos habitantes del globo, por ser una gloriosa y eterna institución. Así se cumplirá la promesa de que la casa de David continuará por siempre.

Jesús Edificará la Casa de Jehová
Seguidamente debemos observar una característica del pacto que pocos lectores modernos de la Biblia han sido capaces, en algún sentido, de aplicar a Jesús. Nos referimos a la primera cláusula de 2 Samuel 7:13: «El edificará casa a mi nombre.» Entendiendo esto como la erección de un lugar en la tierra para la adoración de Jehová, puede considerarse increíble que tal labor forme parte de la obra de Cristo. A primera vista tal cosa puede parecer absurda y degradante para la dignidad de Cristo, pero al examinar el tema con más cuidado, descubriremos en él un sentido diferente. Veremos que no solamente es la construcción de un templo al que las naciones puedan ir periódicamente para adorar, lo cual será una de las actividades de la era que ha de venir, sino que también la realización de esta obra está relacionada con la más noble misión del reino de Dios.

Primero quisiera llamar la atención del lector hacia la evidencia que demuestra que lo que se afirma en el pacto hecho con David será llevado a cabo en el reino de Cristo. Comienza con una declaración en Zacarías 6:12, como sigue:

«He aquí el varón cuyo nombre es el Renuevo, el cual brotará de sus raíces, y edificará el templo de Jehová…y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado.»

La relación de esto con Jesús podría ser puesta en duda a causa del contexto si no fuera por el hecho de que la declaración no puede aplicarse a cualquier otro que aquel que lleva el título que en ella se menciona. El Mesías es frecuentemente descrito como el Renuevo, y solamente él será un sacerdote en su trono, combinando en sí mismo la doble función de gobernar en asuntos temporales e interceder en cosas que pertenecen a Dios. Sin embargo, si sólo existiera esta consideración para justificar la aplicación de la profecía a Jesús, no lograría demostrarse el punto. Por consiguiente procederemos a otras consideraciones más poderosas.

Se dice que cuando Jesús reine en el trono de su padre David, «vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a buscar a Jehová de los ejércitos en Jerusalén, y a implorar el favor de Jehová» (Zacarías 8:22). Esto es descrito por Jeremías como una reunión de las naciones en el nombre de Jehová en Jerusalén, en consecuencia de la cual no andarán mas en la imaginación de su malvado corazón (Jeremías 3:17); y por Isaías, como el viaje de muchos pueblos diciendo: «Subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas» (Isaías 2:3). Zacarías describe esto en el siguiente lenguaje:

«Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos.» (Zacarías 14:16)

La Construcción de un Nuevo Templo en el Reino
Que estas cosas se realizarán solamente en el reino de Cristo en la tierra, debe ser evidente partiendo del hecho de que están asociadas con un tiempo cuando las naciones dejarán de hacer la guerra, y cuando los hombres ya no seguirán los deseos de sus malas inclinaciones. Tal estado de cosas nunca ha existido en la historia del mundo. Si las naciones van a ir periódicamente a Jerusalén con el propósito de adorar a Jehová, esto apoya la idea de que habrá un lugar en el cual este acto puede ser convenientemente realizado. No podemos imaginar que una variada reunión de pueblos podría, conveniente, confortable o provechosamente, practicar su devoción sin los medios de acercamiento que en todos los tiempos pasados Dios ha preparado para todos aquellos a quienes ha invitado a rendirle homenaje. ¿Por qué vendrían las naciones a Jerusalén, si allí no hubiera templo? Si su adoración consistiera simplemente en el sentimiento de devoción, esto podría ser cultivado en los países donde habiten, tanto como en la ciudad santa.

La necesidad del caso requiere que exista un sistema de adoración adecuado a la grandeza de la dispensación, en la cual Jerusalén es la metrópolis religiosa de todo el mundo. Es evidente, según el limitado testimonio citado, que este sistema existirá. Por ejemplo, note la expresión, «subamos a la casa de Jehová.» También, «las ollas de la casa de Jehová serán como los tazones del altar» (Zacarías 14:20). «La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar» (Hageo 2:9). «Y Jerusalén será santa…Y saldrá una fuente de la casa de Jehová y regará el valle de Sitim» (Joel 3:17,18).

Cito estas evidencias indirectas no tanto para demostrar el punto en discusión, como para introducir la grande y poderosa evidencia delante de la cual las otras lucen insignificantes. Me refiero a la visión de Ezequiel, contenida en los últimos nueve capítulos de su libro. Esta porción de las Escrituras ha confundido a todos los comentaristas de la Biblia, por la simple razón de que la teología popular no halla sentido en ella. ¿Qué propósito cumple el establecimiento de un ritual del templo en Jerusalén, si la muerte envía a los hombres a un final de felicidad o de sufrimiento, con Dios o con el diablo, y si el milenio será simplemente una continuación de la religión evangélica?

Los capítulos referidos, que fueron escritos después de la destrucción del templo de Salomón por Nabucodonosor, describen un estado de cosas que nunca ha prevalecido desde la antigüedad hasta el día de hoy. El templo fue reconstruido al regreso de los judíos de Babilonia. Pero la profecía de Ezequiel no se cumplió en aquel momento, como puede verse comparándola con los hechos relacionados con el segundo templo. El templo reconstruido, en vez de ser más grandioso que el primero, fue vastamente inferior. Esto no puede ser mejor probado que por el siguiente pasaje de Esdras:

«Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría. Y no podía distinguir el pueblo el clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro; porque clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos.» (3:12,13)

El templo de Ezequiel debe ser contemporáneo con la división de la tierra prometida a las doce tribus de Israel (Ezequiel 48). El lector educado no necesita ser informado de que esto nunca ha tenido lugar desde los días de la cautividad de Babilonia. Los que regresaron de Babilonia fueron solamente las dos tribus de Judá y Benjamín, y solamente una porción de éstas. Las diez tribus que constituían el Reino de Israel fueron removidas por Salmanasar, rey de Asiria, hacia países más allá del Eufrates, y nunca han retornado. La conclusión es completamente evidente. La tierra nunca ha sido dividida entre las doce tribus de Israel, como ha de serlo cuando el templo de Ezequiel sea levantado.

Otro hecho que prueba que la profecía será cumplida en el futuro, es que en el tiempo señalado por Ezequiel, una porción del país, un cuadrado de 65 kilómetros por lado, deberá ser apartada para propósitos divinos como una ofrenda santa (Ezequiel 45:1,4). Aquí se levantarán el templo, la santa ciudad y las casas de los sacerdotes. Tal cosa, como todos saben, nunca ha sucedido en la historia de la Tierra Santa. De esto se deduce que el estado de cosas descrito en el capítulo bajo consideración pertenece al futuro. Esta conclusión queda establecida fuera de cualquier duda por las concluyentes declaraciones del profeta, que el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama [Jehová está allí] (Ezequiel 48:34).

En vista de la certeza de que la profecía de Ezequiel no ha sido cumplida, se vuelve interesante, en el más alto grado, echar una mirada a lo que el profeta describe. Dice que en las visiones de Dios fue llevado a la tierra de Israel y puesto sobre una montaña muy alta, desde la cual vio el contorno de una ciudad al sur. Se encuentra en compañía de un hombre, «cuyo aspecto era como aspecto de bronce; y tenía un cordel de lino en su mano, y una caña de medir.» Este hombre a quien ve de pie en la puerta de entrada del patio del templo, se dirige a él de la siguiente manera:

«Hijo de hombre, mira con tus ojos, y oye con tus oídos, y pon tu corazón a todas las cosas que te muestro; porque para que yo te las mostrase has sido traído aquí. Cuenta todo lo que ves a la casa de Israel.» (Ezequiel 40:4)

Ezequiel entonces se pone atento a las operaciones de su guía, observándolo mientras realiza una serie de medidas que son registradas con gran minuciosidad en los primeros cinco capítulos. Sin seguir las complicaciones de estas medidas, establezcamos brevemente que a Ezequiel le es mostrado un templo que excede a cualquier otro realizado en la historia de Israel o de otra nación. El templo es un edificio gigantesco con todos los accesorios necesarios para la adoración de aquel a quien es dedicado. El muro exterior (aproximadamente 2 kilómetros por lado) es interrumpido por muchas puertas, todas flanqueadas por cámaras para el servicio del templo, y dotadas de escalinatas. Al subir las gradas, el profeta ve un muro interior a unos 45 metros más cerca del templo. El espacio entre los dos muros se describe como el atrio exterior y forma una espaciosa calzada o pavimento. El muro interior tiene puertas semejantes a las del muro exterior. Estas puertas tienen acceso por ocho gradas al atrio interior en el cual se levanta el templo, una inmensa área de edificios altos con arcos y enrejados, y capacidad para un millón de adoradores. Este es la parte central de la visión. Por su altura, ancho y elaboración, el templo excede a cualquier arquitectura humana y solamente es sobrepasado en interés por el suceso que el profeta vio después de observar las entradas externas del edificio. Lo que observó desde la puerta oriental del muro exterior es descrito en el siguiente lenguaje:

«Y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria…Y la gloria de Jehová entró en la casa por la vía de la puerta que daba al oriente.» (Ezequiel 43:2,4)

Ezequiel es luego llevado por el Espíritu al atrio interior en el cual ve la casa llena de la gloria de Jehová. Entonces oye la voz divina que se dirige a él como sigue:

«Hijo de hombre, éste es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre; y nunca más profanará la casa de Israel mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, ni con los cuerpos muertos de sus reyes en sus lugares altos.» (Ezequiel 43:7)

Después, Ezequiel es llevado de nuevo por el camino de la puerta oriental, y observa que está cerrada, de lo cual se da la siguiente explicación:

«Esta puerta estará cerrada; no se abrirá, ni entrará por ella hombre, porque Jehová Dios de Israel entró por ella; estará, por tanto, cerrada. En cuanto al príncipe, por ser el príncipe, él se sentará allí para comer pan delante de Jehová; por el vestíbulo de la puerta entrará, y por ese mismo camino saldrá.» (Ezequiel 44:2,3)

En una etapa posterior, Ezequiel recibe la siguiente información con referencia a la misma puerta:

«La puerta del atrio interior que mira al oriente estará cerrada los seis días de trabajo, y el día de reposo se abrirá; se abrirá también el día de la luna nueva. Y el príncipe entrará por el camino del portal de la puerta exterior, y estará en pie junto al umbral de la puerta mientras los sacerdotes ofrezcan su holocausto y sus ofrendas de paz, y adorará junto a la entrada de la puerta; después saldrá; pero no se cerrará la puerta hasta la tarde. Asimismo adorará el pueblo de la tierra delante de Jehová, a la entrada de la puerta, en los días de reposo y en las lunas nuevas.» (Ezequiel 46:1-3)

Se nos informa que el templo se levanta en el centro de un área de terreno que mide 68 kilómetros de este a oeste, y cerca de 27 kilómetros de norte a sur. Esta área estará ocupada por una clase de personas descritas como los «hijos de Sadoc,» que fueron fieles desde tiempos antiguos. Al sur hay un área de tierra medida para los levitas, cuyo deber será llevar a cabo tareas humildes y laboriosas relacionadas con la adoración del templo. Al sur de esto, midiendo 67 kilómetros de este a oeste y entre 14 y 16 kilómetros de norte a sur, una franja de territorio es asignada para la ciudad, con tierra para campos de cultivo y jardines.

Las medidas de la ciudad la muestran como la más extensa y magnífica que jamás se haya construido. Dispuesta en forma cuadrada, ocupará un área de unos 200 kilómetros cuadrados. Cada muro, este, oeste, norte y sur, mide alrededor de 14 kilómetros, siendo la circunferencia total de unas 56 kilómetros. En cada muro hay tres puertas, a igual distancia, siendo nominada cada una por una de las tribus de la tierra. La tierra situada al este y oeste de la ciudad, apropiada para el cultivo de verduras, contiene cerca de 700 kilómetros cuadrados, formando una provisión adecuada para las necesidades de la estupenda ciudad, la cual será conocida desde aquel día por el nombre Jehová-sama: Jehová está allí.

El templo se levanta en el sitio de la antigua y moderna Jerusalén, coronando el monte de Sion, del cual se testifica en Salmos 132:13,14: «Porque Jehová ha elegido a Sion; la quiso por habitación para sí. Este es para siempre el lugar de mi reposo; aquí habitaré, porque la he querido.» La ciudad se sitúa a unos 51 kilómetros al sur del templo. Todo el territorio distribuido es un magnífico cuadrado que mide cerca de 68 kilómetros por lado, formando el tabernáculo de Jehová de la era venidera.

La Restauración de los Sacrificios en el Reino Milenial
Estos detalles no dejan duda de la realidad del templo que será erigido en los días en que el caído tabernáculo de David sea reconstruido por el Hijo de David. La razón por la que los intérpretes tradicionalistas no pueden ver esto es porque no tienen conocimiento del reino del cual el templo y su servicio forman parte.

Otra razón probablemente se encuentra en el hecho de que los sacrificios sustituidos por la muerte de Cristo son restaurados en este templo. Holocaustos y ofrendas de toros y carneros son requeridos con todo el minucioso ceremonial observado bajo la ley de Moisés. Para la mayoría de la gente, esto es una gran piedra de tropiezo. Ellos razonan contra la posibilidad de que sean restaurados los sacrificios después del cumplimiento del sacrificio del «Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.»

Sin embargo, una pequeña reflexión disipará la fuerza de esta dificultad. Es evidente que el reino de Cristo en la tierra es un reino sacerdotal. Esto es establecido en el testimonio de que «habrá sacerdote a su lado» (Zacarías 6:13). También es evidente por la declaración de Apocalipsis 1:6: «nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre,» una doble función que según aparece en Apocalipsis 5:10, se refiere al tiempo cuando Cristo reine en la tierra: «Nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.» Entonces, si la dispensación milenial es sacerdotal, es apropiado que el pueblo tenga algo que ofrecer en señal de su obediencia; y los sacerdotes, algo que presentar a nombre de ellos.

Pero podría preguntarse, ¿cómo puede ser restaurado el sacrificio de animales cuando el que fue muerto está presente en la tierra como un perfecto mediador entre Dios y los hombres? Y puesto que el sacerdocio de Cristo está vigente aún ahora, sin el uso de sacrificios materiales por parte de aquellos por los que oficia, es decir, su propia casa, ¿por que habrá necesidad de sacrificios materiales en la era venidera, cuando su sacerdocio sea solamente transferido de su propia casa a todo el mundo?

La respuesta a esto debe tomar una forma general. Así como los sacrificios bajo la ley de Moisés prefiguraban la muerte de Cristo, así puede que los sacrificios bajo el «profeta como Moisés» vuelvan nuestra mirada hacia la muerte de Cristo en el pasado. En la ley de Moisés los sacrificios prefiguraban y simbolizaban lo que había de venir. Bajo la ley de Cristo, pueden ser una retrospectiva conmemoración de lo que ha sido, de la misma manera que la cena del Señor, en ausencia de Cristo, es un memorial permanente de su cuerpo torturado y su sangre derramada. Cualquiera que sea la explicación que pueda sugerirse, no puede ser puesto en duda el hecho mismo de que los sacrificios forman parte de la institución de la era venidera. Esto se deduce no sólo de Ezequiel sino de una variedad de testimonios bíblicos de los cuales cito los siguientes ejemplos:

«Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos.» (Malaquías 1:11)

«Multitud de camellos te cubrirá; dromedarios de Madián y de Efa; vendrán todos los de Sabá; traerán oro e incienso, y publicarán alabanzas de Jehová. Todo el ganado de Cedar será juntado para ti; carneros de Nebaiot te serán servidos; serán ofrecidos con agrado sobre mi altar, y glorificaré la casa de mi gloria.» (Isaías 60:6,7)

«Y Jehová será conocido de Egipto, y los de Egipto conocerán a Jehová en aquel día, y harán sacrificio y oblación; y harán votos a Jehová y los cumplirán.» (Isaías 19:21)

«Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines. Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días.» (Oseas 3:4,5)

«Y toda olla en Jerusalén y Judá será consagrada a Jehová de los ejércitos; y todos los que sacrificaren vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas; y no habrá en aquel día más mercader en la casa de Jehová de los ejércitos.» (Zacarías 14:21)

«Jehová es Dios, y nos ha dado luz; atad víctimas con cuerdas a los cuernos del altar.» (Salmos 118:27)

A primera vista parecería contradictorio que la gloriosa administración de poder y justicia, característica del reino de Cristo, sea mezclada con un ritual que ha sido obsoleto por siglos, habiendo entre ella y la verdad muy pocos elementos de afinidad. Sin embargo, hay una consideración que revela la sabiduría del arreglo.

Es parte de la verdad eterna que sin fe y prueba, es imposible ser aceptado por Dios. Este principio no es afectado por el tiempo o las circunstancias; será tan verdadero en la era futura como lo es ahora. Hombres y mujeres, viviendo como súbditos del reino del Mesías, tendrán que obtener el derecho de comer del árbol de la vida por medio de su fe y obediencia, de la misma manera que muchos de los que ahora tienen que perseverar en ausencia de una revelación completa. Pero, ¿cómo puede ser ejercida su fe y puesta a prueba su obediencia en presencia del abrumador hecho del gobierno visible de Dios sobre las naciones por medio de Jesús y sus santos? ¿No parecería como si toda oportunidad para ejercer fe sería anulada por los sublimes e indiscutibles hechos de aquella época, y como si la obediencia voluntaria sería eclipsada y sustituida por la compulsión práctica ejercida sobre los hombres por la existencia y supervisión del gobierno divino?

Me parece que la restitución del sacrificio proporciona una solución del problema. Llamados a adorar a Dios por medio de actos que en sí mismos parecen innecesarios e inconvenientes, la fe y la obediencia de los hombres será puesta bajo tan poderosa prueba como lo fue en los días antiguos, cuando cosas similares fueron requeridas de la mano de los israelitas. Sus mentes serán instruidas para someterse a la voluntad divina y tener fe en las divinas intenciones por medio de un ritualismo tan irrazonable como para no tener ningún atractivo para la mente, excepto en la medida en que proviene de la divina autoridad. Al mismo tiempo, su intelecto será iluminado por las lecciones alegóricas impartidas por este medio. Debemos recordar que en la era venidera, las naciones sujetas a Cristo y a su pueblo estarán compuestas de hombres y mujeres constituidos como los hombres y las mujeres de hoy: necesitados de educación espiritual.

El reino de Dios en su fase milenial es una adaptación a esta necesidad. Con la ayuda de este hecho podemos ver la sabiduría de una dispensación que sería innecesaria en una generación espiritualmente perfecta. Las naciones serán instruidas en los principios básicos y ejercitadas continuamente en una dirección divina. Sin estímulo externo o actividades para mantenerla ocupada, la mente humana se vuelve perezosa y retrógrada. Las más brillantes impresiones morales decaen en un estado de inactividad. Esta clase de degeneración será prevenida por un sistema de religión compulsiva universal que requerirá la presencia de cada persona una vez al año en el centro de gobierno y adoración divinos, y el cual por cada ofensa contra las leyes demandará la penitencia cumplida en el sacrificio de un animal de su propiedad. La mente de todo el mundo será mantenida en continua actividad dentro de un ámbito espiritual. Por estos medios, la humanidad como un todo se volverá de los caminos de la ignorancia y la maldad, mientras la poderosa mano del gobierno, aplicada sobre todo lo que se opone al bienestar espiritual y temporal de la gente, permitirá la completa y efectiva operación de estas influencias perfeccionadoras.

De este modo vemos belleza y fuerza en esa cláusula del pacto hecho con David, la cual asigna al Mesías la tarea de construir una casa para el Señor de toda la tierra. Desde luego, la parte mecánica del proceso será realizada por extraños. El trabajo manual requerido para elaborar la espléndida y espaciosa arquitectura mostrada a Ezequiel será obra de los extranjeros; pero el trabajo será ejecutado bajo la supervisión de Cristo, así como el templo de Salomón fue construido según las instrucciones de David:

«Extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te castigué, mas en mi buena voluntad tendré de ti misericordia…Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, y a las pisadas de tus pies se encorvarán todos los que te escarnecían, y te llamarán ciudad de Jehová, Sion del Santo de Israel. En vez de estar abandonada y aborrecida, tanto que nadie pasaba por ti, haré que seas una gloria eterna, el gozo de todos los siglos.» (Isaías 60:10,14,15)

«Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones. Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores.» (Isaías 61:4,5)

«Así dijo Jehová el Señor: He aquí, yo tenderé mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi bandera; y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros. Reyes serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas; con el rostro inclinado a tierra te adorarán, y lamerán el polvo de tus pies; y conocerás que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que esperan en mí.» (Isaías 49:22,23)

Será el honor particular de Jesús traer a todas las naciones a adorar delante de Dios: y esto lo hará en virtud del pacto hecho con David.

Poco queda por decir para ilustrar las restantes provisiones del pacto. Que Dios establecerá el trono de su reino para siempre, en las manos de Jesús, y bajo el control de éste dará a Israel la segura morada de la cual nunca será removido, ya se ha hecho evidente en estudios anteriores. Estas dos conclusiones están entre las doctrinas más copiosamente respaldadas en la palabra de Dios. A la luz de ellas toda la profecía es inteligible. Sin ellas, el Antiguo Testamento es lo que los tradicionalistas prácticamente encuentran: una visión oscura y una letra muerta.

La apostasía es la responsable de esto. Mezclando dogmas paganos con las doctrinas de la revelación, ha tenido éxito en mistificar los oráculos de Dios hasta volverlos incomprensibles para la mayoría de la gente. Ha puesto un grueso velo sobre sus ojos. Ha complicado el estudio la Biblia, exponiéndola al ridículo y el desprecio de muchos, quienes con un mejor entendimiento se inclinarían delante de la sublimidad y esplendor del plan que revela la redención de este bello planeta del mal que actualmente reina. Este resultado lamentable no puede ser remediado por ahora en un grado significativo. Ocasionalmente unos cuantos se rendirán ante el poder del juicio y del testimonio; pero la gran mayoría continuará esclavizada al poder del error apoyado por la mayoría.

Seducidos por el engaño de la sociedad, están sordos a la voz de la razón. Miran a su alrededor y ven una multitud caminando por las sendas convencionales de la religión popular; aunque considerados individualmente podrían estimar sus opiniones en su verdadero valor (el cual, en la mayoría de los casos, debido a la ignorancia prevaleciente, es nulo). Aun así el simple peso de las cifras da al sentimiento colectivo un poder al cual no pueden resistir; y se dejan arrastrar como esclavos atados al carro de un sistema de fe que no se sostendrá ni por un momento cuando sea juzgado en base a sus méritos propios. Cada hombre en la multitud ve al resto como una multitud, y abrumado por la multitud, se dobla ante la opinión colectiva, aunque sólo se trate de un mero prejuicio tradicional y no de una convicción basada en la evidencia. De este modo, cada hombre en las grandes comunidades religiosas es atrapado en la servidumbre por todo el resto, y esta esclavitud es reforzada por medio de la influencia de la iglesia, capilla, colegio, sacristía, escuela, ferias de caridad, retiros, reuniones sociales, intereses privados, y toda la maquinaria en general del sistema.

Nada podrá romper esta esclavitud intelectual, sino la vara de hierro del Hijo de David. Cuando él venga, investido en su sola persona con la autoridad actualmente ejercida por todos los reyes y parlamentos del mundo; cuando él retire, con mano inmisericorde, los intereses creados que obstruyen el paso del progreso general; cuando reduzca a polvo la tela corrompida de la superstición respetable; cuando destruya las instituciones ante las cuales las multitudes insensatas se arrodillan y adoran por la sola influencia de la tradición humana; cuando promulgue ante el mundo entero los decretos de un absolutismo divino y omnipotente; cuando establezca un sistema de adoración para el cual demandará conformidad so pena de muerte; cuando exija que la lealtad de cada alma sea ofrecida personalmente en Jerusalén, la ciudad del gran rey; cuando venga a barrer de la faz de la tierra la enmarañada red de las instituciones existentes que fomentan la ignorancia, el vicio y la miseria, mientras pretenden estar basadas en la justicia, la religión y la moralidad, administrando con igualdad los poderosos y rápidos premios de una justicia inequívoca; cuando efectivamente haga pedazos toda la estructura de la sociedad humana tal como ahora existe, y la sustituya por un nuevo orden de cosas, estableciendo el restaurado reino de David en la tierra de Palestina como su centro de operaciones. Entonces y sólo entonces, verá la humanidad su insensatez y «vendrán desde los extremos de la tierra y dirán: Ciertamente mentira poseyeron nuestros padres, vanidad, y no hay en ellos provecho» (Jeremías 16:19). Hasta entonces, no hay esperanza. «Juzgarás los pueblos con equidad, y pastorearás las naciones en la tierra» (Salmos 67:4). «En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre» (Zacarías 14:9).

Robert Roberts