LOS PERROS NO SUELEN HACER “PERRADAS” COMO LOS HUMANOS

Una bella historia, espero que les sirva …

¡Cuidado! ¡Casi tocaste ese auto de costado! Me gritó mi padre. «¿Es que no puedes hacer nada bien?»

Esas palabras me dolieron más que un golpe. Volví mi cabeza hacia el anciano sentado en el asiento junto a mí, desafiándome a contestarle. Se me hizo un nudo en la garganta, y aparté los ojos. No estaba preparada por otra pelea.

«Yo vi el auto, papá. Por favor, no me grites cuando manejo.»

Mi voz fue medida y firme,  que sonaba mucho más calmada de lo que realmente me sentía.

 Mi padre me miró furioso, después volvió su cabeza y se mantuvo callado. En casa lo dejé enfrente del televisor y fui afuera para componer mis pensamientos. Había oscuras y pesadas nubes en el cielo, prometiendo una lluvia. Un trueno distante retumbó como si fuera el eco de mi agitación interna. ¿Qué puedo hacer con él?

 Mi padre había sido leñador en el estado de Washington y en Oregon. Había disfrutado de vivir al aire libre y le gustaba medir su fuerza contra el poder de la naturaleza. Había entrado en agotadoras competiciones de leñadores, y a menudo ganaba. Los estantes de su casa estaban llenos de trofeos que probaban su habilidad.

 Pero los años pasaron implacables. La primera vez que no pudo levantar un pesado tronco, hizo una broma sobre eso; pero luego el mismo día lo vi afuera solo, tratando de levantarlo. Se volvió irritable cada vez que alguien le hacía bromas sobre estar envejeciendo, o cuando no podía hacer algo que hacía cuando era joven.

 Cuatro días antes de cumplir sesenta y siete años, tuvo un ataque al corazón. Una ambulancia lo llevó al hospital mientras el paramédico le hacía resucitación para mantener la sangre y el oxígeno circulando.

 En el hospital, lo llevaron corriendo al cuarto de operaciones. Tuvo suerte, sobrevivió. Pero algo en el interior de papá, murió. El gusto por la vida desapareció. Obstinadamente se negaba a seguir las órdenes del doctor. Las sugerencias y los ofrecimientos de ayuda eran rechazados con sarcasmo e insultos. El número de visitantes disminuyó, y finalmente cesaron. Papá quedó solo.

 Mi esposo Dick y yo le pedimos que venga a vivir con nosotros a nuestra pequeña granja. Esperábamos que el aire libre y la atmósfera de granja le ayudaran a ajustar su vida.

Una semana después de venir, ya me arrepentí de la invitación. Nada le parecía satisfactorio. Criticaba todo lo que yo hacía. Me sentí frustrada y deprimida. Pronto me di cuenta que estaba desahogando mi rabia con Dick. Empezamos a discutir y pelear.

 Alarmado, Dick buscó al pastor y le explicó la situación. El pastor nos dió citas de consejería para nosotros. Al final de cada sesión, él oraba, pidiendo a Dios que calmara la turbada mente de papá.

 Pero los meses pasaban y Dios guardaba silencio. Había que hacer algo y era yo la que lo tenía que hacer.

 Al día siguiente me senté con la guía telefónica y llamé a cada una de las clínicas mentales que había en el libro. Expliqué mi problema a cada una de las voces llenas de simpatía que me contestaron.  Justo cuando estaba perdiendo la esperanza, una de esas amables voces de repente exclamó, «¡Recién leí algo que podría ayudarla! Déjeme ir a buscar el artículo…»

 Escuché mientras ella leía. El artículo describía el sorprendente estudio hecho en una clínica geriátrica. Todos los ancianos pacientes estaban con tratamiento por depresión crónica. En todos ellos sus actitudes mejoraron en forma excepcional cuando se les dio la responsabilidad de cuidar un perro.

 Fui a la municipalidad a ver los perros ofrecidos en adopción. Después que llené un formulario, un oficial uniformado me llevó a los corrales de los perros. El olor a los desinfectantes inundó mi nariz cuando entré a las filas de jaulas. Cada una contenía de cinco a siete perros. Los había de pelo largo, enrulado, unos negros y otros con manchas que saltaban, tratando de alcanzarme. Los fui estudiando uno por uno pero los rechacé a todos por distintas razones, demasiado grande, o demasiado chico, o demasiado pelo, etc. Cuando llegué al último corral, un perro desde la esquina más alejada se paró con dificultad, caminó hacia el frente de la jaula y se sentó. Era un pointer, una de las razas aristócratas del mundo de los perros. Pero éste era una caricatura de la raza.

Los años habían puesto en su cara y hocico un poco de gris. Los huesos de sus caderas sobresalían en triángulos desiguales. Pero fueron sus ojos que atraparon mi atención. Calmados y límpidos, me observaban fijamente.

Apuntando al perro, pregunté, ¿Qué me dice de éste? El oficial miró, y sacudió su cabeza, intrigado. «El es un poco raro. Apareció no se sabe de dónde, y se sentó en el portón del frente. Lo entramos,  pensando que quizá alguien viniera a reclamarlo. Eso fue hace dos semanas y nadie ha venido. Su tiempo termina mañana». Hizo un gesto, como que no
se puede hacer nada.

Mientras las palabras entraban a mi mente, me volví al hombre con horror… «¿Quiere decir que lo van a matar?»

«Señora», dijo dulcemente, «Es el reglamento. No hay lugar para todos los perros que nadie reclama.»

Miré al pointer otra vez. Sus calmados ojos marrones esperaban mi decisión. «Lo tomaré», dije. Y manejé hasta casa con el perro sentado en el asiento delantero a mi lado. Cuando llegué a casa, toqué la bocina dos veces. Lo estaba ayudando a bajar del auto cuando papá apareció en el porche del frente… “¡Mira lo que te traje, papá!” dije entusiasmada.

Papá miró, y puso una cara de disgusto. “Si yo quisiera un perro lo hubiera buscado. Y hubiera elegido uno mejor que esta bolsa de huesos. Quédate con él, yo no lo quiero.” Agitó su brazo despectivamente y empezó a caminar hacia la casa.

El enojo creció dentro de mí. Me apretaba los músculos de la garganta y sentía latidos en las sienes. “¡Es mejor que te acostumbres a él, papá, porque se queda con nosotros!”
Papá me ignoró… “¿Me escuchaste, papá?” Grité. A estas palabras papá se volvió enojado, con sus manos apretadas a sus costados, con sus ojos entornados con odio.

Estábamos parados mirándonos fijamente como duelistas, cuando de repente, el pointer se soltó de mi mano. Fue cojeando despacio hasta mi padre y se sentó frente a él. Entonces muy despacio, cuidadosamente, levantó la pata delantera.

 La quijada de mi padre tembló mientras se quedó mirando la pata levantada. La confusión reemplazó la ira de sus ojos. El pointer esperaba pacientemente. De pronto, papá estaba arrodillado, abrazando el animal.

 Fue el principio de una cálida e íntima amistad. Papá lo llamó
Cheyenne. Juntos, él y Cheyenne exploraron el vecindario. Pasaron largas horas caminando por polvorientos caminos. Iban a las orillas de los rápidos ríos, a pescar sabrosas truchas, pasando largos momentos de reflexión. Incluso comenzaron a ir juntos a la iglesia los domingos, mi padre sentado en un banco y Cheyenne echado silencioso a sus pies.

Papá y Cheyenne fueron inseparables a través de los tres años siguientes. La amargura de mi padre se desvaneció, y él y Cheyenne hicieron muchos amigos.

 Entonces, una noche, muy tarde, me extrañó sentir la fría nariz de Cheyenne revolviendo nuestras frazadas. Nunca antes había entrado a nuestro dormitorio en la noche. Desperté a Dick, me puse el salto de cama y corrí al cuarto de mi padre. Papá estaba en su cama, con una faz serena. Pero su espíritu se había ido silenciosamente  en algún momento durante la noche.

 Dos días más tarde, mi dolor se hizo todavía más profundo cuando descubrí a Cheyenne tendido muerto junto a la cama de papá. Envolví su cuerpo en la alfombra sobre la cual siempre había dormido. Mientras Dick y yo lo enterrábamos cerca de su lugar favorito de pesca, le agradecí silenciosamente por la ayuda que me había dado para devolver a mi padre la paz y tranquilidad.

 La mañana de funeral de papá amaneció nublada y sombría. Este día se ve de la misma manera que yo me siento, pensé, mientras caminaba hacia la línea de bancos de la iglesia reservados por familia. Estaba sorprendida de ver la cantidad de amigos que papá y Cheyenne habían hecho, que llenaban la iglesia. El pastor comenzó su elogio del difunto. Fue un tributo para papá y para el perro que había cambiado su vida.

 Entonces el pastor citó Hebreos 13:2. “No dejes de dar hospitalidad a forasteros, porque haciéndolo, algunos han recibido ángeles sin saberlo.” “Muchas veces he agradecido a Dios por haberme enviado un ángel,” dijo.

 Entonces me di cuenta, y el pasado cayó todo en su lugar, completando un rompecabezas que no había visto antes: aquella amable y simpática voz que me leyó aquel artículo sobre el estudio en la clínica geriátrica.  La inesperada aparición de Cheyenne en el lugar de los perros para adopción. Su calmada aceptación y completa devoción a mi padre y la proximidad de sus muertes. Y de repente, comprendí. Me di cuenta que, ciertamente, Dios había
contestado mis plegarias en busca de su ayuda.

La vida es muy corta para hacerse dramas por cosas sin importancia, así que: 

RIE CON FUERZA, AMA CON SINCERIDAD Y PERDONA RAPIDAMENTE. VIVE MIENTRAS ESTES VIVO.  PERDONA AHORA A AQUELLOS QUE TE HACEN LLORAR. QUIEN SABE SI TENDRAS UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD.

Comparte este correo con alguien. Puede que sea de ayuda a alguien que sufre. El tiempo perdido nunca se puede recuperar.

Dios contesta nuestras plegarias a Su manera… no a la nuestra…

UN VERDADERO DILEMA PARA LOS TRINITARIOS: ¿CUÁNTOS ANCIANOS DE DÍAS PRESENTA LA BIBLIA?

Los Trinitarios suelen decir que Dios está compuesto por Tres Personas distintas que son eternas y cosubstanciales. Sin embargo, esta creencia del cristianismo «ortodoxo» contradice lo que dicen Las Santas Escrituras, las cuales sólo presentan a un solo Anciano de días, que es el Padre eterno, y ninguno más.

LA EXTRAÑA TRINIDAD «CRISTIANA»

Los 3 ancianos de días— Los «Trinotercos» enseñan que Dios está compuesto por 3 Personas distintas y ETERNAS (es decir, «coetáneas») que comparten la misma esencia. ¿Pero es posible esto?¿Pueden Existir 3  Personas divinas, que por se «eternas», son representadas por 3 Ancianos de días? (ver el dibujo de abajo)¿Habla la Biblia en realidad de 3 Ancianos de días en la corte celestial?…¿No fue acaso llevado el Hijo del Hombre ante UN Anciano de días en el cielo (Daniel 7:13)? Espero algún comentario de alguno de mis detractores «Trinotercos» con mi paciencia jobiana, porque hasta ahora, ¡»naca de la pirinaca»!

LA TRINIDAD: ¿ESTÁ COMPUESTA POR TRES ANCIANOS DE DÍAS?

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Los Trinitarios sostienen, entre otras cosas, que el Padre, El Hijo, y el Espíritu Santo son 3 personas eternas, es decir, sin principio ni fin de días. ¿Pero es posible que existan 3 Ancianos de días en la Deidad? 

Nos llama mucho la atención que el profeta Daniel mencione sólo a una persona que él la describe como el “Anciano de días”, y que recibe en su trono al Hijo del Hombre (que no se le describe como Anciano), y a quien se le da dominio, gloria, y reino. En Daniel 7:13,14, leemos: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”

Sin duda alguna este «Anciano de días» no es otro que Dios el Padre, ya que Jesús dijo que Su Padre le había dado gloria y reino (Juan 17:22). Pero si Cristo es la Segunda Persona eterna de la Trinidad, ¿no debería ser él mismo un Anciano de Días en el cielo? ¿Por qué él nunca es descrito como un Anciano de días en las visiones celestiales sino sólo como Cordero, Hijo de Hombre, Varón, etc? ¡No en balde Jesús dijo que Su Padre es mayor que él y que todos! (Juan 10:29; 14:28). Y finalmente, ¿se habla del Espíritu Santo como el Tercer «Anciano de días» en la Biblia? ¡Pues tampoco!

www.elevangeliodelreino.com

TESTIMONIO INTERESANTE DE UN EX TESTIGO DE JEHOVÁ QUE ACABA DE DEJAR LA SECTA EN CUESTIÓN

En los años de 1970 comencé a desarrollar una sed espiritual muy aguda. Empecé a estudiar la Biblia con los Testigos de Jehová y al cabo de dos años me bauticé.  Con el pasar del tiempo, fui escalando posiciones de responsabilidad o “privilegios”, llegando a ser “siervo ministerial”, “anciano”, “precursor regular” y “miembro del comité de Salones de Asambleas.”Por más de treinta años mantuve una impecable hoja de servicios con la organización de los “Testigos de Jehová”. Durante mis responsabilidades sobre la Congregación veía situaciones que se salían de lo normal y esto me molestaba pero las pasaba por alto pensando que Jehová arreglaría todo a su debido tiempo. Este “cliché” se usaba a menudo para ignorar cosas que pasaban en la Organización.

Mientras desempeñaba mis tareas con entusiasmo y dedicación, hice unos interesantes descubrimientos. Deseoso por obtener respuestas a muchas cuestiones que afectaban la vida de mis hermanos en la Congregación, empecé a investigar por mi propia cuenta sin mencionar esto a nadie. Era mi costumbre examinar los escritos bíblicos con detenimiento e imparcialidad y consideré una variedad de cosas que no encajaban. Estas investigaciones me permitieron detectar numerosas inconsistencias entre lo que enseñaba la congregación primitiva y las doctrinas de la Watchtower. Pero estas cosas no podía compartirlas con nadie, pues temía que me descubrieran, ya que mis compañeros de creencia eran más leales a la Watchtower que a mí y por eso, sólo consultaba con el Padre celestial.

A pesar de la discreción con la que sometía a prueba las enseñanzas y procedimientos de la organización WT, algunos de los ancianos  tuvieron conocimiento de mis investigaciones y me aconsejaron que dejara todo en manos de Jehová y de Jesús. Ellos se encargarían de arreglar todo lo que estuviera dañado. Trate de razonar con ellos sobre la nueva norma de las revistas y libros gratis y la carga doble que se les imponían a los publicadores de pagar por la literatura y depositar en las cajas lo que recibieran de los amos de casa. Eso equivalía a pagar dos veces por la literatura. Eso no estaba bien. Ellos me recordaron la carta que envió la Sociedad que esa era la forma que la Sociedad quería las cosas y había que hacerlo así. Yo me calmé y dejé las cosas así.También me entere más tarde acerca de una carta que ayudaría a los ancianitos y a los imposibilitados, los que no podían predicar por su condición enfermiza, ahora podían informar 15 o 30 minutos si eso era lo que podían hacer para que no aparecieran como inactivos. El propósito de esto era para cuando la Sociedad pidiera las contribuciones de las Congregaciones ($8.50 por publicador) para sufragar los gastos de los carros y Plan de Salud para los Superintendentes viajantes, debían contar los publicadores “activos” y multiplicar por $8.50 la cantidad a enviar, incluyendo a aquellos que aunque enfermitos se mantenían activos informando 15 o 20 minutos. Así obtenían más dinero. Encima de eso la Congregación debía ayudar para los gastos del Salón local, para la construcción de Salones, para mandar Betelitas a Asambleas Internacionales, para ayuda a damnificados, etc. etc. ¿Y para los necesitados dentro de la Congregación, qué? No, para eso no había ayuda, sólo lo que cada publicador pudiera hacer personalmente sin hacer colectas. Las colectas son para la Watchtower, para más nadie.  Todo eso empezó a revolotear por mi mente. Encima de eso está la cuestión de los pedófilos en la Congregación. No se informaban a las Autoridades y se mantenía al individuo dentro de la Congregación. Traté de envolver a otros para que vieran lo que estaba pasando pero me daban la espalda y me aconsejaban que dejara todo en las manos de Jehová.

El temor es una de sus mejores armas para mantener en sujeción a todos los adeptos. Cada TJ es un espía de sus demás compañeros y cualquier “irregularidad” debe ser reportada inmediatamente a los líderes que aplicarán las debidas medidas disciplinarias. Esto condujo a que fuera enjuiciado por un “comité judicial”, como se les denomina. Fui interrogado y amonestado por espacio de tres horas. Aquel Cuerpo de ancianos, “buenos y amorosos”, me culparon hasta de cosas inmorales inventadas por ellos mismos sin presentar ninguna prueba, la palabra de ellos era suficiente. Al final de la reunión, pasada la medianoche, los 4 miembros del comité, luego de intimidarme y calificarme de “apóstata”, me dieron tres días de plazo para recapacitar y “arrepentirme.” Yo estaba ya decidido a romper con la esclavitud a la secta, y ellos, a su vez, estaban resueltos a deshacerse de mí, por cuanto sabía demasiado. Eso vino a ser un martirio al grado máximo. La oficina Sucursal en Tampa, la cual me tenía en alta estima y confianza, tuvo conocimiento de mis acusaciones y también me dio la espalda. Todo vino porque criticaba la forma de la Watchtower de sacarle dinero a los pobres publicadores, la posesión de bienes materiales como si fueran una bendición de parte de Jehová y añadir y quitarle a la Biblia. A ninguno de los ancianos le importó eso, seguían fieles a esta Watchtower, la cual sólo existe para engañar a medio mundo con sus mentiras y tretas. Antes de que me expulsaran presente mi carta de disociación breve y con mucho respeto,… hice mis maletas y salí corriendo. Caer en desgracia entre los TJ es lo peor que le puede pasar a un individuo y es algo muy difícil de aceptar y asimilar, con graves consecuencias emocionales tanto para el desasociado como para los familiares que permanecen en la congregación. Sin embargo, después de un mes, (el tiempo lo cura todo), me siento bien, me siento liberado y siento que mi relación personal con Dios y con su Hijo Jesucristo está estrechándose cada vez más. Mateo 11:28-30

Israel González   

EL ANCIANO DE DÍAS Y EL HIJO DEL HOMBRE

En la Biblia se utiliza esta expresión “Hijo del hombre” y es la definición al español de la palabra hebrea ben’a.dhám misma que proviene de ‘a-dhám el cual significa humanidad.

En el Salmo 80:17 dice:

“17 Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, Sobre el hijo de hombre que para ti afirmaste.”

Yehowáh se dirige varias veces al profeta Ezequiel con la expresión “Hijo del hombre” (Ezequiel 2:1)

“1 Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.”

También en Daniel 8:17 se aplica esta designación al profeta Daniel

“17 Vino luego cerca de donde yo estaba; y con su venida me asombré, y me postré sobre mi rostro. Pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque la visión es para el tiempo del fin.”

Tal vez la aplicación de esta expresión a los profetas era para contrastar entre la fuente de los mensajes divinos a simples criaturas humanas.

Sin embargo también a Jesús se le aplicó esta designación casi una 80 veces, inclusive él para referirse asimismo se aplicó la expresión: “el Hijo del hombre” (Mateo 8:20)

“20 Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.” (Mateo 16:13-17)

“13 Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? 14 Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. 15 El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? 16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Altísimo viviente. 17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.”

Notemos en esta plática de Jesús con sus discípulos, a pregunta expresa y por analogía, el Ungido de Dios, aclara que esa expresión de hijo del hombre le aplica a su persona, tal vez también para indicar que el es de la raza humana, porque nació de una virgen judía.

A Jesús se le llamó también el hijo de David para recalcar que él era el heredero del pacto del reino que vendría a través del linaje de David (Mateo 1:1; 9:27).

El apóstol Pablo citó en hebreos 2:5-9 el salmo profético 8 que dice:

“5 Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando; 6 pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, O el hijo del hombre, para que le visites? 7 Le hiciste un poco menor que los ángeles, Le coronaste de gloria y de honra, Y le pusiste sobre las obras de tus manos; 8 Todo lo sujetaste bajo sus pies.  Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas. 9 Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia del Supremo gustase la muerte por todos.”

Explicó el apóstol Pablo claramente que para que ese salmo se cumpliera en la persona de jesús el Hijo de Yehowáh, nació humano un poco inferior a los ángeles, y en esa condición tenía que morir como todo hombre pero él era especial ya que por el poder de Yehowáh, fue resucitado con toda la gloria y esplendor de un hijo que había mostrado cabalmente su fidelidad al Padre, hasta la mismísima muerte. (Hebreos 2:8, 9, 14; Filipenses 2:5-9)

¿Tendría algún caso el que a Jesús se le aplicara varias veces la expresión: “Hijo del hombre”?

¿Tendría algo que ver con la profecía de Daniel?

Daniel 7: 9-14 que dice asi:

“9 Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. 10 Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos. 11 Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego. 12 Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo. 13 Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. 14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.”

Podemos notar que en esta visión, se ven unos tronos, un Anciano de días, se sienta para iniciar a juzgar y una persona llega en unas nubes al Anciano de días y a esta persona se le designa como a “un hijo del hombre”.

¿Quién es el Anciano de Días que se sienta a juzgar? ¿Quén es este “hijo del hombre” que se acerca al Anciano de Días en unas nubes a fin de recibir el poder de juzgar?

Inmediatamente viene a mi mente que el Anciano puede representar al Padre Yehowáh y el Hijo del hombre desde luego que representaría a Jesús quien recibe el poder para juzgar a las naciones. Inclusive, la Biblia de Jerusalén en sus comentarios sobre este Anciano de días alude que es el Padre Yehowáh, aunque la descripción que Daniel da del Anciano de días que se sienta en uno de los tronos para juzgar, es más parecido a la descripción que Juan hace de Yahushua resucitado y que le habla en el libro de revelación.

Aunque considerando los pormenores de las Escrituras, recordamos que no hay en la Biblia una descripción exacta para el Padre Yehowáh, solo se utilizan antropomorfismos para referirnos a él. En la descripción que se da del padre Yehowáh en las visiones de los privilegiados es una silueta parecida a la humana sentado en su trono, con un resplandor comparado al resplandor de las piedras preciosas, agradables a la vista y rodeado de un arcoiris que evoca una tranquilidad sin límites. Además, que existe el texto en el que dice claramente que a Yehowáh nadie le ha visto. Ante tales evidencias alguien podría concluir que el Anciano de días que se sienta a juzgar, representa a Jesús resucitado ya que aunque en las Escrituras se haga alusión que Yehowáh juzgará sabemos que esa función la hará su Hijo Jesús con sus cristianos resucitados.

Quienes interpretan que no es Yehowáh el Anciano de Días, sino Jesús, tienen que explicar entonces, ¿quién es el Hijo del hombre de esta visión viniedo en unas nubes? Bueno, ellos explican que en los versículos 18,22 y 27 se habla de un gobierno que juzga dado a los santos del Altísimo, por lo que piensan que aquí ocurriría algo inusual en la aplicación de la expresión “Hijo del hombre” para referirse a una persona colectiva, es decir a los santos del Altísimo en conjunto, como pueblo, el pueblo glorificado e ideal de Israel.

Notemos el comentario de los textos de Daniel 7:13, que hacen los traductores de la Versión católica Latinoamérica:

“Aquí, en 7:13, el hijo de hombre representa al pueblo de Israel, servidor de Dios, presente en los planes de Dios desde los comienzos del mundo, que al tiempo fijado, recibe el poder sobre todas las naciones: 7,27 …En las nubes del cielo (13). El Anciano: éste es Dios, y su pelo blanco es signo de majestuosidad. Ojalá no olvidemos que, en realidad, Dios no tiene edad….Uno como hijo de hombre (13), o sea, un hombre: este personaje misterioso figuraba en un principio a todo el pueblo de Dios (v. 27). Pero si bien Dios quería entregar su Reino a los hombres, lo entregaría de hecho en forma personal al que es modelo, el salvador y la cabeza de todos los hombres y toda la humanidad. Jesús es el hombre (Juan 19,5), o, según el modo de hablar de los judíos, el hijo de hombre.

Es cierto que Jesús hizo un pacto para un Reino con sus seguidores quienes gobernarían con la autoridad que se les ha dado como reyes y sacerdotes con él en dicho reino bajo su jefatura. (Lucas 22:28-30; Revelación 5:9,10; 20:4-6).

Pero desde luego que esa autoridad para gobernar que reciben se da solo debido a que Jesús recibió primero esa autoridad del Padre Yehowáh (revelación 2:26,27; 3:21). Por eso en la visión de Daniel, el hijo del hombre que viene con las nubes al Anciano de Días, debe ser según mi opinión, Jesús mismo recibiendo esa autoridad del Padre Yehowáh.

En Mateo 24:30 el propio Jesús dijo: “verán al hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria”. ¿Estaba aludiendo el Mesías a la profecía de Daniel 7:13,14? Desde luego que sí.

En Marcos 14:61,62 otra respuesta del mismo Cristo fue cuando el Sumo Sacerdote le preguntó si él era el Hijo de Yehowáh:

“Lo soy; y ustedes verán al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder y viniendo con las nubes del cielo”.

Estas expresiones del Mesías son claras, y no se refiere a un grupo colectivo de personas cuando utiliza la expresión Hijo del hombre, sino lo aplica a su misma persona.

La verdad no sé como lo entienden los judíos, pero yo pienso que los fariseos y saduceos si aplican a Jesús la profecía de Daniel 7:13,14 por eso le pidieron que les mostrara una señal del cielo (Mateo 16:1).

Cuando Jesús estuvo vivo como humano, se aplicó esta designación Hijo del hombre y aún después de muerto como hombre, una vez resucitado a vida espiritual por el poder de Yehowáh y ya en su posición celestial se le sigue aplicando está designación mesianica “hijo del hombre”. Así lo constata la visión de Esteban cuando vio los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la diestra de Yehowáh (Hechos 7:56).

Un punto interesante que se puede notar en las Escrituras es que el pueblo de Elohim es referido no como un Hijo del hombre, sino como una mujer. En revelación 12:17 claramente describe al pueblo de Elohim como una mujer:

(Rev. 12:17): Así entonces el dragón se enfureció contra la mujer, y se fue a hacer guerra contra el resto de sus descendientes: Los que obedecen los mandamientos del Poderoso, y tienen el testimonio de Jesús, el Ungido.

Además las Escrituras señalan que Jesús como el cordero del Altísimo tiene una esposa y ¿Quién es su esposa? Precisamente el pueblo de Elohim, lo que concuerda con la mujer descrita en Revelación 12:17

Decir enfáticamente que el Anciano de días descrito en Daniel 7:13 no es Yehowáh porque al Altísimo nadie le ha visto, no concuerda con las Escrituras, en virtud de que lo que describe Daniel en primer lugar es una visión y en su visión, Yehowáh utilizó antropormofismos para referirise a su persona. Es el mismo caso que ocurrió en la visión del profeta Ezequiel. Notemos como describe Ezequiel a Yehowáh, en su visión:

Ezequiel 1:26-28

26 Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él. 27 Y vi apariencia como de bronce refulgente, como apariencia de fuego dentro de ella en derredor, desde el aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que tenía resplandor alrededor. 28 Como parece el arco iris que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Esta fue la visión de la semejanza de la gloria de Yehowáh. Y cuando yo la vi, me postré sobre mi rostro, y oí la voz de uno que hablaba.

También Isaías describe una visión de Yehowáh sentado en su trono,

ISAÍAS 6

1 En el año que murió el rey Uzías, yo, sin embargo consegui ver a Yehowáh, sentado en un trono excelso y elevado, y sus faldas llenaban el templo.

En visiones como las de Ezequiel y Juan en Revelación, describen en el caso de Ezequiel que recibe un rollo de la mano de Yehowáh y en el caso del cordero Jesús en la visión de Juan, recibe también un rollo de la mano de Yahwéh, por lo que es clara la utilización de antropomorfismo para la designación del Altísimo Yehowáh.

Ezequiel 2:9

“9 Y miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de libro”

APOCALIPSIS 5:1,7

1 Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. 7 Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.

Por lo tanto quien se sienta a juzgar en la visión de Daniel es el Altísimo Yehowáh a quien se le describe en la visión como el Anciano de días que en otras palabras quiere decir “el Eterno” y quien se acerca sobre unas nubes a recibir la autorización para juzgar o en otra palabra, a quien se le delega la función directamente del Altísimo y a quien se designa como el Hijo del hombre, es Jesús el Ungido de Yehowáh.

Saludos cordiales

CONFESIÓN DE UN ANCIANO «TESTIGO DE JEHOVÁ»

Los recientes casos de pedófilos dentro y fuera de la organización han traído a mi memoria una embarazosa situación vivida mientras servía como anciano.

Resulta que un jovencito de unos trece años confesó a sus padres haber sido victima de abuso sexual por un miembro de la congregación cuando tenía unos 10 años de edad. Cabe notar que este joven había exhibido manierismos sugestivos de feminidad durante y después de la preadolescencia. A pesar de haber consentido en esa ocasión la conducta homosexual con este adulto, ahora su conciencia no lo dejaba en paz y reveló a sus padres lo sucedido. Los padres junto con el joven decidieron acudir a los ancianos.

Otro anciano y yo fuimos asignados a investigar la cuestión. La primera y por lo general en estos casos, ridícula pregunta fue si tenía testigos del incidente. La respuesta fue obvia. Decidimos entonces confrontar al acusador con el acusado con la esperanza de sacar a la luz la verdad. Personalmente sabía que el acusado en este caso era una persona de no muy buena reputación pero también sabía que mi opinión personal debería mantenerse fuera del cuadro.

La reunión no fue fácil. El jovencito nos dijo entre sollozos lo que pasó mientras el padre permanecía en silencio con la cabeza baja. El acusado no podía estar más fresco. El presentaba la indignación de victima ante una falsa acusación. Confiado de que no había pruebas, éste negó rotundamente la acusación. El otro anciano y yo no tuvimos forma alguna de probar una cosa o la otra. Simplemente faltaba la prueba. Siguiendo el modelo bíblico, según lo interpreta la Organización, no había nada más que hacer sino consolar al joven, quien al darse cuenta de la realidad rápidamente concluyó que el ejercicio que apenas terminaba no tenía sentido en su mente. Después de despedir al acusado, le explicamos al joven que por ser bautizado y haber confesado un pecado, ahora un Comité Judicial tenía que juzgar su situación. (Posteriormente el joven fue censurado privadamente y sus “privilegios” fueron revocados.) Parece casi paradójico que fuese juzgado por un mal el cual no podía ser probado.

Allí él yacía, desgarrado por la vergüenza que ahora se tornaba en rabia. Nos dijo: “¿Y esto es todo? ¿No van hacerle nada  a él? Le aseguramos que Jehová conocía los hechos y que nadie se salía con la suya.

Por supuesto, un detallado informe fue redactado y enviado a la sucursal y una copia, en un sobre sellado se quedó en el archivo de la congregación.

En retrospección pienso que lo que debimos haber hecho el otro anciano y yo era estimular o, como mínimo, informar al padre del joven que podía acudir a las autoridades. Estos profesionales sin duda conocen técnicas de interrogación y evaluación de carácter las cuales podrían haber sacado más del acusado que nosotros, cuyo principal objetivo era proteger a la Organización. También el visitar a algún profesional de la salud mental pudiera haber ayudado al joven. Nada de esto se sugirió. Nosotros sencillamente no estábamos entrenados ni equipados para ayudarlo.

Comparto esto con el animo de informar a los lectores de los procedimientos que se seguían en estos casos y permitirles juzgar por si mismos si estos procedimientos encajan con lo que aprobaría un Dios amoroso.

Anónimo

P.D.

Unos dos años más tarde el acusado fue hallado culpable por un Comité Judicial, del cual formé parte, en un caso de crasa inmoralidad sexual. Aproveché la oportunidad y de manera privada le pregunté sobre el incidente descrito arriba. Nuevamente negó haber estado envuelto. 

LA DRAMÁTICA CONFESIÓN DE UN TESTIGO DE JEHOVÁ ANCIANO

Estimados fans, y detractores antipáticos, no dejen de ver este vídeo en su totalidad, pues oirán el dramático testimonio de un anciano Testigo de Jehová, fiel a la Sociedad Watchtower.

http://apologista.blogdiario.com/1252619770/la-dramatica-confesion-de-un-testigo-de-jehova-anciano/

ANCIANO SE VUELVE «BILLY THE KID» POR CULPA DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ

 

 

anciano

 «Yo querer tirarme abajou a esos ungiditos del Cuerpou gobernantei de Brooklyn porquei han divididou mi hogar y mi hijita se ha hecho humou y no me visitar más…No me queida otra cousa que convertirmei en Billy the Kid»

Los extremos se tocan. Salir a matar a lo loco no es solamente cosa de jóvenes

Periódicamente sale la noticia de algún adolescente que sale armado para asesinar a sus compañeros de aula o a los pasantes en la calles.

 La culpa se la lleva en gran medida la agresividad mostrada en el Cine, la TV , los juegos de computadora y las consolas.

Sin embargo nadie puede explicar que ancianos de mas de 80 años, de pronto salgan también a matar indiscriminadamente, con motivo o sin él.

Un hombre de 82 años armado de una pistola, se presentó en un templo de Testigos de Jehová en NorWestfalia, y disparó contra todos los allí presentes.

 No se produjo una masacre porque el arma no funcionó-le faltaba aceite.

 Luego huyó en un Opel hasta que Horst (así se llama el anciano) fue detenido por un Testigo de Jehová, quien le entregó a la policía.

En el auto había cuchillos, municiones y hasta un sable de Samurai. El anciano le hecha la culpa a los Testigos de Jehová por el alejamiento de su hija, aunque su hija no tiene nada que ver con los Testigos de esa comunidad que atacó.

 En la iglesia de los Testigos de Jehová, se hallaban en esos momentos familias con niños presentes, quienes se encuentran ahora en estado de pánico y están siendo asistidos.

 

¿ES CRISTO EN VERDAD EL ANCIANO DE DÍAS?

 

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  Por el Dr. Javier Rivas Martínez (MD) 

«Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente» (Dn. 7:9).  

«Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido» (Dn. 7:13-14). 

La razón de este estudio es descartar la idea de que Cristo, el Hijo de Dios,  y el «anciano de días», el Padre, son la misma persona. Lo haremos fácilmente entendible porque asombrosamente existe la  creencia muy generalizada de que el «anciano de días» y Cristo sean la misma persona, cosa que no es verdad.   

Esta visión del profeta Daniel, traspasa los límites y fronteras de la primera venida de Jesucristo al mundo para redimirlo del pecado en su sacrificio vicario y para la proclamación el Reino de Dios venidero. La visión del profeta Daniel muestra, en primer lugar, en Dn 7:9, un «anciano de días»  vestido con «ropa blanca como la nieve», que tenía el «pelo de su cabeza como la lana limpia», y se deduce, que es «blanca», como su vestimenta. En esta visión simbólica, el «anciano  de días, representa el Dios mismo, el Padre, y su naturaleza eterna. El «vestido blanco» representa la «pureza y santidad de Dios», la «cabeza con el pelo blanco, como lana limpia», la sabiduría también sempiterna de él, su pureza absoluta. El texto a estudiar muestra que el «anciano de días», el Dios del cielo, se sienta, y ha de suponerse, en su trono, que es excelso y glorioso, como «llama de fuego, de ruedas de fuego ardiente» y que representa el  juicio ineludible de Dios y su reinado inacabable. En los textos siguientes, en el 13-14, aparece otro personaje diferente, «uno como un hijo de hombre», que fue llevado (acercado) al «anciano de días», nuevamente aquí, el Padre y Dios. A éste «como un hijo de hombre», habla el texto,  «le fue dado dominio eterno, para que los pueblos y naciones le sirvieran, y que su reino nunca sería destruido».     

Cristo enseñó en su primera venida, en una de sus parábolas, hablando de sí mismo, que él iría a un país  lejano a recibir un reino: 

« Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y volver» (Lc.19:12).  

El cielo que Cristo ascendió es alegorizado en la parábola como el «país lejano» donde legalmente recibiría del Padre, por su realeza y linaje (un hombre noble, es decir, del linaje de David su padre, véase Mt. 1:1), el oficio real y la facultad para regir el mundo, restituido en tal caso, en su futura segunda venida: «…y volver». Daniel observa en su visión «uno como hijo de hombre que le fue dado dominio eterno, que no pasará, un reino indestructible». Este personaje «como un hijo de hombre» es sin la menor duda el Cristo glorificado en su resurrección, habitando en el tercer cielo y a quien le es entregado del Padre el gobierno terrenal porque dice que «las naciones y pueblos le servirán», concordando con las palabras del Señor en Lc.19:12.  

La visión de Daniel encaja con la descripción novo testamentaria de la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo: 

 El Hijo del Hombre volverá en las nubes del cielo en gloria y poder (véase por favor: Mt. 24:30; Mr.13:26; Lc. 21:27; Ap. 1:7; 14:14). 

Cristo, el Hijo del Hombre, se sentará en su trono de gloria para reinar con sus súbditos las naciones de la tierra (véase por favor: Mt. 25: 31, 34; Ap. 2:26-27; 3:21; 19:15; 20: 4, 6).   

«Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas» (Ap.1:12-15). 

Es cierto que Cristo aparece en el visión de Juan con «cabellos blancos como la blanca lana», pero esto es un simbolismo representativo de los atributos personales de Dios a través de Cristo, una semejanza del «anciano de días» que es el Dios Altísimo por medio de Cristo (compárese con la visión del Dn. 7:9).  

Para no dejarlo a la deriva  (la insistencia, es necesaria y sumamente importante), debemos tener siempre en mente, que un personaje, específicamente, es el «anciano de días» y el otro, es Cristo, que aparece como «uno como un hijo de hombre». No hay nada que indique para hacernos considerar que Cristo, el Hijo del Hombre, sea el «anciano de días». Sería ridículo y poco sensato creerlo de tal modo. La separación entre uno y otro, como individuos, es abismal.   

Cristo, como la imagen perfecta del Dios viviente hecha hombre, refleja en la alegoría de Ap. 1:12-5: la pureza y la sabiduría eterna de Dios (cabeza con cabello blanco, como blanca lana, como nieve); a Dios como el juez justo (ojos como llama de fuego); a Dios como Rey inconmovible (sus pies semejantes al bronce bruñido); la infinita autoridad de Dios (voz como estruendo de muchas aguas).  

Espero, de todo corazón, que este estudio sea de bendición para aquellas personas de mentes abiertas que anhelan conocer este aspecto importante de la célica verdad.  

Amén.