¿A QUIÉN SE DIO EL DÍA DE REPOSO, COMO UNA SEÑAL DE QUÉ?

El sábado antes de Moisés

Antes de discutir si el sábado fue conocido para cualquier parte de la humanidad antes de la época de Moisés, debemos echar un vistazo a algunos pasajes clave.

(Éxodo 31:12) Y Jehová habló a Moisés, diciendo:
(Éxodo 31:13) Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: De cierto mis sábados guardéis:  porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones , para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico.
(Éxodo 31:14), guardaréis el día de reposo por lo tanto, porque santo es a vosotros: el que contamina seguramente será condenado a muerte, porque cualquiera hiciere obra alguna en él, aquella alma será cortada de entre su pueblo.
(Éxodo 31:15) Seis días pueden trabajar por hacer, pero en el séptimo es sábado de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que hiciere obra alguna en el sábado día, seguramente será condenado a muerte.
(Éxodo 31:16) Por tanto, los hijos de Israel guardarán el sábado para observar el sábado por sus generaciones, por pacto perpetuo.
(Éxodo 31:17)  Es un signo entre mí y los hijos de Israel para siempre : porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó, y reposó.
(Éxodo 31:18) Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios.

(Deuteronomio 5:1) Y  llamó Moisés a todo Israel y les dijo: Oye, Israel, los estatutos y decretos que yo pronuncio hoy en vuestros oídos, para que aprendáis, y mantener, y los pongáis.
(Deut 05:02) El SEÑOR nuestro Dios hizo pacto con nosotros en Horeb.
(Deuteronomio 05:03)  El Señor no hizo este pacto con nuestros padres, sino con nosotros, incluso nosotros, que somos todos los que estamos aquí hoy vivos.
( Deut 05:04) El SEÑOR habló con vosotros cara a cara en el monte, de en medio del fuego,
(Deuteronomio 05:05) (Yo estaba entonces entre Jehová y vosotros tiempo, para lograr que la palabra de Jehová porque vosotros tuvisteis temor del fuego, y no se fue al monte 😉 diciendo,
(Deuteronomio 05:06) Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre; .
(Deuteronomio 05:07) No tendrás dioses ajenos delante de mí.
(Deuteronomio 05:08) No harás para ti escultura, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, o que esté en la tierra debajo de , ni en las aguas debajo de la tierra
(Deuteronomio 05:09) No te inclinarás a ellas ni las honrarás, porque yo Jehová soy tu Dios, soy un Dios celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
(Deuteronomio 05:10) Y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
(Deuteronomio 05:11) No tomarás el nombre de Jehová tu Dios, en vano, porque Jehová no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.
(Deuteronomio 05:12) Guardarás el día del sábado para santificarlo, como Jehová tu Dios te ha mandado.
(Deuteronomio 05:13) Seis días tú trabajo serás, y harás toda tu obra;
(Deuteronomio 05:14), pero el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios: en él no harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, , ni tu sierva, ni tu buey, ni tu culo, ni ningún animal tuyo, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva también descansen como tú.
(Deuteronomio 05:15) Y recuerda que fuiste siervo en la tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido: por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado guardar el día del sábado.
(Deuteronomio 05:16) Honra a tu padre ya tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que tus días sean prolongados, y para que te vaya bien a ti en la tierra que Jehová tu Dios te da.
(Deuteronomio 05:17) Tú No matarás.
(Deuteronomio 05:18) No codiciarás cometerás adulterio.
(Deuteronomio 05:19) No codiciarás robo.
(Deuteronomio 05:20) No codiciarás falso testimonio contra tu prójimo.
(Deuteronomio 5:21) Ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni codiciarás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su culo, ni cosa alguna de tu prójimo.
(Deuteronomio 5:22) Estas palabras del habló Jehová a toda vuestra congregación en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de la oscuridad, a gran voz: y no añadió más. Y las escribió en dos tablas de piedra, las cuales me dio a mí.

(Neh 9:06) Tú, tú, oh Jehová solo; tú hiciste los cielos, los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todas las cosas que están en ella, los mares y todo lo que hay en ella, y Tú das vida a todos ellos, y el ejército de los cielos worshipeth ti.
(Neh 9:07) Tú eres el Señor, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos, y le pusiste el nombre Abraham;
(Neh 9:08) Y hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste pacto con él para darle la tierra de los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los jebuseos y los gergeseos, para darle, Digo, su descendencia, y que los has realicé tus palabras, porque tú eres justo:
(Neh 9:09) y has visto la aflicción de nuestros padres en Egipto, y oíste el clamor junto al mar Rojo;
(Neh 9:10) Y los signos showedst y maravillas en Faraón, y en todos sus siervos, y sobre todo el pueblo de su tierra; porque sabías que habían hecho soberbiamente contra ellos. Así que lo hiciste tú vete un nombre, como sucede en este día.
(Neh 9:11) Y hiciste dividir el mar delante de ellos, y pasaron por en medio del mar en la tierra seca, y sus perseguidores echaste en . las profundidades, como una piedra en grandes aguas
(Neh 9:12) Por otra parte tú les sacaste en el día por una columna de nube, y de noche en una columna de fuego, para alumbrarles el camino por donde habían de ir .
(Neh 9:13)  entraste Y sobre el monte Sinaí , y hablaste con ellos desde el cielo, y les diste juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos:
(Neh 9:14)  e hiciste conocer a ellos tu santo reposo , y les ordenaste mandamientos, estatutos y leyes, por mano de Moisés tu siervo:

(Ezequiel 20:09) Pero actué por causa de mi nombre, para que no fuera profanado ante las naciones, entre los cuales estaban, en cuyos ojos fui conocido de ellos, en sacarlos de la tierra de Egipto.
(Ezequiel 20:10) Por lo cual los llevó a salir de la tierra de Egipto, y los traje al desierto.
(Ezequiel 20:11) y les di mis estatutos y les mostré mis derechos, los cuales el hombre que los , incluso se vivirá en ellos.
(Ezequiel 20:12)  Por eso yo también les di mis sábados que fuesen por señal entre mí y ellos , para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.
(Ezequiel 20:13) Pero la casa de Israel se rebeló contra mí en el desierto; no anduvieron en mis estatutos, y desecharon mis derechos, los cuales haciendo el hombre, incluso se vivirá en ellos, y mis días de reposo profanaron en gran manera; dije, me que derramaría sobre ellos mi ira en el desierto para consumirlos.

Una señal entre Dios y quién?

Éxodo 31:12-17 – este texto establece claramente entre los que ambas partes en el Pacto es, y cuál es la señal del pacto es. El pacto entre Dios e Israel, según el texto. Esto quiere decir que no era una señal entre la humanidad y Dios – había otros seres humanos, además de Israel, y el pacto no estaba con ellos. El sábado iba a ser el signo de este pacto que Dios hizo con ellos en el Sinaí.

Deuteronomio 5:2-3, hablando del mismo pacto, dice que ese pacto no fue hecho con sus padres – que se hizo con ellos por primera vez.Estados Moisés explícitamente que no estaba con nadie antes de este tiempo que Dios hizo este pacto. Esta alianza comenzó en este momento, en la época de Moisés.

Ezequiel 20:12 muestra que Dios dio el sábado a Israel en el tiempo de Moisés. Fue entonces cuando Dios le reveló el sábado a ellos.Vemos a Dios en contraste Israel con el resto de las naciones – y él dice que fue a Israel que él reveló sus principios, como el día de reposo. Así que, obviamente, no reveló el sábado a otras naciones.

Neh 9:9-14 nos dice que el sábado fue dado a conocer a Israel por medio de Moisés. Sabemos que es Israel el que Ezequiel y Nehemías habla debido a la descripción dada – estas fueron las personas que Dios sacó de Egipto, a través del Mar Rojo. El texto no dice nada acerca de las otras personas, y no dice nada sobre el día de reposo de ser conocido antes de este tiempo.

Por lo tanto, si el sábado es una señal del Antiguo Pacto (Deuteronomio 5:2-3, Éxodo 31:17), y el Antiguo Pacto fue dado a Israel (Ex 31:17) y no cualquier otra persona (Deut 05:02 – 3), entonces ¿por qué los adventistas afirman que el sábado debe mantenerse por toda la humanidad?

¿Dónde en la Biblia es que Dios no criticar jamás a nadie de la nación escogida de Israel por no observar el día de reposo? En ninguna parte.

¿Dónde en la Biblia es que Dios jamás: que la gente no de la nación escogida de Israel deben guardar el sábado? En ninguna parte.

Estos versículos señalan que el sábado era una señal entre Dios e Israel, que se le dio en señal de pacto del Antiguo, y que este pacto no fue hecho con sus padres. La Escritura habla de Dios que da a Israel el sábado, no el hombre, y no a nadie antes del tiempo de Moisés.Fue a la gente en la época de Moisés que Dios primero dio a conocer su sábado. Con estos versos, y una falta total de cualquier texto en la Biblia que indica que nadie antes de Moisés sabía acerca del sábado, nadie sin una agenda para impulsar el sábado habría llegado a la conclusión obvia de que el sábado fue dado por primera vez a Moisés.

Si se le dio el Antiguo Pacto con Israel en el tiempo de Moisés, y podemos ver que el anterior, y si el sábado fue dado a conocer a ellos en este momento, y era el signo de la Antigua Alianza, es imposible para el sábado que ha sido dada por Dios a toda humana antes de la época de Moisés. Deuteronomio es claro – este pacto no fue un pacto pre-existente que se transmite de los padres, y ratificado una vez más en el Sinaí. Este fue un totalmente nuevo pacto, nunca antes dada a cualquier ser humano.

Los 10 mandamientos son llamados las tablas de ese pacto. El sábado es la señal de ese pacto. Si usted lee sobre la naturaleza de este convenio – lo que era, lo que la señal de que era, a la que se le dio, y al que no se le dio – es claro que el sábado era parte de este pacto, y era por lo tanto, no revelada antes de la hora llegó este pacto – la vida de Moisés, la salida de Egipto.

Pactos anteriores tenían sus señales – El pacto de Noé tenía el arco iris, tenía la circuncisión de Abraham. Con el Pacto de Moisés, Dios reveló el sábado a ellos. Los dos van de la mano.

Eso no quiere decir que el sábado no podía señalar de nuevo a la creación – lo hizo (Éxodo 31:17). Asimismo, señaló de nuevo a la salida de Egipto (Deuteronomio 02:15). Asimismo, señaló hacia el futuro para el resto nos como cristianos, han encontrado en Cristo.

Sí, se mencionó en la creación por Dios el Padre, dirigiéndose al Hijo, el Espíritu, y la hueste angélica. Pero fue revelado por primera vez a los seres humanos en los días de Moisés, de acuerdo a los pasajes de las Escrituras arriba. No hay evidencia en la Biblia para afirmar lo contrario, hay evidencia de que Adán, Noé, Abraham o cualquier otra persona antes del tiempo de Moisés nunca sabían tope, o se mantienen, el séptimo día de reposo – y por lo tanto esto es una clara indicación de la Biblia, va no contradicha por otros textos bíblicos.

Todo lo que estoy pidiendo que hagas es esto: no añada sus propios deseos a la Biblia y esperan que los demás aceptan, cuando en realidad la Biblia dice que este no es el caso. Estos versículos señalan que el sábado era una señal entre Dios e Israel, que se le dio en señal de pacto del Antiguo, y que este pacto no fue hecho con sus padres. Habla de Dios dando ISRAEL el sábado, no el hombre, y no a nadie antes del tiempo de Moisés. Fue a la gente en la época de Moisés que Dios primero dio a conocer su sábado. Con estos versos, y una falta total de cualquier texto en la Biblia que indica que nadie antes de Moisés sabían acerca del sábado, nadie sin un día de reposo agenda en pro llegaría a la conclusión obvia de que el sábado fue dado por primera vez a Moisés.

Para la confirmación del Nuevo Testamento, ver Gálatas 3:17, que dice que la ley sólo vino a los hombres 430 años después de Abraham – es la ley que contenía el sábado.

Algunos adventistas negarán que el descanso del Sabbath representa a Cristo, porque las conversaciones 02:16 Col sobre una sombra de la realidad que encuentran en Cristo. A los efectos de conseguir alrededor de Col 2:16, hacen que el sábado mirar hacia atrás a la creación original, y los otros días santos anuales esperan a Cristo. A continuación, afirman que hay que mirar hacia atrás en el tiempo para el sábado original Adán y Eva se mantuvieron en el Jardín del Edén, olvidando que la Biblia no dice cualquier lugar que Adán y Eva guardaron el sábado – y negando lo que los pasajes antes mencionados claramente .

Para hacer esto bien, juegan un juego de palabras – confunden el significado del término «recordar» es también sinónimo de «observar» Considere lo siguiente «recordar».:. Cuando pregunta a sus amigos, su esposo o esposa, su los niños sin duda, para recordar su cumpleaños, se les piden para emitir sus mentes de nuevo al día en que naciste? Sus hijos no pueden hacer eso con seguridad. Sin embargo, se utiliza la palabra «recordar» de todos modos. Esto significa que ellos deben recordarlo – recuerde respetar – cuando llegue el momento. Y eso es lo que dice el mandamiento del sábado.

Un pacto perpetuo?

Los adventistas también argumentan que el sábado se denomina señal perpetua para todas las generaciones, por lo que nunca puede pasar.Pero Dios también se refiere a la circuncisión como un pacto perpetuo en Génesis 17:11-13, a incienso como en Éxodo 30:8, al sacerdocio levítico como uno en Éxodo 29:9. Todos estos llamados pactos perpetuos se han eliminado en la cruz. El hecho de que están llamados pactos perpetuos no quiere decir que su propósito nunca llegará a su fin. Ellos se han cumplido. El pacto que simbolizaban se ha cumplido, y llegó a su fin. La circuncisión era para las generaciones de ALL Abraham, pero a pesar de que somos parte de ese pueblo, la circuncisión si no es necesaria para los cristianos. Lo mismo ocurre con el día de reposo.

El sábado cesará

Hablando de la nueva Alianza, el Antiguo Testamento profetiza una época en que el sábado cesará – Isa 1:13-16, Oseas 2:11, Jeremías 31:31-4.

(Oseas 2:11) Yo también causar todo su gozo cesa, sus fiestas, sus nuevas lunas y sus sábados, y todas sus festividades.

(Isa 01:13) no llevan ofrendas más vanas; incienso es una abominación para mí; luna nueva y sábado, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes.
(Isa 01:14) Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma: son un problema para mí, estoy cansado de soportarlas.
(Isa 01:15) Y cuando extendiereis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos: asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré: sus manos están llenas de sangre.
(Isa 01:16) Lavaos de limpiar; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;

(Jer 31:31) He aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá
(Jer. 31:32) No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos rompieron, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová
(Jeremías 31:33) Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo .
(Jer 31:34) Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni nadie a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová: porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande de ellos, dice el Jehová: porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.

San Pablo nos dice que la ley en realidad se ha escrito en nuestros corazones (2 Cor 3:6-14) – somos un pueblo nuevo Covenent. Nuestra naturaleza se ha cambiado a través del bautismo, somos una nueva creación en Cristo.

Alguien que entiende lo que la Biblia nos está diciendo que daremos cuenta de que el sábado y la circuncisión no son más que signos de la Antigua Alianza, y puesto que el Nuevo Pacto ya está en marcha, hay que seguir las indicaciones de la Nueva Alianza y no el Antiguo Pacto. Por lo tanto, los cristianos modernos bautizar lugar de circuncidar, y se reúnen el domingo (1 Cor 16:02) en vez del sábado.

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SÚPER LUNA ESTE SÁBADO 19 MARZO

¿Caos o espectáculo nocturno?

Este proximo sabado 19 de Marzo, habra luna llena pero será la mayor en 18 años; y existen posibilidades de que detone terremotos, erupciones volcánicas, u otros fenómenos meteorológicos.

la luna llena será la más grande desde 1992 pues se encontrará a solo 221,567 millas de distancia.

Ante la llegada de este particular ciclo lunar hay quienes le han atribuido algún tipo de injerencia en el reciente terremoto y tsunami, que azotó a Japón.

Las últimas súper lunas se han registrado en 1955, 1974, 1992, y 2005, todos ellos años en los que curiosamente se registraron disturbios naturales y condiciones climatológicas extremas.

EL SÁBADO EN LOS HECHOS Y EN LAS EPÍSTOLAS: LA OPINIÓN DE LOS «SABATISTAS»

Un artículo traducido del inglés… 

En contraste con los Evangelios, el libro de Hechos menciona el sábado sólo de pasada, sin entrar en la cuestión de la teología y la práctica del sábado. El sábado es una mera suposición en el libro de los Hechos. Dada la estructura más compleja del sábado como se presenta en las Escrituras hebreas y los Evangelios, se requiere una discusión más compleja para su desmantelamiento. Está tan entrelazado con los temas centrales del propio Evangelio, que su abandono requeriría la invención de un sistema de evangelio completamente nuevo. Esto es, de hecho, lo que los cristianos no sabatistas hacen.

La primera mención está en (Hechos 1:12) Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que está cerca de Jerusalén camino de un sábado.

La segunda mención es (Hechos 13:14). Pero cuando ellos partieron de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia, y entró en la sinagoga el día de reposo, y se sentó.

Este texto es ambiguo, y no debe ser utilizado para apoyar o denegar la observancia del sábado por parte de los apóstoles en este período. El versículo cinco sugiere por la expresión «sinagoga de los Judios» que la mera mención de la palabra sinagoga no implica una institución judía como opuesta a un lugar de encuentro para los seguidores de Cristo. Sin embargo, los siguientes versos lo identifican como un lugar de reunión de judíos y demuestran que Pablo y su compañero han llegado allí, ya sea para participar o no en la lectura del día de reposo de la ley, por lo menos con el propósito de llevar el mensaje de Cristo a los Judíos de ese lugar. Esta situación no establece ni niega la observancia del sábado.

Pablo incluye una referencia al sábado en su discurso en esta ocasión, y aunque el tono general de la mención es positivo, está dentro del contexto de la práctica específicamente judía y no puede ser tomada como un testimonio a favor o en contra de la observancia del sábado por la comunidad apostólica. (Hechos 13:27). Para aquellos que moraban en Jerusalén y sus gobernantes, no conociendo a Jesús, ni siquiera las voces de los profetas que se leen cada sábado, las cumplieron al condenarle.

El tono en relación con el sábado como una práctica gentil se eleva un poco, sin embargo, más adelante en este capítulo. Este texto muestra claramente que no hay reuniones del domingo en ese momento para los creyentes gentiles. Ellos también se reunieron en el día de reposo. (Hechos 13:42). Y cuando los Judíos salieron de la sinagoga, los gentiles rogaron que estas palabras pudiesen ser predicadas a ellos el próximo sábado… (Hechos 13:44). Y en el siguiente día sábado llegó casi toda la ciudad para escuchar la palabra de Dios.

La suposición de que los creyentes gentiles estarían presentes en el sábado para escuchar la lectura de la ley aparece en Hechos 15 como argumento para la imposición de no más que la evitación de cosas sacrificadas a los ídolos, de fornicación, ahogado y sangre. La implicación clara de la palabra «para» (gar) en el comienzo del versículo 21 es que si ellos no escucharan la lectura de la ley, entonces más debería haber sido impuesto a ellos. Además, la palabra sinagoga aquí se refiere claramente a la institución judía en lo que respecta a «los viejos tiempos», pero es ambigua en lo que respecta al momento en el cual fue dicho. Esto puede incluir el lugar de encuentro para los seguidores de Cristo, en cuyo caso debemos asumir que la liturgia en ese período incluyó la lección de la Torá que se leía, tal vez en griego o tal vez en la manera palestina, en hebreo con una traducción o » targum «de cada verso. (Hechos 15:21). Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique, donde es leído en las sinagogas todos los sábados.

Los Sabatistas a veces se refieren al siguiente verso como prueba de que el sábado se mantuvo fuera de las instituciones judías. Esto se basa en la premisa falsa de que la palabra sinagoga siempre debe referirse a una institución judía, donde Cristo no es conocido o predicado regularmente. Eso simplemente no es el caso. En segundo lugar, se basa en la falsa suposición de que Judíos que no conocían a Cristo siempre tenían un edificio en el que se reúnen en el día de reposo. Eso también es, obviamente, no es el caso del sábado. Este versículo también puede referirse a un lugar común de encuentro para los Judíos ordinarios. No apoya o niega la observancia del sábado entre los gentiles. (Hechos 16:13) Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido.

El siguiente verso también puede ser considerado un mero indicio de la costumbre de Pablo de reunirse a los Judíos en el sábado con el fin de predicar a Cristo. (Hechos 17: 2) Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres sábados discutió con ellos sobre las Escrituras, sin embargo, el versículo siguiente se incluyen los gentiles en el lugar de reunión y en el día de reposo. (Hechos 18:4) Y discutía en la sinagoga todos los sábados, y persuadía a los Judios y a los griegos. La mayor parte del libro de los Hechos sólo asume el sábado dentro de un contexto judío. Sólo pocos pasajes sugieren la observancia del sábado por parte de los gentiles.

Las epístolas mencionan la palabra sábado en un solo texto. (Col. 2:16). Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en razón de un día santo, o de la luna nueva, o de días sábados: (Col 2:17) lo cual es sombra de lo que venir, pero el cuerpo es de Cristo.

Se ha hablado mucho de este texto como una abrogación del sábado semanal, que es supuesto, por el pasaje anterior, que había sido «clavado en la cruz.» Esta interpretación deja de lado el principio exegético de lo que se refiere a los escritos del Nuevo Testamento para examinar los pasajes hebreos a los que el tema hace referencia. El Nuevo Testamento es en gran medida un libro de comentarios sobre las Escrituras Hebreas. Mucha exégesis débil es el resultado de no tener en cuenta este hecho fundamental. Los cinco temas mencionados en el versículo 16, todos reunidos en un solo lugar: Levítico 23. Allí se presentan los sacrificios de animales y las ofrendas de alimentos y bebidas adecuadas para el día de reposo semanal, el primer día del mes, y las fiestas anuales.

Se necesita mucho cuidado al interpretar las epístolas paulinas. Pedro, que vivía en el momento y las nuevas circunstancias, todavía se encuentran difíciles de entender. Incluso el más hábil y conocedor de hoy debe darse cuenta de que puede saltar fácilmente a conclusiones falsas cuando se trata de Pablo. Por lo tanto, debe tenerse cuidado de no ser dogmático en la comprensión de Pablo.

Las epístolas paulinas son generalmente dirigidas a iglesias específicas en vista de los problemas específicos que no se describen en detalle, sino sólo se insinúan. Todos nosotros carecemos de los conocimientos básicos esenciales. Tomando la referencia de las Escrituras hebreas como una pista de qué problemas se está tratando aquí, podemos hacer la siguiente tentativa hipótesis. Hubo un conflicto en la iglesia en lo que respecta a las ofrendas de alimentos y bebidas que se ofrecen en las tres categorías de días también mencionadas. La respuesta de Pablo es dejar esta cuestión a la conciencia del individuo, o cómo proporcionar tales ofrendas, ya que en todo caso son meras sombras de lo que vendrá, las cuales ya se han cumplido. Este es el alcance de la enseñanza, y para ir más allá es leer una tendencia propia en el texto.

El texto implica que los sacrificios de animales, no siendo mencionados, no son motivo de controversia. Sólo podían ser ofrecidos en el templo en Jerusalén. Sin duda, algunos decían lo mismo para las ofrendas de alimentos y bebidas, y otros estaban en desacuerdo. El texto también implica que las personas de esta iglesia se dedicaban a la observancia de todos los festivales mencionados, incluyendo pero no exclusivamente, la observación del Sábado. Pablo no da ninguna indicación de si dicho cumplimiento es correcto, sustituido, malo o necesario. Él no se refiere a esta cuestión en absoluto. Él se refiere sólo a la cuestión de la ofrenda de alimentos y bebidas en esos días. Él piensa que no debe ser una cuestión de conflicto.

La palabra sábado no existe en otras partes de las epístolas, aunque algunas referencias a los días pueden ser relevantes. El séptimo día, en referencia al sábado, aparece en Hebreos 4 como una figura del descanso que le queda para Israel en Cristo. Este pasaje no se refiere a la observancia del sábado del todo, ya sea positiva o negativamente.

En resumen, las leyes y las epístolas dan poca nueva información sobre el Sábado. Como tales, no ofrecen ninguna discusión que justifiquen el cambio. Por otra parte, si en verdad enseñan que el sábado fue derogado y destruido, qué probaría eso? Eso sólo demostraría que las epístolas están en conflicto con la Ley y el evangelio. En ese caso, deberíamos estar obligados a rechazarlos como no canónicos y espurios, como si fuera ninguna revelación divina en absoluto. En su forma actual, sin embargo, bien puede estar en armonía con el Evangelio, lo que da una comprensión vital, espiritual, de la Ley en relación con el sábado.

Por un extraño giro de falta de lógica, quienes se oponen a la observancia del sábado a menudo hacen acusaciones del legalismo. Sin embargo, ellos mismos afirman que todos los otros principios morales de la ley son obligatorios para todos para evitar el adulterio, asesinato, robo y similares. ¿Por qué el legalismo está relacionado a una práctica, y no a otros, no se puede explicar racionalmente. Se basa en un mero prejuicio, o en el malentendido de que todo lo relacionado con el sábado es ceremonial y una sombra de lo que vendrá, porque algunas cosas son. Para ellos el día de reposo debe incluir sacrificios de animales, alimentos y bebidas ofrendas, pena de muerte, y la renovación de la proposición, o sino nada en absoluto. Estas personas ni siquiera reconocen los aspectos morales y sociales del sábado presentado en el Decálogo, ni el sábado como un vehículo de la misericordia divina tal como se presenta en los Evangelios. En realidad, ellos son los legalistas en relación con el sábado.

La observancia del sábado no debilita la importancia del discurso de Pablo sobre la ley a los Gálatas, más que evitar el adulterio y el cometer asesinato. El mismo punto de vista sobre la ley y la fe pueden ser sostenida por el observador del sábado como el monógamo y el no violentista. El día de reposo como se ve en la Biblia promueve el concepto y la experiencia de la salvación por la fe a través de la gracia.

Hay cuatro argumentos principales en contra de la observancia del sábado propuesto por los dominicales a partir del sábado. 1) Hay mandatos directos para todos los otros mandamientos del Decálogo en el Nuevo Testamento, pero no para el sábado, 2) Yahshua rompió el sábado y así se lo mostró que estaba derogada, 3) El sábado consiste en su totalidad de las obligaciones ceremoniales que son sombras de lo que vendrá y que fueron  «clavadas en la cruz»; 4) En el texto del Nuevo Testamento no aparece que la iglesia primitiva guardaba el Sábado. Estos, así como los cuatro principales argumentos basados en el Antiguo Testamento han sido debidamente respondidos aquí con cierto detalle.

En suma, una armonía con los pasajes de la Biblia en referencia al día de reposo, no es ni difícil ni está en conflicto con el Evangelio. Por el contrario, contribuye a una mejor comprensión y aplicación del Evangelio mismo. Integra íntimamente reconocimiento de la soberanía divina, ilumina a Yahweh como Creador y Proveedor, limita el poder de los poderosos y el único entre los mandamientos morales que transforma la sociedad humana a uno de justicia y orden, y evita de estar bajo la ley de la selva. El sábado se convierte en el vehículo para la penetración del Evangelio de vida y misericordia en el mundo. Su abandono es uno de los principales factores de la escasa influencia del Evangelio de Cristo en el mundo de hoy.

En Inglés, en caso de que no se haya entendido bien la traducción automática:

The Sabbath in the Acts and the Epistles

In contrast to the Gospels, the book of Acts mentions the Sabbath only in passing, without entering into the issue of Sabbath theology and practice. The Sabbath is a mere assumption in the book of Acts. Given the rather complex structure of the Sabbath as presented in the Hebrew Scriptures and the Gospels, rather complex discussion would be required for dismantling it. It is so entwined with the central issues of the Gospel itself, that to abandon it would require the invention of a completely new Gospel system. That is, in fact, what non-Sabbatarian Christians do.

The first mention is in (Act 1:12) Then returned they unto Jerusalem from the mount called Olivet, which is from Jerusalem a Sabbath day’s journey.

The second mention is (Act 13:14 ) But when they departed from Perga, they came to Antioch in Pisidia, and went into the synagogue on the Sabbath day, and sat down.

This text is ambiguous, and should not be used to support or deny Sabbath-keeping on the part of the apostles at this period. Verse five would suggest by the expression “synagogue of the Jews” that the mere mention of the word synagogue does not imply a Jewish institution as opposed to a place of gathering for the followers of Christ. However, the following verses identify it as a Jewish place of gathering and show that Paul and his companion have come there, whether or not to participate in the Sabbath reading of the law, at least for the purpose of bringing the message of Christ to the Jews of that place. That situation neither establishes nor denies Sabbath observance.

Paul includes a reference to the Sabbath in his discourse on this occasion, and while the general tone of the mention is positive, it is within the context of specifically Jewish practice and cannot be taken as a witness for or against Sabbath observance by the apostolic community. (Act 13:27 ) For they that dwell at Jerusalem, and their rulers, because they knew him not, nor yet the voices of the prophets which are read every Sabbath day, they have fulfilled them in condemning him.

The tone in regard to the Sabbath as a Gentile practice is raised somewhat, however, later in the chapter. This text shows clearly that no Sunday gatherings were made at that time for the Gentile believers. They too gathered on the Sabbath.(Act 13:42 ) And when the Jews were gone out of the synagogue, the Gentiles besought that these words might be preached to them the next Sabbath… (Act 13:44 ) And the next Sabbath day came almost the whole city together to hear the word of God.

The assumption that the Gentile believers would be present on the Sabbath to hear the reading of the law appears in Acts 15 as an argument for the imposition of no more than avoidance of things offered to idols, fornication, things strangled, and blood. The clear implication of the word “for” (gar) at the beginning of verse 21 is that if they were not listening to the reading of the law, then more should have been imposed on them. Furthermore, the word synagogue here clearly refers to the Jewish institution in regard to “old time”, but is ambiguous in regard to the time at which it was spoken. It may well include the place of gathering for the followers of Christ, in which case we must assume that the liturgy at that period included the Torah lesson being read, perhaps in Greek or perhaps in the Palestinian fashion, in Hebrew with a translation or “targum” of each verse. (Act 15:21 ) For Moses of old time hath in every city them that preach him, being read in the synagogues every Sabbath day.

Sabbatarians sometimes refer to the following verse as proof that the Sabbath was kept outside of Jewish institutions. This is based on the false premise that the word synagogue must always refer to a Jewish institution where Christ is notknown or preached regularly. That is simply not the case. Secondly, it is based on the false assumption that Jews who did not know Christ always had a building in which to gather on the Sabbath. That too is obviously Sabbath not the case. This verse can well refer to an ordinary place of gathering for ordinary Jews. It does not support or deny Sabbath observance among Gentiles. (Act 16:13 ) And on the we went out of the city by a river side, where prayer was wont to be made; and we sat down, and spake unto the women which resorted thither.

The following verse can also be considered merely evidence of Paul’s custom of joining the Jews on the Sabbath in order to preach Christ to them. (Act17:2 ) And Paul, as his manner was, went in unto them, and three Sabbath days reasoned with them out of the scriptures, however,the following verse includes Gentiles in the place of gathering and on the Sabbath. (Act 18:4 ) And he reasoned in the synagogue every Sabbath, and persuaded the Jews and the Greeks. Most of the book of Acts merely assumes the Sabbath within a Jewish context. Only afew passages suggest Sabbath observance on the part of Gentiles.

The epistles mention the word Sabbath in only one text. (Col 2:16 ) Let no man therefore judge you in meat, or in drink, or in respect of an holy day, or of the new moon, or of theSabbathdays:(Col 2:17 ) Which are a shadow of things to come; but the body is of Christ.

Much has been made of this text as an abrogation of the weekly Sabbath, which is supposed, by the preceding passage, to have been “nailed to the cross.” This interpretation neglects the exegetical principle in regard to New Testament writings to examine the Hebrew passages to which the subject makes reference. The New Testament is a great measure a book of commentary on the Hebrew Scriptures. Much weak exegesis is the result of failure to consider this vital fact. The five subjects mentioned in verse 16 are all gathered in only one place: Leviticus 23 . There the animal sacrifices and the food and drink offerings appropriate to the weekly Sabbath, the first day of the month, and the annual feasts, are presented.

Much care is needed in interpreting the Pauline epistles. Peter, who lived at the time and new the circumstances, still found them difficult to understand. Even the most skillful and knowledgeable of us today must realize that we can easily jump to false conclusions when it comes to Paul. We should therefore be careful about being dogmatic in our understanding of Paul.

The Pauline epistles are generally addressed to specific churches in view of specific problems that are not outlined in detail, but merely hinted at. All of us lack the essential background knowledge. Taking the Hebrew scriptural reference as a hint of what problem is being addressed here, we may make the following tentative assumption. There was a conflict in the church in regard to the food and drink offerings to be offered on the three categories of days also mentioned. Paul’s response is to leave that issue to the conscience of the individual, whether or how to provide such offerings, since they are in any case merely shadows of things to come, which have already been fulfilled. That is the extent of the teaching, and to go beyond that is to read one’s own bias into the text.

The text implies that the animal sacrifices, not being mentioned, are not a cause of dispute. They could only be offered in the temple in Jerusalem. No doubt some were saying the same for the food and drink offerings, and others were disagreeing. The text also implies that the people of this church were engaged in observing all of the festivals mentioned, including but not exclusively the Sabbath.Paul’s remark gives no indication of whether such observance is right,superseded, wrong or necessary. He does not refer to that issue at all. He refers only to the issue of food and drink offerings on those days. He thinks they should not be a matter of conflict.

The word Sabbath does not occur elsewhere in the epistles, although some references to days may be relevant. The seventh day, in reference to the Sabbath, is appealed to in Hebrew 4 as a figure of the rest that remains for Israel in Christ. That passage does not deal with actual Sabbath observance at all,either positively or negatively.

In sum, Acts and the epistles give little new information on the Sabbath. As such,they provide no discussion warranting change. Furthermore, if they did teach that the Sabbath was abrogated and done away with, what would that prove? That would only prove that the epistles are in conflict with the Law and the Gospel.In that case, we should be constrained to reject them as non-canonical and spurious, as no divine revelation at all. As they stand, however, they can well be harmonized with the Gospel, which gives a vital, spiritual understanding of the Law in regard to the Sabbath.

By a strange twist of illogic, those who oppose Sabbath observance often make accusations of legalism. Yet they themselves affirm all of the other moral principles of the law as binding on all and expect others to avoid adultery, murder, theft and the like. Why legalism is attached to one moral practice and not to another cannot be explained rationally. It is based on a mere prejudice, or on the misunderstanding that everything related to the Sabbath is ceremonial and a shadow of things to come, just because some things are. For them the Sabbath must include animal sacrifices, food and drink offerings, death sentence, and the renewing of shewbread, or then nothing at all. Such people do not even recognize the moral and social aspects of the Sabbath presented in the Decalogue, nor the Sabbath as a vehicle of divine mercy as presented in the Gospels. Actually, they are the legalists in regard to the Sabbath.

Sabbath observance does not weaken the importance of Paul’s discourse on the law to the Galatians any more than avoidance of adultery and murder do. The same view on the Law and faith can be maintained by the Sabbath observer as by the monogamist and non-violent. The Sabbath as seen in the Bible fosters the concept and experience of salvation by faith through grace.

There are four major arguments against Sabbath observance proposed by Christians on the basis of the Sabbath. 1) There are direct commands for all of the other commandments of the Decalogue in the New Testament, but not for the Sabbath; 2) Yahshua broke the Sabbath and thus showed it to be abrogated; 3) The Sabbath consists entirely of ceremonial obligations which are shadows of things to come and “nailed to the cross”; 4) The text of the New Testament does not show the early church to have kept Sabbath. These as well as the four major arguments based on the Old Testament have all been adequately responded to here in some detail.

In sum, a Bible harmony of the passages in reference to the Sabbath is neither difficult nor in conflict with the Gospel. Rather, it contributes to the better understanding and implementation of the Gospel itself. It intimately integrates recognition of divine sovereignty, it illuminates Yahuwah as Creator and Provider, it limits the power of the powerful and alone among moral commandments transforms human society to one of justice and order from being under the law of the jungle. The Sabbath becomes the vehicle for the penetration of the Gospel of life and mercy into the world. Its neglect is one of the major factors for the limited influence of the Gospel of Christ in the world today.

CARLOS ARACIL ORTS RESPONDE SOBRE LA LEY A UN ADVENTISTA

Respuesta sobre la Ley a un amigo Adventista

Versión 13-12-10

Carlos Aracil Orts

www.amistadencristo.com

1. Introducción

Estimado amigo, te agradezco las objeciones que me planteas, y que todavía visites de cuando en cuando mi web. Voy a intentar responder tu amable correo como te mereces, pero para que se pueda entender mi respuesta, necesito transcribir el resumen, que tú mismo hiciste al final del mismo:

“Resumo: si una ley (o mandamiento) quedó abrogada, debería ser el mismo Dios (o Cristo) quien lo declarara abiertamente y sin titubeos. Tu sabes, mi amigo Carlos que la famosa ley llamada ritual debió (y de hecho así quedó) quedar abolida pues… bueno ya sabes a lo que me refiero.  Seguiré leyendo no obstante este artículo que sin dudad considero muy importante pues a pesar de mi desaprobación acerca del modo exclusivista y un tanto trasnochado en que la iglesia Adventista ha promovido para su necesario cumplimiento, creo (sinceramente) que no es descartable la opción de mantener hoy, en pleno siglo XXI, el «guardar los mandamientos de Dios (no de Moisés) y tener la fe de Jesús.». Un fuerte abrazo de quien todavía te lee y no te olvida.

Como creo que se entiende bien lo que tú planteas, sin más preámbulos, paso a contestarte.

2. No habrá nuevas revelaciones por parte de Dios. No existen dos leyes. La ley moral y la ley ceremonial.

En primer lugar, no me parece razonable que necesites la confirmación del mismo Dios para despejar cualquier duda sobre la posible vigencia o no de la Ley del Antiguo Testamento (los Diez mandamientos). No esperes más revelaciones. Dios completó su revelación hace casi dos mil años, y no tiene nada nuevo que añadir. Él sólo espera que estudiemos su Palabra con devoción y que la pongamos por obra, siendo coherentes con la fe que profesamos.

En segundo lugar, la Santa Biblia no habla de que existan dos leyes, una moral y otra ceremonial o ritual, sino sólo se refiere a una sola: la Ley. La ley fue dada sólo para el pueblo de Israel, y para nadie más. Esta ley no se puede dividir. Forma un sistema completo, dado al pueblo de Israel, en la época de Moisés, y hasta la venida del Mesías (Gálatas 3:19). O se mantiene vigente el “paquete” completo de la ley veterotestamentaria, incluyendo los ritos, o se abroga el mismo; pero no se pueden extraer ciertas partes para abolirlas, y otras, en cambio, no hacerlo. No obstante, los principios morales contenidos en la ley, son eternos, y son recogidos por Cristo en el Evangelio de San Mateo (capítulo 5), y por los apóstoles, en varias de sus epístolas. No puedo extenderme más con estos argumentos, pues sería repetir lo que he publicado anteriormente acerca de la ley en más de diez artículos de esta web.

3. Guardar los mandamientos de Dios (no de Moisés) y tener la fe de Jesús.

Por cierto, ¿a qué mandamientos te refieres, los del Antiguo Pacto o los del Nuevo Pacto?

Intentaré hacerte reflexionar con algún comentario. Aunque me temo que, a estas alturas, después de tanto que hemos hablado sobre este tema, si todavía sigues creyendo que Dios exige a los cristianos el cumplir el mandamiento de guardar el reposo del sábado como condición de salvación o como prueba de obediencia a Él, todo lo que te escriba o te diga de nuevo va a ser en vano.

Eso mismo les dijo San Pablo a los judaizantes:  “Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros.” (Gálatas 4:11). Veamos como el contexto se refiere a su empeño en guardar la ley del AT:

Gálatas 4:8-11: “Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses; 9 mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar? 10 Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años. 11 Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros.”

Supongo que te habrás dado cuenta que el guardar los días se refiere al sábado semanal.

Tu objeción está totalmente trasnochada, por aprovechar el calificativo que tú mismo empleas y que me parece apropiado. Si crees firmemente que Dios nos exige, a los cristianos, que guardemos el reposo sabático, como prueba de fidelidad a Él, te aconsejo que no dejes de guardarlo de forma voluntaria, pues de lo contrario estás pecando deliberadamente, transgrediendo todos los mandamientos de Dios (Santiago 2:10), y eres reo de muerte (Romanos 6:23).

Santiago 4:17:Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.”

Si tu conciencia es correcta deberías estar sintiendo en tu carne lo que el apóstol San Pablo dice en Gálatas 3:10-13.

Gálatas 3:10-13: “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. 11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; 12 y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. 13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), 14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.”

Los anteriores textos no te parecen adecuados o apropiados para demostrar que la ley del AT fue clavada en la cruz ¿Te parece más adecuado el texto de Colosenses 2:14? O bien ¿el de Colosenses 2:16,17? ¿Quieres todavía estar bajo la ley (Gálatas 4:21)?

 

4. Los dos pactos: el Antiguo, simbolizado por la esclava Agar y el Nuevo por la libre Sara.

¿Te consideras hijo del antiguo pacto, el del Sinaí, del que es figura la esclava Agar y la Jerusalén actual, y da hijos para esclavitud? O, en cambio ¿No crees que eres hijo, no de Agar, según la carne,  sino, según la promesa, de Sara, la libre, que es figura de la Jerusalén de arriba, y que es madre de todos nosotros? (Ver Gálatas 4:22-26, 30,31).

En otras palabras ¿perteneces a Cristo o al pacto del Sinaí? ¿Eres hijo de la iglesia de Cristo o de la iglesia del Sinaí? De otra manera:

¿Cómo heredaste la bendición que Dios prometió Abraham por medio de su “simiente”? ¿Recibiste la salvación por medio de la ley o por el hijo de la promesa que es Cristo? (Ver Gálatas 3:14-18)

Gálatas 3:14-18: “14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.” 15 Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade. 16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. 17 Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. 18 Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.”

Lo que quisiera que comprendieras es que los gentiles nunca tuvimos nada que ver con el pacto del Sinaí, jamás estuvimos bajo la ley, ni nunca tuvimos la obligación de guardar el reposo sabático como tuvieron que hacer los judíos porque para ellos el sábado era señal de su pacto con Dios, pero para nosotros, los gentiles, nada es.

Esto es, lo que más o menos está diciendo Pablo: “la ley que vino cuatrocientos treinta años después” de la promesa que Dios hizo a Abraham, de que por su simiente (Cristo) serían benditas todas las naciones de la tierra, no abroga, ni invalida la alianza con Abraham porque la justicia, justificación, salvación viene por Jesús, a los que son de la fe, no a los que son de la ley. (Ver, por favor, Romanos 4:2,3, 13,14).

Romanos 4: 13,14: “Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe. 14 Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y anulada la promesa.”

Escucha, por favor, a San Pablo, y no te cierres a la verdad:

Gálatas 5:1-6:“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. 2 He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. 3 Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. 4 De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído. 5 Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; 6 porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.

Si te circuncindas para guardar la ley o intentas guardar el reposo sabático, te obligas a guardar toda la ley. Esto es lo que dice San Pablo.

Gálatas 5:13,14: “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. 14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. “

Gálatas 5:16-26:16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. 18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. 26 No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.

Gálatas 6:1-6: “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. 2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.

5. Conclusión

Querido amigo, la ley del Sinaí (excepto el sábado) es el mínimo que Dios exige a toda la humanidad. La nueva ley, la de Cristo, es mucho más profunda, y es la que debemos seguir los cristianos, no es una ley externa, sino interna en el corazón, convertido por Dios y regenerado por la fe  en nuestro Salvador. Si te sitúas bajo el antiguo pacto, no sólo debes guardar el sábado sino toda la ley (la Torá), y con ello desechas la gracia de la salvación en Cristo.

Comento brevemente tu reflexión:

“…si una ley (o mandamiento) quedó abrogada, debería ser el mismo Dios (o Cristo) quien lo declarara abiertamente y sin titubeos.”

Ya veo que necesitas que venga Dios en persona o que un ángel del cielo te vuelva a revelar al oído el Evangelio de nuestro Señor. Para ti no es bastante, la Biblia que poseemos, necesitas más. Lo que dice San Pablo, para ti, no es como si lo dijera el propio Dios. Espera sentado, pues no hay otro evangelio, ni lo habrá. Todo está completado.

“ Tu sabes, mi amigo Carlos que la famosa ley llamada ritual debió (y de hecho así quedó) quedar abolida pues… bueno ya sabes a lo que me refiero. Seguiré leyendo no obstante este artículo que sin dudad considero muy importante pues a pesar de mi desaprobación acerca del modo exclusivista y un tanto trasnochado en que la iglesia Adventista ha promovido para su necesario cumplimiento, creo (sinceramente) que no es descartable la opción de mantener hoy, en pleno siglo XXI, el «guardar los mandamientos de Dios (no de Moisés) y tener la fe de Jesús.»

Los adventistas han hecho una división artificial e inexistente de la ley. Ellos separan todas las leyes que Dios dio a Moisés en el Pentateuco en dos grupos: Leyes ceremoniales y morales. Sin embargo, esto no se ajusta a la Biblia. La Biblia no hace esa clasificación. Esa clasificación es obra humana. La Biblia prueba que la ley que Dios dio a Moisés no es sólo los diez mandamientos sino todo el libro de la ley, todo el Pentateuco, la Torá. Ésta forma un paquete entero que no se puede separar, y considerar que sólo es moral el Decálogo y el resto no lo es. Porque entonces ¿Qué son Deuteronomio 6:5  y Levítico 19:18 leyes morales o ceremoniales?

Deuteronomio 6:5: “Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.”

Levítico 19:18: “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.”

No se puede abolir una parte del paquete, es decir, la ley ritual, como tu dices, pues no existe como tal separada del resto. Toda la Torá pertenece al Antiguo Pacto y se cumple en Cristo, y no obliga a los gentiles que están en Cristo.

… no es descartable la opción de mantener hoy, en pleno siglo XXI, el «guardar los mandamientos de Dios (no de Moisés) y tener la fe de Jesús.»

Ignoras que toda la ley de Moisés es ley de Dios, y que la Biblia nombra indistintamente como ley de Moisés o ley de Dios a toda la ley. El libro de la ley y el Decálogo son igualmente de Dios; o ¿acaso tú crees que la ley de Moisés no le fue revelada por Dios también?

En pleno siglo XXI y en toda época, los cristianos, que viven en el Espíritu son hijos de Dios, y cumplen, con la ley del amor, todo lo que exige Dios, pero no se limitan a la ley del Sinaí sino a la ley de Cristo que expresó en varias ocasiones, entre ellas en el Sermón del Monte de Mateo 5, y en Juan 13:34: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros…”. Los cristianos no miramos al Sinaí sino a la ley de Cristo: Todo lo revelado en el Nuevo Testamento.

Tengo pocas esperanzas que este nuevo esfuerzo que he hecho para intentar aclarar tus ideas respecto a la ley sirva de algo si no escuchas al Espíritu de Dios en tu corazón y en tu mente. Me queda el consuelo de que por lo menos lo he intentado. Más no puedo hacer.

Que el Señor te ilumine.

Un abrazo

Carlos Aracil Orts

www.amistadencristo.com

EL SABADISMO RE-EXAMINADO

EL SABADISMO RE-EXAMINADO

EL CRISTIANO Y LA LEY

Domingo Fernández Suárez

Capítulo 9

EL SÁBADO Y EL DOMINGO

Los adventistas nos dicen: ¿Dónde está el mandamiento para que se guarde el domingo? Nosotros podemos decirles: ¿Dónde está el mandamiento para que se guarde el sábado? ¡Ah!, ¿es qué no hay mandamiento? No, no hay mandamiento alguno a favor de ningún día.

El comentador Branch ha dicho la verdad al afirmar lo siguiente: «El día de reposo para el cristiano es un privilegio y no una obligación legal». Los adventistas tampoco guardan el sábado como está mandado en la ley (Éxodo 16:23-29; 20:10 y 35:1-3). Al que violase el sábado debían matarlo (Números 15:32-36).

¿Cumplen con esto los adventistas?

Dice un autor que aunque Cristo guardó la ley, no reposó ningún sábado durante su ministerio. Y pregunta: «¿Dónde pasó el sábado siguiente? ¡En la tumba!» Si, lector, el Señor Jesucristo, Dios manifestado en carne, el Señor del sábado, el que hizo y sostiene el universo, pasó el séptimo día en negra y silenciosa tumba. ¡Hermosa figura que nos habla del último sábado de la ley, el sábado en que el Señor del sábado estaba sepultado, y sepultado con Cristo estaban también el sábado del séptimo día y todas las demás ordenanzas e instituciones judaicas!

El Señor estaba allí sepultado en el sábado, por una ley que no se había cumplido, y como él vino a cumplirla y la cumplió, muriendo en la cruz, sepultó para siempre esa ley, y resucitó victorioso, no en sábado, no en el séptimo día, sino el primer día de la semana. El primer día de la semana no es un sábado cambiado, es un día nuevo. Es el primer día de un período o dispensación que se implantaba con la resurrección del Señor, y no el último día de una dispensación que fenecía.

El séptimo día se relacionaba con la tierra y el descanso terrenal, mientras que el primer día de la semana se relaciona con el cielo, con la redención del alma, y el descanso celestial. El séptimo día era el día de Israel, el primer día pertenece a la Iglesia de Cristo. Israel recibió el sábado como una prueba. La Iglesia tiene el domingo como una bendición para descansar y alabar al Señor. El séptimo día se relacionaba con la obra creada, que después vino a caer en pecado y maldición (Génesis 3:17). El primer día está basado en una Redención completa y victoriosa de la muerte y del sepulcro.

En todo el Nuevo Testamento no hay una sola indicación de que los cristianos (me refiero, claro está a los días después de Pentecostés) se reuniesen para sus cultos en el séptimo día, pero en cambio, hay pruebas de que se reunían en el primer día de la semana (Hechos 20:7). «Y el primer día de la semana, juntos los discípulos a partir el pan, Pablo les enseñaba». Y en 1ª Corintios 16:2, dice el Apóstol: «Cada primer día de la semana cada uno de vosotros aparte en su casa, guardando lo que por la voluntad de Dios pudiere». De acuerdo con estos dos pasajes, creemos que los apóstoles, guiados por el Espíritu Santo, establecieron el domingo como día de descanso y de culto y en él se reunían para alabar a Dios, oír la predicación del evangelio y celebrar la cena del Señor.

Otra referencia a favor del domingo, como día del Señor, la hay en Apocalipsis 1:10, en donde Juan dice: «Yo fui en el Espíritu en el día de domingo». La Versión moderna dice: «Yo estaba en el Espíritu, un día del Señor». Los adventistas han querido decir que el día del Señor aquí, es el sábado, pero el asunto es insostenible, porque no hay base ni en el original, ni en ninguna otra parte para mantener tal idea.

Dice G. Godet: «Si puede haber alguna duda a este respecto, esta desaparece en presencia del uso que todo el segundo siglo ha hecho del adjetivo «kuriakos», para caracterizar (en oposición expresa con el sábado) el día del culto cristiano, es decir, el primero de la semana, el de la resurrección de Cristo».

Pudiera citar pasajes de los escritos de distintos autores desde el año 80 de la era cristiana hasta el año 300, en donde hay referencias a que el día de descanso y de culto era el domingo, y todas son unánimes en afirmar que guardaban el domingo por ser el día en que Cristo resucitó de la tumba. Entre estos autores los siguientes:

«Doctrina de los apóstoles». Documento que se hace remontar al año 80 de nuestra era. Ignacio de Antioquia, del año 117. Justino Martir, del año 140. Bordesanes de Edesa, del año 180. Tertuliano de Cartago, del año 200. Clemente de Alejandría, del año 220. «Constituciones Apostólicas», del año 250. Anatolios, Obispo de Laodicea, del año 270. Victorio, del año 300.

Con frecuencia dicen los adventistas que el domingo fue impuesto por los papas. Otros afirman que lo fue por el Emperador Constantino, en el año 321, de nuestra era. Nosotros que no somos adventistas, lo único que hacemos es decirles que nos muestren el decreto de Constantino donde se pruebe que ese emperador cambió el sábado por el domingo. Lo que hizo Constantino, y eso lo sabe todo el mundo, fue que para ganarse la simpatía de los cristianos, firmó un decreto que decía: «Que todos los jueces y todos los que habitan en ciudades, o los que ocupan diferentes oficios, descansen en el venerable día del sol». Pero esto lo hizo sencillamente porque era el día que los cristianos ya venían observando.

Pero si fuese cierto que los cristianos guardaban hasta entonces el sábado, y el Emperador les hubiese impuesto el domingo, esta medida no le ayudaría en nada para ganarse la simpatía de aquellos, siendo contraria a su practica, no sería bien acogida por ellos, sino que se rebelarían contra ella, activamente (con apologías y recursos legales) o pasivamente (no aceptando ese día y continuando sus reuniones los sábados).
El jueves 2 de Septiembre de 1943 oí un predicador adventista hablar acerca de estas cosas, desarrollando un tema titulado: «Mil pesos por un texto». Empezó ofreciendo mil pesos al que le mostrase un versículo que ordenase guardar el domingo, y seguidamente pasó a demostrar como se había implantado el domingo como día de descanso, y afirmó que la historia decía que los cristianos guardaban el sábado, pero que el Emperador Constantino les había impuesto el domingo. Cuando terminó su conferencia, me acerqué al conferenciante y le dije:

• Amigo, estas afirmaciones usted las puede hacer al que no conozca nada de historia, pero tenga más prudencia porque pudiera darse el caso que todos sus oyentes no sean ignorantes en la materia.

• «Me acusa usted de predicar falsedades?», me contestó.

• «Exactamente, yo lo acuso a usted de predicar lo que usted sabe que no es verdad, lo que usted no puede probar y si usted quiere salvar su honorabilidad en este sentido, pruébeme que un solo cristiano gentil ha guardado el sábado, no por 300 años, sino un solo día». ¿Saben mis lectores cual fue su irresponsable salida?:

• «Usted es un hombre que dice la verdad de frente».

A otras acusaciones mías para que probase sus aserciones en otros puntos igualmente disparatados, me contestó que no podía, porque yo era un hombre convencido de lo que creía, como si tal pretensión de halago me pudiera satisfacer.

Cualquiera que conozca un poco de historia, sabe que en aquel tiempo, Constantino estaba haciendo las cosas para ganarse la simpatía de los cristianos, aunque en el fondo era un fariseo.

Si los adventistas ofrecen mil pesos por un texto que ordene guardar el domingo, nosotros les podemos ofrecer a ellos diez mil por uno en el Nuevo Testamento que ordene guardar el sábado, lo que indica que la tesis que estamos sosteniendo es cierta en todos sus aspectos.

Nos acusan de llevar la «marca de la bestia» porque observamos el domingo. La marca de la bestia va a ser algo muy distinto que el guardar el domingo como día de descanso. Los adventistas desde hace cien años1, más o menos, que aparecieron como grupo, se han caracterizado por sus fantásticas equivocaciones en las interpretaciones proféticas, y como el que va de tumbo en tumbo hasta el fondo del abismo, son tan obstinados que los golpes de sus equivocaciones no les enseñan a ser más prudentes.

Ahora mismo2 están insinuando una futura alianza de todos los pueblos asiáticos contra los occidentales, y dicen que la profecía lo dice. Lo que hacen con esto es sembrar el descrédito de la profecía, porque como ya pasó en 1844, dicen que la Palabra de Dios lo dice; luego, no se cumplen las cosas como ellos las inventan y el pueblo pierde la fe en las Escrituras, cuando en realidad la Biblia no dice tales cosas.

Hablando de la segunda venida del Señor, dijo Cristo mismo: «El día nadie lo sabe sino mi Padre», y los adventistas haciendo caso omiso de lo que dijo Jesús, y guiándose solamente por el Antiguo Testamento, han dicho: «Cristo vendrá tal día» (el 21 de marzo de 1844). Resultado: Los adventistas, lo creían sinceramente, pero se equivocaron lamentablemente y se equivocarán, mientras les quede el velo del Antiguo Testamento (2ª Cor. 3:14).
Hace tiempo le cité unos pasajes del Nuevo Testamento a una señora adventista, y me dijo: ¡Ah!, yo nunca me había fijado en esto. Estos mismos días citándole a otro adventista algunos pasajes, me contestó: «Yo nunca los había leído», y se mostró sorprendido de la existencia de ellos en el Nuevo Testamento. Los adventistas leen y estudian más el Antiguo que el Nuevo Testamento.

La profecía no dice mentira. Todo cuanto predice ha de ocurrir; Dios es quien lo garantiza, pero solo Él tiene el timón en las manos y no los adventistas. Hasta la fecha Dios sigue siendo soberano y no es muñeco a las ordenes de los adventistas, ni de cualquier otro que diga: tal evento profético va a suceder tal año, tal mes, tal día y a tal hora. Todo sucederá cuando Dios tiene determinado que suceda.

Los adventistas deslumbran a sus auditorios haciendo alarde de unos conocimientos asombrosos. Jamás lanzan sus opiniones como posibles, sino que como ellos dicen, ha de ser. ¿Qué sucede luego? Lo que ya he afirmado, que el pueblo pierde la confianza en las profecías, que bien estudiadas son una fuente de esperanza, de gozo y consuelo.

También los adventistas afirman, solemne y fatídicamente que el que no guarde el sábado, no podrá salvarse. Vuelvo a decir que los adventistas son famosos por sus errores y este no es más que uno de tantos. Una de las más grandes inconsecuencias del adventismo es que subordinan el Nuevo Testamento a lo que dice el Antiguo. Nosotros, ni nadie, puede interpretar lo que es más por lo que es menos, sino lo que es menos a la luz de lo que es más. Las famosas palabras de Jesús dichas en el Sermón de la Montaña: «Oísteis lo que fue dicho a los antiguos… más yo os digo», los adventistas en la practica las invierten, poniéndolas así: «Oísteis que Cristo y los apóstoles dijeron… más Moisés dijo».

Cualquiera que haya oído las predicaciones adventistas, sabe que lo que yo digo es la verdad, porque se basa en mi personal observación durante mucho tiempo, de los dichos predicadores y de sus escritores. ¿Quiéren ustedes un ejemplo de esto que acabo de decir? Pues ahí va. Si usted le pregunta al adventista qué es el alma, él le leerá unos versículos de Génesis, cap. 1, y otros en Job, Eclesiastés y los Salmos, pero no buscará ninguno en el Nuevo Testamento. Ahora bien, cualquiera que conozca un poquito la Biblia y tenga un poco de buena voluntad en buscar la verdad, sabe que la gran revelación en cuanto al alma, en todo sentido, se halla en el Nuevo Testamento y no en el Antiguo. Como la doctrina de la paternidad de Dios y tantas más.

Pero me diréis: ¿En qué quedamos? ¿Hay o no que guardar el domingo? Os repito que no hay ninguna ley o mandamiento que nos obligue, o que nos condene a guardar ningún día determinado. El domingo fue establecido por los apóstoles bajo la dirección del Espíritu Santo, como el día de reunión cristiano. Ese día es un privilegio para el cristiano y no una carga. Si no lo guarda no se condena, pero si lo guarda y lo dedica al Señor, está haciendo lo que a Dios agrada; lo que quiere decir que, el que quiera hacer la voluntad de Dios, debe guardarlo y santificarlo, dando gracias a Dios que nos permite descansar una parte del tiempo cada siete días.

El cristiano está llamado a obedecer a Dios, no bajo una ley escrita, sino por un espíritu de sincera y pronta obediencia voluntaria. El hecho glorioso de esta libertad que disfrutamos debiera impulsarnos a cumplir mejor, mucho mejor, que si tuviésemos una ley que nos obligase. El privilegio implica responsabilidades. No somos esclavos, sino libres. Pero ¿somos dignos de ser libres? Si el judío cumplía, porque era una ley que era un yugo imposible de soportar, ¿cuánto más debiéramos nosotros comprometernos para colaborar, guiados por un espíritu dispuesto, con Dios, nuestro Padre y con Jesús, nuestro Salvador?

Si un cristiano bajo la ley de la libertad es un mal administrador del tiempo y de los bienes, y un obrero infiel e indigno de ser libre, su alma no irá al infierno por eso, pero perderá el premio ó la recompensa que Dios tiene preparada para cada uno de aquellos que son buenos hijos, fieles ayudadores del Señor y dignos de ser hijos y no esclavos. El que dice: Si no estoy obligado no lo hago, este tal es un mal hijo, mal administrador y no es digno de ser tratado como Isaac, sino como Ismael. Pero está demostrado que los hijos de Dios cumplen mejor a base de libertad y amor que bajo una ley rígida y mandamiento imperativo.

Y ahora lector amigo, me despido de ti con este texto glorioso: «Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, mas conforme al Espíritu» (Romanos 8:1)

(1) Este libro está escrito alrededor de 1950.
(2) En la década de los 50.


Lic. Wolfgang Streich

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«Tres cosas no vuelven para atrás: Una flecha lanzada, una palabra pronunciada y una oportunidad perdida»

LOS CRISTIANOS Y EL DÍA DE REPOSO

Christians and the Sabbath

Tomado de Pulpit Magazine 

 

¿Están las leyes del Día de Reposo Atando a los Cristianos de Hoy?

clip_image001 Creemos la observancia de las leyes del Antiguo Testamento sobre la observancia del día de reposo (Sabbath) son ceremoniales y no aspectos morales de la ley. Como tal, ya no está en vigencia, sino que ha dejado de existir con el sistema sacrificatorio, el sacerdocio Levítico, y todos los demás aspectos de la ley de Moisés que se figuró de anunciaban con antelación a Cristo.

Aquí están las razones por las que mantenemos este punto de vista:

  • En Colosenses 2:16-17, Pablo explícitamente se refiere al sábado como una sombra de Cristo, lo cual es ya no es obligatorio puesto que la sustancia (Cristo) ha venido. Es realmente claro en esos versos que el día de reposo semanal está incluido, con la frase “o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo” refiriéndose a los días santos anuales, mensuales, y semanales del calendario judío (cf. 1 Crónicas 23:31; 2 Crónicas 2:4; 31:3; Ezequiel 45:17; Oseas 2:11).
  • El día de reposo era la señal para Israel del Pacto Mosaico (Exodo 31:16-17; Ezequiel 20:12; Nehemías 9:14). Puesto que estamos ahora bajo el Nuevo Pacto (Hebreos 8:7-13), ya no estamos obligados a observar la señal del Pacto Mosaico.
  • El Nuevo Testamento nunca ordena a los cristianos que observen el día de reposo. Por otra parte, cada uno de los otros nueve mandamientos son reiterados en el Nuevo Testamento.
  • En nuestro único destello de un servicio de adoración de la iglesia temprana en el Nuevo Testamento, la iglesia se reunía en el primer día de la semana (Hechos 20:7).
  • En ninguna parte del Antiguo Testamento se les ordena a las naciones Gentiles a observar el día de reposo o se les condena para no guardarlo. Esto es extraño si la observancia del día de reposo se pretendiera que fuese un principio moral eterno.
  • No hay evidencia en la Biblia de alguien guardando el día de reposo antes del tiempo de Moisés, ni hay algún mandato en la Biblia de guardar el sábado antes de que se diera la ley en el Monte Sinaí.
  • Cuando los Apóstoles se reunieron en el concilio de Jerusalén (Hechos 15), no impusieron guardar el día de reposo en los creyentes gentiles.
  • El apóstol Pablo advirtió a los gentiles sobre muchos pecados diferentes en sus epístolas, pero quebrantar el día de reposo no está nunca incluido entre ellos.
  • En Gálatas 4:10-11, Pablo reprende a los Gálatas por pensar que Dios esperaba que ellos observara los días especiales (incluyendo el día de reposo).
  • En Romanos 14:5, Pablo prohíbe a aquellos que observaban el día de reposo (éstos sin duda eran creyentes judíos) por condenar a aquellos que no lo guardaban (creyentes gentiles).

Los padres de la iglesia primitiva, desde Ignacio hasta Augustín, enseñaron que el día de reposo del Antiguo Testamento había estado abolido y que el primer día de la semana (domingo) era el día cuando los cristianos deberían reunirse para adorar (contrario a las afirmaciones de muchos séptimo sabatistas del séptimo día que afirman que el culto dominical no fue instituido hasta el siglo cuarto).

El domingo no ha reemplazado sábado como el día de reposo. Más bien el Día del Señor es un tiempo cuando los creyentes se reúnen para conmemorar Su resurrección, lo cual ocurrió en el primer día de la semana. Todos los días para el creyente es un día de reposo, puesto que ha cesado nuestra labor espiritual y estamos descansando en la salvación del Señor (Hebreos 4:9-11).

Así es que mientras todavía seguimos el patrón de designar un día de la semana un día en que el pueblo del Señor se reúne en adoración, no nos referimos a ello como “el día de reposo”.

Juan Calvino tomó una posición similar. Él escribió:

Hubo tres razones para dar este [cuarto] mandamiento: Primero, con el séptimo día de reposo el Señor deseaba darle al pueblo de Israel una imagen de reposo espiritual, por medio del cual los creyentes debían cesar de sus obras para dejar al Señor trabajar en ellos. En segundo lugar, él deseaba que hubiera un día establecido en el cual los creyentes podrían reunirse para oír sus Leyes y adorarle. En tercer lugar, él quería que un día de descanso se les concediera a los sirvientes y a aquellos que viven bajo el poder de otros a fin de que pudieran tener un descanso de su trabajo. Lo último, sin embargo, es más bien deducible que una razón principal.

En lo que se refiere a la primera razón, no hay duda que cesó en Cristo; porque él es la verdad por la presencia de la cual todas las imágenes desaparecen. Él es la realidad de cuyo advenimiento todas las sombras se disipan. Por ello San Pablo (Col. 2:17) que el sábado ha sido una sombra de una realidad que aún es. Y él declara en otro lugar su verdad cuándo en la carta a los romanos, cap. 6:8, él nos enseña que estamos sepultados con Cristo con el propósito de que mediante su muerte que pudiésemos morir a la corrupción de nuestra carne. Y esto no se hace en un día, sino durante todo el curso de nuestra vida, hasta que muramos por completo, podemos llenarnos de la vida de Dios. Por lo tanto, la observancia supersticiosa de días debe quedar lejos de los cristianos.

Las dos últimas razones, sin embargo, no deben ser contadas entre las sombras de lo antiguo. Más bien, son igualmente válidas para todas las edades. Por lo tanto, aunque el sábado es abrogado, ocurre que entre nosotros todavía nos reunimos en asamblea en ciertos días para escuchar la Palabra de Dios, para el rompimiento del pan (místico) de la Cena, y ofrecer oraciones públicas; y, además, con el fin de que cierto descanso de su trabajo sea dado a los sirvientes y a los obreros. Como nuestra debilidad humana no permite tales asambleas a reunirnos todos los días, el día observado por los judíos ha sido substraído (como un buen dispositivo para eliminar la superstición) y otro día ha ido destinado para este uso. Esto fue necesario para asegurar y mantener el orden y la paz en la Iglesia.

Por consiguiente al darse la verdad a los judíos bajo una figura, así para nosotros por el contrario la verdad es mostrada sin sombras con el fin, ante todo, de que meditamos toda nuestra vida en un perpetuo sábado de nuestras obras a fin de que el Señor pueda obrar en nosotros por su espíritu; en segundo lugar, para que observemos el orden legítimo de la Iglesia para escuchar la Palabra de Dios, para administrar los sacramentos, y para las oraciones públicas; en tercer lugar, para que no oprimamos inhumanamente con trabajo a aquellos que nos están sujetos. [Tomado de Instruction in Faith, Calvin ‘s own 1537 digest of the Institutes, sec . 8, “The Law of the Lord”].

Lea además los sermones sobre este tema:

ROMANOS 14:5-6: ¿ENSEÑA A NO OBSERVAR EL SHABBAT?

No soy un defensor del Sábado, pero tampoco su detractor, por eso  publico este tema para vuestro análisis

Shalom amigos:

De la serie sobre el shabbat de nuestro amigo y hermanos Erick, ahora toca este pasaje usado como pretexto para anular la observancia del shabbat para todos los creyentes.

Existen una serie de pasajes y textos bíblicos que aparentemente enseñan que el Shabbát no debe ser guardado obligatoriamente por los discípulos del Mashiaj Yeshúa. Uno de esos textos es el de Romanos Capitulo 14 verso 5 y 6, veamos que nos dice:

“Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para YHWH; y el que no hace caso del día, para YHWH no lo hace. El que come, para el YHWH come, porque da gracias a Elohim; y el que no come, para el YHWH no come, y da gracias a Elohim.” (Romanos 14:5-6) Versión Reina Valera 1960.

Para muchos Shaúl (Pablo) está diciendo que no hay diferencias entre un día y otro, por lo cual se concluye que da lo mismo que día reposamos, no importa si guardamos el Shabbát o no, no importa que día nos reunimos para adorar. ¿Es esto así? ¿El que aparto un día (el séptimo) y lo santifico, ahora mediante la doctrina dada a Shaúl, se contradice? ¿El que ordeno a congregarse en Shabbát (YHWH) ahora mediante la enseñanza de su siervo Shaúl nos dice que ya no importa que día nos reunimos para adorarlo? ¿YHWH es un Elohim que no sabe lo que nos ordena, por eso luego cambia de opinión al pasar los años? Desde una perspectiva hebrea claro que no, pero bajo la influencia de la perspectiva Romana que hay en la religión cristiana tal parece ser.

Pero no olvidemos lo que ya hemos visto, que Shaúl (Pablo) tenía la COSTUMBRE de ir a congregarse en Shabbát (Maaseh/Hechos 17:2-3), por lo cual es fácil deducir que esta costumbre no es una mera tradición religiosa, sino que una actitud que tiene como intención la obediencia del mandamiento de la Toráh respecto de guardar el Shabbát y convocar santa asamblea (reunirse) en Shabbát. (Va’Yiqra/Lv. 23:2-3).

¿Cómo entendemos las palabras de Shaúl? Bien veamos:

Lo primero que debemos señalar es que en este pasaje no se hace mención directa alguna respecto del “día” del Shabbát, Shaúl está hablando de “días” en forma plural y no de “día” como indicando uno solo, por lo cual no se está cuestionando el “día” de reposo, sino que otros “días”. Por otra parte cabe señalar, que Shaúl no está hablando de los “días” o “fiestas de YHWH”, ordenadas a guardar por él en la Toráh, sino que de otros “días”; No olvidemos que anteriormente en esta misma carta Shaúl (Pablo) nos había dicho: “La Toráh (ley) a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” “los hacedores de la Toráh (ley) serán justificados” y “me deleito en la Toráh (ley) de Elohim” (Romanos 7:12; 2:13; 7:22)

¿Entonces a que “días” se refiere Shaúl? Para poder responder está pregunta debemos analizar primero el contexto del capítulo donde se encuentran los versículos en análisis. ¿A quienes está escribiendo Shaúl? Su carta va dirigida a gentiles y judíos residentes en Roma, pero principalmente a gentiles que ahí vivían. Al parecer el motivo por el cual Shaúl toca este tema es producto de las prácticas que tenían los gentiles en Roma respecto de la comida, esencialmente el vegetarianismo. El verso 2 del capítulo 14 de Romanos nos dice:

“Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres” (Romanos 14:2)

Shaúl dice que hay una discusión respecto de que algunos piensan que se ha de comer de todo y otros más “débiles” solo prefieren comer “legumbres”. ¿Pero qué tipo de legumbres? La palabra griega que figura tras la palabra “legumbres” es “lájanon” y esta palabra tiene la siguiente connotación: “hierba, vegetable, legumbre que es: “hortaliza”, denota una planta de huerto, una hortaliza (de lacaino, cavar)”.

Es decir algunos querían decían que se podía comer de todo (incluyendo carnes) y “otros” a los cuales Shaúl llama “débiles” preferían solo comer “vegetales”. Este era el problema principal en medio de la congregación de Roma y no podemos obviarlo pues nos servirá mucho para entender todo el capitulo.

Teniendo lo reciente en mente, podemos avanzar en la lectura y llega al verso 5 y 6 del capítulo 14 de Romanos, que son los que estamos analizando, donde se menciona el mismo asunto respecto de la comida;

“El que come, para el YHWH come, porque da gracias a Elohim; y el que no come, para el YHWH no come, y da gracias a Elohim.” (Romanos 14:6) 

Es decir el asunto de comer ciertas legumbres o vegetales estaría estrechamente relacionado con el asunto de los “días”. No podemos separar estas dos cuestiones que se intentan responder por mano del emisario Shaúl. ¿Cuál es la importancia de que los asuntos de las “comidas” y “los días” estén estrechamente relacionados en todo el capítulo 14 de romanos? La importancia radica en que ya tenemos la primera evidencia de que estos “días” no se refieren al Shabbát, ¿Por qué? Porque en toda la escritura no encontramos ningún nexo entre la comida vegetariana o “legumbres” y el Shabbát. Es decir; usted podrá indagar y buscar en la Toráh y no encontrara pasaje alguno donde diga que YHWH ordena comer o dejar de comer “legumbres” en Shabbát, ¿Lo capta? Shaúl está hablando de otros “días” que bajo la costumbre y cultura Romana estaban estrechamente relacionados con la comida vegetariana o con la abstención de ciertas carnes que ciertos hermanos habían comenzado a practicar, en ciertos “días” especiales que ellos mismo habían escogido y que se daban solo bajo el contexto religioso pagano de Roma. Los días que se mencionan aquí están claramente relacionados con la abstinencia de carne, y también con lo contrario; “con comer carne”. Ya que en esos “días” de los cuales trata Shaúl, en Roma se acostumbraba a comer carne sacrificada a los idolos. Lo cual indica que estas observancias de la tradición y la cultura Romana estaban de una u otra manera incomodando a los hermanos “débiles” los cuales habían decidido no comer para no caer en ningún tipo de idolatría, aun sabiendo ellos que los ídolos nada son (1Corintios 8:4) y sabiendo que nada tenían que ver estos “días” con los “días” de adoración que el Creador mando observar. 

Es decir el capítulo 14 de Romanos no tiene nada que ver con la Toráh y sus obligaciones respecto del Shabbát o sus prohibiciones respecto de comer algunos alimentos tales como; el cerdo, el conejo, y peces sin escamas y aletas, entre otros. (Levítico 11:1-47).

Por lo que en resumen el asunto principal que Shaúl quiere resolver es: Los que comían “legumbres” o los vegetarianos eran los que juzgaban a los otros que comían carnes o viceversa. El problema principal radicaba en que en una ciudad como Roma llena de politeísmo y paganismo abundaba la práctica de comer carne sacrificada a los ídolos, por lo cual algunos hermanos habían optado por el vegetarianismo temían comer algo que anteriormente había sido sacrificado a los ídolos. El mismo problema que se dio en Roma lo vivieron los hermanos de la congregación de Corintios (1Corintios 8:1) y a los dos grupos Shaúl les da el mismo consejo; “Que el hecho que alguna carne estuviera anteriormente relacionada con algún ídolo no tenía ninguna implicación a la hora de determinar si era propia comerla o no”. Por eso las palabras de Shaul en las dos cartas:

“Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano. Yo sé, y confío en el Adón Yeshúa, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien el Mesías murió” (Romanos 14:13-14) 

“Pero no en todos hay este conocimiento; porque algunos, habituados hasta aquí a los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se contamina. Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Elohim; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos. Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles” (1Cor.8:7-9)

Algunos vegetarianos creyentes (versículos 5-6) establecían un día a la semana para comer ciertos alimentos. Otros vegetarianos creyentes comían vegetales a diario. Algunos creyentes, en cambio, se abstenían de ciertos alimentos. Otros comían solo carne. En definitiva el Rav. (Rabí) Shaúl nos instruye que no juzguemos a otro por su preferencia alimenticia o el día en que deciden comer esa clase de alimento. 

Para que este pasaje tratara la no observancia del Shabbát tendríamos que sacarlo de contexto, que es lo que justamente hacen los maestros que lo usan como verso que supuestamente refuta la vigencia del cuarto mandamiento. 

Por lo tanto Romanos capitulo 14 en ninguna manera puede estar relacionado con la observancia del sábado, ya que el sábado es una de las fiestas de YHWH (Levítico 23:1-3) y como tal no es un día en el que uno deba abstenerse de comer algún alimento sino que lo contrario. Las palabras o los conceptos que emanan del Shabbát; Tales como el sábado, reposo, séptimo día, no se menciona en ninguna parte de la carta a los Romanos, ¿Por qué? Porque el Shabbát no era el tema del capítulo ni menos de la carta. Los días mencionados aquí estaban relacionados directamente con la abstinencia de carne, lo que nos da a entender que eran celebraciones romanas o de otro tipo, y que no tenían nada que ver con los días de adoración ordenados por YHWH. 

Por: Erick Vivanco

¿SERÁ EL SÁBADO DÍA DE ADORACIÓN EN LA TIERRA NUEVA?

mandamientos-bloggersSegunda parte

Versión 03-11-09

Carlos Aracil Orts

1. Introducción

Estimado amigo Moshé Mena, primero de todo, agradecerle que haya leído mi estudio anterior que trataba este mismo tema, titulado ¿Según Isaías 58: 13, 14 y 66:23 será el sábado día de adoración en la Tierra nueva?, y, también, por formularme la pregunta con relación al texto de Isaías 66: 22, 23, que a continuación transcribimos en tres versiones distintas de la Santa Biblia. La primera es una Biblia evangélica y las otras dos son católicas.

Isaías 66: 22, 23. (Biblia Reina-Valera, 1960)

“(22) Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre.

(23) Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová.”.

Isaías 66: 22, 23  (Biblia de Jerusalén, 1998)

“(22) Porque así como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago permanecen en mí presencia –oráculo de Yahvé-, así permanecerá vuestra raza y vuestro nombre.

 (23) Así pues, de luna en luna nueva y de sábado en sábado, vendrá todo el mundo a prosternarse ante mí -dice Yahvé.”

Isaías 66: 22, 23  (Nacar-Colunga, 8ª edición, 1971)

“(22) Porque así como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo voy a crear subsistirán ante mí, dice Yahvé, así subsistirá vuestra progenie y vuestro nombre,

 (23) y de novilunio en novilunio, de sábado en sábado, toda carne vendrá a prosternarse ante mí, dice Yahvé.”

Su pregunta es la siguiente:

“…Considerando los dos párrafos posteriores en su comentario después de esta cita. ¿El contexto de la profecía de Isaías es anterior al «nuevo pacto»? es decir, según vuestra opinión, asumiendo que estamos en el nuevo pacto, esta cita de Isaías debe estar cumplida, porque si no está cumplida esta profecía, usted tendrá que reconocer que habrá un tiempo, según el contexto propio de la revelación del profeta Isaías en que se subirá (una gran cantidad de creyentes) al monte Sion a adorar a YHWH de luna nueva en luna nueva y de shabbat (sábado) en shabbat, sea que esta profecía está dentro o posterior al nuevo pacto.”

Para responder a su pregunta es, pues, necesario que, en primer lugar, nos situemos en el contexto histórico de Isaías. Cuándo nació, vivió y murió, y el estado físico y espiritual del pueblo judío durante la vida y el ministerio de Isaías. Por tanto, en el cuerpo de este estudio trataremos de ubicar el tiempo en que vivió Isaías; fundamentalmente, desde el inicio de su ministerio hasta su final y muerte. A continuación analizaremos el contexto más cercano, es decir, el capítulo 66 del libro de Isaías, donde se encuentran los versículos 22 y 23, y varias profecías de matiz apocalíptico que se objeta que todavía no se han cumplido.

2.  Contexto histórico del libro de Isaías y situación política y espiritual de Israel.

La Biblia de Jerusalén de 1998 (Pág.1080) ubica su nacimiento hacia el año 765 a. C. (mediados, pues, del siglo VIII antes de Cristo), y el inicio de su ministerio profético hacia el año 740 a. C. (año aproximado de la muerte del rey Uzías). Su ministerio duró unos 40 años según esa misma fuente, y según el Comentario Bíblico Adventista, tomo 4, pág. 125, se extendió durante unos 54-60 años, hasta la muerte del rey Ezequías, y el inicio del reinado de Manasés en el año 686 a. C. (2ª Reyes 21:16). Durante este tiempo Isaías y el pueblo de Israel tuvieron que sufrir los asedios de Asiria. 

Situación política y espiritual del pueblo de Israel en tiempos de Isaías y posteriores a él. 

Necesitamos saber, además, que poco después del reinado del rey David (1011 a.C –971 a.C)1, las doce tribus de Israel se dividieron, separándose diez tribus que formaron lo que se denominaría el reino del norte, y estableciéndose a unos cincuenta kilómetros de Jerusalén donde edificaron su capital, Samaria. El reino del sur, conocido como el reino de Judá, quedó formado por las otras dos tribus restantes, teniendo a Jerusalén como capital. Debido a la tremenda apostasía en que cayó el reino del norte, Dios permitió, en el año 722 a. C.2, que un ejército asirio conquistara Samaria y se llevara cautivas a las diez tribus. Al quedar despoblada esta zona, e intentar repoblarla, el emperador asirio, con gente de otras naciones y no conseguirlo plenamente, se vio obligado a solicitar a algunos israelitas cautivos que regresaran a su tierra. Esta mezcla de gentes de diversa nacionalidad y religión dio lugar al pueblo, que en tiempos de Jesús era conocido como los samaritanos. 

La Biblia de Jerusalén de 1998 (Pág.1080), proporciona la fecha, prácticamente coincidente con el CBA, del año 721 a. C., para la caída de Samaria bajo el poder de los asirios. Nos relata, además, que, en Judá, Ezequías sucedió a Ajaz y buscó el apoyo de Egipto para enfrentarse a Asiria. En el 705 a. C, Ezequías se rebeló contra Asiria, y el rey asirio Senaquerib azotó Palestina en el 701 a. C. El rey de Judá quiso defender a Jerusalén de la invasión asiria, para ello contó con el apoyo de Isaías, que le prometió la ayuda de Dios. Esto se cumplió, pues esta vez lograron impedir que les invadiera el rey asirio.

Sin embargo, más tarde, de forma parecida a la destrucción que sufrió Israel del norte, le ocurrió al reino de Israel del Sur, Judá. Pues cuando la apostasía de ellos se hizo insoportable, Dios, permitió que los babilonios, dirigidos por Nabucodonosor, en el año 606/605 a. C.3, conquistaran Jerusalén y se llevaran cautivo al reino de Judá. Jerusalén sería destruida casi totalmente, unos años más tarde, hacia el 586 a.C. En el 605 a.C. empezó el famoso exilio del pueblo de Judá a Babilonia. Dios había amonestado repetida y sucesivamente de lo que les iba ocurrir si seguían adorando los ídolos y apostatando de Él. Incluso Dios, por medio del profeta Jeremías, les predijo, no sólo la fecha exacta de cuando serían derrotados y llevados cautivos por Nabucodonosor, sino también la duración de su cautiverio, que sería de 70 años, contados a partir del 605 a. C. (Jeremías 25:11-12).

Jeremías 25:11-12

“11 Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años. 12 Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre.”

El decreto que realiza la voluntad de Dios de que su pueblo fuese liberado de la cautividad babilónica, después de esos 70 años de exilio,  y fuera posible su regreso a su tierra, fue dado, en cumplimiento de la citada profecía de Jeremías 25:11-12, por Ciro rey de Persia. Esto queda claro y fielmente registrado en el capítulo uno del libro de  Esdras. Aunque se recomienda leer todo el libro, aquí transcribiremos sólo unos pocos versículos.

Esdras 1:1-4

“1 En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo: 2 Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. 3 Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén. 4 Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén.”

Setenta años después del inicio del exilio del pueblo de Israel a Babilonia, nos llevan al 536 a. C. (605 a. C. – 70 años de cautiverio = año 536 a. C.). Aquí se considera el cómputo inclusivo que tiene en cuenta ambas fechas, según la costumbre de la época. Aunque, este decreto hace posible el fin del exilio del pueblo de Judá, lógicamente, la reconstrucción de Jerusalén es un proceso que va durar bastantes años y que está todavía en el futuro. Por eso Dios, en su infinita sabiduría y misericordia, responde, a la fervorosa y magnifica oración registrada en Daniel 9:3-22, que recomiendo encarecidamente sea leída, informando a Daniel el tiempo exacto cuando se hará posible la reconstrucción de Jerusalén.

Este dato del año 536 a. C., es prácticamente coincidente con el que establece la web: http://es.wikipedia.org/wiki/Artajerjes_I.

“…La reconstrucción de la comunidad judía en Jerusalén había comenzado bajo Ciro el Grande quien había permitido a los judíos cautivos en Babilonia regresar a Jerusalén y reconstruir el Templo de Salomón. Una serie de judíos había, en consecuencia, regresado a Jerusalén en el año 537 a. C.”

Puesto que estos eventos relacionados con Ciro ocurrieron bastantes años después de cuando supuestamente murió Isaías en el 686 a.C., algunos exegetas han deducido que hubo un segundo Isaías que continuó su libro a partir del capítulo 40 de su libro. Esta opinión es sustentada también por La Biblia de Jerusalén de 1998 (Pág.1080.). Veamos como el marco histórico presentado por Isaías es posterior a su muerte, puesto que ni Ciro, ni el cautiverio babilónico habían existido todavía.  

Isaías 44:28 

“28 que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado.  

Encargo de Dios para Ciro 

Isaías 45: 1-5

“1 Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán: 2 Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; 3 y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre. 4 Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me conociste. 5 Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste,”

No obstante, también es lícito interpretar que los capítulos del 40 en adelante son fruto de la videncia profética del futuro que Dios da a sus profetas.

Las profecías son un gran tesoro para todo el que confía en la Santa Biblia como Palabra de Dios. El apóstol San Pedro nos estimula a que confiemos en las profecías cuando declara: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;”  (2ª Pedro 1:19). Aunque esto abarca a todas las Sagradas Escrituras, es especialmente cierto para las profecías, puesto que éstas siempre anticipan acontecimientos. Porque Dios nunca dejó a su pueblo sin profecía: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.” (Amós 3:7). Él mismo nos dice:  Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, (10) que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; (Isaías 46:10).

Por tanto, queda aclarado el contexto general e histórico en el que Isaías pone en boca de Dios la siguiente declaración ya citada al inicio de este estudio:

“(22)Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. (23)Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová.” (Isaías 66: 22, 23. BRV, 1960).

3. ¿La profecía citada de Isaías 66:23 se cumplió en tiempos del Antiguo Pacto?

Por el contexto citado arriba comprobamos que el pueblo de Israel atravesaba por cruciales momentos en los que parecía que su desmembración iba a hacerlos desaparecer como pueblo elegido por Dios para acoger su Palabra y al Mesías venidero. De las doce tribus apenas quedaba Judá, pues el reino del norte, Samaria, que ocupaban las diez tribus, se había prácticamente dispersado, y amalgamado con el paganismo. La tribu de Judá y de Benjamín, recientemente (hacia el año 536 a. C.) habían sido liberadas de su cautiverio babilónico, y muchos optaron por quedarse en Babilonia, pues seguramente era más cómodo para ellos, después de 70 años de cautiverio.

Ahora se entiende mejor la solemne promesa que Dios les hace de que  “permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre” para siempre. Eso iba a ser tan cierto como la futura existencia de “los cielos nuevos y la nueva tierra”. Dios con su promesa les garantiza que sobrevivirán y que no dejarán de ser su pueblo jamás, y que volverán a poder seguir adorando a Dios, cada sábado y luna nueva, como requiere la Torá. Debemos de tener en cuenta, que el pueblo en cautividad no lo pudo hacer, y tampoco lo estaba haciendo al principio de su regreso de la cautividad. Tuvieron que pasar todavía muchos años hasta que pudieran reanudar su adoración semanal y mensual, pues era necesario, en primer lugar reconstruir Jerusalén y luego edificar el templo. Obsérvese, que lo que Dios les promete es que volverían a poder adorarle, como antes del cautiverio hacían, no cambiando la ley del Antiguo Pacto, que estaría vigente hasta la muerte de Cristo. Veamos lo que la ley exigía:

Números 10:10

“10 Y en el día de vuestra alegría, y en vuestras solemnidades, y en los principios de vuestros meses, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos, y sobre los sacrificios de paz, y os serán por memoria delante de vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios.”

Números 28:11-14

“11 Al comienzo de vuestros meses ofreceréis en holocausto a Jehová dos becerros de la vacada, un carnero, y siete corderos de un año sin defecto; 12 y tres décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda con cada becerro; y dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda con cada carnero; 13 y una décima de flor de harina amasada con aceite, en ofrenda que se ofrecerá con cada cordero; holocausto de olor grato, ofrenda encendida a Jehová. 14 Y sus libaciones de vino, medio hin con cada becerro, y la tercera parte de un hin con cada carnero, y la cuarta parte de un hin con cada cordero. Este es el holocausto de cada mes por todos los meses del año.”

Ezequiel 46:1-3

“1 Así ha dicho Jehová el Señor: La puerta del atrio interior que mira al oriente estará cerrada los seis días de trabajo, y el día de reposo se abrirá; se abrirá también el día de la luna nueva. 2 Y el príncipe entrará por el camino del portal de la puerta exterior, y estará en pie junto al umbral de la puerta mientras los sacerdotes ofrezcan su holocausto y sus ofrendas de paz, y adorará junto a la entrada de la puerta; después saldrá; pero no se cerrará la puerta hasta la tarde. 3 Asimismo adorará el pueblo de la tierra delante de Jehová, a la entrada de la puerta, en los días de reposo y en las lunas nuevas.”

También, es bueno leer el texto clave objeto de este estudio en otra versión de la Biblia que quizá puedan arrojar luz adicional, por ejemplo, la Biblia de Jerusalén, 1998:

Isaías 66:22, 23  (Biblia de Jerusalén, 1998)

“(22) Porque así como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago permanecen en mí presencia –oráculo de Yahvé-, así permanecerá vuestra raza y vuestro nombre. (23) Así pues, de luna en luna nueva y de sábado en sábado, vendrá todo el mundo a prosternarse ante mí -dice Yahvé.”

Como podemos comprobar, la mención luna nueva y sábado corresponden perfectamente a la dispensación del Antiguo Testamento, pues se trata de las fiestas ceremoniales que celebraba el pueblo de Israel, que estaban en la Torah, como el mismo Pablo nos dice en Colosenses 2: 16: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo.”

El cumplimiento de la promesa de Dios de que los israelitas irían adorarle “de luna en luna nueva y de sábado en sábado”, se cumple totalmente en el pueblo de Israel, durante el Antiguo Pacto, iniciándose con la primera liberación de Israel ordenada por Ciro (536 a. C.), y completándose, posteriormente, con la realizada por el decreto de Artajerjes I en el año 457 a. C. (Véase Esdras 7:11-14 y Daniel 9:25-27). Queda claro, pues que no se trata de la Jerusalén celestial (Apoc. 21), sino de la terrenal, o sea, sólo para el pueblo judío del Antiguo Pacto.

Esdras 7:11-14

“11 Esta es la copia de la carta que dio el rey Artajerjes al sacerdote Esdras, escriba versado en los mandamientos de Jehová y en sus estatutos a Israel: 12 Artajerjes rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba erudito en la ley del Dios del cielo: Paz. 13 Por mí es dada orden que todo aquel en mi reino, del pueblo de Israel y de sus sacerdotes y levitas, que quiera ir contigo a Jerusalén, vaya. 14 Porque de parte del rey y de sus siete consejeros eres enviado a visitar a Judea y a Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios que está en tu mano;

4. ¿El contexto cercano de Isaías 66:23 puede cambiar la conclusión obtenida?

Nuestra anterior conclusión, respecto a que la profecía de Isaías 66:23 se cumplió totalmente en tiempos del Antiguo Testamento, es objeto de discrepancia, por las siguientes razones:

A) La profecía de Isaías 66:23 se debe interpretar a la luz de su propio contexto del capítulo 66. Y puesto que en el mismo existen, aparentemente, profecías sin cumplir es previsible que la citada del verso 23, tenga también su cumplimiento en el futuro, cuando Dios establezca la Tierra nueva.

B) La profecía de Isaías 66:23 sólo se ha cumplido en parte y no en toda su amplitud, puesto que todavía no han venido “todos” (RV, 1960) o “todo el mundo” (BJ, 1998), o “toda carne” (NC, 1971) a adorar ante Dios.

A) Análisis del contexto cercano de Isaías 66:23

Recordemos que Isaías murió hacia el 586 a. C., y por tanto, cuando escribió su libro el pueblo de Judá estaba todavía en cautividad en Babilonia. Su primera liberación fue ordenada por Ciro en el año 536 a. C., y la segunda por Artajerjes I en el año 457 a. C. En la primera mitad del capítulo 66 se entremezclan amonestaciones y promesas de parte de Dios hacia su pueblo cautivo. Dios les consuela asegurándoles una próxima restauración de la Jerusalén terrenal, al tiempo que les exhorta a que escuchen y obedezcan su palabra, y sean pobres y humildes de espíritu (V. 2 úp). También les advierte del futuro juicio que Dios hará sobre todo hombre (V. 16). Sin embargo, junto con el juicio universal, también les previene sobre un juicio particular sobre determinadas abominaciones e idolatrías, que Dios había prohibido expresamente en la ley de Moisés, y que la depravación del pueblo les había llevado a cometer (V. 17). En este capítulo “se yuxtaponen el universalismo y el particularismo”.4 Veamos algunos versículos destacados:

Isaías 66: 15, 16

“15 Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego. 16 Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados.”

Esta profecía parece referirse al juicio que Dios hará sobre los impíos, en la segunda venida de Cristo, cuando finalice el tiempo de gracia. Esto mismo anuncia el apóstol Pedro en su segunda epístola:

2ª Pedro 3:7, 10-13:

“7 pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. 10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. 11 Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12 esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! 13 Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.”

Sin embargo, Isaías 66: 17, “Los que se santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras otros, los que comen carne de cerdo y abominación y ratón, juntamente serán talados, dice Jehová.”, parece claro que se ubica en tiempos del Antiguo Pacto, puesto que la prohibición de comer la carne de animales impuros pertenece a la Torá (Levítico 11).

Los siguientes versículos 18-21, puede que se refieran al tiempo de promulgación del evangelio de Cristo a todas las naciones. Lo cual ha estado sucediendo desde la muerte de Cristo en la cruz y seguirá hasta el fin del mundo. Como afirma el mismo Jesucristo: “Y será predicado este evangelio en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin. (San Mateo 24:14).

Isaías 66: 18-21

“(18) Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria.”. 19 Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones. 20 Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda a Jehová, en caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en utensilios limpios a la casa de Jehová. 21 Y tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas, dice Jehová.”

En cuanto al versículo 22 de Isaías 66, Dios afirma que el pueblo judío no desaparecerá como tal entre las naciones sino que sobrevivirá al cautiverio y a todas las calamidades que le acontezcan. Esa solemne promesa se enfatiza comparando su cumplimiento con la certeza de que habrá en el futuro cielos nuevos y nueva tierra que permanecerán para siempre. El pueblo judío recibe la promesa de que sobrevivirá al exilio y volverá a ser una nación.

Isaías 66: 22. (Biblia Reina-Valera, 1960)

“(22) Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre.”  

B) ¿La profecía de Isaías 66:23 se ha cumplido sólo en parte y no en toda su amplitud, porque los que vienen a adorar ante Dios no han sido “todos” (RV, 1960) o [“todo el mundo” (BJ, 1998), o “toda carne” (NC, 1971)]?

Como acabamos de comprobar el versículo 22 menciona los cielos nuevos y tierra para dar seguridad al pueblo judío de que permanecerá así como también permanecería la nueva creación. Es decir, el versículo 22 no se relaciona con el 23 sino que sólo trata de consolar a Judá para que tenga esperanza y confíe en la próxima futura restauración del pueblo cautivo, disperso en Babilonia, y el restablecimiento del mismo como nación en Jerusalén (Isaías 66:8).

Isaías 66: 22, 23  (Nacar-Colunga, 8ª edición, 1971)

“(22) Porque así como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo voy a crear subsistirán ante mí, dice Yahvé, así subsistirá vuestra progenie y vuestro nombre,

 (23) y de novilunio en novilunio, de sábado en sábado, toda carne vendrá a prosternarse ante mí, dice Yahvé.”

El cumplimiento de la profecía del versículo 23 no puede en absoluto proyectarse al tiempo en que Dios cree “los cielos nuevos y la tierra nueva”, puesto que el mismo versículo se refiere a un tipo de adoración que corresponde a la ley de Moisés como es la celebración de las lunas nuevas o novilunios o primero de cada mes (Núm 10:10; 28:11-14; Ezequiel 46:1-3). 

Ezequiel 46:3

“3 Asimismo adorará el pueblo de la tierra delante de Jehová, a la entrada de la puerta, en los días de reposo y en las lunas nuevas.”

¿Esas fiestas de obligado cumplimiento en el AT siguen vigentes en el NP?

Con el advenimiento del Nuevo Pacto en Cristo (Hebreos 9:15; 8:13) “queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia (Hebreos 7:18). El apóstol Pablo amonesta a los Gálatas porque aún se empeñaban en seguir guardando “los días, los meses, los tiempos y los años” (Gálatas 4:10).

Por tanto, si en el Nuevo Pacto en Cristo la ley mosaica ya está abolida, ¿Cómo puede seguir vigente en la nueva Tierra?

Gálatas 4:9, 10

“9 mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar? 10 Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años. 11 Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros.”

Ahora analizaremos unos textos muy importantes en la carta a los Colosenses en los que Pablo incide en este tema.

Colosenses 2:16, 17 (Biblia de Jerusalén, 1998):

“(16) Por tanto, que nadie os critique por cuestiones de comida o bebida, o a propósito de fiestas, de novilunios o sábados. (17) Todo esto es sombra de lo venidero; pero la realidad es el cuerpo de Cristo.” 

Colosenses 2:16, 17 (Biblia Nacar-Colunga, 1971):

“(16) Que ninguno, pues, os juzgue por la comida o la bebida,  por las fiestas, los novilunios o los sábados, (17) sombra de lo futuro, cuya realidad es Cristo.” 

¿Las fiestas citadas arriba fueron sombra de la realidad  que es Cristo?

Estimado amigo, usted está convencido que el apóstol san Pablo, en los versículos 16 y 17 del capítulo dos a los Colosenses, está animando a los nuevos creyentes en Cristo a que sigan guardando las citadas fiestas, novilunios y sábados que corresponden a la Torá, sin temor a que sean criticados o juzgados por nadie. Más todavía, según usted estas fiestas apuntan a una realidad que hoy en día todavía no se ha cumplido, que tendrá su cumplimiento en un futuro, y que Cristo no es la plenitud de la realidad de la cual estas fiestas son su símbolo, figura o sombra. Usted pasa por alto totalmente la declaración solemne del versículo 17 que establece el futuro, que representaban estas fiestas, como plenamente ya realizado y cumplido en Cristo: “son sombra de lo futuro, cuya realidad es Cristo” (NC,1971), y sólo tiene en cuenta la acción futura del tiempo verbal  –“sombra de lo que ha de venir” (versión Reina Valera). Sin embargo, según el sentido del texto en cuestión el guardar dichas fiestas de acuerdo con la Torá era sombra de lo que vendría en el futuro y que tendría su perfecto cumplimiento en Cristo, la realidad a la que apuntaban dichas sombras. Veamos otro ejemplo en que la ley o Torá, según la Palabra de Dios, también es “sombra de los bienes venideros” (Hebreos 10:1; 12-14; cf. Hebreos 8:5). ¿A qué bienes venideros se refiere? ¿Se cumplieron en Cristo esos bienes o todavía se esperan en el futuro.

Hebreos 10:1: “Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año hacer perfectos a los que se acercan.”

¿Debemos esperar todavía esos bienes en el futuro? ¿Estamos bajo la ley del AT? ¿Son necesarias ahora las ofrendas y sacrificios de animales si Cristo es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo?

Estas preguntas las responde la Palabra de Dios en el libro de Hebreos. Véase especialmente Hebreos 7:18, 19, 22-28; 8:1-13; 9:11-28; 10. A fin de no resultar demasiado exhaustivos no vamos a transcribir todos los textos sino sólo los siguientes:

Hebreos 9:11, 12

“11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.”

Hebreos 10:8-14

“8 Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), 9 y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. 10 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. 11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; 12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; 14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.”

¿Guardar estas fiestas es preconizado por el testimonio personal de San Pablo?

Por otra parte, usted apoya su argumento recurriendo al testimonio personal del mismo Pablo que, según se cita en Hechos 18:21, dijo: “Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene;”

Hechos 18:21

“21 sino que se despidió de ellos, diciendo: Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene; pero otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y zarpó de Éfeso.”

En primer lugar, debemos saber que la frase “Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene;” es una inserción que, al parecer, no existe en el original, sino que se incluyó posteriormente basándose en el relato de Lucas registrado en Hechos 20:16:5

Hechos 20:16

“16 Porque Pablo se había propuesto pasar de largo a Éfeso, para no detenerse en Asia, pues se apresuraba por estar el día de Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalén.”

Nuestra aseveración anterior queda probada puesto que la Santa Biblia Nueva Reina-Valera (NRV), 1988-1990 traduce Hechos 18: 21 de la siguiente manera:

Hechos 18:21 (Biblia Nueva Reina-Valera (NRV), 1988-1990)

“(21) Después de esto, Pablo decidió ir a Jerusalén, pasando por Macedonia y Acaya. Decía: “Después de estar allá, debo visitar también a Roma”.”

Casi en los mismos términos que la NRV presenta el texto de Hechos 18:21, lo hace la Santa Biblia Nacar-Colunga, 1971. Y tampoco aparece la susodicha frase de Lucas en la Biblia de Jerusalén:

Hechos 18:21 (Biblia de Jerusalén, 1998):

“Sino que se despidió diciéndoles: “Volveré a vosotros otra vez, si Dios quiere,” Y zarpó de Éfeso.”

En segundo lugar, el hecho que Pablo quisiera celebrar la fiesta de Pentecostés o cualquier otra no tiene nada que ver con que él lo hiciera en cumplimiento de los mandamientos de la Torá. Los cristianos evangélicos celebramos el domingo, la Navidad y la Semana Santa, no porque exista ningún mandamiento en la Biblia para hacerlo sino simplemente por tradición, por costumbre o porque nos gusta y nos atrae todo lo que representan.

Aunque la Palabra de Dios no nos dice cuales eran los motivos de Pablo para estar presente en la celebración del día de Pentecostés, podemos suponer que ese día se reunían todos los cristianos de origen judío de toda Palestina, o tal vez esta fiesta tenía un significado especial para él por haber ocurrido el derramamiento del Espíritu santo en ese día.6 En cualquier caso, dadas las raíces hebreas de San Pablo era muy natural que desease estar en Jerusalén para celebrar esa fiesta tan importante no sólo para el pueblo judío sino también para la cristiandad. Sin embargo, en ningún caso podemos deducir que Pablo estaba cumpliendo la Torá pues eso sería ser inconsecuente con todas sus enseñanzas. Veamos a continuación como Pablo dirigiéndose a los Gálatas, y en Hechos de los apóstoles, cómo los dirigentes de la iglesia cristiana primitiva de Jerusalén resuelven el tema de los judíos cristianos, que trataban que los gentiles convertidos al cristianismo cumplieran la ley de Moisés.

Gálatas 2:11-21

“11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. 12 Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. 13 Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. 14 Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? 15 Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, 16 sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.”

Hechos 15:5; 10; 24-29

“5 Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.

10 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? 11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.

 

24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, 25 nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, 26 hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. 27 Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. 28 Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: 29 que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.”

Si después de todo lo que sabemos nuestra conciencia nos dice que debemos guardar las fiestas que Dios mandó al pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, hagámoslo así, como dice Pablo, pero no porque sea un mandamiento del Señor, pues no lo es. Los cristianos no tenemos que obedecer más que al evangelio de nuestro Señor Jesús (Gálatas 1:6-9).

Romanos 14: 5, 6

“5 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. 6 El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.”

¿Qué significa “todos” (RV, 1960) o [“todo el mundo” (BJ, 1998), o “toda carne” (NC, 1971)]?

La palabra “todo” en la Biblia casi siempre tiene un valor relativo. En pocos casos es un valor absoluto. Por ejemplo, cuando Pablo dice “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13); o cuando Jesús afirma “Y todo lo que pidieres al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. (14) Si algo pidieres en mi nombre, yo lo haré.”  (Juan 14:13, 14). Este “todo” se circunscribe y se limita a todo lo que Dios quiera. Luego ese “todo” no es absoluto como tampoco lo es “todo el mundo” o “toda carne”. ¿Han adorado a Dios los incrédulos en cualquier época de la historia de nuestro mundo? El versículo de Isaías 66:23, “vendrán todos a adorar”, se refiere, por tanto, a “todos” los que formaron el restablecido pueblo judío después del cautiverio. “Todos” aquellos que profesan creer en la Palabra de Dios, y obedecen la Torá a la que estaba sujeto el pueblo judío en el Antiguo Pacto. Se refiere exclusivamente al pueblo judío pues solo ellos tenían la obligación de adorar a Dios en los días de reposo y en las lunas nuevas.” (Ezequiel 46:3).

5. Conclusión

El reposo del sábado fue la señal del antiguo pacto (Éxodo 31:13-17), y un recordatorio de la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto (Deut. 5:15).

El Nuevo Pacto sustituyó al Antiguo y éste ya no está vigente (Hebreos 8:13). En el Nuevo Pacto, Cristo establece la Santa cena como señal y memoria de su muerte expiatoria por los pecadores y de su segunda venida en gloria.

Por tanto, el creyente cristiano no contempla a la ley que le condena sino a Cristo que le salva mediante “la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” (Romanos 8: 2).

Cuando aceptamos a Jesús como nuestro salvador, Dios nos hace nacer de nuevo e implanta en nuestra mente, corazón y conciencia sus leyes (Hebreos 8:10).

Los creyentes en Cristo, pues, somos salvos por la fe y no por las obras de la ley (Romanos 3:28; Gálatas 2:16; 3:11-14). “Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Romanos 7:5,6; Véase además 2ª Corintios 3:2-18).

Como hemos podido comprobar en el cuerpo de este estudio, la mención luna nueva y sábado de Isaías 66:23 corresponden perfectamente a la dispensación del Antiguo Testamento, pues se trata de las fiestas ceremoniales que celebraba el pueblo de Israel, y que eran de obligado cumplimento en la Torá, como el mismo Pablo nos dice en Colosenses 2: 16: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo.”. Esas fiestas eran sombra de la realidad futura que se cumpliría en Cristo. Se proyectaban hacia el futuro hasta que vino Cristo. Él es nuestra esperanza de gloria (Colosenses 1:27). Nuestra esperanza está puesta en Él como único medio para conseguir la vida eterna que nos prometió (Tito 1:2). “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como Él es puro.” (1ª Juan 3:3).

Los cristianos no estamos bajo las sombras del AT que apuntaban a Cristo, puesto que Él es “sumo sacerdote de los bienes venideros” (Hebreos 9:11, 12). Nuestra salvación está asegurada por nuestra fe en su sacrificio vicario. Sin embargo, es cierto que todavía no tenemos todos los bienes venideros “porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. (1ª Corintios 15:53).

Hebreos 9:11, 12

“11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.”

Tito 2:11-14

 “(11) Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación de todos los hombres, (12) enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, (13) aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y salvador Jesucristo, (14) quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.

Con la ayuda de Dios, espero haberle contestado adecuadamente a sus preguntas, no obstante, si desea hacer alguna aclaración o comentario a este estudio o a cualquier otro, puede dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico:

carlosortsgmail.com

Carlos Aracil Orts.

www.amistadencristo.com

1 Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, pág. 448. Publicaciones Interamericanas, 1984

2 Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 2, pág. 163-164. Publicaciones Interamericanas, 1984

3 Comentario bíblico Adventista Séptimo día. Tomo 3, pág. 93. Publicaciones Interamericanas, 1984

4 Biblia de Jerusalén, 1998; comentario V.18 de Isaías 66.

5 Comentario Bíblico Adventista tomo 6, págs. 362-363.

6 Comentario Bíblico Adventista tomo 6, págs. 385.

Respuesta de Moshé Mena:

Hola amigo Carlos Orts:

Sobre el tema de Isaías 66:23, como ya cumplido históricamente, más no proféticamente en su plenitud puede ser cotejado con otro pasaje del profeta Isaías. Por ejemplo, está documentado en los Escritos Apostólicos que un shabbat Yeshúa leyó la haftará (porción de los profetas, según el servicio judío), esto es lo que se nos testifica:

«Vino a Nazaret,  donde se había criado;  y en shabbat entró en la sinagoga,  conforme a su costumbre,  y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías;  y habiendo abierto el libro,  halló el lugar donde estaba escrito: Espíritu de YHWH está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable de YHWH. Y enrollando el libro,  lo dio al ministro,  y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles:  Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.» (Lc 4:16-21)

Como puedes apreciar, históricamente estas palabras fueron reveladas por el profeta Isaías, a quién YHWH había ungido, recuerde que la palabra ungido o Cristo es un título que tanto los sacerdotes, profetas y reyes de Israel tenían, podemos decir que primeramente estas palabras son aplicadas al profeta que YHWH ungió para transmitirlas, este es Isaías, pero estas palabras tienen un alcance profético, y vemos que Yeshúa atribuye en sí tales declaraciones como el cumplimiento de esas palabras. Ahora bien, no vayamos a cometer el error de ignorar el contexto de la profecía, porque efectivamente Yeshúa dijo que esas palabras se cumplían en él, no es necesario mostrarlo porque sin duda eres un estudiante de las Escrituras y sabes que el ministerio de Yeshúa fue exactamente lo dicho anteriormente por el profeta, evangelizar, mostrar el Evangelio, las buenas nuevas. Pero si miramos la profecía de Isaías, vemos que tuvo cumplimiento la primera parte de la profecía ¿qué sucede con la segunda parte de esa porción? has una comparación de lo que dice el resto del capítulo de Isaías 61 y lo dicho por el profeta Ezequiel en el capítulo 37, versos del 21 al 28, ahí la profecía habla de cosas similares, habla de pacto eterno o perpetuo (Is 61:, Ez 37:26), habla de habitar la tierra (Is 31:7, Ez 37:25) y habla también que las naciones sabrán que YHWH santifica a Israel o reconocimiento de las naciones (Is 61:9, Ez 37:28), habla de otras cosas similares, que en el contexto profético tienen que cumplirse, ahora bien, nota que Yeshúa cerró el rollo del profeta Isaías cuando leyó los primeros versículos, por eso debemos preguntar ¿y qué con las siguientes profecías que siguen al mismo contexto? si analizas bien Isaías 61, verás que habla como estando en la cautividad, habla de cautivos, quebrantados, presos, habla de promesas de gloria a los afligidos de Jerusalén, cuando Yeshúa vino ¿Israel estaba en cautividad o en su tierra? en su tierra, ¿había que reedificar Templo? no, ya estaba en píe el Templo ¿como pues se cumplió esa profecía en Yeshúa, aquí no vas a aplicar un contexto histórico? ¿verdad que no es fácil interpretar las profecías? la profecía habla de una proclamación de «buenas nuevas» de evangelización en un contexto de exilio, eso es lo que el profeta hizo, anunciar las promesas de evangelización y Yeshúa fue el evangelizador que manifestó esa promesa, pero, pero, faltan promesas de gloria para los afligidos de Jerusalén que Yeshúa no pudo habler cumplido en su primera venida. El profeta Isaías por ejemplo habla de «Reedificarán las ruinas antiguas,  y levantarán los asolamientos primeros,  y restaurarán las ciudades arruinadas,  los escombros de muchas generaciones» ¿Como va a cumplirse esto si no había ruinas en Jerusalén en los días de Yeshúa? no hay que equivocarse, para que esta profecía tenga que cumplirse tiene que haber ruinas que «reedificar» y prescisamente, como ya irás deduciendo, Yeshúa profetizó la destrucción del Templo y sin duda también la caída de Jerusalén, es después de Yeshúa que ahora puede cumplirse esta profecía, no antes, porque si fue antes, antes llegó el Mesías, pero no, el Mesías llegó y ahora en su regreso se cumplirá el resto del relato, es como si la profecía estuviera desactivada, pero cuando ya hay que reedificar, la profecía se reactiva para poder ser cumplida. Vemos pues que, en un mismo contexto, la Escritura tuvo alcance profético en Yeshúa pero aun está pendiente el resto de esa porción. Isaías 66:23 no es la excepción, el contexto previo no puede dejar dudas, Yeshúa dijo hablando de la Ley (incluido los profetas) que no pasaría el cielo ni la tierra sin que se cumpla lo dicho ahí, entonces, los cielos nuevos y tierra nueva no han sido implementados en los días del regreso de la cautividad babilónica.

Yo quiero invitarle a que sea usted honesto, si usted mira sin prejuicio el verso anterior de Is 66:23 y el verso posterior verá que el verso anterior habla de la promesa a los hijos de Israel de una permanencia de nuestra descendencia, que ni aun con los cielos nuevos y tierra nueva que hará YHWH será invalidado, porque recordarás que YHWH había dicho por boca del profeta Jeremías: «Así ha dicho YHWH, que da el sol para luz del día,  las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar,  y braman sus ondas; JYHWH de los ejércitos es su nombre:  Si faltaren estas leyes delante de mí,  dice YHWH, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente.» (Jer 31:35-36) Por eso en Is 66:22 YHWH dice que ni aun en los NUEVOS cielos que Él hará, tampoco invalidará la permanencia de nuestra descendencia y nombre. También el verso posterior a Is 66:23, habla de los días posteros, habla de cadaveres que saldrán para condenación, está hablando de la resurrección de los justos y los impíos, de hecho, en esta misma porción del profeta en en Is 66:16 está escrito: «Porque YHWH juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos de YHWH serán multiplicados» como podrás darte cuenta, la conexión entre el verso 16 y 24 no puede ser casualidad, tiene un contexto profético de los últimos tiempos. Entonces, para concluir, no podemos aislar un texto, porque será un pretexto para no considerar el shabbat como normativo en los días venideros, quizás como no cuadra con nuestra teología lo omitimos, pero yo le garantizo que habrá un día en que todos deberán subir a adorar al Rey YHWH en Jerusalén, el todos es para todos, porque quienes no quieran se atendrán a las consecuiencias. Esta profecía no pudo tener su cumplimiento pleno antes del Mesías, porque ¿has oído alguna vez que haya sucedido que: «Y si la familia de Egipto no subiere y no viniere,  sobre ellos no habrá lluvia;  vendrá la plaga con que YHWH herirá las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los tabernáculos. Esta será la pena del pecado de Egipto, y del pecado de todas las naciones que no subieren para celebrar la fiesta de los tabernáculos» ? No, nunca se ha oído hablar de algo semejante, entonces, que no haya duda que el Dios que habló estas palabras por boca de su profetá lo cumplirá. ¿qué mejor que ir prácticando la fiesta de los tarbernáculos, no crees? estas cosas, con razón decía Pablo, son todavía sombras PROFÉTICAS de lo que vendrá, siendo el Mesías el cuerpo, el que hace cumplirlo completamente. Yeshúa cumplió todas las profecías como Mesías sufriente, pero como Mesías Rey, NO TODAS las profecías han sido cumplidas, esa es la necesidad de su regreso, del establecimiendo definitivo y completo del Reino de Dios, el que causara que estas sombras que apuntan al futuro se cumplan, es el Mesías.

Shalom para ti y para mi.
.David .M .Mena

RESPUESTA DE CARLOS ARACIL ORTS (UN EX-SABATISTA) A DAVID MOSHÉ MENA (UN SABATISTA) SOBRE ISAÍAS 58:13,14 Y 66:23

cartas121 de octubre de 2009 

Estimado David:

En primer lugar, muchas gracias por haber leído mi estudio, titulado ¿Según Isaías 58: 13, 14 y 66:23 será el sábado día de adoración en la Tierra nueva?, y, también, por su comentario y la pregunta que me formula, con relación al texto de Isaías 66:23:

“Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová.” (Isaías 66:23. BRV, 1960).

Su pregunta es la siguiente:

“…Considerando los dos párrafos posteriores en su comentario después de esta cita. ¿El contexto de la profecía de Isaías es anterior al «nuevo pacto»? es decir, según vuestra opinión, asumiendo que estamos en el nuevo pacto, esta cita de Isaías debe estar cumplida, porque si no está cumplida esta profecía, usted tendrá que reconocer que habrá un tiempo, según el contexto propio de la revelación del profeta Isaías en que se subirá (una gran cantidad de creyentes) al monte Sion a adorar a YHWH de luna nueva en luna nueva y de shabbat (sábado) en shabbat, sea que esta profecía está dentro o posterior al nuevo pacto.”

Mi respuesta:

Para entender mejor el contexto de Isaías 66:23, es bueno que ubiquemos el tiempo en que vivió Isaías, fundamentalmente, desde el inicio de su ministerio hasta su final y muerte.

¿Cuándo vivió Isaías y, por tanto, pudo escribir el libro que lleva su nombre?

La Biblia de Jerusalén de 1998 (Pág.1080) ubica su nacimiento hacia el año 765 a. C. (mediados, pues, del siglo VIII antes de Cristo), y el inicio de su ministerio profético hacia el año 740 a. C. (año aproximado de la muerte del rey Uzías). Su ministerio duró unos 40 años según esa misma fuente, y según el Comentario Bíblico Adventista, tomo 4, pág. 125, se extendió durante unos 54-60 años, hasta la muerte del rey Ezequías, y el inicio del reinado de Manasés en el año 686 a. C. (2ª Reyes 21:16). Durante este tiempo Isaías y el pueblo de Israel tuvieron que sufrir los asedios de Asiria.

Situación política y espiritual del pueblo de Israel en tiempos de Isaías y posteriores a él.

Necesitamos saber, además, que poco después del reinado del rey David (1011 a.C –971 a.C)1, las doce tribus de Israel se dividieron, separándose diez tribus que formaron lo que se denominaría el reino del norte, y estableciéndose a unos cincuenta kilómetros de Jerusalén donde edificaron su capital, Samaria. El reino del sur, conocido como el reino de Judá, quedó formado por las otras dos tribus restantes, teniendo a Jerusalén como capital. Debido a la tremenda apostasía en que cayó el reino del norte, Dios permitió, en el año 722 a. C.2, que un ejército asirio conquistara Samaria y se llevara cautivas a las diez tribus. Al quedar despoblada esta zona, e intentar repoblarla, el emperador asirio, con gente de otras naciones y no conseguirlo plenamente, se vio obligado a solicitar a algunos israelitas cautivos que regresaran a su tierra. Esta mezcla de gentes de diversa nacionalidad y religión dio lugar al pueblo que en tiempos de Jesús era conocido como los samaritanos.

La Biblia de Jerusalén de 1998 (Pág.1080), proporciona la fecha, prácticamente coincidente con el CBA, del año 721 a.C, para la caída de Samaria bajo el poder de los asirios. Nos relata, además, que, en Judá, Ezequías sucedió a Ajaz y buscó el apoyo de Egipto para enfrentarse a Asiria. En el 705 a. C, Ezequías se rebeló contra Asiria, y el rey asirio Senaquerib azotó Palestina en el 701 a. C. El rey de Judá quiso defender a Jerusalén de la invasión asiria, para ello contó con el apoyo de Isaías, que le prometió la ayuda de Dios. Esto se cumplió pues esta vez lograron impedir que les invadiera el rey asirio.

Sin embargo, más tarde, de forma parecida a la destrucción que sufrió Israel del norte, le ocurrió al reino de Israel del Sur, Judá. Pues cuando la apostasía de ellos se hizo insoportable, Dios, permitió que los babilonios, dirigidos por Nabucodonosor, en el año 606/605 a. C.3, conquistaran Jerusalén y se llevara cautivo al reino de Judá. Jerusalén sería destruida casi totalmente, unos años más tarde, hacia el 586 a.C. En el 605 a.C. empezó el famoso exilio del pueblo de Judá a Babilonia. Dios había amonestado repetida y sucesivamente de lo que les iba ocurrir si seguían adorando los ídolos y apostatando de Él. Incluso Dios, por medio del profeta Jeremías, les predijo, no sólo la fecha exacta de cuando serían derrotados y llevados cautivos por Nabucodonosor, sino también la duración de su cautiverio, que sería de 70 años, contados a partir del 605 a. C. (Jeremías 25:11-12).

Jeremías 25:11-12

“11 Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años. 12 Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre.”

El decreto que realiza la voluntad de Dios de que su pueblo fuese liberado de la cautividad babilónica, después de esos 70 años de exilio,  y fuera posible su regreso a su tierra, fue dado, en cumplimiento de la citada profecía de Jeremías 25:11-12, por Ciro rey de Persia. Esto queda claro y fielmente registrado en el capítulo uno del libro de  Esdras. Aunque se recomienda leer todo el libro, aquí transcribiremos sólo unos pocos versículos.

Esdras 1:1-4
 
“1 En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo: 2 Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. 3 Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén. 4 Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén.”

Setenta años después del inicio del exilio del pueblo de Israel a Babilonia, nos llevan al 536 a. C. (605 a. C – 70 años de cautiverio = año 536 a. C. ). Aquí se considera el cómputo inclusivo que tiene en cuenta ambas fechas, según la costumbre de la época. Aunque, este decreto hace posible el fin del exilio del pueblo de Judá, lógicamente, la reconstrucción de Jerusalén es un proceso que va durar bastantes años y que está todavía en el futuro. Por eso Dios, en su infinita sabiduría y misericordia, responde, a la fervorosa y magnifica oración registrada en Daniel 9:3-22, que recomiendo encarecidamente sea leída, informando a Daniel el tiempo exacto cuando se hará posible la reconstrucción de Jerusalén.

Este dato del año 536 a. C., es prácticamente coincidente con el que establece la web: http://es.wikipedia.org/wiki/Artajerjes_I.

“…La reconstrucción de la comunidad judía en Jerusalén había comenzado bajo Ciro el Grande quien había permitido a los judíos cautivos en Babilonia regresar a Jerusalén y reconstruir el Templo de Salomón. Una serie de judíos había, en consecuencia, regresado a Jerusalén en el año 537 a. C.”

Puesto que estos eventos relacionados con Ciro ocurrieron bastantes años después de cuando supuestamente murió Isaías en el 686 a.C., Algunos exegetas han deducido que hubo un segundo Isaías que continuó su libro a partir del capítulo 40 de su libro. Esta opinión es sustentada también por La Biblia de Jerusalén de 1998 (Pág.1080.). Veamos como el marco histórico presentado por Isaías es posterior a su muerte, puesto que Ciro, ni el cautiverio babilónico habían existido todavía. 

Isaías 44:28

“28 que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado.

Encargo de Dios para Ciro
 
Isaías 45
 
“1 Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán: 2 Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; 3 y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre. 4 Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me conociste. 5 Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste,”

No obstante, también es lícito interpretar que los capítulos del 40 en adelante son fruto de la videncia profética del futuro que Dios da a sus profetas.

Las profecías son un gran tesoro para todo el que confía en la Santa Biblia como Palabra de Dios. El apóstol San Pedro nos estimula a que confiemos en las profecías cuando declara: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;”  (2ª Pedro 1:19). Aunque esto abarca a todas las Sagradas Escrituras, es especialmente cierto para las profecías, puesto que éstas siempre anticipan acontecimientos. Porque Dios nunca dejó a su pueblo sin profecía: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.” (Amós 3:7). Él mismo nos dice:  Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, (10) que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; (Isaías 46:10).

Por tanto, queda aclarado el contexto en el que Isaías pone en boca de Dios la siguiente declaración ya citada al inicio de este estudio:

“Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová.” (Isaías 66:23. BRV, 1960).

¿El contexto de la profecía de Isaías es anterior al Nuevo Pacto y se cumple totalmente en tiempos del Antiguo Pacto?

Por el contexto citado arriba comprobamos que el pueblo de Israel atravesaba por cruciales momentos en los que parecía que su desmembración iba a hacerlos desaparecer como pueblo elegido por Dios para acoger su Palabra y al Mesías venidero. De las doce tribus apenas quedaba Judá, pues el reino del norte, Samaria, que ocupaban las diez tribus, se había prácticamente dispersado, y amalgamado con el paganismo. La tribu de Judá y de Benjamín, recientemente habían sido liberadas de su cautiverio babilónico, y muchos optaron por quedarse en Babilonia, pues seguramente era más cómodo para ellos, después de 70 años de cautiverio.

Ahora se entiende mejor la solemne promesa que Dios les hace de que  “permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre” para siempre. Dios con su promesa les garantiza que sobrevivirán y que no dejarán de ser su pueblo jamás, y que volverán a poder seguir adorando a Dios, cada sábado y luna nueva, como requiere la Torah. Debemos de tener en cuenta, que el pueblo en cautividad no lo pudo hacer, y tampoco lo haría a su regreso de la cautividad. Tuvieron que pasar todavía muchos años hasta que pudieran reanudar su adoración semanal y mensual, pues era necesario, en primer lugar reconstruir Jerusalén y luego edificar el templo. Obsérvese, que lo que Dios les promete es que volverían a poder adorarle, como antes del cautiverio hacían, no cambiando la ley del Antiguo Pacto, que estaría vigente hasta la muerte de Cristo. Veamos lo que la ley exigía:

Números 10:10

“10 Y en el día de vuestra alegría, y en vuestras solemnidades, y en los principios de vuestros meses, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos, y sobre los sacrificios de paz, y os serán por memoria delante de vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios.”

Números 28:11-14

“11 Al comienzo de vuestros meses ofreceréis en holocausto a Jehová dos becerros de la vacada, un carnero, y siete corderos de un año sin defecto; 12 y tres décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda con cada becerro; y dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda con cada carnero; 13 y una décima de flor de harina amasada con aceite, en ofrenda que se ofrecerá con cada cordero; holocausto de olor grato, ofrenda encendida a Jehová. 14 Y sus libaciones de vino, medio hin con cada becerro, y la tercera parte de un hin con cada carnero, y la cuarta parte de un hin con cada cordero. Este es el holocausto de cada mes por todos los meses del año.”

Ezequiel 46:1-3

“1 Así ha dicho Jehová el Señor: La puerta del atrio interior que mira al oriente estará cerrada los seis días de trabajo, y el día de reposo se abrirá; se abrirá también el día de la luna nueva. 2 Y el príncipe entrará por el camino del portal de la puerta exterior, y estará en pie junto al umbral de la puerta mientras los sacerdotes ofrezcan su holocausto y sus ofrendas de paz, y adorará junto a la entrada de la puerta; después saldrá; pero no se cerrará la puerta hasta la tarde. 3 Asimismo adorará el pueblo de la tierra delante de Jehová, a la entrada de la puerta, en los días de reposo y en las lunas nuevas.”

También, es bueno leer el texto clave objeto de este estudio en otra versión de la Biblia que quizá puedan arrojar luz adicional, por ejemplo, la Biblia de Jerusalén, 1998:

Isaías 66:22, 23  (Biblia de Jerusalén, 1998)

“22 Porque así como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago permanecen en mí presencia –oráculo de Yahvé-, así permanecerá vuestra raza y vuestro nombre. 23 Así pues, de luna en luna nueva y de sábado en sábado, vendrá todo el mundo a prosternarse ante mí -dice Yahvé.”
 
Como podemos comprobar, la mención luna nueva y sábado corresponden perfectamente a la dispensación del Antiguo Testamento, pues se trata de las fiestas ceremoniales que celebraba el pueblo de Israel, que estaban en la Torah, como el mismo Pablo nos dice en Colosenses 2: 16: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo.”

El cumplimiento de la promesa de Dios de que los israelitas irían adorarle “de luna en luna nueva y de sábado en sábado”, se cumple totalmente en el pueblo de Israel, durante el Antiguo Pacto, como resultado, de la liberación de Ciro y posteriormente con la realizada por el decreto de Artajerjes I en el año 457 a. C. (Véase Esdras 7:11-14 y Daniel 9:25-27). Queda claro, pues que no se trata de la Jerusalén celestial (Apoc. 21), sino de la terrenal, o sea, sólo para el pueblo judío del Antiguo Pacto.

Esdras 7:11-14

“11 Esta es la copia de la carta que dio el rey Artajerjes al sacerdote Esdras, escriba versado en los mandamientos de Jehová y en sus estatutos a Israel: 12 Artajerjes rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba erudito en la ley del Dios del cielo: Paz. 13 Por mí es dada orden que todo aquel en mi reino, del pueblo de Israel y de sus sacerdotes y levitas, que quiera ir contigo a Jerusalén, vaya. 14 Porque de parte del rey y de sus siete consejeros eres enviado a visitar a Judea y a Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios que está en tu mano;

Conclusión

El reposo del sábado fue la señal del antiguo pacto (Éxodo 31:13-17), y un recordatorio de la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto (Deut. 5:15).

El Nuevo Pacto sustituyó al Antiguo y éste ya no está vigente (Hebreos 8:13). En el Nuevo Pacto, Cristo establece la Santa cena como señal y memoria de su muerte expiatoria por los pecadores y de su segunda venida en gloria.

Por tanto, el creyente cristiano no contempla a la ley que le condena sino a Cristo que le salva mediante “la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” (Romanos 8: 2).

Cuando aceptamos a Jesús como nuestro salvador, Dios nos hace nacer de nuevo e implanta en nuestra mente, corazón y conciencia sus leyes (Hebreos 8:10).

Los creyentes en Cristo, pues, somos salvos por la fe y no por las obras de la ley (Romanos 3:28; Gálatas 2:16; 3:11-14). “Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Romanos 7:5,6; Véase además 2ª Corintios 3:2-18).

Estimado hermano, espero haber respondido adecuadamente a lo que me preguntaba, no obstante, quedo a su disposición.

Si no tiene inconveniente, próximamente publicaré este estudio en la web www.amistadencristo.com.

Bendiciones.

Carlos Aracil Orts.

www.amistadencristo.com

ARGUMENTOS DE QUIENES DICEN QUE EL SÁBADO DEBE AÚN GUARDARSE

TabletasDiezMandamientosDelDios01Por Ismael Gómez

 LA CLAVE PARA IGNORAR LA VERDAD, ESTÁ EN EVITAR CONOCERLA  Andrés Menjívar

Un pequeño bosquejo de fácil comprensión del por qué los hijos de Dios guardan el sábado, séptimo día de la semana.  © 1999. Con excepción de las fuentes citadas, el contenido es propiedad del autor. Las citas bíblicas han sido tomadas de la Reina Valera Versión Antigua. 

ALGUNAS RAZONES PARA GUARDAR EL SÁBADO

¿Por qué se guarda el sábado, séptimo día de la semana como día de reposo? ¿Por qué los pocos que lo guardan no desisten de su empeño y en su lugar guardan el domingo, primer día de la semana? ¿Por qué una minoría insignificante de personas hacen lo contrario a lo que dos mil millones de cristianos hacen alrededor del mundo? ¿Por qué esa minoría no hace uso de razón y acepta que el cristianismo debe guardar el domingo en vez del sábado?

A decir verdad, empeñarse en guardar el sábado en vez del domingo más parece obstinación que uso de razón normal; carece de sentido.  Sí, esto y mucho más se dice frecuentemente al abordar el tópico del día de reposo. Sonoramente se dice que el sábado fue el día de reposo para los judíos, y que el día de reposo para los cristianos es el domingo. Incluso alguna que otra voz se levanta de vez en cuando declarando bajo maldición a quienes guardan el sábado, a los cuales con desdén se les llama “sabáticos”.

Toneladas de papel y tinta se gastan en la impresión de literatura que aclara y justifica la razón (o razones) por la cual los cristianos guardan el domingo. Es más, los registros históricos, partiendo del siglo segundo de nuestra era, claramente indican que el domingo ha sido el día de guardar. Los Padres de la Iglesia dan por cierto que el domingo es el día de guardar, etc.

 Ahora bien, si como se declara en repetidas ocasiones, en el sentido de que el sábado no es para los cristianos, entonces resulta innecesario declarar que el domingo es el día de reposo cristiano, después de todo, como se dice arriba, dos mil millones de cristianos lo guardan alrededor del mundo; enfatizarles el domingo carece de razón sencillamente porque está claro que ese es el día de guardar. Con todo, detrás del énfasis que se hace para validar el domingo, y detrás de todas esas declaraciones que lo afirman, posiblemente se esconde una realidad que el sentido común del cual estamos dotados impide evadir, impide disimular, es decir: que el sábado en el Nuevo Testamento está vigente, y que por mucho empeño que se tome por deshacerlo por medio de argumentos, siempre los intentos resultan infructuosos. Dios constantemente habla a la conciencia de los cristianos declarando la firme vigencia del día de reposo que él estableció desde la Creación.

¿Por qué si el domingo es el día de reposo para los cristianos, existe empeño en demostrar que eso es así? ¿Por qué si miles de millones lo observan persiste el empeño de hablar en contra del sábado? Porque si el domingo está claramente expuesto en el Nuevo Testamento como día de reposo, entonces no debiera haber empeño en hacerle tanta propaganda, después de todo, el sentido común claramente diría que no existe otro día de guardar; y aunque existan personas que no comparten esa idea, ellos constituyen una cantidad enteramente mínima, a los cuales tampoco debiera prestárselas alguna atención. Sin embargo, las posibilidades señalan hacia otra realidad. Perece que los ataques al sábado y a sus guardadores siempre resulta insatisfactorio e incompleto; es más, pareciera que esos ataques no son elaborados y dirigidos a los guardadores del sábado, sino a sostener una posición en la cual los cristianos claramente anuncian lo que han decidido creer.

 Así, pues, no siendo secreto que el domingo como día de reposo es observado por una grandísima mayoría, se presentan en las páginas siguientes algunas consideraciones a través de las cuales pueden verse las razones que impiden soslayar la observancia del Sábado. Se invita al amable lector a leer con reparos, y a meditar respecto a lo que en las páginas siguientes leerá. Lea y no se exaspere, lea y examine, sólo de ese modo podrá conocer si en verdad el sábado fue anulado o si está en vigencia para los hijos de Dios.

 Primera razón

“Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado…” (Mateo 24:20). En cierta ocasión los discípulos comentaban maravillados acerca de la belleza de Jerusalén. Para ellos, como para todo israelita, Jerusalén era la ciudad que Dios les había dado. Les era motivo de orgullo. Con todo y que los apóstoles esperaban recibir la aprobación del Señor, lo que oyeron fue totalmente diferente, fue lo que ellos no esperaban. Él les dijo:

“no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada” (Mateo 24:2).

De acuerdo a las palabras de nuestro Señor, cuarenta años después de su resurrección, el sábado continuaba teniendo vigencia entre su pueblo. Sin lugar a dudas la sorpresa fue tal que inmediatamente comenzaron a preguntarle acerca del significado de sus palabras y de su cumplimiento, ante eso el Señor empezó a declararles con amplia información lo que al tiempo señalado sobrevendría a la ciudad. Con esa información, los discípulos quedaron informados acerca de la destrucción que unas décadas más adelante tendría cumplimiento. Todo mundo ha leído en más de una oportunidad (Mateo capítulo 24). Todo mundo concuerda en que la destrucción de Jerusalén ocurrió en el año 70 de nuestra era, pero indudablemente nadie repara en el significado del (versículo 20); a éste vamos a comentarlo a continuación. Quienes viven en países en donde el invierno es verdaderamente helado, conocen muy bien el significado de las palabras que el Señor les está diciendo a sus discípulos:

“Rogad que vuestra huida no sea en invierno…”.

 Las temperaturas de los inviernos en los países tropicales no tienen ningún parecido con las bajas temperaturas que se alcanzan durante esa época del año en los lugares donde en invierno cae nieve. Uno puede sacar en conclusión que si en nuestro tiempo actual, a pesar de que las facilidades para protegerse en contra del frío son abundantes, aun así lo helado no deja de despertar bastante incomodidad; ¿cómo no habrá sido hace dos mil años, cuando la protección contra el frío era enteramente escasa?Sólo conociendo lo que es el frío invernal es que uno puede entender adecuadamente por qué el Señor les recomienda orar a Dios para que ellos no tuvieran que huir a buscar refugio en esa época del año. En ese mismo texto, el Señor también les dice:

“Orad, pues, que vuestra huida no sea…en sábado”.

 El Maestro recomienda a sus seguidores orar a Dios pidiéndole misericordia par no tener que salir huyendo en sábado porque ese día es de guardar, porque ese día es para honrar a Dios en obediencia a su voluntad. Se recomienda al lector poner toda la atención posible a lo siguiente: Cuando el Señor les dice eso a sus discípulos, era el año treinta de nuestra era, a él le faltaban pocos días para morir. El cumplimiento de sus palabras fue en el año setenta, o sean cuarenta años más tarde. Eso claramente indica que según nuestro Salvador, cuarenta años después de su muerte el sábado continuaba en plena vigencia. Si con su resurrección Cristo iba a anular el sábado ¿para qué necesitaban los discípulos orar a Dios para no tener que huir en sábado? Si el argumento popular estuviera en lo correcto al declarar que con su resurrección Cristo dio por terminada la observancia del sábado, entonces hay que hacerse la siguiente pregunta: ¿Por qué, él mismo les recomienda orar a Dios para no salir huyendo en ese día? La situación es clara y evita pensar en que el Señor anuló el sábado, y lo es porque para él, aun después de su resurrección, el sábado continuaba teniendo vigencia entre su pueblo. ¿Entendió usted el punto? La creencia popular es amplia en afirmar que el domingo se guarda porque en ese día fue que Cristo resucitó,  pero…¿Acaso semejante declaración no contradice a las palabras del Salvador del mundo? Porque el hecho de que los cristianos estén definidos a guardar el domingo de ninguna manera significa que el Señor los apoye.

 Afirmar que los discípulos observaron el domingo en vez del sábado carece de fundamento porque de acuerdo al Señor ellos continuaron guardándolo sin interrupción. Es un desafío a las palabras del Señor argumentar que la “resurrección dominical” dio por terminada la observancia del sábado, sencillamente porque de acuerdo a las palabras de nuestro Señor, su resurrección no cambió en nada la santificación del sábado. El que los cristianos hayan decidido quitar la santidad del sábado para atribuirla al domingo en nada altera la voluntad del Crucificado, ¿o sí?

 Segunda razón

“Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado… (Mateo 28:20). Al leer este texto fácilmente se entiende que los apóstoles obedecieron a las palabras del Divino Maestro. Él les mandó a predicar lo que él les había enseñado. ¿Podría caber la posibilidad de que ellos hayan predicado algo que él no les enseñó? El primer pensamiento que salta a la mente es: NO. Todo lector de los evangelios da por cierto que la misión de ellos fue obedecer la gran comisión. Seguramente, a nadie se le ocurriría pensar o creer que los apóstoles predicaron cosas que el Señor nunca les mandó. Ellos nunca enseñaron algo que el Maestro no les enseñó; todos damos por seguro que eso fue así.

Bueno, si eso es así, entonces se debe formular la siguiente pregunta: ¿Les enseñó el Maestro la anulación del sábado? ¿Les enseñó el Maestro que cuando resucitara, el sábado iba a perder su valor? ¿Les enseñó que su resurrección marcaría el comienzo de un nuevo día de adoración? No, el Señor nunca les enseñó semejante cosa.

 ¿En qué parte del Nuevo Testamento se encuentra que los apóstoles enseñaron la anulación del sábado? o, ¿En qué parte

del Nuevo Testamento se encuentra a alguno de los apóstoles estableciendo el primer día de la semana en sustitución del sábado? Porque si se dice que los apóstoles guardaron el primer día de la semana en obediencia al Señor, debe haber al menos un texto en donde el Maestro les haya dado esa orden. Y debe haber al menos otro en donde ellos establecieron el domingo. Lo cierto es que nada de eso se encuentra. Por no encontrarse ni la menor seña de eso es que el autor del libro “¿Por qué guardamos el Domingo” afirma que el cambio del sábado por el domingo se hizo “automáticamente”  (¿-?).

 Si ha de entenderse que los apóstoles predicaron lo que el Maestro les enseñó, de hecho ha de entenderse que ellos no predicaron la anulación del sábado. Consecuentemente, afanarse por buscar pistas donde el Señor o sus apóstoles anularon la observancia del sábado es infructuoso.

La anulación del sábado no debe buscarse dentro del Nuevo Testamento, sino en la historia eclesiástica. Quien lee el Nuevo Testamento fácilmente encuentra al Señor hablando acerca del sábado como estando en plena validez tanto antes de su muerte como después de su muerte, prueba de ello es (Mateo 24:20) que ya hemos comentado.

 Usualmente, para validar el domingo como día de reposo cristiano se citan unos versículos en el Nuevo Testamento que lo mencionan, con todo, esa mención nunca está encaminada ni siquiera a sugerirlo como sustitución del día al cual el Salvador les recomendó pedir a Dios no tuvieran que salir huyendo. El sábado fue el día de reposo para los apóstoles aunque actualmente se les atribuya haberlo sustituido por el domingo.

Si el hecho de ser mencionado varias veces el primer día de la semana en el Nuevo Testamento, se constituyera en la base cristiana para declararlo como el día en que los apóstoles reposaron, entonces habría que aceptar que los apóstoles también guardaron las fiestas mosaicas, prueba de ello son los versículos siguientes: (Hechos 2): del 1 en adelante. En ese texto claramente se ve a los discípulos reunidos orando, y cuando vino la fiesta judía de Pentecostés les fue derramado el Espíritu Santo.  (Hechos 18:20). Pablo consideraba necesario estar en Jerusalén para la fiesta de pentecostés. (Hechos 20:16). Pablo se apresuraba por hacer el día de pentecostés, si fuera posible, en Jerusalén. Otros versículos pueden mirarse en el Nuevo Testamento.

 Ahora bien, ¿El hecho de ser mencionada estas fiesta mosaica significa que los apóstoles la celebraron? Seguramente la respuesta popular inmediatamente concluirá que no. Pues lo mismo sucede con el primer día de la semana, porque el hecho de ser mencionado varias veces de ninguna manera significa que los apóstoles lo hayan tenido como su día de reposo, que es precisamente los que se les atribuye.

 Tercera razón

El sábado fue hecho por causa del hombre, no por causa del judío. “También les dijo: El Sábado por causa del hombre es hecho; no el hombre por causa del sábado. Así que el Hijo del hombre es Señor aun del sábado” (Marcos 2:27-28).

 En estos dos versículos se encuentran algunos aspectos que merecen consideración:

Primero. El Señor dice que el sábado fue hecho por causa del hombre. Obsérvese que él no dice que el sábado fue hecho por causa de los judíos, sino del hombre. Eso significa que la observancia del sábado no es exclusiva para los israelitas sino para todos los hombres. El sábado continuará teniendo validez mientras existan hombres sobre la tierra. Curiosamente, uno también puede ver que la mujer fue hecha por causa del hombre, pero seguramente nadie piensa que ella fue hecha por causa de los judíos.  El sábado fue hecho porque Dios sabe que el reposo después de un período semanal de trabajo, es necesario.

 Segundo. El Señor se declara Señor incluso del sábado, dando a entender que así como es el Señor de todo lo creado, también lo es del sábado. En (Apocalipsis 1:10), Juan menciona “el día del Señor”. Este día del Señor no es uno literal de veinticuatro horas, sino un tiempo indefinido en el cual el apóstol fue traspuesto para recibir por medio de un ángel el conocimiento de cosas que en lo futuro iban a acontecer. Con todo, algunas veces se declara que ése es un día de veinticuatro horas, todo, para validar el domingo en lugar del sábado. Si hubiera de entenderse que Juan habla de un día semanal, y hubiera de entenderse que los apóstoles predicaron lo que el Maestro les enseñó, entonces la razón hace entender que Juan no estaba haciendo mención del domingo, sino del sábado, puesto que ése es en verdad el día del Señor.  Si Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por siempre (Hebreos13:8), entonces su señorío sobre el sábado está vigente.

 

Cuarta razón

“La observancia del domingo por parte de los protestantes, es un homenaje que rinden, contradiciéndose a sí mismos, a la autoridad de la Iglesia Católica” Plain Talk About Protestantism [Conversación Clara sobre el Protestantismo, por el Padre Segur, página 213]. (Tomado del libro “El Día Casi Olvidado, página 106).

 Si ha de entenderse que los apóstoles predicaron lo que el Maestro les enseñó, de hecho ha de entenderse que ellos no predicaron la anulación del sábado.

 Es notorio que a nivel de Teólogos de renombre, la observancia del sábado está en plena vigencia, en cambio, la teología popular tesoneramente defiende lo inexistente, es decir, defiende la vigencia del domingo, atribuyendo a nuestro Señor ser su autor. Posiblemente no exista historiador religioso que desconozca que la observancia del domingo por parte de los cristianos es producto de la plena autoridad de la Iglesia Católica. Aceptar esta irrefutable verdad resulta intolerable para el protestantismo, con todo, la verdad continúa invariable.

 “La Iglesia Católica, por mil años antes de la existencia de un protestante, por virtud de su divina misión, cambió el día de sábado al domingo” [Catholic Mirror (El Espejo Católico), Septiembre de 1893]. (Tomado del libro “El Día Casi Olvidado”, página 107).

“b) La mayor parte de los protestantes guardan el día domingo como día del Señor, sin embargo, en ninguna parte de la Biblia se dice que el domingo sea el día de guardar. Al contrario, en muchas partes de la Biblia se dice que el día de guardar es el sábado. Nosotros los católicos guardamos el día domingo como día del Señor porque los dirigentes que Cristo puso en su Iglesia (el Papa y los Obispos) han dispuesto que para los cristianos el día del Señor sea el domingo, porque Jesús resucitó en domingo” (Tomado del libro “Una Respuesta a los Protestantes, página 18. Diócesis de San Vicente, El Salvador, C. A. 1982).

 Sí, no importa cuánto se diga, no importa cuánto afán se tome en la búsqueda de argumentos “bíblicos” para validar el domingo, los hechos claramente señalan al sábado como estando en plena vigencia dentro de la Palabra de Dios. La Iglesia declara que el cambio lo hizo ella. Declara que su autoridad sobre los evangélicos está plenamente demostrada en la anulación del sábado, lo cual los evangélicos justifican buscando argumentos en el Nuevo Testamento.

 Quinta razón.

“Y a los hijos de los extranjeros que se llegaren a Jehová para ministrarle, y que amaren el nombre de Jehová para ser sus siervos: a todos los que guardaren el sábado de profanarlo, y abrazaren mi pacto. Yo los llevaré al monte de mi santidad, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa, casa de oración será llamada de todos los pueblos…” (Isaías 56: 6-7).

 Popularmente y con sobrada razón, gran número de teólogos Neotestamentarios (del Nuevo Testamento), llaman a Isaías: el “profeta evangélico”; las razones para darle ese calificativo son bastante conocidas puesto que Isaías es el único profeta del Antiguo Testamento que más abundantemente habla acerca de nuestro Señor Jesucristo, de sus padecimientos mientras estuvo sobre la tierra, y de su reino venidero.

Aparte de él no existe otro profeta que describa vívidamente los sufrimientos del Mesías. Aparte de él no hay otro que describa cómo será el reino de Cristo sobre la tierra. Aparte de él no hay otro profeta que mencione exactamente cómo es que a Dios le agrada que su pueblo guarde el sábado (Véase Isaías 58:13).

 De igual manera, no existe otro profeta que hable tan claramente acerca de cómo los hombres de todas las razas, de todos los tiempos y de todos los lugares, están involucrados por nuestro Señor en la observancia del sábado. Sabido es que durante el tiempo en que Israel era el pueblo exclusivo de Dios, la entrada al templo estaba totalmente prohibida a cualquier persona, los únicos que entraban eran los israelitas; pero las cosas no iban a permanecer en ese estado eternamente, el tiempo vendría en que todo cambiaría totalmente para beneficio de la humanidad entera, eso comenzó a hacerse realidad cuando nuestro Salvador vino a la tierra a morir por todos los humanos. El contenido de los dos versículos arriba citados forma parte de una profecía que está por venir. Es una profecía a través de la cual Dios involucra a los hombres de todo el mundo.

Si se observa atentamente el versículo 6, se nota que el beneplácito divino sobre aquellos que gozarán en el monte de su santidad y que serán recreados en la casa de oración, enfáticamente señala a aquellos que guardan el sábado y que obedecen al pacto de Dios, no sobre quienes guardan el domingo.

 Quienes conocen las Escrituras saben que el sábado es parte del pacto divino, con todo, Dios habla del sábado como poniéndolo por separado debido a la importancia que para él tiene el que sus hijos lo guarden.  El tiempo viene en el cual el templo será construido, mas no será exclusivo para los israelitas sino para todos los pueblos.  Al templo tendrán acceso quienes obedecen a la observancia del sábado.

 El pacto del cual Isaías hace mención, es el mismo al cual se refiere Jeremías 31:31-32, él cual fue sellado por nuestro Señor Jesucristo, cuyas leyes no serían nunca más escritas en dos tablas de piedra sino en el corazón de los redimidos.  AMÉN.

 

Andrés Menjívar

menjivaa@cadvision.com

ALGUNOS LIBROS SOBRE EL ADVENTISMO Y EL SÁBADO

biblioteca

Fuente: http://www.geocities.com/alfil2_1999/secciondelibros.html

Títulos

CUARENTA PREGUNTAS PARA LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA ACERCA DEL SÁBADO DE ISRAEL

 40.El contendor por la fe

Fuente:http://www.geocities.com/alfil2_1999/sabado.html
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¿Por qué guardan ustedes un solo sábado? El séptimo año y también el año de jubileo eran sábados. (Levítico 25:1-22). ¿Por qué guardan uno y dejan de guardar los otros?

¿Por qué basan tanto de su religión en el día del sábado, cuando sabemos que el Señor enseñó que tanto la ley como los profetas se basan en el amor y no en guardar la ley? Comp. Mateo 22:34-40 con Romanos 13:8-10).

¿Cómo es que encienden fuego en el séptimo día, a pesar de que esto estaba prohibido en la ley levítica? (Éxodo 35:3). Al hacerlo, ustedes quebrantan la ley del sábado.

Dígannos cuándo y dónde mandó el Señor Jesús, o alguno de sus apóstoles, u otro escritor de la Biblia, que algún gentil guardase los Diez Mandamientos. Bastarán sólo el capítulo y el versículo.

¿Pueden darnos un pasaje bíblico donde se mande a los gentiles a observar el sábado según la ley? Otra vez, simplemente dennos el capítulo y el versículo.

Dicen que el sábado se guardaba antes de darse la ley a Moisés. La ley de la circuncisión también fue dada a Moisés. (Génesis 17:10). Entonces, ¿por qué no practican la circuncisión, siendo que éste es uno de los mandamientos claros de de la ley? De nuevo preguntamos: ¿Por qué uno sí y el otro no?

El apóstol Pablo escribe en Gálatas 3:19 que la ley fue dada a causa de las rebeliones. Ustedes enseñan que la parte de la ley que se refiere al mandamiento de guardar el sábado fue dada al hombre inmediatamente después de su creación, pero las Escrituras dicen que fue después de la caída. ¿No ven que la teoría adventista de que la ley fue dada en dos entregas no concuerda con los hechos?

¿Por qué será que, en los mandamientos dados a nuestros primeros padres en el Edén, y en los que fueron dados a los patriarcas Noé, Abraham, y otros no se hace ni una sola referencia al deber de guardar el sábado? ¿Por qué no se menciona la palabra sábado sino cuando habían pasado más de dos mil años desde la creación del hombre? Si las teorías adventistas fueran ciertas, ¿no se había de hacer referencia al deber de guardar el sábado muchas veces antes del capítulo 16 de Éxodo?

¿Dónde dicen las Escrituras que se haya dado mandamiento alguno de guardar el séptimo día antes de que el pueblo de Israel fuese redimido de la esclavitud en Egipto? Habrá que citar capítulo y versículo en cada caso, sin hacer referencia a Génesis 2:1-3, pues allí no hay mandamiento.

Si el mandamiento fue dado a Adán en el día de la creación, ¿cómo es que se equivocó de fecha? Adán fue creado el sexto día; el séptimo día al cual se hace referencia en el Génesis fue el segundo de su existencia. Si Adán tuvo que trabajar seis días y luego descansar en el séptimo, ya estaría equivocado por cinco días en su cálculo. El sábado suyo no sería el séptimo día porque habría trabajado un solo día. «El sábado de Adán fue un sábado del segundo día».

¿No han leído  Nehemías 9:12-14, donde dice claramente que el sábado fue dado al pueblo de Israel en el Monte Sinaí? Viendo que el sábado fue dado solamente a Israel, ¿por qué insisten en obligar a otros a guardarlo?

¿Por qué ponen ustedes a los gentiles bajo el sábado, cuando a ellos nunca les fue dado? La ley dice: «Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel». (Éxodo 31: 16, 17). No hace mención de los gentiles. Léanse también Ezequiel  20:10-12.

La ley dice: «El día séptimo os será santo, día de reposo para Jehová; cualquiera que en él hiciere trabajo alguno morirá». (Éxodo 35:2; 31:14). Si la primera parte de la cita es obligatoria para los cristianos, debe serlo también la segunda parte. ¿Por qué no cumplir la ley que manda matar a los que trabajan en el día sábado?

¿Por qué comen lo que ha sido preparado con un fuego encendido en día sábado? ¿No saben que así infringen la ley sobre la cual basan su salvación eterna? (Éxodo 35:1-3, 16:23-30).

¿Por qué no cumplen con la ley ofreciendo sacrificios cada sábado? Es parte esencial de la ley del sábado, según Números 28:9, 10, pero ustedes no respetan la ordenanza.

Si los mandamientos o la ley quiere decir los Diez Mandamientos, y nada más, ¿por qué respondió el Señor Jesús acerca de la ley citando dos mandamientos que no se encuentran entre los diez? En Mateo 22:35-40, Él citó uno del libro de Levítico y otro en Deuteronomio. ¿Acaso empleaba el engaño? Si el adventismo está en lo correcto, entonces sólo una u otra de estas cosas es verdad.

El apóstol  Pablo describe la ley como un ministerio de muerte en letras grabadas en piedra. (2 Corintios 3:1-18; Éxodo 20:1-17; 31:18; 32:15, 16; 34:1-28). Nos dice que había de perecer. (2 Corintios 3:7-11). ¿Puede el adventismo decirnos quién la hizo volver?

En Gálatas 3:19, leemos que la ley fue puesta  hasta que viniese la simiente, dejando así claro que la ley no sería perpetua, sino que serviría por un tiempo definido. La Simiente, Cristo, ha venido y nos ha redimido de la ley. (Gálatas 3:13). De manera que, según las Escrituras, ha terminado el período para el cual nos fue dada la ley. Somos libres de ella.  (Nótense también Romanos 7:1-6). ¿Aceptan los dichos de la Palabra de Dios en este sentido?

Si los cristianos están obligados a guardar el sábado, ¿por qué no fue incluido esto en la importantísima carta enviada a las iglesias por el concilio de apóstoles y ancianos que se celebró en Jerusalén para considerar la cuestión de si los gentiles deberían guardar la ley? (Hechos 15:1-29).

Si los cristianos deben guardar el sábado, ¿cómo se explica que el Señor Jesús no hizo mención del tema, al enumerar los mandamientos al mancebo de Mateo 19:16-22? Y, ¿cómo es que el apóstol Pablo, escribiendo bajo la inspiración del Espíritu Santo, no trata en ninguna parte de sus varias epístolas la supuesta importancia de guardar el sábado?

En los capítulos 2 y tres de Apocalipsis se encuentran siete cartas de la gran Cabeza de las iglesias, dirigidas a siete iglesias locales. Son los últimos mensajes directos a las  iglesias sobre la tierra. Si fuese verdad lo que enseña el adventismo, ¿no les habrían recordado su deber de guardar el sábado?

Ustedes dicen que el domingo entró con Constantino en el siglo IV. ¿Cómo explican entonces que los «padres» de la Iglesia, que escribieron durante los primeros tres siglos después de Cristo, hablan del primer día de la semana para las reuniones de los creyentes?

¿Por qué porfían en que uno de los papas cambió el día de descanso del séptimo día al primero? Hay plena prueba histórica de que los cristianos observaban el primer día durante los siglos antes de que hubiese papa alguno.

Si debemos guardar el séptimo día, ¿cómo es que los apóstoles y los cristianos primitivos celebraban sus reuniones de mayor importancia, como la cena del Señor, el primer día en vez del séptimo?

¿Y cómo saben que de veras guardan el séptimo día? ¿Pueden estar seguros de que no ha habido errores en los cálculos dsde el día en que Dios descansó? Hay que tener en cuenta los cambios efectuados en el calendario en el año 46 A. C., cuando se convino en que el año tuviera sólo 345 días, para corregir los errores que se habían acumulado. Se debe pensar también en la ley del año 1751, hecha «para corregir el calendario», y que ordenó quitar 11 días del mes de septiembre. Con estas y otras modificaciones, ¿están ustedes seguros de que saben contar los días desde la creación?
¿Han leído Colosenses 2:14-17 acerca del acta de los decretos o la cédula de los ritos (el mandamiento de guardar el sábado es uno de ellos) que ha sido raída, quitada de en medio, y clavada en la cruz?

En los versículos 16 y 17 del mismo capítulo, vemos que ciertas cosas exigidas bajo la ley de Moisés, entre ellas la observancia del sábado, no son más que una sombra de lo por venir: El cuerpo espiritual de Cristo. Guardar el sábado es asir una sombra.

¿Han leído en Romanos 14:5, 6 que unos hacen diferencia entre día y día, pero otros juzgan iguales todos los días? Se agrega: «Cada uno esté asegurado en su propio ánimo». ¿Por qué no insiste el apóstol en que los que juzgaban iguales todos los días debían estimar el séptimo como superior a los demás días para santificarlo?

El tema principal del adventismo es guardar la ley, especialmente la ley del sábado. Ahora, en el Nuevo Testamento encontramos que cincuenta veces se hace mención de predicar el evangelio, diecisiete veces de predicar la Palabra, veintitrés veces de predicar a Cristo, y ocho veces de predicar el reino. Ni una sola vez se habla de predicar la ley o el sábado. ¿Cómo lo explican?

En el Nuevo Testamento se encuentra la palabra sábado unas sesenta veces. [El escrito se basa en la traducción Reina-Valera de 1909, que se emplea corrientemente en las congregaciones adventistas]. Ustedes admiten que en todos los casos menos uno se hace referencia al día sábado. Sin embargo, en este solo caso, Colosenses 2:16, donde la palabra es la misma en los textos en griego, quieren hacernos entender que tiene otro sentido. ¿Por qué? ¿No será  que los versículos 2:16, 17 echan por tierra sus argumentos en cuanto a que los cristianos deben guardar la ley?

¿Saben ustedes que en Gálatas 3:32-25 se dice que la ley fue nuestro ayo [mentor] para llevarnos a Cristo, pero que, venida la fe, ya no estamos bajo ayo? Por tanto, ya no estamos bajo la ley.

Hay una advertencia en el Nuevo Testamento contra el pecado mencionado en cada uno de los diez mandamientos, menos el cuarto. En cambio, no se hace mención en todo el Nuevo Testamento del deber de guardar el sábado. Fíjense, por favor, en las citas de las Sagradas Escrituras que presentamos a continuación, citando en cada caso el capítulo del Éxodo con su pasaje correspondiente en el Nuevo Testamento: 20:3 No tener dioses ajenos; Hechos 14:15. 20:4, 5. No hacerse imágenes; 1 Juan 5:21. 20:7 No  tomar el nombre de Dios en vano; Santiago 5:12. 20:8 Guardar el sábado; ¡No hay! 20:12 Honrar a los padres; Efesios 6:1, 2. 20:13 No matar; Romanos 13:9. 20:14 No adulterar; Romanos 13:9; 1 Corintios 6:9. codiciar; Efesios 5:3. Ahora, si es pecado no guardar el sábado de los judíos, ¿cómo es posible que no se advierta de ello en todo el Nuevo Testamento, especialmente cuando figuran en el Nuevo Testamento los otros mandamientos de la lista de diez?

El sábado es parte de la ley; por lo tanto, ponerse bajo el sábado es ponerse bajo la ley. Pero Gálatas 3:10 dice que todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición. ¿Cómo puede uno desearse tanto la maldición de Dios?

Dice Gálatas 5:4 que «vacíos son de Cristo» los que vuelven a ponerse bajo la ley después de ser salvos por gracia, y que ellos «han caído de la gracia».
Se nos enseña en Romanos 7:4 que el creyente en Cristo está muerto a la ley, pero la teoría adventista representa a sus creyentes como del todo vivos a la ley. He ahí una grave contradicción con la Palabra de Dios. 

Los diez mandamientos «en letras grabadas en piedra» son un ministerio de muerte, según 2 Corintios 3:7. Este ministerio de muerte había de perecer, 3:11. Pero, ¿no es cierto que los señores del adventismo, al citar los mandamientos, casi siempre dejan fuera estas palabras de introducción? Este texto demuestra que los mandamientos fueron dados solamente a Israel (por mucho que nos manifiestan a nosotros la santidad de Dios), y dejan entrever que la teoría adventista está errada.

¿Han notado que los diez mandamientos comienzan con Yo soy Jehová tu Dios que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre? De nuevo estamos frente a una manifestación de que se trata de ordenanzas dadas específicamente a Israel.

Los diez mandamientos se repìten en Deuteronomio capítulo 5, y allí se encuentran las siguientes palabras: Acuérdate que fuisteis siervo en Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá …; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo, 5:15. De nuevo vemos claramente que la ordenanza del sábado fue dada a un pueblo que había salido de Egipto. Esto no cuadra con la teoría adventista.

Los adscritos al adventismo enseñan que hay dos leyes: (i) los diez mandamientos, que ellos llaman la ley de Dios, y (ii) la ley ceremonial, que ellos llaman la ley de Moisés. ¿Pueden darnos, por favor, un solo capítulo y un versículo (en el Antiguo Testamento o en el Nuevo) donde se hace la distinción?

Vamos ahora a Nehemías 8:1-3, 8:14, y 9:3. Al hablar del único libro que se leía, aquellos pasajes lo llaman (i) la ley de Moisés, (ii) la ley de Dios, (iii) el libro de la ley, y (iv) la ley de Jehová su Dios. Se intercambian las palabras indiferentemente por tratarse  de un solo libro, una sola ley.

EL REPOSO DE DIOS

descanso¿Guardar el sábado significa entrar en el reposo de Dios?

Jack Gent

Tomado de The Archives
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¿Se ha preguntado Ud. alguna vez cómo es que el sábado era una sombra de la realidad que habría de reemplazarlo, y que esa realidad era Cristo? Sé que tenía que ser así porque las Escrituras son muy claras sobre este punto. Sin embargo, a causa de la manera en que fui criado, me era difícil verlo.

Col. 2:16 — Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida o en cuanto a días de fiesta, luna nueva, o días de reposo. Estas son sombras de las cosas que habrían de venir; la realidad, sin embargo, se encuentra en Cristo.
No se podrían pronunciar palabras más claras, pero veamos si las Escrituras nos muestran cómo es esto.

Gén. 2:2,3 — Para el séptimo día, Dios había concluido la obra que había estado haciendo; así que en el séptimo día reposó de toda su obra. Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra de la creación que había hecho.

¿Ve Ud. la diferencia entre la descripción del séptimo día y la descripción de los seis días anteriores? Después de cada uno de los seis días de la creación hay siempre esta afirmación que pone fin a cada uno de ellos: «Y fue la tarde y la mañana el cuarto cuarto,» por ejemplo. Esta afirmación fue omitida después de la descripción del séptimo día. Al séptimo día no se le asignó un punto de terminación. En el séptimo día, después de los seis días de la creación concluida, Dios reposó.

Adán y Eva entraron al reposo de Dios, en el cual habrían de disfrutar de una relación personal con su Creador, una relación que no terminaría nunca. El supremo amor a su Creador y el amor del uno por el otro era su mayor deleite. Se les dio un mandamiento — no comer del árbol del conocimiento del bien y el mal. El castigo por quebrantar este mandamiento era la muerte. Si honraban este mandamiento, este reposar en la presencia de Dios continuaría por la eternidad.
 
Luego vino el pecado por comer del fruto prohibido en violación de esta orden directa de Dios. Esto produjo la separación entre ellos y Dios, como el pecado siempre lo hace. El reposo de Dios terminó para ellos y fueron expulsados del jardín.

Dios tiene sólo una manera de traer al hombre de vuelta al reposo de Dios, y es a través de Cristo. Si el sábado fuera una sombra del reposo de Dios en Cristo, el hombre no podría ser introducido a este reposo sin el derramamiento de la sangre del cordero pascual, que apuntaba al grande y sacrificial Cordero de Dios. En consecuencia,  el cordero fue muerto –la sangre de la Pascua es rociada –el Señor saca a su pueblo redimido –(puesto aparte y separado de losegipcios entre los cuales vivía) se cantó el cántico de redención (Éx. 15:1-18) –se dio el maná del cielo –(que representaba a Cristo).

Ver Juan 6:58 — «Éste [Él mismo]es el pan que bajó del cielo. Vuestros padres comieron maná y murieron, pero el que come de este pan vivirá para siempre.» Fue entonces, y sólo entonces, cuando el sábado se estableció expresamente.

«Esto es lo que el Señor ha dicho, ‘Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová.’ (Véase Éx. 16:22-30).

Como sombra del reposo en Cristo, dos cosas son absolutamente esenciales:

(1) Que sea dado consecutivo a la redención y por esa misma razón.

(2) Que sea dado solamente a aquéllos así redimidos, como marca o señal de su redención.

Éx. 19:4 — Vosotros [los israelitas] vísteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os traje a mí.

Aquí se habla de que ellos fueron redimidos de una vida de esclavitud en Egipto, para convertirse en una nación especial para Dios sobre todas las naciones. Fue a este pueblo redimido, y a él solamente, a quien se le dio la orden, «acuérdate de santificar el día sábado.»

Deut. 5:15 — Acuérdate que fuiste esclavo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido, por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo.

¿Podría haber lenguaje más claro que éste? Que la sangre vertida por el cordero pascual los había separado de su servidumbre en Egipto y los había traído a Dios por tipo. Esta era la base para esta afirmación de Dios — «Por lo tanto el Señor tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo.»

Por supuesto, tenemos prueba absoluta de que esta orden fue dada solamente a los israelitas en el tiempo de su permanencia en Sinaí, a partir de este texto:

Deut. 5:2-3 — El Señor nuestro Dios hizo pacto con nosotros en Horeb [Sinaí]. No con nuestros padres hizo el Señor este pacto, sino con nosotros todos los que estamos aquí hoy vivos.

Luego, desde los versículos 6-21, Moisés les lee los Diez Mandamientos. Nuevamente, esto es tan claro que cualquiera que dispute esto debe, por necesidad, continuar su disputa con el Señor. Si Dios hubiese anunciado, y les hubiese dado, su sábado a todos los hombres, esta maravillosa conexión con una redención plena no tendría ningún significado.

Neh. 9:9-14 — Y miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y oíste el clamor de ellos en el Mar Rojo, e hiciste señales y maravillas contra Faraón, contra todos sus siervos y contra todo el pueblo de su tierra …

Con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde habían de ir. [El los está redimiendo de su esclavitud en Egipto.]

Y les anunciaste tu santo sábado, y les diste mandamientos, decretos, y leyes por mano de tu siervo Moisés.

¡Cuán impresionante es este tipo! El verdadero «reposo de Dios» sólo puede ser conocido por aquéllos que han obtenido la redención a través de Su sangre, y el perdón de sus pecados. Estrictamente hablando, el sábado era una señal entre Dios y sus redimidos hijos de Israel.

Eze. 20:12 — Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.

Es fundamental que veamos que a ellos no se les ordenó que guardaran el sábado para ser santificados. Era una señal de que Él, por la muerte del cordero, los había santificado, es decir, los había separado de los egipcios para Sí mismo; y ellos habían de guardarlo como señal de que ellos habían sido separados para Dios. Es imposible decir que este reposo sabático fue dado a todo el mundo, y luego decir aquí, en muchos lugares, que era una señal de que ellos habrían de ser santificados del mundo para Dios. Esto produciría afirmaciones contradictorias. No se les ordenó obedecer para que fueran redimidos, sino porque habían sido redimidos.

Nótese cuán fiel a la sombra es la realidad, el tipo al antitipo. En el antitipo, nadie tiene esta señal sobre él: paz con Dios. Nadie entra en Su reposo, sino sólo los que creen, sólo los que se acercan a Dios a través de la redención que es en Cristo.

Cualquiera que intente mejorar su oportunidad de obtener la salvación obedeciendo la ley, perfeccionando su carácter, o por medio de algún otro digno proyecto, lo hace bajo la maldición de Dios.

Gál. 3:10 — Todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición.

Gál. 4:4 — Cuando tratáis de justificaros por medio de la ley, vuestra relación con Cristo queda por completo cortada.

En todas las religiones del hombre, él nunca puede entrar al reposo por sus obras. Cesar de las obras es la única base posible para entrar en el reposo. Dios cesó de sus obras en la creación y entró en aquel reposo, habiendo concluído todo. ¿Cuánto contribuyeron Adán y Eva a esta obra creadora que condujo a este reposo? Nada, por supuesto, y ninguna participación era posible o necesaria.

¿Y no concluyó Cristo su obra de redención? ¿Y no le ha levantado Dios de entre lols muertos? «El cual, habiendo expiado por sí mismo nuestros pecados, se ha sentado a la diestra de Dios.» Todo el cielo está de acuerdo en que la obra de redención está concluida. El Redentor se ha sentado, y Dios le ha coronado de gloria y honor. El cielo entero exclama: «¡Digno es el Cordero!»

Considérese el problema de cualquiera que, en presencia de esto, diga: «¡No! Esa redención concluida no es suficiente. Ella sola nunca puede darme la paz con Dios. Debo añadir mis buenas obras, mi justicia, mi perfección de carácter, etc.» ¿Nos da Dios una lección con la sombra (sábado) para informarnos de cómo Él mira nuestros esfuerzos para suplir Su obra perfecta — a la cual apuntaba la sombra?

¿Recuerda Ud. al hombre que fue sorprendido recogiendo leña en sábado — poco después de haber iniciado el peregrinaje en el desierto? (Núm. 15:32). Se preguntó qué se debía hacer con él. El Señor dijo: «Irremisiblemente muera aquel hombre.»

Los hombres pueden presuntuosamente negar el testimonio del Espíritu Santo en favor de la obra concluida por Cristo. Pueden pensar que es cosa liviana quebrantar ese sábado, ese reposo, sólo recogiendo unos pocos pedazos podridos de sus propias obras.

Piense en esto. Si la sombra fue protegida por una sentencia de muerte, ¿cuáles serán las consecuencias para el alma que se atreva a pecar contra el Espíritu Santo menospreciando la gran salvación, el sábado eterno del reposo en Cristo?

Ahora, ¿no hay algo muy peculiar en la prohibición de llevar a cabo toda suerte de trabajo en sábado? Aquí la paga de las obras es muerte; no sólo es muerte la paga del pecado, sino que, si las obras se ejecutan — sí, si se ejecutan cualesquiera obras para salvación, para el reposo, para la paz — la paga de tales obras será la muerte eterna. ¿Puede algo ser más malvado, más cruel, para nuestras propias almas, que confiar en algún otro evangelio de las obras para salvación, negando así el evangelio de la gracia de Dios? ¿Puede algo ser más insultante, más desagradable a Dios, por cualquier clase de obras, que negar el sábado del reposo de Dios en Cristo? ¡Cuán impresionante, entonces, es Cristo con el sábado en todo aspecto!

Así como la sombra del sábado no admitiría ninguna carga y ningunas obras, así también Cristo — la sustancia — el reposo de Dios — es necesario que permanezca solo.

Mat. 11: 28-30 — Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Este es «el corazón del evangelio.» Este es Jesús ofreciendo reemplazar el yugo de la ley de ellos, que representaba la justicia de ellos, por Su perfecta justicia, si sólo creyeran en Él.

Deut. 6:24, 25 –El Señor nos mandó obedecer todos estos decretos [el pacto sinaítico] y temer al Señor nuestro Dios, para que prosperemos siempre y conservemos la vida, como hasta hoy.

Y si somos cuidadosos en obedecer toda esta ley delante del Señor nuestro Dios, como él nos lo ha mandado, ésa será nuestra justicia.

La justicia de ellos se había basado en su observancia de la ley — una tarea imposible — una tarea que nadie sino Cristo pudo jamás cumplir. No creyendo que él era quien aseguraba ser, rehusaron aceptar esta maravillosa oferta. Estoy seguro de que la consideraron demasiado fácil y simple para que fuera real. Pablo dice de estos mismos israelitas:
 
Rom. 10:3,4 — Porque ignorando la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios.

Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.

La justicia que viene de Dios a consecuencia de la resurrección de Cristo es un don gratuiito a todo aquél que cree en Él. Cualquiera que trate de aumentar esta justicia para salvación, ya sea por la obediencia a la ley, la observancia del sábado, o cualquier otra causa digna, a la vista de Dios es tan culpable como el hombre que recogía leña en la época de la sombra. (Sábado).

Reconsideremos que este reposo, que se exigía en relación con el sábado, era un reposo físico y era extremadamente estricto aún en relación con actos de menor importancia (como el recoger unos pocos palos de leña). Llevar cualquier clase de carga física estaba prohibido:

Jer. 17:21,22 –Esto es lo que dice el Señor: Guardaos por vuestra vida de llevar carga en el día de reposo y de meterla por las puertas de Jerusalén. No saquéis carga de vuestras casas en el día de reposo, ni hagáis trabajo alguno…

En presencia de estas órdenes de no llevar carga alguna en sábado, es notable la acción de Jesús al sanar al que había estado inválido por 38 años. (Juan 5:1-18). Lo de este hombre era una dolencia crónica que había durado largo tiempo, no una situación de urgencia. Jesús pudo haberle dicho: «Levántate,» y el hombre habría sido sanado. Pero, para enseñar una lección, también le dijo: «Toma tu lecho y anda.» Jesús le pidió a este hombre que deliberadamente quebrantara la ley. Jesús no estaba demostrando la manera correcta de guardar la ley, sino que estaba mostrando que la ley estaba en proceso de llegar a su fin, y que Él tenía la autoridad para hacer que esto ocurriera.

Juan 5:18 — Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre..

Ésta era una acusación que él nunca negó. En otro episodio de sanamiento, el de un hombre que había sido ciego desde su nacimiento, Jesús podría haberle restaurado la vista con una sola palabra, pero nótese cómo lo hizo:

Juan 9:6 — …escupió en el suelo, hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo:»Vé a lavarte en el estanque de Siloé.»

Esta tampoco era una situación de urgencia, y se hizo en sábado, incluyendo trabajo, tanto de parte de Jesús, que hizo lodo con la saliva, como de parte del hombre, que tenía que viajar al estanque de Siloé para lavarse del lodo.
 
Nuevamente, ésta no era una lección para demostrar la correcta observancia del sábado, como lo exigía la ley, sino para mostrarles que la sombra (el sábado) estaba siendo reemplazada por la realidad (Cristo), al cual la sombra apuntaba. Este reemplazo de la sombra por la sustancia se completó en la cruz.

Col. 2:13-17 — Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra naturaleza pecaminosa, Dios os dio vida juntamente con Cristo. El nos perdonó todos nuestros pecados, habiendo cancelado el código escrito [Pacto Sinaítico] con sus regulaciones, que nos era contrario y se nos oponía; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz. Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; la realidad, sin embargo, es Cristo.

Esto debería resolver el asunto para siempre. Cuando se trata de abolir las creencias que nos son queridas, aún la Palabra de Dios a veces parece no ser suficiente — para nuestra eterna vergüenza. Note otra vez:

Rom. 14: 5 — Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.

¿Puede Ud. visualizar a Pablo predicando y usando este texto en el funeral del hombre de Núm. 15:32-36, que había sido muerto por recoger unos pocos palos de leña en sábado? No debería sernos difícil ver que ha tenido lugar un cambio drástico en las reglas que gobernaban la conducta durante la dispensación de la sombra, el sábado semanal con su descanso físico, en comparación con el reposo continuado, el reposo espiritual de Dios, la obra que Cristo completó en la cruz para nuestra salvación.

La santificación del séptimo día era la expresión del reposo de Dios en una creación completada, y era el tipo del reposo de Dios en una redención completada.

Ahora, considere esto. ¿Qué papel jugó el hombre en la creación? Exactamente el mismo que podría jugar en la redención. En el caso de Israel, la redención era la obra de Dios mismo. El enviar pan del cielo era la obra de Dios mismo; y como recipiente de la gracia de Dios, el sábado se le dio a Israel entonces. De ninguna otra manera puede Ud. entrar al reposo de Dios en Cristo, sino como deudor de la ilimitada gracia de Dios, que no perdonó a su propio Hijo unigénito.

En el libro de Hebreos tenemos importante información relativa al reposo sabático en la dispensación del Nuevo Pacto:

Heb. 3:7-15 — Hoy, si escucháis su voz, no endurezcáis vuestros corazones como lo hicísteis en la rebelión, durante el tiempo de prueba en el desierto, donde vuestros padres me probaron y vieron mis obras por 40 años.

A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, y dije: «Siempre andan vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos.» Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.

De acuerdo con estas palabras del Espíritu Santo, estos israelitas incrédulos, durante su peregrinaje en el desierto, jamás entrarían en el reposo de Dios a causa de su rebelión y su incredulidad. La Biblia no puede estar hablando aquí del reposo sabático semanal exigido por la sombra al entrar en ella fielmente cada día de sábado. Este es el Espíritu Santo hablándonos a nosotros, que vivimos en la dispensación del Nuevo Pacto. Este pasaje no puede estar hablando a aquéllos de épocas pasadas porque sólo en la cruz de Cristo alcanzaron su cumplimiento la ley y sus reglamentos, incluyendo el sábado.

Aquí se nos exhorta a entrar en el reposo de Dios, que es como era el reposo en el que Adán y Eva entraron después de la creación, un reposo espiritual cada día. Es «ese reposo» el que nos da la paz con Dios en el conocimiento de que nuestra redención por medio de Cristo se completó en la cruz. Hemos de exhortarnos los unos a los otros diariamente, entre tanto que se dice Hoy, de manera que ninguno de nosotros sea endurecido por el engaño del pecado.

Heb. 4:1-11 — Por lo tanto, puesto que la promesa de entrar en su reposo todavía permanece, tengamos cuidado no sea que alguno de nosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos [los judíos que oyeron el evangelio de la boca de Jesús]; pero no les aprovechó el oir la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. [Rehusaron aceptar a Cristo como el Mesías]. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: «Por tanto, juré en mi ira: ‘No entrarán en mi reposo.'»

De la misma manera que los israelitas que habían sido redimidos de la esclavitud en Egipto, y sus descendientes, tenían derecho al reposo físico del sábado semanal, así también el reposo espiritual (el reposo de Dios) está limitado a todos los que creen en Cristo y han lavado sus pecados en la sangre de Cristo en la cruz. Han sido redimidos y apartados del mundo, y han entrado en el reposo de Dios. Este reposo es la paz con Dios en la certeza de la vida eterna por medio de Cristo.

Heb. 4 (Cont.) — Aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: «Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día.» Y otra vez aquí: «No entrarán en mi reposo.» Falta que algunos entren en él, y aquéllos a quienes se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia.

Éstos tienen que ser aquellos judíos incrédulos del tiempo de Cristo porque el evangelio fue primero presentado por Jesús en aquel tiempo. Estaban guardando «el reposo» de la Sombra en cada día de sábado, pero no entraron al reposo de Dios, tal como es presentado en el nuevo pacto, a causa de su incredulidad. Con toda seguridad, Dios se está refiriendo a aquéllos en el tiempo presente que, mezclando buenas obras, obediencia a la ley, observancia del sábado, etc. en un esfuerzo para asegurar su salvación, caen en esta misma clasificación y no pueden entrar en este reposo.

Me gusta mucho la siguiente afirmación, pero no puedo recordar la fuente. — La religión falsa dice: «La buena conducta resulta en la salvación,» mientras la religión verdadera dice: «La salvación resulta en buena conducta.»
Heb. 4 (Cont.) — Otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo antes: «Hoy.»

Por lo tanto, Dios de nuevo establece un cierto día. ¿Qué día había establecido anteriormente? Sólo podría ser el sábado. ¿A qué día se refiere cuando dice: «Dios otra vez determina un día»? De acuerdo con el texto que mencionamos más arriba, sólo puede ser Hoy. Esta era una oportunidad perfecta para que Dios especificara si otro día había sido solemnizado para convertirse en un día sábado diferente. Él no hizo esto porque el sábado original era una sombra de Cristo, y cuando Él reemplazó el sábado en la cruz, ese día había servido su propósito, y ahora toda nuestra atención debe volverse hacia Cristo, en vez de hacia cualquier día en particular.

Se deja que la iglesia decida y elija el día en que nos reunirnos para adorar a Dios de manera regular, pero esta decisión, aunque le agrade al Señor, no convierte a este día en un día santo. Toda la santidad de ese día fue transferida a Cristo, y ninguna parte de esa santidad ha de ser compartida con otro día. El día que Él escogió es Hoy y cada día, entretanto que se llame Hoy.

Heb. 4:8 y sig. — Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus propias obras, como Dios reposó de las suyas.

¿No está resultando tan claro como el cristal que el reposo sabático bajo el nuevo pacto no puede referirse al reposo asociado con la sombra? En la cruz, Cristo pagó un precio más que suficiente por nuestra salvación. Nada más se necesita, y nada más es aceptable. Aquéllos que creen en Él son purificados de sus pecados por Su Sangre y son santificados o separados del mundo.

Así como Cristo reposa de Su obra terminada en la cruz, los redimidos también entran en ese reposo. El reposo en el que ellos entran es un reposo de las obras como medio para alcanzar cualquier parte de la salvación, porque ésta es concedida de manera completa y sin costo alguno para el pecador. El Espíritu Santo entra en la vida del redimido y hace que produzca las obras del Espíritu, no de manera alguna para que obtengamos la salvación, sino porque ésta ya ha sido obtenida por medio de Cristo.

Fil. 2:13 — Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

Para el que no ha cesado, y no quiere cesar, de sus propias obras, estos pensamientos serán verdaderamente horrorosos. Hablar del sábado como una sombra que ha pasado no puede ser soportado por nadie, excepto por aquéllos que han sido atraídos a la presencia de Dios y el reposo eterno en Cristo.

Pablo no nos deja ninguna razón para dudar de que la ley dada en Sinaí ha sido reemplazada.

2 Cor. 3:7-11 — Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras [los Diez Mandamientos] fue con gloria …¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del Espíritu? Si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación … Y si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.

Antes de que alguno se sienta tentado a pensar en cómo zafarse de la obvia conclusión que exige este texto, considere los versículos que siguen:

2 Cor. 4:2-4 — Antes bien, renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios. Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto, en los cuales el dios de este siglo [Satanás] cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo.

Confío en que estas palabras no se refieran a nadie que lea este folleto.

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¿QUÉ SIMBOLIZA EL REPOSO DE DIOS DEL SÉPTIMO DÍA?¿ESTABLECIÓ DIOS EL MANDAMIENTO DE REPOSO SABÁTICO EN LA CREACIÓN?

 

tablasleyVersión 17-12-08

Por  Carlos Aracil Orts

1. Introducción*

Primero de todo, todos deberíamos tratar de estudiar la Biblia, de la manera más objetiva posible. Quiero decir, que al leer lo que dice la Biblia no debemos dejarnos condicionar por ideas preconcebidas, o por como lo interpretan los adventistas o cualquier otra denominación, sino que debemos dejar que la Biblia sea la que se interprete a sí misma. Creo que ese es el principio hermenéutico más válido e importante.

Una buena forma de analizar este tema o cualquier otro es empezar planteándonos la pregunta que presenta el asunto que se cuestiona.

¿Cuándo fue instituido por Dios el reposo del sábado como un mandamiento, en Génesis 2: 2, 3, al final de la semana de la Creación, o por el contrario en Éxodo 16:4-32, utilizando el maná como elemento pedagógico para que Israel aprendiera la obediencia y lo que más tarde se convertiría, no sólo en el cuarto mandamiento del Decálogo (Éxodo 20:1-17) sino también en la señal del pacto (Éxodo 31:12-17) ? 

Examinemos detenidamente Génesis 2:2, 3 

¿Establece Dios, en estos textos, un mandamiento de reposar de todo tipo de obra o de trabajo en el séptimo día para Adán y Eva, y todos sus descendientes? 

¿Es acaso un mandato imperativo como el que aparece en los versículos 16, 17: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; (17) mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.” (Génesis 2: 16, 17)? 

Génesis 2:2, 3: 

“Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. (3) Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.” 

Es conveniente leer este texto en la versión católica, Biblia de Jerusalén, pues ella nos aclara que el escritor del Génesis en estos pasajes evita toda alusión a la palabra reposo (shabbat):    

Génesis 2:2, 3 (Biblia de Jerusalén, 1998): 

“Concluyéronse, pues, el cielo y la tierra y todo su aparato, (2) y dio por concluida Dios en el día séptimo la labor que hiciera. (3) Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho.” 

Aunque está clarísimo que en este texto de Génesis 2:2,3 no hay mandamiento alguno de parte de Dios para que la Humanidad guarde este día de reposo, es también obvio que Dios nos está tratando de enseñar algo con su ejemplo. El día séptimo es distinguido con una bendición que los otros seis días de la semana no reciben. Además, dicho día séptimo es santificado. ¿Qué significa santificado? Santificar es poner aparte para uso sagrado, es decir para un uso no profano. Sin embargo, la Biblia no habla más del séptimo día hasta Éxodo 16:4-32, donde, con el episodio del Maná, Dios, les prepara para la obediencia del reposo sabático. Y esto sucedió antes de dar a su pueblo Israel en el Sinaí sus leyes. Por tanto, deducimos que los patriarcas, Noé, Abraham, Isaac, etc. no tenían este mandamiento. 

La razón que se nos da,  para bendecir y santificar el día séptimo, es “porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho.”. Observemos, que todos los días de la creación, excepto el séptimo llevan la coletilla: “y fue la tarde y la mañana el día …”. Dios hace toda su obra creadora, distribuyéndola en seis días, como para darnos ejemplo, de cuál debe ser la duración del ciclo semanal de trabajo para los seres humanos. Luego descansa en el séptimo día para mostrarnos con su ejemplo que es bueno que le imitemos, descansando de nuestras labores diarias un día de cada siete. Si así lo hacemos, ese tiempo del séptimo día es bendecido y santificado por Dios. Sin embargo, el descanso de Dios en el séptimo día de su creación, no se limita a ese día séptimo de “mañana y tarde” o sea de veinticuatro horas, que para nosotros, irremisiblemente, se repite cada semana, después de seis duros días de trabajo. 

El tiempo cuenta para los seres humanos, pero no para Dios porque es eterno e infinito. Él, que por definición, no puede cansarse, no obstante, hace distinción entre el tiempo ocupado en su labor creadora, y el dedicado al descanso u otra actividad distinta a la citada. Acabada su creación, entra en su descanso, el cual no se limita sólo a ese día séptimo de veinticuatro horas  sino que se extiende a la eternidad, gozando de los frutos de su creación. 

Descansar un día a la semana, ya sea el séptimo u otro cualquiera, sin duda, puede ser beneficioso para la salud física, psíquica y espiritual, siempre que se respeten estas tres manifestaciones del ser humano, pero esto no tiene nada que ver con el cuarto mandamiento de reposar el sábado dado, sólo, al pueblo de Israel.

No ponemos en duda que descansar un día de cada siete puede ser conveniente para la salud física, psíquica y espiritual de los seres humanos, especialmente cuando ese día de descanso se utilice para realizar actividades distintas del resto de la semana, y que contemplen, además del descanso físico y psíquico, una dedicación especial a hacer el bien al prójimo, y a crecer en el amor a Dios y a nuestros semejantes. Sin embargo, lo que debatimos aquí es si en el Nuevo Pacto, todavía sigue vigente el cuarto mandamiento de la ley de Dios que exige el descanso del sábado, o de un día a la semana, y que su transgresión fuera equiparable a la de cualquier otro de la ley de Dios.

La ley del Sinaí o de los Diez Mandamientos, es la base del Antiguo Pacto, y forma parte del sistema de leyes llamado la Torah, que conforma el Pentateuco. Este Pacto está vinculado únicamente con el pueblo de Israel antiguo. Esto quiere decir que jamás los llamados gentiles, y luego los cristianos tuvieron nada que ver con el citado Pacto.

Jesús aun estando bajo las leyes del Antiguo Pacto, lo que implicaba que seguía vigente todo el reglamento ritual para la observación del sábado, no tuvo reparos, dada su autoridad como Señor del sábado, en comenzar a quitar al reposo sabático toda la carga ritual que poseía, pues Él tenía que preparar al pueblo para su gradual desaparición. El reposo sabático, pues, dejaría de tener vigencia a la entrada del Nuevo Pacto, cuando se consumara su muerte expiatoria en la cruz. En ese momento el reposo sabático, al prefigurar el descanso de todas nuestras obras en la salvación sólo por los méritos y obra de Cristo, deja de tener sentido. Y de ahí en adelante, se obtiene el reposo, no observando un día sino depositando nuestra confianza en el Salvador. Por eso Jesús afirma que su “…Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo… (Juan 5:17).  Deducimos, pues, de estos textos, que también, Dios, el Padre, acabada su labor creadora, sigue inmerso en otras actividades, como por ejemplo, las de gobernador y Juez soberano de este mundo.

Juan 5: 16-18 

“16 Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo. 17 Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. 18 Por esto los judíos aun más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios. 

En los siguientes apartados trataremos de probar que el reposo sabático ya no es un mandamiento en el Nuevo Pacto. Para ello, dejaremos que la Biblia se interprete así misma. 

2. ¿Es, pues, una institución divina el sábado, y “debemos” reposar en él para seguir su ejemplo? 

A continuación transcribimos los textos que se relacionan con esta cuestión, y observaremos que Jesús  no confirma el reposo del séptimo día como un mandamiento, como estaba legislado en el Antiguo Pacto. Por el contrario, el se limita a ratificar la bondad del reposo sabático para los seres humanos, pero, en ningún caso, establece el “shabbat” como una obligación para todo creyente. 

Mateo 12: 5-8 

“5 ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa? 6 Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. 7 Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; 8 porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.”  

Marcos 2:27, 28 

“27 También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. 28 Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.” 

Lucas 6:5

“5 Y les decía: El Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.” 

En los textos citados arriba, además de recalcar la autoridad de Jesús sobre el sábado, como no podía ser de otra forma, puesto que Él mismo es Dios, “…todo fue creado por medio de Él y para Él” (Colosenses 1:16, úp.), también nos expresan que “el día de reposo fue hecho por causa del hombre” (Marcos 2:27).  ¿Qué quiere decir esto? No parece muy difícil deducirlo: Para los seres humanos es bueno reposar de las obras de los días de trabajo, al menos, un día de cada siete, y recordar que Dios es el Creador. 

La Biblia de Jerusalén, 1998, traduce Marcos 2:27, 28: Y [Jesús] les dijo: “El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado”, (28) De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado.”. 

¿Es, pues, una institución divina el sábado, y “debemos” reposar en él para seguir su ejemplo? Sin embargo, literalmente, la Cristiandad no reposa en sábado, sino en domingo, excepto unas pocas denominaciones cristianas que consideran el sábado o séptimo día de la semana como un mandamiento de la ley de Dios. 

En mi opinión, de esos textos tampoco podemos deducir ningún mandamiento para reposar en sábado. Quizá, sólo que el reposo del sábado fue necesario para el hombre y cumplió su misión de prefigurar el descanso de todas nuestras obras en Cristo, incluso en el sentido que reposar un día de cada siete es muy conveniente para la salud física, psíquica y espiritual, esto último siempre que el tiempo se dedique a Dios con fe, y a hacer el bien al prójimo. 

Sin embargo, Cristo nos dice “Venid a mí  todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. (29) llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallareis descanso para vuestras almas;(30) porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. ( (Mateo 11: 28-30). Luego nuestro reposo no está en observar un determinado día, ya sea sábado o domingo sino en confiar en la salvación obtenida por Jesús en el Calvario. 

3. ¿Cuál es el reposo de Dios que no pudo alcanzar Israel y que se nos insta a que entremos nosotros? 

¿Es la Tierra prometida, la nueva Jerusalén, el Paraíso, o simplemente significa creer en Jesús como nuestro salvador personal, o ambas cosas a la vez?  

¿Qué dice la Biblia al respecto? 

Hebreos 3:7, 8, 11-19: 

“7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, 8 No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, …

11 Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo.

12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; 13 antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. 14 Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, 15 entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.

16 ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? 17 ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? 18 ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? 19 Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad. 

Hebreos 4:1-3 

“1 Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. 2 Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. 3 Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: “Por tanto, juré en mi ira, No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. 

En mi opinión, lo que deduzco de estos textos, es que entrar en el reposo de Dios es sinónimo a entrar en la salvación que viene por oír con fe el evangelio, la buena nueva de la palabra de Dios. Por eso el autor del libro de Hebreos afirma: “Pero los que hemos creído entramos en el reposo”. 

Luego entrar en el reposo o descanso de Dios no consiste en observar “el sabbat”, o en reposar o descansar de nuestro trabajo diario un determinado día a la semana, sino en creer y obedecer “la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación” (Efesios 1:13,14). Pero sigamos los razonamientos de Hebreos 4: 4-11: 

Hebreos 4:4-11 

4 Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. 5 Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. 6 Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, 7 otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: 

Si oyereis hoy su voz,

No endurezcáis vuestros corazones. 

8 Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. 9 Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. 10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. 

11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.” 

Hebreos 4:4 es un texto clave, porque relaciona claramente el reposo de Dios de todas sus obras en el séptimo día con el que experimentan los creyentes cuando entran en ese reposo que ha inaugurado Jesucristo “mediante la ofrenda de su cuerpo hecha una vez para siempre.” (Hebreos 10:10 úp). “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.” (Hebreos 10:14). “Este es el pacto que haré con ellos…(17) añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.” (Hebreos 10:16 pp., 17). 

Ahora tenemos libre acceso para entrar al “Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo.” (Hebreos 10:19 úp). Ha sido abierto, pues,  “el camino nuevo y vivo” a través de su sacrificio expiatorio (Hebreos 10:20). [El Padre] “nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, (14) en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.” (Colosenses 1:13, 14). 

San Pablo declara que desde el momento que depositamos nuestra confianza en la redención de nuestros pecados efectuada por Jesucristo, somos trasladados al reino de su amado Hijo. Utiliza el participio pasado del verbo, indicando que es algo ya conseguido, alcanzado en el pasado. Por tanto, cuando creímos, y depositamos nuestra confianza en Cristo como nuestro Salvador, fuimos trasladados a su reino. Si somos capaces de creerlo, esto es lo que significa entrar en el reposo del séptimo día de Dios, obtenido gracias a la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. 

4. Conclusión 

Entrar en el reposo de Dios, que en Hebreos 4:4, está indudablemente relacionado con Génesis 2:2, 3, es descansar en Jesús totalmente, obedecer al evangelio de la gracia de Dios, y desistir de confiar en nuestros propios méritos como obras de salvación. El ejemplo que no tenemos que imitar es la desobediencia en que cayó el pueblo de Israel. Entrar en el reposo de Dios es, pues, no ser incrédulo, confiar plenamente en la obra de Cristo, y obedecer la Palabra de la buena nueva de salvación con fe.  

La justicia que Cristo obtuvo es el reposo para todo creyente (Hebreos 3:11-14;4:1-11). El sábado de la creación, y el reposo del cuarto mandamiento son figura de la salvación que consiguió Jesucristo en la cruz (Véase Colosenses 2:14, 16, 17), y a la que todo ser humano puede acogerse si lo desea. 

Por ese motivo, el reposo del sábado ya no tiene un carácter de ley, obligatorio, puesto que ese mandamiento, es símbolo y figura del descanso que obtenemos cuando reposamos en Él. Y el resto de los nueve principios morales, algunos de los cuales Jesús amplificó en el sermón del monte (Mateo 5:17-48), dándoles una profundidad espiritual que no tenía la ley del Sinaí, siguen siendo obligatorios para todo el mundo, pues, como hemos dicho se resumen en amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a uno mismo. 

Los que no aceptan a Cristo, y se justifican a sí mismos, creyendo que cumplen la ley, ésta les condena. Sin embargo, los creyentes en Cristo, quedan cubiertos por la justicia de Cristo. Esto es la justificación por la fe, o sea, nuestros pecados pasados, presentes y futuros son perdonados a causa de la redención efectuada por la sangre derramada de Cristo por nosotros en la cruz. (Véase Romanos 8:3-17; Hebreos 9:22, 26, 28; 10:12, 14, 18, 20, etc.) 

 Romanos 8:3,4 

“1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” 

Ahora bien, los creyentes no tienen licencia para pecar. Como dice Pablo, ….¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera.” (Gálatas 2: 17 úp., véase también 18-21). La justicia de la ley se cumple en nosotros, cuando no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” (Romanos 8:4). Pablo nos previene del error, de que, puesto que Cristo cumplió la ley por nosotros, ya podemos pecar libremente sin que nos condene la ley, y  nos amonesta cuando dice lo siguiente: 

Romanos 6:1-4, 11-14 

 “1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? 2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. 

11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. 

12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. 14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.” 

Romanos 5:1 

“1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.” 

Ahora los creyentes en Jesucristo podemos entrar en el reposo de Dios, que es la paz que da la seguridad de la salvación obtenida por nuestro Señor, no un día de cada siete sino siete días a la semana, y trescientos sesenta y cinco días al año. Esto no es óbice para que sea muy bueno que los creyentes se reúnan un día o dos a la semana, pero no porque sea un mandamiento de la ley moral natural de Dios. Dios nos dio ejemplo al descansar el séptimo día de toda la obra creación, porque es bueno que el ser humano descanse periódicamente para su bienestar físico, psíquico y espiritual, pero nunca fue un mandamiento para la Humanidad, sólo lo fue para el pueblo de Israel, con quien Dios hizo el Pacto Antiguo. Los cristianos nunca pertenecimos al Antiguo Pacto sino al glorioso Nuevo Pacto en Cristo (Léase con detenimiento 2ª Corintios 3: 6-18). 

2ª Corintios 3:6-18 

“6 el cual [Dios] asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. 

7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, 8 ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? 9 Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. 10 Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente. 11 Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece. 

12 Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; 13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. 14 Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. 15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. 16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. 17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. 

Obsérvense  los contrastes que hace San Pablo entre el Pacto Antiguo y el Nuevo. El Pacto Antiguo fue ministerio de muerte grabado con letras en piedras, es decir basado en las tablas de piedra de la ley del Sinaí, ministerio de la letra, que mata, contrario al ministerio del Espíritu. Ministerio de condenación en contraposición al ministerio de justificación del Nuevo Pacto en Cristo. El Antiguo Pacto aunque glorioso perece, pero el Nuevo mucho más glorioso permanece.  “Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.” (2ª Corintios 3:17). 

En el mismo momento de morir Jesucristo en la cruz  “el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo;..” (Mateo 27:51 pp.). Este velo es el que separaba el lugar Santo del lugar Santísimo del Santuario terrenal del Antiguo Pacto. Sólo el sumo sacerdote podía entrar en él una vez al año para la purificación de los pecados del pueblo. Así que el milagroso desgarramiento del velo del templo, con ocasión de la muerte de nuestro Salvador, simboliza que, a partir de ese instante, todos tenemos libre acceso, sin intermediación humana alguna, a la gracia de Dios para la sanación de nuestros pecados por medio de la sangre derramada de Cristo, su vida perfecta y muerte expiatoria (Véase Hebreos 10:19-25).  

Hebreos 10:19-25 

“16 Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, 17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. 18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado. 

19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, 21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. 23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. 24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; 25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.” 

Aparte de lo dicho anteriormente sobre estos textos, el autor del libro de Hebreos nos exhorta a mantener viva nuestra fe y esperanza en Cristo porque el día de su venida está cerca. Por ello, es bueno que los creyentes nos congreguemos para estimularnos unos a otros en amor y buenas obras. Sin embargo, no dice “no dejéis de congregaros para guardar el reposo del sábado o del domingo o de cualquier otro día”. Esto es indiferente. No hay mandamiento alguno en todo el Nuevo Testamento sobre observar un determinado día dedicado al reposo, al estilo del Antiguo Testamento. 

Al respecto, es interesante analizar un incidente que se produjo en la recién inaugurada  iglesia apostólica, en el que algunos creyentes en Cristo, judaizantes, ya intentaron imponer la vigencia del Antiguo Pacto, tratando de obligar a los discípulos a cumplir con la ley de Moisés (que como se sabe comprende, entre otras muchas leyes, las tablas del Pacto o sea la ley de los diez Mandamientos): “Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidar [a los gentiles], y mandarles que guarden la ley de Moisés,” (Hechos 15:5). Sería conveniente leer  Hechos 15:5-31, para comprender mejor el problema que surgió a la primitiva iglesia. No obstante, para no extendernos, destacaremos sólo unos pocos versículos. 

Hechos 15: 

“10 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? 11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos. 

19 Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, 20 sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. 21 Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo. 

24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley,

28 Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: 29 que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.” 

Esta fue otra excelente ocasión para que los apóstoles resaltaran la importancia de observar el reposo sabático del Antiguo Pacto. ¿Por qué no lo hicieron? ¿Por qué sólo se limitaron a “que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación”? Simplemente, porque en el Nuevo Pacto en Cristo ya no está vigente (Colosenses 2:14-16). 

Carlos Aracil Orts.

www.amistadencristo.com 

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Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosorts@ gmail.com

* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia, salvo que se indiquen otras versiones distintas. Las negrillas y los subrayados realizados al texto

¿GUARDAR EL DÍA SÁBADO ES UN MANDAMIENTO DE DIOS EN EL NUEVO PACTO?¿ESTÁ EL CRISTIANO OBLIGADO A GUARDAR EL SÁBADO?

DUDAS-01Por Carlos Aracil Orts

Revisión-01: junio de 2006

Introducción*

La pregunta no es ¿Acaso no es saludable física y moralmente descansar un día a la semana y dedicarlo a la adoración y culto a Dios? sino ¿Está el cristiano obligado a guardar el sábado porque es un mandamiento dado por Dios? Esta cuestión se produce por considerar que los diez mandamientos dados al pueblo de Israel y sólo a él, como base del Pacto Antiguo, constituyen la ley moral eterna de Dios para toda la humanidad y para todos los tiempos, lo cual no es cierto en absoluto. Con Cristo se establece el Nuevo Pacto, y queda abolido el Antiguo: 2 Corintios 3:2-18: “2 Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; 3 siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.

4 Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; 5 no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, 6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, 8 ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu? 9 Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. 10 Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente. 11 Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.

12 Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; 13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. 14 Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. 15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. 16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. 17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. 18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

La Palabra de Dios citada arriba hace evidente que el Antiguo Pacto queda abolido y sustituido por el Nuevo. El Nuevo Pacto en Cristo inaugura el tiempo de la gracia, la verdad y el amor: “la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo” (Jn. 1:17). Lucas 16:1 16: La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él.

Juan 13: 34: Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

1 Corintios 9:20-21: 20 Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; 21 a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. 22 Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. 23 Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él.  Véase también: 

Gálatas 5:13, 14: 13 Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servios por amor los unos a los otros. 14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Gálatas 6:2: Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.

Romanos 7:4-6: “4 Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. 5 Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. 6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.”

Romanos 10:4-10: “4 porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree. 5 Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas. 6 Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); 7 o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). 8 Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Ésta es la palabra de fe que predicamos: 9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.”

Romanos 13: 8-10: “8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. 9 Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 10 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. “

En este estudio comprobaremos que el sábado del cuarto mandamiento está abolido porque forma parte de la ley ceremonial prefigurando el descanso de nuestras obras en Cristo, y en ningún sitio del Nuevo Testamento se menciona el deber de guardar el séptimo día como día de reposo. Si en el Nuevo Testamento, se enumeran y se reiteran los otros nueve mandamientos amonestándonos a no transgredirlos, ¿Por qué no se dice nada respecto al sábado? ¿Por qué se iba a dar por sentado que este día es un mandamiento de Dios si en ninguna parte se dice expresamente que había que reposar en ese día, y, sin embargo, se dice todo lo contrario, como que “nadie nos juzgue en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de sábado”?  (Colosenses 2:16)

Si la observancia del sábado fuera tan importante para un discípulo de Cristo ¿Por qué el Nuevo Testamento no la enseña en ninguna parte? ¿Por qué no predicó Jesús ni en el Sermón del Monte, ni en ningún otro sitio, que había que guardar el cuarto mandamiento de la Ley de Moisés? ¿Por qué nadie, ni Jesús, ni los apóstoles, ni siquiera en el concilio de Jerusalén (Hechos 15:1-33) ordenaron jamás que se reposara el sábado ni condenaron la violación del descanso sabático?

Los siguientes textos prueban la afirmación de que el sábado no es para la Iglesia de Cristo, pues como hemos visto arriba, en lugar de ordenarnos que lo guardemos se nos dice que era sombra y figura de Cristo y por tanto ya no aplicable a nosotros:

Colosenses 2: 14, 16, 17: “14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 16 Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, 17 todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.

Romanos 14:5-6: “5 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. 6 El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.” Ésta, al igual que la de Gálatas 4:10, fueron excelentes ocasiones, que tuvo San Pablo para decir algo a favor de la vigencia del mandamiento del reposo sabático del Antiguo Pacto. Sin embargo amonesta a los Gálatas, precisamente,  por guardar los días de reposo sábado.

Gálatas 4:9-11: “9 mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar? 10 Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años. 11 Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros.”  Aquí se vuelve a repetir, la fórmula de los días de reposo establecidos por Dios en el Antiguo Pacto (Isaías 66:23, Ez. 45:17, Nehemías 10:33, Oseas 2:11: “Haré cesar todo gozo, sus fiestas, sus lunas nuevas y sus días de reposo, y todas sus festividades.” Como podemos comprobar, los días de reposo se refieren a los sábados semanales, pues sino se produciría una redundancia, pues los días de fiesta se citan en primer lugar, para referirse a todos los días festivos que el pueblo judío obligatoriamente tenía que guardar además de los sábados, como son la Pascua, las Cabañas, Pentecostés, etc. Dios no hace diferencia entre días de santa convocación y días de reposo sábado semanal. Para Dios son igualmente sagrados en el Antiguo Pacto. El capítulo 23 del libro de Levítico nos hace una exhaustiva descripción de las fiestas solemnes de Jehová:

Levítico 23

(1) Habló Jehová a Moisés, diciendo: (2) Habla a los hijos de Israel y diles: Las fiestas solemnes de Jehová, las cuales proclamaréis como santas convocaciones, serán estas: (3) Seis días se trabajará, mas el séptimo día será de reposo, santa convocación; ningún trabajo haréis; día de reposo es de Jehová en dondequiera que habitéis.

4 Estas son las fiestas solemnes de Jehová, las convocaciones santas, a las cuales convocaréis en sus tiempos: 5 En el mes primero, a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es de Jehová. 6 Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días comeréis panes sin levadura. 7 El primer día tendréis santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis. 8 Y ofreceréis a Jehová siete días ofrenda encendida; el séptimo día será santa convocación; ningún trabajo de siervo haréis.

9 Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 10 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra siega. 11 Y el sacerdote mecerá la gavilla delante de Jehová, para que seáis aceptos; el día siguiente del día de reposo la mecerá. 12 Y el día que ofrezcáis la gavilla, ofreceréis un cordero de un año, sin defecto, en holocausto a Jehová. 13 Su ofrenda será dos décimas de efa de flor de harina amasada con aceite, ofrenda encendida a Jehová en olor gratísimo; y su libación será de vino, la cuarta parte de un hin. 14 No comeréis pan, ni grano tostado, ni espiga fresca, hasta este mismo día, hasta que hayáis ofrecido la ofrenda de vuestro Dios; estatuto perpetuo es por vuestras edades en dondequiera que habitéis.  (Igual que el sábado, sería estatuto perpetuo para los judíos)

(15) Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. (16) Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová.  (Ésta es la fiesta de Pentecostés, obligatoria para Israel, al igual que el sábado)

(17) De vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de efa de flor de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová. (18) Y ofreceréis con el pan siete corderos de un año, sin defecto, un becerro de la vacada, y dos carneros; serán holocausto a Jehová, con su ofrenda y sus libaciones, ofrenda encendida de olor grato para Jehová. (19) Ofreceréis además un macho cabrío por expiación, y dos corderos de un año en sacrificio de ofrenda de paz. (20) Y el sacerdote los presentará como ofrenda mecida delante de Jehová, con el pan de las primicias y los dos corderos; serán cosa sagrada a Jehová para el sacerdote. (21) Y convocaréis en este mismo día santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis; estatuto perpetuo en dondequiera que habitéis por vuestras generaciones.

22 Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás. Yo Jehová vuestro Dios.

23 Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 24 Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación. 25 Ningún trabajo de siervos haréis; y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová.

26 También habló Jehová a Moisés, diciendo: 27 A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. 28 Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios. 29 Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo. 30 Y cualquiera persona que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la tal persona de entre su pueblo. 31 Ningún trabajo haréis; estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en dondequiera que habitéis. 32 Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo.

33 Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 34 Habla a los hijos de Israel y diles: A los quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos a Jehová por siete días. 35 El primer día habrá santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis. 36 Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; el octavo día tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová; es fiesta, ningún trabajo de siervos haréis.

37 Estas son las fiestas solemnes de Jehová, a las que convocaréis santas reuniones, para ofrecer ofrenda encendida a Jehová, holocausto y ofrenda, sacrificio y libaciones, cada cosa en su tiempo, 38 además de los días de reposo de Jehová, de vuestros dones, de todos vuestros votos, y de todas vuestras ofrendas voluntarias que acostumbráis dar a Jehová.

39 Pero a los quince días del mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, haréis fiesta a Jehová por siete días; el primer día será de reposo, y el octavo día será también día de reposo. 40 Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis delante de Jehová vuestro Dios por siete días. 41 Y le haréis fiesta a Jehová por siete días cada año; será estatuto perpetuo por vuestras generaciones; en el mes séptimo la haréis. 42 En tabernáculos habitaréis siete días; todo natural de Israel habitará en tabernáculos, 43 para que sepan vuestros descendientes que en tabernáculos hice yo habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo Jehová vuestro Dios.

44 Así habló Moisés a los hijos de Israel sobre las fiestas solemnes de Jehová.

Con los textos arriba citados es evidente que el reposo del día sábado se iguala, en cuanto a santidad, con cualquiera de los días citados como fiestas solemnes y santas convocaciones de Jehová. Si dichas fiestas eran ceremoniales o rituales porque prefiguraban a Cristo, “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, igualmente la ley del reposo sabático es una ley ceremonial. Es lógico deducir que, en el Nuevo Pacto, el reposo del sábado, como elemento ceremonial que es, haya quedado abolido y clavado en la cruz así como todas las leyes del Antiguo Pacto, conocidas como la Torah, y que terminan y son cumplidas en Cristo. No obstante, a continuación, presentaremos nuevas evidencias remontándonos al origen del séptimo día.

LOS PACTOS DE DIOS CON LA HUMANIDAD.

1. PACTO CON ADÁN Y EVA

Dios creó a Adán y Eva, los padres de la humanidad, a su imagen y semejanza. Puesto que Dios es amor, su carácter y su gobierno están fundados en el amor, su ley universal es el amor. Él, sin duda, creó a esta primera pareja con un carácter y naturaleza perfecta, semejante a la suya, e implantó en la mente de ellos su perfecta ley de amor. La vida en el paraíso edénico era perfecta, nada les faltaba, pero todavía no poseían la vida eterna sino que ella estaba condicionada a que por su libre albedrío decidieran obedecer el mandato de Dios y ser fieles y leales a Él. En este primer pacto que Dios hizo con nuestros representantes legales, no se les requería fe, sino una obra de obediencia. Si querían conseguir la vida eterna, tenían que obrar, actuar consecuentemente con la voluntad de Dios. A este pacto inicial de Dios con la Humanidad se le denomina, usualmente, Pacto de Obras, porque era necesario hacer obras para ganar u obtener la salvación eterna.

Después de la caída de Adán y Eva, al independizarse o separarse del Dador de la vida, empieza la decadencia de la raza humana, la depravación de su naturaleza y el empañamiento de la imagen de Dios de todos sus descendientes. A partir de entonces todos nacemos con el pecado original de Adán y Eva, el cual nos es imputado, y separados y en rebeldía con Dios. Como consecuencia de esta rebeldía, los seres humanos en pocos años dejaron de obedecer la ley de amor de Dios implantada en sus corazones hasta llegar al extremo de maldad que describe el libro de Génesis 6:5-12: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. (6) Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. (7) Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho. (8) pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.” (11) Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. (12) Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.”

2. PACTO CON NOÉ Y ABRAHAM

Noé halla gracia a los ojos de Dios, y Dios establece su pacto con Noé: Génesis 6:18, 9:1, 9, 11-13: “Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo”(9)He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros; (13) Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra.” Ésta fue la señal del pacto de Dios con Noe: el arco iris.

Más tarde Dios hace pacto con Abraham: Génesis 17:7: “Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. Y le da, también, la señal del pacto: “Será circuncidado todo varón entre vosotros..” (Génesis 17:10-14).

3. PACTO CON EL ANTIGUO ISRAEL

La descendencia de Abraham, de acuerdo con lo ordenado por Dios, moraría en tierra ajena, y sería esclava allí (en Egipto), y oprimida cuatrocientos años (Génesis 15:13). Dios, mediante Moisés, libera a su pueblo de la esclavitud de Egipto, establece pacto con él, y les da la ley en el Sinaí, siendo los diez mandamientos la base y el resumen de ese pacto (Éxodo 19:5-8,  20: 1-17). Antes de dar a su pueblo Israel la ley, Dios les envía el maná, que es símbolo de Cristo, y mediante este “pan” que Dios hace llover del cielo, les da la ley del reposo sabático, enseñando a su pueblo la obediencia, mediante las instrucciones de la cantidad de maná que deberían recoger cada día de la semana (Éxodo 16: 4-5, 22- 29: “Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no. 5 Mas en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día.
22 En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron y se lo hicieron saber a Moisés. 23 Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer, cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana. 24 Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según lo que Moisés había mandado, y no se agusanó, ni hedió. 25 Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo para Jehová; hoy no hallaréis en el campo. 26 Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará. 27 Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron. 28 Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes? 29 Mirad que Jehová os dio el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estese, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día. 30 Así el pueblo reposó el séptimo día.

Nótese que la ley del reposo sabático es dada por Dios independientemente de los diez mandamientos y antes de su promulgación, pues la ley del reposo en el día séptimo se registra en Éxodo 16:4-5, 22-29, y el Decálogo no aparece hasta Éxodo 20. Es una ley para probar la obediencia del pueblo, y que, más tarde, se incorpora en la primera tabla de la ley, como el cuarto mandamiento. Además, Dios convierte este día séptimo en señal del Pacto Antiguo. Es decir, a cada pacto que Dios tiene con la humanidad, Dios establece una señal para distinguir, identificar y recordar al pueblo su pacto con Él, y esta señal, al igual que la circuncisión dada a Abraham, deja de tener significado cuando Dios realiza el Nuevo Pacto en Cristo. Al igual que sucede con la circuncisión que ya no tiene validez ni se practica en los cristianos, ocurre con el día de reposo sábado que sólo era señal para el pueblo de Israel y que en Cristo deja de tener significado. Esto veremos más adelante como lo confirma el Nuevo Testamento.

EL DÍA SÉPTIMO O SÁBADO COMO SEÑAL DEL PACTO.

En Éxodo 31: 12-14, al igual que hizo con Abraham que les dio la circuncisión como señal del pacto, ahora, Dios establece con Israel el día de reposo como señal del pacto: “12 Habló además Jehová a Moisés, diciendo: 13 Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. 14 Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo. 15 Seis días se trabajará, mas el día séptimo es día de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de reposo, ciertamente morirá. 16 Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. 17 Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.”

Véase también Ezequiel 20:12, 20-21. “12 Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico. 20 y santificad mis días de reposo, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios. 21 Mas los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron mis decretos para ponerlos por obra, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá; profanaron mis días de reposo.”

El reposo del sábado o séptimo día de la semana como señal del pacto antiguo de Dios con Israel estaba sujeto a un riguroso reglamento que incluía entre otras cosas, la abstinencia total de realizar obra alguna, o de requerir el trabajo de otros (Éxodo 20: 9-10, Deut. 5:14), prohibición de: encender fuego (Éxodo 35:3), recoger leña (Núm. 15:32-36), preparar comida (Éxodo 16: 22-26), viajar (Éxodo 16: 29,30), llevar carga, comprar y vender (Neh. 15: 15-19). La sanción por transgredir este mandamiento era mayor que por cualquier otro, pues consistía en la pena de muerte (véase Núm. 15:32-36).

Podemos ver claramente que guardar el reposo sabático del Antiguo Pacto, conforme lo exige la ley del sábado, en nuestros días sería prácticamente imposible, máxime cuando se requería que los límites del sábado fueran de la puesta del sol del viernes a la puesta del sol del sábado. No obstante, según la ley mereceríamos la muerte, y no podríamos salvarnos si no lo guardásemos, y como dice Santiago 2:10 “Porque cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y ofendiere en un punto es hecho culpable de todos” o también lo que refiere Pablo en Gálatas 3:10: “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.”. Por todo lo citado arriba, hemos podido comprobar que el sábado es una ley ceremonial, señal del pacto antiguo, que como toda ley ceremonial prefigura a Cristo, y tiene su fin o terminación en la cruz de Cristo, donde se inicia el Nuevo Pacto, dejando de tener efecto el Antiguo, y por tanto, ya no tiene sentido la señal del Pacto Antiguo, el reposo del sábado, en el Nuevo Pacto en Cristo.

EL ORIGEN DEL SÉPTIMO DÍA.

Aparece por primera vez en el relato de la Creación de este mundo por Dios. Génesis 2: 2,3 :“Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo (3) Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.

En primer lugar, al contrario que los días de la creación que están compuestos de mañana y tarde, es decir de noche y día, el día séptimo aparece en el relato bíblico sin esa característica, es decir, es un reposo que no cesa, sin límite de finalización. Adán y Eva, si no hubieran desobedecido habrían entrado en un reposar continuo en la presencia de Dios.

En segundo lugar, en estos versículos no existe mandamiento alguno de parte de Dios a Adán de que lo guardara, reposara y evitase todo tipo de actividad o trabajo en ese día. El mandamiento de no hacer obra alguna en este día lo dio Dios a Israel, como hemos visto, unos 2.500 años después, en tiempos de Moisés, y durante todo este tiempo, no existe registro bíblico de que la humanidad o los patriarcas (Noé, Abraham, Isaac, Jacob, José) lo guardasen como un día obligatorio de reposo de toda obra, de culto y adoración, dado como ley a la humanidad por Dios.

En tercer lugar, el guardar el sábado como día de reposo consagrado a Dios es un mandamiento dado por Dios sólo a su pueblo Israel, antes de la proclamación del Decálogo en el monte Sinaí como señal del Antiguo Pacto (Éxodo 16:4,5, 23-30 y Éxodo 31:12-17 vistos arriba), y como recordatorio de que Él había sacado a su pueblo de la esclavitud de Egipto, y además era su Creador (Éxodo 20: 1-3, 8-11: “1 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: 2 Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. 3 No tendrás dioses ajenos delante de mí… 8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo. 9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.”)

¿Cuál fue el propósito de Dios?

Parece claro que el propósito de Dios, al distribuir la creación en seis días y señalar el séptimo para el descanso, es fundamentalmente pedagógico, para mostrar al ser humano, en el futuro, cual debería ser el ciclo vital o biológico, trabajo-descanso, que mejor se ajustaría a la naturaleza de los seres que había creado. Es evidente, que Dios reposó no porque le produjese cansancio el trabajo de la creación, sino como ejemplo para nosotros. Por otro lado, Dios que ya había previsto la caída de Adán, creó el día séptimo para que sirviera de recordatorio a la humanidad, de la creación efectuada, y de Él como Creador. El reposo del sábado también tiene un aspecto y propósito ceremonial, como ya hemos visto. Las formas o aspectos ceremoniales de la ley representaban la sombra (Col. 2:16,17), figura o tipo figurativo de la realidad, es decir, se refieren, siempre, al antitipo que es la persona y la obra de Cristo.

El sentido simbólico o figurativo que tiene para el cristiano el reposo del séptimo día, consiste en participar en el verdadero reposo, reposar en Dios, en todas sus promesas, no confiar en nuestras obras, sino en la obra de Cristo, Hebreos 4:10: 10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.

¿Está el cristiano obligado a guardar el Sábado? ¿Sigue vigente el Pacto Antiguo aunque estemos en el Nuevo Pacto de Cristo?

Los cristianos pertenecen a Cristo y al Nuevo Pacto de gracia, por tanto deben de obedecer a todo lo se prescribe en el Nuevo Testamento, acorde con el Nuevo Pacto en Cristo. Veamos, lo que dice el libro de Hebreos con respecto a la vigencia del Antiguo Pacto:, “(22) Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. (Hebreos 7:22)

Hebreos 8:6-13: “(6) Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. 7 Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo. 8 Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; 9 No como el pacto que hice con sus padres El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. 10 Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo; 11 Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos. 12 Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.

 13 Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.  Queda, pues, confirmada la no vigencia del Antiguo Pacto.
 
IDENTIFICANDO EL SIGNIFICADO ESPIRITUAL Y SIMBÓLICO DEL REPOSO

San Pablo, en el libro de Hebreos y en los siguientes versículos interpreta inspiradamente lo que significa y simboliza el reposo para el cristiano en el Nuevo Pacto. Se está refiriendo que tanto los judíos como los gentiles sólo tienen un modo de entrar en el reposo de Dios: Creer al evangelio, tener fe. Hebreos 4:1-11: 1 Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. 2 Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. 3 Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. 4 Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. 5 Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. 6 Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, 7 otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones. 8 Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. 9 Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. 10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. 11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.

Es de notar como relaciona Hebreos 4:4-6 el reposo de Dios en el séptimo día de la creación con nuestra necesidad de entrar en el mismo por medio de las buenas nuevas, es decir, que la forma de alcanzar ese reposo es sólo creyendo las promesas de salvación del evangelio. Es necesario, pues, que nos demos cuenta de la naturaleza espiritual del reposo. ¿Cuándo podemos y debemos entrar en el reposo de Dios? ¿Sólo el séptimo día de cada semana? El apóstol Pablo nos contesta: HOY. Hoy mismo debemos abandonar toda confianza en nuestras obras, y confiar plenamente en Él, y obtendremos reposo, alivio y paz para nuestra alma y mente (Romanos 5:1 :”Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”).

Por tanto, este reposo no se refiere al del sábado del Antiguo Testamento, ni al que tendremos en el cielo, sino al que podemos obtener HOY a través de la fe en la obra de Cristo. “Todos aquellos que entran en el reposo de la salvación dejan de depender de sus propias obras. Ya no están tratando de salvarse por medio de sus obras, sino que dejan de obrar y descansan en la obra consumada por el Señor Jesús.”

Debemos confiar en el Señor Jesús y no en el descanso del sábado semanal, y acudir a Él, cada día, no sólo el fin de semana “y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28, 29: “28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”)

¿RATIFICA EL NUEVO TESTAMENTO QUE EL REPOSO DEL SÁBADO ERA SOMBRA DE CRISTO, Y POR TANTO YA NO ES OBLIGATORIO?

Veamos lo que nos dice el apóstol Pablo en Colosenses 2:16, 17: “16 Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, 17 todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.”

Aquí se afirma claramente que la prescripción de guardar los días de reposo, sábados, del Antiguo Testamento era una ley ceremonial (Hebreos 10:1) que termina en Cristo, pues, en Cristo se entra al verdadero reposo, mediante su vida y su muerte, que nos justifica si creemos en sus promesas, y da reposo a nuestras almas.

Gálatas 4: 8-11: “8 Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses; 9 mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar? 10 Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años. 11 Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros.”

Romanos 14: 5,6 : “5 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. 6 El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace.”

Para completar y terminar este estudio, transcribimos unos párrafos del libro “los diez mandamientos” de la Iglesia Bautista de la Gracia Soberana, los cuales nos parecen muy clarificadores.

“Ahora podemos ver más claramente el significado ceremonial del día sábado, y por qué fue necesario que todos los judíos cesaran por completo sus actividades. El día sábado en forma ceremonial o figurativa apuntaba hacia el descanso de la fe en Cristo. Representaba el descanso anunciado por el evangelio. Este es precisamente el argumento de Heb.4:l0 que dice: “Porque el que ha entrado en su reposo, también él ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas “. Todos aquellos que creen verdaderamente en Cristo descansan en su obra, y por lo tanto dejan de hacer obras para justificarse o salvarse a sí mismos. El reposo del día sábado (el cese de toda actividad humana) prefiguraba y apuntaba hacia el descanso por la fe en Cristo. La abundancia de textos en el Nuevo Testamento que enseñan que la salvación no es por obras afirman este punto. Aquí podemos ver el porqué era tan necesario que los judíos no hicieran obra alguna en el día sábado. Si hubieran obrado en el día sábado, habrían transgredido el simbolismo del descanso en Cristo. Habrían mezclado las obras humanas con la obra de Cristo, la gracia y las obras. De este modo habrían echado a perder el simbolismo del reposo en Cristo. Como el apóstol afirma en Gálatas 5:9, “un poco de levadura leuda toda la masa “. Esto es, un poco de confianza en nuestras obras impide que confiemos completamente en la obra de Cristo y así impide que seamos salvos por Él. No negamos que la fe nos conduce a obrar, sino que afirmamos que las obras de los creyentes son el resultado o fruto de la salvación que poseen por la fe en Cristo.

“Para los creyentes el reposo de la salvación significa que están salvos y seguros. Fuera de peligro porque confían plenamente en Cristo, en su obra perfecta, en su justicia perfecta. Todos aquellos que creen en Él encuentran reposo para sus almas, la paz para con Dios y el perdón de sus pecados. Ya no necesitan hacer obra alguna para justificarse ante Dios porque en Cristo ya han sido justificados.” (Iglesia Bautista de la Gracia Soberana).

Carlos Aracil Orts.
www.amistadencristo.com

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Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosorts gmail.com

* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros.

¿SEGÚN ISAÍAS 58:13,14 Y 66:23 SERÁ EL SÁBADO DÍA DE ADORACIÓN EN LA NUEVA TIERRA?

mandamientos-bloggers 

¿Deben los cristianos guardar el reposo del sábado puesto que forma parte de la ley de los diez mandamientos?

¿Confirma el Nuevo Testamento que Dios exige a los cristianos el reposo en el día sábado como cumplimiento del cuarto mandamiento de la ley que dio a su pueblo Israel en el Sinaí?

Carlos Aracil Orts 

1. Introducción

Querido hermano en Cristo, comprendo bien sus preguntas y su preocupación ante un asunto tan importante como éste que puede implicar a nuestra conciencia y afectar, de alguna manera, a la seguridad en la salvación que sólo debe reposar en Cristo como nuestro gran Salvador, y en ningún caso en los preceptos de la antigua ley. Los siguientes pasajes, por los que usted me pregunta, son de aplicación para los creyentes del Antiguo Pacto, es decir, sólo afectan al pueblo de Israel.

Isaías 58:13,14

“13 Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, 14 entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado.”

Isaías 66:22, 23

“22 Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. 23 Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová.”

Primero de todo hemos de tener claro que los cristianos pertenecemos al Nuevo pacto que estableció Jesucristo: “…Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.” (Lucas 22:20; véase también Mt. 26:28; Mr. 14:24; 1ª Cor. 11:25).

Por tanto, cuando aceptamos a Cristo como nuestro Salvador personal, somos constreñidos por amor, a obedecer todo lo que Jesucristo y sus apóstoles nos han revelado en el Nuevo Testamento, siendo sólo estas buenas nuevas de salvación las que son ley para los cristianos, y ningún precepto del Antiguo pacto que no se haya ratificado en el Nuevo es de aplicación al cristiano.

 

Los cristianos no estamos bajo la ley del Antiguo Testamento sino bajo la ley de Cristo (1ª Corintios 9:21: “a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley de Dios (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo)…”; véase además Gálatas 5:13, 14; 6:2).

¿Cuál es la ley de Cristo?

“Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.” (Juan 13:34).

“Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros, como yo os he amado.” (Juan 15:12).

¿Cuáles son los mandamientos que los cristianos debemos guardar?

“Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.” (1ª Juan 2:3).

Veamos a que mandamientos se está refiriendo el apóstol Juan, ¿Son acaso los Diez mandamientos del Sinaí o es algo distinto?, los versículos siguientes lo aclaran perfectamente:

“Pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.” (1ª Juan 2:5).

“Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio. (1ª Juan 2:7).

¿A qué “palabra” se está refiriendo el apóstol Juan?  “la palabra que habéis oído desde el principio.”

Por tanto es la Palabra de Dios revelada en las Sagradas Escrituras, y en especial en el Nuevo Testamento lo que es mandamiento para todos los cristianos y no la ley del Sinaí. Esto explica también a qué mandamientos se está refiriendo Juan en Apocalipsis 12:17: “…los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.”. Es lo mismo que dice Apocalipsis 14:12: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.” . Debe quedar claro, pues, que en estos versos de Apocalipsis, el apóstol Juan, al igual que en sus epístolas o en su evangelio, siempre se refiere a la Palabra de Dios.

No obstante, a continuación trataremos de estudiar con detenimiento la relación del cristiano con la ley del Sinaí, si esta ley rige para los cristianos, y si hubiera algún libro o epístola del Nuevo Testamento, en especial el libro de Hebreos y la Epístola de Santiago que confirmasen la vigencia de la misma, particularmente, en lo que se refiere a la obligatoriedad de guardar el reposo del sábado del cuarto mandamiento del Decálogo.

2. La ley moral o natural

En general, con posibles excepciones de las que no tengo conocimiento, podemos afirmar que los seres humanos tenemos una conciencia que nos hace distinguir entre lo que está bien y lo que está mal, es decir, creemos que Dios ha implantado en la misma un discernimiento moral. A eso le podríamos llamar ley natural.

Ahora bien, nuestra conciencia sufre alteraciones debido a la educación recibida, por el entorno en el que vivimos: la familia, la escuela, la sociedad, etc., y por lo más o menos fieles a ella que hayamos sido en el transcurso de nuestra vida. Una persona siguiendo su conciencia pueda pensar que está haciendo lo correcto, y sin embargo se equivoca y peca.

Por eso los cristianos debemos ser humildes, reconocer nuestras debilidades, y estar abiertos a recibir la instrucción de Dios a través de su Palabra revelada, y a comprometernos a obedecerla con el poder del Espíritu Santo.

El apóstol Pablo en Romanos 2: 12-15 nos dice:

“12 Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; 13 porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. 14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, 15 mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, 16 en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.”

Lo que confirma que todos tenemos una conciencia donde está escrita la ley moral o natural, a la cual siempre debemos ser fieles so pena de endurecer y cauterizar la misma, y que llegue un momento en que acallemos la voz de Dios, dejando de discernir entre el bien y el mal.

Por tanto, actuar de manera contraria a nuestra conciencia, nos degrada espiritualmente, y perjudica nuestra relación con Dios. No obstante, no debemos ser rebeldes a todo nuevo conocimiento o comprensión de la Palabra de Dios que sirva para mejorar y progresar en el camino de la santificación a la que todo cristiano ha sido llamado.

3. La ley en el Antiguo Pacto

Mucha gente identifica la ley del Antiguo Testamento con los diez mandamientos, sin embargo no es así. Generalmente cuando la Biblia nombra la ley se refiere al Pentateuco o sea los cinco libros que forman la Torah (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio).

Por ejemplo, cuando Jesús dice en Mateo 5: 17: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas,…”, se está refiriendo a los libros citados anteriormente y a los de los profetas del Antiguo Testamento, que eran casi toda la Revelación que hasta ese momento se poseía. De la misma manera, Jesús hace mención a la Biblia denominándola “la ley y los profetas”, en el siguiente pasaje de Lucas 16:16: “La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan en entrar en él.”

Los Diez Mandamientos fueron la base sobre la que Dios estableció pacto con el antiguo Israel. Dios prometió bendecirles en la medida que estuvieran dispuestos a obedecer esta ley (“…y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos.” (Éxodo 34:28; véase también Deut. 9:9, 11, 15; Heb. 9:4). En todas estas ocasiones la Biblia se refiere a ellos como las tablas del pacto. Por tanto, pues, las tablas del pacto, o sea los diez mandamientos quedan completamente vinculados a una época, la de antes de Cristo, y a un pueblo, Israel.

Este Pacto, pues, concierne sólo al pueblo de Israel y a nadie más, como la misma Escritura afirma en Deut. 5: 2, 3: “2 Jehová nuestro Dios hizo pacto con nosotros en Horeb. 3 No con nuestros padres hizo Jehová este pacto, sino con nosotros todos los que estamos aquí hoy vivos.”

La ley que vino 430 años después de la promesa que Dios hizo Abraham de que Cristo nacería de su descendencia, “fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador.” (Gálatas 3:15-19). Es decir, la ley estaría vigente hasta la venida del Salvador, Cristo el Mesías. Los creyentes pertenecemos al pacto que Dios hizo con Abraham, pues por el mismo vino Cristo, nuestro Salvador.

Romanos 5:20

“Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; “

La ley sirve para que tengamos conciencia de pecado (Romanos 3:20; Gálatas 3:22, 23), pues donde no hay ley, no se inculpa de pecado (Romanos 5:13), y para llevarnos a Cristo (Gálatas 3:24).

“De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.” (Gálatas 3:24). 

4. La ley moral en el Nuevo Pacto

El Nuevo Pacto es muy distinto al Antiguo. No es una revisión, ni una simple continuación de éste, sino que implicó un cambio muy importante en el proceso de la salvación.

Dios mismo, en Jeremías 31:31-34, anuncia que establecerá un nuevo pacto con la casa de Israel y la casa de Judá “no como el pacto que hice con sus padres…” (Hebreos 8:9), y acto seguido nos describe una característica esencial que tendrían los creyentes del nuevo pacto: “pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos serán mi pueblo;” (Jeremías 31:33; Hebreos 8:10).

Jeremías 31:31-34

“31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.”

El libro de Hebreos en el capítulo 8 nos explica que el nuevo pacto sustituye al antiguo, y que éste, al quedar obsoleto, tiende a desaparecer. Veámoslo:

Hebreos 8: 6, 7, 13

“6 Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. 7 Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.

13 Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.”

La venida de Cristo al mundo y su sacrificio expiatorio por los pecados de los seres humanos hizo posible que el Espíritu Santo habitase en los corazones y mentes de los creyentes, haciendo que murieran al pecado y renacieran en una nueva naturaleza en Cristo Jesús. Cristo mismo testificó que el Espíritu Santo no podría habitar en los creyentes hasta que Él fuera glorificado (Juan 7:37-39).

El establecimiento del Nuevo pacto por Jesucristo implicó la desaparición del Antiguo, y esto significó que todo el sistema de leyes, que regían al pueblo de Israel, incluyendo los diez mandamientos que eran la base del Antiguo Pacto, tuviera su fin en Jesucristo (Romanos 10:4 “Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.”)

Efesios 2:15, 16 (Véase también Colosenses 2:14)

“Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí  mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, (16) y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.”

¿Quiere decir esto que Dios abolió la ley moral?

La ley moral existió desde el principio de la creación, y es el fundamento de las relaciones humanas y de la relación con Dios. Como muy bien dice San Pablo en Romanos 5:13, “Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado.”

Lo que dice san Pablo es que si no hubiera habido ley moral hasta la promulgación de los diez mandamientos en el Sinaí, entonces la humanidad que existió anteriormente no habría pecado, al no haber ley. Sin embargo, sabemos que ha habido transgresión constante de la ley moral desde Caín que mató a Abel hasta nuestros días.

Los principios de la ley moral recogidos en la ley de los diez mandamientos no pueden perecer ni ser abolidos, porque siempre existieron y están, de alguna manera implantados en nuestra conciencia, mente o corazón. La ley de los diez mandamientos no hizo más que refrescar la conciencia endurecida y la memoria olvidadiza de la humanidad

En el sermón del monte nuestro Señor Jesucristo sacó a la luz los grandes principios morales que rigen la relación con nuestro prójimo y con Dios, no como estaban enunciados en las tablas de la ley del Sinaí, sino dándoles el sentido plenamente espiritual que les corresponde, aclarando que no debíamos conformarnos con un mero cumplimiento nominal y legal de la letra de la ley. Recomendamos encarecidamente leer detenidamente todo el capítulo 5 del evangelio de San Mateo. Si así lo hacemos, observaremos el contraste que hace Jesús respecto a la ley del Sinaí o ley de Moisés con la ley moral. Aquí, a fin de no extendernos demasiado, sólo destacaremos unos pocos textos:

Mateo 5: 21 e.a.

“21 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. 22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

27 Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. 28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.

31 También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. 32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.

43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? 47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?

48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.”

¿Acaso no es esta ley muy superior a la del Antiguo Pacto?

Vemos que Dios siempre ha requerido a los seres humanos un cumplimiento fiel de su ley moral. Su ley no ha cambiado. Él nos sigue exigiendo, ahora tanto como entonces, el cumplimiento de la ley moral, como condición ineludible para la salvación. En los siguiente versículos Jesús mismo nos resume la ley de Dios.

Mateo 22: 37-40

“37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.”

Cuando vislumbramos la amplitud de los dos mandamientos que Dios requiere que cumplamos, comprendemos que somos pecadores porque no podemos guardarlos plenamente. Todos estamos bajo pecado ( Romanos 3:9), no hay justo ni aun uno (Romanos 3:10) y todos estamos destituidos de la gloria de Dios por cuanto todos hemos pecado (Romanos  3:23).

Ahora empezamos a entender lo que nos dice Pablo en Romanos 7:23: “23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.

Por eso cuando, entendemos el requerimiento de la ley, para ser convencidos de pecado por el Espíritu, debemos ser humildes y reconocer que somos pecadores y que el mal está en nosotros (Romanos 7:21), y nada podemos hacer por nosotros mismos sino acogernos a Cristo:

Romanos 8: 1 e. a (Recomiendo leer todo el capítulo)

“1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.

9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.

Por tanto, el creyente cristiano no contempla a la ley que le condena sino a Cristo que le salva mediante “la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” (Romanos 8: 2).

Cuando aceptamos a Jesús como nuestro salvador, Dios nos hace nacer de nuevo e implanta, en nuestra mente, corazón y conciencia, sus leyes (Hebreos 8:10).

¿Cuáles son estas leyes?

Fundamentalmente es la ley del amor. Ya hemos visto que Jesús dice que el que ama a Dios y al prójimo ha cumplido toda la ley y los profetas, es decir, todo lo que exige la Biblia. Vemos que hay perfecta armonía entre lo que afirma Santiago, “si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis;” (Santiago 2:8), y lo que declara Pablo en Romanos y Gálatas:

Romanos 13:9-10

“8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. 9 Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 10 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.”

Gálatas 5:14

“14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”

Los creyentes en Cristo, pues, somos salvos por la fe y no por las obras de la ley (Romanos 3:28; Gálatas 2:16; 3:11-14). “Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Romanos 7:5,6; Véase además 2ª Corintios 3:2-18).

Nada se dice en el Nuevo Testamento acerca de guardar el reposo sabático que si era preceptivo en el Antiguo Testamento, y su profanación era castigada con pena de muerte (Números 15: 32-36). En el siguiente apartado trataremos este tema con detenimiento.

5. ¿Guardar el reposo sabático es un mandamiento de Dios en el Nuevo Pacto en Cristo?

Como ya dijimos sólo el Nuevo Testamento rige para el cristiano, y no hemos encontrado en todo él nada que ratifique la vigencia del reposo sabático. Lo que confirma que, al desaparecer el Antiguo Pacto, también cesó la ley del sábado, que siempre fue una ley específica para el pueblo de Israel, promulgada por Dios para que ese pueblo se diferenciase de los que le rodeaban, y como una señal del pacto entre ellos y el Dios verdadero, Creador de todas las cosas.

Éxodo 31:12-17

“12 Habló además Jehová a Moisés, diciendo: 13 Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. 14 Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo. 15 Seis días se trabajará, mas el día séptimo es día de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de reposo, ciertamente morirá. 16 Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. 17 Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.

El reposo del sábado, además de ser una señal del pacto de Dios con Israel, tenía un elemento ritual que prefiguraba a Cristo. Semejante al significado que tenían los sacrificios ceremoniales de los animales que realizaban en Israel. Al igual que ellos, el reposo sabático representaba la salvación que se obtendría en Cristo, el perdón de pecados a cambio de una vida inocente, lo que era sombra y figura del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29). El pueblo tenía que aprender a confiar en Dios en sus promesas. Debían comprender que su salvación no estaba en sus manos y así reposar en el futuro Salvador.

Para los creyentes del Nuevo Pacto, puesto que Cristo murió y resucitó y nos ha dado esta gran salvación, ¿qué sentido tiene el guardar el reposo del sábado que era señal del Antiguo Pacto, cuando dicho Pacto ya no está vigente y el mismo Jesús ha establecido la Santa Cena como señal del Nuevo Pacto, “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama (Lucas 22:20).

No solamente lo encontramos en el Nuevo Testamento ningún atisbo de la obligatoriedad de la ley del sábado del Antiguo, sino que por el contrario tenemos claras evidencias de la anulación o abolición total de ese mandamiento. Veamos por ejemplo los siguientes pasajes:

Colosenses 2: 16, 17:

“Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, (17) todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.”

El reposo del sábado era sombra del futuro reposo que representa la salvación en Cristo, la cual poseemos ya desde el mismo momento que creímos.

Así lo confirma también el escritor de Hebreos:

Hebreos 3:18; 4:1-3

“18 ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? 19 Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.

1 Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. 2 Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. 3 Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo:”

Observemos que el autor de Hebreos se refiere claramente a que el reposo en el Nuevo Pacto no es guardar el sábado sino creer en Jesús como nuestro Salvador, aceptar la buena nueva con fe, pues de no ser así no nos aprovecharía de nada como les ocurrió a aquellos a los cuales se dirige el escritor de esta epístola. Por lo tanto, creer en esa buena nueva es entrar en el reposo de Dios. No se trata, pues, de guardar el reposo cada sábado de la semana, sino de vivir en Cristo todos los días.

Hebreos  4:1-13

Por tanto, juré en mi ira, No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. 4 Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. 5 Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. 6 Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, 7 otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones.

8 Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. 9 Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. 10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.

11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.  

Como ya hemos visto, entrar en aquel reposo es aceptar la buena nueva  de salvación, o sea el evangelio de nuestro Señor Jesús con inquebrantable fe. Cuando aceptamos a Jesús con fe, cuando no confiamos en nuestras obras, sólo confiamos, reposamos en Él, obtenemos el descanso para nuestra alma, que es la seguridad de la salvación, saber que nuestros pecados han sido perdonados y que somos salvos por los méritos de Jesús.

Romanos 5:1

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;”

Éste es el verdadero reposo, y no el del sábado, reconocer, por fe, que hemos sido redimidos, justificados y salvos, y que nada ni nadie nos podrá separar del amor de Cristo (Romanos 8:28-39).

El pueblo de Israel había sido esclavo en Egipto durante más de 400 años. La influencia de las costumbres paganas de Egipto, y su condición de esclavitud en un país extranjero, seguramente, habían oscurecido su conocimiento de Dios, embrutecido su mente y endurecida su conciencia. Dios, por tanto, necesitó realizar una gran labor de reforma y educación religiosa del pueblo, a fin de restablecer una relación correcta con Él mismo. Primero tuvo que revelarles que Él no era un dios a la manera de los dioses de Egipto, sino que era el Creador de los cielos y la tierra.

El mandamiento de reposo en el día sábado, de no hacer obra alguna fue dado, por Dios a Israel, incluso antes que la ley de los diez mandamientos fuera revelada por Dios a Moisés en el Monte Sinaí (Éxodo 16:4,20-32). Por tanto, dicho mandamiento existió independientemente de la ley, y poco después, Moisés mostró al pueblo, las dos tablas de la ley, estando el mandamiento del reposo sabático colocado en el cuarto lugar de la primera tabla de piedra (Éxodo 20:2-17).

Éxodo 16:4, 19-30

“4 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no. 5 Mas en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día.

Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello para mañana. 20 Mas ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para otro día, y crió gusanos, y hedió; y se enojó contra ellos Moisés. 21 Y lo recogían cada mañana, cada uno según lo que había de comer; y luego que el sol calentaba, se derretía.

22 En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron y se lo hicieron saber a Moisés. 23 Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer, cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana. 24 Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según lo que Moisés había mandado, y no se agusanó, ni hedió. 25 Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo para Jehová; hoy no hallaréis en el campo. 26 Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará. 27 Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron.

28 Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes? 29 Mirad que Jehová os dio el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estese, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día. 30 Así el pueblo reposó el séptimo día.”

Con estos textos comprobamos que el mandamiento del reposo sabático  también fue dado para educarles en la obediencia: “para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no.” (Éxodo 16:4). Vemos como algunos del pueblo inmediatamente desobedecieron (verso 28: “Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes?”).

Aunque este estudio no pretende presentar todos los argumentos bíblicos que prueban que el mandamiento del reposo sabático no está vigente ni se aplica al pueblo cristiano, no podemos resistirnos a enumerar algunos más. Como por ejemplo, destacar que el descanso en el día del sábado consistía de abstenerse de toda obra porque así lo había mandado Dios.

El profanar este mandamiento, haciendo cualquier tipo de trabajo como cocinar, hacer fuego, recoger leña, llevar carga u otro tipo de trabajo, incluso, no se podía realizar un viaje en día de sábado que fuese más allá de unos dos mil codos, etc., estaba sancionado con la pena de muerte. Además, el sábado se iniciaba con la puesta del sol del día viernes y finalizaba con la puesta de sol del sábado. Esto que no era difícil de cumplir para un solo pueblo, sería impensable tratar de imponerlo a todo los pueblos del mundo con tan diversos horarios y situaciones distintas de turnos de trabajo (Véase Éxodo 31: 12-17 citado anteriormente).

6. Conclusión

Los creyentes cristianos pertenecen al Nuevo Pacto que Jesucristo estableció en su muerte (Lucas 22:20). Todo lo que se ha revelado en el Nuevo Testamento es de aplicación para ellos, y por tanto, deben obedecer todas sus leyes. Los mandamientos de Dios en el nuevo pacto no son la ley del Sinaí sino la Palabra de Dios:

1ª Juan 2: 3, 5, 7

“(3) )Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.”

(5) “Pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.” (1ª Juan 2:5).

(7) “Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio. “

Ninguna ley del Antiguo Pacto rige para los cristianos. El “…Nuevo Pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.” (Hebreos 8:13).

Dios anunció que el nuevo pacto no sería como el primero, porque pondría sus leyes en nuestras mentes y las escribiría sobre nuestros corazones (Jeremías 31:31-34; Hebreos 8: 7-12). Esto, Dios lo realiza con su Espíritu al habitar en nuestras vidas, haciéndonos nacer de nuevo, y librándonos de la ley del pecado y de la muerte  (Romanos 8: 1-2).

Los cristianos no están bajo la ley del Antiguo Pacto sino bajo la ley de Cristo. Jesús en el sermón del monte relatado en Mateo 5 aclara el alcance de los inmutables principios de la ley moral haciendo contraste con la ley antigua, con lo que da a entender que aquella desaparece, introduciéndonos en el ministerio del Espíritu y no el de la letra (2ª Corintios 3:3-18). En donde el amor debe regir toda conducta: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.(44) Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;” (Mateo 5:45).

¿Cuál es la ley de Cristo?

“Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.” (Juan 13:34).

“Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros, como yo os he amado.” (Juan 15:12).

El cumplimiento de la ley es el amor:  

Santiago 2:8

“Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis;”

Y lo que declara Pablo en Romanos y Gálatas:

Romanos 13:9-10

“8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. 9 Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 10 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.”

Gálatas 5:14

“14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”

La ley que Dios implanta en nuestra mente y corazón en el nuevo pacto es la ley del amor.

Dios, en todos los tiempos ha exigido a la humanidad el cumplimiento de la ley moral:

Mateo 22: 37-40

“37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.”

Todo esto que venimos diciendo está en armonía con lo que afirma el apóstol Santiago en el siguiente pasaje:

Santiago 2: 12:

“Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad.”

La ley de la libertad es la ley del amor.  El cristiano no se centra en la letra ni en el espíritu de la ley, porque reconoce que no puede cumplirla sino que se acoge a la gracia de Dios por medio de Jesucristo que cumplió perfectamente toda la ley, siendo, por tanto revestidos por su justicia.

Por cuanto Jesús murió y pagó nuestra deuda con la ley, al aceptar su sacrificio expiatorio, nos identificamos con Él, y morimos con Él mediante el bautizo. Esto es el evangelio, las buenas nuevas de salvación según nos relata el gran apóstol Pablo:

Romanos 6:1 e.a (Se recomienda leer también el capítulo 7):

“1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? 2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.  (Esto es el corazón del evangelio)

5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; 6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado. 8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; 9 sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. 10 Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. 11 Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.

12 No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13 ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. 14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

Siervos de la justicia

15 ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera. 16 ¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? 17 Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; 18 y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia. 19 Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a la iniquidad, así ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a la justicia.

20 Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia. 21 ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. 22 Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. 23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

Los cristianos no servimos bajo el régimen viejo de la letra sino bajo el nuevo del Espíritu. No miramos la ley sino a Cristo. De esta forma somos libres de la ley y del pecado, porque hemos muerto al pecado en Cristo.

Romanos 7: 4-6:

“4 Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. 5 Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. 6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.”

En el Nuevo Testamento no existe la ley del reposo sabático aplicada a los cristianos. En ningún lugar  se exige este mandamiento. Por el contrario Pablo nos dice en Colosenses 2:16-17 que el sábado era sombra de Cristo. Además, a lo largo del Nuevo Testamento encontramos situaciones, en que si este mandamiento hubiera estado en vigor, habrían sido totalmente oportunas y convenientes para confirmarlo, y sin embargo esto no se produjo. Por ejemplo: cuando los fariseos creyentes en Jesús quisieron imponer la ley de Moisés (Hechos 15:5), Jacobo lo impidió y dijo:

Hechos 15:19-20:

“por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se conviertan a Dios, (20) sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.”

Léase además Hechos 15:24, 28, 29. Aquí hubiese sido una ocasión de oro para ratificar la vigencia del sábado de la ley antigua, sin embargo, la respuesta de los apóstoles fue “porque ha parecido bien al Espíritu santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:”

A continuación citamos unos pasajes de Romanos y Gálatas, en los cuales el apóstol Pablo, tuvo oportunidad, si esa hubiera sido su intención, de confirmar el mandamiento del reposo sabático. Sin embargo, contrariamente, les amonesta a que no guarden ningún día, o para que cada uno guarde el día que quiera, de acuerdo a su conciencia, puesto que la ley no exige el reposo de ningún día en especial.

Gálatas 4:8-11

“8 Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses; 9 mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar? 10 Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años. 11 Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros.”

Romanos 14:5-9

“5 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. 6 El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. 7 Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. 8 Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. 9 Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.

El reposo del sábado fue la señal del antiguo pacto (Éxodo 31:13-17), y un recordatorio de la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto (Deut. 5:15).

El Nuevo Pacto sustituyó al Antiguo y éste ya no está vigente (Hebreos 8:13). En el Nuevo Pacto, Cristo establece la Santa cena como señal y memoria de su muerte expiatoria por los pecadores y de su segunda venida en gloria.

Por tanto, el creyente cristiano no contempla a la ley que le condena sino a Cristo que le salva mediante “la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” (Romanos 8: 2).

Cuando aceptamos a Jesús como nuestro salvador, Dios nos hace nacer de nuevo e implanta en nuestra mente, corazón y conciencia sus leyes (Hebreos 8:10).

Los creyentes en Cristo, pues, somos salvos por la fe y no por las obras de la ley (Romanos 3:28; Gálatas 2:16; 3:11-14). “Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Romanos 7:5,6; Véase además 2ª Corintios 3:2-18).

Significado de Isaías 66:22, 23 a la luz de toda la Biblia

“22 Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. 23 Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová.”

En primer lugar, en mi opinión, aquí no dice que en los cielos nuevos y tierra nueva los creyentes irán a adorar a Dios de mes en mes y de día de reposo en día de reposo, sino que por el contrario, el énfasis se hace en la permanencia de la descendencia de Israel comparándola con la tierra prometida. Dios está hablando del triunfo de los verdaderos creyentes, los cuales permanecerán, tan cierto como permanecerán el cielo y la tierra nueva. Y la adoración de mes en mes y cada sábado, está inscrita en el marco del Antiguo Pacto, y se refiere, por tanto, sólo al pueblo de Israel, que como sabemos estaba obligado por la ley.

No obstante, es bueno leer estos versos en otras versiones de la Biblia que quizá puedan arrojar luz adicional, por ejemplo, a continuación transcribiré dichos versos con la Biblia de Jerusalén, 1998:

Isaías 66:22, 23  (Biblia de Jerusalén, 1998)

“22 Porque así como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago permanecen en mí presencia –oráculo de Yahvé-, así permanecerá vuestra raza y vuestro nombre. 23 Así pues, de luna en luna nueva y de sábado en sábado, vendrá todo el mundo a prosternarse ante mí -dice Yahvé.”

Como podemos comprobar, la mención luna nueva y sábado corresponden perfectamente a la dispensación del Antiguo Testamento, pues se trata de las fiestas ceremoniales que celebraba el pueblo de Israel, que estaban en la Torah, como el mismo Pablo nos dice en Colosenses 2: 16: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo.” Queda claro, pues que no se trata de la Jerusalén celestial (Apoc. 21), sino de la terrenal, o sea, sólo para el pueblo judío del Antiguo Pacto.

Carlos Aracil Orts.

www.amistadencristo.com

 

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Si deseas hacer algún comentario a este estudio, puedes dirigirlo a la siguiente dirección de correo electrónico: carlosorts gmail.com 

* Las referencias bíblicas están tomadas de la versión Reina Valera de 1960 de la Biblia. Las negrillas y los subrayados realizados al texto bíblico son nuestros

UNA REFLEXIÓN SOBRE LA GUARDA DEL SÁBADO: ¡UN TEMA PARA DEBATIR SERIAMENTE!

 

mandamientos-bloggers

Por. Dr. Luciano Hironaka M.

DÍA DEL SÁBADO.

Respecto al Sábado los escritores bíblicos afirmarían que:

a.       Es el día de reposo y adoración instituido por Yahveh dios en la creación:

Gen. 2:2-3 “Y acabó Dios en el día Séptimo su obra que hizo, y reposó el día Séptimo de toda su obra que había hecho. 3 Y bendijo Dios al día séptimo, y santificólo, porque en él reposó de toda su obra que había criado Dios en perfección. REINA 1569*

* Versión ortográfica.

Las Escrituras demostrarían que el séptimo día fue instituido y consagrado por Yahvé Dios durante la semana de la creación y al término de su obra creadora, mediante los actos solemnes de: A. El “reposo” {shabath}. B. La “bendición” {baraj} y C. La santificación {qadash}.  Estos tres actos no habrían sido circunstanciales ni transitorios, sino que habrían tenido una trascendencia y permanencia en el tiempo y el espacio.

b.       Su vigencia se habría extendido a lo largo de todo el período Pre-sinaítico:

Éx. 5:1 “Y después de haber entrado Moisés y Aaron, dicen al Faraón, `Así dijo Jehová, Dios de Israel, Dejad id a Mi Pueblo, para que guarden en el desierto una fiesta para mí.” Young 2003  

Si se recuerda durante su estadía en Egipto bajo la esclavitud, los Judíos no habían tenido oportunidad de respetar el reposo del Sábado. Es así, que Moisés invoca 15 capítulos antes del Sinaí, y como uno de los motivos para que el faraón les deje abandonar Egipto, la necesidad de observar una fiesta en honor de Yahveh. Una vez libre de las restricciones impuestas por la esclavitud en manos de los egipcios, el Pueblo de Yahveh debería retomar sus obligaciones. Es así, que Moisés comunica al faraón que debería permitir que su pueblo fuese al desierto para guardar una fiesta [weiājoggû] en honor de Él. Ha de advertirse que se hace referencia a una fiesta (singular), hebreo “jag,” la que obviamente correspondería al sábado, puesto que era la única fiesta que había sido instituida desde la creación hasta aquel momento. 

Ex. 10:9 “Moisés dice…     …porque tenemos una fiesta para Jehová” Young 2003 

Moisés anuncia la plaga de las langostas al faraón, los siervos de éste le convencen para que los deje ir, el faraón en una primera instancia accede y pide un detalle de los que irán. Moisés vuelve a señalar el motivo de su ida, i.e. celebrar una fiesta {hag}  para Yahveh.   

Ahora bien, en el episodio ocurrido en el desierto de Sin y en relación con la recolección del Maná, habría otra alusión al sábado cuatro capítulos antes de la emisión del Decálogo: 

Éx. 16: 5 “  Más el sexto día aparejarán lo que han de meter, que será el doble de lo que solían coger cada día” REINA 1569

Éx. 16: 22  “ En el sexto día cogieron doblada comida, dos gomeres para cada uno: y todos los príncipes de la congregación vinieron a Moisés, y se lo hicieron saber”  REINA 1569 

En Éxodo 16: 5,22, y con respecto a la recolección del Maná, Yahveh da la orden de recoger en el sexto día una doble porción por cuanto el séptimo día era de reposo. El decálogo es dado en Éxodo 20.

Ex. 16:26-28  “26 En los seys dias lo cogereys, y el Septimo dia es Sabbado, en el qual no se hallará. 27 Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el Septimo dia à coger, y no hallaron. 28 Y Iehoua dixo à Moysen: Hasta quando no querreys guardar mis mandamientos, y mis leyes? Reina 1569

Las instrucciones que da Yahveh Dios son muy precisas, el Maná debe ser recogido durante los seis días que constituyen la semana, más en el séptimo día, es decir, el Sábado, no deben salir a recogerlo pues el maná no se encontraría, dada la circunstancia que éste es el día de reposo. A pesar de estas instrucciones y de la orden expresa referente al descanso del día Sábado, algunos hebreos salieron a recogerlo con lo cual demostraron de modo explícito y verificable para Yahveh que no cumplían ni caminaban en su LEY vigente desde la creación, ni con las instrucciones impartidas. Esto constituye una clara demostración que el sábado estaba vigente antes del Sinaí. 

c.       Su vigencia habría sido formalizada en el Sinaí mediante la entrega del Decálogo { Diez Palabras. Deca=diez y logos= palabra. }. 

Ex. 20: 8 * Acordarte hás del día del Sabbado, para sanctificarlo. Reina 1569 

Ha de advertirse que el 4° mandamiento comienza con la instrucción de “recordar” {tzajar}, es decir, traer a la mente  algo que los israelitas habitualmente realizaban, es decir, el recordatorio del reposo, bendición y santificación de este día en obvia referencia al Gén. 2:2, donde Yahveh detuvo toda su obra;  hecho que los Judíos conocían perfectamente. El verbo santificar es “qadash,” cuyo significado es poner aparte para un uso especial: consagrar, reverenciar. Aquí este verbo se utiliza en la forma ‘Piel,’ la cual significa acción intensiva o intencional, lo que significa en la práctica que de modo intencional el día Sábado se aparta de los otros días de la semana. El motivo queda expresado en el verso 11: porque Yahveh lo santificó {qadash}.

 

d.      Su vigencia englobaría a toda la humanidad.   

Mc. 2:27 “Y les dijo, el Sábado fue hecho para el hombre, y no el hombre para el Sábado” 

Algunos afirman que el Sábado habría sido hecho sólo para los judíos; No obstante, en el Nuevo Testamento el texto griego emplea para el “hombre” el vocablo anthropos, el que englobaría a toda la Humanidad (la antropología es el estudio del Hombre como Humanidad). Cabe señalar que el vocablo griego para designar al ser humano según su género es “aner, andros” {hombre} y güné, günaikos {mujer}. 

e.       Su reposo se inicia y permanecería plenamente vigente durante toda esta Segunda Era de los cielos y de la tierra.

Éx. 31:16  weshāmerû {y guardarán} benēi {los hijos} – yisera’ēl {de Israel} ’eth- hashabbāth {el sábado}, la‘asôth {para hacer} ’eth-hashabbāth {el sábado} ledorothām {por sus generaciones}, berîth {un pacto} ‘ôlām {eónico}” Versión Intercalar Literal Analógica. Hebreo Castellana.  

Podría pensarse que el pacto eónico sólo incluiría al pueblo hebreo. No obstante, tras el rechazo de Cristo por los judíos, este pacto en materia del Sábado, se habría hecho extensivo a todo el pueblo de Dios que incluiría también a los no judíos; mediante el Nuevo Pacto que Yêshûa instituyó al anochecer del miércoles 14 de Nisán, en la Cena de Pascua del Nuevo Pacto. De esta circunstancia daría fe Pablo en Hebreos en el que corrobora la vigencia de la observancia del Sábado: 

Heb. 4:9  “Ansique queda el sabbatismo para el pueblo de Dios” Reina 1569

Heb. 4:9  “Anſique queda el sabbatiſmo para el pueblo de Dios” Valera 1602 

Nota. El vocablo sabatismo de acuerdo con la RAE Ed. 21, tiene el significado de “acción de sabatizar,” teniendo sabatizar el significado de “reposar el sábado.”

Muchos ministros y teólogos han asignado un significado contrario a las palabras de Hebreos 4:9. Ellos habrían dado una interpretación errónea a lo que se expresa en este verso, al enseñar que a los Cristianos ya no se les pediría guardar el sábado como día de reposo, por cuanto Jesucristo les habría dado el “reposo” al “cumplir satisfactoriamente con la ley” por ellos; con lo cual les habría liberado de guardar los mandamientos. Tal razonamiento sería totalmente erróneo. Yêshûa no cumplió los mandamientos de Dios con el propósito de liberarnos de la obligación de guardarlos, sino que para darnos el ejemplo de seguir sus pasos y de actuar tal como él se condujo:

 
I Pedro 2:21-22 “Porque para esto sois llamados, pues que también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que vosotros sigáis sus pisadas.” NT. Valera 1858

I Juan 3:4 “Cualquiera que hace pecado, traspasa también la ley; y el pecado es trasgresión de la ley.” NT. Valera 1858 

La utilización de la palabra Griega ‘sabbatismos’ en Hebreos 4:9, contradiría la enseñanza de que el Cuarto Mandamiento habría sido abolido. Tal como lo demostraría el contexto de este verso, puesto que la observancia del séptimo día como un día de descanso y culto, estaría vinculada al actual Pueblo de Dios, tal como lo estuvo para el antiguo Pueblo de Dios (el Israel antiguo).   

La verdadera traducción como «observancia del sábado» no sólo acentuaría la obligación actual, sino que de hecho, nos exhortaría a su observancia en el presente. La observancia actual del sábado sería un prototipo, una sombra, del mundo por venir. Col. 2:17 habla de los Sábados, los cuales “son” {gr. ‘estin’}[NO ‘eran’], una sombra de las cosas por venir. La obligación presente de guardar el sábado sería una sombra o prototipo del reposo eónico por venir, sería obligatoria, porque el Sábado sería la única señal Escrita de Separación (Santificación) Ex. 31:13 & 17 y Eze. 20:12 & 20. Recuerde: sin Separación (Santificación) nadie verá al Soberano – Heb. 12:14. 

Estimado hermano, creo que en Mateo 5:17-19 se hallan los pasajes, que nos permitirían dilucidar el status actual que tendría el decálogo en general y el Sábado en particular.  

En la siguiente Versión Intercalar es posible verificar palabra por palabra el significado dado por Mateo:  

Mt. 5:17 – “mê {no} nomisête {penséis} oti {que } èlthon {vine} katalüsai {a abolir} ton {a la} nomon {ley} ê {o} tous {a los} prophêtas {profetas}: ouk {no} êlthon {vine} katalüsai {a abolir} alla {sino} plêrôsai {a cumplir}. 18 “amên {en verdad} gar {porque} legô {digo} ümin {a vosotros}, eôs {hasta que} an {llegado el caso} parelthę { pasen} ho {el} ouranos {cielo} kai {y} ê {la} gê {tierra}, iôta {iota} en {una} ê {o} m…a {una} keraia {tilde} ou {ni} mê {ni siquiera} parelthę {pasen} apo {de} tou {la} nomou {ley} eôs {hasta que} an {llegado el caso} panta {todo} genêtai {se cumpla}. 19 “os {quienquiera} ean {que} oun {entonces} lüsę {anule} mian {uno} tôn {de los} entolôn {mandamientos} toutôn {estos} tôn {de los} elajistôn {mínimos} kai {y} didaxê {enseñe} outôs {así} tous {a los} anthrôpos {hombres}, elajistos {mínimo} klêthêsetai {será llamado} en {en} tę {el} basileia {reino} tôn {de los} ouranôn {cielos}: os {quien} d’ {mas} an {llegado el caso} poiêsę {haga} kai {y} didaxę {enseñe}, outos {esto} megas {grande} klêthêsetai {será llamado} en {en} tę {el} basileis {reino} tôn {de los} ouranôn {cielos}. A. Versión Intercalar Literal Analógica Greco-Castellana. 

5:17 “ no penséis que vine a abolir la ley o a los profetas: no vine a abolir sino a cumplir. 18 porque en verdad os digo, hasta que llegado el caso, pasen el cielo y la tierra, ni siquiera una iota o una tilde pasen de la ley, hasta que llegado el caso, todo se cumpla. 19 Entonces quienquiera que anule uno de estos mandamientos, de los mínimos y así enseñe a los hombres, mínimo será llamado en el reino de los cielos: mas quien llegado el caso haga y enseñe esto, grande será llamado en el reino de los cielos. Versión Literal Analógica

Análisis Gramatical Analógico. 

a.      êlthon (De erjomai = venir). 1 sing., att. Aor. Ind. Su significado es “vine”.

b.      katalusai (De katalüô=abolir [en el caso de leyes]). Act. Aor. Inf. Su significado “abolir”.

c.       Plêrôsai (De plêroô= ). 3 sing. Act. Aor. Potencial. Su significado es “a cumplir”.

d.      Pareltê ( De parerjomai = pasar). 3sing. att. aor. conj.. Su significado es “pasen”.

e.       Entolôn (De entolé = mandato, mandamiento). Su significado es “de los mandamientos”.

f.         Genêtai (De ginomai= ser cumplido). 3sing. med. aor. Conj. Su significado es “se cumpla”.

g.      Lüsê (De lüô= anular derogar, violar [en el caso de leyes, tratados, pactos etc.]) 3sing. act. Aor. Subj.. Su significado es “anule”.

h.      Elagistos. Adj. nom., sing., masc., grado superlativo. Su significado es “mínimo”.

i.         Klêthêsetai ( de Kaleô=ser llamado). 3 sing. pas. fut. Su significado es “será llamado”.

j.         Outos. Pronombre demostrativo nominativo masc., sing.. Su significado es “esto”

Versiones Confirmativas.  

17 Do not think that I came to abolish the Law R135 or the Prophets; I did not come to abolish but to fulfill.  18 For truly I say to you, until R136 heaven and earth pass away, not the F65 smallest letter or stroke shall pass from the Law until all is accomplished. 19 «Whoever then annuls one of the least of these commandments, and teaches others F66 to do the same, shall be called least in R137 the kingdom of heaven; but whoever keeps F67 and teaches them, he shall be called great in the kingdom of heaven. NASB

Comentario. La palabra » cumplir» en el v.17 (gr. pleroô) tiene diferentes significados cuando se la utiliza figuradamente. La Nueva Biblia Inglesa la interpreta como «completar,» y así lo hace también la Traducción de Canisius. El vocablo pleroô no pueden significar aquí en el v. 17 «anular» o «abolir», porque, Primero, Yêshûa se habría contradicho a sí mismo en el mismo verso. Segundo, la palabra pleroô se utiliza en Mt. 3:15 y Col. 1:25 en donde sería absurdo incluso sugerir un significado de «anular» o «abolir.» La palabra pleroô de Mt. 5:17 puede ser interpretada preferentemente  como «cumplir» o «completar.» El The Interpreter’s Dictionary of the Bible, así como otros, sugiere los significados siguientes: completar, confirmar, reunir todos los requisitos, corroborar, establecer, totalizar o incluso: predicar totalmente (la mejor interpretación para Col. 1 :25). Otros han sugerido como la mejor traducción: ejecutar, o vivir en conformidad con, o cumplir con; sobre todo en Mt. 3:15. En Mt. 5:19, la interpretación correcta como » el quebrantamiento de uno de estos mandamientos – el menor» (ver cualquier Versión Interlineal o la Versión de Rotherham), clarifica la dificultad creada por las traducciones ordinarias y lo pone en armonía con todas las Escrituras.  

En este verso Yêshûa es bastante enfático al dar un pleno respaldo al Decálogo. Algunos piensan que en los versos 17 y 18, Yêshûa estaría haciendo referencia a la Torah; no obstante, esto quedaría aclarado en el verso 19 al hacer mención a los mandamientos. Creo, que quedaría lo suficientemente claro, que la integridad del decálogo estaría vigente en la actualidad. Puesto que el verso expresa que ni el más mínimo de los mandamientos ha sido anulado, resulta bastante sorprendente la tesis que postula la derogación completa del decálogo. 

En Lucas 16:17 Yêshûa confirmaría la validez permanente de la Ley: «Y es más fácil que el cielo y tierra perezcan que una tilde de la Ley falle.» ¿Nos atreveríamos a recurrir a alguna otra autoridad humana en un intento por evadir la observancia del Decálogo, incluso el Cuarto – el Sábado? No se debe olvidar dar énfasis a la declaración de Yêshûa, “toda autoridad se me ha dado en el cielo y en la tierra,» Mt. 28:18. Él es nuestra única Autoridad Suprema. Él es la única Cabeza (autoridad) de Su Cuerpo, la congregación o asamblea. Lea también 1 Tim. 6:3-4 y 2 Jn. v.9.  

f.        Relación entre Cristo y el Sábado.

Los evangelios sinópticos señalan de manera muy clara la relación existente entre el sábado y el Hijo del Hombre, i.e., Cristo.

Mt. 12:8 “Porque Señor del Sábado es el Hijo del hombre”

Mc. 2:28 “Porque aún Señor del sábado es el Hijo del Hombre”

Lc. 6:5 “ Y decíales Señor es del sábado el Hijo del hombre” 

La expresión griega “kyrios tou sabbatou” i.e. “Señor del Sábado” afirma de modo explícito que Cristo es el Señor del Sábado, hecho que por correspondencia biunívoca significa que el Sábado es el día del Señor, lo que se justifica por cuanto fue el día de su resurrección. Es importante señalar esto, por cuanto en el Antiguo Testamento sólo el día sábado tiene un nombre que le es propio y distintivo; los demás días reciben como nombre un numeral cardinal (día primero, día segundo, día tercero etc.) (Génesis 1 y 2). En el sistema griego y romano estaba en vigencia la semana planetaria, siendo cada día designado por el nombre del dios planetario regente i.e. Lunae dies (luna), Martis dies, Mercurii dies, Jovis dies, Veneris dies, Saturni dies, Solis dies. En ninguna parte de la Palabra de Dios se afirma que el Domingo sea el día del Señor, esta aseveración sólo está sustentada en la Palabra del Hombre, pues fue Silvestre I, obispo de Roma quien en el año 325 DC., poco antes del Concilio de Nicea, quien dio al domingo el nombre de Doménica Dies o Día del Señor (previamente Constantino I, le había dado el nombre de solis dies). Nuevamente tenemos la constancia, tal como en otros múltiples casos, de cómo la Palabra del Hombre contradice e intenta suplantar a la Palabra de Yahveh dios.

g.       Vigencia Post-Mesías. 

Mt. 24: 20 “Orad para que vuestra huida no sea en invierno ni en sábado”

Cuando el Maestro habló a sus discípulos en el Monte de los Olivos respecto a las señales del fin de Jerusalén les instruye que oren respecto a que el abandono de la ciudad no se produzca en sábado, hecho que reafirmaría su vigencia. Cabe señalar que la caída y destrucción de Jerusalén ocurrió en el año 70 DC., bajo las tropas romanas guiadas por Tito.

Hch. 16:13 Y en el día Sábado nosotros [Pablo y sus compañeros] salimos de la ciudad a la ribera, dónde se hacía habitualmente la oración; y nos sentamos y hablamos a las mujeres que allí se encontraban. VNKJ

La Biblia simplemente hace ver, que Pablo y los otros discípulos de Jesús continuaron guardando el Sábado después de la muerte y resurrección del Mesías. En ninguna parte del Nuevo Testamento se niega la orden de observar el Sábado. En cambio, el Nuevo Testamento hace ver que el Sábado era aún guardado por los primeros Cristianos. Aquellos que se guían únicamente por las Escrituras no hallarán ninguna orden que considere la asignación de otro día de adoración

h.       Vigencia en la Tercera Era de los Cielos y de la Tierra.

Isaías 66:22-23 “Porque así como subsistirán ante mí los cielos nuevos y la tierra nueva que voy a crear dice Yahvé, así subsistirá vuestra progenie y vuestro nombre; 23 Y de novilunio en novilunio, de  sábado en sábado, vendrá toda carne a prosternarse ante mí, dice Yahvé”  Nácar Colunga

Este pasaje es muy importante, por cuanto Isaías especifica con una perfecta claridad que en la Tercera Era de los Cielos y de la Tierra tendrá también vigencia la observancia del Sábado. Por lo tanto, no existiría ninguna razón para que la observancia del Sábado fuese discontinuada durante esta parte de la Segunda Era de los Cielos y de la Tierra

REFLEXIONES URGENTES SOBRE LA POSIBLE VIGENCIA DEL SÁBADO COMO DÍA DE REPOSO

mandamientos-bloggersPor Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Una de las preguntas más frecuentes que recibo de mis visitas es sobre la vigencia o no de la guarda del sábado como día de reposo. Y creo que esta cuestión carcome los sesos, no sólo el de vuestro servidor, sino también el de cientos de miles de sinceros y devotos creyentes en Cristo de todo el mundo.

Pienso que esta pregunta es importante, ya que durante la fundación de este blog, nos hemos consagrado a la predicación del evangelio del reino de Dios, y hemos insistido frecuentemente que heredar este reino es heredar la vida eterna (ver Mateo 19:16,23). Es decir, los que ganen la vida eterna vivirán para siempre en el reino de Dios o reino de los cielos. Esto es salvación. Sin embargo, no podemos omitir el hecho de que para ganar la vida es necesario guardar los mandamientos.  Esto no es  “salvación por obras” como algunos han afirmado, puesto que es requisito indispensable para todo aquel que acepta a Jesucristo y su evangelio del reino por fe, andar en novedad de vida, es decir, caminar en conformidad con los mandamientos de Dios (Romanos 6:4, Mateo 19:17).

Examinado El interesante caso del Joven rico

No podemos dejar de lado la historia del joven rico, un hombre sincero que quería ganar la vida eterna. He aquí lo que dice la Escritura sobre su encuentro con nuestro Señor Jesucristo:

“Luego se le acercó un hombre y le preguntó: «Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?».Jesús le dijo: «¿Cómo me preguntas acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos». «¿Cuáles?», preguntó el hombre. Jesús le respondió: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, 19 honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo». El joven dijo: «Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?». «Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme». Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes. Jesús dijo entonces a sus discípulos: «Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos». Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?».

En esta historia tenemos los siguientes hechos concretos:

1.- El rico quería conseguir la vida eterna.

2.- Jesús le responde que debe guardar los mandamientos.

3.- Los mandamientos a los que hace referencia Jesús son los del decálogo.

4.- El Joven rico los cumplía todos.

5.- Jesús no objeta su confesión de que guardaba los mandamientos desde jovencito.

6.- Al joven rico le faltaba dejar sus posesiones y seguir a Cristo para ser perfecto, ya que no bastaba con sólo guardar los mandamientos para ser perfecto. La perfección se da cuando uno sigue a Cristo,  y camina sobres sus pisadas.

La objeción más común de los que no creen en la guarda del sábado para agradar a Dios es que el joven rico estaba aún viviendo bajo la ley Mosáica, y mientras ésta no fuera “abolida” en la cruz por Jesucristo, todo Judío debía guardarla para obtener su salvación. Es por eso que Jesús— alegan— le exige al joven rico guardar los mandamientos de Dios para ganar la vida, pero que una vez muerto él, la ley ya no está más vigente.

Pero seamos sensatos: ¿Cómo podía Jesús exigir a alguno guardar los mandamientos de Su Padre si él sabía que nadie los podía guardar porque supuestamente era una ley perfecta, y nosotros, imperfectos? Además, si la ley era imposible de guardar, ¿por qué el Señor no le objetó al joven rico cuando éste le dijo que guardaba los mandamientos desde su juventud? Lo cierto del caso es que Jesús le dijo al joven rico que le faltaba algo para ser perfecto: Deshacerse de todo lo que tenía y seguirlo a él. Es decir, debía renunciar a sus posesiones en su totalidad y seguirlo a él para lograr la perfección. Esto, por supuesto, no anulaba la exigencia de guardar los mandamientos de Dios. Sin embargo, esta exigencia extrema de dejarlo todo por Cristo no es obligatoria y para todos los hombres, puesto que Saqueo daba la mitad de lo que tenía a los pobres y Jesús le asegura que la salvación había llegado a su casa. Creo que la exigencia extrema de Jesús al joven rico era para ver hasta qué punto él estaba dispuesto a llegar para ganar su salvación.

Muchos, sin embargo, nos dicen que Jesús no menciona el sábado en la relación de leyes que debía guardar el rico («No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo)». Es verdad, pero tampoco menciona la prohibición de hacer imágenes. ¿Es que ya podemos ser idólatras? ¡Por supuesto que no! Así que ese argumento resultaría estúpido y muy peligroso.

La Ley de Cristo

Muchos cristianos creen que la ley del Sinaí fue sustituida por “La Ley del amor” de Cristo. Ellos suponen que no debemos guardar los mandamientos del Sinaí porque ahora nos regimos por la ley que se resume en amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo”. ¿Pero es que acaso el amar a Dios y al prójimo como a uno mismo significa que ya podemos idolatrar imágenes, jurar en vano, matar, mentir, o robar? Pues claro que no! Justamente por amar a Dios y al prójimo cumplimos con los mandamientos de Dios. Es todo lo contrario, la ley de Cristo confirma y establece la guarda de los mandamientos en su integridad.

¿Guardaba el Sábado Pablo por una costumbre?

Los que se oponen a la guarda del Sábado sostienen que Jesús y Pablo asistían a la sinagoga en Sábado porque “era su costumbre”, o por una rutina, pero no porque fuese necesario hacerlo como un mandato divino. También dicen que ellos aprovecharon la sinagoga y el sábado de guardar para predicar el evangelio salvador a los judíos. La teoría parece interesante, aunque adolece de algunos defectillos.

Es cierto que Jesús y Pablo se reunían por “costumbre” en las sinagogas para predicar en sábado el mensaje salvador. ¿Pero es que acaso los cristianos no se reúnen en sus iglesias por costumbre? Fíjense ustedes lo que dice Pablo de los creyentes: “No dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, mas exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Heb. 10:25). Si hubo hombres que dejaban por costumbre de reunirse, es lógico suponer que hubo otros que sí tenían la costumbre de reunirse. Y si esos buenos creyentes tenían la costumbre de reunirse para adorar a Dios, ¿lo hacían acaso sólo por una tradición? No, ¡ellos lo estaban haciendo porque eso esperaba el Señor de ellos!

A los Corintios, Pablo les dice: “Con todo eso, si alguno parece ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios”. Aquí vemos que las iglesias de Cristo en los tiempos de Pablo no tenían LA COSTUMBRE de la contención. Y si no tenían la costumbre de la contención, entonces sí tenían la COSTUMBRE  de no ser contenciosos. Esa costumbre era una práctica válida de las iglesias y que agradaba al Señor, por cierto.

Por tanto, el hecho de que Jesús o Pablo se reuniesen en las sinagogas en Sábado por COSTUMBRE, no lo hacía un día menos importante y menos obligatorio.

Curiosa omisión

Es curioso observar que nunca Pablo o Jesús aprovecharon esas reuniones  sabáticas en las sinagogas para predicar justamente sobre la invalidez del sábado como día sagrado de guardar. Muchas veces se discutieron temas sobre la circuncisión, el evangelio, y temas como estos, pero que sepamos, nunca sobre la abolición del día sábado. Repito: Me parece extraño que justamente nuestro Señor o Pablo omitieran mencionar sobre este “caduco cuarto mandamiento” justamente ese mismo día de reposo que acostumbraban los judíos observar.

Yo, apologista, no quiero ser dogmático en este asunto, pues aún faltan muchos puntos por dilucidar antes de afirmar una posición de fe. Sólo quiero mostrar algunas incongruencias en los argumentos de los que rechazan el sábado, y manifestarlo con toda libertad. Ustedes pueden tomarlo o dejarlo.

Sin embargo, aún queda por resolverse cómo se debería guardar el día de reposo, ya que muchos sabatarios discrepan entre ellos mismos sobre este asunto. Creo que esto es igualmente importante dilucidar, pues si se fallara en algún punto de la ley, se estaría violando todos.

Un abrazo fraternal, 

Apologista 

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EL APÓSTOL PABLO Y EL SÁBADO

 

microsThumbPREGUNTA:

La costumbre de Pablo era guardar el sábado (Hechos 13:14; 16:13; 17:2). ¿No deberíamos nosotros seguir su ejemplo en esto (1 Corintios 11:1)?

Cuando Pablo predicaba el evangelio en una ciudad nueva, su costumbre era ir a la sinagoga en el sábado (Hechos 13:14; 16:13; 17:2). Pero esto no significa que él guardaba el sábado. Pablo deseaba predicarles primero a los judíos, y el mejor lugar para hacer esto era en una sinagoga, y el mejor día para hacerlo era en el sábado, cuando los judíos estaban allí. Era simplemente una buena estrategia evangelística ir a la sinagoga en el sábado. Sin embargo, Pablo nunca le enseñó a nadie a guardar el sábado. El apóstol Pablo iba a la sinagoga en el sábado porque allí era cuando y donde la gente se reunía para escuchar las discusiones de la Escritura. Allí era cuando y donde él tenía un auditorio. Él iba a los judíos primeramente y luego a los gentiles, y la mejor manera de predicar a los judíos era yendo a las sinagogas en el día en que los judíos estaban allí.

Como Jesús, Pablo por costumbre iba a la sinagoga. Pero ¿por qué debemos insistir en imitar una frase de la oración e ignorar otra parte? ¿Por qué debemos citar el ejemplo del «sábado» pero no el de la «sinagoga»? El hecho de que esta era una sinagoga debiera enfocar nuestra atención en la situación histórica y debiera prevenirnos con respecto a costumbres específicas.

Pablo algunas veces guardó leyes judías tales como la circuncisión, hacer votos y participar en los ritos del templo (Hechos 16:3; 18:18; 21:26). Cuando estaba con los judíos, él vivía como ellos – pero él no se consideraba a sí mismo como estando bajo la ley del antiguo pacto (1 Corintios 9:20). Cuando estaba con los gentiles, él podía vivir como un gentil, al igual que Pedro lo pudo hacer (v. 21; Gálatas 2:14). En el primer siglo, ni los judíos ni los gentiles creían que los gentiles debían guardar el sábado. Si Pablo hubiese tenido otro punto de vista, nosotros podríamos esperar ver alguna evidencia, pero no hay ninguna. Su ejemplo no es automáticamente autoritario. Si imitamos todas las maneras en que él vivió como Jesús, tendríamos que ser solteros y predicadores ambulantes. Debemos discernir cuáles detalles de sus vidas se basaron en la cultura en que vivieron, cuáles se basaron en el cristianismo y cuáles se basaron en ambos.

El apóstol Pablo se consideró a sí mismo bajo la ley de Cristo, no bajo la ley del antiguo pacto (1 Corintios 9:19-21). Tenía la libertad de observar las costumbres del antiguo pacto cuando estaba entre judíos, y tenía la libertad de ignorarlas en otras situaciones. Pedro estaba en libertad de «vivir como los gentiles», al igual que Pablo (Gálatas 2:14). En la actualidad, nosotros debemos obedecer los mandamientos de Jesús (Mateo 28:20), y Jesús nunca le ordenó a nadie que descansara en el sábado. El ejemplo de Pablo, como el de Jesús, es siempre uno de libertad y él no establece ninguna restricción o mandamiento acerca del sábado.

En Antioquía de Pisidia, Pablo dio un mensaje controversial en la sinagoga: «Así pues, hermanos, ustedes deben saber que el perdón de los pecados se les anuncia por medio de Jesús. Por medio de él, todos los que creen quedan perdonados de todo aquello que bajo la ley de Moisés no tenía perdón» (Hechos 13:38-39).

Los judíos y prosélitos le pidieron a Pablo que les hablara el siguiente sábado (vers. 42), y eso fue lo que Pablo hizo. Él no trató de cambiar su costumbre de guardar el sábado. Una gran porción del grupo tendría que trabajar los siguientes seis días y no les hubiera sido posible reunirse el domingo. Además, sería bueno para ellos pensar y hablar acerca del mensaje de Pablo durante toda la semana. Debido a que Pablo esperó una semana, toda la ciudad pudo escuchar acerca de la controversia, y debido a eso, vinieron a escucharlo (vers. 44).

En las ciudades gentiles de Listra y Derbe, no se dice nada acerca del sábado. Aun en Atenas, donde vivían algunos judíos, nada se dice acerca del sábado. En su lugar, Pablo «cada día discutía igualmente en la plaza con los que allí se reunían» (Hechos 17:17). La predicación diaria es una costumbre válida también, si deseamos seguir el ejemplo que Pablo y Jesús nos dejaron. Santiago hizo notar que se predicaba sobre Moisés en las sinagogas cada sábado. (Hechos 15:21). ¡Pero Santiago no trató de animar a los gentiles a que asistieran a las sinagogas! Los conversos necesitaban oír acerca de Cristo, no acerca de Moisés. El concilio de Jerusalén rechazó la opinión de aquellos que pensaban que los gentiles debían guardar toda la «ley de Moisés» (vers. 5).

«Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios» (vers. 19). En lugar de requerirles a los gentiles cristianos que guardaran la ley de Moisés, el concilio les dijo que se abstuvieron de sangre, de carne de animales estrangulados, de la idolatría y de la fornicación (vers. 20). El concilio dio un decreto benigno debido a que en las sinagogas se predicaban los requisitos estrictos (vers. 21). El sábado era parte de la ley de Moisés, tanto como lo era la circuncisión, pero nada se dijo para hacer del sábado una excepción, ni por el concilio ni por Lucas, quien escribió para los lectores gentiles muchos años después.

En Corinto, Pablo nuevamente empezó en la sinagoga, y allí habló cada sábado (Hechos 18:4). Pero muy pronto Pablo dejó la sinagoga y empezó a predicar en la casa que estaba al lado de la sinagoga (vers. 7). Después de esto, no se dice nada con respecto al sábado, y Pablo pudo haber enseñado cada día de la semana. Aun al estar ocupado en la fabricación de tiendas, él podía hablar de las Escrituras con cualquiera que tuviera tiempo para escucharle. En Éfeso, Pablo predicó todos los días de la semana por dos años (Hechos 19:9-10). Esta es también una costumbre válida.

De regreso a Jerusalén, Pablo se detuvo siete días en Troas (Hechos 20:6). Pero no leemos nada sobre el sábado. Lo que leemos es que la iglesia («nosotros») esperó hasta el primer día de la semana para reunirse y partir el pan, y Pablo predicó hasta que terminó el sábado (vers. 7).

¿Por qué hasta entonces? Aparentemente el primer día de la semana era cuando los creyentes se podían reunir. Aunque Pablo tenía prisa (vers. 16), tenía que esperar hasta el primer día de la semana. Este también fue un ejemplo significativo.

En resumen, nunca se nos dice que Pablo descansó en el sábado, o que él enseñó a que se descansara en el sábado. Lo que se nos dice es que él aprovechó ese día como una oportunidad evangelística, y que podía aprovechar cualquier día de la semana para predicar acerca del Salvador. Su ejemplo nos demuestra libertad, y nada acerca de requisitos.

PREGUNTA:

Pablo enseñó regularmente en el sábado (Hechos 18:1-11). ¿Les estaba él enseñando a los gentiles a guardar el sábado?

RESPUESTA:

Este pasaje solamente dice que enseñó en las sinagogas por unos cuantos sábados; después de eso no dice cuándo él enseñó. Pudo haber sido en el sábado o pudo haber sido en otros días también, como lo hizo en Atenas y en Éfeso. Y el pasaje no dice nada acerca de evitar trabajar en un día de la semana en particular.

El libro de los Hechos nos dice lo que Pablo hizo en unos cuantos sábados y en otros cuantos días. Si queremos saber lo que Pablo mismo enseñó acerca del sábado, necesitamos ir al único lugar donde se usa la palabra «sábado» [la versión castellana usa «días de reposo»] en sus epístolas: Colosenses 2:16-17. «Por tanto, que nadie los critique a ustedes por lo que comen o beben, o por cuestiones tales como días de fiesta, lunas nuevas o días de reposo. Todo esto no es más que la sombra de lo que ha de venir, pero la realidad misma es Cristo» (Versión Popular).

El apóstol Pablo comienza su análisis del sábado con un «por tanto». Esas palabras deben hacernos examinar el contexto. La razón por la que los cristianos no deben dejar que otros los critiquen con respecto al sábado es debido a que Cristo ha triunfado en la cruz (vers. 15). La muerte de Cristo en la cruz cambió algo acerca del sábado. En Colosas, el sábado no tenía conexión alguna con los rituales del templo. La única manera que se podía observar era absteniéndose de trabajar y reuniéndose para adorar. Pero la muerte de Cristo había cambiado algo acerca del enfoque cristiano hacia el sábado. Nadie debía criticar a los cristianos con respecto al sábado.

El sábado, los días de fiesta, las lunas nuevas y todo el calendario judío era una «sombra» de lo que había de venir. Todo eso prefiguraba, era la sombra profética, simbolizando cosas que habían de venir. Gramaticalmente, es ambiguo el hecho de que esas cosas han ocurrido o si algunas eran futuras. En lo que respecta a la práctica cristiana, no importa, ya que la conclusión de Pablo es que no debemos dejar que otros nos critiquen en lo que al sábado respecta.

Ya sea que lo guardemos o que no lo guardemos, no debemos dejar que otros nos juzguen acerca de esta cuestión. Ya sea que guardemos el sábado o no, no debemos dejar que otros nos hagan sentir culpables con respecto al sábado. No debemos dejar que otros nos hagan pensar que vamos a perder nuestra salvación si no aceptamos sus ideas. Ni se ha prohibido el sábado, ni se ha requerido. Es por esto que en la Iglesia de Dios Universal hoy se recibe a los que guardan el sábado como a los que no lo guardan.

El contraste entre «sombra» y «realidad» se encuentra también en Hebreos 10:1; las leyes de los sacrificios fueron una sombra de las cosas buenas que habían de venir (el mismo vocablo y tiempo verbal griego como en Colosenses 2:17), no la realidad. Así como los sacrificios eran sombras que señalaban hacia Cristo y fueron reemplazadas por él, los días de adoración del antiguo pacto fueron también sombras que señalaban hacia Cristo.

Ahora que él ya ha venido, los días han dejado de ser la norma por la cual somos juzgados. La norma apropiada es Jesucristo. En el último juicio, la cuestión definitiva no será acerca de días, sino acerca de la fe en Jesucristo. Su venida ha hecho una enorme diferencia en la manera en que el pueblo de Dios debe adorar en espíritu y en verdad. Apenas hemos empezado a ver cuán significativas su muerte y resurrección han sido para la fe y la práctica.

Pablo no les enseñó a los cristianos gentiles a guardar el sábado. Él en realidad les dijo que el sábado no era un aspecto en el cual debíamos ser juzgados. Como le dijo a la iglesia romana, que consistía de judíos y gentiles: «Hay quienes dan más importancia a un día que a otro, y hay quienes creen que todos los días son iguales. Cada uno debe estar convencido de lo que cree» (Romanos 14:5, Versión Popular).

El apóstol Pablo no pensó que era necesario decirle a esta gente que un día en particular era sagrado o superior. Él lo dejó a la convicción individual. ¿Cómo podía Pablo tomar una actitud tan indiferente en cuanto al concepto de días especiales? Aparentemente algo significativo había ocurrido, el evento más significativo en la historia: la crucifixión de Jesucristo. Debido a ese evento, los días ya no son un asunto para juzgar el comportamiento.

El punto principal de Pablo es que un cristiano no debe juzgar a otro en lo que respecta a mejores días: «¿Quién eres tú para criticar el servidor de otro? Si queda bien o queda mal, es asunto de su propio amo. Pero quedará bien, porque el Señor tiene poder para hacerle quedar bien» (vers. 4, Versión Popular). «Así pues, cada uno de nosotros tendrá que dar cuenta de sí mismo a Dios», Pablo escribe en el versículo 12.

Pero ¿quiere esto decir que necesitamos vivir en temor del juicio final, guardando el sábado «por si acaso», observando lunas nuevas y otras restricciones «por si acaso»? Si alguna persona hace estas cosas reverentemente, «para el Señor», pueden ser aceptables hábitos de ayuda. Pero no pueden exigírselas a otros cristianos. La conclusión de Pablo es clara: «Por eso, ya no debemos criticarnos unos a otros. Al contrario, propónganse ustedes no hacer nada que sea causa de que su hermano tropiece» (vers. 13, Versión Popular). Por cada obstáculo que pongamos en frente de otros, seremos juzgados. Cuando enseñamos requisitos, debemos ser precavidos.

Es bueno ser obediente, pero no debemos pensar que nuestra obediencia gana algo para la salvación. Pablo advirtió convincentemente a los cristianos gálatas que la fe en Cristo era suficiente para la salvación. La fe nos lleva a caminar por el Espíritu, y eso implica un estilo de vida de amor, gozo, paz, etc. La fe no implica la observancia supersticiosa de la circuncisión o de las leyes del antiguo pacto «por si acaso» éstas son también necesarias.

Somos llamados a la fe, confiados en que el sacrificio de Cristo nos limpia de todo pecado, no a la esclavitud temerosa de tradiciones religiosas y reglas humanas. Semejantes reglas podrán tener apariencia religiosa y podrán tener la forma de piedad, pero no tienen el poder que transforma el corazón, lo cual es el enfoque del cristianismo. De hecho, para algunas personas las reglas pueden llegar a ser más importantes que amar al prójimo. Las reglas pueden engañar a las personas haciéndolas pensar que están bien con Dios simplemente por guardar las reglas. Por lo menos eso fue lo que produjeron en algunos de los fariseos.

Los gálatas habían sido gentiles en una religión pagana antes de que fueran salvos por la fe en Cristo. Pero los judaizantes herejes estaban aparentemente enseñándoles que, aunque habían empezado con Cristo, necesitaban completar su salvación con la circuncisión y su compromiso hacia el antiguo pacto (Gálatas 5:3). ¡Semejante enseñanza debe ser maldecida y condenada! Hace que Cristo no tenga valor alguno (vers. 2).

El apóstol Pablo dijo que la ley del antiguo pacto era esclavitud (Gálatas 4:24-25; 5:1; notemos también el «nosotros» en 4:3), al igual que el paganismo (Gálatas 4:8). ¡Los cristianos de Galacia habían ido de una esclavitud pueril (el paganismo con sus muchas reglas externas) a otra (el antiguo pacto, con sus reglas externas)!

Cuando los judaizantes enseñaron «días, meses, fechas y años» (vers. 10), es posible que les enseñaron el calendario judío con sus días, meses lunares, estaciones festivas y años sabáticos. Tales requisitos externos eran «débiles y pobres principios»34 (vers. 9), ya que nunca pueden ganarnos la salvación, ni son requeridos después de que se nos da la salvación. Los cristianos pueden guardar tales días si así lo desean (como muchos de los cristianos judíos lo hicieron), pero no deben enseñar que tales días son requeridos bajo el nuevo pacto.

¿Cómo pudo Pablo ser tan indiferente a algo que había sido un mandamiento? Porque algo más significativo que el antiguo pacto ha venido, algo más importante que el maná nos ha dado vida. Los días de adoración del antiguo pacto eran sombras o siluetas, tal como lo fueron los sacrificios, y ahora la Realidad ha venido (Colosenses 2:16-17; Hebreos 10:1-2). La ley, el antiguo pacto entero, estuvo vigente hasta que Cristo vino (Gálatas 3:25; Hebreos 9:10).

El antiguo pacto fue una administración apropiada para una nación carnal. El nuevo pacto se administra de una manera diferente. La ley de Dios es la misma, pero se administra de diferentes maneras en diferentes tiempos para diferentes personas y diferentes propósitos.

Debemos reconocer la validez continua de la ley de Dios, pero debemos reconocer que el Nuevo Testamento nos da una representación más completa que la del Antiguo Testamento. Debemos interpretar las leyes antiguas con la perspectiva de la nueva situación que nos trajo Jesucristo. El propósito espiritual del sábado es todavía válido, pero el propósito espiritual no es evitar el trabajo en un día específico. El propósito espiritual es de señalarnos hacia Cristo. Ahora que ya hemos venido a Cristo, el indicador es de tan disminuida importancia que (ya sea que entendamos o no su función) Pablo puede decir que no es un asunto por el cual los cristianos deben ser juzgados.

El sábado le señaló el Creador a una nación inconversa. Les dio frecuentes recordatorios de él, de la misma manera como el templo y sus sacrificios lo hicieron. Pero ahora que el Creador está viviendo en nosotros, no necesitamos de indicadores en la misma manera. Tal como permanecemos por el propósito espiritual de la circuncisión mediante el arrepentimiento y perdón –ignorando completamente los detalles físicos que el antiguo rito demandaba– permanecemos por el propósito espiritual del sábado cuando tenemos fe en Cristo.

Podemos ver eso más claramente en Hebreos 4, el cual analizaremos más adelante, pero la conclusión se hace necesaria simplemente por la actitud indiferente de Pablo hacia los días del antiguo pacto. Algo de tanto significado ha ocurrido que el sábado semanal ya no es un asunto en el cual el pueblo de Dios tiene que ser juzgado.

Sin embargo, los aspectos prácticos del sábado son todavía prácticos. Todavía necesitamos tiempo para adoración, y necesitamos tiempo para dedicarnos a Dios. Si trabajamos siete días a la semana, lo más seguro sería que nos alejaríamos de Dios y nos moriríamos de hambre espiritualmente.

El apóstol Pablo tuvo que hacerse cargo de muchos problemas por vivir la vida cristiana, y menciona un gran número de pecados que pueden mantener a las personas fuera del reino de Dios, pero nunca menciona el sábado. Cuando describe los pecados de los gentiles (Romanos 1), no dice nada acerca del sábado. Tiene mucho que decir acerca de la fe y el amor, de magnificar el propósito real de la ley de Dios, pero el sábado simplemente no se ordena. Ni tampoco es creíble declarar que todo el Nuevo Testamento fue escrito para que sólo los «sabios» entendieran el mandamiento más importante.

No debemos dejar de asistir a nuestras reuniones, no sólo por nuestro propio beneficio sino por el beneficio de la comunidad de la fe. «Busquemos la manera de ayudarnos unos a otros a tener más amor y a hacer el bien. No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino démonos ánimos unos a otros; y tanto más cuanto que vemos que el día del Señor se acerca» (Hebreos 10:24-25). Debemos ir a los servicios de la iglesia preparados a animar a otros, a dar palabras de alabanza y gratitud al Señor.

¿GUARDÓ PABLO Y TODA LA IGLESIA PRIMITIVA EL SÁBADO O EL DOMINGO?

church¿GUARDÓ PABLO Y TODA LA IGLESIA PRIMITIVA EL SÁBADO O EL DOMINGO?

Un extracto de un estudio más extenso de Rich Deem

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Si como algunos dicen el Día del Señor ‘ no se refiere al Día del Juicio final sino más bien el día en el cual los cristianos se reunieron para adorar a su Señor resucitado, la pregunta todavía queda en lo que se refiere a qué día fue. Los adventistas del séptimo día creen que todos los cristianos se sienten todavía llamados a guardar el séptimo sábado de día. Por consiguiente, contienden que el Día del Señor, ‘ en Apocalipsis 1:10, se refiere al sábado y reflexionan en el hecho que Juan y las siete iglesias fielmente guardaron el sábado. Pues ellos dicen» … que aunque la Sagrada Escritura en ninguna parte identifica el domingo como que tiene alguna conexión religiosa con el Señor, repetidamente reconoce que el séptimo día, el sábado, es el día especial del Señor. Se dice que Dios ha bendecido y ha santificado el séptimo día (vea Gén. 2:3); él lo declaró que son la conmemoración de Su acto de creación (vea Ex. 20:11); que él lo llamó específicamente «mi día santo» (vea Isa. 58:13); y Jesús declaró  ser «Señor también del sábado» (vea Marcos 2:28) en el sentido como Señor de los hombres, él fue también Señor sobre aquello que fue hecho para el hombre, el sábado «.

Mientras que la posición teológica del el adventista del séptimo los conduce a concluir que «que el Día del Señor’ se refiere al sábado, No hay nada en los primeros dos siglos de la historia de la iglesia para apoyar esta opinión. Primero, no hay ningún otro ejemplo de los padres de la iglesia del segundo siglo que el Día del Señor’ fue alguna vez usado para referirse al sábado. En segundo lugar los griegos desde el segundo siglo hasta el siglo veintiuno, consistentemente se han referido al séptimo día (sábado) como el sábado (sabbaton) y el primer día (domingo) como «el Día del Señor’ (kuriakh hmera). Un ejemplo de esto es los Hechos de Pablo, cerca del 170 A.D., que representa los apóstoles como orando «en el sábado mientras el Día del Señor se acercaba » (epercomenhs ths kuriakhs). Esto era a diferencia del mundo de habla inglesa que al menos desde los 1600 ‘s a menudo ha usado los términos, ‘sábado’,  ‘el Día del Señor’ de forma intercambiable como los sinónimos a referirse al primer día de la semana como el día cristiano de culto.

Además, la posición teológica de los adventistas del séptimo día descansa en la suposición de que los creyentes Gentiles en el primer siglo fueron enseñados por los apóstoles a guardar el sábado. Mientras que hay prueba evidente que los miembros judíos de la iglesia de Jerusalén permanecieron acuciadores para la Ley al menos hasta  el 57 A.D., y que este celo para la Ley ciertamente habría ciertamente incluido la guarda del sábado Hechos 21:21-25, o hay prueba, sin embargo, que la Gentilidad fue, asimismo, ordenada a guardar el sábado. De hecho, los líderes de la iglesia de Jerusalén aclararon que mientras ellos querían a Pablo, porque él era un judío, que fuese visto como uno que guardaba la Ley, ellos reafirmaron la conclusión del concilio de Jerusalén en 49 A.D. de que los Gentiles no se les requería que se circuncidaran o guardaran la Ley. Hechos 15:5-11.

Los adventistas del séptimo día afirman que Pablo guardó el sábado porque en sus viajes misioneros él predicó a Cristo en la sinagoga en el sábado en cada nueva ciudad que él visitaba Hechos 13:14-16, 42-44; 16:11-13; 17:2; 18:4. Pablo encontró a una audiencia lista de judíos y  gentiles temerosos de Dios Gentilidad en las sinagogas para quienes él podría predicar a Cristo. Él explicó que él vivía como si él estuviera bajo la Ley a fin de que él pudiese conducir a los judíos a Cristo 1 Corintios 9:19-23. Sin embargo, alrededor del 51 A.D. en Corinto, Pablo encontró tal oposición de judíos incrédulos que él les declaró «Vuestra sangre sea en sus cabezas, estoy limpio; De ahora en adelante yo iré a los Gentiles Hechos 18:6. Hechos nunca menciona otra vez a Pablo visitando una sinagoga en el sábado, ni alguna vez menciona a Pablo encontrándose con la Iglesia en el sábado. Pero Hechos sí menciona que Paul se reunió con la iglesia en Troas en el primer día de la semana, «… cuándo fuimos reunidos juntos para partir el pan, … Hechos 20:7»

La costumbre de Pablo de visitar las sinagogas en el sábado no puede ser tomado como prueba de que él consideró que los creyentes Gentiles deberían guardar el sábado. Mientras Paul nunca condenó a los judíos por guardar días especiales al Señor Rom. 14:1-6, él se puso muy preocupado cuando él descubrió que ciertos creyentes judíos trataban de imponer la guarda de los días en el Gentiles Gal . 4:10-11. Pablo explícitamente incluyó el sábado semanal cuando él indicó, «Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo,todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo«. Col 2:16-17. Estos tres vocablos de_ festivales ‘ (eorths), ‘la luna nueva’ (neomhnias), y  sábados (sabbatwn). son usados juntos once veces en los LXX. Además, Giem cita numerosos ejemplos de festival’, la luna nueva’, ‘sábados’ siendo mencionados en esta mismo orden secuencial en ambos el OT-APOCRYPHA y los rollos del Mar Muerto. En cada caso se usan para incluir todos los días santos dados por Dios a los judíos y ellos siguen una secuencia lógica en la cual el festival se refiere a los festivales anuales, la ‘ luna nueva se refiere a lo mensual, y el  sábado ‘ se refiere al semanal.

Puesto que Giem cree que el séptimo día sábado todavía debería ser guardado por creyentes, él está algo incómodo manifestando que el sábado es una sombra de Cristo. A él se le olvida reparar en que el sábado presagió a Cristo como ambos el motivo de la creación de los cielos y la tierra y nuestro redentor eterno. La misma razón que Israel se sintió llamado a guardar el sábado para recordar que Dios fue el Creador de los cielos y la tierra Ex. 20:8-11, y que él también los había redimido de Egipto Deut 5:12-15  .32 él cree que, «… el peso de la prueba indica que lo que Pablo realmente tuvo referencia fueron los sacrificios en el séptimo día sábado prescritos en Num 28:9-10, lo cual apuntó hacia Cristo y ya no ata al cristiano desde su muerte” Giem están ciertamente en lo correcto cuando él manifiesta que los sacrificios llevados a cabo en los festivales, las lunas nuevas y sábados presagian lo que lograría Cristo en la cruz. Sin embargo, uno se pregunta por qué estos sacrificios se habrían convertido en un asunto de controversia entre los creyentes en Colosas. Estos sacrificios sólo podrían ser realizados en el templo en Jerusalén. Como consecuencia, los creyentes Gentiles en Colosas no habrían tenido envolvimiento directo en la ofrenda de estos sacrificios. Parecería bastante más probable que los falsos maestros estaban urgiendo la guarda de festivales diversos y los sábados del séptimo día como los días de descanso colmo son ordenados en la Ley de Moisés con Pablo respondiendo que los creyentes no debe dejar que los juzguen acerca de su guarda de días santos para el Señor puesto que Cristo la realidad ahora ha venido.

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¿ESTUVO JESÚS TRES DÍAS Y TRES NOCHES EN EL SEPULCRO?

 

             

 

 La resurrección de Jesús ocurrió en Domingo, y Domingo, aunque ciertamente no es un Sábado en el sentido del Antiguo Testamento, es un día apropiado para una celebración semanal de la resurrección de Cristo de entre los muertos. Jesús predijo que él resucitaría en el “tercer día”. De hecho, el Nuevo Testamento declara ONCE veces que la resurrección fue en el “tercer día” (Mat. 16:21; 17:23; 20:19; 27:64; Luc. 9:22; 18:33; 24:7, 21, 46; Hechos 10:40; 1 Cor. 15:4).

            Estas referencias al “tercer día” muy probablemente retroceden a la declaración de Oseas 6:2 (comparar 1 Cor. 15:4) que habla de Israel como siendo “levantado en el tercer día” Puesto que Jesús representa a Israel como su líder (con una futura resurrección de la nación de Israel aún incumplida). Similarmente, de acuerdo a Oseas 11:1, Israel, el Hijo de Dios, es llamado a salir de Egipto. Un cumplimiento de esta profecía es hallado en la vida de Jesús, como representante de Israel (ver Mat. 2:15).

            Es extraño para los estudiantes de la Biblia, particularmente guardadores del Sábado, que desean que la resurrección hubiese ocurrido el Sábado, que concentren toda su atención en una referencia en Mat. 12:40, donde Jesús habló de estar “tres días y tres noches” en el corazón de la tierra. Como será demostrado en un momento, este es un idioma Hebreo familiar para Mateo que no necesita ser tomado, como podría tomarlo alguien de este siglo XX, como queriendo significar exactamente setenta y dos horas.

            Es seguro fundar doctrinas en la evidencia predominante, y esa evidencia señala a la resurrección al tercer día. ¿Qué se quiere decir por el tercer día? En Lucas 13:32, Jesús dice:

            “He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra”.

            Esta manera de contar el tiempo tiene sus raíces en el Antiguo Testamento Hebreo:

             “Y Jehová dijo a Moisés: Ve al pueblo y santifícalos hoy y mañana; y laven sus vestidos, y estén preparados para el día tercero, porque el tercer día Jehová descenderá a ojos de todo el pueblo sobre el monte Sinaí.” (Éxo. 19:10,11). “Cuando lo haya preguntado a mi padre mañana a esta hora, o el día tercero…” (1 Sam. 20:12).

            Este método de calcular el tiempo prohíbe una crucifixión en el Miércoles y una resurrección en el Sábado. Desde el Miércoles, Viernes sería el tercer día (hoy, Miércoles, mañana, Jueves, y el tercer día, el Viernes). Pero, ¿qué día considera Lucas ser el tercer día, p.e., el día de la resurrección (Luc. 9:22, 18:33, 24:7)? La respuesta es simple: Es el Domingo.

             “En el primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro…y he aquí dos de ellos iban el mismo día (p.e. el primer día de la semana) a una aldea llamada Meaux” (Luc. 24:1,13).

            En ese mismo Domingo los discípulos defraudados notan que “hoy (Domingo) ya es TERCER DIA que esto ha acontecido (p.e., la crucifixión, v.21).” Este tercer día, Domingo, es el día que los discípulos habían esperado que la resurrección ocurriera, basados en la predicción de Jesús de que él sería levantado en el tercer día. Jesús aún les recuerda esto después de su resurrección: “Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día’” (Luc. 24:46,47). Ese tercer día es el mismísimo Domingo en que se apareció a ellos y el día cuando ellos estuvieron esperando la resurrección (Luc. 24:21).

            ¿Qué entonces del muy citado “tres días y tres noches” de Mateo 12:40? Primeramente, ésta no es una exacta predicción si uno insiste en tomar las palabras literalmente. Jesús estuvo en la tumba tres días y tres noches, en ese orden, no “tres días y noches”. Segundo, fue costumbre para los Judíos reconocer alguna parte de tres días y noches como periodos completos de día y noche. Aún en el Antiguo Testamento encontramos un pasaje que no requiere un periodo de tres días completos para cumplir la referencia de “tres días”. En Gén. 42:17 José encarceló a sus hermanos por “tres días” y los soltó al tercer día, antes que se completaran los tres días completos. Algunos pasajes de la literatura Rabínica Judía confirma el uso idiomático de la expresión “tres días y tres noches”. El Rabino Eleazar ben Azarías (100 AD) dice que “tres días y tres noches” son una ‘onah’ (una porción de tiempo) y una porción de un ‘onah’ es como la totalidad de él” (Talmud Jerusalén: Shabbath ix.3, cp. Talmud Babilónico: Peshaim 4ª, citado por H.W. Hoehner en Aspectos Cronológicos de la vida de Cristo, Zondervan, 1977, p.74).

            Este punto importante está confirmado por el Comentario del Nuevo Testamento del Talmud y el Midrash por Stack y Billerbeck (disponible sólo en alemán), p. 649. Lo que sigue es una traducción de sus observaciones sobre Mateo 12:40 a la luz de los antecedentes Judíos:

             “En relación a la cuenta de los tres días, debemos notar que… parte de un día fue considerado ser como todo el día. R. Ismael (135 AD) trató una parte de un ‘onah’ (en este caso 12 horas) como todo un ‘onah’ (p.e., como una completa 12 horas)…Pesahim 4ª: ‘una parte de un día cuenta como un día completo (lo mismo es cierto de una parte de un mes o un año).”

            Algunos han pensado que dos días Sábados deben haber acontecido en la semana de la crucifixión. Ellos sostienen que la mujer trajo las especies después de un Sábado (Mar. 16:1) y antes de un Sábado (Luc. 23:56). A este detalle no se le debe permitir que derribe la fuerte evidencia para la crucifixión en el Viernes, el tercer día antes del Domingo. Puede muy bien ser que dos grupos de mujeres sean distinguidas en el informe (como también antes de la resurrección—Jn. 20:1 comparar con Luc. 24:1). En Mateo 27:55 hay “muchas mujeres”, entre quienes María Magdalena, María, la madre de Santiago y Juan, y la madre de los hijos de Zebedeo están separados. El grupo más grande son “las muchas otras mujeres” de Mar. 15:41. Ellas deben haber preparado especies antes del Sábado semanal (Luc. 23:49,56), mientras que el grupo de tres esperaron hasta antes del Sábado (Mar. 16:1); o alternativamente, las especies pudieron haber sido traídas apresuradamente antes del Sábado. Mar. 16:9 ( como un testigo muy temprano de los hechos) coloca la Resurrección en el Domingo: “Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena…”

            La teoría de la resurrección en Domingo no encaja con los hechos del Nuevo Testamento. La resurrección dominical da razón a una celebración semanal de ese gran evento. Esta celebración semanal es reflejada en la reunión de los Cristianos primitivos en el primer día de la semana. Así en Hechos 20:7, hay precisamente tal reunión para partir el pan. La reunión ocurrió en el Domingo al anochecer.

            Lucas usa la cuenta Romana para calcular los días. En Hechos 4:3 era la tarde, pero la siguiente mañana es “el siguiente día”. En Hechos 20:7 los creyentes se reunieron en el Domingo en la tarde, la tarde del primer día de la semana, y Pablo partió después de haberse partido el pan (v.11), que era “el día siguiente” (v.7). La reunión en Hechos 20 habría incluido un sermón de la Cena del Señor, el cual era celebrado: “cuando os reunís como iglesia” ( 1 Cor. 11:18), “cuando os reunís vosotros” (v.20). La expresión “partido el pan” (Hechos 20:11) no indica precisamente no más que una comida común como lo es en Hechos 2:42, donde está ligado a otras prácticas religiosas, “la enseñanza de los Apóstoles, comunión, y la oración,” Realmente, como dice Pablo, “el pan que partimos ( en la Cena del Señor) es la comunión del cuerpo de Cristo” ( 1 Cor. 10:16). Esta “comunión” Cristiana es un “cumplimiento” de la práctica del Antiguo Testamento de “comer los sacrificios” ( 1 Cor. 10:18-21, Lev. 7:6), que sucedió más que precisamente Anualmente. Sería difícil, por lo tanto, sostener que la “comunión” del Nuevo Testamento o “Cena del Señor” fue celebrada solamente una vez al año. La Cena del Señor fue celebrada “cuando os reunís como iglesia” (1 Cor. 11:18).

            El punto necesita ser enfatizado que la comunión Cristiana o “Eucaristía” no es una celebración anual de la Pascua. Ella refleja, por supuesto, los eventos de la Pascua, la sangre del “cordero” Jesús que provee un sacrificio por nuestros pecados. Pero nos recuerda, también, del gran evento en Éxodo 24:7-11 donde la sangre era rociada en la gente como una señal de iniciación dentro del Pacto mediado por Jesús. La “comunión” representa el Nuevo Pacto equivalente a las comidas sacrificadas del Antiguo Testamento—siendo la diferencia que el pan y el vino, que representan el cuerpo y la sangre de Cristo, ahora reemplaza al sacrificio animal. Estas comidas sacrifícales no fueron observadas una vez al año. Así Pablo no habla de una celebración anual de la “Cena del Señor”, sino de una que ocurre “todas las veces que lo bebáis”, “todas las veces que comáis este pan” (1 Cor. 11:25,26).

            La Cena del Señor fue instituida en el tiempo de la Pascua Judía, pero es en sí una NUEVA ORDENANZA para recordarnos frecuentemente de la muerte de Cristo y de su presencia resucitada con los creyentes hasta que él venga nuevamente. La Pascua Judía está cumplida en Cristo (“Cristo es nuestra Pascua”, 1 Cor. 5:7, p.e., permanentemente, no sólo una vez al año). La Cena del Señor está instituida para observar los nuevos eventos del Nuevo Pacto y en un “cumplimiento” de algunas sombras diferentes del Antiguo Testamento. Es también un “avance” del banquete que se celebrará en el Reino venidero. El vino simboliza la sangre de Jesús vertida para ratificar el Pacto que concede a los creyentes realeza en el futuro gobierno de Jesús (Luc. 22:20,28-30; Apo. 5:9,10).

¿ES EL SÁBADO PARA EL CRISTIANO?

¿ES EL SÁBADO PARA EL CRISTIANO?

LA PALABRA SÁBADO es prominente en el vocabulario cristiano. Su significado literal es “descansar”. La palabra aparece en la Biblia por primera vez en Éxodo 16:23. Al recoger el maná diario que el Señor les proveyó, los israelitas tuvieron que recoger doble la cantidad en el sexto día para que tuvieran una fuente adecuada para el séptimo, el cual el Señor declaró como un Sábado, o día de descanso. Luego, cuando la Ley de Dios fue dada a Israel, la observancia del séptimo día de la semana como un Sábado, o tiempo de descanso, llegó a ser el cuarto de los Diez Mandamientos. Para Israel, la observancia del Sábado era una parte vitalmente importante de su servicio a Dios, tanto que la penalidad de muerte sería infligida sobre los que no obedecían este mandamiento. (Éxod. 35:1, 2) El Nuevo Testamento no contiene ninguna instrucción en cuanto a la observancia de un Sábado semanal, pero ha sido asumido por muchos que fue la intención de Dios de que el mandamiento de la Ley concerniente al Sábado continuara en la iglesia cristiana.

En su Sermón del Monte, Jesús dijo, “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.” Para la raza condenada y moribunda de la humanidad el cumplimiento de la Ley fue imposible, puesto que ninguno de ellos pudo estar a la altura de su estándar perfecto de la justicia. Pero, Jesús, siendo perfecto, pudo guardar la Ley invioladamente. Siendo un judío y, por eso, bajo el pacto de la Ley, él observó el Sábado del séptimo día, aunque tenía un concepto diferente de su significado que tenían los líderes religiosos de su día.

A causa del hecho de que Jesús curó a un hombre enfermo en el Sábado, sus enemigos “procuraban matarle”, y hubieran sido obligados a hacerlo si él hubiera quebrantado el Sábado de verdad. La respuesta de Jesús a sus enemigos fue, “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.” (Juan 5:17) Esto enfatiza que la mera abstención de toda actividad no era el significado verdadero del Sábado, porque tanto el Padre celestial como Jesús trabajan en este día. Jesús curó a los enfermos.

En Marcos 2:23, 24, 27, 28 hay otra lección importante que Jesús lleva a nuestra atención. Él y sus discípulos caminaban por un campo de maíz en el Día Sabático, y mientras andaban, los discípulos arrancaban espigas, evidentemente para su propio uso. Esto fue algo distinto de la curación de los enfermos en el Sábado, y de acuerdo con la letra estrecha del cuarto mandamiento hacer esto fue incorrecto, así que los fariseos le preguntaron, “¿por qué hacen en el día de reposo lo que no es lícito?” La respuesta de Jesús fue, “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo.”

Evidentemente el pensamiento en este caso es que el mandamiento que requirió que los israelitas descansaran cada séptimo día fue diseñado para su bien, no para su daño. Los discípulos tenían hambre, y hubiera sido un mal entendimiento del propósito del Sábado suponer que la Ley al respecto significaría que debieran abstenerse de satisfacer su hambre. Y estamos felices por la declaración de Jesús que llegó a ser el “Señor aun del día de reposo,” porque sabemos que su interpretación de ello es correcta. Cualquier cosa que Jesús impuso sobre sus seguidores en cuanto al Sábado se debe obedecer.

En su Sermón del Monte, Jesús dijo, “De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos.” (Mat. 5:19) ¿A cuales mandamientos se refiere Jesús? Podemos ser guiados solamente por los siguientes comentarios en los cuales él cita parcialmente cuatro de los mandamientos — dos del Decálogo y dos que no fueron parte de él. Los primeros dos fueron requisitos morales — “No matarás” y “No cometerás adulterio.” — vss. 21, 27

El tercer mandamiento citado por Jesús fue la expresión de la justicia de la Ley — “Ojo por ojo, y diente por diente.” (vs. 38) En cada caso, refiriéndose a uno u otro de los mandamientos, Jesús les dio un significado superior a lo que jamás había enseñado antes. En vez de insistir en “ojo por ojo”, él exhortó a sus seguidores a no resistir lo malo, sino “antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.” — vs. 39

El cuarto mandamiento citado por Jesús fue, “Amarás a tu prójimo,” al cual la tradición judía había añadido, “y aborrecerás a tu enemigo.” (vs. 43) Se hará patente que todos los cuatro mandamientos que Jesús dijo que no se deben quebrantar pertenecen a las relaciones humanas, enfatizando el estándar alto de la ética moral que debe gobernarlos, especialmente cuando los examina a la luz del significado más fino y exacto que Jesús les dio.

¿Mandó Jesús a sus seguidores, en cualquiera de sus enseñanzas, a observar el Sábado del séptimo día? Además, si fuera el diseño de Dios que el cuarto mandamiento continuara en la dispensación cristiana, entonces sería obligatorio para los que tienen puestos de autoridad en la Iglesia de imponer la penalidad mencionada en la Ley al fallar de obedecerlo. Como hemos visto, esa penalidad era la muerte. ¿Enseñó Jesús esto?

Jesús comenzó su Sermón del Monte con la presentación de las bienaventuranzas — “Bienaventurados los pobres en espíritu”; “Bienaventurados los que lloran”; “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia”; “Bienaventurados los misericordiosos”; “Bienaventurados los de limpio corazón”; “Bienaventurados los pacificadores”; y “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia.” — Mat. 5:1-10

Si la observancia del séptimo día de la semana como uno de descanso hubiera sido considerado por Jesús como algo vital para la salvación, hubiera sido lógico para él de añadir, “Bienaventurados los que guardan la santidad del día sabático,” pero no lo hizo. En su Sermón del Monte, Jesús se refirió a muchos detalles de la vida cristiana — las relaciones domésticas, el quitar la vida humana, el amor por nuestros enemigos, la oración, etc. — pero no dijo nada acerca de observar el Sábado. No hay mención del Sábado tampoco en las numerosas parábolas de Jesús.

Su Último Mandamiento

Poco antes de que Jesús dejó a sus discípulos y regresó a las cortes celestiales, les dijo, “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.” — Mat. 28:19, 20

Aquí, de nuevo, no encontramos ninguna mención de un Sábado del séptimo día. Ni tampoco podemos asumir que se incluye en la declaración, “todas las cosas que os he mandado,” puesto que Jesús nunca había dado ningún mandamiento como tal a sus discípulos. La honestad en el uso de la Palabra de Dios nos impela reconocer que en lo que concierne los mandamientos personales y directos de Jesús, éstos no incluyen la observancia de un Sábado del séptimo día.

Empezando en el Pentecostés, los apóstoles escribieron y hablaron bajo la inspiración del Espíritu Santo. El primer sermón de Pedro, predicado en el Día del Pentecostés, no hizo ninguna referencia al Sábado. (Hechos 2) Poco después, Pedro predicó otro sermón, pero de nuevo no hizo ninguna referencia a la observancia del Sábado. — Hechos 3

Por todo el libro de Hechos, encontramos muchos testimonios sobresalientes de la Verdad de parte de los apóstoles y de parte de otros — algunos dirigidos a los judíos como un pueblo; y algunos a los gentiles — pero en ninguno de ellos se encuentra ninguna mención en absoluto de la observancia de un Sábado del séptimo día. El mártir Esteban no dijo nada acerca de ella. Cuando Pablo testificó ante Félix, Festo, y Agripa, a los judíos en Jerusalén, y a los griegos en el Areópago, no dijo nada acerca de ella.

Las Cosas Necesarias

Una de las cuestiones más difíciles que enfrentó la iglesia primitiva tenía que ver con el tratamiento de los conversos gentiles que buscaban asociaciones de entre los cristianos de origen judío. Esta cuestión se hizo tan seria que una conferencia de los apóstoles fue convocado en Jerusalén en el cual el tema fue discutido y finalmente llegaron a ciertas conclusiones. (Hechos 15:1-10) Aquí abajo es la declaración completa del edicto apostólico que salió de esa conferencia:

“Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.” — Hechos 15:28, 29

¿Debemos acusar a los apóstoles de negligencia al no mencionar una de las cosas “necesarias” y vitales cuando dieron este mensaje a los conversos gentiles? ¡Claro que no! Sin embargo, esto ciertamente fue el lugar lógico para mencionar el Sábado si lo consideraron como una parte esencial de la Ley Divina que deben observar los cristianos gentiles. Pensémonos bien el significado de esta omisión a medida que consideramos nuestra propia relación para con Dios.

En Hechos 20:27, nos informa que el Apóstol Pablo dijo que no había “rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.” En vista de esto, es interesante notar que en todas las epístolas y sermones de Pablo él omita mencionar la necesidad de observar el Sábado del séptimo día. Por eso, es imposible escapar a la conclusión de que la observancia del Sábado del séptimo día no sea parte del consejo de Dios para los cristianos.

Muertos Con Respecto a la Ley

En el libro de Romanos, Pablo sí se refiere a la Ley de la cual el mandamiento concerniente al Sábado fue parte, no para imponer esta ley sobre los cristianos, sino para enfatizar que la fe en ésta, y la obediencia al Evangelio nos libera de ella. Él escribió:

“Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.” — Rom. 7:4, 6, 7

Algunos afirman que la Ley a la cual los cristianos están muertos es meramente la Ley ceremonial, no los Diez Mandamientos. Pero, Pablo no está de acuerdo con esto, porque en su declaración que los cristianos están muertos con respecto a la Ley él cita uno de los Diez Mandamientos — “No codiciarás.” Por eso, no hay la menor duda de qué ley Pablo está hablando.

Por otra parte, algunos adoptan la postura extrema que si la Ley de los Diez Mandamientos no es obligatoria para los cristianos, entonces somos libres para cometer adulterio, codiciar, mentir, y asesinar. Esto es razonamiento superficial. Es moralmente ilícito hacer tales cosas. Estos son pecados crasos. Le causan daño a uno y a otros. Jesús y los apóstoles enseñaron que tales cosas fueron incorrectas y las prohibieron. Sin embargo, no mandaron que el Sábado deba guardarse. No es una cuestión moral, y el hecho de que Jesús y los apóstoles dejaron de mandar su observancia, pero sí hablaron contra los pecados prohibidos por los mandamientos, simplemente enfatiza el hecho de que no consideraron como una necesidad para los cristianos la observancia del Sábado del séptimo día.

No Juzguéis

En Romanos 14:5, 6, Pablo escribió, “Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.”

Hay dos puntos que deben observarse en este argumento. Uno es que Pablo no condena a los que juzgan iguales todos los días. El otro es que él coloca la observancia de un día más que otro en la misma categoría de importancia de comer o no comer la carne. Sin importar la razón por la que algunos de los conversos judíos en Roma hicieron diferencia entre día y día, es cierto que los que creyeron que todos los días eran iguales no consideraron como una necesidad la observancia del Sábado del séptimo día. Y es obvio que el Apóstol Pablo no pensaba así tampoco, si no, él hubiera dado una advertencia oportuna a los que no guardaban el Sábado.

Las Cosas que Permanecen

Pablo escribió dos cartas a la iglesia en Corinto, pero en ninguna de ellas hay mención alguna de guardar el Sábado. En el capítulo 13 de 1 Corintios él enfatiza la importancia fundamental del amor como un principio gobernante. Los dones del Espíritu desaparecerían; así también el conocimiento limitado disfrutado en esta vida. Pero tres cosas permanecerían, escribió Pablo — la fe, la esperanza y el amor, el más grande siendo el amor. Si el Sábado del séptimo día fuera un estatuto duradero, ¿por qué el apóstol no lo mencionó? ¿Por qué no dijo que el Sábado permanecería tanto como la fe, la esperanza, y el amor?

La Ley Grabada en Tablas de Piedra

En 2 Corintios 3:3-7, Pablo presenta otra lección importante en la cual él explica que fue la Ley “grabada en tablas de piedra” que “había de perecer.” Fue la Ley de los Diez Mandamientos que fue escrita en tablas de piedra, no la Ley ceremonial. Así que vemos que mientras que Pablo aquí no menciona específicamente el mandamiento del Sábado, él sí declara que el Decálogo entero “había de perecer,” y que durante la edad actual Dios está escribiendo su ley en “tablas de carne del corazón.”

En la epístola de Pablo a la iglesia en Galacia él expresa su preocupación por los que guardan “los días, los meses, los tiempos y los años.” (Gal. 4:10, 11) Criticando este grupo, Pablo escribió, “!Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?” — Gal. 3:1

En Gálatas 3:16-19, Pablo se refiere al pacto de Dios con Abrahán, y explica que la Ley, que fue añadida “cuatrocientos treinta años después,” no pudo anular ese pacto original. “Fue añadida,” explica él, “a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa.” Si la Ley ‘fue añadida hasta que viniese la simiente,’ ¿por qué es necesario, ahora que la simiente ha venido, seguir bajo la Ley?

Algunos argüirán que el Sábado del séptimo día siempre había sido observado. Pero, esto fue una parte de la Ley que Pablo dijo que fue añadida. Esto prueba que no existió antes de Sinaí. Es meramente una suposición que el Sábado del séptimo día fue observado antes de esto. No hay ningún texto en las Escrituras que diga eso. Si hubiera sido la costumbre de Enoc, Noé, Abrahán, Isaac, Jacob, y otros de los patriarcas observar el Sábado del séptimo día, ¿por qué no hay ninguna referencia de ello en los registros históricos de sus vidas?

La Ley de los Mandamientos

En Efesios 2:15, Pablo nos dice que Cristo ha abolido la “ley de los mandamientos.” La versión Reina-Valera añade la palabra “expresados” al traducir el resto del texto, vertiéndolo, “expresados en ordenanzas.” Algunos se han aprovechado de esto para probar que fue solamente las ordenanzas de la Ley que fueron abolidas. Es cierto que las ordenanzas fueron abolidas. Una ordenanza es nada más que un acto de adoración religiosa, como, por ejemplo, el bautismo. Así que el mandamiento del Sábado es en realidad una ordenanza. No fue un mandamiento que gobernaba la conducta moral.

En Colosenses 2:16 leemos, “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo [la palabra ‘días’ fue añadida por los traductores].” Por eso, es obvio que Pablo no consideró la observancia del Sábado esencial para la salvación. Es verdad que había otros sábados observados por Israel además del Sábado del séptimo día. Había los días de fiesta anuales, así como la luna nueva, o los días de fiesta mensuales. Puesto que Pablo los menciona separadamente, su referencia al sábado es definitivamente al Sábado del séptimo día.

El Reposo de Dios

En la carta de Pablo a Timoteo él escribió, “sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente.” Y añade, “conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores.” (1 Tim. 1:8-10) Aquí está una consideración muy importante. Los cristianos que se han dedicado completamente al servicio del Señor, y que están esforzándose en enfocar sus afectos en las cosas de arriba, deben vivir encima de las necesidades de la “ley de los mandamientos.” — Efe. 2:15

En Hebreos 4:1-11, Pablo presenta una lección muy importante y reveladora con respecto a la observancia del Sábado por el cristiano. En el décimo versículo él resume el asunto para nosotros, diciendo, “el que ha entrado en su [del Creador] reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.” Aquí está otro punto importante, ya que se hace la afirmación de que el Sábado del séptimo día sea y siempre será obligatorio en el pueblo del Señor, porque este día se hizo sagrado por el hecho de que Dios reposó en él de su obra de la Creación. El sábado de Dios es sagrado, y aquí el apóstol explica como los cristianos pueden mantener la santidad de él. No es por medio de descansar en el séptimo día todas las semanas, sino por seguir ejerciendo fe en la obra terminada de Cristo.

Nos dicen que el Sábado fue dado a Israel como una “señal.” (Éxod. 20:8-11; 23:12; 31:12-17) Fue o debería haber sido una señal o prueba de la capacidad de Dios de satisfacer todas sus necesidades. Cuando descansaron en el séptimo día abstuvieron de lo que les ayudó a ganarse su vida. Esto, a su vez, llegó a ser un símbolo de un reposo mucho más importante para los cristianos.

Por siglos los israelitas devotos luchaban para obtener la vida bajo los términos de la Ley. (Lev. 18:5; Rom. 10:5; Gal. 3:12) Fracasaron, no porque la Ley fue imperfecta, sino porque fue más allá de la habilidad de cualquier miembro de la raza caída de guardarla. Pero, con la venida de Cristo se abrió “el camino nuevo y vivo” — no un camino nuevo de obras bajo la Ley, sino un camino de fe que capacita a un creyente consagrado a dejar de depender de las obras para obtener la vida, y aceptar en su lugar la provisión de vida hecha para él por Dios por medio de Cristo. — Heb. 10:20; Rom. 3:30; 5:1, 2

Es así que el cristiano entra en el reposo de Dios, descansando de sus propias obras, como lo hizo Dios de las suyas. Cuando Dios terminó su obra original de la Creación él cesó de sus esfuerzos a favor de la raza humana; no en el sentido que ya no cuidaba a sus criaturas humanas, sino porque él entregó el destino final de ellos en las manos de otro, a saber, de Jesucristo, el Redentor y el Salvador.

La pareja perfecta que creó Dios y puso en Edén violó su ley y cayó bajo la condenación de la muerte. Su justicia requirió que murieran, pero su amor proveyó un escape de la muerte, cuyo camino fue provisto por medio de su hijo amado. Jehová sabía que su hijo vendría voluntariamente a la tierra, se haría carne, y sufriría la muerte para satisfacer las demandas de la justicia contra la raza caída. Su fe en el resultado de este plan amoroso de redención por Cristo le capacitó a “reposar.” Y si podamos tener plena confianza también en el Redentor, y en su obra acabada para con nosotros, podamos reposar también de nuestras “obras, como Dios de las suyas.” — Heb. 4:3, 10

Ésta es la explicación de Pablo del reposo de Dios, y de cómo participamos en él. ¡Cuánto mejor es esto en vez de pensar que Dios está inactivo por veinticuatro horas, como si se cansara! No puede ser así ya que el Profeta Isaías escribió, “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio.” (Isa. 40:28) Además, hay mucha evidencia en las Escrituras de que los días de la creación en Génesis no fueron días de veinticuatro horas, sino épocas largas de tiempo. Sobre este punto, referimos al lector a nuestro folleto titulado “Creación.” (En proceso de traducción al español.)

Las dificultades se presentan cuando tratamos de pensar que el sábado de Dios se limita a un periodo de veinticuatro horas cada semana. El día bíblico empieza a la puesta del sol y continúa hasta la puesta del sol de la próxima noche. El séptimo día de la semana se santifica, dicen, por el hecho de que Dios descansa en este día. Así que si descansamos en este día, estamos descansando con Dios.

Pero, ¿qué hacemos con el hecho de que el sol se pone en horas distintas, dependiendo de la parte del globo en la cual uno vive? Hay una diferencia de ocho horas entre el tiempo que se pone el sol en Europa occidental y cuando lo hace en California. Además, hay unas horas de diferencia entre la puesta del sol en el norte y la puesta del sol en el sur. En los círculos árticos y antárticos hay seis meses de día y seis meses de noche. Para guardar un Sábado del séptimo día en estas regiones significaría descansar por un año entero cada séptimo año. ¿Seguiría Dios tal horario en cuanto a su reposo? O, si debiéramos establecer la largura del día según nuestros relojes, ¿sería esto en armonía con la Biblia?

Más aún, ¿cómo podemos estar absolutamente seguros que sábado es, hoy en día, el séptimo día de la semana que fue establecido en Sinaí o en la Creación? Aún si lo fuera en América, no lo sería después de cruzar el meridiano internacional del cambio de fecha. Planteamos estas preguntas solamente para enfatizar cuán débil es el hilo que asegura nuestra esperanza de salvación si depende de descansar un día todas las semanas, y durante las mismas horas que lo hace Dios. Cada cristiano debe decidir para sí mismo cuán importante es este hilo. Pensamos que es mejor basar nuestra esperanza en la roca sólida de Cristo Jesús y descansar por fe en él.

La “Marca” de la “Bestia”

Apocalipsis 13:16 hace referencia a una “marca” que se pone en la mano derecha, o en la frente, de los que adoran una “bestia” particular, o la “imagen” de la “bestia”. Esta marca de la bestia aparece también en Apocalipsis 15:2; 16:2; y 20:4. En Apocalipsis 7:2-4 se hace referencia al “sello del Dios vivo.” Se ha interpretado la marca de la bestia como la observancia del primer día de la semana como el Sábado cristiano, y el “sello del Dios vivo” se ha tomado para simbolizar la adherencia al séptimo día de la semana como el Sábado.

En realidad la palabra sábado no se usa de ninguna manera en el libro del Apocalipsis, ni tampoco se hace ni la más mínima referencia a la observancia del Sábado del séptimo día. No hay ni la más mínima sugerencia en cualquier libro de la Biblia que la observancia del primer día de la semana como el Sábado sea la marca de la bestia. Esto es una interpretación arbitraria que se basa en nada más sustancial que la imaginación teológica.

En Apocalipsis 22:14, según la traducción Reina-Valera de 1909, leemos, “Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad.” La “ciudad” que se menciona aquí se describe en detalle en capítulo 21, y se identifica como “la desposada, la esposa del Cordero.” (Apoc. 21:2, 9, 10) Se dice que los doce cimientos de la ciudad son los “doce apóstoles del Cordero.” (vs. 14) Las doce puertas llevan los nombres de las doce tribus de Israel y son a los cuales se hace referencia en capítulo 7 como tener el “sello del Dios vivo.”

El marco de circunstancias de los capítulos 21 y 22 es de una ciudad que está completa, y de las naciones del mundo que andan en la luz de ella, y de los reyes de la tierra que llevan su gloria en ella. La desposada, la esposa del Cordero — uno de los títulos bíblicos dado a la iglesia de Cristo — se representa en capítulo 22:17 al invitar a cualquier persona que quiera tomar del “agua de la vida gratuitamente.” Por eso, la evidencia es clara que a los cuales se hace referencia en versículo 14 son los que tienen derecho al árbol de la vida por guardar sus mandamientos, no son los seguidores de Jesús de esta edad, sino el mundo de la humanidad durante el milenio.

Hemos considerado este texto porque en algunas traducciones se utiliza la palabra mandamientos. Pero, ¿debemos decidir arbitrariamente que se hace referencia a la observancia del Sábado del séptimo día? No creemos que esto sería buen uso de la Palabra de Dios, especialmente en vista de que no hay ni un solo texto en el entero Nuevo Testamento que dice que la observancia del Sábado del séptimo día es esencial para obtener la vida eterna.

¿Y que hay de la pretensión de que la observancia del Sábado del séptimo día sea el sello del Dios vivo? Esto se basa meramente en la imaginación especulativa. No hay ninguna autoridad bíblica para ello. En Efesios 1:13, el Apóstol Pablo habla de los cristianos como los que son sellados con “el Espíritu Santo de la promesa.” Entonces, los sellados de Dios son los que han recibido su Espíritu Santo, y son llevados y bendecidos por él. En Apocalipsis 7:3 se dice que el sello de Dios se encuentra en la frente. Evidentemente, esto es un símbolo de la influencia esclarecedora del Espíritu de Dios que capacita a los cristianos para que entiendan los planes y los propósitos de Dios.

Las “Marcas”

Puesto que, como hemos visto, no hay ninguna autoridad bíblica para suponer que la marca de la bestia sea la observancia del Sábado del primer día, ¿hay algo en la Biblia que indica lo que significa tal símbolo? Pensamos que lo hay. Creemos que una pista se provee por el Apóstol Pablo en su referencia a “las aflicciones” del Señor Jesús. (2 Cor. 1:5; 11:23-25) En Gálatas 6:17 Pablo escribió, “De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.”

Este lenguaje se basa en la costumbre de los dueños de esclavos en los días del apóstol de herrar a sus esclavos con una marca particular para identificar la propiedad. Pablo había llegado a ser un esclavo de Jesucristo, y en este texto él recuerda a los hermanos de Gálata de este hecho, y que ahora, siendo marcado para el servicio de Cristo, nadie debe tratar de inducirlo a servir a otros amos. Estos fueron las marcas o indicaciones de su relación con Cristo.

¿La Ley de Quién?

Algunos comentaristas de la Biblia afirman que lo que ellos llaman la Ley ceremonial fue aquella dada a Israel por Moisés, mientras que la Ley moral vino de Dios. Hay, por supuesto, una diferencia entre las observancias ceremoniales y los requisitos morales. La observancia del Sábado del séptimo día no fue un requisito moral. Además, la Biblia no apoya el punto de vista de que Dios sea el autor de una, mientras que sólo la autoridad de Moisés estuvo detrás de la otra.

Cualquier persona que desee satisfacerse en este punto lo puede hacer al consultar una concordancia, y comparar tales expresiones como “la Ley del Señor”, “la Ley de Dios”, y “la Ley de Moisés.” Éstas se usan intercambiablemente y así prueban que las leyes de Moisés son tanto leyes del Señor como son las que se dicen que fueron escritas por el “dedo de Dios” sobre tablas de piedra.

Afirmar que las leyes acreditadas a Moisés no son leyes del Señor es una forma de alto criticismo. Repudia el hecho de que este siervo fiel de Dios escribió y habló bajo la inspiración del Espíritu Santo de Dios. Que los rasgos ceremoniales de la Ley provinieron del Señor, así como sus requisitos morales, se demuestra en Lucas 2:22-24. Aquí, se hace referencia tres veces a la ceremonia de purificación que sigue después de que una mujer da a luz. Una vez se llama la Ley de Moisés y dos veces la Ley del Señor.

Cuando Dios habló a Israel desde la nube, el pueblo oyó directamente de él los Diez Mandamientos. El pueblo estuvo aterrorizado al escuchar la voz del Señor, y pidió a Moisés que cambiara este arreglo, y así lo hizo. Deuteronomio 5:22 declara del Señor que “no añadió más.” Esto no significa que el resto de la Ley no fue del Señor. Ni tampoco lo entendieron así los israelitas, ya que dijeron a Moisés, “Acércate tú, y oye todas las cosas que dijere Jehová nuestro Dios; y tú nos dirás todo lo que Jehová nuestro Dios te dijere, y nosotros oiremos y haremos.” (Deut. 5:27)

El Gran Mandamiento

Un abogado preguntó a Jesús, “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?” ¿Dijo Jesús que fuera el mandamiento de recordar el día sabático, y explicó él que los que no lo hicieron tendrían la marca de la bestia? ¡No! En respuesta a esta pregunta Jesús no hizo referencia a ninguno de los Diez Mandamientos. Él citó dos mandamientos y ninguno de los cuales estuvieron entre los diez. Él dijo, “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.” — Mat. 22:37-40; Deut. 6:5; Lev. 19:18

El que Jesús llamó el gran mandamiento fue escrito por Moisés, pero, por supuesto, bajo la inspiración del Espíritu Santo. La referencia que Jesús hizo de ello ciertamente prueba que él lo consideró tanto uno de los mandamientos divinos, como los diez que fueron escritos por el “dedo de Dios.”

Jesús dijo a sus discípulos, “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” (Juan 13:34, 35) ¡Cuán diferente es esta marca de distinción que distingue a los discípulos de Cristo, que la de lo ceremonial de la observancia del Sábado del séptimo día! Si ésta hubiera sido necesaria, seguramente hubiera sido el tiempo apropiado para incluirla. Sin embargo, Jesús no lo hizo.

Perpetuo

En vista del hecho de que el mandamiento concerniente al Sábado iba a ser “perpetuo,” algunos lo han interpretado como que siempre había existido, y que seguiría siendo obligatorio sobre la humanidad como un requisito para obtener la vida eterna. (Exod. 31:16) Pero, esto es un punto de vista antibíblico. El mandamiento concerniente al Sábado fue parte del Pacto de la Ley y la Biblia definitivamente dice, “No con nuestros padres hizo Jehová este pacto, sino con nosotros todos los que estamos aquí hoy vivos.” (Deut. 5:2, 3) Es decir, no había existido antes.

La palabra hebrea traducida “perpetuo” no lleva consigo siempre el pensamiento sin fin. Algunas veces significa sin interrupción hasta que se cumpla un propósito designado. Pablo explica que la Ley fue añadida al pacto original de Dios con Abrahán “hasta que” viniese la Simiente de la promesa. (Gal. 3:19) Esto es el límite de tiempo de Dios mismo en cuanto al Pacto de la ley.

En Éxodo 35:1, 2 se revela que los israelitas que no lograron guardar el Sábado del séptimo día morirían. Además, esto iba a ser un requisito perpetuo. ¿Están practicando tal aspecto de la misma Ley los que hoy en día insisten en la necesidad de guardar el Sábado del séptimo día? Esto quizás se pueda interpretar como que los que no guardan el Sábado ahora morirán la segunda muerte, y así ser privados de la vida futura. Pero, esto no es lo que dice el texto, y no fue entendido de esta manera ni por Moisés ni por los israelitas en general.

Ninguna Evidencia Histórica

¿Es verdad, como sostienen algunos, que algún papa o gobernante civil o posiblemente un concilio eclesiástico, hizo un cambio arbitrario del séptimo al primer día de la semana del Sábado para el cristiano? ¿Es esto un cumplimiento de la profecía de Daniel tocante al Anticristo, que pensaría “en cambiar los tiempos y la ley?” (Daniel 7:25) No hay nada en la historia que indica que se hizo esto. Algunos afirman que el papa Gregorio hizo tal cambio; otros que fue hecho por Constantino. Mientras que otros más insisten que tal cambio fue hecho por un papa desconocido. La Iglesia Católica Romana sostiene que se hizo el cambio, pero esto no prueba nada. Aparentemente, ocurrió gradualmente a lo largo de los siglos como el resultado de la costumbre de la iglesia primitiva de conmemorar la resurrección de Jesús en el primer día de la semana.

Sin embargo, no estamos abogando por la idea de que el primer día de la semana ahora sea el día correcto para observarse como el Sábado para el cristiano. Lo que hemos notado en cuanto al testimonio bíblico, y a la falta de testimonio con respecto a la observancia del sábado es tanta verdad concerniente al sábado del primer día como lo es tocante al sábado del séptimo día. Como hemos observado, Pablo consideró a los que juzgan iguales todos los días de ser tan fieles al Señor como los que no lo hicieron.

El mandamiento original con respecto al Sábado no dijo nada acerca de la adoración del Señor en el séptimo día. Simplemente, sería un día de descanso, y la experiencia humana ha probado la necesidad de tales días de descanso. La conmemoración de la resurrección de Jesús en el primer día de la semana fue más particularmente una ocasión para reunirse para la alabanza y la adoración. Ciertamente es apropiado, y refleja la gloria a Dios, que su pueblo así se reúna para la adoración. ¿Y por qué no pueda ser el primer día de la semana? Ciertamente el primer día de la semana debe servir como un recordatorio de la esperanza de la vida en Cristo del cristiano, el resucitado.

Para los cristianos que se consagraron completamente al Señor y a su servicio, todos los días son días santos. Para ellos todos los días deben dedicarse al servicio y a la gloria de Dios. Aun sus deberes seglares deben efectuarse como si fueran al Señor. (1 Cor. 10:31; Col. 3:17, 23) Al mismo tiempo, aceptan con beneplácito la oportunidad de un día de descanso de estas obras para que sus pensamientos y su fuerza puedan usarse más directamente en el servicio de Dios.

Puesto que el primer día de la semana, en el mundo cristiano nominal, se considera un día de descanso y adoración, los cristianos deben alegrarse de observarlo así. Si un cristiano viviera en una comunidad compuesta de una mayoría que descansan en el séptimo día, el Espíritu de Cristo le llevaría a un verdadero seguidor de abstenerse del trabajo seglar en ese día también, y dedicarse a la adoración de Dios.

Pero, ni en el primer, ni en el séptimo día de la semana, debe abstenerse del trabajo seglar un cristiano creyendo que al no hacerlo resultaría en un castigo espantoso por el Señor. Ni tampoco deben observarse cualquier de estos días como un día de descanso, creyendo que Dios se lo había mandado al cristiano; ya que como hemos visto, tales mandatos no nos han sido dados ni por Jesús, ni por sus apóstoles que hablaban por él.

Nos dicen que Jesús magnificaría la Ley, y así lo hizo. (Isa. 42:21) Él dijo que el que odiaba a su hermano sin causa era culpable de homicidio; y que el que miraba a una mujer para codiciarla era culpable de adulterio. Del mismo modo, el Nuevo Testamento ha magnificado el mandamiento concerniente al Sábado, como hemos descubierto de acuerdo con los comentarios de Pablo en el libro de Hebreos, capítulo 4. ¡Que “reposo” tan glorioso se disfruta por fe en la obra terminada de Cristo!

El Sábado típico, o el del séptimo día, enseñaba la fe en la capacidad de Dios de proveer las necesidades de la vida. Si descansamos ahora en el Señor, entonces, es por causa de nuestra fe en la provisión de la vida que nos ha hecho, y un reconocimiento del hecho de que no podemos obtener la vida eterna por medio de nuestras propias obras. ¡Sigamos, entonces, descansando en él, y disfrutando de “la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento!”

 

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¿Sábado o Domingo?

Abril 2007
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Por Wolfgang Streich.

 

A menudo, recibo preguntas sobre el día de reposo, ¿Sábado o Domingo? Si tratamos de ser radicales con respecto a uno u otro día nunca daremos el gusto a nadie. Pero no se trata de darles el gusto a algunas personas, sino de saber cuál es la voluntad de Dios en todo esto.

Como saben, hay fuertes emociones en cuanto al día de reposo tanto entre personas que abandonaron la iglesia Adventista como también entre los adventistas evangélicos que permanecen bajo la estructura de la denominación.

Algunos ex adventistas sugieren que no  existe una dirección clara en cuanto al día de reposo y otras festividades bajo el Nuevo Pacto. Otros tratan de ser radicales en que el sábado sigue vigente.

Creo que es innecesario exigir que todo el mundo haga las cosas de la misma manera. Esto significa que tenemos que sacrificar la «necesidad» de que todos se sientan exactamente de la misma manera acerca de todo, y la «necesidad» de que todos se conformen a todas las mismas cosas. Y significa que tenemos que dejar la tentación de satanizar a los que no piensan de la misma manera; en vez de tolerar, a la gente que no puede ver o entender lo que pensamos que vemos y entendemos.

Por favor, no malentiendan. Hay principios bíblicos que no pueden modificarse, verdades centrales del Evangelio. Pero hay lugar para la diversidad dentro de cuestiones segundarias. Lo importante es comprender que el día de reposo no es cuestión central en el Evangelio de Jesucristo.

Es importante también comprender que  Jesús vive en nosotros, y Jesús ama a todas las personas, aún a aquellas que difieren de nosotros en la interpretación de un aspecto de la vida cristiana. Por eso debemos respetar a los que no llegan al entendimiento o la comprensión bíblica según nuestro parecer.

Necesitamos la tolerancia «estilo Romanos 14». Es una mentalidad como la siguiente: «A medida que nos esforzamos por obtener un conocimiento más profundo de la voluntad del Señor para con nosotros, démonos mutuamente la libertad de servir al Señor en quien confiamos de acuerdo con nuestras conciencias».

Tanto si yo realizara una declaración de que el sábado está vigente, o de que no lo está, estaría en conflicto con muchas personas.

El evangelio se concentra también en la muerte y resurrección de Jesucristo (1 Corintios 15:3-4). Algunos hermanos creen que el domingo, la Navidad y la Pascua de Resurrección están más abiertamente conectados a Cristo que el día sábado. No obstante, el punto del evangelio es el significado, el sentido de Jesús y su resurrección, no cuál día elegimos para alabarlo y conmemorarlo a Él. Necesitamos distinguir entre forma y sustancia, símbolo y realidad.

No podemos concentrarnos en las diferencias sobre qué día se debe observar a costa de perder de vista el verdadero significado de lo que Jesús hizo por nosotros y por todos los humanos mediante su nacimiento, muerte, resurrección y ascensión.

El verdadero significado es que Él nos abrió de par en par las puertas del reino de Dios, aunque indignos, y adquirió la gracia eterna de Dios para nosotros. El Nuevo Testamento critica fuertemente a aquellos que se concentraron en ciertos días como obligatorios. La gracia debe triunfar sobre la conformidad, si deseamos permanecer fieles a Jesús.

Por lo tanto creo que no debemos ser legalistas ni del sábado, ni legalistas del domingo, ni de ningún otro aspecto referente a cuestiones externas. El verdadero evangelio tiene que ver con actitudes del corazón, y debemos entender que el Señor espera adoradores que lo adoren los 7 días de la semana.

Hay principios mucho más importantes que la elección de guardar tal o cual día. La elección no es entre este o ese día, es entre la severidad y la amabilidad, entre una unidad externamente impuesta y una unidad producida por la fe, entre el legalismo y la gracia.

Si tratamos de imponer un día en vez del otro y todavía tratamos de predicar gracia y libertad en Cristo, estamos entonces tratando de mezclar el agua con aceite.

Si hemos nacido de nuevo, en Cristo, en su reino de la gracia, debemos abolir el legalismo referente a imposición de días, horas y fechas. En otros artículos he condenado la enseñanza de que la observancia del sábado es necesaria para la salvación y todos saben que actualmente mi ministerio (Alfalit del Paraguay) requiere que mayormente viaje a distintas iglesias dando cursos los sábados.

Por otro lado, no puedo tomarme el atrevimiento de condenar a los que consideran necesario seguir adorando al Señor Jesús en el día sábado. Hacer esto sería volver de nuevo al legalismo que Jesús me guió a abandonar.

La salvación no se encuentra en días. La justicia no se encuentra en días. La salvación y la justicia están en Jesucristo. Somos salvos por la gracia de Dios al poner nuestra confianza en Jesús. La confianza en días, ya sea el domingo, la Navidad, la Pascua de Resurrección y Pentecostés por un lado, o el sábado por el otro, es confianza impropia. Predicamos a Jesucristo, no días de adoración.

No es un camino fácil

No me imagino que sería fácil para una iglesia salir del legalismo (ya sea adventista, evangélica o católica) Tampoco es fácil para personas individuales. No es fácil descartar los conocimientos adquiridos anteriormente, especialmente cuando hacíamos muchas cosas pruebas del verdadero cristianismo.

Necesitamos paciencia, y la paciencia y la tolerancia no vienen fácilmente. Necesitamos equilibrio y tolerancia, con un deseo de aprender. El mandamiento de Jesús es que nos amemos los unos a los otros, no que nos denigremos unos a otros en nombre de los «días santos».

Mientras que los judíos y samaritanos discutían acerca del lugar apropiado para adorar, Jesús declaró que lo más importante acerca de la adoración es la actitud, no el lugar (Juan 4:20-22).

Yo creo que Jesús daría una respuesta similar a la pregunta de los días de adoración hoy en día: No alabarán al Padre en este día o ni en ese; los días ya no serán la mayor preocupación. La hora viene y ahora es cuando los verdaderos adoradores le adorarán en espíritu y en verdad, sin tener una excesiva obsesión acerca de cosas externas tales como el lugar o el tiempo.

Esas cosas pueden ser importantes para algunos, pero no son necesarias para la verdadera adoración. Conociendo eso, y confiando en que Jesús nos salva, podemos tolerar esta diversidad en unos y otros.

Esto es lo importante acerca de la adoración: Jesús es digno de adoración. Él es la verdad, y el camino. Nadie puede venir al Padre si no es por Jesús, y nadie puede honrar al Padre sin darle igual honor a Jesús. Él es nuestro juez, nuestro defensor y nuestra fuente de justicia. Pongamos nuestros ojos en Jesús, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. ¡Busquémoslo, escuchémoslo y señalémoslo! Todo lo demás va a ser mucho más fácil de llevar, una vez que esté dentro del contexto de Jesús, la Verdad de Dios.

Todos los que están trabajados y cargados, vengan a Jesucristo, y Él les dará descanso. Tomen su yugo y aprendan de Él, porque es manso y de humilde corazón, y hallarán descanso para sus almas. Su yugo es fácil y ligera su carga. Si parece muy pesado en ocasiones, quizá es que estemos tratando de hacer mucho por nuestra propia cuenta.

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¿ES LA GUARDA DEL SÁBADO PARA EL CRISTIANO?

¿ES LA GUARDA DEL SÁBADO PARA EL CRISTIANO?

 

Seis días se trabajará, y el séptimo día sábado de reposo será, convocación santa: ninguna obra haréis; sábado es de Jehová en todas vuestras habitaciones (Levítico 23:3)

 

 

 

LA PALABRA SÁBADO es prominente en el vocabulario cristiano. Su significado literal es “descansar”. La palabra aparece en la Biblia por primera vez en Éxodo 16:23. Al recoger el maná diario que el Señor les proveyó, los israelitas tuvieron que recoger doble la cantidad en el sexto día para que tuvieran una fuente adecuada para el séptimo, el cual el Señor declaró como un Sábado, o día de descanso. Luego, cuando la Ley de Dios fue dada a Israel, la observancia del séptimo día de la semana como un Sábado, o tiempo de descanso, llegó a ser el cuarto de los Diez Mandamientos. Para Israel, la observancia del Sábado era una parte vitalmente importante de su servicio a Dios, tanto que la penalidad de muerte sería infligida sobre los que no obedecían este mandamiento. (Éxod. 35:1, 2) El Nuevo Testamento no contiene ninguna instrucción en cuanto a la observancia de un Sábado semanal, pero ha sido asumido por muchos que fue la intención de Dios de que el mandamiento de la Ley concerniente al Sábado continuara en la iglesia cristiana.

 

En su Sermón del Monte, Jesús dijo, “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.” Para la raza condenada y moribunda de la humanidad el cumplimiento de la Ley fue imposible, puesto que ninguno de ellos pudo estar a la altura de su estándar perfecto de la justicia. Pero, Jesús, siendo perfecto, pudo guardar la Ley invioladamente. Siendo un judío y, por eso, bajo el pacto de la Ley, él observó el Sábado del séptimo día, aunque tenía un concepto diferente de su significado que tenían los líderes religiosos de su día.

 

A causa del hecho de que Jesús curó a un hombre enfermo en el Sábado, sus enemigos “procuraban matarle”, y hubieran sido obligados a hacerlo si él hubiera quebrantado el Sábado de verdad. La respuesta de Jesús a sus enemigos fue, “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo.” (Juan 5:17) Esto enfatiza que la mera abstención de toda actividad no era el significado verdadero del Sábado, porque tanto el Padre celestial como Jesús trabajan en este día. Jesús curó a los enfermos.

 

En Marcos 2:23, 24, 27, 28 hay otra lección importante que Jesús lleva a nuestra atención. Él y sus discípulos caminaban por un campo de maíz en el Día Sabático, y mientras andaban, los discípulos arrancaban espigas, evidentemente para su propio uso. Esto fue algo distinto de la curación de los enfermos en el Sábado, y de acuerdo con la letra estrecha del cuarto mandamiento hacer esto fue incorrecto, así que los fariseos le preguntaron, “¿por qué hacen en el día de reposo lo que no es lícito?” La respuesta de Jesús fue, “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo.”

 

Evidentemente el pensamiento en este caso es que el mandamiento que requirió que los israelitas descansaran cada séptimo día fue diseñado para su bien, no para su daño. Los discípulos tenían hambre, y hubiera sido un mal entendimiento del propósito del Sábado suponer que la Ley al respecto significaría que debieran abstenerse de satisfacer su hambre. Y estamos felices por la declaración de Jesús que llegó a ser el “Señor aun del día de reposo,” porque sabemos que su interpretación de ello es correcta. Cualquier cosa que Jesús impuso sobre sus seguidores en cuanto al Sábado se debe obedecer.

 

En su Sermón del Monte, Jesús dijo, “De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos.” (Mat. 5:19) ¿A cuales mandamientos se refiere Jesús? Podemos ser guiados solamente por los siguientes comentarios en los cuales él cita parcialmente cuatro de los mandamientos — dos del Decálogo y dos que no fueron parte de él. Los primeros dos fueron requisitos morales — “No matarás” y “No cometerás adulterio.” — vss. 21, 27

 

El tercer mandamiento citado por Jesús fue la expresión de la justicia de la Ley — “Ojo por ojo, y diente por diente.” (vs. 38) En cada caso, refiriéndose a uno u otro de los mandamientos, Jesús les dio un significado superior a lo que jamás había enseñado antes. En vez de insistir en “ojo por ojo”, él exhortó a sus seguidores a no resistir lo malo, sino “antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.” — vs. 39

 

El cuarto mandamiento citado por Jesús fue, “Amarás a tu prójimo,” al cual la tradición judía había añadido, “y aborrecerás a tu enemigo.” (vs. 43) Se hará patente que todos los cuatro mandamientos que Jesús dijo que no se deben quebrantar pertenecen a las relaciones humanas, enfatizando el estándar alto de la ética moral que debe gobernarlos, especialmente cuando los examina a la luz del significado más fino y exacto que Jesús les dio.

 

¿Mandó Jesús a sus seguidores, en cualquiera de sus enseñanzas, a observar el Sábado del séptimo día? Además, si fuera el diseño de Dios que el cuarto mandamiento continuara en la dispensación cristiana, entonces sería obligatorio para los que tienen puestos de autoridad en la Iglesia de imponer la penalidad mencionada en la Ley al fallar de obedecerlo. Como hemos visto, esa penalidad era la muerte. ¿Enseñó Jesús esto?

 

Jesús comenzó su Sermón del Monte con la presentación de las bienaventuranzas — “Bienaventurados los pobres en espíritu”; “Bienaventurados los que lloran”; “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia”; “Bienaventurados los misericordiosos”; “Bienaventurados los de limpio corazón”; “Bienaventurados los pacificadores”; y “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia.” — Mat. 5:1-10

 

Si la observancia del séptimo día de la semana como uno de descanso hubiera sido considerado por Jesús como algo vital para la salvación, hubiera sido lógico para él de añadir, “Bienaventurados los que guardan la santidad del día sabático,” pero no lo hizo. En su Sermón del Monte, Jesús se refirió a muchos detalles de la vida cristiana — las relaciones domésticas, el quitar la vida humana, el amor por nuestros enemigos, la oración, etc. — pero no dijo nada acerca de observar el Sábado. No hay mención del Sábado tampoco en las numerosas parábolas de Jesús.

 

 

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LA LEY Y LA GRACIA—¿ESTAMOS OBLIGADOS A GUARDAR EL SÁBADO?

 

 

 

Por Dr. Javier Rivas Martínez

 

Antiguamente, el día de reposo, debería reunir características  específicas prácticas  para que fuese agradable delante de Dios que lo había decretado exclusivamente para el pueblo de Israel en el tiempo de la Ley Mosaica (ver Ex cap.20). En Ex.16, se refiere que en el sexto día, un día antes del reposo, los israelitas eran ordenados a recoger una doble porción del maná habitual (Ex.16:22), y también a cocinar y hervir los alimentos apartando lo  necesario para evitar cualquier  actividad  en ese día, el séptimo, consagrado especialmente para glorificar a Dios en su descanso, después de  haber consumado la obra de su creación universal (Ge.2:1-4; Ex.16:23; Ex.20:8-11). En ese día, nadie del pueblo de Israel debía salir de sus lugares, así, los israelitas lo descansaron por mandato divino (Ex.16:27). En el capítulo 13 de Mateo, en un día de reposo,  observamos a los discípulos de Cristo  en los sembrados  recogiendo espigas de trigo para comer. Aunque esto no era penado según la Ley (Dt.23:25),  el día de reposo si era violentado  por tal acto hecho por los discípulos del Señor  ya que Dios terminantemente había prohibido que alguien pudiera  estar en el campo en el mencionado día. Es por eso que los fariseos señalaron a Cristo con oposición la ilicitud de la acción de parte de los discípulos, por lo que Cristo apela, sabiendo que no era permitido recoger espigas en el campo  para comer en  ese día con el ejemplo de David, cuando comieron los panes de la proposición que solamente era ordenado legalmente para los sacerdotes (1 S.21:1-6; Mt.12:4). Cristo con un pregunta retórica,  les aclara que los sacerdotes bajo la normativa de la Ley Levítica,  que aún quebrantando en el templo el día de reposo quedaban sin culpa, y aprovecha para hacerles saber que el Hijo del Hombre es mayor que el templo (Mt.12:6), y como Señor del sábado, superior (Mt.23:8); por lo tanto, al quebrantar el día de reposo, quedaba el Señor libre de cualquier culpabilidad. Cristo hace saber a los fariseos legalistas claramente que sus discípulos eran semejantes a esos sacerdotes, y obviamente, los discípulos como el Señor, también quedaban  fuera de toda culpa por quebrantar el día de reposo (Mt. 23:5). Sabemos que el  guardar el día sábado o de reposo era parte de la Ley Mosaica. Cristo dijo que vino a cumplir con la Ley y no abrogarla (Mt.5:17-18): ¿Contradice esto con lo antes explicado? Definitivamente y con seguridad podemos contestar que no. El día sábado o de reposo fue un rito ceremonial judío que no nunca tuvo una relación con los mandamientos más grandes y jamás habidos y que son: «Amarás  a Dios sobre todas las cosas», y «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Lc.10:27). Cristo dijo: «Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que os améis unos a otros». «En esto conocerán todos que sois mis discípulos. Si tuviereis amor los unos con los otros» (Jn.13:34-35). Es importante detallar, que este «mandamiento nuevo» proclamado por el Señor Jesucristo difiere ampliamente con el antiguo, establecido por el régimen de la Ley o del Pacto Viejo (ver Lev.19:18; 2 Co.33, 6-18), e implica «una nueva motivación («como os he amado») y una esfera diferente de acción con relación a la Ley pasada» (BESXXI: RV1909). De esta manera, Cristo, cumple con la Ley, la de la moral, la del amor (1 Co. cap.13), la más importante en la Nueva Dispensación que es la de la Gracia (Ef.2:1-11), abierta por  Dios en el sacrificio de Jesucristo en la cruz del Calvario  para los hombres caídos por el pecado (Ro.3:10-18; 5:12; 6:23), que ha hecho renacer, como  creyentes,  para una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de los muertos (1 P.1:3), para una herencia incorruptible e incontaminada, reservada en los cielos para los fieles de Dios en Cristo (1 P:1:4) y no con la Ley ritualista, a la que Cristo dio fin por siempre (Ro.10:2), dónde  la ya obsoleta observancia del día de reposo tenía cabida perfecta:

 

«Maestro, ¿Cuál es el gran mandamiento de la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los Profetas» (Mt.22:36-40).

 

Cristo es el primogénito de toda creación (Col.1:15), que es la Nueva, la espiritual. En él, los hombres de fe vienen a ser nuevas criaturas (2 Co.5:17) y con él se dará una nueva  creación cosmología: Cielos nuevos tierra nueva, en los cuales mora la justica (2 P.3:13). La vieja creación, la corrupta, y el día de reposo, que tuvo relación  con esta pasada y caída creación, son completamente ajenos a  la  Gracia, es decir, con los propósitos finales y terrenales  de Dios por medio de Jesucristo con los individuos salvos y santos.

 

Cristo, que por medio de él vino la Gracia y la Verdad, desplazó  de manera definitiva con todas las expectativas de la Ley dada Moisés (Jn.1:17). Cristo enseño a los fariseos que el amor verdadero estaba  aún muy por encima del día de reposo (Mt.12:9-14), porque las necesidades humanas poseen mayor relevancia  que un rito ceremonial apegado al estricta normativa judaica y legalista  impuesta por la Ley que dejó de ser con la venida de Cristo al mundo para rescatar a los que estaban bajo su yugo esclavizador y  bajo la pena de muerte que imponía (Ro.3:20; 4:14; Ga.4:4-5).

 

«El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor» (Ro.13:10).

 

«No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo» (Ga.2:21).

 

Dios les bendiga siempre, hermanos y amigos de buen entendimiento.

 

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