EL EVANGELIO PERDIDO DE JESUCRISTO QUE USTED PUEDE RECUPERAR PARA SU SALVACIÓN

Se habla del evangelio perdido de Jesús, y nosotros creemos que eso ha ocurrido desde los primeros siglos de la Era Cristiana. Es hora de recuperar el evangelio genuino de Jesucristo para entender lo que significa la salvación de los pecadores.

¿SE HA PERDIDO EL ORIGINAL DEL NUEVO TESTAMENTO?

Una noche de diálogo académico sobre los orígenes, la transmisión y la confiabilidad del Nuevo Testamento. ¿Tenemos los manuscritos originales? ¿Podemos confiar en las copias pasadas a nosotros? ¿Cuán preciso es nuestro nuevo testamento hoy? Estas preguntas y más examinaron dos estudiosos de NT de nivel superior. Dr. Ehrman y Dr. Wallace presentaron sus respectivas posiciones antes de abrir  un tiempo de preguntas y respuestas. 

 
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EL EVANGELIO PERDIDO DE JESÚS

Muchos cristianos han perdido el evangelio original de Jesús, y muy poco a nada se oye de éste en las campañas de evangelización, tanto por parte del catolicismo romano como por parte de las denominaciones evangélicas. Y cuando eventualmente los predicadores hablan del evangelio de Cristo, ellos no dicen de que éste trata de un reino o gobierno de Dios en la tierra, con Cristo y su iglesia gobernando a las naciones de la tierra con justicia y equidad para todos. En realidad estos «evangelizadores» no saben exactamente de qué se trata el único y singular evangelio que Jesús y sus apóstoles predicaron, y que Jesús lo llama: El Reino de Dios (Lucas 4:43).

JOHAN GALTUNG: EL IMPERIALISMO DE OCCIDENTE HACE ESFUERZOS DENODADOS PARA RECUPERAR ALGO DE LO QUE PERDIERON

Johan Galtung, el rector de la Universidad de la Paz Trascedental cree que la guerra en Libia no es por supuesto por motivos humanitarios, sino una tentativa desesperada por el colonialismo occidental para recobrar algo de lo que ellos han perdido. Esta es una guerra de cambio de régimen y también tenemos la guerra de los clanes que continúa al mismo tiempo, pero el resultado podría ser un caos que dure muchos años, después de la deposición de Gaddafi.

 Johan Galtung: hay una posibilidad grande de una invasión de tierra y pienso que tenemos que verlo como una especie de magnífica perspectiva. Este no es el final del Imperio estadounidense, sino del colonialismo imperial de occidente en su última edad que hace esfuerzos desesperados para recobrar algo de lo que ellos perdieron, y Francia fue el país colonial más grande y así también lo fue Inglaterra. Ellos solían dominar África. Ellos piensan que han encontrado una apertura en Libia que ellos pueden usar, al mismo tiempo cuando los EE.UU están prácticamente quebrados. El 41 % de cada dólar que ellos gastan federalmente va a la servicio de la deuda, al mismo tiempo cuando Francia entró de nuevo en la OTAN hace pocos años, ellos ahora ponen algunas condiciones muy fuertes para la nueva entrada y pertenezco a aquellos que entonces dijeron que este es el plan de Sarkozy, él quiere dominar la OTAN y tal vez OBAMA en cierto modo quiere darle un poco de esto a él a fin de salirse, porque OBAMA lucha ahora contra seis países Musulmanes en el mismo tiempo. Ahora, por supuesto, ellos quieren una guerra de tierra porque ellos saben perfectamente bien que esta no es una acción humanitaria; este es un cambio de régimen y hay también una guerra de clanes que continúa al mismo tiempo…

EL PRIMITIVO EVANGELIO PERDIDO DE JESÚS—¿LO CONOCE USTED?

 

 

 Por Ingº Mario A Olcese (Apologista) 

Un evangelio poco conocido hoy

¿Sabía usted que el reino de Dios fue el mensaje central de nuestro Señor, y la razón que lo trajo a este mundo hace dos milenios? En Lucas 4:43 Jesús fue claro cuando dijo: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios, porque para esto he sido enviado”. Aquí Jesús fue enfático cuando dijo que fue enviado para predicar EL REINO DE DIOS. Este REINO DE DIOS fue llamado por el mismo Señor como “el evangelio”, el único y singular evangelio salvador y que desafortunadamente se encuentra ausente en muchas de las iglesias supuestamente cristianas de hoy.

Es importantísimo saber que la frase “Reino de Dios” aparece en el evangelio de Marcos 14 veces; en Lucas 32 veces; en Mateo 4 veces, y 32 veces “el reino de los cielos”. Por cierto  que también “el reino de Dios” aparece en el evangelio de Juan (6:33).

El teólogo George Eldon Ladd nos dice en su prólogo de su libro “El Reino de Dios”, lo siguiente: “Nuestro Señor Jesús dedicó gran parte de su ministerio público a la enseñanza del reino de los cielos. Este tema es aún hoy día un mensaje importante para el hombre dondequiera que éste se encuentre”. 

También G.E. Ladd nos dice en la página 13 del mismo libro, lo siguiente: “El tema de la venida del Reino de Dios fue lo central de la misión de Jesús.

Entonces es menester preguntarnos: ¿Hemos realmente recibido el evangelio primitivo de Jesús cuando nos convertimos? ¿No será que éste aún permanece perdido o ausente de nuestro montón de conocimientos recibidos de la Iglesia?

Un Reino que ha sido complicado y trucado con elucubraciones innecesarias 

Siendo que el reino es un mensaje simple y claro, es sorprendente ver cómo en los sitios web cristianos dónde se trata del tema, se lo presenta de manera confusa y enrevesada que hace imposible que los simples puedan entenderlo, aquellos que son como niños de corazón y de mente. 

Unos creen que el Reino es una realidad presente, pero otros lo creen futuro; unos creen que el reino es la iglesia, mientras que otros lo creen que será una monarquía restaurada judía en Jerusalén. Unos dicen que el reino está en el corazón del creyente, en tanto que otros creen que es el cielo mismo a donde supuestamente irán los salvos a morar eternamente.

Pero me pregunto, ¿sería posible que el mensaje central y salvador de Jesucristo fuera tan complicado y sujeto a miles de interpretaciones que lo único que haría sería confundir más bien que orientar a los potenciales creyentes?¿Cómo puede uno aceptar el prístino y salvador evangelio del reino si éste es presentado de manera contradictoria y embrollada por las diferentes denominaciones que lo predican?¿Podría ser que el diablo, el gran enemigo del evangelio de la gloria de Cristo, esté detrás de toda esta confusión reinante? Creo que es hora que entendamos el reino de Dios de manera como es presentada en las Escrituras, no a partir del Nuevo Testamento, sino desde el mismo Antiguo Testamento. La llamada Iglesia de Cristo presenta un reino eclesiástico que no se ajusta al Antiguo Testamento, pues recordemos que el reino de Dios no  comenzó con Cristo, sino con su ancestro, David. Este insigne rey tuvo un reino literal en la tierra y súbditos a sus órdenes, sabemos que era muy reverenciado y mentado en las memorias o crónicas de Israel. Así que para entender el reino predicado por Jesús debemos estudiar sus antecedentes en el Antiguo Testamento.

La Expectativa de los Judíos del Primer siglo 

Es muy interesante lo que se puede extraer de este suceso que relata la entrada de Jesús en Jerusalén, pues nos revela lo que los paisanos de Jesús esperaban con desesperación. Dice así el relato de Marcos: “Cuando se acercaban a Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos,  y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo.  Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron.  Y unos de los que estaban allí les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino?  Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado; y los dejaron.  Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él.  También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino.  Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡BENDITO EL REINO DEL PADRE DAVID QUE VIENE! Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce”. 

Después de leer este acontecimiento de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, el pueblo se emocionó mucho, pues veían a su rey entrar en la ciudad capital del reino davídico, y ellos pensaron que el reino se manifestaría inmediatamente en Jerusalén. Por eso su exclamación fervorosa: “Bendito el reino del padre David que viene”. Pero, ¿estaban errados los judíos por semejante esperanza? Veamos. En Lucas 19 Jesús precisamente da una parábola (de las Diez Minas) por la misma razón: “…por cuanto estaba CERCA DE JERUSALÉN, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente” (Lucas 19:11). Pero nótese que Jesús no se detiene para reprender o corregir a aquellos hombres por su “supuesta ilusa esperanza” de un reino Davídico restaurado en Jerusalén”, y tampoco les dice algo así como: “Oigan, hijos de Abraham, sepan que yo no voy a reinar en Jerusalén sino desde el cielo y con mi iglesia”. Tampoco les dice que su reino es “en el corazón de mis discípulos” o cosa semejante. El simplemente avala su expectativa mesiánica dando una parábola para que entiendan que el reino davídico será efectivamente restaurado en Jerusalén, pero que AÚN TARDARÍA HASTA SU REGRESO O PARUSÍA EN GLORIA. Este hecho destruye o fulmina todas las otras tesis del reino que aparecen por internet, y que trastocan el verdadero mensaje o esperanza del reino davídico por restaurarse.

Cristo vino a confirmar las promesas hechas a los padres del pueblo Hebreo 

Cuando comenzamos a aceptar que el reino está estrechamente ligado a los Judíos, y que Dios hizo pactos muy claros y específicos con Abraham y David, tanto a corto como a largo plazos relativos a una tierra y a un reino, entonces no nos iremos por la tangente con respecto a lo que significa bíblicamente el reino de Yahweh. El problema de las iglesias es que muchas de ellas interpretan alegóricamente el reino obviando su naturaleza terrenal y nacional, tal vez por prejuicios infundados como que los judíos fueron rechazados por Dios porque “mataron a Jesús”. Estos se olvidan de lo que escribió Pablo a los romanos: “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció…” (11:1,2). En otra ocasión, Pablo les dice a los mismos romanos que Cristo vino a confirmar lo que Dios les prometió a los padres. Dice el apóstol, así: “Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres” (15:8). Así, pues, si Cristo vino a confirmar las promesas hechas a los padres, esto significa que están vigentes, al día, ¡y por cumplirse! Es necesario entender esto para no irnos por las ramas con relación al reino verdadero que vino a ser confirmado y predicado por Jesucristo, y que luego fue anunciado por sus apóstoles y discípulos verdaderos (Lucas 8:1,2; 9:1,2).

Pablo y el evangelio primitivo

 A continuación veremos qué evangelio original predicaba el apóstol de los gentiles: 

Y entrando él dentro de la sinagoga, hablaba libremente por espacio de tres meses, disputando y persuadiendo del reino de Dios (Hechos 19:8). 

Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, por quien he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro (Hechos 20:25). 

Y habiéndole señalado un día, vinieron á él muchos á la posada, á los cuales declaraba y testificaba el reino de Dios, persuadiéndoles lo concerniente á Jesús, por la ley de Moisés y por los profetas, desde la mañana hasta la tarde (Hechos 28:23).

Predicando el reino de Dios y enseñando lo que es del Señor Jesucristo con toda libertad, sin impedimento (Hechos 28:31).

¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No erréis, que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones. Ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los robadores, heredarán el reino de Dios (1 Cor.6:9,10).

Esto empero digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni la corrupción hereda la incorrupción (1 Cor. 15:50). 

Envidias, homicidios, borracheras, banqueteos, y cosas semejantes á éstas: de las cuales os denuncio, como ya os he anunciado, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios (Gál. 5:21). 

Porque sabéis esto, que ningún fornicario, ó inmundo, ó avaro, que es servidor de ídolos, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios (Efe. 5:5).

Y os protestábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó á su reino y gloria (1 Tes. 2:12).

Una demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis ( 2 Tes.1:5) 

REQUIERO yo pues delante de Dios, y del Señor Jesucristo, que ha de juzgar á los vivos y los muertos en su manifestación y en su reino (2 Tim. 4:1).

Otros que creyeron en el evangelio primitivo: 

José de Arimatea

José de Arimatea, senador noble, que también esperaba el reino de Dios, vino, y osadamente entró á Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. 

Los Apóstoles

EN aquel tiempo se llegaron los discípulos á Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? (Mateo 18:1). 

Entonces los que se habían juntado le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restituirás el reino á Israel en este tiempo? (Hechos 1:6,7) 

La Madre de los hijos de Zebedeo

Entonces se llegó á él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorándo le, y pidiéndole algo. Y él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno á tu mano derecha, y el otro á tu izquierda, en tu reino (Mateo  20:19,20). 

El pueblo Judío

“Bendito el reino de nuestro padre David que viene: ¡Hosanna en las alturas! (Marcos 11:10). 

Los fariseos:

 Y preguntado por los Fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia (Lucas 17:20). 

El “buen ladrón” de la Cruz

Y dijo á Jesús: Acuérdate de mí cuando vinieres á tu reino (Lucas 23:42).

Jesús llamó a los hombres a predicar el reino  

 “Jesús le dijo: ‘Dejen que los muertos entierren a sus propios muertos, y tu ve y predicar el reino de Dios” (Lucas 9:60).  

Jesus Predicted the Continued Preaching of ‘This Gospel of the Kingdom’ until His Second ComingJesús previó la continuación de la Predicación de este evangelio del reino hasta Su Segunda Venida  

Marcos 16:15,16: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio (del reino, Mar. 1:14,15)  a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”. 

Lucas 9:60: “Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios”.   

Lucas 9:1,2: “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos”. 

Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. 

Mateo 10:7: “Y yendo, predicad, diciendo: El reino de Dios se ha acercado.” 

Mateo 24:14: “Y este evangelio del reino será predicado como testimonio en todas las naciones, y entonces vendrá el fin”.

El ministerio de Felipe: el bautismo y el reino 

Es interesante leer sobre el ministerio de Felipe en Hechos 8:12, 13 y que dice: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. También creyó Simón (el mago) mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito”. Noten ustedes, hermanos, que aquellos discípulos de Felipe fueron bautizados por él cuando  creyeron, ¿en qué? ¡en el anuncio del evangelio del reino de Dios y en el nombre de Jesús! Así que sí los discípulos de Felipe se bautizaron creyendo en Jesús y en su evangelio del reino. Entonces, ¿por qué millones de cristianos se bautizan hoy “creyendo” sólo en Cristo sin creer al mismo tiempo en su reino?¿Por qué se les ha ocultado el reino de Dios? No será que Satanás está detrás de este error?¿No dice Pablo de Satanás que “…el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo (la gloria y reino son sinónimos—comparar Mateo 20:21 y Marcos 10:37) el cual es la imagen de Dios”. Sí, el enemigo obscurece la mente de los incrédulos (¡Hay muchos cristianos gentiles incrédulos que suponen que le reino de Dios no es para ellos sino sólo para los Judíos!) para que no entiendan el evangelio del reino de Cristo, y así no se salven.

Pregunta Crucial

¿Está su pastor predicando este mismo mensaje bíblico (apostólico) en su iglesia? Usted tiene que definir bien este asunto, porque creer en un evangelio falso no lo salvará, pues sólo hay un evangelio salvador, y no muchos (Gál. 1:6-9). Ese evangelio primitivo, recuerde, es el reino de Dios. Este fue el mensaje que Dios mandó que Su Hijo predicara a los hombres para su salvación (Lucas 4:43, Rom. 1:16).  

www.elevangeliodelreino.com

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www.apologista.blogdiario.com

www.apologista.blog.ca

www.elreinadodecristo.wordpress.com

¿QUÉ HA PASADO CON EL EVANGELIO DEL REINO DE JESUCRISTO?

  Por Ing° Mario A Olcese (Apologista)

 

 El anuncio salvador o condenador de Jesucristo

Nuestro mismo Señor Jesucristo nos reveló que fue enviado por Dios para anunciar el evangelio (=El mensaje, La palabra, La Buena Nueva) a todos los hombres (Lucas 4:43), y en particular, a los pobres de esta tierra (Lc. 7:22). Este anuncio esperanzador y divino Jesús lo llamó «el Reino de Dios» (Marcos 1:1,14,15), y dijo que el que creyere en él será salvo, y el que no, será condenado (Marcos 16:16).

Así que el evangelio es un anuncio crucial que salva o condena a los hombres, según sea el caso. Es importante entender que la salvación viene por la fe en Cristo y Su Mensaje. No se puede creer en Cristo y rechazar su mensaje, sustituyéndolo por otro que es espurio y diabólico. Así que es necesario saber exactamente qué es el evangelio y qué significa creer en Cristo (=creer a Cristo) para ser salvo. Jesús dijo: “De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte(Juan 8:51). Así que es vital creer y guardar la palabra de Cristo, pues es la mismísima palabra o mensaje del Padre para los hombres, el evangelio de nuestra salvación.

Este singular o único mensaje salvador tiene que ver con el Reino de Dios, las buenas noticias para el mundo que anda en tinieblas espirituales, pues la única esperanza que tiene el género humano para ser realmente feliz y sobrevivir a un eventual cosmocidio.

Satanás es el enemigo del anuncio Salvador

Es lógico suponer que si la creencia en el anuncio o mensaje de Cristo es vital para nuestra salvación, el diablo pretenda entenebrecerlo o pervertirlo para que nadie se salve. El plan de este espíritu caído y maléfico e introducir falsos evangelios o falsos mensajes, supuestamente “divinos”, para confundir y engañar a los incautos. El sabe que si distrae a los potenciales creyentes con un evangelio trucado, ellos jamás podrán ser salvos de la condenación. Entonces durante siglos el diablo ha usado a hombres “intelectuales”, “progresistas”, “humanistas” y “libre pensadores” para sembrar doctrinas que Pablo llama “de demonios” (Col. 2:8; 1 Tim. 4:1). Y millones están creyendo en cualquier cosa menos en el evangelio salvador de Cristo que es el Reino de Dios. Este evangelio divino del reino en la tierra ha sido olvidado en las prédicas de las mayorías de las iglesias de hoy, y si alguno osa predicarlo, es considerado como “carnal”, Judío”, y obsoleto. Realmente pocos ponen atención en el reino de Dios, y peor aún, muchos cristianos no tienen ni la más mínima idea de lo que éste es en realidad. Muchas ideas e interpretaciones han sido ofrecidas sobre el reino, pero poco o nada tienen que ver con el verdadero y original reino predicado por Cristo y sus apóstoles.

El Apóstol Pablo fue enfático al decir: “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Cor. 4:3,4). Así que el diablo tiene una meta: cegar el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria (= Reino, comparar Marcos 10:37 y Mat. 20:21) de Cristo. De modo que el diablo odia a Cristo y su mensaje salvador del reino de Dios.

En la Parábola del Sembrador Jesús enseña que la semilla es la Palabra de Dios, pero luego el diablo viene y quita del corazón del potencial creyente la Palabra sembrada ¿para qué? Para que no crean y se salven (Lucas 8:11,12). En otra ocasión Jesús se refiere al reino como “la Palabra” (Ver Mateo 13:19). Así que el diablo quita del potencial creyente la palabra sembrada del reino en su corazón para que no se salve. El mensaje del Reino ha sido por todos los medios posibles obscurecido y olvidado en los sermones dominicales y en las grandes campañas de “evangelización”.

Yo, Apologista, tengo como cometido principal reponer este evangelio vital y prístino en su verdadero lugar que le corresponde y predicarlo a medio mundo . ¿Me ayudará usted para difundirlo a la otra mitad del mundo»? (Mat. 24:14)

EL PRIMITIVO EVANGELIO PERDIDO DE JESÚS—¿LO CONOCE USTED?

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)   

Un evangelio poco conocido hoy 

¿Sabía usted que el reino de Dios fue el mensaje central de nuestro Señor, y la razón que lo trajo a este mundo hace dos milenios? En Lucas 4:43 Jesús fue claro cuando dijo: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios, porque para esto he sido enviado”. Aquí Jesús fue enfático cuando dijo que fue enviado para predicar EL REINO DE DIOS. Este REINO DE DIOS fue llamado por el mismo Señor como “el evangelio”, el único y singular evangelio salvador y que desafortunadamente se encuentra ausente en muchas de las iglesias supuestamente cristianas de hoy. 

Es importantísimo saber que la frase “Reino de Dios” aparece en el evangelio de Marcos 14 veces; en Lucas 32 veces; en Mateo 4 veces, y 32 veces “el reino de los cielos”. Por cierto  que también “el reino de Dios” aparece en el evangelio de Juan (6:33). 

El teólogo George Eldon Ladd nos dice en su prólogo de su libro “El Reino de Dios”, lo siguiente: “Nuestro Señor Jesús dedicó gran parte de su ministerio público a la enseñanza del reino de los cielos. Este tema es aún hoy día un mensaje importante para el hombre dondequiera que éste se encuentre”.  

También G.E. Ladd nos dice en la página 13 del mismo libro, lo siguiente: “El tema de la venida del Reino de Dios fue lo central de la misión de Jesús.”

Entonces es menester preguntarnos: ¿Hemos realmente recibido el evangelio primitivo de Jesús cuando nos convertimos? ¿No será que éste aún permanece perdido o ausente de nuestro montón de conocimientos recibidos de la Iglesia?

Un Reino que ha sido complicado y trucado con elucubraciones innecesarias

Siendo que el reino es un mensaje simple y claro, es sorprendente ver cómo en los sitios web cristianos dónde se trata del tema, se lo presenta de manera confusa y enrevesada que hace imposible que los simples puedan entenderlo, aquellos que son como niños de corazón y de mente.

Unos creen que el Reino es una realidad presente, pero otros lo creen futuro; unos creen que el reino es la iglesia, mientras que otros lo creen que será una monarquía restaurada judía en Jerusalén. Unos dicen que el reino está en el corazón del creyente, en tanto que otros creen que es el cielo mismo a donde supuestamente irán los salvos a morar eternamente.

Pero me pregunto, ¿sería posible que el mensaje central y salvador de Jesucristo fuera tan complicado y sujeto a miles de interpretaciones que lo único que haría sería confundir más bien que orientar a los potenciales creyentes?¿Cómo puede uno aceptar el prístino y salvador evangelio del reino si éste es presentado de manera contradictoria y embrollada por las diferentes denominaciones que lo predican?¿Podría ser que el diablo, el gran enemigo del evangelio de la gloria de Cristo, esté detrás de toda esta confusión reinante? Creo que es hora que entendamos el reino de Dios de manera como es presentada en las Escrituras, no a partir del Nuevo Testamento, sino desde el mismo Antiguo Testamento. La llamada Iglesia de Cristo presenta un reino eclesiástico que no se ajusta al Antiguo Testamento, pues recordemos que el reino de Dios no  comenzó con Cristo, sino con su ancestro, David. Este insigne rey tuvo un reino literal en la tierra y súbditos a sus órdenes, sabemos que era muy reverenciado y mentado en las memorias o crónicas de Israel. Así que para entender el reino predicado por Jesús debemos estudiar sus antecedentes en el Antiguo Testamento.

La Expectativa de los Judíos del Primer siglo

Es muy interesante lo que se puede extraer de este suceso que relata la entrada de Jesús en Jerusalén, pues nos revela lo que los paisanos de Jesús esperaban con desesperación. Dice así el relato de Marcos: “Cuando se acercaban a Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos,  y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo.  Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron.  Y unos de los que estaban allí les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino?  Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado; y los dejaron.  Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él.  También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino.  Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡BENDITO EL REINO DEL PADRE DAVID QUE VIENE! Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce”.

Después de leer este acontecimiento de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, el pueblo se emocionó mucho, pues veían a su rey entrar en la ciudad capital del reino davídico, y ellos pensaron que el reino se manifestaría inmediatamente en Jerusalén. Por eso su exclamación fervorosa: “Bendito el reino del padre David que viene”. Pero, ¿estaban errados los judíos por semejante esperanza? Veamos. En Lucas 19 Jesús precisamente da una parábola (de las Diez Minas) por la misma razón: “…por cuanto estaba CERCA DE JERUSALÉN, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente” (Lucas 19:11). Pero nótese que Jesús no se detiene para reprender o corregir a aquellos hombres por su “supuesta ilusa esperanza” de un reino Davídico restaurado en Jerusalén”, y tampoco les dice algo así como: “Oigan, hijos de Abraham, sepan que yo no voy a reinar en Jerusalén sino desde el cielo y con mi iglesia”. Tampoco les dice que su reino es “en el corazón de mis discípulos” o cosa semejante. El simplemente avala su expectativa mesiánica dando una parábola para que entiendan que el reino davídico será efectivamente restaurado en Jerusalén, pero que AÚN TARDARÍA HASTA SU REGRESO O PARUSÍA EN GLORIA. Este hecho destruye o fulmina todas las otras tesis del reino que aparecen por internet, y que trastocan el verdadero mensaje o esperanza del reino davídico por restaurarse.

Cristo vino a confirmar las promesas hechas a los padres del pueblo Hebreo

Cuando comenzamos a aceptar que el reino está estrechamente ligado a los Judíos, y que Dios hizo pactos muy claros y específicos con Abraham y David, tanto a corto como a largo plazos relativos a una tierra y a un reino, entonces no nos iremos por la tangente con respecto a lo que significa bíblicamente el reino de Yahweh. El problema de las iglesias es que muchas de ellas interpretan alegóricamente el reino obviando su naturaleza terrenal y nacional, tal vez por prejuicios infundados como que los judíos fueron rechazados por Dios porque “mataron a Jesús”. Estos se olvidan de lo que escribió Pablo a los romanos: “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció…” (11:1,2). En otra ocasión, Pablo les dice a los mismos romanos que Cristo vino a confirmar lo que Dios les prometió a los padres. Dice el apóstol, así: “Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres” (15:8). Así, pues, si Cristo vino a confirmar las promesas hechas a los padres, esto significa que están vigentes, al día, ¡y por cumplirse! Es necesario entender esto para no irnos por las ramas con relación al reino verdadero que vino a ser confirmado y predicado por Jesucristo, y que luego fue anunciado por sus apóstoles y discípulos verdaderos (Lucas 8:1,2; 9:1,2).

Pablo y el evangelio primitivo

A continuación veremos qué evangelio original predicaba el apóstol de los gentiles:

Y entrando él dentro de la sinagoga, hablaba libremente por espacio de tres meses, disputando y persuadiendo del reino de Dios (Hechos 19:8).

Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, por quien he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro (Hechos 20:25).

Y habiéndole señalado un día, vinieron á él muchos á la posada, á los cuales declaraba y testificaba el reino de Dios, persuadiéndoles lo concerniente á Jesús, por la ley de Moisés y por los profetas, desde la mañana hasta la tarde (Hechos 28:23).

Predicando el reino de Dios y enseñando lo que es del Señor Jesucristo con toda libertad, sin impedimento (Hechos 28:31).

¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No erréis, que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones. Ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los robadores, heredarán el reino de Dios (1 Cor.6:9,10).

Esto empero digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni la corrupción hereda la incorrupción (1 Cor. 15:50).

Envidias, homicidios, borracheras, banqueteos, y cosas semejantes á éstas: de las cuales os denuncio, como ya os he anunciado, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios (Gál. 5:21).

Porque sabéis esto, que ningún fornicario, ó inmundo, ó avaro, que es servidor de ídolos, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios (Efe. 5:5).

Y os protestábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó á su reino y gloria (1 Tes. 2:12).

Una demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis ( 2 Tes.1:5)

REQUIERO yo pues delante de Dios, y del Señor Jesucristo, que ha de juzgar á los vivos y los muertos en su manifestación y en su reino (2 Tim. 4:1).

Otros que creyeron en el evangelio primitivo:

José de Arimatea:

José de Arimatea, senador noble, que también esperaba el reino de Dios, vino, y osadamente entró á Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. 

Los Apóstoles:

EN aquel tiempo se llegaron los discípulos á Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? (Mateo 18:1).

Entonces los que se habían juntado le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restituirás el reino á Israel en este tiempo? (Hechos 1:6,7

La Madre de los hijos de Zebedeo:

Entonces se llegó á él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorándo le, y pidiéndole algo. Y él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno á tu mano derecha, y el otro á tu izquierda, en tu reino (Mateo  20:19,20).

El pueblo Judío:

“Bendito el reino de nuestro padre David que viene: ¡Hosanna en las alturas! (Marcos 11:10).

Los fariseos

Y preguntado por los Fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia (Lucas 17:20).

El “buen ladrón” de la Cruz:

Y dijo á Jesús: Acuérdate de mí cuando vinieres á tu reino (Lucas 23:42).

Jesús llamó a los hombres a predicar el reino  

“Jesus said to him, ‘Let the dead bury their own dead, but you go and preach the kingdom of God.’” (Luke 9:60) “Jesús le dijo: ‘Dejen que los muertos entierren a sus propios muertos, y tu ve y predicar el reino de Dios” (Lucas 9:60).  

Jesús previó la continuación de la Predicación de este evangelio del reino hasta Su Segunda Venida  

Marcos 16:15,16: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio (del reino, Mar. 1:14,15)  a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.

Lucas 9:60: “Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios”.  

Lucas 9:1,2: “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos”.

Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.

Mateo 10:7: “Y yendo, predicad, diciendo: El reino de Dios se ha acercado.”

Mateo 24:14: “Y este evangelio del reino será predicado como testimonio en todas las naciones, y entonces vendrá el fin”.

El ministerio de Felipe: el bautismo y el reino

Es interesante leer sobre el ministerio de Felipe en Hechos 8:12, 13 y que dice: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. También creyó Simón (el mago) mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito”. Noten ustedes, hermanos, que aquellos discípulos de Felipe fueron bautizados por él cuando  creyeron, ¿en qué? ¡en el anuncio del evangelio del reino de Dios y en el nombre de Jesús! Así que sí los discípulos de Felipe se bautizaron creyendo en Jesús y en su evangelio del reino. Entonces, ¿por qué millones de cristianos se bautizan hoy “creyendo” sólo en Cristo sin creer al mismo tiempo en su reino?¿Por qué se les ha ocultado el reino de Dios? No será que Satanás está detrás de este error?¿No dice Pablo de Satanás que “…el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo (la gloria y reino son sinónimos—comparar Mateo 20:21 y Marcos 10:37) el cual es la imagen de Dios”. Sí, el enemigo obscurece la mente de los incrédulos (¡Hay muchos cristianos gentiles incrédulos que suponen que le reino de Dios no es para ellos sino sólo para los Judíos!) para que no entiendan el evangelio del reino de Cristo, y así no se salven.

Pregunta Crucial  

¿Está su pastor predicando este mismo mensaje bíblico (apostólico) en su iglesia? Usted tiene que definir bien este asunto, porque creer en un evangelio falso no lo salvará, pues sólo hay un evangelio salvador, y no muchos (Gál. 1:6-9). Ese evangelio primitivo, recuerde, es el reino de Dios. Este fue el mensaje que Dios mandó que Su Hijo predicara a los hombres para su salvación (Lucas 4:43, Rom. 1:16).   

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EL PRIMITIVO EVANGELIO PERDIDO DE JESÚS—¿LO CONOCE USTED?

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Por Ingº Mario A Olcese (Apologista) 

Un evangelio poco conocido hoy

¿Sabía usted que el reino de Dios fue el mensaje central de nuestro Señor, y la razón que lo trajo a este mundo hace dos milenios? En Lucas 4:43 Jesús fue claro cuando dijo: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios, porque para esto he sido enviado”. Aquí Jesús fue enfático cuando dijo que fue enviado para predicar EL REINO DE DIOS. Este REINO DE DIOS fue llamado por el mismo Señor como “el evangelio”, el único y singular evangelio salvador y que desafortunadamente se encuentra ausente en muchas de las iglesias supuestamente cristianas de hoy.

Es importantísimo saber que la frase “Reino de Dios” aparece en el evangelio de Marcos 14 veces; en Lucas 32 veces; en Mateo 4 veces, y 32 veces “el reino de los cielos”. Por cierto  que también “el reino de Dios” aparece en el evangelio de Juan (6:33).

El teólogo George Eldon Ladd nos dice en su prólogo de su libro “El Reino de Dios”, lo siguiente: “Nuestro Señor Jesús dedicó gran parte de su ministerio público a la enseñanza del reino de los cielos. Este tema es aún hoy día un mensaje importante para el hombre dondequiera que éste se encuentre”. 

También G.E. Ladd nos dice en la página 13 del mismo libro, lo siguiente: “El tema de la venida del Reino de Dios fue lo central de la misión de Jesús.

Entonces es menester preguntarnos: ¿Hemos realmente recibido el evangelio primitivo de Jesús cuando nos convertimos? ¿No será que éste aún permanece perdido o ausente de nuestro montón de conocimientos recibidos de la Iglesia?

Un Reino que ha sido complicado y trucado con elucubraciones innecesarias 

Siendo que el reino es un mensaje simple y claro, es sorprendente ver cómo en los sitios web cristianos dónde se trata del tema, se lo presenta de manera confusa y enrevesada que hace imposible que los simples puedan entenderlo, aquellos que son como niños de corazón y de mente.  

Unos creen que el Reino es una realidad presente, pero otros lo creen futuro; unos creen que el reino es la iglesia, mientras que otros lo creen que será una monarquía restaurada judía en Jerusalén. Unos dicen que el reino está en el corazón del creyente, en tanto que otros creen que es el cielo mismo a donde supuestamente irán los salvos a morar eternamente. 

Pero me pregunto, ¿sería posible que el mensaje central y salvador de Jesucristo fuera tan complicado y sujeto a miles de interpretaciones que lo único que haría sería confundir más bien que orientar a los potenciales creyentes?¿Cómo puede uno aceptar el prístino y salvador evangelio del reino si éste es presentado de manera contradictoria y embrollada por las diferentes denominaciones que lo predican?¿Podría ser que el diablo, el gran enemigo del evangelio de la gloria de Cristo, esté detrás de toda esta confusión reinante? Creo que es hora que entendamos el reino de Dios de manera como es presentada en las Escrituras, no a partir del Nuevo Testamento, sino desde el mismo Antiguo Testamento. La llamada Iglesia de Cristo presenta un reino eclesiástico que no se ajusta al Antiguo Testamento, pues recordemos que el reino de Dios no  comenzó con Cristo, sino con su ancestro, David. Este insigne rey tuvo un reino literal en la tierra y súbditos a sus órdenes, sabemos que era muy reverenciado y mentado en las memorias o crónicas de Israel. Así que para entender el reino predicado por Jesús debemos estudiar sus antecedentes en el Antiguo Testamento.

La Expectativa de los Judíos del Primer siglo 

Es muy interesante lo que se puede extraer de este suceso que relata la entrada de Jesús en Jerusalén, pues nos revela lo que los paisanos de Jesús esperaban con desesperación. Dice así el relato de Marcos: “Cuando se acercaban a Jerusalén, junto a Betfagé y a Betania, frente al monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos,  y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo.  Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron.  Y unos de los que estaban allí les dijeron: ¿Qué hacéis desatando el pollino?  Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado; y los dejaron.  Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él.  También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino.  Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡BENDITO EL REINO DEL PADRE DAVID QUE VIENE! Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce”.

Después de leer este acontecimiento de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, el pueblo se emocionó mucho, pues veían a su rey entrar en la ciudad capital del reino davídico, y ellos pensaron que el reino se manifestaría inmediatamente en Jerusalén. Por eso su exclamación fervorosa: “Bendito el reino del padre David que viene”. Pero, ¿estaban errados los judíos por semejante esperanza? Veamos. En Lucas 19 Jesús precisamente da una parábola (de las Diez Minas) por la misma razón: “…por cuanto estaba CERCA DE JERUSALÉN, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente” (Lucas 19:11). Pero nótese que Jesús no se detiene para reprender o corregir a aquellos hombres por su “supuesta ilusa esperanza” de un reino Davídico restaurado en Jerusalén”, y tampoco les dice algo así como: “Oigan, hijos de Abraham, sepan que yo no voy a reinar en Jerusalén sino desde el cielo y con mi iglesia”. Tampoco les dice que su reino es “en el corazón de mis discípulos” o cosa semejante. El simplemente avala su expectativa mesiánica dando una parábola para que entiendan que el reino davídico será efectivamente restaurado en Jerusalén, pero que AÚN TARDARÍA HASTA SU REGRESO O PARUSÍA EN GLORIA. Este hecho destruye o fulmina todas las otras tesis del reino que aparecen por internet, y que trastocan el verdadero mensaje o esperanza del reino davídico por restaurarse.

Cristo vino a confirmar las promesas hechas a los padres del pueblo Hebreo 

Cuando comenzamos a aceptar que el reino está estrechamente ligado a los Judíos, y que Dios hizo pactos muy claros y específicos con Abraham y David, tanto a corto como a largo plazos relativos a una tierra y a un reino, entonces no nos iremos por la tangente con respecto a lo que significa bíblicamente el reino de Yahweh. El problema de las iglesias es que muchas de ellas interpretan alegóricamente el reino obviando su naturaleza terrenal y nacional, tal vez por prejuicios infundados como que los judíos fueron rechazados por Dios porque “mataron a Jesús”. Estos se olvidan de lo que escribió Pablo a los romanos: “Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció…” (11:1,2). En otra ocasión, Pablo les dice a los mismos romanos que Cristo vino a confirmar lo que Dios les prometió a los padres. Dice el apóstol, así: “Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres” (15:8). Así, pues, si Cristo vino a confirmar las promesas hechas a los padres, esto significa que están vigentes, al día, ¡y por cumplirse! Es necesario entender esto para no irnos por las ramas con relación al reino verdadero que vino a ser confirmado y predicado por Jesucristo, y que luego fue anunciado por sus apóstoles y discípulos verdaderos (Lucas 8:1,2; 9:1,2).

Pablo y el evangelio primitivo 

A continuación veremos qué evangelio original predicaba el apóstol de los gentiles:

 Y entrando él dentro de la sinagoga, hablaba libremente por espacio de tres meses, disputando y persuadiendo del reino de Dios (Hechos 19:8).

 

Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, por quien he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro (Hechos 20:25).

 Y habiéndole señalado un día, vinieron á él muchos á la posada, á los cuales declaraba y testificaba el reino de Dios, persuadiéndoles lo concerniente á Jesús, por la ley de Moisés y por los profetas, desde la mañana hasta la tarde (Hechos 28:23).

 Predicando el reino de Dios y enseñando lo que es del Señor Jesucristo con toda libertad, sin impedimento (Hechos 28:31).

 ¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No erréis, que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones. Ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los robadores, heredarán el reino de Dios (1 Cor.6:9,10).

 Esto empero digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni la corrupción hereda la incorrupción (1 Cor. 15:50).

 Envidias, homiidios, borracheras, banqueteos, y cosas semejantes á éstas: de las cuales os denuncio, como ya os he anunciado, que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios (Gál. 5:21).

Porque sabéis esto, que ningún fornicario, ó inmundo, ó avaro, que es servidor de ídolos, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios (Efe. 5:5).

Y os protestábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó á su reino y gloria (1 Tes. 2:12).

Una demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis ( 2 Tes.1:5)

 REQUIERO yo pues delante de Dios, y del Señor Jesucristo, que ha de juzgar á los vivos y los muertos en su manifestación y en su reino (2 Tim. 4:1).

Otros que creyeron en el evangelio primitivo:

José de Arimatea:

José de Arimatea, senador noble, que también esperaba el reino de Dios, vino, y osadamente entró á Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. 

Los Apóstoles

EN aquel tiempo se llegaron los discípulos á Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? (Mateo 18:1).

Entonces los que se habían juntado le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restituirás el reino á Israel en este tiempo? (Hechos 1:6,7)

La Madre de los hijos de Zebedeo:

Entonces se llegó á él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorándo le, y pidiéndole algo. Y él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno á tu mano derecha, y el otro á tu izquierda, en tu reino (Mateo  20:19,20).

El pueblo Judío:

“Bendito el reino de nuestro padre David que viene: ¡Hosanna en las alturas! (Marcos 11:10).

Los fariseos:

Y preguntado por los Fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia (Lucas 17:20).

El «buen ladrón» de la Cruz:

Y dijo á Jesús: Acuérdate de mí cuando vinieres á tu reino (Lucas 23:42).

Jesús llamó a los hombres a predicar el reino  

«Jesus said to him, ‘Let the dead bury their own dead, but you go and preach the kingdom of God.'» (Luke 9:60) «Jesús le dijo: ‘Dejen que los muertos entierren a sus propios muertos, y tu ve y predicar el reino de Dios» (Lucas 9:60).  

Jesus Predicted the Continued Preaching of ‘This Gospel of the Kingdom’ until His Second ComingJesús previó la continuación de la Predicación de este evangelio del reino hasta Su Segunda Venida  

Marcos 16:15,16: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio (del reino, Mar. 1:14,15)  a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.

Lucas 9:60: “Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios”.  

Lucas 9:1,2: “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos”.

Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.

Mateo 10:7: “Y yendo, predicad, diciendo: El reino de Dios se ha acercado.”

Mateo 24:14: “Y este evangelio del reino será predicado como testimonio en todas las naciones, y entonces vendrá el fin”.

El ministerio de Felipe: el bautismo y el reino

Es interesante leer sobre el ministerio de Felipe en Hechos 8:12, 13 y que dice: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. También creyó Simón (el mago) mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito”. Noten ustedes, hermanos, que aquellos discípulos de Felipe fueron bautizados por él cuando  creyeron, ¿en qué? ¡en el anuncio del evangelio del reino de Dios y en el nombre de Jesús! Así que sí los discípulos de Felipe se bautizaron creyendo en Jesús y en su evangelio del reino. Entonces, ¿por qué millones de cristianos se bautizan hoy “creyendo” sólo en Cristo sin creer al mismo tiempo en su reino?¿Por qué se les ha ocultado el reino de Dios? No será que Satanás está detrás de este error?¿No dice Pablo de Satanás que “…el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo (la gloria y reino son sinónimos—comparar Mateo 20:21 y Marcos 10:37) el cual es la imagen de Dios”. Sí, el enemigo obscurece la mente de los incrédulos (¡Hay muchos cristianos gentiles incrédulos que suponen que le reino de Dios no es para ellos sino sólo para los Judíos!) para que no entiendan el evangelio del reino de Cristo, y así no se salven.

Pregunta Crucial

¿Está su pastor predicando este mismo mensaje bíblico (apostólico) en su iglesia? Usted tiene que definir bien este asunto, porque creer en un evangelio falso no lo salvará, pues sólo hay un evangelio salvador, y no muchos (Gál. 1:6-9). Ese evangelio primitivo, recuerde, es el reino de Dios. Este fue el mensaje que Dios mandó que Su Hijo predicara a los hombres para su salvación (Lucas 4:43, Rom. 1:16).  

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EL EVANGELIO PERDIDO DE LOS EVANGÉLICOS Y CATÓLICOS ROMANOS

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Por Ing° Mario A Olcese (Apologista)

Evangélicos sin un Evangelio Auténtico

Me da qué pensar cuando recuerdo el refrán que dice: “En la casa del herrero, cuchillo de palo” que podría equivaler a algo así como: “En la Iglesia cristiana evangélica, evangelio del diablo” que justamente es lo que viene sucediendo en la mayoría de las denominaciones evangélicas y carismáticas de hoy. Ellas llevan el nombre de evangélicas, pero enseñan un evangelio barato, de cartón o de hojarasca que no alimenta ni nutre el alma. Sencillamente estas iglesias están trabajando para los demonios, los inventores de las doctrinas perversas, diabólicas, y que ciegan el entendimiento de los incrédulos con propuestas o promesas seductoras y mundanas, imposibilitándolos así de ver la luz del verdadero evangelio de la gloria de Cristo, que es el evangelio del reino (2 Cor. 4:4).

Hoy, desgraciadamente, los evangélicos están más confundidos que nunca sobre el significado del vocablo “evangelio”. Y para muestra basta un botón: Usted sólo pregunte por separado a cada uno de los miembros de una iglesia evangélica ¿qué es el evangelio? y se sorprenderá al recibir tantas respuestas diversas que ciertamente confundirían a cualquier novicio. ¡Y pensar que sólo hay un evangelio en la Biblia! (Gálatas 1:6-9). Realmente y tristemente el evangelio original está oculto para ellos por acción del enemigo invisible.

No obstante, me pregunto ¿por qué se les hace muy difícil a muchos entender que sólo hay un evangelio verdadero y salvador en la Biblia, y más, cuando éste está tan claramente revelado por Jesús y Pablo? ¿Por qué hay tan poco interés por parte de los evangélicos por averiguar cuál es exactamente ese único y singular evangelio de Cristo, cuando sabemos perfectamente que es vital para la salvación? (Romanos 1:16). ¿No es acaso injusto que estos “creyentes” se arroguen el nombre de “evangélicos” cuando en realidad han puesto poco o ningún interés por averiguar lo que es el evangelio?

¿Es Cristo el Evangelio?

Todos los creyentes comprometidos amamos al Señor Jesús, y lo consideramos como el Señor y el Salvador de nuestras vidas, así como también nuestro rey del reino venidero. Sin embargo, este hecho no lo convierte a Jesús en el evangelio propiamente dicho. Sorprendentemente, Jesús vino a predicar el Reino de Dios y no a su persona como tal. El no vino a decirnos que su persona era específicamente el evangelio de Dios. En realidad él nunca dijo que él era el evangelio, y usted no encontrará ni una sola instancia en que él dijera semejante cosa, pese a que Pablo habló a veces del “evangelio de Cristo” pero sólo en el sentido de que el evangelio pertenece a Cristo y proviene de él.

La Biblia define a Jesús más bien como el Mensajero de Dios, encargado de entregar el evangelio o Buenas Nuevas al pueblo del Señor. Dice Hechos 10:36: “Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; este es el Señor de todos”. Sin embargo, más adelante veremos que él mismo, al predicar el evangelio, se encuentra totalmente involucrado en él y se convierte en el personaje central y fundamental del evangelio.

¿Cómo llamó Jesús a Su mensaje o evangelio?

La respuesta a esta pregunta está en Lucas 4:43, donde el mensajero, Jesucristo, proclama: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios, porque para esto he sido enviado. En el evangelio de Marcos 1:1,13,14 leemos: Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”. Así que el reino de Dios es el evangelio, el evangelio del reino de Dios, o las buenas nuevas del reino de Dios. El Reino de Dios es una noticia muy buena, un anuncio de Cristo que trae dicha, gozo, y bendición. Jesús no sólo empezó predicando “el evangelio” y punto, sino el evangelio del reino de Dios. Todo completo. Sin embargo, entre los llamados evangélicos, sólo les oímos decir o predicar: “Crean en el evangelio”, “crean en Cristo”, “crean en la Palabra”, “crean en la Biblia”, “acepten el evangelio salvador”, pero nunca, o casi nunca, se les oye decir: “crean en el evangelio del reino de Dios”. Simplemente no es su lenguaje o cliché. Pareciera que hubiese un embarazo o un prejuicio de hablar del reino porque les hace recordar a los “Testigos de Jehová” con su mensaje del reino,  o a los “Mesiánicos” con su mensaje del reinado davídico por restaurarse. Y efectivamente, cuando yo les hablo a las personas sobre el reino de Dios como el evangelio, me acusan de ser un Testigo de Jehová, porque esta secta proclama como su mensaje central, el reino de Dios, pero un reino que a mi entender tiene atisbos errados.

Sin embargo, no hay excusa válida para dejar de lado la expresión completa usada por nuestro Señor para el evangelio. Si él lo llamó desde un comienzo como “el evangelio del Reino de Dios”, entonces usted, mi hermano, debe respetar esa locución al pie de la letra, y no quitarle nada.

Pero usted dirá que en otras partes Jesús sólo usó la frase “El evangelio” y no menciona el reino de Dios.  Sí, es verdad, pero cualquier lector de la Biblia sabe que cuando Jesús habla del “evangelio”, él se está refiriendo al “Reino de Dios” como sucede en Marcos 1:14, 15: “Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”. Aquí usted verá que en el verso 14 Jesús habla del “evangelio del reino de Dios”, y en el versículo 15 él separa la frase hablando sobre “el reino de Dios” y un poquito más adelante él dice: “el evangelio”. Así que tome nota que cuando Jesús habla en otras citas sobre “el evangelio” (p.e. Lucas 7:22; Marcos 8:35; 13:10), nosotros sabemos que se refiere al reino de Dios. Tenemos que aceptar de una vez por todas que “el evangelio”, “el evangelio de Cristo”, “el evangelio de la paz”, “el evangelio de aquella promesa”, “el evangelio de la gracia” y el “evangelio de la gloria” son todos sinónimos para el único evangelio que es el evangelio del Reino de Dios.

¿Un Reino en los corazones de los hombres?

Hoy escuchamos a los mal llamados “evangélicos” hablar de que el reino de Dios es “Cristo reinando en tu corazón” o que “Cristo es el rey de tu vida”, o locuciones similares. Y aunque esto suena hermoso a los oídos de todos, NO ES EL REINO DE DIOS que Cristo vino a predicar. Jesús no dijo: “Quiero ser el Señor de tu vida” ó “Quiero reinar en tu corazón” como oímos frecuentemente enseñar a los evangélicos. En sus prédicas nos dicen: “Haz de Jesús el rey y Señor de tu vida o “deja que Cristo reine en ti” como si éstos fueran el mismo mensaje que Cristo quiso difundir a todos los hombres.

Aparentemente no hay nada de malo que se predique tales tiernos mensajes, pero ninguno de éstos fue el mensaje que Cristo quiso remarcar en las mentes de sus interlocutores. Él no vino a enseñarnos un reinado suyo en nuestros “corazones” o en nuestras vidas… ¡Lo que él realmente vino a enseñarnos a través del mensaje divino es su futuro reinado personal y mundial en la era venidera para traernos la paz y la justicia perdurables! Esta verdad no es muy “potable” para quienes están acostumbrados a que se les enseñe una promesa gnóstica consistente en una partida al cielo después de morir para estar con Dios y Cristo por la eternidad a través de sus almas inmortales. La iglesia Católica es la responsable número 1 de que este evangelio trucado del cielo se haya impregnado en las conciencias de ex miembros romanistas convertidos en “evangélicos”. Tanto la doctrina de la Trinidad, como la de la partida de las almas al cielo, nos llegaron vía Iglesia Católica Romana, y aparentemente sus hijas adúlteras siguen sus pasos en este quehacer “evangélistico”.

Sí, las “iglesias hijas” del romanismo, sin darse cuenta, aún predican algunas herejías católicas que no han logrado extirpar de sus credos de fe. Siguen aún metidas en Babilonia la grande, la madre de las rameras, y participando de su fornicación espiritual. Si hay algo que cambiar inmediatamente son los evangelios falsos que velan al único y salvador evangelio que es el que Cristo predicó.

¿Qué es el Reino de Dios, entonces?

Cuando nuestro Señor comenzó predicando el Reino de Dios a sus paisanos, él comenzó diciendo: “El Reino de Dios se ha acercado, arrepentíos” (Marcos 1:13). Esta proclama directa no fue precedida por una introducción de lo que era el Reino de Dios—¿por qué?— ¡Porque los Judíos ya estaban esperando por muchos siglos la venida de ese reino! Ellos sabían perfectamente lo que Cristo quiso decirles cuando proclamaba “El reino de Dios se ha acercado…”. Su esperanza era justamente el restablecimiento del reino de Dios en la nación de Israel (Ver Marcos 11:9,10; Hechos 1:6).

Los Judíos, dijimos, sabían perfectamente de lo que se trataba el reino o la buena nueva del reino que Cristo les proclamaba. No era un mensaje nuevo y revolucionario para ellos que requería una previa explicación por parte del mensajero. Era, más bien, un anuncio esperado de un reino harto conocido por cualquier Judío conocedor de su propia historia monárquica, y en particular,  de las promesas divinas sobre una futura restauración de la dinastía real Judía que estaba suspendida desde los tiempos del rey impío Sedequías (587 AC). Sin embargo, también es verdad que muchísimos Judíos estaban errados en el tiempo de su llegada. Jesús proclamaba que estaba cerca, ¿pero cuán cerca estaba en realidad?

¿Pero no es Cristo Mismo parte de las Buenas Nuevas?

Si bien es cierto que Jesús nunca dijo ser el evangelio en los evangelios sinópticos, no obstante después descubrimos que Pablo predicaba a los Corintios  el evangelio diciendo: Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles;  y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí. Ajá, aquí vemos que Pablo devela cuál fue el mensaje del evangelio que predicaba a los gentiles. Y claramente él dice que el evangelio que predicaba era “que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles;  y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí”. Es decir, el evangelio que Pablo predica a los gentiles es que Cristo, conforme a las Escrituras, fue sepultado, y que resucitó al tercer día, y que se apareció a Cefas, y a los doce, y a quinientos hermanos, a Jacobo, y al mismo Pablo, como a un abortivo. ¿Y dónde quedó el evangelio del reino de Dios? ¿Será que sólo fue para los Judíos y no para los gentiles como algunos maestros enseñan? Pues no! El evangelio es único y para todos los que crean, sean Judíos o Gentiles.

Ahora bien, nótese que hemos resaltado el vocablo “primeramente” de la cita de arriba porque es muy importante destacarlo. Pablo, y esto muy pocos estudiantes de la Biblia observan, empieza diciendo que la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo es lo PRIMERO de Su evangelio, pero no lo ÚNICO o el TODO del evangelio que él predicaba. Simplemente es lo primero o lo primordial—¿por qué?— Porque como Pablo mismo lo dice unos versos más adelante: “Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe (1 Corintios 15:13,14). Así que Pablo recurre a la verdad de la victoria de Cristo sobre su propia muerte para confirmar que la esperanza cristiana no es vana, y que todo lo demás prometido por el Señor se hará realidad tarde o temprano. Así que para él, la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo es parte vital del único evangelio bíblico que se suma al prístino, es decir, al evangelio del reino predicado por Cristo.

Pero algo más, Pablo no se olvida del Reino de Dios, ya que en esta misma carta de 1 Corintios 15 y en el verso 50 él escribió: “Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción”. Así que Pablo pone como meta del cristiano la herencia del  reino de Dios (el evangelio de Cristo), que es la otra parte del evangelio que complementa al de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo.

Con esto podemos concluir que no se puede predicar el reino de Dios sin predicar sobre la muerte, sepultura y resurrección de Cristo y viceversa. Los evangélicos (como los católicos) predican acerca de la victoria de Cristo sobre la muerte, y su gloriosa y visible resurrección. Pero para nada mencionan que tal evento extraordinario sirve para que tengamos seguridad de que si hacemos nuestra parte, heredaremos el reino de Dios (el evangelio de Cristo) en la nueva tierra de justicia. Y mientras que los grupos evangélicos y protestantes en general ignoren esto, seguirán predicando un “evangelio” mutilado.