COMPLETO DEBATE CON UN TESTIGO DE JEHOVÁ SOBRE «LA TEOLOGÍA DE LAS DOS CLASES» (EN INGLÉS)

Este debate tendría que ir a otra hora más. Mira hasta el final para averiguar por qué no se hizo. La propuesta del debate era: «Sólo hay una sola clase de cristianos con una esperanza eterna.»  El formato se supone que debe ir de la siguiente manera:

Declaraciones de apertura (20 minutos cada uno)

Réplicas (12 minutos cada uno)

Réplicas (8 minutos cada uno)

Ronda de análisis Cruzada 1 (7 minutos cada uno)

Ronda de análisis cruzada 2 (7 minutos cada uno)

Preguntas y sus Respuestas de la Audiencia

Réplicas ( 10 minutos cada uno)

Declaraciones de clausura (7 minutos cada uno)

LA PARTE NO ES EL TODO: ¡UN ESTUDIO DEL EVANGELIO COMPLETO!

Por Ingº Mario A Olcese  (Apologista)

Una palabrita clave:

¿Qué entiende usted por la palabra: “Primero”? Por ejemplo, si **yo** le digo que ‘Dios es primero en la agenda de mi vida’, ¿qué cree usted que **yo** quiero decir con esa declaración? Pues seguramente **usted me** responderá que para mí, Dios es lo más urgente e importante en mi vida.

Si **yo** digo que primeramente busco las cosas de Dios, lo que estoy diciendo (expresando) es que Dios es lo primero en mi vida (para mí). Esto, no obstante, no significa que Dios sea lo único que debo buscar en la vida, pues también existen otras cosas de segunda importancia que puedo y debo buscar, como por ejemplo: alimentos, ropa, educación, casa, trabajo, etc. El hecho es que las cosas de Dios deben ocupar el primer lugar en nuestras vidas, y las demás cosas que buscamos ocuparán un lugar secundario.

En Mateo 6:33 leemos que Jesús manda: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia”. ¿Es acaso el reino de Dios lo único que hay que  (debemos) buscar? ¡NO! Sin embargo, el reino de Dios será loprimero que buscaremos en nuestra vida cristiana. Es decir, uno debe buscar el reino de Dios primero, y luego las otras cosas como ropa, comida, o bebida vendrán por añadidura. Pero lo primero es lo primero, y el Reino de Dios es lo primero que hay que buscar.

En 2 Corintios 8:1-5 leemos de la ofrenda de los hermanos de Macedonia para lo santos de Jerusalén. En el verso 5 el apóstol Pablo dice de aquellos hermanos Macedonios, lo siguiente: “…sino que a sí mismos se dieron PRIMERAMENTE al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios”. Es decir, los creyentes de Macedonia se dieron PRIMERAMENTE al Señor Jesucristo, y después a Pablo y a Tito, para que la ofrenda llegara a los creyentes en necesidad en Jerusalén. Note que los creyentes Macedonios se dieron a sí mismos PRIMERO al Señor, y luego a Pablo y a Tito. Su entrega fue total: al Señor y a los hermanos. Ellos no sólo se habían comprometido con el Señor, sino también con sus hermanos en la fe.

Hasta este punto entendemos que los Cristianos tenemos prioridades, cosas que ocupan un primer lugar de importancia en nuestras vidas. Esto obviamente no excluye otras cosas que el Señor nos manda a buscar, como por ejemplo: la paz (1 Pedro 3:11), el bien de los demás (1 Cor. 10:24), etc.

Lo Primero del Evangelio del Señor

Este mismo sentido de lo primero se aplica al evangelio verdadero, pues el propio evangelio completo de Cristo tiene una parte que podemos llamar primordial, básica, o primaria, y otra que podemos muy bien llamarla complementaria.

Veamos lo que nos dice Pablo en relación a lo que es el evangelio, pues millones de personas tienen un concepto errado de lo que es el evangelio completo de Jesucristo. Estos predicadores han venido enseñando un evangelio incompleto a parcial como si fuera todo el evangelio de nuestro Señor.

En 1 Corintios 15:1-7 los evangelistas contemporáneos han creído encontrar el todo del evangelio de Cristo, cuando en realidad Pablo sólo menciona el evangelio básico o fundamental de Cristo. Y es que el problema de estos predicadores consiste en que no analizan o escudriñan con atención las palabras clave de los versículos que leen. Veamos lo que dicen los versículos que acabamos de anotar de 1 Corintios:

1 ADEMAS os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;
2 Por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo fué muerto por nuestros pecados conforme á las Escrituras;
4 Y que fué sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme á las Escrituras;
5 Y que apareció á Cefas, y después á los doce.
6 Después apareció á más de quinientos hermanos juntos; de los cuales muchos viven aún, y otros son muertos.
7 Después apareció á Jacobo; después á todos los apóstoles.
8 Y el postrero de todos, como á un abortivo, me apareció á mí.

Pues Bien, Si uno lee todos estos versículos verá que el Apóstol Pablo llama a la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo: EL EVANGELIO. Esto es algo indiscutible obviamente, porque es el mismo Apóstol quien lo está diciendo. No obstante, note usted que en el verso 3 el Apóstol emplea el vocablo “PRIMERAMENTE”, lo que quiere decir que este evangelio o “Buenas Noticias” de la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo frente a muchos testigos oculares es LO PRIMERO del evangelio apostólico—¡Pero no el todo! Este detalle ha sido, desgraciadamente, pasado por alto por millones de estudiantes bíblicos de todos los tiempos. Estos han creído que el Evangelio completo y único de Jesús es su muerte, sepultura y resurrección frente a muchos testigos y punto. ¿Pero puede esta idea popular ser sostenida fuera de 1 Corintios 15:1-7 en otros pasajes de la Escritura? Pues, No. En ninguna otra parte de la Biblia se dice que la muerte, sepultura y resurrección de Cristo es el único evangelio apostólico.

Un Evangelio del Reino Ignorado

En Marcos capítulo 1 y versos 1,14,15 leemos que Jesús comenzó predicando y anunciando en Galilea EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS. ¿Interesante, no? Jesús comenzó hablando de “otro” evangelio fuera de su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día. Recordemos que Jesús reveló su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día mucho tiempo después de que anunciara su evangelio del Reino de Dios en Galilea. Observe usted que es recién en Marcos capítulo 8 y verso 31 que Jesús revela que tenía que morir, ser sepultado, y resucitar al tercer día y lo reitera en los capítulos 9 y 10. Este intervalo entre los capítulos 1 y 8 de Marcos supone un año de ministerio público de Jesús, más o menos. Los Apóstoles se quedaron anonadados con este extraño anuncio de su Maestro y realmente no lo comprendieron (Marcos 9:31,32). Ellos no sabían nada de este evento, y no lo entendieron del todo hasta que se cumplió.

Entonces tenemos dos evangelios: El Reino de Dios, y la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo en gloria al tercer día frente a muchos testigos oculares. Pero como sólo  hay un solo evangelio en la Biblia (Gálatas 1:6-9) es lógico concluir que tanto el Reino de Dios y la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo en gloria al tercer día frente a muchos testigos oculares componen el único evangelio de Cristo. Pero esta verdad no es advertida ni aceptada por muchos predicadores de hoy.

El fundamento del Evangelio Apostólico

¿Por qué, entonces, Pablo predicó la Muerte, sepultura, y resurrección de Cristo al tercer día como lo primero del evangelio, y no el Reino de Dios como lo hizo Cristo en Galilea?¿Acaso no comenzó Jesús su ministerio con su evangelio del Reino de Dios en Galilea sin mencionar para nada todavía su muerte y resurrección de entre los muertos? La respuesta parece simple, y Pablo nos lo va a dar en el mismo 1 Corintios 15:14: “Y si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, vana es también nuestra fe”. Lo que Pablo dice es que toda su predicación es inútil o fútil si es que Cristo nunca hubiese RESUCITADO  de entre los muertos. Su resurrección es nuestra garantía de que las otras promesas (p.e. el Reino de Dios y la vida eterna) realmente algún día se cristalizarán.

Ahora entendemos porqué Pablo comienza hablando del evangelio o buenas noticias de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, pues es el evento fundamental para poder creer que las demás promesas se harán realidad algún día. Pero recuerden, Pablo jamás dijo que la muerte vicaria de su Maestro, y su resurrección gloriosa al tercer día, eran su único evangelio. Lo que dijo es que ese mensaje es lo primero del evangelio, lo fundamental, o lo básico. Sin este acontecimiento cumplido todas las demás promesas serían fútiles. ¡Nunca podríamos entrar al prometido Reino de Dios! ¿Por qué? Porque al no haber resurrección, no podríamos entrar en el Reino incorruptible de Cristo el cual requiere nuestra previa transformación (redención) física por la resurrección del cuerpo (1 Cor. 15:50).

¿Predicó Pablo el Evangelio del Reino de Dios en 1 corintios 15?

En primer lugar, es menester aclarar que Pablo continuamente predicó el reino de Dios en sus viajes misioneros. Lo predicó en Efeso (Hechos 19:5),  en Mileto (Hechos 20:25), y en Roma (Hechos 28:23,30,31). Entonces me pregunto, ¿dejó Pablo de predicarlo en Corinto? No lo creo! Veamos nuevamente 1 Corintios 15, el cual es nuestro texto en discusión. En los versos 1-8 vimos que Pablo predicó PRIMERAMENTE la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo frente a muchos testigos. Este evento glorioso fue lo primordial de su evangelio, lo básico, pero no el todo. Y la razón ya lo explicamos arriba. En seguida veremos que Pablo sí habla del Reino de Dios en 1 Corintios 15. Por ejemplo, después de confesar la gloriosa resurrección de su maestro, y ponerla como el fundamento de su prédica, el apóstol Pablo dice en los versos 49 y 50 lo siguiente: “Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos TAMBIEN la imagen del celestial. Por esto digo hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar EL REINO DE DIOS, ni la corrupción hereda la incorrupción.”. Observemos que Pablo, una vez que declaró la resurrección de Cristo en gloria, pasa a decir que también nosotros tendremos que traer la imagen del Cristo glorioso para poder ingresar en el Reino de Dios. Tome nota que Pablo no se detiene a explicar qué es el Reino de Dios, ni los discípulos de Corinto lo preguntan. Esto indicaría que los Corintios ya sabían perfectamente lo que era el Reino de Dios. Lo que Pablo sólo hace es explicarles que es necesaria la resurrección-transformación para poder heredar ese Reino que ya conocían. Como vemos, Pablo no se desliga en absoluto del Reino de Dios.

En Hechos 28:23, 30,31leemos sobre el ministerio de Pablo en el imperio Romano, lo siguiente: 23 Le señalaron un día y vinieron en mayor número adonde se hospedaba. El les iba exponiendo el Reino de Dios, dando testimonio e intentando persuadirles acerca de Jesús, basándose en la Ley de Moisés y en los Profetas, desde la mañana hasta la tarde.30 Pablo permaneció dos años enteros en una casa que había alquilado y recibía a todos los que acudían a él;31 predicaba el Reino de Dios y enseñaba lo referente al Señor Jesucristo con toda valentía, sin estorbo alguno. Note que Pablo predicaba a los romanos el Reino de Dios, y todo lo relacionado con el nombre de Jesucristo. Es decir, Pablo no sólo predicó a Cristo y su gloriosa resurrección, sino que también les anunció el evangelio del Reino de Dios. ¡Tarea que muchos evangelistas de hoy han pasado por alto y no cumplen!

Aquellos predicadores que insisten tercamente que el único evangelio de Cristo es su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día, simplemente están mintiendo y torciendo el testimonio de las Escrituras.

La Importancia del Reino de Dios

Los teólogos más reconocidos admiten que el Evangelio del Reino de Dios es el tema central de toda la predicación de Jesús. Con este tema nuestro Señor comenzó y finalizó su ministerio terrestre de 3 años y medio (Ver Marcos 1:1,14,15 y Hechos 1:3,6,7). El Reino de Dios fue el tema central de todas sus parábolas, y fue la promesa fundamental para todos los pobres de este mundo (Santiago 2:5). El Reino de Dios es sinónimo de vida eterna y salvación, pues no se puede tener vida eterna (=salvación) fuera de él (Mateo 19:16-25). Jesús mandó que los suyos pidieran por la venida del Reino (Mateo 6:10), y de hecho que todo Cristiano debía estar buscándolo constantemente (Mateo 6:33). Jesús insistió que sin perseverar no se puede entrar en su reino (Lucas 9:62), y dijo que quien no se hacía como un niño no entraría en él (Lucas 18:17). Enseñó que los ricos difícilmente entrarían en su reino (Lucas 18:24), y que más bien éste era para los pobres en espíritu (Mateo 5:3). Pablo enseñó que es a través de muchas tribulaciones que entraríamos en el Reino (Hechos 14:22) y Pedro insistió que tal reino sería para los creyentes que son maduros espiritualmente (2 Pedro 1:5-11). También Pablo dijo que los injustos jamás podrían ingresar en el Reino de Dios (1 Cor. 6:9). A Nicodemo Jesús le dijo que tendría que “nacer de nuevo” si quería entrar en su reino (Juan 3:3,5). Y finalmente, el “buen ladrón” de la cruz conocía muy bien este mensaje del Reino de Dios que se lo pidió a Jesús diciéndole: “Acuérdate de mi cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:43).

¿Es suya también, amigo(a), la pregunta del “buen ladrón” de la cruz?¿Le pide usted al Señor que se acuerde de usted cuando venga en su reino para ser parte de él?¿Es usted un bendito de Dios? “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, HEREDAD EL REINO preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:34).

EL EVANGELIO COMPLETO DE YAHSHÚA AÚN DESCONOCIDO POR MUCHOS CRISTIANOS

Aunque Jesús se dedicó plenamente a predicar el evangelio del reino desde el comienzo de su ministerio (Mar. 1:1,14,15; Lucas 4:43), muchos predicadores omiten este mensaje del reino de Cristo y se apoyan en Pablo para sostener que el evangelio salvador es simplemente la muerte, sepultura y resurrección de Cristo al tercer día (1 Cor. 15:3-9). Sin embargo, estos cristianos irresponsablemente se olvidan del mensaje original del reino de Cristo y se resisten a anunciarlo: ¿Pero cómo armonizamos entonces lo que Pablo enseñó en 1 Cor. 15:3-9 con lo que Cristo anunciaba en Marcos 1:1,14,15 y Lucas 4:43? Este video le dará una explicación del evangelio completo que no omite el testimonio de Cristo y el de Pablo. 

 

EL EVANGELIO COMPLETO

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Una palabrita clave: 

¿Qué entiende usted por la palabra: “Primero”? Por ejemplo, si le digo que ‘Dios es primero en la agenda de mi vida’, ¿qué cree usted que quiero decir con esa declaración? Pues seguramente responderá que para mí, Dios es lo más urgente e importante en mi vida.

Si digo que primeramente busco las cosas de Dios, lo que estoy diciendo es que Dios es lo primero en mi vida. Esto, no obstante, no significa que Dios sea lo único que debo buscar en la vida, pues también existen otras cosas de segunda importancia que puedo y debo buscar, como por ejemplo: alimentos, ropa, educación, casa, trabajo, etc. El hecho es que las cosas de Dios deben ocupar el primer lugar en nuestras vidas, y las demás cosas que buscamos ocuparán un lugar secundario. 

En Mateo 6:33 leemos que Jesús dice: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia”. ¿Es acaso el reino de Dios lo único que debemos buscar? ¡No, por supuesto! No obstante, el reino de Dios será lo primero que buscaremos en nuestra vida cristiana. Es decir, uno debe buscar el reino de Dios primero, y luego las otras cosas como ropa, comida, o bebida vendrán por añadidura. Pero lo primero es lo primero, y el Reino de Dios es lo primero que hay que buscar.

En 2 Corintios 8:1-5 leemos de la ofrenda de los hermanos de Macedonia para lo santos de Jerusalén. En el verso 5 el apóstol Pablo dice de aquellos hermanos Macedonios, lo siguiente: “…sino que a sí mismos se dieron PRIMERAMENTE al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios”. Es decir, los creyentes de Macedonia se dieron PRIMERAMENTE al Señor Jesucristo, y después a Pablo y a Tito, para que la ofrenda llegara a los creyentes en necesidad en Jerusalén. Su entrega fue total: al Señor y a los hermanos. Ellos no sólo se habían comprometido con su Señor, sino también con sus hermanos en la fe.

Hasta este punto entendemos que los Cristianos tenemos prioridades, cosas que ocupan un primer lugar en importancia en nuestras vidas. Esto obviamente no excluye otras cosas que el Señor nos manda a buscar, como por ejemplo: la paz (1 Pedro 3:11), el bien de los demás (1 Cor. 10:24), etc.

Lo Primero del Evangelio del Señor

Este mismo sentido de lo primero se aplica al evangelio verdadero, pues el propio evangelio completo de Cristo tiene una parte que podemos llamar primordial, básica, o fundamental, y otra que podemos muy bien llamarla complementaria.

Veamos lo que nos dice Pablo con relación a lo que es el evangelio, pues millones de personas tienen un concepto errado de lo que significa evangelio completo de Jesucristo. Estos predicadores han venido enseñando un evangelio incompleto o parcial como si fuera todo el evangelio de nuestro Señor.

En el texto de 1 Corintios 15:1-7 los evangelistas contemporáneos han creído encontrar el todo del evangelio de Cristo, cuando en realidad Pablo sólo menciona el evangelio básico o fundamental de Cristo. Y es que el problema de estos predicadores consiste en que no analizan o escudriñan con atención las palabras clave de los versículos que leen. Veamos lo que dicen los versículos que acabamos de anotar de 1 Corintios:

1 Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;
2 Por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo fué muerto por nuestros pecados conforme á las Escrituras;
4 Y que fué sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme á las Escrituras;
5 Y que apareció á Cefas, y después á los doce.
6 Después apareció á más de quinientos hermanos juntos; de los cuales muchos viven aún, y otros son muertos.
7 Después apareció á Jacobo; después á todos los apóstoles.
8 Y el postrero de todos, como á un abortivo, me apareció á mí.

 

Pues Bien, si uno lee todos estos versículos verá que el Apóstol Pablo llama a la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo: EL EVANGELIO. Esto es algo indiscutible porque es el mismo Apóstol quien lo está diciendo. No obstante, note usted que en el verso 3 el Apóstol emplea el vocablo “PRIMERAMENTE”, lo que quiere decir que este evangelio o “Buenas Noticias” de la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo es LO PRIMERO del evangelio apostólico—¡Pero no el todo! Este detalle ha sido, desgraciadamente, pasado por alto por millones de estudiantes bíblicos de todos los tiempos. Estos han creído que el Evangelio completo y único de Jesús es su muerte, sepultura y resurrección frente a muchos testigos y punto. ¿Pero puede esta idea popular ser sostenida fuera de 1 Corintios 15:1-7, en otros pasajes de la Escritura? Pues, No. En ninguna otra parte de la Biblia se dice que la muerte, sepultura y resurrección de Cristo es el único evangelio apostólico.  

Un Evangelio del Reino Ignorado

En Marcos capítulo 1 y versos 1,14,15 leemos que Jesús comenzó predicando y anunciando en Galilea EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS. ¿Interesante, no? Jesús comenzó hablando de “otro” evangelio fuera de su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día. Recordemos que Jesús reveló su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día mucho tiempo después que anunciara su evangelio del Reino de Dios en Galilea. Observe usted que es recién en Marcos capítulo 8 y verso 31 que Jesús revela que tenía que morir, ser sepultado, y resucitar al tercer día y lo reitera en los capítulos 9 y 10. Este intervalo entre los capítulos 1 y 8 de Marcos supone un año de ministerio público de Jesús, más o menos. Los Apóstoles se quedaron anonadados con este extraño anuncio de su Maestro y realmente no lo comprendieron (Marcos 9:31,32). Ellos no sabían nada de este evento, y no lo entendieron del todo hasta que se cumplió.

Entonces tenemos dos evangelios: El Reino de Dios, y la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo en gloria al tercer día frente a muchos testigos oculares. Pero como sólo  hay un único evangelio en la Biblia (Gálatas 1:6-9) es lógico concluir que tanto el Reino de Dios y la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo en gloria al tercer día frente a muchos testigos oculares componen el único evangelio de Cristo. Pero esta verdad no es advertida ni aceptada por muchos predicadores de hoy.

El fundamento del Evangelio Apostólico

¿Por qué, entonces, Pablo predicó la Muerte, sepultura, y resurrección de Cristo al tercer día como lo primero del evangelio, y no el Reino de Dios como lo hizo Cristo en Galilea? ¿Acaso no comenzó Jesús su ministerio con su evangelio del Reino de Dios en Galilea sin mencionar para nada todavía su muerte y resurrección de entre los muertos? La respuesta parece simple, y Pablo nos lo va a dar en el mismo 1 Corintios 15:14: “Y si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, vana es también nuestra fe”. Lo que Pablo dice es que toda su predicación es inútil o fútil si es que Cristo nunca hubiese RESUCITADO de entre los muertos. Su resurrección es nuestra garantía de que las otras promesas (p.e. el Reino de Dios y la vida eterna) realmente algún día se cristalizarán.

Ahora entendemos por qué Pablo comienza hablando del evangelio o buenas noticias de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, pues es el evento fundamental para poder creer que las demás promesas se harán realidad algún día. Pero recuerden, Pablo jamás dijo que la muerte vicaria de su Maestro, y su resurrección gloriosa al tercer día, era su único evangelio. Lo que dijo es que ese mensaje era lo primero del evangelio, lo fundamental, o lo básico. Sin este acontecimiento cumplido todas las demás promesas serían fútiles. ¡Nunca podríamos entrar al prometido Reino de Dios! ¿Por qué? Porque al no haber resurrección, no podríamos entrar en el Reino incorruptible de Cristo el cual requiere nuestra previa transformación (redención) física por la resurrección del cuerpo (1 Cor. 15:50).

¿Predicó Pablo el Evangelio del Reino de Dios en 1 corintios 15? 

En primer lugar, es menester aclarar que Pablo continuamente predicó el reino de Dios en sus viajes misioneros. Lo predicó en Efeso (Hechos 19:5),  en Mileto (Hechos 20:25), y en Roma (Hechos 28:23,30,31). Entonces me pregunto, ¿dejó Pablo de predicarlo en Corinto? No lo creo! Veamos nuevamente 1 Corintios 15, el cual es nuestro texto en discusión. En los versos 1-8 vimos que Pablo predicó PRIMERAMENTE la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo frente a muchos testigos. Este evento glorioso fue lo primordial de su evangelio, lo básico, pero no el todo. Y la razón ya lo explicamos arriba. Enseguida veremos que Pablo sí habla del Reino de Dios en 1 Corintios 15. Por ejemplo, después de confesar la gloriosa resurrección de su maestro, y ponerla como el fundamento de su prédica, el apóstol Pablo dice en los versos 49 y 50 lo siguiente: “Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos TAMBIEN la imagen del celestial. Por esto digo hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar EL REINO DE DIOS, ni la corrupción hereda la incorrupción.”. Observemos que una vez que Pablo declaró la resurrección de Cristo en gloria, pasa a decir que también nosotros tendremos que traer la imagen del Cristo glorioso para poder ingresar en el Reino de Dios. Tome nota que Pablo no se detiene a explicar qué es el Reino de Dios, ni los discípulos de Corinto se lo preguntan. Esto se debió a que los Corintios ya sabían perfectamente lo que era el Reino de Dios. Lo que Pablo sólo hace es explicarles que es necesario la resurrección-transformación para poder heredar ese Reino que ya conocían. Como vemos, Pablo no se desliga en absoluto del Reino de Dios. 

En Hechos 28:23, 30,31 leemos sobre el ministerio de Pablo en el imperio Romano, lo siguiente: 23 Le señalaron un día y vinieron en mayor número adonde se hospedaba. El les iba exponiendo el Reino de Dios, dando testimonio e intentando persuadirles acerca de Jesús, basándose en la Ley de Moisés y en los Profetas, desde la mañana hasta la tarde.30 Pablo permaneció dos años enteros en una casa que había alquilado y recibía a todos los que acudían a él;31 predicaba el Reino de Dios y enseñaba lo referente al Señor Jesucristo con toda valentía, sin estorbo alguno. Note que Pablo predicaba a los romanos el Reino de Dios, y todo lo relacionado con el nombre de Jesucristo. Es decir, Pablo no sólo predicó a Cristo y su gloriosa resurrección, sino que también les anunció el evangelio del Reino de Dios. ¡Tarea que muchos evangelistas de hoy han pasado por alto y no cumplen! 

Aquellos predicadores que insisten tercamente que el único evangelio de Cristo es su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día, simplemente están mintiendo y torciendo el testimonio de las Escrituras. 

La Importancia del Reino de Dios 

Los teólogos más reconocidos admiten que el Evangelio del Reino de Dios es el tema central de toda la predicación de Jesús. Con este tema nuestro Señor comenzó y finalizó su ministerio terrestre de 3 años y medio (Ver Marcos 1:1,14,15 y Hechos 1:3,6,7). El Reino de Dios fue el tema central de todas sus parábolas, y fue la promesa fundamental para todos los pobres de este mundo (Santiago 2:5). El Reino de Dios es sinónimo de vida eterna y salvación, pues no se puede tener vida eterna (=salvación) fuera de él (Mateo 19:16-25). Jesús mandó que los suyos pidieran por la venida del Reino (Mateo 6:10), y de hecho que todo Cristiano debía estar buscándolo constantemente (Mateo 6:33). Jesús insistió que sin perseverar no se puede entrar en su reino (Lucas 9:62), y dijo que quien no se hacía como un niño no entraría en él (Lucas 18:17). Enseñó que los ricos difícilmente entrarían en su reino (Lucas 18:24), y que más bien éste era para los pobres en espíritu (Mateo 5:3). Pablo enseñó que es a través de muchas tribulaciones que entraríamos en el Reino (Hechos 14:22) y Pedro insistió que tal reino sería para los creyentes que son maduros espiritualmente (2 Pedro 1:5-11). También Pablo dijo que los injustos jamás podrían ingresar en el Reino de Dios (1 Cor. 6:9). A Nicodemo Jesús le dijo que tendría que “nacer de nuevo” si quería entrar en su reino (Juan 3:3,5). Y finalmente, el “buen ladrón” de la cruz conocía muy bien este mensaje del Reino de Dios que se lo pidió a Jesús diciéndole: “Acuérdate de mi cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:43).

¿Es suya también, amigo(a), la pregunta del “buen ladrón” de la cruz?¿Le pide usted al Señor que se acuerde de usted cuando venga en su reino para ser parte de él?¿Es usted un bendito de Dios? “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, HEREDAD EL REINO preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:34).

www.elevangeliodelreino.com

LA DEFINICIÓN DEL EVANGELIO ESTÁ EN TODO EL CAPÍTULO 15 DE 1 CORINTOS, Y NO TAN SÓLO EN LOS 8 PRIMEROS VERSOS

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Estimados amigos, cuando se trata de definir el evangelio bíblico, generalmente los pastores y maestros se apoyan en 1 Corintios 15: 1-8, y obvian, o no mencionan para nada, el resto de los versículos del capítulo en cuestión. Y es que los más de los predicadores suponen que en sólo 8 de los 58 versos de 1 Corintios 15 se halla explicado el evangelio completo. Ellos suponen que el resto de los versículos no tiene que ver nada con el tema. Sin embargo, estos predicadores se olvidan de una regla de oro de la hermenéutica bíblica que dice que “un texto fuera del contexto es un pretexto”. Con esto queremos decir que si obvia el contexto de una cita o citas, corremos el riesgo de enseñar un error, o en el mejor de los casos, una verdad a medias.

Ahora bien, es cierto que en los primeros versos de 1 Corintios 15 Pablo les recuerda a los creyentes Corintios el evangelio que él les había enseñado, con estas palabras:

El vocablo “primeramente” es pasado por alto por los predicadores

1. “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2. por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.3. Porque PRIMERAMENTE os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4. y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5. y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. 7. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8. y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí”. Ahora tomen nota de lo siguiente: En estos 8 primeros versículos de 1 Corintios 15, el apóstol Pablo usa una palabra que pocos le han dado la importancia debida, me refiero a “PRIMERAMENTE”. Este vocablo nos dice que la parte PRIMERA de su evangelio se encuentra en su declaración de que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras, que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las escrituras, y que apareció a más de 500 hermanos. ¿Y cuál sería la otra parte complementaria del evangelio? Reflexionemos!

El evangelio de Cristo

Sabemos que quien trajo las buenas nuevas o el evangelio al mundo fue el propio mensajero de Dios, el Señor Jesucristo. ¿Y de qué se trató su evangelio?¿Acaso de su futura muerte, sepultura y resurrección al tercer día, tal como Pablo lo presenta en 1 Cor.15:1-8? ¡Pues, no! En otro estudio que encontrarán en este blog, demostramos que Jesús no introdujo su muerte, sepultura y resurrección como las Buenas Nuevas, sino el reino de Dios (Lucas 4:43). Es más, los discípulos no sabían nada de que él moriría, y cuando Jesús se los reveló, no le entendieron sino sólo cuando él hubo muerto y resucitado (Marcos 9:31-32, Lc 24:25-28).

¿Se olvidó Pablo del mensaje o Evangelio del reino de Cristo?

De modo que nos preguntamos, ¿dónde quedó el evangelio del reino de Dios en el resumen dado por Pablo de éste en 1 Cor. 15:1-8?¿Se olvidó Pablo del evangelio del Reino?¿Acaso él confundió el reino de Dios con la muerte, sepultura y resurrección de Cristo al tercer día? No lo creo!

Para solucionar este enigma, algunos teólogos han concluido que el evangelio del reino es el evangelio para los judíos mientras que el evangelio de la gracia es el evangelio para los gentiles. Esta tesis, que para muchos soluciona el enigma, no responde a ciertos problemas que ésta genera. Por ejemplo, si Pablo predicó el evangelio de la gracia, ¿por qué a los gentiles él les anuncia el evangelio del reino de Dios, tal como lo podemos ver en Hechos 19:8; Hechos 20:25; Hechos 28:23,30,31? Y si el evangelio de la gracia es distinto al evangelio del reino, por qué conecta Pablo estrechamente el reino de Dios con la gracia en Hechos 20:24,25?

Si regresamos a 1 Corintios 15 veremos que los 8 primeros versículos presentan LO QUE PABLO LLAMA LO PRIMERO DEL EVANGELIO, más él no dice que es su evangelio completo, y ciertamente no encontraremos en estos primeros versos el evangelio que Jesús predicó y que es el reino de Dios. Pero si seguimos la lectura de los siguientes versos, allí encontraremos su prédica del reino de Dios. Esto nos hace ver que Pablo no pierde de vista el reino de Dios como meta y la herencia de todo cristiano, y que es también el evangelio prístino de Cristo que proclamó a los suyos antes que lo hiciera él a los gentiles.

¿Por qué predicó primero Pablo sobre la muerte, sepultura y resurrección de Jesús?

Debemos entender que la muerte vicaria de Cristo, y su resurrección victoriosa de la tumba al tercer día, no es sólo un evento grandioso, sino una buena nueva para los creyentes, pues si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe. Su resurrección garantiza también que sus elegidos resucitarán como él y obtendrán o heredarán el Reino de Dios (1 Corintios 15:9-22). Entonces cuando las primicias, Jesús, aparezca en gloria, les dirá a los de su derecha (tanto los fieles que queden vivos en ese día como a todos los que él resucite para una vida inmortal): “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mat. 25:31,43).

Luego el apóstol pasa a manifestar que “carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios ni la corrupción hereda la incorrupción”. Por tanto, se hace necesario que seamos resucitados inmortales e incorruptibles como Jesús (1 Corintios 15:50) para heredar lo incorruptible, y la garantía que tenemos de que ello se hará realidad es que Cristo Jesús resucitó victorioso de la tumba y subió al cielo para recibir un reino  para después volver (Lucas 19:11,12).

Las dos partes del evangelio completo

En buena cuenta, el apóstol Pablo nos presenta un evangelio salvador compuesto por dos elementos: “el qué” y “el  cómo”  de la fe. “El qué” es nuestra herencia o el reino de Dios, y “el cómo” es la muerte vicaria de Cristo por los pecados de los hombres,  su sepultura, y su resurrección al tercer día (“nuevo nacimiento”). Ambos elementos deben ser recibidos por la fe para que podamos ser salvos. Ambas partes (el reino y la obra de Cristo) componen el evangelio completo. Esta verdad se deja ver claramente en Hechos 8:12 con el bautismo efectuado por Felipe a todos aquellos que habían creído en el evangelio del reino de Dios y en el nombre de Jesucristo (que incluye su vida, muerte, sepultura y resurrección al tercer día).

Hechos 8:12: Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del REINO DE DIOS y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.

Igualmente Pablo predicó a gentiles y judíos ambas elementos como el evangelio salvador: el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo.

Hechos 28:23: Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el REINO DE DIOS desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas.

Hechos 28:31: predicando el REINO DE DIOS y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.

¿Por qué omiten el reino de Dios los predicadores de hoy?

Siendo que Jesús habló tanto del reino, y de la misma manera TODOS  sus apóstoles (Marcos 1:1,14,15; Lucas 8:1,2; 9:1,2), ¿por qué los cristianos contemporáneos hacen oídos sordos a este mensaje central del Señor?¿Por qué nada o muy poco se oye del evangelio dl reino de Dios en las prédicas de las iglesias que se dicen ser “evangelizadoras”?

Algunos pastores y maestros nos dirán que sí están predicando el reino de Dios, ¿pero lo están enseñando exactamente como Jesús y los apóstoles lo hicieron? Este es el punto que quiero destacar o subrayar. Y es que los que dicen predicar el reino de Dios, no lo toman literalmente como lo entendió Jesús y sus seguidores judíos, sino que lo espiritualizan y le dan un enfoque romántico como si fuese un reinado de Cristo “en el corazón de sus seguidores”. Allí tenemos aquellos que nos dicen que están “enamorados de Cristo” porque  alegan haberlo aceptado como Señor y rey de sus vidas. Otros nos dicen que el reino de Dios es la iglesia misma que fundó el Señor Jesucristo, y sobre la cual él es el Soberano absoluto. Sin embargo, la iglesia de Cristo se inició después de que existiera el reino de Dios. Recordemos que la monarquía del rey David fue el reino de Yahweh original (1 Crónicas 28:5, 2 Crónicas 13:8) y no es justo que alguno trastoque este reino verdadero y original que será restaurado según las promesas (Ezequiel 21:25-27; Hechos 1:3,6,7). Definitivamente existen aún prejuicios injustificados de parte de muchos cristianos que todavía creen que Dios rechazó a Israel y lo reemplazó por su iglesia militante. Así, al reemplazar a Israel por la iglesia, reemplazaron el reino de David por la iglesia cristiana.

La Esperanza del cielo no es la esperanza del Reino de Dios

La influencia del platonismo y del gnosticismo en los primeros siglos de la Era Cristiana dentro de la iglesia trajo como resultado el reemplazo del “reino de los cielos” por otro llamado “el reino en los cielos”. Este sutil cambio radical y trágico dejó de lado la promesa divina de la restauración del reino davídico a Israel. Ahora la esperanza no se centraba en la restauración del antiguo reino davídico a los israelitas, sino en una partida al cielo para después de morir, para estar en un reino celestial fuera de este mundo. El concepto de “reino celestial” como un reino dirigido por Dios, fue sustituido por un reino asentado en el cielo. Un cambio que ha confundido a millones hasta el día de hoy.

Las iglesias de hoy nos siguen hablando de que “partiremos a las moradas celestiales” y que dejaremos este mundo impío si somos buenos. Nos vienen recalcando que este planeta será totalmente destruido por Dios y no quedará nada de lo que hoy conocemos. Estas iglesias prácticamente hacen de la resurrección un evento innecesario, porque ellas pregonan que los santos difuntos ya están ahora viendo la cara de Dios, y que nuestras almas, cuando muramos, estarán también con ellos en la misma presencia del Señor y no nuestros cuerpos.

Pero las Escrituras nos dicen que el Reino de Dios es algo que será RESTAURADO, y sólo puede restaurarse algo que se estropeó, y que perdió su originalidad. La iglesia no puede ser aquello que debe restaurarse, porque cuando Cristo habló de restaurar el reino, la Iglesia aún no estaba establecida como tal. Jesús tenía en mente la restauración de un reino real, el reino davídico, el reino de Israel (Ver Hechos 1:3,6,7). Y ese reino que ahora está suspendido en el tiempo será restaurado y tendrá un rey soberano de la descendencia de David. ¿Pero por qué les cuesta tanto entender este asunto a los que se dicen ser seguidores del Cristo o del Mesías? Se dicen ser seguidores del Cristo, pero no entienden lo que significa ser el Cristo o el Ungido de Dios!…¡Es una ironía en realidad!

Es hora, pues, de retomar el evangelio completo, y citar todo 1 Corintios 15 para explicar el tema salvador. No es posible que los más de los predicadores se queden en los primeros 8 versos y pasen por alto el resto de versículos que completan el evangelio de Cristo, que es el mismo evangelio  que Pablo predicó.

1 CORINTIOS 15: EL CAPÍTULO BÍBLICO QUE COMPENDIA EL EVANGELIO ORIGINAL

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Lectura de 1ra. a los Corintios Capítulo 15

15:1 Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;

15:2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.

15:3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;

15:4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;

15:5 y que apareció a Cefas, y después a los doce.

15:6 Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen.

15:7 Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles;

15:8 y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí.

15:9 Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.

15:10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.

15:11 Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.

15:12 Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?

15:13 Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.

15:14 Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.

15:15 Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.

15:16 Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó;

15:17 y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados.

15:18 Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.

15:19 Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres.

15:20 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.

15:21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.

15:22 Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.

15:23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.

15:24 Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.

15:25 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.

15:26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.

15:27 Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas.

15:28 Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.

15:29 De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?

15:30 ¿Y por qué nosotros peligramos a toda hora?

15:31 Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero.

15:32 Si como hombre batallé en Efeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos.

15:33 No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.

15:34 Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo.

15:35 Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?

15:36 Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes.

15:37 Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano;

15:38 pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo.

15:39 No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves.

15:40 Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales.

15:41 Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria.

15:42 Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción.

15:43 Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder.

15:44 Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.

15:45 Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.

15:46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.

15:47 El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.

15:48 Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.

15:49 Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.

15:50 Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.

15:51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,

15:52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

15:53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.

15:54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.

15:55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?

15:56 ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.

15:57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

15:58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

Comentario de Ingº Mario A Olcese (Apologista):

En los versículos 1-8, leemos lo siguiente: “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí”.

Ahora, por favor, tomen ahora nota que aquí Pablo se dispone a resumir el evangelio que estuvo predicándoles a los gentiles de Corinto, diciéndoles: “Además os declaro, hermanos, el EVANGELIO QUE OS HE PREDICADO, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis…” y cuál era ese evangelio que les predicó Pablo? Bueno, él mismo lo responde de manera clara y sencilla, diciéndoles:

“Porque PRIMERAMENTE os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí”.

Lo primero no es la totalidad del mensaje

Así que lo que PRIMERAMENTE les enseñó Pablo como el evangelio era que Cristo murió por los pecados, que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, y que apareció a sus discípulos y a más de 500 hermanos a la vez. Todos estos sucesos sobre la vida de Jesús fue lo PRIMERO que les Pablo enseñó como el evangelio—¡Pero esta parte del anuncio no era la totalidad del evangelio que él les predicó, sino sólo lo primero! (de allí la palabra “PRIMERAMENTE”); y esto se puede demostrar yendo a los capítulos anteriores, donde aparte de hablar de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, él les habló del reino de Dios y de cómo entrar en él (1 Cor. 4:20; 6:9, 10). En otras epístolas paulinas, encontraremos que el apóstol de los gentiles predicaba el reino de Dios. Por tanto, este reino es la otra parte del evangelio, porque así lo llama Jesús a su mensaje del reino al iniciar su propio ministerio (Marcos 1:1,14,15).

¿Pero por qué Pablo empieza primeramente con el anuncio de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo y no con el reino?

Porque sencillamente Pablo quiere demostrar que si Cristo no hubiera muerto por nosotros, y después resucitado de la tumba glorioso e inmortal, nosotros no hubiéramos tenido ninguna oportunidad de heredar el reino de Dios. Esto queda plenamente demostrado en los siguientes versículos 12-22, que dicen:

“Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.  Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados”.

Ahora bien, desde los versículos 24-50 Pablo pasará a recordarles el reino de Dios, y les dará algunos otros detalles de sus nuevos cuerpos que tendrán en el reino. En el verso 50, Pablo les dice, al hablar del Reino, que “la carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción” y que para sea factible la herencia o entrada al mismo, se hace necesario nuestra transformación a la inmortalidad.

De modo que aquí vemos que Pablo presenta un evangelio completo que tiene que ver con el nombre de Jesús: su muerte, sepultura y resurrección al tercer día, hechos que hacen posible que los hijos de Dios, nacidos de nuevo, puedan así ver y entrar en el reino de Dios como personas inmortales (Juan 3:3,5).

Pero los predicadores de hoy no entienden este evangelio completo, y sólo se limitan a decir que Cristo vino a salvarnos, muriendo en la cruz por nuestros pecados. y luego resucitando glorioso e inmortal de su tumba para nuestra glorificación futura. Sin embargo, allí se detienen estos «evangelizadores», y presentan esto como si fuera TODO el evangelio salvador de Cristo. Desafortunadamente, estas personas pasan por alto lo que Pablo les dijo del Reino, y de cómo se esforzó para darlo a conocer en el mundo gentil (Hechos 19:8;20:25;28:23,30,31) como la verdadera meta de la iglesia.

También tenemos el ejemplo de Felipe, quien antes de bautizar a alguno, se aseguraba de que el candidato al bautismo hubiese recibido el evangelio completo, el cual está conformado  por la persona o nombre de Cristo, así como  por el evangelio del reino de Dios. Dice Hechos 8:12, así: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del REINO DE DIOS y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres». Pero muchos, sorprendentemente, se han bautizado sin saber ni un ápice sobre el reino de Dios—¿increible, no?

¿CUÁL ES EL EVANGELIO COMPLETO DE JESUCRISTO?

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Una enseñanza central

Estimados amigos, si hay una enseñanza en la Biblia que me es rotundamente clara y muy fácil de creer, esa es el Reino de Dios. Se puede decir que el reino de Dios es el tema central de las Santas Escrituras, y la razón de la venida de Jesús al mundo. Sí, muchos creen que la razón de la venida de Jesucristo al mundo fue para “morir por nuestros pecados y llevarnos al cielo si somos buenos”—¡Pero esto no fue lo que Jesús dijo! El dijo otra cosa muy distinta, y usted lo puede descubrir en Lucas 4:43: “Es necesario que a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios PORQUE PARA ESTO HE SIDO ENVIADO”. Tome nota usted de que fue Jesús mismo quien dijo que el propósito por el cual fue enviado por su Padre a este mundo fue para anunciar el evangelio del reino de Dios. Por tanto, en ninguna parte encontrará usted que Jesús dijo que fue enviado para morir por nuestros pecados, aunque ciertamente su misión evangelizadora le traería su muerte vicaria a favor de los hombres (Juan 3:16). Así que Dios envió (mandó) a Su Hijo al mundo para que todo aquel que en él crea (en el mensaje divino del evangelio del reino) no se pierda, mas tenga vida eterna. Usted puede leer además en Marcos 1:1,14,15 y 16:16 que Jesús dice que el que creyere en su mensaje o evangelio del reino será salvo. Así que creer en Cristo es creer en su mensaje del evangelio del reino.

La Semilla del Reino

En muchas de sus parábolas, el Señor Jesús habla de su reino, y por eso se las llama, “las parábolas del Reino”. En la parábola del sembrador, tenemos al sembrador en el campo, y la semilla (la palabra) que es sembrada en distintas tierras. La semilla que se siembra es la palabra del reino, y esa palabra del reino es esparcida en diferentes suelos (que representan los diferentes “corazones” de los hombres). Una de las semillas que cayó junto al camino representa, según Jesús, a los que oyen (la palabra del reino) y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra sembrada, para que no crean y se salven” (Lc. 8:12). De modo que la salvación viene por creer en la semilla que se siembra, que es la palabra del Reino (el evangelio). El sembrador, en primera instancia, es Jesucristo, y su semilla es la Palabra del reino, el mensaje del reino que vino a traer de parte de Su Padre (Hechos 10:36). Así que el diablo no está preocupado en sacar del corazón del hombre al sembrador mismo, sino la semilla que el sembrador plantó en el potencial salvo. Es la semilla del sembrador que le preocupa al diablo, porque si ésta echa raíces en el corazón del hombre, dará mucho fruto para salvación. Muchos, como los mismos demonios, creen que el sembrador principal de esta semilla es Jesucristo, el Hijo de Dios, pero esa convicción no los salvará en absoluto. Lo que los salvará es lo que Jesucristo vino a enseñarles, su evangelio, pero sólo a aquellos que lo creen de todo corazón. Por supuesto que para entrar a ese reino maravilloso hay que aceptar la “fórmula” del Señor, y esa fórmula es creer en su sacrificio vicario a favor nuestro para limpiarnos de nuestros pecados pasados (Efe. 1:17; 2:13, 1 Jn 1:7; Apo. 1:5). Así pues, todo aquel que cree en el evangelio de Jesucristo, y se bautiza (símbolo de su propia muerte y resurrección) para perdón de sus pecados, está en camino de la vida eterna en el reino. Este hombre renacido deberá andar en novedad de vida, haciendo buenas obras.

El evangelio completo revelado

Muchos han pasado por alto el crucial pasaje de Hechos 8:12 o simplemente no le han tomado la suficiente atención. ¿Qué nos dice este interesante pasaje? Veamos: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres”. Este pasaje es crucial para entender lo que los primeros cristianos predicaban y por lo cual bautizaban. Nótese que Felipe, un evangelista, predicaba dos cosas: el reino de Dios y el nombre de Jesucristo. El pasaje no dice que Felipe predicaba primero el nombre de Jesucristo y luego el reino de Dios. El puso primero el reino de Dios y luego todo lo relacionado con el nombre de Jesucristo. Es exactamente lo que hizo Pablo cuando estuvo en Roma cuando predicaba el evangelio: “Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, 31 predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento” (Hechos 28:30,31). Y esto es así porque sencillamente el reino de Dios es el mensaje de Dios para los hombres, su evangelio prístino que fie complementado con todo lo relacionado con el nombre de Jesucristo. Desafortunadamente las iglesias de hoy, irónicamente llamadas “evangélicas”, sólo son “Cristo céntricas” pero acerca del mensaje del reino nada o muy poco anuncian…¡y luego se atreven a bautizar a gentes que nada o muy poco saben de este precioso mensaje del reino! Hay otras iglesias que se llaman del “evangelio completo” pero que en realidad deberían llamarse del “evangelio incompleto” porque nada predican del maravilloso reino que Jesús restaurará en la tierra en su parusía. El mensaje central del reino es simplemente considerado muy judío, como una promesa que no le compete a la iglesia, y por tanto, no hay porqué predicarlo al mundo gentil. Grave error. Jesús mandó a predicar su evangelio a todas las naciones, y no tan sólo a los israelitas (Mateo 24:14). Satanás si duda ha sembrado esta confusión en la mente de los eruditos bíblicos, restándole importancia al mensaje del reino.

El veneno de la Teología del Reemplazo

Como dice José G. Baritto L: “El espantoso engaño conocido como teología del reemplazo se ha convertido en un cáncer en los círculos teológicos durante los dos últimos milenios y da la impresión que se niega a desaparecer. Si bien la teología del reemplazo tiene diferentes aplicaciones y modos, es una teología que tuvo su origen en los primeros padres, no judíos, de la llamada “Iglesia Cristiana” que afirmaron fríamente que una nueva organización llamada “la iglesia” en Roma y basada en dicha ciudad, era la “nueva Israel.” Esta odiosa doctrina no es, ni mucho menos, un significante tema teológico, sobre el que argumentar, sino que ha estado al frente del antisemitismo, la judeofobia, y ha alimentado el fuego de los trágicos acontecimientos históricos como puedan ser la Inquisición española, las Cruzadas católicas, el que se echase a los judíos de todos los países europeos, así como del holocausto nazi”.

Con el catolicismo romano, y “gracias” al insigne teólogo Agustín de Hipona, el reino de Dios, que es el reino de David, fue trastocado radicalmente, convirtiéndose de la noche a la mañana en una nueva institución humana vertical, clerical, y autoritaria llamada la iglesia de Roma.
Pero el Apóstol Pablo es claro sobre los grandes privilegios que Dios le ha concedido a Israel. Él escribió en Romanos 9:4: ”Que son Israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, los pactos, la dación de la ley, el culto, y las promesas”. Pablo en ninguna parte insinúa que estos grandes privilegios se han anulado, o que han perdido el derecho, o se han cancelado. ¡De hecho los tres capítulos de los cuales este verso es una parte (Romanos 9-11) tienen como uno de sus propósitos hacer énfasis en que Dios no ha cancelado Sus promesas a Israel o las ha transferido a algún otro pueblo! ¿Qué dice Pablo en Romanos 11:1? “Digo, pues, ha rechazado a su pueblo al cual desde antes conoció? ¡De ninguna manera! Porque yo también soy israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de Benjamín. Dios no ha rechazado a su pueblo al cual desde antes conoció”.

Los Apóstoles esperaban la Restauración del reino

Los apóstoles y los primeros cristianos fueron judíos, y ellos no perdieron su expectativa mesiánica de un reino davídico restaurado. Contrario de lo que muchos pudieran esperar, los apóstoles no abandonaron su esperanza por un reino davídico restaurado en la tierra prometida. Esto se vislumbra claramente en vísperas del regreso de Jesús al cielo. En Hechos 1:3 vemos que el Jesús resucitado se la pasó con sus discípulos en una especie de seminario intensivo de 40 días para hablarles del reino de Dios. Sí, Jesús pasó 40 días enteros enseñándoles a sus discípulos sobre su reino. En el versículo 6 leemos que los discípulos ansiosos le preguntan al Maestro si él restauraría el reino a Israel en breve, a lo cual Jesús les responde que sólo el Padre sabe el momento preciso para tal añorada restauración (v.7). Estos tres versículos nos demuestran sin lugar a dudas que Jesús no canceló las promesas antiguas de un reino por restaurarse, sino que las confirmas diciendo que sólo Dios sabe el tiempo exacto para tal esperado evento extraordinario. Por eso Pablo pudo decir que Jesús vino a CONFIRMAR LAS PROMESAS HECHAS A LOS PADRES…NO A CANCELARLAS. Dice él así en Romanos 15:8,9: “Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres, 9 y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito”. Nótese que los gentiles glorificarán a Dios por su misericordia, pues ellos también participarán de ese reino davídico y se beneficiarán de sus bondades. Así que decir que para los Judíos es el reino, y el cielo para la iglesia gentil, no es lo correcto.

Usted puede “acelerar” el regreso de Jesucristo a la tierra

El Señor Jesús dijo muy claramente que el fin (…y la parusía) se efectuará sólo cuando sus discípulos cumplieran con su encargo de proclamar su reino a todas las naciones como testimonio. Estas son sus palabras textuales: “Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo como testimonio, y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).

La iglesia en los últimos 17 siglos se ha olvidado del evangelio del reino porque ha supuesto que el evangelio es Cristo mismo y no su reino. Ha sido también aleccionada de que ella es el reino ya establecido en la tierra, y que Cristo es su rey que reina entre sus fieles. De este modo la proclama del reino futuro se ha vuelto innecesaria ya que esta esperanza ya es historia con la inauguración de la iglesia en Pentecostés del 33 EC.

Nosotros creemos que el reino es una institución que heredará la congregación de Jesús, los verdaderos israelitas, los hijos de Abraham, los escogidos, los cristos (reyes y sacerdotes), los que esperan la parusía del Señor en gloria para heredar el reino. Ellos recuerdan la promesa del Señor Jesús en Mateo 25:31,34: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”.

Amigo mío, ¿está usted dispuesto para heredar el reino de Cristo? Su salvación está en juego! Le invito a leer mi estudio: La Salvación, ¿qué significa realmente? Sólo me lo debe solicitar y yo se lo enviaré en un email (molceses@hotmail.com).

Más información sobre el evangelio del reino en:

www.retornoalparaiso.blogspot.com
www.elevangeliodelreino.org

LA PARTE NO ES EL TODO: ¡UN ESTUDIO DEL EVANGELIO COMPLETO!

LA PARTE NO ES EL TODO: ¡UN ESTUDIO

DEL EVANGELIO COMPLETO!

 

Por Mario A Olcese

 

 

Una palabrita clave:

 

¿Qué entiende usted por la palabra: “Primero”? Por ejemplo, si **yo** le digo que ‘Dios es primero en la agenda de mi vida’, ¿qué cree usted que **yo** quiero decir con esa declaración? Pues seguramente **usted me** responderá que para mí, Dios es lo más urgente e importante en mi vida.

 

Si **yo** digo que primeramente busco las cosas de Dios, lo que estoy diciendo (expresando) es que Dios es lo primero en mi vida (para mí). Esto, no obstante, no significa que Dios sea lo único que debo buscar en la vida, pues también existen otras cosas de segunda importancia que puedo y debo buscar, como por ejemplo: alimentos, ropa, educación, casa, trabajo, etc. El hecho es que las cosas de Dios deben ocupar el primer lugar en nuestras vidas, y las demás cosas que buscamos ocuparán un lugar secundario. 

 

En Mateo 6:33 leemos que Jesús manda: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia”. ¿Es acaso el reino de Dios lo único que hay que  (debemos) buscar? ¡NO! Sin embargo, el reino de Dios será lo primero que buscaremos en nuestra vida cristiana. Es decir, uno debe buscar el reino de Dios primero, y luego las otras cosas como ropa, comida, o bebida vendrán por añadidura. Pero lo primero es lo primero, y el Reino de Dios es lo primero que hay que buscar.

 

En 2 Corintios 8:1-5 leemos de la ofrenda de los hermanos de Macedonia para lo santos de Jerusalén. En el verso 5 el apóstol Pablo dice de aquellos hermanos Macedonios, lo siguiente: “…sino que a sí mismos se dieron PRIMERAMENTE al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios”. Es decir, los creyentes de Macedonia se dieron PRIMERAMENTE al Señor Jesucristo, y después a Pablo y a Tito, para que la ofrenda llegara a los creyentes en necesidad en Jerusalén. Note que los creyentes Macedonios se dieron a sí mismos PRIMERO al Señor, y luego a Pablo y a Tito. Su entrega fue total: al Señor y a los hermanos. Ellos no sólo se habían comprometido con el Señor, sino también con sus hermanos en la fe.

 

Hasta este punto entendemos que los Cristianos tenemos prioridades, cosas que ocupan un primer lugar de importancia en nuestras vidas. Esto obviamente no excluye otras cosas que el Señor nos manda a buscar, como por ejemplo: la paz (1 Pedro 3:11), el bien de los demás (1 Cor. 10:24), etc.

 

Lo Primero del Evangelio del Señor

 

Este mismo sentido de lo primero se aplica al evangelio verdadero, pues el propio evangelio completo de Cristo tiene una parte que podemos llamar primordial, básica, o primaria, y otra que podemos muy bien llamarla complementaria.

 

Veamos lo que nos dice Pablo en relación a lo que es el evangelio, pues millones de personas tienen un concepto errado de lo que es el evangelio completo de Jesucristo. Estos predicadores han venido enseñando un evangelio incompleto a parcial como si fuera todo el evangelio de nuestro Señor.

 

En 1 Corintios 15:1-7 los evangelistas contemporáneos han creído encontrar el todo del evangelio de Cristo, cuando en realidad Pablo sólo menciona el evangelio básico o fundamental de Cristo. Y es que el problema de estos predicadores consiste en que no analizan o escudriñan con atención las palabras clave de los versículos que leen. Veamos lo que dicen los versículos que acabamos de anotar de 1 Corintios:

1

ADEMAS os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;

2

Por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.

3

Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo fué muerto por nuestros pecados conforme á las Escrituras;

4

Y que fué sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme á las Escrituras;

5

Y que apareció á Cefas, y después á los doce.

6

Después apareció á más de quinientos hermanos juntos; de los cuales muchos viven aún, y otros son muertos.

7

Después apareció á Jacobo; después á todos los apóstoles.

8

Y el postrero de todos, como á un abortivo, me apareció á mí.

 

Pues Bien, Si uno lee todos estos versículos verá que el Apóstol Pablo llama a la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo: EL EVANGELIO. Esto es algo indiscutible obviamente, porque es el mismo Apóstol quien lo está diciendo. No obstante, note usted que en el verso 3 el Apóstol emplea el vocablo “PRIMERAMENTE”, lo que quiere decir que este evangelio o “Buenas Noticias” de la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo frente a muchos testigos oculares es LO PRIMERO del evangelio apostólico—¡Pero no el todo! Este detalle ha sido, desgraciadamente, pasado por alto por millones de estudiantes bíblicos de todos los tiempos. Estos han creído que el Evangelio completo y único de Jesús es su muerte, sepultura y resurrección frente a muchos testigos y punto. ¿Pero puede esta idea popular ser sostenida fuera de 1 Corintios 15:1-7 en otros pasajes de la Escritura? Pues, No. En ninguna otra parte de la Biblia se dice que la muerte, sepultura y resurrección de Cristo es el único evangelio apostólico.

 

Un Evangelio del Reino Ignorado

 

En Marcos capítulo 1 y versos 1,14,15 leemos que Jesús comenzó predicando y anunciando en Galilea EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS. ¿Interesante, no? Jesús comenzó hablando de “otro” evangelio fuera de su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día. Recordemos que Jesús reveló su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día mucho tiempo después de que anunciara su evangelio del Reino de Dios en Galilea. Observe usted que es recién en Marcos capítulo 8 y verso 31 que Jesús revela que tenía que morir, ser sepultado, y resucitar al tercer día y lo reitera en los capítulos 9 y 10. Este intervalo entre los capítulos 1 y 8 de Marcos supone un año de ministerio público de Jesús, más o menos. Los Apóstoles se quedaron anonadados con este extraño anuncio de su Maestro y realmente no lo comprendieron (Marcos 9:31,32). Ellos no sabían nada de este evento, y no lo entendieron del todo hasta que se cumplió.

 

Entonces tenemos dos evangelios: El Reino de Dios, y la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo en gloria al tercer día frente a muchos testigos oculares. Pero como sólo  hay un solo evangelio en la Biblia (Gálatas 1:6-9) es lógico concluir que tanto el Reino de Dios y la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo en gloria al tercer día frente a muchos testigos oculares componen el único evangelio de Cristo. Pero esta verdad no es advertida ni aceptada por muchos predicadores de hoy.

 

El fundamento del Evangelio Apostólico

 

¿Por qué, entonces, Pablo predicó la Muerte, sepultura, y resurrección de Cristo al tercer día como lo primero del evangelio, y no el Reino de Dios como lo hizo Cristo en Galilea?¿Acaso no comenzó Jesús su ministerio con su evangelio del Reino de Dios en Galilea sin mencionar para nada todavía su muerte y resurrección de entre los muertos? La respuesta parece simple, y Pablo nos lo va a dar en el mismo 1 Corintios 15:14: “Y si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, vana es también nuestra fe”. Lo que Pablo dice es que toda su predicación es inútil o fútil si es que Cristo nunca hubiese RESUCITADO  de entre los muertos. Su resurrección es nuestra garantía de que las otras promesas (p.e. el Reino de Dios y la vida eterna) realmente algún día se cristalizarán.

 

Ahora entendemos porqué Pablo comienza hablando del evangelio o buenas noticias de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, pues es el evento fundamental para poder creer que las demás promesas se harán realidad algún día. Pero recuerden, Pablo jamás dijo que la muerte vicaria de su Maestro, y su resurrección gloriosa al tercer día, eran su único evangelio. Lo que dijo es que ese mensaje es lo primero del evangelio, lo fundamental, o lo básico. Sin este acontecimiento cumplido todas las demás promesas serían fútiles. ¡Nunca podríamos entrar al prometido Reino de Dios! ¿Por qué? Porque al no haber resurrección, no podríamos entrar en el Reino incorruptible de Cristo el cual requiere nuestra previa transformación (redención) física por la resurrección del cuerpo (1 Cor. 15:50).

 

¿Predicó Pablo el Evangelio del Reino de Dios en 1 corintios 15?

 

En primer lugar, es menester aclarar que Pablo continuamente predicó el reino de Dios en sus viajes misioneros. Lo predicó en Efeso (Hechos 19:5),  en Mileto (Hechos 20:25), y en Roma (Hechos 28:23,30,31). Entonces me pregunto, ¿dejó Pablo de predicarlo en Corinto? No lo creo! Veamos nuevamente 1 Corintios 15, el cual es nuestro texto en discusión. En los versos 1-8 vimos que Pablo predicó PRIMERAMENTE la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo frente a muchos testigos. Este evento glorioso fue lo primordial de su evangelio, lo básico, pero no el todo. Y la razón ya lo explicamos arriba. En seguida veremos que Pablo sí habla del Reino de Dios en 1 Corintios 15. Por ejemplo, después de confesar la gloriosa resurrección de su maestro, y ponerla como el fundamento de su prédica, el apóstol Pablo dice en los versos 49 y 50 lo siguiente: “Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos TAMBIEN la imagen del celestial. Por esto digo hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar EL REINO DE DIOS, ni la corrupción hereda la incorrupción.”. Observemos que Pablo, una vez que declaró la resurrección de Cristo en gloria, pasa a decir que también nosotros tendremos que traer la imagen del Cristo glorioso para poder ingresar en el Reino de Dios. Tome nota que Pablo no se detiene a explicar qué es el Reino de Dios, ni los discípulos de Corinto lo preguntan. Esto indicaría que los Corintios ya sabían perfectamente lo que era el Reino de Dios. Lo que Pablo sólo hace es explicarles que es necesaria la resurrección-transformación para poder heredar ese Reino que ya conocían. Como vemos, Pablo no se desliga en absoluto del Reino de Dios.

 

En Hechos 28:23, 30,31leemos sobre el ministerio de Pablo en el imperio Romano, lo siguiente: 23 Le señalaron un día y vinieron en mayor número adonde se hospedaba. El les iba exponiendo el Reino de Dios, dando testimonio e intentando persuadirles acerca de Jesús, basándose en la Ley de Moisés y en los Profetas, desde la mañana hasta la tarde.30 Pablo permaneció dos años enteros en una casa que había alquilado y recibía a todos los que acudían a él;31 predicaba el Reino de Dios y enseñaba lo referente al Señor Jesucristo con toda valentía, sin estorbo alguno. Note que Pablo predicaba a los romanos el Reino de Dios, y todo lo relacionado con el nombre de Jesucristo. Es decir, Pablo no sólo predicó a Cristo y su gloriosa resurrección, sino que también les anunció el evangelio del Reino de Dios. ¡Tarea que muchos evangelistas de hoy han pasado por alto y no cumplen!

 

Aquellos predicadores que insisten tercamente que el único evangelio de Cristo es su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día, simplemente están mintiendo y torciendo el testimonio de las Escrituras.

 

La Importancia del Reino de Dios

 

Los teólogos más reconocidos admiten que el Evangelio del Reino de Dios es el tema central de toda la predicación de Jesús. Con este tema nuestro Señor comenzó y finalizó su ministerio terrestre de 3 años y medio (Ver Marcos 1:1,14,15 y Hechos 1:3,6,7). El Reino de Dios fue el tema central de todas sus parábolas, y fue la promesa fundamental para todos los pobres de este mundo (Santiago 2:5). El Reino de Dios es sinónimo de vida eterna y salvación, pues no se puede tener vida eterna (=salvación) fuera de él (Mateo 19:16-25). Jesús mandó que los suyos pidieran por la venida del Reino (Mateo 6:10), y de hecho que todo Cristiano debía estar buscándolo constantemente (Mateo 6:33). Jesús insistió que sin perseverar no se puede entrar en su reino (Lucas 9:62), y dijo que quien no se hacía como un niño no entraría en él (Lucas 18:17). Enseñó que los ricos difícilmente entrarían en su reino (Lucas 18:24), y que más bien éste era para los pobres en espíritu (Mateo 5:3). Pablo enseñó que es a través de muchas tribulaciones que entraríamos en el Reino (Hechos 14:22) y Pedro insistió que tal reino sería para los creyentes que son maduros espiritualmente (2 Pedro 1:5-11). También Pablo dijo que los injustos jamás podrían ingresar en el Reino de Dios (1 Cor. 6:9). A Nicodemo Jesús le dijo que tendría que “nacer de nuevo” si quería entrar en su reino (Juan 3:3,5). Y finalmente, el “buen ladrón” de la cruz conocía muy bien este mensaje del Reino de Dios que se lo pidió a Jesús diciéndole: “Acuérdate de mi cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:43).

 

¿Es suya también, amigo(a), la pregunta del “buen ladrón” de la cruz?¿Le pide usted al Señor que se acuerde de usted cuando venga en su reino para ser parte de él?¿Es usted un bendito de Dios? “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, HEREDAD EL REINO preparado para vosotros desde la fundación del mundo (Mateo 25:34).

 

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UNA PARTE NO ES EL TODO: ¡UN ESTUDIO DEL EVANGELIO COMPLETO!

Por Ing° Mario A Olcese

Una palabrita clave:

 

¿Qué entiende usted por la palabra: “Primero”? Por ejemplo, si le digo que ‘Dios es primero en la agenda de mi vida’, ¿qué cree usted que quiero decir con esa declaración? Pues seguramente responderá que para mí, Dios es lo más urgente e importante en mi vida.

 

Si digo que primeramente busco las cosas de Dios, lo que estoy diciendo es que Dios es lo primero en mi vida. Esto, no obstante, no significa que Dios sea lo único que debo buscar en la vida, pues también existen otras cosas de segunda importancia que puedo y debo buscar, como por ejemplo: alimentos, ropa, educación, casa, trabajo, etc. El hecho es que las cosas de Dios deben ocupar el primer lugar en nuestras vidas, y las demás cosas que buscamos ocuparán un lugar secundario. 

 

En Mateo 6:33 leemos que Jesús dice: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia”. ¿Es acaso el reino de Dios lo único que debemos buscar? ¡No, por supuesto! No obstante, el reino de Dios será lo primero que buscaremos en nuestra vida cristiana. Es decir, uno debe buscar el reino de Dios primero, y luego las otras cosas como ropa, comida, o bebida vendrán por añadidura. Pero lo primero es lo primero, y el Reino de Dios es lo primero que hay que buscar.

 

En 2 Corintios 8:1-5 leemos de la ofrenda de los hermanos de Macedonia para lo santos de Jerusalén. En el verso 5 el apóstol Pablo dice de aquellos hermanos Macedonios, lo siguiente: “…sino que a sí mismos se dieron PRIMERAMENTE al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios”. Es decir, los creyentes de Macedonia se dieron PRIMERAMENTE al Señor Jesucristo, y después a Pablo y a Tito, para que la ofrenda llegara a los creyentes en necesidad en Jerusalén. Su entrega fue total: al Señor y a los hermanos. Ellos no sólo se habían comprometido con su Señor, sino también con sus hermanos en la fe.

 

Hasta este punto entendemos que los Cristianos tenemos prioridades, cosas que ocupan un primer lugar en importancia en nuestras vidas. Esto obviamente no excluye otras cosas que el Señor nos manda a buscar, como por ejemplo: la paz (1 Pedro 3:11), el bien de los demás (1 Cor. 10:24), etc.

 

Lo Primero del Evangelio del Señor

 

Este mismo sentido de lo primero se aplica al evangelio verdadero, pues el propio evangelio completo de Cristo tiene una parte que podemos llamar primordial, básica, o fundamental, y otra que podemos muy bien llamarla complementaria.

 

Veamos lo que nos dice Pablo con relación a lo que es el evangelio, pues millones de personas tienen un concepto errado de lo que significa evangelio completo de Jesucristo. Estos predicadores han venido enseñando un evangelio incompleto o parcial como si fuera todo el evangelio de nuestro Señor.

 

En el texto de 1 Corintios 15:1-7 los evangelistas contemporáneos han creído encontrar el todo del evangelio de Cristo, cuando en realidad Pablo sólo menciona el evangelio básico o fundamental de Cristo. Y es que el problema de estos predicadores consiste en que no analizan o escudriñan con atención las palabras clave de los versículos que leen. Veamos lo que dicen los versículos que acabamos de anotar de 1 Corintios:

1

Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;

2

Por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.

3

Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo fué muerto por nuestros pecados conforme á las Escrituras;

4

Y que fué sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme á las Escrituras;

5

Y que apareció á Cefas, y después á los doce.

6

Después apareció á más de quinientos hermanos juntos; de los cuales muchos viven aún, y otros son muertos.

7

Después apareció á Jacobo; después á todos los apóstoles.

8

Y el postrero de todos, como á un abortivo, me apareció á mí.

 

Pues Bien, si uno lee todos estos versículos verá que el Apóstol Pablo llama a la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo: EL EVANGELIO. Esto es algo indiscutible porque es el mismo Apóstol quien lo está diciendo. No obstante, note usted que en el verso 3 el Apóstol emplea el vocablo “PRIMERAMENTE”, lo que quiere decir que este evangelio o “Buenas Noticias” de la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo es LO PRIMERO del evangelio apostólico—¡Pero no el todo! Este detalle ha sido, desgraciadamente, pasado por alto por millones de estudiantes bíblicos de todos los tiempos. Estos han creído que el Evangelio completo y único de Jesús es su muerte, sepultura y resurrección frente a muchos testigos y punto. ¿Pero puede esta idea popular ser sostenida fuera de 1 Corintios 15:1-7, en otros pasajes de la Escritura? Pues, No. En ninguna otra parte de la Biblia se dice que la muerte, sepultura y resurrección de Cristo es el único evangelio apostólico.

 

Un Evangelio del Reino Ignorado

 

En Marcos capítulo 1 y versos 1,14,15 leemos que Jesús comenzó predicando y anunciando en Galilea EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS. ¿Interesante, no? Jesús comenzó hablando de “otro” evangelio fuera de su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día. Recordemos que Jesús reveló su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día mucho tiempo después que anunciara su evangelio del Reino de Dios en Galilea. Observe usted que es recién en Marcos capítulo 8 y verso 31 que Jesús revela que tenía que morir, ser sepultado, y resucitar al tercer día y lo reitera en los capítulos 9 y 10. Este intervalo entre los capítulos 1 y 8 de Marcos supone un año de ministerio público de Jesús, más o menos. Los Apóstoles se quedaron anonadados con este extraño anuncio de su Maestro y realmente no lo comprendieron (Marcos 9:31,32). Ellos no sabían nada de este evento, y no lo entendieron del todo hasta que se cumplió.

 

Entonces tenemos dos evangelios: El Reino de Dios, y la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo en gloria al tercer día frente a muchos testigos oculares. Pero como sólo  hay un único evangelio en la Biblia (Gálatas 1:6-9) es lógico concluir que tanto el Reino de Dios y la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo en gloria al tercer día frente a muchos testigos oculares componen el único evangelio de Cristo. Pero esta verdad no es advertida ni aceptada por muchos predicadores de hoy.

 

El fundamento del Evangelio Apostólico

 

¿Por qué, entonces, Pablo predicó la Muerte, sepultura, y resurrección de Cristo al tercer día como lo primero del evangelio, y no el Reino de Dios como lo hizo Cristo en Galilea? ¿Acaso no comenzó Jesús su ministerio con su evangelio del Reino de Dios en Galilea sin mencionar para nada todavía su muerte y resurrección de entre los muertos? La respuesta parece simple, y Pablo nos lo va a dar en el mismo 1 Corintios 15:14: “Y si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, vana es también nuestra fe”. Lo que Pablo dice es que toda su predicación es inútil o fútil si es que Cristo nunca hubiese RESUCITADO de entre los muertos. Su resurrección es nuestra garantía de que las otras promesas (p.e. el Reino de Dios y la vida eterna) realmente algún día se cristalizarán.

 

Ahora entendemos porqué Pablo comienza hablando del evangelio o buenas noticias de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo, pues es el evento fundamental para poder creer que las demás promesas se harán realidad algún día. Pero recuerden, Pablo jamás dijo que la muerte vicaria de su Maestro, y su resurrección gloriosa al tercer día, era su único evangelio. Lo que dijo es que ese mensaje era lo primero del evangelio, lo fundamental, o lo básico. Sin este acontecimiento cumplido todas las demás promesas serían fútiles. ¡Nunca podríamos entrar al prometido Reino de Dios! ¿Por qué? Porque al no haber resurrección, no podríamos entrar en el Reino incorruptible de Cristo el cual requiere nuestra previa transformación (redención) física por la resurrección del cuerpo (1 Cor. 15:50).

 

¿Predicó Pablo el Evangelio del Reino de Dios en 1 corintios 15?

 

En primer lugar, es menester aclarar que Pablo continuamente predicó el reino de Dios en sus viajes misioneros. Lo predicó en Efeso (Hechos 19:5),  en Mileto (Hechos 20:25), y en Roma (Hechos 28:23,30,31). Entonces me pregunto, ¿dejó Pablo de predicarlo en Corinto? No lo creo! Veamos nuevamente 1 Corintios 15, el cual es nuestro texto en discusión. En los versos 1-8 vimos que Pablo predicó PRIMERAMENTE la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo frente a muchos testigos. Este evento glorioso fue lo primordial de su evangelio, lo básico, pero no el todo. Y la razón ya lo explicamos arriba. Enseguida veremos que Pablo sí habla del Reino de Dios en 1 Corintios 15. Por ejemplo, después de confesar la gloriosa resurrección de su maestro, y ponerla como el fundamento de su prédica, el apóstol Pablo dice en los versos 49 y 50 lo siguiente: “Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos TAMBIEN la imagen del celestial. Por esto digo hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar EL REINO DE DIOS, ni la corrupción hereda la incorrupción.”. Observemos que una vez que Pablo declaró la resurrección de Cristo en gloria, pasa a decir que también nosotros tendremos que traer la imagen del Cristo glorioso para poder ingresar en el Reino de Dios. Tome nota que Pablo no se detiene a explicar qué es el Reino de Dios, ni los discípulos de Corinto se lo preguntan. Esto se debió a que los Corintios ya sabían perfectamente lo que era el Reino de Dios. Lo que Pablo sólo hace es explicarles que es necesario la resurrección-transformación para poder heredar ese Reino que ya conocían. Como vemos, Pablo no se desliga en absoluto del Reino de Dios.

En Hechos 28:23, 30,31 leemos sobre el ministerio de Pablo en el imperio Romano, lo siguiente: 23 Le señalaron un día y vinieron en mayor número adonde se hospedaba. El les iba exponiendo el Reino de Dios, dando testimonio e intentando persuadirles acerca de Jesús, basándose en la Ley de Moisés y en los Profetas, desde la mañana hasta la tarde.30 Pablo permaneció dos años enteros en una casa que había alquilado y recibía a todos los que acudían a él;31 predicaba el Reino de Dios y enseñaba lo referente al Señor Jesucristo con toda valentía, sin estorbo alguno. Note que Pablo predicaba a los romanos el Reino de Dios, y todo lo relacionado con el nombre de Jesucristo. Es decir, Pablo no sólo predicó a Cristo y su gloriosa resurrección, sino que también les anunció el evangelio del Reino de Dios. ¡Tarea que muchos evangelistas de hoy han pasado por alto y no cumplen!

 

Aquellos predicadores que insisten tercamente que el único evangelio de Cristo es su muerte, sepultura, y resurrección al tercer día, simplemente están mintiendo y torciendo el testimonio de las Escrituras.

 

La Importancia del Reino de Dios

 

Los teólogos más reconocidos admiten que el Evangelio del Reino de Dios es el tema central de toda la predicación de Jesús. Con este tema nuestro Señor comenzó y finalizó su ministerio terrestre de 3 años y medio (Ver Marcos 1:1,14,15 y Hechos 1:3,6,7). El Reino de Dios fue el tema central de todas sus parábolas, y fue la promesa fundamental para todos los pobres de este mundo (Santiago 2:5). El Reino de Dios es sinónimo de vida eterna y salvación, pues no se puede tener vida eterna (=salvación) fuera de él (Mateo 19:16-25). Jesús mandó que los suyos pidieran por la venida del Reino (Mateo 6:10), y de hecho que todo Cristiano debía estar buscándolo constantemente (Mateo 6:33). Jesús insistió que sin perseverar no se puede entrar en su reino (Lucas 9:62), y dijo que quien no se hacía como un niño no entraría en él (Lucas 18:17). Enseñó que los ricos difícilmente entrarían en su reino (Lucas 18:24), y que más bien éste era para los pobres en espíritu (Mateo 5:3). Pablo enseñó que es a través de muchas tribulaciones que entraríamos en el Reino (Hechos 14:22) y Pedro insistió que tal reino sería para los creyentes que son maduros espiritualmente (2 Pedro 1:5-11). También Pablo dijo que los injustos jamás podrían ingresar en el Reino de Dios (1 Cor. 6:9). A Nicodemo Jesús le dijo que tendría que “nacer de nuevo” si quería entrar en su reino (Juan 3:3,5). Y finalmente, el “buen ladrón” de la cruz conocía muy bien este mensaje del Reino de Dios que se lo pidió a Jesús diciéndole: “Acuérdate de mi cuando vengas en tu reino” (Lucas 23:43).

 

¿Es suya también, amigo(a), la pregunta del “buen ladrón” de la cruz?¿Le pide usted al Señor que se acuerde de usted cuando venga en su reino para ser parte de él?¿Es usted un bendito de Dios? “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, HEREDAD EL REINO preparado para vosotros desde la fundación del mundo (Mateo 25:34).

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