¿QUÉ SE ENTIENDE POR RESTAURAR EL REINO DE DIOS? (Hechos 1:3,6; 3:19-21)

Foto: Casi desde el momento en que muere Franco, empieza la transición en España, con la proclamación de Juan Carlos I de Borbón como rey por deseo de Franco.

El diccionario de la Lengua Española define la palabra restauración, así.

(Del lat. restauratĭo, -ōnis).

1. f. Acción y efecto de restaurar.

2. f. En un país, restablecimiento del régimen político que existía y que había sido sustituido por otro.

3. f. Reposición en el trono de un rey destronado o del representante de una dinastía derrocada.

4. f. Período histórico que comienza con esta reposición

Nótese que el vocablo “Restauración” significa, entre otras cosas, la reposición en el trono de un rey destronado o del representante de una dinastía derrocada.

Pues bien, en Hechos 1:6, los discípulos le preguntan a Jesús, lo siguiente: «Señor, ¿RESTAURARÁS el reino a Israel en este tiempo?”. Aquí vemos que los discípulos le preguntaron a Jesús si la restauración del reino a Israel sería inminente o no, y Jesús les responde que sólo el tiempo exacto lo sabe Dios, el Padre (v.7).

Basándonos en las promesas bíblicas, y en la definición que nos brinda el Diccionario de la Lengua Española de la palabra ‘restauración’, creemos que debe acontecer en Israel la reposición del rey destronado o de un representante legal (p.e. un descendiente real del rey destronado). De modo que si esto mismo no ocurre en el futuro en Israel, se podrá seguir afirmando que aún no ha acontecido la reposición de un representante legal y real en el trono vacante.

Sabemos que Sedequías fue el último rey Judío que gobernó en Jerusalén, el cual fue depuesto por Nabucodonosor en 586 AC por su impiedad. Desde esa fecha el trono davídico en Israel  ha quedado vacante hasta el presente y sólo será restaurado hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y a él le será entregado el poder por orden del Altísimo. Sólo cuando ocurra ese evento glorioso, la restauración esperada habrá sido plenamente cristalizada o cumplida.

Así que el Reino de Dios es algo que deberá ser restaurado a Israel en algún momento en el futuro. Y cuando se habla de un reino restaurado, lo que se quiere decir es que ese reino existió en un lugar y pueblo definidos, que desapareció por la impiedad del último rey y su pueblo, y que debe volver a aparecer en el futuro exactamente en el mismo lugar y pueblo con un rey legítimo. Así pues, si el reino fue terrenal y político, entonces deberá ser restaurado como un reino terrenal y político, porque cualquier otra forma de presentación no sería igual al original, y por tanto, no podría hablarse de una verdadera restauración del reino original. Si restauro un jarrón resquebrajado de barro y de color negro, y termino presentando un jarrón de cristal amarillo trasparente, ¿podríamos decir que dicho jarrón ha sido restaurado fielmente? Si cualquier cosa restaurada no se parece al original, entonces no se ha hecho una verdadera restauración de esa cosa. Eso es obvio para cualquiera con dos dedos de frente. Pero esto es precisamente lo que muchos teólogos cristianos han hecho  con el reino original. Sencillamente lo han cambiado por otro que no tiene las mismas características que el original. Ahora el reino es presentado en las iglesias como uno que es por naturaleza espiritual y celestial, y no teocrático y terreno como lo fue originalmente. Ahora los más de los cristianos creen que Cristo reina y reinará desde los cielos, o que Jesús gobierna en el corazón de los creyentes. Otros creen que el reino es la iglesia misma que reina en el mundo y ejerce su poder y autoridad sobre los pueblos a través de sus “ungidos”. Pero toda esta gama de creencias no se parecen en nada al reino original.

Por Apologista

LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Texto Guía: Hechos 3:19-21     

Propósito del Regreso de Jesús a la Tierra:

Pocos cristianos saben que Jesucristo volverá nuevamente a este mundo en persona y visiblemente; y los que no lo saben  creen, más bien, que “partirán” al cielo cuando mueran para encontrarse con Jesús. En nuestro estudio «La Segunda Venida de Cristo«, el cual puede ser suyo si nos lo solicita, explicamos claramente que Cristo volverá a este mundo pronto.

Lucas, el evangelista, también escribió el libro de los Hechos de los Apóstoles. En el capítulo 3 él explica para qué volverá Jesús al mundo nuevamente. Dice: «A quien (Jesucristo) de cierto es necesario que el cielo reciba HASTA LOS TIEMPOS DE LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.» (Verso 21). Sí, Jesucristo, o Jesús, el Cristo (o:«El Ungido»), volverá a este mundo para RESTAURAR TODAS LAS COSAS de que hablaron los profetas del Antiguo Testamento. Esta impresionante revelación dada por Lucas, NO es enseñada por la Iglesia Católica, y algunas iglesias protestantes amilenialistas (a:sin, Millennium: milenio). Lo cierto es que Jesús no viene a llevarnos al cielo como creen muchos, sino más bien para quedarse en la tierra a fin de restaurar todo lo resquebrajado por el pecado de los hombres. Para mayores detalles sobre este punto, solicite el artículo «Las Buenas Noticias de Jesucristo», El Reino del Mesías, El Reino de Dios: ¿Sabe Ud. qué es?. Son gratis.

Según el prestigioso Diccionario Nuevo Pequeño Larousse, la palabra «restauración» quiere decir: «reparación«, «restablecimiento«, «nueva existencia que se le da a una institución«, y lo más importante, RESTABLECIMIENTO EN EL TRONO DE UNA DINASTÍA CAÍDA.» Esta última definición del diccionario mencionado, nos interesa mucho, pues tiene relación con nuestro estudio, y con las promesas bíblicas. Ya es hora que usted descubra la verdad de lo que Jesús va a restaurar en esta tierra, en ocasión de su Segunda Venida en gloria desde los cielos. Definitivamente restaurar no es destruir, de modo que Cristo no viene a destruir el planeta tierra, sino sólo a los pecadores incorregibles que no lo esperan volver en gloria para salvarlos (Salmo 37:9,10,17,20,22,28,29,34,38,40).

El Restablecimiento de la Dinastía Davídica Caída

La Palabra restauración de Hechos 3:21 tiene que ver con el restablecimiento en su trono de un rey derrocado o el restablecimiento de una monarquía suspendida en su trono real. En este caso, la dinastía del rey hebreo, David. El profeta Amós habló de esta futura restauración, diciendo: «En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David» (9:11)

He aquí una impresionante verdad revelada desde los cielos, y esa es que al volver Jesús al mundo, levantará o restaurará el trono caído de David, el cual fue suspendido por Dios allá por el año 586 a.C. Recordemos que el rey babilónico Nabuconodosor invadió Jerusalén y depuso al rey hebreo de turno Sedequías, matando a sus hijos y desterrando al pueblo a Babilonia. Desde esa fecha, el trono de David, en la persona de su sucesor, Sedequías, se suspendió hasta el día de hoy. Ya van aproximadamente 2,500 años que Israel no tiene un rey Hebreo, ni una monarquía establecida como la de David. Pero esto ya estaba profetizado por Oseas, cuando dijo: «Porque por muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio…» (3:4). Sí, POR MUCHOS DÍAS (no, «eternamente«), los hebreos estarían sin una monarquía, y consecuentemente, sin ningún rey que los gobierne. Pero nuevamente Dios promete: “No faltará a David un renuevo de justicia…» (Jeremías 33:15,16). Esta promesa significaba que vendría un descendiente de David que tomaría su trono y corona en un futuro. Dios tenía en mente restaurar aquel reino que Él mismo había establecido con David y sus hijos (2 Crónicas 13:5,8). Definitivamente el reino Davídico era el reino de Dios. Dios había escogido a David para que lo representara ante el pueblo y los rigiera con autoridad celestial. Ahora Dios se propone restaurarlo nuevamente con un rey fiel y perfecto que desciende del rey David.

El Hombre que tiene Derecho al Trono y Reino de David

El profeta Ezequiel escribió concerniente a la caída del reino davídico con estas palabras enfáticas: «Y tú, profano e impío príncipe de Israel (Sedequías), cuyo día ha llegado ya, el tiempo de la consumación de la maldad (586 a.C), así ha dicho Jehová el Señor: Depón la tiara, quita la corona; esto no será más así; sea exaltado lo bajo, y humillado lo alto. A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, HASTA QUE VENGA AQUEL CUYO ES EL DERECHO, Y YO SE LO ENTREGARÉ.» (21:25-27). Notemos nuevamente que si bien el reino Davídico fue depuesto, no obstante vendrá un descendiente de David que tendrá el derecho de tomar su tiara, su corona, y su trono nuevamente. Y obsérvese que es Dios mismo quien se lo va a entregar y no algún hombre mortal.

Según el Evangelista Mateo, Jesucristo es el hijo de Abraham e hijo de David (Mateo 1:1). Esto significa que Jesús es el descendiente, según la carne, del rey David. Es claro que Jesucristo es de «sangre azul«, un «hombre noble«, «un Príncipe«, y finalmente, «un Rey«—¡El Rey! Recordemos que Jesús había aceptado su origen real a Pilato, cuando fue acusado por sedición. Sus palabras fueron claras y directas: «…Tú dices que yo soy rey. YO PARA ESTO HE NACIDO…» (Juan 18:37). Pero por otro lado Jesús dijo en otra ocasión que su reino no era de este mundo o era maligna (verso 36). Entonces Jesús no pretendió restaurar el reino en ese momento, sino que lo haría en otra ocasión, para su segunda venida. Su segunda venida acabaría con el presente mundo malo regido por las fuerzas diabólicas cósmicas.

El apóstol Pedro creía que un varón de Dios, descendiente del rey David, regiría  al mundo desde su trono en Israel. Sus palabras son como siguen: «Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de SU DESCENDENCIA, EN CUANTO A LA CARNE, LEVANTARÍA AL CRISTO PARA QUE SE SENTASE EN SU TRONO (Hechos 2:29,30). Nótese que acá la palabra “Cristo” no es un nombre, sino un título que denota “el ungido (escogido) de Dios” el cual va a ser el futuro rey de Israel. 

Y en la anunciación, el evangelista Lucas registra lo que le dijo el ángel Gabriel a María: «Este (Jesús) será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» (Lucas 1:32,33).   

Los Hebreos Regresarán a Israel

Si Jesús reconquistará el depuesto reino de su ancestro David, ello quiere decir que él reinará en Jerusalén, pues esa ciudad fue la capital del reino de David. Jesús afirmó que Jerusalén sigue siendo la ciudad del «gran Rey» ( Léalo en Mateo 5:33-35). También inferimos que Jerusalén estará habitada por los hebreos, pues la profecía dice que Jesús reinará en la casa de Jacob o Israel. Por eso los israelitas estarán reunidos en su tierra para cuando Cristo, su rey, regrese. El profeta Ezequiel pudo escribir con certeza: «Y yo (Jehová) os tomaré de todas las naciones, y los recogeré de todas las tierras, y os traeré A VUESTRO PAÍS (Ezequiel 36:24). Y el profeta Oseas añade lo siguiente: «Después volverán los hijos de Israel y buscarán a Jehová y a David su rey, y temerán a Jehová y a su bondad EN EL FIN DE LOS DÍAS« (3:5).

Muchas personas no entienden el significado del regreso de los hebreos desde muchas naciones a su prístina tierra prometida después de 2,500 años de destierro. Desde Mayo de 1948 d.C ya existe nuevamente el «joven» estado de Israel en su antiguo territorio. Poco a poco la nación judía se va asentando con nuevos inmigrantes hebreos, pese a sus problemas políticos internos y externos. Pero lo importante de esto es que, en el final de los días, los judíos o hebreos regresarán a su tierra desde muchos países (E.U, Rusia, Etiopía, Alemania, Polonia, Argentina, etc) para luego buscar a Dios y a su rey davídico, Jesucristo.

Para ese entonces se cumplirán los dichos de los profetas: «He aquí vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo (=hijo) justo, y reinará como rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.» (Jeremías 23:5). «He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio…y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre.» (Isaías 32:1,17). «Y dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones…» (Apocalipsis 12:5). «…habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Jehová.» (2 Samuel 32:3). «Y los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.» (Apocalipsis 11:15). «Y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa (Israel), ha dicho Jehová de los ejércitos…y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.» (Joel 2:26,27).

El apóstol Pablo nos confirma que Israel como nación finalmente será restaurada en una posición privilegiada para la bendición del mundo entero. Si el rechazo temporal de los hebreos significa la bendición de los no hebreos, ¡cuánta más bendición significará para los no hebreos la restauración de los hebreos! La restauración del país, y del reino, significará la máxima bendición de todos los pueblos de la tierra. Dice Pablo: «Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión (pecado) vino la salvación de los gentiles (no judíos), para provocarles a celos. Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración?» (Romanos 11:11,12). Sin embargo, y pese a las claras promesas de bendición de parte de Dios para los hebreos, los católicos siempre han sostenido que los hebreos han perdido los favores de Dios, por haber “crucificado” a Jesús. ¡Cuán errados están! ¡La Biblia los desmiente fácilmente!

¿Cuándo Será Restaurado el Reino o Gobierno de Dios?

La pregunta que se nos viene al pensamiento es: ¿Cuándo se restablecerá el reino de Dios? Pues esa fue la misma pregunta que los apóstoles le hicieron a Jesús hace dos milenios: «…Señor, ¿restaurarás el reino (davídico) a Israel en este tiempo (año 27 d.C)? (Hechos 1:6). En el verso siguiente (7) Jesús les dice que la fecha sólo la sabe Dios. Y en otra ocasión Jesús les dice a sus discípulos que sólo su Padre sabe cuando será «el fin del mundo o Edad Maligna» ( Para mayor información sobre el significado de este tema, solicite el artículo gratuito «El Fin del mundo» a la dirección que aparece al final del presente estudio). 

La Iglesia de Dios heredará el Reino Davídico

La Iglesia está llamada a tener un papel protagónico en la restauración del reino davídico en la tierra. Según las Escrituras, los cristianos están llamados a ser co-gobernantes con Cristo en su reino de mil años. En las Escrituras Inspiradas hallamos las siguientes promesas que las iglesias han olvidado. «Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria…Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.» (Mateo 25:31,34).

En el libro de Apocalipsis 2:26 leemos: «Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones.» Y en el 3:21 leemos: «Al que venciere, le haré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono

En Lucas 19:12 Jesús les dice a sus discípulos: «No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino (davídico)». Y en Lucas 13:28 .«Allí será el llanto y crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.» «Yo, pues, os asigno un reino (el de David), como mi Padre me lo asignó a mí.» (Lucas 22:29).

Y también Jesús pronuncia la Parábola de la Diez Minas para enseñar a sus discípulos que tendrán parte en su gobernación mundial, obteniendo el control de ciudades importantes. «Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades.» (Lucas 19:17).

Como vemos, el Señor exige que seamos fieles a su causa para tener derecho a participar en su gobernación mundial. El apóstol Pedro dirá por su parte: «Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.« (2 Pedro 1:10,11).

Y a los creyentes pobres, Santiago les dice: «Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?» (2:5).

Y Jesús dice también: «…Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.» (Lucas 6:20). «Mas buscad el reino de Dios, y estas cosas os serán añadidas.» (Lucas 12:31). Y también Jesús se dirige a los ricos diciendo: «…¡Cuán difícilmente entrarán al reino de Dios los que tienen riquezas!» (Lucas 18:24).

Y en otra ocasión Jesús se vio forzado a decir: «…Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.» (Lucas 9:62). Aquí Jesús está poniendo como condición el perseverar en la fe para ganar el reino davídico. Y Pablo, por su parte, dice: «…Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.» (Hechos 14:22).

A los efesios Pablo les dice: «Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.» (Efesios 5:5). Y el ladrón de la cruz le pide a Jesús: «Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.» (Lucas 23:42).

Al Fariseo Nicodemo, Jesús le dice: «…de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios…de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.» (Juan 3:3,5). Y también dijo el Señor: «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.» (Mateo 7:21).

Como vemos, el reino de Cristo está en todas partes de la Biblia. Es la esperanza central de la Iglesia. De hecho, los teólogos están unánimemente de acuerdo que este es el tema central de las Escrituras. Jesús habló de él desde el mismo inicio de su ministerio (Marcos 1:1,14,15) hasta en el final de él (Hechos 1:3,6,7).

Es un hecho indiscutible que Jesús vino para proclamar el establecimiento del reino. En Lucas 4:43, él había revelado a sus propios seguidores la razón por la cual su Padre le había enviado al mundo hace dos milenios. Él les dijo:

«…es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; PORQUE PARA ESTO HE SIDO ENVIADO Sí, la misión de Jesús fue la de proclamar su gobierno mundial, desde el trono del reino de David. Él vino para anunciarlo y confirmarlo. Así lo expresó Pablo cuando dijo: «Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, PARA CONFIRMAR LAS PROMESAS HECHAS A LOS PADRES.» (Romanos 15:8).

Es claro que Cristo NO vino a cambiar las promesas de Dios escritas por los profetas del Antiguo Testamento. Y aunque muchos cristianos contemporáneos pretendan decirnos que Dios tiene otro programa para sus escogidos, lo cierto es que Dios no cambia (Malaquías 3:6); y sus promesas antiguas se cumplirán tarde o temprano.

Mientras que esperamos el cumplimiento de sus promesas, la iglesia deberá estar pidiendo y buscando el reino o gobierno mundial de Jesucristo en esta tierra. Jesús mandó a que pidiéramos lo siguiente: «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra…Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia...» (Mateo 6:10,33).

HECHOS 3:21 Y LA RESTITUCIÓN (RESTAURACIÓN) DE TODAS LAS COSAS

 

¡La aurora de un nuevo amanecer! 

Dice Hechos 3:21 “…a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo”.

Ahora nosotros podemos preguntar,  ¿Qué “restitución” es esa que los santos profetas de Dios han estado profetizando todos aquellos años transcurridos del AT?”

Como declara Hechos 3:21, este anuncio comenzó “desde que el mundo (edad) comenzó”. ¿Qué más podría ser aparte del restablecimiento de la autoridad de Dios sobre el hombre, y en el particular Israel, que se hace posible a través de la implementación del “nuevo pacto” de Jeremías 31.

La palabra griega traducida, “restitución” (apokatastasis) conlleva una referencia para el restablecimiento de la Teocracia verdadera y original. No hay implicación de un universo “restaurado”. La “restitución de todas las cosas” no se trata del universo, sino del dominio de Dios sobre el hombre dentro del universo.

“todas las Cosas” como es usada en estos y muchos (no todos) versos del Nuevo Testamento son simplemente una referencia para la totalidad del gobierno, autoridad, y aun gobernantes, supeditándose a una autoridad como el Padre ha concedido para su hijo primogénito en la “ edad ” por venir y en Su Reino, el Reino de Dios.

Debajo hay un listado de los versículos que hablan de “todas las cosas”

Mt 11:27  Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.

Mt 17:11  Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas.

Juan 3:35  El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano.

Juan 13:3  sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba.

1Cor. 8:6  para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.

1 Cor. 15:27  Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas.

1 Cor. 15:28  Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.

2 Cor. 5:17   De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas las cosas son hechas nuevas.

 Efe 1:10  de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.

Efe 1:11  En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad.

Efe 1:22  y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia.

Efe 3:9  y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas.

Fil. 3:21  el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.

Col 1:16  Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

Col 1:17  Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.

Col 1:18  y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia,  él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todas las cosas tenga la preeminencia.

Col 1:20  y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

Heb 1:2  en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, y por quien asimismo hizo el universo;

Heb 1:3  el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,

Heb 2:8  Todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas.

Heb 2:10  Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.

1Ped 4:7  Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.

Apo. 21:5  Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.

Apo. 21:7  El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.

 

6 COSAS QUE SATANÁS NO QUIERE QUE USTED CONOZCA DE ÉL

TRADUCCIÓN AUTOMÁTICA, CON LIGEROS ERRORCILLOS

A Satanás en la Biblia es llamado por muchos nombres diferentes títulos y descripciones. Cada uno que nos ha dado Dios revela a Satanás en formas diferentes a nosotros. En Apocalipsis 12 Satanás es llamado el gran dragón escarlata, que fue la antigua serpiente en el Génesis. Satanás también se le llama el engañador y el padre de la mentira por parte de Dios. Si usted wold gustaría ver una lista más completa de estos nombres, títulos, descripciones y símbolos de Satanás, usted puede ir allí y leer primero. Satanás ha tenido una agenda explícita el mal en el lugar desde que engañó a Eva e hizo a Adán a pecar. Satanás ha puesto en marcha un plan basado en los conceptos erróneos y malversación que se desvía de su attntion lejos de que usted lo sepa la verdad. Hay una serie de cosas que Satanás no quiere que usted sepa acerca de él y lo voy a decir algunos de ellos en estos momentos se encuentra en la Biblia.

1. Satanás no quiere que usted sepa que existe

Ahora sé como un cristiano que Satanás existe, pero hubo un tiempo en que yo no lo creía. Mucha gente está en el mismo barco. Las personas suelen ser muy ajeno a las cosas espirituales, porque se consumen con las cosas naturales, como drogas, alcohol, sexo, dinero, poder, fama, deportes, comida, música, etc No sólo las personas que no saben que Satanás y los demonios existen, no saben que ellos mismos son un ser espiritual viviendo en un cuerpo. Oh, seguro que hay una fascinación por lo sobrenatural, en la televisión y en películas y juegos. Pero en general se apagó como una distracción a la verdad. Satanás promueve programas de este tipo de actividad y para tener acceso a las mentes de las personas para engañarlos más.

2. Satanás no quiere que usted sepa cómo opera

Hace poco me escribió una lección de la Biblia sobre el tema ¿Hubo alguna vez una serpiente física Hablando en el Jardín del Edén que engañó a Eva. Si usted lee que usted sabe que no lo había. Es ilegal que a Satanás tentar a la gente sobrenatural y que no es la forma en que generalmente opera. Programas de televisión y películas que promuevan la actividad sobrenatural son una distracción pura de cómo Satanás viene a ti y opera. Satanás se vale, los pensamientos, ideas y sugerencias para influir y controlar su comportamiento. Si usted ha estado teniendo pensamientos e ideas sobre el suicidio que están inspirada por los demonios. La fuente de los malos pensamientos y las ideas son de Satanás.

Probablemente deberíamos diferenciar entre cristianos y no cristianos. Satanás no puede poseer un cristiano, porque Dios mora en su espíritu. No hay espacio para los dos de ellos en ese país. Pero Satanás todavía puede atacar a un cristiano física y mentalmente. Para un no creyente, que pueden ser poseídos por espíritus malignos, como muchos que nos han contado en la Biblia (Marcos 5:9). Por lo tanto, es importante conocer la diferencia entre ellos y, entonces, comprender cómo Satanás opera normalmente dentro de las leyes espirituales del mundo. Yo sé que hay excepciones claras que he escuchado de testimonios de la gente, pero ahora sólo estoy hablando de lo que sé en la Biblia.

3. Satanás no puede estar en todas partes

En el Antiguo Testamento tenemos un libro muy mal comprendida de la Biblia, El Libro de Job. No voy a tratar de entrar en este libro, pero me limitaré a extraer información valiosa que podemos aprender de ella. En esta historia, Satanás se dice que comparecer ante Dios en el cielo. Dios pide a Satanás, ¿dónde has estado? Respuesta de Satanás se va de aquí para allá por toda la tierra y de andar arriba y abajo en ella (Job 1:7). Desde que la declaración de que podemos aprender mucho. Número uno, es que Satanás no está en la tierra cuando dijo esto. Número dos, Satanás no está en todas partes al mismo tiempo. Si tiene que viajar de un lugar a otro, sólo puede estar en un lugar en un momento. Eso es interesante ¿no?

En el Nuevo Testamento tenemos una información muy similar en el siguiente verso:

1 Pedro 5:8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;

Usted puede ver la misma información básica que se nos da en este versículo. Satanás está al acecho alrededor de la Tierra buscando a alguien que le puede atacar. Las implicaciones son que no puede atacar a todo el mundo. También se ve que él tiene que caminar de un lugar a otro. Podemos concluir de estos dos versículos que Satanás no está en todas partes a la vez. Por lo tanto Satanás no es omnipresente como Dios es. Ahora, habiendo dicho todo eso, no sabemos cuántos demonios que Satanás tiene bajo su control. Apocalipsis 12:4 nos dice que 1/3 de los ángeles cayeron con él. Pero, no sabemos cuántos ángeles total hubo que empezar. De la información se encuentra en Hebreos parece que hay un montón de ellos y llama su innumerable cantidad. También hay una historia en los evangelios donde Jesús echa fuera una legión de demonios de un solo hombre. Esto nos muestra que un hombre puede tener cientos de espíritus en él a la vez.

4. Satanás no quiere que usted sepa  que le queda poco tiempo

Apocalipsis 12:12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que estáis dsell en ellos, ¡Ay de los habitantes de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.

Este versículo nos dice que Satanás está muy enojado con algo o alguien. ¿Por qué? Porque él sabe que su tiempo es muy corto. Satanás es consciente de una hora de finalización. Usted hizo darse cuenta de que, ¿no? Muchas personas en el mundo se olvidan de que el final está cerca. Ellos piensan que todo lo que ha sucedido de la misma manera desde el principio y todo continuará igual en el así para siempre (2 Pedro 3:4). Satanás y los demonios son conscientes de que el tiempo es corto.

Mateo 8:29 Y he aquí, se pusieron a gritar diciendo: ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús, Hijo de Dios? están Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?
Estas son las palabras de los demonios que poseían a un hombre en el que Jesús iba. Estos demonios exclamó exactamente quién era Jesús. ¿Por qué se cuestiona la derecha de Jesús a estar allí? Entonces le preguntan has venido a atormentarnos antes de tiempo. ¿A qué hora están hablando? Es sorprendente que estos seres espirituales son conscientes de que viene un momento de tormento. Todo esto ocurre aún hoy en día, los hombres caminan sobre la menor idea de los tiempos y las sazones, mientras que Satanás y sus fuerzas saben que están casi listos.

5. Satanás no quiere que usted sepa que fue derrotado

Colosenses 2:15 Y despojando a los principados y potestades que hizo un show de ellos públicamente, triunfando sobre ellos en el mismo.

Podemos ver que Satanás fue derrotado por lo que hizo Jesús en la cruz. La sangre de Jesús no sólo perdonó nuestros pecados, que causó la derrota de Satanás. El término mal estado es un término militar, cuando un ejército tomaría una ciudad, que tomaría la riqueza del enemigo y dejarlos sin nada de valor. Gengis Kan, Alejandro Magno, Napoleón, Hitler, etc, podemos seguir y seguir, pero el ejército conquistador siempre a pie, con la riqueza de aquellos que fueron conquistados. Aquí es un verso de la escritura informativa, que también nos ayuda a ver lo que Jesús hizo:

1 Corintios 2:8 que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de la gloria.

Usted ve en este versículo podemos ver claramente que Satanás tiene ahora un problema importante. Algo que hizo Jesús, la causa de su estado para cambiar. Algo que Jesús se lo condenó y determinó su destino. Sólo hemos visto una fracción de las cosas que hizo Jesús en la cruz. Este es otro ejemplo del hecho de que hay muchas cosas que no tienen la historia completa en el momento. Podemos hacer una suposición amplio, basado en este versículo de la muerte de Jesucristo, sellada el futuro de Satanás.

¿Por qué si Satanás fue derrotado, no fue él acaba de lanzar en el hoyo y ese fue el final de la misma? Es una pregunta interesante, más que nunca han tratado de responder. Satanás tiene derecho a estar aquí tanto tiempo como Adán tiene derecho a estar aquí. El mundo se le dio a Adán, Adán le dio a Satanás. Por lo tanto, en efecto, ver a un sub-contrato de arrendamiento se estableció. Mientras contrato de arrendamiento de Adán o periodo de tiempo es válida, el período de tiempo de Satanás es válido. Sabemos que este momento es muy corta duración. Si usted ha estado leyendo mi blog, podemos ver que el período de tiempo de la historia humana como fue profetizado por Génesis 1 es de aproximadamente 6000 años. Podemos calcular que estamos muy, muy cerca del final de ese período de tiempo en estos momentos.

6. Satanás no quiere que usted sepa que tiene autoridad sobre él

¿Te diste cuenta de que antes he citado una escritura que dijo que Satanás estaba pasando alrededor buscando a los que podía devorar. Al parecer, no puede entrar en tu casa y todo lo que a menos que usted lo dejó o permitir que él haga algo para que esto suceda. Si se pudiera saber lo que abre la puerta para que el enemigo venga, yo apuesto a que lo detenga. Yo no creo que tenga una respuesta completa a esa pregunta, pero he visto al menos una parte de la respuesta. Sabemos que el pecado, permite el acceso a Satanás en nuestras vidas. Luego, en Oseas 4:6 nos dice que el pueblo de Dios es destruido por una falta de conocimiento. Así pues, en efecto, podemos ver que la ignorancia o no saber las cosas correctas, puede permitir el acceso a Satanás en nuestras vidas. ¿Qué más se abre la puerta al enemigo? Yo creo que no saber que se le ha dado autoridad sobre Satanás le permitirá entrar y tratar de trabajar su obra. Esto es lo que Jesús nos dijo:

Lucas 10:19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada por todos los medios hacer daño.

Si usted no entiende el simbolismo bíblico que de inmediato se tiene la idea de que usted debería ser capaz de caminar en una víbora y no se muerde. Pero eso no es lo que Jesús está hablando. Él está hablando de la «serpiente» que engañó a Eva y que era Satanás. Scorpions se refieren a los espíritus demoníacos o el mal. La comprensión de estas referencias simbólicas son esenciales para entender la Biblia correctamente. No todo en la Biblia es literal. Este versículo nos dice que Jesús nos dio el poder sobre estas fuerzas espirituales. Esta palabra «poder» en realidad significa «autoridad» o «jurisdicción» sobre estos poderes. El término traducido como «poder» de que el enemigo es una palabra totalmente diferente, que significa «habilidad milagrosa». Se aprende de este versículo que Satanás todavía tiene capacidad de hacer algunas cosas asombrosas en la tierra, pero Jesús dijo: Yo te daré autoridad sobre lo que puede hacer para usted. Puede que no seas capaz de detener lo que hace a su vecino, pero usted puede dejar de hacer lo que le hace a usted y su familia. Esta autoridad espiritual debe ser ejercido por usted en o antes del ataque se lleva a cabo. ¿Cómo se hace eso? Tal vez voy a entrar en eso en otra lección. Gracias por tomarse el tiempo para leer acerca de la Biblia y nuestro enemigo Satanás. Comparta este conocimiento espiritual con el poeple que sabe y seguir caminando en su nuevo conocimiento de Dios.

http://agapegeek.com/2009/11/01/six-things-satan-doesnt-want-you-to-know-about-himself/?blogsub=confirmed#blog_subscription-3

15 COSAS QUE LOS MISIONEROS MORMONES NO ESTÁN DISPUESTOS A DECIRTE

Joseph «Don Juan» Smith

By Bill McKeever

Hoy día el número de misioneros de tiempo completo enviados por la iglesia mormona suman los decenas de miles. La mayoría son hombres jóvenes en su adolescencia tardía o en el inicio de los veinte anos, pero la iglesia mormona también tiene en sus filas mujeres jóvenes y personas jubiladas sirviendo como misioneros. Los misioneros mormones son fáciles de identificar por sus camisas blancas, su escarapela o insignia negra y sus bicicletas. En algunos lugares donde no es factible desplazarse en bicicleta, ellos caminan.

La página uno del manual de instrucción misionera, contiene la meta del misionero Mormón muy clara: «Su meta es ayudar a los investigadores (gente interesada en la iglesia Mormona) a convertirse por el Espíritu y ser bautizados dentro del reino de Dios (iglesia Mormona)» (Instrucciones para las Discusiones, 1986).

Utilizando una presentación sutil y semi-memorizada, los misioneros tratarán de convencerte que tu iglesia está equivocada. Mientras ellos intentan exponer las virtudes de su iglesia, hay muchos puntos que no estarán muy dispuestos a decirte.

Las siguientes citas se pueden encontrar en publicaciones mormonas auténticas. Invitamos a nuestros lectores a revisar nuestras fuentes para seguridad del contexto.

1. No estarán dispuestos a decirte que el Dios que ellos adoran no fue siempre Dios.

«Hemos imaginado y supuesto que Dios fue Dios desde toda la eternidad. Yo rechazaré esa idea, y quitaré el velo, para que usted pueda ver.» (Teachings of the Prophet Joseph Smith, pg.345).

2. No estarán dispuestos a decirte que ellos creen que Jesucristo es el espíritu hermano de Satanás.

«El nombramiento de Jesús para ser el salvador del mundo fue contestado por uno de los otros hijos de Dios. El fue llamado Lucifer, hijo de la mañana. Soberbio, ambicioso y codicioso de poder y gloria, este espíritu-hermano de Jesús desesperadamente trató de convertirse en el «Salvador de la humanidad.» (Milton R. Hunter, Gospel Through the Ages, pg. 15).

3. Ellos no estarán dispuestos a decirte que, de acuerdo al mormonismo, Jesucristo fue un polígamo.

«Descubro que algunos periódicos del oriente me representan como un gran blasfemo, porque dije en mi lectura sobre el matrimonio, en nuestra última conferencia, que Jesucristo se casó en Caná de Galilea, que Marta, María y otras fueron sus esposas, y que concibió hijos.» (Orson Hyde, Journal of Discourses 2:210)

«La gran razón de la explosión del sentimiento público para considerar anatemas a Cristo y sus discípulos, causando su crucifixión, estuvo evidentemente basado sobre la poligamia, de acuerdo al testimonio de los filósofos que se levantaron en aquella época. Una creencia en la doctrina de la pluralidad de esposas causó la persecución de Jesús y sus seguidores. Podríamos casi pensar que ellos fueron «Mormones» (Jedediah M. Grant, Journal of Discourses 1:346).

4. Ellos no estarán dispuestos a decirte que, por lo menos durante medio siglo, los líderes de la iglesia enseñaron que Adán fue realmente Dios y el único Dios con quien nosotros tenemos que ver.

«Escuchen ahora, oh habitantes de la tierra, Judíos y Gentiles, Santos y pecadores! Cuando nuestro padre Adán vino al jardín del Edén, el vino con un cuerpo celestial, y trajo a Eva, una de sus esposas, con él. Él ayudo a hacer y organizar este mundo. Él es Miguel, el Arcángel, el Anciano de Días! sobre quien los hombres santos han escrito y hablado– Él es nuestro Padre, y nuestro Dios, y el único Dios con quien tenemos que ver.» (Brigham Young, Journal of Discourses 1:50)

5. No estarán dispuestos a decirte que Brigham Young, quien manejó la oficina de la presidencia de la iglesia mormona por más tiempo que cualquier otro hombre, pensaba que los hombres deberían practicar la poligamia para convertirse en dioses.

«Los únicos hombres que se convierten en dioses, son aquellos quienes entran en la poligamia» (Journal of Discourses 11:269)

6. No estarán dispuestos a decirte que el Libro de Mormón carece de cualquier doctrina mormona. Muchas porciones de esta escritura mormona aún más contradicen la teología mormona.

7. No estarán dispuestos a decirte acerca de sus secretas ceremonias en el templo, las cuales, hasta Abril de 1990, describieron a los ministros cristianos como mercenarios de Satanás.

Tampoco te dirán sobre la ropa interior sagrada que ellos están usando la cual, ellos creen, actualmente los protege.

8. No estarán dispuestos a decirte que los líderes mormones han pensado que Jesús fue concebido por una relación sexual entre Dios y María.

«¿..cómo son concebidos los niños? Yo respondo como Jesucristo fue concebido por su padre. La diferencia entre Jesucristo y otros hombres es esta: Nuestros padres en la carne son hombres mortales, quienes están sujetos a morir: pero el padre de Jesucristo en la carne es el Dios de los cielos» (Joseph F. Smith, Family Home Evening Manual, 1972, pg.125)

«Cristo fue concebido por un padre inmortal en la misma manera que los hombres mortales son concebidos por padres mortales.» (Bruce McConkie, Mormon Doctrine, pg.547)

9. No estarán dispuestos a decirte que ellos creen que la Biblia ha sido corrompida a través de los siglos y no puede ser completamente confiable por sí misma.

«Yo creo en la Biblia que salió de las plumas de los escritores originales. Traductores ignorantes, transcriptores descuidados y sacerdotes intrigantes y corruptos han cometido muchos errores» (Teachings of the Prophet Joseph Smith, pg. 327).

«Pero a la Biblia le han robado su veracidad, muchos libros sagrados se han perdido, otros han sido rechazados por la Iglesia Romana, y los pocos que han quedado, fueron copiados y recopiados tantas veces, esto se ha admitido, que casi cada versículo ha sido corrompido y mutilado hasta el grado que cualquiera dos de ellos se leen igualmente.» (Orson Pratt, The Seer, pg.213)

10. No estarán dispuestos a decirte que el Libro de Mormón y la Doctrina de Contratos, los cuales ellos proclaman que ambos son sagrados y sin errores, se contradicen el uno al otro muchas veces.

Por ejemplo, en el Libro de Mormón, Dios llamó los actos de poligamia de David y Salmón como abominación, mientras que en la Doctrina y Contratos Él los justifica. Jacob 2:24 en el Libro de Mormón dice, «Mirad, David y Salmón ciertamente tuvieron muchas esposas y concubinas, las cuales cosas fueron abominables ante mi, dice el Señor. «Sección 132:1 en la Doctrina y Contratos, sin embargo, estblece:»Verdaderamente, así dice el Señor sobre ti mi siervo José, que en vista de que tú has inquirido de mi mano para conocer y entender donde Yo, el Señor, justifiqué mis siervos Abraham, Isaac y Jacob, también como Moisés, David y Salmón, mis siervos, en tomar los principios y las doctrinas de tener muchas esposas y concubinas.» 11.No estarán muy dispuestos a decirte que ellos usan términos con significado Mormón.

Por ejemplo, un Mormón podría estar de acuerdo contigo en que una persona debe nacer de nuevo. Para el mormón sin embargo, «nacer de nuevo» es un proceso el cual comienza con el bautismo en agua. Otro ejemplo son las palabras «salvación» y «exaltación», las cuales son sinónimas en la mente del cristiano. Sin embargo, la salvación general para mormón solamente significa la resurrección, la cual cada uno en el mundo recibirá al morir. Exaltación o salvación individual, es el premio ganado por los mormones al seguir las leyes de la iglesia mormona. «Vida eterna» para el mormón significa llegar a ser divino. Con respecto a la palabra «escrituras», el cristiano piensa en la Santa Biblia mientras que el mormón puede estar pensando no solamente en la Biblia sino en el Libro de Mormón, en Doctrina y Contratos y en Perla de Gran Precio también.

12. No están dispuestos a decirte que para ganar la entrada a la más alta forma del cielo mormón, el reino celestial, tu debes aceptar a José Smith, Jr. como profeta de Dios. La fe en Jesús solamente, según enseña el mormonismo te obligará a pasar la eternidad en una forma más baja de los cielos.

El décimo presidente LDS Joseph Fielding Smith estableció en su libro, Doctrines of Salvation, que «No hay salvación sin aceptar a José Smith.» (La palabra «salvación», usada en este contexto, debería realmente significar «exaltación», porque el apóstol Bruce R. McConkie, formador mormón estableció en su libro «Mormon Doctrine» que la salvación general es dada a cada uno, independientemente de su creencia. La salvación personal o la exaltación a la más alta forma del cielo mormón viene solamente por aceptar a José Smith como un profeta de Dios y por seguir las leyes de la iglesia de los LDS.)

13. No estarán dispuestos a decirte que deberías dar toda tu lealtad a su profeta en caso de que te hagas miembro de la iglesia mormona.

«El profeta y la presidencia–el profeta viviente y la primera presidencia– síguelos y serás bendecido, recházalos y sufres» (Ezra Taft Benson, 14 Fundamentals in Following the Prophets, Ogden Standard-Examiner, pg.2a, Feb.26, 1980).

«Ahora, cuanto pude haber obtenido en la forma de aprendizaje, por la investigación y el estudio con respecto a las artes y ciencias de los hombres– cualquier principio que pudiera haber embebido durante mis investigaciones científicas, si el profeta de Dios me dijera que cierto principio o teoría que yo hubiera aprendido no fuera cierta, no me importara lo que fueran mis propias ideas, yo debería considerar como mi obligación la sugerencia de mi líder, y abandonar ese principio o teoría» (Wilford Woodruff, Journal of Discourses 5:83)

14. No estarán dispuestos a decirte que su fundador José Smith, Jr. hizo muchas falsas profecías las cuales, de acuerdo a la Biblia, podrían clasificarlo como un falso profeta más que como un verdadero profeta de Dios.

Por ejemplo, en 1835 Smith declaró que el Señor vendría de nuevo a la tierra en solo 56 años. Podríamos concluir por esta «profecía» que Jesucristo vendría de nuevo a la tierra sobre, o antes de 1891, sin duda José Smith se equivocó.(Historia de la Iglesia 2:182). En 1832 José Smith declaró que habia tenido una revelación concerniente a la construcción de un templo en Independencia, Missouri. De acuerdo a la sección 84, versículos 4 y 5, de la Doctrina y Mandamientos, el estableció que «este templo será levantado en esta generación. Ciertamente esta generación no pasará hasta que una casa sea construida al Señor, y una nube reposara sobre esta…» Hasta el día de hoy el lugar consagrado por Smith no ha llegado a ser el sitio de un gran templo, pero en vez de eso está cubierto por un césped bien mantenido. De hecho, la iglesia mormona ni siquiera es dueño del terreno.

La Biblia nos advierte claramente de aquellos quienes declaran ser profetas de Dios cuando no lo son: «He aquí, dice el Señor, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y lisonjas, y yo no los envié ni les mandé, y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice el Señor» Jeremías 23:32

15. Ellos no te dirán que tú puedes experimentar el gozo de la salvación completa simplemente creyendo que Jesucristo pagó la deuda por tus pecados al morir en la cruz del Calvario.

Los mormones rechazan creer las palabras del apóstol Pablo cuando dijo, «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y no por vosotros mismos, sino que es un don de Dios, no por obras, para que ninguno se gloríe.» El apóstol mormón James Talmage se refirió a la justificación por la fe como un «doctrina perniciosa» (Articles of Faith, pg. 480,1977 ed.)

Mientras que Jesucristo compró nuestra salvación con su propia sangre y ofreció esa salvación como un don gratuito, el mormonismo insiste en insultar el carácter de Dios por decirlo a sus miembros que ellos deben comprar su exaltación con obras, templos de ordenanzas, bautismos y membresía en la iglesia. ¿Cuáles palabras debes tener más en cuenta: las palabras de Jesucristo o las palabras de los profetas del mormonismo? Cree en Cristo. El pagó la deuda por tus pecados, que tu no podías pagar.

Traducción al Español

Dra. Luris González

*Es de anotar que muchos misioneros, aunque sinceros, pueden ser honestamente ignorantes de muchas enseñanzas de la iglesia LDS encontradas en este panfleto.

Fuente: http://mrm.org/15-cosas

LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS

Por Asher Intrater

Creemos en el principio bíblico de la restauración. Dios hizo todo “muy bueno” (Génesis 1:31). Sin embargo, el pecado de Adán y la rebelión de Satanás causo tal destrucción. El plan de redención de Dios no solamente nos salva de la condenación, sino que también restaura el daño que causó.

Esa restauración es en primera instancia personal. Nuestro ser entero son redimidos. Sin embargo, la restauración de Dios es también general, e incluye todo en este mundo. La restauración personal es en gran parte entendida por el mundo cristiano, mientras que la restauración mundial es entendida por el mundo judío. El Nuevo Pacto incluye a los dos.

Una de las oraciones tradicionales judías, “Aleinu” (la cual nos incumbe a todos) concluye cada servicio, es repetida tres veces al dia, y hace petición – לתקן עולם במלכות שדי“Para restaurar al mundo en el reino de El Shaddai.” La palabra que se utiliza como “restaurar” es תיקון “Tikkun”. (Este es el nombre que tenemos como nuestro ministerio cooperativo con Dan Juster, Don Finto, David Rudolph, Eitan Shishkoff and Paul Wilbur.)

La restauración mundial (Tikkun) es central no solamente a nuestro ministerio, sino también a la visión mundial del reino de Dios. Hay cinco pasajes en el Nuevo Pacto que hablan específicamente con respecto a la restauración mundial.

  1. Mateo 17- La Iglesia
  2. Romanos 11- El Remanente Mesiánico.
  3. Mateo 19- La Creación.
  4. Hechos 1-  El reino de Israel.
  5. Hechos 3- Todas las cosas.

Mateo 17:11

Elías vendrá primero y restaurara todas las cosas.

Yeshua profetiza que alguien, en el espíritu y poder de Elías, vendrá “primero”-esto significa que vendra antes de que Yeshua regrese. La restauración de “Los Días de Elías” se cumplirá antes de la Segunda Venida. La frase, “todas las cosas” no puede ser entendida como todas las cosas en el mundo, porque esto sólo pasara después de que Yeshua regrese. Esta restauración es paralela a la profecía de que “la Novia se ha preparado” (Apocalipsis 19:7). Los elementos del reino de Dios serán restaurados dentro de la comunidad de fe antes que Yeshua regrese. Cuando El regrese, todo aquello que esta dentro del pueblo de Dios será revelado y dado a las naciones. Un tema central al ministerio profético en nuestra generación es la restauración de la verdadera Iglesia a medida que nos acercamos a la Segunda Venida.

Romanos 11:15

¿Que será su admisión, sino vida de entre los muertos?

Así mismo también habrá una restauración del remanente mesiánico de Israel. Esta restauración dual puede ser vista en Apocalipsis 7:4 y 9. Los elementos que serán restaurados son los que se encontraban en la comunidad de fe descrita en el libro de Hechos. Ahí es donde vemos amor sacrificial, las dádivas extravagantes, el evangelismo audaz, señales y prodigios y la unidad de los santos.

El remanente de Israel de los Últimos Tiempos será aun mas fuerte que la comunidad apostólica del primer siglo (Romanos 11:12). El avivamiento de los últimos tiempos será más grande que el avivamiento que ellos experimentaron (Hechos 2:17). El remanente mesiánico será un elemento clave hacia aquella vida de entre los muertos.

Mateo 19:28

“Cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, ustedes que me han seguido se sentaran también en doce tronos para gobernar a las doce tribus de Israel.”

A medida que la Iglesia internacional y el remanente de Israel vengan a la llenura (Romanos 11:15, 25), estos dos clamaran juntos a Yeshua por su venida (Mateo 23:39, Apocalipsis 22:20). En ese tiempo el reino de Dios será establecido en la tierra por mil años. Este Reino Milenario incluirá dos elementos claves.

El primero es la “regeneración”. La traducción al hebreo dice, “renovación de la creación”. En el griego original es paliggeniesiapali significa “de nuevo” y genesia significa “génesis” como la creación en el libro de Génesis. La creación será redimida (Romanos 8:19-22). Los cielos y la tierra serán renovados como fueron antes del diluvio de Noe (2 Pedro 3:3-5). La gente empezara a vivir mas años (Isaías 65:17-20).

El segundo elemento es un reino global con Jerusalén como su capital.

Hechos 1:6

“Es ahora cuando vas a restablecer el reino a Israel?”

Los apóstoles esperaban que Yeshua restaurara el reino Davídico inmediatamente después de su resurrección de entre los muertos. Sin embargo, El les dijo que primero necesitaban recibir al Espíritu Santo y predicar el mensaje a las naciones. Su reino debería ser internacional, no solo israelita; y espiritual, no sólo gubernamental. Esta es la renovación y la expansión del reino Davídico (Is. 2:2-4). El dominio antiguo será restaurado (Miqueas 4:8).

Yeshua se sentara en el trono de Jerusalén; los apóstoles se sentaran en los doce tronos gobernando las tribus de Israel. Aquellos que lo han “seguido” se sentarán en esos tronos para gobernar el resto de las naciones-cuando Yeshua regrese en gloria (Mat. 16:27; 19:28; 24:30; 24:46-47; 25:21; 25:31; 26:64).

Hechos 3:21

“Es necesario que el permanezca en el cielo hasta que llegue el tiempo de la restauración de todas las cosas, como Dios lo ha anunciado desde hace siglos por medio de sus santos profetas”

Eventualmente, Dios restaurará todas las cosas. No hay nada que no será restaurado. Esto incluye todo lo que se planeó en la creación; todo lo que se profetizó acerca de Israel y todo lo que se profetizó de la Iglesia. Esto incluyen todas las cosas en el cielo y en la tierra (Efesios 1:10). El compromiso de Dios en restaurar todas las cosas es la fuente de gran ánimo y esperanza para todos nosotros.


 

COSAS EN LA BIBLIA QUE SON PERSONIFICADAS

He aquí algunas cosas que son personificadas en la Biblia:

LA PALABRA DE DIOS

Hebreos 4:12: Porque la PALABRA de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

EL JORNAL DE LOS OBREROS

Santiago 5:4: He aquí, CLAMA el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.

LAS PIEDRAS

Habacuc 2:11: Porque la piedra CLAMARÁ desde el muro, y la tabla del enmaderado le responderá.

EL CORAZÓN

Lamentaciones 2:18: El corazón de ellos CLAMABA al Señor; Oh hija de Sion, echa lágrimas cual arroyo día y noche; No descanses, ni cesen las niñas de tus ojos.

LA SABIDURÍA Y LA INTELIGENCIA

Proverbios 8:1: ¿No CLAMA la sabiduría, y da su voz la inteligencia?

Proverbios 1:20: La sabiduría CLAMA en las calles, Alza su voz en las plazas.

EL TRUENO Y LA TEMPESTAD

Job 36:33: El trueno declara su indignación, Y la tempestad proclama su ira contra la iniquidad.

LA TIERRA Y LOS SURCOS

Job 31:38: Si mi tierra CLAMA contra mí, Y lloran todos sus surcos.

LAS PIEDRAS

Lucas 19:40: El, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las PIEDRAS clamarían.

LOS DÍAS Y LOS AÑOS

Job 32:7: Yo decía: Los días hablarán, Y la muchedumbre de años declarará sabiduría.

EL CORAZÓN

Génesis 45:26: Y le dieron las nuevas, diciendo: José vive aún; y él es señor en toda la tierra de Egipto. Y el CORAZÓN de Jacob se afligió, porque no los creía

Éxodo 35:26: Y todas las mujeres cuyo CORAZÓN las impulsó en sabiduría hilaron pelo de cabra.

LAS ESTRELLAS

 Jueces 5:20: Desde los cielos pelearon las ESTRELLAS; desde sus órbitas pelearon contra Sísara.

LOS MONTES, COLLADOS Y ÁRBOLES

Isaías 55:12: Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los COLLADOS levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso.

El ESPÍRITU SANTO

Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

www.detrinitatiserroribus.over-blog.es

 

HECHOS 3:21 Y LA RESTITUCIÓN (RESTAURACIÓN) DE TODAS LAS COSAS

¡La aurora de un nuevo amanecer!

Dice Hechos 3:21 “…a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo”.

Ahora nosotros podemos preguntar,  ¿Qué “restitución” es esa que los santos profetas de Dios han estado profetizando todos aquellos años transcurridos del AT?”

Como declara Hechos 3:21, este anuncio comenzó “desde que el mundo (edad) comenzó”. ¿Qué más podría ser aparte del restablecimiento de la autoridad de Dios sobre el hombre, y en el particular Israel, que se hace posible a través de la implementación del “nuevo pacto” de Jeremías 31.

La palabra griega traducida, “restitución” (apokatastasis) conlleva una referencia para el restablecimiento de la Teocracia verdadera y original. No hay implicación de un universo “restaurado”. La “restitución de todas las cosas” no se trata del universo, sino del dominio de Dios sobre el hombre dentro del universo.

“todas las Cosas” como es usada en estos y muchos (no todos) versos del Nuevo Testamento son simplemente una referencia para la totalidad del gobierno, autoridad, y aun gobernantes, supeditándose a una autoridad como el Padre ha concedido para su hijo primogénito en la “ edad ” por venir y en Su Reino, el Reino de Dios.

Debajo hay un listado de los versículos que hablan de “todas las cosas”

Mt 11:27  Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.

Mt 17:11  Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas.

Juan 3:35  El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano.

Juan 13:3  sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba.

1Cor. 8:6  para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.

1 Cor. 15:27  Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas.

1 Cor. 15:28  Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.

2 Cor. 5:17   De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas las cosas son hechas nuevas.

 Efe 1:10  de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.

Efe 1:11  En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad.

Efe 1:22  y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia.

Efe 3:9  y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas.

Fil. 3:21  el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.

Col 1:16  Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

Col 1:17  Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.

Col 1:18  y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia,  él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todas las cosas tenga la preeminencia.

Col 1:20  y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

Heb 1:2  en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, y por quien asimismo hizo el universo;

Heb 1:3  el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,

Heb 2:8  Todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas.

Heb 2:10  Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.

1Ped 4:7  Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración.

Apo. 21:5  Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.

Apo. 21:7  El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.

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SEIS COSAS ABORRECE JEHOVÁ, Y AUN SIETE ABOMINA SU ALMA

Esto dice la Palabra del Señor:

Proverbios 6:16-19

Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma:

1.- Los ojos altivos.

2.- la lengua mentirosa.

3.- Las manos derramadoras de sangre inocente.

4.- El corazón que maquina pensamientos inicuos.

5.- Los pies presurosos para correr al mal.

6.- El testigo falso que habla mentiras.

7.-Y el que siembra discordia entre hermanos.

Meditación:

¿En alguna de estas siete cosas estás en falta?

¿DESTRUCCIÓN O MÁS BIEN RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS?

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

 Texto Guía: Hechos 3:19-21       

Propósito del Regreso de Jesús a la Tierra: 

            Un buen número de  cristianos saben que Jesucristo volverá nuevamente a este mundo en persona y visiblemente para encontrarse con su iglesia, y los que no lo saben  creen que “partirán” al cielo cuando mueran para encontrarse con Jesús. 

            Lucas, el evangelista, también escribió el libro de los Hechos de los Apóstoles. En el capítulo 3 él explica para qué volverá Jesús al mundo en el futuro. Dice: «A quien (Jesucristo) de cierto es necesario que el cielo reciba HASTA LOS TIEMPOS DE LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.» (Verso 21). Sí, Jesucristo, o Jesús, el Cristo («El Ungido»), volverá a este mundo para RESTAURAR TODAS LAS COSAS de que hablaron los profetas del Antiguo Testamento. Esta impresionante revelación dada por Lucas, NO es enseñada por la Iglesia Católica, y algunas iglesias protestantes de la escuela amilenialista (a:sin, Millennium: milenio). Lo cierto es que Jesús no viene a llevarnos al cielo como creen muchos, sino, más bien, para quedarse en la tierra a fin de restaurar todo lo resquebrajado por el pecado de los hombres. 

            Según el prestigioso Diccionario Nuevo Pequeño Larousse, la palabra «restauración» quiere decir: «reparación», «restablecimiento», «nueva existencia que se le da a una institución», y lo más importante, RESTABLECIMIENTO EN EL TRONO DE UNA DINASTÍA CAÍDA.» Esta última definición del diccionario mencionado, nos interesa mucho, pues tiene relación con nuestro estudio, y con las promesas bíblicas. Ya es hora que usted descubra la verdad de lo que Jesús va a restaurar en esta tierra, en ocasión de su Segunda Venida en gloria desde los cielos. Definitivamente restaurar no es destruir, de modo que Cristo no viene a destruir el planeta tierra, sino sólo a los pecadores incorregibles que no lo esperan volver en gloria para salvarlos (Salmo 37:9,10,17,20,22,28,29,34,38,40).

El Restablecimiento de la Dinastía Davídica Caída

            La Palabra restauración de Hechos 3:21 tiene que ver con el restablecimiento en su trono de un rey derrocado o el restablecimiento de una monarquía suspendida en su trono real. En este caso, la dinastía del rey hebreo, David. El profeta Amós habló de esta futura restauración, diciendo: «En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David» ( Cap. 9)

            He aquí una impresionante verdad revelada desde los cielos, y esa es que al volver Jesús al mundo, levantará o restaurará el trono caído de David, el cual fue suspendido por Dios allá por el año 586 a.C. Recordemos que el rey babilónico Nabuconodosor invadió Jerusalén y depuso al rey hebreo de turno llamado Sedequías, matando a sus hijos y desterrando al pueblo a Babilonia. Desde esa fecha el trono de David en la persona de su sucesor, Sedequías, está vacante hasta el día de hoy. Ya van aproximadamente 2,500 años que Israel no tiene un rey Hebreo, ni una monarquía establecida como la de David. Pero esto ya estaba profetizado por Oseas, cuando dijo: «Porque por muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio…» (3:4). Sí, POR MUCHOS DÍAS (no, «eternamente»), los hebreos estarían sin una monarquía, y consecuentemente, sin ningún rey que los gobierne. Pero nuevamente Dios promete: “No faltará a David un renuevo de justicia…» (Jeremías 33:15,16). Esta promesa significaba que vendría un descendiente de David que tomaría su trono y corona en un futuro. Dios tenía en mente restaurar aquel reino que Él mismo había establecido con David y sus hijos (2 Crónicas 13:5,8). Definitivamente el reino Davídico era el reino de Dios. Dios había escogido a David para que lo representara ante el pueblo y los rigiera con autoridad celestial. Ahora Dios se propone restaurarlo nuevamente con un rey fiel y perfecto que desciende del rey David.

El Hombre que tiene Derecho al Trono y Reino de David

            El profeta Ezequiel escribió concerniente a la caída del reino davídico con estas palabras enfáticas: «Y tú, profano e impío príncipe de Israel (Sedequías), cuyo día ha llegado ya, el tiempo de la consumación de la maldad (586 a.C), así ha dicho Jehová el Señor: Depón la tiara, quita la corona; esto no será más así; sea exaltado lo bajo, y humillado lo alto. A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, HASTA QUE VENGA AQUEL CUYO ES EL DERECHO, Y YO SE LO ENTREGARÉ.» (21:25-27). Notemos nuevamente que si bien el reino Davídico fue depuesto, no obstante vendrá un descendiente de David que tendrá el derecho de tomar su tiara, su corona, y su trono nuevamente. Y obsérvese que es Dios mismo quien se lo va a entregar y no algún hombre mortal.

            Según el Evangelista Mateo, Jesucristo es el hijo de Abraham e hijo de David (Mateo 1:1). Esto significa que Jesús es el descendiente, según la carne, del rey David. Es claro que Jesucristo es de «sangre azul», un «hombre noble», «un Príncipe», y finalmente, «un Rey»—¡El Rey! Recordemos que Jesús había aceptado su origen real a Pilato, cuando fue acusado por sedición. Sus palabras fueron claras y directas: «…Tú dices que yo soy rey. YO PARA ESTO HE NACIDO…» (Juan 18:37). Pero por otro lado Jesús dijo en otra ocasión que su reino no era de este mundo o era maligna (verso 36). Entonces Jesús no pretendió restaurar el reino en ese momento, sino que lo haría en otra ocasión, para su segunda venida. Su segunda venida acabaría con el presente mundo malo regido por las fuerzas diabólicas cósmicas.

            El apóstol Pedro creía que un varón de Dios, descendiente del rey David, regiría  al mundo desde su trono en Israel. Sus palabras son como siguen: «Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de SU DESCENDENCIA, EN CUANTO A LA CARNE, LEVANTARÍA AL CRISTO PARA QUE SE SENTASE EN SU TRONO.» (Hechos 2:29,30). Nótese que acá la palabra “Cristo” no es un nombre, sino un título que denota “el ungido (escogido) de Dios” el cual va a ser el futuro rey de Israel. 

            Y en la anunciación, el evangelista Lucas registra lo que le dijo el ángel Gabriel a María: «Este (Jesús) será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» (Lucas 1:32,33).   

Los Hebreos Regresarán a Israel

            Si Jesús reconquistará el depuesto reino de su ancestro David, ello quiere decir que él reinará en Jerusalén, pues esa ciudad fue la capital del reino de David. Jesús afirmó que Jerusalén sigue siendo la ciudad del «gran Rey» ( Léalo en Mateo 5:33-35). También inferimos que Jerusalén estará habitada por los hebreos, pues la profecía dice que Jesús reinará en la casa de Jacob o Israel. Por eso los israelitas estarán reunidos en su tierra para cuando Cristo, su rey, regrese. El profeta Ezequiel pudo escribir con certeza: «Y yo (Jehová) os tomaré de todas las naciones, y los recogeré de todas las tierras, y os traeré A VUESTRO PAÍS.» (Ezequiel 36:24). Y el profeta Oseas añade

lo siguiente: «Después volverán los hijos de Israel y buscarán a Jehová y a David su rey, y temerán a Jehová y a su bondad EN EL FIN DE LOS DÍAS» (3:5).

                      Muchas personas no entienden el significado del regreso de los hebreos desde muchas naciones a su prístina tierra prometida después de 2,500 años de destierro. Desde Mayo de 1948 d.C ya existe nuevamente el «joven» estado de Israel en su antiguo territorio. Poco a poco la nación judía se va asentando con nuevos inmigrantes hebreos, pese a sus problemas políticos internos y externos. Pero lo importante de esto es que, en el final de los días, los judíos o hebreos regresarán a su tierra desde muchos países (E.U, Rusia, Etiopía, Alemania, Polonia, Argentina, etc) para luego buscar a Dios y a su rey davídico, Jesucristo.

            Para ese entonces se cumplirán los dichos de los profetas: «He aquí vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo (=hijo) justo, y reinará como rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.» (Jeremías 23:5). «He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio…y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre.» (Isaías 32:1,17). «Y dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones…» (Apocalipsis 12:5). «…habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Jehová.» (2 Samuel 32:3). «Y los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.» (Apocalipsis 11:15). «Y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa (Israel), ha dicho Jehová de los ejércitos…y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.» (Joel 2:26,27).

            El apóstol Pablo nos confirma que Israel como nación finalmente será restaurada en una posición privilegiada para la bendición del mundo entero. Si el rechazo temporal de los hebreos significa la bendición de los no hebreos, ¡cuánta más bendición significará para los no hebreos la restauración de los hebreos! La restauración del país, y del reino, significará la máxima bendición de todos los pueblos de la tierra. Dice Pablo: «Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión (pecado) vino la salvación de los gentiles (no judíos), para provocarles a celos. Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración?» (Romanos 11:11,12). Sin embargo, y pese a las claras promesas de bendición de parte de Dios para los hebreos, los católicos siempre han sostenido que los hebreos han perdido los favores de Dios, por haber “crucificado” a Jesús. ¡Cuán errados están! ¡La Biblia los desmiente fácilmente!

¿Cuándo Será Restaurado el Reino o Gobierno de Dios?

            La pregunta que se nos viene al pensamiento es: ¿Cuándo se restablecerá el reino de Dios? Pues esa fue la misma pregunta que los apóstoles le hicieron a Jesús hace dos milenios: «…Señor, ¿restaurarás el reino (davídico) a Israel en este tiempo (año 27 d.C)? (Hechos 1:6). En el verso siguiente (7) Jesús les dice que la fecha sólo la sabe Dios. Y en otra ocasión Jesús les dice a sus discípulos que sólo su Padre sabe cuando será «el fin del mundo o Edad Maligna» ( Para mayor información sobre el significado de este tema, solicite el artículo gratuito «El Fin del mundo» a la dirección que aparece al final del presente estudio). 

La Iglesia de Dios heredará el Reino Davídico

            La Iglesia está llamada a tener un papel protagónico en la restauración del reino davídico en la tierra. Según las Escrituras, los cristianos están llamados a ser co-gobernantes con Cristo en su reino de mil años. En las Escrituras Inspiradas hallamos las siguientes promesas que las iglesias han olvidado. «Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria…Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.» (Mateo 25:31,34).

           En el libro de Apocalipsis 2:26 leemos: «Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones.» Y en el 3:21 leemos: «Al que venciere, le haré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.»

            En Lucas 19:12 Jesús les dice a sus discípulos: «No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino (davídico)». Y en Lucas 13:28 .»Allí será el llanto y crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.» «Yo, pues, os asigno un reino (el de David), como mi Padre me lo asignó a mí.» (Lucas 22:29).

            Y también Jesús pronuncia la Parábola de la Diez Minas para enseñar a sus discípulos que tendrán parte en su gobernación mundial, obteniendo el control de ciudades importantes. «Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades.» (Lucas 19:17).

            Como vemos, el Señor exige que seamos fieles a su causa para tener derecho a participar en su gobernación mundial. El apóstol Pedro dirá por su parte: «Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.» (2 Pedro 1:10,11).

            Y a los creyentes pobres, Santiago les dice: «Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?» (2:5).

            Y Jesús dice también: «…Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.» (Lucas 6:20). «Mas buscad el reino de Dios, y estas cosas os serán añadidas.» (Lucas 12:31). Y también Jesús se dirige a los ricos diciendo: «…¡Cuán difícilmente entrarán al reino de Dios los que tienen riquezas!» (Lucas 18:24).

            Y en otra ocasión Jesús se vio forzado a decir: «…Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.» (Lucas 9:62). Aquí Jesús está poniendo como condición el perseverar en la fe para ganar el reino davídico. Y Pablo, por su parte, dice: «…Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.» (Hechos 14:22).

            A los efesios Pablo les dice: «Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.» (Efesios 5:5). Y el ladrón de la cruz le pide a Jesús: «Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.» (Lucas 23:42).

             Al Fariseo Nicodemo, Jesús le dice: «…de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios…de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.» (Juan 3:3,5). Y también dijo el Señor: «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.» (Mateo 7:21).

            Como vemos, el reino de Cristo está en todas partes de la Biblia. Es la esperanza central de la Iglesia. De hecho, los teólogos están unánimemente de acuerdo que este es el tema central de las Escrituras. Jesús habló de él desde el mismo inicio de su ministerio (Marcos 1:1,14,15) hasta en el final de él (Hechos 1:3,6,7).

            Es un hecho indiscutible que Jesús vino para proclamar el establecimiento del reino. En Lucas 4:43, él había revelado a sus propios seguidores la razón por la cual su Padre le había enviado al mundo hace dos milenios. Él les dijo:

            «…es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; PORQUE PARA ESTO HE SIDO ENVIADO.» Sí, la misión de Jesús fue la de proclamar su gobierno mundial, desde el trono del reino de David. Él vino para anunciarlo y confirmarlo. Así lo expresó Pablo cuando dijo: «Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, PARA CONFIRMAR LAS PROMESAS HECHAS A LOS PADRES.» (Romanos 15:8).

            Es claro que Cristo NO vino a cambiar las promesas de Dios escritas por los profetas del Antiguo Testamento. Y aunque muchos cristianos contemporáneos pretendan decirnos que Dios tiene otro programa para sus escogidos, lo cierto es que Dios no cambia (Malaquías 3:6); y sus promesas antiguas se cumplirán tarde o temprano.

            Mientras que esperamos el cumplimiento de sus promesas, la iglesia deberá estar pidiendo y buscando el reino o gobierno mundial de Jesucristo en esta tierra. Jesús mandó a que pidiéramos lo siguiente: «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra…Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia…» (Mateo 6:10,33).

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LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

 

Texto Guía: Hechos 3:19-21     

Propósito del Regreso de Jesús a la Tierra

Pocos cristianos saben que Jesucristo volverá nuevamente a este mundo en persona y visiblemente; y los que no lo saben  creen, más bien, que “partirán” al cielo cuando mueran para encontrarse con Jesús. En nuestro estudio «La Segunda Venida de Cristo», el cual puede ser suyo si nos lo solicita, explicamos claramente que Cristo volverá a este mundo pronto.

Lucas, el evangelista, también escribió el libro de los Hechos de los Apóstoles. En el capítulo 3 él explica para qué volverá Jesús al mundo nuevamente. Dice: «A quien (Jesucristo) de cierto es necesario que el cielo reciba HASTA LOS TIEMPOS DE LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.» (Verso 21). Sí, Jesucristo, o Jesús, el Cristo (o:»El Ungido»), volverá a este mundo para RESTAURAR TODAS LAS COSAS de que hablaron los profetas del Antiguo Testamento. Esta impresionante revelación dada por Lucas, NO es enseñada por la Iglesia Católica, y algunas iglesias protestantes amilenialistas (a:sin, Millennium: milenio). Lo cierto es que Jesús no viene a llevarnos al cielo como creen muchos, sino más bien para quedarse en la tierra a fin de restaurar todo lo resquebrajado por el pecado de los hombres. Para mayores detalles sobre este punto, lea los posts «Las Buenas Noticias de Jesucristo», El Reino del Mesías», «El Reino de Dios: ¿Sabe Ud. qué es?» en mi blog.

Según el prestigioso Diccionario Nuevo Pequeño Larousse, la palabra «restauración» quiere decir: «reparación», «restablecimiento», «nueva existencia que se le da a una institución», y lo más importante, RESTABLECIMIENTO EN EL TRONO DE UNA DINASTÍA CAÍDA.» Esta última definición del diccionario mencionado, nos interesa mucho, pues tiene relación con nuestro estudio, y con las promesas bíblicas. Ya es hora que usted descubra la verdad de lo que Jesús va a restaurar en esta tierra, en ocasión de su Segunda Venida en gloria desde los cielos. Definitivamente restaurar no es destruir, de modo que Cristo no viene a destruir el planeta tierra, sino sólo a los pecadores incorregibles que no lo esperan volver en gloria para salvarlos (Salmo 37:9,10,17,20,22,28,29,34,38,40). 

El Restablecimiento de la Dinastía Davídica Caída 

La Palabra restauración de Hechos 3:21 tiene que ver con el restablecimiento en su trono de un rey derrocado o el restablecimiento de una monarquía suspendida en su trono real. En este caso, la dinastía del rey hebreo, David. El profeta Amós habló de esta futura restauración, diciendo: «En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David» (9:11)

He aquí una impresionante verdad revelada desde los cielos, y esa es que al volver Jesús al mundo, levantará o restaurará el trono caído de David, el cual fue suspendido por Dios allá por el año 586 a.C. Recordemos que el rey babilónico Nabuconodosor invadió Jerusalén y depuso al rey hebreo de turno Sedequías, matando a sus hijos y desterrando al pueblo a Babilonia. Desde esa fecha, el trono de David, en la persona de su sucesor, Sedequías, se suspendió hasta el día de hoy. Ya van aproximadamente 2,500 años que Israel no tiene un rey Hebreo, ni una monarquía establecida como la de David. Pero esto ya estaba profetizado por Oseas, cuando dijo: «Porque por muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio…» (3:4). Sí, POR MUCHOS DÍAS (no, «eternamente»), los hebreos estarían sin una monarquía, y consecuentemente, sin ningún rey que los gobierne. Pero nuevamente Dios promete: “No faltará a David un renuevo de justicia…» (Jeremías 33:15,16). Esta promesa significaba que vendría un descendiente de David que tomaría su trono y corona en un futuro. Dios tenía en mente restaurar aquel reino que Él mismo había establecido con David y sus hijos (2 Crónicas 13:5,8). Definitivamente el reino Davídico era el reino de Dios. Dios había escogido a David para que lo representara ante el pueblo y los rigiera con autoridad celestial. Ahora Dios se propone restaurarlo nuevamente con un rey fiel y perfecto que desciende del rey David. 

El Hombre que tiene Derecho al Trono y Reino de David 

El profeta Ezequiel escribió concerniente a la caída del reino davídico con estas palabras enfáticas: «Y tú, profano e impío príncipe de Israel (Sedequías), cuyo día ha llegado ya, el tiempo de la consumación de la maldad (586 a.C), así ha dicho Jehová el Señor: Depón la tiara, quita la corona; esto no será más así; sea exaltado lo bajo, y humillado lo alto. A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, HASTA QUE VENGA AQUEL CUYO ES EL DERECHO, Y YO SE LO ENTREGARÉ.» (21:25-27). Notemos nuevamente que si bien el reino Davídico fue depuesto, no obstante vendrá un descendiente de David que tendrá el derecho de tomar su tiara, su corona, y su trono nuevamente. Y obsérvese que es Dios mismo quien se lo va a entregar y no algún hombre mortal. 

Según el Evangelista Mateo, Jesucristo es el hijo de Abraham e hijo de David (Mateo 1:1). Esto significa que Jesús es el descendiente, según la carne, del rey David. Es claro que Jesucristo es de «sangre azul», un «hombre noble», «un Príncipe», y finalmente, «un Rey»—¡El Rey! Recordemos que Jesús había aceptado su origen real a Pilato, cuando fue acusado por sedición. Sus palabras fueron claras y directas: «…Tú dices que yo soy rey. YO PARA ESTO HE NACIDO…» (Juan 18:37). Pero por otro lado Jesús dijo en otra ocasión que su reino no era de este mundo o era maligna (verso 36). Entonces Jesús no pretendió restaurar el reino en ese momento, sino que lo haría en otra ocasión, para su segunda venida. Su segunda venida acabaría con el presente mundo malo regido por las fuerzas diabólicas cósmicas. 

El apóstol Pedro creía que un varón de Dios, descendiente del rey David, regiría  al mundo desde su trono en Israel. Sus palabras son como siguen: «Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de SU DESCENDENCIA, EN CUANTO A LA CARNE, LEVANTARÍA AL CRISTO PARA QUE SE SENTASE EN SU TRONO.» (Hechos 2:29,30). Nótese que acá la palabra “Cristo” no es un nombre, sino un título que denota “el ungido (escogido) de Dios” el cual va a ser el futuro rey de Israel.  

Y en la anunciación, el evangelista Lucas registra lo que le dijo el ángel Gabriel a María: «Este (Jesús) será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» (Lucas 1:32,33).    

Los Hebreos Regresarán a Israel 

Si Jesús reconquistará el depuesto reino de su ancestro David, ello quiere decir que él reinará en Jerusalén, pues esa ciudad fue la capital del reino de David. Jesús afirmó que Jerusalén sigue siendo la ciudad del «gran Rey» ( Léalo en Mateo 5:33-35). También inferimos que Jerusalén estará habitada por los hebreos, pues la profecía dice que Jesús reinará en la casa de Jacob o Israel. Por eso los israelitas estarán reunidos en su tierra para cuando Cristo, su rey, regrese. El profeta Ezequiel pudo escribir con certeza: «Y yo (Jehová) os tomaré de todas las naciones, y los recogeré de todas las tierras, y os traeré A VUESTRO PAÍS.» (Ezequiel 36:24). Y el profeta Oseas añade lo siguiente: «Después volverán los hijos de Israel y buscarán a Jehová y a David su rey, y temerán a Jehová y a su bondad EN EL FIN DE LOS DÍAS» (3:5).        

Muchas personas no entienden el significado del regreso de los hebreos desde muchas naciones a su prístina tierra prometida después de 2,500 años de destierro. Desde Mayo de 1948 d.C ya existe nuevamente el «joven» estado de Israel en su antiguo territorio. Poco a poco la nación judía se va asentando con nuevos inmigrantes hebreos, pese a sus problemas políticos internos y externos. Pero lo importante de esto es que, en el final de los días, los judíos o hebreos regresarán a su tierra desde muchos países (E.U, Rusia, Etiopía, Alemania, Polonia, Argentina, etc) para luego buscar a Dios y a su rey davídico, Jesucristo. 

Para ese entonces se cumplirán los dichos de los profetas: «He aquí vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo (=hijo) justo, y reinará como rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.» (Jeremías 23:5). «He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio…y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre.» (Isaías 32:1,17). «Y dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones…» (Apocalipsis 12:5). «…habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Jehová.» (2 Samuel 32:3). «Y los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.» (Apocalipsis 11:15). «Y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa (Israel), ha dicho Jehová de los ejércitos…y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.» (Joel 2:26,27). 

El apóstol Pablo nos confirma que Israel como nación finalmente será restaurada en una posición privilegiada para la bendición del mundo entero. Si el rechazo temporal de los hebreos significa la bendición de los no hebreos, ¡cuánta más bendición significará para los no hebreos la restauración de los hebreos! La restauración del país, y del reino, significará la máxima bendición de todos los pueblos de la tierra. Dice Pablo: «Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión (pecado) vino la salvación de los gentiles (no judíos), para provocarles a celos. Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración?» (Romanos 11:11,12). Sin embargo, y pese a las claras promesas de bendición de parte de Dios para los hebreos, los católicos siempre han sostenido que los hebreos han perdido los favores de Dios, por haber “crucificado” a Jesús. ¡Cuán errados están! ¡La Biblia los desmiente fácilmente!              

¿Cuándo Será Restaurado el Reino o Gobierno de Dios? 

La pregunta que se nos viene al pensamiento es: ¿Cuándo se restablecerá el reino de Dios? Pues esa fue la misma pregunta que los apóstoles le hicieron a Jesús hace dos milenios: «…Señor, ¿restaurarás el reino (davídico) a Israel en este tiempo (año 27 d.C)? (Hechos 1:6). En el verso siguiente (7) Jesús les dice que la fecha sólo la sabe Dios. Y en otra ocasión Jesús les dice a sus discípulos que sólo su Padre sabe cuando será «el fin del mundo o Edad Maligna» ( Para mayor información sobre el significado de este tema, lea el artículo «El Fin del mundo» en mi blog.  

La Iglesia de Dios heredará el Reino Davídico 

La Iglesia está llamada a tener un papel protagónico en la restauración del reino davídico en la tierra. Según las Escrituras, los cristianos están llamados a ser co-gobernantes con Cristo en su reino de mil años. En las Escrituras Inspiradas hallamos las siguientes promesas que las iglesias han olvidado. «Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria…Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.» (Mateo 25:31,34). 

En el libro de Apocalipsis 2:26 leemos: «Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones.» Y en el 3:21 leemos: «Al que venciere, le haré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.» 

En Lucas 19:12 Jesús les dice a sus discípulos: «No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino (davídico)». Y en Lucas 13:28 .»Allí será el llanto y crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.» «Yo, pues, os asigno un reino (el de David), como mi Padre me lo asignó a mí.» (Lucas 22:29). 

Y también Jesús pronuncia la Parábola de la Diez Minas para enseñar a sus discípulos que tendrán parte en su gobernación mundial, obteniendo el control de ciudades importantes. «Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades.» (Lucas 19:17).

Como vemos, el Señor exige que seamos fieles a su causa para tener derecho a participar en su gobernación mundial. El apóstol Pedro dirá por su parte: «Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.» (2 Pedro 1:10,11).

Y a los creyentes pobres, Santiago les dice: «Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?» (2:5).

Y Jesús dice también: «…Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.» (Lucas 6:20). «Mas buscad el reino de Dios, y estas cosas os serán añadidas.» (Lucas 12:31). Y también Jesús se dirige a los ricos diciendo: «…¡Cuán difícilmente entrarán al reino de Dios los que tienen riquezas!» (Lucas 18:24).

Y en otra ocasión Jesús se vio forzado a decir: «…Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.» (Lucas 9:62). Aquí Jesús está poniendo como condición el perseverar en la fe para ganar el reino davídico. Y Pablo, por su parte, dice: «…Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.» (Hechos 14:22).

A los efesios Pablo les dice: «Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.» (Efesios 5:5). Y el ladrón de la cruz le pide a Jesús: «Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.» (Lucas 23:42).

Al Fariseo Nicodemo, Jesús le dice: «…de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios…de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.» (Juan 3:3,5). Y también dijo el Señor: «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.» (Mateo 7:21).

Como vemos, el reino de Cristo está en todas partes de la Biblia. Es la esperanza central de la Iglesia. De hecho, los teólogos están unánimemente de acuerdo que este es el tema central de las Escrituras. Jesús habló de él desde el mismo inicio de su ministerio (Marcos 1:1,14,15) hasta en el final de él (Hechos 1:3,6,7).

Es un hecho indiscutible que Jesús vino para proclamar el establecimiento del reino. En Lucas 4:43, él había revelado a sus propios seguidores la razón por la cual su Padre le había enviado al mundo hace dos milenios. Él les dijo:

«…es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; PORQUE PARA ESTO HE SIDO ENVIADO.» Sí, la misión de Jesús fue la de proclamar su gobierno mundial, desde el trono del reino de David. Él vino para anunciarlo y confirmarlo. Así lo expresó Pablo cuando dijo: «Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, PARA CONFIRMAR LAS PROMESAS HECHAS A LOS PADRES.» (Romanos 15:8).

Es claro que Cristo NO vino a cambiar las promesas de Dios escritas por los profetas del Antiguo Testamento. Y aunque muchos cristianos contemporáneos pretendan decirnos que Dios tiene otro programa para sus escogidos, lo cierto es que Dios no cambia (Malaquías 3:6); y sus promesas antiguas se cumplirán tarde o temprano.

Mientras que esperamos el cumplimiento de sus promesas, la iglesia deberá estar pidiendo y buscando el reino o gobierno mundial de Jesucristo en esta tierra. Jesús mandó a que pidiéramos lo siguiente: «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra…Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia…» (Mateo 6:10,33).

www.yeshuahamashiaj.org

www.elevangeliodelreino.org

 

¿QUÉ EN EL MUNDO SON “TODAS LAS COSAS”?

En los Hechos 3:21 leemos acerca de la restitución de “todas las cosas”

 

Hechos 3:21 «A quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo».

¿Qué son estas «todas las cosas”? ¿Por qué necesitan restaurarse? ¿Es ésta una referencia para el universo -o alguna otra cosa semejante? ¿O es ésta «todas las cosas” alguna cosa muy específica y completamente inequívoca?

¿Podría ser posible que hayamos pasado por alto la explicación bíblica acerca de lo que se trata “todas las cosas” porque simplemente hemos asumido que lo sabíamos? ¿Seguramente “todas las cosas” es todo, no es así? ¿Qué ocurre si no lo es? ¿Querría usted saber lo qué es?

Mientras la locución “todas las cosas” es usada para diferentes “todas las cosas” en la Biblia, a qué se refieren estas “todas las cosas” si no es a la creación del universo? ¿Hay aún alguna “todas las cosas” que son bien definidas y que se separan de las otras “todas las cosas”? Veamos si podemos instrumentar la explicación bíblica que nos dirá exactamente lo que son estas “todas las cosas” en particular. 

Nosotros podemos comenzar igualmente con la anteriormente mencionada cita de Hechos, así que, preguntemos, ¿qué podemos derivar de este verso?

Quizá, en analizar el verso 21, la primerísima cosa que necesitamos notar es el precedente verse 20.

20 Y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado:

Así, se nos dice que este Jesús (Yeshua) ha sido, y continuará siendo, “recibido,” que en el Griego está en el tiempo aoristo, que permite que la acción sea permanente, que significa  permanecer «mantenido» o «retenido» una vez recibido.

El punto es que él permanecerá donde él fue recibido hasta la hora estipulada para partir. Entonces, los “tiempos” en cuestión es un tiempo (no numerosos tiempos diferentes) de restauración de algún tipo.

Ahora, aquí hay algo difícil. La mayoría automáticamente supondría que “la restitución de todas las cosas” querría decir la restitución del universo. ¿Pero es eso lo que se  quiso decir? ¡En términos sencillos, No!

Ante todo, asumamos esa tesis por el bien del debate. Entonces, ¿en qué resultaría eso? Si quisiese decir que “el universo” sería restaurado a alguna mejor condición físicamente que su estado presente, por la intervención  del hombre (y la “iglesia”),  ¿sería esto realmente la “restitución de todas las cosas” y no otra cosa?. Si, lo que muchos llaman, “la segunda venida” es la restitución es de todas las cosas, entonces no sería ésta, una restitución de la restitución? Ahora, si usted tiene problemas para seguir esa línea de razonamiento, únasele a la multitud. ¿Dónde está el soporte bíblico para un desarrollo prolongado del universo supervisado por humanos, o cualquier cosa que el concepto pueda ser? Ahora, esto no quiere decir que tal vez el hombre no podría, en alguna medida hacer algo semejante, pero sólo para señalar que “esa” no sería “la restitución de todas las cosas».

¿Y por qué no? ¡Debido  a lo que dice además el verso 21! – de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde que comenzó el mundo.

Lo que sea esta “restitución”, Dios ha hablado de eso desde qué tiempo? Pues, ¡“desde que comenzó el mundo”! Esta no es una referencia al “planeta” físico (realmente, el uso de la palabra “mundo” no es nunca una referencia para el planeta, a pesar de la palabra Griega de la cual proviene). En este verso, “desde que comenzó el mundo” es de la locución preposicional Griega: Ap’aionos, que tiene que ver con un punto en el «tiempo” y no a la materia física. Compárese con Lucas 1:70 y Hechos 15:18 (el comienzo del mundo [edad]).

Continuando, Dios ha hablado de este tiempo través de Sus santos profetas. Así, tenemos un punto de origen para, “desde el comienzo del mundo” que está contenido dentro de un periodo de tiempo donde la humanidad existe, puesto que los santos profetas fueron todos humanos.

Entonces, la primerísima cosa que debemos recordar es que lo que sea realmente “todas las cosas”  ellas han sido dichas por milenios. Para captar lo que “todas las cosas” son, simplemente necesitamos comprender lo que los profetas estaban diciendo, es decir, para quién, y por qué la razón.

Ahora, puesto que no hemos podido resolver eso muy bien en el pasado por alguna razón, o la mayoría sólo ha asumido lo que quiere decir sin mayor reflexión, tomemos un poco más de tiempo y ensamblemos algunos versos cruciales del Nuevo Testamento en este tema primero antes de que investiguemos en las palabras de los profetas.

Cuándo “por” no es «por»

1 Corintios 8:6

Para, nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual son todas las cosas, y nosotros en él; Y un Señor Jesucristo, por quien son todas las cosas, y nosotros por él.

La primera cosa que tiende a sacarnos fuera del camino, o a conducirnos por el camino equivocado, es la aparición de la palabra castellana “por” que es usada dos veces dentro de este verso. En castellano naturalmente asumiríamos que “por” implica una comprensión donde vemos la “causa” como emanando del pronombre que acompaña, en este caso el “quien”, que es Jesús en el anteriormente citado verso, siendo la implicación de que en cierta forma Jesús tuviese algo para ver con el hacer “todas las cosas.” Pero, el problema gramatical es que el uso sólo sería posible del Griego “en”, sin embargo la palabra usada aquí es “día”, que quiere decir “a través” y con esto ocurriendo en el caso acusativo, quiere decir, “a causa de” o “por.”

Eso nos deja a nosotros con un significado más reflector de la idea de que estas cosas que son “de” Dios (ek “de” Dios) y existen por una razón que tiene que ver con Jesucristo, y a su vez, el “nosotros por él” demuestra que existimos por, o a causa de, Cristo Jesús. Esto es completamente diferente a una comprensión que coloca a Jesucristo como el creador, diseñador, o el fabricante de “todas las cosas.” Ahora él no es el iniciador de “todas las cosas”, sino el recipiente.

La Versión Estándar Revisada está bastante más en conformidad con el lenguaje Griego, compare:

1 Cor. 8:6 Sin embargo, para nosotros hay un Dios, el Padre, de quien son todas las cosas y para a quién existimos, y un Señor, Jesucristo, a través  de quien son todas las cosas y a través de quién existimos.

Ahora que podemos comenzar a ver que esta “todas las cosas” no fueron hechas “por” Jesús, sino por el Padre “a causa de” Su Hijo. Miremos algunos otros versos en Efesios.

El Poder de Dios- ¿Por qué?

Efesios 1:19 y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza,

20 la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero;

21 sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero;

22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia,

El verso 19 habla de la grandeza del poder de Dios y específicamente cómo ese poder se usó para levantar a un Mesías muerto a la vida. La referencia para “lugares celestiales” en el verso 20 no se trata de posición geográfica, sino más bien acerca del poder. “Celestiales” es un adjetivo y como es usado aquí transporta un significado de “esferas celestiales”, o, en otras palabras, un área como parecido al cielo en poder y alcance, y así, sobre otros poderes inferiores y cosas por el estilo.

Note el verso 21 desde este punto de vista. Dios usa Su poder para no sólo resucitar a Su Hijo, pero luego lo eleva en el poder por encima de qué?

Verso 21: Muy por encima de todo principado, y poder, y fuerza, y todo dominio, y cada nombre que es nombrado, no sólo en este mundo, sino que también en el venidero:

Ahora notemos también que la aparición de “mundo” es aion, que es “edad”, así no un lugar como el planeta o el universo, sino un período de tiempo, por lo tanto una “edad.” Y, no sólo ésta “presente edad maligna,” sino que también la siguiente “edad”, que no es maligna, sino justa en el sometimiento a Cristo Jesús, ¿por razón de qué? ¿Qué ocurre en la siguiente «edad”?

Pues bien, Pablo ya nos dijo más temprano en este capítulo:

9 dándonos a conocer el misterio de su (Dios, el Padre) voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo,

10 de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.

En la llevada a cabo del propósito de Dios vemos que Dios ciertamente había tenido la intención de colocar estas “todas las cosas” bajo el dominio de Su Hijo. Actualmente, Dios está manejando los asuntos de esta edad, o administrándolos (la dispensación) para llevar a cabo Su voluntad y plan para que coincida, o para que culmine con una transición en una nueva y mejor edad como aún veremos en cuyo tiempo estas “todas las cosas» vendrán completamente a estar bajo el reino de Su Hijo.

¿Ahora, ha captado usted qué son “ todas las cosas ”? Continuemos mirando en:

 

Cuándo “por” es “en»

Colosenses 1:15 El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.

 

16 Porque por (en) él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por (dia) él y para él.

 

17 Y él es antes (pro) de todas las cosas, y todas las cosas por (en) él subsisten;

.

18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia (ekklesia), él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todas las cosas tenga la preeminencia;

 

19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,

 

20 y por medio de (dia) él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

Primero, un punto de interés. Si Jesús, quien fue desde hace mucho tiempo resucitado por Dios, es la «imagen» del Dios invisible, entonces él «no puede ser» ese Dios. Una «imagen» no es el objeto o sujeto, sino simplemente una proyección de él.

Después, en el verso 16 otra vez nos encontramos con la palabra  “por», pero esta vez es del Griego “en”, el cual podría ser “por” en algunos casos. Desafortunadamente aquí, debe ser «en» en vez de  “por”, que sería válido si Jesucristo fuera el que hizo la creación. Puesto que los traductores de la Versión del Rey Jaime pensaron que Jesús lo hizo, eligieron usar “por” como la traducción de “en”, pero la RSV (VER) otra vez lo tiene gramaticalmente correcto y usa “en”.

Col 1:16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de (dia) él y para (eis) él.

Continuando, en verso 17 venimos a través de la palabra “antes.” Pues bien, todos nosotros sabemos lo que antes significa, no es así? El Griego aquí es pro y quiere decir, “antes de uno en el tiempo, lugar, o superioridad.” Por consiguiente, nosotros pudiéramos decir que un hombre podría arrodillarse ante un rey, queriendo decir el hombre estaba enfrente del (ante “en el sitio”) rey, pero luego decir que el Rey está «ante» todos los otros, no queriendo decir que el Rey está delante de alguien, sino que él es superior en el rango para todos sus súbditos, incluyendo el hombre que se arrodilla ante él. La corta historia es que en el verso 17 la palabra pro, traducida a “antes” debe ser comprendida como “superior a”, en vez de antes de en el tiempo o lugar por el contexto, lo cual es en parte establecido en el verso 18 “que en todas las cosas él tenga la preeminencia ”.

Notemos ahora el contexto específico a fin de que podemos evitar asumir o atribuir cosas que están presentes que no lo están.

Pero, qué más leemos acerca de eso? Otra vez, tal como previamente vimos que estas cosas fueron creadas por Dios el Padre “a causa de” Su hijo, ahora, en verso 16, podemos ver que la palabra dia (esta vez en el Genitivo) realmente incluye envolvimiento de este Jesucristo como parte de la causa que culminará en traer estas “todas las cosas” en el mismo sometimiento del Trono de Dios del que se  habló. En ninguno de esto hay un requisito de que Jesús sea el originador o incluso tanto como un participante de modo alguno de la creación de estas “todas las cosas” Mientras algunas de las traducciones castellanas pueden conducirlo a uno a pensar que lo fue, el Griego de donde provienen no apoya nada de eso.

Ahora note lo que fue eso creado. ¿Fue el universo físico que fue creado para su Hijo? Lea el verso 16. Allí dice: “todas los cosas creadas, que están en cielo, y que están en la tierra, visibles e invisibles… ”

Apartando el asunto de sólo lo que es “cielo y tierra” en la Escritura por el momento- Una completa explicación está disponible en un número de artículos en el sitio web de Israel de Dios (www.israelofgod.org), tales como los artículos sobre el Nuevo Cielos y Nueva Tierra, y especialmente el artículo en Génesis 1:1-2, etcétera, pero aquí aun no necesitamos introducirnos en un largo debate del uso bíblico de la locución “cielos y la tierra” cuando ésta contiene una definición, o una explicación, en el verso. Sólo lo leemos directamente en él cada vez (porque automáticamente asumimos que sabemos lo que quiere decir).

Entonces, todas las cosas que fueron creadas, independientemente de lo que signifique los cielos y la tierra, si son visibles para el ojo o invisibles- ¿son qué? Son “tronos o dominios o principados o autoridades”. ¿Y, a qué tronos, dominios, principados y autoridades se refieren? ¿Es esto una referencia para alguna clase de mal del reino angélico?

Verso 20 explica que a través del sacrificio de este Jesús, el Hijo de Dios, todas estas cosas serán reconciliadas de regreso a un estado armonioso bajo el reino y el dominio de Jesús, lo cual es dado a Jesús por y de su Padre, nuestro Dios.

Ahora, teniendo “todas las cosas” en estas referencias que se relacionan a “los tronos, o los dominios, o los principados, o los poderes” repentinamente permite todo esto caber perfectamente dentro de Apocalipsis, pero demos una mirada en Colosenses antes de seguir adelante.

Con las revisiones anotadas:

 

Colosenses 1:15

 

16 Porque por (en) él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por (dia) él y para él.

17 Y él es antes (pro) de todas las cosas, y todas las cosas por (en) él subsisten;

18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia (ekklesia), él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todas las cosas tenga la preeminencia;

19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud,

 

 

20. y por medio de (dia) él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz; Por él, digo, ya sea cosas en tierra, o las cosas en cielo (los tronos, o dominios, o principados, o poderes, aun “todo nombre [es decir, autoridades] que es nombrado, no sólo en este mundo [edad], sino que también en el venidero”).

Ahora para Revelación

Revelación 11:15 Y el séptimo ángel tocó; Y hubo grandes voces en el cielo, diciendo, Los reinos (“ los tronos, o los dominios, o los principados, o los poderes ”) de este mundo (la sociedad = humana kosmos) han venido a ser los reinos (“ los tronos, o los dominios, o los principados, o los poderes ”) de nuestro Señor, y de su Cristo; Y él (Dios el Padre) reinará por siempre jamás (por las edades de las edades).  –Y de otras Escrituras, algunos de los cuales hemos cubierto, se sabe que Dios le da a Su Cristo el dominio sobre el hombre y también reina.

Los reinos de este “mundo”, que aquí es kosmos, así la sociedad humana y ninguno de los dos, un periodo tiempo, ni el universo, son ciertamente éstas “todas las cosas ” que son “ tronos, o dominios, o principados, o poderes ”.

Recapitulando:

Hechos 3:21 Que el cielo debe recibir hasta los tiempos de la restitución de todas las cosas, que habló Dios por boca de todos sus santos profetas que han sido desde que comenzó el mundo.

Nosotros ahora podemos preguntar,  ¿Qué “restitución” es esa que los profetas santos de Dios han estado profetizando todos esos años?”

Como Hechos 3:21 indica que este anuncio comenzó con “desde que el mundo (la edad) comenzó,” ¿qué más podría está que el restablecimiento de la autoridad de Dios sobre el hombre, y en el particular Israel, que se hace posible a través de la implementación del «Nuevo Pacto» de Jeremías 31

La palabra Griega traducida, “restitución” (apokatastasis) conlleva una referencia para el restablecimiento de la Teocracia verdadera y original. No hay implicación de un universo “restaurado”. La “restitución de todas las cosas” no se trata del universo, sino del dominio de Dios sobre hombre dentro del universo.

“todas las Cosas” como es usado en estos y muchos (no todos) versos del Nuevo Testamento son simplemente una referencia para la totalidad de régimen, autoridad, y aun gobernantes, supeditándose a una autoridad como el Padre ha consentido para su Hijo primogénito en la  «edad” por venir. No se trata del universo, o cosa, o vacas, o insectos, o árboles, etc. No es incluso acerca del área del «espíritu” para el cual Dios ya tiene un dominio total y completo, sino sobre lo “espiritual” Desde el tiempo en que el hombre eligió primero tener dominio sobre los gobiernos de los hombres, esos gobiernos, principados, poderes, potestades y esos tronos han continuado en una sucesión continua de sufrimiento, debilidad, muerte, destrucción y fracaso abyecto. Ahora, ¿no es esto lo que todos los profetas santos han hablado? ¿No es que esto lo que verdaderamente necesita restaurarse? Las otras cosas, los animales, los insectos, tierras, las aguas, y aun quizá eventualmente el universo, todo están sujetos al hombre, así que cuando el hombre esté otra vez sujeto a Dios, todas esas cosas se encargarán por sí mismos. El orden será restaurado, la vida florecerá, y vivir la forma de Dios causará bendiciones naturales a todos aquellos que se someten a las formas, mente, y autoridad de su Creador Dios; El Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios de Israel, el Dios de Su Reino- el Reino de Dios.

Richard Fix

LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS (Hechos 3:19-21)

 

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Por: Ing° Mario A Olcese

 

Propósito del Regreso de Jesús a la Tierra:

Pocos cristianos saben que Jesucristo volverá nuevamente a este mundo en persona y visiblemente; y los que no lo saben creen, más bien, que “partirán” al cielo cuando mueran para encontrarse con Jesús. En nuestro estudio «La Segunda Venida de Cristo», el cual puede ser suyo si nos lo solicita, explicamos claramente que Cristo volverá a este mundo pronto.
Lucas, el evangelista, también escribió el libro de los Hechos de los Apóstoles. En el capítulo 3 él explica para qué volverá Jesús al mundo nuevamente. Dice: «A quien (Jesucristo) de cierto es necesario que el cielo reciba HASTA LOS TIEMPOS DE LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.» (Verso 21). Sí, Jesucristo, o Jesús, el Cristo (o:»El Ungido»), volverá a este mundo para RESTAURAR TODAS LAS COSAS de que hablaron los profetas del Antiguo Testamento. Esta impresionante revelación dada por Lucas, NO es enseñada por la Iglesia Católica, y algunas iglesias protestantes amilenialistas (a:sin, Millennium: milenio). Lo cierto es que Jesús no viene a llevarnos al cielo como creen muchos, sino más bien para quedarse en la tierra a fin de restaurar todo lo resquebrajado por el pecado de los hombres. Según el prestigioso Diccionario Nuevo Pequeño Larousse, la palabra «restauración» quiere decir: «reparación», «restablecimiento», «nueva existencia que se le da a una institución», y lo más importante, RESTABLECIMIENTO EN EL TRONO DE UNA DINASTÍA CAÍDA.» Esta última definición del diccionario mencionado, nos interesa mucho, pues tiene relación con nuestro estudio, y con las promesas bíblicas. Ya es hora que usted descubra la verdad de lo que Jesús va a restaurar en esta tierra, en ocasión de su Segunda Venida en gloria desde los cielos. Definitivamente restaurar no es destruir, de modo que Cristo no viene a destruir el planeta tierra, sino sólo a los pecadores incorregibles que no lo esperan volver en gloria para salvarlos (Salmo 37:9,10,17,20,22,28,29,34,38,40).


El Restablecimiento de la Dinastía Davídica Caída

La Palabra restauración de Hechos 3:21 tiene que ver con el restablecimiento en su trono de un rey derrocado o el restablecimiento de una monarquía suspendida en su trono real. En este caso, la dinastía del rey hebreo, David. El profeta Amós habló de esta futura restauración, diciendo: «En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David».  He aquí una impresionante verdad revelada desde los cielos, y esa es que al volver Jesús al mundo, levantará o restaurará el trono caído de David, el cual fue suspendido por Dios allá por el año 586 a.C. Recordemos que el rey babilónico Nabuconodosor invadió Jerusalén y depuso al rey hebreo de turno Sedequías, matando a sus hijos y desterrando al pueblo a Babilonia. Desde esa fecha, el trono de David, en la persona de su sucesor, Sedequías, se suspendió hasta el día de hoy. Ya van aproximadamente 2,500 años que Israel no tiene un rey Hebreo, ni una monarquía establecida como la de David. Pero esto ya estaba profetizado por Oseas, cuando dijo: «Porque por muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio…» (3:4). Sí, POR MUCHOS DÍAS (no, «eternamente»), los hebreos estarían sin una monarquía, y consecuentemente, sin ningún rey que los gobierne. Pero nuevamente Dios promete: “No faltará a David un renuevo de justicia…» (Jeremías 33:15,16). Esta promesa significaba que vendría un descendiente de David que tomaría su trono y corona en un futuro. Dios tenía en mente restaurar aquel reino que Él mismo había establecido con David y sus hijos (2 Crónicas 13:5,8). Definitivamente el reino Davídico era el reino de Dios. Dios había escogido a David para que lo representara ante el pueblo y los rigiera con autoridad celestial. Ahora Dios se propone restaurarlo nuevamente con un rey fiel y perfecto que desciende del rey David.

El Hombre que tiene Derecho al Trono y Reino de David

El profeta Ezequiel escribió concerniente a la caída del reino davídico con estas palabras enfáticas: «Y tú, profano e impío príncipe de Israel (Sedequías), cuyo día ha llegado ya, el tiempo de la consumación de la maldad (586 a.C), así ha dicho Jehová el Señor: Depón la tiara, quita la corona; esto no será más así; sea exaltado lo bajo, y humillado lo alto. A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, HASTA QUE VENGA AQUEL CUYO ES EL DERECHO, Y YO SE LO ENTREGARÉ.» (21:25-27). Notemos nuevamente que si bien el reino Davídico fue depuesto, no obstante vendrá un descendiente de David que tendrá el derecho de tomar su tiara, su corona, y su trono nuevamente. Y obsérvese que es Dios mismo quien se lo va a entregar y no algún hombre mortal.
Según el Evangelista Mateo, Jesucristo es el hijo de Abraham e hijo de David (Mateo 1:1). Esto significa que Jesús es el descendiente, según la carne, del rey David. Es claro que Jesucristo es de «sangre azul», un «hombre noble», «un Príncipe», y finalmente, «un Rey»—¡El Rey! Recordemos que Jesús había aceptado su origen real a Pilato, cuando fue acusado por sedición. Sus palabras fueron claras y directas: «…Tú dices que yo soy rey. YO PARA ESTO HE NACIDO…» (Juan 18:37). Pero por otro lado Jesús dijo en otra ocasión que su reino no era de este mundo o era maligna (verso 36). Entonces Jesús no pretendió restaurar el reino en ese momento, sino que lo haría en otra ocasión, para su segunda venida. Su segunda venida acabaría con el presente mundo malo regido por las fuerzas diabólicas cósmicas.

El apóstol Pedro creía que un varón de Dios, descendiente del rey David, regiría al mundo desde su trono en Israel. Sus palabras son como siguen: «Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de SU DESCENDENCIA, EN CUANTO A LA CARNE, LEVANTARÍA AL CRISTO PARA QUE SE SENTASE EN SU TRONO.» (Hechos 2:29,30). Nótese que acá la palabra “Cristo” no es un nombre, sino un título que denota “el ungido (escogido) de Dios” el cual va a ser el futuro rey de Israel.

Y en la anunciación, el evangelista Lucas registra lo que le dijo el ángel Gabriel a María: «Este (Jesús) será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» (Lucas 1:32,33).

Los Hebreos Regresarán a Israel

Si Jesús reconquistará el depuesto reino de su ancestro David, ello quiere decir que él reinará en Jerusalén, pues esa ciudad fue la capital del reino de David. Jesús afirmó que Jerusalén sigue siendo la ciudad del «gran Rey» ( Léalo en Mateo 5:33-35). También inferimos que Jerusalén estará habitada por los hebreos, pues la profecía dice que Jesús reinará en la casa de Jacob o Israel. Por eso los israelitas estarán reunidos en su tierra para cuando Cristo, su rey, regrese. El profeta Ezequiel pudo escribir con certeza: «Y yo (Jehová) os tomaré de todas las naciones, y los recogeré de todas las tierras, y os traeré A VUESTRO PAÍS.» (Ezequiel 36:24). Y el profeta Oseas añade
lo siguiente: «Después volverán los hijos de Israel y buscarán a Jehová y a David su rey, y temerán a Jehová y a su bondad EN EL FIN DE LOS DÍAS» (3:5).

Muchas personas no entienden el significado del regreso de los hebreos desde muchas naciones a su prístina tierra prometida después de 2,500 años de destierro. Desde Mayo de 1948 d.C ya existe nuevamente el «joven» estado de Israel en su antiguo territorio. Poco a poco la nación judía se va asentando con nuevos inmigrantes hebreos, pese a sus problemas políticos internos y externos. Pero lo importante de esto es que, en el final de los días, los judíos o hebreos regresarán a su tierra desde muchos países (E.U, Rusia, Etiopía, Alemania, Polonia, Argentina, etc) para luego buscar a Dios y a su rey davídico, Jesucristo.

Para ese entonces se cumplirán los dichos de los profetas: «He aquí vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo (=hijo) justo, y reinará como rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.» (Jeremías 23:5). «He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio…y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre.» (Isaías 32:1,17). «Y dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones…» (Apocalipsis 12:5). «…habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Jehová.» (2 Samuel 32:3). «Y los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.» (Apocalipsis 11:15). «Y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa (Israel), ha dicho Jehová de los ejércitos…y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.» (Joel 2:26,27).

El apóstol Pablo nos confirma que Israel como nación finalmente será restaurada en una posición privilegiada para la bendición del mundo entero. Si el rechazo temporal de los hebreos significa la bendición de los no hebreos, ¡cuánta más bendición significará para los no hebreos la restauración de los hebreos! La restauración del país, y del reino, significará la máxima bendición de todos los pueblos de la tierra. Dice Pablo: «Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión (pecado) vino la salvación de los gentiles (no judíos), para provocarles a celos. Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración?» (Romanos 11:11,12). Sin embargo, y pese a las claras promesas de bendición de parte de Dios para los hebreos, los católicos siempre han sostenido que los hebreos han perdido los favores de Dios, por haber “crucificado” a Jesús. ¡Cuán errados están! ¡La Biblia los desmiente fácilmente!

¿Cuándo Será Restaurado el Reino o Gobierno de Dios?


La pregunta que se nos viene al pensamiento es: ¿Cuándo se restablecerá el reino de Dios? Pues esa fue la misma pregunta que los apóstoles le hicieron a Jesús hace dos milenios: «…Señor, ¿restaurarás el reino (davídico) a Israel en este tiempo (año 27 d.C)? (Hechos 1:6). En el verso siguiente (7) Jesús les dice que la fecha sólo la sabe Dios. Y en otra ocasión Jesús les dice a sus discípulos que sólo su Padre sabe cuándo será «el fin del mundo o Edad Maligna.

La Iglesia de Dios heredará el Reino Davídico

La Iglesia está llamada a tener un papel protagónico en la restauración del reino davídico en la tierra. Según las Escrituras, los cristianos están llamados a ser co-gobernantes con Cristo en su reino de mil años. En las Escrituras Inspiradas hallamos las siguientes promesas que las iglesias han olvidado. «Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria…Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.» (Mateo 25:31,34).

En el libro de Apocalipsis 2:26 leemos: «Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones.» Y en el 3:21 leemos: «Al que venciere, le haré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.»

En Lucas 19:12 Jesús les dice a sus discípulos: «No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino (davídico)». Y en Lucas 13:28. «Allí será el llanto y crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.» «Yo, pues, os asigno un reino (el de David), como mi Padre me lo asignó a mí.» (Lucas 22:29).

Y también Jesús pronuncia la Parábola de la Diez Minas para enseñar a sus discípulos que tendrán parte en su gobernación mundial, obteniendo el control de ciudades importantes. «Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades.» (Lucas 19:17).

Como vemos, el Señor exige que seamos fieles a su causa para tener derecho a participar en su gobernación mundial. El apóstol Pedro dirá por su parte: «Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.» (2 Pedro 1:10,11).


Y a los creyentes pobres, Santiago les dice: «Hermanos míos amados, oíd: ¿No a elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?» (2:5).

Y Jesús dice también: «…Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.» (Lucas 6:20). «Mas buscad el reino de Dios, y estas cosas os serán añadidas.» (Lucas 12:31). Y también Jesús se dirige a los ricos diciendo: «…¡Cuán difícilmente entrarán al reino de Dios los que tienen riquezas!» (Lucas 18:24).

Y en otra ocasión Jesús se vio forzado a decir: «…Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.» (Lucas 9:62). Aquí Jesús está poniendo como condición el perseverar en la fe para ganar el reino davídico. Y Pablo, por su parte, dice: «…Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.» (Hechos 14:22).

A los efesios Pablo les dice: «Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.» (Efesios 5:5). Y el ladrón de la cruz le pide a Jesús: «Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.» (Lucas 23:42).

Al Fariseo Nicodemo, Jesús le dice: «…de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios…de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.» (Juan 3:3,5). Y también dijo el Señor: «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.» (Mateo 7:21).

Como vemos, el reino de Cristo está en todas partes de la Biblia. Es la esperanza central de la Iglesia. De hecho, los teólogos están unánimemente de acuerdo que este es el tema central de las Escrituras. Jesús habló de él desde el mismo inicio de su ministerio (Marcos 1:1,14,15) hasta en el final de él (Hechos 1:3,6,7).

Es un hecho indiscutible que Jesús vino para proclamar el establecimiento del reino. En Lucas 4:43, él había revelado a sus propios seguidores la razón por la cual su Padre le había enviado al mundo hace dos milenios. Él les dijo:

«…es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; PORQUE PARA ESTO HE SIDO ENVIADO.» Sí, la misión de Jesús fue la de proclamar su gobierno mundial, desde el trono del reino de David. Él vino para anunciarlo y confirmarlo. Así lo expresó Pablo cuando dijo: «Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, PARA CONFIRMAR LAS PROMESAS HECHAS A LOS PADRES.» (Romanos 15:8).

Es claro que Cristo NO vino a cambiar las promesas de Dios escritas por los profetas del Antiguo Testamento. Y aunque muchos cristianos contemporáneos pretendan decirnos que Dios tiene otro programa para sus escogidos, lo cierto es que Dios no cambia (Malaquías 3:6); y sus promesas antiguas se cumplirán tarde o temprano.

Mientras que esperamos el cumplimiento de sus promesas, la iglesia deberá estar pidiendo y buscando el reino o gobierno mundial de Jesucristo en esta tierra. Jesús mandó a que pidiéramos lo siguiente: «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra…Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia…» (Mateo 6:10,33).

 

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ALGUNAS COSAS DIFÍCILES DE ENTENDER

 

 

Por Mario A Olcese (Apologista)

 

“Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición. Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén”. (2 Pedro 3:16-18).

 

Es importante reconocer que en la Biblia se encuentran algunas cosas difíciles de entender que requieren un estudio paciente y ordenado. El Apóstol Pedro en los versículos de arriba hace mención de las epístolas de Pablo, y admite que en ellas hay algunas cosas difíciles de entender que los indoctos e inconstantes tuercen. Ahora bien, el punto es que hay cosas que son difíciles de entender, y así lo reconoció el propio apóstol Pedro. Sin embargo, no sabemos si para Pedro dichas “cosas” continuaban siendo incompresibles aun para él mismo, y tampoco hay forma de saberlo.

 

Creo que en estas cosas difíciles de entender y explicar es dónde emergen las divisiones entre los cristianos. Si los doctos no se ponen de acuerdo, ¿cómo podrían ponerse de acuerdo los indoctos? Desafortunadamente Pedro no nos da mayor información sobre qué cosas enseñadas por Pablo eran difíciles de entender. Tal vez tengan que ver con la misma persona de Jesucristo. No es de extrañar entonces  que el estudio de la Cristología ha generado una serie de debates y disputas entre los cristianos desde los albores del cristianismo mismo. Ya sabemos cómo se fue desarrollando la doctrina de la Trinidad con disputas por tratar de interpretar ciertas expresiones del mismo Pablo como cuando dice de Jesús “el cual, existiendo en la forma de Dios” o “en Cristo mora toda la plenitud de la deidad corporalmente”, y que probarían que Pablo creía que Cristo era Dios, contradiciendo al mismo tiempo otras de sus declaraciones en las cuales presenta a un Dios único que es el Padre (1 Cor. 8:4-6).

 

Y referente al alma, Pablo aparentemente también confunde a muchos indoctos y doctos cuando por una lado nos dice que estamos en la búsqueda de la inmortalidad  (Rom. 2:6,7) y por otro lado nos habla del “hombre interior (¿el alma inmortal?)”, o cuando manifiesta su deseo de “partir y estar con el Señor”, expresiones éstas que saben a filosofía platónica y que generan mucha controversia aun hoy.

 

Tal vez el problema sea menos dramático de lo que pensamos y que sólo somos nosotros quienes no le hemos entendido adecuadamente debido a nuestros prejuicios doctrinales heredados de nuestros padres o al conocimiento “en parte” que hemos recibido. Tal vez no exista ningún misterio en sus palabras, sino que simplemente no es el momento para que entendamos todo lo que él quiso decirnos. Hubo muchas cosas “de avanzada” que enseñó nuestro Señor a sus discípulos y que no pudieron entenderlas con exactitud en el momento que las recibieron, pero que en su debido momento sus mentes fueron iluminadas para comprenderlas.

  

De hecho que hay cosas difíciles de entender en Pablo, incluso cuando trata sobre la ley y la gracia. Tenemos que hacer esfuerzos para entenderlo cuando dice: “Nos estamos bajo la ley sino bajo la gracia”, pero por otro lado él aparentemente se desdice cuando declara: “confirmamos la ley” (Rom. 3:31). Estas expresiones, diametralmente opuestas, generan desconcierto para quienes quieren entender la vigencia o no de la ley. Pablo es realmente un apóstol complejo, profundo, e incomprendido. Por eso tenemos miles de iglesias repartidas entre sabatistas y dominicales, entre Mesiánicos, Judíos ortodoxos y cristianos. Creyentes Trinitarios, binitarios y unitarios. Creyentes en la inmortalidad condicional y creyentes en la inmortalidad incondicional. Unos tienen sus argumentos para sostener sus puntos de vista sobre una doctrina, los cuales son totalmente inadmisibles para otros. Así que para ser cortés con Pablo, creo que él sigue siendo “mal interpretado” por muchos de sus lectores y seguidores, ya que no todos pueden tener la razón. Estoy seguro de que si Pablo volviese a la vida hoy, se quedaría de espaldas al ver a la iglesia que él ayudó a fundar, dividida en tantos miles de grupos sólo por el hecho de que él fue mal interpretado.  

Tal vez el secreto para entender mejor a Pablo y reducir el número de iglesias divergentes sea escuchando su consejo, que dice: “…acomodando lo espiritual a lo espiritualPorque el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.  En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas  nosotros tenemos la mente de Cristo” (1 Cor. 2:13-16).

 

Es nuestra responsabilidad estar siempre orando al Señor para que nos dé de su Espíritu para que nos pueda ayudar a entender cabalmente la verdad que él nos reveló a través de su Hijo y sus apóstoles. Tenemos que dejar de lado nuestras ideas preconcebidas y someternos a la autoridad de la Biblia. No hay otra forma.    

 

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LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS

                                 Texto Guía: Hechos 3:19-21     

 

Propósito del Regreso de Jesús a la Tierra:

 

            Pocos cristianos saben que Jesucristo volverá nuevamente a este mundo en persona y visiblemente; y los que no lo saben  creen, más bien, que “partirán” al cielo cuando mueran para encontrarse con Jesús. En nuestro estudio «La Segunda Venida de Cristo«, el cual puede ser suyo si nos lo solicita, explicamos claramente que Cristo volverá a este mundo pronto.

            Lucas, el evangelista, también escribió el libro de los Hechos de los Apóstoles. En el capítulo 3 él explica para qué volverá Jesús al mundo nuevamente. Dice: «A quien (Jesucristo) de cierto es necesario que el cielo reciba HASTA LOS TIEMPOS DE LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.» (Verso 21). Sí, Jesucristo, o Jesús, el Cristo (o:«El Ungido»), volverá a este mundo para RESTAURAR TODAS LAS COSAS de que hablaron los profetas del Antiguo Testamento. Esta impresionante revelación dada por Lucas, NO es enseñada por la Iglesia Católica, y algunas iglesias protestantes amilenialistas (a:sin, Millennium: milenio). Lo cierto es que Jesús no viene a llevarnos al cielo como creen muchos, sino más bien para quedarse en la tierra a fin de restaurar todo lo resquebrajado por el pecado de los hombres. Para mayores detalles sobre este punto, solicite el artículo «Las Buenas Noticias de Jesucristo», El Reino del Mesías, El Reino de Dios: ¿Sabe Ud. qué es?. Son gratis.

 

            Según el prestigioso Diccionario Nuevo Pequeño Larousse, la palabra «restauración» quiere decir: «reparación«, «restablecimiento«, «nueva existencia que se le da a una institución«, y lo más importante, RESTABLECIMIENTO EN EL TRONO DE UNA DINASTÍA CAÍDA.» Esta última definición del diccionario mencionado, nos interesa mucho, pues tiene relación con nuestro estudio, y con las promesas bíblicas. Ya es hora que usted descubra la verdad de lo que Jesús va a restaurar en esta tierra, en ocasión de su Segunda Venida en gloria desde los cielos. Definitivamente restaurar no es destruir, de modo que Cristo no viene a destruir el planeta tierra, sino sólo a los pecadores incorregibles que no lo esperan volver en gloria para salvarlos (Salmo 37:9,10,17,20,22,28,29,34,38,40).

 

El Restablecimiento de la Dinastía Davídica Caída

 

            La Palabra restauración de Hechos 3:21 tiene que ver con el restablecimiento en su trono de un rey derrocado o el restablecimiento de una monarquía suspendida en su trono real. En este caso, la dinastía del rey hebreo, David. El profeta Amós habló de esta futura restauración, diciendo: «En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David» (9:


            He aquí una impresionante verdad revelada desde los cielos, y esa es que al volver Jesús al mundo, levantará o restaurará el trono caído de David, el cual fue suspendido por Dios allá por el año 586 a.C. Recordemos que el rey babilónico Nabuconodosor invadió Jerusalén y depuso al rey hebreo de turno Sedequías, matando a sus hijos y desterrando al pueblo a Babilonia. Desde esa fecha, el trono de David, en la persona de su sucesor, Sedequías, se suspendió hasta el día de hoy. Ya van aproximadamente 2,500 años que Israel no tiene un rey Hebreo, ni una monarquía establecida como la de David. Pero esto ya estaba profetizado por Oseas, cuando dijo: «Porque por muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio…» (3:4). Sí, POR MUCHOS DÍAS (no, «eternamente«), los hebreos estarían sin una monarquía, y consecuentemente, sin ningún rey que los gobierne. Pero nuevamente Dios promete: “No faltará a David un renuevo de justicia…» (Jeremías 33:15,16). Esta promesa significaba que vendría un descendiente de David que tomaría su trono y corona en un futuro. Dios tenía en mente restaurar aquel reino que Él mismo había establecido con David y sus hijos (2 Crónicas 13:5,8). Definitivamente el reino Davídico era el reino de Dios. Dios había escogido a David para que lo representara ante el pueblo y los rigiera con autoridad celestial. Ahora Dios se propone restaurarlo nuevamente con un rey fiel y perfecto que desciende del rey David.

 

El Hombre que tiene Derecho al Trono y Reino de David

 

            El profeta Ezequiel escribió concerniente a la caída del reino davídico con estas palabras enfáticas: «Y tú, profano e impío príncipe de Israel (Sedequías), cuyo día ha llegado ya, el tiempo de la consumación de la maldad (586 a.C), así ha dicho Jehová el Señor: Depón la tiara, quita la corona; esto no será más así; sea exaltado lo bajo, y humillado lo alto. A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, HASTA QUE VENGA AQUEL CUYO ES EL DERECHO, Y YO SE LO ENTREGARÉ.» (21:25-27). Notemos nuevamente que si bien el reino Davídico fue depuesto, no obstante vendrá un descendiente de David que tendrá el derecho de tomar su tiara, su corona, y su trono nuevamente. Y obsérvese que es Dios mismo quien se lo va a entregar y no algún hombre mortal.

 

            Según el Evangelista Mateo, Jesucristo es el hijo de Abraham e hijo de David (Mateo 1:1). Esto significa que Jesús es el descendiente, según la carne, del rey David. Es claro que Jesucristo es de «sangre azul«, un «hombre noble«, «un Príncipe«, y finalmente, «un Rey«—¡El Rey! Recordemos que Jesús había aceptado su origen real a Pilato, cuando fue acusado por sedición. Sus palabras fueron claras y directas: «…Tú dices que yo soy rey. YO PARA ESTO HE NACIDO…» (Juan 18:37). Pero por otro lado Jesús dijo en otra ocasión que su reino no era de este mundo o era maligna (verso 36). Entonces Jesús no pretendió restaurar el reino en ese momento, sino que lo haría en otra ocasión, para su segunda venida. Su segunda venida acabaría con el presente mundo malo regido por las fuerzas diabólicas cósmicas.

 

            El apóstol Pedro creía que un varón de Dios, descendiente del rey David, regiría  al mundo desde su trono en Israel. Sus palabras son como siguen: «Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de SU DESCENDENCIA, EN CUANTO A LA CARNE, LEVANTARÍA AL CRISTO PARA QUE SE SENTASE EN SU TRONO (Hechos 2:29,30). Nótese que acá la palabra “Cristo” no es un nombre, sino un título que denota “el ungido (escogido) de Dios” el cual va a ser el futuro rey de Israel. 

 

            Y en la anunciación, el evangelista Lucas registra lo que le dijo el ángel Gabriel a María: «Este (Jesús) será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» (Lucas 1:32,33).   

 

Los Hebreos Regresarán a Israel

 

            Si Jesús reconquistará el depuesto reino de su ancestro David, ello quiere decir que él reinará en Jerusalén, pues esa ciudad fue la capital del reino de David. Jesús afirmó que Jerusalén sigue siendo la ciudad del «gran Rey» ( Léalo en Mateo 5:33-35). También inferimos que Jerusalén estará habitada por los hebreos, pues la profecía dice que Jesús reinará en la casa de Jacob o Israel. Por eso los israelitas estarán reunidos en su tierra para cuando Cristo, su rey, regrese. El profeta Ezequiel pudo escribir con certeza: «Y yo (Jehová) os tomaré de todas las naciones, y los recogeré de todas las tierras, y os traeré A VUESTRO PAÍS (Ezequiel 36:24). Y el profeta Oseas añade


lo siguiente: «Después volverán los hijos de Israel y buscarán a Jehová y a David su rey, y temerán a Jehová y a su bondad EN EL FIN DE LOS DÍAS« (3:5).

        

                      Muchas personas no entienden el significado del regreso de los hebreos desde muchas naciones a su prístina tierra prometida después de 2,500 años de destierro. Desde Mayo de 1948 d.C ya existe nuevamente el «joven» estado de Israel en su antiguo territorio. Poco a poco la nación judía se va asentando con nuevos inmigrantes hebreos, pese a sus problemas políticos internos y externos. Pero lo importante de esto es que, en el final de los días, los judíos o hebreos regresarán a su tierra desde muchos países (E.U, Rusia, Etiopía, Alemania, Polonia, Argentina, etc) para luego buscar a Dios y a su rey davídico, Jesucristo.

 

            Para ese entonces se cumplirán los dichos de los profetas: «He aquí vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo (=hijo) justo, y reinará como rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.» (Jeremías 23:5). «He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio…y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre.» (Isaías 32:1,17). «Y dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones…» (Apocalipsis 12:5). «…habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Jehová.» (2 Samuel 32:3). «Y los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.» (Apocalipsis 11:15). «Y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa (Israel), ha dicho Jehová de los ejércitos…y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.» (Joel 2:26,27).

 

            El apóstol Pablo nos confirma que Israel como nación finalmente será restaurada en una posición privilegiada para la bendición del mundo entero. Si el rechazo temporal de los hebreos significa la bendición de los no hebreos, ¡cuánta más bendición significará para los no hebreos la restauración de los hebreos! La restauración del país, y del reino, significará la máxima bendición de todos los pueblos de la tierra. Dice Pablo: «Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión (pecado) vino la salvación de los gentiles (no judíos), para provocarles a celos. Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración?» (Romanos 11:11,12). Sin embargo, y pese a las claras promesas de bendición de parte de Dios para los hebreos, los católicos siempre han sostenido que los hebreos han perdido los favores de Dios, por haber “crucificado” a Jesús. ¡Cuán errados están! ¡La Biblia los desmiente fácilmente!

             

¿Cuándo Será Restaurado el Reino o Gobierno de Dios?

 

            La pregunta que se nos viene al pensamiento es: ¿Cuándo se restablecerá el reino de Dios? Pues esa fue la misma pregunta que los apóstoles le hicieron a Jesús hace dos milenios: «…Señor, ¿restaurarás el reino (davídico) a Israel en este tiempo (año 27 d.C)? (Hechos 1:6). En el verso siguiente (7) Jesús les dice que la fecha sólo la sabe Dios. Y en otra ocasión Jesús les dice a sus discípulos que sólo su Padre sabe cuando será «el fin del mundo o Edad Maligna» ( Para mayor información sobre el significado de este tema, solicite el artículo gratuito «El Fin del mundo» a la dirección que aparece al final del presente estudio). 

 

La Iglesia de Dios heredará el Reino Davídico

 

            La Iglesia está llamada a tener un papel protagónico en la restauración del reino davídico en la tierra. Según las Escrituras, los cristianos están llamados a ser co-gobernantes con Cristo en su reino de mil años. En las Escrituras Inspiradas hallamos las siguientes promesas que las iglesias han olvidado. «Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria…Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.» (Mateo 25:31,34).

 

 


           En el libro de Apocalipsis 2:26 leemos: «Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones.» Y en el 3:21 leemos: «Al que venciere, le haré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono

 

            En Lucas 19:12 Jesús les dice a sus discípulos: «No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino (davídico)». Y en Lucas 13:28 .«Allí será el llanto y crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.» «Yo, pues, os asigno un reino (el de David), como mi Padre me lo asignó a mí.» (Lucas 22:29).

 

            Y también Jesús pronuncia la Parábola de la Diez Minas para enseñar a sus discípulos que tendrán parte en su gobernación mundial, obteniendo el control de ciudades importantes. «Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades.» (Lucas 19:17).

 

            Como vemos, el Señor exige que seamos fieles a su causa para tener derecho a participar en su gobernación mundial. El apóstol Pedro dirá por su parte: «Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.« (2 Pedro 1:10,11).

 

            Y a los creyentes pobres, Santiago les dice: «Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?» (2:5).

 

            Y Jesús dice también: «…Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.» (Lucas 6:20). «Mas buscad el reino de Dios, y estas cosas os serán añadidas.» (Lucas 12:31). Y también Jesús se dirige a los ricos diciendo: «…¡Cuán difícilmente entrarán al reino de Dios los que tienen riquezas!» (Lucas 18:24).

 

            Y en otra ocasión Jesús se vio forzado a decir: «…Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.» (Lucas 9:62). Aquí Jesús está poniendo como condición el perseverar en la fe para ganar el reino davídico. Y Pablo, por su parte, dice: «…Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.» (Hechos 14:22).

 

            A los efesios Pablo les dice: «Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.» (Efesios 5:5). Y el ladrón de la cruz le pide a Jesús: «Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.» (Lucas 23:42).

 

            Al Fariseo Nicodemo, Jesús le dice: «…de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios…de cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.» (Juan 3:3,5). Y también dijo el Señor: «No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.» (Mateo 7:21).

 

            Como vemos, el reino de Cristo está en todas partes de la Biblia. Es la esperanza central de la Iglesia. De hecho, los teólogos están unánimemente de acuerdo que este es el tema central de las Escrituras. Jesús habló de él desde el mismo inicio de su ministerio (Marcos 1:1,14,15) hasta en el final de él (Hechos 1:3,6,7).

 

ALGUNAS COSAS DIFÍCILES DE ENTENDER

 

 

 

Por Mario A Olcese (Apologista)

 

“Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición. Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén”. (2 Pedro 3:16-18).

 

Es importante reconocer que en la Biblia se encuentran algunas cosas difíciles de entender que requieren un estudio paciente y ordenado. El Apóstol Pedro en los versículos de arriba hace mención de las epístolas de Pablo, y admite que en ellas hay algunas cosas difíciles de entender que los indoctos e inconstantes tuercen. Ahora bien, el punto es que hay cosas que son difíciles de entender, y así lo reconoció el propio apóstol Pedro. Sin embargo, no sabemos si para Pedro dichas “cosas” continuaban siendo incompresibles aun para él mismo, y tampoco hay forma de saberlo.

 

Creo que en estas cosas difíciles de entender y explicar es dónde emergen las divisiones entre los cristianos. Si los doctos no se ponen de acuerdo, ¿cómo podrían ponerse de acuerdo los indoctos? Desafortunadamente Pedro no nos da mayor información sobre qué cosas enseñadas por Pablo eran difíciles de entender. Tal vez tengan que ver con la misma persona de Jesucristo. No es de extrañar entonces  que el estudio de la Cristología ha generado una serie de debates y disputas entre los cristianos desde los albores del cristianismo mismo. Ya sabemos cómo se fue desarrollando la doctrina de la Trinidad con disputas por tratar de interpretar ciertas expresiones del mismo Pablo como cuando dice de Jesús “el cual, existiendo en la forma de Dios” o “en Cristo mora toda la plenitud de la deidad corporalmente”, y que probarían que Pablo creía que Cristo era Dios, contradiciendo al mismo tiempo otras de sus declaraciones en las cuales presenta a un Dios único que es el Padre (1 Cor. 8:4-6).

 

Y referente al alma, Pablo aparentemente también confunde a muchos indoctos y doctos cuando por una lado nos dice que estamos en la búsqueda de la inmortalidad  (Rom. 2:6,7) y por otro lado nos habla del “hombre interior (¿el alma inmortal?)”, o cuando manifiesta su deseo de “partir y estar con el Señor”, expresiones éstas que saben a filosofía platónica y que generan mucha controversia aun hoy.

 

Tal vez el problema sea menos dramático de lo que pensamos y que sólo somos nosotros quienes no le hemos entendido adecuadamente debido a nuestros prejuicios doctrinales heredados de nuestros padres o al conocimiento “en parte” que hemos recibido. Tal vez no exista ningún misterio en sus palabras, sino que simplemente no es el momento para que entendamos todo lo que él quiso decirnos. Hubo muchas cosas “de avanzada” que enseñó nuestro Señor a sus discípulos y que no pudieron entenderlas con exactitud en el momento que las recibieron, pero que en su debido momento sus mentes fueron iluminadas para comprenderlas.

  

De hecho que hay cosas difíciles de entender en Pablo, incluso cuando trata sobre la ley y la gracia. Tenemos que hacer esfuerzos para entenderlo cuando dice: “Nos estamos bajo la ley sino bajo la gracia”, pero por otro lado él aparentemente se desdice cuando declara: “confirmamos la ley” (Rom. 3:31). Estas expresiones, diametralmente opuestas, generan desconcierto para quienes quieren entender la vigencia o no de la ley. Pablo es realmente un apóstol complejo, profundo, e incomprendido. Por eso tenemos miles de iglesias repartidas entre sabatistas y dominicales, entre Mesiánicos, Judíos ortodoxos y cristianos. Creyentes Trinitarios, binitarios y unitarios. Creyentes en la inmortalidad condicional y creyentes en la inmortalidad incondicional. Unos tienen sus argumentos para sostener sus puntos de vista sobre una doctrina, los cuales son totalmente inadmisibles para otros. Así que para ser cortés con Pablo, creo que él sigue siendo “mal interpretado” por muchos de sus lectores y seguidores, ya que no todos pueden tener la razón. Estoy seguro de que si Pablo volviese a la vida hoy, se quedaría de espaldas al ver a la iglesia que él ayudó a fundar, dividida en tantos miles de grupos sólo por el hecho de que él fue mal interpretado.  

Tal vez el secreto para entender mejor a Pablo y reducir el número de iglesias divergentes sea escuchando su consejo, que dice: “…acomodando lo espiritual a lo espiritualPorque el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.  En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas  nosotros tenemos la mente de Cristo” (1 Cor. 2:13-16).

 

Es nuestra responsabilidad estar siempre orando al Señor para que nos dé de su Espíritu para que nos pueda ayudar a entender cabalmente la verdad que él nos reveló a través de su Hijo y sus apóstoles. Tenemos que dejar de lado nuestras ideas preconcebidas y someternos a la autoridad de la Biblia. No hay otra forma.    

 

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