LOS POBRES DE ESTE MUNDO ESTÁN LLAMADOS A SENTARSE EN LUGARES DE HONOR CON PRÍNCIPES EN EL REINO VENIDERO DE DIOS

El Señor ha elegido a los pobres de este mundo

Santiago 2:5:

Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los POBRES de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?

 El llamado de los pobres este por el evangelio 

Lucas 7:22:Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los POBRES es anunciado el evangelio

Lucas 4:18:El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los POBRES; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos. 

2ª Tesalonicenses 2:1 “A lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.”  

Los pobres heredarán el Reino de Dios

Lucas 6:20: Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los POBRES, porque vuestro es el reino de Dios.

 Santiago 2:5:

Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los POBRES de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?  

Los pobres de este mundo se sentarán con príncipes y heredarán un sitio de honor. 

En Samuel 2:8, tenemos una parte de la oración de Ana, la mamá de Samuel. “Él levanta del polvo al pobre y del muladar exalta al menesteroso, para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor. Porque de Jehová son las columnas de la tierra y él afirmó sobre ellas el mundo.”

LA VERDAD BÍBLICA ACERCA DE…LAS PROMESAS A ABRAHAM

 

El apóstol Pablo en 2 Timoteo 3:15 recalcó la valor de «las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús», mientras que a los discípulos de Galacia declaró: «Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio DE ANTEMANO la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti todas las naciones serán benditas» (Gálatas 3:8). Ud. notará que en el tiempo en que Pablo pronunció estas palabras, ‘la Escritura’ a la que él se refería, era el Antiguo Testamento como nosotros lo conocemos en el presente, o las Escrituras judías.

Acudimos también a Isaías, quien, cuando estaba escribiendo acerca de la infalibilidad y certeza del plan de Dios, fue inspirado por el Padre para que escribiera: «Yo soy Dios […], que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho, que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero» (Isaías 46:9-10).

EL EVANGELIO

Claramente discernimos por los versículos ya citados, que el evangelio, considerado a menudo sólo como un mensaje del Nuevo Testamento, se predicó en realidad originalmente a Abraham. SI, el evangelio que trasmitía las BUENAS NUEVAS de Dios acerca del reino de Dios en la tierra, aunque originalmente se predicó a Abraham y sus descendientes naturales (israelitas/judíos), había de tener un efecto de mucho más alcance. «Y haré de ti una nación grande» (Génesis 12:3). El apóstol Pablo confirmó la extensión de la promesa, diciendo en Gálatas 3:14: «Para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles». Y luego añade: «Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, LA CUAL ES CRISTO» (Gálatas 3:16, citando a Génesis 22:18).

¿POR QUE A ABRAHAM?

Para hallar la respuesta a esta pregunta, miraremos las referencias acerca del carácter de Abraham, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Dios había instruido a Abraham (Abram): Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré» (Génesis 12:1). ¡Esa fue toda una petición! Sin embargo, Dios, con su presciencia, reconoció que Abraham era un hombre de fe. La respuesta de Abraham fue tal que fue identificado como un «amigo de Dios» (Isaías 41:8; 2 Crónicas 20:7; Santiago 2:23), y además, «creyó a Jehová, y le fue contado por justicia» (Génesis 15:6; Santiago 2:23).

LAS PROMESAS

Volvemos a Génesis 12:2-3: «Y haré de ti una nación grande […], te bendiceré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra». en el transcurso del tiempo desde los días de Abraham, el escritor de los Hebreos declaró: «Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió […] y habitó en la tierra prometida» (Hebreos 11:8-9; véase también Hechos 7:4-5).

LA TIERRA PROMETIDA

Subsiguiente a las promesas hechas en Génesis 12:2-3 y en otros pasajes, y a la obediencia de Abraham según se cita en Hebreos 11:8-9, podemos refrescar nuestro conocimiento de la Biblia acerca de la ‘tierra prometida’, la que está demostrando ser un motivo de contención incluso en nuestros días a principios del siglo XXI.

Génesis 12:5-7 — «A tu descendencia [de Abraham] daré esta tierra».
Génesis 13:14, 15, 17 — «Toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre […]. Levántate, vé por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré».
Génesis 15:18-21 — «A tu descendencia [de Abraham] daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates».

UNA NACION GRANDE

En la opinión de mucha gente, Israel no ha llegado aún a ese estado, ni nunca llegará. Sin embargo, en parte puede decirse desde una perspectiva bíblica, que los descendientes naturales de Abraham lo han logrado, por cuanto está escrito en Deuteronomio 26:5 que «un arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió a Egipto y habitó allí con pocos hombres, y allí creció y llegó a ser una nación GRANDE, FUERTE Y NUMEROSA». El profeta Zacarías, refiriéndose a un tiempo aún futuro, escribió: «Así ha dicho Jehová de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de las naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros» (Zacarías 8:23).

El profeta Miqueas, escribiendo en Miqueas 4:1-2, acerca de los «postreros tiempos», revela el ascendiente final de Israel: «Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová».

HEREDEROS DE LA TIERRA–

LOS DESCENDIENTES NATURALES

Debido a que Abraham tuvo dos líneas de descendientes, es importante entender por medio de CUAL de esas dos líneas había de surgir las bendiciones prometidas. Dios dio a conocer a Abraham que «en Isaac te será llamada descendencia» (Génesis 21:12). Para enfatizar esto, las promesas le fueron repetidas a Isaac (Génesis 26:1-5), y, a su vez, a Jacob (Génesis 28:2-4).

Jesucristo, reprendiendo severamente a ciertos seguidores díscolos, dijo, presentando el tema de la resurrección: «Cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos» (Lucas 13:28). El escritor de los Hebreos señaló que muchos ‘nobles’ del pasado «conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos [por los ‘ojos de la fe’], y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra» (Hebreos 11:13). Dios eligió a los israelitas (judíos) para que fueran «mi hijo, mi primogénito» (Éxodo 4:22-23).

JESUCRISTO Y LAS BENDICIONES

PARA TODAS LAS NACIONES

Todo estudiante de la Biblia debe estar consciente de que las Escrituras afirman claramente que «la salvación viene de los judíos» (Juan 4:22), siendo esta una referencia a Jesucristo como Mesías y Salvador. El efecto de trasmisión de las promesas a Abraham ha de producirse por medio de Jesucristo, identificado como la SIMIENTE DE ABRAHAM en Mateo 1:1.

Jesucristo y los apóstoles predicaron el evangelio a los descendientes naturales de Abraham (Mateo 10:5-7; Hechos 3:25-26), antes de que emergiera la total trascendencia, cuando los gentiles (todas las naciones) habían de estar incluidos en el plan de salvación de Dios. «He aquí, nos volvemos a los gentiles» (Hechos 13:46).

El apóstol Pablo señaló que antes de la admisión de los gentiles, estos «estaban sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, SIN ESPERANZA Y SIN DIOS» (Efesios 2:12-13).

Pablo, además, en Gálatas 3:27-29, revela el camino. «Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, DE CRISTO ESTAIS REVESTIDOS […]. Y si sois de Cristo, ciertamente LINAJE DE ABRAHAM SOIS, Y HEREDEROS SEGUN LA PROMESA