EN AQUEL DÍA

Isaías 2:17: La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será exaltado EN AQUEL DÍA.

Isaías 5:30: Y bramará sobre él EN AQUEL DÍA como bramido del mar; entonces mirará hacia la tierra, y he aquí tinieblas de tribulación, y en sus cielos se oscurecerá la luz.

Isaías 7:20: EN AQUEL DÍA el Señor raerá con navaja alquilada, con los que habitan al otro lado del río, esto es, con el rey de Asiria, cabeza y pelo de los pies, y aun la barba también quitará.

Isaías 12:1: EN AQUEL DÍA dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado.

Isaías 12:4: Y diréis EN AQUEL DÍA: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido.

Isaías 17:7: EN AQUEL DÍA mirará el hombre a su Hacedor, y sus ojos contemplarán al Santo de Israel.

Isaías 17:9: EN AQUEL DÍA sus ciudades fortificadas serán como los frutos que quedan en los renuevos y en las ramas, los cuales fueron dejados a causa de los hijos de Israel; y habrá desolación.

Isaías 19:16: EN AQUEL DÍA los egipcios serán como mujeres; porque se asombrarán y temerán en la presencia de la mano alta de Jehová de los ejércitos, que él levantará contra ellos.

Isaías 19:21: Y Jehová será conocido de Egipto, y los de Egipto conocerán a JehováEN AQUEL DÍA, y harán sacrificio y oblación; y harán votos a Jehová, y los cumplirán.

Isaías 20:6: Y dirá EN AQUEL DÍA el morador de esta costa: Mirad qué tal fue nuestra esperanza, a donde nos acogimos por socorro para ser libres de la presencia del rey de Asiria; ¿y cómo escaparemos nosotros?

Isaías 22:8: Y desnudó la cubierta de Judá; y miraste EN AQUEL DÍA hacia la casa de armas del bosque.

Isaías 22:20: EN AQUEL DÍA llamaré a mi siervo Eliaquim hijo de Hilcías,

Isaías 22:25: EN AQUEL DÍA, dice Jehová de los ejércitos, el clavo hincado en lugar firme será quitado; será quebrado y caerá, y la carga que sobre él se puso se echará a perder; porque Jehová habló.

Isaías 23:15: Acontecerá EN AQUEL DÍA, que Tiro será puesta en olvido por setenta años, como días de un rey. Después de los setenta años, cantará Tiro canción como de ramera.

Isaías 24:21: Acontecerá EN AQUEL DÍA, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra.

Isaías 25:9: Y se dirá EN AQUEL DÍA: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.

Isaías 26:1: EN AQUEL DÍA cantarán este cántico en tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro.

Isaías 27:1: EN AQUEL DÍA Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar.

Isaías 27:2: EN AQUEL DÍA cantad acerca de la viña del vino rojo.

Isaías 27:12: Acontecerá EN AQUEL DÍA, que trillará Jehová desde el río Eufrates hasta el torrente de Egipto, y vosotros, hijos de Israel, seréis reunidos uno a uno.

Isaías 27:13: Acontecerá también EN AQUEL DÍA, que se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén.

Isaías 28:5: EN AQUEL DÍA Jehová de los ejércitos será por corona de gloria y diadema de hermosura al remanente de su pueblo;

Isaías 31:7: Porque EN AQUEL DÍA arrojará el hombre sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que para vosotros han hecho vuestras manos pecadoras.

Isaías 52:6: Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa EN AQUEL DÍA; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente.

Jeremías 4:9: EN AQUEL DÍA, dice Jehová, desfallecerá el corazón del rey y el corazón de los príncipes, y los sacerdotes estarán atónitos, y se maravillarán los profetas.

Jeremías 25:33: Y yacerán los muertos de Jehová EN AQUEL DÍA desde un extremo de la tierra hasta el otro; no se endecharán ni se recogerán ni serán enterrados; como estiércol quedarán sobre la faz de la tierra.

Jeremías 30:8: EN AQUEL DÍA, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre,

Jeremías 39:16: Ve y habla a Ebed-melec etíope, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí yo traigo mis palabras sobre esta ciudad para mal, y no para bien; y sucederá esto EN AQUEL DÍA en presencia tuya.

Jeremías 39:17: Pero EN AQUEL DÍA yo te libraré, dice Jehová, y no serás entregado en manos de aquellos a quienes tú temes.

Jeremías 49:22: He aquí que como águila subirá y volará, y extenderá sus alas contra Bosra; y el corazón de los valientes de Edom será EN AQUEL DÍA como el corazón de mujer en angustias.

Jeremías 49:26: Por tanto, sus jóvenes caerán en sus plazas, y todos los hombres de guerra morirán EN AQUEL DÍA, ha dicho Jehová de los ejércitos.

Jeremías 50:30: Por tanto, sus jóvenes caerán en sus plazas, y todos sus hombres de guerra serán destruidos EN AQUEL DÍA, dice Jehová.

Ezequiel 23:38: Aun esto más me hicieron: contaminaron mi santuario EN AQUEL DÍA, y profanaron mis días de reposo.

Ezequiel 24:27: EN AQUEL DÍA se abrirá tu boca para hablar con el fugitivo, y hablarás, y no estarás más mudo; y les serás por señal, y sabrán que yo soy Jehová.

Ezequiel 38:10: Así ha dicho Jehová el Señor: EN AQUEL DÍA subirán palabras en tu corazón, y concebirás mal pensamiento,

Oseas 1:5: Y EN AQUEL DÍA quebraré yo el arco de Israel en el valle de Jezreel.

Amós 8:3: Y los cantores del templo gemirán EN AQUEL DÍA, dice Jehová el Señor; muchos serán los cuerpos muertos; en todo lugar los echarán fuera en silencio.

Amós 8:9: Acontecerá EN AQUEL DÍA, dice Jehová el Señor, que haré que se ponga el sol a mediodía, y cubriré de tinieblas la tierra en el día claro.

Amós 9:11: EN AQUEL DÍA yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado;

Abdías 1:8: ¿No haré que perezcan EN AQUEL DÍA, dice Jehová, los sabios de Edom, y la prudencia del monte de Esaú?

Miqueas 4:6: EN AQUEL DÍA, dice Jehová, juntaré la que cojea, y recogeré la descarriada, y a la que afligí;

Miqueas 5:10: Acontecerá EN AQUEL DÍA, dice Jehová, que haré matar tus caballos de en medio de ti, y haré destruir tus carros.

Sofonías 1:9: Asimismo castigaré EN AQUEL DÍA a todos los que saltan la puerta, los que llenan las casas de sus señores de robo y de engaño.

Sofonías 1:10: Y habrá EN AQUEL DÍA, dice Jehová, voz de clamor desde la puerta del Pescado, y aullido desde la segunda puerta, y gran quebrantamiento desde los collados.

Sofonías 3:11: EN AQUEL DÍA no serás avergonzada por ninguna de tus obras con que te rebelaste contra mí; porque entonces quitaré de en medio de ti a los que se alegran en tu soberbia, y nunca más te ensoberbecerás en mi santo monte.

Hageo 2:23: EN AQUEL DÍA, dice Jehová de los ejércitos, te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío, dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos.

Zacarías 2:11: Y se unirán muchas naciones a Jehová EN AQUEL DÍA, y me serán por pueblo, y moraré en medio de ti; y entonces conocerás que Jehová de los ejércitos me ha enviado a ti.

Zacarías 3:10: EN AQUEL DÍA, dice Jehová de los ejércitos, cada uno de vosotros convidará a su compañero, debajo de su vid y debajo de su higuera.

Zacarías 6:10: Toma de los del cautiverio a Heldai, a Tobías y a Jedaías, los cuales volvieron de Babilonia; e irás tú EN AQUEL DÍA, y entrarás en casa de Josías hijo de Sofonías.

Zacarías 9:16: Y los salvará EN AQUEL DÍA Jehová su Dios como rebaño de su pueblo; porque como piedras de diadema serán enaltecidos en su tierra.

Zacarías 12:3: Y EN AQUEL DÍA yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella.

Zacarías 12:4: EN AQUEL DÍA, dice Jehová, heriré con pánico a todo caballo, y con locura al jinete; mas sobre la casa de Judá abriré mis ojos, y a todo caballo de los pueblos heriré con ceguera.

Zacarías 12:6: EN AQUEL DÍA pondré a los capitanes de Judá como brasero de fuego entre leña, y como antorcha ardiendo entre gavillas; y consumirán a diestra y a siniestra a todos los pueblos alrededor; y Jerusalén será otra vez habitada en su lugar, en Jerusalén.

Zacarías 12:8: EN AQUEL DÍA Jehová defenderá al morador de Jerusalén; el que entre ellos fuere débil, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos.

Zacarías 12:9: Y EN AQUEL DÍA yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén.

79. Zacarías 12:11: EN AQUEL DÍA habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido.

Zacarías 13:2: Y EN AQUEL DÍA, dice Jehová de los ejércitos, quitaré de la tierra los nombres de las imágenes, y nunca más serán recordados; y también haré cortar de la tierra a los profetas y al espíritu de inmundicia.

Zacarías 14:4: Y se afirmarán sus pies EN AQUEL DÍA sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur.

Zacarías 14:8: Acontecerá también EN AQUEL DÍA, que saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno.

Zacarías 14:9: Y Jehová será rey sobre toda la tierra. EN AQUEL DÍA Jehová será uno, y uno su nombre.

Zacarías 14:13: Y acontecerá EN AQUEL DÍA que habrá entre ellos gran pánico enviado por Jehová; y trabará cada uno de la mano de su compañero, y levantará su mano contra la mano de su compañero.

Zacarías 14:20: EN AQUEL DÍA estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ; y las ollas de la casa de Jehová serán como los tazones del altar.

Zacarías 14:21: Y toda olla en Jerusalén y Judá será consagrada a Jehová de los ejércitos; y todos los que sacrificaren vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas; y no habrá EN AQUEL DÍA más mercader en la casa de Jehová de los ejércitos.

Mateo 7:22: Muchos me dirán EN AQUEL DÍA: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

Lucas 6:23: Gozaos EN AQUEL DÍA, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas.

Lucas 10:12: Y os digo que EN AQUEL DÍA será más tolerable el castigo para Sodoma, que para aquella ciudad.

Lucas 17:31: EN AQUEL DÍA, el que esté en la azotea, y sus bienes en casa, no descienda a tomarlos; y el que en el campo, asimismo no vuelva atrás.

Juan 14:20: EN AQUEL DÍA vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.

Juan 16:23: EN AQUEL DÍA no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.

Juan 16:26: EN AQUEL DÍA pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros,

Hechos 8:1: Y Saulo consentía en su muerte. EN AQUEL DÍA hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles.

2 Tesalonicenses 1:10: cuando venga EN AQUEL DÍA para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).

2 Timoteo 1:18: Concédale el Señor que halle misericordia cerca del Señor EN AQUEL DÍA. Y cuánto nos ayudó en Efeso, tú lo sabes mejor.

2 Timoteo 4:8: Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, EN AQUEL DÍA; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

LA VIUDA DE SAREPTA: EL SALTO DE FE

La viuda de Sarepta atendió, por fe, las necesidades de Elías aun cuando ella estaba al límite de sus recursos; y Dios los bendijo ricamente a ella, a su hijo y a Elías.

LEE: 1 Reyes 17 – Job 38 – 42:5, 6 – Lucas 4:24-28 – Hebreos 11:1 – Apocalipsis 1:17.

 “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil. 1:6).

ELLA CONOCÍA LO QUE ERA LA MUERTE.

Vio morir a su esposo y ahora veía, impotente, como todo a su alrededor moría. El pasto se secó, los árboles dejaron caer sus hojas, las vacas eran apenas esqueletos, y las cabras balaban tristemente. Cada día miraba el cielo sin nubes, esperando, contra toda esperanza, nubes y lluvia. Había racionado la harina y el aceite, tratando de estirarlos hasta el fin de la sequía. Ella partía el panecillo diario en forma desigual: su hijo necesitaba todo el alimento que ella podía darle. Se afligía al ver al muchacho tan delgado y sin energía. Pero su sacrificio parecía inútil; temía que ambos morirían de hambre.

Solo le quedaba lo suficiente como para una comida final. La viuda salió de la aldea de Sarepta a fin de buscar leña para su última comida. Y allí, esta mujer entró en la narración bíblica, donde su relato nos enseña lecciones que podemos, miles de años más tarde, aplicarlas a nosotros. Esta semana veremos el gran conflicto entre Dios y Satanás expuesto en miniatura en la vida de una viuda sin nombre que elige a Dios y es llevada, paso a paso, a una jornada de fe. 

A SAREPTA

Aunque nuestro relato comienza con la orden de ir a Sarepta, dada por Dios al profeta Elías, debemos recordar cómo surgió a esa orden. El reino de Israel había caído en la idolatría. La adoración a Baal era la religión oficial. Dios había “desafiado” dramáticamente al dios de las tormentas declarando, por medio de su profeta Elías, que no habría más rocío ni lluvia (1 Rey. 17:1).

¿Qué ironía surge de que Dios le diga que no habría lluvia, justamente, al reino que adoraba al dios de las tormentas? ¿Qué enseña esto acerca del poder de Dios en nuestro mundo en contraste con todo otro poder? Ver también Salmo 86:8, Jeremías 10:6, Hebreos 1:1 al 3 y Job 38.

Elías se había escondido en el arroyo de Querit (1 Rey. 17:3), mientras la tierra de Israel se marchitaba bajo la devastadora sequía. El arroyo finalmente se secó, y Dios ordenó al profeta ir a Sarepta (1 Rey. 17:1-9). Dios envió a Elías a un país extranjero. Sarepta estaba ubicada sobre la costa del Mar Mediterráneo, entre Tiro y Sidón. De este territorio de Fenicia había venido la terrible reina Jezabel. Uno de los importantes dioses nacionales de Fenicia era Baal, y la esposa del rey Acab importó y fomentó la adoración a Baal en Israel. En el mundo antiguo, se pensaba que los dioses pertenecían a una ciudad o a una región específicas. Sarepta, situada fuera de Israel, parecía estar lejos del área de influencia de Jehová. La gente de esa nación pagana también debía encontrarse lejos del alcance de Dios. Pero, nunca alguien está fuera del alcance de Dios. Allí, en el mismo centro de la adoración a Baal, Dios hizo conocer su presencia y su poder.

Es importante notar que Dios usa la necesidad del profeta para llegar a una mujer en la lejana Sarepta. No necesitamos cubrir nuestros problemas o pretender que no tenemos necesidades, porque todos sabemos que esto no es cierto. Como cristianos, sufrimos y sentimos dolor, y también necesitamos obtener alivio y ayudar a otros, que pueden profesar otra fe diferente de la nuestra, o ninguna.

¿Qué está mal en la actitud de alguien que dice que mostramos falta de fe cuando buscamos la ayuda de otros? ¿De qué manera, por medio de nuestras necesidades, podemos revelar a otros la bondad y el carácter de Dios? 

UN INSTRUMENTO INUSUAL (1 Rey. 17:7-12)

La viuda, que está juntando leña a fin de hacer su última comida para ella y para su hijo, reconoce de inmediato a Elías como un creyente en Dios. El texto no dice qué fue, pero algo le hizo saber, a ella, que Elías adoraba a Dios.

Lee cuidadosamente el versículo 12. La mujer reconoce que Dios existe pero, en ese momento, ¿qué significa eso para ella? Medita en la frase: “para que lo comamos, y nos dejemos morir”. ¿Qué implica esto?

¿Qué semejanzas puedes observar entre 1 Reyes 17:3 y 4, y 17:8 y 9?

Dios guía al profeta Elías a fin de salvarle la vida. Primero le dice que se esconda junto al arroyo de Querit. Los cuervos lo alimentan. Después, Dios le da otra orden y lo envía a Sarepta, donde ha “dado orden allí a una mujer viuda” (vers. 9) que lo alimente.

Ella parece un instrumento inusual de Dios. Es viuda, no es israelita, no tiene posición social, ni influencia, ni poder. Ella misma está a punto de morir de hambre. ¡Qué lección increíble podemos aprender de esta estrategia divina! Con frecuencia, Dios nos escoge no por ser fuertes, sino más bien a pesar de nuestra debilidad (2 Cor. 12:9).

Vimos que Dios no está limitado por la geografía. Dios no está limitado por las limitaciones humanas. Dios es el que da las órdenes. En todo el relato, es claro que Dios está en el control, algo muy importante en el contexto más amplio del ministerio de Elías en la gran batalla entre Jehová y Baal. Nada ni nadie cierra el camino de la voluntad de Dios. Más tarde, en la historia, veremos que ni siquiera la muerte puede interferir con los propósitos de Dios. Las cosas y los acontecimientos pueden herir nuestra vida o ser perjudiciales, pero los propósitos de Dios siempre son buenos (Jer. 29:11), aun cuando no podamos verlo de inmediato. Necesitamos aprender a confiar en Dios en toda situación, buena o mala, porque en algún momento atravesaremos una u otra.

¿De qué manera Dios ha sido capaz de usarte a pesar de tus debilidades? ¿Cuánto más podrías hacer si, por su poder, vencieras esas debilidades?     

Lee 1 Reyes 17:13 al 16. ¿Qué le dice Elías a la viuda, y por qué?

Las viudas eran personajes marginales en el mundo bíblico. Si no tenían hijos que se ocuparan de ellas, eran víctimas fáciles; tenían pocos recursos legales, y era peor en tiempo de sequía. Cada familia luchaba por sobrevivir y no había limosnas para las pobres viudas. El profeta le pide a esta mujer que lo alimente. Ella no es una buena candidata para esto. Solo un puñado de harina y un poco de aceite están entre esta pobre mujer y la muerte por hambre.

¿A quién debe ella alimentar primero? ¿Qué pensamientos debieron haber pasado por su mente cuando oyó el pedido? ¿Qué clase de fe se requería de su parte?

En muchas culturas, es más apropiado ofrecer algo a otros antes que tomar para uno mismo. El profeta no solo le pide a una persona que no puede darle casi nada, sino también pide que lo sirvan primero. Recuerda que el profeta es un representante de Dios ante esta mujer. Al pedirle su última porción de pan, el profeta invita a esta mujer a dar el salto de fe, a entregar a Dios todo lo que tiene.

¿Qué otros ejemplos encuentras, en la Biblia, en los que Dios pide una entrega completa? Por ejemplo, ver Génesis 22.

Cuando damos a Dios todo lo que tenemos, siempre ganamos. La mujer tenía para una sola comida. Al dársela primero al profeta, ella avanzó por fe, confiando en lo que no podía ver ni comprender. Pero ¿acaso no es la fe confiar en un Dios que no podemos ver y en promesas que no comprendemos completamente (Heb. 11:1)? También asombra que no sea una mujer israelita, sino una mujer pagana, rodeada de prácticas religiosas degradantes. Y, no obstante, de algún modo Dios se comunicó con ella (vers. 9), y ella respondió con fe. Hizo lo que se le había ordenado hacer.

¿En qué ocasión confiaste en lo que no podías ver ni entender? ¿Qué lecciones aprendiste acerca de lo que significa vivir por fe? 

RECORDAR MIS INIQUIDADES (1 Rey. 17:17, 18)

La viuda dio su último panecillo, y Dios realizó un milagro. Ella y su hijo escaparon de la muerte por el hambre y tuvieron una fuente constante de alimentos. Es difícil imaginar el asombro que ella debió sentir al ver que ese milagro increíble sucedía día tras día.

¿Cuál es la respuesta humana al estar en contacto con Dios? Job 42:5, 6; Isa. 6:5; Dan. 10:8; Luc. 5:8; Apoc. 1:17. ¿Por qué crees que esa reacción es tan común?

Por medio del profeta Elías, la viuda entra en contacto con Dios. También para nosotros, al entrar en contacto con un Dios santo, nuestros pecados llegan a ser más visibles. Y, cuando algo terrible nos sucede, podemos sentir que Dios nos está castigando. En 1 Reyes 17:18, la viuda culpa al profeta de Dios por estar allí y, en consecuencia, atraer la atención de Dios sobre ella.

Considera el razonamiento de la viuda (vers. 18). ¿Por qué ella habrá pensado de esa manera?

Tal vez ella vio la clase de vida fiel y santa de Elías, y en su presencia se sintió convencida de cuánto contrastaba con él. O, al ver ese milagro, tal vez sintió la presencia de Dios y su santidad, y vio su pecaminosidad como la causa de esta tragedia.

Esta es una reacción muy común. A menudo nos echamos la culpa a nosotros y nuestros pecados por las tragedias que nos hieren. ¿Qué hice para que mi hijo enfermara? ¿Qué pecado causó esta calamidad en mi vida? Es cierto que muchas veces el dolor y el sufrimiento resultan de las elecciones pecaminosas que hacemos, pero también es cierto que otras veces las tragedias vienen sin razón aparente y no por faltas nuestras. Recuerda a Job. Dios admitió que era un hombre justo, y observa qué le pasó. Necesitamos ser muy cuidadosos al querer explicar las causas de una calamidad. Lo más importante es cómo respondemos frente a ella. Obsesionarnos con la supuesta causa no ayuda.

Todos afrontamos tragedias inesperadas e inexplicables. Es parte de lo que significa ser seres caídos en un mundo caído. ¿Cómo puedes aprender a confiar en Dios y amarlo, aun en medio del dolor? 

 FE PUESTA A PRUEBA       

¿Cómo fue probada la fe de la viuda y la de Elías? 1 Rey. 17:17-24.

Nota la lucha que Elías tuvo con la muerte del muchacho. Parece que él no estaba seguro de que Dios lo resucitaría. Su oración parece reflejar alguna de las actitudes de la madre, al echar la culpa a Dios por esa muerte. Aun los profetas pueden luchar con la comprensión de las cosas que suceden (Mat. 11:1-3).

Por un tiempo, tanto la viuda como Elías vivieron viendo un milagro –el suministro continuo de harina y aceite– que debería haber ayudado a mantener firme su fe. Y ahora, con algo tan dramático, su fe es puesta a prueba.

Nosotros también podemos haber tenido una experiencia increíble con Dios, algo que nos haya marcado en forma poderosa, solo para cuestionarlo más tarde cuando surgen eventos que no nos gustan. Por eso, aunque los milagros tienen su lugar en la edificación de la fe, no deberían ser el centro de ella.

¿De qué modo Elías se refiere a Dios? ¿Qué nos indica esto acerca de su relación con él?

Elías tenía una relación muy íntima con Dios; lo llama “Dios mío”. Tener una estrecha relación con Dios no significa que uno tiene todas las respuestas. Elías no entendía por qué Dios había permitido que el niño muriera. Pero, al tener una relación íntima con Dios, podemos experimentar mejor su poder. El milagro no ocurrió por una fórmula mágica o por el intento del profeta de mantener el calor del niño. El texto aclara que fue Dios quien resucitó al muchacho.

Elías mismo está emocionado por el resultado. “Mira, tu hijo vive”, probablemente le gritó a la viuda. Además de lo que este incidente hizo por la fe de la mujer, seguramente también ayudó a Elías.

La respuesta de la viuda termina con una declaración de fe. Ella ahora sabe que el Dios de Israel es capaz de mantener la vida, y de darla.

Lee Lucas 4:24 al 26, donde se menciona otra vez a esta viuda. ¿De qué modo las palabras de Cristo nos ayudan a comprender mejor esta historia? ¿Qué lecciones podemos obtener de ella nosotros, como parte de un grupo privilegiado? 

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Les dijo: ‘Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo: de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra. Y dijo: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra. Mas en verdad os digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, que hubo una gran hambre en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a Sarepta de Sidón, a una mujer viuda. […]’.

Por esta relación de sucesos ocurridos en la vida de los profetas, Jesús hizo frente a las dudas de sus oyentes. A los siervos a quienes Dios había escogido para una obra especial no se les permitió trabajar por la gente de corazón duro e incrédula. Pero, los que tenían corazón para sentir y fe para creer se vieron especialmente favorecidos por las evidencias de su poder mediante los profetas. En los días de Elías, Israel se había apartado de Dios. Se aferraba a sus pecados y rechazaba las amonestaciones del Espíritu enviadas por medio de los mensajeros del Señor. […] El Señor pasó por alto las casas de Israel, y halló refugio para su siervo en una tierra pagana, en la casa de una mujer que no pertenecía al pueblo escogido. Pero ella fue favorecida porque seguía la luz que había recibido, y su corazón estaba abierto para recibir la mayor luz que Dios le enviaba mediante su profeta

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

   1. ¿Cuál es la conexión entre el pecado y el sufrimiento? La viuda de Sarepta pensó que su pecado había causado la muerte de su hijo. En el Nuevo Testamento, los discípulos pensaron que ser ciego era el resultado de los pecados propios o de los padres (Juan 9:2, 3). ¿Deberíamos relacionarnos en forma distinta con personas que sufren como resultado de sus pecados a diferencia de quienes parecen sufrir por otra causa? ¿O no deberíamos emitir siquiera esos juicios? Defiende tu respuesta.

   2. Un niño nace con un desorden genético raro, y la madre siente que Dios la está castigando por su juventud rebelde. ¿Qué consejo y consuelo puedes darle?

   3. ¿Alguien en la clase fue testigo de un milagro que solo pudo venir de Dios? ¿Cuál fue la reacción de la persona? ¿Cuál fue el impacto del milagro en la vida de esa persona? ¿Luchó esa persona otra vez con la duda, a pesar de haber presenciado algo tan asombroso? ¿Qué lecciones podemos aprender de esas experiencias acerca de lo que significa vivir por fe?