LA UNCIÓN DEL CRISTIANO

Los cristianos Tienen la unción de Cristo en ellos

En los primeros días de su ministerio, Jesús llegó a Nazaret, entró en la sinagoga durante el día de sábado y leyó del rollo de Isaías. «El Espíritu del Señor DIOS está sobre Mí, porque el SEÑOR me ha ungido para predicar  buenas noticias a los pobres; Él me ha enviado para curar al traspasado de dolor, proclamar la libertad a los cautivos, y apertura de la prisión a aquellos que están presos.» (Isaías 61:1) 

Jesús había sido bautizado ya por Juan en el Jordán y había sido validado por Su Padre de que Él era el Hijo de Dios. Este día en Nazaret no sugiere que algo fuera añadido en la vida y ministerio de Jesús. Ya Le habían dado el Espíritu sin medida, como Juan 3:34 declara. Él comunicaba simplemente el hecho de que Él era de quien Isaías habló. El tiempo había venido y Él fue ungido por Dios para cumplir Su misión Mesiánica. Literalmente, el Mesías y Cristo ambos quieren decir ‘ungido’. 

Jesucristo era El Ungido, sin embargo, los Cristianos tienen a Cristo dentro de ellos, espiritualmente hablando. «Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.» (Col. 1:27) Es en este sentido que los Cristianos comparten el ungimiento de Jesucristo. Algunos creyentes se refieren al poder de Dios o el Espíritu de Dios que reside en el Cristiano como el ungido. Bíblicamente, esto es correcto. «Ahora Él que nos establece con vosotros en Cristo y nos ha ungido es Dios, que también nos ha sellado y nos ha dado el Espíritu en nuestros corazones como una garantía.» (2 Corintios 1:21, 22). «Pero el ungimiento que vosotros habéis recibido de Él reside en vosotros» (1 Juan 2:27). Esto no es adicional al regalo del Espíritu Santo que Dios da en el momento del nuevo nacimiento.

Pedro le dijo a la muchedumbre durante el Día de Pentecostés «Arrepentíos, y bautícese cada uno en el nombre de Jesucristo para la remisión de pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.» (Hechos 2:38). Los Cristianos pueden decidir no utilizar el don que Dios ha dado, pero el don reside dentro de uno. Es «vida eterna» como Romanos 6:23 establece, «y semilla incorruptible» como dice 1 Pedro 1:23.

Unos creen que Dios derrama más de Su Espíritu para gente específica u ocasiones especiales. Esto puede ser debido a un par de secciones en el libro de Hechos. «Dios obró milagros inusuales por las manos de Pablo, de modo que hasta los pañuelos o los delantales fueran traídos de su cuerpo al enfermo, y las enfermedades los abandonaron y los espíritus malignos salieron de ellos» (Hechos 19:11, 12). Pablo y los creyentes en Efeso hablaban la Palabra de Dios como el fuego incontrolable. La intensidad de la fe era alta entre los creyentes. Jesús dijo en Marcos16, «Estas señales seguirán aquellos que creen.»

Este no era un derramamiento suplementario sobre Pablo, sino un tiempo de la gran comunidad creyente. Esto es similar al tiempo registrado en Hechos 5, cuando todos los apóstoles se movían con el poder del Espíritu Santo. «Y por las manos de los apóstoles muchas señales y maravillas fueron hechas entre la gente … de modo que ellos sacaron a los enfermos a las calles y los pusieron en camas y canapés, para que al menos la sombra de Pedro que pasaba pudiese curar a algunos de ellos» (5:12, 15). Éstos no son registros de poderes suplementarios especiales. La razón de estos aumentos de milagros y curaciones era la subida del nivel de fe. La fe complace a Dios y consigue resultados. (Hebreos 11:6) Si Dios diera más a una persona que el otra, Él haría acepción de personas, y Romanos 2:11 expresamente declara que él no hace acepción de personas.

Los cristianos no necesitan nada extra. Col. 2:10 declara que los Cristianos son completos en Cristo. Completos significa que no carecen de nada. Fil. 2:13 enseña que Dios «obra en vosotros, ambos  para desear y hacer para Su placer bueno.» La palabra traducida ‘obra’ significar que Dios nos energiza por dentro. Esta misma palabra es usada en 1 Corintians 12:6: «y hay variedades distintivas de operación [del funcionamiento para llevar a cabo cosas], pero es el mismo Dios que los inspira y activa en conjunto. «(Biblia Amplificada)

La unción del Espíritu Santo es otro término para el don de Dios, como los vocablos Consolador (KJV), Ayudante (NKJV) o el Espíritu de Verdad del cual Jesús habló en Juan. Jesús también lo llamó la Promesa del Padre en Lucas 24:49 y Hechos 1:4. Cada Cristiano tiene la unción de Cristo dentro de él.

Escrito por Pete Miller

Traducido por Apologista.

200 MILLONES DE SOLDADOS

Algunos problemitas logísticos que se suscitarían al tomar literalmente el número de soldados que vienen del oriente…

Fuente: http://sanosenlafe.blogspot.com

Transporte  y estadía de los 200 millones presenta problemas logísticos

Es bastante cruel de tu parte, el tratar de hacerme arengar sobre nuestros estimados magos de la profecía con los que la Iglesia ha sido tan “bendecida”.  Descansa asegurado que has tenido éxito.  Trataré de levantar unas pocas preguntas sobre algunas asunciones proféticas comúnmente mantenidas.  (Esa es una manera cordial de decir que voy a hacer diversión de los varones de la profecía de los últimos tiempos.) 

Una enseñanza profética del tiempo final que yo he oído y que me choca como algo interesante está basada en Rev. 9:16 y Rev. 16:12.  Estos pasajes se refieren a un ejército de doscientos millones de hombres montados a caballo quienes han sido soltados y que el río Éufrates se ha secado para hacer camino a los Reyes del Oriente. 

Una síntesis de estos versos nos lleva a una escena de un ejército de doscientos millones de soldados viniendo de la China Roja para dar una golpiza contra la pobre pequeña Israel y todos esos molestosos Judíos.  Parece que el único problema que el ejército tiene para llegar a la Tierra Santa es el Río Éufrates, y por eso el Río es secado para que ellos puedan cruzar.

Yo me recuerdo haber oído esta enseñanza por primera vez  de Doug Clark de “Amazing Prophecies [Profecías Asombrosas]” en una Reunión Campamento (Camp Meeting) de las Asambleas de Dios del Sur de California en 1972. Este Ejército es bastante interesante. Puede atravesar sobre las montañas de los Himalayas, puede ir marchando a través de Pakistán e Irán sin problema alguno, y puede ir a través del desierto sin dificultad.  Pero ellos están completamente confundidos en como cruzar el Río Éufrates, y por lo tanto deben de apelar a alguna ayuda sobrenatural para seguir con su designación de darle la golpiza a Israel.

Cuando yo oí a Doug Clark presentar este escenario yo era un oficial en la Fuerza Aérea y estaba un poco familiarizado con logística en movimiento y provisión para una fuerza en guerra.  Con este trasfondo, yo traté de resolver la logística requerida para este ejercicio en particular.

¿Primero de todo, que tan lejos está China de Israel? ¿Cuatro mil, quizás cinco mil millas?  Lo que estamos hablando aquí sería lo mismo a tomar cuatro quintas partes de la población de Estados Unidos y transportarlas en un viaje a Sur América.  ¿Cómo los vamos a llevar allí?

Supongamos que tenemos aviones grandes – asumamos que son 747 que pueden cargar 500 soldados.  Un 747 puede volar 500 millas por hora, y su vuelo de 5000 millas tomaría unas 10 horas.  Asumiendo un movimiento de vuelta rápido de dos horas, eso significaría que un 747 podría llevar 500 soldados al día desde China hasta Israel.

Cada viaje de ida y vuelta requiere cerca de 100,000 galones de combustible de aviones. ¿En cuánto tiempo quieres trasportar los 200 millones de soldados?  Utilicemos un número arbitrario: 100 días.  Eso significaría que necesitarías transportar cerca de 2 millones de soldados al día.  Si cada 747 puede cargar 500 soldados, deberías de poder completar la meta con unos 4000 aviones. Estos utilizarían 8 billones de barriles de combustible de avión al día.

El aeropuerto en donde ellos han de aterrizar estaría aterrizando aviones 747 a un ritmo de 166 por hora, o cerca de 3 por minuto, sin parar.  En cualquier momento habrán algo más de 300 aviones en tierra en ambos aeropuertos el de origen y el de destino.

Y después está el problema del mantenimiento de las tropas.  Cada uno de esos soldados no solo querrá sino que también esperará recibir agua y alimento.  ¿Cuánta agua y alimento se tomará para alimentar 200 millones de soldados cada día?

Pero pensando en eso, en el pasaje de Rev. 9:16 dice que los soldados están montados en caballos, así que quizás no hallan de volar las Aerolíneas Chinas (Aerolíneas Chinas no te dejaran traer caballos a bordo).

Supongamos que el Anti-Cristo aéreo no es capaz de conseguir los 4000 aviones 747 (quizás la fuerza de producción de Boeing se salva y se va en el rapto) y tiene que depender en trasporte de tren.  Un carro de tren moderno transporta 50 pasajeros.  Veinte carros trasportarían mil soldados.  Como estos son soldados montados, necesitamos también cargar los soldados: por aquello de argumentar, digamos que 30 “carros de caballos” pueden llevar mil caballos.

Tenemos un total de 50 carros, cada uno con cerca de 100 pies de largo, lo que nos da un total de una milla de largo.  Mil trenes transportarían un millón de soldados. Asumiendo que un tren puede recorrer un promedio de mil millas al día (una asunción bastante generosa), le tomaría cinco días más o menos para viajar de China a Israel, y otros cinco días para volver.

Esto requeriría 10,000 trenes de 50 carros para permitir que mil trenes al día salgan de China diariamente.  Tendrían que haber dos vías y preferiblemente cuatro vías volviendo de Israel.

Pero por motivo del argumento, concedamos que las 200 millones de tropas puedan ser transportadas ya sea por aviones o por trenes.  Estamos asumiendo que habrá una vía férrea de cuatro carriles atravesando sobre los Himalayas, y cruzando por Pakistán e Irán.   ¿De verdad usted cree que un imperio puede montar 4000 aviones 747 y proveer combustible y alimento para transportar 2 millones de soldados al día no podrá ser capaz de cruzar el un río que es quizás 100 yardas [130 metros] de ancho?

¿Estaría la compañía de construcción de vías de tren que puede construir cuatro líneas de rieles por los Himalayas demasiado confundida de cómo construir un Puente sobre tan pequeño río?  ¿Porque razón en el mundo se necesita que el río Éufrates se seque?

La conclusión obvia e inescapable es que el escenario Doug Clark y compañía acerca de Los Reyes del Este es absurda e indefendible.  Sin embargo, es presentada como la verdad del Evangelio, en igual terreno con la Divinidad y el Señorío de Jesucristo, la Redención por Gracia y la inerrancia de la Biblia, etc.

Yo puedo entender que los predicadores de profecía no entiendan algunos de los problemas de logística en los escenarios que ellos construyen.  Después de todo, eso envuelve sumar, restar, multiplicar y dividir.  ¿Pero donde están los Profesores de las Escuelas Bíblicas levantando sus voces en contra? Tal parece que esto es presentado sin ningún tipo de desafío.

¡CUIDADO CON LAS RELIGIONES!

 

18101_watchtowerEnric Capó, España, (Lupa Protestante)

 

La noticia, hace unos días, saltó a los periódicos. Una señora de Madrid sufrió un accidente de tránsito y quedó malherida. Trasladada a un hospital, fue operada y, aunque parecía que no había problemas mayores para salvar su vida, falleció. La razón, según los médicos que la atendieron, fue que tenían órdenes de ella para que, en ningún caso, se le hiciera una transfusión de sangre y, en la situación concreta de gravedad en que se encontraba, era imprescindible. Pertenecía a los testigo de Jehová y la doctrina de este grupo religioso lo prohíbe.

El caso no es anecdótico. Se produce una y otra vez en la historia de los testigos de Jehová que, basados en una interpretación muy particular de las Escrituras, se niegan a tomar sangre o a recibir transfusiones. Esto es especialmente grave cuando se trata de niños o de personas que no pueden decidir por si mismas. El dogma religioso pasa por encima de las personas y de sus derechos. Es más importante salvar la doctrina que salvar una vida.

Cuando esto acontece, nos encontramos ante la peor religión posible, aquella que se sitúa por encima del bien y del mal y cuyo objetivo principal ya no es tratar de salvar al hombre en su integridad y de protegerlo frente a cualquier intento de deshumanización, sino de poner los preceptos religiosos por encima de los derechos humanos. Priorizar la religión frente a la vida. Y esto es totalmente inaceptable. No se trata de que la vida sea un bien absoluto y que su protección pase por encima de todo. Jesús nos enseñó que la vida puede ser dada, como la suya, por los demás. Pero en ningún caso, puras normas religiosas rituales, como ésta de no comer sangre, pueden tener preferencia ante la urgencia de salvar una vida.

No me explico muy bien por qué la Biblia prohíbe comer sangre. Parece que viene de una creencia ancestral que afirmaba que la vida, tanto en los hombres como en los animales, estaba en la sangre. No pretendo negar ni afirmar esta idea, pero la Biblia misma me lleva a darle una importancia secundaria, tan secundaria que me permite prescindir totalmente de esta prohibición. ¿Con qué autoridad? Con la de Jesús. En más de una ocasión, durante su vida en la tierra, tuvo que enfrentarse a tradiciones que, pretendiendo ser fieles a la literalidad de las Escrituras, la desvirtuaban.

Esto pasaba en la institución del Corbán. o sea, la costumbre judía de dedicar a Dios todas las obligaciones que una persona tenía para con sus padres. “Vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: es Corbán (que quiere decir mi ofrenda a Dios) todo aquello en que pudiera ayudarte, y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas.”(Mc 7,10-13) Entre ellas, las que se refieren a la obligación de guardar el sábado o a cuestiones de comida.

En lo que se refiere a la obligación de guardar el sábado, Jesús quiso dejar bien claro que una norma como ésta, incluso plasmada en uno de los 10 mandamientos (Ëxodo 20), no podía ser nunca una excusa para no hacer el bien. Dice el evangelio que los escribas y los fariseos le acechaban (Lc 6,7) por ver si sanaría a alguien en el día de reposo. Jesús lo hizo, contra todas las normas religiosas. Sanar y hacer el bien estaba por encima de las leyes restrictivas de la religión, por encima de la observancia del día de reposo. “El sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado” (Mc 2,27).

La misma actitud tomó Jesús ante cuestiones de comida. Eran numerosas las normas judías sobre lo que se podía o no se podía comer. Jesús las abolió todas. Dice el evangelio que “llamando a si a la multitud, les dijo: Oíd y entended: No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boda, esto contamina al hombre.” (Mt 15,11). Y el evangelio de Marcos, especifica: “Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar”. No hace ninguna excepción, ni la de la sangre. Tomen nota los testigos de Jehová.

Estoy convencido de que en las religiones existentes hay muchas normas absurdas, contradictorias e inútiles, pero son tolerables mientras no lesionen los derechos elementales de la persona humana y se ejerciten con cordura. Entre estas normas está la de no comer sangre, o la de abstenerse de comer langostinos, o ayunar en días señalados, o la de prohibir el matrimonio a los sacerdotes, o la intolerable y perversa norma de la ablación entre algunos pueblos de religión musulmana etc. Podríamos hacer una lista interminable (Mc 7,13). Pero, a los que observan tales normas, Pablo les preguntaría: “¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de los hombres) cosas todas que se destruyen con el uso?” (Col 2,20-21).

Por esto, cualquier norma religiosa que conculque los derechos de una vida humana debe ser rechazada y combatida. No se puede consentir. Jesús rompió los tabúes y desacralizó todas las cosas: el templo, la religión, los mandamientos y las doctrinas, etc. Lo único sagrado para Cristo era la persona humana. Era el objeto primero de su amor. “El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lc 19,10) y esto abarca el hombre en toda su integridad. No vino a salvar “almas” en el sentido desencarnado en que usamos esta palabra. Le interesó el hombre en su situación concreta, incluso en el umbral de la muerte. Se dedicó a sanarlo, incluso contra todas las normas religiosas de su tiempo. Jamás dejó de hacer el bien porque había normas religiosas que se lo impedían. Sus discípulos, no siempre lo han hecho y de ahí vienen los numerosos males que padecemos y que, a menudo, han desacreditado a las religiones.

Los ateos tienen razón cuando afirman que las religiones, en lugar de ser camino de vida, gozo y esperanza, a menudo se han convertido en instrumentos de opresión de las conciencias, en fuentes de discordias y de luchas internas. En lugar de liberar al hombre de la sujeción a las fuerzas desordenadas del mal, le han sumido en un mundo de normas y mandamientos muy a menudo insoportables. Y en esto los ateos coinciden con Cristo, que criticó duramente a los fariseos y a los escribas “porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni con un dedo las tocáis” (Lc 11,46). No hay nada intrínsicamente malo en las religiones –todo lo contario-, siempre que conozcan sus límites, pero hay en ellas una peligrosa tendencia a interponerse entre el hombre y Dios y pretender que son ellas los únicos intérpretes validos de la voluntad de Dios. Esto ha llegado a su máxima expresión, entre nosotros, en la institución del papado en la que el Papa llega a ser denominado “vicario de Cristo en la Tierra” y su palabra puede llegar a ser tenida por infalible.

La libertad con la que Cristo nos ha hecho libres, nos libera del yugo religioso. Nos abre nuevas perspectivas para no someternos ciegamente a las normas religiosas que se nos quiere imponer y vivir gozosamente en la comunión con Dios. Es bueno y conveniente vivir la fe en el seno de una religión o de una denominación cristiana, ya que necesitamos una comunidad en la que nuestra fe se exprese y tenga el camino llano para desarrollarse y convertirse en acción. Pero, cuidado con las normas y los mandamientos humanos que pretenden sojuzgarnos, por muy arropados que lleguen con citas bíblicas y erudición científica. En nuestra perspectiva cristiana, como seguidores de Jesús, todo lo tenemos resumido en los dos únicos mandamientos que El nos dio: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente… amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22,37-39)

Enric Capó

 

 

 

LA MENTIRA MÁS GRANDE DE LA WATCHTOWER: ¡NOSOTROS VENDEMOS NUESTRA LITERATURA A PRECIO DE COSTO!

 

Si usted es Testigo de Jehová, seguro que estará convencido de que debe llevar una vida sencilla y humilde como enseñó Jesucristo. Y seguro que también usted creerá que los hermanos del Cuerpo Gobernante de la Sociedad en Brooklyn, Estados Unidos, viven una vida humilde y ejemplar, pues usted ha supuesto que ellos han hecho un «voto de pobreza».

A usted le han enseñado reiteradamente que la Sociedad Watchtower vendía (…y vende) su literatura a precios de costo y que no busca ganancias materiales en todos los impresos producidos. Por supuesto que todo esto usted lo ha aprendido sólo a través de la literatura de la Sociedad, y a través de sus ministros que le repiten lo mismo como cotorras.

La pura verdad es que todo lo que le han dicho la jerarquía Watchtoweriana sobre su literatura producida en sus imprentas son sólo mitos y mentiras para mantenerlo a usted engañado, y para que usted les done a todo el dinero que pueda a la “obra” y siga pagando por toda la literatura que le provee la Sociedad. Usted se ha convertido en un vendedor ambulante (sin pago, sin seguro, sin beneficios) de una de las mayores casas editoras de todos los tiempos… «La Sociedad Watchtower» ( o mejor dicho, “La Suciedad Much Power, blabla, & Truco” en Brooklyn, N.Y) .

Ver los siguientes vídeos (parte I y II):

 

¿QUIÉNES SON LOS UNGIDOS DE DIOS?

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Una palabra de moda que ha estado sucediendo durante varios años en torno a la palabra «ungido», que se utiliza generalmente con frases tales como, «Yo sentí la unción», o «él / ella está ungido para predicar la palabra», y otros términos. Generalmente cuando se utiliza este término, es para dar a entender una «especial» unción derramada sobre determinadas personas. Se nos dice que usted también puede tener esta «unción especial» si quiere aceptar las verdades de la Palabra de Dios de la misma manera que los que han recibido esta «unción especial» de Dios.

En primer lugar, echemos un vistazo a la palabra «ungido» y veamos si hay una unción especial o no. En el Antiguo Testamento, la palabra significa ungido, que es alguien que se le ha aplicado el aceite en el cuerpo como símbolo de que Dios ha elegido a esa persona para un servicio al Señor. Esta persona se ha consagrado al Señor. La palabra significa ser consagrado o separado, dotado con el poder de Dios para llevar a cabo ese servicio. También significa ser declarado limpio, santo y puro. Aunque el hombre es un simple pecador, es Dios que consagra, y que es la razón por la que se registra en el Salmo 105:15, «No toquéis, dijo, a mis ungidos, no hagáis mal a mis profetas». Estos fueron hombres que Dios había ungido y consagrado para Su servicio.

Hoy en día oímos muchos auto-nombrados profetas usar este verso en un esfuerzo por exaltarse a sí mismos como una clase especial de «ungido de Dios»  para que no se atreva a cuestionar lo que enseñan. Esta es una posición muy peligrosa para colocarse uno mismo, el creer que existen aquellos que son los que tienen una especial unción o una medida extra del Espíritu Santo. El profeta Joel dijo: «en esos días voy a derramar mi espíritu sobre toda carne.» (Joel 2:29) Vemos que esto ocurrió en el día de Pentecostés (Hechos 2:16-18) y ha continuado hasta la actualidad. Dios derramó su espíritu sobre toda carne, y todos lo que han recibido a Jesús, y han creído en su mensaje del reino, han sido bautizados con el Espíritu Santo. (Mateo 3:11 y Marcos 1:8) Los que han sido bautizados con Jesús han nacido de nuevo, en el sentido de ser llenos con el poder y la vida del Espíritu Santo y se han convertido en nuevas criaturas.

Sí, Dios nombra y coloca a diferentes miembros en distintos lugares en el cuerpo de la iglesia de acuerdo con cada uno de los talentos, pero en ninguna parte de la Biblia siquiera sugiere una «unción especial» o una «medida adicional del Espíritu Santo» para unos pocos en el cuerpo de Cristo. Siempre habrá aquellos que desean sentirse especiales o superiores sobre los demás y los cristianos no están exentos. Esta enseñanza apela a nuestra naturaleza corrupta de «la soberbia de la vida» (1 Juan 2:16) contra la cual todos nosotros debemos estar en guardia. Jesús enseña una vida de servidumbre y estimando a los demás como mejores que nosotros. (Filipenses 2:3)

En el Antiguo Testamento, los sacerdotes y profetas ungidos fueron los representantes temporales de la provisión del perdón de Dios por los pecados del pueblo hasta el momento que nuestro Sumo Sacerdote Jesucristo permanente se dio a sí mismo para el perdón de nuestros pecados en la cruz. Los sacerdotes y profetas fueron declarados limpios, puros y santos, porque Dios dijo que lo eran. Jesús es limpio, santo y puro, y los que están en él se declaran limpios, santos y puros, porque Dios dice que lo somos. (Romanos 4:2-8 Filipenses 3:9 Hebreos 9:12).

«Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio» (Marcos 1: 40-41). «Lo que Dios ha limpiado, no lo llames inmundo». (parafraseado Hechos 10:15)

Así que quién es ungido hoy? «Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.  (1 Juan 2:27). «Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios» (2 Corintios 1:21). «no toque a mi ungido», es decir, todos los que han recibido a Jesús en sus corazones. Esto debería servir como una advertencia a aquellos que pervierten la palabra de Dios para alimentar su propio orgullo y el deseo de ser superior a los otros ungidos de Dios, que irónicamente, por lo general, son los que esgrimen esta frase la mayoría de las veces. Los más sinceros predicadores de la Palabra de Dios nunca serían lo suficientemente audaces como para declararse infalibles, sino que son lo suficientemente humildes para comprender la depravación de los hombres.

Dios no es grande, porque declara que todos aquellos que sus pecados son lavados por la sangre del Cordero son iguales ante sus ojos. «No hay ni Judío ni griego, no hay ni esclavo, ni libre, ni hombre ni mujer: porque todos sois uno en Cristo Jesús. (Gálatas 3:28)