Por Ingº Alfonso Orellana
La Organización es una entidad que ha cobrado vida como una bestia apocalíptica y saliéndose de control ha demandado y demanda sacrificios humanos en el sentido simbólico y literal de la palabra. Como alguien ha dicho en este foro, ‘la sangre llega al cielo’ y tal como la sangre de Abel grita desde el suelo, así mismo la de miles de testigos.
Esta organización ha llevado a millones de personas a la bancarrota espiritual y los ha conducido como un piloto engañoso que realmente no sabe a dónde va en un mar cuya agitación va en ascenso. Los ha conducido a un callejón sin salida. No saben cómo se van a salir del problema y ahora han reducido el vapor de los motores al mínimo con la esperanza que por fortuna se divise tierra, la que sea, para poderse vindicar.
Tal como ocurrió el desmantelamiento de la antigua Unión Soviética, así debería pasarle a esta “bestia.” Es un sistema que no sirve. Es engañoso y promete en el nombre de Dios cosas que solo Él puede proveer a su tiempo determinado. Han tratado de manipular al Altísimo como su fuese un títere poniéndole a prueba con fechas y generaciones.
Regresar a la Organización sería equivalente a subirme a un barco que está próximo a hundirse. Seria suicidio. El hecho de que me aseguren que le están haciendo algunas reparaciones y remodelaciones no sería suficiente garantía para mí. Por otro lado pienso que mi labor es alertar a los pasajeros de la tragedia que se avecina. La parte difícil en estos casos es, tal como en el famoso desastre del Titanic, que los pasajeros crean que en realidad el barco se está hundiendo.
¿Quiere esto decir que sería imprudente subirse a otro barco por temor que el capitán (la dirección) nos lleve por el mismo derrotero? Pienso que no sería lógico. Por supuesto, deberíamos tener la oportunidad de investigar el registro de seguridad de la línea y la experiencia de la tripulación. Hace unos años yo rehusé subirme a una nave aérea por motivo de conocer bastante de su registro de seguridad en condiciones atmosféricas a través de las cuales se realizaría el vuelo.
Lo mismo pienso de asociarnos con un grupo religioso que pudiera tener objetivos sanos. Creo podemos y debemos discriminar para poder sentirnos cómodos en compañía de sus constituyentes. Nótese que no uso la palabra “miembro,” pues a veces esta palabra puede traer ciertos compromisos indeseados lo cual, en muchos casos, es la razón para habernos apartado de la WTBTS. Si el grupo con que nos asociamos tiene una política de exclusión por divergencia de opinión, entonces quizás no sea el lugar para nosotros. Por ejemplo, en mi caso, hace unos años visitaba una iglesia y todo marchaba bien hasta que empezaron a ocurrir cambios radicales. Denuncié verbalmente y por escrito lo que consideraba incorrecto y me ausenté a la espera de un dialogo que nunca ocurrió ¿Quiso decir esto que la dirección de esa iglesia me expulsó por disentir de sus prácticas? No. Yo usé mi libertad para ausentarme y expresé lo que sentía. Me he sentido libre de visitar la iglesia en ocasiones especiales y he sido recibido de manera cordial por todos los que allí conocí. Además, he mantenido amistad con los pastores de la misma. Aun con relación al grupo con el que me congrego por varios años, en las pocas ocasiones en que no me ha gustado algo, me he sentido libre de comunicarlo a los lideres y he recibido respuestas, con todo el respeto cristiano que merecen estos asuntos. Todo esto sería imposible dentro de la Organización.
Yo volvería a asociarme con los testigos de Jehová, de hecho extraño a muchos de ellos y quisiera poder abrazarlos de nuevo. Sin embargo, nunca volvería a someterme a un sistema totalitario como el existente. Después de haber gustado la libertad en Cristo no tengo ánimo de entregarla a una Organización que se hace pasar por el exclusivo canal de comunicación de Dios.
Un saludo
www.retornoalparaiso.blogspot.com
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