SOCIEDAD ROBÓTICA GLOBAL—DICTADURAS CIENTÍFICAS

David Icke y Stewart Swerdlow conversan sobre el Control de la Mente. La élite quiere crear una Sociedad robótica Global como se ve en viaje a las Estrellas donde cada uno tiene una función específica, una designación predeterminada en la nave. Nadie hace ninguna pregunta, y usted sólo pasa por su vida haciendo lo que le dicen que haga en su función específica, y usted nunca, por ninguna razón, se desvía de su tarea.

De esta manera la élite se asegura de que el sistema de control  permanezca intacto. ¿Cómo están ellos planeando llevar a cabo esto?: Por chemtrails, HAARP, control de la mente, educación de TV, miedo al terrorismo etc, y ellos están más o menos cerca de lograr su objetivo.

Mire nomás cómo los policías y militares ejecutan órdenes como robots. Ellos tienen cero humanidad y cero de sentido común. Ellos sólo ejecutan lo que les dicen sin preguntar o pensar por ellos mismos como robots malvados.

…No todo parece ser ciencia ficción!

¿ES LA NUEVA CEPA DE E.COLI UN ARMA BIOLÓGICA PREDISEÑADA?

Esta nueva cepa de E. Coli ha sido diseñada sin lugar a dudas, y fue creada en algún bio-laboratorio secreto. El gobierno está llevando adelante una GUERRA ENCUBIERTA y un genocidio.

Sí, el gobierno es ineficiente, pero no es el gobierno entero que detrás de todo esto. Son los servicios secretos que son tan secretos y a los cuales se les ha dado la luz verde para hacer prácticamente lo que quieran con la excusa de la seguridad nacional, pero que se les ha ido totalmente fuera de control. Lo hemos visto en los años 70 en Italia con el SISME, la contra inteligencia militar que llevaba una operación terrorista con el fin de echarle la culpa a las organizaciones de izquierda.

El objetivo es, por supuesto, crear una histeria colectiva y para que el público demande más control y más militarización en las calles, con más policías en servicio. Los servicios secretos y las agencias de contrainteligencia han ido tan lejos, que están fuera de control, y ni siquiera los gobiernos saben lo que están haciendo.

Los gobiernos se han convertido en rehenes de estas agencias. Recordemos que hace dos años había una histeria de las masas sobre la gripe porcina AH1N1, y antes estaba el SARS. Pero parece que  estas plagas se han ido. Todo esto hace que te preguntes quién está realmente detrás de todo esto hechos, y los medios de comunicación son parte de ello, como dice Gerald Celente.

RECUERDE ESTO: SÓLO HAY UNA SINGULAR SEÑAL DE LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE… ¡Y USTED DEBE CONOCERLA!

 

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

La Pregunta Crucial:

En Mateo 24:3 los discípulos de Jesús le preguntan al Señor lo siguiente: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y que SEÑAL habrá de tu venida, y del fin del siglo?”. Aquí encontramos básicamente dos preguntas: Una, ¿Cuándo serán estas cosas? Es decir, cuando será destruido el templo de Jerusalén (v.1,2), y la otra: ¿Y qué SEÑAL ( nótese el singular) habrá de tu venida y del fin del siglo? Muchos estudiosos de la Biblia no se han detenido a meditar que los discípulos le pidieron a Jesús UNA SEÑAL concreta y específica que les indicara su venida o regreso (y no su proximidad como creen algunos) y del fin del mundo. Sí, los discípulos querían saber UNA SEÑAL—¡Y sólo UNA! Este detalle debe grabárselo bien en su mente, querido lector, pues muchos “estudiantes” de la Biblia lo han pasado por alto.

Señales De Su Proximidad:

En los versículos 4-6 de Mateo 24 Jesús dice que antes  de su regreso, y del fin del mundo, aparecerían falsos cristos u hombres que dirían que ellos son el Cristo esperado, o el cristo encarnado en ellos. Ejemplo de éstos son Jim Jones quien murió en Guyana con su iglesia, y David Koresh, quien murió con 70 de sus seguidores en Waco, Texas. Hoy existen otros falsos líderes que se hacen pasar por Jesucristo, y están engañando a muchos ingenuos (v.5), también Jesús habló de guerras y rumores de guerras (v.6), pero que ¡todavía no sería el fin! (v.6). Hasta este punto Jesús NO nos da una señal singular o específica de su venida y del fin del siglo. En los versículos 7-14 el Señor Jesús profetizó claramente los conflictos internacionales (v.7). Luego Jesús habló de la gran tribulación que vendrá a sus escogidos por causa de su nombre (v.9), y el surgimiento de falsos profetas o maestros fraudulentos ansiosos de poder y dinero (v.11). En el verso 14 Jesús anunció que el evangelio del reino será predicado por todo el mundo como testimonio…y entonces vendrá el fin del mundo. Pero hasta acá tampoco tenemos la SEÑAL única y singular que le fuera solicitada por sus discípulos acerca de su venida y del fin del mundo. Muchos cristianos confunden estas señales sobre la proximidad de su venida con su venida misma. Estar próximo a venir no quiere decir ya se llegó. Otros cristianos creen que la SEÑAL es en verdad un conjunto de señales. ¡Pero esta idea es un error! Los discípulos le están pidiendo a Jesús UNA SEÑAL—¡Y Jesús se las dará inmediatamente sin rodeos!

Pasando al versículo 23, Jesús vuelve a predecir la venida de falsos cristos. El verso 24 repite lo mismo y añade la venida de falsos profetas que harán portentos y engañarán a muchos, si fuera posible, aun a los escogidos de Dios. En el verso 26 Jesús advierte de la venida de falsos cristos y profetas que aparecerán en los desiertos y aposentos (ojo: no desde los cielos), y a los cuales no hay que creerles.

Es en el versículo 27 donde Jesús comienza a desarrollar, por decirlo así, LA SEÑAL (singular) de su verdadera venida o retorno, contrastándolas con aquellas falsas venidas de falsos Mesías o Cristos en los desiertos y aposentos (=salones de conferencias, hoteles, casas, etc) del verso 26, y a los cuales no hay que creerles. En el versículo 29 Jesús revela que DESPUÉS de ocurrir todos los eventos de los versos 4-27, el sol se va a oscurecer, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Estos extraños y escalofriantes eventos que sucederán en el cielo, ANTECEDERÁN o PRECURSARÁN  la manifestación de la SEÑAL esperada.

En el versículo 30 encontramos, por fin, la SEÑAL clara y concisa dada por Jesús de su verdadera Parusía o venida. Él dice: Entonces aparecerá LA SEÑAL (nótese el singular) del Hijo del Hombre EN EL CIELO…Y VERÁN AL HIJO DEL HOMBRE VINIENDO (descendiendo) SOBRE LAS NUBES DEL CIELO, CON PODER Y GRAN GLORIA. 

Como respuesta a la pregunta de los discípulos acerca de UNA SEÑAL clara y singular de su venida y del fin del mundo, Jesús les dice que LA SEÑAL ES ÉL MISMO DESCENDIENDO VISIBLEMENTE DEL CIELO (no de los desiertos y aposentos) CON PODER Y GRAN GLORIA. A diferencia de los falsos cristos que aparecen “horizontalmente”de entre los hombres—el Cristo verdadero viene “verticalmente”, de arriba hacia abajo, del cielo a la tierra. Si algún Cristo no DESCIENDE VISIBLEMENTE de arriba hacia abajo, del cielo a la tierra, con sus ángeles de su poder y con gran gloria, ¡NO ES EL CRISTO VERDADERO!. Hay hombres que se proclaman “El Mesías”, pero que NO han venido verticalmente del cielo a la tierra, con poder y gran gloria. Además, Ningún hombre ha visto descendiendo del cielo a Cristo aún de la manera bíblica. Pero cuando Cristo regrese del modo exactamente como él lo profetizó, sabremos que él es el Mesías esperado, y por tanto, ya habrá inmediatamente resucitado a los justos (Juan 5:28,29; 1Tesalonicenses 4:16,17). El falso Cristo no podrá descender del cielo, ni tampoco tendrá el poder de resucitar a los cristianos muertos, a fin de que éstos, junto a los cristianos vivos, puedan ser arrebatados por él a las nubes para recibirlo como el Mesías verdadero (vuelva a leer 1 Tesalonicenses 4:16,17—nótese la palabra “recibir” del verso 17).

Adicionalmente a lo dicho anteriormente, en Hechos 1:11 leemos que dos varones vestidos de ropas blancas (ángeles) dan más detalles de la verdadera “Parusía” o venida de Cristo, con estas palabras: “Varones Galileos, ¿Por qué estáis mirando al cielo? ESTE MISMO JESÚS ( Es decir, un judío de unos 33 años aproximadamente, hebreo hablante, glorificado e inmortal), que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como o habéis visto ir al cielo.”

El Jesús que subió al cielo no era un espíritu sino un hombre joven, glorificado e inmortal. Este mismo joven Jesús  JUDÍO, glorioso, visible e inmortal, regresará nuevamente del cielo a nuestra atmósfera terrestre para arrebatar a su iglesia y conducirla a su reino (Mateo 25:31,34). Si el hombre que dice ser el Cristo no posee estas características antes mencionadas, no es el Cristo verdadero. Ahora bien, es en el texto de Mateo 24 donde Jesús REVELA POR PRIMERA VEZ CÓMO VOLVERÁ NUEVAMENTE A LA TIERRA. En anteriores ocasiones Jesús sólo les había revelado a sus discípulos que volvería nuevamente a la tierra, pero sin darles los detalles de la forma de su regreso (Ver Juan 14:3,18; Lucas 12:40). Ahora los discípulos sabían que la SEÑAL que indicaría la venida del Hijo de Dios sería SU APARICIÓN VISIBLE  Y PERSONAL DESDE EL CIELO A LA TIERRA (2 Tesalonicenses 1:7). Es decir, sus seguidores lo verían a él mismo descender del cielo a la tierra en el Monte de los Olivos (Zacarías 14:4). Si un pretendido “Cristo” no hace esto, es definitivamente un falso Cristo.

Los mal llamados Testigos de Jehová rechazan esta verdad de un

Cristo resucitado de carne y huesos (Lucas 24:39). Ellos afirman que Jesús fue resucitado en espíritu pero que tomaba la apariencia humana cuando le convenía hacerlo. Sostienen que Cristo regresó al cielo en espíritu, e invisiblemente. Enseñan que su regreso ha sido igualmente espiritual e invisible en 1914. Ellos aseguran que pueden ver su “presencia” con los “ojos del entendimiento”. Otros cultos o sectas modernas afirman que Cristo ya está encarnado entre nosotros como un hombre, o ángel mensajero, como es en el caso de las sectas “Alfa y Omega” Y “la Iglesia de la Piedra Angular”.

No obstante, en Apocalipsis 1:7 se nos dice que Cristo viene con las nubes y todo ojo le verá, y los que le traspasaron. Pero, ¿quiénes son estos hombres que le traspasaron? Obviamente no los cristianos. Luego concluimos que Cristo será visto también por los que le rechazaron y crucificaron en el Primer siglo. Si un pretendido Cristo no viene con las nubes y no es visto por todo ojo, es un falso Cristo. Un Cristo de aposentos o salones de conferencia no es el Cristo verdadero.

Es trágico ver que millones de cristianos no estén esperando el descenso o la segunda venida visible de Cristo desde los cielos. Lo que millones de hombres sí esperan hoy es la aparición o descenso de seres extraterrestres desde el espacio sideral, para que salven y eduquen a la raza humana decadente. La Segunda venida de Cristo desde los cielos ha pasado a ser simplemente un mito arcaico en esta era espacial, y es escasamente creída en los círculos católicos de todo el mundo y en muchas de las sectas modernas de hoy. Sí, muchos cultos peligrosos modernos rechazan, sin base alguna, el descenso desde los cielos de Cristo o  llamado también: “la segunda venida personal y visible de Cristo con sus ángeles desde los cielos”. Tales cultos han torcido la esperanza evangélica del descenso personal, visible y celestial de Cristo, inventado doctrinas de demonios que sólo conducen a la perdición (1 Timoteo 4:1,2) Sin embargo, Jesús dijo: “Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, NO LO CREÁIS” (Mateo 24:23).

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EL FARISEÍSMO MODERNO DENTRO DE LA WATCHTOWER

 

Los Testigos de Jehová dicen que Jesús amaba tanto a Dios que lo llevó a denunciar a los líderes religiosos hipócritas que afirmaban representar a Dios. Pero lo que los Testigos de Jehová dicen es como si ellos mismos escupieran al cielo…

La Atalaya 15 de Julio del 2009

Yo siempre hago las cosas que le agradan [al Padre] (Juan 8:29).

Por lo general, cuando amamos a una persona, queremos que los demás sepan cómo es. Siempre hablamos bien de ella y, si alguien la critica, la defendemos. Nos gustaría que todos sintieran la misma admiración por ella que sentimos nosotros. Pues bien, antes de inculcar en los demás amor por Jehová, nosotros mismos debemos conocerlo bien y amarlo profundamente. Al fin y al cabo, la adoración verdadera se basa en el amor a Dios (Mat. 22:36-38). En este sentido, Jesús nos dio un ejemplo perfecto, pues amó a Jehová con todo su corazón, alma, mente y fuerzas. Después de pasar millones y millones de años en el cielo con su Padre, Jesús llegó a conocerlo muy bien; por eso lo amaba tanto. Él mismo lo dijo: “Yo amo al Padre” (Juan 14:31). Ese amor lo motivó a hacer siempre la voluntad divina. Además, su amor lo llevó a denunciar a los líderes religiosos hipócritas que afirmaban representar a Dios. Y lo impulsó a hablar de Jehová y a ayudar a la gente a conocerlo y amarlo. WT 09 15/7 3:6, 7

Comentario:

Los Testigos de Jehová dicen que la adoración verdadera se basa en el amor a Dios, y para demostrarlo ellos se basan en Mateo 22:36-38. Sin embargo, en esos versos también Jesús menciona el amor al prójimo como parte del “paquete” del principal mandamiento a cumplir. ¿Por qué no lo mencionan los Testigos?¿Por qué no dicen que la adoración verdadera consiste en amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo?¿Será porque ellos no están realmente amando al prójimo como debe ser, toda vez que miran a los opositores o detractores como “apóstatas” y “endemoniados”, merecedores de su venidera destrucción en el Armagedón?

Pero bueno, éste no es el punto principal que quiero tocar ahora, sino la declaración puntual del “esclavo” que dice que Jesús, debido a su amor que sentía por Su Padre celestial, lo llevó a denunciar a los líderes religiosos hipócritas de su tiempo que afirmaban representar a Dios. Bueno, nosotros creemos que Jesús amaba a Su Padre de todo corazón, y lógicamente él no podía soportar a los falsos guías espirituales judíos que engañaban al pueblo con sus normas pesadas y erradas interpretaciones de las Escrituras, motivo por el cual él los denunciaba permanentemente por su hipocresía.

Sin embargo, los mismos líderes de la secta de Testigos de Jehová se parecen mucho a aquellos líderes religiosos judíos de los tiempos de Jesús que decían representar a Dios, toda vez que éstos imponen cargas pesadas a sus seguidores, e interpretan la Biblia de manera caprichosa y torcida para su conveniencia. Es por esta razón que los buenos cristianos que aman a Dios no pueden soportar a estos malos guías religiosos modernos, y se levantan valientemente de entre el pueblo  para denunciarlos y ponerlos en evidencia como lo que son: unos guías ciegos e hijos del diablo. Pero estos modernos guías ciegos e hipócritas no se quedan con los brazos cruzados, sino que reaccionan airadamente contra sus denunciantes, y los arrojan de su presencia, agrediéndolos y maldiciéndolos como si fueran apóstatas. Pero claro, estos guías ciegos no pueden creer que estos “rebeldes” tengan buenas intenciones, y menos aún, que amen a Dios de todo corazón, y por eso los expulsan de sus filas, obrando como verdaderos fariseos hipócritas del siglo XXI.

Pero hermanos, ya sabemos que al final el Señor sabrá recompensar a sus verdaderos adoradores, a los que son humildes y mansos de corazón, sufridos, temperantes, bondadosos, pacientes, y muy amorosos; muy distintos a aquellos líderes orgullosos y prepotentes de Brooklyn que parecen ser muy religiosos  o piadosos pero que en realidad, a los ojos de Dios, son hipócritas y malvados (Mat. 7:22,23).

Vuestro adorado tormento,

Apologista

¿CUÁL ES EL LUGAR QUE JESÚS ESTÁ PREPARANDO?

           

He aquí una concienzuda y reveladora explicación de un texto que ha sido malcomprendido. ¿Acaso dijo Jesús que irían al cielo los cristianos? Muchos en la actualidad creen que Jesús le dijo a sus discípulos que los cristianos pasarían la eternidad en «moradas» celestiales. Ellos citan Sus palabras encontradas en Juan 14:1-4.

          ¿Acaso Jesús quiso decir que nuestra recompensa sería una morada en el cielo?

¿Cuál es la Casa del Padre?

          En la casa de su Padre, dijo Jesús con toda claridad, hay muchas «moradas«. Si no fuera así, continuó, Él nos lo hubiera dicho. El vocablo griego vertido al castellano como «morada«, significa también habitación, aposento, un lugar de alojamiento, una cámara. Así, en la casa del Padre hay un número de habitaciones, aposentos o cámaras.

          Pero, ¿cuál es la casa del Padre? ¿Qué es lo que la Biblia dice ser la casa del Padre? Cuando en cierta ocasión Jesús entró en el templo de Jerusalén, al ver que los Judíos vendían allí dentro palomas y ganado, les dijo: «Quitad de aquí esto, y no hagáis de la CASA DE MI PADRE casa de mercado» (Juan 2:16). Aquí se encuentra una sencilla definición de lo que es la casa del Padre.

          Más aun, el templo de Jerusalén era el tipo terreno (Hebreos 8:5) de la casa del Padre en el cielo. Lucas 19:46 e Isaías 56:7 también citan al Señor quien se refirió al templo con las siguientes palabras: «Mi casa es casa de oración...» Así, el templo de Jerusalén en los días de Cristo era un tipo de la casa del Padre en el cielo.

          Pero, ¿tenía el templo muchas «moradas» o aposentos? ¡Ciertamente! En Jeremías 35:2 leemos: «…Habla con ellos, e introdúcelos en la casa del Eterno, en un de los aposentos«. En el versículo cuarto del mismo capítulo, notamos que diferentes aposentos estaban asignados a personas de diferente rango. Hanán, varón de Dios, tenía su aposento o habitación «junto al aposento de los príncipes, que estaba sobre el aposento de Maasías … guarda de la puerta«.

          Los varios aposentos o «moradas» corresponden con la jerarquía de las personas que los ocupan. Cada aposento del templo–un tipo de la casa de Dios– designaba no tan sólo la residencia de cada funcionario, sino que también indicaba su posición o colocación fuera este guarda de la puerta o un príncipe.

          Aun el comentador bíblico, Adam Clarke, anota en su comentario: «Nuestro Señor hace referencia aquí al templo, el cual se llamaba la casa de Dios, en cuyos atrios se encontraban un gran número de cámaras. Véase también 1 Reyes 6:5; Esdras 8:29 y Jeremías 36:10.

No Es el Cielo

          En ninguna parte dice la Biblia que el «cielo» es la casa del Padre. ¡La casa del Padre está siendo construida EN el cielo, pero no está situada en el cielo! En ninguna parte dice que el cielo tiene «moradas».

          El antiguo tabernáculo que Moisés construyera constaba de dos compartimientos, el interior, llamado Lugar Santo, era una reproducción exacta del trono de Dios–del cielo mismo. No tenía moradas. Léase Hebreos 8:5 y 9:1-7 para enterarse de cómo es el cielo.

          No, Jesús no se estaba refiriendo al cielo. Él hizo referencia a un lugar que estaba siendo preparado en el cielo.  

¿Cuál es el lugar que Está siendo Preparado?

          Consideremos ahora el resto de la conversación que tuviera Jesús con sus discípulos.

          Jesús dijo: «…voy, pues, a preparar lugar para vosotros…» Por las Escrituras aprendemos que Jesús se fue al cielo a la diestra del Padre, donde está actuando como nuestro «Sumo Sacerdote» (Hebreos 9:11).

          ¿Comprende usted lo que esto significa?

          Otro deber del Sumo Sacerdote es la preparación de un lugar para cada uno de nosotros tal como Jesús lo prometiera a sus discípulos. La preparación de cada lugar se está efectuando en el cielo, pero Jesús no dijo que esos lugares eran una parte del cielo. La esposa prepara los alimentos en la cocina, pero los alimentos no son una parte de la cocina.

          Puesto que el cielo. el lugar donde está situado el trono de Dios, carece de aposentos o moradas, ¿cuáles son los «lugares» que están siendo preparados? ¿Nos dice la Biblia qué es lo que se está preparando?

          Existen solamente dos versículos en la biblia que nos dicen lo que está siendo PREPARADO. El primero se encuentra en Mateo 25:34. Aquí Cristo dijo: «Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo«. El otro texto se encuentra en Apocalipsis 21:2: «Y yo Juan vi la santa ciudad la nueva Jerusalén, descender DEL CIELO, de Dios, dispuesta (preparada) como una esposa ataviada para su marido«.

          El templo de Jerusalén que existía en los tiempos de Jesús, era un tipo del reino de Dios y de la Nueva Jerusalén.

          La Biblia dice que los únicos lugares que están siendo preparados son el Reino de Dios y la Nueva Jerusalén. Siendo que es el Reino y la Ciudad Santa los que finalmente son preparados para todos nosotros, entonces, entonces lo que Jesús está preparando para cada uno de los verdaderos cristianos, necesariamente tiene que ser el cargo (posición) en el reino y en la nueva ciudad, Jerusalén.

          Ahora es claro porqué Cristo se refirió al templo como un ejemplo del Reino de Dios y de la Nueva Jerusalén. El templo tenía aposentos que servían como oficinas para los varios residentes con diferentes posiciones o rangos. De la misma manera, cada uno de nosotros tendrá su lugar personal o posición en la Ciudad Santa, de acuerdo a qué tan eficientemente hayamos usado los talentos que se nos han sido dados por Dios. Entre más se venza en esta vida, más honorable será nuestro lugar en la Nueva Jerusalén y más importante y responsable será la posición que ocupemos en el reino. 

¡La Casa del Padre Desciende a la Tierra!

          Apocalipsis 21:2 prueba con toda claridad que la Ciudad Santa—la casa del Padre, o su hogar, puesto que Él la hará su Futura residencia (Apocalipsis 21:3 y 22:3)— es una de las cosas que Jesús está preparando ahora en el cielo. Dios el Padre y Su Hijo le han estado dando forma, ya que lo que el Padre hace, el Hijo hace lo mismo (Juan 5:19). Puesto que la ciudad desciende del cielo es allí en el cielo donde se está preparando, tal como Jesús dijo que lo haría.

          Nótese también, que la ciudad desciende del cielo. Nótese también que No dice que nosotros iremos al cielo.

          Veamos ahora lo que la Biblia dice acerca del Reino que está siendo preparado en el cielo, y que vendrá a la tierra. Jesús se fue de regreso al cielo a recibir el reino (Lucas 19:12). Él ha de estar preparándolo a la vez que está ocupando el puesto de Sumo Sacerdote. Puesto que el Reino está siendo preparado para que todos nosotros lo heredemos, entonces el lugar en particular que cristo está preparando para cada uno de nosotros tiene que ser nuestra propia posición u ocupación en ese reino. Lugar significa posición, ocupación, rango, a la vez que sitio geográfico. Nuestro lugar o posición en el gobierno de Dios dependerá del puesto (ocupación, empleo) que ocuparemos. Cristo tiene el primer lugar, puesto que Él es el Rey de reyes. Todos nosotros ocuparemos lugares secundarios, posiciones inferiores bajo su autoridad.

          El Reino de Dios es el gobierno de Dios, cuyos miembros irán a nacer de Dios. Al ser nacidos de Dios quiere decir que todo el reino, viene a ser la familia de Dios. «…el que no naciere de agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.» (Juan 3:5). Esta es la razón por la cual Jesús usó el antiguo templo como un tipo físico de la familia espiritual o del Reino de Dios.

          Ahora se está haciendo más obvio el por qué nuestro lugar o posición en el gobierno de Dios ha tenido que ser preparado en el cielo por el mismo Jesús. No podíamos haber recibido el Espíritu Santo, el único medio por el cual podemos entrar en el reino, hasta que Cristo ascendiera al cielo (Juan 16:7). La manera como Cristo prepara nuestro lugar o posición en el reino es siendo nuestro Sumo Sacerdote, intercediendo por nosotros y dándonos el Espíritu Santo. Los lugares y posiciones—las responsabilidades de la ocupación—están siendo preparadas a la vez que nosotros somos adiestrados y educados para ocupar dichos puestos. Jesús, como nuestro Sumo Sacerdote, ha estado llamando, justificando, y perfeccionando a cada uno de nosotros para su Reino, y así cuando el Reino de Dios venga a la tierra (Mateo 6:10), cada una de sus posiciones o puestos estarán debidamente preparadas para ser ocupadas por cada uno de nosotros. Si Cristo no estuviera en el cielo actuando como nuestro Sumo Sacerdote, el reino no estaría preparado. No habría nadie capacitado para ocupar sus diferentes posiciones.

Volveré Otra Vez

          Cristo tenía que irse al cielo, pero antes de partir Él dijo: «Y si me fuere y os preparare lugar, VENDRÉ OTRA VEZ, y os tomaré a mi mismo, para que DONDE YO ESTOY, vosotros también estéis.» (Juan 14:3). ¡Aquí tenemos la promesa de Jesús de que Él volvería otra vez!

          Jesús volverá del cielo en la nubes. Nosotros iremos a encontrarle en el aire (1 Tesalonisenses 4:15-17). En este tiempo Jesús nos dará a cada uno nuestra posición o responsabilidad en el reino, de acuerdo con lo que hagamos con lo que se nos ha dado. Algunos recibirán una recompensa oposición pequeña por no haber crecido espiritualmente como deberían haberlo hecho. Estúdiese la parábola en Lucas 19:12-27.

          Una vez que hayamos recibido nuestras responsabilidades, descenderemos juntamente con Jesús al monte de los Olivos en ese mismo día. Este día es el mismo en que Cristo vuelve a la tierra, no en el que regresa al cielo (Zacarías 14:4). ¡El viene a establecer el Reino sobre la tierra! Comoquiera que nosotros heredemos el reino, nosotros, también, estaremos en la tierra, no en el cielo.

          Es así entonces que los cristianos no van a ir al cielo. Vamos a estar con Jesús aquí en la tierra— «Para que DONDE YO ESTOY, vosotros también estéis«. Estaremos gobernando a las naciones juntamente con Cristo (Apocalipsis 20:4). Y después de esto, la Nueva Jerusalén desciende del cielo a la nueva tierra. Aun el padre mismo habitará entre nosotros aquí en la nueva tierra donde viviremos y reinaremos por los siglos de los siglos. 

          No es extraño entonces que Jesús dijera que los mansos recibirán la tierra por heredad (Mateo 5:5).

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EL REINO DE DIOS NO ES LA IGLESIA DE CRISTO

—¡He Aquí las 12 Evidencias Contundentes

 

Por: Ingº Mario A Olcese (Apologista)

 

Pregunta #1:

¿No dijo Jesús que su reino vendría en pocos días, cuando dice: “De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder?” (Marcos 9:1).

Respuesta:

Este pasaje de Marcos 9:1 tiene su paralelo en Mateo 16:28. El apóstol Mateo registra estas palabras de Jesús así: “De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre venido en su reino.” Aquí Mateo asocia la venida del reino con LA VENIDA de Jesús, la cual era aún la “bendita esperanza” para Pablo (Tito 2.13).

Algunos suponen que el reino se inauguró en Pentecostés (33 E.C), al bajar el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego sobre los creyentes. No obstante, esta hipótesis es errada, puesto que en Pentecostés MUCHOS (no ‘algunos’) fueron testigos de la venida del Espíritu Santo (no del Jesús glorioso). Recuérdese que Jesús dijo que sólo ALGUNOS de los suyos verían el reino venido con poder. Sólo algunos privilegiados. En Pentecostés, en cambio, TODOS los discípulos estaban reunidos en el aposento alto (Hechos 1:12,13; 2:1-4). Es clarísimo que Marcos 9:1 y Mateo 16:28 NADA tienen que ver con Pentecostés del año 33 E.C.

Lo cierto es que esta promesa se cumplió seis días después cuando “Jesús tomó a Pedro, Jacob y Juan, y los llevó aparte a un monte alto, y se TRANSFIGURÓ DELANTE DE ELLOS; y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.” (Mateo 17:1-3).

Nótese que aquellos “algunos” fueron Pedro, Jacobo y Juan, quienes vieron la “venida del reino y la gloria del Rey” (2 Pedro 1:16). No obstante, esta fue una visión de una gloria aún mayor que vendrá con Cristo en su segunda venida a la tierra. Para ese entonces Jesús dirá a sus escogidos: “Venid, benditos de mi Padre: Heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:31,34).

En Lucas 19:11-27 Jesús pronuncia la Parábola de las Diez Minas, la cual es muy interesante e informativa. Pero: ¿Por qué Jesús pronunció esta parábola a sus discípulos? La respuesta es sorprendente, y la descubrimos en el versículo 11: “por cuanto estaba (Jesús) cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino se manifestaría INMEDIATAMENTE.” ¡Aquí está la razón! Los seguidores de Jesús pensaron erradamente que el glorioso reino de Dios se establecería inmediatamente. Entonces Jesús pasa a decirles que antes de que se establezca su reino, él tiene que ir al cielo para recibir un reino y volver (verso 12). ¡Pero Cristo aún no ha vuelto!… Por tanto el reino no ha sido establecido aún. Además, Jesús dice que ese esperado reino se hará realidad para él y su iglesia sólo en su parusía o segunda venida al mundo (Mateo 25:31,34). Por eso Pablo irónicamente se burla de aquellos cristianos que creían que estaban ya reinando sin Cristo, diciendo: “Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y OJALÁ reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!” (1 Corintios 4:8). ¡Y esto fue escrito por Pablo varias décadas después de Pentecostés!

Pregunta #2:

¿No es la profecía de Daniel 2:44 una prueba definitiva de que el reino de Dios se estableció durante el apogeo del imperio romano?

Respuesta:

El pasaje de Daniel 2:44 dice: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.” Ahora bien, notemos que Daniel señala que “en los días de estos reyes” el reino sería establecido en la tierra. Sí, el reino se establecería cuando DIEZ REYES CORONADOS Y EN SU PODER APARECIERAN EN LA HISTORIA de Roma. No obstante, cuando cierto grupo de cristianos llamados “amilenialistas” nos dice que ello ocurrió en el año 33 E.C, no saben cómo explicar quiénes eran esos 10 reyes en pleno poder y mando en Roma. Simplemente han dicho que eran los primeros 10 césares romanos. Pero Roma no tuvo 10 césares romanos sino más de 100! Además, nunca hubo 10 emperadores o césares romanos gobernando SIMULTÁNEAMENTE. Nótese nuevamente que dice “en los días de estos reyes”. La profecía es clara, pues dice: En los días de vida de diez reyes. Asi que el reino de Dios se establecería cuando aparecieran diez reyes o gobernantes en pleno poder en la antigua división este del imperio Romano. No obstante, cuando se produjo el Pentecostés del año 33 E.C, el gobernante o césar romano de turno fue TIBERIO. Sus antecesores ya estaban muertos, y sus sucesores estaban todavía  jóvenes o no habían aún nacido. Es claro que sólo hubo un césar romano cuando bajó el Espíritu Santo en Pentecostés—¡No 10!

Daniel 7:7,8 nos revela, además, que de entre los “diez cuernos” (=diez dedos de Daniel 2:44) salió un undécimo cuerno, delante del cual son arrancados tres cuernos.. ¿Diremos que el césar romano #11 vio cómo derrocaban—-simultáneamente—a otros TRES césares romanos?¿Tenemos acaso alguna información histórica de que esto efectivamente ocurrió durante el apogeo o decadencia del imperio romano?¿Dónde está el documento? Que sepamos, Roma nunca tuvo 3 césares reinando juntos y que fueran derrocados por otro césar usurpador.

Ahora bien, supongamos por un instante que el reino se estableció en el primer siglo, durante el apogeo de Roma. ¿Destruyó ese “reino” (= “iglesia de Cristo”) a 10 reinos y reyes existentes y los consumió? Recordemos que Daniel 2:44 dice que ese “reino celestial” destruye y consume a 10 reinos existentes (representados por los diez dedos de los pies de la imagen colosal que soñó Nabuconodosor). Que sepamos, ningún reino del primer siglo destruyó a otros 10 reinos y sus reyes, y menos, la iglesia de Cristo naciente. Los césares romanos murieron asesinados o de muerte natural, pero ninguno de ellos por acción de la iglesia militante, o  por la intervención de algún nuevo imperio. El imperio romano cayó por su propia decadencia moral y social, unos 400 años después de que se estableciera la iglesia del Señor. Sólo cuando ya no quede ‘rastro alguno’ de estos reinos, la profecía se habrá cumplido (Leer Daniel 2:35). Pero todavía existe Roma y sus ruinas antiguas, así como muchas otras. Que sepamos, no hay registro alguno de la desaparición SIMULTÁNEA de 10 reinos y reyes en el primer siglo, ni en el segundo, ni en el tercero, ni hoy.

Finalmente, si por “reino” ha de entenderse “La Iglesia Cristiana”, entonces los otros 10 reinos destruidos han de entenderse como “10 iglesias destruidas”. Pero, ¿destruyó la iglesia de Cristo naciente a otras 10 iglesias existentes en el primer siglo? ¡Jamás! Al contrario, la iglesia naciente fue fuertemente perseguida y diezmada por Roma hasta el siglo IV. Recién con el emperador Constantino (Siglo IV) la iglesia pudo respirar aires de libertad y de paz. 

Pregunta #3:

¿No dijo Jesús en Lucas 17:20,21 que su reino “está entre vosotros”? ¿No prueban estas palabras suyas que el reino estuvo presente en el primer siglo?

Respuesta:

Lucas 17:20,21 dice así: “El reino no vendrá con advertencia, ni dirán helo aquí, o helo allí, porque he aquí que el reino está entere vosotros.” Si lo que Jesús dijo era que el reino estaba ya establecido en la tierra durante su ministerio, entonces éste no llegó el 33 E.C sino ANTES. Recordemos que Jesús aún estaba cumpliendo su misión redentora entre los suyos, y ni siquiera había mencionado la futura llegada del Espíritu Santo en Pentecostés. ¿Creerán los “amilenialistas que el reino vino ANTES del Pentecostés del año 33 E.C?

Ahora bien, en Lucas 21:25,31 Jesús afirma que ANTES de la venida del reino habría “señales” en el sol, la luna y las estrellas (Lucas 21:25). Luego Jesús dice: “Cuando veáis que suceden estas cosas (las señales), sabed QUE ESTÁ CERCA EL REINO DE DIOS” (verso 31). Me pregunto: ¿Se contradice nuestro Señor? En el capítulo 17 de Lucas dice que el reino vendrá sin advertencia (sin “señales”) pero en el capítulo 21 dice lo contrario. Sin duda Lucas 17:20,21 no debe ser tomado a la ligera.

Hugh J.Schonfield, en su libro “El Complot de Pascua” dice algunas verdades indiscutibles. En la pagina 147 de su libro comenta este pasaje de Lucas 17:20,21 así: “…dijo a los fariseos que el reino no vendrá permaneciendo ociosos, en espera de signos. El reino de Dios estaba justo a su lado, delante de sus narices, listo para aparecer sólo con que ellos quisieran cumplir las condiciones que lo inaugurarían. Estad vivos, insistía Jesús. El objetivo no se alcanzará mediante una adormilada asociación con él.”

Hans Conzelmann: En su libro “La Teología de San Lucas”, página 147 comenta este pasaje de Lucas 17:20,21 así: “La declaración principal no es que el reino está viniendo, sino que el reino está siendo predicado por Jesús y hecho manifiesto en su ministerio. La “venida” en si misma pertenece al futuro, y está separada por un largo intervalo de su manifestación.” (Pág. 180).

Finalmente podemos decir que Cristo, como Rey del reino de Dios, fue el más importante y esencial de sus partes componentes; y usando un lenguaje llamado SINECDOQUE (el acto de recibir, describe la figura por la que un vocablo recibe de otro algo, por estar asociado con él mediante alguna conexión, como cuando se toma la parte en lugar de todo y viceversa) él pudo muy bien decir que el reino, representado por él mismo, ya estaba verdaderamente entre los fariseos. No obstante, el reino escatológico aún no se establecería en la tierra durante su ministerio en Israel.

Pregunta #4:

¿No dijo Jesús que el reino había llegado cuando expulsaba a los demonios? (Lucas 11:20).

Respuesta:

En Lucas 11:20 Jesús dice: “Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros.” Aquí nuevamente vemos un reino que “ha llegado” antes de Pentecostés. Es un reino que se manifiesta por el hecho de la expulsión de los demonios de los poseídos. Jesús asocia la “venida” del reino con la atadura de los demonios, y con su arrojamiento (Mateo 10:1; 1 Juan 3:8). Pues bien: ¿No es esto lo que exactamente va a hacer nuestro Señor con Satanás y sus demonios justo antes de inaugurar su reino milenario? (Leer Apocalipsis 20:1-3). Por eso, cuando Jesús y sus apóstoles ataban a los demonios, daban a saborear un poco—por así decirlo— la presencia benefactora del reino futuro en su ministerio terrestre. El reino de Cristo significará la liberación humana de las garras satánicas, y el inicio de una nueva existencia en Cristo.

Pregunta # 5:

¿Por qué dice usted que el reino está relacionado con el pueblo judío si éste rechazó a su Mesías?¿No dice Jesús que el reino le sería quitado a Israel y dado a los no judíos, según Mateo 21:43?

Respuesta:

En este texto NO se dice que el reino le sería quitado a Israel para siempre. En Romanos 11:11,12 el apóstol Pablo dice que la transgresión de los judíos trajo la riqueza a los gentiles. No obstante, el apóstol luego pasa a decir que la futura restauración del pueblo judío—y con  él su reino—se traducirá en mayores bendiciones para los no judíos (gentiles). 

El apóstol pasa a decir también que “algunas ramas (no todas) fueron desgajadas del buen olivo” las cuales fueron reemplazadas por otras ramas injertadas de un olivo silvestre (Romanos 11:17). Luego Pablo dice que las “ramas silvestres” (gentiles) no deben enorgullecerse de haber sido injertadas dentro del buen olivo, pues no son las ramas (gentiles) las que sostienen al olivo (la nación judía), sino el olivo bueno y su raíz a las ramas injertadas  del olivo silvestre (v.18). Finalmente Pablo dice, en el verso 24, que Dios injertará nuevamente a las ramas naturales del “buen olivo” si se arrepienten. Ahora bien, hubo muchos judíos que permanecieron fieles a Dios, los cuales no fueron desgajados del buen olivo. Por ejemplo: Todos los apóstoles, sus discípulos hebreos en Jerusalén y de la diáspora, etc. Ellos no fueron cortados, pertenecían al pueblo original de Dios. Sólo los infieles fueron cortados para luego ser reemplazados por los gentiles convertidos. Estos gentiles convertidos se unen al pueblo elegido de Dios (“buen olivo”), y se nutren igualmente de su rica savia (las promesas hechas a los padres hebreos). Decir que Dios rechazó totalmente a su pueblo original, significa que las ramas injertadas no tienen la rica savia del buen olivo como fuente de sostenimiento, y esto entonces quiere decir: Desesperanza y la muerte. 

Pablo les dice a los gentiles de Efeso lo siguiente: “Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne…estabais sin Cristo, alejados de la CIUDADANÍA DE ISRAEL y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos ( a la ciudadanía de Israel) por la sangre de Cristo.” (Efesios 2:11-13). Aquí Pablo aclara más el asunto. Los gentiles ahora están dentro de la ciudadanía de Israel, el antiguo pueblo Dios, por medio de Cristo. Ahora los gentiles, como los judíos elegidos, tienen la oportunidad de beneficiarse de los pactos de la promesa (“la rica savia del olivo”). Ahora los gentiles injertados a la nación de Israel (el pueblo de Dios) son conciudadanos de esa nación de Dios, y ya son miembros de la familia de Dios, y herederos de Sus promesas. Hay pues un solo Señor, una sola fe, una sola esperanza de nuestra vocación (Efesios 4:4). Decir que la esperanza de los fieles hebreos es distinta a la de los fieles de la Iglesia, es una tesis que no encuentra su apoyo en la Biblia. Pero también es un grave error decir que Dios rechazó para siempre a su pueblo al cual desde mucho antes conoció. Dice Pablo sobre este punto así: “Digo, pues: ¿Ha rechazado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. NO HA DESECHADO DIOS A SU PUEBLO, AL CUAL DESDE ANTES CONOCIÓ…” (Romanos 11:1,2). Así que aunque los amilenialistas digan que Dios rechazó al pueblo elegido Judío, Pablo dice que NO. Y aunque a algunos les duela, “la salvación viene de los Judíos” (Juan 4:22)—¡Y lo dijo el judío Jesús! 

Si el reino del rey David dejó de existir para dar paso a un “reino espiritual y celestial”, ¿por qué los mismos discípulos de Jesús le preguntaron, momentos antes de su ascensión al Padre: “…Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6). Insistir en un reino monárquico en Israel por parte de los discípulos hubiera sido una testarudez, si es que en verdad Cristo abolió para siempre esa esperanza mesiánica. Pero Jesús no los reprende diciéndoles algo así como: “Me sorprende que me pregunten eso si ya les enseñé que mi reino es espiritual y celestial”. Pero Jesús no les dice eso o algo similar. Lo que les dice es que  “no os toca  saber los tiempos y las sazones, que el padre puso en su sola potestad” (v.7). Lo que preguntaron los discípulos era correcto y válido, y no una tontería como algunos teólogos han sostenido. No creo que todos los discípulos de Jesús hayan sido malos alumnos como para entender mal lo enseñado por él acerca el reino, en esos 40 días que estuvo en privado con ellos, después de su resurrección (Hechos 1:3). Jesús mismo valida la pregunta contestando que sólo Dios sabe el tiempo cuándo será restaurado el reino davídico a los israelitas. La pregunta era correcta, pero el tiempo sólo lo sabe Dios.

Pero los hermanos amilenialistas se olvidan lo que el profeta Ezequiel dijo concerniente al reino monárquico en Israel. En primer término, el último rey que tuvo la dinastía de David fue SEDEQUÍAS, quien fuera derrocado por Nabuconodosor allá por el año 587 A.C. Desde esa fecha hasta hoy la dinastía y el reino de David quedaron suspendidos en el tiempo. Pero nótese que el profeta Ezequiel afirma que la corona y la tiara se le dará a un varón que tiene el derecho a tomarlos (21:25-27). En Hechos 2:29,30 el apóstol San Pedro revelará que Jesucristo es aquel varón que se sentará en el trono del reino de David. El evangelista Lucas dice que Jesucristo recibirá “el trono de David su padre, y reinará sobre la casa (nación) de Jacob (Israel)  para siempre” (Lucas 1:31-33). Los que dicen que el trono de David está el cielo, están mintiendo. Lo cierto es que ni David, ni ninguno de sus sucesores, estuvieron reinando en el cielo sobre el pueblo de Israel. La Biblia es clara cuando nos dice que David reinó 33 años en Jerusalén, y 7 en Hebrón (1 reyes 2:11).

Pregunta #6:

¿Puede usted demostrar que el reino de Dios se establecerá en Jerusalén, y que Cristo tendrá su trono en esa ciudad?

Respuesta:

En primer término, el reino de Dios era el reino de David. En 1 Crónicas 28:5 leemos: “Y de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi hijo Salomón PAR QUE SE SIENTE EN EL TRONO DEL REINO DE JEHOVÁ (DIOS) SOBRE ISRAEL.” Aquí está la prueba de que “el trono de David” en Israel era EL REINO DE DIOS. Pero, ¿Dónde reinó David, Salomón, etc? ¡En Jerusalén! Eso lo vimos en la pregunta anterior.

Otro texto interesante que prueba que el “reino de David” era “el reino de Dios” está en 2 Crónicas 13:5,8 que dice: “¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él, y a sus hijos, bajo pacto de sal? Y Ahora vosotros tratáis de resistir al REINO DE JEHOVÁ en mano de los hijos de David, porque sois muchos…

No es de extrañar lo que el ángel de Dios le dijo a María en relación al judío Jesús: “…y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará EL TRONO DE DAVID SU PADRE; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.” (Lucas 1:31-33). Nuevamente se nos dice que Cristo reinará en Israel, y cuya capital es Jerusalén.

En Mateo 5:34,35 Jesús dice algo muy interesante que pocos cristianos han advertido: “Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera, ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por JERUSALÉN PORQUE ES LA CIUDAD DEL GRAN REY.” ¿Quién era el “gran Rey”?¿Herodes? No, sino Jesús mismo. Sí, Jerusalén es la ciudad del gran rey Jesucristo, él la hará su capital en su reino milenario.

Los discípulos sabían perfectamente que el reino de Dios estaba estrechamente ligado con la ciudad de JERUSALÉN ( la sede del reino davídico). En Marcos 11 vemos la historia de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. ¿Qué pensaron inmediatamente los discípulos de esa entrada de Jesús en la ciudad de David? Los versos 10 y 11 nos dicen: “¡Bendito EL REINO de nuestro padre David que viene!¡Hosanna en las alturas! Y ENTRÓ JESÚS EN JERUSALÉN...” Es clarísimo que los primeros cristianos sí esperaban la reanudación o la restauración del reino de David en Jerusalén en la persona del Cristo, su descendiente según la carne. Más adelante los discípulos se verán precisados a preguntarle si ya era el tiempo de la tan esperada restauración (Hechos 1:6,7).

Si el reino es ahora la Iglesia de Cristo, entonces no habrá una futura restauración del reino de David en Israel. Pero esta creencia contradice una infinidad de pasajes que nos hablan de un reino futuro aún no establecido o restaurado. Notemos que el reino verdadero será restaurado. Eso quiere decir que ese reino existió, se suspendió y nuevamente se establecerá como era antes. ¿Pero existió la iglesia antes de Pentecostés, en los tiempos de David?¿Fue el reino de David la misma iglesia de Cristo, el cual fue derrocado por Nabuconodosor en el año 587 AC?¿Derrocó Nabuconodosor a la iglesia de Cristo en los tiempos de Sedequías?¿Restauró Cristo el reino de Dios en el 33 E.C? ¿Fue restaurada, o más bien, inaugurada, la iglesia en Pentecostés? La Biblia habla de que el reino será RESTAURADO como lo fue antes—¡No INAUGURADO! (Hechos 1:6; 3:19-21; Romanos 11:12). Esto es importante. Véase en el diccionario el significado de la palabra “restauración”. Esto es muy importante, pues también significa reposición en el trono de una dinastía caída, depuesta, o derrocada. Esto ocurrirá con la dinastía davídica aún derrocada. Cristo regresará en gloria para RESTAURAR EL REINO DERROCADO DE DAVID! (Mateo 25:31,34). 

En Jeremías 3:17 se nos revela que Jerusalén será llamada: “Trono de Jehová”. En Zacarías  8:3 leemos: “Así dice Jehová: Yo he restaurado a Sión, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad, y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad.” En Zacarías 1:16 también leemos: “Por tanto, así ha dicho Jehová: Yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia; en ella será edificada mi casa…” El siguiente versículo, el 17, dice: “Clama aún, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien, y aún consolará Jehová a Sión, Y ESCOGERÁ TODAVÍA A JERUSALÉN.” “…y Jerusalén será santa, y extraños no pasarán más por ella.” (Joel 3:17). 

Y en Lucas 21:24 Jesús dice de Jerusalén, lo siguiente: “…y Jerusalén será hollada por los gentiles, HASTA QUE LOS TIEMPOS DE LOS GENTILES SE CUMPLAN.” Pero muchos llamados cristianos no se han puesto ha meditar en estas palabras proféticas de Jesucristo. Aquí hay un hecho histórico innegable e indiscutible. Jerusalén ha sido pisoteada por las naciones e imperios gentiles (no judíos) durante milenios. Pero Jesucristo afirma que este “hollamiento”(pisoteo)—¡tendrá su fin! (“hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”). Entonces, cuando los no Judíos o gentiles dejen de pisotear Jerusalén, los Judíos tendrán el dominio y el control absolutos de Jerusalén con el Mesías y su iglesia a la cabeza ( Joel 3:17; Isaías 32:1; Lucas 1:31-33; Mateo 5:34,35). Ya en Junio de 1967 se dio un gran paso, cuando Jerusalén pasó a manos de los Judíos, aunque aún seguirá el pisoteo gentil hasta que Cristo regrese a reinar sobre sus enemigos en Jerusalén (Leer Zacarías 14:1-21). 

Pregunta # 7:

¿Acaso no prometió Jesús a sus seguidores el cielo en Juan 14:1-3? 

Respuesta:

Jesús jamás prometió a sus seguidores darles un lugar en el cielo como morada permanente. Tampoco ninguno de sus apóstoles creyó que iría al cielo para estar con Dios y Jesús. Fue el filósofo Griego Platón el que sentó las bases de un alma inmortal que parte de este mundo después de la muerte. Su filosofía fue mezclada con el pensamiento Hebreo y nació el gnosticismo. Esta secta gnóstica, muy en boga en los tiempos de Jesús, amenazó a la sana doctrina predicada por Jesús y sus apóstoles. Los apóstoles, y en especial Pablo y Juan, advirtieron a las iglesias cristianas en contra de esa secta. Pablo llamó a los gnósticos: “La falsamente llamada ciencia” (“gnosis”)(1 Timoteo 6:20). Los gnósticos decían que la materia era mala y pecaminosa, y que Cristo no era humano sino que tenía apariencia de hombre. Creían que existía un plano superior (el “Pleroma, especie de cielo gnóstico) donde vivían los AEONES (espíritus puros superiores, entre los cuales estaba Cristo antes de venir al mundo). Los gnósticos creían que ellos tenían el conocimiento verdadero para lograr partir a ese plano o dimensión de los espíritus con el alma inmortal. ¿No se parece esto mucho al pensamiento “cristiano” sobre una existencia en el cielo con Dios, Cristo, y sus ángeles después de esta vida, a través de nuestras “almas inmortales”? Es muy probable que muchísimos cristianos sean realmente cristianos gnósticos en este punto. 

También Pablo advirtió, que después de su “partida”, entrarían en el rebaño del Señor falsos maestros que buscarían ganarse el rebaño con palabras pervertidas (Hechos 20:29,30). Y así fue. Con el correr del tiempo, la iglesia se corrompe con sus propios malos obispos que se levantan con sus herejías destructoras. En el siglo IV aparece el obispo “San Agustín de Hipona”, el Padre y Teólogo del catolicismo. Éste distorsiona radicalmente el verdadero significado del reino bíblico al decir, por vez primera, en su obra “La Ciudad de Dios”, que el reino era la iglesia católica Romana. Parece ser que los “amilenialistas católicos”, y “campbelitas amilenialistas” no han logrado sacudirse del todo de los errores de Agustín de Hipona.

Algunos dirán: “Bueno, ¿no dice Jesús que “los pobres en espíritu es el reino de los cielos”? (Mateo 5:3). Pero tomemos nota que el Señor NO dice que de los pobres en espíritu es el reino EN (sino “DE”) los cielos”. De modo que lo que Cristo ofreció a los pobres en espíritu era un reino que tiene su origen en Dios, y no en los hombres. Viene de Dios como un don o regalo para los hombres.

Pues bien, regresemos a Juan 14:1-3 de la pregunta. Veamos lo que verdaderamente dijo el Señor Jesucristo: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy pues a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo, para que DONDE YO ESTOY, vosotros también estéis.” 

Muchos estudiantes de la Biblia no se han puesto a pensar en esta última frase “para que DONDE YO ESTOY (tiempo presente)”. En las más importantes versiones de la Biblia Inglesa se vierte este pasaje como “WHERE I AM” en tiempo siempre presente (“donde yo estoy”). Esta frase es sumamente importante y clave para entender los versos en cuestión. Jesús está ofreciendo un lugar a sus discípulos “en la casa de su Padre”. Luego nos dice que él nos tomará para que estemos con él en el lugar donde ÉL ESTÁ en el momento de pronunciar la promesa. Y, ¿dónde estaba Jesús cuando pronunció esa promesa? ¿En el cielo? ¿En Marte? No! Él estaba aún en LA TIERRA, y más exactamente, EN JERUSALÉN. Recuerde que Jesús todavía no había ascendido al cielo, y aún no había ni siquiera resucitado. Por tanto Jesús estaba ofreciéndoles a sus seguidores volver a la tierra para estar con ellos en el lugar donde proclamó su promesa, es decir: ¡En Jerusalén! 

Muchos cristianos creen que Jesús nos “llevará al cielo” para darnos nuestro “lugar” en la casa del Padre. Pero Jesús nunca habló de llevarnos al cielo en Juan 14:1-3. Usted NO leerá, ni siquiera una vez, de que iremos al cielo para recibir nuestro “lugar” una vez que esté preparado por Jesús. Lo que Jesús dijo era que prepararía nuestro lugar en la casa de su Padre y que luego volvería para estar con nosotros. Lo que NO dijo era CUÁNDO Y DÓNDE recibiríamos nuestro lugar en la casa del Padre. Él sólo está ahora ocupado PREPARANDO nuestras moradas, pero NO nos dice cuándo entraremos en ellas. En Apocalipsis 21 se revela que la “ciudad santa” bajará del cielo después del milenio. La ciudad santa de Apocalipsis 21 es descrita por Ezequiel como un edificio (40:2), y como una casa en 2 Corintios 5:1,2. Esta ciudad o casa canta bajará del cielo, y “Dios estará con los hombres” (Apocalipsis 21:3). Sólo los salvos entrarán en ella para tomar sus lugares o moradas (Apocalipsis 21:27). También leer Hebreos 11:9,10 donde se nos dice claramente que Abraham (el padre de la fe) “esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” Y en Hebreos 13:14 Pablo dice: “Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos LA PORVENIR.” 

Pregunta #8:

¿No dice Pedro, en 2 Pedro 3:10-13, que esta tierra será destruida por fuego? Si este es el caso: ¿No es lógico concluir que escaparemos al cielo?. 

Respuesta:

Es cierto que Pedro habla de la “destrucción de la tierra por fuego”, de la misma manera que Dios dijo de la tierra de la época de Noé. En Génesis 6:13 leemos algo interesante: “Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré CON LA TIERRA.” Nótese que Dios iba a destruir a todo hombre y animal…¡y la tierra misma! Pero: ¿Llegó Dios a destruir a los hombres impíos de entonces junto con el planeta tierra? Por cierto que no. La tierra sigue siendo la misma desde su creación. En realidad es una forma superlativa de hablar de Dios indicando la severidad de su castigo. 

En 2 Pedro 3:10-13 leemos: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán desechos, y LA TIERRA Y LAS OBRAS QUE EN ELLA HAY SERÁN QUEMADAS.” ¿No son semejantes Génesis 6:13 y 2 Pedro 3:10-13? Si la primera tierra PRE-diluviana no fue literalmente destruida, ¿porqué tendría que serla ésta? Es claro que lo dicho por Dios ha de entenderse como la severidad y firmeza de su castigo, la erradicación del mal, de los malos, y de sus obras (casas de juego y de citas, bares, fábricas de cigarrillos y de cerveza, fábricas de armas y bombas, etc). En el verso 13 se habla de “nuevos cielos y nueva tierra” Esta forma de dicción no es rara en la Biblia, pues también encontramos la expresión “nueva criatura” en 2 Corintios 5:17, aunque persistan aún los viejos defectos (miopía, cojera, cicatrices, etc). En Efesios 4:24 encontramos la expresión “nuevo hombre” (pero sólo en lo moral y espiritual). En Romanos 6:4 encontramos la frase “nueva vida” (pero siempre en el sentido moral y espiritual). 

Y Para terminar diré que 2 Pedro 3:13 tiene relación con Isaías 65:17 que dice: “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni vendrá más al pensamiento.” Pero lo interesante del caso es que Dios sigue diciendo en los siguientes versículos (18-25) que: “traigo a Jerusalén alegría…y me alegraré con Jerusalén.” Estas palabras indican que finalmente el planeta no será destruido, pues seguirá existiendo Jerusalén como una ciudad de gozo y alegría, en contraste con la actual Jerusalén agitada y convulsionada por los conflictos internos y externos. 

Pregunta #9:

¿Acaso no dice la Biblia que Cristo vendrá para entregar su reino al Padre según 1 Corintios 15:24? 

Respuesta:

Cristo entregará su reino al Padre, pero: ¿Cuándo? Esta es una pregunta importante. Lo que la Biblia sí dice verdaderamente es que Jesús, al volver a la tierra, dará su reino a sus discípulos (no ha Dios)(Mateo 25:31,34; Daniel 7:13-18). Sí, la iglesia, compuesta por judíos y gentiles fieles, recibirá el reino de Cristo al volver él al mundo otra vez. Esta es la verdad bíblica. No obstante, será después que Cristo haya reinado por mil años que él devolverá el reino al Padre; cuando haya puesto a sus enemigos por estrado de sus pies, incluyendo LA MUERTE misma (Salmo 110:1; 1 Corintios 15:25). Y, ¿Cuándo será vencida la muerte?¿En la segunda venida de Cristo? ¡No! Según la Biblia ella será destruida al finalizar el milenio de Cristo. La respuesta está en Apocalipsis 21:4. Esto significa que Cristo no va a devolver el reino al Padre inmediatamente después de volver a la tierra, sino después de los mil años de su reinado. Mientras tanto, Jesucristo estará reinando sobre sus enemigos (Salmo 110:1-5), siendo el último destruido: La muerte. 

Otra de las pruebas bíblicas que señalan claramente que la muerte reinará hasta el final del milenio es que “los otros muertos no llegaron a vivir hasta que se cumplieron los mil años.” (Apocalipsis 20.5). Habrá muertos al final de los mil años del reinado de Cristo. La muerte imperará en la tierra hasta el final de esa fecha memorable que es llamada: “Milenio” (Apocalipsis 20:14). Después del milenio bajará “La Nueva Jerusalén” y acabará el imperio de la muerte (Apocalipsis 21:4; 20:14). También en este periodo el diablo será castigado definitivamente con la muerte. Y además, la muerte y el Hades serán arrojados al lago de fuego junto con el diablo y sus ángeles. Todo esto ocurre al final del milenio o del reino de Cristo. Los hermanos amilenialistas debieran reflexionar mejor sobre este pasaje antes de sacar conclusiones inexactas. Recordemos que “un texto sin el contexto es un pretexto”. Ir más allá de lo que está escrito es peligroso. 

Pregunta # 10:

¿Qué otra prueba existe de que el reino de Dios NO es la Iglesia de Cristo?. 

Respuesta:

Lo más sencillo es sustituir la palabra ‘reino’ por ‘iglesia’ de los textos bíblicos más importantes. Si reino e iglesia son equivalentes, no tendrá porqué cambiar el sentido del texto bíblico que habla de él. Veamos algunos ejemplos: 

Lucas 19:11:

Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano para recibir UNA IGLESIA y volver. 

Comentario:

Notemos que al cambiar la palabra ‘reino’ por ‘iglesia’ en este pasaje, obtenemos un absurdo. ¿Recibió Cristo una iglesia en el cielo? o ¿Se instituyó la iglesia en el cielo?¿Hemos bajado del cielo como  “la iglesia de Cristo”? 

Lucas 12:32:

“No temáis manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido DAROS la iglesia”. 

Comentario:

Aquí hemos sustituido la palabra ‘reino’ por ‘iglesia’ y hemos obtenido algo absurdo. En primer lugar, Jesús se dirige a sus apóstoles—¡a los cuales se les DA EL REINO!. No dice  Jesús que al Padre le ha placido “HACEROS EL REINO”, sino “DAROS EL REINO”. El sentido es diferente. Si la iglesia es el reino, y ella está compuesta por los apóstoles y demás discípulos, ¿cómo podrían SER ellos “el reino de Cristo” y RECIBIR al mismo tiempo el reino? ¿Cómo podían los apóstoles recibir un reino y ser parte de él al mismo tiempo? Si la iglesia es verdaderamente el reino, entonces Jesús debió decirles a sus apóstoles que al Padre “le ha placido HACEROS el reino o iglesia”. Pero no fue así, sino que dijo: “Le ha placido DAROS EL REINO”! 

Mateo 6:10:

“Venga tu iglesia, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 

Comentario:

Los que creen que la iglesia es el reino, tendrán que mutilar esta parte del “Padre Nuestro”; pues si el reino ya vino en el 33.d.C, ¿para qué seguir pidiéndolo? Pero lo cierto es que esta parte de la oración está tan vigente como el resto de las peticiones en el “Padre Nuestro”. Así, pedir por la venida del reino es tan importante como pedir perdón por nuestras ofensas, o por el pan diario. 

Por otro lado, si reemplazamos ‘reino’ por ‘iglesia’ tendríamos: “Venga tu iglesia, hágase tu voluntad…” Sí, “Venga tu iglesia”—¿De dónde?¿Cómo? Si los discípulos vendrían a ser la misma iglesia de Cristo: ¿Por qué tendrían que pedir por la venida de una iglesia? ¡No tiene mucho sentido que digamos! 

Mateo 25:31,34:

Cuando el Hijo del Hombre venga…entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre HEREDAD LA IGLESIA preparada para vosotros desde la fundación del mundo.” 

Comentario:

Aquí hemos reemplazado ‘reino’ por ‘iglesia’ y encontramos algo muy extraño. Es un asunto muy importante que no podemos pasar por alto, y es que hay una reino (iglesia para los amilenialistas) que se preparó desde la fundación del mundo, y que será heredado por la iglesia en la ‘parusía’ o Segunda Venida de Cristo. ¿UNA IGLESIA que hereda UNA IGLESIA?¿Cómo es posible esto? Por eso creemos que la iglesia y el reino son dos cosas muy diferentes. 

Juan 3:3:

“Respondiendo Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo no puede ver la iglesia de Dios.” 

Comentario:

En este pasaje también hemos sustituido ‘reino’ por ‘iglesia’ y hemos obtenido un absurdo total. ¿Cuál es ése? Si el reino es la iglesia, y ésta sólo puede ser vista por hombres “renacidos”: ¿Cómo es posible que cualquier hombre mundano o no convertido pueda ver, e incluso entrar, en la iglesia de Cristo? Muchos NO renacidos pueden ver con sus ojos, y entrar con sus pies a la iglesia de Cristo sin dificultad. Esto me lleva a la conclusión de que el reino e iglesia —¡NO son sinónimos!. Hay un reino futuro en el cual los impíos ni verán ni entrarán—¡Sólo los renacidos! 

Hechos 14:22:

“…es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en la iglesia de Dios.” 

Comentario:

Aquí en este pasaje hemos sustituido la palabra ‘reino’ por ‘iglesia’ y hemos obtenido algo interesante. Notemos que Pablo se dirige a creyentes de Listra, Iconio y Antioquia. A estos hermanos, de las iglesias de Cristo en esas ciudades, les exhorta a que permanezcan fieles a pesar de las tribulaciones, a fin de que puedan “ganar su entrada a la iglesia de Dios”. Esto es muy extraño, pues Pablo se dirige a iglesias cristianas ya constituidas. ¿Cómo entrarían las iglesias de Iconio, Listra y Antioquia a la iglesia misma?¡No lo entendemos! Aquí se vuelve a demostrar que el reino de Dios es diferente a la iglesia de Cristo. 

1 Corintios 15:50:

Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar la iglesia de Dios, ni la corrupción hereda a incorrupción.” 

Comentario:

Aquí, al reemplazar la palabra ‘reino’ por ‘iglesia’ nos hallamos con un serio problema. Y es que si a la iglesia no se  puede pertenecer en la carne y en la sangre, ¿por qué aún están en la carne y la sangre los miembros de la iglesia de Cristo? Obviamente algo no anda bien con la interpretación ‘amilenialista’ del reino. 

Hechos 1:6:

“Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor restaurarás la iglesia a Israel en este tiempo?” 

Comentario:

Aquí resulta una extrañeza al reemplazar ‘reino’ por ‘iglesia’, pues: ¿Acaso la iglesia tiene que ver con Israel? Cómo es eso que la iglesia será restaurada a Israel? Es obvio que reino e iglesia son dos cosas diferentes. El reino fue antes que la iglesia. 

Los ‘amilenialistas’ se encuentran en serios apuros cuando tienen que responder a toda esta argumentación bíblica consistente. El amilenialismo deja sin horizontes y sin entendimiento sobre los sucesos mundiales de hoy. Prácticamente han anulado muchísimas profecías bíblicas del futuro (Leer Proverbios 29:18). Para ellos casi todas las profecías bíblicas ya se han cumplido. Han dejado de comprender los acontecimientos mundiales del presente y del futuro. Prácticamente están el medio del mar sin mapas y brújulas, y…¡están a la deriva! 

Pregunta # 11:

¿Qué otra razón hay para creer que el Reino y la iglesia no son lo mismo?

 Respuesta:

A la iglesia se ingresa por el bautismo (Hechos 2:38-42), en cambio, para heredar el reino de Dios, uno tiene que ser transformado físicamente, dejando la “carne y la sangre” (1 Corintios 15:5o). 

Por otro lado, a La iglesia ingresan los “niños espirituales”, aquellos que deben ser perfeccionados por sus pastores ( 1 Pedro 2:2; Efesios 4:11-12). Pero al reino sólo ingresan los perfectos, o los “maduros espirituales” (2 Pedro 1:5-11—nótese la frase: “de esta manera—como se especifica en los veros 5 al 10—- os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno”. / verso 11).  Muchos de los que se hacen miembros de la iglesia de Cristo son niños espirituales que recién empiezan a crecer a la estatura de Cristo. Pero sólo los crecidos espirituales ingresan o heredan el reino. He allí la diferencia significativa. Entonces es claro que Reino e Iglesia son dos cosas muy distintas. 

Y finalmente, el reino sólo lo podrán ver y entrar los que han “nacido de nuevo” (Juan 3:3,5). En cambio, uno puede ver la iglesia, e incluso entrar en la congregación, sin haber nacido de nuevo. Es indiscutible que curiosos inconversos pueden ver con sus ojos la iglesia del Señor, e incluso ingresar en ella para escuchar algún sermón, o simplemente para burlarse (ver / Hechos 2:1-13). Pero en el reino sólo ingresan los conversos maduros, aquellos que han perseverado en la fe y soportado las pruebas (Hechos 14:22).

 Pregunta # 12:

¿Qué otro argumento podría usted esgrimir para probar que la iglesia de Cristo no es el reino de Dios, sino la dinastía davídica?

Respuesta:

Creo que podemos citar la última pregunta que le hicieron los discípulos a Jesús en Hechos 1:3,6,7. Allí veremos que los seguidores de Cristo le preguntan: “¿Señor, restaurarás  el reino a Israel en este tiempo? (v.6). Aquí es notorio que los discípulos estaban esperando aún la RESTAURACIÓN del reino monárquico del rey David. Cualquier diccionario de la lengua española le dirá que “restauración” significa, entre otras cosas: “reposición de un rey o una dinastía en un trono” (Diccionario Básico de la Lengua Española, página 1246, 2001, Editorial Planeta-De Agostini, S.A). Sí, los seguidores de Jesús estaban esperando el momento en que un legítimo heredero de David tomara su trono en Israel . 

Ahora bien, ¿estaban equivocados y confundidos los discípulos al formular semejante pregunta tocante a una restauración o restitución del reino Judío a los israelitas, con un rey coronado de la casta de David? La respuesta a esta pregunta es que NO estaban equivocados en absoluto. Y es que Jesús NO les contesta diciéndoles algo así como: “Están  ustedes errados al preguntarme eso, pues ya nunca más será restaurado el reino a mis paisanos”, ni tampoco les reprocha diciéndoles algo así como: “¡Me extraña esa pregunta necia, ya que yo ya les enseñé que el verdadero Israel es la Iglesia, la cual la componen ustedes mismos!”. Nada de esto les dijo Jesús a sus discípulos. Al contrario, lo que les pasa a decir es esto: “No os toca a vosotros saber los tiempos y las sazones, que el Señor puso en su sola potestad”  (v.7).  Esta respuesta de Jesús valida la pregunta de los discípulos como correcta y oportuna, pues Jesús pasa inmediatamente a decirles que sólo Dios sabe cuándo sería ese día de la restauración del reino a los israelitas . Obviamente este anhelo mesiánico sólo podrá cumplirse con el regreso del rey del reino en un futuro (Vea Marcos 13:32—compare cómo aquí Jesús tampoco sabe el día y la hora de su regreso. ¿ Acaso no se parece mucho a lo dicho por él en Hechos 1:7 en relación a su reino y la imposibilidad de saber cuándo será restaurado?). 

Esta pregunta final formulada por los discípulos más cercanos de Jesús, pone en serios aprietos a los amilenialistas, y preteristas en general, pues no saben cómo explicarla en verdad y sin error. Ninguno de los estudios de los preteristas tratan o desarrollan estos versículos 6,7 de Hechos 1—¡los pasan por alto como si no existieran!

Pero quiero añadir algo antes. Y es que en Apocalipsis 20 2-3 el diablo y sus demonios son atados y lanzados al abismo para que no engañen más a las naciones y a los hombres. Si el reino no es un asunto escatológico y futurista, sino preterista, entonces: ¿Por qué se siente aún el accionar del diablo en el mundo? Para nadie es un misterio que el diablo es el tentador, el obstructor, el mentiroso, el homicida, etc. (Juan 8:44; Lucas 4:2). El mundo de hace seis mil años, como el mundo de hoy, son manejados por “el dios de este mundo”. Este enemigo de Dios, suele obscurecer el entendimiento de los hombres incrédulos (de los cuales son la mayoría de la humanidad) para que no les amanezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo (2 Corintios 4:4). Esto demuestra que el diablo aún está operando en la tierra, y el reino todavía no ha sido restaurado en Israel. Cuán pocos hoy escuchan el evangelio de Cristo! Y ¡Cuán difícil se nos hace abrir los oscuros y ciegos ojos de los incrédulos!. 

Hoy las filosofías y doctrinas de demonios son las que prevalecen en el mundo y son aceptadas como verdades indiscutibles. El evangelio ha quedado—-desgraciadamente— como anticuado o arcaico, propio de  gente “ignorante y fanática”.  Esta es la obra maestra de Satanás (véase nuevamente 2 Corintios 4:4; Lucas 8:12). Sin duda el diablo aún está libre en la tierra, y el reino de Dios todavía ausente de la tierra. El diablo sigue operando en la mente de los incrédulos y que les dice: “No crean a ese predicador, su mensaje es una mentira, un engaño, una superstición”. El diablo le dijo a Eva que Dios era mentiroso cuando negó la posibilidad de la condenación de la muerte, y eso mismo lo sigue diciendo aún hoy el adversario con doctrinas como la reencarnación, la supervivencia del “yo”, etc. Si el diablo está ya atado con sus demonios, ¿por qué sigue siendo difícil convertir un pecador?. Aún los ángeles hacen fiesta por la conversión de un pecador! Es como un milagro de Dios que eso ocurra con tanta oposición satánica (Lucas 15:7). 

Ahora bien, resulta extraño de que si el reino se inauguró en el 33 d.Cen Pentecostés— el apóstol Juan siga diciendo, en 1 Juan 5:19 (escrito entre los años 85-100 d.C),  que todo el mundo yace bajo el poder del maligno?¿No se supone que el maligno (el diablo) debiera estar ya “atado” para ese entonces con la inauguración de la iglesia (supuestamente el reino) en 33 d.C? Recordemos que Juan dice— en Apocalipsis— que primero debe ser neutralizado el diablo para que se proceda a inaugurar el reino milenario de Cristo (Apocalipsis 20:2,3). Aquí hay una mención clara de un maligno que tiene autoridad y somete a todo el mundo habitado—sin excepción!. Este maligno no se refería al Emperador Romano de turno, cuyo autoridad no fue mundial, como lo puede revelar cualquier documento histórico sobre el Imperio Romano entre los años 85-100 D.C.  Además, nótese la diferencia que hace Juan entre los que “somos de Dios”, y los que están “bajo el maligno”. En otras palabras, entre los que “son de Dios” y los que “son del diablo”. Por ejemplo, Juan dice que “son del diablo” aquellos que pecan—1 Juan 3:18). Es claro que Juan se refería al diablo—el ángel caído—y no a un hombre maligno.

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CHILE: HISTÓRICA JORNADA DE MOVILIZACIÓN POR LA EDUCACIÓN

 


Video subido por telesurtv el 17/06/2011 | En Chile, se realizó en todo el país una histórica jornada de movilización por la educación pública, más de 100 mil profesores, estudiantes y parlamentarios marcharon por las principales ciudades de la nación suramericana. teleSUR
Marchan en Santiago de Chile más 80 mil personas

Video subido por telesurtv el 17/06/2011 | Subido por telesurtv el 17/06/2011 | La marcha que estudiantes y trabajadores que protagonizaron en la ciudad de Santiago de Chile, para exigir mejoras en sus respectivos ámbitos. Dejo un saldo de 37 detenidos y varios estudiantes heridos por la brutal represión de los carabineros. La marcha logró convocar más 80 mil personas que se movilizaron en demanda de mejores condiciones sociales. teleSUR
Miles de chilenos se manifiestan en demanda de una reforma educativa 

Video subido por ActualidadRT el 16/06/2011 | Miles de estudiantes chilenos inundaron las calles de Santiago, capital de Chile, para demandar reformas en el sistema de educación público.

LOS GRIEGOS NO ESPERAN GRANDES CAMBIOS DEL NUEVO GABINETE DE PAPANDREU

 


Video publicado el 17/06/2011 por euronewses | «Más de lo mismo», responden muchos griegos cuando se les pregunta por la renovación del Gobierno Papandreu. La mayoría se alegra de que George Papaconstantinu, el artífice de los impopulares recortes, ya no sea ministro de Finanzas, pero no esperan grandes cambios del nuevo ejecutivo. «Reconozco que Papandreu se está esforzando pero no tiene la experiencia necesaria para hacer frente a problemas tan serios», opina un jubilado. «No creo que el problema se solucione cambiando un ministro por otro. Lo que se necesita es un cambio hacia otra política que no haga r…
Nuevo ministro de Finanzas al rescate de Papandreu

Video publicado el 17/06/2011 por euronewses | El primer ministro griego, Yorgos Papandreu, intenta capear el temporal con un nuevo ministro de Finanzas. Dos días después de la tercera huelga general que paralizó Grecia, Papandreu ha presentado su remodelado gabinete, cuyos nuevos miembros han jurado sus cargos en el palacio presidencial.
Alemania y Francia abren la puerta a los bancos para un segundo plan de rescate financiero de la economía de Grecia

Video pblicado el 17/06/2011 por euronewses | Con una posición común marcan la hoja de ruta para sacar adelante un segundo plan de rescate financiero de la economía helena.Desde Berlín, el presidente francés y la canciller alemana han confirmado la participación del sector privado, aunque de forma voluntaria. La canciller, Angela Merkel ha dicho que: «El principio fundamental, es la participación voluntaria de los bancos, este es un mensaje importante dirigido a las entidades financieras porque se podría desencadenar una crisis crediticia y no queremos correr ese riesgo».

¡USTED ESTÁ LLAMADO PARA SER UN CRISTO (Χριστός), UN HIJO DE DIOS!

 

 apologista34

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista) 

Una de las verdades fundamentales que los más de los llamados “cristianos” es que ellos han sido llamados para ser Cristos e Hijos de Dios. Y es que la mayoría supone que Cristo es un nombre y no un título de majestad real. Un Cristo o Ungido en el Antiguo Testamento podía ser un rey, un sacerdote, y un profeta. Así, David fue ungido para ser rey de Israel, y Samuel lo fue para ser profeta de Dios. 

La Enciclopedia Wikepedia nos dice sobre los ungidos, así: 

En la Biblia Hebraica, el Sumo Sacerdote y el rey eran a veces llamados «el ungido». Los profetas también eran ungidos. Ungir a un rey era equivalente a coronarlo: de hecho, en Israel no se exigía la corona De esta forma, David fue ungido rey por el profeta Samuel. Samuel tomó el cuerno del aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. A partir de aquel día vino sobre David el espíritu de Jehová. Se levantó luego Samuel y regresó a Ramá. 

La palabra “Cristo” que se usa actualmente como si fuese un apellido es en realidad un título procedente del Christos, (Gr. Χριστός)  que significa aproximadamente ‘ungido’. Otra palabra equivalente a “Cristo” es “Mesías”, esta última es de origen hebreo.

Jesús, el Cristo 

La Biblia nos presenta a Jesús como el Cristo de Dios, el ungido para ser el rey de Israel. Su ungimiento se produjo cuando fue bautizado por Juan en el Jordán, y el Espíritu Santo bajó sobre él (representado en el AT por el aceite del ungimiento) nombrándolo el Hijo amado de Dios (Mateo 3:16,17). 

Al ser ungido por Dios, Jesús comenzó a predicar el evangelio del reino de Dios. Su misión como ungido en la tierra era proclamar las buenas noticias o evangelio del reino. Dice Lucas, así: 

Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha UNGIDO para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. Lucas 4:17-21. 

En Marcos 1:1,14,15 vemos que Jesucristo efectivamente predicaba esas buenas noticias del Reino: Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”. 

Ciertamente Jesús fue enviado por Dios para predicar el evangelio, que fue la razón para la cual fue ungido; pero tenía una misión importante que era el morir por nosotros. Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado (Luc. 4:43). 

Los otros Cristos 

La Biblia nos dice que los cristianos, los que hemos sido bautizados para el perdón de los pecados, hemos sido automáticamente ungidos por Dios para ser ‘Cristos’, y por lo tanto, coherederos con él del reino de Dios. En 2 Corintios 1:21, Pablo les dice a la hermandad corintia, lo siguiente: “Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió (Gr.Χρισ), es Dios”. Así que si bien se nos amonesta contra los falsos cristos, también los hay de los genuinos, de aquellos que viven como Cristo vivió, soportando penurias y aflicciones por causa de Jesucristo y el evangelio del reino. Los falsos cristos no solamente viven del evangelio como reyes coronados, sino que predican un evangelio trucado, diabólico, y por lo tanto, engañoso. 

También en 1 Juan 2:20,27, leemos: “vosotros TENÉIS la UNCIÓN del Santo”… “la UNCIÓN que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros“. En el capítulo 3:2 se nos revela que se los está diciendo a todos los que somos “hijos de Dios”, los que seremos semejantes al Señor. Aquí aclara en el capítulo 3:2 que se lo está diciendo a todos los que “ahora somos hijos de Dios”, a los que seremos semejantes a él. 

Ahora bien, “Ungidos con el Espíritu Santo” resalta otras bendiciones colaterales que Dios nos añade cuando nos entrega el Espíritu Santo. Todos los cristianos fuimos ciertamente “ungidos por Dios”, pues sin este ungimiento no podríamos ser cristianos (Rom. 8:9). Y al tener el Espíritu Santo nos constituimos en hijos y herederos de Dios, así como coherederos con Jesús (Rom 8:17). 

En 1 Cor. 12:13 dice: “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a TODOS se nos dio a beber de un mismo Espíritu”. En este pasaje el bautismo con el Espíritu Santo tiene relación directa con nuestro ingreso al cuerpo de Cristo, el cual es su iglesia. Cada uno de nosotros pasamos a ser miembros con diferentes funciones, pero el cuerpo y la cabeza no se desunen, de lo contrario moriríamos todos. La cabeza es la que dirige, y el cuerpo obedece las órdenes. Por lo tanto, el Cristo completo es cabeza y cuerpo, y cuando Cristo se siente en su trono, se sentará él con su cuerpo completo. La cabeza y el cuerpo estarán juntos, y donde quiera que vaya la cabeza, allí estará su cuerpo. De modo que ambos: cabeza y cuerpo disfrutarán de todas las bendiciones de Dios Padre. Es por eso que Jesús promete a su iglesia participar de su propio trono, para que se sienten con él como sus cristos menores (Apo. 3:21). El desea que su cuerpo sea tan ungido como él lo es a través del Espíritu  Santo. La cabeza no puede ser ungida con un cuerpo carente de ungimiento, pues el Espíritu es lo que da vida al cuerpo entero (Gál. 5.25). Tanto cabeza y cuerpo son santos y puros, y deben trabajar armoniosamente hacia una misma meta, pues respondemos al mismo llamamiento del cielo (Heb. 3:1). En consecuencia, debe existir una comunión total, la unidad que Cristo pidió al Padre para su iglesia (Juan 17:21). Los llamados preteristas extremos, y los amilenialistas en general, sostienen que Cristo empezó a reinar en el primer siglo al poco tiempo que se fue al cielo. Pero esto no es del todo cierto, ya que Cristo no puede reinar sin sus otros cristos menores que se van uniendo a su cuerpo progresivamente. Jesús prometió que nos sentaríamos con él en su trono, y que juntos con él reinaríamos el mundo (Apo. 2:26,27; 3:21; 20:4,5, Isa. 32:1). 

Los Testigos de Jehová sostienen que la iglesia está compuesta únicamente por Cristo y 144,000 personas de su organización. El resto de sus miembros son las “otras ovejas”, o una “grande muchedumbre” sujeta a Cristo y su iglesia. Ellos enseñan que Cristo y su minúscula iglesia de 144,000 personas vivirán en el cielo, en tanto que el resto de los conversos de su culto se quedarán en la tierra.  Esta es una blasfemia y una vulgar distorsión de la verdad bíblica. Jesucristo estará con sus seguidores a donde quiera que él vaya. Sus seguidores (los miembros) no pueden estar separados de la cabeza, pues eso los aniquilaría por completo. Desgraciadamente millones de Testigos de Jehová permanecen decapitados, ya que  se les ha enseñado que no tienen ninguna posibilidad de pertenecer al cuerpo del Señor. 

LOS CRISTOS SON HIJOS DE DIOS 

Cuando Jesús preguntó qué pensaban los hombres de él, Pedro le respondió correctamente, y dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” (Mateo 16:16). Y  en otra oportunidad Pedro le dice a Jesús: “Y  nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Juan 6:69). Por tanto, se hace evidente que tanto los títulos “Cristo” e “Hijo de Dios” van de la mano. Ser Hijo de Dios es ser un Cristo.

Ahora bien, el propósito de Dios es tener una familia grande, y para ello Él adoptó más hijos para llevarlos a su gloria, gloria que recibió Jesucristo primeramente de parte de Dios y luego nosotros. En Hebreos 2:10 leemos: “Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que HABIENDO DE LLEVAR A MUCHOS HIJOS A LA GLORIA, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.” Entonces se hace muy claro que Dios tuvo en mente llevar a más hijos a su gloria por su medio de la adopción. Dice Pablo: “Porque todos los que sois guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el Espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de ADOPCIÓN, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Rom. 8:14,15). Esto significa que al convertirnos en hijos de Dios (cristos), nos hacemos acreedores de los bienes del Padre, los cuales Jesús compartirá con nosotros. Dice Pablo nuevamente: “Y si hijos (cristos), también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, PARA QUE JUNTAMENTE CON ÉL SEAMOS GLORIFICADOS” (Rom. 8:17). Tome nota que juntamente con Jesús seremos glorificados, es decir que ambos: cabeza y cuerpo recibiremos una gloria semejante. Por eso también Jesús dijo: “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno” (Juan 17:22,23). Por tanto, es claro que los cristianos están llamados a ser como el Cristo Mayor, el Señor Jesucristo. Dios desea tener más cristos-hijos dentro de Su familia a fin de que ellos hereden el mundo venidero (Romanos 4:13).

LOS CRISTOS SON LOS ELEGIDOS DE DIOS 

En Lucas 23:35 leemos: “…a otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, EL ESCOGIDO de Dios”. De modo que el Cristo era reconocido como alguien que era escogido de Dios. No obstante, las Escrituras nos dicen que Dios también escogió o otros hombres para que fueran sus ungidos o cristos menores al servicio del Cristo Mayor, Jesucristo. Dice Pablo en Efesios 1:4,5,11-13, así: “Según NOS ESCOGIÓ en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser ADOPTADOS hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad…en él asimismo tuvimos HERENCIA, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, FUISTEIS SELLADOS CON EL ESPÍRITU SANTO DE LA PROMESA.”  Por su parte el apóstol Pedro dice sobre los escogidos lo siguiente: “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo…mas vosotros sois linaje ESCOGIDO, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios…” (1 Pedro 2:4,5,9). ¿nos damos cuenta que Jesucristo y nosotros somos “piedras vivas”, y linaje escogido, para ser parte de la casa o templo espiritual de Dios, para ofrecer sacrificios de alabanza? Entonces es evidente que tanto Jesucristo, el escogido de Dios, y nosotros, los otros escogidos deL Padre, somos cristos de Dios para participar dentro de la familia divina. Por eso Pablo tiene razón cuando escribió en 2 Tes. 2:13,14, lo siguiente: “Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que os haya ESCOGIDO desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar LA GLORIA de nuestro Señor Jesucristo”. 

LOS CRISTOS SON REYES Y SACERDOTES

En Lucas 23:2 la muchedumbre acusa a Jesús de estar propagando la idea de que él era el Cristo, un rey. Dice el pasaje, así: “Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte a la nación, y que prohíbe dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey”. Esto es interesante, pues aquí vemos que hay una asociación del título ‘Cristo’ con el cargo de ‘un Rey’. De igual modo, los Cristianos, o los otros cristos, están llamados a ser reyes asociados con el Rey mayor, Jesucristo.  Dice Apo 5:10: “y nos has hecho para nuestro Dios REYES y SACERDOTES, y reinaremos sobre la tierra”. Como vemos, Jesucristo nos ha hecho reyes para Dios a través de su sacrificio expiatorio, al redimirnos de la condenación y la muerte eternas. Estamos llamados a ser como Su Hijo Unigénito, y coparticipar con él de sus riquezas como parte de Su familia. Esta era dorada fue vislumbrada por los profetas del Antiguo Testamento. Por ejemplo, Isaías dice: “He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio” (Isa. 32:1). “Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isa. 2:4). El profeta Daniel escribe sobre esa era del reino de Cristo y de sus santos, diciendo: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de Hombre, que vino hasta el Anciano de Días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido…y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán” (Daniel 7:13,14,27). De modo que todos los cristos tendrán dominio y gloria en el reino milenario de Dios. 

LOS CRISTOS TIENEN SUS  TRONOS 

San Juan dice: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad para juzgar…y vivieron y reinaron con Cristo mil años.” (Apo. 20:4). Y en el Salmo 122:3-5 dice: “Jerusalén, que se ha edificado como una ciudad que está bien unida entre sí. Y allá subieron las tribus, las tribus de Yah, conforme al testimonio dado a Israel, para alabar el nombre de Jehová. Porque allá están las sillas del juicio, los tronos de la casa de David.” No es sorpresa,  entonces, que Jesucristo les haya ofrecido a sus apóstoles tronos para que se sienten sobre ellos para que sean co-gobernantes con él en su reino venidero. Pero esos tronos serán ocupados cuando Jesucristo regrese en toda su gloria divina, pues así lo dijo el Señor en Mateo 25:31,34. Por tanto, ningún cristiano está reinando en estos momentos sobre las naciones (Apo. 2:26). Los que dicen que ya están reinando en el reino de Cristo están errados porque ignoran las dispensaciones de Dios.  Recordemos que Pablo les había escrito irónicamente a los creyentes de Corinto para burlarse de sus creencias erradas sobre un supuesto “reinado” ya consumado sobre la tierra (1 Cor. 4:8). 

LOS CRISTOS (UNGIDOS) TIENEN LA MISIÓN DE SALVAR A OTROS 

El Señor Jesús es nuestro Salvador, ya que con su sangre nos redimió de la condenación eterna, y nos introdujo en su familia a fin de participar de los bienes de Su Padre. Es por eso que él es nuestro querido Salvador, porque nos dio vida estando muertos; nos abrió el camino para ser hijos y herederos de Su Padre, y coherederos con él del mundo de la era venidera (Romanos 8:17). Estamos llamados, pues, a recibir todo lo que Jesucristo recibió en su resurrección, sin excepción alguna. La gloria que Cristo recibió la recibimos nosotros también por la fe. Por eso Jesús pidió al Padre para que los suyos estuviesen con él en el mismo lugar en dónde él iba a estar. Sus palabras son como siguen: “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde la fundación del mundo” (Juan 17:24). Y en Apocalipsis 3:21 Jesús dice: “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”.

De igual modo, todos los Cristianos deben hacer su parte como administradores de esa salvación, llevando el evangelio salvador a todo el mundo habitado. En buena cuenta, el Cristiano está llamado a salvar a otros con el evangelio de Cristo. Dice Judas 23 dice: “A otros salvad, arrebatándolos del fuego…” Y Pablo dice: “Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos” (1 Cor. 9:22). A Timoteo le dice: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren” ( 1 Tim. 4:16). De modo que los Cristianos salvan a otros a través de la administración del evangelio de Cristo, poniendo sus vidas al servicio y en sacrificio de los que son predestinados para la salvación. Por tanto, no es de extrañarse que Pablo dijera: “…fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio…” (1 Tes. 2:4)–¿y cuál es la razón para esto? Pues Jesús “sacó a la luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” (2 Tim. 1:10).

TESTIMONIO DE AGUSTÍN DE HIPONA

Es muy interesante la explicación que nos ofrece San Agustín del Salmo 26. Escribe así: «David fué ungido rey. En aquel tiempo, se ungía sólo al rey y al sacerdote. En estas dos personas se encontraba prefigurado el futuro único rey y sacerdote, Cristo (y por esto “Cristo” viene de “crisma”). Pero no sólo ha sido ungida nuestra Cabeza, sino que también hemos sido ungidos nosotros, su Cuerpo (…). Por ello, la unción es propia de todos los cristianos; mientras que en el tiempo del Antiguo Testamento pertenecía sólo a dos personas. Está claro que somos el Cuerpo de Cristo, ya que todos hemos sido ungidos, y en Él somos cristos y Cristo, porque en cierta manera la cabeza y el cuerpo forman el Cristo en su integridad».

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¿POR QUÉ JESÚS PRONUNCIÓ LA PARÁBOLA DE LAS DIEZ MINAS?

Por Ingº Mario Olcese (Apologista)

Pocos estudiantes de la Biblia se han detenido para preguntarse para qué Jesús pronunció la famosa parábola de las Diez Minas de Lucas 19:11-27. Pues bien, esta es una de las pocas parábolas que Jesús habló para responder a una inquietud o expectativa de sus seguidores con relación a su tan anhelado reinado mesiánico. 

¿Un reino que se manifestaría inmediatamente? 

En Lucas 19:11 descubrimos la razón por la que Jesús pronunció la parábola de la Diez Minas, con estas palabras: “Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente”. Nótese que Jesús elaboró esta parábola porque sus partidarios pensaban que su reino se manifestaría inmediatamente o que estaba muy próximo a cumplirse. 

¿Pero qué les hizo pensar que el reino era inminente? 

La respuesta se obtiene del mismo verso 11, el cual dice: “por cuanto estaba cerca de Jerusalén”. Sí, los partidarios del Mesías y su reino creyeron que Jesús ya iba inaugurar el reino esperado porque estaba acercándose a Jerusalén, la ciudad capital que Jesús había llamado: “la ciudad del gran rey” (Mateo 5:35). Recordemos que los antiguos reyes ungidos de Israel habían hecho de Jerusalén la capital del reino de Dios, y como era de esperarse, el heredero al trono tendría que entrar en esta misma ciudad para retomar el reino y el trono de sus ancestros. 

¿Desechó Jesús aquella expectativa de sus paisanos Judíos? 

Si el reino que el Señor predicaba era uno muy distinto al concebido por sus paisanos Judíos, entonces él tuvo aquí una magnífica oportunidad para corregir por completo sus “erradas expectativas” sobre una reino restaurado como antaño y presentarles su nuevo y revolucionario reino de carácter meramente espiritual y supra mundano. ¿Pero lo hizo Jesús? Les dijo, acaso, que su reino es ahora uno espiritual, o en “el corazón de los creyentes”? ¡Pues, no! En el verso 12, Jesús añade: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver”. Es decir, Jesús en ningún momento destruyó o revocó sus expectativas de un reino restaurado en la tierra como antaño, cuando les dice que primero él (el hombre noble) tiene que ir al cielo para recibir un reino (e.i. la autoridad) y después volver a Jerusalén (recordemos que él volverá a pisar el Monte de los olivos) para restaurar el reino que le fue confiado por el Anciano de Días…Su Padre (Daniel 7:13,14). 

Autoridad sobre las naciones 

Jesús, en los versículos subsiguientes (13-27), se extiende más en su parábola y revela que al volver a la tierra, él les dará a sus fieles siervos autoridad sobre ciudades enteras (Ver versículos 17,19). Esto, por sí solo, nos debería convencer de que su reino no es uno simplemente de carácter espiritual y supra mundano, o uno “en el corazón” de cada creyente. Aquí hay una promesa real y concreta de recibir autoridad y poder para regir a naciones reales y literales de este mundo. Es, pues, un reino o gobierno real o literal, uno dirigido por el Hijo de Dios, uno que es perfecto justo, y recto… uno que se origina de los cielos o de Dios. 

¿Está Jesús restaurando el Reino en este tiempo? 

En Hechos 1:3,6,7 leemos que los discípulos le preguntaron unánimemente a Jesús, lo siguiente: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” o como vierten algunas versiones: “¿Estás restaurando el reino en este tiempo”? y Jesús entonces prosigue para decirles simplemente: “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones que Dios puso en su sola potestad”. Es decir, Jesús no desechó la expectativa de sus seguidores para la tan esperada restauración del reino de su ancestro David, sino que más bien la confirma implícitamente, diciéndoles claramente que la fecha para el cumplimiento de ese magno evento sólo lo sabe Dios, su Padre, y nadie más.

¿Podría alguno, después de toda esta evidencia, atreverse a decir que el reino de Dios no tiene nada que ver con Jerusalén y las naciones de la tierra? ¡No lo creo!…¡aunque no faltan los “cielo-tercos”!