PASTOR JOEL OSTEEN DIJO A LARRY KING: «NO ME MOLESTA EL MATRIMONIO GAY…NO QUIERO PREDICAR SOBRE ESO…»

El reconocido Pastor de la megaiglesia de Lakewood Church y tele-evangelista Joel Osteen fue invitado por Larry King en Los Angeles para hablar de todo, desde la dinastía Duck a Obamacare – y, por supuesto, sus puntos de vista sobre los gays.

King preguntó a Osteen, «¿Cuáles son sus puntos de vista sobre la homosexualidad?» A la que Osteen respondió: «Lo mismo de siempre. Creo que la Escritura dice que es un pecado, pero siempre me preguntan y sabes qué, no estamos en contra de nadie».

King le presionó para explicar, comentando: «¿Cómo se puede saber si no sabemos que lo causa? ¿No sabemos por qué eres heterosexual.» «Hay un montón de cosas Larry que no entiendo tan sólo que no quiero predicar sobre eso, predicar al respecto», dijo Osteen.

King preguntó: «¿El matrimonio gay te molesta?» Osteen dijo: «A mí no me molesta. Desde el punto de vista de la escritura, no es lo que voy a enseñar en mi fe, pero no me molesta».

La entrevista con Larry King es otro ejemplo de los mensajes poco precisos ofrecidos por el Rev. Osteen sobre los homosexuales.

El 02 de octubre 2013 Pastor Osteen se unió a Josh Zepps en HuffPost en vivo para una entrevista más relajada e íntima.

Zepps lee una pieza que le gustaba del nuevo libro de Osteen: «No importa quien te quiere o no te quiere, lo único que importa es que Dios te quiere, te acepta y aprueba de usted».

Zepps siguió preguntando si eso incluía a los homosexuales. «Absolutamente», Osteen insistió: «Yo creo que Dios le dio vida a todas las personas y que cada persona está hecha a imagen de Dios y hay que aceptarlos como son. No estoy aquí para predicar el odio o empujar a la gente abajo».

Además, el Pastor Osteen también compartió sus pensamientos con Larry King de el nuevo Papa, a quien le gusta, y le dijo a King: «Creo que el Cielo es un lugar físico en alguna parte». 

Más información en Visión de Profetas.

Fuentes: CatInforHufftington Post

RETOMANDO EL EVANGELIO VERDADERO TAL COMO JESÚS LO ENSEÑÓ

Por Ing° Mario A Olcese

 

Un Evangelio Prístino

Hoy escuchamos por todos lados una infinidad de evangelios que en nada se parecen al evangelio que Cristo y sus apóstoles predicaron. Hoy escuchamos entre los Católicos Romanos el llamado “Evangelio social”, y entre los evangélicos, el llamado “evangelio de la prosperidad”. Ninguno de estos evangelios es el evangelio que Cristo predicó, y de hecho, no encontramos esas frases en ninguna parte de las Escrituras. Lo sorprendente del caso es que millones de así llamados “cristianos” han aceptado estos evangelios falsos para olvidarse del verdadero que es el Reino de Dios y la muerte, sepultura y resurrección al tercer día de Jesucristo. El Reino de Dios es poco o casi nada predicado en las iglesias, y lo más grave es que cuando uno le pregunta a un evangélico o a un católico de qué se trata el evangelio, uno recibe una variedad de respuestas que no se ajustan a lo enseñado  por Cristo. Estos “cristianos” parecen haberse olvidado de la advertencia Paulina a los Gálatas, y que dice: Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema” (Gál. 1:6-9). ¡Usted puede ser un anatema (maldito) si predica o enseña un evangelio que no es el genuino!

El Evangelio y el nuevo gobierno mundial divino de Justicia

Cuando nuestro Señor estuvo en nuestro planeta hace dos milenios, él se esmeró en dar a conocer el mensaje de Dios a su pueblo. En Lucas 4:43 él dijo: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios porque para esto he sido enviado”. Aquí Jesús no dijo que fue enviado para bendecir a todos los hombres en la presente edad maligna, sino a “introducirnos” en el reino de Dios (Col. 1:13), y a reclutar a los herederos de dicho reino venidero (Lucas 12:32). Jesús vino a formar su equipo de gobierno (su iglesia), y a escoger a los mejores candidatos, a los más preparados, probos, y dignos, para cargos de mayor responsabilidad dentro de su “gabinete” (Apocalipsis 2:27 Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones; Apocalipsis 3:21; “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”;  Lucas 19:15-19: Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno. Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas. El le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel,tendrás autoridad sobre diez ciudades. Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas.  Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades. ).

Durante estos dos mil años de ausencia, él ha estado guiando e inspirando a los suyos a través de su espíritu para formar su equipo de gobierno (príncipes, ministros, viceministros, etc) a través de la labor esmerada de sus fieles pastores y maestros que él constituyó para el perfeccionamiento de Su iglesia (Efe. 4:11-13). La razón de ser de la venida de Cristo a nuestro mundo no fue sólo la de salvar a los hombres de la condenación debido al pecado, sino también para prometerles una participación activa en su nuevo gobierno mundial, que es su reino milenario venidero de justicia y paz, si resultaran fieles hasta el final (“Yo os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí” para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando (gobernando) a las doce tribus de Israel, Lucas 22:29,30).

Jesús y Satanás

El Señor Jesucristo, el futuro Rey Presidente Mundial, es la pesadilla más grande para Satanás. Satanás es el actual Presidente y Líder Mundial que viene rigiendo el presente mundo malo a través de cientos de gobiernos títeres. El Apóstol Pablo llama a Satanás “El dios de este mundo”. El es el verdadero gobernante de las naciones, el líder detrás de todas las naciones gentiles. Juan dijo que todo el mundo yace bajo el poder del maligno (1 Juan 5:19).

Recordemos que la primera cosa que intentó el diablo fue asesinar al bebé Jesús a través de un edicto del rey Herodes, y luego hacerlo caer bajo su influjo cuando estuvo andando en el desierto de Judea por 40 días. El diablo sabía que Cristo no sólo le arrebataría servidores sino que finalmente sería destituido o depuesto de su dominio mundial para que se pudiese restaurar en la tierra un nuevo reino o gobierno mundial presidido por el Mesías, Hijo de Dios. El diablo sabía que Cristo, como simiente de la mujer, pisaría su cabeza y lo destruiría, y por eso lo atacó desde el principio, arremetiendo fieramente contra Él, e intentándolo asesinar desde su infancia, y luego hacerlo caer con sus tentaciones durante todo su ministerio. En el desierto, el diablo le ofreció a Jesús su reino, y su dominio mundial, si sólo le rendía su adoración postrada (Mateo 4:8, 9: “Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares) en un intento desesperado de evitar su futura deposición por Él. El quiso astutamente aliarse con su enemigo y hacerlo parte de su dominio maligno en la era presente. Pero Jesús, conocedor de las artimañas del diablo, lo rechazó sin demora. El destino fatal del diablo y de sus ángeles estaba ya determinado desde el mismo principio de su extraordinario ministerio. Nada podría cambiarlo.

 Jesús percibió cómo ciertos judíos, sin saberlo,  servían a Satanás, y por esto él los llamó ‘hijos del diablo’… ¿Por qué? Porque sencillamente estaban haciendo la voluntad de su padre y jefe (Juan 8:44). No obstante, para estos Judíos ciegos, Jesús era el que estaba endemoniado (v.48). ¡Así engaña el diablo! En distintas ocasiones, tanto Judas, como Pedro, fueron llamados “diablo” y “Satanás” respectivamente por Jesús cuando se dejaron influenciar por el enemigo por ciertos hechos o palabras malignas. El problema con los siervos de Satán es que no se dan cuenta de que están siendo manipulados por él para destruir o a atormentar a los hijos de Dios (2 Cor. 12:7). Se hace necesario, entonces, deponer al diablo de su trono maligno, y establecer un nuevo gobierno justo y perfecto a manos del Hijo de Dios (Rom. 16:20). Si no se depone al diablo, el trabajo de Cristo se verá constantemente obstaculizado con revueltas y conflictos. Por eso en Apocalipsis 20:1-4 se nos revela que el diablo y sus servidores angélicos serán lanzados y atados al abismo por mil años y entonces el gobierno revolucionario y renovador de Cristo se restaurará en la tierra. Los hijos de la luz reemplazarán a los hijos de las tinieblas, y la tierra disfrutará de una era nunca antes vista, donde los animales más feroces y hostiles entre sí vivirán en armonía.

Por fin llegará el día en que las revoluciones sociales, las guerras entre naciones, el terrorismo internacional, los desplazados, y los dictadores malignos, dejarán de existir. La constante lucha entre el bien y el mal habrá terminado finalmente, cuando el bien triunfe sobre el mal, y el diablo, la serpiente antigua, sea removido de nuestro planeta y “encarcelado” en el abismo. La enemistad (predicha en Génesis 3:15) que ha venido coexistiendo entre las dos simientes (la de la mujer y la de la serpiente), habrá finalmente terminado.

Vivir en el Cielo no es la Promesa de Cristo

El mensaje de Dios es el evangelio de la paz, del reino, o del gobierno divino venidero en la tierra en la persona de Jesucristo (Hechos 10:36). Un mensaje o “Buena Nueva” (= ‘evangelio’) que tiene que hacer con la política mundial. Nadie que enseñe otra cosa puede estar enseñando el evangelio original, y menos, aquellos que nos predican que esta tierra será destruida y que nosotros partiremos al cielo para vivir con “angelitos alados” tocando un arpa o una lira de oro al lado de los seres celestiales. Hay definitivamente un prejuicio enorme hacia un reino o gobierno teocrático en la tierra por mil años. Para algunos “cristianos” esta enseñanza es muy “Judía”, y para muchos sectarios, clasistas, y racistas, los Judíos no son sino un pueblo paria, maldito, y aborrecible, que perdió todos sus derechos de primogenitura. Hay ciertamente muchos hombres que no quieren que Cristo reine sobre ellos, ni ahora, ni nunca, y rechazan su señorío o autoridad. Éstos serán destruidos por Cristo cuando él regrese en gloria (Lucas 19:27: “Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí).

Jesús jamás enseñó que partiríamos al cielo para estar para siempre con él. Usted no encontrará a Jesús ofreciendo a sus seguidores el cielo como el paradero final de la carrera cristiana, sino “el reino de los cielos” lo cual es muy distinto. Desgraciadamente muchos todavía confunden la frase “reino de los cielos” con la locución “reino en los cielos”.

Yo lo reto a usted a que me presente tan solo un texto donde se nos prometa el cielo si somos fieles hasta el final de nuestra carrera cristiana. Sólo uno!

El Reino y San Agustín

La Iglesia Católica por siglos se ha encargado de desdeñar y estigmatizar a los judíos acusándolos de matar a Jesús. Los padres de la Iglesia, y en especial los que se dejaron influenciar por las ideas gnósticas de los primeros siglos de la Era Cristiana, adoptaron la creencia de la supervivencia del alma después de la muerte física (Platonismo-Gnosticismo) y la partida de ésta (el alma) al cielo en el momento de la muerte. Así, el reino milenario “Judío” en la nueva tierra se esfumó y se hizo innecesario, siendo este reino espiritualizado o alegorizado por pura conveniencia de la iglesia Universal. Ahora el reino o gobierno literal de Cristo en la tierra prometida fue reemplazado por la noción Agustiniana de un “reino eclesiástico”. Es decir, para “San Agustín de Hipona” (Padre insigne del romanismo del siglo IV) el reino es la misma Iglesia organizada, la cual reina en la tierra sobre las naciones, ejerciendo su poder y autoridad bajo órdenes del Papado y de la curia romana. Convenientemente la Iglesia Universal se adueñó de las promesas muy judías para justificar su poder temporal, y dominar sobre todos los pueblos de la tierra. Ahora la Iglesia Universal era el reino hecho realidad en todo el mundo, al adjudicarse todas las promesas pertenecientes a la era venidera para la presente era, que es la era maligna, la era de Satanás. Para Agustín, y mil millones de Católicos en todo el mundo, el evangelio original de un reino teocrático Judío se convirtió prácticamente en una esperanza obsoleta, siendo este reino mesiánico futuro reemplazado por un reino que está ya “presente” en la tierra…¡y por espacio de casi dos milenios! Así, de un plumazo, el esperado reino restaurado teocrático Judío para la parusía ya no se hace necesario hoy, y más bien se ha convertido simplemente en una vana ilusión y una vana expectativa de los premilenaristas. El amilenialismo y postmilenialismo reemplazaron al premilenialismo apostólico y el pasaje de Apocalipsis 20 fue reinterpretado y hasta considerado irrelevante.

Si como sostenemos, la iglesia Universal realmente apostató de la fe en muchas de sus prácticas y doctrinas, entonces debemos tener cuidado con su doctrina del «reino eclesiástico», pues ésta muy bien puede ser una de sus más grandes apostasías ideadas por Satanás para desvirtuar el verdadero evangelio del reino tal como Jesús y sus apóstoles lo enseñaron.  Esto es serio, porque finalmente podría ser otra causa de perdición para millones de potenciales creyentes y a una infinidad de creyentes ya comprometidos. Jesús enseñó que aquellos que no quieren aceptarlo como Rey y Señor del reino milenario que se restaurará en su segunda venida, no podrán ser salvos. Usted puede decir que Cristo es “el Rey y Señor de su vida”, pero si usted no está dispuesto a aceptarlo a Él como el venidero Rey y Presidente de la nueva sociedad que Él personalmente restaurará en este mundo, y se le hace difícil creer que Él volverá a pisar nuestro mundo para gobernar en persona entre los hombres, entonces usted corre el riesgo de no ser incluido en su partido divino y en su gobierno que por espacio de casi 20 siglos él ha estado construyendo o edificando (Lucas 19:27).

Nuestra Misión, como Iglesia Mesiánica, es anunciar el Partido de Cristo, y convocar a más adherentes

Es evidente que Cristo vino a edificar su iglesia (sus partidarios de su nuevo gobierno mundial). Su misión principal en la tierra fue arrebatar seguidores al diablo y atraerlos a su nuevo partido milenario a fin de restaurar juntos el gobierno o reino de la justicia y paz verdaderos (Col. 1:13). Sus seguidores estaban muy conscientes de la misión de Cristo como el restaurador del gobierno o reino davídico, que le preguntaron poco antes de volver al Padre, lo siguiente: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6). Ellos sabían que Jesús era el Mesías y que restauraría el gobierno davídico en Jerusalén como Líder y Presidente de ese antiguo partido de Dios. Ahora, viendo ellos que Jesús “tardaba” en llevarlo a cabo, le preguntaron si Él lo inauguraría en sus tiempos. Ellos querían gobernar con él, y deseaban deponer el dominio satánico representado por el abusivo e impío Imperio Romano. Pero Jesús no los reprendió por semejante “extraña” pregunta como algunos han querido hacernos creer, como si ésta hubiera sido tonta y fuera de lugar. Al contrario, en el verso 7 Jesús les dice: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Es decir, Jesús no los reprende en ningún momento por su pregunta supuestamente absurda o tonta, sino que más bien la valida, diciéndoles que el tiempo para que se restaure dicho reino en Jerusalén sólo lo sabe Su Padre (v. 7).

Ahora noten ustedes que los discípulos tendrían primero que estar anunciando y dando testimonio de Jesús y de su reino hasta que él volviera a restaurarlo. Ellos tendrían que estar captando adeptos para su causa, y arrebatando a los pecadores de la garras del diablo (Col. 1:13, 2 Timoteo 2:25,26). Su primera venida había sido para anunciar la cercanía de su reino y establecer las condiciones para ingresar en él, como están enunciados en el Sermón del Monte (Mateo 5), y en Gálatas 5:16-26 por Pablo. Sin embargo, muchos cristianos creen que Cristo cumplió todo lo prometido en un periodo muy corto de tiempo, cuando se destruyó el templo Judío en el año 70 DC. Estos son los llamados preteristas extremos o totales, los partidarios de la Escatología Realizada. Estos creen que Cristo estableció su reino en el primer siglo, y que su venida, y la resurrección de los muertos ocurrieron en el año 70 DC. Sin embargo, estos exégetas se encuentran con grandes problemas para explicar ciertos eventos predichos en Mateo 24, como es el caso de la resurrección de los muertos, y la venida física y personal de Cristo a esta misma tierra. De allí que aparecen los llamados “preteristas parciales”, los más moderados en esta corriente escatológica, y que sostienen que la parusía y la resurrección descansan aún en el futuro. Pero los preteristas extremos nos quieren hacer creer que la parusía de Cristo ocurrió en el año 70 DC, cuando en realidad Jesús fue muy claro al detallar la forma de su regreso glorioso, la cual no encaja con la supuesta “parusía” de Cristo expuesta por ellos. Les recomiendo que lean mi artículo sobre “La Señal de la Venida de Cristo” que aparece en mi sitio web: www.elevangeliodelreino.org en el link “el Reino”.

Retomando el tema, Jesús les dijo a sus discípulos que a ellos no les correspondía saber los tiempos o las sazones para la restauración del reino de Dios. Además les dijo que mientras durará su ausencia, ellos debían dar testimonio de él, y de su futuro reino o gobierno mundial (Hechos 1:7; Mateo 24:14). Y así lo hicieron. Vemos a Pablo, por ejemplo, predicando el reino de Dios entre los gentiles. En Roma, él se la pasó dos años enteros preso en una casa rentada (“porque por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena, dijo él”, Hechos 28:20),  y recibía a todos los que le visitaban “a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas… Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.” (Hechos 28:23, 30,31).  Fíjense ustedes cómo Pablo hablaba desde la mañana hasta la tarde sobre Jesucristo y de su Reino o gobierno — “la esperanza de Israel”— a los que le visitaban. Era su tema central y la razón de ser de su ministerio. Sin embargo, los predicadores de hoy se la pasan predicando desde la mañana hasta la tarde el evangelio de la prosperidad, de la riqueza, de la bendición material y nada en absoluto sobre el Reino o gobierno de Cristo que él implantará en esta tierra decadente y moribunda. Simplemente son evangelios y evangelistas fraudulentos. A éstos no hay que recibirlos ni decirles «Bienvenidos». San Juan dice:“Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras”. (2 Juan 9-11). ¡Usted no puede perder su tiempo escuchando a esos mensajeros del diablo!

Ahora observemos algo de lo ocurrido en Tesálonica, pues aquí vamos a descubrir qué predicaban los cristianos a los gentiles y a los judíos del lugar. Dice Hechos 17:1-7:

“Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo(es decir, el futuro Gobernante del partido o reino de Dios). Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas. Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá; a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús. Tomen nota que los cristianos en Tesálonica eran considerados como revoltosos o como predicadores de un nuevo gobierno y de un nuevo rey como lo era César. Su mensaje tenía sabor político, y era una proclama de esperanza para las masas oprimidas por los gobernantes injustos e imperfectos. De modo que afirmar que el mensaje del reino de Dios es un mensaje que nada tiene que ver con la política, o con los gobiernos humanos, es una falacia. Los cristianos auténticos son pregoneros de un nuevo gobierno y de un nuevo Líder justo y poderoso, que cambiará realmente las estructuras decadentes de nuestra sociedad. Estamos llamados a formar el partido de Dios, con Cristo como el futuro Presidente del Maravilloso Gobierno Davídico Mesiánico Restaurado.

Debemos anunciar al mundo que hay un personaje ideal o idóneo para el cargo de Presidente del Mundo llamado Jesucristo. Tenemos que “trastornar” al mundo con este  personaje revolucionario, cuyo mensaje trae la esperanza de la justicia y de la paz permanentes a nuestro mundo, cuando los malvados e injustos reciban el justo pago por sus abusos cometidos contra los más desposeídos de esta tierra, y los pobres sean enriquecidos como príncipes en su reino o gobierno. En ese tiempo los creyentes serán realmente prósperos al lado del hombre más rico y poderoso que existirá… Jesús, el Cristo.

Necesitamos reavivar este mensaje apostólico del reino venidero de justicia, y no desviarnos con prédicas extrañas como: «recibe a Jesús en tu corazón»«Haz de Jesús el Señor y Rey de tu vida»,«Acéptalo a Jesús como tu salvador personal», y frases por el estilo. Me pregunto, ¿cómo puede alguno aceptar al Mesías si no entiende nada de lo que este Mesías hará en este mundo malo cuando él regrese,  y más bien les estamos enseñando doctrinas católicas?

EL EVANGELIO DEL REINO DE JESÚS


Por Anthony F. Buzzard, Master en Teología 

Uno de los fenómenos más notables en la historia de pensamiento humano es la manera en que lo obvio puede esconderse de ambos, del estudioso y del hombre común. La historia de pensamiento cristiano demuestra un ejemplo notable. El propio Jesús constantemente enseñó que Su Mensaje del Evangelio se escondería de las masas cuyas mentes fueron deslumbradas por los intereses encontrados que los preocuparían y que los prevendrían de la devoción completa a Él (Mat. 13:11-17).

El distinguido exegeta alemán E. Haenchen (Hechos de los Apóstoles, Hermeneia, 1971, pág. 141) declaró con respecto a la predicación de la iglesia apostólica primitiva: «La predicación del Reino de Dios obviamente se refiere al Reino de Dios que comenzará con el Parusía [Segunda Venida de Jesús].» En otra parte, en el mismo comentario, él explica que «El Reino de Dios mismo describe la entera proclamación Cristiana“ (Hechos 28:23).  

A pesar de que el Evangelio del Reino es el concepto central de la predicación de Jesús y los apóstoles, y que el Reino de Dios está referido al Reino apocalíptico que se inaugurará en la Segunda Venida, el público en general se ha alimentado de una idea muy diferente. Para los liberales, el Reino de Dios es un programa social, o un compañerismo espiritual que es disfrutado ahora por el creyente. Para el fundamentalista, el Reino es una sociedad americana mejorada, o una dicha en el cielo en el momento de muerte. Ninguna de estas definiciones del Reino puede encuadrarse con la evidencia del Nuevo Testamento. La fe como Jesús la predicó está, por consiguiente, distorsionada  en su mismo corazón. De este modo, el Evangelio como Jesús lo enseñó, ha sido reprimido.  

Semejante injusticia a los archivos históricos de la fe Cristiana exige una urgente  investigación pública. Es un hecho que se puede documentar, que los principales portavoces contemporáneos de la fe cristiana confiesan que ellos no están predicando el Evangelio acerca del Reino (Ver Anthony Buzzard, Nuestros Padres Que no Están en el Cielo, el pp. 29-34), aunque ellos siempre reconocen que Jesús siempre lo hizo. Esta discrepancia asombrosa entre lo que pasa por la enseñanza de Jesús, y lo que Jesús realmente enseñó, merece la exposición más extensa. “Restoration Fellowship”  espera hacer una pequeña contribución al corregir una injusticia histórica y espiritual hecha al hombre que muchos afirmaron era el Mesías y el Salvador. A otros, actualmente, que no son simpatizantes con las afirmaciones de Jesús, el descubrimiento de que el Mensaje ha sido distorsionado significativamente desde el segundo siglo, les será una cuestión de intrigante interés.  

Gracias a las labores de historiadores de la iglesia, nosotros podemos estar seguros que Jesús no sólo proclamó el Reino como el d’être del raison de Su misión (Lucas 4:43), sino que por el Reino Él quiso decir lo que cualquiera que perteneció a Su herencia judía quiso decir, a saber, «el imperio mundial de Dios – el Reino divino en lugar de cada monarquía terrenal. Esto se realizará perfectamente, y se establecerá  totalmente – aquí en la tierra» (F.C. Grant, Judaísmo Antiguo y el Cristianismo del Nuevo Testamento, pp. 114, 115). Semejante visión de un imperio mundial divino había sido, de hecho, la visión de todos los profetas de Israel. Jesús sólo confirmó Su Mensaje, lo amplificó, y lo hizo el asunto de Su llamada urgente al arrepentimiento en vista del Gran Evento por venir.

Es una cuestión de simple honestidad que los Cristianos que afirman seguir a Cristo, abracen en fe el Mensaje que Él, y los apóstoles después de Él, proclamaron. No es evidentemente el caso de que los evangelistas contemporáneos relevan el Evangelio sobre el Reino. Ellos han reducido el Mensaje de salvación a la creencia en el perdón de los pecados y en la resurrección de Jesús. Pero ellos omiten la base de la salvación que descansa en el arrepentimiento y en la aceptación en  fe del Evangelio sobre el Reino de Dios (Marcos 1:14, 15, Hechos 8:12, 19:8; 20:25; 29:23, 31, etc., y bajo diferente terminología como «la Palabra», «el Evangelio», «el Misterio», «la Verdad», etc. en el resto de los documentos del NT).  

La causa de la extraordinaria anomalía presentada por la disimilitud entre lo que el NT presenta como la fe, y lo que normalmente se entiende por ella, es trazable, como muchos teólogos e historiadores distinguidos lo han documentado, a la mezcla fatal del paganismo Griego con la fe Hebrea temprana que empezó en el segundo siglo después de la muerte de los apóstoles y como fue previsto por ellos (Hechos 20:29-31; 2 Pedro 2:1-3). Nosotros hemos documentado, de las numerosas fuentes, el hecho de que simplemente tal helenización de la fe prístina dio alcance al Mensaje del Evangelio original del Reino (Vea «Nuestros Padres Que no Están en el Cielo«, el pp. 259-267). Que esto no es conocido a millones de practicantes confiados señala a la necesidad por una exposición extensa. 

Los resultados de esta partida original de la Verdad son evidentes en la fragmentación de la Cristiandad contemporánea en multitudes de denominaciones discrepantes. Nada podría ser más saludable que el reconocimiento del status quo insatisfactorio y de un retorno al Evangelio puro de Jesús con respecto al Reino de Dios.

¿POR QUÉ PREDICAN DE CASA EN CASA LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ?

”A diferencia de muchos, nosotros no somos de los que trafican con la palabra de Dios. Más bien, hablamos con sinceridad delante de él en Cristo, como enviados de Dios que somos” (2 Corintios 2:17).

Los Testigos de Jehová dicen que la manera más eficaz de difundir el evangelio es yendo casa por casa. Sin embargo, lo cierto es que muchas otras iglesias han crecido mucho más que los Testigos de Jehová sin poner en práctica ese mismo método de la Watchtower…

Sepa usted cuál podría ser la verdadera razón por la que ellos prefieren extender su mensaje del “reino” visitando principalmente las casa u hogares, y postergando cualquier otro método como algo adicional.

 

¿REALMENTE ES CIERTO QUE LOS SUPERINTENDENTES LIDERAN LA EVANGELIZACIÓN?

Y tú, ¿por qué no has salido a predicar como te dije?

Esto comenta la WT con respecto al texto diario de Fil 1:27 (párrafos en negro es lo que dice la WT y los que están en rojo son mis comentarios).

Ustedes […] están firmes en un mismo espíritu, esforzándose lado a lado con una misma alma por la fe de las buenas nuevas (Fili. 1:27).

(WT)Los superintendentes cristianos contribuyen a la unidad. ¿De qué modo? Encabezando la obra de evangelizar.

Comentario

¿Pero dónde dice esto en la Biblia esto?. Hechos 8:1-5, leemos Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. 8:2 Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. 8:3 Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel. 8:4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio (ningún anciano o superintendente había planificado esto). 8:5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria (no dice que fue mandado por algún superintendente), les predicaba a Cristo. Y Pablo (no algún superintendente) le dice al joven Timoteo : 2 Timoteo 4:2: que prediques la palabra; que instes a tiempo y FUERA DE TIEMPO; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Esto nos indica que la predicación no debe ser encabezada por nadie, y nadie debe programarla o dirigirla, o ser el ejemplo. Aquí Pablo le dice que predica a tiempo y fuera de tiempo, es decir, en cualquier momento, incluso, cuando no es muy oportuno hacerlo. La predicaciçó es una responsabilidad individual, y no necesitamos que nadie nos lo encabece para hacerlo así.

 (WT)El espíritu de hermandad que une a quienes servimos juntos a Dios es mucho más fuerte que el de las personas del mundo que se reúnen por motivos sociales. La congregación no es un club adonde se va a pasar el rato, sino una organización fundada con el fin de honrar a Jehová

Comentario:

¿Y dónde está Cristo aquí? En Juan 5:23, Jesús dice: “Para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no HONRA AL HIJO, no honra al Padre que le envió).

(WT) y llevar a cabo una comisión: predicar las buenas nuevas, hacer discípulos y fortalecer a los cristianos (Rom. 1:11, 12; 1 Tes. 5:11; Heb. 10:24, 25). Los cristianos nos mantenemos unidos porque reconocemos a Jehová como Soberano

Comentario:

Y Cristo, ¿dónde está? En Efe 4:13,15,16, Pablo dice: “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo… sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.).

Es Cristo precisamente la persona que unifica, a través del conocimiento de él, quien es un varón perfecto, y el paradigma o modelo a seguir hasta que lleguemos a la plenitud de la estatura de Cristo. Pero esto no lo dicen los Testigos de Jehová. ¡Simplemente lo ignoran por completo!

(WT)nos amamos mutuamente, ciframos nuestra esperanza en el Reino y respetamos a quienes Dios ha puesto a cargo del rebaño. Jehová (¿Y Cristo?)también nos ayuda a superar ciertas actitudes propias de la imperfección que pudieran amenazar nuestra unidad (Rom. 12:2). w10 15/9 2:9, 10

Por lo visto la persona de Cristo está totalmente ausente de este comentario. ¡Realmente preocupante! 

 

 
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EL NEGOCIO DE LA PREDICACIÓN DENTRO DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ

 

Esto dice ahora la Watchtower en su revista La Atalaya del 15 de diciembre del 2010 sobre el asunto de la predicación de las buenas nuevas y sobre la imposibilidad de establecer una fecha del fin del mundo, después de aproximadamente 1o0 largos años de constantes metidas de pata dando fechas apocalípticas erradas:

 «En vista de lo importante que es la predicación, merece que le dediquemos todo el tiempo y energías que podamos. Y esta es la loable actitud que demuestran muchos cristianos. Las personas suelen actuar con un mayor sentido de urgencia cuando ven que se aproxima la fecha límite o el fin de un plazo. Nosotros vivimos precisamente en el tiempo del fin, y existen abundantes pruebas bíblicas e históricas que lo demuestran (Mat. 24:3, 33; 2 Tim. 3:1-5). No obstante, ningún ser humano sabe la fecha exacta en que llegará el fin, como dejó claro Jesús al hablar sobre “la señal […] de la conclusión del sistema de cosas”. Él dijo: “Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre” (Mat. 24:36). Siendo así las cosas, a algunos cristianos —sobre todo a los que llevan muchos años esperando— se les hace difícil a veces mantener el sentido de urgencia (Pro. 13:12). ¿Es ese su caso? WT10 15/12 1:3, 4 (www.tjutil.com)

Comentario de Apologista:

Es increíble escuchar ahora a los líderes de la WT, aunque francamente ya era de esperarse esto, admitir abiertamente que no están guiados por el Espíritu Santo, y que sólo interpretan las Escrituras privadamente y dan sus opiniones personales de lo que ellos entienden sobre ellas. Claro, con tantas fallas en sus fechas para el fin, no les puede quedar otra cosa que reconocer sus limitaciones. Pero bueno, de esto nos dedicaremos a comentar más en otra ocasión.

Ahora bien, los Testigos de Jehová sostienen que es importante la predicación, y por eso insisten en que es trascendental que sus correligionarios dediquen todo su tiempo y energías posibles a ella. Sin embargo, también es cierto, aunque el “esclavo” no insista mucho en esto, que es necesario que todo buen cristiano se consagre a la oración a la par con la predicación, tal como lo dice Hechos 6:4 “Y nosotros persistiremos en la ORACIÓN y en el ministerio de la palabra”. Pero bueno, cualquiera puede tener un lapsus, no?

Pero por qué insisten los Testigos de Jehová en la predicación? ¡Muy simple! Porque para ellos tras el pretexto del anuncio urgente de las “buenas nuevas” a todas las naciones está el negocio de su literatura impresa, la cual es producida por millones todos los meses en sus modernas imprentas en E.U, la cual es distribuida y vendida inmediatamente en todas sus congregaciones sin tener la obligación de pagarles ni un solo centavo a sus millones de publicadores ambulantes. Y aunque es cierto que estos publicadores lo hacen “de buena gana”, y sin esperar retribución monetaria alguna a cambio, salvo la promesa de heredar el reino, son ellos mismos, los esforzados publicadores, los que prácticamente terminan pagando por las revistas “colocadas” (Atalaya y Despertad) que van regalando en su recorrido agotador casa por casa.

Así que a estos pobres publicadores no sólo no se les paga un salario justo por su trabajo arduo, sino que, además, se les exige el pago de dichas revistas que  “colocaron” gratis en el servicio del campo. Para esto está el “siervo de literatura” quien está estratégicamente encargado de exigirle a la congregación entera el pago total por la cuota de las revistas que recibieron y que todos los TJ se ven forzados a “colocar” para no ser considerados o tildados de “tibios”. ¡Un negocio redondo, sin duda!

Por supuesto que los líderes Testigos de Jehová siguen usando como carnada la idea de que el fin está cerca, y que se hace cada vez más necesaria la predicación de las buenas nuevas, vía publicadores, quienes son los que  distribuyen su literatura impresa a medio mundo.

Antes los TJ establecían descaradamente fechas para el fin (recuérdese 1914, 1925, y 1975) para impulsar así sus ventas, y al mismo tiempo animar más a sus ingenuos publicadores a trabajar duro y gratis como esclavos para la sociedad WT. Pero esa estrategia de poner fechas para el fin no podía ser eterna, ya que cada vez que llegaba la fecha, y no pasaba nada, los evidenciaba claramente como falsos profetas. Ahora simplemente están mudos (por el momento) y sólo afirman que el fin está muy cerca. Ojalá sea así, pues hasta el mismo apóstol Pablo creía que vivía en los últimos días (Rom. 13:12).

¿PUEDEN PREDICAR LAS DAMAS CRISTIANAS: UN PUNTO DE VISTA DISTINTO

 

Un tema para el debate alturado…

«El Señor da la palabra; las mujeres que anuncian las buenas nuevas son gran multitud» .- Salmo 68:11, Biblia de las Américas

El gran predicador inglés Charles Spurgeon dijo una vez una historia sobre una mujer hindú que le dijo a un misionero «Sin duda, la Biblia fue escrita por una mujer.» Cuando el misionero le preguntó por qué, la mujer respondió: «Porque dice cosas amables muchas de las mujeres (1).» A lo largo de la Biblia, vemos una serie de mujeres piadosas que fueron usadas ​ poderosamente de Dios. Por ejemplo, uno de los mayores líderes militares de Israel fue una mujer llamada Débora (Jueces 4 y 5). La dramática historia de la reina Ester, mencionada en el libro que lleva su nombre, muestra cómo esta gran mujer protegió al pueblo judío de una destrucción segura. Proverbios 31 es un retrato hermoso y liberador de la mujer piadosa. De hecho, usted podría decir que el primer mensaje de evangelización fue predicado por las mujeres, ya que fueron las primeras en informar que Jesús había resucitado de entre los muertos (Lucas 24: 9-10).

A la luz de esto, es irónico que dentro de la iglesia moderna, las contribuciones de las mujeres sean demasiado a menudo pasadas por alto. Un gran debate en la comunidad cristiana ha sido si es o no apropiado para las mujeres servir como predicadoras, maestras, etc. Yo me doy cuenta de que este es un debate «en casa», y que no siempre son cristianos sinceros en ambos lados de la cuestión. Sin embargo, me preocupa profundamente que a través de un serio malentendido de las Escrituras, muchas voces talentosas dentro de la iglesia han sido silenciadas.

Por favor, no malinterpreten mi propósito al escribir este artículo. No estoy, de ninguna manera, tratando de minimizar la importancia de un sólido liderazgo masculino en la iglesia. Tampoco estoy simplemente tratando de ser «políticamente correcto» o someterse a cualquier tipo de ideología liberal. Por el contrario, mi punto de vista teológico es muy conservador, y creo firmemente en el seguimiento de la autoridad bíblica en todos los ámbitos de la vida y la doctrina. Esta es la razón que creo que está mal, e incluso pecaminoso, marginar a las mujeres realmente talentosas del ministerio.

Hay tres pasajes de la Escritura usados comúnmente para apoyar la idea de que Dios prohíbe a las mujeres llevar a cabo la predicación, la enseñanza, y varias otras funciones en la iglesia. Antes de mirarlos, vamos a examinar algunas reglas básicas de interpretación de la Biblia:

1. Toda la Escritura debe ser interpretada en su contexto histórico.

2. Toda la Escritura debe ser interpretada a la luz de los versículos que lo rodean.

3. Toda la Escritura debe ser interpretada a la luz de todo el mensaje de la Escritura. Puesto que la Palabra de Dios no puede contradecirse a sí misma, cualquier interpretación que viola otra Escritura sobre el mismo tema no puede ser correcta.

Con esto en mente, echemos un vistazo a los pasajes en cuestión:

El primer ejemplo es 1 Corintios 14: 34-35, en la que el apóstol Pablo instruye a que «las mujeres guarden silencio en la iglesia…» Este es de hecho un verso muy preocupante, si no se entiende correctamente. Si se pretende como una prohibición de las mujeres hablar en la iglesia, entonces debemos concluir que las mujeres no se les permiten cantar y verbalmente alabar y adorar a Dios. También están prohibidos de hablar, de visitar, y tener comunión unos con otros. Yo pensaba que estas eran algunas de las razones por las que vienen a la iglesia en primer lugar!

Cuando nos fijamos en este pasaje a la luz de otras Escrituras, la intención del contexto se hace mucho más evidente. Es muy claro escrituralmente que las mujeres, en efecto, no oran en voz alta y no profetizan en los servicios de la iglesia (1 Corintios 11:. 4-5) ¿Qué, pues, en última instancia significan estos versículos? El versículo 35 nos da una idea: «. Si ellas (las mujeres) deberán aprender algo, que pregunten a sus maridos en casa» Al parecer, el problema de Pablo estaba tratando era sobre la mujer que causa la interrupción de los servicios de la iglesia preguntando a sus maridos preguntas de una manera desordenada.

Esta interpretación encaja perfectamente en el contexto general de este capítulo, que es la directriz para el buen orden de los servicios, en particular, pero no limitado a los dones espirituales, tales como las lenguas y la profecía. Nosotros vemos declaraciones como «Que todo se haga a« edificante (versículo 26), «Dios no es Dios de confusión sino de paz» (v. 33), y «Que todo se haga decentemente y con orden» (el versículo 40.) En otras palabras, lo que se está haciendo en la iglesia, ya sea el hablar en lenguas, profetizar, o hacer preguntas, dejar que todo se haga de manera pacífica, edificante y ordenada.

A continuación vamos a examinar 1 Timoteo 2:12, en la que Pablo dice «Yo no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre.» En la interpretación de este versículo, es importante recordar que las palabras griegas para «hombre» y «esposo», así como las palabras «mujer» y «esposa», son las mismas. En el siguiente versículo, Pablo se refiere de nuevo a Adán que fue formado primero, después Eva. Todo indica que este pasaje es, por el contexto, referido a la relación matrimonial, no la iglesia. Pablo no está diciendo que los hombres no pueden aprender de las mujeres. Más bien él está simplemente diciendo que las mujeres no deben ser manipuladoras o dominantes sobre sus maridos. Hay una gran diferencia.

En Hechos 18:24-26, leemos acerca de una mujer llamada Priscila, que, junto con su marido Aquila «, expone el camino de Dios más perfectamente» a un hombre brillante judío llamado Apolo, que más tarde se convertiría en un poderoso predicador de la Evangelio. Si 1 Timoteo 2:12 tenía la intención de prohibir totalmente a las mujeres de enseñar a los hombres, entonces Apolos estaba pecando al aceptar la dirección espiritual de Priscilla. Sin embargo, si este fuera el caso, la Biblia ciertamente no lo indica. Priscilla ofrece una bella imagen de una mujer que, en buena relación con su esposo, usa sus dones dados por Dios para promover el Reino de Dios de una manera poderosa. De hecho, cuenta que cuando Priscila y Aquila se mencionan, su nombre suele ser mencionado primero! (Hechos 18:1-4; 18-28, Romanos 16: 3-4; 1 Corintios 16: 19; 2 Timoteo 2: 14).

Por último, vamos a ver en 2 Timoteo 3:02, 12 y Tito 1:6, los cuales enseñan que los ancianos, diáconos y otros líderes de la iglesia deben ser «marido de una sola mujer». Como hemos comentado anteriormente, toda la Escritura debe ser interpretada a la luz de la Escritura como un todo. Con esto en mente, si estos versos fueron pensados ​​para permitir a los hombres casados el dominio absoluto de la iglesia, entonces Pablo se quedaría descalificado, ya que era soltero (2 Corintios 9:5). Si el título de «diácono» estaba reservado exclusivamente para los hombres, ¿cómo se explica que una señora llamada Febe, que se llama una «siervo (diákonos) de Dios», puesto que la palabra griega traducida como «siervo» es precisamente diakonos, sea llamada una diaconisa?

Tenemos numerosos ejemplos en la Biblia de profetas femenino, (Romanos 16:1-2, 1 Timoteo 3: 11), y otras que eran «obreras del Evangelio» (Filipenses 4: 2-3) De hecho, Romanos 16:7 se refiere a una mujer llamada Junia, que fue reconocida incluso por los padres de la iglesia como una mujer apóstol! ¿Es esto una contradicción? No, en absoluto. Simplemente pone de manifiesto que el significado de este pasaje es un principio rector, es decir: que los líderes de la Iglesia, ya sean hombres o mujeres, deben ser fieles a sus cónyuges.

En resumen, me gustaría citar de Hechos 2: 17-18, que se cita en el cumplimiento de una profecía anterior registrada en Joel 2: 28-29: «… y vendrá a pasar en los últimos días, dice Dios, que derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán… Y sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré en aquellos días de mi Espíritu, y profetizarán «. En estos versículos, la palabra griega para «profetizar» puede traducirse también «proclamar», «declarar», «cantar», «escribir», y sí, «predicar».

Yo estimo que hay muchas más mujeres dentro de la iglesia cristiana que los hombres, pero de forma prudente, el uso de la estadística nos dice que la población cristiana del mundo se compone de 50% hombres y 50% mujeres. Si Satanás puede torcer las Escrituras de tal manera que encierre a más de la mitad del cuerpo de Cristo, entonces él la ha debilitado seriamente. ¡No hay que darle la oportunidad!

NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA:

1-Spurgeon, CH «Mis notas del sermón.» Grand Rapids: Christian Classics, 1884. p. 292. Citado por Kennedy, James D. y Newcombe, Jerry. «Qué Si Jesús no hubiera nacido?» 1994. Thomas Nelson Publishers, Nashville, Tennessee.p. 17.

EL EVANGELIO QUE CRISTO PREDICÓ

Por Mario A Olcese (Apologista)

Como seguidores de Jesucristo, es importante conocer con precisión qué evangelio o buenas noticias predicó nuestro Señor Jesús, a fin de  imitarlo fielmente sin desviarnos en ningún punto. Recordemos que estamos llamados a seguir sus pisadas, e imitar a Pablo, quien igualmente imitó a Jesús.

Desgraciadamente, son pocas las personas que saben que Cristo vino a proclamar las buenas nuevas del reino de Dios, y los más de los cristianos suponen erradamente  que Cristo mismo es el evangelio que debemos creer para ser salvos. Pero Jesús no vino a anunciarse a sí mismo como el evangelio salvador, aunque es verdad que él es la parte más destacable del anuncio del evangelio salvador que es el Reino de Dios. Y es que el reino de Dios tiene un Rey majestuoso y distinguido, que es Cristo, el Señor. Sin este personaje majestuoso no hay posibilidad de que exista un reino igualmente majestuoso.

En buena cuenta, el Rey Jesucristo vino a anunciar, por mandato de Su Padre, el futuro establecimiento del reino de Dios en la tierra, y llamó a la gente a que creyeran en este anuncio o mensaje (el evangelio) extraordinario para ser salvos. Es por eso que nosotros sentimos una gran responsabilidad en ubicarnos bien en las Escrituras, y no omitir ningún pasaje que nos habla del evangelio, especialmente de aquellos pasajes más cruciales o centrales que nos hablan del evangelio con nombre propio (El evangelio del Reino).

Lo curioso del caso es que aunque Jesús llamó a su evangelio, el evangelio del reino de Dios, la mayoría de los cristianos aún lo ignoran o lo omiten por completo, y simplemente dicen que Cristo vino a predicar “el evangelio” y nada más. También muchos cristianos suponen que el evangelio es la Biblia misma, o el Nuevo Testamento, y más precisamente, los evangelios sinópticos. Pero todos estos cristianos están equivocados.

El Reino de Dios: El evangelio

El Reino de Dios es el evangelio que Cristo vino a proclamar por encargo de Su Padre. El dijo: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios, porque para esto he sido enviado” (Lucas 4:43). Sin embargo, cuando uno les pregunta a “cristianos renacidos” qué es el evangelio, ellos dicen cualquier cosa, menos el reino de Dios. Y es que estas personas han sido engañadas por falsos maestros y predicadores que se han presentado predicando “otro evangelio” y “otro Jesús” que no se parecen a los originales. Y Jesús ya había advertido que vendrían falsos maestros que engañarían a sus oyentes con anuncios fraudulentos para desviarlos del mensaje salvador. Hoy escuchamos “el evangelio de la prosperidad”, “El evangelio social”, “el evangelio acerca de Cristo”, etc, pero no “el evangelio del reino de Dios”. Esto es una tragedia, y aunque parezca inocuo, es muy tóxico y mortífero. Es necesario retomar el camino correcto que lleva a la salvación. Si tomamos la medicina equivocada nunca nos curaremos. Debemos seguir la receta que vino a indicar el Señor Jesús, nuestro gran médico, sanador y salvador y de seguro seremos sanados y salvados.

Satanás cegó el entendimiento de los incrédulos

El Diablo cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les amanezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo (2 Corintios 4:4).  Ahora bien, por incrédulos podemos incluir a aquellos cristianos que se niegan a aceptar o a creer que el evangelio verdadero es el reino de Dios, o aquellos que piensan que el reino de Dios sólo incumbe a los judíos y no a los gentiles conversos. Sí, mis amigos, los incrédulos pueden ser los mismos cristianos que dicen ser creyentes, pero que no creen en el reino de Dios es el evangelio. Pero cuidado, hay quienes aun podrían creer en que el reino de Dios es el evangelio, pero que lo interpretan de manera muy distinta a como Cristo y sus apóstoles lo creyeron. Estos caerían igualmente en la categoría de los incrédulos, puesto que creer que el reino de Dios no tiene nada que ver con Israel, y la monarquía davídica restaurada, no es ser un creyente verdadero.

Así que aquí está envuelta una creencia en un evangelio verdadero, único, y original, sin desviaciones, cambios, o alegorizaciones. Es, pues, menester, conservar el evangelio original, y no cambiarlo según nuestro particular parecer. “A la ley y al testimonio, si no hablasen conformen a esto, no les ha amanecido la luz”. Es por eso que debemos averiguar qué creyeron los judíos de los tiempos de Jesús acerca del reino de Dios, y qué fue lo que Cristo vino a confirmar como “promesas hechas a los padres” (Rom. 15:8). Si Jesús vino a confirmar las promesas hechas a los padres, entonces debemos escudriñar cuáles fueron aquellas promesas originales hechas a los padres (Abraham, Isaac, Jacob, y David) y no desviarnos con ideas o prejuicios personales que tanto daño le hacen al anuncio salvador de Jesucristo y sus apóstoles.

PABLO NO PRESENTÓ A UN DIOS TRINO A LOS ATENIENSES EN EL AREÓPAGO

Resulta muy curioso que el apóstol Pablo no haya presentado a un Dios Trino a los cultos y sabios atenienses en el areópago, los cuales, seguramente, hubieran entendido la Trinidad por las ideas Trinitarias de Platón. Asombrosamente, Pablo no lo hizo así, sino que les habló de la existencia de un solo Dios que creó todo lo existente. Además, él les dice que este Dios designó a un varón que Él resucitó en gloria, y el cual  juzgará al mundo con justicia al mundo. Obviamente este varón no era otro Dios como el Creador. Evidentemente para Pablo, Dios no era ni Trino, ni binitario, ni modalista, sino uno, el Padre.

EL REINO DE DIOS DEBE MOTIVARNOS AL ARREPENTIMIENTO

Estimados amigos que visitan mi blog regularmente:

Cuando Jesús comenzó su ministerio predicando el evangelio o buenas nuevas del reino mesiánico, él llamó a la gente al arrepentimiento para que pudieran entran en él.  Sí, mis amigos, Jesucristo fue enviado expresamente por Su Padre para predicar el reino de Dios y  proclamar su cercanía, tanto a sus paisanos, como al mundo entero a través de sus discípulos (Lucas 4:43; Lucas 8:1,2; 9:1,2).

Es interesante notar que Jesús no vino a predicar o a prometer «una estadía eterna de los salvos en el cielo», sino algo que él llamó el reino de Dios, y que evidentemente sus paisanos judíos sabían perfectamente de lo que se trataba. Esto se evidencia por el hecho de que Jesús no se detuvo en ningún momento a explicarles qué era eso que él llamaba el evangelio o Buenas Nuevas del Reino de Dios,.. ¡y tampoco nadie de su audiencia se lo preguntó porque ya lo entendían por los profetas!

Un evangelio sin el reino

Hoy en día los predicadores llaman a las personas al arrepentimiento (aceptando a Cristo) para que éstas no terminen condenadas en el infierno, pero desafortunadamente estos evangelistas no se toman el tiempo para explicarles a sus interlocutores qué es lo que traerá su eventual condenación, es decir, su fatal rechazo  a Cristo y su evangelio del reino. Jesús, recordemos, dijo que el que creyere en el evangelio será salvo, pero el que no creyere, será condenado. Estas son sus palabras: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere (en el evangelio del reino, Mr. 1:1,14,15) y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será CONDENADO (Mr. 16:16). Pero muchos “evangelistas” no empiezan su predicación anunciando el reino de Dios y llamando a la gente a creer en este mensaje salvador. Recordemos que Pablo mismo dice que el evangelio (Cristo y su reino) es “Poder de Dios para salvación; al judío primeramente y también al Griego” (Romanos 1:16). Entonces nos preguntamos: ¿Qué ha pasado con el reino de Dios en las campañas de evangelización de los predicadores cristianos de hoy?

Recibir el evangelio del reino

Jesús dijo: “De cierto os digo, que el que no reciba el REINO DE DIOS como un niño, no entrará en él» (Marcos 10:15). Noten nuevamente que para entrar en el reino de Dios es necesario recibirlo. ¿Y qué se quiere decir con la frase “recibir el reino”? Pues tiene el mismo sentido que «recibir a Cristo», es decir, «creer a Cristo». En Juan 1:11,12, leemos: «A lo suyo vino, y los suyos no le RECIBIERON. Mas a todos los que le RECIBIERON, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. En buena cuenta, “recibir el reino” es “creer en el reino”, así como “recibir a Cristo” es creer en su nombre”. De modo que es muy importante creer en el reino de Dios para poder entrar en él. Y recuerde esto: uno puede recibir a Cristo o creer en él, pero si uno no cree en su evangelio del reino, o no recibe el reino por fe, jamás podrá entrar en él.

También es importante mencionar que los discípulos de Felipe fueron bautizados cuando creyeron precisamente en este evangelio del reino y en el nombre de Jesucristo. Dice Hechos 8:12, así: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del REINO DE DIOS y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres”. Esta verdad indiscutible debe quedarse bien grabada en la mente de todos ustedes que leen este artículo.

El Reino de Dios es un mensaje para todos los hombres

Algunos aún creen que el Reino de Dios es un mensaje sólo para los Hebreos, el cual fue predicado primeramente por el Judío Jesús y sus discípulos, a los judíos. Sin embargo, el apóstol Pablo, quien era también un israelita, predicó este mismo evangelio del Reino a los que no eran Judíos (los Griegos o gentiles del mundo de entonces) para que también fueran hechos herederos de esa misma promesa (Hechos 14:22).

En Hechos 20:24,25, el apóstol Pablo llama a este único evangelio del reino, “el evangelio de la gracia” de Dios, y no porque fuese un nuevo evangelio, sino porque es un mensaje que posibilita, por la gracia de Dios, que  todos puedan participar de dicho reino glorioso que se establecerá en la tierra en la parusía del rey (Rom 15:8).

También es interesante observar que Pablo se quedó dos años enteros en Roma para predicar el reino de Dios y el nombre de Jesucristo a todas las personas que venían a visitarlo a su casa alquilada. En Hechos 28:23,30, 31, leemos: “Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el REINO DE DIOS desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas. Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el REINO DE DIOS y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento”.

Algunos reciben el Reino de Dios por un tiempo y luego se olvidan de él

Lo que Jesús enseñó en su parábola del Sembrador es que habrá un número de personas que recibirán el reino de Dios predicado por los verdaderos evangelizadores, pero que desafortunadamente no lo mantendrán vivo en sus vidas porque otras metas tomarán su lugar, y simplemente dejarán de pedirlo y buscarlo (Mateo 6:10,33). En Lucas 8:12-15 leemos:

Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven. Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan. La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto. Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia”.

Noten ustedes que los de junto del camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón, la palabra para que no crean y se salven. ¿Qué palabra es ésta que el diablo se encarga de quitar del corazón de los que oyen? La respuesta está en Lucas 13:19:

“Cuando alguno oye la PALABRA DEL REINO y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino”.

Así que lo que el diablo hace es arrebatar la palabra o el mensaje del Reino que oye el potencial creyente para que éste no se salve. Otros, en cambio, reciben el mensaje o evangelio del Reino (“la Palabra”) con gozo, pero creen sólo por un tiempo, cuando les sobrevienen las pruebas. Y finalmente hay otros que oyen la palabra, pero que los afanes y las riquezas, y los placeres de este mundo les impide dar frutos, y terminan perdiéndose. Sin embargo habrá quienes tienen un corazón bueno y recto que retienen la palabra del Reino y dan fruto. Estos son la minoría, sin duda. Sí, una minoría tendrá el corazón BUENO Y RECTO como para retener el mensaje o evangelio del reino y darán frutos con su vida y predicación.

Hoy en día el mensaje del reino es predicado por distintos medios, aunque no a la velocidad que quisiéramos, dado que aún el diablo sigue engañando a muchísimos predicadores con evangelios fraudulentos. Esta es la obra maestra del diablo, sin duda alguna.

Creemos que el mensaje del Reino sigue siendo como una piedra en el zapato de muchos evangelistas, los cuales esperan, no heredar la tierra, sino escapar de este mundo decadente hacia el cielo o la llamada “gloria celestial”. Es decir, ellos creen que el reino de los cielos o el reino de Dios es el cielo mismo, donde supuestamente vivirán los salvos con sus almas inmortales. Esta es una idea Griega, y no Hebrea, una esperanza que jamás pasó por la mente de los fieles del AT. Así que toda vez que un predicador presenta un evangelio de un rey sin su reino en la tierra o mundo venidero, un gran favor que le están haciendo al adversario, el diablo. Este macabro personaje odia el evangelio de la gloria de Cristo que es el mismo evangelio del reino, porque sabe que es un mensaje que da esperanza al mundo y que salva a los que lo creen, piden y buscan de todo corazón. Es por eso que este espíritu engañador ha logrado embotar las mentes de los que no creen en el reino, para que no acepten en este precioso mensaje salvador, y se pierdan junto con sus guías ciegos.

Mientras tanto, yo seguiré con mi cometido de predicar el reino de Dios a más personas, dando testimonio de lo que Dios ha prometido para los suyos. Si usted quiere imitar a Cristo y a Pablo en esta sagrada misión, será bendecido grandemente, si no ahora, en la era venidera.

Romanos 10:15: ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian BUENAS NUEVAS!

Vuestro Servidor,

Mario Olcese (Apologista)

www.elevangeliodelreino.com

 

JESÚS Y PABLO ENSEÑARON MUCHO SOBRE EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS

 Jesús y el Reino 

Lucas 4:43: Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del REINO de Dios; porque para esto he sido enviado. 

Lucas 6:20: Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el REINO de Dios. 

Lucas 7:28: Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el REINO de Dios es mayor que él. 

Lucas 8:10: Y él dijo: A vosotros os es dado conocer los misterios del REINO de Dios; pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan. 

Lucas 9:2: Y los envió a predicar el REINO de Dios, y a sanar a los enfermos. 

Lucas 9:11: Y cuando la gente lo supo, le siguió; y él les recibió, y les hablaba del REINO de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados. 

Lucas 9:27: Pero os digo en verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que vean el REINO de Dios. 

Lucas 9:60: Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el REINO de Dios. 

Lucas 9:62: Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el REINO de Dios. 

Lucas 10:9: y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el REINO de Dios. 

Lucas 10:11: Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero esto sabed, que el REINO de Dios se ha acercado a vosotros. 

Lucas 11:2: Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu REINO. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 

Lucas 11:20: Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el REINO de Dios ha llegado a vosotros. 

 Lucas 12:31: Mas buscad el REINO de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. 

Lucas 12:32: No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el REINO

Lucas 13:18: Y dijo: ¿A qué es semejante el REINO de Dios, y con qué lo compararé? 

Lucas 13:20: Y volvió a decir: ¿A qué compararé el REINO de Dios? 

Lucas 13:28: Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el REINO de Dios, y vosotros estéis excluidos. 

 Lucas 13:29: Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el REINO de Dios. 

Lucas 14:15: Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el REINO de Dios. 

Lucas 16:16: La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el REINO de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él. 

Lucas 17:20: Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el REINO de Dios, les respondió y dijo: El REINO de Dios no vendrá con advertencia, 

Lucas 17:21: ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el REINO de Dios está entre vosotros. 

Lucas 18:16: Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el REINO de Dios. 

Lucas 18:17: De cierto os digo, que el que no recibe el REINO de Dios como un niño, no entrará en él. 

Lucas 18:24: Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el REINO de Dios los que tienen riquezas! 

Lucas 18:25: Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el REINO de Dios. 

Lucas 18:29: Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el REINO de Dios, 

Lucas 19:11: Oyendo ellos estas cosas, prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el REINO de Dios se manifestaría inmediatamente. 

Lucas 19:12: Dijo, pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un REINO y volver. 

Lucas 19:15: Aconteció que vuelto él, después de recibir el REINO, mandó llamar ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno. 

Lucas 21:31: Así también vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el REINO de Dios.

Lucas 22:16: Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el REINO de Dios.

Lucas 22:18: porque os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el REINO de Dios venga.

Lucas 22:29: Yo, pues, os asigno un REINO, como mi Padre me lo asignó a mí,

Lucas 22:30: para que comáis y bebáis a mi mesa en mi REINO, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel.

Juan 3:3: Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el REINO de Dios.

Juan 3:5: Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el REINO de Dios.

 Juan 18:36: Respondió Jesús: Mi REINO no es de este mundo; si mi REINO fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi REINO no es de aquí.

Pablo y el Reino de Dios

Hechos 14:22: confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el REINO de Dios.

Hechos 19:8: Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del REINO de Dios.

Hechos 20:25: Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el REINO de Dios, verá más mi rostro.

Hechos 28:23: Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el REINO de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas.

Hechos 28:31: predicando el REINO de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.

Romanos 14:17: porque el REINO de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.

1 Corintios 4:20: Porque el REINO de Dios no consiste en palabras, sino en poder.

1 Corintios 6:9: ¿No sabéis que los injustos no heredarán el REINO de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,

 1 Corintios 6:10: ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el REINO de Dios. 

1 Corintios 15:24: Luego el fin, cuando entregue el REINO al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.

1 Corintios 15:50: Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el REINO de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. 

Gálatas 5:21: envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el REINO de Dios. 

Efesios 5:5: Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el REINO de Cristo y de Dios. 

Colosenses 1:13: el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al REINO de su amado Hijo, 

Colosenses 4:11: y Jesús, llamado Justo; que son los únicos de la circuncisión que me ayudan en el REINO de Dios, y han sido para mí un consuelo. 

1 Tesalonicenses 2:12: y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su REINO y gloria. 

2 Tesalonicenses 1:5: Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del REINO de Dios, por el cual asimismo padecéis. 

2 Timoteo 4:1: Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su REINO

2 Timoteo 4:18: Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su REINO celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén. 

Hebreos 1:8: Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu REINO

Hebreos 12:28: Así que, recibiendo nosotros un REINO inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia.

Pregunta para reflexionar:

Siendo que el reino de Dios fue el mensaje central o de primera importancia para Jesús y Pablo, ¿Por qué los llamados evangelistas de hoy predican cualquier otro evangelio, menos el reino de Dios? La respuesta es simple: ¡Están ciegos! (2 Cor. 4:4).

Texto para meditar:

«Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos (Efe. 1:17,18).

“TODO LO HE LLENADO DEL EVANGELIO DE CRISTO” (ROMANOS 15:19)

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista) 

¿Qué predicaba Pablo como el evangelio?

El apóstol Pablo se esmeró en predicar el evangelio de Cristo a las diferentes ciudades a donde él iba, que llegó a decir: “Todo lo he llenado del evangelio de Cristo” (Romanos 15:19). Y en otra ocasión el apóstol Pablo dijo: “si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro (Col. 1:23). Sin duda alguna, aquí Pablo emplea una hipérbole, porque realmente su evangelio sólo llegó al mundo que él conocía, y no necesariamente a todos los rincones de la tierra como la conocemos hoy. Sin embargo, lo que Pablo quería decir era que prácticamente todo el “mundo romano” ya había oído del evangelio de Cristo por su palabra, y la de sus colaboradores.

También es interesante encontrar a Pablo discutiendo por tres días de reposo seguidos en una sinagoga judía de Tesalónica, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras. ¿Y qué enseñaba y discutía Pablo en dicha sinagoga de los judíos? Veamos Hechos 17:1-8 para encontrar la respuesta:

“Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo. Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas. Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá;  a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús.  Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas”.

Si uno se detiene a examinar lo que Pablo discutía con sus paisanos judíos y también con gentiles que acudían a la sinagoga Judía de Tesalónica, veremos que era sobre el padecimiento, muerte, y resurrección de Cristo de entre los muertos al tercer día, y el anuncio de que Jesús era el Cristo. ¿Y qué querría decir Pablo con eso de que Jesús era el Cristo? Creo que la respuesta está en el mismo verso 8, cuando se les acusa de estar enseñando que “HAY OTRO REY”. Y si hay otro rey, hay también OTRO REINO. Así que cuando Pablo enseñaba que Jesús es el Cristo, él estaba presentando a Jesús como el Mesías esperado, el anhelado rey que restaurará un reino glorioso en la tierra en su segunda venida en gloria. Y los Judíos entendieron esto muy bien, ¡y no se equivocaron! Notemos, sin embargo, que Jesús no comenzó hablándoles de su muerte, sepultura y resurrección al tercer día como hacen muchos hoy día, sino con el evangelio del reino de Dios. Y de hecho sus oyentes y discípulos no creyeron que él moriría y resucitaría al tercer día, pues simplemente lo ignoraban, y no fue sino hasta casi al final de su ministerio que lo supieron, lo entendieron y lo creyeron. Así que si hubo gente que al comienzo creyó en él, fue sólo en su anuncio del reino de Dios, porque el asunto de su muerte, sepultura y resurrección al tercer día permanecía aún oculto.

He aquí la evidencia:  

“Tomando Jesús a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre. Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido. Y después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará. Pero ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía. (Lucas 18:31-34).

Poco después, sus ojos fueron abiertos para entender:

“Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones” (Lucas 24:44-47).

El evangelio completo que debe ser creído

El evangelio completo, por tanto, es el mensaje del reino de Dios, y junto con éste, la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo al tercer día. Estas dos cosas son imprescindibles que todos creamos para ser salvos. Aquí tenemos “el qué” (fe en la meta verdadera del cristiano—el reino de Dios) y “el cómo” (la fe en el sacrificio, muerte y resurrección de Cristo para heredar dicho reino). Y es que si Cristo no hubiera muerto y resucitado, ¡nosotros jamás hubiéramos tenido la oportunidad de resucitar de la tumba para heredar el reino, y eso lo explica muy bien Pablo en 1 Corintios 15.

Los primeros cristianos fueron bautizados justamente creyendo en el evangelio del reino de Dios y en las cosas concernientes al nombre y persona de Jesucristo (Hechos 8:12). ¿Pero cuántos hoy han sido bautizados sin saber ni un ápice acerca del reino de Dios? Sí, mis amigos, los pastores y evangelistas animan a sus discípulos a bautizarse, pero ellos no se aseguran antes de que sus iniciados estén bien enterados del evangelio del reino. Simplemente ellos mismos, como líderes, están ciegos, y ya sabemos bien a dónde terminan todos aquellos novicios que son guiados por ciegos.

Así que para terminar podemos decir que Pablo “trastornó al mundo entero” de entonces con su mensaje de que Cristo murió y resucitó al tercer día, y que él era el Mesías esperado, el rey del reino de Dios que gobernaría el mundo en reemplazo de los reinos humanos impíos. Este fue su evangelio completo: el Rey, su reino, y su muerte, sepultura y resurrección al tercer día; sacrificio que garantiza nuestra propia resurrección y glorificación en la parusía del rey (Hechos 28:23,20,31).

 

EL REINO DE DIOS EN LA PREDICACION DE JESUS

Efectivamente, en estas perícopas tenemos el núcleo central de toda la doctrina de Jesús. Comienza con las bienaventuranzas. En la primera se habla de los pobres de espíritu que son bienaventurados precisamente porque de ellos es el Reino de los cielos. La última bienaventuranza, dedicada a los que padecen persecución por ser justos, habla también de que ellos son los poseedores del Reino de los cielos.
Con esta inclusión, tan del estilo semita, se está recalcando una idea determinada, la de que el Reino de Dios es el premio de los bienaventurados, la salvación divina. En todo ese sermón está presente de algún modo la Ley del antiguo reino de Yahwéh. Esa Ley es como el punto de arranque para llegar a la nueva situación en la que el orden antiguo se renueva, lo anunciado se cumple, lo prefigurado se culmina y perfecciona. Aquella soberanía de Dios que se identificaba con su voluntad salvífica viene expresada con un lenguaje nuevo que pone el acento en la Providencia de Dios, ese Padre que cuida de los hombres con más esmero que cuida de los lirios del campo o de los pajarillos de poco precio (Mt 6,25-32). Soberanía de Dios que vela por las necesidades de los suyos, de tal forma que no es admisible la inquietud por el mañana, la preocupación por el alimento o el vestido. Sólo es necesaria una cosa: buscar el Reino de Dios y su justicia y lo demás se nos dará por añadidura (Mt 6,34).
A lo largo de su predicación Jesús va proclamando la salvación, la llegada del Reino de Dios con sus exigencias y con las grandes promesas que lleva consigo. De nuevo será Mateo, justamente llamado el evangelista del Reino, quien agrupe las parábolas relacionadas con nuestro tema, y que los demás evangelistas las colocan en un contexto diverso, o las omiten. Jesús aclarará a los suyos el misterio del Reino de los cielos (Mt 13,11) que a los demás les está oculto. Les explica cómo la semilla del sembrador de la parábola es la palabra del Reino, que unos aceptan y otros rechazan, que en unos fructifica y en otros se seca. Hablará de la acción del enemigo que nunca duerme, de la cizaña que nace junto a la buena hierba. Del grano de mostaza que simboliza el humilde comienzo del Reino que un día será un frondoso árbol, cuyas ramas alcancen los confines de la tierra y cobijen a todos los hombres del universo. La levadura, el tesoro escondido, la perla maravillosa, la red barredera. Fuerza expansiva del Reino de Dios que irá penetrando con su poder fermentador en todos los entresijos del tiempo y del espacio. Bien único por el que vale la pena el sacrificio total. Reino de Dios que ha de pasar por una fase terrena, en la que buenos y malos vivan mezclados, hasta el momento definitivo en el que Cristo venga como Rey con gran poder y majestad, sobre las nubes, para juzgar a vivos y muertos (Mt 25,31-46), para dar el Reino a los que fueron fieles y para rechazar eternamente a los que no lo fueron.

“HAZ OBRA DE EVANGELISTA, CUMPLE TU MINISTERIO”

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Esto le encarga Pablo al joven Timoteo:

Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.  Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio” (2 Timoteo 4:1-4).

En estos versos vemos al apóstol Pablo animando a Timoteo, un ejemplo entre los jóvenes creyentes, para que haga la obra de evangelista, y cumpla su ministerio. Le dice que predique la Palabra a tiempo y fuera de tiempo, y más aún, cuando se tenía la amenaza de las falsas doctrinas que no serían sino meras fábulas humanas que desviarían de la verdad a muchos, incluso dentro del pueblo de Dios.

A los corintios igualmente el apóstol Pablo les aconseja, lo siguiente: Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano (1 Corintios 15:58). Aquí Pablo les dice a los creyentes corintios que se mantengan firmes y constantes en la fe, y creciendo más y más en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo para esta causa divina no es en vano, pues tiene gran retribución. Dice Apocalipsis 2:3, así: “y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado”.

Cristianos inconstantes

Pero hay muchos cristianos que no le dedican tiempo a la obra del Señor, y simplemente se escudan en escusas que pueden parecer justas, pero que son simples pretextos. Y es que si uno está convencido de que el evangelio de Cristo  tiene poder salvífico, uno no lo dejaría de proclamar para que otros también se salven de la condenación. ¡Eso es amor genuino!

En la parábola del sembrador, Jesús pasa a explicar los distintos tipos de tierra o suelos donde caen las semillas del sembrador. El dice lo siguiente: “Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan” (Lucas 8:13). Y esto es verdad, puesto que muchos cristianos todavía se encuentran en la encrucijada entre decidir por Dios o por sus seres queridos (familiares y amigos). Sí, Cristo y su evangelio del reino es motivo de controversia y de división. Sí, muchas veces el mensaje salvador es motivo de que muchos amigos y familiares nos releguen a un segundo plano, o nos pongan totalmente de lado. Y es que aún muchos potenciales creyentes están muy unidos a sus seres queridos, y a una religión tradicional y familiar, que mantenerse firme a su “nueva” fe se les hace insoportable. Finalmente, o eventualmente, dejan de lado su compromiso cristiano para agradar a los suyos y no a Dios. Pablo es directo al decir: “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo”.

En un continente como el nuestro donde predomina el catolicismo, toda religión distinta a ésta es vista como una secta o un culto peligroso que se ha alejado de la verdad de la Santa Madre Iglesia. Desgraciadamente, también es cierto que muchas iglesias protestantes, sean éstas evangélicas, cultos, o sectas, han obrado mal y han dejado un mal testimonio en el mundo con su conducta que dista mucho de ser cristiana. Las más de las iglesias se han convertido simplemente en empresas de negocios donde lo único que se busca es convertir a la gente para sacarles su dinero con el pretexto de una causa supuestamente noble y altruista. Pero también es cierto que la iglesia católica ha perdido su autoridad con tanto sacerdote pedófilo y monjas histéricas que han abusado de sus cargos de manera execrable. Ya ninguna iglesia parece ofrecer un evangelio puro con líderes intachables y confiables. Pero Cristo y su evangelio no cambian, siguen siendo los mismos, sin ninguna variación.

Nuestra tarea es predicar el evangelio de Cristo, el reino de Dios, y no cansarnos de cumplir nuestro ministerio, evangelizando y llevando a los pecadores a los pies de Jesucristo. Esto es lo importante. Y recordemos que no necesitamos una iglesia organizada, con jerarcas y dogmas para que nos edifiquemos apropiadamente en la fe. Tenemos a Dios y Su palabra, y contamos con el gran Pastor de los pastores que es Cristo, nuestro Señor. La gente que se convierta y se bautice creyendo en el evangelio del reino y en el nombre de Jesucristo (Hechos 8:12) son automáticamente incluidos en el cuerpo místico de Cristo (Hechos 2:38,47), y convertidos en miembros de su iglesia.

No nos desanimemos

Así que no nos desanimemos si nos hemos desengañado de nuestra iglesia, o de nuestros pastores y maestros que obraron injustamente o impíamente contra nosotros, o contra terceros. Ellos tendrán que dar cuenta de sus actos a Dios, y serán corregidos o castigados a su debido tiempo, si antes no se arrepienten con corazón contrito y humillado. Nosotros seguimos perteneciendo al cuerpo de Cristo, aquel cuerpo desperdigado por todo el mundo, y que el Señor conoce muy bien, y mejor que nadie.  

Finalmente, sólo el Señor sabrá decidir si estamos o no incluidos o adheridos a su cuerpo, y nadie más. Y recordemos que aunque haya sólo dos o tres personas reunidas en su nombre, él estará en medio de ellas. Y es su promesa, ¡y él lo cumplirá! No hay, pues, por qué sentirse solos, pues el Señor está con los suyos, y más aún, si andamos cumpliendo sus mandatos con fidelidad y constancia.

El diablo es un obstructor

Para terminar, no olvidemos que el único interesado de boicotear el evangelio salvador de Cristo es Satanás. Por tanto, sabiendo esto muy bien, no demos dar lugar o pie al diablo, y no desistamos en cumplir nuestro ministerio, a tiempo y fuera de tiempo. En la misma parábola del sembrador Jesús deja claro esto, al decir:  «Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el DIABLO y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven» (Lucas 8:12).

Recordemos, sin embargo, que también Jesús habló de la semilla que cayó en buena tierra, diciendo: «Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con PERSEVERANCIA» (Lucas 8:15).

EL EVANGELIO QUE CRISTO PREDICÓ

Por Mario A Olcese (Apologista)

Como seguidores de Jesucristo, es importante conocer con precisión qué evangelio o buenas noticias predicó nuestro Señor Jesús, a fin de  imitarlo fielmente sin desviarnos en ningún punto. Recordemos que estamos llamados a seguir sus pisadas, e imitar a Pablo, quien igualmente imitó a Jesús.

Desgraciadamente, son pocas las personas que saben que Cristo vino a proclamar las buenas nuevas del reino de Dios, y los más de los cristianos suponen erradamente  que Cristo mismo es el evangelio que debemos creer para ser salvos. Pero Jesús no vino a anunciarse a sí mismo como el evangelio salvador, aunque es verdad que él es la parte más destacable del anuncio del evangelio salvador que es el Reino de Dios. Y es que el reino de Dios tiene un Rey majestuoso y distinguido, que es Cristo, el Señor. Sin este personaje majestuoso no hay posibilidad de que exista un reino igualmente majestuoso.

En buena cuenta, el Rey Jesucristo vino a anunciar, por mandato de Su Padre, el futuro establecimiento del reino de Dios en la tierra, y llamó a la gente a que creyeran en su anuncio o mensaje (el evangelio) extraordinario para ser salvos. Dice en Marcos 1:14,15: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio…El que CREYERE Y FUERE BAUTIZADO, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (16:16).

Es por eso que nosotros sentimos una gran responsabilidad en ubicarnos bien en las Escrituras, y no omitir ningún pasaje que nos habla del evangelio, especialmente de aquellos pasajes más cruciales o centrales que nos hablan del evangelio con nombre propio (El evangelio del Reino).

Lo curioso del caso es que aunque Jesús llamó a su evangelio, el evangelio del reino de Dios, la mayoría de los cristianos aún lo ignoran o lo omiten por completo, y simplemente dicen que Cristo vino a predicar “el evangelio” y nada más. También muchos cristianos suponen que el evangelio es la Biblia misma, o el Nuevo Testamento, y más precisamente, los evangelios sinópticos. Pero todos estos cristianos están equivocados.

El Reino de Dios: El evangelio

El Reino de Dios es el evangelio que Cristo vino a proclamar por encargo de Su Padre. El dijo: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios, porque para esto he sido enviado” (Lucas 4:43). Sin embargo, cuando uno les pregunta a “cristianos renacidos” qué es el evangelio, ellos dicen cualquier cosa, menos el reino de Dios. Y es que estas personas han sido engañadas por falsos maestros y predicadores que se han presentado predicando “otro evangelio” y “otro Jesús” que no se parecen a los originales. Y Jesús ya había advertido que vendrían falsos maestros que engañarían a sus oyentes con anuncios fraudulentos para desviarlos del mensaje salvador. Hoy escuchamos “el evangelio de la prosperidad”, “El evangelio social”, “el evangelio acerca de Cristo”, etc, pero no “el evangelio del reino de Dios”. Esto es una tragedia, y aunque parezca inocuo, es muy tóxico y mortífero. Es necesario retomar el camino correcto que lleva a la salvación. Si tomamos la medicina equivocada nunca nos curaremos. Debemos seguir la receta que vino a indicar el Señor Jesús, nuestro gran médico, sanador y salvador y de seguro seremos sanados y salvados.

Satanás cegó el entendimiento de los incrédulos

El Diablo cegó el entendimiento de los incrédulos para que no les amanezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo (2 Corintios 4:4).  Ahora bien, por incrédulos podemos incluir a aquellos cristianos que se niegan a aceptar o a creer que el evangelio verdadero es el reino de Dios, o aquellos que piensan que el reino de Dios sólo incumbe a los judíos y no a los gentiles conversos. Sí, mis amigos, los incrédulos pueden ser los mismos cristianos que dicen ser creyentes, pero que no creen en el reino de Dios como el evangelio. Pero cuidado, hay quienes aun podrían creer en que el reino de Dios es el evangelio, pero que lo interpretan de manera muy distinta a como Cristo y sus apóstoles lo creyeron. Estos caerían igualmente en la categoría de los incrédulos, puesto que creer que el reino de Dios no tiene nada que ver con Israel, y la monarquía davídica restaurada, no es ser un creyente verdadero.

Así que aquí está envuelta una creencia en un evangelio verdadero, único, y original, sin desviaciones, cambios, o alegorizaciones. Es, pues, menester, conservar el evangelio original, y no cambiarlo según nuestro particular parecer. “A la ley y al testimonio, si no hablasen conformen a esto, no les ha amanecido la luz”. Es por eso que debemos averiguar qué creyeron los judíos de los tiempos de Jesús acerca del reino de Dios, y qué fue lo que Cristo vino a confirmar como “promesas hechas a los padres” (Rom. 15:8). Si Jesús vino a confirmar las promesas hechas a los padres, entonces debemos escudriñar cuáles fueron aquellas promesas originales hechas a los padres (Abraham, Isaac, Jacob, y David) y no desviarnos con ideas o prejuicios personales que tanto daño le hacen al anuncio salvador de Jesucristo y sus apóstoles.

Pablo pide que le imitemos

¿Realmente estamos imitando a Pablo, quien igualmente imitó a nuestro Señor Jesucristo? Imitar a Pablo es imitar a Jesús (1 Cor. 11:1), pues Pablo anduvo predicando el mismo evangelio que Cristo introdujo entre sus paisanos.

Pablo predicó el mismo evangelio de Jesucristo

Pablo definitivamente predicó el evangelio de Cristo, el mismo evangelio del reino de Dios, además de su muerte, sepultura y resurrección al tercer día.

Romanos 15:19: con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del EVANGELIO de Cristo.

Romanos 15:29: Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del EVANGELIO de Cristo.

2 Corintios 10:14: Porque no nos hemos extralimitado, como si no llegásemos hasta vosotros, pues fuimos los primeros en llegar hasta vosotros con el EVANGELIO de Cristo.

Gálatas 1:7,8: No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el EVANGELIO de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro EVANGELIO diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.

Pablo predicó el Reino de Dios

El apóstol Pablo predicaba el evangelio de Cristo que es el evangelio del reino de Dios. He aquí los textos que lo demuestran:

Hechos 14:22: confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el REINO DE DIOS.

Hechos 19:8: Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del REINO DE DIOS.

Hechos 20:25: Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el REINO DE DIOS, verá más mi rostro.

Hechos 28:23: Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el REINO DE DIOS desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas.

Hechos 28:31: predicando el REINO DE DIOS y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.

Conclusión:

Si Pablo imitaba a Jesús, y nosotros debemos imitarle a él, ¿por qué usted no predica el reino de Dios?

LOS JUDÍOS NO MALINTERPRETARON LA ENSEÑANZA DEL REINO DE JESÚS

Evangelistas y evangelios incompletos

Los evangelistas de hoy nos sorprenden mucho cuando evangelizan al mundo con un anuncio que no es completamente el evangelio original que debe ser proclamado para salvación. Y es que en realidad los “moribundos” espirituales están recibiendo de los “evangelistas” la mitad de la dosis curativa—¡más no la totalidad!

Sí, la gran mayoría de predicadores se han olvidado, o pero aún, ignoran por completo, que el remedio o dosis completa de salvación es Cristo mismo y su reino de justicia, el anuncio o buenas nuevas que él vino a proclamar por encargo de Su Padre y que nosotros debemos igualmente aceptarlo y “recetarlo” a otros (Mt. 24:14). Pareciera que simplemente las biblias de estos predicadores no contienen el verso 43 de Lucas 4, o que éste no dice lo que verdaderamente dice, sino algo muy distinto. ¿Pero por qué tanto descuido de este pasaje tan crucial de la Biblia? ¿Es que acaso es tan complicado entenderlo e interpretarlo? 

Si usted se toma el tiempo para escuchar a cualquier destacado evangelista radial y/o televisivo, usted notará inmediatamente que su prédica es Cristo y el llamado al arrepentimiento para obtener la salvación. Aparentemente está perfecto, pero no fue así cómo Jesús ordenó a los suyos predicar. Lo primero que hizo Jesús es mandar a sus apóstoles a predicar el reino de Dios por todos los pueblos y aldeas del país, y luego a llamar a la gente a la reconciliación con Dios para poder así participar de aquel reino esperado y conocido por ellos, el cual iban proclamando su cercanía. Es decir, Jesús vino a traer esperanza al mundo, esperanza de salvación a través de su mensaje del reino, el cual sería una especie de “carnada” para atraer a millones de «peces» a su gran red (iglesia). Esa carnada sabrosa que es el reino de Dios, no sólo atraería a judíos, sino también a gentiles, es decir, a toda clase de personas. Hoy, difícilmente un pescador puede usar una carnada para atraer todo tipo de peces, pero el evangelio del reino es una carnada muy sabrosa y seductora para atraer a potenciales peces de todos lados del mundo para el Señor Jesucristo. 

Desafortunadamente, la gran mayoría de evangelistas usan una «carnada» equivocada, y aunque estos pescadores atrapan muchos peces desprevenidos con sus «cebos» engañosos, estos no serán del agrado de Cristo porque resultaron ser bagres o pescados de poca calidad para el paladar. 

Dice en Mateo 13: 47 «Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; 48. y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera«.

Jesús no cambió la promesa del Reino a los Judíos 

Fíjense ustedes que Jesús inició su ministerio predicando el reino de Dios, y a éste anuncio él lo llamó muy claramente “El Reino de Dios” (Mr. 1:1,14,15). Ahora bien, Jesús no dio mayores explicaciones de lo que éste era a sus paisanos judíos, y la razón es muy simple, porque sus paisanos ya sabían perfectamente lo que Jesús quiso decir por «el Reino de Dios». Siendo esto así, ¿por qué los teólogos de hoy quieren darle un significado distinto del que tiene en realidad?  ¡Reflexione y no se deje engañar! Si Cristo hubiera aparecido en su tiempo para predicarles a sus paisanos un reino «espiritual» en el “corazón de los fieles”, o un reino que es sinónimo del “cuerpo místico de Cristo”, ¿lo hubieran entendido los judíos? ¡De seguro que no! Pero Jesús NO vino a cambiar lo que antes había prometido Dios a sus fieles de antaño, sino a confirmar todas las promesas hechas a los padres (Rom. 15:8). 

Así que si Jesús vino a confirmar las promesas hechas a los padres, Abraham, Isaac, Jacob, y David, no tenemos porqué nosotros cambiar lo que Cristo confirmó y no cambió en absoluto. Es por eso que es muy importante que nos mantengamos firmes en las promesas antiguas, y no pretendamos con sutiles argucias cambiar lo que se prometió, espiritualizando o alegorizando las promesas. 

Desafortunadamente, Agustín de Hipona no entendió esto y procedió con su lúcida mente a trocar el verdadero sentido del reino con una interpretación ingeniosa, pero completamente engañosa, de un “reino eclesiástico” presente en la tierra. Hoy, incluso, algunos grupos protestantes han caído bajo el embrujo de Agustín, y se contagiaron con este presente “reino eclesiástico” en la tierra (la iglesia). Pero estos predicadores no entienden que Cristo le prometió a sus seguidores DARLES UN REINO… ¡no una iglesia! (Lc. 13:32).

El Cielo por el Reino

Otro gran grupo de Cristianos sostiene que el reino de Dios, o también llamado “el reino de los cielos”, es el cielo mismo, donde supuestamente reinaremos con Cristo para siempre. Sin embargo, el hecho que el reino es DE LOS CIELOS, no significa que el reino es EN los cielos. ¿Comprende la diferencia? ¡Pero hay algunos que aún les cuesta entender esta simple verdad!  

En el NT vemos que un ángel DEL CIELO vino a la tierra para fortalecer a Jesús. Es decir, aquí tenemos un ejemplo de algo que es DEL CIELO pero que bajó a la tierra para cumplir una función encomendada (Lc 22:42,43). Asimismo, el reino de Dios es DE LOS CIELOS, pero se establecerá en la tierra para cumplir su función.  Nuevamente lo repito: el hecho de que este reino es DE LOS CIELOS no significa que será un reino EN los cielos,  sino, más bien, QUE ES DE DIOS, o que LE PERTENECE A ÉL! Nosotros, por ejemplo, ya no somos de este mundo, sino del cielo, o de Dios; SIN EMBARGO, PERMANECEREMOS EN ESTA TIERRA (ver 1 Juan 4:5,6; Mateo 5:5).

Los Apóstoles tampoco malinterpretaron el reino

En Hechos 1:3,6,7 los apóstoles le hacen a Jesús una última pregunta crucial antes de su partida al Padre, y que resume– a mi juicio— toda la esperanza apostólica. Sí, en esa última pregunta está concentrada toda la esperanza apostólica, la cual el cristianismo de hoy parece ignorarla por completo debido a sus profundos prejuicios contra los judíos.

Algunos teólogos destacados, pero infortunadamente ciegos debido a sus prejuicios, han querido convencernos de que los apóstoles no entendieron la naturaleza del reino después de tres años y medio de instrucción por parte de Jesús. ¿Pero podría alguno suponer que Jesús fracasó en su tarea de evangelización?¿Predicó Jesús un reino que dejó KO a sus seguidores más cercanos? ¡No lo creo ni por un segundo!

En esa siguiente diálogo que anotamos a continuación, ustedes podrán analizar la pregunta de los discípulos, y la respuesta del Maestro, y luego ustedes sacarán sus propias conclusiones, a ver si coinciden con las mías:

Hechos 1:6 “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? 7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”.

Conclusiones:

1.- Los discípulos le preguntan a Jesús si el reino sería restaurado a Israel en sus tiempos.

2.- Jesús NO reprende a sus discípulos por la pregunta que ellos le formularon, y que algunos teólogos modernos injustamente han considerado como necia y errada, porque éstos han dado por sentado que el reino nada tiene  que ver con los judíos.

3.- Jesús implícitamente acepta como válida y oportuna la pregunta de sus seguidores, pero les responde que el tiempo para la tan anhelada restauración del reino a los judíos, y a Israel, sólo lo sabe Dios.

Dicho esto, les dejo a ustedes la tarea de sacar sus propias conclusiones, y decidan si en verdad los discípulos estaban errados pensando en una futura restauración del reino a Israel o no.

Dios los bendiga.

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USTED TIENE LA RESPONSABILIDAD DE PREDICAR EL EVANGELIO SI ES QUE ES UN VERDADERO SEGUIDOR DE CRISTO

1 Corintios 9:16: «Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!» 

1 Corintios 11:1: «SED IMITADORES de mí, así como yo de Cristo».

La Predicación del evangelio

Se ha supuesto siempre que la tarea de evangelizar a los “paganos” recae sobre los obispos o pastores ordenados, quienes han recibido un título de los seminarios después de haber estudiado varios años teología y filosofía. En el catolicismo, por ejemplo, la separación entre el clero y los laicos ha hecho suponer a los feligreses de esta denominación que es el clero el que debe difundir la palabra y enseñarla en las iglesias, conventos, seminarios, escuelas, en los congresos y en concilios. Sin embargo, podemos demostrar con toda seguridad que esa división laico-clerical es totalmente anti escrituraria y peligrosa para los intereses del evangelio.

Para entender con claridad el tema que nos ocupa, es importante investigar qué más dicen las Escrituras sobre la tarea de la evangelización ordenada por Cristo en Marcos 16:15,16.

¿Mandó Jesús que solamente los ministros ordenados predicaran el evangelio?

Una de las primeras preguntas que debemos contestarnos es si Cristo ordenó sólo a los llamados ministros ordenados a predicar la Palabra, y no la feligresía en general como suponen muchos. Y esto es importante, porque el evangelio tiene poder para salvar, no sólo al que lo oye y recibe, sino también al que lo difunde. Esto tiene que quedar bien en claro (Romanos 1:16, 1 Cor. 9:16).

Cuando Jesús comenzó su ministerio, él reclutó a doce hombres para que lo siguieran a todas partes. Estos eran hombres de distintas profesiones y de diferentes niveles sociales y educativos. Pablo fue un fariseo y docto en la ley, pero Pedro fue un pescador, por citar dos de los apóstoles del Señor. Seguramente Pedro no era un docto de la ley como su correligionario, el apóstol Pablo, pero aún así el Señor le dijo que lo siguiera para ser “pescador de hombres”. Mientras Pablo había sido educado por Gamaliel, un erudito doctor Judío de las leyes, Pedro simplemente se dedicaba a la pesca sin tener mayor erudición escrituraria. El hecho de que Jesús los haya elegido a ambos que eran abismalmente opuestos en lo que ha educación se refiere, indica que Jesús no exigía ni pretendía que sus potenciales predicadores o seguidores fueran necesariamente teólogos egresados de universidades o de  seminarios bíblicos de renombre.

El joven que quería seguir a Jesús

Cuando el Señor Jesús caminaba en su terruño predicando el mensaje del reino, se le acercó a un joven, y a él le dice: “Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios” (Lucas 9:59,60). En esta historia Jesús llama a un joven, de quien nada sabemos de sus antecedentes, para que le siguiera. Seguramente éste no era un docto de la ley siendo aún joven, y menos, un miembro del Sanedrín, pero aún así Jesús lo llama para que lo siga— ¿para qué?— para que anuncie el reino de Dios, que es el evangelio verdadero y único. Nótese, además, que en los versos citados arriba he subrayado tres palabras claves: Sígueme, ve, y anuncia. Esto significa que ser un seguidor de Cristo es anunciar su evangelio, el evangelio del reino de Dios.  Lo curioso del caso es que Jesús llama a este joven para que lo siga, pero vemos que enseguida le ordena a que vaya a predicar el evangelio por otros lugares. Es decir, Jesús no pretendía que el joven literalmente lo siguiera por todo su periplo evangelizador, sino que lo envía a predicar a otros lugares, alejado de su persona.  Así que un seguidor de Cristo en la Biblia no era necesariamente un apóstol de Jesucristo, sino cualquiera que predicase su evangelio cerca o lejos de él.

Lo que el libro de Hechos nos revela

El libro de los Hechos es prácticamente el libro de la historia de la primera iglesia y de sus actividades misioneras apostólicas entre los judíos y gentiles. En Hechos 8:1-4 leeremos sobre la persecución de Saulo contra la iglesia de Jerusalén, lo siguiente: Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel. Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio”. Observemos que los hermanos que fueron esparcidos a causa de la persecución de Saulo iban por todas partes anunciando el evangelio”. Así que tenemos que los esparcidos iban a todas partes predicando el evangelio, y entre ellos no estaban los apóstoles por cierto (8:1), sino sólo la feligresía que logró escapar, pues un buen número de ellos fueron capturados y llevados a la cárcel (8:3). Así que no encontramos en este relato que los que predicaron el evangelio en el exilio fueron sólo los líderes de las iglesias, o los llamados “religiosos”, sino que se nos habla en forma general, de “los esparcidos”.

El Apóstol Pablo le dijo en una ocasión al joven y novato Timoteo que predicara el evangelio a tiempo y fuera de tiempo. Estas son sus palabras: “que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina… Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio” (2 Tim. 4:2,5). Este Timoteo no era un hombre experto, sino un seguidor novato que podía ser considerado no apto para el ministerio de la predicación debido a su juventud. Esto se desprende de las siguientes palabras de Pablo: Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren” (1 Timoteo 4:12-16).

Sin duda no todos tenemos los dones para ser maestros, pero todos debemos hablar de nuestra fe a otros como embajadores del reino. Es nuestro deber dar testimonio de nuestra fe a los demás, pues de lo contrario seríamos siervos inútiles que no hacemos nuestra parte correspondiente por la difusión del evangelio.

LA TENDENCIA A OLVIDARSE DEL EVANGELIO VERDADERO SE REMONTA AL PRIMER SIGLO

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

“Estoy maravillado de QUE TAN PRONTO os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un EVANGELIO DIFERENTE (Gal. 1:6).

En el pasaje de arriba (Gálatas 1:6) el apóstol Pablo hace un fuerte reclamo a sus correligionarios porque sin tardanza se habían apartado del Señor para seguir un evangelio diferente. Sí, mis amigos, seguir un evangelio diferente es APARTARSE del Señor, y apartarse del Señor lógicamente es apartarse de la salvación. De allí la importancia crucial de cuidar y conservar el evangelio prístino que anunciaron Jesús y sus apóstoles, tanto para los judíos como para los gentiles.

Pero muchas personas hoy no toman el debido interés por investigar cuál fue el evangelio que predicó Cristo, junto con sus más cercanos colaboradores. Estos individuos suponen que el evangelio es simple eso, el evangelio o las buenas nuevas acerca de Cristo. Otros concluyen incluso que el evangelio es la  Palabra escrita de Dios, o la Santa Biblia, y piensan que creer en el evangelio es creer en lo que dice la Biblia y punto. Sin embargo, la Biblia es también un libro de historia, de guerras, de conflictos, de infidelidades, de rebeliones, de traiciones, de intrigas, y muchas otras cosas que no tienen que ver en absoluto con el anuncio del evangelio de Cristo.

Pero nuevamente el apóstol Pablo veía con asombro y preocupación cómo sus hermanos en la fe se olvidaban del evangelio verdadero para seguir cualquier otro anuncio o “buenas nuevas” que no vienen del Señor, sino de falsos maestros y profetas. Ahora bien, si eso venía ocurriendo en el primer siglo dentro de la iglesia fundada por Cristo y sus apóstoles, ¿Qué podemos pensar de la iglesia de hoy, 20 siglos después?¿Acaso pensamos que ha realmente ha conservado el evangelio original sin apartarse ni un ápice de él? No lo creo, y les diré porqué!

En los siguientes versículos, Pablo se ve forzado a poner el punto sobre la ies y declarar que sólo hay un evangelio verdadero y salvador y que apartarse de él trae maldición, rechazo, y separación de Cristo. Estas son sus declaraciones (versos 7-12):

“No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema. Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”.

¿Cuál es el evangelio revelado por Jesucristo?

Sin duda alguna Jesús fue el portador del evangelio salvador de parte de Su Padre, El dijo lo siguiente: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios, porque PARA ESTO HE SIDO ENVIADO”.

Noten ustedes que Jesús dice que fue expresamente enviado por Su Padre para anunciar el reino de Dios, y pocos parecen saberlo. Pero Jesús cumplió su misión con total fidelidad, a tal punto que comenzó su ministerio hablando del reino de Dios (Mr 1:1,14,15) y lo finalizó hablando precisamente de ese mismo tema del Reino de Dios, y encargándoles a los suyos a que lo hicieran público por todas partes de la tierra (Mr. 16:15,16; Mateo 24:14).

Esta tarea encargada por Cristo a su iglesia original ha sido totalmente dejada de lado por quienes se dicen ser los sucesores apostólicos, es decir, el clero de la iglesia católica romana. Sí, y aunque parezca mentira, el evangelio que escucharon los primeros cristianos judíos no se parece en nada al evangelio del reino predicado por los católicos romanos a partir del cuarto siglo de la Era cristiana, y que se prolonga hasta el día de hoy.

Agustín de Hipona y el Reino

Fue con Agustín de Hipona, Padre y Teólogo destacado del romanismo, que el reino original de Cristo tomó otro matiz muy distinto del original. Tanto es así que si lo pudieran escuchar los apóstoles del Señor, simplemente se desplomarían privados al piso  por el desvío radical de su sentido original.

En un comienzo, Agustín creía que el reino sería un reino literal restaurado al pueblo hebreo, y en Jerusalén. Sin embargo, con el pasar del tiempo, Agustín alegorizó el mensaje del reino y escribió en su obra “La Ciudad de Dios” que el reino era en realidad un sinónimo de la iglesia de Cristo, su cuerpo místico, y que nada tenía que ver con un reino terrenal, teocrático, y judío. Seguramente una mala exégesis de las Escrituras lo llevó al teólogo de Hipona a creer que los Judíos eran unos renegados, un pueblo rechazado por el Señor por su renuencia a aceptar a Su Mesías en la persona de Cristo. De este modo ingenioso y prejuicioso Agustín le hizo un gran favor a la iglesia Católica, al arrebatarles a los judíos las promesas divinas que recibieron como herederos legítimos de Abraham y de David por una tierra y un reino restaurados en un futuro, y los adjudicó a la iglesia oficial, la iglesia Universal. Ahora la iglesia católica es el reino, y Cristo es su rey que reina sobre sus fieles y el mundo entero.

Antisemitismo generalizado

Hoy, algunas iglesias protestantes han aceptado las ideas de Agustín, y propagan este mismo error, arrebatando los derechos de los judíos fieles de todos los tiempos para heredar un reino davídico restaurado en la tierra  prometida en la parusía del Señor Jesucristo.

También ese antisemitismo ayudó a las iglesias protestantes a seguir con esa línea de pensamiento. Allí tenemos a Lutero con sus diatribas contra los judíos, las cuales ayudaron de alguna manera a Hitler a justificar su persecución contra los judíos y provocar su infausto holocausto que ahora sus enemigos pretenden desconocer. 

También están por allí los llamados “anglo israelitas”, sajones cristianos que creen ser los verdaderos descendientes de las tribus perdidas y los verdaderos herederos del reino de David, ayudando al mismo diablo en su tarea de desvirtuar el verdadero sentido del reino bíblico. A éstos se adhieren los racistas del Ku Kux Klan (KKK), por cierto.

Y finalmente tenemos a los preteristas que dicen que el reino ya vino en el primer siglo a través de la iglesia naciente, y a los dominionistas, el ala ultra derechista del evangelicalismo norteamericano que promueve un “reino ahora” a través de los esfuerzos de la iglesia, sin la intervención sobrenatural del rey Jesucristo que prometió volver e inaugurar el reino davídico en Jerusalén. Todas estas corrientes no son sino inventos del diablo para que la gente no crea en el reino verdadero y prístino de Cristo y se inclinen a nuevas propuestas que parecen “sonoras” pero que son verdaderas estratagemas perversas del diablo.

La obra maestra de Satanás y sus tontos útiles

Sin duda que estos desvíos doctrinales son en su conjunto la obra maestra de Satanás, quien busca que el evangelio de la gloria de Cristo no sea creído y aceptado por los potenciales creyentes y así se pierdan para siempre. Recuerden, el diablo viene a destruir y a matar.

Esto dice Pablo sobre la animadversión diabólica hacia el evangelio original del reino: ”En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4). En otros estudios ya he demostrado que la gloria es un sinónimo del reino.

Es necesario entonces que comprendamos que el foco del ataque del diablo es en el mensaje del reino, el evangelio de Cristo que debe ser creído para la salvación (Rom. 1:16). Obviamente el diablo sabe que obscureciendo el mensaje del reino con otros anuncios que parecen maravillosos logrará su objetivo final que es la obstrucción del reino de Cristo, el cual lo depondrá de su pedestal y de su trono de autoridad en las regiones celestiales de nuestra atmósfera terrestre.

Es por eso que se hace necesario abrir bien los ojos y los oídos para examinar qué es lo que uno está escuchando en las tarimas evangélicas donde se presentan los predicadores que se hacen llamar “ungidos” y “apóstoles”, pero que son obreros fraudulentos que lo único que hacen es confundir a los desapercibidos e incautos que buscan alguna esperanza para sus vidas miserables.

Esto dice Pablo de estos predicadores fraudulentos:

“Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis;…Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:4,13-15).

Otros evangelios populares

Sin duda alguna predicar a “otro Jesús” es predicar “otro evangelio” distinto de aquel que Jesús predicó insistentemente. Y muchos hoy ciertamente están predicando a otro Jesús y otro evangelio cuando nos dicen que su evangelio no tiene nada que ver con un reino restaurado para Israel, o cuando nos dicen que la iglesia reemplazo a Israel por completo en lo que han venido a llamarse “La Teología del Reemplazo”.

En esto tiempos el romanismo a través de sus curas de izquierda han presentado su famosa “Teología de la liberación” y el llamado “evangelio social”, postulados que son muy diferentes al verdadero “evangelio del reino” propuesto por Cristo y sus apóstoles a sus paisanos, y luego al mundo gentil a través del apóstol Pablo. Todo esto no hace sino servir a los propósitos del diablo, el cual sigue manteniendo a millones de incrédulos (incluso dentro del cristianismo) en la más completa ceguera espiritual.

Este mensaje que vengo predicando hasta el cansancio en mi blog, y que la Biblia llama «el evangelio del reino de Dios», el evangelio original de Cristo, debe estar produciéndole un prurito desesperante al adversario, pues es de los pocos que hablan la verdad sobre el evangelio de Cristo que salva y que sacará del escenario mundial a este adversario de Dios y del hombre junto con sus huestes maléficas angélicas y humanas. Este mensaje es odiado por Satanás, pues sabe que cuánto más gente oiga de él, su fin vendrá más pronto. En Mateo 24:14 Jesús dice que antes de que venga el fin de esta era maligna es necesario que se dé testimonio al mundo entero del evangelio del reino. Por tanto es evidente que el más interesado de que este anuncio sea boicoteado por todos los medios posibles es Satanás y sus agentes angélicos y humanos. Allí tenemos a las sectas ufólogicas, a los seguidores de la Nueva Era, a los gurúes, a los satanistas, y tantos otros que engañan a millones con sus supuestas “buenas noticias” para nuestro mundo que excluyen totalmente al Mesías, Su Majestad, El Señor Jesús, el verdadero “extraterrestre” que vendrá a darnos la vida eterna en su reino de justicia en la tierra renovada.

Es hora de que haya un verdadero “avivamiento”, pero no sólo del espíritu, sino también del mensaje salvador, ¿pues cómo puede haber avivamiento espiritual con un evangelio fraudulento que en lugar de hacernos renacer a una nueva vida nos separa de Dios? Esta es otra tragedia que pocos parecen percibir y darle la debida importancia.

Desafortunadamente los más de los cristianos nominales aún suponen que sólo basta con oír al pastor o al obispo citar las Escrituras, y participar de los cultos cantando, diezmando, y tomando la comunión para agradar a Dios y ser salvo. No, mis amigos, para ser salvo se necesita creer en el evangelio salvador, el cual no es otro que el evangelio del reino, aunado, claro está, con la fe genuina en la obra vicaria de Cristo a favor nuestro. Muchos ciertamente creen en la obra vicaria de Cristo, pero se resisten a creer que el destino final del creyente es en el reino de Dios en la tierra renovada. Esto es peligroso, puesto que se está tomando la mitad de la dosis que se requiere para ser sanado y salvado… ¡Y sabemos la mitad de la dosis no cura!

Amados hermanos, que este mensaje que les estoy dando les sirva para salir del letargo en que están y puedan por fin retomar el evangelio salvador. Se los digo para su bien, y lo haré mientras el Señor me dé vida. Es lo menos que puedo hacer por él, quien murió por mis pecados y por los vuestros.

Apologista

Mi blog exclusivo sobre el Reino de Dios en:

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¿QUÉ EVANGELIO PREDICABAN JESÚS Y LOS APÓSTOLES?

Jesús comienza su ministerio predicando el evangelio del reino de Dios. (Mateo 4.17; Marcos 1.14-15) y diciendo: “arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”.

•    Recorre toda Galilea predicando en las sinagogas el evangelio del reino. (Mateo 4.23; Lucas 4.43)

•    Recorre todas las ciudades y aldeas predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios. (Lucas 8.1)

•    Envía a los doce a predicar el evangelio del reino de Dios. (Lucas 9.2)

•    Envía a los 70 a anunciar el reino de Dios. (Lucas 10.9)

•    Declara que la ley y los profetas llegan hasta Juan el Bautista y que a partir de entonces se predicará el reino. (Lucas 16.16)

•    El tema de la mayoría de las parábolas que enseña es el reino de Dios. (Mateo 13.19; 24, 31, 33, 44, 45, 47, 52; 18.23; 20.1; 22.2; 25.1; 25.14; Marcos 4.11; 26.30; Lucas 8.10; 13.18, 20, etc.)

•    El tema central de sus enseñanzas es el reino de Dios (Mateo 5.3; 6.33; 7.21; 19.13-15; Lucas 12.32-34; 17.20-21; etc.)

•    Jesús resucitado sigue hablando a sus discípulos durante 40 días acerca del reino de Dios. (Hechos 1.3)

•    Felipe en Samaria predica el evangelio del reino de Dios. (Hechos 8.12)

•    Pablo en la sinagoga de Éfeso habla por tres meses sobre el reino de Dios. (Hechos 19.8)

•    Luego en Éfeso se dedica a predicar sobre el reino de Dios por tres años. (Hechos 20.25 y 31)

•    En Roma alquila una casa y por dos años predica a todos los que vienen a él sobre el reino de Dios. (Hechos 28.23 y 30.31)

•    Jesús declara que será predicado este evangelio del reino en todo el mundo antes del fin. (Mateo 24.14)

•    La expresión “reino de Dios” (“de los cielos”, “de Cristo” o “reino”) aparece 133 veces en el Nuevo Testamento.

•     EL EVANGELIO DEL REINO Y LA GRACIA

A muchos de nosotros en el pasado se nos enseñó que no estamos bajo el reino sino bajo la gracia. Que Jesús predicó el reino de Dios a los judíos y como ellos no lo aceptaron lo clausuró, para reabrirlo recién después del arrebatamiento de la iglesia. Que ante el rechazo de Israel, Jesús abrió la puerta a los gentiles, inaugurando una nueva dispensación, la de la gracia. Por lo tanto, las demandas del reino y las exigencias del sermón del monte no son para nosotros ni están vigentes hoy, sino que tienen que ver con el futuro y con el milenio.

Por todos los pasajes señalados anteriormente, especialmente los últimos que aparecen Felipe y Pablo predicando el evangelio del reino en el “tiempo de la gracia”, resulta evidente que no existe un evangelio de la gracia y otro del reino. El evangelio de la gracia de Dios y el evangelio del reino de Dios son una misma cosa. Estamos bajo su gracia y bajo su reino.  

¿ES CRISTO MISMO EL EVANGELIO QUE DEBEMOS PROCLAMAR?

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Hay gente que dice que yo he cambiado el evangelio de Cristo, al estar enseñando el reino de Dios y no a Cristo. Es decir, lo que pretenden decirnos nuestros detractores es que el verdadero evangelio es Cristo mismo y no su mensaje del reino.

Predicando a Cristo

Los evangélicos presentan unos textos para señalar que el evangelio predicado por los primeros cristianos era “Cristo” mismo, lo cual nos resulta extraño, ya que Cristo mismo dijo que él fue enviado a predicar  el evangelio del Reino de Dios y no su persona como tal (Lc. 4:43, Mr. 1:1,14,15). He aquí los pasajes en que usan nuestros detractores para “demostrarnos” que Cristo mismo era el evangelio:

1. Hechos 8:5: Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les PREDICABA A CRISTO.

2. Hechos 9:20: En seguida PREDICABA A CRISTO en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios.

Pero observemos que aquí se dice que se predicaba a Cristo, pero ojo que no se dice que Cristo mismo era el evangelio.

Predicando el evangelio de Cristo

En otros momentos veremos que Pablo predicaba el “evangelio de Cristo” como un sinónimo de “predicar a Cristo”, lo cual ha hecho suponer a muchos que Cristo es el evangelio, lo que es totalmente falso.  He aquí los pasajes:

1. Romanos 15:19: con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del EVANGELIO DE CRISTO.

2. Romanos 15:29: Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del EVANGELIO DE CRISTO.

3. 1 Corintios 9:12: Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al EVANGELIO DE CRISTO.

4. 1 Corintios 9:18: ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el EVANGELIO DE CRISTO, para no abusar de mi derecho en el evangelio.

5. 2 Corintios 2:12: Cuando llegué a Troas para predicar el EVANGELIO DE CRISTO, aunque se me abrió puerta en el Señor,

6. 2 Corintios 9:13: pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al EVANGELIO DE CRISTO, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos;

7. 2 Corintios 10:14: Porque no nos hemos extralimitado, como si no llegásemos hasta vosotros, pues fuimos los primeros en llegar hasta vosotros con el EVANGELIO DE CRISTO.

8. Gálatas 1:7: No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el EVANGELIO DE CRISTO.

9. Filipenses 1:27: Solamente que os comportéis como es digno del EVANGELIO DE CRISTO, para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio,

10. 1 Tesalonicenses 3:2: y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el EVANGELIO DE CRISTO, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe,

¿Qué se entiende por el evangelio de Cristo? ¿Acaso que Cristo es el evangelio?  Pues no, ya que si el evangelio de Cristo es Cristo mismo, entonces el evangelio de Pablo es Pablo mismo. Recuerde que Pablo usó en varías ocasiones la frase  «mi evangelio» (Rom. 2:16; 16:25; 2 Tim. 2:8), lo que significa que el evangelio es  «el evangelio de Pablo». ¿Pero creerá alguno que Pablo mismo era el evangelio? ¡No lo creo! El evangelio de Cristo como el evangelio de Pablo proclamaba el mismo mensaje del Reino, sin variación alguna. He aquí la prueba:

Marcos 1:14: Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio dEL REINO DE DIOS

Hechos 19:8: Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del REINO DE DIOS.

Es cierto de debemos predicar a Cristo, así como debemos predicar  la resurrección, la condenación de los impíos, el arrepentimiento de los pecados, etc; pero eso no quiere decir que el evangelio sea expresamente Cristo, la resurrección de los muertos, la condenación de los impíos, o el arrepentimiento. El único y singular evangelio, les guste o no a nuestros detractores, es el evangelio del reino de Dios, las buenas noticias de un gobierno justo en la tierra en la persona del Mesías.

 Sin embargo, sería bueno que se revise Lucas 4:43, en donde Jesús es claro al decir que fue enviado para anunciar el evangelio del reino de Dios. Esto significa que el mensajero no era el mensaje, sino el portador del mensaje de Dios para los hombres concerniente a algo que él llamó «el reino de Dios». 

Sí, mis amigos, Jesús vino al mundo para predicar el reino de Dios, y fue lo primero que hizo cuando comenzó su ministerio (Marcos 1:1,14,15) y también lo último (Hechos 1:3). Ustedes notarán que en ningún momento Jesús comenzó a hablar de su persona y diciendo que él era el evangelio salvador que debía ser creído para ser salvos. El dijo «Creed en el evangelio», más no dijo que creyéramos que él era el evangelio, sino el reino que introdujo. El evangelio que Jesús quería que creyéramos era definitivamente el reino de Dios (Mr. 1:1,14,15).

Mientras tanto, y a pesar de la resistencia al evangelio del reino, los siervos fieles están esforzándose a dar a conocer este mensaje de esperanza de un gobierno justo a todas las naciones a través de este magnífico medio, sin contar con otros que son igualmente eficientes o eficaces.

Estoy convencido de que lo que la gente llama «tardanza de su venida» no es otra cosa que nuestra tardanza de predicar el evangelio verdadero al mundo habitado, es decir, la Buena Nueva del reino de Dios. Y mientras los cristianos no entiendan la importancia de dar a conocer este mensaje al mundo, Jesús no volverá con la presteza que quisiéramos todos (Mat. 24:14).

UNA POSIBLE EXPLICACIÓN POR LA QUE MUCHOS PREDICADORES NO QUIEREN HABLAR DEL REINO DE DIOS

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista) 

En una ocasión, una gran amiga mía, que ahora se identifica plenamente con nuestro mensaje del reino, y que es parte de una iglesia evangélica, fue invita un día por su pastor para que predicara algo para el próximo culto dominical de la iglesia, y por supuesto ella accedió de buena para así aprovechar la oportunidad para hablar sobre el evangelio del reino. Cuando llegó el día señalado, ella subió al estrado y comenzó con su exposición sobre el reino de Dios, y mientras ella iba desarrollando el tema, el pastor de la iglesia se puso medio incómodo por el mensaje que estaba dando a la grey, pues hablaba sobre un gobierno divino mundial que Cristo inauguraría con sus fieles seguidores en el trono de David en Jerusalén; un mensaje que por cierto nunca antes se había predicado en esa iglesia y que produjo distintas reacciones de los asistentes, incluyendo al mismo pastor. Terminada la reunión el pastor se le acercó a la hermanita para decirle, entre otras cosas, que parecía una Testigo de Jehová la que estaba en el púlpito porque la prédica del reino, según el pastor, era exclusiva o propia de los Testigos de Jehová, y no de los evangélicos. Por supuesto que mi amiga le replicó al pastor que el mensaje del Reino es el mensaje de Cristo y de sus apóstoles, y que éste se encuentra en las parábolas de Jesús, y en las prédicas de los apóstoles, especialmente de Santiago, de Juan, de Pedro y del mismo apóstol Pablo entre los gentiles, y que lo que variaba eran las interpretaciones del mismo, entre las cuales está la de los Testigos de Jehová.

Estimados amigos que leen este blog con mucho interés y avidez de aprender sobre el Reino de Dios y de otros temas bíblicos: El mensaje central de la Biblia que reconocen la mayoría de eruditos bíblicos es Cristo, su obra vicaria y su reino. Y si bien los Testigos de Jehová han hecho mucho hincapié en este tema desde su fundación, al punto de hacerlo su “logo” o “marca de fábrica”, ¡éste no es un tema exclusivo o distintivo de una denominación! Y es que el Reino de Dios siempre fue predicado por los cristianos de todas las épocas, pero con distintos matices, incluso con ideas que se apartaban mucho del concepto original Judío que preconizaba una era mesiánica gloriosa, con un reino davídico restaurado en Jerusalén por un descendiente real de David, el cual restauraría las glorias pasadas de Israel y que traería la paz y la justicia para la humanidad toda.

El Reino de Dios, por tanto, no es una doctrina de la Watchtower de los Testigos de Jehová, y nunca lo será. Ahora bien, es cierto que los Testigos lo predican insistentemente, y sacan pecho por ello. Sin embargo, la interpretación que hacen del reino sólo la creen ellos y nadie más, lo cual lo hace impopular e inverosímil. Claro que los católicos romanos no escapan de este mismo defecto, ya que ellos tienen un concepto del reino muy propio de ellos, es decir,  como un sinónimo de la iglesia católica misma. Esto quiere decir que para los católicos romanos el reino es la misma iglesia católica, y no una monarquía davídica que se restaurará en Jerusalén tal como lo predican y esperan los judíos ortodoxos, mesiánicos, nazarenos,  sionistas, etc.

En cuanto a los evangélicos, para ellos el reino de Cristo tiene dos facetas que desconciertan: una dice que es un “reinado de Cristo” en el corazón del creyente”, y la otra es que Jesús inaugurará su reino milenial en la tierra cuando él regrese con su iglesia desde el cielo después de la gran tribulación. Para otros evangélicos, el reino es un asunto que debemos construir nosotros como iglesia, convirtiendo al mundo entero para Cristo antes de que él vuelva al mundo. Es decir, suponen que la tarea de restaurar el mundo a la justicia y a la paz es nuestra y no la de Cristo. Para los “preteristas extremos”, el reino es algo que ya se cumplió con el establecimiento de la iglesia en Pentecostés, y por tanto ya no hay nada más que hacer al respecto, salvo extender ese reino/iglesia en el mundo. No hay un “reino en el corazón” del cristiano, ni tampoco un reino de justicia y paz que debemos establecer por nuestros esfuerzos antes de la vuelta de Jesús. Ni un futuro reino mesiánico literal y teocrático en la tierra. Todo está en el pasado y punto.

Regresando a los Testigos de Jehová, ellos hacen del reino su mensaje primordial, lo cual, a primera vista parece estupendo, pero cuando nos enteramos de lo que ellos entienden por el reino de Dios, descubrimos absurdos y contradicciones que no tienen parangón alguno. Ellos creen que el reino es desde los cielos, y que los gobernantes del mismo se quedarán allá para dirigir al resto de los Testigos de Jehová que ellos llaman “la grande muchedumbre” y que vivirá en la tierra para siempre. Como vemos, ellos no sólo trasladan el reino a otra esfera, sino que dividen al rebaño del Señor en dos tipos de personas: la clase de los gobernantes que vivirán en el cielo, o también llamada “La manada pequeña”, y la clase terrenal o “la grande muchedumbre” que vivirá y gobernará con Cristo en el cielo. Esta extraña división convierte a Yahwe en un Dios que hace acepción de personas dentro de la fe, cosa que Dios repudia, sin duda.

Pero repito lo mismo, estimados amigos, la predicación del Reino es 18 siglos antes de que los Testigos de Jehová existieran, y era la esperanza de los primeros padres apostólicos, de los apologistas de los primeros tres siglos de la Era Cristiana. Clemente, por ejemplo, fue discípulo de los apóstoles y el tercer obispo de Roma. Generalmente se le considera como autor de una carta escrita hacia el año 96 desde Roma a la iglesia de Corinto, y conocida como “La Primera de Clemente” en la colección de antiguos documentos llamada: “Los Padres Apostólicos”. Escribe Clemente: “Los apóstoles recibieron el evangelio del Señor Jesucristo; Jesús el Cristo fue enviado por Dios. Así Cristo viene de Dios, y los apóstoles, de Cristo. En ambos casos, el ordenado procedimiento depende de la voluntad de Dios. Así, después de eso, cuando los apóstoles habían recibido las instrucciones, y se habían disipado todas las dudas por la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, salieron con la confianza del Espíritu Santo a predicar las buenas nuevas de la venida del Reino de Dios. Predicaron en el campo y en la ciudad, y nombraron los primeros convertidos, después de probarlos en el Espíritu, para que fueran obispos y diáconos de los futuros creyentes“.

También Ignacio de Antioquía escribió: “No os hagáis ilusiones, hermanos míos. Los que corrompen una familia, no heredarán el reino de Dios” (Ignacio de Antioquía, carta a los Efesios XVI, 1)

La Didache, capítulo XVI trata sobre el pensamiento teológico y dice que no sabemos cuándo o a qué hora vendrá el Señor. En los últimos días aumentarán los falsos profetas, y luego aparecerá el extraviador del mundo. Es una parte fundamental del pensamiento cristiano: 1).- el retorno del Cristo glorificado, y el inicio del reino. 2).- La resurrección y la participación de ese reino. El final no es la destrucción, es la plenitud de la vida, de la participación de Dios.

Ireneo pasa a defender la idea de un reinado terrenal del Mesías, interpreta en ese sentido las promesas hechas por Dios a Abraham, la bendición de Isaac a Jacob, testimonios de Isaías, Ezequiel, Jeremías y Daniel, así como la promesa de Jesús de volver a beber del fruto de la vid con sus discípulos en el Reino del Padre, la parábola de los siervos vigilantes, la promesa del banquete mesiánico, el texto del Apocalipsis de Juan y la tradición joánica recogida por Papías (Adv. Haereses V, 32-36) Entiende que todos estos testimonios no son alegóricos de las bendiciones celestiales, sino presentes en la Jerusalén terrenal, tras la venida del Anticristo y la resurrección

Por su lado, JUSTINO conoce y adopta la interpretación judía del Reino mesiánico relacionado con la estancia en el Edén: será una vuelta a las condiciones paradisíacas: 

(…)(los cristianos) “no sólo admitimos la futura resurrección de la carne, sino también mil años en Jerusalén, reconstruida, hermoseada y dilatada como lo prometen Ezequiel, Isaías y los otros profetas“ 

Y tras citar a Isaías (65,17-25) interpreta: 

“Lo que en estas palabras, pues, se dice -dije yo-: ‘Porque según los días del árbol de la vida, serán los días de mi pueblo, envejecerán las obras de sus trabajos’, entendemos que significa misteriosamente los mil años. Entendemos también que hace también a nuestro propósito aquello de ‘Un día del Señor es como mil años’. Además hubo entre nosotros un varón por nombre Juan, uno de los apóstoles de Cristo, el cual, en revelación que le fue hecha, profetizó que los que hubieren creído en nuestro Cristo, pasarán mil años en Jerusalén; y que después de esto vendría la resurrección universal y, para decirlo brevemente, la eterna resurrección y juicio de todos unánimemente. Lo mismo vino a decir también nuestro Señor: ‘No se casarán ni serán dadas en matrimonio, sino que serán semejantes a los ángeles, hijos que son del Dios de la resurrección’ (Lc. 20,35-36)” (’Diálogo con Trifón’ 80-81)

La misma postura vemos en TERTULIANO, aunque influenciado por los gnósticos de alguna manera, él creía en una partida al cielo de los salvos después del reino terrenal de mil años: 

“Confesamos que nos ha sido prometido un reino aquí abajo aún antes de ir al cielo, pero en otra condición de cosas. Este reino no vendrá sino después de la resurrección, y durará mil años en la ciudad de Jerusalén que ha de ser construida por Dios. Afirmamos que Dios la destina a recibir a los santos después de su resurrección, para darles un descanso con abundancia de todos los bienes espirituales, en compensación de los bienes que hayamos menospreciado o perdido acá abajo. Porque realmente es digno de él y conforme a su justicia que sus servidores encuentren la felicidad en los mismos lugares en los que sufrieron antes por su nombre. He aquí el proceso del reino celestial: después de mil años, durante los cuales se terminará la resurrección de los santos, que tendrá lugar con mayor o menor rapidez según hayan sido pocos o muchos sus méritos, seguirá la destrucción del mundo y la conflagración de todas las cosas. Entonces vendrá el juicio, y cambiados en un abrir y cerrar de ojos en sustancia angélica, es decir, revistiéndonos de un manto de incorruptibilidad, seremos transportados al reino celestial” (’Adversus Marcionem’ Libro III,24).

Con el transcurso del tiempo, y por la influencia de los platónicos y los gnósticos, ciertos destacados padres de la iglesia como orígenes, Tertuliano, San Agustín introdujeron en la iglesia conceptos del reino distintos del original Hebreo que perduran hasta el día de hoy en la mayoría de las iglesias llamadas “cristianas”.

Pero el punto es éste: mientras perdure la idea de que la doctrina del reino de Dios sabe a Testigos de Jehová o a judaísmo, el avance del mensaje del reino seguirá siendo lento y tedioso. Es urgente que tomemos conciencia de que el mensaje del reino se origina de las Escrituras y no de una secta en particular. Debemos, por tanto, reconocer que mientras no difundamos rápidamente este mensaje al mundo entero como testimonio, nuestro Señor no volverá con la presteza que anhelamos y pedimos todos (Mateo 24:14). 

RECUERDE ESTO: ¡USTED PUEDE CONTRIBUIR A ACELERAR EL REGRESO DE JESUCRISTO A ESTE MUNDO!

“Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14)


Por Ing. Mario A Olcese
 

El Deseo de Dios

Nuestro Padre celestial es un Padre amoroso que desea todo lo mejor para sus hijos. El amó tanto al mundo que mandó a Jesucristo a esta tierra, para que la gente fuera salva por medio de él (Juan 3:16).

El Señor Jesucristo prometió volver para restaurar todas las cosas, pero él está esperando el momento para que el Señor lo envíe de vuelta a esta tierra para cumplir sus promesas. ¡Pero algo debe cumplirse primero!

Dios no Tarda

Algunos cristianos se quejan, como ocurrió con ciertos cristianos del primer siglo, diciendo que el Señor tarda en su regreso, y por eso se sienten defraudados o simplemente han optado por reinterpretar sus palabras y tomarlas espiritualmente en vez de literalmente y al pie de la letra. Han dicho que si el Señor tarda en volver, se debe a nuestro error por interpretar su regreso de manera personal y física. Sostienen que algo no funciona con la interpretación literal, porque no es posible que hayan pasado dos milenios y aún él no haya regresado, máxime cuando él mismo dijo que volvería pronto o en breve.

Pero ¿por qué parece tardar el Señor? ¿Será que él estaba equivocado en sus expectativas o en el tiempo de su regreso? La Biblia nos responde dándonos la razón de su aparente tardanza. En Nahum 1:3 se nos dice que el Padre de Jesucristo es tardo para la ira. Es decir, Dios no castiga a los pecadores de forma violenta, rápida, y sin demora, como en un juicio sumario, sino que es paciente para con todos, no queriendo que ninguno perezca sino que procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9). Es por eso que Dios mandó a su Hijo Unigénito para que los pecadores se arrepintieran de sus pecados, creyendo en su mensaje o evangelio salvador, el reino de Dios. En Marcos 1:15 leemos que Jesús llamó a la gente a “arrepentirse y a creer en su evangelio”. La Buena noticia de un reino de Dios cercano debería motivarnos al arrepentimiento y no el temor a un castigo en el infierno por una eternidad. Dios desea que más personas se arrepientan de sus pecados y participen del reino venidero. El mandó un mensaje salvador, y ese mensaje que salva a los que se arrepienten de sus pecados es el Evangelio acerca de la persona de Jesucristo y Su Reino de justicia venidero.

La cercanía del reino motivó a muchos judíos a arrepentirse para poder participar activamente como cogobernantes de esa nueva sociedad que inauguraría Cristo en su parusía. Jesús decía: arrepentíos, porque el reino de Dios se ha acercado ¿Por qué deberían arrepentirse los judíos, según Jesús? ¡Porque el reino estaba a las puertas! (Mat. 3:2). En Hechos 2:38 el arrepentimiento de los judíos se debió al mensaje del evangelio predicado por Pedro (ver versos 22-37). De modo que el bautismo de aquellos 3000 hombres Judíos fue el resultado de su arrepentimiento (“arrepentíos y bautícese cada uno…”), arrepentimiento que fue estimulado a su vez por el mensaje del evangelio completo (La persona de Cristo (Su muerte, sepultura y resurrección y también Su reino venidero) y no por la amenaza de un terrible castigo por fuego si persistían en el pecado. También hay otro testimonio en Hechos 8:12, donde los discípulos de Felipe se bautizaron después de haber oído el mensaje del evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo. Así que lo que debe motivarnos al arrepentimiento es lo que Dios tiene para nosotros como regalo de vida eterna en el mundo o era venidera. Uno debe arrepentirse porque uno debe comprender que Dios nos amó tanto que dio a Su Hijo en sacrificio, y porque nos tiene preparado un gran banquete mesiánico para gobernar con Su Hijo en la nueva Era de justicia, paz y amor.  

Reitero nuevamente esto: No se puede ingresar al reino si hay aún  pecado en nosotros. Es un pre-requisito divino para participar ejecutivamente en el reino nuestra purificación en la sangre de Cristo. Así que la razón por la cual debemos arrepentirnos es para poder participar del maravilloso reino de Cristo, el cual hemos creído por fe. Pero Dios lee los corazones y Él desea ver un hombre nuevo en nosotros, uno contrito y humillado frente a Él para que seamos dignos de Su Reino. Recuerde, ¡Dios resiste a los soberbios!

El Evangelio debe proclamarse

El evangelio salvador del Reino debe proclamarse a todo el mundo habitado para testimonio a todas las naciones, y entonces (y sólo entonces) vendrá el fin o la segunda venida de Cristo (Ver Mateo 24:14). Es la tarea de todo buen cristiano anunciar el evangelio del reino, el único y singular evangelio  que salva a todo aquel que lo cree y recibe. Si bien Dios desea que este mensaje de la persona de Cristo y su reino sirva de testimonio a todas las naciones, también desea que el mayor número de personas lo crean para que puedan proceder al arrepentimiento. Pero como dijimos antes, Él es paciente para con todos, y no desea la destrucción del impío. Sin embargo, las iglesias de hoy, poco o nada están predicando sobre este evangelio del reino a todo el mundo, sino más bien nuevos y peculiares evangelios inventados por hombres que han opacado y dado un sentido puramente espiritual al verdadero evangelio del reino. Esto ha hecho retrasar la venida de Cristo al mundo. Nuestra desidia y descuido en proclamar exactamente el mismo evangelio que Cristo y sus discípulos predicaron ha hecho que el mundo no reciba un testimonio real y fiel del evangelio apostólico. El resultado de esta negligencia ha sido la tardanza del regreso de nuestro Señor y la impaciencia de los creyentes que aún lo están esperando.

Sin embargo, hay discípulos fieles hoy que están difundiendo el evangelio prístino del reino de Dios a más países cada día, el cual es el mismísimo evangelio bíblico, cristiano, y apostólico del primer siglo, y cumpliendo al pie de la letra la tarea asignada por Jesús llevando el mensaje por internet, por la literatura impresa, y por la radio y la TV. De esta manera ellos están apresurando cada día más la vuelta o regreso de Cristo al mundo. Recuerde que Jesús dijo que primero el evangelio del reino sería predicado a todo el mundo para testimonio a todas las naciones Y ENTONCES Y SÓLO ENTONCES el fin vendrá. Recuerde que los cristianos primitivos relacionaron el fin de la era o mundo con la venida de Cristo (Mat. 24:3).

Satanás ha Confundido a las Gentes con falsos Evangelios

Siendo que el testimonio del evangelio del reino tiene poder para salvar al potencial creyente y provocar el fin del reinado de Satanás y de sus ángeles, este ángel caído ha estado interesado desde el principio en boicotear la tarea evangelística del reino. El Apóstol Pablo se vio en ese problema en algunas oportunidades, y acusó a Satanás el diablo de ser obstáculo en su tarea predicadora entre los gentiles (Ver 1 Tes. 2:18). Y también Pablo les dijo a los creyentes de Corinto, lo siguiente: “En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Cor. 4:4).

En mi estudio sobre la gloria, expliqué y demostré que el evangelio de la gloria de Cristo es lo mismo que el evangelio del reino de Cristo. Así que el diablo ha obscurecido las mentes de los incrédulos para que nos les resplandezca la luz del evangelio del reino de Cristo, el cual es la imagen de Dios. No es extraño, entonces, que muchos no crean que el evangelio del reino de Dios sea el evangelio bíblico, ya que lo que se ha venido predicando ha sido el llamado “evangelio social” católico o el “evangelio de la prosperidad” de ciertos grupos evangélicos. Otros creen que el evangelio es simplemente Cristo (“el evangelio de Cristo”) pero no su mensaje, y aún otros creen que el evangelio es simplemente la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. Estos puntos de vista están errados, o en el mejor de los casos, parcialmente errados. Y es que el evangelio de Cristo tiene que ver con una nueva sociedad (de allí lo social) y con la prosperidad (pues el reino tiene que ver también con la prosperidad material), pero en la era venidera y no en esta era o siglo malo— ¡Esta es la diferencia sustancial entre los evangelios falsos y el bíblico!

La Restauración del Reino Davídico es boicoteado por los agentes de Satanás

Lo cierto es que diablo sigue siendo el dios de este siglo y todo el mundo infiel yace bajo su poder (1 Juan 5:19). El maligno tiene una agenda hasta la venida de Cristo, y esa es: boicotear la difusión del evangelio salvador del reino de Dios. Es por eso que ha engañado a muchos cristianos haciéndoles creer que los discípulos estaban errados cuando le preguntaron a Jesús lo siguiente: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6). Aquí se observa que los discípulos aún esperaban el reino para Israel, un reino que no veían todavía cristalizarse tal como los profetas lo habían anunciado. Pero los enemigos del reino por restaurarse a Israel sostienen que la pregunta de los discípulos fue simplemente fruto de su ignorancia y falta de comprensión del verdadero y nuevo “sentido espiritual” que éste envolvía. Pero si esto es verdad, ¿por qué Jesús no se los aclaró? Por el contrario, lo que Jesús les respondió validó su pregunta, cuando claramente les dijo que: “no os toca a vosotros saber los tiempos y las sazones que Él puso en su sola potestad” (Hechos 1:7). Así que muchos grupos llamados “cristianos” (es decir, “mesiánicos”) van en contra del mesianismo puro de los apóstoles y de los primeros cristianos, los cuales esperaron ardientemente la consolación de Israel a través del reino restaurado de David en la tierra prometida. 

Conclusión:

Es tarea de la iglesia mesiánica (cristiana) predicar a su Mesías y su Reino milenario en la tierra a todo el planeta habitado para preparar y acelerar el retorno del Hijo de Dios a la tierra. Debemos ser precursores de su reino, preparar el camino del Señor a través del anuncio de su parusía en gloria para restablecer o restaurar el reino que está suspendido en el tiempo. Si lo hacemos así, entonces Jesús no tardará en volver. Pero si descuidamos esta tarea, predicando evangelios extraños y extra bíblicos, entonces Jesús seguirá demorando. Tenemos una tarea que cumplir, y rápido.

Desgraciadamente el Catolicismo hizo suyo la interpretación alegórica del Reino de Agustín de Hipona, y de esa forma cientos de millones de llamados cristianos dejaron de ser cristianos o mesiánicos para volverse platónicos y gnósticos.

 Más información sobre el Reino en:

 www.eladaliddelaverdad.over-blog.es

LA DEFINICIÓN DEL EVANGELIO ESTÁ EN TODO EL CAPÍTULO 15 DE 1 CORINTOS, Y NO TAN SÓLO EN LOS 8 PRIMEROS VERSOS

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

Estimados amigos, cuando se trata de definir el evangelio bíblico, generalmente los pastores y maestros se apoyan en 1 Corintios 15: 1-8, y obvian, o no mencionan para nada, el resto de los versículos del capítulo en cuestión. Y es que los más de los predicadores suponen que en sólo 8 de los 58 versos de 1 Corintios 15 se halla explicado el evangelio completo. Ellos suponen que el resto de los versículos no tiene que ver nada con el tema. Sin embargo, estos predicadores se olvidan de una regla de oro de la hermenéutica bíblica que dice que “un texto fuera del contexto es un pretexto”. Con esto queremos decir que si obvia el contexto de una cita o citas, corremos el riesgo de enseñar un error, o en el mejor de los casos, una verdad a medias.

Ahora bien, es cierto que en los primeros versos de 1 Corintios 15 Pablo les recuerda a los creyentes Corintios el evangelio que él les había enseñado, con estas palabras:

El vocablo “primeramente” es pasado por alto por los predicadores

1. “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2. por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.3. Porque PRIMERAMENTE os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4. y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; 5. y que apareció a Cefas, y después a los doce. 6. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. 7. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; 8. y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí”. Ahora tomen nota de lo siguiente: En estos 8 primeros versículos de 1 Corintios 15, el apóstol Pablo usa una palabra que pocos le han dado la importancia debida, me refiero a “PRIMERAMENTE”. Este vocablo nos dice que la parte PRIMERA de su evangelio se encuentra en su declaración de que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras, que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las escrituras, y que apareció a más de 500 hermanos. ¿Y cuál sería la otra parte complementaria del evangelio? Reflexionemos!

El evangelio de Cristo

Sabemos que quien trajo las buenas nuevas o el evangelio al mundo fue el propio mensajero de Dios, el Señor Jesucristo. ¿Y de qué se trató su evangelio?¿Acaso de su futura muerte, sepultura y resurrección al tercer día, tal como Pablo lo presenta en 1 Cor.15:1-8? ¡Pues, no! En otro estudio que encontrarán en este blog, demostramos que Jesús no introdujo su muerte, sepultura y resurrección como las Buenas Nuevas, sino el reino de Dios (Lucas 4:43). Es más, los discípulos no sabían nada de que él moriría, y cuando Jesús se los reveló, no le entendieron sino sólo cuando él hubo muerto y resucitado (Marcos 9:31-32, Lc 24:25-28).

¿Se olvidó Pablo del mensaje o Evangelio del reino de Cristo?

De modo que nos preguntamos, ¿dónde quedó el evangelio del reino de Dios en el resumen dado por Pablo de éste en 1 Cor. 15:1-8?¿Se olvidó Pablo del evangelio del Reino?¿Acaso él confundió el reino de Dios con la muerte, sepultura y resurrección de Cristo al tercer día? No lo creo!

Para solucionar este enigma, algunos teólogos han concluido que el evangelio del reino es el evangelio para los judíos mientras que el evangelio de la gracia es el evangelio para los gentiles. Esta tesis, que para muchos soluciona el enigma, no responde a ciertos problemas que ésta genera. Por ejemplo, si Pablo predicó el evangelio de la gracia, ¿por qué a los gentiles él les anuncia el evangelio del reino de Dios, tal como lo podemos ver en Hechos 19:8; Hechos 20:25; Hechos 28:23,30,31? Y si el evangelio de la gracia es distinto al evangelio del reino, por qué conecta Pablo estrechamente el reino de Dios con la gracia en Hechos 20:24,25?

Si regresamos a 1 Corintios 15 veremos que los 8 primeros versículos presentan LO QUE PABLO LLAMA LO PRIMERO DEL EVANGELIO, más él no dice que es su evangelio completo, y ciertamente no encontraremos en estos primeros versos el evangelio que Jesús predicó y que es el reino de Dios. Pero si seguimos la lectura de los siguientes versos, allí encontraremos su prédica del reino de Dios. Esto nos hace ver que Pablo no pierde de vista el reino de Dios como meta y la herencia de todo cristiano, y que es también el evangelio prístino de Cristo que proclamó a los suyos antes que lo hiciera él a los gentiles.

¿Por qué predicó primero Pablo sobre la muerte, sepultura y resurrección de Jesús?

Debemos entender que la muerte vicaria de Cristo, y su resurrección victoriosa de la tumba al tercer día, no es sólo un evento grandioso, sino una buena nueva para los creyentes, pues si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe. Su resurrección garantiza también que sus elegidos resucitarán como él y obtendrán o heredarán el Reino de Dios (1 Corintios 15:9-22). Entonces cuando las primicias, Jesús, aparezca en gloria, les dirá a los de su derecha (tanto los fieles que queden vivos en ese día como a todos los que él resucite para una vida inmortal): “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mat. 25:31,43).

Luego el apóstol pasa a manifestar que “carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios ni la corrupción hereda la incorrupción”. Por tanto, se hace necesario que seamos resucitados inmortales e incorruptibles como Jesús (1 Corintios 15:50) para heredar lo incorruptible, y la garantía que tenemos de que ello se hará realidad es que Cristo Jesús resucitó victorioso de la tumba y subió al cielo para recibir un reino  para después volver (Lucas 19:11,12).

Las dos partes del evangelio completo

En buena cuenta, el apóstol Pablo nos presenta un evangelio salvador compuesto por dos elementos: “el qué” y “el  cómo”  de la fe. “El qué” es nuestra herencia o el reino de Dios, y “el cómo” es la muerte vicaria de Cristo por los pecados de los hombres,  su sepultura, y su resurrección al tercer día (“nuevo nacimiento”). Ambos elementos deben ser recibidos por la fe para que podamos ser salvos. Ambas partes (el reino y la obra de Cristo) componen el evangelio completo. Esta verdad se deja ver claramente en Hechos 8:12 con el bautismo efectuado por Felipe a todos aquellos que habían creído en el evangelio del reino de Dios y en el nombre de Jesucristo (que incluye su vida, muerte, sepultura y resurrección al tercer día).

Hechos 8:12: Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del REINO DE DIOS y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.

Igualmente Pablo predicó a gentiles y judíos ambas elementos como el evangelio salvador: el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo.

Hechos 28:23: Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el REINO DE DIOS desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas.

Hechos 28:31: predicando el REINO DE DIOS y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.

¿Por qué omiten el reino de Dios los predicadores de hoy?

Siendo que Jesús habló tanto del reino, y de la misma manera TODOS  sus apóstoles (Marcos 1:1,14,15; Lucas 8:1,2; 9:1,2), ¿por qué los cristianos contemporáneos hacen oídos sordos a este mensaje central del Señor?¿Por qué nada o muy poco se oye del evangelio dl reino de Dios en las prédicas de las iglesias que se dicen ser “evangelizadoras”?

Algunos pastores y maestros nos dirán que sí están predicando el reino de Dios, ¿pero lo están enseñando exactamente como Jesús y los apóstoles lo hicieron? Este es el punto que quiero destacar o subrayar. Y es que los que dicen predicar el reino de Dios, no lo toman literalmente como lo entendió Jesús y sus seguidores judíos, sino que lo espiritualizan y le dan un enfoque romántico como si fuese un reinado de Cristo “en el corazón de sus seguidores”. Allí tenemos aquellos que nos dicen que están “enamorados de Cristo” porque  alegan haberlo aceptado como Señor y rey de sus vidas. Otros nos dicen que el reino de Dios es la iglesia misma que fundó el Señor Jesucristo, y sobre la cual él es el Soberano absoluto. Sin embargo, la iglesia de Cristo se inició después de que existiera el reino de Dios. Recordemos que la monarquía del rey David fue el reino de Yahweh original (1 Crónicas 28:5, 2 Crónicas 13:8) y no es justo que alguno trastoque este reino verdadero y original que será restaurado según las promesas (Ezequiel 21:25-27; Hechos 1:3,6,7). Definitivamente existen aún prejuicios injustificados de parte de muchos cristianos que todavía creen que Dios rechazó a Israel y lo reemplazó por su iglesia militante. Así, al reemplazar a Israel por la iglesia, reemplazaron el reino de David por la iglesia cristiana.

La Esperanza del cielo no es la esperanza del Reino de Dios

La influencia del platonismo y del gnosticismo en los primeros siglos de la Era Cristiana dentro de la iglesia trajo como resultado el reemplazo del “reino de los cielos” por otro llamado “el reino en los cielos”. Este sutil cambio radical y trágico dejó de lado la promesa divina de la restauración del reino davídico a Israel. Ahora la esperanza no se centraba en la restauración del antiguo reino davídico a los israelitas, sino en una partida al cielo para después de morir, para estar en un reino celestial fuera de este mundo. El concepto de “reino celestial” como un reino dirigido por Dios, fue sustituido por un reino asentado en el cielo. Un cambio que ha confundido a millones hasta el día de hoy.

Las iglesias de hoy nos siguen hablando de que “partiremos a las moradas celestiales” y que dejaremos este mundo impío si somos buenos. Nos vienen recalcando que este planeta será totalmente destruido por Dios y no quedará nada de lo que hoy conocemos. Estas iglesias prácticamente hacen de la resurrección un evento innecesario, porque ellas pregonan que los santos difuntos ya están ahora viendo la cara de Dios, y que nuestras almas, cuando muramos, estarán también con ellos en la misma presencia del Señor y no nuestros cuerpos.

Pero las Escrituras nos dicen que el Reino de Dios es algo que será RESTAURADO, y sólo puede restaurarse algo que se estropeó, y que perdió su originalidad. La iglesia no puede ser aquello que debe restaurarse, porque cuando Cristo habló de restaurar el reino, la Iglesia aún no estaba establecida como tal. Jesús tenía en mente la restauración de un reino real, el reino davídico, el reino de Israel (Ver Hechos 1:3,6,7). Y ese reino que ahora está suspendido en el tiempo será restaurado y tendrá un rey soberano de la descendencia de David. ¿Pero por qué les cuesta tanto entender este asunto a los que se dicen ser seguidores del Cristo o del Mesías? Se dicen ser seguidores del Cristo, pero no entienden lo que significa ser el Cristo o el Ungido de Dios!…¡Es una ironía en realidad!

Es hora, pues, de retomar el evangelio completo, y citar todo 1 Corintios 15 para explicar el tema salvador. No es posible que los más de los predicadores se queden en los primeros 8 versos y pasen por alto el resto de versículos que completan el evangelio de Cristo, que es el mismo evangelio  que Pablo predicó.

¿QUÉ BUENAS NUEVAS DEBEMOS PREDICAR COMO EL EVANGELIO DE CRISTO?

Cuando nos fijamos en 1 Corintios 15:1-50, el apóstol Pablo nos da una buena definición del evangelio de Jesucristo:

 «Por otra parte, hermanos, os declaro el evangelio que os prediqué, que también habéis recibido, y en donde estéis; Por el cual sois salvos, si se mantienen en la memoria de lo que os he predicado, a menos que habéis creído en vano.” Porque os he enseñado en primer lugar, lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó el tercer día según las Escrituras. Luego, en los versículos siguientes, el apóstol Pablo explicará la otra parte del evangelio salvador, empezando con la necesidad de la resurrección de Cristo. El apóstol entonces pasará a decir que si Jesús no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe, y eso significaría que  no habría garantía alguna para nuestra propia futura resurrección, y menos aún, para heredar el reino de Cristo, que es el evangelio que él proclamó a sus paisanos y que debía ser creído para salvación (Mr. 1:1,14,15).

El apóstol Pablo considera el evangelio de Cristo como poder de Dios para la salvación a todo aquel que lo cree. El dice:  «Porque no me avergüenzo del evangelio de Cristo, porque es el poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al Judio primeramente, y también al griego «Romanos 1:16

Cuando vemos en Mateo, vemos que Jesús predicó el evangelio y se supone que predicó su muerte, sepultura y resurrección, pero cuando miramos con atención, vemos que él predicó el evangelio del reino, y los dos no son lo mismo : «Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas, y predicando el evangelio del reino.» Mat 4:23

 «Y Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.» Mateo 9:35

 Jesús no solamente predica el evangelio del reino, sino que envió a sus discípulos a predicar la misma cosa: «Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para curar enfermedades.Y los envió a predicar el reino de Dios, ya sanar a los enfermos … y salió, y fue a través de las aldeas, anunciando el evangelio, y sanando por todas partes, «Lucas 9:1-6

 Jesús también envió otros setenta: «Después de esto, designó el Señor otros setenta, y los envió de dos en dos delante de él a toda ciudad, a donde él había de ir … y sanar a los enfermos que en ella, y diciendo: el reino de Dios se ha acercado a vosotros. «Lucas 10:1,9

Ahora seguramente los discípulos habrían oído que Jesús predicaba sobre su muerte, sepultura y resurrección al tercer día, y se supondría que completamente lo entendieron; pero ellos no fue así; de hecho ellos no entendieron el evangelio de su muerte, sepultura y resurrección al tercer día, ni lo predicaron hasta que la resurrección tuvo lugar.

 «Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres. Mas ellos no entendían estas palabras, pues les estaban veladas para que no las entendiesen; y temían preguntarle sobre esas palabras. «Lucas 9:44-45

 «Tomando Jesús a los doce, les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del Hombre. Pues será entregado a los gentiles, y será escarnecido, y afrentado, y escupido. Y después que le hayan azotado, le matarán; mas al tercer día resucitará. Pero ellos nada comprendieron de estas cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se les decía. (Lucas 18:31-34)

Entonces Pedro respondió y le dijo: Tú eres el Cristo, y les mandó que no dijesen a nadie de él. Y comenzó a enseñar a ellos, que el Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas, y ser desechado por los ancianos y del jefe de los sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y después de tres días resucitaré. Y claramente decía esta palabra. Y Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reprenderlo.» Marcos 8:29-32. Ahora bien, si nos fijamos en esto con cuidado, veremos que los discípulos se les prohibió decir a otros que él era el Cristo, y Pedro incluso reprendió a Jesús por decirles que iba a morir, así que no hay manera en que Pedro o cualquiera de los otros discípulos predicaran la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo mientras iban predicando por los pueblos el evangelio del reino.

 «Y descendiendo ellos del monte, les mandó que a nadie dijesen lo que habían visto, sino cuando el Hijo del Hombre hubiese resucitado de los muertos. Y guardaron la palabra entre sí, discutiendo qué sería aquello de resucitar de los muertos.  «Marcos 9:9-10 Ahora recuerde, estos son los mismos discípulos que Jesús envió a predicar el evangelio de su reino.

Repetimos lo mismo, sobre su muerte, sepultura y resurrección al tercer día nada hablaron porque ellos no lo entendían aún. «Porque enseñaba a sus discípulos, y les dijo: El Hijo del hombre es entregado en manos de los hombres, y le matarán, y después de muerto, resucitará al tercer día. Pero ellos no entendían esta palabra, y tenían miedo de preguntarle. «Marcos 9:31-32

«No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.Entonces ellas se acordaron de sus palabras, y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás. Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles. Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían.  «Lucas 24:6-11

“Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!  ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?  Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.  Llegaron a la aldea a donde iban, y él hizo como que iba más lejos.» Lucas 24:25-28. Porque no fue sino hasta después de la resurrección que realmente entendieron. Para entonces y sólo entonces que salieron y predicaron el evangelio de Jesucristo (el reino) con su muerte, sepultura y resurrección.

«Y él les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que todas las cosas se deben cumplir, los cuales fueron escritos en la ley de Moisés, y en los profetas y en los salmos, respecto a mí. Entonces se abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras, y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día. «Lucas 24:44-46

Ahora los discípulos agregaron al evangelio original de Cristo (el reino), su muerte vicaria, su sepultura y su resurrección al tercer día, hechos que servirían como prueba o evidencia irrefutable  de que también nosotros resucitaremos inmortales para entrar en ese reino que él venía predicando, ya que es imposible de que los mortales lo puedan heredar (Leer todo 1 Corintios 15, y no tan sólo los 7 primeros versos).

Predicar a Jesús es predicar su reino

 Predicar el reino: «Y él les dijo: tengo que predicar el reino de Dios a otras ciudades también: para esto he sido enviado.» Lucas 05:43

Predicar a Jesús: «La predicación del Señor Jesús, y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor.» Hechos 11:21

Creed en el evangelio del reino: «Predicar el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está cerca: arrepentíos, y creed en el evangelio.» Marcos 1:15

 Creer en él: «Todo aquel que crea en él no perezca.» Juan 3:15

Recibir el reino: «Todo aquel que no reciba el Reino de Dios como un niño pequeño de ninguna manera entrar en pulgadas» Lucas 18:17

Recibirlo a él: «Vino a los suyos, y los suyos no le recibieron: Mas a todos los que le recibieron les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.» Juan 1:11

PAUL WASHER IGNORA LO QUE ES SALVACIÓN

En este video ustedes oirán a Paul Washer decir que salvación es creer, pero no dice en qué debemos creer, y después dice que salvación es «rendirse y caer sobre Cristo». Esta es una afirmación vaga y que no se ajusta a lo que dice la Biblia. La verdadera salvación se encuentra encubierta en el diálogo del joven rico en Mateo 19:16-25, que dice:

 Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?17. El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.18. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio.19. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.20. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?21. Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.22. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.23. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.24. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.25. Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?

Aquí, en estos versos, usted encontrará lo que es salvación. Nótense las frases clave: «la vida eterna», «reino de los cielos», «podrá ser salvo»- Si juntamos estas tres frases sabremos lo que es la salvación. Salvación es entrar en el reino de Dios (o de los cielos) con vida eterna. ¡Esto es salvación! …¡no rendirse y caerse sobre Cristo, que es una declaración difusa!
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La salvación, recuerde, está relacionada siempre con nuestra participación en el reino, y para eso es necesario creer en el rey y su reino, previo arrepentimiento de los pecados.
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El vínculo de la salvación con la entrada en el reino de Dios (el evangelio salvador de Cristo) se descubre también en Apocalipsis 12:10, que dice:
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Apocalipsis 12:10: Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la SALVACIÓN, el poder, y EL REINO de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.  ¡Nótese que que la salvación viene simultáneamente con el Reino de Dios!
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También se descubre la relación reino/salvación en Hebreos 9:28 y Mateo 25:34, que dicen:
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Hebreos 9:28: así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para SALVAR a los que le esperan.
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Mateo 25:34: Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, HEREDAD el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
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Si examinamos bien estos dos textos, la segunda venida de Cristo es para salvar a los que le esperan—¿cómo?—heredando el reino preparado para los creyentes desde la fundación del mundo. ¿Ven que fácil define las Escrituras el vacablo «salvación»? 
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…Así que a Paul Washer aún le falta entendimiento bíblico.

EL REINO DE DIOS: UN MENSAJE MUY POCO PREDICADO HOY EN LAS IGLESIAS

Este predicador evangélico con el cual discrepo en varias de sus doctrinas novedosas, dice algunas cosas muy ciertas sobre el reino de Dios, y que creo deben ser rescatadas y presentadas en este blog para vuestra reflexión. El dice con absoluta verdad que el reino de Dios es el evangelio verdadero, pero que desafortunadamente es poco o nada predicado hoy en las iglesias «cristianas» alrededor del mundo.

¿QUÉ PREDICABAN JESUCRISTO Y SUS APÓSTOLES?

Jesús comienza su ministerio predicando el evangelio del reino de Dios. (Mateo 4.17; Marcos 1.14-15) y diciendo: “arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”.

•    Recorre toda Galilea predicando en las sinagogas el evangelio del reino. (Mateo 4.23; Lucas 4.43)

•    Recorre todas las ciudades y aldeas predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios. (Lucas 8.1)

•    Envía a los doce a predicar el evangelio del reino de Dios. (Lucas 9.2)

•    Envía a los 70 a anunciar el reino de Dios. (Lucas 10.9)

•    Declara que la ley y los profetas llegan hasta Juan el Bautista y que a partir de entonces se predicará el reino. (Lucas 16.16)

•    El tema de la mayoría de las parábolas que enseña es el reino de Dios. (Mateo 13.19; 24, 31, 33, 44, 45, 47, 52; 18.23; 20.1; 22.2; 25.1; 25.14; Marcos 4.11; 26.30; Lucas 8.10; 13.18, 20, etc.)

•    El tema central de sus enseñanzas es el reino de Dios (Mateo 5.3; 6.33; 7.21; 19.13-15; Lucas 12.32-34; 17.20-21; etc.)

•    Jesús resucitado sigue hablando a sus discípulos durante 40 días acerca del reino de Dios. (Hechos 1.3)

•    Felipe en Samaria predica el evangelio del reino de Dios. (Hechos 8.12)

•    Pablo en la sinagoga de Éfeso habla por tres meses sobre el reino de Dios. (Hechos 19.8)

•    Luego en Éfeso se dedica a predicar sobre el reino de Dios por tres años. (Hechos 20.25 y 31)

•    En Roma alquila una casa y por dos años predica a todos los que vienen a él sobre el reino de Dios. (Hechos 28.23 y 30.31)

•    Jesús declara que será predicado este evangelio del reino en todo el mundo antes del fin. (Mateo 24.14)

•    La expresión “reino de Dios” (“de los cielos”, “de Cristo” o “reino”) aparece 133 veces en el Nuevo Testamento.

•     EL EVANGELIO DEL REINO Y LA GRACIA

Más sobre el Reino de Dios en:

www.eladaliddelaverdad.over-blog.es

 

“OTRO JESÚS, OTRO ESPÍRITU, Y OTRO EVANGELIO” (2 CORINTIOS 11:3,4)

 

Por Ingº Mario A Olcese (Apologista)

El evangelio es salvación

El apóstol Pablo enseñó con total claridad que el evangelio es sinónimo de SALVACIÓN. Por ejemplo, a los Efesios, Pablo les dice: “En él también vosotros, habiendo oído LA PALABRA DE VERDAD, EL EVANGELIO DE VUESTRA SALVACIÓN, Y HABIENDO CREÍDO EN ÉL, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria” (Efesios 1:13). Nótese que Pablo dice que el EVANGELIO DE VUESTRA SALVACIÓN es LA PALABRA DE VERDAD, y todos aquellos que han creído en el evangelio, que es la palabra de verdad, fueron SELLADOS y SALVOS con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia de la posesión adquirida.

Así que todos aquellos que creyeron en la Palabra del evangelio, fueron sellados con el Espíritu Santo de la promesa, y han sido así ungidos y salvos por el Señor para recibir las arras de la herencia (=vida eterna en el reino). Pero si alguno dice no tener el Espíritu Santo, o que éste es sólo para un grupito dentro de los creyentes, lo que está diciendo es que sólo un grupito de los creyentes creyó en el evangelio, y eso sí es un asunto serio porque pone en juego la salvación de todos los demás que también creyeron en el mismo evangelio.

En Romanos 1:16 Pablo les dice a los romanos lo mismo: “Y no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación para todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al Griego».

¿Cuál es el evangelio salvador que predicó Jesucristo?

En Marcos 1:1,14,15, leemos del comienzo del evangelismo de Jesús entre sus paisanos, así: “Principio del evangelio del Jesucristo, Hijo de Dios. Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea PREDICANDO EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y CREED EN EL EVANGELIO”.

En Lucas 4:43, leemos: “Es necesario que también a otras ciudades ANUNCIE EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS, PORQUE PARA ESTO HE SIDO ENVIADO”

Y En Lucas 8:1, leemos lo siguiente: “Aconteció después, que Jesús iba a todas las ciudades y aldeas PREDICANDO, Y ANUNCIANDO EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS…”

¿Qué evangelio predicaron sus apóstoles a los Judíos?

El Señor Jesús mandó a sus apóstoles escogidos por él para que predicaran el mismo evangelio que él introdujo a los suyos. En Lucas 8:1, leemos lo siguiente: “Aconteció después, que Jesús iba a todas las ciudades y aldeas PREDICANDO, Y ANUNCIANDO EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS, Y LOS DOCE CON ÉL». Y en el siguiente capítulo, es decir, en Lucas 9:1,2, leemos lo que sigue: “Y habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a PREDICAR EL REINO DE DIOS,  y a sanar a los enfermos.”

En Marcos 16:15,16 leemos también esto: “Y les dijo (Jesús): Id por todo el mundo y PREDICAD EL EVANGELIO A TODA CRIATURA. El que creyere y fuere bautizado será salvo; mas el que no creyere, será condenado”. Aquí no es necesario preguntar qué evangelio debían predicar, pues es obvio que es el mismo que él predicó, y que se llamó “EL EVANGELIO DEL REINO DE DIOS”.

¿Qué predicó Pablo en el mundo gentil?

El apóstol Pablo fue un fiel depositario de las verdades fundamentales de Jesucristo, y un ardiente difusor del mismo evangelio del reino que predicó su maestro en todas partes a donde él iba. En Romanos 15:19, 20, él dice: “…de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilirico, TODO LO HE LLENADO CON EL EVANGELIO DE CRISTO”. Y de esta manera me ESFORCÉ A PREDICAR EL EVANGELIO…”

Y cuando estuvo en reclusión domiciliaria en Roma, el apóstol Pablo seguía predicando el mismo evangelio del Reino de Cristo. Dice así Hechos 28:23,20,31: “Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales LES DECLARABA Y TESTIFICABA EL REINO DE DIOS DESDE LA MAÑANA HASTA LA TARDE, PERSUADIÉNDOLES ACERCA DE JESÚS, TANTO POR LA LEY DE MOISÉS COMO POR LOS PROFETAS”.  Aquí vemos que Pablo predicaba exactamente el mismo evangelio de Jesús que era “el REINO DE DIOS, desde la mañana hasta la tarde, y además de esto los persuadía acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés, como por los profetas. ¿Y qué podría ser exactamente lo que Pablo podría estar persuadiéndoles acerca de Jesús? ¿Acaso que él era la Segunda Persona de la Trinidad? ¿Acaso que Jesús era el Padre? ¿O Tal vez que Jesús vendría a arrebatarlos? No! Según otros pasajes de la Escritura sobre el ministerio de Pablo, él con toda seguridad los persuadía de que JESÚS ERA EL CRISTO, el Mesías/Rey esperado para restaurar ese reino que él venía anunciándoles, y que padeció, murió y resucitó de los muertos al tercer día por los pecados del mundo (ver Hechos 17:3, 1 Corintios 15:1-8). Es decir, ¡Pablo les estaba predicando el evangelio completo!!! …

¿Qué evangelio deberán estar predicando los creyentes cuando Cristo regrese?

Jesús responde esta pregunta con suma claridad, así:

“Y este evangelio del reino será predicado ESTE EVANGELIO DEL REINO en todo el mundo como testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).

El Evangelio completo

Pablo predicaba el evangelio completo: el “Que” (el Reino) y el “cómo” (por la fe en que Jesús es el Cristo –el legítimo heredero del reino—y que padeció, murió por nuestros pecados y resucitó al tercer día para nuestra justificación).

Una seria advertencia de Pablo para todos

Es importante señalar, sin embargo, que es muy peligroso ir por allí predicando otro evangelio distinto del que les hemos presentado. El apóstol Pablo, como escrupuloso celador del evangelio, advirtió: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. Porque si alguno viene predicando A OTRO JESÚS que el os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, U OTRO EVANGELIO que el que habéis aceptado, bien lo toleráis.” (2 Corintios 11:3-4).

A los gálatas Pablo les increpa por haberse apartado del evangelio original que oyeron de él: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, PARA SEGUIR UN EVANGELIO DIFERENTE. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare un EVANGELIO DIFERENTE, SEA ANATEMA. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica DIFERENTE EVANGELIO del que habéis recibido, sea anatema” (Gál. 1:6-9).

Le pregunto esto, estimado amigo(a): ¿Qué evangelio está usted oyendo en su iglesia de labios de su pastor? ¿Es acaso el mismo evangelio que les hemos presentado hoy? Si no se parece en nada, entonces usted ha recibido un evangelio distinto, uno que es fraudulento y que le traerá maldición o condenación. Es necesario que tengamos una fe y un evangelio salvadores bien definidos, y para ello hay que cotejar lo que a uno le enseñan, si en verdad tienen base o asidero en las Escrituras.

Pero desgraciadamente millones aún siguen aceptando cualquier evangelio que se predica en las tarimas misioneras sin un previo estudio o escudriñamiento bíblico, olvidando o ignorando el ejemplo de los nobles bereanos cuando investigaban si lo que Pablo les enseñaba eran verdaderamente enseñanzas del Señor o meramente ideas suyas (Hechos 17:11). ¿Será usted un bereano contemporáneo o simplemente un crédulo que recibirá todo lo que le parezca agradable a sus oídos?

Videos donde comento algo sobre mi predicación del reino:

NI EL TRINITARISMO NI EL MODALISMO PRESENTÓ PABLO A LOS ATENIENSES EN EL AREÓPAGO

LECTURA DE HECHOS 17:22-31: Pablo el unitario (monoteísta)

22. Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos;

23. porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.

24. El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas,

25. ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.

26. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación;

27. para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.

28. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.

29. Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.

30. Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;

31. por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.

Es obvio que Pablo NO presentó al “DIOS DESCONOCIDO” como una Trinidad, sino como un Deidad única que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo EL SEÑOR (Nótese el singular “EL SEÑOR”, no TRES SEÑORES) DEL CIELO Y LA TIERRA. Luego Pablo habla de ese Dios nuevamente en singular, diciendo: “Pues ÉL (singular) es el que da vida a todos y aliento y todas las cosas… y finalmente, Pablo hace un deslinde entre ese Dios único y aquel VARÓN que Él designó para juzgar al mundo y que levantó de los muertos. Claramente Pablo no veía a Jesús como la Segunda Persona de la Trinidad, sino como aquel varón designado para juzgar al mundo y que estuvo muerto y fue resucitado por Dios. No creo que con esta presentación del apóstol los Atenienses pudieran haber creído que Jesús era Dios, si fue llamado por Pablo como “aquel varón”, y que murió y fue resucitado por Dios.

Tampoco creo que nadie diría que Pablo era un MODALISTA, puesto que él presentó a los atenienses a sólo un Dios Soberano que llamó “Señor” el cual designó a un varón para que juzgue al mundo, y a quien resucitó de los muertos. Claramente Pablo ve a Dios y al varón designado (El Hijo) como dos seres separados, siendo éste último resucitado de la tumba por aquel a quien Pablo llama Dios. Quien no vea aquí a dos entidades distintas, una mayor que la otra, está ciego.