WEBSTER TARPLEY: EE.UU ESTÁ YA EN 5 GUERRAS Y ESTÁ COMENZANDO 3 GUERRAS MÁS (1 de 3)

Webster Tarpley: … Una guerra con Siria abrirá la puerta a una nueva guerra con Irán y Hizballah. Hay una base británica en Chipre. También los barcos de asalto estadounidenses están de pie en el Mediterráneo listoS para atacar a Siria. El movimiento contra Siria podría ser de improviso, no olvidar que los rusos tienen una base naval en Siria. Hilary Clinton acusa a Irán de enviar fuerzas a Siria, y esto podría hacer que israelí comenzara las hostilidades, sin contar a Turquía, que es un miembro de la OTAN en el norte, los piezas están siendo puestos en su lugar para iniciar una importante guerra en el Oriente Medio que podría iniciar la Tercera Guerra Mundial.

¿IMITAN LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ EL TRATO QUE DIO JESÚS A SUS HERMANOS, INCLUYENDO A LOS QUE SE APARTARON DE ÉL?

 

¡Jesús comparte su pan con Judas sabiendo que éste le traicionaría!

LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ NO SIGUEN EL EJEMPLO DE JESUCRISTO

La revista Watchtower dice esto sobre el amor de Jesucristo para con sus seguidores:

Jesús, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin (Juan 13:1).

Jesús es el ejemplo perfecto de amor. Por todo lo que hizo, dijo y enseñó, así como por el sacrificio que realizó al morir por nosotros, demostró la profundidad de su amor. Hasta el fin de su vida en la Tierra trató con cariño a todos, y en especial a sus discípulos. Los cristianos tenemos en el Hijo de Dios un magnífico modelo que seguir, un modelo que nos impulsa a tratar con amor a nuestros hermanos y a cualquier otra persona. La noche antes de que Jesús muriera, Pedro, su propio apóstol, lo negó en tres ocasiones (Mar. 14:66-72).

Pero Jesús había predicho que Pedro se arrepentiría. Y cuando el apóstol así lo hizo, Jesús lo perdonó, y más tarde le confió serias responsabilidades (Luc. 22:32; Hech. 2:14; 8:14-17; 10:44, 45). WT 09 15/9 3:1-3.

Comentario:

El “esclavo” a través de su revista oficial, La Atalaya, anima a sus seguidores a imitar el proceder de Jesucristo, un ejemplo que impulsa a tratar con amor a nuestros hermanos y a cualquier otra persona. Para demostrarlo, ellos recurren al ejemplo de Pedro, quien negó a Jesús 3 veces, y sabiéndolo de antemano Jesús, no lo trató duramente, ni mucho menos. Lo curioso del caso es que el «esclavo» no menciona para nada el trato de Jesucristo hacia Judas, el apóstol traidor.

Recordemos que Pedro no fue el único apóstol que procedería mal contra Jesús, pues como todos sabemos, Judas también procedió deslealmente al traicionar a Jesucristo por 30 piezas de plata. ¡Y Jesús lo sabía de antemano igualmente, y sin embargo él lo siguió tratando como un amigo! He aquí el relato bíblico:

“Mientras todavía hablaba, vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo. Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle.  Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve, Maestro! Y le besó.  Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y le prendieron” (Mateo 26:47-50).

Dadas las circunstancias, ¡cuán compasivo fue el trato que le dio Jesús a Judas, a pesar de que sabía perfectamente de antemano que sería traicionado por este mal apóstol! Nótese que Jesús no le reprocha a Judas diciéndole algo así como: “traidor”, “hijo de perdición”, “mal amigo”, “apóstata” o cosas por el estilo, sino que le sigue llamando “amigo”.

Sin embargo, ¡cuán distinto es el trato de la dirigencia Watchtoweriana hacia los que se apartan de la secta por motivos de conciencia, es decir, porque se convencieron de que la Sociedad no es una organización inspirada por Dios, dadas sus continuas marchas y contramarchas doctrinales, o por sus vergonzosas y constantes fechas fallidas para el Armagedón! Estos hermanos disidentes son tratados por los ancianos en una primera instancia con una hipócrita amabilidad que busca disuadirlos de su “error”, y luego como si fueran unos hijos del diablo y apóstatas si no lograran su cometido “corregidor”. Recordemos que según las “normas amorosas” de la Sociedad, a estos “herejes” no se les deberá ni mirar, ni dirigir la palabra, salvo, claro, que se arrepientan de su “mal proceder”! ¿Así procedió Jesús con Pedro y con Judas? ¡Realmente cuán falsa es la Sociedad WT cuando dice que debemos seguir el ejemplo de Jesús, quien trató con amor a sus hermanos, ¡incluyendo a los que le fallaron!

Vuestro adorado tormento,

Apologista

GLENN BECK: EL SUEÑO AMERICANO ESTÁ CERCA DE JADEAR SU ÚLTIMO ALIENTO

Glenn Beck advierte que si no actuamos pronto, el sueño americano habrá jadeado su último aliento. El concepto, como la Casa Blanca lo entiende, es sobre el dinero, pensiones, casas, y empleos. Pero, según Beck, la premisa es que un hombre puede hacer su propio camino, sin los enredos de un rey o grupos de las élites y es algo que deberíamos esforzarnos todos por proteger.

¿QUÉ ES EL TRANSHUMANISMO?

Un análisis crítico del movimiento transhumanista: ¿Utopía posthumana, o la última dictadura científica?— ¡Usted debería examinarlo!

Checa a Aldous Huxley, la eugenesia, a Zbigniew Brzezinski, el nuevo orden mundial, la tecnocracia, y vea la película final del juego de Alex Jones. En el futuro próximo usted podría vivir para siempre y viajar a las estrellas. Ya  los clones humanos están naciendo y los ideales transhumanistas abundan. Mientras el Embajador de nuestros dioses ET habla ante el Congreso y el presidente Obama silenciosamente abre la puerta a la reproducción humana, la humanidad sigue el compás de los medios de comunicación. ¿Por qué piensa usted que ellos nos dieron teléfonos celulares, el Internet y toda esta tecnología moderna? La gente hoy día con mucho gusto regala su información personal como si fuera una broma. En ningún tiempo en la historia el estado ha conocido tanto sobre todos y cada uno de los ciudadanos, y eso habría sido imposible sin la introducción de la tecnología en el ganado. Y sí, el proyecto Venus tiene lazos con las Naciones Unidas, y  aun esta palabra ‘ Venus’ revela la naturaleza verdadera del proyecto. Y es que esta misma palabra es usada pesadamente en lo oculto, y significa ‘Lucifer’.

LA BURBUJA DE BIENES INMUEBLES EN CHINA PODRÍA SER PEOR QUE EN LOS ESTADOS HUNDIDOS

La burbuja de Bienes Inmuebles en China podría ser aún peor que en América. Pero todos los gobiernos y sus economistas cuidan para empujar los números del PBI hacia arriba y los números del desempleo para abajo. Ellos han perdido cualquier contacto con el mundo real, pues viven en el mundo de los números. China está impaciente con aumentar su PBI cada año. Ha comenzado proyectos de mega ciudades, catedrales en los desiertos que nadie puede permitirse o se permitirá vivir, pero el gobierno sigue construyendo porque creen que está bien para los números de PBI y para los números del desempleo. Esta locura puede terminar un día y la burbuja reventará ciertamente como ocurrió en los Estados Unidos. Estamos a punto de atestiguar la burbuja de la propiedad más grande jamás imaginada y que nunca hemos visto antes en la historia, gracias a los economistas modernos que han perdido cualquier contacto con el mundo real.

EE.UU CREARÁ UN INTERNET CLANDESTINO PARA LOS REBELDES EN TODO EL MUNDO

Publicado en noticia,otros temas de interes,tecnologia por Gonzalo Fernandez en junio 13, 2011

El Gobierno estadounidense encabeza una estrategia global de establecimiento de sistemas furtivos de Internet y telefonía móvil para ayudar a los disidentes a terminar con las dictaduras de gobiernos autoritarios, según informa el diario New York Times.

Una de las iniciativas en el marco del proyecto se centra en el desarrollo de un  maletín especial, llamado ‘Internet en una valija‘. Una vez se han pasado las fronteras de un país, es capaz de desplegar una plataforma de conexión inalámbrica con enlaces globales a la red convirtiéndose en una antena de transmisión portátil de comunicaciones, lo que permitiría a los grupos opositores recibir instrucciones desde el exterior del país.

El proyecto fue puesto en marcha en Egipto cuando el expresidente del país Hosni Mubarak ordenó el corte de los servicios de telefonía móvil e internet durante la revuelta popular de principios de año, con el objetivo de impedir por todos los medios que la oposición se organizara para acudir a las manifestaciones.

Además, el Pentágono junto al Departamento de Estado estadounidense invirtieron más de 50 millones de dólares en la creación de una red independiente de telefonía móvil en Afganistán, gracias al uso de las torres de bases militares en el país que trata de evitar las constantes interrupciones del servicio de comunicaciones oficial, ejecutadas por la insurgencia talibán.

El país norteamericano también está financiando la creación de redes inalámbricas clandestinas que facilitan la comunicación entre los rebeldes y la difusión de información ante cualquier censura en países como Irán, Siria y Libia.

Hillary Clinton apoya la iniciativa

La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, es partidaria del nuevo proyecto de Washington, sostiene el rotativo. “Se trata de una oportunidad histórica para poner en práctica un cambio positivo. Cada día hay más y más gente que usa internet, teléfonos móviles y otras tecnologías para protestar contra la injusticia y cumplir sus aspiraciones“, expresó en apoyo a la iniciativa la responsable de la diplomacia estadounidense.

Fuente: Russia Today

FUNVAX—¿EL FIN DE LA LIBERTAD RELIGIOSA?

A continuación os dejo una conferencia del creador de la vacuna, Joey Lambardi, en el Pentágono hablando sobre el FunVax.
 

Este video fue tomado en el año 2005 y en él expone en el Pentágono, un científico sobre el entonces proyecto de crear una vacuna que inhiba (mediante virus) el llamado GEN DE DIOS o GEN VMAT2.

En la exposición el científico habla de aplicar el virus en vacunas para cambiar la conducta, mediante el bloqueo del gen VMAT2, y apunta a la gente de Afganistán. Sin embargo, con esto nos queda clarísimo lo que ya sabíamos. Están usando las vacunas como armas biológicas y con el fin de controlar a la población ya no sólo enfermándola, sino que cambiando sus conductas.

El científico explica que puede ser liberado en vacunas de la gripe.

FunVax es una vacuna que “cura” el fundamentalismo religioso. Inhibe  el VMAT2 el llamado “gen de Dios” que hace que la gente sea propensa a tener experiencias espirituales. Aunque FunVax ha traído estabilidad a varios países en el Oriente Medio y es actualmente responsable de las manifestaciones pro-democracia en todo el Oriente Medio, creemos que es un peligroso precedente para el futuro. También nos preocupamos de que FunVax se extienda a Países Occidentales e interrumpir el sistema de creencia en los EEUU y Europa.

¿Cómo funciona ?

A la vuelta del siglo, un gen llamado VMAT2 fue descubierto. Este gen llegó a ser conocido como el gen de Dios. El gen de Dios predispone a las personas tener experiencias espirituales. Las personas que son fundamentalistas tienen una sobre-expresión del gen VMAT2. Los científicos del Departamento de Defensa utilizó esta información para crear una vacuna contra el fundamentalismo religioso. Fue una vacuna viral que se propaga a través del aire y está diseñada  para inhibir el gen VMAT2 haciendo que la gente sea menos religiosa. Tomó a los científicos del gobierno 5 años en perfeccionar la vacuna, en 2009 fue probada en Irak. Más tarde en Irán. El presidente Obama ha autorizado la liberación de FunVax a cada país musulmán. Pero, ¿Por qué lanzarla en los Estados Unidos?

FunVax tiene éxito, pero tiene que ser parado. El gobierno está sustituyendo el libre albedrío con pensamientos programados.

Para más información aquí.

EL ÚNICO DIOS VERDADERO: EL PADRE

 

Por Ing° Mario A. Olcese (Apologista) 

“También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Éste es el Dios verdadero y la vida eterna” (1 Juan 5:20).   

Muchos de los que erradamente creen que el Mesías es el Dios verdadero sostienen que la oración final en este verso: “Este es el verdadero Dios y la vida eterna”, se refiere a Jesús el Mesías, puesto que el sustantivo más cercano a “Este” es “Jesucristo”. Sin embargo, puesto que Dios y el Mesías son ambos referidos en la primera oración del verso, la oración final puede referirse a cualquiera de ellos. La palabra (pronombre) “Este”, que inicia la oración final, es houtos, y un estudio de él mostrará que el contexto, no el sustantivo o pronombre más cercano, debe determinar a cuál “Este” se está refiriendo. La Biblia provee ejemplos de esto, y uno bueno está en Hechos 7:18 y 19: “Hasta que se levantó otro rey en Egipto que no conocía á José. Este [houtos], usando de astucia con nuestro linaje, maltrató á nuestros padres, á fin de que pusiesen á peligro de muerte sus niños, para que cesase la generación”. Es claro de este ejemplo que “este” [houtos] no puede referirse a José, aunque José es el sustantivo más próximo. Se refiere al otro rey, el primero, en el verso, aunque ese rey malvado no es el sustantivo más cercano. 

Si fuera verdad de que los pronombres siempre se refieren al sustantivo más próximo, resultarían en serios problemas teológicos. Un ejemplo es Hechos 4:10, 11: “Sea notorio á todos vosotros, y á todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesús el Mesías de Nazaret, al que vosotros crucificasteis y Dios le resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este [Houtos] es la piedra reprobada de vosotros los edificadores, la cual es puesta por cabeza del ángulo”. Si “Este” en la última oración se refiere al sustantivo o pronombre más próximo, entonces el hombre que fue sanado es realmente la piedra rechazada por los constructores y que ha venido a ser cabeza del ángulo, es decir, el Mesías. Por supuesto que esto no es verdad. 

Un aun más problemático ejemplo para aquellos que no reconocen que el contexto, no la colocación del sustantivo o pronombre, es la clave más vital para el significado adecuado de 1 Juan 5:20, donde se lee: “También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y estamos con el Verdadero, con* su Hijo Jesús el Mesías. Éste [Houtos] es el Dios verdadero y la vida eterna”. Como en los dos ejemplos anteriores, el pronombre “Este” en este versículo no se relaciona con el sustantivo más próximo, sino que se refiere al Padre, una de las dos personas que se mencionan en todo el versículo. 

Un último ejemplo: 1 Juan 2:22. Este interesante texto dice: “¿Quién es mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Mesías? Este es el anticristo,, que niega al Padre y al Hijo”. Si nos atenemos a que “Este  es anticristo” es el Mesías mismo, el sujeto inmediato que antecede a esta frase, tendríamos que concluir que el Mesías es el anticristo…¡Y esto sería una blasfemia de marca mayor! De modo que vemos que no podemos concluir que la frase “este es el verdadero Dios y la vida eterna” se está refiriendo al sujeto antecedente de esta expresión, pues si lo hacemos así, tendríamos que hacer lo propio con 1 Juan 2:22 y entonces estaríamos blasfemando contra la persona del Hijo.

Finalmente, es el propio Maestro Jesús el Mesías quien nos reveló al Padre diciendo: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan (no, “nos conozcan”) a ti, el único Dios verdadero, y a Jesús el Mesías, a quien has enviado” (Juan 17:3). Aquí claramente nuestro amado Maestro nos enseña una verdad que pocos quieren aceptar por culpa de la tradición Católica y Protestante. Y esta verdad es que el Mesías mismo enseñó que sólo Su Padre es el único Dios verdadero y nadie más. Incluso, ya en el cielo, Jesús sigue llamando a Su Padre como “MI DIOS” 4 veces en Apo. 3:12: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá fuera; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo de con mi Dios, y mi nombre nuevo”. Nos preguntamos, ¿puede un Dios verdadero tener su propio Dios verdadero? Creo que aquí hay un punto que merece seria consideración.

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EL REINO Y LA GRACIA: ¿DOS EVANGELIOS DISTINTOS, UNO PARA LOS JUDÍOS Y EL OTRO PARA LOS GENTILES?

 

 Por Eliécer Guillén

Para las escuelas de teología comprometidas a la creencia en la palabra autoritativa de la Escritura, hay otras formas de evadir el Evangelio del Reino. Una tradición popular del Evangelio ha erigido un esquema por el cual el Evangelio del Reino no es específicamente el Evangelio de salvación para ser ofrecido ahora a los creyentes potenciales. Es un sistema conocido como “dispensacionalismo”. Todos los estudiantes de la Biblia reconocen que Dios destinó diferentes acomodamientos o “dispensaciones” para los diferentes períodos de la historia. La dispensación Mosaica, por ejemplo, hizo distintas exigencias en los fieles de aquellas requeridas bajo el Evangelio del Nuevo Testamento. Pero el “dispensacionalismo” va más lejos. Sostiene que el Evangelio del Reino fue predicado por Jesús sólo a los judíos, hasta que ellos rehusaron la oferta del Reino; después de lo cual un Evangelio diferente, el Evangelio de la gracia, fue introducido por Pablo. La teoría sostiene luego que el Evangelio del Reino será reinstalado siete años antes del regreso de Cristo, un tiempo cuando, de acuerdo también con el dispensacionalismo, la Iglesia habrá sido removida de la tierra por el así llamado “rapto pretribulacional.” 

El sistema dispensacionalista ha sido impuesto a la fuerza en el texto de la Escritura en los intereses de una teoría ajena a la Biblia. Como hemos señalado, Lucas hizo todo lo posible para demostrar que el Evangelio de Pablo no era diferente al de Jesús. Ambos hombres predicaron el Evangelio acerca del Reino. Pablo, en contra del dispensacionalismo, no supo nada de una diferencia entre “el Evangelio de la gracia” (Hechos 20:24) y “predicando el Reino” (Hechos 20:25). Él deliberadamente los iguala. Como dice F.F. Bruce: “es evidente de una comparación de Hechos 20:24 con el siguiente verso que la predicación del Evangelio de la gracia es idéntica con la proclamación del Reino.” Esta prueba incontrovertible es rotundamente contradicha por el dispensacionalismo contemporáneo. Dr. Erwin Lutzer, de Radio Moody Church Ministries, afirma: “creo que el evangelio del reino es diferente al evangelio de la gracia de Dios… el evangelio de la gracia de Dios no tiene nada que ver con el Reino per se.” Pero esta confusión del único Evangelio de la salvación fue aprendida de la tradición no examinada, no de la Biblia. Por medio de presentar “dos formas del Evangelio,” los dispensacionalistas han inventado una muy desafortunada distinción que no existe en el texto bíblico. 

El dispensacionalismo formalmente cancela el Evangelio como Jesús lo predicó. ¿Pudo haber sufrido la iglesia un mayor desastre que este acortamiento sistemático del propio Evangelio de Jesús que El predicaba? A.C. Gaebelein fue un exponente destacado de la teoría del “evangelio dividido”. En lo referente a las palabras de Jesús en Mateo 24:14, “Este Evangelio del Reino será predicado en todo el mundo para testimonio a todas las naciones,” él escribió:

La predicación que es mencionada es aquella del Evangelio del Reino, pero ese Evangelio no es ahora predicado, pues predicamos el Evangelio de la gracia…Con la lapidación de Esteban la predicación del Evangelio del Reino cesó. Otro Evangelio fue predicado. El Señor se lo dio al gran Apóstol. Y Pablo llama a este Evangelio “mi Evangelio”. Es el Evangelio de la Gracia gratuita de Dios para quienes crean, el evangelio de la Gloria de Dios…Ahora, durante el tiempo en que el Reino fue predicado como que estaba a la mano, el Evangelio de gracia no se oyó, y durante el tiempo en que el evangelio de gracia es predicado, el Evangelio del Reino no es predicado. 

Por este extraordinario disparate exegético, el Evangelio Cristiano del Reino fue descartado de la corte —descartado como suspendido, y decretado inaceptable para el tiempo actual. La situación parecería demandar un arrepentimiento profundo y el restablecimiento del Evangelio completo de Jesús en el corazón de evangelismo. ¿Puede haber tal cosa como una evangelización que no sostiene en el más alto honor y énfasis el mismo Evangelio anunciado por Jesús y ordenado por la Gran Comisión hasta el fin de la era? Si Pablo hubiera predicado de hecho, como Gaebelein dice, “otro Evangelio”, él se habría puesto bajo su propia maldición (Gál. 1:8, 9). Él habría estado violando las instrucciones de Jesús de que Sus enseñanzas debían ir al mundo entero. 

El artículo sobre “el Evangelio” en el Diccionario de la Biblia de Unger representa la misma tendencia común dispensacionalista de desviarse del Evangelio como Jesús lo predicó. Esta clase de pensamiento acerca del Evangelio y de la salvación ha tenido una inmensa influencia, particularmente en América, pero sus efectos son sentidos a todo lo largo del mundo evangélico: Las formas del Evangelio a ser diferenciadas. Muchos maestros de la Biblia hacen una distinción en lo siguiente: 

(1) El Evangelio del Reino. Las Buenas Nuevas de que el propósito de Dios es establecer un reino terrenal de un intermediario en el cumplimiento del pacto Davídico (2 Sam. 7:16). Dos proclamaciones del evangelio del reino son mencionadas, una, pasada, comenzando con el ministerio de San Juan Bautista, llevado a cabo por nuestro Señor y Sus discípulos, y que termina con el rechazo Judío del Mesías. La otra predicación es aún futura (Mat. 24:14) durante la gran tribulación, y que presagia el Segundo Advenimiento del rey. 

(2) El Evangelio de Gracia de Dios. Las Buenas Nuevas de la muerte, sepultura y la resurrección de Cristo como fue provista por nuestro Señor y predicado por Sus discípulos (1 Cor. 15:1-4). 

La trágica supresión del Evangelio del Reino es evidente en la Nueva Biblia de Referencia de Scofield en Revelación 14:6. El sistema de la definición del Evangelio descrito en esta nota ha afectado la totalidad de la presentación evangélica de la salvación, aun donde Scofield no está específicamente reconocido. Scofield empieza por definir el Evangelio salvador como el Evangelio de la gracia de Dios, el cual, él sostiene, está recluido a los hechos acerca de la muerte y la resurrección de Jesús. Scofield luego procede a hablar de “otro aspecto de las buenas noticias”, el “evangelio del Reino”. Somos informados de que Cristo predicó este Evangelio del Reino en Su primera venida, y “será proclamado durante la gran tribulación”. Scofield así descarta el Evangelio del Reino del mensaje presente de salvación manifestando que el Evangelio Cristiano se trata ahora sólo de la muerte expiatoria de Jesús y Su resurrección. De esta manera Jesús es cortado de Su propio Evangelio que El predicó. Bien podemos observar que el truco maestro de Satanás es separar a Jesús de Su enseñanza. Uno puede proclamar a “Jesús” con toda seriedad, ¿pero puede el Jesús verdadero ser dado a conocer aparte de Su Evangelio y enseñanza completa? Jesús supo bien el peligro que representaba predicar la “fe en Jesús” sin realmente informarle al público acerca de las “palabras de Jesús”. Sólo aquellos cuya fe está fundada en la roca sólida de la enseñanza /evangelio de Jesús están en tierra sólida (Mat. 7:24-27; Mar. 8:35-38; y ver todo el Evangelio de Juan con su constante insistencia en la palabra /palabras / enseñanza de Jesús). 

La incertidumbre acerca del Evangelio Cristiano no es sorprendente cuando semejante evidente lectura errónea de la Biblia se forja en un sistema con una influencia masiva en los púlpitos y en la literatura Cristiana. Seguramente las palabras de Pablo en Hechos 20:24, 25 deberían descartar la distinción artificial propuesta por el Diccionario de la Biblia y la Biblia de Scofield. Pablo evocó su carrera y reparó en que él había “terminado su carrera, el ministerio que recibí del Señor Jesús para dar testimonio solemnemente del Evangelio de la gracia de Dios para todos ustedes entre quienes pasé predicando el Reino”. Claramente no hay diferencia entre el Evangelio de la gracia y el Evangelio del Reino. Es cierto, claro está, que Jesús inicialmente no predicó Su resurrección como parte del Evangelio. La muerte y la resurrección de Jesús fueron más tarde elementos críticos en la proclamación de Pablo. Ellos, sin embargo, no reemplazaron la predicación del Reino, el cual permaneció tanto como el corazón de Evangelio de Pablo tal como había sido el centro del propio Mensaje de Jesús. 

Cuando Jesús se embarcó en su intensiva campaña evangelizadora en Galilea aproximadamente el de 27 dC, él convocó a Su audiencia para un cambio de parecer radical basado en la creencia nacional de que Dios iba a conducir el Reino mundial prometido por Daniel y todos los profetas. La creencia inteligente en la promesa del Reino es el primer paso del discípulo, acoplado con un viraje importante en U en el estilo de vida. De este modo los hombres y las mujeres se pueden poner en línea ellos mismos con el gran propósito de Dios para la tierra. 

La naturaleza de la actividad de Jesús fue aquel de un heraldo haciendo un anuncio público en nombre del único Dios de Israel. El empuje del Mensaje fue que cada individuo debería emprender una redirección radical de su vida ante la certeza del Reino venidero de Dios. Esto fue, y aún lo es, la esencia del Evangelio Cristiano. ¿Cómo puede ser de otra forma, cuando es el mensaje del Evangelio que viene de los labios de Cristo Mismo? 

Es cuestión de sentido común reconocer que usando la frase “reino de Dios” Jesús habría evocado en las mentes de Su audiencia, empapados como estaban en la esperanza nacional de Israel, un gobierno mundial divino en tierra, con su capital en Jerusalén. Esto es lo que el Reino de Dios ciertamente habría significado para Sus contemporáneos. Las escrituras de los profetas, las cuales Jesús como judío reconoció como la Palabra de Dios divinamente autorizada, habían unánimemente prometido la llegada de una nueva era de paz y prosperidad. El Reino ideal dominaría por siempre. El pueblo de Dios sería victorioso en una tierra renovada. La paz se extendería a lo largo del globo. 

Así, anunciar la llegada del Reino involucró ambos una amenaza y una promesa. Para aquellos que respondieron al Mensaje creyéndolo, y consecuentemente reordenando sus vidas, había una promesa de un lugar en las glorias del gobierno divino futuro. Para el resto, el Reino amenazaría destrucción, cuando Dios ejecute juicio en cualquiera no hallado digno de entrar en el Reino cuando éste llegue. Este tema gobierna todo el Nuevo Testamento. En la luz de este concepto primario, la enseñanza de Jesús llega a ser comprensible. Es una exhortación para ganar la inmortalidad en el Reino futuro y escapar de la destrucción y de la exclusión del Reino. 

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EL CIELO O EL REINO DE DIOS—¿CUÁL?

“Desde entonces Jesús comenzó a predicar, “arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca” (Mateo 4:17).

“Después de que Juan fue puesto en prisión, Jesús entró en Galilea, proclamando las buenas noticias de Dios. “Ha llegado la hora,” dijo él. “El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntase y crean las buenas noticias! (Marcos 1:14,15 – NIV). 

Reino de Dios y Reino de los cielos

Hay una considerable confusión hoy concerniente a la diferencia entre el cielo y el Reino de Dios. También, algunos sostienen que el Reino de los cielos y el Reino de Dios son dos reinos diferentes.

La idea prevaleciente de que el lugar llamado “cielo” es la meta de la salvación no es sólo antibíblica sino que tiene una influencia negativa en el crecimiento del cristiano.

Antes de que procedamos más allá me gustaría aclarar de una vez por todas la idea errada de que el Reino de los Cielos y el Reino de Dios son dos reinos diferentes. Al meditar en los dos pasajes de arriba podemos ver cuán improbable sería que Jesús predicara “arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca,” y al mismo tiempo predicarles a esas mismas personas “El reino de Dios está cerca. Arrepentíos y creed en las buenas noticias”, como si fueran dos reinos diferentes.

Presiono este punto porque una vez que nos convenzamos de que Jesús usó las expresiones “reino de los cielos” y “reino de Dios” como locuciones equivalentes, el estudio se nos hará más sencillo.

Déjeme dar dos pasajes más:

“Les digo a ustedes que muchos vendrán del este y el oeste, y tomarán sus lugares en la fiesta con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos”. (Mateo 8:11 – NVI)

“Allí será el lloro, y el rechinar de dientes, cuando ustedes ven a Abraham, Isaac y Jacob y todos los profetas en el reino de Dios, pero ustedes serán arrojados. Gentes vendrán de este y oeste y norte, y sur, y tomarán sus lugares en la fiesta en el reino de Dios” (Lucas 13:28,29 – NVI)

¿Una fiesta para el Reino de los Cielos y otra fiesta para el Reino de Dios? ¡Creo que no!

También ustedes pueden advertir que Mateo se refiere a la parábola del sembrador como una parábola de los secretos del Reino de los Cielos, mientras Lucas se refiere a la misma parábola como una parábola de los secretos del Reino de Dios.

Entendamos que el cielo es un lugar. El Reino de Dios, o de los Cielos, es el gobierno de Dios a través de Jesucristo.

El cielo no es nuestro destino final

El cielo nunca está dentro de nosotros, excepto en un sentido poético. El Reino de Dios, mientras tiene una característica exterior, está primero y sobre todo en nosotros como nuestro anhelo ardiente. Es Cristo y su reino en nosotros.

Podemos instantáneamente ver que el cielo es un lugar mientras el Reino de Dios tiene que ver con un cambio en nuestra sociedad a través de un gobierno divino.

Jesús nos dijo que nosotros, ni podríamos ver, ni podríamos entrar, en el Reino de Dios sin renacer. Jesús nunca nos dijo que nosotros, ni podríamos ver, ni podríamos entrar al cielo, sin renacer.

Moisés y Elías estaban en el cielo, aparentemente, cuando hablaban con el Señor Jesús en el Monte de Trasfiguración. Pero sabemos que no renacieron en aquel entonces porque ningún individuo renació en Jesucristo hasta que Cristo resucitase de entre los muertos. El Señor Jesús es el primogénito de la nueva creación, el Reino de Dios.

Se Predica hoy que debemos renacer para entrar en el cielo. Esto es antibíblico, engañoso, y tiene, como mencioné previamente, un efecto negativo en nuestro crecimiento cristiano.

Cuando predicamos que las personas deben renacer para entrar en el cielo, predicamos un error – un error destructivo en lo que a eso se refiere. Lo explicaré en un momento. Primero quiero que usted vea que el Reino de Dios y el lugar llamado cielo no es del todo lo mismo.

El Señor Jesús dijo muchas parábolas. Las parábolas del Señor tienen que ver con el Reino de Dios. Ninguna parábola tiene que ver con el cielo como un lugar o paradero final del creyente.

Los Apóstoles no predicaron acerca de ir al cielo. Ellos predicaron acerca del Reino de Dios, acerca de la importancia de heredar el Reino de Dios. No predicaron acerca de la importancia de ir al cielo. Y tampoco predicaron que nosotros entramos en el Reino de Dios para ir al cielo. Esta idea no es bíblica.

Los pecadores no entran en el Reino

Fíjese cuidadosamente:

Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.  (Gálatas 5:19-21 – NIV)

Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.  (Efesios 5:5 – NIV)

“No heredará el reino de Dios”. “no tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios”.

Ahora mire los dos pasajes de arriba cuidadosamente. ¿Ve usted cualquier cosa en ellos acerca de ir al cielo? Los dos pasajes no son versos esporádicos, son característicos de la predicación de Pablo. ¿Qué quiere decir heredar el Reino de Dios? ¿Lo Sabemos? ¿Cuál es el Reino de Dios? ¿Es ese el lugar llamado cielo?

Pablo dice que el Reino de Dios es cuestión de justicia, paz, y gozo en el Espíritu Santo. El Reino no es un lugar sino es en primer término una condición de nuestro carácter. Es decir, ¡uno debe hacerse como niño para entrar en él!

El peligro de creer que el cielo es la promesa de Cristo

Cuando predicamos que nuestro destino es ir al cielo en lo que se refiere a un lugar, nuestra vida cristiana se convierte primordialmente en una de esperar. Cuando apoyamos la usual enseñanza cristiana  de que aceptar a Cristo es un “boleto” que garantiza nuestra entrada en el cielo cuando morimos, tenemos una filosofía que obra en contra de nuestro crecimiento como un cristiano.

¿Por qué necesitamos crecer? ¿Necesitamos prepararnos para que podamos ser dignos del cielo o del reino? Si seguimos la enseñanza cristiana de que somos dignos por el merecimiento de Cristo, la conclusión lógica es que no hay nada de significado que nosotros en realidad tengamos que hacer para ir al cielo. Nos salvamos por una gracia soberana. Entonces bajaríamos la guardia pensando que nuestra salvación es segura, y que no necesitamos nada más sino esperar el día del rapto.

El concepto de que vamos al cielo sobre la base de los méritos de Cristo es destructivo del programa salvador de Dios, aunque suene muy bíblico y devoto.

Pensemos acerca del Reino de Dios por un momento. Veremos de inmediato la enorme diferencia entre el Evangelio del Reino de Dios y el evangelio de ir al cielo cuando morimos.

No decimos por esto que no hay un lugar llamado cielo, o que Dios, Cristo, los santos, y los santos ángeles  no están allí. Ciertamente existe tal lugar. Este es lugar donde debemos colocar nuestros tesoros. Éste está donde está nuestra ciudadanía, pues nuestra ciudad/patria aún está allá. Pero el lugar llamado cielo no es nuestro destino. Nuestro destino es la nueva tierra de Justicia, la cual el Señor se dispone a renovar  cuando él establezca su Reino aquí. ¡ Entonces la voluntad de Dios se hará en la tierra como se hace en el cielo! (Mat. 6.10).

El evangelio de ir al cielo enseña, como hemos dicho, que recibimos nuestro “boleto” por gracia, de modo que cuando morimos seremos admitidos al cielo sobre la base de los méritos de Cristo. Nada podrá evitarlo…lo tenemos ganado. No podemos perderlo, no hay nada más que hacer. Pero heredar el Reino de Dios es un asunto enteramente diferente.

Tan pronto como comencemos a darnos cuenta de la diferencia entre el cielo como un lugar supramundano, y el Reino de Dios como un cambio que comienza en nosotros y luego en toda la sociedad, muchos versos que antes parecían tener limitada aplicación para nosotros repentinamente tienen sentido.

Por ejemplo:

“Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador? De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hacen el bien” (1 Ped. 4:18,19). ¿Por qué sería duro para el justo ser salvo si la meta es ir al cielo cuando morimos, y vamos hacia allá por la gracia soberana de Dios aparte de cualquier cambio en nuestra parte? Esto simplemente tiene poco sentido y nos debe decir que algo está seriamente mal con la enseñanza católica/protestante/pagana del cielo.

¿Y qué tiene que hacer el sufrimiento de acuerdo a la voluntad de Dios con entrar en el cielo, si entrar en el cielo es lo que se quiere decir salvarse? Hasta donde yo veo, estas preguntas son imposibles contestar, dada la enseñanza corriente. Pero si miramos la salvación como heredar el Reino de Dios, y si entramos en el Reino de Dios a través de sufrimientos y adversidades, y si el Reino de Dios requiere una transformación radical de lo que somos, entonces estas preguntas son contestadas fácilmente.

Note la relación entre sufrir y el Reino de Dios:

“Fortaleciendo a los discípulos y alentándolos a permanecer verdaderos para la fe. Es necesario experimentar muchas adversidades para entrar en el reino de Dios,” dijeron” (Hechos 14:22 – NIV).

Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis”  (II Tes. 1:5).

¿Qué precisamente se quiere decir por entrar en el Reino de Dios, y por qué es necesario renacer para tal entrada?

El Reino de Dios en su sentido más puro es el Señor Jesucristo.

Ningún profeta antiguamente, no importa cuán grande haya sido, había renacido. No fue posible que alguien renazca hasta que Cristo apareció y fue crucificado por nuestros pecados, y finalmente resucitado de entre los muertos por la Gloria del Padre.

El nuevo Pacto es finalmente la entrada a Jesucristo y a su reino. El nuevo Pacto no es un cambio de nuestra mente acerca del significado de la vida, aunque tal cambio resulta del nuevo Pacto. El nuevo Pacto, es el Señor Jesucristo su expiación y nuestra entrada al reino milenario (salvación y vida eterna).

Estamos entrando de una edad de oscuridad moral sin paralelo en la historia del género humano. Ha habido muchas instancias en la historia cuando los gobernantes han sido corruptos y rodeados con tribunales corruptos. El gobierno de los Estados Unidos y otras potencias parecen estar encaminados en esta dirección con sus sospechosas prácticas. Las naciones más débiles también padecen de este mal de la corrupción, y las gentes sufren las injusticias.

Pero nunca antes ha habido tanto pecado de parte de las personas. Siempre antes los gobernantes y sus tribunales eran relativamente más justos. Pero las naciones enteras ahora son completamente corruptas. Pienso que las naciones del Oeste son merecedoras del más severo castigo divino, pues conociendo a Dios no le dan la gloria y honra que Él se merece.

Por la corrupción moral la atmósfera espiritual se obscurece y es opresiva. La única palabra, la única verdad que es inamovible, y a la cual podemos aferrarnos, es la Biblia. Y si no nos pegamos estrechamente a la Biblia vamos a tropezar y caer. No sobreviviremos espiritualmente por la abundancia de mal y oscuridad espiritual.

Nosotros los cristianos sostenemos ser fundamentalistas. Pero un fundamentalista es alguien que cree que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios. Si enseñamos otra cosa no estamos enseñando la Biblia. Enseñamos nuestras tradiciones, como nuestro destino de ir al cielo para vivir en una mansión celestial rodeados de seres de luz. Esta creencia es una afrenta a Dios, quien siempre quiso que la tierra fuese la morada de sus criaturas humanas y no otro lugar. Sólo el diablo quiere destruir este propósito original de Dios con esperanzas que aniquilan el planeta y lo hacen cenizas. Pero un estudio cuidadoso del catorceavo capítulo del Evangelio de Juan revela que el segundo verso, que supuestamente menciona nuestros aposentos en la casa del Padre, realmente se refiere a vivir con Cristo en la tierra según el verso 3 (Para que donde “yo estoy”—en la tierra— vosotros también estéis”).

¿Por qué entonces es menester para nosotros ser transformados por el Señor? Somos transformados en cierto sentido hoy para poder tener comunión con el Señor y para prepararnos desde ahora para poder participar de nuestro papel predestinado en el Reino de Dios, el reino que pronto debe alcanzar la tierra después de la transformación total de nuestro cuerpo mortal.

Cuánto tiempo más demoraremos antes de que cambiemos nuestras tradiciones por las palabras de las Escrituras? ¿Quién entre nosotros le importa lo suficiente, o tiene la suficiente integridad como para abandonar aquello que no es bíblico a favor de lo que es ciertamente bíblico?

No se supone que prediquemos el evangelio del Cielo, pues No existe el evangelio del cielo en las Escrituras. El “evangelio del cielo” es hallado en la religión musulmana, en otras religiones del este, y en aquellas de los indios americanos. Pero el Evangelio verdadero de Dios es el Evangelio del Reino, la Buena Nueva de que Dios no ha abandonado la tierra sino que regresará en poder y gloria para establecer la justicia y la rectitud entre las naciones del mundo. Esto es enseñado por ambos el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamentos.

Después de que renacemos, no debemos esperar que partamos a vivir a otro lugar. Por ejemplo, una vez  que un bebé nace no se espera que vaya a vivir a otro lugar fuera de la tierra. El bebé comienza a crecer y a prepararse para poder vivir en esta misma tierra como un ciudadano ejemplar.

Después de que renacemos debemos comenzar a crecer. Si debemos crecer en Cristo debemos orar cada día, leer nuestra Biblia regularmente, volverle la espalda a la maldad que está en el mundo, y asociarnos con creyentes fervientes para edificarnos mutuamente en la fe y en las buenas obras.

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LA MAQUIAVÉLICA ESPIRITUALIZACIÓN DEL REINO DE CRISTO PERPETRADA POR EL ROMANISMO Y SUS TEÓLOCOS

 

¡Mi escrito que ha ayudado a muchos entender el Reino de Dios!

Parece que ya es una costumbre arraigada entre muchos estudiantes y exégetas bíblicos alegorizar todo aquello que los hace sentir incómodos o que va en contra de sus creencias particulares. Un ejemplo de ello es el reino de Dios. Pareciera que los creyentes no quisieran creer que Dios pueda establecer un reino en la tierra liderado por verdaderos Judíos, por hombres probos y santos que han demostrado ser dignos e idóneos en la vida presente para cargos de responsabilidad o de autoridad en el mundo venidero de justicia. Los más de los creyentes están esperanzados en ver totalmente destruido nuestro planeta y vivir lejos en el cielo cuando mueran a través de sus almas inmortales, las que supuestamente abandonarán sus respectivos cuerpos muertos para estar inmediatamente con Dios y con Su Hijo Jesucristo.

Sí, mis amigos, los más de los estudiantes bíblicos hoy siguen la línea de Agustín de Hipona, el gran teólogo del siglo IV, quien espiritualizó el reino de Dios definiéndolo como la iglesia de Cristo, la cual, supuestamente, reina en el mundo a través de la curia o la clase clerical. Para Agustín de Hipona, Jesús no volverá a la tierra a tomar un trono literal en Jerusalén para restaurar el prometido reino de David, ya que según él, el reino ya se había establecido algunos años después de que Cristo partió al cielo.

Para los intereses del romanismo, es muy conveniente rechazar un reino literal dirigido por Judíos verdaderos, por los hijos de Abraham. Y es que es harto conocido que el catolicismo ha tenido siempre muy poca simpatía para el judaísmo y los judíos. Estos han sido perseguidos por el Papado y han sido acusados de herejes, renegados, asesinos de Jesús, y mil epítetos más que todos ya conocemos muy bien. Se puede decir que hubo una usurpación de los privilegios de Israel por la llamada Iglesia reinante. Ahora el reino de David es sustituido o reemplazado por la iglesia, y todos los privilegios y promesas para el pueblo prístino de Dios pasan a manos de la iglesia imperante (el nuevo pueblo de Dios), dejando a Israel como parias en el mundo, como malditos y desechados por Dios. Esto fue logrado gracias a la maquiavélica interpretación agustiniana del reino de Dios.

Otros cristianos suponen que el reino de Dios es el reinado de Jesucristo en el corazón de los creyentes, es decir, una suerte de “morada de Cristo en nosotros” como el rey de nuestras vidas para dirigirnos y guiarnos en nuestro diario andar en el camino que conduce a la vida. Esta teoría es muy difundida entre los llamados cristianos evangélicos.

Muchos Estudiantes de la Biblia encuentran una serie de pasajes en la Biblia que les hacen pensar que el reino de Dios no puede ser de ninguna manera literal sino espiritual, y francamente no les quitamos razón para ello. Y es que una lectura fugaz o superficial de tales textos podrían convencernos efectivamente de que el reino que Cristo y sus apóstoles predicaron, nada tiene que ver con un gobierno en la tierra sino con algo distinto.

¿Pero acaso Jesús no dijo que su reino no es de este mundo?

Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.(Juan 18:36).

“Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece (Juan 15:19). 

Observemos que el Señor Jesús dijo que su reino no es de este mundo, así como nosotros, los cristianos, tampoco lo somos (Juan 18:36; 15:19; 17:14). ¿Es que acaso nosotros somos extraterrestres? ¿En qué sentido nosotros y el reino no somos de este mundo?

En primer lugar, debemos entender que los cristianos, y el reino que gobernarán estos elegidos, no son de este mundo puesto que SON DE DIOS. El reino es de Dios y nosotros también somos de Dios. El apóstol Juan escribió: “Hijitos, VOSOTROS SOIS DE DIOS…ELLOS SON DEL MUNDO; POR ESO HABLAN DEL MUNDO, Y EL MUNDO LOS OYE. NOSOTROS SOMOS DE DIOS…”. De modo que cuando Jesús dijo que su reino no es de este mundo, lo que dijo es que su reino es de Dios, de arriba, de inspiración divina. Y cuando Jesús dijo que nosotros no somos de este mundo, lo que él quiso decir es que nosotros SOMOS DE DIOS, le pertenecemos, somos parte de su familia, somos sus Hijos. Sin embargo, una lectura fugaz de Juan 18:36 podría llevarnos a pensar erradamente de que el reino nada tiene que ver con el mundo del futuro, con la tierra venidera de justicia, o con un reino literal tal como lo fue el reino davídico en Jerusalén.

Pero no dijo Pablo que Dios ya nos trasladó al reino de su amado Hijo en Colosenses 1:13?

Muchos cristianos que lean las Escrituras sin una reflexión cuidadosa encuentran en el pasaje paulino de Colosenses 1:13 “la prueba definitiva” de que ya estamos en el reino de Cristo. El pasaje dice así: “el cual (Dios) nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”. Ajá, nos dicen, acá está la prueba definitiva de que ya fuimos trasladados al reino, por tanto, no hay que esperarlo para el futuro.  Pero yo les contesto de esta manera: ¿Cómo es posible que los cristianos mortales, hechos de carne y sangre,  puedan entrar en el reino espiritual cuando por otro lado el mismísimo Pablo dice claramente que “carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios”? (1 Corintios 15:50). ¿Se estaba contradiciendo el apóstol de los gentiles? ¿O no será más bien que somos nosotros los que nos contradecimos?

En primer lugar, debemos entender que Pablo tiene una forma de expresarse que podría confundir a algunos, pero si aceptamos que Dios suele hablar de “cosas que no son como si fuesen” y así se lo revela a sus siervos, las cosas toman otro cariz (Rom. 4:17).

Pero este no es el único pasaje en que Pablo habla de cosas que ya nos han sido “entregadas”, pues a los Efesios Pablo les dice algo que ninguno pensaría de que está hablando de manera literal o de una promesa ya realizada o cumplida. Dice Efesios 2:6, así: “y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús”. Notemos que Pablo está hablando por inspiración de Dios, el Dios que suele hablar de cosas que no son como si fuesen. El dice que Dios nos resucitó con Cristo, y asimismo nos hizo sentar en lugares celestiales con Cristo”. Pues bien, ¿tomaremos esto tan literalmente como suelen hacer algunos con Colosenses 1:13? Pues no creo. Ninguno en realidad está resucitado de la tumba, y menos, sentado con Cristo en su reino celestial.

Otro ejemplo lo tenemos en Romanos 8:17,30 en donde Pablo dice sobre la glorificación, así: “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados (tiempo futuro)… Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó (tiempo presente)”. Aquí Pablo conjuga la glorificación como algo futuro y a la vez presente. Es decir, es futuro porque primero hay que padecer juntamente con Cristo, y es presente porque como dijimos antes, Dios suele hablar de cosas que no son como si fueran presentes.

¿No enseña Pablo en Hebreos 12:28 “que estamos recibiendo un reino inconmovible”?

Este pasaje de Hebreos 12:28 fue escrito probablemente por Pablo, quien suele escribir, como dijimos, de cosas futuras como si fuesen presentes. Pues bien, Pablo también dice en Colosenses 2:6 que los que andan en Cristo “han recibido al Señor Jesucristo”. Pero, ¿han recibido literalmente a la persona de Cristo? ¿Es que Cristo baja del cielo cada vez que un pecador se convierte a él?¿En qué sentido se “recibe” el reino y en qué sentido se “recibe” a Cristo? Recordemos que el recibimiento literal de la persona de Cristo se realizará cuando él regrese al mundo por segunda vez (1 Tesalonicenses 4:17). También es oportuno recordar lo que dice Pablo en 1 Tesalonicenses 2:13. En este pasaje Pablo les dice a los creyentes de Tesalónica: “Recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros”. ¿En qué sentido se “recibe” la Palabra de Dios? Pues, ¡aceptándola o creyéndola! En este caso “recibir” puede significar “creer” o “aceptar”. Por tanto, “recibir un reino inconmovible” quiere decir “creer o aceptar un reino inconmovible”—¡por la fe!          

Finalmente, el mismo apóstol Pablo habla a los corintios delevangelio…el cual también recibisteis( 1 Corintios 15:1). ¿Recibir el evangelio? ¿Qué significa eso? Es CREER en el evangelio (Marcos 16:15,16). Entonces concluimos que “recibiendo un reino inconmovible” no quiere decir necesariamente que dicho reino ya vino y que lo hemos recibido, literalmente hablando.

¿Acaso no dijo Juan que era “copartícipe del reino” en Apocalipsis 1:9?¿No enseña este texto que el reino ya estaba presente en la época apostólica, en el Primer Siglo de la era Cristiana?

Este texto de Apocalipsis 1:9 no dice que el reino se estableció en el primer siglo de la Era Cristiana. San Juan sólo dijo ser copartícipe del reino, y no, como suponen algunos, que ya estaba en el reino. El apóstol Pedro, por su parte, dice que él también es participante (o sea ‘copartícipe’) de la GLORIA QUE AÚN NO HABÍA SIDO MANIFESTADA. Sus palabras son como siguen:“..que soy también participante (copartícipe) de la gloria QUE SERÁ REVELADA.” (1 Pedro 5:1). Aquí vemos que Pedro participaba también (o ‘coparticipaba’) de la gloria que aún no se había manifestada. ¿Cómo se explica esto? Muy simple, él lo coparticipaba por la fe y en la esperanza como los otros apóstoles (Romanos 5:2). Él tenía puesta su mira en el reino, y se aferró a esa creencia como algo muy suyo. Juan era copartícipe del reino QUE SERÁ REVELADO cuando Cristo se manifieste nuevamente (2 Timoteo 4:1). Concluimos entonces que coparticipar del reino y de la gloria no significa que ambas cosas hayan sido ya reveladas.  ¡Aún permanecen en el futuro!

Pablo dice con razón al joven Timoteo: “El labrador, para PARTICIPAR de los frutos, debe trabajar primero.” ( 2 Timoteo 2:6). Sí, el apóstol Pablo dijo que uno puede ahora “coparticipar del reino” por la fe. Sin embargo, debemos trabajar primero para cosechar de sus frutos (p.e. “La Vida Eterna en el Reino”, Juan 4:36, Mateo 19:16-25).

¿No dijo Jesús que su reino vendría en pocos días cuando dice: “De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder?” (Marcos 9:1).

Respuesta:

Este pasaje de Marcos 9:1 tiene su paralelo en Mateo 16:28. El apóstol Mateo registra estas palabras de Jesús así: “De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre venido en su reino.” Aquí Mateo asocia la venida del reino con LA VENIDA de Jesús, la cual era aún la “bendita esperanza” para Pablo (Tito 2.13).

Algunos suponen que el reino se inauguró en Pentecostés (33 E.C), al bajar el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego sobre los creyentes. No obstante, esta hipótesis es errada, puesto que en Pentecostés MUCHOS (no ‘algunos’) fueron testigos de la venida del Espíritu Santo (no del Jesús glorioso). Recuérdese que Jesús dijo que sólo ‘ALGUNOS’ de los suyos verían el reino venido con poder. Sólo algunos privilegiados. En Pentecostés, en cambio, TODOS los discípulos estaban reunidos en el aposento alto (Hechos 1:12,13; 2:1-4). Es clarísimo que Marcos 9:1 y Mateo 16:28 NADA tienen que ver con Pentecostés del año 33 E.C.

Lo cierto es que esta promesa se cumplió seis días después cuando “Jesús tomó a Pedro, Jacob y Juan, y los llevó aparte a un monte alto, y se TRANSFIGURÓ DELANTE DE ELLOS; y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.” (Mateo 17:1-3).

Nótese que aquellos “algunos” fueron Pedro, Jacobo y Juan, quienes vieron la “venida del reino y la gloria del Rey” (2 Pedro 1:16). No obstante, esta fue una visión de una gloria aún mayor que vendrá con Cristo en su segunda venida a la tierra. Para ese entonces Jesús dirá a sus escogidos: “Venid, benditos de mi Padre: Heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:31,34).

En Lucas 19:11-27 Jesús pronuncia la Parábola de las Diez Minas, la cual es muy interesante e informativa. Pero: ¿Por qué Jesús pronunció esta parábola a sus discípulos? La respuesta es sorprendente, y la descubrimos en el versículo 11: “por cuanto estaba (Jesús) cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino se manifestaría INMEDIATAMENTE.” ¡Aquí está la razón! Los seguidores de Jesús pensaron erradamente que el glorioso reino de Dios se establecería inmediatamente. Entonces Jesús pasa a decirles que antes que se establezca su reino, él tiene que ir al cielo a recibir un reino y volver (verso 12). Pero Cristo aún no ha vuelto, por tanto el reino no ha sido establecido aún. Además, Jesús dice que ese esperado reino se hará realidad para él y su iglesia sólo en su parusía o segunda venida al mundo (Mateo 25:31,34). Por eso Pablo irónicamente se burla de aquellos cristianos que creían que estaban reinando sin Cristo, diciendo: “Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y OJALÁ reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!” (1 Corintios 4:8). ¡Y esto fue escrito por Pablo varias décadas después de Pentecostés!

¿No es la profecía de Daniel 2:44 una prueba definitiva de que el reino de Dios se estableció durante el apogeo del imperio romano?

El pasaje de Daniel 2:44 dice: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.” Ahora bien, notemos que Daniel señala que “en los días de estos reyes” el reino sería establecido en la tierra. Sí, el reino se establecería cuando DIEZ REYES CORONADOS Y EN SU PODER APARECIERAN EN LA HISTORIA de Roma. No obstante, cuando cierto grupo de cristianos llamados “amilenialistas” nos dice que ello ocurrió en el año 33 E.C, no saben cómo explicar quiénes eran esos 10 reyes en pleno poder y mando en Roma. Simplemente han dicho que eran 10 césares romanos. Sin embargo, nunca hubo 10 emperadores o césares romanos gobernando SIMULTÁNEAMENTE. Nótese nuevamente que dice “en los días de estos reyes”. La profecía es clara. El reino de Dios se establecería cuando aparecieran diez reyes o gobernantes en pleno poder en el Medio Oriente (encabezados por el anticristo). No obstante, cuando se produjo el Pentecostés del año 33 E.C, el gobernante o césar romano de turno era TIBERIO. Sus antecesores ya estaban muertos, y sus sucesores estaban todavía  jóvenes o no habían aún nacido. Es claro que sólo hubo un césar romano cuando bajó el Espíritu Santo en Pentecostés—¡No 10!

Daniel 7:7,8 nos revela, además, que de entre los “diez cuernos” (=diez dedos de Daniel 2:44) salió un undécimo cuerno, delante del cual son arrancados tres cuernos.. ¿Diremos que el césar romano #11 vio cómo derrocaban—-simultáneamente—a otros TRES césares romanos?¿Tenemos acaso alguna información histórica de que esto efectivamente ocurrió durante el apogeo o decadencia del imperio romano?¿Dónde está el documento? Que sepamos, Roma nunca tuvo 3 césares reinando juntos y que fueran derrocados por otro césar usurpador.

Ahora bien, supongamos por un instante que el reino se estableció en el primer siglo, durante el apogeo de Roma. ¿Destruyó ese “reino” (= “iglesia de Cristo”) a 10 reinos y reyes existentes y los consumió? Recordemos que Daniel 2:44 dice que ese “reino celestial” destruye y consume a 10 reinos existentes (representados por los diez dedos de los pies de la imagen colosal que soñó Nabuconodosor). Que sepamos, ningún reino del primer siglo destruyó a otros 10 reinos y sus reyes, y menos, la iglesia de Cristo naciente. Los césares romanos murieron asesinados o de muerte natural, pero ninguno de ellos por acción de la iglesia militante, o  por la intervención de algún nuevo imperio. El imperio romano cayó por su propia decadencia moral y social, unos 400 años después de que se estableciera la iglesia del Señor. Sólo cuando ya no quede ‘rastro alguno’ de estos reinos, la profecía se habrá cumplido (Leer Daniel 2:35). Pero todavía existe Roma y sus ruinas antiguas, así como muchas otras. Que sepamos, no hay registro alguno de la desaparición SIMULTÁNEA de 10 reinos y reyes en el primer siglo, ni en el segundo, ni en el tercero, ni hoy.

Finalmente, si por “reino” ha de entenderse “La Iglesia Cristiana”, entonces los otros 10 reinos destruidos ha de entenderse como “10 iglesias destruidas”. Pero, ¿destruyó la iglesia de Cristo naciente a otras 10 iglesias existentes en el primer siglo? ¡Jamás! Al contrario, la iglesia naciente fue fuertemente perseguida y diezmada por Roma hasta el siglo IV. Recién con el emperador Constantino (Siglo IV) la iglesia pudo respirar aires de libertad y paz.

¿No dijo Jesús en Lucas 17:20,21 que su reino “está entre vosotros”? ¿No prueban estas palabras suyas que el reino estuvo presente en el primer siglo?

Estimados amigos este pasaje de Lucas 17:20,21 es muy citado por los que no creen en un reino literal. Este dice así: “El reino no vendrá con advertencia, ni dirán helo aquí, o helo allí, porque he aquí que el reino está entere vosotros.” Si lo que Jesús dijo era que el reino estaba ya establecido en la tierra durante su ministerio, entonces éste no llegó el 33 E.C de Pentecostés (fecha que muchos suponen comenzó el reino) sino ANTES. Recordemos que Jesús aún estaba cumpliendo su misión redentora entre los suyos, y ni siquiera había mencionado la futura llegada del Espíritu Santo en Pentecostés. ¿Creerán los “amilenialistas o los “reino-fóbicos que el reino vino ANTES del Pentecostés del año 33 E.C?

Ahora bien, en Lucas 21:25,31 Jesús afirma que ANTES de la venida del reino habría “señales” en el sol, la luna y las estrellas (Lucas 21:25). Luego Jesús dice: “Cuando veáis que suceden estas cosas (las señales), sabed QUE ESTÁ CERCA EL REINO DE DIOS” (verso 31). Me pregunto: ¿Se contradice nuestro Señor? En el capítulo 17 de Lucas dice que el reino vendrá sin advertencia (sin “señales”) pero en el capítulo 21 dice lo contrario. Sin duda Lucas 17:20,21 no debe ser tomado a la ligera.

Hugh J.Schonfield, en su libro “El Complot de Pascua” dice algunas verdades indiscutibles. En la página 147 de su libro comenta este pasaje de Lucas 17:20,21 así: “…dijo a los fariseos que el reino no vendrá permaneciendo ociosos, en espera de signos. El reino de Dios estaba justo a su lado, delante de sus narices, listo para aparecer sólo con que ellos quisieran cumplir las condiciones que lo inaugurarían. Estad vivos, insistía Jesús. El objetivo no se alcanzará mediante una adormilada asociación con él.”

Hans Conzelmann: En su libro “La Teología de San Lucas”, página 147 comenta este pasaje de Lucas 17:20,21 así: “La declaración principal no es que el reino está viniendo, sino que el reino está siendo predicado por Jesús y hecho manifiesto en su ministerio. La “venida” en si misma pertenece al futuro, y está separada por un largo intervalo de su manifestación.” (Pág. 180).

Finalmente podemos decir que Cristo, como Rey del reino de Dios, fue el más importante y esencial de sus partes componentes; y usando un lenguaje llamado SINECDOQUE (el acto de recibir, describe la figura por la que un vocablo recibe de otro algo, por estar asociado con él mediante alguna conexión, como cuando se toma la parte en lugar de todo y viceversa) él pudo muy bien decir que el reino, representado por él mismo, ya estaba verdaderamente entre los fariseos. No obstante, el reino escatológico aún no se establecería en la tierra durante su ministerio en Israel.

¿No dijo Jesús que el reino había llegado cuando expulsaba a los demonios? (Lucas 11:20).

En Lucas 11:20 Jesús dice: “Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros.” Aquí nuevamente vemos un reino que supuestamente ya “ha llegado” antes de Pentecostés. Es un reino que se manifiesta por el hecho de la expulsión de los demonios de los poseídos. Jesús asocia la “venida” del reino con la atadura de los demonios, y con su arrojamiento al abismo (Mateo 10:1; 1 Juan 3:8). Pues bien: ¿No es esto lo que exactamente va a hacer nuestro Señor con Satanás y sus demonios justo antes de inaugurar su reino milenario? (Leer Apocalipsis 20:1-3). Por eso, cuando Jesús y sus apóstoles ataban a los demonios, daban a saborear un poco—por así decirlo— la presencia benefactora del reino futuro en su ministerio terrestre. El reino de Cristo significará la liberación humana de las garras satánicas, y el inicio de una nueva existencia en Cristo.

¿Por qué dice usted, Sr. Apologista, que el reino está relacionado con el pueblo judío si éste rechazó a su Mesías?¿No dice Jesús que el reino le sería quitado a Israel y dado a los no judíos, según Mateo 21:43?

En este texto NO se dice que el reino le sería quitado a Israel para siempre. En Romanos 11:11,12 el apóstol Pablo dice que la transgresión de los judíos trajo la riqueza a los gentiles. No obstante, el apóstol luego pasa a decir que la futura restauración del pueblo judío—y con  él su reino—se traducirá en mayores bendiciones para los no judíos (gentiles).

El apóstol pasa a decir también que “algunas ramas (no todas) fueron desgajadas del buen olivo” las cuales fueron reemplazadas por otras ramas injertadas de un olivo silvestre (Romanos 11:17). Luego Pablo dice que las “ramas silvestres” (gentiles) no deben enorgullecerse de haber sido injertadas dentro del buen olivo, pues no son las ramas (gentiles) las que sostienen al olivo (la nación judía), sino el olivo bueno y su raíz a las ramas injertadas  del olivo silvestre (v.18). Finalmente Pablo dice, en el verso 24, que Dios injertará nuevamente a las ramas naturales del “buen olivo” si se arrepienten. Ahora bien, hubo muchos judíos que permanecieron fieles a Dios, los cuales no fueron desgajados del buen olivo. Por ejemplo: Todos los apóstoles, sus discípulos hebreos en Jerusalén y de la diáspora, etc. Ellos no fueron cortados, pertenecían al pueblo original de Dios. Sólo los infieles fueron cortados para luego ser reemplazados por los gentiles convertidos. Estos gentiles convertidos se unen al pueblo elegido de Dios (“buen olivo”), y se nutren igualmente de su rica savia (las promesas hechas a los padres hebreos). Decir que Dios rechazó totalmente a su pueblo original, significa que las ramas injertadas no tienen la rica savia del buen olivo como fuente de sostenimiento, y esto entonces quiere decir: Desesperanza y la muerte.

Pablo les dice a los gentiles de Efeso lo siguiente: “Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne…estabais sin Cristo, alejados de la CIUDADANÍA DE ISRAEL y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos ( a la ciudadanía de Israel) por la sangre de Cristo.” (Efesios 2:11-13). Aquí Pablo aclara más el asunto. Los gentiles ahora están dentro de la ciudadanía de Israel, el antiguo pueblo Dios, por medio de Cristo. Ahora los gentiles, como los judíos elegidos, tienen la oportunidad de beneficiarse de los pactos de la promesa (“la rica savia del olivo”). Ahora los gentiles injertados a la nación de Israel (el pueblo de Dios) son conciudadanos de esa nación de Dios, y ya son miembros de la familia de Dios, y herederos de Sus promesas. Hay pues un solo Señor, una sola fe, una sola esperanza de nuestra vocación (Efesios 4:4). Decir que la esperanza de los fieles hebreos es distinta a la de los fieles de la Iglesia, es una tesis que no encuentra su apoyo en la Biblia. Pero también es un grave error decir que Dios rechazó para siempre a su pueblo al cual desde mucho antes conoció. Dice Pablo sobre este punto así: “Digo, pues: ¿Ha rechazado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. NO HA DESECHADO DIOS A SU PUEBLO, AL CUAL DESDE ANTES CONOCIÓ…” (Romanos 11:1,2). Así que aunque los amilenialistas digan que Dios rechazó al pueblo elegido Judío, Pablo dice que NO. Y aunque a algunos les duela, “la salvación viene de los Judíos” (Juan 4:22)—¡Y lo dijo el judío Jesús!

Si el reino del rey David dejó de existir para dar paso a un “reino espiritual y celestial”, ¿por qué los mismos discípulos de Jesús le preguntaron, momentos antes de su ascensión al Padre: “…Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6). Insistir en un reino monárquico en Israel por parte de los discípulos hubiera sido una testarudez, si es que en verdad Cristo abolió para siempre esa esperanza mesiánica. Pero Jesús no los reprende diciéndoles algo así como: “Me sorprende que me pregunten eso si ya les enseñé que mi reino es espiritual y celestial”. Pero Jesús no les dice eso o algo similar. Lo que les dice es que  “no os toca  saber los tiempos y las sazones, que el padre puso en su sola potestad” (v.7). Lo que preguntaron los discípulos era correcto y válido, y no una tontería como algunos teólogos han sostenido. No creo que todos los discípulos de Jesús hayan sido malos alumnos como para entender mal lo enseñado por él acerca el reino, en esos 40 días que estuvo en privado con ellos, después de su resurrección (Hechos 1:3). Jesús mismo valida la pregunta contestando que sólo Dios sabe el tiempo cuándo será restaurado el reino davídico a los israelitas. La pregunta era correcta, pero el tiempo sólo lo sabe Dios.

Pero los hermanos amilenialistas se olvidan lo que el profeta Ezequiel dijo concerniente al reino monárquico en Israel. En primer término, el último rey que tuvo la dinastía de David fue SEDEQUÍAS, quien fuera derrocado por Nabuconodosor allá por el año 587 A.C. Desde esa fecha hasta hoy la dinastía y el reino de David quedaron suspendidos en el tiempo. Pero nótese que el profeta Ezequiel afirma que la corona y la tiara se le dará a un varón que tiene el derecho a tomarlos (21:25-27). En Hechos 2:29,30 el apóstol San Pedro revelará que Jesucristo es aquel varón que se sentará en el trono del reino de David. El evangelista Lucas dice que Jesucristo recibirá “el trono de David su padre, y reinará sobre la casa (nación) de Jacob (Israel)  para siempre” (Lucas 1:31-33). Los que dicen que el trono de David está el cielo, están mintiendo. Lo cierto es que ni David, ni ninguno de sus sucesores, estuvieron reinando en el cielo sobre el pueblo de Israel. La Biblia es clara cuando nos dice que David reinó 33 años en Jerusalén, y 7 en Hebrón (1 reyes 2:11).

¿Puede usted demostrar, Sr. Apologista, que el reino de Dios se establecerá en Jerusalén, y que Cristo tendrá su trono en esa ciudad?

En primer término, el reino de Dios era el reino de David. En 1 Crónicas 28:5 leemos: “Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón PAR QUE SE SIENTE EN EL TRONO DEL REINO DE JEHOVÁ (DIOS) SOBRE ISRAEL.” Aquí está la prueba de que “el trono de David” en Israel era EL REINO DE DIOS. Pero, ¿Dónde reinó David, Salomón, etc? ¡En Jerusalén! Eso lo vimos en la pregunta anterior.

Otro texto interesante que prueba que el “reino de David” era “el reino de Dios” está en 2 Crónicas 13:5,8 que dice: “¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él, y a sus hijos, bajo pacto de sal? Y Ahora vosotros tratáis de resistir al REINO DE JEHOVÁ en mano de los hijos de David, porque sois muchos…

No es de extrañar lo que el ángel de Dios le dijo a María en relación al judío Jesús: “…y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará EL TRONO DE DAVID SU PADRE; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.” (Lucas 1:31-33). Nuevamente se nos dice que Cristo reinará en Israel, y cuya capital es Jerusalén.

En Mateo 5:34,35 Jesús dice algo muy interesante que pocos cristianos han advertido: “Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera, ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por JERUSALÉN PORQUE ES LA CIUDAD DEL GRAN REY.” ¿Quién era el “gran Rey”?¿Herodes? No, sino Jesús mismo. Sí, Jerusalén es la ciudad del gran rey Jesucristo, él la hará su capital en su reino milenario.

Los discípulos sabían perfectamente que el reino de Dios estaba estrechamente ligado con la ciudad de JERUSALÉN ( la sede del reino davídico). En Marcos 11 vemos la historia de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. ¿Qué pensaron inmediatamente los discípulos de esa entrada de Jesús en la ciudad de David? Los versos 10 y 11 nos dicen: “¡Bendito EL REINO de nuestro padre David que viene!¡Hosanna en las alturas! Y ENTRÓ JESÚS EN JERUSALÉN...” Es clarísimo que los primeros cristianos sí esperaban la reanudación o la restauración del reino de David en Jerusalén en la persona del Cristo, su descendiente según la carne. Más adelante los discípulos se verán precisados a preguntarle si ya era el tiempo de la tan esperada restauración (Hechos 1:6,7).

Si el reino es ahora la Iglesia de Cristo, entonces no habrá una futura restauración del reino de David en Israel. Pero esta creencia contradice una infinidad de pasajes que nos hablan de un reino futuro aún no establecido o restaurado. Notemos que el reino verdadero será restaurado. Eso quiere decir que ese reino existió, se suspendió y nuevamente se establecerá como era antes. ¿Pero existió la iglesia antes de Pentecostés, en los tiempos de David?¿Fue el reino de David la misma iglesia de Cristo, el cual fue derrocado por Nabuconodosor en el año 587 AC?¿Derrocó Nabuconodosor a la iglesia de Cristo en los tiempos de Sedequías?¿Restauró Cristo el reino de Dios en el 33 E.C? ¿Fue restaurada, o más bien, inaugurada, la iglesia en Pentecostés? La Biblia habla de que el reino será RESTAURADO como lo fue antes—¡No INAUGURADO! (Hechos 1:6; 3:19-21; Romanos 11:12). Esto es importante. Véase en el diccionario el significado de la palabra “restauración”. Esto es muy importante, pues también significa reposición en el trono de una dinastía caída, depuesta, o derrocada. Esto ocurrirá con la dinastía davídica aún derrocada. Cristo regresará en gloria para RESTAURAR EL REINO DERROCADO DE DAVID! (Mateo 25:31,34).

En Jeremías 3:17 se nos revela que Jerusalén será llamada: “Trono de Jehová”. En Zacarías  8:3 leemos: “Así dice Jehová: Yo he restaurado a Sión, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad, y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad.” En Zacarías 1:16 también leemos: “Por tanto, así ha dicho Jehová: Yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia; en ella será edificada mi casa…” El siguiente versículo, el 17, dice: “Clama aún, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien, y aún consolará Jehová a Sión, Y ESCOGERÁ TODAVÍA A JERUSALÉN.” “…y Jerusalén será santa, y extraños no pasarán más por ella.” (Joel 3:17).

Y en Lucas 21:24 Jesús dice de Jerusalén, lo siguiente: “…y Jerusalén será hollada por los gentiles, HASTA QUE LOS TIEMPOS DE LOS GENTILES SE CUMPLAN.” Pero muchos llamados cristianos no se han puesto a meditar en estas palabras proféticas de Jesucristo. Aquí hay un hecho histórico innegable e indiscutible. Jerusalén ha sido pisoteada por las naciones e imperios gentiles (no judíos) durante milenios. Pero Jesucristo afirma que este “hollamiento” (pisoteo)—¡tendrá su fin! (“hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”). Entonces, cuando los no Judíos o gentiles dejen de pisotear Jerusalén, los Judíos tendrán el dominio y el control absolutos de Jerusalén con el Mesías y su iglesia a la cabeza ( Joel 3:17; Isaías 32:1; Lucas 1:31-33; Mateo 5:34,35). Ya en Junio de 1967 se dio un gran paso, cuando Jerusalén pasó a manos de los Judíos, aunque aún seguirá el pisoteo gentil hasta que Cristo regrese a reinar sobre sus enemigos en Jerusalén (Leer Zacarías 14:1-21).

¿Acaso no prometió Jesús a sus seguidores el cielo en Juan 14:1-3?

Jesús jamás prometió a sus seguidores darles un lugar en el cielo como morada permanente. Tampoco ninguno de sus apóstoles creyó que iría al cielo para estar con Dios y Jesús. Fue el filósofo Griego Platón el que sentó las bases de un alma inmortal que parte de este mundo después de la muerte. Su filosofía fue mezclada con el pensamiento Hebreo y nació el gnosticismo. Esta secta gnóstica, muy en boga en los tiempos de Jesús, amenazó a la sana doctrina predicada por Jesús y sus apóstoles. Los apóstoles, y en especial Pablo y Juan, advirtieron a las iglesias cristianas en contra de esa secta. Pablo llamó a los gnósticos: “La falsamente llamada ciencia” (“gnosis”)(1 Timoteo 6:20). Los gnósticos decían que la materia era mala y pecaminosa, y que Cristo no era humano sino que tenía apariencia de hombre. Creían que existía un plano superior (el “Pleroma, especie de cielo gnóstico) donde vivían los AEONES (espíritus puros superiores, entre los cuales estaba Cristo antes de venir al mundo). Los gnósticos creían que ellos tenían el conocimiento verdadero para lograr partir a ese plano o dimensión de los espíritus con el alma inmortal. ¿No se parece esto mucho al pensamiento “cristiano” sobre una existencia en el cielo con Dios, Cristo, y sus ángeles después de esta vida, a través de nuestras “almas inmortales”? Es muy probable que muchísimos cristianos sean realmente cristianos gnósticos en este punto.

También Pablo advirtió, que después de su “partida”, entrarían en el rebaño del Señor falsos maestros que buscarían ganarse el rebaño con palabras pervertidas (Hechos 20:29,30). Y así fue. Con el correr del tiempo, la iglesia se corrompe con sus propios malos obispos que se levantan con sus herejías destructoras. En el siglo IV, dijimos, aparece el obispo “San Agustín de Hipona”, el Padre y Teólogo del catolicismo. Éste distorsiona radicalmente el verdadero significado del reino bíblico al decir, por vez primera, en su obra “La Ciudad de Dios”, que el reino era “la iglesia reinante”. Parece ser que los “amilenialistas católicos”, y “campbelitas amilenialistas” no han logrado sacudirse del todo de los errores de Agustín de Hipona.

Algunos dirán: “Bueno, ¿no dice Jesús que “los pobres en espíritu es el reino de los cielos”? (Mateo 5:3). Pero tomemos nota que el Señor NO dice que de los pobres en espíritu es el reino EN (sino “DE”) los cielos”. De modo que lo que Cristo ofreció a los pobres en espíritu era un reino que tiene su origen en Dios, y no en los hombres. Viene de Dios como un don o regalo para los hombres.

Pues bien, regresemos a Juan 14:1-3 de la pregunta. Veamos lo que verdaderamente dijo el Señor Jesucristo: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy pues a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo, para que DONDE YO ESTOY, vosotros también estéis.”

Muchos estudiantes de la Biblia no se han puesto a pensar en esta última frase “para que DONDE YO ESTOY (tiempo presente)”. En las más importantes versiones de la Biblia Inglesa se vierte este pasaje como “WHERE I AM” en tiempo siempre presente (“donde yo estoy”). Esta frase es sumamente importante y clave para entender los versos en cuestión. Jesús está ofreciendo un lugar a sus discípulos “en la casa de su Padre”. Luego nos dice que él nos tomará para que estemos con él en el lugar donde ÉL ESTÁ en el momento de pronunciar la promesa. Y, ¿dónde estaba Jesús cuando pronunció esa promesa? ¿En el cielo? ¿En Marte? No! Él estaba aún en LA TIERRA, y más exactamente, EN JERUSALÉN. Recuerde que Jesús todavía no había ascendido al cielo, y aún no había ni siquiera resucitado. Por tanto Jesús estaba ofreciéndoles a sus seguidores volver a la tierra para estar con ellos en el lugar donde proclamó su promesa, es decir: ¡En Jerusalén!

Muchos cristianos creen que Jesús nos “llevará al cielo” para darnos nuestro “lugar” en la casa del Padre. Pero Jesús nunca habló de llevarnos al cielo en Juan 14:1-3. Usted NO leerá, ni siquiera una vez, de que iremos al cielo para recibir nuestro “lugar” una vez que esté preparado por Jesús. Lo que Jesús dijo era que prepararía nuestro lugar en la casa de su Padre y que luego volvería para estar con nosotros. Lo que NO dijo era CUÁNDO Y DÓNDE recibiríamos nuestro lugar en la casa del Padre. Él sólo está ahora ocupado PREPARANDO nuestras moradas, pero NO nos dice cuándo entraremos en ellas. En Apocalipsis 21 se revela que la “ciudad santa” bajará del cielo después del milenio. La ciudad santa de Apocalipsis 21 es descrita por Ezequiel como un edificio (40:2), y como una casa en 2 Corintios 5:1,2. Esta ciudad o casa canta bajará del cielo, y “Dios estará con los hombres” (Apocalipsis 21:3). Sólo los salvos entrarán en ella para tomar sus lugares o moradas (Apocalipsis 21:27). También leer Hebreos 11:9,10 donde se nos dice claramente que Abraham (el padre de la fe) “esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” Y en Hebreos 13:14 Pablo dice: “Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos LA PORVENIR.”

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EE.UU: SE REPORTAN 32,000 INCENDIOS DESDE PRINCIPIOS DEL 2011 A LA FECHA


EE.UU. 15 Jun, 2011 (Noticiadeimpacto) – Desde principio del 2011 hasta la fecha han ocurrieron al menos 31 mil 650 incendios en Estados Unidos, cifra mayor a los 27 mil 77 de igual período del año anterior.los 31 mil 650 incendios registrados este año en la Unión arrasaron nueve mil 375 kilómetros cuadrados de bosques.

Miles de bomberos intentan apagar hoy miércoles las llamas de un devastador incendio iniciado el 29 de mayo pasado en el oriente del estado de Arizona, que se encuentra en el centro sur del pais.

También se han reportaron incendios en Nuevo México y en límite con Colorado.

En Arizona los incendios han arrazado mil 896 kilómetros cuadrados y destruido 491 construcciones.

FUERTES RÉPLICAS CAUSAN TEMOR EN CHRISTCHURCH

 


Nueva Zelanda. 15 Jun, 2011 (Noticiadeimpacto) – Las continuas y fuertes réplicas registradas desde hace días en la ciudad de Christchurch, causan el temor en sus residentes, víctimas de un devastador sismo de 6,3 grados en febrero último que mató a 181 personas.

Los sismos de hoy por la mañana elevaron las alertas en los habitantes de Christchurch, ante la posibilidad de experimentar consecuencias similares a las vividas hace unos meses atras.

El pasado lunes dos terremotos sacudieron esa ciudad ubicada en el sur de Nueva Zelanda, dejando un muerto y 45 heridos.

Cerca de 50 infraestructuras sufrieron daños, y varios edificios se vinieron abajo, principalmente en el centro de la ciudad.

Los sismos provocaron incendios, desprendimientos de rocas, inundaciones, y causaron el corte de electricidad en al menos 10 mil hogares del este de la ciudad, además de dañar tuberías y desagües.