HENRY KILLINGER ANUNCIA LA GRAN GUERRA

 

 PD :  Lo vengo diciendo…y ahora me da la razón con sus palabras Henry

Kissinger…. que la capital del Nuevo Orden Mundial quieren que sea Israel…. unos EEUU de Isra Hell !!

Recuerda….

 Después de todo esto… qué quedará.. ???

Los EEUU de Isra Hell !!! donde será la capital del Nuevo Orden Mundial… !

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MIS SITIOS WEB EXCLUSIVOS SOBRE EL TEMA DEL REINO DE DIOS

¡Wou, mami!…¡qué lindo etán etos blos de Apologita!

…no hay duda alguna de que todos aquellos que son como niños entrarán en el reino de Dios!

Estimados amigos que nos visitan asiduamente:

 Les informo que mi sitio web pagado www.elevangeliodelreino.org, ahora finalizará con “com»  www.elevangeliodelreino.com. Así que pueden acceder ahora a este nuevo enlace, y tenerlo entre sus favoritos, si así lo creen conveniente. 

También les recuerdo que pueden visitar mi blog exclusivo sobre el Reino de Dios en:

www.eladaliddelaverdad.over-blog.es

Así que ya cuentan ustedes con estos dos nuevos sitios para que los den a conocer a sus amigos y conocidos, para que también ellos puedan conocer el mensaje central de Cristo que es el reino de Dios, el evangelio salvador que debe ser proclamado a todas las naciones como testimonio antes de que Su Majestad, el Señor Jesucristo, regrese a este mundo en persona para regirlo con vara de hierro (Mateo 24:14; Lucas 9:60-62; Romanos 1:16). 

Finalmente,  ustedes también pueden visitar mi otro blog exclusivo sobre la doctrina de la Trinidad en el siguiente enlace:

www.detrinitatiserroribus.over-blog.es

Su servidor,

Apologista

LOS JUDÍOS NO MALINTERPRETARON LA ENSEÑANZA DEL REINO DE JESÚS

Evangelistas y evangelios incompletos

Los evangelistas de hoy nos sorprenden mucho cuando evangelizan al mundo con un anuncio que no es completamente el evangelio original que debe ser proclamado para salvación. Y es que en realidad los “moribundos” espirituales están recibiendo de los “evangelistas” la mitad de la dosis curativa—¡más no la totalidad!

Sí, la gran mayoría de predicadores se han olvidado, o pero aún, ignoran por completo, que el remedio o dosis completa de salvación es Cristo mismo y su reino de justicia, el anuncio o buenas nuevas que él vino a proclamar por encargo de Su Padre y que nosotros debemos igualmente aceptarlo y “recetarlo” a otros (Mt. 24:14). Pareciera que simplemente las biblias de estos predicadores no contienen el verso 43 de Lucas 4, o que éste no dice lo que verdaderamente dice, sino algo muy distinto. ¿Pero por qué tanto descuido de este pasaje tan crucial de la Biblia? ¿Es que acaso es tan complicado entenderlo e interpretarlo? 

Si usted se toma el tiempo para escuchar a cualquier destacado evangelista radial y/o televisivo, usted notará inmediatamente que su prédica es Cristo y el llamado al arrepentimiento para obtener la salvación. Aparentemente está perfecto, pero no fue así cómo Jesús ordenó a los suyos predicar. Lo primero que hizo Jesús es mandar a sus apóstoles a predicar el reino de Dios por todos los pueblos y aldeas del país, y luego a llamar a la gente a la reconciliación con Dios para poder así participar de aquel reino esperado y conocido por ellos, el cual iban proclamando su cercanía. Es decir, Jesús vino a traer esperanza al mundo, esperanza de salvación a través de su mensaje del reino, el cual sería una especie de “carnada” para atraer a millones de «peces» a su gran red (iglesia). Esa carnada sabrosa que es el reino de Dios, no sólo atraería a judíos, sino también a gentiles, es decir, a toda clase de personas. Hoy, difícilmente un pescador puede usar una carnada para atraer todo tipo de peces, pero el evangelio del reino es una carnada muy sabrosa y seductora para atraer a potenciales peces de todos lados del mundo para el Señor Jesucristo. 

Desafortunadamente, la gran mayoría de evangelistas usan una «carnada» equivocada, y aunque estos pescadores atrapan muchos peces desprevenidos con sus «cebos» engañosos, estos no serán del agrado de Cristo porque resultaron ser bagres o pescados de poca calidad para el paladar. 

Dice en Mateo 13: 47 «Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; 48. y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera«.

Jesús no cambió la promesa del Reino a los Judíos 

Fíjense ustedes que Jesús inició su ministerio predicando el reino de Dios, y a éste anuncio él lo llamó muy claramente “El Reino de Dios” (Mr. 1:1,14,15). Ahora bien, Jesús no dio mayores explicaciones de lo que éste era a sus paisanos judíos, y la razón es muy simple, porque sus paisanos ya sabían perfectamente lo que Jesús quiso decir por «el Reino de Dios». Siendo esto así, ¿por qué los teólogos de hoy quieren darle un significado distinto del que tiene en realidad?  ¡Reflexione y no se deje engañar! Si Cristo hubiera aparecido en su tiempo para predicarles a sus paisanos un reino «espiritual» en el “corazón de los fieles”, o un reino que es sinónimo del “cuerpo místico de Cristo”, ¿lo hubieran entendido los judíos? ¡De seguro que no! Pero Jesús NO vino a cambiar lo que antes había prometido Dios a sus fieles de antaño, sino a confirmar todas las promesas hechas a los padres (Rom. 15:8). 

Así que si Jesús vino a confirmar las promesas hechas a los padres, Abraham, Isaac, Jacob, y David, no tenemos porqué nosotros cambiar lo que Cristo confirmó y no cambió en absoluto. Es por eso que es muy importante que nos mantengamos firmes en las promesas antiguas, y no pretendamos con sutiles argucias cambiar lo que se prometió, espiritualizando o alegorizando las promesas. 

Desafortunadamente, Agustín de Hipona no entendió esto y procedió con su lúcida mente a trocar el verdadero sentido del reino con una interpretación ingeniosa, pero completamente engañosa, de un “reino eclesiástico” presente en la tierra. Hoy, incluso, algunos grupos protestantes han caído bajo el embrujo de Agustín, y se contagiaron con este presente “reino eclesiástico” en la tierra (la iglesia). Pero estos predicadores no entienden que Cristo le prometió a sus seguidores DARLES UN REINO… ¡no una iglesia! (Lc. 13:32).

El Cielo por el Reino

Otro gran grupo de Cristianos sostiene que el reino de Dios, o también llamado “el reino de los cielos”, es el cielo mismo, donde supuestamente reinaremos con Cristo para siempre. Sin embargo, el hecho que el reino es DE LOS CIELOS, no significa que el reino es EN los cielos. ¿Comprende la diferencia? ¡Pero hay algunos que aún les cuesta entender esta simple verdad!  

En el NT vemos que un ángel DEL CIELO vino a la tierra para fortalecer a Jesús. Es decir, aquí tenemos un ejemplo de algo que es DEL CIELO pero que bajó a la tierra para cumplir una función encomendada (Lc 22:42,43). Asimismo, el reino de Dios es DE LOS CIELOS, pero se establecerá en la tierra para cumplir su función.  Nuevamente lo repito: el hecho de que este reino es DE LOS CIELOS no significa que será un reino EN los cielos,  sino, más bien, QUE ES DE DIOS, o que LE PERTENECE A ÉL! Nosotros, por ejemplo, ya no somos de este mundo, sino del cielo, o de Dios; SIN EMBARGO, PERMANECEREMOS EN ESTA TIERRA (ver 1 Juan 4:5,6; Mateo 5:5).

Los Apóstoles tampoco malinterpretaron el reino

En Hechos 1:3,6,7 los apóstoles le hacen a Jesús una última pregunta crucial antes de su partida al Padre, y que resume– a mi juicio— toda la esperanza apostólica. Sí, en esa última pregunta está concentrada toda la esperanza apostólica, la cual el cristianismo de hoy parece ignorarla por completo debido a sus profundos prejuicios contra los judíos.

Algunos teólogos destacados, pero infortunadamente ciegos debido a sus prejuicios, han querido convencernos de que los apóstoles no entendieron la naturaleza del reino después de tres años y medio de instrucción por parte de Jesús. ¿Pero podría alguno suponer que Jesús fracasó en su tarea de evangelización?¿Predicó Jesús un reino que dejó KO a sus seguidores más cercanos? ¡No lo creo ni por un segundo!

En esa siguiente diálogo que anotamos a continuación, ustedes podrán analizar la pregunta de los discípulos, y la respuesta del Maestro, y luego ustedes sacarán sus propias conclusiones, a ver si coinciden con las mías:

Hechos 1:6 “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? 7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”.

Conclusiones:

1.- Los discípulos le preguntan a Jesús si el reino sería restaurado a Israel en sus tiempos.

2.- Jesús NO reprende a sus discípulos por la pregunta que ellos le formularon, y que algunos teólogos modernos injustamente han considerado como necia y errada, porque éstos han dado por sentado que el reino nada tiene  que ver con los judíos.

3.- Jesús implícitamente acepta como válida y oportuna la pregunta de sus seguidores, pero les responde que el tiempo para la tan anhelada restauración del reino a los judíos, y a Israel, sólo lo sabe Dios.

Dicho esto, les dejo a ustedes la tarea de sacar sus propias conclusiones, y decidan si en verdad los discípulos estaban errados pensando en una futura restauración del reino a Israel o no.

Dios los bendiga.

www.elevangeliodelreino.com

www.eladaliddelaverdad.over-blog.es

 

AVISO URGENTE

Estimados amigos:

Por motivos de salud me veo forzado a aparecer sólo por momentos en éste y otros blogs hasta lograr mi plena recuperación física, si así Dios lo quiere. Mientras tanto les pediría que me ayuden con sus oraciones, sabiendo que las plegarias de los justos pueden mucho.

Les informo que hace cuatro años casi que vengo trabajando en este blog y en otros más que ustedes ya conocen bien, y más de 30 años escribiendo artículos, muchos de los cuales ya están subidos en mis blogs para vuestra lectura, si así lo desean.

Hasta la fecha, este blog tiene más de 6,100 artículos sobre profecías, noticias mundiales, enseñanzas y comentarios bíblicos, especialmente sobre la Persona de Dios y de Su Hijo, la Parusía del Rey Jesucristo y de su reino futuro en la tierra.

Ya saben que cuentan además con mis siguientes sitios web:

www.elevangeliodelreino.com

www.eladaliddelaverdad.over-blog.es

www.detrinitatiserroribus.over-blog.es

www.apologista.blogdiario.com

www.retornoalparaiso.blogspot.com

Que el Señor les continúe bendiciendo a través de nuestros sitios web.

Muchas gracias,

Su servidor,

Apologista

JESUCRISTO: EL PORTADOR DEL ÚNICO MENSAJE SALVADOR—¿ESTÁ USTED SEGURO DE QUE LO CONOCE?

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista) 

El amor de Dios por el Mundo

Todos sabemos que de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios…Porque el que Dios envió, LAS PALABRAS DE DIOS HABLA; pues Dios no da el Espíritu por medida. El que CREE EN EL HIJO (es decir, en él como el Cristo y en su mensaje del reino) tiene vida eterna; pero el que REHUSA CREER en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. (Juan 3:16-18,34, 36).

Cuando uno examina estos versículos inmediatamente concluimos que Dios amó tanto al mundo que mandó a Su propio Hijo unigénito, para que todo el que en él crea, no se pierda más tenga vida eterna. Esto quiere decir que creer en el nombre o en la persona del unigénito Hijo de Dios, quien habló las palabras de Su Padre (empezando con su mensaje del reino) da vida al mundo. Así que todo aquel que rehúsa creer en el Hijo, es decir, en su Persona como el Cristo de Dios, y en las Palabras que él trajo del Padre (como Su mensajero), será condenado.

Jesús revela el mensaje o las Palabras del Padre para Salvación

Jesús dice: “Al que oye MIS PALABRAS (¡que son de Su Padre!), y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo» (Juan 12:47). Estas palabras del Padre eran (…y son) un singular anuncio que Jesús proclamó al mundo como Su mensajero predilecto. Este vocablo “anuncio“ o “proclama” lo encontramos en el libro de Juan, que dice: “Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él; para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a NUESTRO ANUNCIO? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?» (Juan 12:37,38). En Hechos leemos también:Dios envió MENSAJE a los hijos de Israel, ANUNCIANDO el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos” (Hechos 10:36). Así que Jesús fue un mensajero del Padre, el Portador de Buenas Nuevas de gozo y salvación para el mundo, el único remedio salvador que es llamado: El evangelio de la paz o también “LA PALABRA”.

El Evangelio de la Paz es el mensaje del Reino de Dios

En Lucas 4:43 el propio Jesús definirá su mensaje de este modo: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el EVANGELIO DEL REINO DE DIOS, PORQUE PARA ESTO HE SIDO ENVIADO”. Es más que evidente que el anuncio o mensaje de Cristo es lo que se conoce como “la Palabra de Dios”. Y la palabra de Dios para el mundo es el reino de Dios, el evangelio salvador que debemos creer y proclamar.

El mismo Jesús, en la parábola del sembrador, llama al reino, “la palabra”. Dice así Jesús: “Cuando alguno oye LA PALABRA DEL REINO y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino” (Mateo 13:19).

En Marcos 1:1,14,15 vemos a Jesús cumpliendo su misión como mensajero o proclamador del mensaje o la palabra: “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS, y diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; ARREPENTÍOS, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15).

Y en Lucas 8:1,2; 9:1,2 veremos que Jesús encomendó a sus propios seguidores a predicar este mismo mensaje salvador que es el reino de Dios, e incluso a muchos otros que no eran necesariamente sus apóstoles (Lc 9:60-62).

El apóstol Pablo imitó a Jesús anunciando el mismo mensaje

En el libro de los Hechos vemos a Pablo predicando el reino de Dios tanto a sus paisanos fuera de la tierra prometida como a los gentiles.

Hechos 14:22: confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el REINO DE DIOS.

Hechos 19:8: Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del REINO DE DIOS.

Hechos 20:25: Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el REINO DE DIOS, verá más mi rostro.

Hechos 28:23: Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el REINO DE DIOS desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas.

Hechos 28:31: predicando el REINO DE DIOS y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.

La necesidad de “renacer” para ver y entrar en el reino

El Señor Jesucristo le dijo a Nicodemo que era necesario que él “volviera a nacer” para entrar en el reino de Dios. Y este renacimiento tenía que ver con el bautismo para el perdón de los pecados y la recepción del Espíritu Santo (Juan 3:3,5). Pero nadie puede entender el significado del bautismo sin entender primero la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. El bautismo, sin duda, es morir con Cristo y resucitar para una nueva vida en el reino. Por eso es que es de suma importancia creer en la obra vicaria de Cristo y aceptarla por la fe. Esta también es la razón por la cual Pablo dice que lo primero del evangelio es creer que Cristo murió por nuestros pecados, y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día ante muchos testigos, puesto que este maravilloso evento GARANTIZA nuestra propia futura glorificación en el reino venidero. Pablo estaba convencido de que si Cristo no hubiese triunfado sobre la muerte, VANA SERÍA NUESTRA FE EN EL MENSAJE SALVADOR (Leer todo 1 Corintios 15).

Así que no sólo basta creer en el reino de Dios…¡también es necesario creer que Cristo murió por nosotros, que fue sepultado, y que resucitó de la tumba al tercer día para darnos vida en su reino. Es por eso que el evangelista Felipe bautizaba sólo aquellos que habían creído en dos cosas fundamentales: el reino de Dios, y el nombre o en la persona de Jesucristo como el Cristo e Hijo de Dios, y por supuesto, en su muerte, sepultura y resurrección al tercer día (Ver Hechos 8:12).

El “QUÉ” y el “CÓMO” del evangelio completo

El evangelio completo de Cristo es el “Qué” y el “Cómo” de la salvación. El QUÉ es la meta del reino de Dios y el CÓMO  es  la fe en la muerte, sepultura y resurrección al tercer día de Cristo). Esto mismo imitaron Felipe y Pablo ante los gentiles (Hechos 8:12; 28:23,30,31). El “QUÉ” y el “CÖMO” constituyen su evangelio completo. Lo que quiero decir es que Jesús anunció una meta para el cristiano que él la llamó EL REINO DE DIOS,  y el medio por el cual podemos entrar en él es a través de la fe en su obra vicaria en la cruz y  en su resurrección gloriosa al tercer día. Estos dos puntos hacen el evangelio completo o el anuncio salvador del Padre que todos debemos creer.

Muchos evangelistas predican el “CÓMO” de la salvación, pero no el verdadero “QUÉ”. En otras palabras, ellos anuncian que Cristo murió por nuestros pecados, que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, pero cuando se trata de lo QUE obtendremos por esa fe, la cosa se torna obscura.  

 ¿Cuántos hoy se han bautizado habiendo creído en el  verdadero reino de Dios y en el nombre de Jesucristo? ¡Muy pocos! Definitivamente muchos se han bautizado habiendo creído efectivamente que Cristo murió por ellos, que fue sepultado y que resucitó al tercer día, pero cuando se trata del reino, ¿qué es lo que han creído del reino? Aquí empieza el problema, pues muchos cristianos ni siquiera saben qué es el reino de Dios, y los que afirman creerlo, lo creen mal, o de una manera que Cristo jamás lo hubiera enseñado. ¿Acaso una esperanza distinta no es un evangelio falso? ¡Claro que lo es! Y ya sabemos lo que dice Pablo de los evangelios espurios o trucados (Gál. 1:6-9).  El asunto es realmente serio, y no es para tomarlo a la ligera. Un evangelio falso no salva, pues sólo hay un anuncio salvador, y ningún otro más.

¿ES CRISTO MISMO EL EVANGELIO QUE DEBEMOS PROCLAMAR?

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Hay gente que dice que yo he cambiado el evangelio de Cristo, al estar enseñando el reino de Dios y no a Cristo. Es decir, lo que pretenden decirnos nuestros detractores es que el verdadero evangelio es Cristo mismo y no su mensaje del reino.

Predicando a Cristo

Los evangélicos presentan unos textos para señalar que el evangelio predicado por los primeros cristianos era “Cristo” mismo, lo cual nos resulta extraño, ya que Cristo mismo dijo que él fue enviado a predicar  el evangelio del Reino de Dios y no su persona como tal (Lc. 4:43, Mr. 1:1,14,15). He aquí los pasajes en que usan nuestros detractores para “demostrarnos” que Cristo mismo era el evangelio:

1. Hechos 8:5: Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les PREDICABA A CRISTO.

2. Hechos 9:20: En seguida PREDICABA A CRISTO en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios.

Pero observemos que aquí se dice que se predicaba a Cristo, pero ojo que no se dice que Cristo mismo era el evangelio.

Predicando el evangelio de Cristo

En otros momentos veremos que Pablo predicaba el “evangelio de Cristo” como un sinónimo de “predicar a Cristo”, lo cual ha hecho suponer a muchos que Cristo es el evangelio, lo que es totalmente falso.  He aquí los pasajes:

1. Romanos 15:19: con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del EVANGELIO DE CRISTO.

2. Romanos 15:29: Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del EVANGELIO DE CRISTO.

3. 1 Corintios 9:12: Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al EVANGELIO DE CRISTO.

4. 1 Corintios 9:18: ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el EVANGELIO DE CRISTO, para no abusar de mi derecho en el evangelio.

5. 2 Corintios 2:12: Cuando llegué a Troas para predicar el EVANGELIO DE CRISTO, aunque se me abrió puerta en el Señor,

6. 2 Corintios 9:13: pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al EVANGELIO DE CRISTO, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos;

7. 2 Corintios 10:14: Porque no nos hemos extralimitado, como si no llegásemos hasta vosotros, pues fuimos los primeros en llegar hasta vosotros con el EVANGELIO DE CRISTO.

8. Gálatas 1:7: No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el EVANGELIO DE CRISTO.

9. Filipenses 1:27: Solamente que os comportéis como es digno del EVANGELIO DE CRISTO, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

10. 1 Tesalonicenses 3:2: y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el EVANGELIO DE CRISTO, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe,

¿Qué se entiende por el evangelio de Cristo? ¿Acaso que Cristo es el evangelio?  Pues no, ya que si el evangelio de Cristo es Cristo mismo, entonces el evangelio de Pablo es Pablo mismo. Recuerde que Pablo usó en varías ocasiones la frase  «mi evangelio» (Rom. 2:16; 16:25; 2 Tim. 2:8), lo que significa que el evangelio es  «el evangelio de Pablo». ¿Pero creerá alguno que Pablo mismo era el evangelio? ¡No lo creo! El evangelio de Cristo como el evangelio de Pablo proclamaba el mismo mensaje del Reino, sin variación alguna. He aquí la prueba:

Marcos 1:14: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio dEL REINO DE DIOS

Hechos 19:8: Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del REINO DE DIOS.

Es cierto de debemos predicar a Cristo, así como debemos predicar  la resurrección, la condenación de los impíos, el arrepentimiento de los pecados, etc; pero eso no quiere decir que el evangelio sea expresamente Cristo, la resurrección de los muertos, la condenación de los impíos, o el arrepentimiento. El único y singular evangelio, les guste o no a nuestros detractores, es el evangelio del reino de Dios, las buenas noticias de un gobierno justo en la tierra en la persona del Mesías.

 Sin embargo, sería bueno que se revise Lucas 4:43, en donde Jesús es claro al decir que fue enviado para anunciar el evangelio del reino de Dios. Esto significa que el mensajero no era el mensaje, sino el portador del mensaje de Dios para los hombres concerniente a algo que él llamó «el reino de Dios». 

Sí, mis amigos, Jesús vino al mundo para predicar el reino de Dios, y fue lo primero que hizo cuando comenzó su ministerio (Marcos 1:1,14,15) y también lo último (Hechos 1:3). Ustedes notarán que en ningún momento Jesús comenzó a hablar de su persona y diciendo que él era el evangelio salvador que debía ser creído para ser salvos. El dijo «Creed en el evangelio», más no dijo que creyéramos que él era el evangelio, sino el reino que introdujo. El evangelio que Jesús quería que creyéramos era definitivamente el reino de Dios (Mr. 1:1,14,15).

Mientras tanto, y a pesar de la resistencia al evangelio del reino, los siervos fieles están esforzándose a dar a conocer este mensaje de esperanza de un gobierno justo a todas las naciones a través de este magnífico medio, sin contar con otros que son igualmente eficientes o eficaces.

Estoy convencido de que lo que la gente llama «tardanza de su venida» no es otra cosa que nuestra tardanza de predicar el evangelio verdadero al mundo habitado, es decir, la Buena Nueva del reino de Dios. Y mientras los cristianos no entiendan la importancia de dar a conocer este mensaje al mundo, Jesús no volverá con la presteza que quisiéramos todos (Mat. 24:14).

ANUNCIO DE LA NASA: ¿SORPRENDIDO? ¿DECEPCIONADO?

Publicado por Percy

Por motivos laborales no pude ver la transmisión en vivo de la conferencia que iba dar la NASA sobre este «hallazgo» revelador sobre la existencia de vida en otro planeta. Es más, confieso que ni siquiera pude seguir las actualizaciones de distintas páginas web sobre el tema. Sin embargo, hoy he visto algunos de esos titulares y la verdad es que me desilucioné un poco. Es que no esperaba ver titulares tipo: «Anuncio de la NASA: hay una nueva forma de vida en la Tierra que puede metabolizar el arsénico» (El Comercio de Perú), «NASA descubrió una nueva forma de vida en la Tierra» (La Nación – Aldea Global), entre otras. En resumen, al parecer el gran hallazgo de la NASA fue el descubrimiento de una bacteria que es capaz de vivir del arsénico, cuando lo que hasta ahora se pensaba es que cualquier organismo vivo solo podía existir sobre la base de seis elementos: carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, fósforo y azufre.

En fin, quizá sea un anuncio emocionante para los científicos pero no sé si para la gente que es seguidora de lo que se puede pensar de «vida extraterrestre», esta noticia habrá cumplido todas sus expectativas. Para mí, ya lo he dicho, la noticia fue algo decepcionante, pero quizá es porque sólo soy periodista y no un astrobiólogo, pero como buen periodista, me gustaría mucho conocer la opinión de los que siguen este blog así que bueno, me gustaría mucho conocer sus reacciones al leer esta noticia, que por lo menos para mí, fue sumamente esperada.

En resumen ¿Esta noticia cumplió tus expectativas? ¿Crees que, como muchos escépticos dicen, no fue más que una cortina de humo? Gracias por tus comentarios.

Fuente:

www.expedienteoculto.blogspot.com

LAS BUENAS NOTICIAS DE JESUCRISTO

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Texto que usted debe memorizar: «Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio (Las Buenas Noticias) del reino de Dios, porque para esto he sido enviado« (Lc. 4:43).

Jesús es el Mensajero de Dios:         

          En Lucas 4:43 Jesús revela a sus seguidores la razón por la cual él fue enviado por Su Padre al mundo. Millones de cristianos han pasado por alto o ignorado este pasaje lucano. Son las mismísimas palabras de Jesucristo, quien dice: “…es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado”. ¿Notó lo que dijo Jesús? Él dijo que fue enviado para anunciar el reino de Dios. Él vino a proclamar un mensaje glorioso para todos los pueblos y naciones de la tierra, nunca antes predicado por hombre alguno. (Ver Hechos 10:36). A este reino de Dios Jesús lo llamó: “El evangelio”. Jesús luego dirá que el mensaje que predicarán sus verdaderos seguidores será: El Evangelio del Reino de Dios. Veamos lo que Jesús dice en Mateo 24:14: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”.

          Ahora bien, la pregunta más común que cualquier estudioso de la Biblia se hace es ésta: ¿Qué quiere decir la Biblia con la palabra “evangelio”? Y es que esta palabra es muy común en todo el Nuevo Testamento, pues ella aparece más de cien veces. En Marcos 1:1 el evangelista Marcos comienza diciendo: “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios”. En el versículo 15 Marcos informa que Cristo exigía a sus oyentes a que se arrepintieran y creyeran en el evangelio. Pero antes de responder qué es el evangelio, examinemos primero la importancia que tiene dicho evangelio para el hombre.

La Importancia del Evangelio de Jesús:

        Es hora que los cristianos conozcan el verdadero evangelio de Cristo—¿por qué? ¡Porque trae salvación! Leamos lo que dice Pablo en Romanos 1:16: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente y también al griego”. También leemos algo similar en Efesios 1:13, donde el apóstol Pablo dice: “…el evangelio de vuestra salvación y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu de la promesa.” Jesús vino a dar sentido y propósito a nuestra efímera existencia. Lo sorprendente es que millones de cristianos nominales no tienen ni la más mínima idea de lo que es el evangelio de Cristo. San Pablo dice que el evangelio tiene poder para salvar si lo creemos de verdad. Pero nadie puede creer o aceptar algo que no comprende, por tanto, nuestra misión será hacerle entender de qué se trata ese singular evangelio (=buenas noticias) de Jesucristo. Vea también Apocalipsis 12:10, en donde descubrirá que la salvación, el poder, y el reino, vienen juntos. Es evidente que la salvación es entrar al reino, y entrar al reino es ganar la vida eterna (Escudriñar Mateo 19:16-25). Concluimos entonces que la salvación, el reino, y la vida eterna, caminan de la mano.

Entendiendo el Evangelio de Jesucristo:

         Pues bien, siendo que evangelio significa literalmente “buenas noticias” o “buenas nuevas”, pregunto: ¿De qué se tratan esas buenas noticias? Si yo le digo a usted que le traigo buenas noticias y no le revelo de qué se tratan, ¿valdrá de algo? De igual manera, si yo le digo que le traigo el evangelio (=‘buena noticia’) y no le explico de qué se trata, ¿tendrá sentido para usted? ¡De ningún modo! Usted necesita entender con su mente e inteligencia lo que Cristo vino a anunciar hace dos milenios (Efesios 5:17; Romanos 12:2; Efesios 1:17,18; Colosenses 2.2). Millones están ciegos porque Satanás es experto obscureciendo el evangelio salvador de Cristo. Este adversario del hombre no quiere que el mundo perdido vea la luz del evangelio de la gloria de Cristo. Él quiere mantenerlo ciego y en tinieblas espirituales para que usted no se salve. Pablo es claro cuando les dice a los creyentes de Corinto: “En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4). Aunque le parezca duro lo que le voy a decir, lo cierto es que si usted no quiere creer o entender el evangelio de Cristo, es porque usted está cegado por el dios de este mundo—El diablo. El enemigo le hará creer o entender que usted está oyendo una locura de fanáticos religiosos. Nuevamente Pablo les dice  los corintios: “Porque el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura…” (1 Corintios 2:14). Para los creyentes la “locura del evangelio” significa salvación eterna. Dice Pablo nuevamente: “…agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1 Corintios 1:21). Y también añade él: “Porque la palabra de la cruz es locura para los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.” ( 1 Corintios 1:18).

El Evangelio del Reino de Dios:

         Es claro que el evangelio que debe ser predicado a todas las naciones es “el Reino de Dios”. Jesús vino a proclamar un mensaje glorioso para todos los pueblos y naciones de la tierra, nunca antes predicado por hombre alguno. Jesús fue un mensajero de buenas noticias de esperanza y salvación (Ver Hechos 10:36). En Lucas 8:1 se lee lo siguiente: “Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él.” Es evidente que Cristo y sus apóstoles estaban de acuerdo predicando el evangelio del reino de Dios. Pues bien, ¿están las iglesias de hoy predicando este mismo evangelio?¿Su iglesia lo predica?¿Lo ha oído usted antes? Probablemente nunca. Esta es la tragedia de las iglesias—¡Han perdido el singular evangelio llamado el reino de Dios!

         En Hechos 8:12 leemos del evangelismo de un prominente cristiano llamado Felipe. Según este registro Neo-Testamentario: ¿Qué predicaba Felipe? El texto dice claramente como sigue: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del Reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.” Aquí tenemos a Felipe, un cristiano prominente, predicando a Jesús y su Reino (el evangelio). Hoy los líderes de la iglesias predican a Jesús, pero nunca, o casi nunca, ellos predican sobre su reino. Nótese además que Felipe bautizaba a los que habían creído en Cristo y en su evangelio del reino. Le pregunto: ¿Se bautizó usted habiendo creído en el nombre de Jesús y en el evangelio del reino de Dios? Millones de infantes o bebés han sido bautizados en la pila bautismal sin haber creído en Cristo ni en su evangelio del reino. ¿Valdrá tal bautismo? Según las Escrituras: NO!

         Y para terminar este acápite, leeremos una última referencia del reino en el libro de los Hechos 28:23,30, y 31. En estos versículos veremos que Pablo (en Roma), predicaba lo mismo que Felipe: el Reino de Dios y el nombre de Jesucristo.  Por cierto que Pablo esperó que los creyentes le imitaran en este mismo quehacer evangélico, predicando igualmente el reino de Dios y el nombre de Jesucristo (1 Corintios 11:1).

Falsos Evangelistas y Evangelios Incompletos:

         El apóstol Pablo advirtió a los cristianos a no sucumbir en el engaño de los falsos evangelios promovidos por falsos maestros. Ya en su época él había previsto la infiltración de falsos mensajes con la etiqueta de “apostólicos”. En Gálatas 1:6-10 podemos leer esta importante exhortación paulina, con estas tajantes palabras: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema., como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguien os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.”  

         El catolicismo romano elaboró su propio evangelio que ha sido llamado: El evangelio Social. Pero este evangelio es totalmente diferente al evangelio del reino predicado por Jesús y sus seguidores. Dicho Evangelio Social promueve el cambio del mundo por los esfuerzos humanos o acciones humanitarias. En cambio, el evangelio de Cristo es la renovación de nuestro mundo a través de la intervención Divina, al instaurarse un régimen divino y teocrático en la tierra en la persona del Mesías elegido: El Señor Jesucristo.

El Significado de la Palabra Reino:

         La palabra reino es muy conocida por todos nosotros. Hemos oído del reino de Inglaterra, de España, de Italia, de Jordania, etc. Un reino es una forma de gobierno. Es una monarquía real con un rey, territorio, súbditos, y leyes. Ahora bien, la Biblia habla de reinos. Tenemos un ejemplo en Daniel 2:37-39, donde el profeta Daniel registra que Nabuconodosor era rey de reyes, el monarca del reino babilónico. Aquí tenemos la evidencia de que un reino es una monarquía real, con un soberano autoritario y poderoso. También Daniel revela que los reyes de Medo-Persia, Grecia, y Roma gobernarían sus respectivos reinos en el futuro. Daniel profetizó que en los días de diez reyes o líderes mundiales venideros (representados por los diez dedos de una colosal imagen), el Dios del cielo levantaría un reino (Gobierno) mundial que desplazaría y destruiría precisamente a estos diez países confederados (¿El Mercado Común Europeo?). Luego el profeta ve que dicho reino divino (representado por una roca—la cual simboliza al Mesías y su reino) cubre todo el planeta tierra. Aquí el profeta está viendo el reinado milenario y mundial del Mesías, con todo su poder y gloria, inmediatamente después de su Parusía o Segunda Venida personal a la tierra.

         El Reino de Dios es un GOBIERNO político y teocrático, el cual traerá la paz y la justicia verdaderas a la tierra. El profeta Isaías dice del reino de Dios lo siguiente: “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite” (9:7). ¡Cuántos no anhelamos una paz y justicia duraderas para todos los pueblos de la tierra! El mundo ha vivido en guerras siempre y los hombres nunca han vivido en una paz verdadera y global. Hoy hay prácticamente paz en nuestro continente americano, pero en otros lugares, y en otros continentes, existen guerras étnicas, y conflictos entre naciones. La Biblia nos dice que un rey gobernará con VARA DE HIERRO. En Apocalipsis 12:5 leemos: “Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones…” También el profeta Isaías predice: “He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio”(32:1).

Jesucristo, el Rey de Israel:

       Hemos visto que Cristo será Rey pero, ¿desde dónde gobernará?¿Quiénes serán sus súbditos? ¿Y con quién gobernará? Pues bien, estudiemos lo que el ángel Gabriel le dijo a María, cuando iba a concebir a su hijo Jesucristo: “Y ahora concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.” (Lucas 1:31-33). Esta promesa angelical ha sido pasada por alto por millones de llamados “cristianos”. Pero es importante que entendamos que aquí hay una promesa concreta aún no cumplida. Aquí se habla del ‘trono de David’ y de ‘la casa de Jacob’: ¡Sobre éstos reinará Jesús! Cuando Pilato interroga a Jesús : “¿Luego, eres tu Rey? Jesús le responde: Tu dices que yo soy Rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad…” (Juan 18:37). Aquí vemos que Jesús admite abiertamente que el nació para ser Rey, y para eso vino al mundo, para dar a conocer esta verdad. Sí, Jesús tendrá un trono—el de David su padre— y tendrá un territorio, la casa o el país de Jacob (=Israel). Esto quiere decir que Jesús es de “sangre azul o real”, pues desciende de un rey y de un reino israelita (Mateo 1:1). Efectivamente, Israel fue gobernado por reyes judíos, comenzando con Saúl, luego David, después su hijo Salomón, etc., hasta que en el año 586 A.C, el último rey judío Sedequías fue destronado por Nabuconodosor, rey de Babilonia. Es decir, hace más de 2,500 años que Israel dejó de tener una monarquía para convertirse en un país democrático a partir de 1948. No obstante, Dios le prometió a David que no le faltaría un descendiente en su trono (2 Samuel 7:12-17; 1 Crónicas 17:11-14; 2 Crónicas 7:18). En buena cuenta, Israel volverá a ser una monarquía como lo es su actual vecino, el reino de Jordania.       

         En Apocalipsis 12:5 hemos visto que un varón regirá el mundo con mano firme y sólida como el hierro. Pero: ¿Quién es ese misterioso varón? La respuesta la da el apóstol Pedro cuando dice: “Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesucristo, varón aprobado por Dios…” (Hechos 2:22). Aquí se le llama a Jesucristo: varón de Dios. Y en Hechos 17:31 Pablo dice: “Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”. Notemos que aquel varón designado por Dios para ser juez y rey, fue resucitado de entre los muertos. ¡Esta es una clarísima alusión a Jesucristo! (Leer también 2 Samuel 23:3).

         Sabiendo que Jesucristo es el Rey del reino o gobierno venidero de Dios, ¿qué más detalles tenemos de su gobierno? En el Salmo 72:7,8 encontramos más detalles del mismo con estas palabras proféticas: “Florecerá en sus días justicia, y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna. Dominará de mar a mar y desde el río hasta los confines de la tierra”. Aquí vemos que Dios promete un gobierno mundial de paz y justicia duraderas, y las naciones del mundo estarán bajo su control y dominio. En un mundo donde no hay justicia, no puede haber paz. Las injusticias sociales y económicas necesariamente se traducen en descontento y violencia. Los hogares están destruidos y violentados por las injusticias. Toda injusticia es pecado (1 Juan 5:17). Hay injusticia en los robos, adulterios, mentiras, en la explotación del hombre por el hombre, en las desigualdades educativas, en la discriminación racial, etc. Se necesita urgentemente un nuevo orden social, político y económico ideal y perfecto. Pero lo ideal y perfecto no puede venir de hombres imperfectos. Mientras existan el egoísmo y el afán de lucro desmedidos, no se podrá alcanzar la justicia y la paz verdaderas. El pecado acarrea la injusticia necesariamente. Y pecado es trasgresión o violación de las leyes de Dios que se resumen en el amor (1 Juan 3:4; Romanos 13:10).        

         Jesucristo es también llamado “El deseado de todas las naciones” (Hageo 2:7), pues es el único que, siendo hombre, es también el Hijo de Dios. Jesús afirmó que mantiene una unidad perfecta con Su Padre (Juan 10:30). Su enseñanza y educación no provienen de una excelente universidad americana o europea, sino de Dios. Dios es su Maestro (Juan 8:28). Él recibió de Su Padre la mejor instrucción para solucionar los problemas humanos. ¡Las enseñanzas de Jesús son las mismas enseñanzas de Dios! (Juan 14:10,24).

Jesucristo Sabrá Cómo Reinar bien:

         El apóstol Pablo reconoció que la Palabra de Dios instruye y hace perfecto al hombre (2 Timoteo 3:16). Dios ha perfeccionado a Su Hijo Unigénito Jesucristo a través de la obediencia a Su palabra (2 Timoteo 3:15-17). Sí, Jesús desde niño se iba perfeccionando con la palabra de Dios. Él discutía con los sabios de la época sobre lo escrito en los rollos del Antiguo Testamento, y se hacía cada vez más sabio y entendido. Sí, Jesucristo es la sabiduría de Dios (1 Corintios 1:24). Cuando Jesús gobierne este mundo desde Jerusalén, él emitirá decretos efectivos que traerán resultados positivos para todos los pueblos y naciones (Miqueas 4:1,2). En Isaías 55:11 Dios dice de Su Palabra lo siguiente: “Así será la palabra que sale de mi boca; no volverá a mi vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”. Sus leyes para la reestructuración de nuestra sociedad tendrán resultados beneficiosos (Hechos 3:19-21). Con él no habrá derroche de riquezas, ni políticas equivocadas. La improvisación no existirá en su gobierno. Cristo regirá con sabiduría de Dios ( 1 Corintios 1:24). El sabio Salomón dijo: “Pero la sabiduría es provechosa para dirigir (Eclesiastés 10:10). Sí, para dirigir una nación o todas las naciones en su conjunto se requiere de verdadera sabiduría—la sabiduría de Dios! Los gobernantes han fracasado en sus planes y objetivos trazados para un buen gobierno porque les ha faltado la sabiduría de Dios. Los gobernantes de hoy y de antes han gobernado a espaldas del pueblo y trágicamente también sin tener en cuenta a Dios. La Biblia dice que “el principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza” (Proverbios 17:1). Pero Cristo sí sabrá gobernar el mundo, porque él es la sabiduría de Dios, y sus súbditos serán hombres mansos y deseosos de obedecer sus leyes. Los malos e incorregibles habrán sido destruidos por Cristo en su segunda venida.

La Iglesia Será coheredera del Reino de Cristo:

       La iglesia de Jesús, compuesta por todos sus santos seguidores, tendrá la herencia del reino de Cristo. El apóstol Pablo escribió esto a los cristianos de Roma: “Porque a los que antes predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos llamó; y a los que llamó, a éstos también glorificó.” (8:29,30). Notemos que Dios predestinó a hombres y a mujeres para glorificarlos, pero: ¿Qué significa eso? Pablo vuelve  decir: “Pero nosotros debemos siempre dar gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo”(2 Tesalonicenses 2:13,14). Nótese que los creyentes van a recibir la misma gloria de Jesucristo. ¡Esto es muy claro! Ahora bien, Pablo dice: “Y si hijos también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.” (Romanos 8:17). Observe ahora que nuestra glorificación tiene que ver con heredar de Dios y coheredar con Cristo, si es que padecemos juntamente con él. Ahora viene otra pregunta: ¿Qué heredaremos de Dios y qué coheredaremos con Cristo? La respuesta la da Jesús en Mateo 25:31,34, cuando dice: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria…entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Cuando Cristo vuelva nuevamente, su iglesia heredará el reino de Dios con Cristo. Sí, la iglesia está llamada a reinar con Cristo en el reino de Dios, pues Pablo también dice: “Si sufrimos, también reinaremos con él…” (2 Timoteo 2:12). Y en Apocalipsis 5:10 Juan escribe: “Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes y reinaremos sobre la tierra” (Apocalipsis 5:10). La glorificación implica entonces nuestra coronación para ser reyes en el reino de Cristo que se establecerá en esta tierra.

La Sede del Reino de Dios:

         Como el reino de Dios le será restaurado a Israel (Hechos 1:6), debemos averiguar dónde se asentó el trono del reino israelita hasta los tiempos de Sedequías, su último rey, destituido en 586 A.C. En primer lugar, la Biblia nos dice que desde Saúl hasta Sedequías, el trono se estableció en Jerusalén. Por ejemplo, David reinó 33 años en Jerusalén (1 Reyes 2:11). Luego Salomón, su hijo, se sentó en su trono (el de David) en Jerusalén por 40 años, y luego murió ( 1 Reyes 11:42). Y así se sucedieron los reyes judíos hasta Sedequías. De modo que Jerusalén fue la sede del trono del reino de Dios. Recordemos que el reino israelita era el reino de Dios (1 Crónicas 28:5), y este reino de Dios “finalizó” con Sedequías en 586 A.C. Pero Jesús habló de la restauración del reino de Dios en su persona (Hechos 1:3,6,7). Entonces, si el reino de Dios va a ser restaurado, tiene que ser en el mismo lugar donde estuvo antes, es decir, en Jerusalén. Efectivamente, Jesús afirma que Jerusalén en la ciudad del gran rey (Ver Mateo 5:33-35). Pero para que Dios le restaure al pueblo hebreo el reino de Dios, Jerusalén tiene que estar bajo el control judío. Pero por espacio de dos milenios Jerusalén estuvo en manos de los no judíos, en tanto que el pueblo hebreo estaba en la diáspora o dispersión mundial. La profecía parecía imposible de cumplirse hasta la formación del estado judío el 12 de Mayo de l948. Desde esa fecha los judíos regresaron a su tierra, y 19 años después recuperan la capital Jerusalén.

El Renacimiento del Estado de Israel El 12 de Mayo de 1948:

       Muy pocas personas comprenden la importancia que tiene Israel en el escenario mundial. Las mayorías ignoran que la restauración del estado de Israel en 1948 tiene un propósito divino. Sí, millones de personas desconocen que esta es una generación única que ha visto una revolución en la política, en la economía, y en las ciencias. Esta generación ha tenido el privilegio de ver renacer el moderno estado judío tal como lo predijo Dios en Deuteronomio 30:3-5. Este pasaje debe ser leído con atención, pues habla del retorno final de los judíos de la diáspora mundial a su tierra, Israel. En Ezequiel 11:17 leemos además: “Di, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Yo os recogeré de los pueblos, y os congregaré de las tierras en las cuales estáis esparcidos, y os daré la tierra de Israel”. En Lucas 21:24 Jesús predijo la dispersión mundial de los judíos (la cual ocurrió en el año 70 d.C), y la consecuente dominación de Jerusalén por las naciones gentiles hasta los tiempos postreros. Finalmente el pueblo judío recuperaría su capital, y recibiría a su Mesías esperado. Esta restauración del pueblo judío en su tierra ocurriría en la última generación de este mundo caótico (Mateo 24:34).

El Rito de Iniciación Para Heredar el Reino:

         Para tener parte en el glorioso reino de Cristo como “reyes y sacerdotes”, hay que seguir algunos pasos de iniciación. Recordemos por un instante la entrevista privada que tuvieron Jesús y el fariseo Nicodemo, registrada en el evangelio de Juan: “Respondió Jesús (a Nicodemo) y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de AGUA  y del ESPÍRITU, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”. (3:3-8).

         Aquí encontramos la “fórmula” para poder ver y entrar en el Reino de Dios. Primero, usted tiene que “nacer de agua”. Agua es sinónimo de purificación y representa el bautismo por inmersión. En Hechos 2:38 Pedro les dice a sus paisanos judíos: “Arrepentios, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. Nótese que después del bautismo se recibe el Espíritu de Dios. Los nuevos creyentes bautizados eran añadidos a la iglesia de Cristo (Hechos 2:41). La palabra del evangelio del reino convierte al pecador, y lo impele a tomar la decisión de bautizarse para recibir el perdón de sus pecados pasados, y tener el camino despejado para entrar en el reino venidero (Efesios 5:26). Aquel hombre nuevo “renacido” recibe el sellamiento del Espíritu Santo, a fin de dar frutos espirituales. ¡Vivirá para el Espíritu y no más para la carne! Pedro además añadirá: “Siendo renacidos no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”. Pero recuerde bien, el bautismo viene como consecuencia de haber creído en el evangelio del reino de Dios y en el nombre de Jesucristo (Hechos 8:12). Además, tome nota sobre la importancia del bautismo en el siguiente texto: “El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias d la carne, sino como una aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo. (1 Pedro 3:21).

Invitación del Señor Jesucristo:

         Dice Jesús: “¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.” “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas de la ciudad.” “He aquí que yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” “Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Apocalipsis 22:7,12, 14,17).

Más sobre el Reino de Dios en:

www.eladaliddelaverdad.over-blog.es

 

EL EVANGELIO QUE DESCONOCEN LOS EVANGÉLICOS Y OTROS GRUPOS CRISTIANOS

El Evangelio

Para los millones de cristianos en todo el mundo, el ‘EVANGELIO DEL SEÑOR JESUCRISTO’ tiene algo que ver con ‘ser salvo por la sangre derramada del Señor Jesucristo, la cual nos cubre y salva de los resultados de nuestros pecados, y de este modo nos asegura que nuestra alma inmortal seguirá viviendo en un embeleso inmortal en el cielo’.

Que la Biblia no enseña esta simplista idea, se hace evidente a medida que estudiamos la Palabra Santa de Dios.

¿QUÉ ES EL ‘EVANGELIO’?

Entonces, ¿qué es EL EVANGELIO? ¿A qué se refiere? ¿Cuáles son los beneficios de conocerlo, y por qué es tan importante que una de las últimas instrucciones de Jesús a sus discípulos fuera: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a oda criatura» (Marcos 16:16)? En las Escrituras griegas este pasaje se vierte así: «Id por todo el mundo y proclamad LAS ALEGRES NUEVAS a toda la creación». Cualquier buen diccionario griego nos dará el verdadero significado de la palabra ‘evangelio’, el cual sencillamente es: «LAS BUENAS NUEVAS O LAS ALEGRES NUEVAS de algo.

EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS

El apóstol Marcos nos dice que Jesús «vino a Galilea predicando el EVANGELIO EL REINO DE DIOS» (Marcos 1:15), mientras que Lucas consigna el mismo acontecimiento así: «Después de esto, Jesús recorrió los pueblos y caseríos, proclamando LAS BUENAS NUEVAS DEL REINO DE DIOS» (Lucas 8:1 – NVI). De este modo, no tenemos ninguna dificultad para averiguar en las Escrituras mismas, que el evangelio que enseñó Jesús, tiene que ver con las alegres nuevas del venidero reino de Dios, en la tierra que será gobernado por Cristo y los santos que serán designados cuando él venga. Ese reino no ha llegado, y aún esperamos el cumplimiento de la promesa de las ‘alegres nuevas’ de las cuales habló Jesús.

SE CUMPLE LA PROFECÍA DE ISAÍAS ACERCA DEL EVANGELIO

El profeta Isaías escribió unas palabras notablemente proféticas que Jesús leyó en la sinagoga de Nazaret: «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres […]; a predicar el año agradable del Señor […]. Hoy se ha cumplido esta escritura delante de vosotros» (Lucas 4:18-21; Isaías 61:1). La profecía de Isaías se cumplió ante los ojos de aquellos que se habían congregados para oír al Señor Jesús.

JESÚS Y EL BAUTISMO

Felipe el evangelista, cuando se hallaba en la ciudad de Samaria, les «anunciaba el evangelio del reino de Dios y EL NOMBRE DE JESUCRISTO, se bautizaban hombres y mujeres» (Hechos 8:12). De este modo, el MENSAJE DEL EVANGELIO se relacionaba con Jesús, lo que causaba que la gente creyera (en ese evangelio) y se bautizara. No era un evangelio nuevo. Era el mismo evangelio que Pablo nos dice que se predicó a Abraham: «Dios […] dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones» (Gálatas 3:8). Más adelante en el capítulo, él añade: «Que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles» (v. 14). Entonces, en el v. 27 Pablo deja en claro que toda persona, tanto judío como gentil, que ‘se revistan de Cristo’ (en el bautismo), llegan a ser la simiente de Abraham y «herederos según la promesa».

Esa promesa asegura a las personas que desean heredarla, que pueden tener vida eterna en un mundo renovado al regreso de Cristo, cuando finalmente puedan lograr la inmortalidad: «La dádiva de Dios es vida eterna» (Romanos 6:23).

LA INMORTALIDAD AL REGRESO DE JESÚS

El Señor Jesús, en su último mensaje a nosotros por medio del apóstol Juan, deja muy en claro que no puede haber galardón de vida eterna o inmortalidad, hasta que él venga de nuevo, puesto que él dijo muy claramente: «He aquí yo vengo pronto, y MI GALARDÓN CONMIGO, para recompensar a cada uno según sea su obra» (Apocalipsis 22:12). Por lo tanto, sabemos que nadie tiene alguna chispa de inmortalidad en esta vida, y no la tendrá hasta que venga Jesús.

EL EVANGELIO Y LA SALVACIÓN

Sabemos con certeza, por Marcos 16:15-16, que todo aquel que «creyere y fuere bautizado, será salvo». ¿Salvo de qué?

El apóstol Pablo nos ilustra hablándonos acerca del día «cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; LOS CUALES SUFRIRÁN PENA DE ETERNA PERDICIÓN» (2 Tesalonicenses 1:8-9). Para ‘obedecer’ al evangelio sencillamente tenemos que aplicar en nuestra vida diaria los principios que enseña el evangelio, creer en las promesas que nos hizo Dios en las Escrituras, y bautizarnos en el nombre salvador de Jesucristo.

JESÚS ANUNCIA SU REGRESO

Amados amigos, y todos aquellos que creen en Jesús y en su evangelio del reino, y que tratan de hacer lo correcto, recuerden que las cosas que están pasando hoy ya estaban escritas hace dos milenios.

Jesús habló sobre  el futuro, sus palabras están dichas y escritas en la Biblia, y hoy se están cumpliendo ante nuestros ojos de forma alarmante. Somos los afortunados y desafortunados por 2 razones, la primera razón es que estamos presenciando el cumplimiento de casi todas las profecías de la Biblia en vivo y en directo, por lo que nos convierte en los testigos presenciales de la veracidad de la Biblia, el mismo privilegio que tuvieron los Judíos de antaño cuando vieron el poder que procede de Dios, pero en nuestros días; y el lado negativo es algo que también dijo Jesús, de que la gente que le sigue, y hace lo que es lo correcto, será perseguida y humillada.

Mantengámonos firmes en nuestra fe, pues el Señor juzgará al mundo, y ya no hay mucho tiempo por delante. Muchos ya han predicho que el fin del mundo está cerca y que las profecías se están cumpliendo en «paquete», y con mayor intensidad y frecuencia, tal como ocurre con el aumento de los dolores de la mujer embarazada que anuncia la inminente venida al mundo del Hijo esperado.

«Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. Límpiense las manos, pecadores, y purifiquen su corazón, indecisos» SANTIAGO 4:8

DIARIO LA VANGUARDIA ESPAÑOLA DE 1973, INFORMANDO EL FIN PARA 1975

Interesante artículo en el diario español «La Vanguardia Española» del 8 de octubre de 1973, explicando la próxima asamblea de los Testigos de Jehová en Alemania, Bélgica, España, etc, donde los Testigos de Jehová anunciarían el Armagedón para 1975.

EL MENSAJE SALVADOR QUE LOS EVANGÉLICOS, CATÓLICOS Y MUCHOS OTROS GRUPOS NO CUMPLEN CON ANUNCIAR AL MUNDO

Por Ing° Mario A Olcese (Apologista) 

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias. Al que venciere, daré á comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios” (Apo. 2:7) 

No hace mucho mi familia y yo visitamos el antiguo predio de mi padre el cual estaba sembrado de maíz, camote, tomate, cebolla, etc y que está ahora regado por las aguas límpidas y frescas que corren por el cauce del río Lurín, al sur de Lima. Alrededor de la hacienda se veían los montes escarpados con cabras trepando y retozando, y un cielo azul, moteado por nubes blancas como el algodón y aves que iban de un lado a otro cantando y exhibiendo sus plumajes de lucidos colores. Todo se veía maravilloso, puro, fresco, relajante, y estimulante. La atmósfera realmente era maravillosa y tranquila, sin la agitación y la contaminación de las grandes ciudades. Nos encontramos con nuestros antiguos trabajadores que ya son octogenarios y que aún siembran sus parcelas, y que asombrosamente gozaban de una salud y fortaleza envidiables. “Es por el aire y la comida sana”, nos dijeron.

Y había Jehová Dios plantado un huerto en Edén al oriente, y puso allí al hombre que había formado (Génesis 2:8).

Cuando reflexionamos en el paraíso que Dios creó hace seis mil años para los humanos, como una enorme hacienda sin contaminación, sin maldición, sin violencia, sin enfermedades, y sin muerte, en donde la gente podía vivir en armonía con Dios y Su creación, nos preguntamos: ¿Podrá acaso algún día restaurarse ese estupendo y prístino paraíso para que todos vivamos felices y sin penurias?¿Será posible que algún día se haga realidad el sueño de que todos tengamos una casa de campo con tierras benditas y agua en abundancia y sin que ninguno de los animales salvajes nos agredan?¿Será posible que algún día gocemos todos de una excelente salud y longevidad envidiables, alimentándonos sólo de productos del campo que no recibieron fertilizantes químicos e insecticidas tóxicos?¿Será posible que nuestros vecinos sean todos personas probas y de confianza, de modo que no tengamos que asegurar nuestras puertas y ventanas por temor a los intrusos? Este anhelo no es de ningún modo una utopía inalcanzable o un sueño de toxicómanos. La Biblia nos habla de un paraíso restaurado como fue al principio de la creación. 

Bien que esperamos cielos nuevos y tierra nueva, según sus promesas, en los cuales mora la justicia (2 Pedro 3:13).

Una de las grandes promesas de la Biblia es que habrá una nueva tierra donde more la verdadera justicia. Esto significa que Dios regirá el mundo a través de Su Ungido con justicia y rectitud para que todos los hombres vivan contentos y sin penurias. Hoy, las cortes de justicia están atestadas de demandas de infinidad de hombres que buscan ser escuchados y atendidos, tanto ricos como pobres, pero especialmente de los pobres y desposeídos. Pero en la nueva sociedad, los problemas judiciales habrán desaparecido por completo porque el gobernante divino, el Señor Jesucristo, regirá con sabiduría celestial, administrando con sagacidad la nueva sociedad que él implementará en el mundo renovado. El profeta Isaías dice que “He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio.” (Isa. 32:1).

La restauración de todas las cosas (Hechos 3:21)

Jesús no viene a destruir el mundo sino sólo a los que destruyen Su paraíso, y esto porque hombres egoístas tomaron malas decisiones, alterando el ecosistema de nuestro mundo. Dice la Escritura: “Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra”. Así que Dios está enfadado con los hombres que destruyen su creación, este hábitat ideal que Dios planeó con mucho amor y sabiduría. Sin embargo, una y otra vez la Biblia nos dice que Dios hará nuevas todas las cosas, es decir, que restaurará todas las cosas a su estado original. Jesús está ahora retenido en el cielo hasta el tiempo de la restauración (regeneración) o del restablecimiento de todo lo que está estropeado por causa de los hombres impíos que son los instrumentos del diablo. Dice Pedro: “A quien (Cristo) de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo” (Hechos 3:21).

Juan dice que todo el mundo yace bajo el poder del maligno, es decir, del diablo (1 Jn. 5:19), y es justamente el diablo quien originó todo este caos en el mundo, al inducir a los hombres a alterar el orden natural de las cosas. Y claro, todo comenzó cuando Adán escuchó la voz de su esposa Eva, quien repitió la misma sugerencia del diablo a su marido para desobedecer el mandato divino. De este modo sobrevino la maldición en la tierra. “Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida”. 

Sion será nuevamente como un paraíso (Isa. 51:3)

“Ciertamente consolará Jehová a Sion: consolará todas sus soledades, y tornará su desierto como paraíso, y su soledad como huerto de Jehová; hallarse ha en ella alegría y gozo, alabanza y voz de cantar” (Isa. 51:3). El profeta Isaías predice que Sión, el monte del Eterno (símbolo de Jerusalén y de la nación Judía entera), será como un paraíso y sus desiertos como huertos. Esto nos habla de un país restaurado en todo el sentido de la palabra, con tierras fértiles, huertos frondosos, alegría, paz, gozo, alabanza y cánticos espirituales de parte de su pueblo. Un verdadero paraíso restaurado para los herederos del reino milenario de justicia.

De cierto, te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso (Lc.23:43)

El ladrón en la cruz le dijo a Jesús que se acordara de él cuando viniese en su reino, y Jesús le ofreció el paraíso, una promesa que vincula el reino con el paraíso venidero. Ese paraíso es descrito también en Apocalipsis 21: El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice á las iglesias. Al que venciere, daré á comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios” (v. 7).

Para poder saber qué es en verdad aquel paraíso que Jesús le ofreció al “buen ladrón”, será necesario examinar los 3 pasajes bíblicos que hablan sobre él en el Nuevo Testamento. Uno de ellos, el de Lucas 23:42, ya lo hemos examinado. Ahora Vamos a examinar 2 Corintios 12:2-4. En Este texto San Pablo dice:

  “Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el TERCER CIELO. Y conozco al tal hombre…que fue arrebatado al PARAÍSO, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre ex presar.”

Aquí Pablo está hablando de que el paraíso puede ser el tercer cielo. Nótese que dice que fue “arrebatado al tercer cielo” y “arrebatado al paraíso” en el mismo versículo. Nuevamente aquí tenemos que reflexionar en lo siguiente: ¿Fue arrebatado Pablo al “tercer cielo”, y desde allí, nuevamente “arrebatado al paraíso”?  ¿ O es más bien que “paraíso” y “tercer cielo” significan lo mismo? Personalmente creo que “paraíso” y “tercer cielo” significan lo mismo. Entonces el “tercer cielo” es el  “paraíso” en este versículo.

También es interesante de que Pablo habla de que ese arrebatamiento pudo haber ocurrido “en el cuerpo” o “fuera del cuerpo”. ¿Qué se entiende por “fuera del cuerpo”? No lo sabemos exactamente. Tal vez “fuera del cuerpo” quiera decir, “en éxtasis”, o “en visión” (verso 1). Pero lo cierto es que esta persona arrebatada (muy probable Pablo mismo) oyó palabras inefables que no se pueden explicar.

Paraíso y el Árbol de la Vida 

El tercer pasaje que nos habla del paraíso lo encontramos en Apocalipsis 2:7, que dice:

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.  Al que venciere, le daré de comer del ÁRBOL DE LA VIDA,  el cual está en medio del PARAÍSO DE DIOS.”

Ahora, obsérvese que EN MEDIO del llamado PARAÍSO está EL ÁRBOL DE LA VIDA. Este detalle, del “árbol de la vida”—en medio—del “paraíso”, es clave para entender qué es el paraíso ofrecido por Jesús al “buen ladrón” de la cruz. De manera que hay que averiguar en qué otros pasajes del Nuevo Testamento encontramos ese misterioso “árbol de la vida”. Pues bien, gracias a Dios que tenemos otros versículos en Apocalipsis 22:2 y14, que dicen:

 “EN MEDIO de la calle de la CIUDAD, y a uno y otro lado del río, estaba el ÁRBOL DE LA VIDA…bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas de la CIUDAD.” 

Ahora comparemos con atención los textos de Apocalipsis 2:7 y Apocalipsis 22:2,14, porque ambos textos nos dan mucha luz sobre el llamado “Paraíso de Dios”. He aquí 4 puntos:

    1.- El árbol de la vida está en medio del Paraíso de Dios (Apo. 2:7).

    2.- El árbol de la vida está en medio de la calle de la Ciudad (Apo. 22:2).

    3.- El Paraíso es una Ciudad, puesto que se nos dice que el árbol de la vida  está en medio del Paraíso y de la calle de la Ciudad. (ver n°.s 1 y 2).                                                 

    4.- Los cristianos verdaderos están llamados a entrar por las puertas de dicha Ciudad Celestial donde está el árbol de la vida.

El Paraíso y La Ciudad

Queda demostrado que el paraíso está estrechamente ligado a la ciudad celestial (“tercer cielo”). Nosotros, como cristianos, somos ciudadanos de esa ciudad celestial. Pablo afirma que “nuestra ciudadanía está en los cielos…” (Filipenses 3:20). Obviamente la palabra ciudadanía tiene que ver con una Ciudad. En nuestro caso, somos ciudadanos de la “Ciudad”, “Paraíso”, o “Tercer Cielo”.

El Paraíso Bajará a la Tierra 

Lo siguiente es crucial y clave para entender la promesa de Jesús al ladrón de la cruz: ¿Subiremos al cielo para entrar por las puertas de la Ciudad o Paraíso?¿Prometió Jesús a sus seguidores llevarlos al cielo para entrar al Paraíso o Ciudad Santa? ¡Esta es otra historia! En Apocalipsis 21:2 leemos algo interesante: 

 “Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, DESCENDER del CIELO, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.”

El apóstol Pablo también escribió:

“Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos LA POR VENIR.” (Hebreos 13:14).

Del Patriarca Abraham, se dijo: 

“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba…porque ESPERABA LA CIUDAD que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” (Hebreos 11:8,10).

Aquí vemos que Abraham esperaba la ciudad (no dice, “esperaba ir a la ciudad”), a la cual se la llama también: “una patria” (Hebreos 11:14). Leer también Hebreos 11:13-16.

La Casa de Dios 

Todo lo dicho hasta ahora tiene que ver con “La Casa de Dios”. Nuestro Padre celestial nos hizo a Su “imagen y semejanza” (Génesis 1:26). Es decir, Dios es un Padre de Familia (Leer Efesios 2:19). Así también los hombres forman familias y se convierten en padres. Dios tiene su Casa Propia en donde vive (Salmo 26:8). Así también el hombre edifica una casa en donde vive con su familia (Leer Isaías 65:21). Recordemos que Jesús habló de “la Casa de mi Padre” en Juan 14:2,3. 

En 2 Corintios 5:1 Pablo dice: “…tenemos de Dios un edificio, UNA CASA no hecha de manos, eterna, en los cielos.” Por otro lado, es interesante lo que Pablo dice a los Hebreos (9:23,24) con las siguientes palabras: “Fue, pues, necesario que las FIGURAS DE LAS COSAS CELESTIALES fuesen purificadas así; pero las COSAS CELESTIALES MISMAS, con mejores sacrificios que éstos. Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano FIGURA DEL VERDADERO, sino en el cielo mismo para presentarse ahora delante de Dios.”

Lo que Pablo revela es que en el cielo hay unas COSAS, como por ejemplo, un santuario verdadero. En Hebreos 8:1,2 nos habla del tabernáculo que Dios levantó en el cielo, y no el hombre. Igual ocurre con la ciudad celestial, “cuyo arquitecto y constructor es Dios.”  Si  amigos, en el cielo HAY COSAS REALES o VERDADERAS hechas por la mano de Dios. Ese tabernáculo de Dios, donde Él mora, bajará a la tierra y “Dios estará con los hombres, y él morará con ellos.” (Apocalipsis 21:2,3).

Es evidente que los justos permanecerán en esta tierra (Proverbios 2:21), y Dios vendrá con su Ciudad Santa, Paraíso, o “Tercer Cielo” a la tierra. Entonces los justos entrarán a la Ciudad o Paraíso—¡en la tierra!. (Proverbios 11:31). Todo esto será para la era del Reino, la era del Mesías Jesús.

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¿TIENE USTED UN SENTIMIENTO DE URGENCIA QUE LO IMPULSA A PREDICAR EL REINO DE DIOS?

Por Ing° Mario A Olcese (Apologista)

El Señor Jesucristo se había topado con un hombre que buscaba su beneplácito para seguirle a todas partes (Lucas 9:57), pero antes quería ir y atender el sepelio de su padre. Pero Jesús le contesta: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios.”  Aquí Jesús pone una disyuntiva entre atender los asuntos temporales y predicar el reino de Dios, y lo que Jesús parece resaltar es la importancia de predicar el reino de Dios por sobre todas las cosas que parecen importantes. Y también parece cierto que la frase “seguir a Jesús” significa o equivale a propagar el mensaje del reino de Dios, ya que Jesús le dice al hombre que vaya y anuncie el evangelio del reino por su cuenta. De esta forma el joven estaría siguiendo a Jesús en su misión evangelizadora.

Pero acá no acaba la historia. En los versos siguientes, leemos: Entonces también dijo otro: “Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:61,62). En esta ocasión Jesús enseña que aquel que pospone la tarea de predicar el reino de Dios por otros asuntos sin mucha importancia, no es apto para el reino de Dios. Y eso es lo que desafortunadamente está ocurriendo hoy entre los cristianos y los no cristianos. La mayoría opta por posponer la prédica del mensaje por tareas que deberían ocupar un segundo lugar. Para Jesús, el mirar hacia adelante, hacia el supremo llamamiento, equivale a mirar hacia el reino. Antes él había enseñado a sus discípulos a pedir y buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás sería concedido por añadidura (Mateo 6:33). Algunos individuos posponen su conversión y su militancia en la iglesia para acumular fortuna, y después se deciden a ser cristianos. Estos no entienden  la urgencia de predicar la Palabra o el mensaje del reino venidero de Cristo (Mt. 24:14). El reino para estas personas es el reino del poder y las riquezas, ahora, hoy. Sí, mis amigos, el reino escatológico para éstos es sólo para los jubilados, para aquellos que ya están para partir, pero no para aquellos que están llenos de vida y de ambiciones materiales para hoy.

El Reino es sinónimo de las frases ‘El Evangelio’,  ‘la Palabra’, ‘La Gracia’, ‘El consejo’

Jesús quiere predicadores que lo anuncien a él y su reino, pues éste es el único y verdadero mensaje de esperanza para el mundo sufriente y desesperado por una edad de justicia y de paz duraderas.

Cuando la iglesia de Jerusalén fue perseguida, los creyentes fueron esparcidos por Judea y Samaria: “Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo.  Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan” (Hechos 8:4,5, 12,14).  En Hechos 20:24,25 leemos: “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro”. Y en el verso 27 se dice además: “Porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios”. 

Así pues, si nos guiamos por lo que está subrayado en los versos de arriba, tenemos que: a) Predicar el evangelio es predicar a Cristo, y b). Predicar a Cristo, es predicar el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, y 3) Predicar el Reino de Dios y el nombre de Jesucristo es predicar la palabra. Predicar la palabra es predicar la gracia de Dios, y predicar la gracia es predicar el reino de Dios, y predicar el reino de Dios es predicar el consejo de Dios”

Conclusión:

Estamos llamados a predicar el reino de Dios y todo lo relacionado con el  nombre o persona de Jesucristo (Su muerte, sepultura y resurrección al tercer día). Esto es lo que la Biblia llama “el evangelio” o “el mensaje”, “la gracia”, y el consejo” de Dios. Esto es lo que la iglesia debiera estar predicando y no evangelios espurios y de hechura humana o diabólica. El reino de Dios es el centro de toda la predicación de Jesús, y fue el tema con el que inició y terminó su ministerio (Marcos 1:1,1,4,15; Hechos 1:3,6,7).

Más sobre el verdadero reino de Dios en:

www.elevangeliodelreino.org

www.eladaliddelaverdad.over-blog.es

 

ALGUNOS ESTUDIOS SOBRE EL REINO DE DIOS

 

 

EL GRAN GOZO QUE PRODUCE EL EVANGELIO VERDADERO DE JESUCRISTO

philipEs interesante considerar la predicación del evangelio en Samaria, donde los discípulos dispersados por la persecución de Saulo hacían conversos con el mensaje del evangelio. Dice Hechos 8:4-15, que dice: “Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad. Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios. Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo. Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito. Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios (Mateo 13:19—palabra del reino), enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo”.

Pues bien, si examinamos esta parte de la Escritura, veremos que los esparcidos—entre ellos, Felipe—anunciaban “el evangelio”, y ¿qué era este evangelio? Pues leemos que Felipe predicaba  “a Cristo”. ¿Y qué es predicar a Cristo? La respuesta la podemos encontrar siguiendo la lectura de los pasajes en donde encontraremos a Felipe anunciando el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo. Es decir, Felipe y los demás creyentes ciertamente predicaron el evangelio del reino de Dios y todo lo relacionado con el nombre de Jesucristo (lo que ciertamente abarcaba su muerte vicaria, sepultura, y resurrección al tercer día). Esto se puede deducir, por otra parte, en la evangelización de Felipe al Eunuco Etíope. Dicen los siguientes versos 29-35: “Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca.  En su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida. Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Nótese que a partir de este pasaje de Isaías 53 del Cordero que fue sacrificado (Jesucristo) del profeta Isaías, Felipe comenzó a predicarle al eunuco etíope el evangelio. 

Sin duda alguna el mensaje que trae gozo es la palabra de Dios, y ésta es el anuncio del sacrificio vicario de Cristo y su gloriosa resurrección y el mensaje del reino. Las locuciones ‘la palabra de Dios’ y ‘la palabra del reino’ pueden ser intercambiadas en este relato sin mayor problema (Mat. 13:19).

Debemos siempre recordar que Jesús fue enviado para predicar el mensaje de Dios, que es justamente el evangelio del reino de Dios (Lucas 4:43). Este mensaje del reino es la razón de ser de las parábolas del Señor, y el evangelio que debe ser creído junto con la fe en el sacrificio expiatorio, muerte y resurrección al tercer día del Mesías. En 1 Cor. 15:1-9 Pablo presenta como lo primero de su evangelio la muerte, sepultura y resurrección de Jesús, y en los veros 49,50 nos habla de nuestro ingreso en el reino de Dios, que es la otra parte del evangelio bíblico.  

ANUNCIO PARA ESTE MES DE MAYO DEL 2008

avatar de El blog de APOLOGISTA

Estimados amigos y detractores que visitan mi blog “Despierta Conciencias”:

Quiero agradecerles a todos ustedes de todo corazón por visitar masivamente mi peculiar blog “Despierta Conciencias”, el cual presenta diariamente variados temas cristianos que difícilmente encontrarán en otros sitios de internet. Y es que nos damos por completo para preparar y escoger los temas más emocionantes, pero sin olvidar el tema central de toda la Biblia que es Cristo y su evangelio del reino, un revolucionario mensaje que nuestro Señor infatigablemente difundió durante su ministerio terrenal entre sus paisanos judíos.

 

Debo informarles que el número de visitas va en aumento mes a mes, habiendo ya alcanzado las 1,250 por día en promedio, es decir, casi 38,000 al mes. De seguir así esta tendencia creciente de visitas, en un año pasaremos las 500,000 visitas. Esto significa 5 estadios enormes de futbol con capacidad para 100,000 personas cada uno…¡una cifra nada insignificante sin duda! Este crecimiento de visitas también va a la par con el aumento de correos electrónicos dirigidos a mi persona, cantidad que se me hace imposible atender, por lo que sólo responderé a los que son más urgentes o interesantes.  De modo que perdónenme por mi desatención, pero la verdad es que no puedo dedicar mucho de mi reducido tiempo a los cientos de mensajes que recibo mensualmente.

Finalmente, para todos aquellos que deseen aportarnos con artículos o estudios bíblicos que consideren edificantes, y que podrían muy bien servir para la edificación espiritual de los lectores, serán gratamente bienvenidos. Sólo tómense algo de su tiempo para revisar la gramática de los escritos para que puedan ser leídos con fluidez.

Nuevamente muchas gracias por su gentil preferencia,

Vuestro Servidor en el Señor,

Apologista (Ingª Mario A Olcese)  

UN ANUNCIO PROFÉTICO IMPORTANTE

Por Ing° Mario A Olcese

 

Las noticias de hoy no son del todo alegres o alentadoras, salvo muy raras excepciones. Los periódicos que más se venden hoy son aquellos que anuncian o publican noticias alarmantes y preocupantes, pues éstas abundan más que las buenas. Todos, sin duda, estamos hartos de leer y oír noticias que son desalentadoras en lo que respecta a lo económico, a lo social, a lo moral, y al medio ambiente. Se habla que el mundo está superpoblado, y que el hambre pulula por muchos países del “tercer mundo”. También oímos frecuentemente de enfermedades incurables, desnutrición, aumento galopante del desempleo, hogares cada vez más divididos, delincuencia de adolescentes y jóvenes, abortos, inundaciones, terremotos, ríos contaminados, gentes sin hogar, insalubridad, guerras, terrorismo, drogadicción, racismo, homosexualidad y toda suerte de perversiones, cultos satánicos, sectas alienantes, etc.

 

No obstante, muchas personas aún ignoran que Cristo trajo un anuncio feliz para todas sus criaturas inteligentes del planeta tierra, el cual redundaría en una vida feliz y abundante. Jesús Dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”(Juan 10:10). Es decir, Jesús vino para darnos una vida feliz y abundante con su presencia y su buena nueva. El profeta Isaías profetizó la presencia benefactora de Jesús con estas palabras: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza de nuestro Dios; a consolar a los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sión se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar de espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, y los escombros de muchas generaciones. Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores. Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes. En lugar de vuestra doble confusión y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo. Porque yo Jehová soy amante del derecho, aborrecedor del latrocinio para holocausto; por tanto, afirmaré en verdad su obra, y haré con ellos pacto perpetuo. Y la descendencia de ellos será conocida entre las naciones, y sus renuevos en medio de los pueblos; todos los que los vieren, reconocerán que son linaje bendito de Jehová. En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas. Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así Jehová el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones” (Isaías 61:1-3).

 

Ahora bien, nótese que el profeta Isaías dice varias cosas interesantes que cumpliría Jesús en sus dos venidas: Una primera parte, ya cumplida, y una Segunda parte, aún por cumplirse. Así por ejemplo, es interesante descubrir qué parte de esta profecía cumplió Jesús en su primera venida, cuando él mismo, al leer esta profecía en la sinagoga, la revela muy claramente, y manifiesta que la ha venido a cumplir. Dice la Biblia así: “Vino (Jesús) a Nazaret donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado o a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. Y ENROLLANDO EL LIBRO, LO DIO AL MINISTRO, Y SE SENTÓ” (Lucas 4:16-19).

 

Tome nota, amigo lector, que Cristo abrió el libro del profeta Isaías Capítulo 61. Este fue un profeta de Dios que vivió muchos siglos antes que Jesús.  Ahora bien, El capítulo 61 del profeta Isaías habla de la venida del Mesías o del Cristo, y por tanto, era crucial para Jesucristo leerlo, pues hacía clara referencia de él mismo y de su misión en la tierra. Ahora bien, nótese que el capítulo 61 de Isaías tiene 11 versículos, y no obstante Jesús, al leer ese capítulo 61 en la sinagoga judía, sólo lee el versículo 1 y la mitad del 2. Los versículos 2 en su segunda mitad, y los versículos 3 al 11 no los leyó, y sólo se limitó a enrollar el libro y dárselo al ministro, para luego tomar su asiento. La pregunta surge inmediatamente: ¿Por qué Cristo no leyó todo el capítulo 61 de Isaías, y sus 11 versículos, si hacían referencia a él y a su obra en la tierra?— ¡Usted necesita comprenderlo claramente!

 

UNA PROFECÍA CUMPLIDA Y POR CUMPLIRSE:

 

Todo el capitulo 61 de Isaías habla sobre Cristo y su obra en la tierra. Sin embargo éste tiene dos fases o etapas separadas por algunos milenios de diferencia. Una primera parte (versos 1 y la mitad del 2) que se cumplió con la primera venida de Cristo, y una segunda parte (verso 2, en su segunda mitad, hasta el verso 11) que se cumplirá con la segunda venida de Cristo en gloria, la cual es aún futura.

 

Veamos qué es lo que Cristo cumplió en su primera venida, y luego, lo que cumplirá en su segunda venida:

 

Lo Cumplido en su Primera Venida:

 

a.-  Me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos (Isaías 61:1).

 

Sí, Jesús fue enviado hace dos milenios para predicar buenas nuevas a los abatidos. Esto concuerda con lo dicho por Jesús mismo en Lucas 4:43: “Pero él (Jesús) les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio (buenas nuevas) del reino de Dios; porque para esto he sido enviado”. De modo que Cristo vino al mundo para predicar el evangelio (“buenas nuevas”) del Reino de Dios a los abatidos, a fin de darles esperanza y salvación eternas. Por eso, los eruditos en Biblia concuerdan que el tema central del mensaje de Cristo es el evangelio del reino de Dios. Este reino de Dios era un anuncio de liberación espiritual y moral, y también material, de los pecadores. Además, Jesús sostuvo que todo aquel que creyera en su evangelio sería redimido, salvado y liberado. Dice en Marcos 16:15,16 lo siguiente: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura, el que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.

 

Si amigo lector, Jesús vino con un mensaje salvador el cual se llama: “El evangelio del reino de Dios”. Sin embargo, este evangelio singular o único ha sido pasado por alto por la mayoría de los llamados cristianos, y es ignorado totalmente, pues el diablo ha obscurecido las mentes de los hombres.  Por otro lado, la tradición religiosa lo ha substituido por otros “seudo evangelios”, como es el caso del llamado “El evangelio social” católico.

 

Pero recuerde que sólo hay un evangelio en la Biblia (Gálatas 1:6-9), y ése es el correctamente llamado: “El evangelio del Reino de Dios”. El “reino de Dios” es, pues, el evangelio o buenas noticias de Jesucristo para los abatidos de la tierra. Él predicó siempre el reino de Dios desde el inicio (Marcos 1:1,14,15) y final de su ministerio (Hechos 1:3).

 

Usted no encontrará que Cristo prometiera una estadía eterna de los justos en el cielo, sino la entrada a algo que él llamó: El Reino de Dios. A Nicodemo, un fariseo de renombre, Jesús le dijo que podría ver y entrar al reino de Dios si “nacía de nuevo” (Juan 3:3,5). Entonces el reino de Dios es algo que se puede ver y entrar si se nace de nuevo, espiritualmente hablando. En todo caso, el prerrequisito fundamental para ver y entrar al reino era (…y es) CREER en Cristo y en su Reino, por la fe. Para tener una información más completa de las buenas nuevas de Jesucristo, solicite gratis los artículos “Las Buenas Noticias de Jesucristo”, “El Reino de Dios”, “El Reino del Mesías”, y “Venga tu Reino”. Son gratuitos.

 

b). “A vendar a los quebrantados de corazón” (Isaías 61:1):

 

Muchos hombres están afligidos en su corazón por la pérdida de un amigo, un hijo, una esposa, una madre, un hermano, etc. Otros están afligidos por la enfermedad, por el hambre, por la desesperanza, por las injusticias, por las guerras, y cosas como éstas. Entonces Jesús aparece en el mundo para curar las heridas de los hombres, dándoles esperanza y sanidad para sus vidas. Jesús vino a salvar a los hombres de su situación caída, de su conciencia sucia, de sus frustraciones, de sus enfermedades, de sus pecados más negros, y les da una salida concreta a todos sus males. Él les prometió una vida presente de gozo, y una futura mucho más gloriosa y preciosa aún (Juan 10:10, Romanos 8:18).

 

El mensaje del reino de Dios vino a ser bien recibido por los pobres sufrientes que tenían el corazón quebrantado por las tristezas y frustraciones de la vida, es decir: Los pecadores que reconocían su necesidad espiritual, esto es, a los hambrientos de Dios.

 

c).- A Pregonar libertad a los cautivos, a los presos apertura de la cárcel” (Isa. 61:1).

 

Aquí Jesús se refiere más que nada a los presos en sus pecados y delitos. Sí, muchos hombres están presos en SUS PECADOS, y son como esclavos de sus vicios. Se encuentran con las ataduras diabólicas que los convierten en prisioneros de sus pecados. Jesús habló que los pecadores son esclavos o presos de sus vicios carnales, de los cuales no se pueden liberar por si mismos. Por eso Jesús dijo: “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36). Y, ¿cómo se logra esto? Cuatro versículos antes (32) Jesús dice que “la verdad os hará libres”. Sí, Jesús vino descubrir la realidad del pecado, y de cómo este opera. También enseñó cómo evitarlo eficazmente al descubrir y neutralizar los tácticas satánicas.

 

Pero también Jesús enseñó que debemos visitar a los presos y los maltratados a fin de darles esperanza con el mensaje del evangelio. San Pablo es enfático cuando dice: “Acordaos de los presos, como si estuvieseis presos juntamente con ellos; y de los maltratados…” (Hebreos 13:3). Y es que el evangelio o mensaje de Cristo hace libre al hombre, aunque esté detrás de las rejas. Hay libertad y paz cuando se obtiene el perdón de Dios por los delitos o pecados cometidos contra Él.

 

d). “A proclamar el año de la buena voluntad de Jehová” (Isaías 61:2ª):

 

La primera venida de Cristo trajo la proclama de la salvación de Dios a favor de los pecadores. Su venida traía nuevas ilusiones de un mundo mejor para judíos y gentiles por igual, si aceptaban la verdad personificada en Cristo y su evangelio del reino. Con la venida de Cristo, y con el inicio de su ministerio, él abrió el camino hacia el reino venidero, y preparó a los elegidos para participar de esa era maravillosa de justicia en la tierra. Su venida sirvió para definitivamente condenar al diablo, y a su reino de maldad. Su misión fue “trasladar” a los pecadores, del reino tenebroso del diablo, a la luz del reino de Dios (Colosenses 1:13,14).

 

Definitivamente con la venida de Cristo se iniciaba el proceso de redención del hombre, sin importar raza, sexo, educación, nacionalidad, o religión. Jesús vino a salvar a todos los hombres, aunque también es verdad que pocos lograrían ganarla. Jesús exigía la renunciación de los hombres a las cosas temporales para seguirlo a él y a su causa redentora. La iglesia, compuestas por los salvos de todas las naciones, tiene la obligación y el mandato de seguir proclamando ese mismo mensaje de la buena nueva, o buena voluntad de Dios para los hombres. Los salvados deben ahora salvar a otros con el mensaje de Cristo, o sea: El evangelio del reino de Dios (Mateo 24:14; Marcos 16:15,16).

 

Hasta este punto se trataba la primera venida de nuestro Señor al mundo, vale decir, el de preparar a sus elegidos (su iglesia) para que reinen con él en su reino o gobierno milenario en la tierra (Apocalipsis 2:26,27; 3:21;20:4,5). Su mensaje fue siempre el reino de Dios. Esta fue la meta de la carrera cristiana (Hechos 14:22; 2 Pedro 1:5-11; Santiago 2:5; Mateo 25:31,34).

 

La Segunda Parte de la Misión de Cristo Aún no Cumplida sino hasta su Retorno: (Isaías 61:2-11)

 

Esta segunda parte de la profecía se proyecta hacia el futuro, cuando Jesús venga a la tierra por segunda vez en persona. Los versículos 2 al 11 nos dan detalles interesantes de lo que ocurrirá cuando el Señor Jesucristo vuelva nuevamente a la tierra y reine en Israel:

 

1.- El día de la venganza de Dios.

2.- A consolar a los enlutados.

3.-  Gloria y gozo a los afligidos de Sión.

4.- Se reedificarán las ruinas antiguas.

5.- Se restaurarán las ciudades arruinadas.

6.- Extranjeros apacentarán los rebaños.

7.- Judíos comerán las riquezas de las naciones.

8.- Dios hará pacto perpetuo con su pueblo.

9.- Pueblos reconocerán que Israel es escogido.

10.-Israel será prominente sobre las demás

       naciones.

 

Aquí tenemos unas profecías concernientes al pueblo Hebreo, o también llamado: el pueblo escogido de Dios. Jesús vendrá para vengar la incredulidad de los hombres impíos, es decir, vendrá a castigar a aquellos que no quisieron saber nada de él y de su Padre, y descuidaron una salvación tan grande. Además, cuando Jesús regrese nuevamente a este mundo, las naciones querrán borrar del mapa a la nación Judía asentada en la tierra santa. Multitud de naciones árabes y de otros países se pondrán de acuerdo para combatir contra el pueblo elegido de Dios, y entonces, cuando menos se lo esperen, serán castigados con la gloriosa venida del Señor.

 

Por fin los judíos no serán más amenazados por sus enemigos y vecinos, y los enlutados, aquellos que perdieron a sus hijos en batalla, por el terrorismo y por el holocausto, serán consolados. Los afligidos de Sión, símbolo de la nación judía, tendrán gloria y gozo de verdad, al verse liberados completamente de sus enemigos y por tener a su rey entre ellos.

 

Para ese entonces las ruinas antiguas que ahora existen en Israel, y aquellas que se produzcan por causa de los ataques enemigos sobre la tierra santa, serán reedificadas. Ahora serán los extranjeros los que se encargarán de sembrar las tierras y a apacentar los rebaños judíos. Las naciones gentiles estarán al servicio de Israel, e Israel será de bendición para ellas. El mundo reconocerá que Israel es una nación de Dios, elegida y preciosa. Además, con el reino de Cristo desde Jerusalén, los hombres recibirán las leyes de Dios, y ellos tendrán que andar rectamente, de lo contrario les sobrevendrán las calamidades de Dios (Leer Zacarías 14).

 

Por fin los judíos vivirán seguros y en paz, porque Cristo y su iglesia tomarán el control del mundo desde Jerusalén. En ese tiempo las armas de guerra serán destruidas, y los ejércitos dejarán de existir. Habrá un desarme mundial nunca antes visto.

 

Una Ignorancia Generalizada:

 

Es triste contemplar cómo el mundo se opone a Israel, y a sus legítimos derechos sobre la tierra prometida. Existe una animadversión tremenda hacia los judíos en todas partes del mundo, incluso dentro del mundo llamado “cristiano”. Por muchísimos siglos los católicos han alimentado el odio hacia los judíos, y han pasado por alto las Escrituras bíblicas que afirman tajantemente que este pueblo milenario es y seguirá siendo el pueblo elegido de Dios (Romanos 9:4;11:1,2). También los más de los cristianos se han olvidado que Jesús mismo dijo que la salvación viene de los judíos (Juan 4:22), afirmación ésta que resultaría absurda si en verdad este pueblo fuera el desechado por Dios.

 

Los que se dicen Cristianos ignoran que el retorno de los judíos en su tierra, el 12 de Mayo de 1948, se produjo como respuesta a una promesa explícita de Dios a Abraham , en el sentido que su descendencia heredaría la “tierra prometida” (Génesis 13:15; 15:18). Por cierto que esa descendencia se refería primeramente a Cristo, a los judíos cristianos de todas las épocas, y finalmente a los no judíos cristianos, hechos “judíos espirituales” por la fe en Cristo (Gálatas 3:16,29).

 

Ahora que la tierra de la promesa se encuentra en manos judías (aunque aún faltan recuperar ciertos territorios que comprendían la antigua tierra de la promesa), y habiendo sido Jerusalén reconquistada por los Hebreos en Junio de 1967, sólo queda por esperar la venida de Cristo para cumplir las promesas de Isaías 61:2b-11). Cuando eso ocurra, Israel será de bendición para los pueblos de la tierra. Esto significará que habrá un solo gobierno mundial liderado por Jesucristo, el Rey de los reyes, y el Señor de los señores.

 

e-mail:olcesemario@latinmail.com

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“Al Dios que se reveló y que vosotros adoráis, pero sin conocerle bien, es a quien yo os anuncio” (Apologista)

 

                                                            El Aerópago

 

Estimados detractores Trinitarios y Binitarios:

 

Les cuento que hallo muy interesante el encuentro que tuvo Pablo con los Griegos en el Areópago de Grecia para discutir con ellos sobre su «Dios desconocido». Si Pablo realmente fue un Trinitario, él tuvo una magnífica oportunidad para debatir filosóficamente con ellos sobre su supuesto Dios Trino utilizando el lenguaje o los términos técnicos Griegos empleados por los exponentes trinitarios tales como “ousia”, “hipóstasis”, “prósopon”, etc, para convertirlos del politeísmo al «Trinitarismo cristiano». Sin embargo, las Escrituras nos dicen que Pablo  no mencionó para nada a un Dios Trino, y menos aún, con el auxilio de elaboradas elucubraciones filosóficas de los griegos.

 

Veamos qué les dijo a ellos el apóstol de los gentiles sobre quién era Dios, el Dios vivo: “Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos;  porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.  El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas,  ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación;  para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.  Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.  Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.  Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.  Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez.  Y así Pablo salió de en medio de ellos.  Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos”. (Hechos 17:23-34).

 

Ahora bien, según este registro, ¿presentó Pablo a los Griegos a un Dios en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo? Dijo él que Dios está compuesto por tres Personas-Dioses que hacen a su vez un solo Dios verdadero (¡todo un enigma!)? ¡Para nada! Y estoy seguro que ni pasó por su mente enseñar una doctrina que en vez de reverlarles al Dios verdadero, los hubiera confundido más, tal como ha venido confundiendo a los monoteístas Judíos, cristianos unitarios y musulmanes de todos los tiempos.

 

Ahora bien,  Pablo fue muy claro con los Corintios cuando les dijo con las palabras muy simples, quién era verdaderamente Dios: Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios.  Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él” (1 Cor. 8:4-6).

 

Pablo, obviamente, no se rompió la cabeza con elucubraciones filosóficas disputables e interminables. El fue simple al decir que sólo hay UN Dios, y ése único Dios él lo llamó ‘El Padre’. Ahora, si esta simple verdad los Trinitarios quieren complicarla con una doctrina misteriosa llamada «La Santísima Trinidad», allá ellos.   Pero definitivamente ellos tendrán que responder ante Dios en el día del juicio por semejante desvío.

 

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